You are on page 1of 7

OR/MS Today. Volume 27. Number 4. August 2000.

OR/MS Today copyright © 2000 by the Institute for Operations Research and the
Management Science. All rights reserved.

El estudio del transporte se pavimenta con ciencia.

La curiosidad humana y el deseo de explicar cómo se comporta el mundo a


nuestro alrededor, nos conduce a un área fértil de aplicación de la investigación de
operaciones.

Por Randolph W. Hall1.

En investigación de operaciones no es extraño encontrar la palabra “ciencia”,


antepuesta al nombre de alguna disciplina, como en los casos de “ciencia
administrativa”, “ciencia de la manufactura” y “ciencia organizacional”.
Cínicamente, esto se puede considerar como una astuta estrategia
mercadotécnica, porque el término ciencia suele interpretarse como garantía de
perfección, calidad, y virtud. Sin embargo, tratar de que la Investigación de
Operaciones (IO) sea científica, ciertamente no es a lo que esta profesión se
dedica del todo. De hecho, un buen profesional de la “ciencia administrativa”
requiere de muchas habilidades y talentos, la mayoría de los cuales no tienen
mucho que ver con ciencia.
Cinismo aparte, una fibra científica parece sostener a la investigación de
operaciones. Hace más de un siglo, en “Los Principios de la Ciencia”, Stanley
Jevons, escribió:

“Todo el valor de la ciencia consiste en el poder que nos confiere


al aplicar en un objeto, el conocimiento adquirido de otros objetos
similares” [1]

Aspirando a hacer justamente esto – entender, diseñar, y operar sistemas, de tal


forma que se obtenga conocimiento de sistemas similares – nos comportamos
científicamente.

1
Randolph Hall es profesor de Ingeniería Industrial y de Sistemas, y director del Centro METRANS
en la Universidad del Sur de California. Es el editor del “Manual de la ciencia del Transporte
(Handbook of Transportation Science) y autor de “Queueing Methods for Services and
Manufacturing”.
La “Cadena de Pensamiento” de la Ciencia.
Las ideas de Jevons motivaron la edición del “Manual de la Ciencia del
Transporte” (The Handbook of Transportation Science), recientemente publicado
por la editorial Kluwer [2]. La premisa del libro es que el transporte puede ser
definido como una disciplina científica que trasciende a su tecnología y métodos.
Es decir, ya sea por automóvil, camión, avión – o quizás usando alguna modalidad
aún no concebida – el transporte obedece a una serie de propiedades
fundamentales. La ciencia del transporte define esas propiedades y demuestra
como el conocimiento desarrollado sobre un modo de transporte, puede ser
utilizado para explicar el comportamiento de otros.
Al igual que cualquiera de las ciencias naturales, la ciencia del transporte, como
disciplina, surge de la curiosidad humana y el deseo de explicar el comportamiento
del mundo que nos rodea. En palabras del famoso físico Max Planck:

El comienzo de cada acto de conocimiento y en consecuencia, el


punto de partida de toda ciencia, debe estar en nuestra propia
experiencia personal.... Ésta, forma el primer y más sólido soporte
del que sujetamos la “cadena de pensamiento” de la ciencia. [3]

Este es el caso de la ciencia del transporte. Cuando miramos atrás, hacia las
primeras publicaciones sobre la materia en los años 1950s y principios de los
1960s, lo primero que se observa es el deseo de explicar la dinámica del tránsito
de vehículos en las carreteras. Entonces, y hoy, difícilmente existe una persona en
la profesión que no considerara un viaje por la autopista como un experimento
científico, buscando entender por qué el tránsito fluye tal como lo hace, cómo es
que aparecen y desaparecen los “cuellos de botella” y que es lo que causa la
miríada de comportamientos observados en los conductores.

Los fenómenos del Transporte.


Los científicos del transporte están motivados por el deseo de explicar las
interacciones espaciales que resultan del movimiento de personas u objetos de un
lugar a otro. La herencia de la ciencia del transporte incluye investigaciones
realizadas en los campos de la geografía, economía y teoría de la localización.
Sus metodologías derivan de la investigación de operaciones y las teorías de la
probabilidad y el control. La ciencia del transporte es fundamentalmente una
disciplina cuantitativa, que descansa en modelos matemáticos y algoritmos de
optimización, para explicar los fenómenos de transporte.
La ciencia del transporte también deriva de las ciencias naturales, debido a que el
transporte no aparece con los sistemas construidos por el ser humano. El
transporte ocurre de manera natural en la circulación de la sangre, en la migración
de las aves, en la circulación de las hormigas, ríos y corrientes, en los flujos
atmosféricos, la refracción de la luz, y en las manifestaciones territoriales de los
animales. Mucho antes de que los humanos comenzaran a inventar tecnologías
para facilitar el transporte, el mundo era un lugar dinámico, con objetos y
organismos en constante movimiento, no solamente obedeciendo las leyes de la
física, sino también bajo principios de diseño de transporte inteligente. Muchos de
los primeros investigadores del transporte fueron de hecho formados en las
ciencias naturales y hábilmente combinaron conocimientos de los fenómenos
naturales, como la termodinámica y la mecánica de los fluidos, con sus
observaciones sobre el flujo de vehículos.
La ciencia del transporte reconoce que todas las modalidades de transporte tienen
los mismos elementos esenciales – vehículos, vías y terminales – operando
siempre bajo algún sistema de control. Los vehículos poseen recursos móviles que
acompañan a las personas o embarques mientras viajan. Proveen la fuerza motriz
y el espacio adecuado, para garantizar un viaje seguro y confortable. Las vías son
recursos estáticos que definen rutas factibles de viaje y ofrecen la infraestructura
física para sostener a los vehículos, a las personas y los embarques.
Adicionalmente, las vías brindan seguridad al restringir los movimientos a las rutas
definidas y proveer de una eficiente superficie para el desplazamiento.
Por su parte, las terminales son recursos estáticos que se ubican en lugares
estratégicamente definidos. Tienen la capacidad de ordenar a los vehículos,
personas y embarques, entre las rutas de transporte que convergen en ellas.
Finalmente el sistema de control comprende las reglas, regulaciones y algoritmos
que determinan los movimientos y trayectorias dentro de los sistemas de
transporte.

Evolución del Transporte.


Hace muchos años el transporte se realizaba gracias a la fuerza motriz de los
seres humanos, animales, o la propia naturaleza (i.e. viento, corrientes, gravedad),
en vehículos simples (o incluso sin ellos), sobre vías que requerían poca
construcción. Las terminales, si se les puede llamar así, fueron los mercados en
pueblos y aldeas, estaciones de caravanas, o postas de viaje; el sistema de
control residía en la mente de cada uno de los viajeros. En contraste, hoy la
mayoría de los movimientos dependen de la propulsión mecánica, de vías y
terminales construidas exprofeso, y de sistemas de control, en muchos casos
computarizados. La tecnología de apoyo para proveer y manejar información, está
sujeta también a un rápido cambio evolutivo, a través de compras por Internet,
transmisión inalámbrica de datos, y computación móvil. En muchos aspectos, las
diferencias son tan notables, que se podría decir que el transporte del siglo XXI
tiene poco en común con sus predecesores.
Sin embargo, abundan las similitudes. Para cualquier modo de transporte,
vehículos, vías, terminales y control son configurados para realizar varias
funciones básicas comunes. Todos los modos ofrecen la capacidad de propulsar,
frenar y dirigir. La mayoría (aún animales y humanos) ofrecen sistemas y
procedimientos para almacenar energía, para ordenar personas y objetos en las
terminales, para consolidar embarques en cargas más eficientes, y para albergar y
proteger esos embarques, mientras viajan de un lugar a otro. La forma en que
cada modo de transporte realiza estas funciones puede ser única, pero las tareas
básicas son las mismas. [4]

Áreas de investigación del transporte.


La ciencia del transporte describe como se comportan personas y sistemas al
tomar decisiones de transporte, pero también prescribe como debieran tomarse
las decisiones, para optimizar un objetivo de transporte. De manera cotidiana los
individuos se enfrentan a una plétora de posibles elecciones sobre transporte,
algunas de las cuales son tomadas por hábitos arraigados y las circunstancias;
pero otras, son resultado de un proceso de deliberación.
Al nivel más rutinario e inmediato, el comportamiento del conductor de un
automóvil expresa un proceso continuo de decisiones, en el que se definen la
rapidez y dirección instantánea del viaje. En el corto plazo, el comportamiento del
usuario define decisiones sobre la ruta a seguir, el tiempo de viaje, y, en algún
grado, la elección del destino y el modo de transporte. En el largo plazo, las
decisiones se incluyen en el contexto más amplio de la planeación y organización
de nuestras actividades. Donde residimos, donde trabajamos y como es que las
actividades humanas se organizan al construir entornos (ciudades, pueblos,
desarrollos residenciales, distritos de negocios, etc.), son ejemplos de decisiones
humanas con consecuencias en el largo plazo. El comportamiento del usuario del
transporte de manera colectiva, también constituye una de las principales áreas de
investigación en la ciencia del transporte.
Otra rama de la ciencia del transporte se dedica al estudio del flujo de vehículos
en sistemas viales. En este caso, la característica fundamental consiste en la
interacción que ocurre entre las entidades fluentes, tanto a lo largo de la ruta como
en los puntos donde las vías se intersectan, dividen o combinan. Al incrementarse
la tasa de flujo, la velocidad tiende a disminuir, la densidad tiende a incrementar y
la formación de filas puede ocurrir. Estos fenómenos han sido estudiados con gran
profundidad en la literatura del flujo de tránsito, la cual es de naturaleza
fundamentalmente descriptiva.
Por otro lado, las políticas de control en las redes de flujo de transporte, son
esencialmente prescriptivas. Se utilizan para optimizar el movimiento de vehículos
a lo largo de las vías. Estos sistemas pueden incluir controles puntuales, que
regulan la trayectoria de vehículos individuales, controles por segmentos, que
regulan grupos de vehículos que pasan a través de intersecciones o segmentos de
la vialidad; o controles globales que regulan la entrada o salida de vehículos a
toda la red.
El ruteo – optimización de la secuencia de arcos o enlaces seguidos por las
entidades fluentes mientras se mueven de un nodo a otro de la red – es también
un área prescriptiva de la ciencia del transporte. Las tres tareas básicas del ruteo
son la asignación (determinar que recursos realizan que partes del trabajo), la
secuenciación (el orden en el que el trabajo deberá ser completado) y la
navegación (el camino seguido desde una asignación a la siguiente). Los métodos
de ruteo son necesarios no solo para los vehículos, sino también para todo tipo de
recursos móviles, incluyendo contenedores, remolques y las tripulaciones que
operan los vehículos. Administrar el flujo de recursos, respetando las restricciones
de trabajo, es uno de los principales retos del ruteo de vehículos.
El diseño es otra área prescriptiva de la ciencia del transporte, incluyendo el
diseño de las redes y la localización de la infraestructura. Existen ciertos patrones
naturales de estructuración espacial de una red. En la mayoría de las redes de
transporte que existen en la naturaleza se observa una estructura arbórea, como
en los ríos, en los sistemas de circulación de fluidos vitales de animales y plantas,
y en muchas redes de aprovisionamiento y distribución. Sin embargo, las redes de
transporte construidas por los humanos, tienden en general hacia una estructura
más densa, ofreciendo caminos redundantes, aunque es común adoptar una serie
de patrones usuales, como las mallas ortogonales, los sistemas anular/radial, o el
hub-and-spoke (centro – rayo). El diseño de estas redes, para facilitar el
movimiento eficiente de personas y embarques, constituye otro cuerpo de
investigación de la ciencia del transporte.

¿Aplicación o Teoría?
Quizás la más simple, pero confusa, forma de clasificar la investigación es
colocándola dentro de una de las siguientes dos categorías: “aplicada” o “teórica”.
En la IO, la investigación teórica inevitablemente parece comenzar con un
conjunto de guías y suposiciones establecidas matemáticamente, para después
probar teoremas que se derivan de ellas. En contraste, la investigación aplicada
comienza con el establecimiento de un problema (presumiblemente representativo
de una organización real) que se resuelve mediante la aplicación de algoritmos
conocidos u otras técnicas matemáticas.
En la ciencia del transporte, también existen ejemplos de investigación teórica y
aplicada. Buenas evidencias de la aplicabilidad de la investigación de operaciones
y la ciencia administrativa al transporte, pueden verse en ediciones anteriores de
la revista OR/MS Today; adicionalmente, en otras publicaciones se puede
encontrar una gran cantidad de teoremas relacionados con el transporte. No
obstante lo anterior, de acuerdo con las definiciones simples de investigación
teórica y aplicada, la mayoría de las investigaciones de transporte no pueden ser
clasificadas estrictamente en ninguna de estas categorías. Mientras que se puede
decir que el transporte es una aplicación por definición (puesto que ciertamente no
es una abstracción), no se puede evitar el uso de teoría al aterrizar en el “mundo
real”. La física, ciertamente no es una “ciencia aplicada”, sin embargo es una
aplicación de las matemáticas en el “mundo real”. Ser un investigador teórico del
transporte, es tan natural como ser un físico teórico.
Una fortaleza de la ciencia del transporte es el status relativamente alto que se le
otorga a la investigación fundamentada empíricamente y a las teorías inducidas
partiendo de datos obtenidos de fenómenos del mundo real. En este sentido, el
transporte es diferente de algunas disciplinas de la IO, debido a que en estos
casos “el problema” no siempre es la pieza central de la investigación. Los
fenómenos de transporte pueden ser estudiados sin tener la meta de optimizar
alguna función objetivo o sin la intención de mejorar las utilidades de una
compañía privada.
Adicionalmente, en el caso del transporte los datos suelen estar más disponibles,
en comparación con otros fenómenos estudiados por la IO. De hecho, el estudio
de muchos fenómenos del transporte parte simplemente de la observación.
Prácticamente todas las personas experimentan el transporte de manera cotidiana
y, por ello, tienen la posibilidad de elaborar teorías sobre su comportamiento
basadas empíricamente. Esto estimula, la “cadena de pensamiento de la ciencia”
de Max Planck, a través de la experiencia personal.
Por otra parte, el transporte no requiere de un grado de precisión tan alto, como el
que suele requerirse en algunas ramas de la IO. Las teorías son efectivamente
examinadas y puestas en prueba, pero no tanto en el sentido estricto de una
demostración matemática, además de que raramente se requiere que repliquen un
fenómeno con total exactitud. Por otra parte, debe quedar claro que
“demostraciones” y “exactitud total” no son demandas de la ciencia, sino
demandas de las matemáticas. Como el filósofo Karl Popper estableció:

La ciencia nunca persigue el objetivo ilusorio de hacer sus


respuestas definitivas, o aún probables. Su avance es más hacia
el infinito, pero alcanzable, objetivo de ocasionalmente descubrir
nuevos, más profundos y más generales problemas y de sujetar
sus siempre tentativas respuestas a las siempre renovadas y
siempre más rigurosas pruebas. [5]

El transporte ofrece un ejemplo de cómo la IO puede ser utilizada para construir


un cuerpo perdurable de conocimiento científico, centrado en fenómenos del
mundo real. Por tanto, no deberá ser sorpresa que el transporte sea también una
de las más fértiles áreas de aplicación de la investigación de operaciones. Es
nuestra comprensión fundamental del transporte, mediante la investigación
científica, lo que nos ha permitido hacer mejor el transporte. Este es el
compromiso de la investigación de operaciones.

Referencias

1. Jevons, W.S., 1958, “The Principles of Science” Dover Publishing, New York, p.
1.
2. Hall, R.W. (editor), 1999, “Handbook of Transportation Science”, Kluwer
Academic Publishers, Norwell, Mass.
3. Planck, M. 1932, “Where is Science Going”, W.W. Norton and Company, New
York, p. 66.
4. Hall, R.W., 1995, “The architecture of transportation systems”, Transportation
Research, C, 3, pp. 129 – 142.
5. Popper, K.R., 1959, “The Logic of Scientific Discovery”, Basic Books, New
York, p.281.

Traducción:

Oscar Armando Rico Galeana


Investigador Titular de la División de Formación Profesional, Coordinación
Operativa, Instituto Mexicano del Transporte.

You might also like