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La esperanza de Pandora cap.

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¿Cree usted en la realidad?, y ¿Debemos creer en la realidad?
Ante la formulación de estas preguntas es posible cuestionar el sentido de la
realidad, ya que si bien, damos un trasfondo a lo que en si enmarca la realidad no podemos
hablar de una absoluta, ya que cada uno de nosotros percibimos nuestra propia realidad,
pero no tenemos la certeza de si lo que vivimos, percibimos o todo lo que conocemos es un
supuesto quizá alterno perteneciente a la realidad de otro.
En lo que corresponde a la ciencia (la cual se toma desde una perspectiva, en la cual
está presente en todo), se hace un cuestionamiento en relación a la división que se les da a
los científicos y quienes estudian la ciencia de los que destacan tanto el autor como el
profesor con el cual llevara a cabo la conversación (y que además se trata de un filósofo y
un psicólogo respectivamente), la cual resaltará el capítulo. Ante la diferencia de estas dos
partes, se podría proponer que son los científicos quienes hacen ciencia, y los estudiosos de
la ciencia, como su nombre lo indica: quienes estudian la ciencia.
Son los estudios, según el autor los que darán el sentido a lo real. Aunque si bien, no
se pretende desmeritar el papel del científico, es el autor quien plantea que debe haber una
relación de reconocimiento en tanto a las dos partes (científico y quien la estudia), ya que
uno, será el que genere el interés hacia esta ciencia y el otro el que la lleve a cabo, lo cual
establecerá una relación que rompe con los esquemas previamente presentados por
Heidegger en cuanto a la utilidad de la ciencia, “la cual no piensa”, es decir, que para este
autor la ciencia no correspondería a una disciplina culturalmente correcta, ya que si bien no
se data un año exacto es posible deducir que en la época en la cual este personaje se
encontraba, era la literatura una fuente netamente central de adquisición de conocimiento
dejando de lado otras disciplinas como medio confiable para llegar al conocimiento.
Relacionando un poco con lo que hemos visto en clase, el científico denota que
aunque si bien la ciencia puede aportar, o llegar a predecir el futuro, también es un “arma
letal”; es por esto que ante el simple hecho de establecer una relación entre realidad y
ciencia, el científico se siente amenazado, en el sentido en que la realidad misma puede
interferir en el quehacer científico en cuanto a que al ser la realidad un concepto abstracto,
todo su trabajo podría verse desmeritado a causa de la nueva perspectiva que se tenga ante
lo que denominamos “real”. Es por este motivo que el autor enganchara una serie de
características, las cuales serán determinantes para el desarrollo de libro.
El autor se remite a algunos filósofos los cuales intentaran determinar el papel de la
realidad ajustado a su contexto. Para ello, Descartes hablara de como la realidad absoluta,
estaría ligada a la teología, tomando como punto referente a Dios; de igual forma se tiene
en cuenta que a la par con esta teoría propuesta, algunas personas como los empiristas,
comparten que es el conocimiento de la realidad lo que se provee de las experiencias, esto
con relación a la tabula rasa , pasando por postulados kantianos, y de los cuales en
conjunto con los anteriores podríamos plantear que sin importar la participación que tenga
la ciencia en otros campos, para que esta no se vea “sesgada” o quizá un poco “opacada”,
es necesario tratar de desligarla un poco para que esta no pierda su esencia. He aquí la
metáfora de como la ciencia es como la caja de Pandora, llena de fenómenos (postulados,
teorías, descubrimientos, etc) por hallar, pero que a su vez si son liberados pueden traer
catástrofe al mundo de la ciencia y en especial al científico, que como se señalaba
previamente, vive con el constante temor de que sea la realidad la que desmerite sus
logros.

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