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REVISIÓN CRÍTICA DE LOS PROBABLES CRÁTERES DE IMPACTO SITUADOS

EN TERRITORIO ARGENTINO

Rogelio D. Acevedo1 y Maximiliano C.L. Rocca2

1
Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), Bernardo Houssay 200 (V9410BFD), Ushuaia, Tierra del
Fuego. acevedo@arnet.com.ar
2
Mendoza 2779, 16A, (1428DKU) Ciudad de Buenos Aires. maxrocca@hotmail.com

Palabras clave: cráteres de impacto, Argentina.

INTRODUCCIÓN
Las investigaciones sobre cráteres de impacto, como asimismo los estudios de
meteoritos, han sido poco abordadas por los geólogos argentinos, quedando en ocasiones
fuera de la consideración científica. Curiosamente, muchas estructuras problemáticas cuyo
origen no tendrían que ver con los procesos geodinámicos terrestres sino más bien estarían
ligados a la entrada de meteoroides al sistema abierto de nuestro planeta y el contacto violento
con su superficie. Es tan poco lo que se conoce de impactos meteoríticos en La Argentina que,
a excepción de Campo del Cielo, no hay todavía otro sitio en que se haya probado
incuestionablemente la existencia de cráteres producidos por el choque de rocas
extraterrestres o sus ondas expansivas. Sin embargo, hay fuertes evidencias de que muchos
cráteres de impacto podrían haber sido confundidos con otras geoformas o simplemente
ignorados.
El reconocimiento de probables cráteres de impacto a través de fotografías aéreas e
imágenes satelitales se está llevando a cabo meticulosamente, pero aún falta constatar esas
observaciones en el campo hallando evidencias de metamorfismo de shock que demuestren
fehacientemente la existencia de estas estructuras que no por extraordinarias son menos raras
de lo que comúnmente se cree al constituir un proceso habitual de la Geología Planetaria de
nuestro Sistema Solar. Es sabido el diseño circular en planta que tienen los cráteres
meteoríticos, mejor reconocibles cuanto más reciente haya sido el evento y menos expuesto
haya estado a los procesos erosivos. Es obvio además que no todas las formas circulares
dibujadas sobre la faz de la Tierra son sitios de impacto, pero no es menos cierto que algunas
de estas estructuras han sido descriptas erróneamente como calderas o cráteres volcánicos,
y/o mapeadas como paisajes cársticos, sumideros, maares o bajos sin salida.

PROBABLES SITIOS DE IMPACTO EN LA ARGENTINA


Los sitios de impacto reportados para el territorio argentino hasta el presente,
compilación esta que fuera financiada por The Planetary Society, son los siguientes:
I) Campo del Cielo (Fig. 1), Región Nordeste (27º30’ LS; 61º42’ LO). Representa uno de los
más grandes campos de dispersión de meteoritos conocidos en el mundo. De dirección SO-NE
se ubica entre las provincias del Chaco y Santiago del Estero, extendiéndose por un área de
unos 1350 km2. Su época de caída se sitúa en los 4000±80 años según el Smithsonian Institute
Radiation Biology Laboratory y aunque algunos fragmentos fueron descubiertos en tiempos de
la colonización española, pasaron muchos años hasta que se aceptara que los cráteres habían
sido producidos por el choque de estos cuerpos extraterrestres (Villar, 1968) ya que se creía
que eran sólo meras excavaciones de los aborígenes o los colonizadores (Nágera 1926).
Una proficua literatura puede consultarse sobre la que hasta el presente es la única
localidad meteorítica fehacientemente documentada de La Argentina (Cassidy 1967, 1968,
1971; Cassidy y Renard 1996; Cassidy et al., 1965). El objeto que produjo los impactos provino
de un asteroide tipo Apolo. Su diámetro pre-atmosférico ha sido estimado, sobre la base de
mediciones de radioisótopos cosmogénicos, como de unos 3 metros y una masa de unas 840
toneladas (Liberman et al., 2002). Recorriendo una órbita solar calculada hace algunos años
(Renard y Cassidy 1971) habría llegado desde el Sudoeste y entrado a la atmósfera terrestre
en un ángulo de unos 9°. Como consecuencia de ello el asteroide se rompió en innumerables
trozos, algunas de las cuales, al chocar contra la superficie de sedimentos cuaternarios, hace
unos 4000 años, produjeron unas decenas de cráteres (veintiséis documentados) de explosión,
de penetración, y de impacto y rebote, y generaron algunas impactitas de arcilla cocida.
El meteorito, una hexaedrita tipo IAB (97% Fe, 3% Ni), fragmentado en miles de
pedazos, constituye en cuanto a su masa total, el de mayor peso registrado en La Argentina.
Sólo en el cráter “La perdida” fueron recobrados numerosos fragmentos con un peso total de
5.200 kilogramos. El más grande, conocido como “el Gran Chaco”, corresponde a un siderito
que pesa 37,4 toneladas y fue hallado en 1980 dentro del cráter “Gómez”, de 25 m, está entre
los tres más grandes recuperados en La Tierra. El cráter mayor, llamado “Laguna negra” tiene
un diámetro de 115 metros. Más conocido empero es el de Rubín de Celis, con piezas que han
revelado nuevas paragénesis de minerales de Níquel (Acevedo et al., 2002).

Figura 1. Campo del Cielo. Se ilustran 50 km del campo de dispersión meteorítica (cráteres
sobredimensionados). Imagen SPOT1. Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales.

II) Río Cuarto (Fig. 2), Provincia de Córdoba (32º52’ LS; 64º14’ LO). Este es un tipo especial de
estructuras oblongas cuya aceptación como producida por impacto meteorítico se encuentra
hoy muy discutida ya que, en contraposición, pudieren constituir meras cuencas de deflación.
Su descubrimiento se debe al piloto de aviación Rubén Lianza (1992) quien al sobrevolar el
área observó algunas curiosas estructuras paralelas, de unos pocos kilómetros de largo por
otros menos de ancho, alineadas en dirección NE-SO a lo largo de unos 30 kilómetros (Schultz
y Lianza 1992). La exploración de campo reveló la presencia de impactitas y dos fragmentos de
un meteorito condrítico, uno de ellos cubierto por materia vítrea. Dicho vidrio contenía
baddeleyita y granos de cuarzo con evidencia de “shock” así como elevados tenores de Cr, Ni
e Ir (Koeberl y Schultz 1992).
Las depresiones ovales investigadas han sido recreadas en laboratorio haciendo
colisionar un proyectil con bajo ángulo de incidencia contra un objetivo, lo que ha permitido
formular una hipótesis según la cual un asteroide (condrita ordinaria tipo H) de alrededor de
200 m de diámetro entró en la atmósfera terrestre con un muy bajo ángulo desde el NE,
fragmentándose luego en numerosas piezas e impactando (Bunch y Schultz, 1992). La edad
del evento ha sido estimada en 10.000 años (Schultz y Beatty, 1992; Schultz et al. 1994;
Aldahan et al. 1995, 1997). Sin embargo, más de cuatrocientas nuevas estructuras similares y
orientadas en la misma dirección han sido recientemente reportadas por Bland et al. (2001,
2002) quienes prefieren atribuírlas a la erosión eólica. Aun así, habrían sido encontrados
nuevos especímenes de la misma condrita, y más vidrio, con valores isotópicos similares al
suelo de loess pampeano regional. Nuevas dataciones 40Ar/39Ar (Schultz et al. 2004) han
permitido identificar en el área siete niveles distintos portadores de impactitas, con edades que
van del Mioceno hasta el Holoceno. Sendas hipótesis tienen su asidero y futuras
investigaciones echarán luz sobre el asunto.

Figura 2. Río Cuarto. Cráteres “Los gemelos” (el mayor tiene 3,5 x 0,7 km). Fotografía RE Lianza
III) Costa atlántica, Provincia de Buenos Aires. Aunque no han sido al presente halladas en
territorio bonaerense estructuras de impacto, las que, por otra parte, habrían sido rápidamente
destruídas por la erosión ante la fragilidad del terreno, hay fuertes evidencias de haberse
producido, a juzgar por el hallazgo de material vítreo determinado como de orígen impactítico
alojado en depósitos de loess de edad terciario-cuaternaria en acantilados litorales (Zárate y
Fasano, 1989; Schultz et al., 1998). Dicho vidrio ha sido denominado localmente como
“escorias” (de color verde amarronado) y “tierras cocidas” (rojo ladrillo) y reconocido en
diversos ambientes. Sin embargo, también ha sido citado un material vítreo comparable a las
escorias y mostrado como una posible fulgurita (Volkheimer et al., 2003). Aun así, en la matriz
vítrea de las escorias han sido encontrados clusters de baddeleyita, usualmente derivada de
circón sometido fugazmente a altísimas temperaturas e interpretada como de origen
meteorítico. Descriptas como brechas de impacto y fusión, ha sido acuñado para ellas un
nuevo término: “pampasitas”, las cuales reflejarían un vidrio generado por la fusión del
substrato loéssico. Schultz et al. (2004, a y b) y Zárate et al. (2004) han datado el material
40 39
vítreo por el método de Ar /Ar por lo que infieren cuatro eventos de impacto:
1. Centinela del Mar, cerca de Necochea: Nivel A: edad 0,23 Ma.; Nivel B: edad 0,44 Ma.
2. Chapadmalal, cerca de Mar del Plata: edad 3,3 Ma.
3. Paraje próximo a la ciudad de Bahía Blanca: edad 5,33 Ma.
4. Localidad cercana a la laguna de Chasicó: edad 9,23 Ma.

IV) Meseta de la Barda Negra (Fig. 3), Provincia del Neuquén (39º10’ LS; 69º 53’ LO). Este es
un cráter aislado de 1,5 km de diámetro alojado en medio de un plateau basáltico cuyo
reconocimiento fue efectuado a través de la inspección de imágenes satelitales (Rocca,
2004a). Hasta el presente, el único cráter simple de impacto conocido producido en basaltos en
el mundo es el de Lonar Lake (India) de 1,8 km de diámetro. Su tamaño y diseño (hasta su sutil
forma cuadrangular) recuerda al Barringer Meteor Crater de Arizona, el más conocido de todos.
En la oquedad en cuestión se ha mapeado un salitral (Leanza y Hugo, 1997) cuyo fondo es
ocupado por tobas cineríticas de la formación Collón-Cura y la parte superior está representada
por el Basalto Zapala. Herrero y Donnari (1997) describen allí una ventana en el basalto
representada por un típico “bajo sin salida” conteniendo conglomerados, areniscas y diatomitas
(mina Tula). La edad del cráter de Barda Negra es menor a 10 Ma, que ha sido la edad
radiométrica mínima del basalto miocénico. Investigaciones de campo se encuentran hoy día
en estado de avance.
Figura 3. Barda Negra. Imagen radar Space Shuttle, NASA.

V) Bajada del Diablo (Fig. 4), Provincia del Chubut, (42º45’ LS; 67º30’ LO). Numerosos cráteres
de supuesto origen impactítico han sido reportados hace unos años en un área ubicada entre
las localidades de Telsen y Gan-Gan (Corbella, 1987). A través de las fotografías aéreas
disponibles pueden reconocerse más de cien posibles cráteres simples en un área de
dispersión de 27 x 15 kilómetros. El mayor tiene un diámetro de 1 km y catorce de ellos tienen
entre 300 y 1.000 metros. Muchos de los mismos muestran evidencias de tener bordes
elevados. Los cráteres están localizados principalmente sobre depósitos sedimentarios
fluviales de edades terciaria ó cuaternaria. El evento colisional habríase producido con
anterioridad a la actividad fluvial reciente por lo que sólo una parte, todavía numerosa, habría
sobrevivido a la erosión actuante. Este caso podría tomarse a primera vista como un ejemplo
de lluvia de meteoritos si no fuera porque no hay evidencia de la típica elipse de dispersión de
Krinov (1966) sino todo lo contrario, la distribución es azarosa en cuanto a tamaño y ubicación.
Más probablemente pudiere tratarse de un campo de cráteres resultantes de la llegada de una
pila de escombros cósmicos provenientes de un asteroide fragmentado tipo “rubble-pile”.
Investigaciones de campo están actualmente en progreso. El hallazgo en 1984 de la octaedrita
IVA Gan-Gan (83 kg) podría estar relacionado a esta localidad crítica.

Figura 4. Bajada del Diablo. Nótense círculo con cráteres y eyecta. Base de la imagen: 10 km. Imagen
LANDSAT.

VI) Bajo Hondo (Fig. 5), Provincia de Chubut. (42º15’ LS; 67º55’ LO). Se trata en este caso de
una estructura interpretada como una caldera basáltica pliocénica colapsada (Ardolino y
Delpino, 1986; Ardolino, 1987) de 4,8 km de diámetro con bordes elevados, localizada en la
meseta de Somuncurá, 10 km al SE de la sierra de Talagapa, donde se produjera un activo
volcanismo de flujos piroclásticos de composición traquítico-riolítica alternante con coladas
basálticas durante el Oligoceno tardío-Mioceno temprano. Bajo Hondo ha sido comparado
recientemente con el cráter de impacto en basaltos de Lonar Lake (Rocca, 2003a) y podría
constituir el segundo caso de este tipo en La Argentina.
Figura 5. Bajo Hondo. Imagen LANDSAT. NASA.
VII) Gran Altiplanicie Central (Fig. 6), Provincia de Santa Cruz. (48º25’ LS; 70º08’ LO).
Recientes esfuerzos por reconocer nuevos cráteres de impacto en La Argentina mediante la
utilización de imágenes satelitarias y fotografías aéreas han posibilitado la ubicación de un
posible cráter simple, muy erosionado, sobre la meseta de la Gran Altiplanicie Central de Santa
Cruz (Rocca, 2003b). Se trata de una forma circular aislada, con bordes elevados, de 1 km de
diámetro en medio de una meseta basáltica. La edad del basalto es de 11-12 Ma.

Figura 6. Gran Altiplanicie Central. Imagen LANDSAT. IGM.

VIII) Los Mellizos (Fig. 7), Provincia de Santa Cruz (47º20’ LS; 70º00’ LO). Otro potencial sitio
de impacto ha sido observado no muy distante del anterior. Se trata de un posible cráter tipo
complejo con un pico central, algo erosionado y parcialmente cubierto. Es evidente en las
imágenes de radar DLR’s X-SAR ql 10028 (La Española) y ql 10029 (cerro Cojudo Blanco). Su
diámetro es de 15 km. Si bien la geología local no es conocida en detalle, el substrato está
representado por ignimbritas, piroclastitas y brechas degradadas (pudieren ser brechas de
impacto) de la Formación Chon Aike (Jurásico). De confirmarse el sitio podría representar la
estructura de impacto más grande reconocida en la Argentina (Rocca, 2003b, 2003c).
Figura 7. Los Mellizos. LANDSAT. La imagen tiene 20 km de lado.

IX) Salar de Antofalla (Fig. 8), Provincia de Catamarca (26º18’ LS; 67º59’ LO). En la esquina
sudeste del salar de Antofalla ha sido identificado, a través de la observación de una imagen
satelital, sin constatación “in situ”, un posible cráter de tipo simple de 750 m de diámetro
(Fielding y Alonso, 1988; Alonso y Fielding, 1992) que ha afectado al sustrato Neógeno, lo que
estaría sugiriendo su formación en el período Cuaternario. Podría distinguirse aun un borde
algo erosionado. Se encuentra a 3700 m.s.n.m. a 60 km al SO de Antofagasta de la Sierra.

Figura 8. Antofalla. LANDSAT. NASA-John Stennis Space.

X) Salar del Hombre Muerto (Fig. 9), Provincia de Salta. (25º12’ LS; 66º55’ LO). Un grupo de
diez pequeñas estructuras circulares, cuyos diámetros oscilan entre 90 y 250 m, distribuidas en
un área oval de 5 x 4,5 km, posiblemente producidas por el contacto de meteoritos con la
superficie terrestre, ha sido detectado a través de la visualización de fotografías aéreas e
imágenes satelitales (Rocca, 2004b). Se presentan frescas y han sido esculpidas sobre conos
aluvionales cuaternarios y su edad estimada es holocena. No hay referencias de ellas en las
contribuciones geológicas regionales.
XI) Estructura próxima al cerro Morro de Cuero, Provincia de Mendoza (34º15’ LS, 69º32’
LO).Consiste de una figura circular de 600 m de diámetro reconocida a través de imágenes
LANDSAT y CBERS (Martini y Asato, 2004) en un área de rocas basálticas de la Cordillera
Principal. Una reciente certificación de campo indica que se trata de un posible cono volcánico
(Asato com. verb.).
XII) Anomalía geofísica (Fig. 10) de Islas Malvinas (51º00’ LS; 62º00’ LO). Aunque todavía no
pasa de ser una especulación, un posible gran impacto podría haber afectado en tiempos
carbónico-pérmicos la plataforma continental argentina (Aldiss y Edwards, 1998). Una enorme
geoforma de proporciones regionales está oculta bajo el agua y cubierta por sedimentos más
modernos frente a las costas de Santa Cruz, al NO de la Isla Gran Malvina. Se ha detectado
allí un área circular de bajos valores gravimétricos rodeada por una anomalía Bouguer de 200-
250 km con valores positivos (Rampino, 1992ª, 1992b). Podría ser una gigantesca estructura
de impacto del tipo de anillo central. Su borde sur muestra evidentemente que ha sido afectado
por tectonismo. De confirmarse su origen, estaría entre las cinco estructuras de impacto
mayores del planeta.

Figura 9. Área del Salar del Hombre Muerto. LANDSAT. NASA-John Stennis Space (distancia entre el
cráter central y la ruta: 1,8 km).

Figura 10. Islas Malvinas. Anomalías de gravedad (British Geological Survey).

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