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Arkangel, cuando el control comienza deja de ser un factor de tranquilidad.

El día viernes 28 de junio en La Biblioteca de la Honorable Cámara de Diputados


de la Provincia, se llevó a cabo un cine debate organizado por La Asociación de la
Biblioteca Austral de Psicoanálisis. El tema elegido se fundó como espacio de reflexión
sobre los eventuales impactos derivados del uso de las tecnologías actuales. Para la
ocasión se proyectó un capítulo de la serie Black Mirror, Arkangel.

Arkangel es el nombre de una empresa tecnológica creadora de un microchip,


cuya finalidad al implantarlo en los niños, permiten una serie de mecanismos de control
para salvaguardar su integridad. Mediante una Tablet, objeto garante del bienestar, los
padres monitorean los distintos valores fisiológicos y hematológicos de los chicos, así
como la ubicación geográfica. Al mismo tiempo este gadget, los hace dueños de las
audio-imagines de lo que los niños experimentan, ya sea en simultaneo o mediante la
reproducción de esas vivencias cuando los progenitores lo decidan. Otra particularidad
del chip, es la posibilidad de censura mediante el pixelado de imágenes en circunstancias
que pudieren modificar el arousal del niño devenidas de imágenes violentas o cualquiera
otra experiencia generadora de stress.

Luego de la proyección del capítulo se generó el debate donde los participantes


volcaron observaciones, opiniones e inquietudes sobre los usos y resultados de estas
prácticas, de un control artificial.

Primeramente y de manera generalizada, se han escuchado mea culpa de los allí


presente por la propia incapacidad de procesar los miedos sobre el destino de sus hijos.
Así, abundaron ejemplos sobre que este sentimiento ha llevado pegarse al teléfono móvil
con el que además se han servido compulsivamente de las aplicaciones en los celulares
de sus chicos. Al momento de hacer foco en el film han expresado en tono confeso lo
invasivo que resulta tal procedimiento, pues convierten a sus propios hijos en objetos
observables, aun a costa de su propia privacidad, y no necesariamente bajo su
consentimiento.

Sarah, la niña sometida a Arkangel, en su primera infancia se encuentra


artificialmente imposibilitada de vivenciar y compartir gran parte de las experiencias del
grupo de pertenencia. Las consecuencias de censurar situaciones cotidianas hacen que
la niña no madure acorde a su edad, al compás del grupo, quedando desplazada,
incomprendida desconectada de sus pares. Su madre, no percatada de este aislamiento,
por contrario, vive tranquila husmeando a través del dispositivo cada vez que siente la
necesidad de chequear a su niña.
Es así, que un día ve a Sarah lastimarse cruelmente sus dedos con la filosa punta
de un lápiz por curiosidad de ver cómo es la sangre. A raíz de este evento, Sarah es
atendida por un psicólogo indicándole a Marie(la madre) terminar con el uso del
dispositivo, causante de perjuicio.
Sarah da muestras de que jamás ha logrado comunicarse adecuadamente con sus
pares ni con su mamá desde aquella autoflagelación en la niñez como tampoco en su
adolescencia: falta de cuidados contraceptivos, consumo de drogas, agresión física feroz
contra su madre y, por último, huida del hogar. Todo aquello de lo que se la quiso proteger
acomete contra la madre en lo real de la situación final.

En la sala, el público concluye que es a causa del entrometimiento y humillación


que le provocan el hecho de ser espiada, manipulada en el más amplio de los sentidos que
Sarah, cargada de violencia se manifiesta de manera inadecuada como consecuencia de
la censura absurda ejecutada por Arkangel.

Marie ha depositado toda la confianza en un Ángel de la Guarda. Un dispositivo


que expele iatrogenia. El desencadenante es dramático. Sarah golpea a la madre con la
Tablet. Huye. Está incapacitada para evaluar las consecuencias de sus actos; sus vivencias
no sufren elaboraciones psíquicas, sino censuras determinadas a partir de mediciones de
cortisol.

La tecnología (aún) no remplaza a la psiquis humana, siendo que la primera quiere


hacer una transcripción de las emociones en algoritmos identificados debido a bajas o
altas de neurotransmisores. Las homologaciones de procesos biológicos a psíquicos, es
un reduccionismo que produce distorsiones insalvables.

El lugar de la comunicación queda vacío, no hay una vuelta, hay solo una ida.
Sobrevienen los datos biológicos y la imagen, se desacredita al sujeto, al niño. Se pondera
un control de lo imaginario por sobre lo real de las vivencias necesarias de los sujetos.
Donde la diferencia de y la experimentación de las propias formas de afrontar una realidad
por parte de ellos queda manipulada por la tecnología.

En una actualidad donde en el día a día se crean nuevos gadget y tecnologías que
enmarcan el desarrollo de los sujetos, en todas las franjas etarias, en un momento histórico
en el cual encontramos en nuestro bolsillo la respuesta a todas las dudas, sería interesante
pensar si el control que se tiene (o se cree tener) sobre nuestras vidas, no es un seudo
control sobre ella.

En el marco de las actividades realizadas por el Instituto Oscar Masotta 2,


quisiéramos hacer pública la invitación a los profesionales de la salud, al tercer modulo
del Seminario anual de Estudios Clínicos, titulado “La angustia en la Psicosis”. Este
módulo será presentado por el Médico Psiquiatra Mario Korman. Analista Miembro de
la EOL y AMP. Miembro del IOM2 Delegación Comodoro Rivadavia, responsable local
desde 2001 al 2017. Mgr. en Drogodependencias y SIDA). La actividad se llevara acavo
el sábado de agosto en el Campus Universitario- Sector A aula 13 - Av. Gregores y
Piloto"Lero" Rivera- Río Gallegos.

Licenciados, Rebuffo Susana y Pallero Rodolfo

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