Professional Documents
Culture Documents
Tamaulipas
Imparte:
Lic. Jane Aurora Herrera Rincón
La ética es una ciencia que estudia la moral y determina cómo deben actuar los
integrantes de una sociedad. En la psicología, la ética busca generalizar en una
misma escala las conductas, en las que se pone bajo juicio diferentes posiciones
relativas o que involucran un mayor compromiso por parte de los profesionales
que ejercen esta labor como son la confidencialidad, el respeto entre y hacia los
pacientes y al psicólogo, el respeto a los animales y hombres que participan en
proyectos de investigación, dejar de lado intereses personales, así como casos
especiales en donde se tome una decisión que conlleva a un juicio de valor. De
esta manera, por la búsqueda del bien común para todos los que intervienen en el
desarrollo de la psicología se plantean normas éticas. (Sáenz, S. 2008)
Los psicólogos son personas comunes y corrientes que tienen una historia de
vida, de experiencias y aprendizajes, podemos entender entonces que para lograr
una verdadera objetividad, no sólo del conocimiento científico de la psicología sino
también para ser unos buenos profesionistas, el psicólogo debe aprender a
diferenciar sus situaciones emocionales, así como sus prejuicios, valores y
creencias para que no influyan dentro de sus conductas o sobre las
interpretaciones que puede hacer de sus pacientes.
El código ético está hecho para limitarnos y guiarnos por el camino correcto sobre
el cual debemos basar nuestras actividades profesionales, estas actividades
tienen una influencia directa en la vida personal del psicólogo.
La funcionalidad fundamental del código ético es la de proteger tanto a la imagen
de la psicología como al paciente; evitar negligencias, engaños, abusos y demás
circunstancias que puedan generar un daño a la persona que visita al psicólogo
como paciente.
El “código ético del psicólogo”, tiene como finalidad lograr el entendimiento de todo
aquello que este permitido para quienes pretendan ser parte de esta profesión. Es
una guía de acción para saber cómo actuar en determinadas circunstancias en las
que exista un conflicto para el cliente, para terceras personas, e inclusive para el
psicólogo. Por esto podemos decir que el código ético, de alguna manera, es una
protección que tiene el psicólogo para llevar a cabo su profesión.
El primer capítulo del Código Ético del Psicólogo, nos habla sobre las
responsabilidades generales que el profesionista debe cumplir como principios de
responsabilidad, confidencialidad, competencia, veracidad, humanista dejando por
un lado cualquier tipo de discriminación; el psicólogo además debe actuar con
objetividad fomentando en todo momento el respeto
Es imprescindible que el psicólogo evite totalmente el uso de títulos que no posea
y lleve a cabo actividades con fines de lucro. No debe dar, vender o divulgar
técnicas a personas que no estén acreditadas como psicólogos.
Las relaciones entre los psicólogos deben estar inspiradas en el respeto mutuo, la
sana competencia, la solidaridad profesional y la cooperación. Debe ser solidario
con sus colegas, ya que todos tienen como objetivo común mejorar la calidad de
vida de la población y comparten la responsabilidad del constante progreso de la
ciencia.
La relación con otros profesionales debe estar centrada en el respeto, con énfasis
en el trabajo interdisciplinario y en equipo, buscando los medios apropiados que
beneficien al paciente.
Como integrante del equipo multidisciplinario, y dentro de la ética, el psicólogo no
debe tomar decisiones que afecten al resto del equipo consultar a los demás. Su
responsabilidad individual no desaparece por el hecho de trabajar en equipo.
Deben acatar las reglas impuestas por los centros universitarios o científicos
reconocidos legalmente sobre los procedimientos adecuados, así como tests
psicológicos y otras técnicas que no tengan validez científica.
Los psicólogos deben respetar siempre los Principios Éticos establecidos referidas
a sus servicios, productos o publicaciones profesionales.
Biro (1979) señala que cuando el psicólogo no tolera sus afectos los maneja
mediante identificaciones proyectivas en sus clientes, dando lugar a un manejo
sádico de la profesión, por lo que debe preguntarse qué tan satisfechas están sus
necesidades básicas, ya que en el ejercicio de su profesión corre el peligro de
usar al otro para cubrir o negar sus carencias internas. Debe preguntarse también
con qué sentido de honestidad, conciencia y responsabilidad maneja el poder que
le da la información que posee de sus clientes, en tanto que es una herramienta
con la que se puede destruir o construir. Buscar las respuestas es una
responsabilidad del profesional de la psicología.
Resulta claro que el psicólogo, debe de conocer los campos en los que aplicará su
equipo de conocimientos teóricos, debe estar consciente de sus recursos y
limitaciones; de los principios de ética que gobiernan el ejercicio de su profesión,
así como de la necesidad de una continua capacitación.
Así, la relación entre psicología y ética puede considerarse desde diversos puntos
de vista. La psicología puede ayudar a la ética a conocer de qué manera se
complementan las convicciones morales, como los conocimientos de una persona.
Se debe tener muy en cuenta que todas las personas no practican diferentes
religiones, tienen diferentes ideologías, orientaciones sexuales, condiciones
socioeconómicas y tendremos que respetarlas.
En cuanto a la competencia es responsabilidad del psicólogo tener un nivel de
conocimientos adecuados, facilitando solo aquellos servicios y técnicas para las
que está capacitado por su formación profesional, y solo impartir lo que sabe,
además de actualizarse con información nueva constantemente.
El profesionista debe atender con igual manera a todas aquellas personas que
requieran sus servicios, no permitir que intereses o prejuicios externos afecten sus
decisiones profesionales, por este motivo no se atenderá profesionalmente con
amistades, familiares o con personas que se involucren sentimientos.
Dos años más tarde, nos explica la proyección como un proceso que consiste en
atribuir los propios impulsos, sentimientos y afectos, otras personas, viene al
mundo exterior, como proceso defensivo que nos permite ignorar estos fenómenos
“indeseables” en nosotros mismos. (Freud, S. 1896)
Lo que vemos en los demás nos dice mucho de nosotros mismos. El mundo
externo actúa como un espejo para la mente humana, en él se ven reflejadas
diferentes cualidades o aspectos de su propio ser. Cuando se observa algo que no
nos gusta de alguien y sentimos desagrado o rechazo, es un indicador que de
alguna manera ese aspecto que nos desagrada existe en nuestro interior. Es
nuestra inconsciencia, ayudada por la proyección psicológica, lo que nos hace
pensar que el defecto sólo existe “ahí fuera”, en esa otra persona.
Cuando la mente entiende que existe una amenaza para la propia salud y
estabilidad, ésta realiza un lanzamiento hacia el exterior de todas esas cualidades,
colgándoselas a un objeto o sujeto externo a nosotros mismos. De esta manera, la
mente logra aparentemente poner estos contenidos amenazantes afuera.
Estas proyecciones son válidas tanto para características negativas como el odio o
rencor, como para positivas como la admiración, idealización o cariño. El mundo
interno tiende a pintar el mundo externo con sus propias características.
Se puede elaborar otra clasificación con lo que el sujeto es, lo que desea y lo que
rechaza, encontrando una proyección directa, en la que el sujeto se refleja tal
como él cree que es. Las personas tienen opiniones sobre sí mismas y pueden
expresarlas directamente; esto no quiere decir que tales opiniones sean
verdaderas. En la proyección directa el sujeto pretende reflejarse como él cree que
es; por ejemplo, el sujeto puede creer que es cobarde y eso no quiere decir que lo
sea, sino que lo cree.
En una proyección optativa se refleja lo que el sujeto desea ser, y justamente no lo
es. Estas aspiraciones ideales aparecen claras en el aspecto del contenido, en el
que con frecuencia se representa la profesión o la situación a la que se aspira,
pero también puede proyectar rasgos característicos que desee tener; uno de ellos
puede ser el tamaño, como compensación de la propia pequeñez. En estos casos
es una forma de compensar una deficiencia sentida.
Antes se pensaba que en toda técnica proyectiva lo que sucedía es que el sujeto
"se proyecta a sí mismo", es decir, se refleja tal como es. Esto sucede, según las
características de cada técnica, pero ahora en las pruebas de relatos de historias,
lo que dice el sujeto del protagonista de la historia se puede aplicar a él mismo; se
identifica al sujeto y al héroe de la historia. En los dibujos, especialmente en el de
la figura humana, que se presta más a esta versión que otro tipo de dibujos se
supuso que el autor hacía su propio retrato.
Habría que preguntarse si todas las personas son capaces de adoptar todas las
formas de proyección y si todas las utilizan en la misma medida o si varían según
la personalidad que está adaptada a una forma de proyección propia, incluso hay
que suponer que la personalidad del psicólogo intervenga también en la deducción
de una forma de proyección determinada en el sujeto.
El sentido que puede tener una figura varía con la forma de proyección que el
sujeto haya empleado; es muy frecuente que aparezca la duda entre las dos
posibilidades de la proyección directa o la optativa. En una figura adornada con
caracteres estimables, no sabemos si el sujeto se proyecta directamente es decir,
"éste soy yo"; o en sentido optativo como en "éste querría ser, no lo soy".
Las diversas técnicas proyectivas son instrumentos que tienen como objetivo el
capacitar al psicólogo para realizar un acercamiento comprensivo de la persona,
que puede resultar en un diagnóstico clínico.
En cada uno, hay una parte consciente y otra inconsciente que funcionan
dualmente. En el interior de cada uno existen ansiedades básicas que movilizan
defensas. Unas son más primitivas que otras, más o menos adaptadas a la
realidad.
En cada persona hay emociones e impulsos más fuertes o más débiles, que
pueden ser controlados con maneras más o menos adecuadas y exitosas.
En el interior de cada uno hay deseos, hay envidias, hay celos, amores y odios,
aspiraciones y frustraciones, pulsiones de vida y muerte con diferentes equilibrios
en diversos momentos de la vida.
Sobre la proyección de un sujeto, podemos decir que es una fuente muy útil de
información, pues así como es de compleja e innovadora la mente humana, nos
dará a conocer todos aquellos datos que requieran ser conocidos y así poder
encauzar al sujeto evaluado por un camino más equilibrado.
BIBLIOGRAFIA