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Generalidades
En su sentido más amplio, el término «arcaico» puede aplicarse a todas las formas
del arte griego a partir del colapso de las culturas de la Edad del Bronce de
Micenas y Cnossos, hacia el final del siglo XII de C. (véase Arte Egeo) y hasta las
invasiones persas del 480-479 a. de C. Durante estos seis siglos se desarrollaron
continuamente técnicas y convenciones artísticas variaron los objetivos; pueden
distinguirse numerosas fases con características notablemente diferentes. Lo que
las une y las distingue del Período Clásico posterior, mucho más breve (480-330 a.
de C.) es una diferencia de actitud. Donde los artistas arcaicos se mostraban
abiertos —luchando por un entendimiento completo de las formas que pretendían
representar (en particular la forma humana), así como buscando un conocimiento
técnico de los materiales que empleaban, asimilando ideas nuevas y métodos
procedentes del exterior—, el arte del Período Clásico había absorbido ya todo
que necesitaba y se mostró introspectivo y autosuficiente. El progreso en el trabajo
del bronce es típico de los avances técnicos que ocurren durante el Período
Arcaico. Desde comienzos del siglo VIII aparecen las primeras figurillas,
generalmente vaciados de una pieza, pero a veces elaborados con secciones
forjadas de las que los ejemplos más conocidos son el grupo de figuras
masculinas de pie de Dreros, en Creta (ahora en el Museo de Heraclion). Hacia el
final del siglo VI. los griegos habían aprendidos a vaciar estatuas huecas de
tamaño natural o aun mayores mediante el proceso de la cera perdida. En
escultura tallada se produjo un progreso a partir de las pequeñas figuras de piedra
caliza del siglo VII, que todavía dejan traslucir sus antecesores de madera, hasta
llegar las estatuas monumentales de kouroi (jóvenes) y korai (doncellas) talladas
en duro mármol en el siglo VI y después. El estímulo inicial vino por el contacto
con Egipto, pero el desarrollo subsecuente fue rápido, y los historiadores del arte
lo ordenan con facilidad, porque aquellos escultores avanzaban por etapas, sin
renunciar nunca al conocimiento anterior adquirido. En la pintura de vasos, este
período comienza con una tradición de trabajo en patrones solamente; las
primeras figuras geométricas del siglo VIII eran esquemáticas y estilizadas. Hacia
el 500 a. de C., con la llegada de la técnica de las figuras rojas, se conocía ya la
representación en tres cuartos y quedó abierto el camino para la solución
completa de los problemas del dibujo. Porque éste fue un período durante el que
se desarrollaron las técnicas y tradiciones fundamentales para el arte clásico
griego y, como consecuencia, para todos los períodos posteriores que partieron de
él.
Estilo Geométrico.
Alrededor del 900 a. de C. se produjo otro gran paso hacia adelante, hacia el estilo
geométrico propiamente dicho. Desaparecieron algunos de los viejos motivos,
como los círculos concéntricos. En un principio se establecieron dos métodos
básicos de decoración: la repetición de un solo motivo para crear un friso
continuado en torno al vaso, dispuesto de forma coherente con su contorno, y, en
el siglo VIII a. de C., frisos de paneles, estrechos y anchos, en los que un diseño
elaborado, podía servir como elemento vertical para acentuar áreas concretas.
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La influencia de las culturas orientales sobre los griegos se extendió más allá de
las artes y los oficios visuales y no quedó limitada a un nivel intelectual, pero es a
través de las artes como podemos seguirla con mayor facilidad, incluso en la
mitología.
Los temas típicos del arte Protocorintio eran los frisos de animales y monstruos,
entremezclados con decoración floral, derivación directa de fuentes orientales.
Para la figura masculina, el tipo egipcio, de pie con una pierna hacia adelante y las
manos cerradas a los lados del cuerpo, proporcionó un modelo adecuado. Fue
utilizado por los forjadores de bronce griegos desde comienzos del siglo VII. Pero
las de kouroi (jóvenes) completas más antiguas son las que constituyen un notable
grupo descubierto en Atica (610-590 a. de C.).
Durante el siglo VI, los vasos áticos a veces fueron firmados por el alfarero o el
pintor (que podría haber sido el mismo), o por ambos por separado. El desarrollo
del vaso ático avanzó de forma uniforme a partir del 580 a de C.
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En general, las artes menores siguieron las mismas tendencias que la pintura de
vasos y la escultura durante el siglo VI, desarrollándose desde una estilización
angular y pautada hacia formas naturalistas redondeadas.
Generalidades
EL arte clásico griego ocupa el período que va desde la derrota de los ejércitos
invasores persas (480-479 a. de C.) hasta la ascendencia de Alejandro Magno
(330 a. de C.). Tradicionalmente es más conocido que el arcaico, pero los
problemas presentados por la supervivencia de los ejemplares artísticos vienen a
ser los mismos: prácticamente ningún resto de material orgánico, poco bronce y
no mucha escultura original en mármol. Aunque la mayoría de los edificios
públicos y privados se construían de piedra, subsisten más esculturas que de
tiempos anteriores en forma de copias romanas, gracias a la pasión romana por
las obras clásicas. Con la decadencia de la pintura de vasos como arte importante
tras el siglo V, perdemos el estrecho contacto que teníamos con el desarrollo de la
pintura griega, porque muy poco queda si exceptuamos adaptaciones de la pintura
de vasos y los artistas romanos.
Escultura
Los escultores de comienzos del período clásico (c. 480-450 a. de C.) hicieron
pleno uso del conocimiento del cuerpo humano que habían alcanzado los artistas
de finales del período arcaico. El resultado quedó recogido en las tallas del templo
de Zeus en Olimpia (construido c. 470-456 a. de C.).
La primera mitad del siglo IV se ve en la obra de artistas como Praxíteles (fi. 370-
330 a. de C.), hijo (?) y heredero artístico de Cefisodoto. Fue un escultor prolífico e
influyente, y se le han atribuido muchas copias romanas. La procedencia de su
Hermes de Olimpia de la Paz está clara, pero la postura es más sinuosa y
relajada.
Terracota
El término «arte menor» quizá sea más propio aplicarlo a las figuras de terracota
que a cualquier otra forma del arte griego, porque con ellas la escultura desciende
a menudo a un nivel doméstico. El conservadurismo general debe explicarse por
los propósitos bastante domésticos para los que se hacían las terracotas: como
ofrendas votivas, como decoraciones para el hogar y como juguetes.
Bronces
Gemas y anillos
Los anillos lisos existieron siempre, pero el Período Clásico se caracterizó por una
creciente popularidad de los anillos con engastes de metal o de piedras, similares
a las modernas sortijas de sello. En las excavaciones controladas se han
encontrado más gemas clásicas que arcaicas, la figura más relevante es la de
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Monedas
No resulta sorprendente que los mismos artistas tallaran algunas veces tanto
gemas como cuños de moneda. A menudo son difíciles de deducir vínculos
estilísticos entre ambos, pero de vez en cuando un mismo artista firmaba ambas
formas, como es el caso de Frigilos (una gema y cuños de moneda para Siracusa,
Thurium y Terina). La mayoría de las ciudades identificaban sus monedas con
inscripciones, así como con sus propias divinidades y símbolos, como, por
ejemplo, la magnífica decadracma de Siracusa, 405 a. de C., firmada por Cimón,
que representa al delfín de Siracusa y a la ninfa Aretusa, y por el reverso una
carroza.
Arquitectura
Tan sólo dos sistemas de columnas junto con sus vigas y cornisas
correspondientes constituyen el elemento decorativo de casi todos los edificios
griegos a partir del siglo VI hasta el siglo 1 a de J. C.: los órdenes arquitectónicos
dórico y jónico.
También durante el siglo VII los arquitectos griegos adoptaron sus métodos
característicos de construcción, con unos impecables bloques de piedra de sillería,
unidos sin mortero. Aun cuando algunas veces se emplearon grapas metálicas
para añadir mayor seguridad a la edificación, la estabilidad de las paredes y las
columnas depende, fundamentalmente, del peso, así como de la juntura, muy
apretada, de los grandes bloques. Pesadas tejas de arcilla cubrían los techos,
poco inclinados y a dos aguas.
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Pintura y Mosaicos
Pintura de vasos
En la figura roja del siglo IV pueden apreciarse dos tendencias distintas: el estilo
ornamental, surgido de las floridas tradiciones de artistas como el Pintor de
Meidias, que gustaba de las líneas gruesas y la vestimenta de patrones densos
con abundancia de añadidos blancos y amarillos. A partir de c. 350 a. de C., unos
cuantos artistas se propusieron combinar lo mejor de ambas tradiciones en el
estilo «Kerchs. El pelike del Pintor de Marsias (Museo Británico de Londres) lo
ilustra bien: trazado limitado, pero bastante incompleto de detalles y pliegues, uso
deliberado del blanco para recalcar figuras prominentes; una composición
alineada, bastante emotiva, pero donde las figuras en giro subraya sutilmente la
forma del vaso sin competir con él.
Durante el siglo V a. de C., el artista más relevante fue el Pintor de Sísifo, que
impulsó las dos tradiciones del siglo IV: el estilo sencillo, tipificado por el Pintor de
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Tarporley y su escuela, que duró hasta el final del siglo, disminuyendo su calidad a
medida que aumentaba la cantidad; y el estilo ornado, cuyo apogeo se dio en la
escuela del Pintor de Darío (c. 320-325 a. de C.), que produjo enormes vasos
elaborados, con mucho colorido, especialmente blanco, amarillo y rojo. A partir de
esto, y desde c. 360, evolucionó en Tarento el estilo Gnatiano, que utilizaba
únicamente colores añadidos y no la figura roja.
Conclusión
Una fecha convenida como «fin del arte Clásico» es el advenimiento de Alejandro
de Macedonia en el 336 a. de C., pero el arte no llegó de hecho a su fin entonces,
como les gustaba pensar a los antiguos. En lugar de ello, había alcanzado un
punto de absoluta seguridad técnica que abría paso a experimentos en materia de
proporción humana de escultores como Lisipo y a las correspondientes fantasías
barrocas de la escultura y la arquitectura helenísticas. Con la decadencia de la
ciudad-estado, el individuo adquirió mayor importancia, como aparece reflejado en
el aumento de los retratos genuinos y su corolario, los grotescos y caricaturescos,
en el contexto artístico más «humanizado». En la pintura, esto supone la
decadencia de la pintura de vasos ante la pintura libre, que podía ofrecer emoción
y carácter, y ante los vasos de plato y oro la joyería, exigida por los ostentosos y
ricos, que los alfareros tan sólo podían imitar en un nivel más humilde en cerámica
sencilla esmaltada de negro. Desde luego, el arte griego estaba preparado para
adaptar y utilizar los nuevos conceptos traídos por las conquistas de Alejandro.
Generalidades
Escultura
Una de las piezas en redondo del Mausoleo, un hombre alto y bien vestido,
posiblemente un miembro de la familia de Mausolo (British Museum, Londres), es
una precursora de otro desarrollo importante del Período Helenístico: el retrato. A
partir de Alejandro, el retrato se hizo muy popular, y la fama del héroe estimuló la
demanda de retratos de personas vivas. El artista más destacado en este género
fue Lisipo, a quien se confiaron los retratos escultóricos oficiales de Alejandro.
Desgraciadamente no subsiste ninguna de sus obras originales, así que es
imposible evaluar con precisión la cualidad ideal de que seguramente dotaría a su
obra. Procedente de Sicione, mantenía ser autodidacta, aunque reconocía la
influencia de Policleto, disfrutó de una prolongada carrera de 50 años, que
comenzaron c. 360 a. de C., e influyó profundamente en artistas posteriores. En su
Apoxiomeno (copia en los Museos Vaticanos, Roma) vemos a un atleta
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rascándose (para quitarse el aceite con que se ungían) con una estrígila. La
postura es momentánea, con los brazos levantados en una dirección diferente a la
del cuerpo, ante el pecho el brazo izquierdo. La figura está pensada para
contemplarla desde cualquier ángulo, lo que constituye una característica común a
otras obras de Lisipo.
Atenas tenía su Partenón, y Pérgamo debía tener algo equivalente: el Gran Altar
de Zeus y Atenea (Museo de Pérgamo, Berlín), probablemente (aunque no con
certeza) construido por artistas de diversas nacionalidades para Eumenes entre el
180 y el 160. El Altar recuerda a un templo no sólo por el uso de esculturas para
ilustrar acontecimientos nacionales, sino también en detalles. La figura de Atenea
que aparece en el frontón oriental del Altar, por ejemplo, es semejante a la que
hubo en el frontón occidental del Partenón.
A partir del siglo II en adelante, una clase de escultura especialmente popular fue
el desnudo o semidesnudo femenino, presumiblemente de Afrodita, con los
hombros delgados y cadentes, busto pequeño y anchas caderas. La Afrodita de
Melos (Milo) (Louvre, París) es uno de los ejemplos más famosos. Se trata de una
figura de pie de más de 2 metros de altura y su cuerpo sigue un complicado
retorcimiento, dirigiéndose la parte superior hacia la izquierda y las caderas hacia
la derecha, lo que se ve subrayado por el manto que rodea sus piernas.
Figurillas de terracota
El primer tipo, las figurillas de Tanagra, que toman su nombre de los cementerios
de Beocia donde se encontraron en enormes cantidades, eran ofrendas favoritas a
los muertos. Hechas en Atenas y en muchos otros centros de Italia, Asia Menor y
otros lugares, fueron extremadamente populares en todo el mundo griego desde el
340 hasta el 200 a. de C. Las figurillas de Tanagra eran sobre todo femeninas,
completamente vestidas y representaban escenas de la vida cotidiana, aunque de
vez en cuando algunas podían interpretarse como una diosa, musa (quizá con un
instrumento musical) o Afrodita semidesnuda.
Estatuillas de bronce
Obras en metal
Joyería
Arquitectura
Pintura mural
Mosaicos
Alfarería
Dado que los artistas disponían de tanto campo para otras actividades, los estilos
tradicionales de pintura sobre alfarería griega sólo sobrevivieron durante el periodo
helenístico en objetos especiales, para ritos funerarios quizá, o bien para premios
atléticos. Únicamente en el sur de Italia continuó encontrándose la figura roja para
el mercado local hasta poco después del 300 a. de C., beneficiándose de la
reducción de la competencia de las importaciones atenienses.