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ecoamigables
Empresa reemplaza el uso del tecnopor (poliestireno expandido) por caña de
azúcar en sus envases.
Bienvenidos a Swiss Pac Perú somos una empresa con amplia experiencia en
Con nuestros aditivos masterbatch se pueden producir artículos como bolsas para residuos sólidos,
bolsas comerciales, mangas, films, empaques para alimentos, artículos descartables (vasos, platos,
tapas, cubiertos, sorbetes, etc.), productos rígidos, geomembranas, entre otros.
El maíz es un cultivo popular; tiene muchos usos además de alimentar directamente a las
personas y ser empleado en la producción de etanol. Un tercio del cultivo se transforma en
alimento para el ganado, y 13% de la producción americana se exporta. Pero si tomáramos
como base el binomio productor-consumidor, ¿es el etanol de maíz sostenible? ¿Además
de provocar pérdida neta de energía, encarecerá también el coste de uno de los alimentos
básicos más importantes del mundo? Ese debate se ha intensificado debido a los aumentos
de los precios del maíz, los cuales, según los críticos, están causados por el desvío de
prácticamente la mitad del cultivo a la producción de combustible.
Los partidarios del etanol presumen de una reducción del 30% en las emisiones de monóxido
de los tubos de escape, y una reducción del 50%, en comparación con la gasolina, del
material particulado causante de cáncer. Además de eso, el etanol es también un oxigenador
y neutralizador de emisiones de la gasolina. Sus defensores dicen que hay un equilibrio
positivo de energía, generando prácticamente dos veces más energía que la usada en la
producción. Los científicos David Pimentel, de la Universidad Cornell, y Tad Patzek, de la
Universidad de California, en Berkeley, se oponen de forma drástica a esta idea. En 2005,
ellos relataron en un estudio que, en general, el etanol de maíz usa 29% más de energía de
combustible fósil en su producción que el combustible producido por él.
El etanol tiene, sin lugar a dudas, algunos efectos positivos, pero las desventajas también
son grandes, explica Kent Smetters, profesor de Economía empresarial y Políticas públicas
de Wharton. "Aún con una oferta mayor de maíz, es posible que los precios aumenten de
forma considerable, perjudicando a la población, sobre todo en los países en desarrollo",
dijo.
Además de los precios más elevados de los alimentos, es improbable que el planeta consiga
adecuar las demandas cada vez mayores de alimentos, combustible y agua. Según el
estudio "Entender el nexo de relaciones", preparado para la Conferencia de 2011 de las
Naciones Unidas en Bonn: "El Nexo de Relaciones entre Agua, Energía y Seguridad
Alimentaria", "a menos que haya cambios significativos en la manera en que producimos y
consumimos, la producción agrícola tendrá que aumentar cerca de un 70% en 2050 y
prácticamente un 50% de energía primaria tendrá que estar disponible en 2035. Esos
aumentos tendrían implicaciones de largo alcance para los recursos hídricos y de tierras".
Hay también un contexto de largo plazo: ¿habrá "alimento suficiente para la población cada
vez mayor cuando lleguemos a 2050?" De entre los desafíos futuros, se puede citar la
necesidad de satisfacer los objetivos alimentarios cada vez mayores a medida que las
personas salen de la pobreza, dada la presión sobre el agua existente a que se enfrenta el
planeta. "Lo importante es cómo usar de manera eficiente la tierra disponible. No hay una
respuesta buena o mala, sin embargo si desocupamos grandes cantidades de tierra para
producir más etanol, no hay duda de que será una decisión mala".
Jerry Melillo, científico senior de Marine Biological Laboratories y presidente del Instituto de
Evaluación Nacional del Clima, también cree que aumentar el nivel del programa global de
biocombustibles puede ser arriesgado. "Tenemos 148 millones de km2 de tierras en el
planeta, y 16 millones de ese total son usados en cultivos", dijo. "Formar una red mundial de
etanol exigiría, como mínimo, el doble de eso", agregó.
En 2011, Shell y su socia Cosan lanzaron una iniciativa de US$2.000 millones, Raízen, para
producir etanol de caña de azúcar en Brasil. Los biocombustibles deberán representar 30%
o más del mix de combustible para transporte en Brasil en 2030, y Raízen sola atenderá
prácticamente 9% de la demanda de etanol del país. El etanol de caña de azúcar se mezcla
con la gasolina brasileña en porcentajes de concentración del 10% al 25% desde 1976.
"Brasil es el país donde el uso del etanol está más extendido. Prácticamente un 100% de
los coches en las carreteras son del tipo 'flex', y pueden ser abastecidos con etanol o
gasolina", dijo MacDuffie. "El etanol se puede encontrar en cualquier parte y tiene un precio
accesible, además de constituir un sector importante de la economía brasileña".
Brasil es el mayor productor de caña de azúcar del mundo, y la mitad de su cultivo está
dirigido a la producción de etanol. Según Triple Pundit, "la política energética brasileña es
uno de las piezas del engranaje que transformó el país en uno de los niños mimados de la
economía durante la última década. Brasil, con más de 190 millones de habitantes, disfruta
de relativa independencia energética. Se convirtió en una nación acreedora por primera vez
el año pasado, y domó la inflación conservando, al mismo tiempo, una tasa de crecimiento
respetable".
El etanol de caña de azúcar es más eficiente que el de maíz, porque el cultivo de la caña
absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono, y el forraje de la planta puede ser
utilizado como fuente de energía para alimentar el proceso. Según Shell, el etanol de la caña
de azúcar produce 70% menos de dióxido de carbono que la gasolina, "tomándose en
cuenta los procesos de cultivo y producción". Fast Company informó que por cada unidad
de combustible fósil gastada en la producción del etanol de caña, se producen ocho
unidades de energía. Además, el cultivo de la caña de azúcar prácticamente duplicó la
producción de etanol por acre de maíz
OXO BIODEGRADABLES