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DEPARTAMENTO DE HISTORIA
Tesina de Grado
Diciembre, 2012
Agradecimientos
Esta tesina, y esta carrera, no hubiesen sido posibles sin un número de sostenes.
El primero de ellos: el de mi madre, que con su esfuerzo me brindó mucho más que las
condiciones necesarias para desarrollar una carrera universitaria ininterrumpida por el ritmo del
mundo del trabajo. Mis abuelos y mi tío no han sido ajenos al impulso.
Un lugar importante lo ocupan los momentos y las personas vividos por y desde la vida
universitaria, y también a los vividos por fuera de ella. En especial todos aquellos que a lo largo
de estos años escucharon con atención mis proyectos, y me estimularon a darles continuidad.
Pero también a aquellos que se opusieron, o trataron de obstaculizarlos, pues me instaron a no
claudicar, y a saber valiosas mis ideas y dignas de ser defendidas.
Este es el espacio, por último, para dar cuenta del manifiesto y sentido apoyo y entusiasmo que
recibí, desde el primer momento, de mis directores, el Dr. Adrián Carbonetti, y en especial de la
Lic. Paula Sedrán, quien con su atenta y minuciosa lectura me ha proporcionado interesantes y
profundos comentarios y referencias para enriquecer este estudio, contribuyendo a que se
aproxime a una operación historiográfica. Mi sincero agradecimiento a ambos por la confianza
depositada y el aliento constante.
2
Índice
Agradecimientos 2
Introducción 4
Capítulo I: Pensar la Psiquiatría en Argentina: aspectos teórico-metodológicos
para su abordaje 7
I - Estado de la cuestión
II - Objetivos 9
III - Diseño metodológico y análisis de datos
III.I –Teorías y Explicaciones 10
III.II – Fuentes y temporalidad 14
Capítulo II: País, región y ciudad en las primeras tres décadas del siglo XX 17
II.I - Procesos generales
Nación y provincia 17
Santa Fe. Provincia 20
II.II Procesos locales:
Economía, sociedad y política en Rosario. Dinámicas y representaciones 23
Capítulo III: Gestar instituciones y disputar su sentido (1922-1929) 30
I –Behind the scenes: gestión y política asociativa en el Hospital de Alienados 30
La Nación: la estructuras política y familiar de los vínculos 32
Sobre la multiplicidad de orígenes, o la política de gestión a nivel local 38
II – La niñez disruptiva en disputa: la Escuela de Niños Retardados 43
III - Disputas políticas (y) por el sentido: la creación del
Instituto de Psiquiatría de la UNL 45
Capítulo IV: De legitimaciones e inscripciones en lo público: espacios de socialización,
difusión e inscripción estatal de la Psiquiatría rosarina (1929-1941) 52
Abordar la complejidad y diferenciar el conjunto 52
I - Espacios y lecturas: estrategias de consolidación y emergencia de conflictos
Hacer y difundir ciencia 52
Conflictos internos al campo. De autonomías, clausuras e intervenciones 64
Ciencia y filantropía: El comité femenino regional de la
Liga Argentina de Higiene Mental 68
II - La Política y las políticas. La progresiva incorporación a la esfera estatal 71
Capítulo V: Cierre 79
Bibliografía 83
3
Introducción
Cabe entonces comenzar por aquello que pretende llevarse a cabo en esta investigación,
aclarando lo que este estudio efectivamente es. Esta es una tesina focalizada en la historia socio-
política de la construcción de una disciplina, entendiendo por ello un conjunto de variables, a
saber: las tramas de sociabilidades que hicieron posible el acceso a ciertos recursos, las disputas
políticas por la definición del sentido a otorgar a la enseñanza y abordaje de la salud mental, así
como las estrategias motorizadas por sus gestores en los años de consolidación y desarrollo de
la disciplina, en estrecha vinculación tanto con la deriva de la/s política/s nacional, provincial y
local por esos años, como por los derroteros que el campo médico-intelectual siguió. Como
efecto inadvertido –o tal vez perseguido- de las acciones desplegadas por los profesionales de la
salud, observaremos por último la incorporación de sus saberes a la órbita estatal. Esto es, en
efecto, un estudio de historia social de la ciencia anclado en una sociología histórica de lo
político, en tanto el objeto de análisis fluctúa entre las trayectorias y las estrategias de los
actores involucrados, y en su dialéctica relación con el contexto más global o más local. Desde
esta complejidad es que han construido una ciencia. Esa política subyacente es nuestro interés 2.
1
Se trata del Seminario de grado de Historia Social de las Enfermedades y de un seminario de posgrado
titulado “Redes sociales, sociabilidades y vínculos débiles. Discusiones teórico-metodológicas”. En ellos
pude, primeramente, ingresar en el campo historiográfico en desarrollo de la Nueva Historia Social de la
salud y la Enfermedad, y de la Historia Socio-Cultural de las Ciencias, en los cuales inscribo
principalmente mi práctica historiográfica. Para el segundo caso, las posibilidades metodológicas de la
Sociología ofrecidas han contribuido, como veremos más adelante, a observar un problema propio de
historia de ciencia bajo una mirada diferente y renovada.
2
“En resumen, una historia social de lo político capaz de establecer las lógicas sociales que operan en la
vida política pero también un historia política de lo social apta para identificar la impronta de lo político
4
La tesis busca dar cuenta de un problema general –como lo es la construcción material de una
disciplina científica- a partir de la articulación de una miríada de cuestiones historiográficas,
como un modo particular de acercarse una posible explicación histórica del problema. Este es el
punto también para dejar en claro lo que esta tesis no pretende hacer. Este no es un estudio de
historia intelectual, ni tampoco de historia de las políticas públicas.
sobre lo social (…) Esta doble perspectiva es esencial: interrogarse sobre las razones históricas y
culturales por las que un individuo, una situación, una apuesta es considerado como „político‟: apreciar el
grado de autonomía o, por el contrario, de heteronomía de eso „político‟ en relación a lo social (y
recíprocamente): esas son las condiciones primordiales para una aproximación sociohistórica del poder,
de las instituciones políticas, del gobierno y del Estado-nación. DÉLOYE, Yves. Sociología histórica de
lo político. Santiago. LOM Ediciones. 2004
5
desarrolladas en su seno, sino, y éste es nuestro interés, el profuso intercambio que a partir de él
se genera con otras entidades y casas de altos estudios nacionales y extranjeras. El capítulo se
preocupará asimismo por otras dos instituciones que emergerán por iniciativa de los personajes
más sobresalientes del Instituto, a saber, el Comité Rosarino de la Liga Argentina de Higiene
Mental, en 1930, y la Escuela Sante de Sanctis, en 1938. Por último, el estudio que sigue
indagará –en un contexto de creciente intervención del Estado sobre distintas esferas sociales- el
complejo y no lineal camino que siguieron los profesionales y que derivó en la inscripción de su
saber en una nueva agencia del Estado provincial, el Ministerio de Salud Pública y Trabajo,
primero de Argentina. Este hecho delimitará el punto en que detendremos el estudio. El
apartado de las conclusiones se encargará del cierre de la investigación, resaltado sus resultados
más contundentes y mostrando sus zonas grises.
6
Capítulo 1
I - Estado de la cuestión
3
Di Liscia, Ma. Silvia. "Reflexiones sobre la nueva historia social de la salud y la enfermedad en
Argentina", en CARBONETTI, Adrián y GONZÁLEZ LEANDRI, Ricardo (eds.), Historias de salud y
enfermedad en América Latina, siglos XIX y XX. Córdoba. Centro de Estudios Avanzados, UNC.
CONICET. 2007
4
VEZZETTI, Hugo. La locura en la Argentina. Buenos Aires. Ed. Folios. 1983; ARMUS, Diego (ed.).
Sectores populares y vida urbana. Buenos Aires. CLACSO. 1984
5
ARMUS, Diego. “La enfermedad en la historiografía de América Latina moderna”. En, Asclepio. Vol.
54. Nº 2. 2002: 41-60
6
SURIANO, Juan (comp.) La cuestión social en Argentina. 1870-1943. Buenos Aires. Ed. La Colmena.
2000
7
Enmarcada desde una perspectiva institucionalista, Susana Belmartino ha dado lugar a elaboraciones
con fuerte sustento teórico y capacidad explicativa en torno a la construcción del sistema de salud en la
Argentina. Su propuesta reconoce una miríada de elementos conceptuales, a saber: actores –quienes
ocupan posiciones estratégicas en el sistema de salud y en la configuración de políticas vinculando
saberes y poderes- y agentes –quienes participan de la organización y funcionamiento del sistema de
salud propiamente dicho por fuera del espacio de la política partidaria-, líneas de fractura o mutaciones,
7
de investigación alrededor de los avatares en la construcción de una profesión médica
legitimada socialmente8, en igual medida que aquellos que, desde la renovada historia de la
ciencia, versan tanto sobre la construcción de saberes en los estudios médicos a partir de las
lecturas locales de la ciencia internacional como los que abordaron el desempeño de los médicos
como cuadros políticos 9. Un rol destacado han desempeñado también las pesquisas que
focalizan sobre las denominadas “enfermedades sociales” como la tuberculosis, la sífilis y
epidemias como la fiebre amarilla, el cólera y la viruela, dando cuenta de las lógicas y los
dispositivos sociales que operan en la contención de las mismas 10.
8
encontraron en su accionar, en particular en espacios periféricos de la República 13; se destacan,
asimismo, los análisis de los distintos discursos producidos en torno al tópico del control social,
en sus diversas facetas –jurídica, médica, psiquiátrica, educativa o urbanística, entre otras-14. Por
otro lado, este campo de estudio también ha considerado relevantes la posición de los enfermos
frente a la medicina institucional, lo cual ha conducido indirectamente al estudio de la
pervivencia de prácticas de curar alternativas o informales, como la homeopatía, el
curanderismo o tradiciones populares15.
II - Objetivos
13
BOHOSLAVSKY, Ernesto y DI LISCIA, Ma. Silvia. “La profilaxis del viento. Instituciones represivas
y sanitarias en la Patagonia argentina, 1880-1940”, en Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de
la Ciencia, 2008,vol. LX, nº 2, julio-diciembre
14
DI LISCIA, Ma. Silvia; SALTO, Graciela Nélida (Eds.). Higienismo, educación y discurso en la
Argentina (1870-1940). Santa Rosa. Editorial de la Universidad Nacional de La Pampa. 2005; ROSSI,
Lucía. “La década del 20‟ en la Argentina: de la Profilaxis Social a la Higiene Mental”. En Anuario de
Investigaciones. Vol. XIII. Facultad de Psicología. UBA. 2005; Talak, Ana María “Eugenesia e higiene
mental: usos de la psicología en Argentina (1900-1940)”, en Miranda, M y Vallejo, G. (comps.),
Darwinismo social y eugenesia… Op. Cit.; SALVATORE, Ricardo.
15
DI LISCIA, María Silvia. Saberes, Terapias y Prácticas Médicas en Argentina (1750-1910). Madrid,
Biblioteca de Historia de América, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2003; ARMUS,
Diego, “Cuando los enfermos hacen huelga. Argentina, 1900-1940”. En Estudios Sociales. Revista
universitaria semestral. Año XI. Nº 20. Santa Fe. UNL. 2001
9
- Atender a las estrategias de fortalecimiento de la disciplina desplegadas por los
psiquiatras involucrados en el proceso, en particular las que se dieron en el plano social
–tendido de vínculos a nivel local o nacional- e intelectual –producción de
conocimientos, establecimiento y membrecía de sociedades científicas, intercambio
intelectual y circulación de ideas, inscripción de sus saberes en la esfera del Estado
provincial.
En cuanto a los modos de explicar el objeto, nuestra investigación se ancla en tres planos
teórico-metodológicos: la sociología de las asociaciones y el estudio de sociabilidades, la
renovada historiografía de los saberes de estado, las elites estatales y los expertos, y, por último,
la historia regional.
El primer plano desde el cual se enfoca esta tesina pivotea sobre de las particulares
configuraciones sociopolíticas que definen la orientación –y la emergencia misma- de una
ciencia. En esta dirección, es preciso no perder de vista un doble entramado: el social y los
individuales. Para el primero, nos referimos al peso que ciertas coyunturas –y los discursos en
ella producidos- pueden tener sobre el impulso de investigaciones particulares 16. Pero, y por otro
lado, toda ciencia se constituye, a su vez, por una particular miríada de relaciones sociales entre
sujetos particulares, los cuales, en mayor o menor medida, pueden determinar el curso a
seguir17. Esta cuestión cobra más vigencia aún al tratar un caso en el cual la presencia del
Estado es clave en la asignación de los recursos que habiliten la erección de dispositivos
institucionales que permitan, en un mismo movimiento, poner en práctica y elaborar
saberes/poderes. Las claves en este sentido están dadas en torno a una preocupación alrededor
del sujeto, del peso de su agencia y sus estrategias, que valoramos desde la óptica de la
16
Así, ya en los albores del siglo XX la presión de la cuestión social fue acompañada de una profusa
literatura de corte criminológico que pretendía acercar soluciones a problemas como la delincuencia
infantil, la vagancia, la inmoralidad, la prostitución, etc., todo ello desde un proyecto de Nación en clave
evolutiva y de progreso. Véase esta cuestión con mayor detenimiento en el capítulo II
17
BRANGIER, Víctor. “¿Hacia una historia social y cultural de las ciencias? Proyecto de conformación
del Grupo de Estudios de historia social y cultural de las ciencias en América Latina.”. En, SudHistoria.
Revista digital en studios desde el sur. Año I. Nº 1. Jul-dic. 2010
10
Sociología de la Asociaciones de Bruno Latour y de la Sociología histórica de lo político18. A
partir de una observación de los agentes de una manera renovada y plenamente restitutiva de su
cualidad de sujetos “políticamente” valiosos, las posibilidades que el concepto de red brinda,
afirma Latour, permiten visibilizar las formas en que la acción es localizada y relocalizada,
constituyendo, más que una herramienta analítica, una metodología particular, un modo de
interrogarse alrededor del contenido político de las asociaciones 19.
“Una historia política que se pretenda configuracional, debe apostar por una
interpretación que, a la vez, se encuentre profundamente comprometida tanto con una
concepción material de la política (como el ámbito por excelencia donde se decide y se
opera sobre la distribución de los recursos sociales) como con una concepción radical
del peso de la interacción humana en la construcción de la historia” 22
18
DÉLOYE, Yves. Sociología histórica de lo político. Op. Cit.
19
LATOUR, Bruno. Reensamblar lo social: una introducción a la teoría del actor-red. Bueno Aires.
Manantial. 2008; “Networks, Societies, Spheres: Reflections of an Actor-network Theorist”. Keynote
speech for the INTERNATIONAL SEMINAR ON NETWORK THEORY: NETWORK
MULTIDIMENSIONALITY IN THE DIGITAL AGE. 19th February 2010. Annenberg School for
Communication and Journalism. Los Angeles. [en línea: http://bruno-latour.fr/. Consultado: 19/3/2012];
“The Powers of Association. Power, Action and Belief. A new sociology of knowledge?”. En,
Sociological Review monograph 32. Law, J. (Ed). Routledge & Kegan Paul, London: 264-280. 1986
20
CANAL, Jordi. “El concepto de sociabilidad en la historiografía contemporánea (Francia, Italia y
España)”, en Siglo XIX, nueva época; N° 13, 1993. El autor recupera el concepto de Maurice Agulhon
21
Éstas pueden verse explayados en GONZÁLEZ BERNALDO DE QUIRÓS, Pilar. “La „sociabilidad‟ y
la historia política”, en Nuevo Mundo Mundos Nuevos, BAC - Biblioteca de Autores del Centro, 2008,
[En línea], Puesto en línea el 17 febrero 2008. URL: http://nuevomundo.revues.org/24082. Consultado el
21 diciembre 2011
22
BARRIERA, Darío. “Por el camino de la historia política: hacia una historia política configuracional”,
en Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales; Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis
Mora; Nº 53, San Juan Mixcoac, mayo-agosto. 2002; Pág. 188
11
Por otra parte, los debates se dieron, asimismo, alrededor de la capacidad heurística de las
categorías empleadas en el estudio de esta faceta de lo político, distinguiendo entre red y
sociabilidad23, mientras que algunos autores –aunque abocados a objetos que difieren
temporalmente- buscan compatibilizar ambas categorías, incorporando la variable de los
vínculos familiares en la construcción de redes de sociabilidad, sin dejar de lado el juego
dialéctico que la red, como estructura inconmensurable, desempeña en la agencia del sujeto, así
como la operatividad de analizarla a partir de los círculos de sociabilidad que se generan
alrededor de vínculos de fuerte densidad y complejidad24.
En esta dinámica, las posibilidades de conocer las entidades constitutivas de un conjunto –ya
sea, siguiendo a Latour, un actor, un actante o un agente- se resume en la capacidad que
tengamos de reconstruir su red, esto es, de acceder a la información que permita redistribuir y
reubicar la acción misma en un conjunto mayor25. Para ello, la reconstrucción de trayectorias
opera como una metodología/técnica capaz de arrojar luz sobre este aspecto esencial a la hora
de considerar el peso de las asociaciones y la configuración de redes. Según Stone 26, esta
herramienta permite emprender un estudio colectivo de actores mediante la delimitación de un
universo de personajes, sometiéndolos a una serie de interrogantes que permitan obtener datos
relevantes como para contrastar e identificar vínculos entre ellos.
23
“Sociabilidad y red no son categorías analíticas intercambiables. Se trata de dos fenómenos que es
conveniente distinguir. La sociabilidad remite a prácticas sociales que ponen en relación un grupo de
individuos que efectivamente participan de ellas y apunta a analizar el papel que pueden jugar esos
vínculos; la red ego-centrada remite a espacios de interacción social –del cual el tejido de la red da
cuenta- que no implica que todos los individuos que participan de la red de ego se conozcan ni que
compartan espacios de sociabilidad en el sentido que acabo de señalar. Dos problemas diferentes que
llevan a dos construcciones distintas de nuestro objeto de estudios. ¿Se trata de dos postulados
incompatibles? Mi posición aquí es que los estudios de redes no pueden substituirse al de la sociabilidad
e inversamente, que la red da cuenta de otras dinámicas relacionales a las que la sociabilidad no puede
acceder y que el necesario diálogo debería llevarnos a pensar las articulaciones entre estas dos
dimensiones del universo relacional” GONZÁLEZ BERNALDO DE QUIRÓS, Pilar. Op. Cit
24
Véase BERTRAND, Michel. “De la familia a la red de sociabilidad”, en Revista Mexicana de
Sociología, Núm. 2, Vol. 61, abril-junio 1999. P. 125-126
25
LATOUR, Bruno. “Networks, Societies, Spheres…” Op. Cit.
26
STONE, Lawrence. “Prosopografía”, en El pasado y el presente. México. FCE. 1986 [1981]
12
auge 27, las nuevas propuestas desde los estudios de los saberes y las elites del Estado resulta un
fructífero campo desde el cual explorar la problemática seleccionada. Si bien su eje gira en
torno a la compleja conformación del Estado a partir de sus cuerpos especializados, estos
análisis permiten articular en igual medida una miríada de cuestiones que aportan densidad
explicativa, y que pueden pensarse desde tres lugares. Por un lado, la presencia de zonas grises,
porosidades, espacios de circulación de ideas e individuos en la conformación de los espacios
estatales –así como de los decisivos extra-estatales-. A nuestros fines, la consolidación de la
Psiquiatría rosarina, pasible de considerarse un saber del Estado municipal y luego provincial,
no sólo se articuló alrededor de instituciones de salud públicas, sino que tendió un abanico de
espacios locales e interprovinciales desde los cuales intercambiar opiniones, métodos y debates
entre actores de la disciplina. Una segunda clave de lectura desde esta perspectiva
historiográfica se propone emprender una historia política de la constitución de grupos de
expertos y, con especial énfasis para nuestro caso, focalizar en los procesos de formación e
institucionalización de grupos profesionales, como lo fueron los psiquiatras. Este aspecto es
relevante a nuestros fines, en tanto observaremos desde la lógica bourdesiana los conflictos
suscitados entre médicos y psiquiatras en Rosario. En efecto, atenderemos al ingreso de los
profesionales que nos ocupan en el campo local, y en su esfuerzo por, una vez insertos, pugnar
por su propia autonomía científica, por la definición del sentido de la atención de la salud
mental y por legitimidad social28. Ello no lo haremos desde sus contenidos intelectuales, sino
más bien desde el componente político que estas disputas por la alteración o el mantenimiento
del orden interno del campo implican. La novel tendencia historiográfica abre, por último, la
discusión en torno a la circulación trasnacional de saberes, lo cual, como veremos con más
detalle en los capítulos siguientes, puede haber tenido un alto grado de aplicación en nuestro
objeto. Si bien, y como aclaramos anteriormente, este estudio no explora la producción
intelectual de los psiquiatras locales en esta instancia, no descarta la factibilidad de un estudio
tal, sobre todo por la importancia de este aspecto en sus cristalizaciones institucionales y en sus
consecuencias sociales29.
27
Véase especialmente PLOTKIN, Mariano y ZIMMERMANN, Eduardo. Los saberes del Estado.
Buenos Aires. Edhasa. 2012; BOHOSLAVSKY, Ernesto y SOPRANO, Germán. Un Estado con rostro
humano. Funcionarios e instituciones estatales en Argentina (desde 1880 a la actualidad). Buenos Aires.
Prometeo Libros. 2010; NEIBURG, Federico y PLOTKIN, Mariano. Intelectuales y expertos. La
constitución del conocimiento social en la Argentina. Buenos Aires. Paidós. 2004
28
BOURDIEU, Pierre. “Algunas propiedades de los campos”. En, Sociología y Cultura. México. 1990;
El sentido práctico. Buenos aires. Siglo XXI. 2007
29
En esta dirección, Pierre Bourdieu y Loïc Wacquant han esclarecido la importancia de conocer el
trayecto que dio lugar a las ideas sobre el mundo social –y qué mayor pretensión sino la de los psiquiatras
por ocupar un puesto en dicho estatuto- y en particular desde la circulación internacional y reapropiación
de las mismas. Bourdieu, Pierre y Wacquant, Loïc. “Sobre las astucias de la razón imperialista”, En
BOURDIEU, Pierre. Intelectuales, política y poder. Buenos Aires. Eudeba. 2003
13
Un enfoque adicional: la región
Que el tercer lugar haya estado reservado a explayarnos sobre este enfoque no
representa que éste sea menos relevante. Bien por el contrario, en los últimos años se ha
revitalizado el debate historiográfico en torno a lo que una historia regional implicaría 30. Sin
ánimo de cubrir todas las discusiones suscitadas, rescatamos aquí el hecho de que una historia
que se defina regional no conlleva el abordaje de un espacio específico y delimitado, sino más
bien la delimitación de un problema de carácter general, pasible de ser estudiado en un espacio
socialmente construido31. Desde la ya superada asociación entre historia regional o local y su
carácter anecdótico o parroquiano, territorializado y dependiente de la historia general, es que
esta operación historiográfica ubicó el eje de su práctica en la selección de un nivel de análisis
adecuado para observar un problema específico y general, de modo que, a la luz de dicha clave,
pueda accederse a la estructuración de una trama social en el espacio. Es en este sentido que el
estudio que iniciaremos se pretende regional, en tanto que el problema que guía la investigación
es general para múltiples espacios. Por otro lado, y aclarémoslo aquí, que el Hospital y el
Instituto se hayan radicado en Rosario no amerita calificar a esta tesina como una capítulo más
de la historia de la ciudad. Bien por el contrario, la construcción social de una disciplina
científica, y particularmente de una especialidad médica abocada a la salud mental, es un
proceso cuyas implicancias trascienden todo espacio delimitado, penetran redes de socialización
del conocimiento y acceden a recursos públicos que le permiten transformar la escala y el nivel
de la atención. Desentrañar esa compleja constitución, con sus redes, sus conflictos y sus luchas
es la apuesta de esa pesquisa.
30
FERNÁNDEZ, Sandra y DALLA CORTE, Gabriela (comp.) Lugares para la Historia. Espacio,
Historia regional e Historia Local en los estudios contemporáneos. Rosario. UNR Ediciones. 2001;
FERNÁNDEZ, Sandra (comp.) Más allá del territorio. La historia regional y local como problema.
Discusiones, balances y proyecciones. Rosario. Prohistoria. 2007; BANDIERI, Susana, BLANCO,
Mónica, BLANCO, Graciela (coord.) Las escalas de la Historia comparada. Tomo II: cuestiones
regionales y estudios empresariales. Buenos Aires. Miño y Dávila. 2008; KINDGARD, Adriana. “La
Historia Regional argentina y las proyecciones de su objeto a la luz de las propuestas de la microhistoria”.
En Cuadernos del Sur. Nº 32. Bahía Blanca. 2003
31
FERNÁNDEZ, Sandra. “El revés de la trama: contexto y problemas de la historia regional y local”. En,
BANDIERI, Susana, BLANCO, Mónica, BLANCO, Graciela (coord.) Op. Cit.
14
siguiendo con la discusión del objeto a la luz de los marcos teóricos seleccionados, para avanzar
luego sobre el relevamiento, sistematización y hermenéutica de fuentes primarias
(institucionales, periodísticas, intelectuales). Estas últimas se abordarán cualitativamente. Se
atenderá especialmente a los documentos elaborados desde espacios institucionales –como el
Decanato de la Facultad de Medicina, los Diarios de Sesiones del Consejo Superior de la UNL,
el Instituto Psiquiátrico, etc.-, así como a las producciones de algunos de los actores
considerados clave, en tanto puerta de acceso al desarrollo particular de la disciplina psiquiátrica
rosarina. En el trabajo de dichas fuentes se priorizarán algunas cuestiones. Por un lado, la
“administración” de las gestiones y los vínculos hacia la consecución de los objetos propuestos,
en especial cuando se trate de obtención de recursos. En segundo término, las comunicaciones
que expliciten la conformación de espacios de sociabilidad científica, en especial a sus objetivos
y pertenencia institucional de sus integrantes. Se abordará cuantitativamente, además, el número
y la circulación de publicaciones recibidas por el Instituto, como vía de fortalecimiento
científico –en tanto difusión de lo producido en la investigación- a nivel nacional e
internacional.
Estos documentos constituirán nuestro corpus principal, entendiendo que se trata de fuentes en
las que se halla la perspectiva de los actores institucionales principales, siguiendo la línea que
elegimos de considerar a la red como vínculo. Ellos se triangularán con otros dos tipos de
fuente. La reconstrucción de trayectorias es el primero. Si bien se plantea como simplemente
explorativa, se apoyará en diccionarios biográficos y reseñas de vida contenidas en algunas
publicaciones de la época donde los actores inscribían sus producciones. El segundo tipo lo
constituye la prensa, a la cual se recurrirá en aquellos casos en que se detecten en las fuentes
principales, conflictos o situaciones que no puedan resolverse en la consulta de las mismas así
como a partir de la bibliografía revisada. Se pretende abordar, de esta manera, la complejidad
intrínseca del proceso de consolidación científica en función de la configuración de una
entramado vincular y de saberes, que se materializan en conductas e instituciones, y que se
conforman, entre muchas formas, a la luz de vinculaciones entre sus productores
15
una maquillada “continuidad” desde el fraude electoral y la proscripción política-, 1930 también
constituye una crisis “constructiva” en la historia argentina, en tanto inaugura un período de
transformación del Estado en términos de grado de intervención, dimensión de sus aparatos y
especialización de su burocracia32. Sumado a ello, deben considerarse las especificidades
regionales y locales de los procesos macro. A pesar de que nuestro estudio no subordina sus
límites a la temporalidad de la política, no deja de percibir, sin embargo, las influencias que el
campo político tiene sobre la ciencia psiquiátrica, y ello por dos motivos principales: por la
particular relación que existe en dicho momento entre desarrollo científico e instancias estatales,
por un lado; y, como veremos más adelante, por el viraje que la provincia de Santa Fe, bajo
gobierno conservador, realiza en su política de salud, en especial con la creación de otros
centros de salud mental y la llegada de nuevos actores al sistema. El tercer y último criterio que
guía nuestro recorte, aunque no el menos importante, reside en la cuestión intelectual. Desde
fines del siglo XIX, la Argentina ha presenciado la penetración de ideas de corte positivista que
contribuyeron a la renovación y extensión del control del régimen oligárquico, las cuales se han
inscrito fuertemente como saberes de sus burocracias, al tiempo que permitieron la
cristalización de una serie de instituciones que, al menos en sus objetivos y prácticas,
perseguían transformaciones sociales profundas ante los acuciantes problemas aparecidos con la
“cuestión social”33. En esta dinámica, y siguiendo una temporalidad más bien amplia, nuestro
objeto de estudio se inserta en la consolidación entre 1890 y 1940 de lo que Ricardo Salvatore
ha entendido como “estado médico-legal”34, y que no es más ni menos que la presencia y guía
de propuestas de corte criminológico-positivista en la elaboración y emprendimiento de
políticas públicas, de asistencia social, de salud pública, de justicia, etc. Si, como veremos, la
pugna por recursos y la voluntad de obtener la aprobación estatal se encuentra en juego, esta
lucha se da en función de un cierto estado de las ideas que sustenta las propuestas de los actores.
La emergencia de la Psiquiatría como rama autónoma de la Ciencia Médica en la ciudad de
Rosario respondió, en un contexto socio político particular, a un ambiente intelectual propicio.
32
En torno al significado de la crisis del treinta como prólogo y epílogo, véase MACOR, Darío. Nación y
provincia en la crisis de los años treinta. Santa Fe. Ediciones UNL. 2006
33
ZIMMERMANN, Eduardo. Los liberales reformistas. La cuestión social en la Argentina, 1890-1916.
Buenos Aires. Sudamericana. 1995
34
SALVATORE, Ricardo. “Sobre el surgimiento del estado médico-legal en la Argentina (1890-1940)”.
Estudios Sociales. Revista Universitaria semestral. Año XI. Nº 20. Santa Fe. UNL. 2001
16
Capítulo II:
El presente capítulo se propone brindar un contexto general en torno a los procesos histórico-
políticos, económicos e intelectuales que signaron las décadas previas al problema que
abordamos en esta tesina. En este sentido, y desde un punto de vista histórico, los párrafos que
desarrollaremos a continuación persiguen el objetivo de enmarcar nuestro objeto en una triple
espacialidad: la nacional, la provincial y la específicamente local y urbana de Rosario. Si bien
consideramos que las dos primeras resultan fundamentales para comprender la dirección que
ciertos procesos y acontecimientos adoptan en la ciudad de Rosario, es en realidad ésta última la
que retendrá el mayor foco de atención, en tanto modo de acceder a las particularísimas razones
que justificaron la inscripción de un proyecto de salud mental orientado, en primer término,
hacia la infancia anormal, para dar lugar luego, y a contrapelo de la tradición médica local
imperante, a la constitución de un espacio y una práctica específicamente psiquiátricas.
Iniciaremos para ello con un panorama general de los procesos que atravesó la sociedad y el
Estado argentino desde fines del siglo XIX, para pasar a brevemente a las dinámicas en el
territorio de la provincia de Santa Fe y adentrarnos, por último, en el caso específico de Rosario.
Nación y provincia
Desde las últimas décadas del siglo XIX, la Argentina experimentó un profundo proceso
de transformación social, económica y política que redefinió su perfil de país tanto hacia el
interior como ante el sistema internacional. En términos socio-económicos, el rápido proceso de
modernización operado en el país fue fruto tanto de su inserción en la Economía Mundo a partir
de su definición como productor de materias primas en la división internacional del trabajo,
como de las oleadas migratorias que incrementaron su población 35. Este contexto, empero, dio
lugar a una fuerte complejización social, no sólo a partir de las posibilidades abiertas por el
crecimiento económico derivado de actividades primarias –agropecuarias- de exportación,
sumadas a aquellas de tipo industrial, abocadas al abastecimiento del consumo interno de
35
DEVOTO, Fernando. Historia de la inmigración en la Argentina. Buenos Aires. Sudamericana. 2002
17
algunas manufacturas básicas36. La cuestión social será, desde mediados de la década del
noventa del siglo XIX, un problema social de acuciante respuesta37. En este punto es preciso
destacar el profuso debate historiográfico actual en torno a las formas de abordar el estudio de
la constitución del Estado en Argentina y América Latina. Si bien han existido tendencias que
han explicado la construcción del Estado desde su centralidad, su preeminencia sobre la
sociedad civil, las formas de hacer política de sus elites, su capacidad represiva, su rol en el
avance del capitalismo38, cierto es que en los últimos años, el debate historiográfico ha
comenzado a matizar estas perspectivas, abonando por una explicación que comprenda el
carácter social y político de los conflictos “desde abajo”, de las inciertas negociaciones
sostenidas con otros sectores sociales y regionales, de la inestabilidad de los saberes de las
profesiones que lo dirigían, de las porosidades y zonas grises entre lo público y lo privado39.
Desde el punto de vista político, la definitiva y compleja incorporación de Buenos Aires como
capital de la república y la extensión y dominio de los territorios hoy patagónicos desde 1879 –y
del nordeste desde 1911- fue un importante mojón en el dinámico, y no siempre lineal, proceso
de institucionalización del Estado en la Argentina. En este sentido, bajo el unicato presidencial
se encontraban un conjunto articulado de regiones encolumnadas bajo líderes político-militares
locales “disciplinados” por el Ejecutivo y, aunque no exentos de conflictos, lo suficientemente
unidos como para constituir un Estado40. Dicho proceso conllevó la extensión de la esfera estatal
hacia una serie de ámbitos que, de lo contrario, le eran disputados por la Iglesia, las
asociaciones de extranjeros y los grupos políticos contestatarios 41. Uno en particular se destacó
por su importancia, nos referimos, claro está, a la construcción de un imaginario en torno a la
pertenencia simbólica al espacio habitado42, la construcción de una Nación, de un proyecto de
36
Rocchi, Fernando. “El péndulo de la riqueza: la economía argentina en el período 1880-1916”. En,
LOBATO, Mirta (Comp.) Nueva Hisotria Argentina: El progreso, la modernización y sus límites (1880-
1916). Tomo V. Buenos Aires. Sudamericana. 2001
37
Para este tema véase un estudio clásico. SURIANO, Juan (comp.) La cuestión social en la Argentina,
1870-1943. Bueno Aires. Ed. La colmena. 2001
38
Véase OSZLAK, Oscar. La formación del Estado argentino. Orden, progreso y organización nacional.
Buenos Aires. Ariel. 2004; BOTANA, Natalio. El orden conservador. Buenos Aires. Sudamericana. 1994
39
BOHOSLAVSKY, Ernesto y GODOY ORELLANA, Milton. “Ideas para la historiografía de la política
y el Estado en Argentina y Chila, 1840-1930”. En Polis. Revista de la Universidad Bolivariana. Santiago
de Chile. Universidad Bolivariana. 2008; BOHOSLAVSKY, Ernesto y SOPRANO, Germán. Un Estado
con rostro humano... Op. Cit.; PLOTKIN, Mariano y ZIMMERMANN, Eduardo. Los saberes… Op. Cit.;
NEIBURG, Federico y PLOTKIN, Mariano. Intelectuales y expertos... Op. Cit.
40
LOBATO, Mirta. “Estado, gobierno y política en el régimen conservador”. En Nueva Hisotria
Argentina: El progreso, la modernización… Op. Cit.
41
Si bien cada una de ellas debería matizarse en función de los conflictos que su llegada ocasionó, sobre
las distintas formas de penetración estatal ya mencionadas. OSZLAK, Oscar. Op. Cit.
42
En torno a la complejidad del cosmopolitismo y su articulación en un proyecto de país, así como sobre
el proceso de construcción del imaginario nacional en clave “argentina” desde el sistema educativo, véase
BERTONI, Lilia Ana. Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. Buenos Aires. FCE. 2001
18
concreto, y cuya definición fue sinuosa antes que lineal43. En esta dirección, y bajo un régimen
político de participación obturada, el Partido Autonomista Nacional –PAN- monopolizó la
conducción de la política, y si bien operó con cierta homogeneidad en cuanto a los principios a
partir de los cuales organizar el gobierno hasta 189044, se vio luego sometido a fuertes embates
tanto por su propio faccionalismo interno, propio de una política notabiliar 45, como por los
reclamos y las iniciativas en torno a los límites del régimen político 46. Por el transcurrir de estos
años, las elites dirigentes debieron enfrentar, asimismo, la contracara del proceso de
modernización argentino, y ello les fue posible por la paulatina apertura del sistema político
para incorporar en sus filas a grupos intelectuales representantes de corrientes innovadoras47.
Ello aseguró transformaciones institucionales que permitieron a la crema del PAN reproducirse
en el gobierno, al tiempo que comenzar a incorporar saberes y técnicos específicos a la órbita
del Estado. Hacia el Centenario de la Revolución de Mayo, sin embargo, los reclamos cada vez
más frecuentes arrojaban un panorama nada alentador para la elite política, y ello en dos
direcciones. Por un lado, por el crecimiento de fuerzas políticas ajenas y opositoras al PAN. El
accionar disruptivo de la Unión Cívica Radical desde fines del siglo XIX y su abstención
cuestionadora de la primera década del XX 48, el crecimiento del electorado del Partido
Socialista –en especial desde la victoria de Alfredo Palacios en 1904-, así como el
43
Para ver la miríada de proyectos en pugna por alcanzar reconocimiento en la configuración de la
Nación, véase HALPERÍN DONGHI, Tulio. “Estudio preliminar”. En, Proyecto y construcción de una
nación (1846-1880). Biblioteca del Pensamiento Argentino. Tomo II. Buenos Aires. Ariel. 1995
44
SABATO, Hilda. “La revolución del 90: ¿prólogo o epilogo?”. En, Punto de Vista. Nº 39. Buenos
Aires. 1990
45
Sobre la dinámica política facciosa del PAN véase Alonso, Paula. “La política y sus laberintos: el
Partido Autonomista Nacional entre 1880 y 1886”. En SABATO, Hilda y LETTIERI, Alberto (comps.)
La vida política en la Argentina del siglo XIX. Buenos Aires. FCE. 2003
46
Alrededor de la constitución, las características y el funcionamiento del sistema político hasta 1916,
véase BOTANA, Natalio. El orden conservador. Buenos Aires. Sudamericana. 1994
47
En esta dirección, Eduardo Zimmermann reconoce tres vertientes intelectuales que pudieron ingresar al
sistema político. La primera de ellas, representada por Joaquín V. González y Nicolás Matienzo se
enfocaba en la reforma social y el regeneracionismo político-institucional. El desarrollo de nuevas
disciplinas en ámbitos académicos, como la sociología o la economía social fue la segunda de ellas, que
permitió concebir al Estado y la responsabilidad social/colectiva desde otras perspectivas. La última de
ellas estuvo representada por la consolidación de nuevos campos profesionales, como el Higienismo, la
Medicina Social y la Criminología. Véase ZIMMERMANN, Eduardo. Los liberales reformistas. La
cuestión social en la Argentina, 1890-1916. Buenos Aires. Sudamericana. 1995. También pueden
considerarse en este sentido el progresivo peso que los criminólogos positivistas comenzaron a adquirir
en distintas agencias estatales. Véase SALVATORE, Ricardo. “Sobre el surgimiento del estado médico-
legal en la Argentina (1890-1940)”. En Estudios Sociales. Revista universitaria semestral. Año XI. Nº 20.
Santa Fe. UNL. 2001
48
En torno al radicalismo véanse ALONSO, Paula. Entre la evolución y las urnas. Los orígenes de la
Unión Cívica Radical y la política argentina en los años ’90. Buenos Aires. Ed. Sudamericana-
Universidad de San Andrés. 2000; ROMERO, Luis Alberto. Breve historia contemporánea de la
Argentina. 1916-1999. Buenos Aires FCE. 2009 [2001]; PERSELLO, Ana Virginia. El partido radical.
Gobierno y oposición, 1916-1943. Buenos Aires. Siglo XXI. 2004
19
fortalecimiento del Anarquismo y Sindicalismo como movimientos políticos e identitarios
populares y contestatarios que fueron capaces de articular a grupos de trabajadores heterogéneos
en las grandes ciudades 49 fueron procesos socio-políticos que no sólo reflejaban la fuerte
complejización social acaecida en apenas dos décadas, sino que también constituían elementos
de contestación social al orden conservador, y que recibieron respuestas excluyentes del
mismo50. Dichas reacciones del gobierno representaron en el mismo movimiento un cambio al
interior del PAN, en el cual la facción opositora a Roca adquirió preponderancia y, con Carlos
Pellegrini a su lado, promovió la presidencia de Figueroa Alcorta en 1906 y de Sáenz Peña en
1910. A partir de la ilegitimidad de su poder cada vez más visible, este grupo emprendió una
serie de reformas, cuyo ejemplo más contundente, y contradictoriamente de mayor peso en la
desarticulación de su anclaje político, fue la Ley General de Elecciones Nº 8.871 de 1912, o Ley
Sáenz Peña 51. Exitosa como proyecto de ciudadanización electoral “desde arriba”, la Ley
preveía la apertura del sistema en tanto modo de incorporar como minorías a las fuerzas
políticas que sobradas muestras habían dado de las transformaciones socio-políticas del país.
49
Para un tratamiento nacional y local, véanse SURIANO, Juan. “El Estado argentino frente a los
trabajadores urbanos: política social y represión, 1880-1916”. En Anuario de la Escuela de Historia. Nº
14. Rosario. UNR. 1991; FALCÓN, Ricardo. La Barcelona argentina. Migrantes, obreros y militantes en
Rosario, 1870-1912. Rosario. Laborde Editor. 2005
50
Entre ellas cabe mencionar, y más allá de la represión de sus manifestaciones respectivas, las
cristalizaciones legales excluyentes, como la Ley de Residencia, la ley de Defensa Social
51
ROMERO, Luis Alberto. “Introducción. 1916”. En, Breve historia contemporánea de la Argentina.
Buenos Aires. FCE. 2009 [2001]
20
producción de carbón vegetal y, en los primeros años del siglo siguiente hacia actividad forestal
y de extracción de tanino52.
El desenvolvimiento de estos procesos fue posible a partir de los proyectos de ocupación del
suelo desplegados desde la segunda mitad del siglo XIX por el Estado santafesino, por la
afluencia de importantes flujos migratorios internacionales e internos –especialmente relevantes
teniendo en cuenta la movilización poblacional desde regiones marginales o desplazadas del
Interior- así como, desde el último tercio del XX, por la extensión del tejido del ferrocarril,
asunto no menor en la generación de nuevos mercados y zonas de abastecimiento. En cuanto a
la cuestión colonizadora, cabe recordar que la primera colonia agrícola del país, Esperanza, se
gestó en territorio santafesino en 1856. Ella fue la primera de una serie progresiva de iniciativas
privadas y en menor medida públicas de ocupación del suelo y puesta en producción bajo
distintas modalidades según las regiones 53. Esto dio no sólo un particular dinamismo a la
sociedad del litoral, sino que contribuyó a la complejización social de ciertas áreas, como
Rosario.
Desde el punto de vista del ejercicio de la política, esta se dio inicial y empíricamente a partir de
la condición de vecindad como ámbito de ingreso a la esfera de lo público, abierta mediante la
creación de las municipalidades –instituidas desde 1856 pero formalizadas tardíamente según el
caso- o de cargos en la justicia de paz. Si bien en 1872 una nueva ley de municipalidades
resituó las condiciones de participación sobre la dimensión territorial y censitaria de la
ciudadanía –y dejando en segundo plano la cuestión de las nacionalidades-, esto, sin embargo,
no dio lugar a una administración del espacio “autónoma”, sino sujeta a lógicas notabiliares 54.
52
Hourcade, Eduardo y Godoy, Cristina. “La economía santafesina en la segunda mitad del siglo XIX”.
En ASCOLANI, Adrián (comp.) Historia del sur santafesino. La sociedad transformada (1850-1930).
Rosario. Ediciones Platino. 1993
53
Ezequiel Gallo reconoce cuatro modalidades de desarrollo del sistema de colonización entre 1870 y
1895 par la provincia: las colonias gubernamentales –“insignificantes” en su número según el autor-, las
colonias oficiales –emprendimientos privados bajo control del gobierno, bajo las casas centrales de
administración de los empresarios-, las colonias privadas –el sistema más extendido, según el cual el
empresario compraba tierras fiscales a precio de mercado, las revendía y recibía exenciones fiscales por
parte del gobierno, así como lo hacían sus compradores o arrendatarios- y las colonias particulares –que,
escasamente ubicadas en el sur provincial, darían lugar después de 1895 a un sistema muy extendido de
negocios alrededor de la tierra, pues se diferenciaban de las anteriores por la ausencia de beneficios
impositivos y de obligaciones del empresario, y derivaron en una sucesión de contratos de arrendamiento
por un intermediario primero y por una serie de colonos luego-. Un profuso estudio en torno al
desenvolvimiento del espacio social y productivo considerado, el desarrollo de la colonización, sus
modalidades y regiones puede verse en GALLO, Ezequiel. La pampa gringa. La colonización agrícola en
Santa Fe (1870-1895). Buenos Aires. Edhasa. 2004 [1983]
54
Estos políticos pudieron comandar el proceso, no sólo desde su potestad económica, sino desde
articulación estratégica de tramas familiares y vinculares a partir de las cuales diagramar su ascenso en
las jerarquías de posiciones que contingentemente se iban delimitando. Véase Bonaudo, Marta “Hacer
política en Santa Fe (1853-1890)”. En BONAUDO, Marta (comp.). La organización productiva del
21
La liberalidad de la vida política local, empero vio su fin una década después no sólo por los
crecientes conflictos suscitados en torno al enfrentamiento de facciones de partidos o clubes 55,
sino también a las transformaciones del contexto de las ideas políticas nacionales, en línea con
el secularismo roquista, así como con las crecientes preocupaciones alrededor de la identidad
nacional en un marco activamente cosmopolita 56.
Por otro lado, y ya con referencia a nuestros objetivos, la provincia de Santa Fe inauguró el
siglo XX siendo el campo de aplicación primero y predilecto de la Ley Sáenz Peña. Desde 1912,
el Radicalismo consiguió monopolizar la escena política hasta 1930, años en los que pudo
imponerse a la oposición encarnada en el PDP, el cual, liderado por Lisandro de la Torre, no era
capaz de absorber al conservadorismo provincial. Su gobierno se caracterizó más por sus
heterogeneidades y dimisiones facciosas que por la unidad partidaria, a pesar de lo cual, los
liderazgos tras los cuales se encolumnaron diversas tendencias 57 le permitieron a cada facción –
en el marco un mismo partido- dar continuidad al signo político de la provincia y resolver
internamente, de manera más o menos conflictiva, la alternancia política 58.
territorio provincial (1853-1912). Nueva Historia de Santa Fe. Tomo VI. Rosario. Prohistoria
Ediciones/Diario La Capital. 2006
55
Marta Bonaudo describe estas instancias de participación política como instancias de resolución de
conflictos inter-facciones y que, por otro lado, operaban respecto a los opositores mediante estrategias de
cooptación o neutralización. BONAUDO, Marta. “Hacer política…” Op. Cit.
56
BONAUDO, Marta “Ordenar y controlar”. En La organización productiva del territorio… Op. Cit.
57
Aquí no sólo entran en consideración la cuestión del faccionalismo en el Radicalismo, sino que debe
sopesarse la bifurcación de los dispositivos de socialización política a partir de 1912, señalada por Darío
Macor. En esta dinámica, coexistieron a partir de ese año prácticas políticas nuevas, con base en la acción
partidaria y la militancia en la construcción del capital político junto con prácticas de corte tradicionalista,
ancladas en la relevancia del capital social del actor. Véase MACOR, Darío. “La política santafesina”.
En, Nación y provincia… Op. Cit.
58
Respecto a la dinámica electoral y de gobierno del partido radical en la provincia de Santa Fe véase
MACOR, Darío y PIAZZESI, Susana. “El Radicalismo y la política santafesina en la Argentina de la
primera república”. En Revista Estudios. Nº 23-24. Córdoba. Centro de Estudios Avanzados. UNC-
CONICET. 2010
59
BUCHBINDER, Pablo. Historia de las universidades argentinas. Buenos Aires. Sudamericana. 2005
60
Cassano, Alberto; Suárez, Teresa; Tedeschi, Sonia; Vallejos, Oscar. “Los saberes científicos en Santa
Fe. Fragmentos de una historia, alternativas, presente y proyecciones”, en TESSIO, Griselda (comp.);
Santa Fe, más que 200 años. Santa Fe. Cámara de Senadores de la Provincia. 2011; CONTI, Jorge. Lux
22
de Medicina, Farmacia y Ramos Menores, contaba con las bases que el movimiento médico
rosarino –institucionalizado en el Círculo Médico hacia 1910- había sentado con la iniciativa,
comenzada desde su fundación y frustrada en parte, de construcción de un nuevo hospital para
la ciudad y de una escuela de medicina como obra política recordatoria del Centenario de la
Revolución de Mayo61.
La ciudad de Rosario se presentaba, a principios del siglo XX, como un espacio social
radicalmente modificado desde el último tercio del siglo precedente. El impacto inmigratorio –
internacional e interno- no sólo acrecentó su población a ritmo constante62, sino que redefinió su
fisionomía social y urbana, en función de su rol en el proyecto argentino de inserción al
mercado mundial. En este sentido, a partir de 1852, la por ese entonces Villa devenida en ciudad
se vio beneficiada por una serie de contingencias que le permitieron erigirse en polo comercial y
productivo en muy pocos años 63, y que atravesó múltiples transformaciones, en especial desde el
inicio de la década del sesenta 64, cuando la fisionomía de la ciudad se vio surcada
Indeficiens. Crónica para una historia de la Universidad Nacional del Litoral; Santa Fe. Ediciones UNL.
2009
61
BERRA, Héctor. Facultad de medicina. Barro y pampa. Centenario y después. Rosario. UNR Editora.
1996; BOSCH, Raimundo. Historia de la Facultad de Medicina; Santa Fe. Talleres gráficos de la UNL.
1966
62
En este sentido, cabe considerar que entre 1851 y 1895 la población de por aquel entonces Villa del
Rosario pasó de 3.000 habitantes a 90.000, es decir, se multiplicó más de 30 veces, para pasar, entre 1895
y 1914 a los 220.000 habitantes, de los cuales, hacia el Centenario, un 47% eran extranjeros y un 11%
migrantes internos. Para una concisa lectura sobre la evolución de los indicadores demográficos y del
mundo del trabajo en el marco del desarrollo político institucional de la ciudad, véase Megías, A.
“Modernización y turbulencias políticas. Rosario en la segunda mitad del siglo XIX”. En, MEGÍAS,
Alicia et al. Los desafíos de la modernización. Rosario 1890-1930. Rosario. UNR Editora. 2010
63
A partir del impulso que recibió el transporte fluvial en la confrontación entre la Confederación y
Buenos Aires, le fue posible a la ciudad adquirir progresivamente un perfil capitalista que modificó la
estructura de la renta, así como la composición y características de la mano de obra. El mismo proyecto
político de la Confederación y las instituciones que ésta dispuso habilitaron la gestación de una serie de
iniciativas empresariales y financieras que, en su particular articulación entre lo público y lo privado,
magnificaron el volumen de las transacciones comerciales, en especial a partir de la rentabilidad que el
negocio del transporte significaba. Véase Videla, O. R. y Fernández, S. “La evolución económica rosarina
durante el desarrollo agroexportador”. En, FALCÓN, Ricardo. y STANLEY, Miryam. La historia de
Rosario. Tomo I. Economía y Sociedad. Buenos Aires. Homo Sapiens. 2001
64
Ello no implica desconocer iniciativas previas en esta dirección, como la de Allan Campbell, ingeniero
norteamericano que, hacia 1855, llevó adelante un estudio de factibilidad para la construcción del ramal
ferroviario que uniera Rosario y Córdoba. A pesar de contar con el aval de Urquiza, el proyecto encontró
encarnadura material diez años después, cuando William Wheelwright registró su sociedad anónima en
Londres con un importante capital. Videla, O. R. y Fernández, S. Op. Cit. Págs. 70-71.
23
progresivamente por distintos tramos del Ferrocarril Central Argentino65. La vinculación entre
la ciudad fenicia y los distintos centros productores y exportadores más relevantes permitió
articular tanto el comercio de exportación como las migraciones internas de manera más
fluida.66
Desde el punto de vista local, los principales focos de dinamismo económico se derivaban de
una miríada de actividades, que adelantaban la implantación multisectorial67 de la burguesía
rosarina en constitución, sin olvidar el desarrollo inmobiliario y el crediticio68. Por otra parte, al
calor de la comercialización de granos se desarrollaban pujantes negocios, los cuales –al menos
hasta la crisis de 1890- fueron llevados adelante por actores locales, para dejar paso luego a
capitales internacionales que transformaron la estructura del mercado 69. Alrededor de las
actividades primarias se motorizaron, en igual medida, otro conjunto dinámico de actividades 70,
en torno a las cuales fungían no sólo iniciativas de importación de maquinarias, sino también
pequeñas industrias de bienes livianos para el abastecimiento del mercado interno en expansión,
así como emprendimientos abocados al mantenimiento de la capacidad instalada de ciertas
actividades –talleres ferroviarios, provisión de materiales de construcción, etc.-.
65
La concreción del ramal Rosario-Córdoba fue en 1870, y el Rosario-Buenos Aires en 1890,
consolidado en 1902 con la fusión del Central Argentino. Videla, O. R. y Fernández, S. Op. Cit. Pág. 72
66
Aunque al mismo tiempo contribuyó a un doble proceso “negativo”: el declive de los emprendimientos
vinculados al transporte fluvial, por un lado, y el relegamiento de su perfil portuario y en especial el
dinamismo productivo-industrial derivado de éste, a partir de la hegemonía del puerto bonaerense. En este
contexto, sin embargo, los comerciantes supieron valerse de coyunturas particulares, como la Guerra del
Paraguay, en un momento en que las líneas férreas no tenían el alcance requerido para abastecer la zona
del combate. Videla, O. R. y Fernández, S. Op. Cit. Pág. 72
67
El concepto pertenece al clásico estudio de Jorge Sábato, citado en Videla, O. R. y Fernández, S. Op.
Cit. Pág. 87. Véase también BONAUDO, Marta (dir) Los actores entre las palabras y las cosas. Rosario.
Prohistoria Ediciones 2005. tomo I
68
Los negocios inmobiliarios, por una parte, florecieron no sólo a partir de la diferenciación social del
espacio en el ámbito urbano sino también con la valorización de los terrenos del hinterland rural con la
extensión del ferrocarril. El impulso del crédito y con él de la actividad financiera y bancaria fue
asimismo muy prolífico por estos años, tanto por la presencia de casas locales como con la instalación de
capitales extranjeros desde la crisis de 1873-74, el cual se orientaba a sectores burgueses y, en particular,
a las administraciones de gobierno. Hacia 1893 existían casi veinte entidades bancarias en la ciudad, tanto
de capitales locales y nacionales, así como privados y públicos. Videla, O. R. y Fernández, S. Op. Cit.
Pág. 78
69
Si bien no desaparecieron, las casas locales de comercialización devinieron en los gestores de la
circulación interna de materias primas, así como de articuladores entre productores y casas exportadoras.
Op. Cit. Pág. 91
70
Como ser las empresas de seguros –constituidas por lo general entre los mismos miembros de las
comercializadoras locales- y las industrias de procesamiento de materias primas, entre las que pueden
mencionarse refinerías, cervecerías, o incluso industrias de elaboración de productos primarios
importados, como las cigarrerías, las fábricas de bolsas, etc. Cabe destacar aquí su relevancia incluso en
la emergencia de configuraciones espaciales y de sentido particulares en distintos puntos de la ciudad,
como el Barrio Refinería, o El Saladillo, entre otros.
24
En este contexto, el particular dinamismo económico de la ciudad no se correspondía, empero,
con su peso político en la arena provincial, lo cual suscitó no pocos conflictos en la esfera
parlamentaria ya por la asignación de recursos, ya por su gravitación en la estructura estatal.
Pero incluso a nivel municipal, la provincia se reservaba, desde su reglamentación en 1858, la
atribución de elegir al Intendente, demarcando así dos áreas de límites difusos –y en verdad,
inseparables-: el área de la política, manejada desde la provincia o el Estado Nacional, y el de la
administración, que habilitaba la participación de ciudadanos locales, sin distingo de su
nacionalidad71. Este panorama contribuyó, no obstante, al desarrollo de un pujante
asociacionismo en variados niveles de la población; espacios de sociabilidad a partir de los
cuales los sujetos podían encontrar la representación que les era vedada desde el ámbito
político-estatal72. Esta particular organización del gobierno local brindó, entonces, un ámbito
desde el cual determinados espectros sociales y profesionales encontraron espacios desde los
cuales intervenir en la gestión política. De esta manera, las características urbanas de una ciudad
en plena transformación habilitaron un contexto propicio para una inusitada presencia en
ámbitos gubernamentales de los postulados del Higienismo, y en especial de los médicos. Allí,
estos agentes fueron capaces de articular proyectos de saneamiento y de control social desde
espacios públicos de promoción sanitaria, junto con un abanico de sociabilidades de amplio
espectro desde su posición social –evidentemente notabiliar hasta principios del siglo XX- así
71
Sin embargo, durante la década enmarcada entre 1872 y 1886, la ciudad modificó su estructura de
gobierno a partir de la sanción de una Ley Orgánica Municipal que desplazó el cargo de presidente del
Municipio, nombrado desde la Provincia, por un Concejo Ejecutor colegiado, designado por elección
directa. Al limitar la capacidad de participación al carácter de contribuyente –y no de nacionalidad- se dio
una intensa puja entre dos clubes políticos: el Club del Pueblo –vinculado a la política provincial de
Simón de Iriondo y a una orientación clerical- y el Club Electoral –que respondía a Nicasio Oroño, con
siento en la ciudad y tendencias laicas-. La creciente politización de la población y de los conflictos
marcaron el cariz inestable de los actos eleccionarios, y habilitaron al Estado provincial a intervenir en la
dinámica local, anulando las elecciones de 1884, disolviendo el Concejo, creando una Comisión
Administradora Municipal que desempeñara la intendencia y dictando una nueva Ley Orgánica Municipal
en 1886 que reducía considerablemente el número de ediles: de diez y ocho en 1872 a cinco en 1886.
Véase Megías, A. Op. Cit.
72
Los espacios de sociabilidad de la elite, por un lado, galvanizaron alrededor, y fundamentalmente, del
Jockey Club de Rosario (1900), aunque no puede descuidarse el espectro previo de ámbitos sociales,
muchas veces surgidos al calor de las motivaciones político-corporativas de sus miembros, luego
atemperados en sus objetivos culturales o filantrópicos. Entre ellos cabría mencionar el Club de
Residentes Extranjeros (1871), el Club Social (1873) y a partir de 1880, el Club Fénix, el Alemán, el
Campidoglio, el Club La Lira y el La Marina. Un caso particular de asociación cultural estuvo
representada en “El Círculo de la Biblioteca” (1912), espacio clave en la articulación y difusión de un
discurso burgués delimitador tanto de la idea y percepción de una cultura socialmente aceptable como de
su público, en un doble movimiento de constitución performativa, autolegitimación social e imbricación
de esferas público-privadas. FERNÁNDEZ, Sandra. Sociabilidades, corporaciones, instituciones (1860-
1930). Nueva historia de Santa Fe. Tomo 7. Rosario. Prohistoria Ediciones, Diario La Capital. 2006; “La
arena pública de las ambiciones privadas. Relaciones sociales y asociacionismo en la difusión de la
cultura burguesa: Juan Álvarez y El Círculo de Rosario (1912-1920)”. En: Tierra Firme. Revista de
Historia y Ciencias Sociales. Nº 78. Caracas. 2002
25
como, ya a principios del siglo XX con la consolidación de la UCR y la Liga del Sur, desde lo
político-partidario73.
73
Este aspecto será analizado en el capítulo III, al estudiar las sociabilidades que los médicos accionaron
para construir el Hospital de Alienados.
74
Véase PASCUAL, Cecilia. “Papeles de Cólera. Epidemia, infraestructura urbana y configuraciones de
sentido en Rosario”. Workshop: El espacio público en debate. Sociedad y espacio en la Argentina
contemporánea. Rosario. ISHIR: CCT Rosario. 2012.
75
Como ya lo ha señalado Agustina Prieto, desde 1868 –con el advenimiento de la primera epidemia de
cólera- la provincia de Santa Fe creo su Consejo de Higiene, con filiales en distintas partes de su
territorio. A partir de la década del ‟90 del siglo XIX – y luego del paso de la segunda epidemia de cólera
entre 1885 y 1887- el gobierno local constituyó instituciones propias para la atención sanitaria de la
población, bajo la dirección de la Oficina de Higiene Municipal, Asistencia Pública desde 1900. Este
ámbito se volvió un sitio desde el cual ciertos profesionales del arte de curar, en función de su
desenvolvimiento al frente de la agencia sanitaria, podían impulsar sus candidaturas a la intendencia,
como lo fue en el caso de Isidro Quiroga (1909-1911). Ello se vio favorecido por el marco jurídico que
ofrecía la ley provincial de 1900 que –luego de la disputa de la Asistencia Pública rosarina con el
Departamento de Higiene Nacional en torno a las medidas a tomar por la epidemia de peste bubónica-
ampliaba la injerencia de los intendentes en los asuntos de higiene local. Véase Prieto, Agustina.
“Rosario: epidemias, higiene e higienistas en la segunda mitad del siglos XIX”, en LOBATO, Mirta Z.
(ed.) Política, médicos y enfermedades. Lecturas de la historia de la salud en la Argentina. Buenos Aires.
Editorial Biblos. 1996
76
Un ejemplo patente de la inscripción del Higienismo en políticas de gobierno concretas se dio en el
abordaje que el problema habitacional y epidémico tuvo en Rosario, que osciló entre dos tentativas. Por
una parte, las que priorizaban la necesidad de erradicar aquellas viviendas insalubres que pudiesen
convertirse en foco de contagio de enfermedades sociales –fuertemente estigmatizadas y vinculadas a las
prácticas y hábitos “promiscuos” de los sectores de bajos recursos- al tiempo que enfatizaba en otras
medidas que pudiesen remediar los potenciales riesgos. Por otra, y a pesar de que en los años del
Centenario aún no predominaba, se avanzó sobre la perspectiva que tendía a considerar el problema de
manera más integral, al tiempo que biopolítica, enfatizando la necesidad del cumplimiento de una serie de
condiciones mínimas que asegurasen la reproducción de la mano de obra. FALCÓN, Ricardo. “Elites
urbanas, rol del Estado y cuestión obrera (Rosario, 1900-1912)”. En, Estudios Sociales. Nº 3 (2do
Semestre). Santa Fe. UNL Editora. 1992
77
En este sentido, la estructura sanitaria de la ciudad reconocía un Hospital con orígenes en el primer
tercio del siglo XIX y otro conjunto nacido en los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX.
Respecto al Hospital de Caridad, dependiente de la Sociedad de Beneficencia de Rosario, fue abierto en
1855 –siendo la Sociedad de Damas creada en 1854- a partir del antecedente del Hospital Militar de
Rosario, existente desde la segunda década del siglo XIX. Esta será la institución que centralizará la
atención médica por un período de cuarenta años, contando, hacia 1912, con catorce médicos cirujanos.
Sendos antecedentes encontraba en igual medida la Casa de Aislamiento –el antiguo Lazareto Municipal
surgido por la epidemia de cólera de 1867, devenido en Leprosario a cargo de religiosos-, creada en 1897
y dependiente de la Asistencia Pública Municipal. Un año más tarde, y a partir de la misma agencia
estatal surgió el Hospital Rosario, con importante capacidad de atención. Desde las colectividades
extranjeras residentes en la ciudad se crearon, en 1899, el Hospital Italiano Garibaldi; el Hospital
Español, iniciado en 1905 e inaugurado hacia 1912, y la Enfermería Anglo-Alemana, la cual funcionó
26
estrictamente médico, y abordaba problemas de mayor espectro 78. En el agitado contexto de
crecimiento demográfico de la ciudad, el plano de la atención de la infancia se cubría, en lo
general, por el Asilo de Huérfanos y Expósitos, dependiente de la Sociedad de Damas de
Caridad79, y por la Sociedad Protectora de la Infancia Desvalida 80. Por lo pronto, sabido es que
la reclusión de los alienados se efectuaba tanto en el Asilo de Dementes y Mendigos 81 como en
la cárcel local82.
Será hacia el Centenario cuando los límites del modelo de crecimiento de la ciudad, y de todo el
país, den sus señales más evidentes. En el contexto de la crisis por el desarrollo de la contienda
bélica mundial, el incremento de la conflictividad social fue una constante durante la primera
década83, así como lo fueron la búsqueda de alternativas que permitieran sostener el nivel de
actividad económica84. La década del ‟20 representó, por otro lado, el momento de
desde fines del siglo XIX hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, siendo adquirida luego por la
Facultad de Medicina en 1923 para la construcción del Hospital de Alienados. Desde el ámbito particular,
por último, a partir de 1906 se instaló el primer sanatorio particular de la ciudad –Palace Sanatorio-, a lo
cual podrían sumarse las clínicas privadas de poco menos de una decena de médicos más. En lo general,
los datos sobre la estructura sanitaria de la ciudad han sido recogidos de BERRA, Héctor. Facultad de
Medicina…Op. Cit.
78
LANCIOTTI, Norma. “Racionalizar la ciudad: El itinerario del reformismo en la administración
municipal rosarina”. En, Mercado inmobiliario en Rosario (1885/1914) Racionalidad empresarial y
configuración el espacio urbano. Tesis doctoral, mimeo. Rosario. FHUMyAR-UNR. 2004
79
Entre sus iniciativas, intentaron recabar fondos públicos para instalar un Hospital para la Infancia
Desvalida. Archivo General de la Provincia de Santa Fe (en adelante AGPSF). Ministerio de Gobierno,
Sección Gobierno. Tomo 127. 1889. Una visión del ejercicio del poder y la política desde la beneficencia
local en BONAUDO, Marta. “Cuando las tuteladas tutelan y participan. La Sociedad de Damas de
Caridad (1869-1894)”. En, Signos Históricos. Nº 15. Universidad Autónoma Metropolitana. Itzapalapa.
México DF. Enero-junio 2006
80
ALVAREZ, Juan. Historia de Rosario (1689-1939). Santa Fe. Ediciones UNL. 1961. Pág. 542
81
El Asilo contenía 100 internos aproximadamente, de acuerdo con los datos que José Ingenieros aporta.
INGENIEROS, José. “Los asilos para alienados en la Argentina”. En Revista de Criminología,
Psiquiatría y Medicina Legal. Año VII. 1920
82
Observaremos luego la pervivencia de esta práctica ante la capacidad asistencial limitada del Hospital
de Alienados inaugurado en 1927.
83
Para el caso local, Rosario experimentó, entre 1901 y 1907 una oleada de huelgas que recrudecieron el
clima social y político, dando lugar tanto a procesos de represión como a intentos de articulación e
integración política de los sectores obreros afines al Anarquismo o el Socialismo por parte del
Radicalismo. Para una caracterización del mundo del trabajo y la particular política desplegada en la
ciudad entre fines del siglo XIX y principios del XX, véase FALCÓN, R. La Barcelona argentina…Op.
Cit.
84
En este sentido, el avance en la producción local de manufacturas fue una de las facetas de un
reacomodamiento del comercio y producción de la ciudad al mercado interno, en especial debido a la
caída de la participación del puerto en las exportaciones, a partir de la concentración que efectuó el puerto
de Buenos Aires, ante lo cual los actores rosarinos respondieron con alternativas no tradicionales de
intercambio internacional, que sin embargo no tuvieron un impacto relevante. Los años veinte recibirían a
la ciudad con un desarrollo de actividades derivadas del comercio de granos, en especial de maíz, como lo
fueron las aseguradoras, el crédito y la importación de maquinaria, al tiempo que dicha recuperación
estimuló las actividades industriales –livianas- previas. Videla. O. R. y Fernandez, S. Op. Cit.
27
consolidación de un tejido urbano expansivo a partir de un proceso de mercantilización de
tierras suburbanas85, así como por la participación de la gestión municipal en el proceso no
lineal de extensión del tejido urbano86, asegurando lo que Rigotti entiende por “viabilidad”,
mediante el trazado concreto de las calles que vincularían los nuevos espacios con los
históricos, junto con las inversiones accesorias en pavimento y alumbrado público y las
disposiciones sanitarias correspondientes al traslado de actividades antihigiénicas para el
desarrollo de concentraciones urbanas87. La expansión de la ciudad representaba, en igual
medida, un rentable negocio no sólo para las casas de loteo y remate, sino también para las
compañías constructoras locales, por lo general emparentadas 88.
85
Videla. O. R. y Fernandez, S. Op. Cit. Págs. 103-105
86
A la consolidación del núcleo central urbano, de sus arrabales y de los espacios que avanzaban hacia
pueblos nacidos a fines del XIX en estricta vinculación con estaciones de transporte ferroviario o
tranviario –El Saladillo, Fisherton, Alberdi, Echesortu, Eloy Palacios- siguió una segunda ola
urbanizadora alrededor de los ejes circulatorios próximos al centro –Arroyito, Sorrento, La Florida,
Godoy, Arrillaga-. Este proceso de transformación urbana, buscaba, como señala Rigotti, “recuperar los
núcleos históricos como centro representativos y de residencia de las clases medias y altas” de modo de
apaciguar la conflictividad social, y laboral específicamente, cuya materialización más explícita a nivel
nacional se dio durante los hechos de la “Semana Trágica”, en 1919, a partir de intervenciones
particulares, como el acceso a la casa propia. Rigotti, Ana María. “La ciudad y la vivienda como ámbitos
de la política y la práctica profesional”. En, FALCÓN, Ricardo (dir.) Democracia, conflicto social y
renovación de ideas (1916-1930), Nueva Historia Argentina. Tomo VI. Buenos Aires. Sudamericana,
2000. Pág. 288
87
Considerando estos desarrollos, debe posarse la atención sobre el accionar municipal en el diseño de la
traza urbana, en un intento de sortear un caótico escenario y promover una “ciudadanización inducida
mediante la universalización de los derechos públicos promovida por el reformismo oligárquico de
principios de siglo.”Op. Cit. Pág. 290
88
Por otro lado, la iniciativa del municipio se plasmó de manera cabal en el primer plan de viviendas
proyectado desde la esfera estatal en 1926, el cual derivó en una miríada de conflictos que marcaron los
límites de la planificación pública sobre entramados relacionales previos, al tiempo que dieron cabida
tanto a prácticas de significación colectiva específicas, vinculadas a la pertenencia socio-cultural a dicho
barrio, como a la emergencia de instancias de participación en lo político que tensionaban la eficacia con
la lealtad a los intereses representados. Roldan, Diego. “Políticas municipales y estrategias sociales.
Segregación urbana, identidades, vecinalismo y politización. Rosario durante la entreguerra”. En
BONAUDO, Marta (dir.) Imaginarios y prácticas de un orden burgués. Rosario, 1850-1930. Tomo II.
Instituciones, conflictos e identidades. De lo “nacional” a lo local. Rosario. Prohistoria. 2010
89
Esta cuestión fue abordada por Múgica, Ma. Luisa y Martin, Ma. Pía, “”La sociedad rosarina en el siglo
XX: cambios, vida cotidiana y prácticas sociales”; en FALCÓN, Ricardo. y STANLEY, Myriam. La
historia de Rosario. Tomo I. Economía y Sociedad. Buenos Aires. Homo Sapiens. 2001
28
accionar de organizaciones filantrópicas específicas, como las sociedades de beneficencia. Por
otro lado, la pluma de los periodistas avanzaba sobre el carácter vagabundo y descontrolado de
los jóvenes, quienes se veían estimulados por el accionar de “comerciantes poco escrupulosos”
que les permitían el ingreso a cafés, al hipódromo, o que los reclutaban para sus negocios en
espacios públicos 90. Llegaban, por último al plano moral e higiénico, con especial referencia a
las imágenes sociales de hombre y mujer prevalecientes, así como a la cuestión sexual, en donde
entraban en consideración los “peligros” de lo entendido como libertinaje sexual; ello en una
ciudad con una tradición y cultura prostibularia de peso91.
90
Ante este panorama, la Jefatura Política se pronunció al respecto con un edicto que ordenaba a los
agentes públicos un control más estricto del movimiento juvenil en cafés o casas públicas o de juego,
siendo que si eran descubiertos en actividades no acordes a su edad “debían ser conducidos a la
comisaría, notificar a sus padres o tutores y enviar la lista de nombres a los directivos de los colegios.
Aunque también serían multados los propietarios d los locales en que fueran hallados.”. Op. Cit. Pág.
166
91
Para este punto véase MUGICA, Ma. Luisa. Sexo bajo control. La prostitución reglamentada. Rosario
entre 1900 y 1912. Rosario. UNR Editora. 2001
29
Capítulo III
Una cuestión clave del proceso estuvo dada por el hecho de que tanto el delegado organizador
de la facultad de medicina como su secretario, Antonio Agudo Ávila 94 y Raimundo Bosch 95,
92
Discurso de inauguración de la Sección Alienados, 1924, a cargo del Dr. Manuel Pignetto. Universidad
Nacional del Litoral. Facultad de Ciencias Médicas, Farmacia y Ramos Menores. Memoria
correspondiente al año 1924 elevada por el Decano Doctor Rafael Araya. (En adelante UNL-FCM-
MMD). Rosario. 1925. Pág. 22
93
Véase nota 47 del capítulo dos.
94
Antonio Agudo Ávila, fue un destacado alienista, miembro del radicalismo yrigoyenista, a quien se le
confió la organización de la Facultad de Medicina de Rosario. Fue allí el autor intelectual del reformador
proyecto de atención de la salud mental en la ciudad fenicia. Durante el segundo gobierno de Yrigoyen
presidió el Departamento Nacional de Higiene.
30
eran médicos especialistas en psiquiatría. De allí el importante lugar asignado a dicho campo
científico en el plan de estudios96 de la carrera. En efecto, a partir de la convocatoria de docentes
de la Capital Federal, la carrera contaba, a partir de quinto año, con una cátedra de Psiquiatría de
adultos, a cargo de Gonzalo Bosch97, otra de Psiquiatría Infantil, bajo la dirección de Lanfranco
Ciampi98, una de Psicología Experimental, a cargo de Arturo Mó y una cátedra de Medicina
Legal, cuyo titular era Raimundo Bosch. La disputa por el alcance de sus contenidos, por la
dirección de espacios clave en lo referente a la atención médica y la orientación de la
investigación y por la pugna por la autonomía del campo de la Psiquiatría como tal en la Casa
de altos estudios, entonces, se libró en función de las vinculaciones entre los citados docentes
por compartir espacios académicos y laborales privados –tanto el Sanatorio Bosch de Rosario
95
Raimundo Bosch era un médico cordobés recibido en la Universidad de Buenos Aires en 1919 y,
radicado en la ciudad de Rosario desde 1920, para desempeñarse junto A. Agudo Ávila como secretario
organizador de la Facultad de Medicina local. Una vez concluida esta tarea, se desempeñó como profesor
de Medicina Legal entre 1923 y1952, y desde su especialidad motorizó la creación de una serie de
instancias de enseñanza e investigación, entre ellos la Clínica del Trabajo –de la cual fue director en
1928-, el Instituto Médico Legal en 1931 y la Escuela de Médicos Legistas, siendo su director-
organizador y su profesor de Criminología entre 1938 y 1952. Además de ser médico de los tribunales
rosarinos, fundó la Revista de Medicina Legal y jurisprudencia médica de Rosario en 1935, además de
publicar más de una decena de trabajos de su autoría. ABAD DE SANTILLAN, Diego. Gran
Enciclopedia argentina. Buenos Aires. Ed. Ediar. 1956, tomo II
96
En efecto, la asignatura de Ciampi iba a ser dictada originalmente por el Dr. Scarano, de Buenos Aires.
Véase el primer Plan de Estudios en BOSCH, Raimundo. Historia de la Facultad… Op. Cit. Págs. 123
97
La prolífica figura de Gonzalo Bosch condensa una miríada de actividades que dan cuenta no sólo de su
capital cultural, sino también de sus capitales social y político. Nacido en Buenos Aires, y recibido seis
años antes que Raimundo, este médico se desempeñó como profesor de Clínica Psiquiátrica en las
Facultades de Ciencias Médicas de la UNL (1922-1934) y de la UBA (1928-1953) y de Psicopatología
Forense en la Facultad de Derecho de la UBA entre 1932 y 1953. Fue director del Hospicio de las
Mercedes en 1930 y de la Colonia de Alienados “Dr. Domingo Cabred”. Fue el director del instituto de
Clínica Psiquiátrica del Hospicio de las Mercedes entre 1943 y 1953, así como presidente del Ateneo
Neuro-Psiquiátrico –constituido por médicos del Hospicio y la Colonia-. Desde 1942, y por dos años, fue
miembro de la Comisión nacional Asesora de Asilos y Hospitales Regionales. Fundó y presidió la Liga
Argentina de Higiene Mental en 1929 y su Escuela de Visitadoras Sociales en 1934. Fue miembro
fundador y presidente de la Sociedad de Neurología y Psiquiatría en los períodos 1925-26, 1931-32,
1945-46. En 1939 presidió la Sociedad Argentina de Medicina Social y en 1945 fue miembro fundador de
la Sociedad Argentina de Eugenesia. Fue presidente de la Sociedad Científica Argentina entre 1942 y
1943. Dirigió secciones y fundó la Revista de la Asociación Médica Argentina y de la Revista de la Liga
Argentina de Higiene Mental respectivamente. Entre 1945y 1946 presidió la Comisión Nacional de
Cultura. Entre sus publicaciones se destacan tanto las de carácter científico como las literarias y teatrales.
AA.VV. Quién es quién en la Argentina. Biografías contemporáneas. Buenos Aires. Ed. Kraft. 1963
98
Lanfranco Ciampi es una de las figuras privilegiadas de nuestro análisis, en tanto será quien durante la
década del treinta dirija el Instituto de Psiquiatría de la Universidad. A la hora de considerar su
desempeño en la ciudad, vale la pena rescatar que recibió su título de Médico en la Universidad de Roma
en 1913, y desde dicho año, y hasta 1919, fue el vicedirector del establecimiento de Psiquiatría Infantil
del Prof. Sancte De Santis, su máximo referente. Fue también Jefe de la sección de Psicología de los
Anormales en la Universidad de Roma. Desde 1920 reside en Buenos Aires, donde dirige el Instituto
Psico-Pedagógico, y adonde retornará a mediados de los treinta, continuando, sin embargo, al frente de la
dirección del Boletín del Instituto de Rosario. Una biografía de Ciampi en su artículo “La demencia
precocísima”, publicado en la Revista de Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal. Año VII. 1920
31
como el Sanatorio Flores de la Capital Federal los incluía entre su cuerpo de directivos o
consultos-99, así como entre los médicos y el resto del claustro docente y de los políticos de
turno.
El puntapié inicial del proyecto del Hospital de Alienados fue dado por el Dr. Ávila,
quien, en su carácter de organizador, había firmado en 1921 un contrato de compraventa 100 con
la Comisión Liquidadora de la ex Enfermería Anglo-Alemana de Rosario, la cual cesó sus
funciones al inicio de la primera guerra mundial. Ésta -cerrada en 1914- se encontraba en la
manzana delimitada por las calles Suipacha, Ricchieri, Santa Fe y San Lorenzo, frente al
Hospital Centenario y a la Facultad de Medicina, lo cual, dadas las instalaciones con que
contaba –tres pabellones originales- y el tamaño de su terreno -12.000 varas sobre calle
Suipacha, unos 10.000 metros cuadrados- la volvían un negocio interesante en la planificación
de la organización universitaria de la Medicina en la ciudad 101.
Su sucesor en el decanato, Rafael Araya 102, dio continuidad al proyecto apelando a los
lazos con los que contaba tanto en el ámbito universitario como a las cámaras legislativas
nacionales y provinciales. En este sentido, el decano es muy explícito cuando manifiesta que:
99
Véanse las publicidades en el Boletín del Instituto Psiquiátrico (en adelante BIP).
100
El contrato puede leerse en ARAYA, Rafael. Hospital de Alienados y Escuela de Niños Retardados
del Rosario (Anexos a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Litoral) Antecedentes,
Construcción, Organización. Rosario. Imp. Ravani. 1931. Págs. 4-5
101
BERRA, Héctor. Facultad de medicina. Barro y pampa. Centenario y después. Rosario. UNR Editora.
1996
102
Rafael Araya fue un médico rosarino recibido en la Universidad de Buenos Aires en 1904. Miembro
de una familia prolífica en cuadros políticos del radicalismo, se especializó en ginecología, llegando a ser
el jefe del servicio de Ginecología y cirugía general de mujeres del Hospital Español desde su fundación,
en 1912. En 1913 y 1925 realizó viajes a Europa para continuar su formación. Ocupó la primera cátedra
de Ginecología de la UNL, en la cual fue decano (1922-1926) y rector (1927). Fue el primer presidente de
la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Rosario y llegó a ser vicegobernador de la provincia de Santa
Fe en 1939. ABAD DE SANTILLAN, Diego. Gran enciclopedia de la provincia de Santa Fe. Tomo I.
Buenos Aires. Ediar. 1967
32
Doctor Ricardo Caballero, el Doctor Antonio Agudo Ávila, el Doctor Rogelio Araya 103
y después de tratar personalmente con un numeroso núcleo de Diputados Nacionales, el
Señor Jorge Raúl Rodríguez, Doctor Miguel J. Culaciati, etc. etc. después de elevar
plano, notas detalladas a la casi totalidad de Senadores y Diputados Nacionales, se
obtuvo la inclusión de dos partidas de $75.000 c/una correspondientes a los años 1923 y
1924 o sea en total los $150.000 exigidos como precio de venta por la Comisión
liquidadora.104
En esta dirección, el 11 de abril de 1923, el Decanato envió una nota dirigida personalmente a
los senadores nacionales Fernando Saguier, Martín Torino, Ricardo Caballero 106, A. Augier,
Joaquín V. González, R. P. Pose, Vicente G. Gallo, Mario Bravo y Luis Linares, en la cual
enfatizaba las necesidades de adquirir la propiedad de la Enfermería Anglo Alemana,
enfatizando en su discurso tanto su precio conveniente como los requerimientos sociales y
académicas de la ciudad en lo referido a la atención de los dementes.
103
El hermano del decano, Rogelio Araya, había sido diputado nacional por la provincia de Santa Fe entre
1912 y 1916 y por la ciudad de Buenos Aires entre 1918 y 1920, además de haber sido el vicepresidente
primero y luego presidente del Comité Nacional de la UCR (1916 a 1918 y 1918 a 1920,
respectivamente) , en razón de lo cual sus “gestiones”, al menos en los miembros del bloque del partido
del la provincia, y sin descartar la colaboración de otros políticos radicales dada la relevancia de su
hermano ante el Comité Nacional, no habrían sido tomadas a la ligera. ABAD DE SANTILLAN, Diego.
Op. Cit.
104
UNL-FCM-MMD. Rosario. 1924. Pág. 26.
105
Véase SALVATORE, Ricardo. Subalternos, derechos y justicia penal. Ensayos de historia social y
cultural argentina 1829-1940. Buenos Aires. Gedisa. 2010
106
Ricardo Caballero, destacado político del radicalismo santafesino, miembro de la fórmula Menchaca-
Caballero (ambos médicos), primera fórmula política en ser electa por la Ley Sáenz Peña, ya había
gestionados fondos directamente para la Facultad de Medicina en otras oportunidades. En efecto, en los
inicios de su bancada en el Senado obtuvo una partida de 100.000 m/n. para organizar la biblioteca clásica
de la Facultad. Véase BOSCH, Raimundo. Historia de la Facultad…Op. Cit. Pág. 123
33
“Las exigencias impostergables de nuestra Escuela de Medicina son indudablemente
grandes como podrá apreciar el Señor Legislador por la planilla y nota adjunta (…) De
entre ellas, dos sobre todo ofrecen un carácter de suma urgencia para la buena marcha
de esta Casa de estudios y son merecedoras de la consideración del H. Congreso de la
Nación. (…) La segunda, que también reviste un carácter de urgencia aunque se halla en
segundo plano en relación a la primera [referida a las instalaciones del Hospital
Centenario], la representa la adquisición del Ex Hospital Anglo-Alemán ubicado frente
al Hospital Centenario y que sería destinado al Hospicio de Dementes y enfermedades
nerviosas de los que carece por completo la ciudad de Rosario. Su compra, para lo que
existe firmado un contrato ad-referendum por valor de $150.000 m/n por el anterior
Gobierno Nacional, constituye una valiosa adquisición para el Estado, pues se trata de
un terreno de 12.000 varas aproximadamente en el que existen construcciones cuyo
costo ha sido avalado en $250.000 m/n, y cuya refacción exigiría escaso desembolso. La
urgencia de adquirirlo es evidente, lo requieren así las necesidades de la población de
una gran zona de la República carente de ese género de asilo y la enseñanza de las
ciencias médicas. (…) Concebida en idénticos términos a las notas que se transcriben el
Decanato se dirigió también a los señores Senadores Nacionales Dres.: Martín Torino,
Ricardo Caballero, A. Augier, Joaquín V. González, R. P. Pose, Vicente G. Gallo,
Mario Bravo y Luis Linares.” 107
El 28 de junio, por otro lado, dirigió una nota al senador Pedro Llanos comentando el estado de
la Facultad en cuanto a número de alumnos y la capacidad de sus instalaciones, abordando
especialmente la necesidad de colaboración de los poderes públicos para solucionar lo que
constituía el problema regional de la locura. Pero asimismo, Araya sustentó la cuestión sobre el
aspecto económico de la Enfermería representaba por su bajo precio, apelando para ello no sólo
a cifras, sino a la evaluación –positiva, por cierto- que personajes de peso del radicalismo
habían emitido sobre el asunto, así como al conocimiento de experiencias contemporáneas de
resolución de situaciones asistenciales, cuestión que trasluce la existencia de lazos sociales con
sus colegas y políticos de la Capital Federal.
107
UNL-FCM-MMD. Rosario. 1924. Pág. 113-114
34
carece por completo la ciudad de Rosario. Es doloroso reconocer que estos enfermos
(dementes) que acuden a la ciudad de distintos puntos de la República y de la Provincia
o son enviadas por las autoridades de las poblaciones vecinas para ser alojados en las
celdas destinadas a los presos en la Jefatura Política de esta ciudad, donde permanecen a
la espera de poder ser conducidos al Hospital de las Mercedes, en la Capital Federal,
sufriendo mientras tanto todos los inconvenientes que se derivan de tan extraño
procedimiento. (…) Razones de conveniencia económica pesan fundamentalmente para
que el Gobierno resuelva la adquisición de la Enfermería Anglo-Alemana. Esta se
ofrece a un precio irrisorio pues se trata de un terreno de doce mil varas
aproximadamente en el que existen… (…) Esta Institución debe ser instalada fatalmente
ya que las necesidades de esta Escuela lo exigen con carácter impostergable. Si el
Gobierno no lo adquiere hoy e intentara uno semejante mañana, seguro que no lo haría
con menos de $400.000 a $500.000 m/n. Por otra parte la ubicación de la Enfermería
Anglo-Alemana, situada frente al Hospital Centenario, permitiría no sólo realizar la
concentración de los estudios en un solo sitio tal como se proyectaba cuando se hubo de
hacer el policlínico San Martín de Buenos Aires, método de reconocida ventaja
educativa sino también la concentración de su Dirección y de sus demás dependencias
(cocina, etc.) con la natural economía que ésta significa. Debo hacer saber al Señor
Senador que existen un contrato ad-referendum firmado por el ex delegado organizador
Dr. A. Agudo Ávila en representación del gobierno y la comisión liquidadora de la
Enfermería Anglo-Alemana (la que mantiene por tres meses más esta propuesta):
contrato que fuera estudiado por el ex ministro de Justicia e Instrucción Pública Doctor
Salinas y que pasara después a informe del Ministerio de Obras Públicas. Quisiera el
Señor Senador interesarse en el sentido de incluir en el presupuesto del año corriente
una partida de ciento cincuenta mil pesos m/n para esta adquisición que resultará obra
patriótica, humanitaria y benéfica en todos conceptos para los intereses de la enseñanza
universitaria.” 108
108
UNL-FCM-MMD. Rosario. 1924. Pág. 115-116
35
“Con el presente tengo agrado de adjuntarle un album de fotografías de la Facultad de
Medicina y Hospital Nacional del Centenario, a los efectos de que podrá apreciar esa H.
Comisión la importancia de esta Escuela y las necesidades de la misma. Al propio
tiempo envióle un plano de la Enfermería Anglo-Alemana, cuyo contrato ad-
referendum, se halla firmado y la propuesta sostenida por la parte vendedora, así como
los datos de las últimas ventas realizadas en los alrededores de esta Facultad, obtenidos
de la acreditada Casa de Remates del Señor Ovidio Rodríguez, de esta ciudad. Ruego al
Señor Presidente sepa disculpar las repetidas molestias que le ocasionamos, justificadas
hasta cierto punto, por las exigencias impostergables de la enseñanza que reparte esta
Escuela. Saludo al Señor Presidente con…” 109
Por otra parte, en la sesión del Consejo Directivo del 23 de septiembre de 1923, se decide enviar
una nota de carácter general a los miembros de la Cámara de Diputados, en la cual el Decanato
divide sus argumentos entre el estado de la atención de los dementes en la ciudad –recluidos en
la Policía hasta ser enviados al Hospicio de las Mercedes u Olivos, instituciones cuyo
funcionamiento estaba siendo cuestionado desde hacía un tiempo – y, nuevamente, el grado de
avance de las obras de la Casa de altos estudios, remitiendo álbums fotográficos 110.
Sin embargo, al pasar unas semanas, la incertidumbre cambia de foco cuando el proyecto
avanza a la Cámara de Diputados, y observamos entonces el cambio en la estrategia del Decano,
en especial en la profusión de telegramas que el Decano remite personalmente el 5 de octubre de
1923 a su círculo de vínculos, en los cuales apela directamente a su colaboración para la
aprobación de la moción111:
“Doctor Ricardo Caballero – Carlos Calvo 124 – Buenos Aires – Como se dice que no
se incluirá por la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados la partida de
setenta y cinco mil pesos para la compra de la Enfermería Anglo-Alemana, rogámosle
interponga su influencia a favor de este pedido. Salúdale atentamente –”112
“Señor Diputado Nacional Don Jorge Raúl Rodríguez – Congreso Buenos Aires – Las
autoridades de esta facultad solicítale empeñosamente su intervención a favor del
mantenimiento de la partida de setenta y cinco mil pesos votada por el Senado, a los
efectos de la compra de la Enfermería Anglo-Alemana para el Hospital Nacional de
109
UNL-FCM-MMD. Rosario. 1924. Pág. 116
110
UNL-FCM-MMD. Rosario. 1924. Pág. 91
111
Nuevamente, la constitución de su accionar desde un terreno contestado. SALVATORE, Ricardo. Op.
Cit.
112
UNL-FCM-MMD. Rosario. 1924. Pág. 91
36
Dementes acercándonos así al completo desarrollo de esta escuela que tanto le debe al
Señor Diputado. Salúdole atentamente.”113
“Señor Diputado Nacional, Doctor A. Mora y Araujo – Congreso. Buenos Aires – Las
autoridades de esta Facultad solicítanle empeñosamente su intervención a favor del
mantenimiento de la partida de setenta y cinco mil pesos, votada por el Senado a los
efectos de la compra de la Enfermería Anglo-Alemana para el Hospital Nacional de
Dementes. Salúdale atentamente.”114
En este recorrido por la argumentación del Decano en su búsqueda de fondos, resulta evidente
como, desde la observación de las trayectorias de los actores a lo que apela, los vínculos de
mayor o menor fuerza no son necesariamente una condición de éxito en su cometido. Lo más
interesante tal vez resulta la disposición de las asociaciones que, más allá del lazo que las une al
Dr. Araya, poseen otro abanico de influencias capaces de intervenir en el debate suscitado, y de
esa manera conseguir las voluntades necesarias para la aprobación del pedido. Si bien nuestro
estudio se centró por cuestiones operativas y de visibilidad del lazo en las acciones de uno de
los actores de la red –Araya-, su despliegue epistolar y las redes que cada uno de sus contactos
manejaba aseguraban la movilización –incierta en sus resultados- de una serie de influencias
que posiblemente evaluarían, desde el peso del vínculo al cual se recurre, cómo resolver o
direccionar la cuestión. A pesar de que Araya obtuvo el visto bueno de ambas cámaras
nacionales para la inclusión de las partidas solicitadas, éstas serían libradas en dos cuotas,
imputadas al presupuesto de los años 1923 y 1924. Ello no representaría en realidad un
problema, si no fuese porque la Comisión Liquidadora informó, el 14 de setiembre de 1923, que
el contrato de compraventa, y por tanto el precio acordado, caducaba el 14 de diciembre de
113
UNL-FCM-MMD. Rosario. 1924. Pág. 117
114
Ibídem
115
Ibídem
116
ARAYA, Rafael. Hospital de Alienados y Escuela…. Pág. 7
37
dicho año117. Este dilema motivó nuevas gestiones, esta vez con el Ministro de Justicia e
Instrucción Pública de la Nación, Antonio Sagarna. A éste se dirigió Araya con una nota el 9 de
noviembre de 1923 adjuntando la documentación acumulada durante el proceso y solicitando su
intervención para acelerar el último paso que autorizaría la compra del inmueble, a saber, la
firma del Poder Ejecutivo. Si bien la aprobación fue obtenida e incluso se había gestionado ante
el Consejo Superior de la Universidad la autorización correspondiente para efectuar la
compra118, restaba el problema de que el pago se realizaría en dos anualidades, situación no
aceptada por la parte vendedora119. Para ello, Araya generó un encuentro con el Presidente de la
Comisión Liquidadora, y luego con el cuerpo completo para aclarar la situación, aunque ello se
tradujo solamente en una prórroga de la compra hasta 1º de marzo de 1924, con pago íntegro del
inmueble120. Fue entonces la propia Universidad, a pedido del Decanato del 23 de febrero de
1924, la que asumió el monto completo, valiéndose de las recientes partidas recibidas para el
Hospital Centenario –de $370.000 m/n.-, que serían cubiertas una vez que el Ministerio de
Hacienda de la Nación girase los fondos prometidos 121.
Por otra parte, los fondos obtenidos por vía de la Nación sólo representaban lo
suficiente para adquirir la propiedad, no para edificar el conjunto del dispositivo asistencial
planeado. Al momento de de encarar tanto el financiamiento de las obras como el sostenimiento
en el tiempo del hospital, las autoridades de la facultad tenían en claro que no encontrarían
continuidad en el ámbito nacional, dado el estado prácticamente inaugural que la UNL
presentaba en términos de obras y presupuesto –recuérdese que el Hospital Centenario no estaba
completamente finalizado-, así como por las partidas ya destinadas a la compra de la
117
Ibídem. Págs. 7-8
118
Diario de Sesiones del Consejo Superior de la Universidad Nacional del Litoral (En adelante
DSCSUNL). Santa Fe. 1923. 17º reunión; 12ª sesión ordinaria. 28 de noviembre de 1923. Págs. 299-300;
305
119
Un factor que no debe soslayarse en el contexto de las reticencias planteadas reside en que el monto de
la compra fue acordado en 1921, bajo las presiones de disolución de la Enfermería por la Gran Guerra, así
como bajo los parámetros de tasación inmobiliaria del momento, los cuales habían variado en esos años,
con la revalorización de esa zona urbana.
120
Tanto el desarrollo de la reunión como en el intercambio epistolar entre el Decano y el Rector se
manifiesta la constante incertidumbre en torno a la disposición completa de los fondos para la fecha
exigida. Véase ARAYA, Rafael. Hospital de Alienados y Escuela… Op. Cit. Pág. 9-11; En cuanto a la
carta que el decano envió al Rector en ejercicio, Pedro E. Martínez, que con formato y argumentos
similares a los utilizados con los respectivos legisladores, le solicita que la Universidad contribuya a la
adquisición del inmueble, véase UNL-FCM-MMD. Rosario. 1924. Pág. 118-119
121
Por el giro e fondos desde Rectorado como por la autorización del Decanato para sustanciar la compra
ARAYA, Rafael. Hospital de Alienados y Escuela…Op. Cit. Págs. 12-13
38
Enfermería. Ante este panorama, recurrieron a una instancia gubernamental creada bajo la
gestión de Mosca que aseguraba resultados auguriosos en cuanto a la obtención de recursos.
En efecto, hacia 1922, el gobierno de Enrique Mosca 122 obtuvo legislativamente, no sin
conflictos de por medio, la autorización para emitir títulos por 35 millones de pesos, con los
cuales se pretendía sanear su deuda salarial y con la Nación, al tiempo que para dar curso a una
miríada de obras públicas. La tutela y disposición de esos fondos recaía bajo la Dirección o
Comisión Administrativa del Empréstito de 1922123, un órgano compuesto por el Ministro de
Hacienda, los intendentes y los presidentes de las Bolsas de Comercio y de las Sociedades
Rurales de Rosario y Santa Fe, junto al contador tesorero de la provincia. La disposición de
emitir los títulos como el accionar de la Comisión fue fuertemente resistido desde la prensa 124 –
con foco en las escasas posibilidades de obtener financiamiento para el empréstito- como desde
los partidos políticos, pues no contaba con ningún tipo de contralor opositor. Ello no le impidió
concretar un importante plan de obras relevantes en la estructuración del tejido institucional del
Estado en cuatro años (1923-1927)125.
122
Enrique Mosca era representante de la UCR Unificada, de orientación antipersonalista, fracción radical
a la cual adscribía Araya. Para un análisis del manejo de la obra púbica y los fondos del Estado bajo su
gobernación, véase TETTMANTI Mariana. “Finanzas públicas, presupuestos estatales e intereses
políticos. El Estado santafesino bajo la dirección de Enrique Mosca (1920-1924)”. Ponencia presentada
en las XIII Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Universidad Nacional de Catamarca. San
Fernando del Valle de Catamarca. Agosto, 2011
123
Cámara de Senadores de la Provincia de Santa Fe (en adelante CSPSF). Ley Nº 2036/22
124
La oposición a la medida fue particularmente acérrima desde el diario Santa Fe, el cual, en los
primeros años de emitida la Ley 2036 arremetió duramente contra el de gobierno de Mosca y Aldao,
enfatizando las pocas posibilidades de obtener financiamiento, así como dando publicidad a las denuncias
del PDP. Véase Diario Santa Fe 16/12/1922, 23/3/1923, 30/11/1923, 29/11/1924, 7/12/1924.
125
Véase MAURO, Diego. “El fraude y la legitimidad de ejercicio. El PDP santafesino y las
transformaciones del discurso político de entreguerras.” Programa Buenos Aires de Historia Política. [en
línea: http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/mauro_jvi.pdf] Consultado: 22 de octubre de 2012
126
Siempre desde la oposición a la gestión Mosca, el diario Santa Fe planteó entre 1921 y 1922 las
carencias en la asistencia a los insanos mentales, citando entre sus argumentos la cuestión del alojamiento
de los/las dementes en las penitenciarías junto a los procesados por delitos de distinta índole, en pésimas
condiciones, para ser trasladados luego al Asilo de Olivos (Córdoba). Véase Diario Santa Fe, 3/4/1321 y
16/12/1622
127
Diario Santa Fe, 21/3/1922. Teniendo en cuenta las características de esta localidad, es probable que el
proyecto haya referido a una institución de tipo manicomial, diferente del hospital abierto que cristalizó
en Rosario.
39
Legislatura provincial había aprobado destinar la suma de $350.000 m/n del Empréstito de 1922
para la construcción de un asilo en la ciudad de Rosario. Al ser informado de dicha medida por
el diputado provincial Antonio Casalengo, Rafael Araya activó su círculo de sociabilidades en la
esfera provincial, dando pie a una serie de tratativas en un espacio donde podía articular el peso
de sus vínculos más cercanos. En septiembre de ese mismo año solicitó al Ministro de
Hacienda, Luis María Urdaniz, la adjudicación de los fondos a la Facultad, argumentando en su
favor la disposición de un terreno propio para levantar el hospicio como la asistencia técnico
administrativa necesario para su adecuado funcionamiento128. Al asumir en 1924 Ricardo
Aldao129 como gobernador, la cartera de Hacienda fue ocupada por el Dr. Félix Roca, ante lo
cual las gestiones se aceitaron intensamente. En efecto, Roca, Jefe de Trabajos Prácticos en la
cátedra de Gonzalo Bosch de la Facultad de Medicina litoralense, resultaba un actor clave130 por
presidir, en calidad de ministro, la Comisión. Sin embargo, las asociaciones en dicha Comisión
no se resumían en la persona de Roca, sino que se bifurcaban con la presencia en el Directorio
de quien asumiera en ese año la intendencia de Rosario, el higienista Manuel Pignetto 131, ex
director del Hospital Centenario. Los informes favorables de éste respecto a la instalación del
nosocomio en la ciudad contribuyeron en especial medida a la decisión política de entregar los
fondos al decano de la Casa de Estudios132, hecho que fue notificado el 16 de abril de 1925 133.
128
Véase la carta que le dirige al Ministro en ARAYA, Rafael. Hospital de Alienados y Escuela…Op. Cit.
Págs. 21-22. Araya menciona que al tomar conocimiento de la asignación de la partida de $350.000 m/n.
a la Comisión Administrativa del Empréstito recientemente creada para un asilo en Rosario, se entrevista
con el ministro de Gobierno, Luis M. Urdaniz y con varios de sus miembros lo “que ha permitido influir
para que le sean entregados dichos fondos a la Facultad. Si así ocurriera, esperamos, dada la forma en que
se hallan orientadas las negociaciones, podría edificarse un pabellón modelo…”. UNL-FCM-MMD.
Rosario. 1925. Págs. 21-22
129
Ricardo Aldao fue un destacado político del radicalismo santafesino. Fue diputado nacional en dos
oportunidades (1914-1918; 1918-1922), senador nacional, convencional constituyente y gobernador de la
provincia entre 1924 y 1928. Continuó luego en cargos políticos siendo vicepresidente del directorio del
Banco Nación y director del Banco Hipotecario de la Nación. En términos de su capital social, Aldao
había sido presidente de la Bolsa de Comercio, del Club Comercial y de la Sociedad Rural de Santa Fe.
ABAD DE SANTILLÁN, Diego. Gran enciclopedia de la provincia de Santa Fe. Op. Cit.
130
En este sentido, el Dr. Raimundo Bosch lo describe de manera elocuente en su crónica sobre la
construcción de la Facultad: “…A este respecto, merece consignarse la intervención eficiente y oportuna
del doctor Félix ROCA, que al hacerse cargo del ministerio de hacienda de la provincia ocupó la
presidencia de la comisión administrativa del empréstito, resultándole fácil obrar siempre de acuerdo,
con los miembros de dicha comisión y con el intendente doctor Manuel PIGNETTO…” BOSCH,
Raimundo. Op. Cit. Pág. 152. Sobre el apoyo brindado por los distintos políticos, véase Boletín de la
Universidad Nacional del Litoral (En adelante BUNL); Año 1927; Nº 1. P. 501
131
Manuel Pignetto fue docente de Higiene y Medicina Social en la Facultad de Medicina de la UNL
entre 1922 y 1940, así como consejero directivo entre 132-1934. Desempeñó la dirección del Hospital
Centenario entre 1923 y 1925, para luego pasar a ser intendente de Rosario en el período 1925 a 1927.
BOSCH, Raimundo. Op. Cit.
132
“(…) Estas gestiones se prosiguieron durante el curso del año 1924 realizándose al efecto algunas
entrevistas con el Sr. Gobernador y el Sr. Ministro quienes prometieron todo su apoyo a esta iniciativa.
Al año siguiente, al hacerse cargo del Ministerio de Hacienda de la Provincia el Dr. Félix Roca,
40
En su sesión del 20 de septiembre de 1926, el Directorio aprobó los planos del Hospital, los
cuales habían sido elaborados a partir de un trabajo de Comisión, en el cual se solicitaron los
planos y datos del Hospicio de las Mercedes y del Hospital de Alienadas, y, bajo el
asesoramiento de de Gonzalo Bosch, Arturo Mó y Lanfranco Ciampi, el arquitecto Víctor
Delarolle elaboró el plano definitivo134.
Casi un año y medio después, el avance de las obras acarreó nuevas gestiones en torno a dos
tópicos: la posibilidad de disponer de los recursos sobrantes de la partida asignada por la
provincia y la obtención de nuevos fondos que permitieran ampliar los pabellones existentes.
No menor es el hecho de que la obtención de fondos públicos para el nosocomio se diera en un
contexto político y médico135 favorable a ello. Precisamente, y a diferencia de la administración
del Gobernador Rodolfo Lehmann (1916-1920), las gobernaciones de Mosca y Aldao se
caracterizaron por una expansión del gasto público, sumado a un mejoramiento de los
mecanismos de recaudación impositiva. Los sectores más beneficiados, en este sentido, fueron
educación y salud136.
Respecto a la disposición de los fondos, su autorización fue fruto de los mismos vínculos que
los habilitaron en primera instancia 137. Para la continuidad de las obras, y en particular para
asegurar el desarrollo de las actividades en el futuro, las asociaciones activadas remitieron a
Presidente de la Comisión Administrativa del Empréstito, y contando con el apoyo de sus miembros,
entre ellos el Dr. Manuel Pignetto, Intendente de Rosario y Profesor de la Escuela, reanudó exitosamente
las gestiones que fueron esta vez coronadas con el éxito más completo. En efecto, compenetrados los
Sres. Miembros del Directorio del Empréstito de la importancia que esta solicitud encerraba para los
intereses sanitarios de la Provincia (…) y ante el informe favorable del Sr. Intendente de Rosario, que
fuera encargado su estudio, y la opinión decididamente favorable del Sr. Ministro, Dr. Roca, resolvieron
entregar a la Facultad de Medicina del Rosario la cantidad de $350.000.- m/n., para la construcción del
Asilo de Alienados…” ARAYA, Rafael. Hospital de Alienados y Escuela…Op. Cit. Págs. 22-23. Para una
presentación de sus acciones ante el gobierno universitario, véase su comunicación al Consejo Superior.
DSCSUNL. 1925. Sesión del 27 de mayo. Pág. 63
133
La notificación de la asignación de los recursos en ARAYA, Rafael. Hospital de Alienados y
Escuela…Op. Cit. Págs. 23. La comunicación destaca que la decisión de otorgar los recursos no sólo se
fundamentó en la solicitud escrita de Araya del primero de setiembre del años anterior, sino en la defensa
del proyecto que el Intendente de Rosario –Pignetto- obró como “miembro informante”.
134
Ibidem. Págs. 23-24
135
Para un devenir del funcionamiento y la legislación de las agencias estatales sanitarias que enmarcan
estos cambios provinciales, véase VERONELLI, J. Carlos y VERONELLI CORRECH, M. Los orígenes
institucionales de la salud en la Argentina. Tomo II. Buenos Aires. OPS. 2004
136
Puede verse al respecto el minucioso análisis realizado en TETTAMANTI, Mariana. “Estado y
finanzas públicas. El caso de la administración de Ricardo Aldao en la provincia de Santa Fe (1924-
1928)”. Primeras Jornadas de Ciencia Política del Litoral. CD de ponencias. Santa Fe. UNL. 2012
137
“No se conoce por ahora el saldo que quedará disponible de la partida de $350.000.- fijada por la Ley
Nº 2036 para esas obras, pero como ya lo pidió el Dr. Pignetto, se resolvió en sesión del 21 de Octubre
ppdo., que todo saldo resultante de esa partida, una vez adjudicadas las obras licitadas, podrán destinarse
a completar éstas u otras, o a la construcción de un nuevo pabellón…” ARAYA, Rafael. Hospital de
Alienados y Escuela…Op. Cit. Pág. 32
41
esferas más extensas. Araya recurrió a su hermano, Agustín 138 para obtener $200.000 por medio
del Congreso. En igual medida, Roca consiguió una partida permanente de $48.000 anuales de
las arcas provinciales que sustentasen en la posteridad en funcionamiento del hospicio, a razón
de $4.000 mensuales 139. Además de los logros citados, a fines de 1927, y a pedido de Rafael
Araya, ahora Rector, el gobernador autorizó la entrega de la subvención que hubiese
correspondido a los meses de enero a septiembre de dicho año, a pesar de que el Hospital se
inauguró recién en octubre140. En el marco de estas adjudicaciones, los Araya perseguían un
plan más ambicioso, para lo cual Agustín presentó en conjunto con sus compañeros de
bancada141, un proyecto de ley que buscaba asignar $700.000 a la Facultad de Medicina para
adquirir los terrenos colindantes al Hospital y financiar su ampliación 142. Los fondos se
obtuvieron, incluso en un monto mayor, a ser pagado en cuatro partidas de $200.000 por año,
entre 1927 y 1930143.
138
Agustín Araya, hermano mayor de Rafael Araya, fue un médico rosarino que realizó sus estudios en
París, y que constituyó un importante cuadro político de la UCR, en especial de su facción
antipersonalista. Fue senador provincial entre 1912 y 1916 y luego se desempeñó como Ministro de
Instrucción Pública y Agricultura durante las gobernaciones de Mosca (1920-1924) y Aldao (1924-1926).
En 1926 es electo Diputado Nacional, por la UCR-Unificada. Su carrera política, continuó durante los
treinta, desempeñándose como Vicepresidente del Consejo Nacional de Educación en 1932. Fue
asimismo profesor titular de Medicina Legal en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL, y
tenía la costumbre de publicar en la prensa los apuntes de sus clases teóricas, en las cuales disertaba sobre
criminalidad, aspectos médicos del delito, degeneración, eugenesia, etc. ABAD DE SANTILLAN, Diego.
Gran enciclopedia de la provincia de Santa Fe. Op. Cit. Diario Nueva Época, 28/1922, 4/8/1922,
5/8/1922, 6/8/1922, 9/8/1922, 10/8/1922, 11/8/1922, 12/8/1922, 13/8/1922, 14/8/1922
139
BOSCH, Raimundo. Op. Cit. Págs. 152-153. Véase el convenio ad-referendum celebrado entre la
Universidad y la Provincia de Santa Fe en BUNL. Año II. 1928. Págs. 404-405
140
BUNL. Año II. 1928. Págs. 405-406; Diario Santa Fe, 2/10/1927. En éste último, la crónica
periodística se encarga de resaltar la acción de Araya en sus gestiones para la obtención de los fondos
para el Hospital, así como la acción del ministro Roca.
141
Entre ellos se encontraba Leopoldo Bard, político radical reconocido por su énfasis en materia sanidad
mental en su desempeño legislativo. En efecto, en julio de 1922, Bard presentó ante la Cámara de
Diputados un Proyecto de Ley sobre la regulación y organización de los establecimientos psiquiátricos.
Dato no menor a la hora de considerar no sólo su participación favorable a la sanción de las partidas
solicitadas por los legisladores santafesinos, sino también como instalación de un tema de agenda pública
en las cámaras, y entre las responsabilidades del gobierno en la construcción progresiva construcción de
las instituciones del Estado. Véase el proyecto en Revista de Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal.
Año IX. 1922. Pp. 452-474
142
“Obtuvo de esto modo que el Diputado Nacional Dr. Agustín Araya presentara en unión de sus
colegas Ernesto Claros, C. Mendieta, F. E. Correa, L. Bard, P.C. Lazo, J. F. Cafferata, J. U. Aguirre el
proyecto de Ley que más abajo transcribimos por el que se acordaba a la Facultad de Medicina del
rosario la suma de $ 700.000 m/n. a los fines anteriormente expresados…” ARAYA, Rafael. Hospital de
Alienados y Escuela…Op. Cit. Pág. 43.
143
Así lo manifiesta el Dr. Ciampi cuando reclama al delegado interventor de la Facultad en 1930 la
continuidad de dichos fondos, de los cuales se habían percibido dos partidas. “Nuevos pabellones para
nuestro hospital psiquiátrico”, en BIP Año II. Nº 5. Abril, mayo, junio, 1930.
42
II – La niñez disruptiva en disputa: la Escuela de Niños Retardados
144
Como discusión a nivel local, véase la expresión de las problemáticas con que se empieza a observar la
inmigración en un tiempo de conflictividad: “Necesitamos inmigrantes pero deben mantenerse
disposiciones de salud social”; Diario Nueva Época, 8/3/1919
145
La opción por este concepto que debemos a Foucault no es ingenua. En tanto gobierno de la población
a partir de tecnologías de dominación específicas del Estado moderno, el despliegue de políticas
orientadas a la infancia disruptiva encuadra de pleno bajo la rúbrica seleccionada. Véase entrada
“Gubernamentalidad” en REVEL, Judith. Diccionario Foucault. Buenos Aires. Nueva Visión. 2009
146
Nuevamente, traemos a colación aquí MÚGICA, Ma. Luisa y MARTÍN, Ma. Pía, “La sociedad
rosarina en el siglo XX: cambios, vida cotidiana y prácticas sociales”; en FALCÓN, Ricardo. y
STANLEY, Myriam. La historia de Rosario. Tomo I. Economía y Sociedad. Buenos Aires. Homo
Sapiens. 2001
147
“En pro de la niñez”, Diario Santa Fe 28/8/1915; “Algo por la infancia desvalida”, Diario Santa Fe,
10/6/1918; “La protección a la infancia”, Diario Nueva Época, 12/3/1919; Un análisis en clave católica en
“El niño en Santa Fe y su defensa social”, “La juventud y su porvenir” y “Los niños bien vestidos”,
Diario Nueva Época, 5/8/1922, 6/8/1922 y 9/8/1922 respectivamente; “Por la niñez”, Diario Santa Fe,
10/8/1925
148
“Los cinematógrafos y la niñez”, Diario Nueva Época, 15/8/1922; “Se está pervirtiendo a la niñez con
el juego en las kermesses”, Diario Santa Fe, 6/1/1927
149
“Los peligros de la calle y la responsabilidad de las autoridades”, Diario Nueva Época, 8/8/1922
150
En este sentido, citamos nuevamente el caso de la Sociedad Protectora de la Infancia Desvalida de
Rosario, que funcionaba desde fines del siglo XIX. Véase Diario Santa Fe, 2/12/1921
151
Diario La Capital, 5/8/1922; Diario Nueva Época, 6/8/1922
152
En su discurso, el intendente manifestaba lo siguiente: “He dicho, Señores, que fue una casual
circunstancia la que me permite inaugurara esta Escuela, y he dicho a verdad. Nos hallábamos en
Buenos Aires con el Dr. Araya, realizando gestiones de tipo administrativo cuando, exigencias
imperiosas de su cargo de Decano, obligaron a mi distinguido acompañante a concurrir al Instituto que
43
Dr. Lanfranco Ciampi, sumada a la activación de una serie de vínculos que permitieron disponer
de los fondos e instalaciones requeridas, el proyecto tomó vuelo propio, dando lugar a una doble
novedad en el campo psiquiátrico argentino: la primera escuela de niños retardados y cátedra
universitaria de Psiquiatría Infantil del país. La inscripción de esta cátedra y esta temática en la
currícula de una Facultad de Medicina refleja una decisión epistemológica mayor, esto es, la
adhesión a una corriente relativamente novedosa en salud mental: la Higiene Mental. Según esta
última, las enfermedades mentales agudas –pero no las crónicas- pueden llegar a curarse,
especialmente si son detectadas tempranamente. En función de ello proponen una reforma de la
institución asilar, así como un conjunto de medidas y dispositivos asistenciales de corte
preventivo, que permitan identificar y tratar a los sujetos que den cuenta de trastornos en su
constitución psíquica. Ciampi era un representante de este ideario, y encontrará en la
intelectualidad argentina una importante recepción. 153
tiene establecido en la Capital el Dr. Ciampi. Allí pude constatar prácticamente la benéfica influencia
que podía ejercer el establecimiento de una escuela análoga, aunque en más modestas proporciones, en
esta ciudad.” Discurso del Sr. Intendente Dr. Cecilio Juanto. En, ARAYA, Rafael. Hospital de Alienados
y Escuela…Op. Cit. Pág. 49
153
Observaremos tanto en el conjunto de instituciones creadas durante la década del ‟20 como a fines del
‟30, la inscripción de estos saberes en las agencias del Estado provincial. TALAK, Ana María.
“Eugenesia e higiene mental: usos de la psicología en Argentina (1900-1940)”, en MIRANDA, Marisa y
VALLEJO, Gustavo (comps.), Darwinismo social y eugenesia en el mundo latino. Buenos Aires. Siglo
XXI de Argentina. 2005; ROSSI, Lucía. “La década del 20‟ en la Argentina: de la Profilaxis Social a la
Higiene Mental”. En Anuario de Investigaciones. Vol. XIII. Facultad de Psicología. UBA. 2005
154
El decreto de habilitación del local fue tramitado en el expediente 106/1922. Véase su transcripción en
ARAYA, Rafael. Hospital de Alienados y Escuela…Op. Cit. Pág. 47
155
En su memoria sobre la actuación en dicho año lectivo, el Dr. Ciampi enfatizó los avances en el
dictado de clases, aunque sin dejar de mencionar la insuficiencia de las instalaciones respecto a los fines
UNL-FCM-MMD. Rosario. 1924. Pág. 104
44
Centenario en la ex Enfermería Anglo Alemana. Bajo la dirección inicial del Dr. Teodoro
Fracassi, se dotó a la sección con un servicio de Psiquiatría de Adultos, un laboratorio de
psicología experimental y una sección para la enseñanza de niños retardados 156. Pero fue hacia
1927 cuando, una vez finalizadas las obras del Hospital de Alienados, el pabellón norte recién
edificado se le concedió a la Escuela, y esta pasó a depender del citado nosocomio de la
Facultad de Medicina, y no ya del Hospital Centenario.
Interesante resulta, en este punto, traer a colación la disputa gestada alrededor del Instituto de
Psiquiatría –que conllevaba la dirección del Hospital y de la Escuela-, su creación y la
designación de su director. En ella no solamente se observa el “triunfo” de una facción al
interior de la Casa de altos estudios, sino que se pone en juego la definición del sentido que
guiará la praxis psiquiátrica y, lo más significativo a nuestro interés, la puesta en circulación de
patrones de inteligibilidad socio-cultural sobre la normalidad del individuo, y en particular de la
infancia.
III - Disputas políticas (y) por el sentido: la creación del Instituto de Psiquiatría de la UNL
Para comprender lo que en 1928 se tornará una disputa por cargos y hegemonías de sentido, es
preciso atender a la estructura de la formación y la investigación en materia de salud mental en
la recién inaugurada casa de altos estudios. Si bien desde su gestión Ávila había convocado a
Ciampi para la enseñanza de Neuro-psiquiatría Infantil, cierto es que, en el marco de un
ambicioso proyecto, había diseñado un completo y prácticamente inmaterializable Instituto de
Psico Neuro Patología que reunía bajo la dirección de Teodoro Fracassi –nombrado por el Poder
Ejecutivo Nacional-, a las cátedras de Neurología, Psiquiatría, Neuropsiquiatría Infantil,
Toxicología, Medicina Legal, Accidentes del Trabajo, Jurisprudencia Médica y a los
156
UNL-FCM-MMD. Rosario. 1925. Pág. 21
45
Laboratorios de Psicología Experimental, de Anatomía Patológica del Sistema Nervioso y una
sala de Cirugía Nerviosa. En función de la extensión de sus atribuciones, y de las carencias
presupuestarias, el Instituto no sólo no pudo nunca concretarse en su organización material, sino
que también muchas de sus asignaturas fueron disolviéndose del plan de estudios e
incorporando sus contenidos al dictado de otras ya existentes y organizadas. Y en este
movimiento, sin embargo, puede observarse un aspecto que se volverá relevante en el corto
plazo, como lo fue el fortalecimiento de ciertas disciplinas y de sus profesores dictantes. En
efecto en la sesión del Consejo Directivo de la Facultad del 24 de enero de 1923 se aprobó un
proyecto que suprimía del plan de estudios las asignaturas de “Traumatología y Accidentes de
Trabajo” y “Jurisprudencia Médica” que formaban parte del Instituto de Fracassi, y cuyos
contenidos se incluirían en la cátedra de Medicina Legal de Raimundo Bosch 157. Este último
médico no solamente se había desempeñado como secretario organizador de la Facultad en los
años 1920 y 1921, puesto que ya desde sus primeros años ocupó el lugar de representante
institucional de la Casa de estudios en una serie de eventos de importancia. Cabría destacar
entre ellos que fue delegado oficial ante el Congreso del Trabajo de 1923, en Rosario158, y ante
el Congreso Internacional de Economía Social del Museo Social Argentino, en octubre de 1924
en la Capital Federal159. Si bien estas se presentan como iniciativas, pueden igualmente
considerarse en una escalada que condujo al ingreso de Bosch al Consejo Directivo en 1927 160,
lo cual le permitirá motorizar la concreción del Instituto de Psiquiatría.
Por otro lado, y previo a la discusión sobre el Instituto, el Consejo Directivo de la Facultad
evaluaba la supresión de algunas asignaturas, fruto del trabajo de la Comisión del nuevo Plan de
Estudios, integrada, entre otros, por Fracassi. Entre las potenciales disciplinas a eliminar se
encontraba Psicología Experimental, uno de los trípodes de la investigación psiquiátrica
rosarina, al punto de contar con su propio laboratorio. Ante esta situación, Lanfranco Ciampi
dirigió una erudita y retórica comunicación al Consejo en la cual argumentaba sobre la
necesidad de asegurar el dictado de Psicología como instancia formativa fundamental del
alumnado en la complejidad del saber psiquiátrico, así como para insertar a la Facultad en la
157
UNL-FCM-MMD. Rosario. 1924. Pág. 72. Consejo Directivo – Sesión del 24 de enero de 1923. Acta
nº 14. Entre los considerandos que el Decano sopesa en su Memoria de ejercicio aduce los cambios del
plan de estudios y la supresión de asignaturas en todas las carreras de la Facultad por la escasez de
recursos para sostenerlas. Op. Cit. Pág. 17
158
Bosch fue comisionado, por designación directa del decano, junto a Manuel Pignetto y Tomás Varsi.
UNL-FCM-MMD. Rosario. 1924. Pág. 110
159
UNL-FCM-MMD. Rosario, 1925. Pág. 92 Este congreso adquiere relevancia si se piensa como una
instancia de generación de vínculos con personalidades propias del campo del médico, en especial
teniendo en cuenta las estrategias desplegadas desde el Instituto de Psiquiatría y sus vinculaciones con
instituciones y sociedades científicas de la Capital.
160
Para una lista completa de las autoridades universitarias y del cuerpo de profesores de la Facultad de
Medicina hasta 1965 véase BOSCH, Raimundo. Op. Cit. Págs. 209-222
46
tendencia más actual y renovada en estudios psiquiátricos, dando cuenta de ello al citar un
extenso número de casos europeos donde se impartía la asignatura161. Más allá de esta
intervención, el especialista y quienes le apoyaban continuaron articulando los vínculos que les
aseguraron el éxito en sus gestiones, pues se continuó con el dictado normalmente.
En este sentido, a sólo seis meses de inaugurados los nuevos pabellones del Hospital de
alienados de Rosario dio comienzo la trama política que terminaría por definir, no sin
conflictos, la orientación del estudio y práctica de la Psiquiatría en la región. En marzo de 1928,
pues, la Facultad de Medicina celebró un contrato “ad-referendum” con Lanfranco Ciampi,
nombrándolo director del nosocomio en cuestión162. La aparente nimiedad de dicho
nombramiento se desdibuja, empero, cuando tomamos en consideración dos cuestiones. En
primer lugar, que desde 1924, la dirección de la Sección Alienados del Hospital Centenario,
ubicada en la Enfermería Anglo Alemana recaía sobre Fracassi163, lo cual implicaba despojarlo
de su cargo. En segundo término, el 23 de abril de 1928, y a partir del proyecto presentado por
el consejero Raimundo Bosch164, el Concejo Directivo de la Facultad de Ciencias Médicas
ordenó la creación del Instituto de Psiquiatría de la Universidad, instancia que nucleaba las tres
cátedras que se abocaban a la Salud Mental –Psiquiatría General, Psiquiatría Infantil y
Psicología Experimental, luego eliminada- al tiempo que incorporaba bajo su égida al Hospital
de Alienados. El cargo que Ciampi detentaba desde hacía un mes lo volvía el candidato perfecto
para acceder a la dirección del Instituto, y desde allí, a profundizar la pugna por la autonomía de
la Psiquiatría. Dado que por la ordenanza el Hospital se incorporaba al Instituto, el director de
éste último monopolizaba el desarrollo de todas las actividades académicas relacionadas a la
Salud Mental. La concreción de este proyecto implicaba dar por tierra con el nunca organizado
Instituto de Neuro-Psico-Patología de Fraacassi, concebido originalmente.
161
CIAMPI, Lanfranco. “La organización de la enseñanza psiquiátrica en la Facultad de Ciencias
Médicas de Rosario”. En, BIP Año 1. Nº 1. Abril-mayo-junio 1929. Rosario
162
Véase el contrato en BUNL. Año II; 1928; Tomo 2. P. 211 En la renovación de su contrato en 1925,
leemos que ya en 1922 se le había encargado la dirección de la educación de los niños “retardados”, para
tiempo después dotarlo de su propia cátedra. DSCSUNL. 1925. P. 300
163
En su discurso de inauguración de la Sección de Alienados, Manuel Pignetto decía: “Señores: Por
mandato expreso del señor Decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del
Litoral, en mi carácter de Director Técnico del Hospital Nacional del Centenario, dejo librado al
Servicio Público la Sección Alienados del mismo, y en cumplimiento de la resolución del H. Consejo
Directivo quedáis, doctor Fracassi, en posesión del cargo para el que habéis sido designado.” Memorias
1925. Pág. 24
164
Sobre el proyecto y su discusión véase BUNL. Año II. 1928. Págs. 391-399
47
relacionales que Fracassi disponía en la sociedad y el Círculo Médico de Rosario 165. El
neurólogo había presentado en octubre de 1927 un recurso administrativo ante la Facultad de
Medicina que habilitara la ejecución definitiva del Instituto ante el cual había sido nombrado 166.
Contaba, asimismo, con figuras de peso en la dirigencia universitaria, al acceder Rafael Araya,
afín a su causa, al rectorado de la Universidad, al tiempo que había sido nombrado en la
comisión de reforma del plan de estudios de la carrera.
En las deliberaciones sobre la gesta del Instituto no faltaron las disidencias. El primer ámbito
donde se dieron fue el Concejo Directivo de la Facultad. En éste, la oposición al proyecto
presentado por Bosch estuvo liderada por Clemente Álvarez 167. Sumando cuatro votos negativos
no lograron obstaculizar los seis positivos que permitieron emitir la ordenanza de creación, y
comunicarla Concejo Superior 168. Allí, empero, se presentó la disputa más elaborada, de mano
del abogado Rafael Bielsa. En su extensa intervención en la sesión del 28 de abril, Bielsa
argumentó en torno a la potestad del Concejo Superior para intervenir en el asunto no solo
porque éste refería a la autonomía didáctica de la Universidad, es decir, a la cuestión de
enseñanza y planes de estudios, sino también porque el contralor del Concejo comprendía el
análisis de la legalidad y de la oportunidad de cada proyecto, resaltando, en este sentido, la
frágil aprobación del Instituto en el Concejo Directivo por escasos votos y los “actos de
exclusión” que sufrió Fracassi como docente “legalmente” acreditado en sus funciones 169. Por lo
demás, Bielsa hizo explícita su postura respecto al conflicto político que subyacía a la creación
165
Interesantes comentarios le dedica Raimundo Bosch a esta cuestión en su ensayo histórico: “Sin
disimular sus inquietudes ni la precariedad de sus pretensiones, el profesor Teodoro FRACASSI que,
siendo miembro de la comisión encargada de redactar el nuevo plan de estudios y que sostenía que la
psiquiatría debería desaparecer como rama autónoma para fusionarse con la neurología, era quien
había promovido esta campaña opositora. Lo peor era que insistía en el mantenimiento de algo
inexistente y que nunca había llegado a concretarse en realidad, precisamente, el instituto de psico-
neuro-patología. No se resignaba a perder al hegemonía de la neurología.” BOSCH, Raimundo. Op. Cit.
Págs. 153-154
166
BUNL. Año II. 1928. Pág. 245
167
Además de su intensa actividad profesional y de su prolífica carrera en distintos organismos del
Estado, Clemente Álvarez fue miembro fundador del Círculo Médico local, director de su revista hasta su
fallecimiento y director de la Asistencia Pública de la ciudad, organismo en el cual fue superior de
Fracassi. Fue asimismo, miembro de la Academia Nacional de Medicina desde 1923 y director de la
Escuela municipal de enfermeros entre 1911 y 1917. ABAD DE SANTILLAN, Diego. Gran enciclopedia
de la provincia de Santa Fe. Op. Cit.
168
Resulta sugestivo –por no decir gracioso- que, en su crónica sobre la Facultad, Raimundo Bosch
insista en que su proyecto fue aprobado por unanimidad en la instancia de Consejo Directivo. BOSCH,
Raimundo. Op. Cit. Pág. 153
169
“El Instituto de Psico-Neuro-Patología ha sido creado legalmente en el plan de estudios, y el profesor
Fracassi ha sido nombrado oportunamente por la única autoridad competente, -que lo es el Presidente
de la República,- por decreto del 24 de marzo de 1922”. BUNL. Año II. 1928. Pág. 245
48
del instituto, tanto desde el énfasis sobre las pujas internas al interior del espacio académico 170,
como también al destacar la poca importancia que las especialidades médicas tenían para
motorizar la instauración de espacios propios 171. Resulta evidente, entonces, que además de las
asociaciones que Fracassi podía estar haciendo valer en defensa de su actividad docente y de su
praxis médica, una cuestión central pasaba por el rango que se le asignaría a la Psiquiatría como
disciplina autónoma, o como “solo un punto” del plan de cátedra de Clínica Neurológica.
Ante las objeciones de Bielsa, el Dr. Agustín Gatti, decano de Ciencias Médicas, trajo a
colación la tendencia general en las universidades de organización de la enseñanza en institutos,
citando algunos ejemplos de la Universidad de Buenos Aires, para luego dar cuenta de la
imposibilidad de constituir el Instituto asignado a Fracassi así como de las diferencias de éste
con el proyectado para Psiquiatría172. Por otro lado, Gatti se amparó en el contrato celebrado con
la provincia y en el Reglamento del Hospital como elemento legal para justificar la fundación
del Instituto, en tanto resultado del compromiso ante la provincia. A pesar de su defensa, la
moción general de la sesión fue remitir el proyecto a la Facultad de Ciencias Médicas para su
revisión. Esto no entrañó, sin embargo, un obstáculo insalvable. El Concejo Superior solicitó el
2 de mayo de 1928 el Proyecto de creación del instituto elaborado por el Dr. Raimundo Bosch,
las actas del Concejo Directivo donde se discutió y aprobó el nombramiento del director del
Hospital así como su reglamento, además de aquellas donde se trató el Instituto 173. Con estos
documentos en mano, y una nueva jugada política, la concreción del proyecto fue mucho más
certera.
170
“¿Cuántas veces la influencia de cierto caciquismo, de una camarilla, y hasta la inferioridad
transitoria de un Consejo, puede generar una resolución que luego el Consejo Superior revé con un
criterio más sereno, fundado, integral en suma!” Ibídem. Pág. 244
171
“Con toda esta especie de quinta esencia de la especialidad, a lo más, cae en el dominio del programa
de cada materia, y en un solo punto del programa, según el grado de discriminación”. Ibídem.
172
“La creación del Instituto de Psiquiatría no modifica el plan de estudios, porque el Instituto de Psico-
Neuro-Patología determinado en el plan de estudios, no es similar al Instituto de Psiquiatría. Integran
aquel las cátedras de neurología, Psiquiatría, Neuropsiquiatría Infantil, Toxicología, Medicina Legal,
accidentes del Trabajo, Jurisprudencia Médica y los Laboratorios de Psicología Experimental, de
Anatomía Patológica del Sistema nervioso y una sala de Cirugía Nerviosa; y no simplemente Neurología
y Psiquiatría, como se ha expresado.” Op. Cit. P. 246
173
Ibídem. Págs. 391-406
174
Diario El Orden, 25/8/1928, 30/10/1928 y 16/11/1928; Diario Santa Fe, 13/11/1928, 16/11/1928,
17/11/1928
49
mismo. Esto no es menor, pues entre éstos últimos se especifica que es la situación de la
Facultad de Ciencias Médicas la que moviliza la intervención 175. Más allá de las
interpretaciones que asignan la responsabilidad de a intervención al mandato de Araya como
rector176, es designando como interventor al Dr. Roque Izzo177, y hacia fines de 1929 la
“cuestión Fracassi” de la disputa se cerró con dos medidas. Por un lado, la creación del Instituto
de Psiquiatría, que contaba entre sus considerandos la cuestión de la profesionalización de
dichos estudios; por otro, la disolución del Instituto de Psico Neuro Patología 178. A pesar de que
tras el golpe de 1930, con la caída de Irigoyen, Teodoro Fracassi accedió al decanato de la
Facultad de Medicina, no fue capaz de desandar el camino transitado 179, dado que las
autoridades nacionales buscaron evitar los conflictos que pusieran en vilo la atención sanitaria
en la ciudad, al tiempo que el profesor Gonzalo Bosch disponía aún de contactos en la esfera
nacional180. En resumidas cuentas, y más allá de la inestabilidad política a nivel nacional con sus
traducciones en el gobierno universitario, la creación del instituto y de las cátedras
permanecieron incólumes, contaron con su propio órgano de difusión –el Boletín del Instituto
175
Diario Santa Fe, 13/11/1928
176
En este sentido, Raimundo Bosch manifiesta que ante las dificultades de Araya de obtener los votos
para ser elegido decano nuevamente, consigue, sin embargo, acceder al rectorado. Es suficientemente
explícito en su posición al destacar: “Y cuando se iban supliendo las deficiencias más apremiantes
estalló, de improviso, un conflicto que dio por resultado la intervención nacional a la Universidad
Nacional del Litoral. Este conflicto lo suscitó el doctor ARAYA como rector, con singular violencia, al
pretender reconcentrar en su poder el gobierno de la facultad de medicina y abrir salida a sus desahogos
personales. Lo curioso del caso era que repetía los mismos motivos que, él siendo decano, había
rechazado enérgicamente. Pero, entonces, contaba con el apoyo del gobierno de ALVEAR, y ese
gobierno estaba ya en las manos de IRIGOYEN (…) Y, además, uno de sus ministros, el de la cartera de
obras públicas, era, nada menos, que el doctor José Benjamín Abalos.” BOSCH, Raimundo. Op. Cit.
Pág. 146
177
La gestión de Izzo al frente de la Universidad fue igualmente acicateada por la prensa. Véase “La poca
celeridad desplegada por el interventor Dr. Izzo puede ocasionar dificultades” y “En la Universidad del
Litoral, el régimen de la intervención causa trastornos graves”; en Diario El Orden, 22/3/1929,, 2/4/1930
respectivamente.
178
Pueden verse los decretos en BOSCH, Raimundo. Op. Cit. Págs. 154-155. En lo referido a los
considerandos, leemos allí: “Considerando: (…) que la psiquiatría se encuentra en pleno proceso de
evolución y en mérito a ello corresponde contribuir por todos los medios (disponiendo al efecto el
material científico y didáctico) para su más amplio desarrollo como disciplina docente en virtud de la
importancia fundamental que ello tiene para la sociedad, por cuanto las enfermedades mentales han
adquirido un incremento alarmante… (…) Habiéndose creado el instituto de psiquiatría en la facultad de
ciencias médicas, farmacia, etc., el interventor de la universidad nacional del litoral resuelve: Artículo
1º. Dejar sin efecto la organización docente y administrativa el instituto de psiconeuro-patología.”
179
Casi a modo de anécdota, el 6 de febrero de 1931, el Dr. Fracassi colocó en la puerta del Hospital un
cartel con la leyenda: “Por orden superior desde la fecha, no se reciben más enfermos en este hospital”, el
cual tuvo que ser retirado el día siguiente por intervención del Ministro de Instrucción Pública de la
Nación. El decanato de Fracassi continuó hasta fines de marzo. Véase BOSCH, Raimundo. Op. Cit.
Pág.155
180
En 1930 obtiene un subsidio de $50.000 de Ernesto Bosch, Ministro de Relaciones Exteriores del
gobierno de Uriburu. Ibídem.
50
Psiquiátrico- y dieron lugar a un fortalecimiento de la autonomía de la Psiquiatría como rama
de la Medicina, a partir de las articulaciones logradas en lo académico, lo científico y lo
institucional, e incluso por sus vinculaciones –e internacionalización- con la casa de altos
estudios de la capital de la República.
51
Capítulo IV
52
búsqueda de un estatuto de cientificidad que los dote de dicho reconocimiento y legitimidad, los
especialistas en cuestión desarrollaron una miríada de actividades que les permitieron adquirir
una posición propia en la comunidad científica nacional e internacional. En esta dirección, tanto
a nivel colectivo como individual, los propulsores de este conjunto de acciones operaron en un
doble sentido: en primer lugar, buscaron posicionarse en distintos espacios de reconocimiento,
intercambio y discusión científica; en segundo término, lograron insertarse en redes
intelectuales internacionales a partir del canje de su publicación oficial con otras agencias
académicas nacionales y extranjeras, propiciando una interesante circulación y recepción de
ideas.
181
BIP Nº3. Oct-Dic. Año I. 1929. Págs. 221-226
182
Entre sus miembros, encontramos como presidente a Luis Estévez Balado, a Fernando Gorriti y
Ramón B. Silva como secretarios, Arturo Mó y Antonio Martinez como tesorero y protesorero
respectivamente. Entre sus vocales titulares: Arturo Ameghino, Lanfranco Ciampi, Juan M. Obarrio, Julio
C. Nogués, Juan C. Montanare, Julio Oliveira Estévez, Roque Orlando, Alberto Zwank y José Belbey.
Mientras que en los suplentes vemos a Nerio Rojas, Santiago Balestra, Osvaldo Loudet, Eusebio Albina y
Julio C. Hanón. BIP Nº 3. Op. Cit. Pág. 221
183
Tal es el caso de la Liga Argentina de Lucha contra la Tuberculosis la cual, creada en 1901 y cuyo
cenit llegó en 1935 con la Cruzada Nacional contra la Tuberculosis, intentó acercarse a la experiencia
norteamericana de asociación civil con apoyo estatal en el combate de la “peste blanca”. Véase ARMUS,
53
programa detallado en sus estatutos –el cual nunca fue desarrollado en su totalidad-, un plan de
acción y expansión que conduciría a resultados concretos, tanto en Buenos Aires 184 como en la
ciudad de Rosario, tal como analizaremos más tarde para este último caso.
Por otro lado, en julio de 1930 se llevó adelante la Segunda Conferencia Latino-Americana de
Neurología, Psiquiatría y Medicina Legal, desarrollada en Río de Janeiro y San Pablo. La
relevancia de este evento puede pasar inadvertida si no se toman en consideración algunas
cuestiones. En primer término, que la primera de estas Conferencias se llevo adelante en 1928,
en Buenos Aires 185, y fue presidida por Arturo Ameghino186. Su realización fue el resultado de
la iniciativa conjunta de médicos latinoamericanos 187 a partir de los debates suscitados en un
espacio de sociabilidad científica extenso como fue la ya mencionada Sociedad de Neurología y
Psiquiatría de Buenos Aires, dependiente de la Asociación Médica Argentina. Allí no sólo se
gestaba una interesante circulación de ideas y colaboración entre profesionales 188, sino que se
daban cita muchos de los especialistas que constituirían, como veremos más adelante, nuevos
espacios de investigación y promoción de la salud mental. En segundo lugar, los delegados
oficiales de la Facultad de Medicina al evento de 1930 fueron Ciampi y Gonzalo Bosch y no
Diego. La ciudad impura. Salud, tuberculosis y cultura en Buenos Aires, 1870-1950. Buenos Aires.
Edhasa. 2007
184
La LAHM fue una institución que tomó vuelo durante la década del treinta, cuando, una vez
constituida obtuvo colaboraciones concretas de los poderes públicos municipales y nacionales, tales como
su sede social de la calle Lima 430, cedido por la Municipalidad de la Capital Federal, los dispensarios
instalado en el Hospicio de las Mercedes, o las partidas presupuestarias que lograban incluir en el
presupuesto nacional. La Liga había inaugurado su propia Escuela de Visitadores Sociales de Higiene
Mental, así como disponía de su propio órgano de difusión en la Revista Argentina de Higiene Mental. La
importancia de los subsidios del gobierno nacional o municipal se hicieron notar cuando, en los gobiernos
peronistas, éstos comenzaron a decaer, y la asociación evidenció perdidas en su ejercicio. Véase Talak,
Ana María. “Eugenesia e Higiene Mental: los usos de la psicología argentina (1900-1940)”. En,
MIRANDA, Marisa y VALLEJO, Gustavo (comps.). Darwinismo social y eugenesia en el mundo latino.
Buenos Aires. Siglo XXI de Argentina. 2005
185
BIP Nº 5. Abril-Jun 1930. Año II
186
Arturo Ameghino (1880-1949) fue un médico argentino especializado en Neurología y Psiquiatría
entre 1911 y 1914 en París y Montpellier (Francia). En 1931 accede a la titularidad de la cátedra de
Clínica Psiquiátrica en la Universidad de Buenos Aires, y desde ese momento se observa su progresiva
constitución en una figura de peso del campo científico. Fue profesor de Patología Social en la Escuela de
Servicio Social de la UBA, presidente de la Sociedad de Neurología y Psiquiatría y miembro fundador de
la Sociedad de Medicina Legal y Toxicología –a la cual Ciampi también pertenecía-. ABAD DE
SNATILLÁN, Diego. Gran Enciclopedia de la Argentina. Tomo I. Buenos Aires. Ediar. 1967
187
El Boletín indica que la iniciativa nació en 1926, de parte del Dr. Hugo Lea Plaza, de la Universidad de
Santiago de Chile, miembro de las reuniones celebradas en la Sociedad de neurología y Psiquiatría de
Buenos Aires. Entre los objetivos que orientaban dichas Conferencias, se encontraban el debate
interdisciplinario entre especialidades, la elaboración de políticas para los gobiernos de los países que
participasen y la unificación de clasificaciones y legislaciones al respecto. Véase BIP Nº 5. Op. Cit. Pág.
169
188
Hacia 1924 podemos rastrear un vínculo de esta naturaleza a partir del artículo que Ciampi escribió en
co-autoría con Ameghino –“La confusión mental en el infantilismo”-, publicado en la reconocida Revista
de Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal. Véase el volumen correspondiente al Año XI, 1924.
54
menor resultó su intervención. Ello por dos razones: por un lado, por el número de
presentaciones que tanto dichos médicos como los otros integrantes del Instituto llevaron a
cabo –con un total de once trabajos, individuales y colectivos, destacándose en particular el de
los delegados oficiales, que verso sobre la “Clasificación de las enfermedades mentales” 189-. Por
otro lado, Ciampi y Bosch no actuaron sólo en nombre de la Universidad, sino que
constituyeron asimismo la Delegación oficial del Estado Nacional y del Provincial. Este hecho
es revelador del peso que ciertas articulaciones relacionales –en especial las de Gonzalo Bosch-
operaban en este sentido. Un último punto a destacar de la Conferencia se encuentra en los
vínculos académicos entablados con la Liga Brasilera de Higiene Mental –bajo la dirección del
Dr. Ernani López-, la cual designó como sus representantes en la Argentina a los Dres. Bosch y
L. Ciampi190.
Un año más tarde, en 1931, la ya citada Sociedad de Neurología y Psiquiatría de Buenos Aires
y presidida por Gonzalo Bosch se trasladó a la ciudad de Rosario, en la cual celebró sus
sesiones extraordinarias en el Círculo Médico local y el Instituto de Psiquiatría. En ellas se dio
un fluido intercambio entre profesionales de Rosario, Capital Federal y Córdoba, que derivó en
el fortalecimiento de los vínculos entre figuras como Gregorio Bermann y Braulio A. Moyano,
por citar dos casos. Convoca nuestra atención, en igual medida, la confluencia en dicho espacio
de discusión de facciones del subcampo de salud mental que guardaban abiertas disputas como
Fracassi y Álvarez por un lado y Bosch y Ciampi por el otro191. Dada escasa presencia en las
fuentes, consideramos que probablemente la Sociedad tuvo una duración fútil en la ciudad
fenicia a partir de la participación de sus representantes rosarinos en otras instancias de
intercambio –aunque en 1937 se manifestó la voluntad de retomar el camino emprendido; véase
infra-.
189
En este sentido, la ponencia de los especialistas se inscribía en el “espíritu” que guiaba el Congreso, en
tanto se ofrecía como una clasificación común a escala latinoamericana. Véase GENTILE, Antonio.
Ensayos históricos sobre psicoanálisis y psicología en la Argentina. Rosario. Ed. Fundación Ross. 2003
190
BIP Nº 5. Abril-jun. Año II. 1930
191
BIP Nº 10-11. Jul- Dic. Año III. 1931
192
Una breve pero completa presentación de la revista, su importancia científica y su relevancia en tanto
objeto historiográfico pueden verse en DOVIO, Ma. Ángela. “La noción de la “mala vida” en la Revista
Archivos de Psiquiatría, Criminología, Medicina Legal y Ciencias Afines. Buenos Aires (1902-1913) en
55
como instancia de intercambio científico de una serie de médicos, políticos, abogados y
magistrados para la producción de conocimientos y políticas públicas con eje en problemáticas
socio-penales específicas. Allí se insertaban Ciampi, Gonzalo Bosch –a esta altura Director del
Hospicio de las Mercedes- y, Raimundo Bosch como socio corresponsal en Rosario, junto con
un nutrido grupo de profesionales de todo el país. La relevancia de esta Sociedad adquiere peso
al analizar la composición de profesiones, cargos y orígenes de quienes la integraban, pues
encontramos profesores de la Facultad de Medicina, de Derecho y de Filosofía y Letras de
Buenos Aires, jueces penales, Directores de Hospitales, miembros de la Cámara en lo Criminal
y Correccional, miembros de la Corte Suprema de Justicia de la provincia Buenos Aires, el
Presidente del Patronato Nacional de Menores, inspectores de Enseñanza Secundaria, Normal y
Especial, el director general de Asuntos Penales de la Nación, entre otros 193. Esta profusa y
extensa composición de la asociación no resulta menor a la hora de considerar las articulaciones
relacionales posibles tanto a la hora de programar políticas públicas, en la difusión del
pensamiento criminológico194 como también a la hora de movilizar influencias en la concreción
de proyectos particulares de algunos de sus miembros que dependan de la aprobación estatal.
El último espacio de sociabilidades académicas que consideramos estuvo dado, desde 1937, por
la Sociedad de Psiquiatría, Psicopatología y Medicina Legal195, creada en la ciudad de Rosario
a partir de la cooperación del Instituto Psiquiátrico con el Instituto de Medicina Legal 196. Estaba
presidida por Lanfranco Ciampi y Raimundo Bosch197, y sus integrantes eran, por lo general los
mismos miembros del Instituto dirigido por el primer médico198, sumando a ellos los designados
relación al Higienismo argentino.”. En Nuevo Mundo Mundos Nuevos. [En línea], Debates, Puesto en
línea el 25 septiembre 2012, consultado el 11 diciembre 2012. URL :
http://nuevomundo.revues.org/63961 ; DOI : 10.4000/nuevomundo.63961
193
En torno a los estatutos y miembros de la Sociedad Argentina de Criminología, véase Revista de
Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal. Nº XXII. 1934. Buenos Aires.
194
Nuevamente traemos a colación aquí la propuesta de Ricardo Salvatore sobre la difusión y práctica de
la criminología positivista en la esfera del ejercicio de poder estatal, especialmente visible si
consideramos la presencia de quienes presidían instancias de decisión y acción públicas tales como el
Patronato de Menores o una Corte Suprema de Justicia provincial. Véase SALVATORE, R. “Sobre el
surgimiento del estado médico-legal…” Op. Cit.
195
Véanse sus estatutos en BIP Nº 20-21 Año I (2da época) - 1937
196
En el mismo año, Teodoro Fracassi fundó junto su grupo la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y
Especialidades Afines de Rosario. Véase GENTILE, A. Op. Cit.
197
Si bien no fue abordada en particular en este trabajo, la trayectoria de Raimundo Bosch es otro caso de
progresiva inscripción de proyectos médicos de intervención social y formación de recursos humanos en
la esfera estatal, pero dirigiendo sus apelaciones sobre ámbitos distintos a los abordados para el caso de
los psiquiatras, como el de la Justicia. BOSCH, Raimundo. Op. Cit.
198
Las autoridades de la Sociedad se componían de la siguiente manera: Presidente: Lanfranco Ciampi;
Vicepresidente: Raimundo Bosch; Secretario General: Inocencio Ansaldi; Tesorero: Arturo Bruno; Vocal
1º: Antonio Foz, 2º: Eleogardo Troilo, 3º: Tomás Ocaña. Cabe aclarar que la totalidad de los miembros
del Instituto de Psiquiatría hacia 1937 concurían a las reuniones la misma. Véase BIP Nº 20-21 Op. Cit.
56
socios titulares, a saber: Gonzalo Bosch, Sebastian Soler 199 y Juan Cuatrecasas200. A diferencia
de la extinta Sociedad de Neurología y Psiquiatría de 1931, la trayectoria de la nueva asociación
tuvo una presencia mucho más rastreable en el BIP, dado que en éste se publicaban los
resultados de las investigaciones presentadas en cada encuentro. En este sentido, esta nueva
instancia de discusión representa en igual medida un cambio en la concepción de la
investigación científica, puesto que, anteriormente, el Boletín sólo publicaba los trabajos de los
médicos miembros del Instituto de manera directa y, de esta manera, se incorporaba un ámbito
de discusión y supervisión de resultados previo.
199
Sebastián Soler fue un abogado especializado en Derecho Penal, recibido en la Universidad de
Córdoba en 1924. En 1933 es designado camarista en lo Criminal en Rosario y desde 1934 fue profesor
de Derecho Penal en la UNC. Entre 1955 y 1958 se desempeñará como Procurador General de la Nación,
y desde 1951 será miembro consultivo de la Secretaría General de la ONU en el cuerpo internacional de
expertos en protección del crimen. AAVV. Quien es quien en la Argentina. Biografías contemporáneas.
Buenos Aires. Kraft. 1963
200
Juan Cuatrecasas fue un médico, recibido en la Universidad de Barcelona, que formó parte del
innumerable contingente de científico que llegó a la Argentina al desatarse la Guerra Civil española. A su
venida en 1937, fue nombrado encargado de investigaciones del Instituto. Antonio Gentile aporta un dato
interesante al destacar que la temática de investigación de Cuatrecasas –glándulas de secreción interna y
sus hormonas- era fundamental en la delimitación de un campo propio de la Psiquiatría para distanciarse
de la Neurología. Véase BIP Nº 20-21. 1937. Año I (2da. Época); GENTILE, Antonio. Op. Cit. Págs.75-
77
201
BIP Nº 9. Abr-Jun 1931. Año III. Pág. 119
202
En efecto, cada uno de los recetarios entregados incluía admoniciones sobre conductas “perniciosas”
para el individuo y para su desarrollo mental/familiar. La temática atravesaba desde la sífilis, el
alcoholismo, el ambiente familiar y el peso de la herencia sobre la salud mental de los menores. Ibídem.
57
En referente a su desempeño puertas afuera del Hospital, cabe destacar una serie de eventos que
manifiestan tanto la difusión propiamente dicha como las vinculaciones interinstitucionales de
los profesionales. Así, por ejemplo, en 1929, cuando el Instituto se encontraba en ciernes
Ciampi fue invitado junto al docente de la casa de estudios rosarina Cayetano Viale203, por el
Círculo Médico de Córdoba y el Dr. Gregorio Bermann204 a través del Círculo Médico de
Rosario, a dictar una conferencia en dicha ciudad205. Dos años más tarde, en 1931, Ciampi
ofreció una conferencia en el Instituto Social de la Universidad del Litoral, Santa Fe, donde bajo
el título “Sobre la niñez anormal y retardada” se explayó en su principal área de trabajo206. En
1933, por otro lado, el mismo psiquiatra ofreció un curso en el Colegio Libre de Estudios
Superiores de Rosario, que versó sobre “Psicoanálisis” 207; mientras que en 1937, dictó una serie
de conferencias208 en el Ateneo de la Facultad de Medicina del Litoral, en el Consorcio de
Médicos Católicos y en la AIAPE. En esta dirección, estos eventos merecen dos reflexiones. Por
una parte, la segunda conferencia nos permite hipotetizar en torno a los vínculos catolicismo-
ciencia como extensión de lo que el país experimentaba en su arena política desde inicios de la
década de 1930209. Pero en el caso de la charla ofrecida en la AIAPE –la Asociación de
intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores-, la cuestión se torna más vidriosa. La
203
Cayetano Viale fue un médico italiano convocado “por intermedio de la cancillería y el ministro
plenipotenciario de la legación argentina en Roma” para ocupar la dirección del Instituto de Fisiología y
su cátedra entre 1926 y 1929. BOSCH, R. Op. Cit. Pág. 124
204
La prolífica figura de Gregorio Bermann (1894-1972) difícilmente pueda reducirse a unas breves
líneas. Médico psiquiatra y licenciado en filosofía y letras, fue dirigente reformista en 1919 (Secretario de
la FUA) y miembro del PC en sus últimos años. En 1931 es candidato a gobernador de Córdoba por la
Alianza Cívica. Docente universitario, promotor del psicoanálisis (en 1930 visita a S. Freud en Viena), es
cesanteado en 1936 de su cátedra en Córdoba, e ingresa a la AIAPE, con cuyo director, Aníbal Ponce,
guarda amistad. Participa como médico en el frente republicano de la Guerra Civil Española en 1937.
Antifascista y antiperonista militante, resultó además un crítico lector del psicoanálisis como ciencia
idealista burguesa, a pesar de lo cual participó inicialmente en la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Con una profusa obra, intentó abordar el tópico de la salud mental desde una perspectiva social, al tiempo
que se preocupó por su atención en los países comunistas. Véase TARCUS, Horacio (dir.) Diccionario
biográfico de la izquierda argentina. De los anarquistas a la “nueva izquierda” (1870-1976) Buenos
Aires. Emece.2007
205
BIP Nº 2. Año I. Abril-Sep 1929
206
Puede leerse la conferencia, realizada “por deferente pedido del Presidente del mismo [El Instituto
Social]. Dr. Ángel Caballero Martín, en BIP Nº 10-11. Jul-Dic 1931. Año III. Págs. 184-189.
207
BIP Nº 19. Oct 1933-Sept 1934. Año VI
208
BIP Nº 20-21 Año I (2da época) 1937. Otros médicos del Instituto, como Antonio Foz, para ese
entonces director del Hospital y profesor titular de Clínica Psiquiátrica, también desempeñaban un rol en
las actividades de difusión, dictando una conferencia dicho año en el Consorcio de Médicos Católicos, así
como una divulgación radiofónica “a pedido” de la Dirección General de Higiene. Los vínculos con la
asociación médica católica continuaron a partir de las conferencias de Foz en años subsiguientes. Véase
BIP Nº 23. Año II (2da. Época). 1938
209
Para la temática a nivel nacional o local, véase ZANATTA, Loris. Del Estado Liberal a la nación
católica. Iglesia y Ejército en los orígenes del peronismo. 1930-1943. Bernal. Ediciones UNQ. 1996, y
MAURO, Diego. De los templos a las calles. Catolicismo, sociedad y política. Santa Fe, 1900-1937.
Santa Fe. Ediciones UNL. 2010
58
participación de Ciampi en la extensiva organización intelectual antifascista del país 210 plantea
una situación al menos paradojal, en tanto nos ubica frente a una disyuntiva respecto al
contenido intelectual de la propuesta del médico y su grupo. Si por un lado, y como veremos al
analizar la circulación de publicaciones, el autor recepcionaba ideas psiquiátricas practicadas en
la Italia fascista, y tenía estrechos círculos de sociabilidad en el campo del pensamiento
eugenista argentino211, cierto es que en la comisión directiva de la AIAPE se encontraban Nerio
Rojas212 como vocal en 1937 y Gregorio Bermann como presidente en 1942-1943, personajes
muy próximos a Ciampi, así como también que la delegación de la Asociación en Rosario era
una de las más dinámicas de la red213. No menos dudas nos plantea el hecho de que la
exposición de Ciampi –y más allá de inscribirse en una agenda de discusiones comunes a la
época intelectual- se haya titulado “Defensa de la raza”.
210
CELENTANO, Adrian. “Ideas e intelectuales en la formación de una red sudamericana antifascista”.
En Literatura y Lingüística Nº 17. Santiago. 2006. Págs. 195-218; “La lucha antifascista de la Agrupación
de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE) (1935-1943)”. En BIAGINI, Hugo y ROIG,
Arturo (dirs.) El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX. Tomo II. Obrerismo, vanguardia y
justicia social (1930-1960). Buenos Aires. Biblos. 2006
211
Ciampi no sólo compartía vínculos con la LAHM, sino también con la Asociación Argentina de
Biotipología, Eugenesia y Medicina Social o la Sociedad Argentina de Venerología y Profilaxis Social.
Sobre la primera, véase Vallejo, Gustavo y Miranda, Marisa. “La eugenesia y sus espacios institucionales
en la Argentina”. En MIRANDA, M. y VALLEJO, G. Darwinismo social y eugenesia…. Op. Cit.
212
En efecto, en 193, El Dr. Rojas había sido invitado por la Facultad y el Instituto para dictar
conferencias sobre Medicina Legal. BIP Nº 17-18. Abril-Sept. 1933. Año V. Para atender a los espacios
compartidos por ambos, véase supra.
213
CELENTANO, A. “Ideas e intelectuales en la formación…” Op. Cit.
214
BIP Nº 19. Oct 1933-Sept 1934. Año VI; Nº 20-21. Año I (2da. Época) 1937.
215
Aquí juega su rol el doble proceso de metamorfosis del Estado nacional y provincial, que abordaremos
en el último apartado de este capítulo. Sólo a modo de guisa orientadora, destacamos el cambio operado
sobre los conceptos políticos que justifican una intervención del Estado en lo social. Ver infra.
59
resolución destacó la importancia del aspecto científico que el curso en cuestión venía a
subsanar para el plano educativo local216.
“La tendencia seguida por los países que han. llegado a solucionar este aspecto
educacional, ya no es con la creación de escuelas especiales para niños de capacidad
mental-inferior, sino con la formación de grados especiales dentro de la escuelas
comunes, para evitar en primer término la resistencia de los padres para enviarlos a un
instituto, cuyo solo nombre lo considera anormal (parte' 'afectiva); y en segundo lugar,
no siendo anomalías agudas (idiotez, epilepsia, etc.) no conviene ni procede substraerlo
del ambiente donde tendrá que actuar en el futuro (influencia del medio), porque de lo
contrario siempre constituirá otro problema su trasladación al grupo social de donde
procede. Si siguiendo este temperamento, que a no dudar constituye la resultante de una
serie de ensayos y experiencias, y han logrado la solución de tan delicado y complejo
problema, bien se puede, con el Curso de especialización que ofrece el Profesor Dr.
LANFRANCO CIAMPI, perfeccionar y preparar el personal que ha de encarar dentro
de breve tiempo, también la solución de nuestro problema de niños enfermos infer-
dotados. Podrá argüirse que los resultados no serán inmediatos; que el maestro
concurrirá por propia voluntad ya que no es posible la exigencia, sin contar con una
recompensa, que recién dentro de un tiempo podrán apreciarse los resultados, pero a
todo eso cabe la pregunta: ¿Qué significa en la vida de un estado o en la solución de una
cuestión, un breve período de tiempo?” 217
A partir de lo expuesto es que podemos avanzar sobre la vinculación internacional del Instituto
mediante el canje de su Boletín con otras reconocidas instituciones y las evidencias que
pudimos rastrear alrededor de la circulación de ideas en la propuesta intelectual misma de este
espacio, así como en los ciertos hechos que dieron cuenta de un reconocimiento internacional de
su labor.
216
La resolución final del Consejo manifestaba: “Expresa la Inspección General que este ofrecimiento
pone al alcance de las autoridades escolares el medio como lograr la formación de personal técnico
capaz de atender a ese grupo de alumnos existentes en cada barrio o localidad, cuyas posibilidades de
aprovechamiento escapan al tratamiento común y se convierten, por lo tanto, en el lastre escolar por el
momento y en la carga social del mañana.” BIP Nº 28. Año VI (2da época). Pág. 124
217
BIP Nº 28. Op. Cit. Pág. 122-
60
propulsadas en el área de salud mental, especialmente si, como vimos más arriba, Ciampi
guardaba conexiones con sectores argentinos antifascistas militantes. Entre las más
significativas, rescatamos: el Archivio Fascista di Medicina Politica, Difensa Sociale (Rivista
mensile di igiene, previdenza e assistenza sociale), La Giustizia Penale, L’Ospedale
Psichiatrico, L’Igiene Mentale (Organo della Lega italiana de Igiene Mentale), Rivista
Sperimentali di Freniatria, Schizofrenie (Primo Centro Provinciale di Studio della Demenza
Precoce), entre otras.
Cuadro 1
Orígen y Cantidad
de revistas
recibidas Italia Francia Suiza España Portugal EEUU OEA Totales
Año
1930 8 4 1 3 _ 1 _ 17
1931 14 5 1 1 _ 1 _ 22
1933 14 3 1 1 1 1 _ 21
1937 20 8 1 4 _ 2 _ 35
1938 9 6 _ 1 _ 1 1 18
1939 11 4 1 _ _ 1 1 18
1940 11 4 1 _ _ 1 1 18
1941 3 3 1 1 _ 1 1 10
Fuente: Boletín del Instituto Psiquiátrico; 1930-1941
El inicio de la “segunda época” del Boletín luego de 3 años sin editarlo 218 –según arguyen sus
cultores, por razones económicas219- es, como puede observarse, el cenit del intercambio
institucional, aunque probablemente la disminución posterior es un fruto del inicio del conflicto
bélico mundial.
218
Si bien el BIP interrumpió su publicación entre 1933 y 1936, ello no implicó una merma en los
intercambios. En efecto, al dar cuenta de las publicaciones recibidas, la nota del editor que reabre la
segunda época (Nº 20-21, 1937) da cuenta de la disponibilidad efectiva de los números en dichos años.
219
A pesar de argumentar que la “obligada pausa” realizada en su edición no merece explicar sus
motivos, cundo se publican en el Boletín de reapertura las memorias de la actividad del Instituto en los
años inéditos, se evidencia que las partidas presupuestarias para su realización reaparecen recién en 1937,
coincidiendo su interrupción con la Intervención Nacional de 1934, la posibilidad de publicar un solo
número anual en dicho año, y los conflictos suscitados para el Instituto y el Hospital de Alienados a partir
de ésta –véase infra-. BIP Nº 20-21. Op. Cit.
220
En este sentido, las publicaciones más destacadas fueron los Archivos Brasileiros de Hygiene Mental,
los Archivos Brasileiros de Neuratría e Psiquiatría, los Arquivos do Servicio de Asitencia a Psicopatas
61
dan cuenta, en algunos casos, de los vínculos sostenidos con ciertas instituciones que
encontraron su cenit en las décadas del treinta y cuarenta en lo que a expansión institucional y
desarrollo “científico” refiere221. Tal fue el caso de la misma LAHM , la Sociedad Argentina de
Venerología y Profilaxis Social o el Instituto de Criminología de Buenos Aires, del cual se
desprendió la Sociedad ya mencionada, y de la cual Ciampi formaba parte222.
Cuadro 2
Origen y
Cantidad
de Latinoamérica Argentina
revistas Totales
recibidas*
Bs. Sta
Año Brasil Perú Urug. Parag. Chile Nicaragua Ecuador Cuba Cba. Mza. Tucumán
As. Fe
1930 2 1 _ _ _ _ _ 1 5 _ _ _ _ 9
1931 1 _ 1 _ _ _ _ 1 7 _ _ _ 1 11
1933 6 2 2 _ _ _ _ _ 6 1 1 _ 1 19
1937 10 2 4 1 1 1 _ 1 23 2 1 1 6 53
1938 7 2 5 1 _ _ 1 _ 18 3 _ 1 5 43
1939 9 2 3 _ _ _ 1 _ 15 2 _ _ 2 34
1940 9 2 3 _ _ _ 1 _ 16 2 _ _ 2 35
1941 7 2 3 _ _ _ 1 _ 14 2 _ _ 2 31
Fuente: Boletín del Instituto Psiquiátrico; 1930-1941
La promoción del Instituto y sus producciones contaban con un innegable carácter internacional,
cuyos antecedentes se remontaban al propio A. Agudo Ávila, así como a Ciampi y vínculos con
la academia italiana. En este sentido, previo a la difusión e intercambio bibliográfico, las tareas
en psiquiatría infantil desplegadas en Rosario habían sido destacadas en la Revista Infanzia
Anormale223, y una lectura atenta de la propuesta médico-intelectual del médico en cuestión da
cuenta de claras recepciones de esas corrientes intelectuales. Por caso, al organizar la estructura
del Instituto de Psiquiatría vemos que entre los laboratorios cuya aprobación se elevó al Consejo
Directivo de la Facultad se encontraba uno de Biotipología, basado en la propuesta de Nicola
62
Pende y su instituto en Génova224; mientras que, al mencionar la creación del instituto de
Psicología Experimental del Consejo Nacional de Educación, trae a colación la experiencia
italiana, en la cual el gobierno declaró obligatoria la asistencia de los anormales, creando para
ello el instituto de Pende225. Por otro lado, en 1933 se promocionó en el BIP la convocatoria al
premio “Cesare Lombroso” entregado por el Archivio di Antropologia Criminale e Medicina
Legale226, cuestión que transparenta lecturas las lecturas efectuadas, y la voluntad de participar
en ámbitos de legitimación semejantes.
En cuanto a las posibilidades concretas que el Boletín generó en su distribución, vemos cómo en
1932 el Instituto recibe la visita y los elogios científicos del Dr. Pierre Janet –académico del
College de France-, así como el Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal de
Uruguay, al celebrarse las Jornadas Rioplatenses de Neuropsiquiatría, ofreció un
reconocimiento especial para Ciampi227. En 1939, por otra parte, el Instituto recibió dos visitas
destacadas. En primer término la del profesor Ladislas V. Meduna –Budapest-, quien concurrió
para observar el devenir de la terapia de shock que el Hospital aplicaba desde años atrás, y en la
cual el médico húngaro era especialista. Meduna no era ajeno a las vinculaciones
internacionales del Instituto. En efecto, en 1938, el Dr. Antonio Foz –director del Hospital para
ese entonces- publicó un artículo en co-autoría con el citado médico, en función del intercambio
académico epistolar que ambos habían mantenido, dada la reciente incorporación del método
convulsivante en el Hospital siguiendo la obra de Meduna 228. En segundo lugar, desde 1939 se
dio inicio a una serie de visitas que continuaron en el tiempo –y que se materializaron en
institucionalización concretas, como veremos en el segundo apartado de este capítulo- del
prestigioso Dr. Emilio Mira y López 229.
224
En torno a la obra de dicho médico, véase Galera, Andrés. “Hacia una fisiología del delito: el modelo
biotipológicos de Nicola Pende”. En, MIRANDA, M. y VALLEJO, G (comps.). Darwinismo y
eugenesia…. Op. Cit.
225
BIP Nº 2. Op. Cit.
226
BIP Nº 17-18. Op. Cit. Pág. 196
227
BIP Nº 12-13-14-15. Enero-Dic 1932. Año IV
228
Meduna. L. V. y Foz, A. “El tratamiento convulsivante de algunas enfermedades mentales”. En, BIP
Nº 23. Año II (2da. Época). 1938
229
BIP Nº 25. Año III (2da Época). 1939
63
Conflictos internos al campo. De autonomías, clausuras e intervenciones
La propuesta de esta sección versará sobre los avatares del ingreso y permanencia del
Instituto y sus actividades al campo médico rosarino. Para ello tomará en cuenta las estrategias
de conservación emprendidas por los miembros del mismo para la conservación de la ortodoxia
en su interior230. Resultaría por lo menos ingenuo excluir el componente político-partidario de
dichas disputas, puesto que la dinámica de la política provincial y nacional tuvo su repercusión
sobre el devenir de la universidad231. Asumir este hecho no implica subordinar el desarrollo de
la ciencia a los tiempos de la política partidaria en sus distintos niveles –nacional, provincial y
local-, puesto que, no sólo la Universidad fue testigo de una inestabilidad institucional propia a
partir de la sucesión de rectores que se dio entre 1932 y 1934, sino que, como veremos más
adelante, el Instituto mismo continuó con sus actividades normalmente siendo ajeno a los
cambios en las distintas esferas del poder público. En otras palabras, si bien los vínculos de cada
uno de los médicos del campo –y nos referimos aquí a los psiquiatras o a los neurólogos- podía
influir en la dirección en que se pretendían orientar los proyectos para el fortalecimiento
académico, el hecho de no contar con el pleno apoyo del partido o coalición de intereses que
detentaba el poder del Estado no impidió el desarrollo de las actividades científicas y de
profesionalización. La alternancia de los signos políticos y las elites del Estado, en todo caso,
repercutió de una manera u otra sobre el acceso a mayores, mejores o iguales recursos.
Como atisbamos en el final del capítulo previo, entre 1930 y 1931 se presentaron una serie de
conflictos que pusieron en vilo algunas conquistas de los psiquiatras en su ingreso al campo, y
cuya profundización aquí permitirá hacer explícitas ciertas tensiones institucionales y
epistemológicas, atravesadas en su devenir por el halo de la política. El conflicto que queremos
abordar se dio entre 1930 y 1931 y que, en la vorágine política nacional, adoptó dos fases. Entre
1929 y 1930, la Facultad de Medicina de la UNL emprendió un proceso de reforma de su plan
de estudios, cuestión que reclama nuestra atención por la disputa disciplinar. La Comisión
encargada de la reforma –que fundamentaba su actuar según conceptos educativos
“innovadores”232- planteó serias dudas respecto a la utilidad y necesidad de contar con el
número de cátedras de psiquiatría existentes en el plan, sugiriendo que una sola sería suficiente,
230
BOURDIEU, Pierre. “Algunas propiedades de los campos”. Op. Cit.
231
En este sentido, Pablo Buchbinder resalta que a partir de la década del ‟30 el clima universitario
cambió cualitativamente, siendo mayormente impregnado por la alternancia de figuras y corrientes
antiliberales, conservadoras y católicas que durante los gobiernos radicales no habían desempeñado un rol
de esta naturaleza. Véase BUCHBINDER, Pablo. Historia de las universidades argentinas. Buenos
Aires. Sudamericana. 2005
232
Al tratar este tema, Ciampi y Gonzalo Bosch elogian estos nuevos métodos, basados en evitar el
enciclopedismo y apelar al desarrollo autónomo del estudiante. Sin embargo, no dejan de plantear
objeciones en torno a la supresión de sus cátedras en función de dicho criterios. BIP Nº 7. Oct-Dic 1930.
Año II. Pág. 245
64
o incluso llegando a circular la versión de que podría prescindirse de la misma si se fusionase
con una cátedra de Neuropatología 233. Ante este panorama, la respuesta del cuerpo de
especialistas no se hizo esperar, y centró su defensa en algunos puntos relevantes. En primer
término, su crítica buscó un reconocimiento similar al resto de las sub-especialidades médicas,
que se encontraban en procesos de especialización homólogos, y que la política universitaria
local acompañaba234. Por otro lado, y en segundo lugar, su defensa fue una clara representación
de dos inseparables características en la escritura de estos médicos: la erudición y su apelación a
las experiencias internacionales. En efecto, en su planteo sobre la relevancia de conservar no ya
la psiquiatría general, sino la Neuro-Psiquiatría Infantil y a la Psicología Experimental como
ciencia auxiliar, Ciampi y Bosch trajeron a colación avances teóricos, datos estadísticos y casos
que iban desde a Italia fascista hasta la Ucrania, Rusia, Francia o Estados Unidos 235. Estos
debates no representan una cuestión menor en lo que refiere a la definición disciplinar. El
Instituto de Psiquiatría de Rosario se planteaba su tarea como superadora de las tendencias
predominantes en los estudios psiquiátricos en tanto era capaz de combinar tres enfoques
distintos para ofrecer perspectivas más amplias.
233
Al traer a colación esta cuestión en su artículo, los autores agregan, en una nota al pie de página, que
llegó a ellos el planteo de dicha iniciativa por parte de uno de los profesores de la comisión para. Resulta
claro que se trata de Fracassi, y ante ello, exponen: “La idea, que ni siquiera tiene el mérito de la
originalidad, demuestra por un lado, el atrazo (sic) con que unos colegas plantean a veces cuestiones
universitarias”. BIP Nº 7. Op. Cit. Pág. 249
234
Así es como vemos que la Facultad de Medicina contaba ya con Institutos de Fisiología y Anatomía
Patológica. Véase BOSCH; R. Op. Cit.
235
Como ya dijimos, una estrategia discursiva fundamental de estos autores es la apelación a experiencias
internacionales y así lo vemos cuando lo hacen para la defensa de la existencia de Psicología
Experimenta: “Muchas son las Facultades de Ciencias Médicas que involucran en sus planes de estudios
la. enseñanza de la Psicología. Recordamos, además de la de Túbingen, que fue la primera, las de Roma
(Prof. de Sanctis) , de Milán (Prof. Doniselli), de Lausanna (Prof. Larguier), de Londres (Prof, Graig), de
Bonn (Prof. Poppelreuter), de Heidelberg (Prof. Gruhle) de Colonia, (Prof. Brusch), de Saratov (Prof.
Krogius), etc.” BIP Nº 7. Op. Cit. Pág. 258
236
La crónica de Bosch asegura que el nombramiento se produjo “por reglamento”, en tanto Fracassi era
el profesor de más edad del claustro. BOSCH, Raimundo. Op. Cit.
237
Tal vez en un exceso de dramatismo, no deja de resultar interesante la crónica que desde el Boletín se
expidió sobre el asunto: “El Instituto de Psiquiatría está pasando un trance muy difícil; por momentos, se
ha visto amenazado de muerte; vientos arrasadores han soplado con fuerza devastadora sobre su sobria
estructura; el Instituto de enfrente ha desaparecido fueron las siniestras palabras que, lanzadas en el
recinto de la Facultad, el 31 de enero, consiguieron no uno, sino mil ecos que hirieron inesperadamente
los oídos de cuantos ven complacidos la humana labor que este Instituto viene realizando. Numerosas
personas se nos acercaron para expresarnos un "esto no puede ser" pero lo atónito del semblante y la
mirada al infinito eran muestras inequívocas de la falta de fuerzas capaces de encontrar la solución que el
65
nosocomio –llegando a instalar un cartel que rezaba “Por orden superior, desde la fecha, en este
Hospital no se reciben más enfermos”- fue el capital político de los miembros del Instituto el
que se hizo valer. La intervención del ministro de Instrucción Pública de Uriburu, Ernesto
Padilla, y en especial del ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Ernesto Bosch238 fueron las
que permitieron finiquitar el asunto junto a la renuncia de Fracassi. En este caso, el influjo de
Gonzao Bosch el que primó por su vínculo con el ministro, el cual no sólo le permitió evitar la
clausura, sino obtener, además, un subsidio para el hospital de $50.000239.
El último gran conflicto digno de mención lo constituyó, cuatro años más tarde, la clausura e
intervención del Hospital de Alienados, el 7 de abril de 1934, en el mismo momento en que la
Universidad se encontraba bajo autoridades designadas por el Ejecutivo Nacional240. El
Delegado Interventor, Fermín Lejarza241, procedió, según los miembros del Instituto, sin
motivos manifiestos, aunque reconocieron una “campaña calumniosa” en contra de la
institución y sus miembros 242. En esta dirección, quien tenía a su cargo la intervención del
grave problema con urgencia reclamaba. Doscientos enfermos arrojados a la calle; una naciente cultura de
la especialidad psiquiátrica eliminada; este era el cuadro a la vista de la imaginación menos fecunda, pero
el "esto no puede ser", manifestación humilde de la impotencia, si se quiere, se oía constantemente.” BIP
Nº 7. Op. Cit. Pág. 298
238
El hecho de que Gonzalo Bosch estuviese vinculado a Ernesto Bosch no es menor, en tanto éste
contaba con una extensa trayectoria en el campo político y diplomático argentino. Entre 1884 y 1888
perteneció a la Legación argentina en Alemania. En ese año ocupo la primera Secretaría de la Legación
en Estados Unidos. Retornó al país en 1894 para ocupar, por dos años, la secretaría de la presidencia
argentina. En 1897 fue designado interventor de la provincia de San Luis. En 1904-1905 fue presidió la
Dirección General de Correos y Telégrafos, para pasar nuevamente al campo diplomático, entre 1906 y
1910, siendo Ministro Plenipotenciario en Francia. Ocupó el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto
en dos oportunidades (1910-1914; 1930-1931). Desde 1936 y hasta 1945 ocupó la presidencia del Banco
Central. ABAD DE SANTILLÁN, Diego. Gran enciclopedia de la Argentina. Op. Cit.
239
Véase BIP Nº 7. Oct-Dic 1930. Año II; Nº 9. Abr-Jun 1931. Año III y Nº 10-11. Jul-Dic 1931. Año III.
Págs. 192-193
240
La inestabilidad institucional de la UNL puede pensarse como clave para entender la intervención de
1934. Entre 1930 y 1934 se habían sucedido dos intervenciones, y se habían elegido dos rectores con
mandatos muy breves. Incluso el mismo interventor Lejarza ocupó el cargo 8 meses, siendo que luego, en
noviembre de dicho año, Josué Gollán fue electo rector. CONTI, Jorge. Lux Indeficiens. Crónica para
una historia de la Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe. Ediciones UNL. 2009
241
Fermín Lejarza era un abogado rosarino, miembro del PDP, que en 1896 se había desempeñado como
Ministro de Gobierno de la provincia. Entre dicho cargo y su asunción de la intervención, se desempeñó
como concejal municipal de Rosario, Jefe de policía, abogado del Banco Nación e intendente entre 1931-
1932. En 1920 fue convencional constituyente por el PDP y durante seis años ocupó la presidencia del
Club Social de Rosario (1908-1914), importante instancia de sociabilidad notabiliar. ABAD DE
SANTILLAN, D. Gran enciclopedia de la provincia de Santa Fe. Buenos Aires. Ediar. 1967
242
“La campaña calumniosa que precedió la intervención, la propaganda insidiosa que la acompañó, y
el escándalo periodístico, que anunció su fin, no nos interesan, así como no nos importa de los bajos
intereses que, si, por ser ajenos a los que decretaron la intervención, escaparon por cierto a su vista,
fueron tal vez sus elementos etiológicos.” BIP Nº 19. Op. Cit. Pág. 111
66
Hospital era el Dr. Fernando Ruíz, un personaje cercano a Fracassi243 que en el 1935 dejó su
cargo de profesor de Anatomía y Fisiología Patológica, que fue ocupado por un miembro del
Instituto244. La disputa aquí es transparente, y retoma el conflicto cancelado, peo latente, de
1931, cuando Fracassi pretendió recuperar la hegemonía del campo. Asimismo, por su
repercusión en la prensa es evidente el claro entrecruzamiento entre la política y la ciencia en
este caso. Mientras que El Litoral aseveraba enfáticamente la confirmación de “graves
irregularidades” en la administración del nosocomio245, El Orden se posiciona en oposición a
dicha medida, negando los hechos denunciados y centrando su defensa en la arbitrariedad del
interventor246. La intervención del Hospital no supuso mayores inconvenientes, siendo que su
resolución no arrojó nuevos problemas o acusaciones:
Mas cierto es que el conflicto no se dirimió solamente bajo la égida del Hospital. Si bien contó
con problemas de fondos en años anteriores 248, el Instituto no consiguió entre 1934 y 1936 la
asignación de las partidas presupuestarias que permitiera imprimir su Boletín249, mientras que,
por otro lado, Fracassi iniciaba la publicación de su propia revista 250.
243
El lazo más evidente es su pertenencia al cuerpo de médicos redactores de la revista de Fracassi y de la
Asociación que éste funda en 1937. GENTILE, Antonio. Op. Cit.
244
Si bien resulta innegable la trayectoria de su sucesor, José M. Cid, –fue becario de la Fundación
Guggenheim-, también es cierto que el BIP lo presenta como un discípulo predilecto de Ciampi. BIP Nº
20-21. Op. Cit. BOSCH, R. Op. Cit.
245
Llegando a afirmar: “Ha comprobádose allí la existencia de verdaderos delitos criminales que han
permanecido impugnes (sic) hasta ahora, aparte de que se sigue levantando un sumario de carácter
administrativo” Diario El Litoral 11/5/1934
246
“50 profesores hablaron al presidente del Dr. Lejarza”, Diario El Orden, 12/5/1934
247
BIP Nº 19. Op. Cit. Pág. 111
248
Durante 1934 el Boletín sólo pudo editarse en una oportunidad, cuando previamente lo hacía con
regularidad trimestral.
249
Recién en 1937 conseguiría nuevamente financiamiento para editar su publicación. BIP Nº 20-21. Op.
Cit.
250
Se trató de la Revista Argentina de Neurología y Psiquiatría. GENTILE, A. Op. Cit.
67
Ciencia y filantropía: El comité femenino regional de la Liga Argentina de Higiene Mental
Casi un año después de fundada la primera asociación se anunciaba desde el Círculo Médico de
Rosario la creación del comité local, en cuya composición social observamos una clara
presencia “notabiliar”, pero especialmente médica. En otras palabras, un número considerable
de las integrantes del organismo eran las esposas254 de distinguidos médicos locales, por lo
general miembros del Círculo Médico, del cuerpo de profesores y autoridades de gestión de la
Facultad o también de las instancias estatales y/o asistenciales urbanas existentes. En los
251
Véase supra.
252
BIP Nº 3. Op. Cit. Págs. 216-219; 221-226
253
No resulta una cuestión de poca monta el hecho de que, además de compartir un espacio académico –
G. Bosch era el titular de Psiquiatría de Adultos en la Universidad Nacional del Litoral y un profesional
médico en consagración en la Capital Federal- ambos médicos compartían un espacio de atención privada
de la salud en el Sanatorio Bosch, a cargo de Raimundo Bosch, en el cual ambos eran médicos consultos,
junto con el Dr. A. Agudo Ávila, a sazón, delegado organizador de la Facultad donde se desempeñaban.
Véanse los anuncios publicitarios del sanatorio en el Boletín del Instituto Psiquiatrico.
254
Un aspecto relevante se encuentra en la concepción de la mujer que Ciampi expone en su discurso:
“Esta es, por lo tanto, la razón por la cual nos encontramos aquí reunidos. No os extrañe ver en este
cenáculo de estudio, congregados únicamente elementos del sexo femenino. Esto obedece a la
convicción, bien arraigada en mi espíritu, de que nadie, mejor que la mujer, puede y sabe destronizar
prejuicios, aliviar penosidades, hacer circular verdades e inocular persuasiones. Nadie mejor que la mujer
puede y sabe endulzar amarguras, penetrar suave y discretamente los umbrales del hogar, dispensar
caricias a la infancia dolorida y provocar de los poderes constituidos aquellas providencias que
perseguimos. La historia de las obras de beneficencia, en todos los tiempos, lo ha demostrado. A Vds.,
por consiguiente, confiamos la semilla y de Vds. esperamos que sabréis despertarla y desarrollarla.”
Ciampi, L. “La creación de un comité de Higiene Mental en la provincia de Santa Fe” BIP Nº 7 Op. Cit.
Pág. 287
68
objetivos de su constitución, Ciampi –su director- deja en claro que, más allá de la existencia de
antecedentes de organizaciones civiles de atención mental en otras latitudes, la prioridad de la
que se encontraba inaugurando residía en el aumento de la capacidad asistencial de la ciudad, en
el sostenimiento de las condiciones del enfermo al interior del nosocomio y en la acción
profiláctica en la detención de la anormalidad infantil. Por encima de estos objetivos, la creación
del comité responde a fines estrictamente benéficos, y así lo plantea su director:
“Por consiguiente, Señoras, una de las finalidades más apremiante que debemos
perseguir y alcanzar es el aumento de la capacidad asistencial: todo enfermo mental
debe encontrar y cuanto antes, un asiento en una institución hospitalaria de la
especialidad; cada enfermo mental debe gozar del derecho de ser tratado como tal, por
médicos y enfermeros especializados. Prácticamente: es menester completar el Hospital
Psiquiátrico de esta Ciudad, de manera que pueda disponer de 400 - 500 camas para los
enfermos agudos y crear una colonia para enfermos mentales crónicos: institución esta
última que se reclama con la mayor urgencia. Vds. serán, esta es mi convicción, las
realizadoras de este establecimiento hospitalario. Pero también los enfermos que se
asisten en el Hospital de Alienados reclaman la obra inteligente y afectuosa de Vds.
Mucho espera, en este sentido, de la obra de Vds., la Dirección del Hospítal de
Alienados. Pero, además de proteger al enfermo, se necesita impedir que se llegue a Ia
enfermedad: he aquí el problema de la profilaxis mental. Sin entrar de lleno en este
argumento, voy a referirme única y brevemente a la cuestión de la profilaxia, en lo que
se refiere al estudio y a la asistencia de la infancia. Para nosotros, la Liga de Higiene
Mental, no podrá fructificar, si no basa su actividad en el estudio y cuidado del niño.”255
Una cuestión no menor en el análisis de esta asociación reside en la composición social del
comité. Como dijimos, muchas de sus miembros son las esposas de profesionales con un
extenso capital social y político, y desde allí resulta interesante considerar la confluencia de
actoras con influencia sobre diferentes esferas de lo público. Si lo observamos con mayor
detalle256, en sus años iniciales, su presidenta honoraria era María Hortensia Echesortu de
Rouillón257 y su presidenta efectiva María Aída Pagliano de Deambroggi. Entre sus vocales
255
Op. Cit. Pág. 288-289
256
Ibídem.
257
Su marido, Alfredo Rouillón, fue un destacado empresario y político rosarino. Educado en Suiza, fue
concejal entre 1903 y 1904 y diputado nacional en dos períodos (1904-1907 y 1907-1910). Fue director
del diario La República y partícipe de los directorios de la Bolsa de Comercio local, de la Corporación de
Tenedores de títulos y acciones de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y de tres bancos (el Municipal
de Rosario, el Escolar argentino y el Popular de Rosario). Siendo fundador de la Liga Patriótica en la
ciudad, fue intendente en el período 1922-23, y desde allí motorizó acciones en contra de los sindicatos
liderados por anarquistas. Fue asimismo miembro fundador del Jockey Club de Rosario. ABAD DE
SANTILLÁN, Diego. Gran Enciclopedia de la provincia de Santa Fe. Tomo I. Op. cit.
69
reconocemos a CIema Casas Duchesnois de Baraldi258, Sara Martínez Bayo de Siquot259, Rosa
Castagnino de Carrasco260, Agustina Newell de Coulin261, Elvira Alonso de Bosch, Sara Avalle
de Fracassi, Ida Rouillón de Araya; y entre sus consejeras encontramos a Clotilde P.de Álvarez.
En honor a sus objetivos “fundantes”, durante el primer tercio de 1931 el comité, que ya contaba
con 400 asociados, organizó un evento benéfico para favorecer a la habilitación del nuevo
pabellón del Hospital a inaugurarse en los meses subsiguientes, puesto que el presupuesto
destinado a éste no incluía el abastecimiento de mobiliario interno. En este sentido, realizaron
un té “bridge danzate” en el Hotel Italia local, el cual no sólo contó con una cobertura
periodística entusiasta, sino también con la asistencia de 400 personas262.
En términos generales, las actividades de la asociación se resumían en el abastecimiento de
materiales para la Escuela de Niños Retardados de modo de asegurar el vestido de los mismos,
el desarrollo de sus actividades manuales y el de los festejos habituales de fin de año en los
cuales éstos exhibían sus manufacturas y se les entregaban presentes con motivo de Navidad. Su
acción resultó más destacada, sin dudas, a partir de la segunda mitad de la década del treinta,
cuando comenzaron a ocuparse del sueldo de una enfermera para el turno noche del internado
258
Su esposo, Alberto Baraldi, fue un destacado médico y político rosarino. Académicamente, ocupó las
cátedras de Medicina operatoria, Patología Quirúrgica (1924-1935) y de Clínica Quirúrgica (1922-1935).
Fue consejero directivo y vicedecano de la Faculta entre 1938 y 1940. Desde el punto de vista político,
desempeñó la presidencia del Consejo de Higiene de la Provincia entre 1920 y 1924, y luego intendente
de Rosario en 1939-1940. ABAD DE SANTILLÁN, Diego. Gran Enciclopedia de la Argentina. Op Cit.;
BOSCH, Raimundo. Op. Cit.
259
El Dr. Roberto Siquot era un destacado profesional de la medicina, presidente del Círculo Médico el
año en que el grupo de damas se constituyó.
260
Su marido, Alejandro Carrasco, era un destacado político del PDP. Fue concejal en cuatro
oportunidades (1914-15, 1922, 1933, 1937), presidió la Comisión que reemplazó al Concejo Deliberante
de Rosario, fue también diputado nacional (1916-1920) y diputado a la convención constituyente en 1920.
Asimismo, fue designado intendente de Rosario por Uriburu en 1930, para en 1931 pasar a ocupar la
presidencia del Banco Hipotecario Nacional. Hacia 1935 se volvió asesor letrado del Banco Provincial de
Santa Fe. Un dato interesante es que en 1927 fue presidente del Jockey Club de Rosario. ABAD DE
SANTILLÁN, Diego. Gran Enciclopedia de la provincia de Santa Fe. Tomo I. Op. Cit.
261
Roque Coulín fue un médico y político radical. Se desempeñó como Ministro de Gobierno provincial
entre 1923 y 1927, y como Diputado Nacional entre 1928 y 1930. Fue el director de la Asistencia Pública
de Rosario. Ocupó cargos partidarios, siendo designado delegado a la Convención Nacional en 1916,
1926 y 1928, además de haber sido el presidente del Comité provincial del radicalismo en 1939. En la
Universidad, fue elegido decano para el período 1932-1934, y fue el sucesor de Rafael Araya en la
cátedra de Clínica Ginecológica entre 1929 y 1935 y en 1945 –nótese que Araya abandona la cátedra en
1929, tras el conflicto que culminó en la intervención de la UNL, para retomarla entre 1936 y 1943,
precisamente cuando los antipersonalistas/conservadores iriondistas desembarcan en la gobernación
provincial-. ABAD DE SANTILLÁN, Diego. Gran Enciclopedia de la provincia de Santa Fe. Tomo I.
Op. cit; BOSCH; Raimundo. Op. Cit.
262
Casi a modo anecdótico, la pluma del cronista del diario La Capital presenta el evento apuntando a “la
presencia de los apellidos más destacados de nuestro gran mundo, que prestaban así su concurso a la
noble finalidad, perseguida por la comisión organizadora, la que ha tenido con tal motivo una ratificación
amplia de la confianza que merece en nuestros círculos su eficaz y meritoria obra de caridad.” BIP Nº 9.
Abril-Mayo 1931. Año III. Pág. 101
70
de niños263, y en especial desde 1938, cuando lograron concretar un objetivo fundamental de su
existencia como asociación vinculada a la salud mental; esto es, la creación de la Escuela
Especial Sante de Sanctis, ubicada en el Barrio Arroyito de Rosario, y bajo la dirección técnica
de Ciampi264, quien en ese entonces residía en la Capital Federal, desempeñándose como
director del Instituto Neuro Psiquiátrico, dependiente de la LAHM265. En sus inicios, las damas
fueron las encargadas de sostener su funcionamiento, siendo los cargos desempeñados por
médicos y maestras de carácter ad-honorem. Hacia 1941, sin embargo, el comité inició las
tramitaciones escalonadas que permitieran incorporar a la Escuela a la órbita del Consejo, tanto
en reconocimiento oficial como en el pago del sueldo de sus docentes. Sus gestiones resultaron
efectivas, y progresivamente, la Escuela y sus directivos fueron reconocidos oficialmente por la
agencia estatal educativa en 1941; y los cargos de sus maestras, así como una subvención
mensual de $300 para su sostenimiento –emitida por decreto del gobernador- fueron aprobados
en 1942.266
Esta segunda sección analiza la deriva que el Instituto y sus miembros prosiguieron a lo
largo de la década del treinta en el marco, y en relación con, el proceso de fortalecimiento del
intervencionismo estatal en la vida social, acaecido en distintas instancias del poder público.
Para ello, consideraremos el carácter progresivo de dicha incorporación, avanzando desde lo que
entendemos como una política de influencias hacia la adopción del discurso psiquiátrico como
fundamento de políticas de estado.
En principio, cabe remontarnos al final del capítulo anterior para retomar la acción del
interventor Roque Izzo en favor de la continuidad de las obras del Instituto. En efecto, durante
1929 se escrituraron el conjunto de inmuebles cuya adquisición permitiría al Hospital contar la
totalidad de la manzana para los futuros pabellones que restaban edificar 267. Asimismo, a
principios de 1930 la rotación de los cargos políticos en la provincia colocó al ex decano
Agustín Gatti al frente del Ministerio de Instrucción Pública –la misma posición que años atrás
habilitó al Dr. Félix Roca a movilizar recursos hacia el Hospital-, y ello no fue en vano a los
intereses de los psiquiatras. Desde su cartera, Gatti promovió la creación de dos cargos de
263
BIP Nº 20-21. Op. Cit.
264
BIP Nº 22. Año II (2da. Época) 1938
265
La concreción de este instituto puede observarse a partir de los tramas que los médicos dejan entrever
en el Boletín, y forma parte del cuerpo de instituciones asistenciales proyectadas por la Liga, y
conseguidas principalmente a partir de la obtención de fondos públicos.
266
BIP Nº28. Año VI (2da época). 1942 Págs. 141-148
267
BIP Nº 3. Op. Cit.
71
médicos especialistas en Neuropsiquiatría en el Consejo de Educación, así como la organización
de un curso de preparación de maestras para la asistencia a la infancia anormal, a dictarse en el
Instituto. Todo ello, además, plasmando el discurso del Higienismo Mental en los considerandos
del decreto firmado por el gobernador:
La segunda medida al respecto la constituyó el nombramiento del Dr. Eleogardo Troilo –Jefe de
clínica de Neuro-psiquiatría Infantil y secretario de redacción del Boletín- al frente del
Reformatorio Provincial de Menores de Rosario269. Esta medida no puede soslayarse puesto
que, más allá de la influencia de Gatti en su rol de ministro, la designación de Troilo implicaba
reconocer y situar a un especialista al frente de una institución asistencial estatal. Si bien no
disponemos de constancias de ello, es de creer que el golpe de setiembre de 1930 interrumpió la
incorporación de los psiquiatras en el Consejo de Educación y la realización del curso.
Una nueva recepción del problema asistencial en salud mental fue retomada a nivel local por el
municipio rosarino en 1932, cuando confluyeron dos proyectos distintos. Por un lado, el
concejal Juan Álvarez (h.)270 presentó un proyecto de creación de un hospital para alienados
crónicos –es decir, una colonia-, además de “consultorios-dispensarios” para niños y adultos 271.
Pensado como dependencia de la salud municipal, resulta evidente que el proyecto recoge el
pedido de los profesionales del Instituto, tanto en lo referente a su constante demanda por la
ampliación de la capacidad asistencial del Hospital y por un espacio de internación exclusivo
268
BIP Nº 5 Abr-Jun 1930. Año II. Págs. 176
269
Op. Cit. Pág. 178
270
Si bien desconocemos si Clotilde P.de Álvarez, miembro del Comité regional de la LAHM, estaba
casada con Clemente o Juan Álvarez, en ambos casos queda abierta la hipótesis de considerarla como
posible influencia sobre proyecto del concejal.
271
BIP Nº 16. Ene-Marzo 1933. Año IV. Págs. 141-144
72
para internados de tipo permanente –de modo que el Hospital pueda cumplir con los cometidos
originales con que fue concebido-, al tiempo que retomaba la cuestión de la profilaxia desde los
consultorios externos. Ahora bien, la contradicción se planteó cuando la iniciativa de Álvarez es
aprobada y al mismo tiempo el Director de la Administración Sanitaria, Santiago Giorgi,
presenta una nueva propuesta, pero en este caso para construir un nosocomio urbano similar al
existente272. El funcionario destaca en este sentido que cuenta con un terreno y con la
colaboración de un ciudadano distinguido de la ciudad para llevar a cabo su cometido 273; pero
cuando el Instituto analiza la propuesta, hace saber su opinión al respecto, dejando en claro que
la necesidad más urgente se encuentra en la creación de una colonia, dada la necesidad de
diferenciar el tratamiento de pacientes de distinto tipo –los agudos “curables”, de los crónicos-
así como en la ampliación del número de dispensarios que aseguren la continuidad de
tratamiento ambulatorio de los pacientes que no precisan internación y, fundamentalmente, la
detección de aquellos menores que representan un “peligro” social en caso de no ser
atendidos274
Ahora bien, la trasformación de la realidad política provincial y nacional desde la segunda mitad
de la década del treinta deparó nuevas instancias de recepción del pensamiento psiquiátrico, y
constituyó el prolegómeno de su transformación en una política pública. En esta dirección, la
intervención federal a la provincia de Santa Fe –única provincia opositora al justismo nacional
bajo la gobernación del PDP desde 1931- significó un cambio en las formas y el contenido de la
praxis política en la esfera del Estado provincial. Esta transformación no sólo implicaba una
revisión en la estructura de jerarquías de los actores partidarios locales, sino también una
marcha atrás con la reforma política emprendida por el demoprogresismo al poner en vigencia la
Constitución provincial de 1921 que aseguraba, entre otras cuestiones, un mayor margen de
autonomía para las ciudades regentes de la provincia: su capital y Rosario. De este modo, se
generaban las condiciones propicias para el acceso al Ejecutivo, mediante el fraude electoral,
del hombre de Justo en territorio santafesino275: Manuel de Iriondo276. La consolidación del
272
BIP Nº 19. Oct. 1933- Sept. 1934. Año VI
273
El terreno, ubicado en el “Barrio Moderno”, habría pertenecido a Carlos J. Deliot, quien
aparentemente quería legar a la ciudad su patrimonio para realizar obras de asistencia social, en honor al
Dr. Mauricio Casal. Op. Cit. Pág. 98
274
Como observamos previamente, la figura del dispensario es fundamental en el entramado asistencial
de la higiene mental, pues a partir de él se detecta precozmente a los enfermos mentales en sus fases más
o menos evidentes, así como se indaga sobre su familia y sus condiciones de vida, lo cual permitiría
adoptar cauces de acción específicos. Por otro lado, el dispensario o consultorio externo, permitía efectuar
el seguimiento de aquellos enfermos que estuvieron internados en Hospitales de Alienados, o de aquellos
que no ameritaban internación y cuyo tratamiento podía desarrollarse de manera ambulatoria, incluso
desde la aplicación de medicamentos en el dispensario. Op. Cit. Págs. 103-104
275
MACOR, Darío. Nación y provincia en la crisis de los años treinta. Santa Fe. Ediciones UNL. 2006
276
Manuel María de Iriondo (1873-1958) fue el hijo de Simón de Iriondo, razón que lo dotaba de un
importante capital político, además del económico y social con que por su posición contaba. Abogado
73
Iriondismo fue acompañada con un progresivo proceso de autonomización estatal respecto a los
intereses económicos predominantes, al tiempo que, con la nueva centralidad del Ejecutivo y la
relación de Iriondo con el conservadurismo justitsta a nivel nacional, la creciente intervención
estatal se daba en nuevos espacios y con nuevos actores, predominando la administración en
detrimento de la política como área de incumbencia de lo público. En efecto, el peso que las
obras públicas en vialidad, salud, urbanismo y ocio adquirieron en la gestión de Iriondo se
explica siguiendo la vía del fraude que éste utilizó para acceder al poder, es decir, como modo
de legitimación material ante la ausencia de legitimidad político-electoral277. A diferencia del
nivel nacional, empero, las transformaciones institucionales no respondían sólo a un problema
de política –alrededor de la cohesión de base-, sino también a uno centrado en las elites políticas
dominantes, y en especial a sus distintas estrategias para legitimarse y para definir los
contenidos de la crisis 278.
recibido de la Universidad de buenos Aires, ocupó allí también la cátedra de Economía política y
finanzas. El peso de su capital político lo observamos desde 1898, cuando es designado secretario de la
presidencia de la Nación, a cargo de Bernardo de Irigoyen. En ese mismo año es Diputado de la
Convención Reformadora de la Constitución. Fue diputado nacional por la provincia de Buenos Aires en
dos períodos (1900-1904 y 1904-1907). En 1907 es designado interventor nacional de San Luis, para
luego ocupar la cartera de Hacienda de la Nación (1907-1910). Durante 8 años fue presidente del Banco
Nación (1910-1918), y desde allí hasta 1932, no ocupó ningún cargo en el Estado. Retomar su actividad
en lo público en como Ministro de Justicia e Instrucción Pública entre 1932 y 1936. Desde allí construyó
las bases de su poder político para desembarcar, mediante el fraude, como gobernador en Santa Fe entre
1937 y 1941. Desde allí, y hasta 1943, ocupó la presidencia de la Comisión Nacional de Coordinación del
Transporte. ABAD DE SANTILLÁN, Diego. Gran Enciclopedia de la provincia de Santa Fe. Tomo I.
Op. cit
277
PIAZZESI, Susana. Conservadores en provincia. El iriondismo santafesino, 1937-1943. Santa Fe.
Ediciones UNL. 2009
278
Bacolla, Natacha Y Macor, Darío. “La reorganización del Estado santafesino en tiempos
conservadores”. En MACOR, Darío y PIAZZESI, Susana (eds.). Territorios de la política argentina.
Córdoba y Santa Fe, 1930-1945. Santa Fe. Ediciones UNL. 2009
279
Op. Cit.
280
Este médico, y sobrino de Manuel de Iriondo, egresado de la Facultad rosarina de medicina, se
desempeñaba como docente en la cátedra de Otorrinolaringología, de la cual Francisco Javier Pérez era
titular. Fue miembro de espacios académicos como la Academia Nacional de Medicina y la Sociedad
Argentina de Broncoesofagología. Su importante capital social se reflejó en el hecho de haber sido
74
continuidad no se limitaba a dicho profesional, puesto que el decano de la Facultad de Ciencias
Médicas –Francisco Javier Pérez281- fue vocal tanto de la Comisión como del Departamento,
cuestión que agrega importancia al plano de la circulación de políticos y de saberes al interior
del Estado santafesino en transformación.
presidente del Club Social de Rosario, y de los vínculos que sostenía con los Argonz –Joaquín y Emilio,
Vicegobernador y director de la Asistencia púbica rosarina y docente universitario respectivamente-.
Bacolla, N. y Macor, D. Op. Cit.; BOSCH; Raimundo. Op. Cit.
281
Francisco Javier Pérez fue un médico rosarino con una importante actuación en la vida universitaria,
desempeñando distintos cargos en la facultad de Medicina. Fue consejero directivo en cuatro ocasiones,
vicedecano y decano entre 1937 y 1940. Una vez en el cargo, fue convocado por su ayudante de cátedra
devenido en ministro con Iriondo, Abelardo Irigoyen Freyre, para ocupar el cargo de vocal en la
Comisión de Hospitales y Asistencia Social y luego del Consejo General de Sanidad dependiente del
Departamento de Salud Pública, bajo la dirección de Irigoyen Freyre. BOCSH; Raimundo. Op. Cit.
282
“La situación de los alienados” Diario El Litoral. 19/12/1938
283
BIP Nº 22. Año II (2da. Época) 1938; BIP Nº 23. Año III (2da. Época) 1939
284
CSPSF. Ley Nº 2608/38. Pág. 3
285
Diario El Litoral 4/2/1939; 2/3/1939
286
La comuna de Oliveros pertenece al departamento provincial de Iriondo, y la separan 52 km de la
ciudad de Rosario y 116 de la de Santa Fe. Su ubicación estratégica respondió, señalan las fuentes, a la
necesidad de disponer del espacio de internación a medio camino entre ambas ciudades.
287
Diario El Litoral, 17/5/1939
288
Al comprar los terrenos para el Hospital, el Estado provincial fue cuestionado en su accionar por una
de las partes presentadas a la licitación pública “Deberían darse a publicidad los antecedentes de la
licitación para adquisición del terreno destinado a la Colonia de Alienados” Diario El Litoral, 27/2/1939;
La respuesta pública del gobierno en “Antecedentes de la licitación para adquisición del terreno destinado
a la Colonia de Alienados” Diario El Litoral, 2/3/1939
289
Diario El Litoral, 6/4/1941
75
En este contexto, nuestra postura no reniega del rol de la obra pública en el plano del ejercicio
del poder y sus formas de legitimación. Solo que, en el sector salud, por encima de una nueva
conceptualización sobre las responsabilidades del Estado290, y de las transformaciones del
discurso médico en torno a la etiología científica o social de las enfermedades 291, en el plano de
salud mental resulta evidente la adopción por parte de la nueva agencia estatal de asistencia del
discurso de la Higiene Mental que desde 1920 se venía pregonando desde la academia rosarina.
Como se observa en la fundamentación del plan regulador, dicha corriente intelectual tenía un
lugar de peso en las consideraciones etiológicas y de cura de la enfermedad mental, como lo
vemos en las argumentaciones en torno a la necesidad de la Colonia:
Como resulta evidente, el discurso médico se enlaza con el discurso en torno a la preservación
de la fuerza de trabajo imperante en dicho tiempo, asegurada desde la esfera de lo público. La
organización de la atención a la salud mental en el espacio urbano también es, por otro lado, un
290
“Lo que se percibe a través de los textos es un proceso más complejo donde antiguos referentes
temáticos son revalorizados e integrados a una nueva conceptualización. Es la apropiación por otros
sectores sociales de términos de antigua vigencia en algunas tradiciones, como la socialista o la católica,
la que va marcando diferencias que pueden ser registradas para relacionarlas con cambios en torno a la
problemática social; y, paralelamente, el progresivo acento dentro del problema del desarrollo económico
puesto en el „factor trabajo‟. Justamente en la última mitad de los años treinta parece generalizarse, para
fundar la actividad estatal en el área de bienestar, una expresión acuñada por la encíclica Rerum Novarum
que cobra vigencia: Justicia Social. En el contexto de esos años que desembocarían en la Guerra, esta
concepción de justicia se relaciona no sólo con el interés y necesidad económica, sino también con la
defensa. La concepción neoclásica de intervención del poder público en la preservación de la salud se
reitera en esos años y comienza a relacionarse con otros fundamentos de raíz ética.” Bacolla, N. y Macor,
D. Op. Cit. Pág. 106
291
En torno a las transformaciones en los vínculos conceptuales entre sociedad y enfermedad, Susana
Belmartino enfatiza que la concepción de lo social en este marco se transformó desde el plano profiláctico
hacia un nuevo plateo de solidarismo y preservación del capital humano. En su estudio del caso
santafesino, la autora no deja de resaltar la diferencia cualitativa que presenta en tanto un especialista en
salud es representante de estos cambios desde una agencia del Estado, lo cual daría cuenta de un
cualitativo proceso de cambio institucional y social, acompasado a la metamorfosis de la sociedad
argentina hacia los cuarenta, abonando así a consideraciones de orden más abierto del complejo fenómeno
de peronismo. Véase BELMARTINO, Susana. “Coyuntura crítica y cambio institucional en salud:
Argentina en los años „40”. En Salud Colectiva. Buenos Aires, 3 (2): 177-202, Mayo - Agosto, 2007
292
Diario El Litoral 4/2/1939
76
ámbito de aplicación de dichos preceptos, similares en su contenido a los que rigieron el
nosocomio rosarino:
La organización del hospital urbano y abierto, por último, no dejaba de lado la figura central del
dispositivo preventivo y terapéutico de la higiene mental, que en la ciudad fenicia observamos
en el Consultorio Externo:
“El Hospital funcionará además como Centro de Higiene Mental y sus especialistas
tratarán los casos de psicopatología infantil en un dispensario especializado. Finalmente,
tendrá a su cargo dicho instituto, como una de las principales finalidades, realizar una
campaña permanente de divulgación de los preceptos científicos referentes a la higiene
mental.”294
De esta manera, es posible comprender cómo un discurso antes circunscripto a una cultura
científica ceñida a la actuación académica encontró un lugar en la nueva articulación que el
Estado santafesino adquiría. Precisamente lo que queremos destacar es que, por detrás de las
transformaciones en las concepciones médicas en torno a la atención médica, al ciudadano como
sujeto portador de derechos sociales y al rol del Estado en la provisión de los mismos, el
discurso y los preceptos científicos de la Higiene Mental fueron los que primaron en el diseño y
la implementación de políticas públicas concretas295. La presidencia del área de Salud mental
del Ministerio de Salud Pública y Trabajo en manos de Emilio Mira y López 296 es una clara
293
Ibídem.
294
El Litoral 7/3/1941; El Orden, 8/3/1941
295
Más precisamente, la Ley de creación del Departamento de Salud Pública (Nº 2858/39) incluía entre
las divisiones y dependencias de la Secretaría Técnico-Administrativa del Departamento una abocada a
“Centros antituberculosos, antileprosos, antivenéreas, de higiene mental, anticancerosas, cardiológicas y
antirreumáticos, maternidad e infancia.” CSPSF. Ley Nº 2858/39. Pág. 8
296
Emilio Mira y López es otra de las personalidades de la ciencia que la Guerra Civil Española forzó al
exilio. Nacido en Santiago de Cuba en 1896, su familia se instala, en 1898, en Barcelona. Allí, hacia 1923
77
muestra tanto de la metamorfosis que las estructuras estatales estaban atravesando, tendientes a
la profesionalización de sus cuadros y su funcionamiento, como también al reconocimiento
pleno de la orientación científica que guiaba su accionar297. En este sentido, como estudio
particular, la higiene mental se volvió un saber de estado, en tanto articuló una forma de
concebir la enfermedad mental con el plano social de la recuperación –cuando fuera posible- de
los afectados, la prevención de “males sociales” y la reducción de los gastos futuros que los
mismos le ocasionarían a las arcas públicas. Este cambio habilitó una nueva lógica en la
penetración de saberes en instancias de atención de la salud, puesto que la gestión de los
recursos para motorizar proyectos sustentados científicamente deja de depender de la apelación
a los vínculos que en distintas instancias podrían gestionarlas, para ser recepcionada e
impulsada desde la transformada órbita de las agencias del Estado298.
recibe su doctorado en Medicina. Fue médico psiquiatra del ayuntamiento de Barcelona, docente de una
miríada de cátedras univeristarias, presidente de la Sociedad Catalana de Psiquiatría y Neurología,
vicepresidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría y miembro del Consejo Superior
Psiquiátrico de Madrid den 1934. En 1938 fue nombrado jefe de los Servicios Psiquiátricos y de Higiene
Mental del Ejército Español Republicano. Con más de treinta libros publicados, su obra ya había sido
recepcionada previo a su llegada en el Instituto de Psiquiatría rosarino, y a partir de su relevancia y su
presencia en el país es que se iniciaron los contactos con él, en especial mediante invitaciones para el
dictado de conferencias. Dicta una serie de conferencias en distintos espacios académicos en Buenos
Aires y La Plata. Entre 1942-43, por otro lado, ejerce la Jefatura de Servicios Psiquiátricos e Higiene
Mental de la provincia de Santa Fe. Tras viajar por distintos países de Latinoamérica, se establece
definitivamente en Brasil, donde es contratado por la Fundación Getulio Vargas para dirigir el Instituto de
Formación Profesional de Río de Janeiro. Véase PORRÁS, Fernando de León. Vida y obra del profesor
doctor Emilio Mira y López. s/l. Universidad de San Carlos de Guatemala. 1964
297
Diario El Litoral, 9/10/1943
298
No sólo se trata de una nueva lógica en la obtención de recursos desde el punto de vista de la
corporación médica, sino que el proceso adquiere complejidad si se lo considera desde el progresivo
declive de formas particulares de abordar la atención médica y la emergencia de nuevas propuestas en
base a las corrientes de pensamiento circulantes de la época. Para este proceso, véase BELMARTINO,
Susana “”Circa 1920-1940: crisis y percepción de la crisis”, en La atención médica argentina… Op. Cit.
78
V – Cierre
79
permitió disputar o fortalecer su lugar en el campo en formación de la Psiquiatría. No debe
soslayarse aquí el hecho de que personalidades destacadas política y científicamente –como
Gonzalo Bosch- hayan formado parte de sus contactos. Actores con una acumulación de capital
tal resultaban fundamentales en la disputa al interior del campo en el espacio local –en Rosario-
puesto que permitían entablar la lucha desde los capitales faltantes en los médicos del litoral –
especialmente el social y político-. Desde este lugar es que consideramos relevante la
explicación conjunta entre vínculo, sociabilidad y trayectoria, como herramientas teórico
metodológicas y explicativas capaces de iluminar un plano obscuro a la historia de la ciencia,
pero que sin embargo constituye uno de sus fundamentos primeros.
En esta dirección, una parte importante de nuestro trabajo se abocó a analizar algunas de las
estrategias de los psiquiatras rosarinos para afianzar, legitimar y autonomizar su saber ante la
academia y la sociedad. Una cuestión central a nuestro entender ha sido la constitución de
espacios de sociabilidad científica desde los cuales gestar lazos interinstitucionales. Tal como
vimos, esta herramienta operó no sólo como instancia de fortalecimiento del intercambio
científico, sino también como un importante escenario para la consolidación de vínculos que
podrían resultar fundamentales en la lucha por el sentido de la atención de la salud mental. Esto
no amerita que imputemos a las acciones de los profesionales un significado que probablemente
no tuvieron en primera instancia, pero no puede escapar a la mirada del historiador que dichos
espacios reunían no sólo a médicos, sino también a abogados, jueces, políticos, etc., y que,
desde esta mirada omnicomprensiva es que podemos reconocer un valor adicional a las
iniciativas asociativas en el fortalecimiento de la disciplina.
80
Hemos podido observar, en igual medida, que la ciencia y sus iniciativas no se subordinaron en
nuestro caso al tiempo de la política partidaria aunque, asimismo, cierto es que no escapan a él.
Si bien la UNL debió sobrellevar, como el resto de las universidades de la época, las derivas que
la vida política argentina le imprimió a la estabilidad de sus autoridades o de su cuerpo docente,
la Psiquiatría no observó, sin embargo, que sus actividades, su producción y sus contactos
institucionales se vean afectados drásticamente. Ello podemos atribuirlo a tres razones
principales. En primer término, al hecho de que, consolidada la red de asociaciones, difícil sería
para sus colegas locales obstaculizar lo que los cultores de la salud mental obtenían desde la
esfera nacional o internacional. En segundo término, las décadas del veinte y del treinta
significaron un período de expansión de este tipo de saberes, y principalmente de su recepción
en la esfera política, aumentando las posibilidades de obtener nuevos recursos. Precisamente, y
por último, la progresiva penetración del discurso positivista-criminológico y eugenésico en la
órbita del Estado en el largo plazo que ya ha sido estudiada, contribuye explicativamente a
comprender la “voluntad” de las agencias estatales en este sentido. A partir de allí es que la
recepción de propuestas como la del Instituto de Psiquiatría de Rosario encontró una
importante bienvenida en distintas instancias de lo público, y ello por encima de las
vinculaciones que podían facilitarlas.
81
en igual medida, de un cambio de época en la entreguerras en la cual se trastocaron los ejes que
guiaron el manejo de lo público y sus incumbencias. De manera interesante, entonces, es que a
través de este estudio podemos observar cómo en la construcción de una disciplina científica se
construye también el Estado. Cómo lo público es una invención permanente y contingente, y
como las intrincadas lógicas de la política no escapan al mundo de las ideas y a los vínculos de
quienes la ejercen.
Las anteriores han sido las apuestas de este estudio. Esperamos puedan contribuir al debate
historiográfico en torno a estos indisolublemente unidos procesos que nos han ocupado.
82
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