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El análisis temático por subzonas desvela algunas particularidades, los caballos son
los más plasmados en todas las zonas excepto en la sur donde el ciervo predomina. En el
sector centro-occidental son importantes los uros y las cabras, posición que detentan los
ciervos en la zona central. La gran cantidad de cápridos hallados en los esquistos de
Foz Côa sobredimensionan la representatividad global de este animal en el valle del
Duero. En el grupo sur son los cérvidos la especie dominante en el registro.
Se utilizan tanto el grabado como la pintura aunque sobresale el primero que suele
ser de trazo simple y único. El piqueteado es recurrente en las estaciones al aire libre del
sector centro occidental. La pintura prevalece en el grupo sur.
A menudo nos encontramos con paneles decorados con diferentes tipos de figuras
que pueden estar en asociación o yuxtaposición y que evidencian relaciones
contextuales y topográficas. La composición de los paneles es muy variable y aunque
no parecen apreciarse muchas “escenas”, es notoria cierta relación entre las figuras.
Vemos animales afrontados, manadas en diferentes actitudes, etc. La cuantificación
decorativa es también muy variada, des de grandes composiciones hasta áreas con
una sola figura. Entre los escasos tipos de escenas documentadas, se observan
algunas de cópula en Los Casares (Guadalajara) y Les Combarelles (Francia, de
seres humanos atacados por bóvidos en Villars, Roc de Sers, Lascaux, y seres
humanos heridos con múltiples lanzas o flechas localizados en Pech-Merle y
Cougnac.
Leroi-Gouhan y Laming-Emperaire creyeron identificar un binomio figurativo
principal en los panes centrales y más importantes de las cuevas, que se repetía en la
mayoría de éstas. Esta díada figurativa la componían el caballo y el bisonte/uro, en
torno a los cuales se posicionaban los demás animales, signos y antropomorfos, en
un segundo plano contextual y por tanto, simbólico. No obstante, esta asociación está
lejos de ser una constante. Se constata una conexión contextual entre los signos
“aflechados”, con algunas figuras animales, posibilitando la interpretación de de que
se trata de animales heridos (habría que consultar el cuadro de diálogo de concepto
de santuario de A. Leroi-Gourhan).
Sin embargo, sí parecen observarse ciertas disposiciones reiteradas de figuras
en lugares específicos. Por ejemplo, un gran número de los signos complejos,
especialmente los rectangulares con subdivisión interna se emplazan a menudo en
estancias apartadas de las grutas (camarines y divertículos). También los grandes,
accesibles y visibles lienzos, suelen exhibir en lugares preeminentes y centrales las
figuras de grandes animales como el bisonte el caballo e incluso cérvidos (en la
Península Ibérica).
Se debe hacer alusión a la aparente ausencia de imágenes vegetales o
paisajes, aunque dentro de la extensa panoplia de signos, algunos podrían
representar el medio vegetal. En todo caso, parece evidente que existe una selección
delo elementos de la realidad que quieren representar, probablemente debida a
criterios culturales e ideológicos.
12.- PLAQUETA GRABADA CON UNA CIERVA, DE SAT. GREGORI
(TARRAGONA)
T.9. Arte Epipaleolítico-Mesolítico en Europa en Europa. Arco
mediterráneo europeo. España.
PINTURAS RUPESTRES DE
CUEVA DE LOS LETREROS
CUEVA DE LA GRAJA
La diferencia de intensidades
logradas en la aplicación de los
pigmentos es la responsable de que
estas pinturas se hayan llamado
«polícromas», si bien debemos
considerarlas bícromas, puesto que sólo
se han empleado dos colores. Este
efecto consigue igualmente evocar el
volumen de los cuerpos y dar relieve a
las representaciones. Los signos claviformes están realizados en tinta
plana, en ocre de color rojo-carmín.
Historia.- La Cueva de
Altamira es hoy en día uno de los
más sobresalientes ejemplos del
arte universal, aunque su historia
-la historia del reconocimiento
oficial de sus pinturas- es
ciertamente reciente y no ha
estado exenta de polémica. La
cueva fue descubierta de manera
casual en 1879 por M. Sanz de
Sautuola, en una época en la que
la Ciencia oficial no admitía la existencia del Arte Paleolítico. El hallazgo
dio lugar a áridas disputas en el seno de la comunidad científica durante
más de 20 años, hasta que en 1902 Cartailhac publicó su "Mea culpa
d'un scéptique" y sus representaciones parietales fueron aceptadas por
los prehistoriadores franceses más reticentes. La cueva fue habitada
durante los periodos Solutrense y Magdaleniense inferior. Tiene un
recorrido complejo de 270 metros y un trazado irregular a través de
varias salas, todas ellas con pinturas y grabados paleolíticos, entre los
que destaca el techo de los polícromos, considerado por Breuil la Capilla
Sixtina del Arte Paleolítico y donde se localizan los famosos bisontes.
Las pinturas fueron hechas hace unos 15.000 años, y representan a
bisontes, caballos, ciervas, toros, signos y máscaras zoomorfas. Las
pinturas están realizadas con pinturas ocres de origen natural, de color
rojo sangre y contornos en negro. En ocasiones, el artista utilizó los
salientes de las paredes para dar a las figuras sensación de relieve. En
conjunto, se trata de 70 grabados realizados en la roca y cerca de 100
figuras pintadas, en las que merece la pena atender al gran realismo de
las imágenes y al excelente uso de la policromía. En el vestíbulo existía
un yacimiento excavado de antiguo, en el que se encontraron niveles
solutrenses y magdalenienses con interesantes piezas de arte mueble.
En definitiva, se puede afirmar que las pinturas de Altamira son el más
importante logro de la Humanidad en el periodo paleolítico. Es de
lamentar que las visitas incontroladas y las obras de protección que el
yacimiento ha sufrido a lo largo de este siglo hayan deteriorado casi
irreparablemente las pinturas, hasta el extremo de que ni siquiera el
cierre de la cueva garantice, sin un estudio en profundidad que todavía
no se ha hecho, la conservación del más valioso de los elementos del
Patrimonio Arqueológico peninsular.
18.- CARRO DE TRUNDHOLM (ZEALAND, DINAMARCA) – TEMA 13. EL
ARTE DE LA EDAD DE BRONCE EN EUROPA. BRONCE ANTIGUO Y
MEDIO: Europa Occidental (Escandinavia, Wessex, los Túmulos
armoricanos, Irlanda...)
El caballo presenta la cimera bien destacada del resto de la figura, así como
una compartimentación de la cabeza y el cuerpo. En este último se han destacado
unos trazos curvos que indican distintos mantos de color del pelaje del animal.
Asimismo, la cabeza lleva un trazo vertical que aísla el morro del resto. Las patas
están bien marcadas, insinuándose la pezuña en los cuartos traseros.
Sobre un fragmento
de tibia de ciervo apa-
rece grabada la cabeza
y cuello de una cierva.
El contorno está rea-
lizado mediante trazo
único y profundo, si bien
en el interior del cuello y
cabeza aparecen trazos
más superficiales. El
dibujo es duro y plano,
de líneas casi rectas, que se unen en ángulo, como el quiebro que dibuja el
hueso frotonasal. La figura se adapta al soporte, aprovechando sus bordes
para perfilar y dar sensación de límite al dibujo.
Las cabezas de cierva son uno de los temas más repetidos en el arte
mueble del Magdaleniense inferior cantábrico. Igualmente las encontramos en
Altamira y el Castillo, Cueva del Cierro, etc. El trazo múltiple de estas ciervas
está en relación con el carácter más endeble de su soporte, ya que están
realizadas sobre finos omóplatos que no resisten la presión del grabado
profundo. Basándose en tales figuras se pudieron datar otras similares
realizadas en las paredes de estas y otras cuevas cantábricas.
Como es bien sabido, las escenas de caza, definidas por su gran movimiento,
determinan las manifestaciones rupestres de esta zona, en la que encontramos el
conjunto de La Valltorta (Castellón). Son interesantes también las hileras de huellas
de ungulados, pintadas en las paredes de los abrigos, los guerreros danzando...
Más al Sur estas composiciones parecen tener una menor importancia y destacan
los temas de carácter social o relacionados con la vida cotidiana.
Escultura hallada en el
yacimiento neolítico de Çatal Hüyük,
en el sur de Anatolia. Se trata de un
poblado de agricultores y
ganaderos, en torno al 6.000 a.C.,
donde las excavaciones han sacado
a la luz numerosos edificios
considerados como santuarios, en
los que estas figuras representan
divinidades femeninas, probablemente vinculadas con cultos de fecundidad y
domesticación. Estas diosas tienen su complemento en la representación de
toros, probable paredro masculino de la divinidad femenina que comentamos.
Esta dualidad representa un panteón que será muy frecuente en la Prehistoria
de todo el Mediterráneo.
El hecho de que durante los últimos años venga apareciendo este material en
prospecciones y excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en Andalucía central,
en donde el arte denominado esquemático se localiza también en cavidades
subterráneas, está llevando a plantear que algunas fases de las manifestaciones
rupestres postpaleolíticas pueden ser anteriores a lo que tradicionalmente se había
considerado, al menos en algunos lugares. Esta hipótesis se reafirma si
consideramos que más recientemente han aparecido este tipo de elementos en la
secuencia estratigráfica de la Cueva de los Murciélagos y han sido fechados
alrededor de mediados del VIº milenio (en fechas calibradas) (Neolítico B, según
los criterios de clasificación aplicados a este yacimiento – Neolítico antiguo,
acudiendo a una terminología convencional y una propuesta de periodización más
reciente) .
25.- KÁLATHOS IBÉRICO DE ESTILO ELCHE-ARCHENA.