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Trabajo escrito.
Abstract.
la causa y cómo estimo se debería plantear el análisis (el marco en que el Alto
Tribunal realiza el examen de proporcionalidad, su necesidad y su incidencia
en la resolución de la causa); la segunda, reconstruyendo el examen de
proporcionalidad que realiza el voto de la mayoría y señalando las principales
diferencias con el de los ministros Highton de Nolasco y Petracchi; la tercera,
se hace cargo del voto de la ministro Argibay, de la delimitación del contenido
de los derechos fundamentales y de la solución del problema planteado a partir
de una interpretación sistemática de las normas infraconstitucionales y; la
cuarta, exponiendo las conclusiones.
Primera parte.
1
La mayoría no considera que la ley 17.132 puede representar la actualización / configuración
por el legislador del derecho a la confidencialidad médico-paciente, como contracara de la
obligación de guardar secreto. La mayoría simplemente prescinde en este punto de la norma
legal. Siguiendo a Bernal Pulido (2006:116), la actualización legislativa “puede atribuir explicitud
y validez con pretensión definitiva (…) a las normas adscritas que se hallan en la zona de
indeterminación semántica de las disposiciones iusfundamentales”.
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Es decir, sólo en cuanto su aplicación (obligación de denunciar) a los médicos (funcionarios
públicos) determina una intervención desproporcionada en el derecho a la confidencialidad
médico-paciente.
realiza un examen de proporcionalidad de la norma penal (vide, en ese sentido,
Lopera Mesa, en Carbonell -ed.-, 2008:269).
Segunda parte.
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Sin embargo, dicha asunción sería (hasta cierto punto) contradictoria con el argumento
utilizado por la mayoría para hablar “en contra” de la importancia de la satisfacción del fin
estatal (interés en la persecución de los delitos). No sería coherente sostenerlo (el carácter
“absoluto” de la garantía) cuando al mismo tiempo se afirma que “no existe en el caso ningún
otro interés en juego, pues no mediaba peligro alguno ni había ningún proceso lesivo grave en
curso que fuese necesario detener para evitar daños a la vida o la integridad física de terceros”,
lo que no puede más que significar, a contrario sensu, que de haber existido “peligro” o
“proceso lesivo grave en curso”, la solución (el resultado de la ponderación) hubiera podido ser
distinto.
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Cf. Clérico (2009:86).
5
Si se concreta el fin estatal en la persecución de los delitos relacionados con el tráfico (lato
sensu) de estupefacientes, el argumento de la protección de la salud pública también hablaría a
favor de su legitimidad.
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Además del reconocimiento de la existencia de cárceles, es claro que la CN también estima
necesaria su existencia, de lo que se sigue lógicamente el interés estatal.
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Aunque parezca extraño fundar el interés estatal en una pretendida finalidad de la pena (o, lo
que es lo mismo, fundar el interés estatal en el interés individual de quien comete el delito en
ser “reeducado”).
una determinada adecuación técnica8, suficiente para “pasar” al sub examen de
necesidad, si se adhiere a una versión débil de la regla de la idoneidad9.
8
Sobre todo en los párrafos 6 y 5, respectivamente, en que implícitamente reconocen la
idoneidad de la medida, justificable frente a un presupuesto fáctico distinto.
9
En cuanto a la intensidad de la aplicación de la regla del examen de adecuación técnica, el
amplio margen de apreciación concedido al legislador históricamente por la jurisprudencia de la
CSJN (aunque en el marco de un examen de “razonabilidad”) es consistente con un control de
evidencia.
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Citado por la Corte Suprema. Aunque no indagan en la existencia de otras medidas idóneas
(siquiera).
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Ídem nota anterior.
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En contra de la necesidad de la medida, aunque se trate de afirmar, en general, la existencia
(a contrario sensu) de otras medidas idóneas (que pueden no “rendir” lo mismo –es decir, falta
el primer paso del sub examen de necesidad; vide, Clérico, 2009:103–; el segundo –carácter
menos lesivo– estaría presupuesto para el Procurador General siempre que no se interviniera
un derecho fundamental de la misma manera). De todas formas, para derivar esa afirmación se
requiere de un esfuerzo interpretativo muy grande.
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O, lisa y llanamente, inexistente, comoquiera que ni busca ni examina otros medios idóneos.
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Limitada, en mi opinión, a comprobar la relación de adecuación medio-fin.
adoptado por el legislador en el ámbito propio de sus funciones, ni
pronunciarse sobre la oportunidad o discreción en el ejercicio de aquellas”.
3.1. Ponderación.
Los votos citados asignan al derecho un peso abstracto alto, con
fundamento en su vinculación con el derecho a la vida y el principio de la
dignidad de la persona. En cuanto al interés estatal, le asignan un peso
abstracto (a mi juicio) bajo–mediano, lo cual es criticable, incluso a la luz de lo
considerado en precedentes anteriores de la CSJN, ya que ni siquiera se ha
intentado justificar argumentalmente el por qué del cambio de criterio del
tribunal.
8
En cuanto al grado de afectación del derecho (por la medida), se
considera alto, e intensivo en el caso concreto. Ello en virtud de la tan
mentada dicotomía entre “la muerte o la cárcel”, que la mayoría introduce como
relevante a partir de numerosas citas del precedente “Natividad Frías” (la
relevancia del precedente no es uniforme, dado que el voto de los ministros
Highton de Nolasco y Petracchi prescinde de dichas citas). En apretada
síntesis, los restantes motivos que hablan en contra de la restricción del
derecho son: a) el principio republicano de gobierno –inmoralidad de los
medios probatorios–; b) la inexistencia de otras hipótesis de conflicto; c) el
argumento en contra de la admisión de la actio libera in causa.
Por otra parte, la medida realiza el fin estatal de manera alta, puesto que
es evidente la obtención de medios de prueba concluyentes por intermedio de
la obligación de denunciar. Sin embargo, y respecto de los motivos que hablan
a favor de la realización del interés estatal (y, por consiguiente, de la medida
que se examina), se detecta un déficit en la elaboración de los votos citados,
por cuanto omiten considerar dichos argumentos (sólo mediatamente tratan el
de la auto-puesta en peligro del sujeto que comete el delito), expuestos no sólo
por los magistrados disidentes en el precedente “Natividad Frías” sino en el
precedente “Zambrana Daza” (del propio tribunal), por lo que, en el carácter de
ponderación “negativa” que con respecto a este último le corresponde, la crítica
(control) del precedente fue, en todo caso, incompleta desde el punto de vista
argumental.
Así, para los votos citados, el peso concreto del derecho (alto) es más
alto que el peso concreto del interés estatal (mediano) o, lo que es lo mismo, la
importancia de la satisfacción del interés estatal no justifica el grado de la no
satisfacción o de afectación del derecho. Por lo tanto, la obligación de
denunciar (medida) es desproporcionada.
ejercicio de su función.
R2: Obligado considerar ilegítima la denuncia de un delito realizada por
un médico (funcionario público), que lo hubiera conocido en el ejercicio de su
función.
R3: Obligado considerar ilegítima la prueba (material) que se hubiera
obtenido como resultado de la denuncia de un delito realizada por un médico
(funcionario público), que lo hubiera conocido en el ejercicio de su función.
Tercera parte.
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Cf. Villaverde, en Carbonell -ed.-, 2008:176 y ss.
a la confidencialidad médico-paciente y se sienta, a renglón seguido, su
limitabilidad (incluso por la ley adjetiva nacional).
Ahora, al momento de evaluar si la denuncia médica (en el caso
concreto) es ilegítima, la ministro Argibay realiza una interpretación sistemática
de las normas infraconstitucionales cuyo resultado es opuesto al que
presupone la ponderación realizada por los votos de la mayoría y de los
ministros Highton de Nolasco y Petracchi. Es decir, para la ministro Argibay no
existe la obligación de denunciar (más bien, existe una prohibición de
denunciar), por lo que tampoco existe la colisión que se analiza más arriba (o
en todo caso, la intervención del artículo 177.1 CPPN en el derecho
fundamental).
La cuestión se decide (en definitiva) por el carácter ilegítimo de la
denuncia médica, en tanto aplica el artículo 18 CN y las normas
infraconstitucionales pertinentes como reglas (simple subsunción de los hechos
de la causa en el “molde” normativo de la CN). Ello no obstante, también es
aplicable lo dicho en el cuarto párrafo del apartado “planteo del análisis”
(primera parte). 10
Cuarta parte.
Conclusiones.
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