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ANÁLISIS SOBRE EXPERIENCIAS EN LA PSICOTERAPIA GESTALT

Estudiante: Julio César Choquecota Mamani Fecha: 27/06/18


Asignatura: Psicoterapia Humanista - Existencial Ciclo: VII

La Gestalt propiamente dicha, surge de las teorías visuales y auditivas (Siglo XX)
en una época en que los sentimientos, las emociones y cualquier otro contenido que
procediera del interior de la persona y que expresara su personalidad más profunda, no
eran tomados en cuenta. Básicamente sus principios psicológicos partían de estímulos
externos. Los psicólogos de la Gestalt experimentaban con figuras externas, en especial
las visuales y las auditivas, y no se preocupaban de las figuras que se producen dentro del
organismo y que son también auténticas Gestalts. Concibiendo las particularidades del
ser humano y establecido la teoría Gestáltica, a partir de ella nacieron distintas técnicas
terapéuticas entre las que destacan: Asuntos pendientes, silla vacía (del diálogo),
transformación de preguntas en afirmaciones, etc. Todas ellas y demás siguen el principio
elemental del aquí y el ahora, centrándose en el presente de las personas (clientes) para
así aliviar los malestares y abriendo la conciencia misma de que la solución está allí.
Mediante la práctica de estas técnicas terapéuticas no solo podemos aliviar un problema
sino que podemos mejorar la calidad de vida misma de las personas de forma cotidiana.
En el presente análisis se mostrará 3 artículos en los que se experimentó la Gestalt, en
donde se relacionará cada uno de ellos para llegar a una conclusión final acerca del
impacto de esta terapia.

Pilar Román, una terapeuta Gestalt, nos muestra la importancia del crecimiento
personal y la relación con la salud a través de este enfoque. La autora concluye que cuando
hablamos de crecimiento personal estamos hablando también de nutrición psicológica,
de desarrollo evolutivo de nuestra personalidad, que se constituye de todo lo aprendido y
asimilado. Es a través de la experiencia como incorporamos este “alimento psicológico”,
y lo hacemos en relación con las novedades que encontramos en el entorno que nos rodea,
con el “otro”. No podemos separarnos del entorno si queremos explicar cómo crecemos,
ya que en un proceso sano, nuestro crecimiento psicológico sigue el mismo metabolismo
mental que fisiológico: salimos al encuentro del otro y nos nutrimos con la experiencia
del encuentro, pudiendo discriminar en una sucesión entrelazadas de “aquís y ahoras”.
Sólo cuando nos obligamos a obtener partes de lo social que no van con nuestros deseos,
tal vez porque asimilamos conceptos acerca de nosotros mismos, que nos incapacitan, nos
intoxican o simplemente no se corresponden con nuestras verdaderas potencialidades,
nos sentimos insatisfechos, algo falla, y no acertamos a saber que es, algo se ha quedado
atascado en el pasado que nos dificulta el momento presente. Cuando no tenemos
oportunidad de digerir estos contenidos porque no forman parte tan siguiera de nuestra
conciencia, son vividos y reconocidos por una sensación de malestar, de bloqueo, de
vacío, de ansiedad, de angustia, de falta de vitalidad. Crecer, psicológicamente, implica
saber lo que se quiere y esto implica darse cuenta de lo que uno siente o podría estar
necesitando: que afectos tiene para compartir o de qué quiere apropiarse del entorno. Una
relación sana con nuestro entorno pasa por darnos cuenta de nuestras necesidades y de
cómo nos relacionamos con el mundo para satisfacerlas, crecemos cuando nos permitimos
ser espontáneos y arriesgarnos en el encuentro con el otro nutriéndonos con la novedad
que hay en él o rechazando lo que no es nutritivo, y no incorporando partes enteras del
otro en sustitución de nuestras carencia o vacíos.

Clotilde Sarrió, en su artículo: El sufrimiento de la “enfermedad crónica invisible”


y cómo afecta a la relación de pareja, perspectiva de campo desde la Terapia Gestalt;
concluye que por lo general, nadie se encuentra preparado para desempeñar un rol
diferente de una manera abrupta y por un tiempo inciertamente indeterminado, la vida
puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos y en ese momento se produce un encuentro del
“Yo” con el “No-Yo”. Es decir, la pareja (Yo) se encuentra con que en su entorno
inmediato (el enfermo crónico) ha cambiado, se ha creado una novedad con la que entrar
en contacto. Indudablemente, el principal sujeto del sufrimiento es la persona que padece
la enfermedad. Pero también es incuestionable que la pareja también tiene que lidiar día
a día con sentimientos contradictorios y no fáciles de digerir, como son la frustración, la
impotencia, la ira, la negación o la depresión. La experiencia de la irrupción de una
enfermedad crónica en una ámbito de convivencia, modifica notablemente la vida de la
persona que comparte la vida con el enfermo crónico, máxime cuando, en ocasiones, no
se cuenta con el apoyo de otros miembros familiares y se experimentan sentimientos de
soledad al desempeñar una labor que suele pasar desapercibida y no reconocida
socialmente. Tanto es así que, frecuentemente, la pareja de quien sufre una enfermedad
crónica no se encuentra con nadie de su entorno que le haga una pregunta sencilla,
evidente y empática, una pregunta que le permita sentirse vista, tenida en cuenta y
apoyada como miembro activo y sujeto de una situación que también ha cambiado su vida
aunque con esfuerzos se intente simular normalidad a los ojos de los demás, normalidad
que no es una simulación ni una postura de inconsciente negacionismo, sino sólo la
consecuencia de un necesario proceso de adaptación, de ajuste creativo. El ajuste creador
contempla cualquier experiencia como contacto. En este sentido, la persona y la
experiencia se encuentran en continuo cambio y evolución. Teniendo en cuenta el ajuste
desde la perspectiva de campo, la persona es transformada por el entorno y, en la parte
creadora desde la perspectiva de campo, la persona modifica el entorno. Es decir, y en
términos de la Terapia Gestalt, el sufrimiento no es algo que pertenezca única y
exclusivamente al individuo, ni única y exclusivamente al entorno, sino que afecta a la
relación, al campo relacional. Es una experiencia co-creada en la frontera-contacto, es un
sufrimiento que pertenece a ambos, tanto al individuo como al entorno. Tanto al enfermo
como a su pareja. El sufrimiento enfrenta a la persona con profundas preguntas
existenciales tales como el sentido de la vida o la soledad.

David Ceballos en su artículo: Teoría de la ansiedad en la terapia Gestalt concluye


que la terapia Gestalt no sólo considera que la ansiedad es creada por la falta de apoyo en
la respiración sino también cognitivamente. Según refieren Yontef y Jacobs (2011) la
creación cognitiva de la ansiedad es el resultado de futurizar y de no permanecer
centrados en el presente. Por lo que consideran que las predicciones negativas, las
interpretaciones erróneas y las creencias irracionales también pueden desencadenar la
ansiedad. Asimismo, en las últimas décadas diferentes teóricos de la terapia Gestalt han
señalado la importancia de los factores relacionales tanto a nivel interpersonal,
fenomenológico y desde la teoría de campo, como preponderantes en el surgimiento de
la ansiedad. Debido a estos avances, los métodos contemporáneos de la terapia Gestalt
para el tratamiento de la ansiedad se enfocan de manera integrativa a los aspectos
corporales, cognitivos, emocionales y relacionales que constituyen la ansiedad

Mediante las investigaciones presentadas podemos destacar la importancia del


conocimiento acerca de la terapia Gestalt en sus distintas técnicas, ya que mediante la
experiencia de los terapeutas podemos concluir que esta es una fuente de ayuda a una
trascendente comprensión del ser humano, reconociéndolo como un ser único, complejo
y completo en cuanto a sus experiencias y que en relación a otras teorías, esta adiciona
algo más que un agente biológico, psicológico y/o espiritual. Mediante el enfoque
Gestáltico nos damos cuenta que podemos potenciar al ser humano en su crecimiento
personal y su realización misma, como sabemos la autorrealización tiene un carácter auto-
actualizador por lo que las experiencias positivas y negativas contribuyen a nuestro
aprendizaje y el descubrimiento de nuestras potencialidades centrándonos en el aquí y
ahora, dejando de lado las perturbaciones que se puede vivir por la preocupación de los
hechos pasados y la ansiedad que podría provocar el enfocarnos en el futuro y no en el
presente, este aspecto cognitivo es primordial para la terapia Gestalt por la finalidad de
centrar el tratamiento y hacerlo más eficaz. Este principio fundamental del aquí y ahora
puede mantenerse de una manera activa en la persona, pero en casos/situaciones graves
como convivir con un familiar o con una pareja con una enfermedad terminal/crónica la
realidad del presente es absorbente y en esta relación del Yo-No yo, afecta a la persona,
en primer lugar a la que sufre de la enfermedad y también a la persona que vive y cuida
de él; entonces el aquí y ahora tiene estar acompañado del ajuste creador que desarrolla
la persona a partir del entorno de la misma para poder afrontar la situación de una manera
adaptativa así, las experiencias van formándose para un aspecto fortalecedor del ser
humano. En la terapia Gestalt se adoptan estos principios no solo para tratar el malestar
actual que manifiesta sino para mejorar la satisfacción propia de la persona, es importante
trabajar el factor cognitivo, los pensamientos, imaginación, y la sensación sentida de la
persona para que la efectividad de la terapia sea la apropiada y se logren los cambios y se
cumplan los objetivos terapéuticos.

Podemos concluir entonces que el enfoque Gestáltico centrado en el presente y


ese ajuste creativo de la persona contribuyen a la teoría Humanista en el proceso de que
la persona por la automotivación busca alcanzar la autorrealización y por ende esta se
auto-actualiza, el mantenernos en el presente potenciamos este aspecto y nos fortalecemos
a prevenir síntomas de ansiedad por las propias creencias que adquirimos en el tiempo.
Otro aspecto importante es la capacidad de elegir, la libertad de en este sentido, del
aprendizaje, nosotros somos capaces de escoger los estímulos, situaciones que fortalecen
nuestras potencialidades y que no lo hacen. En conjunto podemos apreciar que tanto la
capacidad de elección, vivir el presente y el ajuste creador a partir de la experiencia nos
ayudan no solo a superar problemas y malestares, sino que sin la necesidad de estos
podemos mejorar nuestra calidad de vida.

Referencias de artículos:

 https://gestaltnet.net/documentos/art%C3%ADculo-sobre-terapia-gestalt-
crecimiento-personal-y-salud
 http://www.gestalt-terapia.es/el-sufrimiento-de-la-enfermedad-cronica-invisible-
y-como-afecta-a-la-relacion-de-pareja-perspectiva-de-campo-desde-la-terapia-
gestalt/

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