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Las alteraciones neuropatológicas en las formas autosómicas dominantes puras se debe a una
degeneración de los tractos espinales piramidales, que disminuyen de la región lumbar baja
al nivel cervical superior, de generación de las columnas dorsales, y en menor grado, de los
tractos espinocerebelosos, que ascienden por la médula espinal, para ser máximos al nivel
cervical.
Forma complicada: se caracterizan por signos clínicos asociados a la PEH. Estos son:
retraso mental y demencia, epilepsia, signos cerebelosos, atrofia óptica y anormalidades
retinianas, signos extrapiramidades, glaucoma, miotonía, amiotrofia, alteraciones de nervios
periféricos, anormalidades esqueléticas, anormalidades de piel, manifestaciones psiquiátricas
y pubertad precoz.
Aspectos genéticos:
Las formas puras son usualmente autosómicas dominantes y con menos frecuencia, modos
de herencia autosómica recesivas y raramente herencia recesiva ligada al X. Las formas
complicadas, por su parte, son casi siempre autosómicas recesivas, aunque se describen
modos de herencia autosómica dominante y ligada al X con menor frecuencia.
Diagnóstico:
La enfermedad debe sospecharse en todo niño o adulto con espasticidad de los miembros
inferiores y con antecedentes familiares positivos.
Bibliografía
Robaina Castellanos, G. (2002). Aspectos clínicos y genéticos en el diagnóstico de la
paraparesia espástica hereditaria. Revista Cubana de Pediatría, 74(2).