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OR/MS Today copyright © 2000 by the Institute for Operations Research and the
Management Science. All rights reserved.
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Randolph Hall es profesor de Ingeniería Industrial y de Sistemas, y director del Centro METRANS
en la Universidad del Sur de California. Es el editor del “Manual de la ciencia del Transporte
(Handbook of Transportation Science) y autor de “Queueing Methods for Services and
Manufacturing”.
La “Cadena de Pensamiento” de la Ciencia.
Las ideas de Jevons motivaron la edición del “Manual de la Ciencia del
Transporte” (The Handbook of Transportation Science), recientemente publicado
por la editorial Kluwer [2]. La premisa del libro es que el transporte puede ser
definido como una disciplina científica que trasciende a su tecnología y métodos.
Es decir, ya sea por automóvil, camión, avión – o quizás usando alguna modalidad
aún no concebida – el transporte obedece a una serie de propiedades
fundamentales. La ciencia del transporte define esas propiedades y demuestra
como el conocimiento desarrollado sobre un modo de transporte, puede ser
utilizado para explicar el comportamiento de otros.
Al igual que cualquiera de las ciencias naturales, la ciencia del transporte, como
disciplina, surge de la curiosidad humana y el deseo de explicar el comportamiento
del mundo que nos rodea. En palabras del famoso físico Max Planck:
Este es el caso de la ciencia del transporte. Cuando miramos atrás, hacia las
primeras publicaciones sobre la materia en los años 1950s y principios de los
1960s, lo primero que se observa es el deseo de explicar la dinámica del tránsito
de vehículos en las carreteras. Entonces, y hoy, difícilmente existe una persona en
la profesión que no considerara un viaje por la autopista como un experimento
científico, buscando entender por qué el tránsito fluye tal como lo hace, cómo es
que aparecen y desaparecen los “cuellos de botella” y que es lo que causa la
miríada de comportamientos observados en los conductores.
¿Aplicación o Teoría?
Quizás la más simple, pero confusa, forma de clasificar la investigación es
colocándola dentro de una de las siguientes dos categorías: “aplicada” o “teórica”.
En la IO, la investigación teórica inevitablemente parece comenzar con un
conjunto de guías y suposiciones establecidas matemáticamente, para después
probar teoremas que se derivan de ellas. En contraste, la investigación aplicada
comienza con el establecimiento de un problema (presumiblemente representativo
de una organización real) que se resuelve mediante la aplicación de algoritmos
conocidos u otras técnicas matemáticas.
En la ciencia del transporte, también existen ejemplos de investigación teórica y
aplicada. Buenas evidencias de la aplicabilidad de la investigación de operaciones
y la ciencia administrativa al transporte, pueden verse en ediciones anteriores de
la revista OR/MS Today; adicionalmente, en otras publicaciones se puede
encontrar una gran cantidad de teoremas relacionados con el transporte. No
obstante lo anterior, de acuerdo con las definiciones simples de investigación
teórica y aplicada, la mayoría de las investigaciones de transporte no pueden ser
clasificadas estrictamente en ninguna de estas categorías. Mientras que se puede
decir que el transporte es una aplicación por definición (puesto que ciertamente no
es una abstracción), no se puede evitar el uso de teoría al aterrizar en el “mundo
real”. La física, ciertamente no es una “ciencia aplicada”, sin embargo es una
aplicación de las matemáticas en el “mundo real”. Ser un investigador teórico del
transporte, es tan natural como ser un físico teórico.
Una fortaleza de la ciencia del transporte es el status relativamente alto que se le
otorga a la investigación fundamentada empíricamente y a las teorías inducidas
partiendo de datos obtenidos de fenómenos del mundo real. En este sentido, el
transporte es diferente de algunas disciplinas de la IO, debido a que en estos
casos “el problema” no siempre es la pieza central de la investigación. Los
fenómenos de transporte pueden ser estudiados sin tener la meta de optimizar
alguna función objetivo o sin la intención de mejorar las utilidades de una
compañía privada.
Adicionalmente, en el caso del transporte los datos suelen estar más disponibles,
en comparación con otros fenómenos estudiados por la IO. De hecho, el estudio
de muchos fenómenos del transporte parte simplemente de la observación.
Prácticamente todas las personas experimentan el transporte de manera cotidiana
y, por ello, tienen la posibilidad de elaborar teorías sobre su comportamiento
basadas empíricamente. Esto estimula, la “cadena de pensamiento de la ciencia”
de Max Planck, a través de la experiencia personal.
Por otra parte, el transporte no requiere de un grado de precisión tan alto, como el
que suele requerirse en algunas ramas de la IO. Las teorías son efectivamente
examinadas y puestas en prueba, pero no tanto en el sentido estricto de una
demostración matemática, además de que raramente se requiere que repliquen un
fenómeno con total exactitud. Por otra parte, debe quedar claro que
“demostraciones” y “exactitud total” no son demandas de la ciencia, sino
demandas de las matemáticas. Como el filósofo Karl Popper estableció:
Referencias
1. Jevons, W.S., 1958, “The Principles of Science” Dover Publishing, New York, p.
1.
2. Hall, R.W. (editor), 1999, “Handbook of Transportation Science”, Kluwer
Academic Publishers, Norwell, Mass.
3. Planck, M. 1932, “Where is Science Going”, W.W. Norton and Company, New
York, p. 66.
4. Hall, R.W., 1995, “The architecture of transportation systems”, Transportation
Research, C, 3, pp. 129 – 142.
5. Popper, K.R., 1959, “The Logic of Scientific Discovery”, Basic Books, New
York, p.281.
Traducción: