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alguno. Es una traducción hecha por fans para fans.

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Esperamos disfruten la historia.

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Sabía que esta historia podía impulsar mi carrera, pero nunca pensé que me
llevaría por el camino del pecado y la decadencia… el bondage y la sumisión. Él
era mi tema; yo me convertí en su esclava.

El primer reportaje de Ashley debería haber sido simple: entrevistar a Darien


Gallagher, un verdadero personaje de la vida real, para un artículo de la revista y
4 lanzar su carrera como periodista líder, pero con Dare, nada es simple…
Misterioso, rico y sexy como el pecado, y completamente fuera de límites, Ashley
sabe que no debería desear su toque, su beso, pero lo hace. A pesar de que él es el
padrastro de su mejor amiga…

Lo que comenzó para Dare como una lección de dominación de repente se ha


convertido en mucho más. Sabe que Ash es más joven, más protegida, es amiga de
su hijastra anterior, pero no puede negar la chispa entre ellos, aunque sabe que está
mal.

Con cada palabra, cada lección, Dare pone a prueba la determinación de Ash y
empuja sus límites. Mientras Adam, el jefe de Ashley, tiene sus ansias de cosas que
no debería. La asignación que se suponía la colocaría en la parte superior está a
punto de derrumbarla de rodillas.
—¿Acabas de decir que quieres ser una Dominadora? —preguntó Adam con
incredulidad. Sus pies golpearon el suelo y una paz firme mientras corrieron por el
camino pavimentado en el parque.

Por supuesto él sabía que no podía ser posible ser lo que Ashley había dicho.
No Ash.

—No dije que quería ser Dominadora —dijo Ashley, su respiración un poco
laboriosa.

Él bajó la velocidad y ella mantuvo el ritmo detrás de él. Normalmente ella no


podía tener este ritmo, pero parecía un poco desenfocada hoy. Nerviosa.

—Dije que iba a encontrarme con un Dominador.


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El pecho de Adam se apretó. ¿Por qué quiere Ashley ver a un Dominador?
¿Ella iba a entrar a alguna cosa sexual pervertida? Esto hizo que su corazón latiera
más fuerte de lo que el correr provocó.

»El hombre está en la ciudad solo por un par de meses por un negocio. Al
parecer está activo en la forma de vida BDSM. Escuché de él a través de una amiga
—continuó ella—. Dijo que es un poco intenso, pero estaré en buenas manos.

Adam sostuvo el ceño fruncido. No quería las manos de nadie salvo las suyas
sobre ella. Mierda, él debería jalarla en un beso sofocante en este momento, y luego
mostrarle exactamente cómo sería ser dominada por él.

Se había sentido atraído por Ash durante mucho tiempo, pero la conoció
cuando ella tenía dieciséis años y él tenía veintitantos años, y ella era la hermana
menor de su amigo, así que nunca había tenido una relación con ella. Cuando
regresó de la universidad en busca de un trabajo, la contrató en la revista y se
volvieron amigos. Pero el hecho de que él fuera su jefe le había impedido invitarla a
salir.

Pero eso no evitó que se pusiera celoso cuando estaba con otra persona.

Y protector. El que ella viera a alguien que la dominaría no le sentaba bien.

—¿Por qué me estás diciendo eso?

—Me dijiste que podía hacer una pieza de especial interés para la revista y he
estado buscando algo diferente. Pensé que hablaría sobre la popularidad de BDSM
de las novelas de romance. Discutimos lo que realmente sucede en este tipo de
relación. Y pensé que sería un ángulo divertido para… sabes, hablar de todo el
estilo de vida de Christian Grey en la vida real. Este hombre es un tipo sano, es
propietario de una enorme corporación y está dentro de la dominación. Creo que
nuestros lectores lo amarán.

El pecho de él se constriñó. El tipo le recordó a alguien de su pasado. Alguien


en quien no quería pensar. Él frunció el ceño.

Ashley miró a su amigo Adam. Ella había echado a perder esta conversación.

Tal vez ella se relajó demasiado sobre su amistad versus su relación de trabajo.
¿Se mostraría más receptivo a la idea si ella lo hubiera propuesto en la oficina, en
6 vez de corriendo por el parque? ¿O realmente no le gustaba la idea?

Ella realmente pensó que era una gran idea que sus lectores disfrutarían. Y
estaba realmente emocionada de investigarlo. Su corazón latía con fuerza al pensar
en ver a Darien Gallagher y hablar sobre cosas sexuales perversas. Sería extraño e
incómodo, pero al mismo tiempo emocionante.

Esperaba poder convencer a Adam de que la dejara seguir adelante con eso.

Ella observó el perfil de Adam. Su nariz perfecta y recta, la curva de sus labios
carnosos, su mentón fuerte. Un mechón de su cabello castaño había caído sobre su
frente, como solía hacerlo, y lo empujó hacia atrás. Un dolor familiar la llenó. Ella
había estado enamorada de él por mucho tiempo. Desde que era una adolescente.
Era el guapo amigo de su hermano Brad. Por supuesto, él no le había prestado
atención en ese momento. Había sido amable y educado, y a veces ella imaginaba
que vería una chispa en sus ojos cuando miraba en su dirección, pero se había
convencido de que era solo su imaginación. Viendo lo que ella quería ver.

Ahora años después, desde que ellos comenzaron a trabajar juntos, se volvieron
amigos cercanos. Pero eso no había detenido que siguiera creciendo la atracción
que sintió por él.

Él bajó su ritmo, entonces se encaminó hacia una banca vacía viendo hacia el
río. Ella lo siguió. Él debe haber notado su respiración un poco pesada. Él siempre
la cuidaba así. Esa era una de las cosas que amaba de él.

Adam se sentó y ella se sentó a su lado.

—¿No te gusta la idea?

—¿Vas a ver a un tipo que te esposará y se pondrá rudo contigo?


—Solo para que quede claro. No es algo sexual —explico—. Es solo
investigación para un artículo. Mira, sé que te preocupas por mí, pero puedo
manejarlo y sé que él es seguro.

Sus penetrantes ojos marrones se clavaron en los de ella.

—¿Cómo sabes eso?

—Te lo dije. Mi amiga lo conoce muy bien.

—¿Es esta amiga Jessica? —preguntó él.

Ella levantó una ceja.

7 —¿No confías en el juicio de Jessica?

Su pregunta fue una maniobra evasiva. Jessica no conocía muy bien al señor
Gallagher, pero no iba a decir demasiado. Adam había trabajado para Darien
Gallagher en una pasantía un verano cuando estaba en la universidad y cada vez
que ella le preguntaba sobre él después, él se cerraba. Evitó hablar sobre la pasantía
o sobre el señor Gallagher, un misterio que algún día le gustaría resolver.

Pero por ahora, ella no mencionaría su nombre porque no quería que Adam
rechazara este proyecto.

Adam se recostó en el banco.

—Sé que Jessica cuida de ti.

Él miró a los árboles al otro lado del camino, claramente pensado. No parecía
feliz y además de su protección hacia ella, no estaba segura de por qué. Por lo
general, estaba a bordo para intentar algo peligroso.

Ella lo miró con los ojos muy abiertos.

—Dijiste que me daría la oportunidad de hacer algo nuevo. Para ampliar mis
horizontes. Por favor, Adam. Déjame hacer eso.

Ashley entró en el camino de entrada de la majestuosa casa de ladrillo gris. Un


inmaculado jardín alineado en la pasarela curva que conducía desde el camino de
ladrillos entrelazados hasta la entrada.
Bajó la visera y miró en el espejo. Su oscuro cabello castaño rojizo estaba un
poco revuelto, así que agarró el cepillo de su bolso y lo pasó por las largas ondas
que fluían por sus hombros. Ella volvió a aplicar su lápiz labial color borgoña,
también. Luego abrió la puerta del coche y salió.

Mientras seguía la pasarela, su estómago revoloteó. Ella cambió su bolso a su


otra mano. Estaba más que un poco nerviosa por esta reunión con Darien
Gallagher. Lo que no le había contado a Adam era que la amiga que conocía muy
bien al señor Gallagher era la mejor amiga de ella y de Jessica, Hellen. Porque era
su padrastro.

Al menos, solía serlo. Cuando ella, Jessica y Helen estaban en la preparatoria,


la madre de Hellen se había vuelto a casar. El hombre, que era bastante más joven
que la madre de Helen, era rico, misterioso e intensamente sexy. Tenía ese aire de
8 autoridad que le hizo que la recorriera un estremecimiento a través de su columna
vertebral, y su actitud distante la hizo desear descubrir sus secretos.

Cuando él y la madre de Helen habían ido a su graduación, cada chica en la


escuela había babeado sobre él. Su devastadoramente buen aspecto y aire de
autoridad hizo que el corazón de Ash diese una voltereta cada vez que ella lo vio.
Incluso en pesar que es mayor, Ash había tenido fantasías inapropiadas sobre el
hombre.

Los pensamientos de él la habían puesto más nerviosa ahora.

Ella caminó los tres escalones de la puerta principal. La entrada era una
impresionante puerta de cristal vitrado y laterales en juego, en un simple patrón en
forma de diamante.

Cuando solía ir a casa de Helen para pasar el rato, siempre había sido
consciente de su presencia. Normalmente trabajaba en su guarida, pero a veces ella
lo veía cuando iba a conseguir algo para beber, o leía el periódico en la sala de
estar. Algunas veces cuando la mamá de Helen la invitaba a cenar, ella sentía la
mirada fija en ella, enviando temblores por su espina dorsal.

Una vez lo vio nadar en la piscina y se sorprendió de su duro y musculoso


cuerpo. Para su sorpresa, había tenido grandes sueños esa noche.

Ella siempre había sido cohibida a su alrededor. Él era el padrastro de Helen.


Alto, precioso e intimidante. No es que él alguna vez tratase de intimidarla. Su
corazón dio un vuelco al recordar como la miraría con esos oscuros e ilegibles ojos
azul media noche y sonrió. En esos instantes, siempre se había sentido como la
persona más especial del mundo.
Sabía que solo había sido su fantasía. Ella solo era amiga de su hijastra. Él fue
educado, pero él apenas se había dado cuenta de ella.

Ahora él había aceptado ayudarla con su artículo y estaba agradecida por ello.

Ella suspiró y llamó a la puerta.

La puerta se abrió y Ashley se encontró mirando fijamente dentro de los


profundos ojos azul medianoche del señor Gallagher. Su mirada le quitó el aliento.
Su oscuro cabello ondulado brilló en la luz de la entrada. Él vestía jeans negros y
9 una camisa a rayas azul y blanco, aun así su atuendo no se veía casual. Algo por la
forma en que colgaba en su gran cuerpo. Limpio, aerodinámico, casi como si la
ropa se hubiera adaptado a su cuerpo. Lo cual probablemente era. Él era un
hombre muy rico. Esta casa, que ella podía ver desde los jardines y la elegante
entrada detrás, con el brillante candil y el piso de mármol, era claramente muy
costosa, y era solo una de las muchas que poseía.

Pero lo que más la afectó, parada frente a él, fue el gran poder de su presencia.
Había un aire natural de autoridad sobre él que no tenía nada que ver con la
diferencia de edad entre ellos.

—Ashley. Bienvenida.

—Gracias. —Ella apenas se detuvo de tartamudear las palabras. Ella no se


había dado cuenta que había estado apretando los dientes hasta que abrió su boca
para hablar, así que se concentró en relajar su mandíbula.

—¿Puedo tomar tu abrigo?

Ella se quitó la corta chaqueta de piel y se la entregó. Él abrió la puerta del


armario y colgó su chaqueta, entonces se giró nuevamente. La mirada de él se fijó
en su rostro, entonces miró más abajo, por su cuerpo. Dios, se sentía mal vestida
con sus jeans descoloridos y su camiseta con encaje. Podía sentir sus hombros
tensarse mientras la examinaba.

Luego sonrió y algo de esa tensión disminuyó.

—Por favor, pasa. —Se hizo a un lado y ella entró en el gran vestíbulo.

Una escalera curva conducía al segundo piso. Arriba estarían las habitaciones.
El calor chisporroteó a través de ella al pensar en él subiendo las escaleras y
arrojándola sobre la gran cama, luego quitándole la ropa de su cuerpo. Su mirada
se disparó hacia el señor Gallagher y sus labios se curvaron divertidos, como si
pudiera leer sus lujuriosos pensamientos sobre él. Un hombre que se parecía a él
probablemente lo hubiera hecho todo el tiempo.

—¿Te gustaría un recorrido por la casa? —preguntó él.

Ella volvió a mirar la escalera y sacudió su cabeza.

—Me encantaría verla, pero tal vez solo podemos hablar sobre… uh…

Ella se congeló. Oh, Dios, era tan extraño hablar de esto.

Ella nunca habló de hecho con él de esto. Ella no lo había hecho porque Jessica
10 había preguntado a una amiga de mucho tiempo de ella que trabajó en un club
BDSM en la ciudad si ella conocía a alguien a quién Ashley pudiera entrevistar.
Sorpresivamente, ella le dijo confidencialmente a Jessica que el padrastro de Helen,
quien justo acababa de regresar a la ciudad por negocios, frecuentó el club. La
amiga de Jessica había contactado al señor Gallagher para ver si estaba interesado
en ser entrevistado por Ashley y le había enviado un correo electrónico aceptando
entrevistar y acordando la hora.

—¿Dominación?

La palabra, incluso viniendo casualmente de sus labios, envió a su interior a


estremecerse. Él era un Dominante. Dom, para acortar. Él ordenó a las mujeres
hacer su deseo. Ellas se convirtieron en sus esclavas sexuales, haciendo lo que él
quisiera hacerles. Su respiración quedó atrapada y sintió su interior derretirse.
¿Cómo sería ser controlada por él? Que él le diga que se desvista, que se ponga de
rodillas en frente de él y…

»Relájate Ashley. No te voy a encadenar ni nada. —Él sonrió—. A menos que


quieras que lo haga.

Sus palabras evocaron imágenes de ella encadenada a la pared, desnuda, la


mirada caliente de él vagando por su cuerpo. Su piel comenzó a apretarse y sintió
débiles sus rodillas.

Oh, Dios, esta había sido una terrible idea. Ella no tenía idea que esto tendría el
efecto tan potente en ella.

»Sígueme.

En vez de girar hacia la gran sala de estar en el vestíbulo, él la guio hacia el


pasillo pasando el comedor formal, hacia una sala de estar casual fuera de la
cocina. Él se sentó en una gran silla de cuero negra. Ella miró alrededor, dudando
que hacer. Una botella de vino rojo estaba sobre la mesa, ya abierta, y una copa alta
vacía estaba junto a esta.

»Siéntate.

Su mirada se movió a la de él ante el tono en su palabra. Con un ligero borde


de orden.

Ella vio el sofá en frente de él y luego la silla en ángulo hacia este.

»En el sofá.

Su tono no dejó espacio para el argumento.


11 Ella caminó hacia el sofá y se sentó.

—Gracias por estar de acuerdo en ayudarme, señor Gallagher.

—Puedes llamarme Dare por ahora. —Él se recargó en su silla—. Entiendo que
quieres que te ensañe sobre Dominación y Sumisión.

—Sí, voy a hacer un artículo para una revista y…

Él alzó una mano para detenerla.

—Un sí o no será suficiente.

Ella lo miró fijamente, un poco desconcertada. El rostro de él no había


cambiado en absoluto pero de alguna manera parecía más severo.

»Quiero que entiendas —dijo él—, que vamos a hacer esto a mi manera.

Nerviosismo hormigueo por ella.

—Pero tengo preguntas preparadas que…

Su dura mirada detuvo el flujo de sus palabras instantáneamente.

—Lo que intento mostrarte es cómo es una relación Dominante-sumisa. Es la


única forma que realmente entenderás el jugo de poder. Y la emoción.

—Um… pero sabe que esto no… uh, quiero decir… solo quiero aclarar que…

Oh, no. ¿Cómo abordaba esto?


—¿Estás diciendo que no estás aquí para una relación sexual?

—Sí, eso es correcto.

—Entiendo. —Pero el destello en los ojos de él no la hicieron tranquilizar.

Él se recargó en su silla.

»Tú y yo nos hemos conocido desde hace mucho tiempo —continuó él—, pero
no nos conocemos bien. Aun así, creo que por nuestras historias compartidas y el
hecho que tú y mi ex hijastra son buenas amigas hace que confíes en mí.

—Sí, eso… —Ante la afilada expresión en él, ella dejó de hablar, puntuando la
oración parcial con un asentimiento.
12 La casi imperceptible serenidad en su rostro se suavizó y ella sintió una
descarga de placer ante su aprobación.

—Bien. Esa confianza es muy importante y vamos a construir sobre esta.


Mientras avanzamos tú seguirás mis órdenes instantáneamente sin cuestionarlas.
¿Entiendes?

El pecho de ella se apretó.

—Sí, pero… —Antes de que su expresión pudiera volverse desaprobatoria ella


dejó salir—: Quiero decir, no. —Ella entendió sus palabras pero ella no estuvo de
acuerdo con ellas.

Él elevó una ceja.

—¿Qué no entiendes?

—Bueno, um… —Ella se sitió fuera de su profundidad. Como si él fuera el


general de una gran fuerza invasora y ella una campesina humilde—. Necesito
hacer preguntas sobre cómo funcionan las cosas y conocer el estilo de vida y demás.

—No aprendes sobre Dominación y sumisión solo por discutirlo. Creo que es
importante que lo experimentes directamente. Así que, mientras trabajamos en este
proyecto, serás mi sumisa, pero podemos omitir el aspecto sexual, si eso es lo que
quieres. —Él sonrió, con los ojos brillantes—. Personalmente, creo que sería mejor
para ti tener la experiencia completa, pero eres una mujer inteligente, perceptiva y
creativa, por lo que estoy seguro de que puedes hacer tu investigación para
completar esa parte de la experiencia.
Sus palabras de elogio la entusiasmaron, pero la idea de ser sumisa, incluso en
un escenario de rol destinado a ayudarla, la hizo estremecerse. Ella sospechaba que
era tanto por un deseo descarado de someterse a él por completo como una
resistencia a ser controlada. La idea de estar totalmente bajo el control de Darien
Gallagher… sometiéndose a todos sus caprichos, su corazón se saltó un latido,
especialmente sexualmente, envió a sus hormonas a girar.

Pero esa no es la razón por la que ella estaba aquí. Ella necesitaba mantenerse
enfocada en su objetivo y dejar estos impulsos inquietantes para ser examinados en
otro momento.

—No sé sobre esto.

Él la miró fijamente y sus inescrutables ojos medianoche parecieron brillar con


13 calidez.

—¿Confías en mí, verdad?

Cuando él la miraba así, de la misma manera que lo hacía en el pasado ella se


sentía la persona más importante del mundo.

—Sí por supuesto —contestó ella instantáneamente.

—Entonces piensa en por qué tienes miedo. ¿Es que tienes miedo a ceder tu
poder? —Él se detuvo por un momento, observándola—. ¿O es que tienes miedo a
entrar bajo mi poder?

Ella se dio cuenta que apretaba nuevamente su mandíbula y se concentró en


relajarla. Maldición, ¿cómo es que él la conoce tan bien? Su filosofía de vida era
que las decisiones que tomamos regularmente están basadas en el miedo del éxito
más que en el miedo a fallar y seguido tomamos decisiones que sabotean lo que
creemos que deseamos.

Ella frunció sus labios. Ella quería hacer este proyecto. La ayudaría a avanzar
en su carrera. Si eso quería decir actuar con Darien Gallagher, entonces bien. Ella
podía hacer eso.

—Bien. Lo haremos a tu manera.

Los labios de él se volvieron una sonrisa.

—Bien.
Ashley se miró fijamente en el espejo. Ella había escapado al baño para tener
unos momentos para recomponerse. Esto no era nada de lo que había esperado.
Los intensos sentimientos que tuvo cuando ella la controló como respondió ella a
él… Dios, su tono autoritario… y su expresión severa… todo le robó la respiración.
Él era poderoso y masculino.

Justo ahora ella se sintió como si su mundo se hubiera puesto de cabeza.

Dare había hecho un caso poderoso. Para escribir un artículo efectivo sobre la
relación Dominante-sumisa, ella necesitaba experimentarlo directamente.
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Tenía sentido que le enseñara con el ejemplo, y no tiene que dirigirse al sexo.
Pero el pensamiento de él ordenándole… tomando el control…

Su corazón trastabilló.

Tanto como ella insistió que no habría relaciones sexuales entre ellos, ella sabía
que estaba en peligro de caer debajo de su hechizo masculino. Que ella se perdería
completamente en el rol de ser la sumisa de Dare, una opción que se sintió
demasiado atractiva en este momento.

Una vez que él comenzara a ordenarle… Ella sabía en su corazón que haría
cualquier cosa que él dijera.

Ella se miró en el espejo. Ella estaba teniendo pensamientos locos. Esto solo
era una actuación. Ella no iba a caer en la cama con él.

Y él probablemente no la veía de esa forma. Él era sano, guapo, y poderoso.


Ella no era su tipo de mujer.

Solo la estaba ayudando con su investigación. Porque era amiga de Helen.

Una mirada de determinación cruzó por su rostro. Ella solo estaba buscando
una excusa para huir. Porque la situación era un poco incómoda.

Ella abrió su bolso y agarró su cepillo, y luego lo pasó por su largo cabello
oscuro.

Ella iba a tomar su agarre en sí misma y regresar ahí y seguir con esto.
—¿Cómo comenzamos? —preguntó ella mientras se sentó nuevamente en el
sofá.

—Levántate y ven aquí.

Ante su tono, ella instantáneamente se levantó y caminó hacia él.

»Bien. Como te dije, una sumisa sigue las órdenes de su maestro


instantáneamente y sin cuestionarlo.

15 La palabra maestro envió un escalofrío por su columna vertebral. Durante estas


sesiones, Dare será su maestro. Él le dará órdenes de cosas por hacer. Ella no tiene
idea de cuáles serán esas cosas.

»Ahora gírate. Lentamente, así puedo observarte.

Ella se giró, consciente de la mirada de él deslizándose por la longitud de su


cuerpo. ¿Por qué tuvo que usar pantalones tan apretados? Ella debió haber usado
algo más apropiado para los negocios.

¿Cuáles serán sus órdenes? Mientras ella continuó girando, una imagen destelló
en su mente de ella sentada en una silla frente a él, totalmente desnuda. En la
imagen, él se inclinó hacia adelante y con la mirada vagando por su torso, le
ordenó que abriera las piernas.

»Detente.

Ella se detuvo de girar, de frente a él nuevamente.

Su mirada se movió a la botella de vino y la única copa alta enseguida de la


botella. Ella dio un paso adelante y tomó la botella, sirvió el líquido borgoña oscuro
en su copa. Él extendió su mano, ella recogió la copa y se la entregó a él.

Él asintió, luego tomó un sorbo.

»¿Quieres un poco?

Ella asintió.

»La respuesta apropiada es ‘Sí, Maestro’.

Su mirada se disparó a la de él.


—Uh… sí, Maestro.

—Acércate y arrodíllate en frente de mí.

Ella tomó una profunda inhalación. Una parte de ella quería rebelarse, pero
una parte más fuerte quería que hacer exactamente lo que él dijo. Con piernas
temblorosas, ella caminó hacia él, luego se arrodilló en la alfombra acolchonada.
Ella estaba a solo centímetros de él. Su fuerte y masculina aura la rodeo.
Excitándola. Calor pulsó a través de ella.

Él sostuvo su copa a sus labios y lo alzó. Ella bebió el oscuro vino amargo,
luego tragó mientras él quitó la copa de sus labios.

El vino calentó su garganta mientras descendió.


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Ella estaba tan cerca de él. Arrodillada en frente de él. Estando así envió todo
tipo de imágenes obscenas en su cabeza. Ella se encontró preguntándose cómo sería
pasar su mano a través de su entrepierna. Deslizando su mano sobre su verga y
sentirlo hincharse. Tirar su cremallera hacia abajo y meter su mano.

—¿Quieres más?

Oh, Dios, sus hormonas feroces demandó mucho más. Pero él estaba hablando
de vino.

—Sí, Maestro.

Si ella no estuviera ya de rodillas, probablemente habría caído sobre estas ante


la intensa excitación que la arrastra al decir esas palabras. Sí, Maestro. Aquí
mismo, ahora, ella era su esclava.

Él presionó la copa sobre sus labios y ella tomó un sorbo más grande esta vez.
Fue relajante y ella quería más. Lo miró y como si leyera su mete, lo levantó. El
calor la atravesó y la tensión desapareció de su cuerpo.

Apenas podía evitar que su mirada cayera sobre su entrepierna.

¿Estaba excitado? Si ella mirara, ¿vería un bulto formándose en sus pantalones?

Si ella fuera realmente su esclava sexual, seguramente su próximo movimiento


sería ordenarle que sacara su pene y lo complaciera con su boca. Para envolver sus
labios alrededor de la cabeza y lamer, luego deslizarse más profundo, tragándose la
longitud dentro de su garganta.
—Ashley, ¿seguirás cualquier orden que te dé a partir de ahora, sin
cuestionarlo?

Su carne se llenó de piel de gallina. Él lo iba a hacer.

—Sí. —La palabra se deslizó de sus labios antes de que pueda detenerlo. Su
corazón se aceleró. Las cosas se estaban alejando de ella. Si él de hecho le decía que
acariciara su entrepierna, luego bajar la cremallera y buscara dentro…

Dios, ella lo haría. La forma en que ella se estaba sintiendo ahora, como si ella
perteneciera totalmente a él… Ella quiso complacerlo. Darle lo que quisiera.

—Bien. Acércate.

17 Ella se acercó los pocos centímetros entre ellos. Las rodillas de él rozando con
su pecho mientras se movió y sus pezones se alzaron. En frente del sofá presionado
contra su cuerpo, sus rodillas a cada lado de ella. Sus largos y masculinos muslos
abiertos frente a ella.

»Ahora bésame.

Ella se inclinó hacia adelante y colocó sus manos sobre los hombros de él,
acercando su boca a la de él. Sus destellantes ojos medianoche la miraron mientras
se movió más cerca. Su total masculinidad, y la sensación de poder emanando de
él, la hipnotizaron. Sus labios se encontraron y chispas brillaron a través de ella. Su
penetrante aroma masculino la llenó cuando sus bocas se fusionaron. Los labios de
él eran llenos y firmes contra los de ella. Y cálidos.

Ella movió su boca sobre la de él y deslizó su lengua a lo largo de su boca,


anhelando estar más cerca. Él abrió y ella se deslizó dentro. Su boca era cálida y
sabía vino. El calor que la atravesaba era embriagador. Ella profundizó el beso y los
brazos de él se deslizaron alrededor de ella, atrayéndola hacia su cuerpo. Su
corazón tronó contra su pecho cálido y duro. Sus pezones hormigueaban,
sobresaliendo. Presionando en él.

Ella lo deseaba. Si él le decía que se desnudara en este momento para poder


tomarla, justo ahí en el piso, ella lo haría. Ella quería que él lo hiciera.

Pero él alejó sus labios y ella se encontró mirando los ojos medianoche, un
destello de diversión claro en esas profundidades. Que actuó como agua fría
salpicándola. Trayéndola de vuelta a su sentido.

De repente, se sintió consciente de su posición, desvergonzadamente cubierta


contra él y lo que ella había estado haciendo. Lo que ella había estado deseando.
Y con la evidencia de sus duros pezones rozando contra el pecho de él, él sabía
cuánto ella lo deseaba.

Oh, Dios, no puedo creer que prácticamente me le lancé. Pero entonces, él le


había ordenado que lo besara.

Ella se hizo hacia atrás. Sintiéndose extremadamente auto consciente, ella se


retiró al sofá, necesitando distancia entre ellos. Se sentó con los tobillos fuertemente
apretados y apoyó las manos en las rodillas.

—Pensé… —Las palabras de ella salieron roncas, entonces se aclaró la


garganta—. Pensé que esto no iba a ser sexual. ¿No es cruzar la línea besarnos?

—No hay líneas, Ashley. Puedo ordenarte que hagas algo.


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Un escalofrío la recorrió.

—¿Pero qué pasa si no quiero hacer lo que pides?

—Entonces no lo harás. —Él sonrió, revelando sus perfectos dientes blancos—.


Esa es la clave. Tú tienes el poder total sobre tus acciones. Cuando te ordeno que
hagas algo, tú decides si lo haces o no.

Y ella había decidido besarlo.

»Por supuesto, si decides no seguir la orden, habrá consecuencias.

Su boca se secó.

—¿Cómo qué?

—Podría inclinarte y nalguearte. Si usas un vestido con una tanga debajo de


este. —La mirada de él se cerró en la de ella—, lo que me gustaría que hagas a
partir de ahora, levantaré tu falda y le daré una nalgada a tu culo desnudo.

La respiración de ella se quedó atrapada y casi deseó estar usando falda hoy.

La sorpresa la hizo saltar al darse cuenta de que quería que él la castigara.


Quería sentir su mano firme acariciarla por detrás y luego nalguearla bruscamente.

Su cabeza estaba arremolinándose en contradicciones.

Si él la castigaba por negarse a cumplir una orden, entonces realmente no tenía


opción de rechazarla. A menos que ella se negara a aceptar voluntariamente las
consecuencias. Pero, ¿y si ella no quisiera ser castigada? Entonces no tenía más
remedio que obedecer.
Ella lo miró, la confusión se arremolinaba a través de ella. Necesitaba tiempo
para pensar en todo esto.

»Hemos terminado por ahora. —Dare se puso de pie.

Ella también se levantó.

—Está bien, gracias.

Dio media vuelta y se dirigió al pasillo hacia la puerta de entrada, luego se puso
sus zapatos. Se enderezó y se volvió hacia la puerta. Su cuerpo hormigueaba por la
presencia de él detrás de ella.

—Ven mañana a las ocho de las noche.


19 Ella se detuvo de decir ‘Sí, Maestro’ y solo asintió mientras abría la puerta.

»Y Ashley.

Ella se giró para mirarlo de nuevo. Un estremecimiento tembló a través de ella


ante la calidez de esos ojos medianoche.

»Viste algo sexy.

Ashley se quedó mirando el pedacito de encaje que Jessica sostenía frente a


ella.

—¿Estás bromeando? No me voy a poner eso —protestó Ashley.

Jessica bajó la cabeza.

—¿Por qué no?

Ashley agarró la etiqueta que colgaba de ella. Cerca de doscientos dólares por
un diminuto conjunto compuesto por apenas unos centímetros cuadrados de satén
y encaje.

—Porque no soy una puta.

Jessica se rio.
—No es de puta. Es sexy. Y te verás impresionante en ella. —Ella sonrió—.
Me refiero para un hombre.

—Para un hombre me vería impresionante —dijo Ashley en la última palabra


con comillas en el aire—, desnuda y eso sería mucho más barato.

Jessica se rio.

—Bueno, si eres lo suficientemente valiente como para despojarte


completamente de todo, quedando desnuda frente a él, bien por ti.

—Jess, deja de molestarme.

—Está bien, bien. —Jess admiró el encaje carmesí—. Pero di lo que quieras,
20 creo que vale la pena.

—Entonces tú deberías conseguirlo —dijo Ashley con sinceridad. Sabía que a


Jessica le encantaba este tipo de cosas y se sentía un poco mal llamándola puta
cuando solo estaba reaccionando a su propias inseguridades sobre la situación con
Dare.

Jessica sonrió.

—Pero no voy a salir con el señor Gallagher, el hombre más sexy vivo.

Ashley frunció el ceño.

—Yo tampoco.

—Pero lo estás viendo. Y me pediste que te ayudara a comprar ropa sexy para
usar para él.

—Te dije. No es así. Y pensé que ibas a dejar de burlarte de mí.

—Sí, me dijiste y, cariño… es así. Toda la broma de lado, por lo que me dijiste
anoche estás caminando justo hacia una relación ilícita y sexual con el hombre. —
Jessica apretó su brazo—. Y estoy tan celosa.

El pecho de Ashley se apretó. Dejando que Jess se lo dé directamente.

—Oh, Dios, Jess. —Ashley agarró la percha de Jessica y colgó la prenda en el


estante mientras sus mejillas se calentaron. Porque tanto como ella trató de
negarlo… Maldita sea, Jess tenía razón.

—Vamos, vamos a tomar un café. —Jessica tiró de su brazo, llevándola de la


tienda.
Fueron al área de comidas y se sentaron en una mesa con sus cafés.

—¿Qué estoy haciendo Jess? —Ashley se lamentó sobre su bebida humeante—.


Quiero decir, tienes razón. Si no tengo cuidado, ahí es donde esto llevará.

Jess se encogió de hombros y tomó un sorbo de café.

—Entonces, ¿por qué tener cuidado? ¿Por qué no aprovechar el momento? Es


guapo, mundano y tan sexy. Y estás en esta situación ideal en al que tomará el
control total. Eso es muy bueno. No puedes decirme que eso no te excita.

Ashley comprimió sus labios.

—Lo hace. —Miró directamente a su amiga—. Oh, Dios, siempre lo hace.


21 ¿Pero cómo puedo hacer eso?

—Simplemente deja que él tome la iniciativa. Ciertamente parece que la


atracción es mutua.

—Pero quiero decir… él es el padrastro de nuestra mejor amiga. Y recuerdas lo


devastada que estaba Helen cuando se separó de su madre.

Helen había adorado a Dare. Le encantaba que todas las chicas de la escuela
prácticamente se desmayaran por él, pero más, amaba la estabilidad que traía a su
familia. Ella había estado sin padre durante mucho tiempo y cuando él apareció en
escena, le había confesado a Ashley que es sentía más segura. Ashley no sabía cual
era el problema, probablemente problemas financieros, porque Helen siempre tenía
que irse a casa justo después de la escuela para hacer las tareas del hogar. Ashley
supuso que era porque su madre trabajaba hasta tarde para ganar dinero extra.

—Sí claro, pero eso fue hace años —dijo Jessica—, y para ser sinceras, no es
que Helen haya mantenido su amistad con nosotras. No hemos tenido noticias
suyas en años.

Cuando la madre de Helen y Dare se habían divorciado, el verano después de


la graduación, Helen se había perdido de vista. Ella simplemente había
desaparecido. Al principio, Ashley y Jessica pensaron que había ido a un viaje a
Europa, pero nunca había enviado una sola postal. Entones escucharon que ella no
había ido a la universidad ese otoño. Era extraño, ya que Helen había sido una
verdadera estudiante de A y le encantaba la escuela.

Había todo tipo de rumores locos. Incluso uno que decía que ella había
quedado embarazada y se había ido lejos para tener a su bebé, luego darlo en
adopción. Pero eso no explicó por qué no les diría a Ashley y a Jessica sobre ello.
Ellas habían sido tan cercanas.
Ashley siempre se había preocupado por su amiga, pero después del divorcio,
la madre de Helen se había mudado a Cambria, una ciudad pequeña como a cien
millas al sur de Autumn’s Ridge, y Dare se había mudado a Nueva York, así ella
no tuvo forma de contactar a ninguno de ellos.

—Eso no quiere decir que no sigamos siendo amigas —dijo Ashley.

Jessica levantó una ceja.

—¿Lo es? —Ella se inclinó hacia adelante—. Mira, Ashley, soy todo sobre ser
leal a un amigo, pero Helen se alejó de nosotras, no a la inversa. Tanto como la
quiero, ambas tenemos que enfrentar el hecho que ya no es nuestra amiga. —Ella
apretó la mano de Ashley—. Así que no te atrevas a rendirte ante la oportunidad de
tu vida por alguien que ni siquiera se preocupó por mantenerse en contacto.
22

Viste algo sexy.

Ashley no pudo creer que ella estaba vistiendo un atuendo sexy para ir a ver al
hombre quien una vez fue el padrastro de su mejor amiga. Ella tragó y se miró
fijamente en el espejo. Ella no podía creer que Dare, el sexy, hombre enigmático
quien había acechado sus fantasías de adolescencia, estaba ahora jugando el rol de
Dominador para ella como sumisa.

Ella inspeccionó el vestido de estilo envuelto que se acababa de poner. El


sujetador negro con broche delantero y varillas que usó alzó su busto, mostrando
un profundo escote en V de su vestido. Ella llevaba una tanga y un liguero negro
para sostener las medias negras sexy. No es que esperara que Dare viera nada de
eso. Pidiéndole que use algo sexy fue parte de mantenerla al borde. Insegura de que
esperar.

Y estaba funcionando como un encanto.

Echó un vistazo a su reloj. Le había dicho que llegara a las ocho, así que tenía
que irse muy pronto.

Esta noche no sería sexual. Sus pensamientos volvieron al beso que habían
compartido la noche anterior. La sensación de sus labios sobre los de ella, el sabor
de él en su lengua. Él no la había movido, simplemente le había dicho que lo
besara. Ella había sido la que se había dejado llevar.
Dios, él era un hombre tan sexy. Su corazón aun palpitaba ante el recuerdo de
estar en sus brazos. Y la noche anterior, después de irse a la cama, se había llenado
de pensamientos perversos y sueños empañados habían llenado su tiempo de sueño.

Pero a la luz de la mañana, se había regañado a sí misma. Ella necesitaba


mantener su enfoque. Se trataba de investigar un artículo no de someterse a su
deseo por el hombre o a su sexy naturaleza dominante. De hecho, probablemente la
estaba presionando con el aspecto sexual para obligarla a recordar que ella tenía el
control. Sus mejillas se sonrojaron. De hecho, tal vez se había sorprendido de su
falta de sensualidad al besarlo.

No que fuera fácil de impresionar a Darien Gallagher.

En lugar de desobedecer su orden si le ordenaba que lo besara nuevamente, ella


23 podría darle un beso casto. Ella esperaba que esta noche continuara empujándola
más allá de su zona de confort y tendría que decidir cómo seguir sus órdenes sin
ceder a la tentación de sucumbir a sus deseos lujuriosos.

Si se sometía a la atracción sexual entre ellos, estaría cediendo a su deseo de ser


sumisa. Ella sería fuerte y evitaría eso.

Se puso sus pendientes, pequeños rubíes y se dirigió a la puerta.


Mientras conducía hacia su casa, sintió la excitación crecer en ella. La atracción
que ejerció sobre ella era ineludible.

Dare vio como el coche de Ashley entró en el camino frente a su casa, luego
escuchó la puerta del coche siendo cerrada. Miró su reloj. Ella estaba un poco
antes. Él bajó su libro y se levantó de la silla cerca del fuego en la sala.

Él ha estado esperando por esto todo el día. Volver a ver a Ashley. Ella era
encantadora y sexy. Anoche, había tenido una gran erección la mayor parte del
tiempo que había estado allí. Incluso después de que ella se había ido, se seguía
inflado cada vez que pensaba en ella. Cuando le había ordenado que lo besara,
había sido para ver cómo reaccionaría ella. Ella había dicho que no quería que esto
fuera sexual, por lo que esperaba protesta, posiblemente una negativa total, pero
pensó que era más probable que ella le diera un beso rápido. No había esperado que
ella se arrojara como lo había hecho, su lengua se deslizó en su boca con salvaje
abandono. Y ella claramente había estado excitada.

Había querido permanecer distante, pero con su suave cuerpo presionado


contra él, sus pezones duros contra él, no había podido evitar responder.
Sonó el timbre y él sonrió. No esperaba que este entrenamiento tuviera tan
deliciosos beneficios complementarios.

Después de que ella se había ido, él había luchado con el hecho de que asumir
este papel con ella excitándolo, especialmente desde que era mucho mayor, pero no
en realidad solo era una diferencia de diez años y ahora que estaba en la treintena,
eso no fue realmente un problema. Y tenía que admitir que se había sentido atraído
por ella todos esos años atrás. En aquel entonces, por supuesto, nunca habría
actuado en consecuencia, incluso si no hubiera estado casado.

Ahora, sin embargo, era otro asunto.

Su afirmación de que esto no era una situación sexual apenas lo sorprendió. Si


ella realmente lo hubiera dicho en serio, él se lo tomaría en serio, pero estaba tan
24 claro que ella se sentía atraída por él… y estaba muy curiosa y excitada por la
perspectiva de ser sumisa y ser sexualmente dominada, por él. Tanto que
prácticamente le suplicó que la tomara.

Y si procedían con una relación sexual, probablemente ella rogaría.

Los labios de él se alzaron en una sonrisa. ¿Cómo sería estar con Ashley? Ella
había sido encantadora cuando estaba en la preparatoria, y se había convertido en
una mujer impresionante.

Podría haberse convencido a si misma de que solo se refería a este interludio


con él como investigación para su artículo, pero eso no significaba que no pudiera
conducir a algo más. Él era un buen juez de las personas y sabía que ella se había
sentido atraída por él cuando estaba en la preparatoria. Sus sonrojos y la forma
nerviosa en que apartaba la mirada cada vez que él la miraba lo había dejado muy
claro. No habría actuado en consecuencia en ese entonces, pero ahora, con ambos
siendo adultos… Con la atracción que hervía a fuego lento entre ellos, tenía toda la
intención de explorar las posibilidades.

Ashley sonó el timbre y Dare inmediatamente abrió.

Ella lo miró nerviosa, preocupada de que le dijera que iba tarde, pero él
simplemente caminó a un lado para dejarla pasar. Ella se quitó su abrigo y lo colgó.
Sus ojos brillaban cuando notó su sexy vestido negro.

—Muy bonito.
Su voz profunda, suave como la seda, hizo que ella se estremeciera. Ella podía
sentir el calor de su mirada en su pecho y un rubor se arrastró a mis mejillas.

—Muchas gracias. Dijiste que vistiera... umm... algo lindo.

—Dije vestir algo sexy. —Él sonrió—. Y esto encaja muy bien.

Ella estaba aún parada mientras él la miraba, tratando de no inquietarse. Por


último, se volteó y la llevó a la sala. Había una botella de vino sobre la mesa, justo
como la última vez. Ella caminó hacia allí.

—¿Te gustaría que te sirviera una copa? —preguntó ella.

—Sirve una para nosotros dos. —Se sentó en el sofá.


25 Ella sirvió las dos copas medio llenas y le entregó una, luego volvió a sentarse
en la silla frente a él.

»No, Ashley. Siéntate aquí a mi lado.

Ella vaciló, entonces se volvió y caminó hacia el sofá. Ella se hundió al lado de
él, muy consciente del calor de él junto a ella. Su grande, presencia masculina la
hizo estremecerse.

»¿Qué te gustaría hacer esta noche? —preguntó él.

—Oh, um. Quiero que me muestres más sobre ser un Dom.

—Claro. Todo lo que hacemos te mostrará cómo es nuestra relación Dom-sub.


Pero si estabas justo aquí para una visita, ¿qué gustaría hacer?

—¿Te refieres a cómo hablar o jugar juegos?

—¿Juegos? —Sus ojos brillaban y pensamientos de eróticos, juegos adultos


giran rápido en su cerebro.

—Como cartas o algo así —agregó ella, rápidamente.

—Sí. ¿Cómo te gustaría emplear el tiempo haciendo algo juntos? —Él se


inclinó hacia atrás contra el sofá, mirándola—. ¿Qué haces con tus amigos cuando
pasan una noche juntos?

—Bueno, tengo un amigo. A… eh, un amigo cercano... que viene regularmente


a ver una película.
Dios, casi dijo el nombre de Adam, pero desde Adam no platicó lo que sea que
ella le preguntaba sobre su pasantía con Dare en la Universidad, no quería hablar
de Adam, en caso de que hubiera tensiones del lado de Dare, también.

Sus cejas arqueadas y sus ojos parecían más solemnes.

—¿Ese tu novio?

—No, corremos juntos, para el ejercicio, quiero decir y, bueno... —Ella se


encogió de hombros—. Somos amigos.

Dare bebió de su bebida.

—Pero gustaría que fuera más.


26 Ella frunció el ceño.

»Dime.

Ella no pretendía. Ella iba a no hacerle caso. Pero era como si ese tono
autoritario que usaba podría conseguir que hiciera todo.

—Nos hemos conocido por un tiempo ahora y me atrae, pero nunca me ha


pedido salir.

—¿Por qué esperar hasta que él te lo pida? Si quieres estar con él, ¿por qué no
tomas la iniciativa?

Ella mordió su labio.

—No soy buena en ese tipo de cosas.

Él sonrió.

—Eso podría cambiar. Mientras aprendes más sobre la Dominación, te gustaría


tratar de hacerte cargo. Tal vez deberías aprovechar esta oportunidad para aprender
a ser más asertiva. Y una vez que estés cómoda con estar en la delantera, se puede
tomar control de cualquier situación que quieras. En el trabajo, en casa. En el
dormitorio.

Ella se estremeció en sus palabras y la intensidad de sus ojos medianoche.

En el dormitorio era donde quería estar con él ahora mismo. Con él en el


control.

—Así que veremos una película —dijo.


Decepción se lavó a través de ella. ¿Cuánto va aprender mientras está sentada
viendo una película de dos horas? Por otro lado, ella pasaría tiempo con un
multimillonario sexy bebiendo vino caro.

Pero ella no creía realmente que el Sr. Gallagher... Dare... pierda el tiempo. Era
el tipo de hombre que estaba centrado en sus objetivos.

»Consigue la cuarta película en el estante superior al lado del centro de


entretenimiento y ponlo en el reproductor de Blu-ray.

Ella caminó hasta el estante y obtuvo la película luego, lo inserta en el


dispositivo. La caja era toda negra y ella no reconoció el nombre en la etiqueta del
disco, por lo que ella no tenía idea de qué iba la película. Se sentó al lado de él otra
vez mientras la película empezaba.
27
»Quiero que te sientes en el suelo junto a mí.

Ella dejó su copa de vino y se puso de pie.

»En realidad, te quiero de rodillas, así que quítate tus zapatos.

Otra vez se sentó y cruzó sus piernas, luego desabrochó la correa de sus zapatos
de tacón alto. Su falda se subió un poco y la mirada de él vagó sobre sus piernas.

Ella colocó sus zapatos al lado luego se arrodilló en el piso.

»Justo aquí entre mis pies —dijo él, abriendo sus piernas.

Ella se movió delante de él y colocándose entre sus pantorrillas. Descansó su


mano en su hombro mientras veía la película puesta en marcha en la pantalla. En el
calor de sus dedos ahuecando su hombro, sentía un zumbido profundo dentro de
ella. Apenas vio lo que estaba sucediendo en la pantalla mientras se encontró
apoyada contra su rodilla.

Él acarició su cabello, sus dedos dividiendo las hebras suavemente mientras se


movían. Se sentía como una preciada mascota. Quería descansar su cabeza sobre su
rodilla y disfrutar de su atención.

Entonces el sonido de gemidos ahogado atrajo su atención a la TV.

Una mujer desnuda con una mordaza en su boca era atada a un poste mientras
que un hombre con el torso desnudo sacudiendo un látigo en la espalda. Los
sonidos suaves, que ella hizo se volvieron a gritos más agudos mientras el hombre
la golpeaba más duro, dejando marcas rojas en su piel.
La mandíbula de Ashley cayó mientras observaba. El hombre tiró la mordaza
de la boca de la mujer y le preguntó lo que quería. Ella le rogó que la tocara... la
follara.

El hombre dejó caer sus pantalones y sostuvo su pene totalmente erecto en su


mano, luego caminó hacia ella. Otro hombre desnudo apareció y la desató,
entonces él la empujó en su espalda hasta que ella estaba doblada hacia adelante. El
primer hombre empuja su polla en su boca. El otro hombre caminó detrás de ella y
empujó profundamente en ella, su gemido.

Ashley volvió la cabeza. No quería ver esto, sobre todo con Dare sentado aquí.
Vergüenza quemó a través de ella.

»¿No te gusta la película? —preguntó.


28
—No realmente.

—Llámame Señor Gallagher esta noche.

Oh, Dios. Su vergüenza quemado más caliente, como si fuera un adolescente


que la habían atrapado viendo porno.

»Ashley, gira la cabeza y ve la película.

Escuchó los gemidos de la mujer aumentando y ella quería ver… ver a los dos
hombres conduciendo sus pollas dentro de ella… entonces deseaba que el señor
Gallagher hiciera lo mismo con ella.

Pero ella no podía ver. Porque entonces ella tendría problemas para ocultarlo.

—No, señor Gallagher.

Él arqueó una ceja.

—¿Te estás negando?

Ella solo asintió con la cabeza.

Su expresión se volvió severa.

—Te dije que veas.

Ella aspira una bocanada, reconsiderando su posición, pero luego ella sacudió
la cabeza.

Él agarró sus hombros y se puso de pie, tirándola a sus pies con él.
»Te dije que habría consecuencias si me desobedecías. —La movió detrás del
sofá entonces presionó sobre su espalda hasta que ella se inclinaba hacia adelante,
justo como la mujer en la pantalla. Ashley agarró la parte posterior del sofá para
mantener el equilibrio, luego…

Sintió aire frío en su culo mientras él quitaba su falda fuera del camino. De esta
forma teniendo de frente la pantalla por lo que vio a las tres personas en la pantalla,
la mujer con una polla en su boca y la dirigiéndose dentro de ella desde atrás.

Entonces sintió la picazón de la mano del señor Gallagher abofetear a su culo.


Fue… vigorizante. Él golpeó otra vez y sintió el calor de su carne. Deslizó sus
dedos sobre su culo… reconfortando… entonces su mano se levantó y conectó con
su culo otra vez. Esta vez, ella gimió mientras la acariciaba, el dolor mezclado con
placer de su tacto.
29
Se encontró mirando la TV, viendo a la mujer tirar de la gran polla de su boca,
su mano firmemente alrededor de la base, y gime mientras el hombre detrás de ella
empuja dentro de ella. Los ojos de la mujer cerrados y ella gemía su liberación.

El interior de Ashley se tensa y ella anhelaba la misma liberación.

»¿Qué quieres ahora, Ashley? —preguntó el señor Gallagher.

—Quiero que tú... —Pero ella frena el resto de la oración. Ella no podía decirle
que quería que entrara en ella al igual que estaba haciendo el hombre en la
pantalla.

—Dime —exigió bruscamente.

—... quiero que me toques.

Su mano golpeó a través de su culo desnudo otra vez. Se encendió y se volvió


para mirar sobre su hombro con los ojos amplios.

—Eso no ibas a decir. —Luego sus dedos acarician entre sus muslos y sobre la
entrepierna de sus bragas.

Oh, Dios, ella estaba mojada y él tenía que sentirlo. Él podía decir que estaba
encendida.

»Pero voy a dejarte ir esta vez.

Él la nalgeó otra vez. Entonces le acarició sus pliegues fundidos a través de la


seda de sus bragas otra vez.
Ella no podía dejar su reflejo de empujar contra su mano.

Su toque se alejó y sintió la falda caer de nuevo en su lugar. Decepción se lavó


a través de ella.

»De pie.

Ella estaba parada y se volvió para enfrentarse a él.

»Te puedes negar. Está claro que ambos disfrutamos de las consecuencias. —
Sus acerados ojos perforaron en ella—. Pero si quieres este entrenamiento continúe,
nunca me mientas. ¿Comprendes?

—Sí, señor Gallagher —susurró.


30 —Eso es suficiente por esta noche. Regresa en una semana. Mientras tanto,
quiero que practiques lo que has aprendido hasta ahora, pero quiero que tomes el
liderazgo y práctica siendo dominante. Invita a tu amigo para ayudarte.

—No creo que él quiera…

—Él es tu amigo. Él querrá.

Todo en lo que Dare podía pensar era en la sensación del suave y redondo
trasero de Ashley en su mano, su piel calentada por su azote. No debería haberla
acariciado entre las piernas. La sensación de su humedad casi lo llevó al límite. Él
no había querido nada más que hundir su erección dura y palpitante en su dulce y
abrasador calor.

Pero se había contenido.

Sin embargo, la visión de sus ojos llenos de deseo casi había sido su perdición.
Ella claramente amaba que la tocara y le habría suplicado que la follara si él lo
hubiera presionado.

Y tal vez debería haberlo hecho. Pero simplemente se sintió incorrecto. No


porque fuera mayor, o porque fuera amiga de su ex hijastra. Ash era una adulta
ahora; su polla se crispó al pensar en su cuerpo bien proporcionado, pero ella había
acudido a él en busca de guía, no de un encuentro sexual.
Ella era nueva en esto. Vulnerable a sus propios deseos recién descubiertos. Y
por mucho que le gustaría satisfacer esos deseos, no quería aprovecharse de ella.

Así que la había enviado en su camino. Incluso sugirió que practicara con este
hombre en el que estaba interesada. Si él correspondía a los sentimientos de
Ashley… sentimientos que era demasiado tímida para expresar… entonces Dare les
habría hecho un favor, porque Ash se preocupaba por este hombre y quería más de
su relación, así que seguramente cuando fuera empujado en esta situación, el
hombre sería capaz de sentir la necesidad de Ash.

Dare entendió que no era necesariamente él a quien Ash quería. Ella solo
quería que un hombre fuerte le mostrara lo que era ser dominada.

Esperaba que el otro hombre estuviera a la altura.


31
Se sentó en el sofá y envolvió su mano alrededor de su adolorida polla,
pensando en la cálida humedad de Ashley contra sus dedos.

Joder, ¿a quién estaba engañando? Esperaba que el hombre se ahogara y que


Ash volviera a Dare incluso más necesitada. Él acarició su pene. Entonces tal vez
superaría su heroísmo y simplemente le daría lo que ella quería.

Lo que ambos querían.

—Así que, ¿cómo va todo? —preguntó Adam mientras corría junto a Ashley.
Ella había estado diferente la semana pasada desde que comenzó su investigación.
Más reservada.

—Bien.

Él rio entre dientes.

—¿Eso es todo? ¿Bien? Estás interpretando una relación Dom-sub con un


hombre extraño y solo dices que está bien.

Ella frunció los labios y asintió.

Él odiaba el hecho de que ella pareciera incómoda hablando con él al respecto.

—¿Fue incómodo?
—No, no incómodo.

—¿Así que te explica cosas? —preguntó, deseando que hablara sobre lo que
sucedió en estas sesiones.

—Uhm, sí. Más o menos.

—Seguramente puedes darme más que eso. Estoy interesado en cómo está
yendo.

Ella lo miró mientras corrían por el camino a través del parque.

—Eso está bien, porque tengo un favor que pedirte.

32 —Claro, ¿qué es?

—Bueno, Dare cree que debería pedirte que me ayudes a practicar.

Él sonrió.

—Podría hacer eso.

Esto podría funcionar perfectamente. Qué manera más grandiosa de obtener


una pista de lo que sucedió durante su entrenamiento. E incluso mejor, le daría una
oportunidad de pasar tiempo con ella. Y tal vez darle una probada de su propia
forma de dominación.

—Espera, ¿qué dijiste sobre un desafío1? —preguntó.

Sus ojos se abrieron con sorpresa y ella negó con la cabeza.

—Oh, nada.

—Ash…

—Solo mencioné su nombre. Es Dare.

Sus ojos se estrecharon.

—¿Cuál es su apellido?

Pero este no podría ser el mismo Dare. El hombre que había conocido en la
universidad. El hombre que… Solo el pensamiento hizo que su pecho estuviera tan

1
Dare en español se traduce como desafío.
apretado que apenas podía respirar. Redujo la velocidad y se dirigió a un banco
cercano y se sentó para recomponerse. Ash lo siguió.

Realmente esperaba que no fuera el mismo Dare. Ese hombre solo tenía cinco
o seis años más que Adam. Y era rico y excepcionalmente apuesto. Él solo tenía
que mirar a una mujer con sus convincentes ojos azules y ellas se derretían en un
charco a sus pies.

Ashley se sentó a su lado.

—Yo… no quería mencionarlo pero… el hombre que me está ayudando con mi


investigación es Darien Gallagher. No quise dejar que se me deslizara su nombre.

¡Mierda!
33
Escuchar ese nombre nuevamente fue como un puñetazo en el estómago.

—¿Por qué? —preguntó. ¿Sabía ella lo que había pasado?

—Bueno, cuando te preguntaba sobre tu pasantía con él, siempre te cerrabas,


así que pensé que había algo de tensión entre ustedes dos. Pensé que era mejor
simplemente no mencionarlo.

Tensión era un eufemismo. El hombre le había destrozado la vida.

Y ahora tenía miedo de que lo volviera a hacer robándole a Ashley.

Adam se sentó en la silla del rincón del sofá mientras Ash desaparecía en la
cocina. Esta noche sería… interesante, por decir lo menos. Ash iba a practicar sus
habilidades de Dom en él.

Ashley caminó hacia él con una botella de vino y dos copas, que colocó en la
mesa cerca del sofá y se sentó. Ella miró en su dirección con incertidumbre.

—No tienes que estar nerviosa —dijo—. Solo soy yo.

Su cabeza se balanceó hacia arriba y abajo en un asentimiento.

—Lo sé. Es solo que… no estoy segura de cómo empezar.

—Bien, bueno, ¿qué hizo tu mentor?


Ella ya le había explicado que Dare le estaba enseñando con el ejemplo, lo que
hizo que Adam se pusiera nervioso porque estaba seguro de que no pasaría mucho
tiempo antes de que Dare le ordenara que hiciera cosas íntimas y eróticas. Ash
había insistido que no era así. No es que él hubiera preguntado, pero ella había
sentido la necesidad de explicarlo.

Pero el hombre era solo humano y Ash era… bueno, ella era dulce y un poco
tímida… y deliciosamente sexy. Era el sueño de cualquier Dom. Tenía que ser
salvajemente excitante tenerla sentada frente a él, lista y dispuesta a someterse a su
voluntad.

Adam se estaba poniendo duro solo de pensarlo.

—Um… bueno, él me preguntó qué quería hacer. —Se mordió el labio—. Creo
34 que… ya sabes… porque quería tomar una situación cotidiana y mostrarme cómo
podría… ya sabes… cómo podría convertirla en una situación de Dominante-
sumisa.

—¿Qué le dijiste?

—Dije que me gusta ver películas contigo. Es por eso que sabe de ti y sugirió
que practicara contigo.

—¿Él sabe de mí? —¿Cuánto sabía él? ¿Solo que era amigo de Ash, o que él y
Dare ya se conocían el uno al otro?

Sus mejillas se pusieron rosadas.

—Bueno, no de ti. Solo que eres mi amigo y corremos juntos. Y vemos


películas.

—Él pensó que yo era tu novio. —Por eso ella estaba actuando así.

Ella asintió.

—Pero lo corregí. Que solo somos amigos.

Adam quería que su relación fuera más, pero se animó por su reacción. Si ella
realmente pensara en él como solo un amigo, sin perspectivas románticas, no
estaría tan nerviosa.

—Muy bien. Así que vemos una película. —Se levantó y caminó hacia el
televisor.

—Espera, ¿qué estás haciendo? —preguntó ella.


Él se volvió hacia ella.

—Voy a poner una película.

—No, pero… eso lo arruina. Necesito… ya sabes… ordenarte que lo hagas.

Él sonrió.

—Está bien, lo siento. —Se sentó de vuelta en la silla—. ¿Y vas a ordenarme


que me deshaga primero de mi bóxer?

Sus ojos se agrandaron, luego miró hacia otro lado.

—No, claro que no.


35 Idiota, se reprendió a sí mismo.

—Lo siento, Ash. Solo estaba bromeando. Sigue adelante.

—Um, está bien. Bueno, primero, sírvenos un poco de vino.

Él alcanzó la botella. Ella ya había aflojado el corcho, así que lo liberó y sirvió
el rosado en las dos copas.

—Bien, y cuando haces algo… —Frunció el ceño—. Quiero decir, cuando te


digo que hagas algo, entonces respondes con un “sí”… uhm… supongo que
“Ama”.

Él sonrió.

—¿En serio?

Ella inclinó la cabeza.

—Lo siento. Piensas que esto es realmente tonto. No tenemos que hacer esto.
—Ella se levantó, claramente lista para sacarlo por la puerta.

—No, está bien, me comportaré. —Él sonrió de nuevo—. ¿A menos que


quieras castigarme?

Su mirada se clavó en él, luego se rio nerviosamente.

Joder, su polla palpitó al darse cuenta de que el pensamiento la excitaba. Y era


muy posible que el castigo hubiera funcionado en su escenario con Dare la otra
noche.
—Ash, hagamos exactamente lo que hiciste con tu mentor.

Ella asintió, luego respiró profundamente.

—Camina hacia el televisor y recupera la película que está en el estante


superior del reproductor de Blu-ray, luego ponla en la máquina.

—Sí, Ama.

Él se levantó y recuperó la película. Era una comedia romántica. Película para


chicas en toda su magnitud. La puso en el reproductor y luego regresó a la silla.

—Aquí, a mí lado —dijo dando unas palmaditas en el sofá a su lado.

36 Él sonrió.

—Sí, Ama. —Se sentó a su lado.

—Ahora quítate los zapatos.

Echó un vistazo a sus pies cubiertos por calcetines.

—Me quité los zapatos cuando entré.

—Oh, cierto. Bueno. Así que ahora, quiero que te arrodilles frente a mí.

Se dejó caer al suelo y se arrodilló frente a ella. Estaban cara a cara y ella lo
miró con sorpresa.

—No, quiero decir… uh… a la inversa. Quiero que te arrodilles frente a mí


mientras vemos la película.

—Si me doy la vuelta, mis pies chocarán contra tus tobillos.

—Cierto. —Ella abrió las piernas, luego tiró rápidamente de su falda para
cubrir su ropa interior expuesta, pero demasiado tarde. Él había captado un
seductor vistazo de encaje azul bebé.

Se giró y se arrodilló frente a ella, pero mantuvo las piernas estiradas en lugar
de sentarse sobre sus pantorrillas, sabiendo que estaba bloqueando su vista.

Ella apoyó su mano en su hombro, enviando calor a través de él. Lo acarició,


pero luego lo empujó un poco hacia abajo. A propósito no tomó la indirecta.

—Uhm… quiero que… —Empujó hacia abajo—. ¿Puedes arrodillarte más


abajo?
—Sí, Ama.

Él dobló sus piernas, luego se inclinó hacia atrás un poco, sintiendo sus sedosos
muslos a cada lado de él. Mierda, esto era una tortura, pero oh, una muy buena.

Sus dedos acariciaron su cabello, enviando ondas de conciencia a través de él.


Él quería recostarse y descansar su cabeza contra sus pechos. Para disfrutar de sus
suaves caricias sobre su cabello mientras observaba su adorable rostro.

Entonces quería darse la vuelta y arrastrarla entre sus brazos y consumir su


boca, luego presionarla de vuelta en el sofá y merodear sobre ella.

—Oh, esto no está funcionando. Debes estar duramente aburrido.

37 Tuvo que sofocar una risita. Ciertamente estaba duro, pero no porque estuviera
aburrido.

—No sé qué estoy haciendo —se lamentó.

—Ash, no estoy aburrido, y estoy feliz de hacer lo que sea que necesites. Solo
relájate. ¿Qué hiciste la otra noche con él? ¿Vieron toda la película?

—No. Yo… no me gustó la película. Creo que él escogió algo para empujarme
deliberadamente a desobedecer. Quiere que entienda que está bien negarme si me
siento incómoda.

—Eso es bueno. Así que, ¿protestaste?

—Sí. Quiero decir, más o menos. Dejé de verla.

Se volvió hacia ella.

—¿Qué hizo él cuando desobedeciste? ¿Te castigó?

Ella se mordió el labio y asintió.

Joder, quería preguntarle si Dare había expuesto su culo desnudo. Si él había


ahuecado su redonda carne en su mano y luego la había azotado hasta el dolor.
Pero el rubor en sus mejillas le aseguró que eso era lo que había sucedido.

Ella levantó su mirada hacia él, luego sus ojos azules se abrieron. Su sonrisa se
había desvanecido y ella debía saber que él estaba locamente excitado. Dios, apenas
podía resistir su profundo anhelo de besarla. Sus labios se veían tan aterciopelados
y suaves… su cuerpo se tensó… ¿se separarían para su lengua? Ante el pensamiento
de deslizarla dentro de su cálida boca, el dolor en su interior se convirtió en una
necesidad intensa. Podía imaginar su lengua deslizándose sobre la de él, y luego
abriéndose cada vez más a medida que profundizaba el beso.

Él quería deslizar sus brazos alrededor de ella y acercarla. Sentir sus suaves
pechos presionados contra él y… oh, mierda, sus pezones apretados brotando para
él. Anhelaba acariciar uno. Quería sentir el duro botón contra su pulgar. Y escuchar
sus gemidos de placer mientras la provocaba hasta un delicioso estado de
excitación.

De repente, se dio cuenta de que en realidad había comenzado a inclinarse


hacia ella. Sus ojos estaban muy abiertos, observándolo.

Mierda, ¿qué demonios estaba haciendo?

38 Él retrocedió y miró a sus ojos aturdidos.

—Volvamos a practicar tu dominación —dijo.

—Por supuesto.

Echó un breve vistazo al televisor y luego a ella.

—Entonces, Ama, ¿qué pasa si le digo que no quiero ver la película?

—Te ordeno que la veas —dijo ella con firmeza.

—¿Y si me niego? —Las palabras simplemente salieron.

—Entonces tendré que castigarte —dijo, luciendo nerviosa.

Su polla se endureció ante la idea de que ella podría azotarlo en el trasero. La


idea de su pequeña y femenina mano conectando con su duro culo; Dios, ¿le diría
que se bajara los pantalones? envió sus hormonas a una carrera.

Era demasiado. Necesitaba sentirla contra él.

Él ahuecó su rostro en sus manos, y la atrajo hacia sí. Ella inclinó su cabeza y
sus labios rozaron los suyos.

El simple toque de su suavidad contra su boca hizo que su polla se hinchara


aún más. Luego ella presionó su lengua en su boca y él gimió. La pasión se
encendió entre ellos y él la sostuvo fuertemente contra su cuerpo otra vez. Sus
labios se movieron seductoramente sobre los suyos y para cuando sus bocas se
separaron, él estaba totalmente fuera de balance.

—Joder, Ash. Eso fue un beso.


Ella sonrió, sus ojos llenos de deseo.

—No sabes cuánto tiempo he estado esperando que hagas eso.

—Mira, Ash. Eso fue solo un error. No podemos seguir por este camino.

—Pero… ¿por qué no?

—¿Cuántas razones quieres? Soy más viejo que tú, soy amigo de tu hermano..

—No me importa la diferencia de edad. Y tú y Brad no han sido cercanos


desde que se mudó a San Diego. Tú y yo somos más cercanos ahora.

Él frunció el ceño.
39 —Y yo soy tu jefe.

Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello.

—Eso no importa.

—Lo hace. Las cosas se complicarán. Se pondrá incómodo en el trabajo.

Él tomó sus muñecas y se desenredó de sus brazos.

—Lo siento, Ash. Esta es solo una muy mala idea.

Ashley se metió en la cama, todavía punzando por el rechazo de Adam. Estaba


segura de que él había estado tan afectado por ese beso como ella.

Ella podría no haber estado segura sobre su interés cuando era más joven, pero
estaba bastante segura de que había visto un interés latente en sus ojos a veces
cuando estaban juntos. Como esa vez cuando ella fue a su casa a nadar y usó ese
bikini extra escaso. Ella había visto una reacción muy masculina. Casi había
pensado que él la atacaría.

La teoría de Jessica era que Adam era gay, y simplemente mantuvo sus
relaciones en secreto. Ashley no entendía por qué lo haría, la gente de Autumn’s
Ridge lo aceptaría, pero no creía esa teoría. Especialmente ahora, después de ese
beso.
Ella jaló las mantas a su alrededor. Él le había dado sus razones. Lo de la edad,
su amistad con su hermano, el hecho de que él era su jefe. Pero ella creía que había
más que eso.

Sabía que algo había sucedido cuando él estaba en la universidad. Alguna


relación había salido mal, y él había salido herido. Bastante.

En los dos años que ella había trabajado para él, nunca le había conocido una
cita. Al menos, nunca le contó de una. Lo cual era extraño porque hablaban de casi
todo lo demás en sus vidas. ¿Podría eso tener algo que ver con por qué se resistía a
su atracción mutua?

Si solo ella lograra que se abriera al respecto.

40

Ashley se hundió en su silla mientras veía a Jessica pinchar su cena. Jess estaba
tratando de comer más saludable, y la había invitado a probar una nueva receta.
Ella estaba probando platos de pescado, y el salmón estuvo delicioso.

—¿No te gusta? —preguntó Ashley.

—Oh no. Sí. —Jess tomó el último bocado, luego empujó su plato a un lado—.
Solo estoy un poco distraída. Ha sido una semana ocupada.

—¿Problemas? —Ashley sabía que Jessica amaba su trabajo como compradora


de una boutique de moda, pero también sabía que la política y las diferencias
creativas con el gerente a veces frustraban a Jess.

Jess la miró en su dirección.

—¿En el trabajo? No, todo está bien.

Ashley bebió su vino.

—Está bien, si todo en el trabajo está bien, entonces ¿qué te está molestando?

Jess suspiró y se levantó, recogiendo su plato. Ashley hizo lo mismo y ayudó a


despejar la mesa, luego llevó los platos a la cocina. Jess arrojó jabón en el fregadero
y abrió el agua. Las burbujas bailaron mientras el fregadero se llenaba.

—No es que haya algo que me moleste —dijo Jess—, pero quería decirte algo.
—¿Oh? ¿Qué es?

Jess puso los platos en el fregadero y comenzó a lavarlos. Jess agarró una toalla
de té, recogió una copa de vino y la secó.

—Bueno, me hice amiga de Dare Gallagher en Facebook.

Ashley se secó un plato.

—¿Por qué?

Jess se encogió de hombros.

—No lo sé. Lo he hecho con padres de otros amigos. Ya sabes, solo para ver
41 cómo están y mantenerse en contacto. No sabía si él me recordaría, pero solíamos
pasar mucho tiempo en su casa con Helen en la preparatoria.

Ashley sonrió.

—Estoy segura de que todavía te recuerda. —Se apoyó en el mostrador—. Pero


apuesto a que lo que querías era ver si estaba publicando algo sobre él y sobre mí.

Jess asintió.

—Sí, supongo. No es que pensara que sería abierto al respecto, pero podría
decir algo. Y tal vez habría alguna pista sobre otras relaciones. Y fotos.

Ashley sonrió.

—Entonces querías ver si hay fotos calientes de él.

—Culpable.

—Y creo que estás siendo un poco suave. Apuesto a que esperabas que pudiera
haber algunas fotos de él y Helen, o su madre. O que tal vez estén hablando en
Facebook. —Ashley agarró otro plato y lo secó—. A pesar de que afirmas que no te
molesta que hayamos perdido el contacto con Helen, creo que esperabas ver cómo
le está yendo.

Jess cerró el fregadero y, mientras el agua se iba, comenzó a guardar los platos
que Ashley había puesto en el mostrador.

Jess frunció los labios.

—Si ese es el caso, entonces ¿por qué no crees que solo le enviaría la solicitud a
Helen?
Ashley le apretó el brazo y sonrió.

—Porque ambas sabemos que no quieres ser la primera en romper el hielo entre
ustedes dos. Pedir ser su amiga te haría vulnerable si ella se negara.

Ashley se dio cuenta de que Jess también se había vuelto vulnerable al rechazo
de Dare.

—Oh, Jess, ¿es eso lo que pasó con Dare? ¿Te rechazó?

—No, él me aceptó.

—Eso está bien. —Ashley se alegró de que Dare no hubiera rechazado a su


amiga. Agarró un trapo y limpió el mostrador mientras Jess ponía las sobras en la
42 nevera.

—¿Encontraste algo interesante en su perfil?

Esta vez Jess sonrió.

—¿Quieres decir que si encontré algo sobre ti? —Se rio—. No, nada Así que
eso es bueno.

Cierto, Ashley se alegraba de no haber estado difundiendo que ella era sumisa,
o que la estaba entrenando, eso sería muy embarazoso, por supuesto. Pero estaría
bien si hubiera mencionado algo sobre haber conocido a una mujer interesante o
haber comenzado un proyecto interesante, o cualquier cosa que se refiriera a lo que
estaban haciendo.

Pero, por supuesto, ella solo estaba siendo tonta. No decir nada era lo mejor.
Y sabía que Darien Gallagher era un hombre muy privado. En cierto modo, se
sorprendió de que incluso tuviese un perfil de Facebook. Pero en estos días y edad,
por supuesto que lo haría.

Jess agarró una segunda botella de vino y la abrió, luego sirvió dos copas.
Ashley la siguió a la sala de estar y se sentó.

—El caso es que —dijo Jess—, poco después, recibí una solicitud de amistad de
Helen.

El shock recorrió a Ashley.

—¿De verdad? Eso es sorprendente... es genial que esté en contacto contigo de


nuevo. Es una gran coincidencia.
Jess descansó en el sofá, con la copa de vino llena en la mano.

—En realidad, no lo creo. Creo que vio que me hice amigo de Dare y eso la
impulsó a contactarme.

—¿Contactarte?

—Bueno, sí. Después de darle la amistad, me envió un mensaje. —Jess bebió


su vino.

—¿Qué te dijo?

—Me dijo que había escuchado que Dare estaba en la ciudad por un par de
meses trabajando en un negocio y me preguntó si me lo había encontrado. Le dije
43 que no.

Un escalofrío recorrió a Ashley.

—No dijiste nada sobre que él y yo... eh... —Se mordió el labio—. Bueno, por
supuesto, sé que no lo harías.

—No, no dije nada sobre él y tú. Ni siquiera que lo has visto. Especialmente
porque no sé por qué estaba tan interesada en si lo había visto o no, o que estoy
conectando con él en absoluto.

Ashley levantó la almohada detrás de ella, luego se inclinó hacia atrás.

—Creo que estás leyendo más de lo que hay. Probablemente ella vio que él te
aceptó y le hizo pensar que sería bueno volver a conectar contigo.

Una parte de Ashley estaba celosa de que Helen no hubiera pensado en ponerse
en contacto con Ashley, también. Helen y Ashley habían sido mejores amigas
durante años antes de que Jessica se mudara a la ciudad cuando eran adolescentes.

Ya que la madre de Ashley había muerto cuando tenía ocho años, su padre
siempre la había obligado a cuidar de sí misma. Mantener sus emociones bajo
control y lidiar con ellas por su cuenta. No depender demasiado de nadie. Pero a
veces, necesitaba hablar con alguien sobre sus sentimientos. Y Helen siempre había
estado allí para ella. Ella había entendido el dolor de Ashley.

Pero cuando Jessica apareció, de repente Jessica y Helen habían sido mejores
amigas y Ashley se había sentido como una extraña. No es que no la incluyeran,
pero ellas dos parecían compartir mucho más. Jessica siempre estaba dispuesta a
probar cosas nuevas y superar los límites, lo que les causaba más problemas en más
de una ocasión. Eso fascinó a Helen, que quería liberarse de su imagen nerd,
inteligente y hacerse más popular. Luego, un año antes de la graduación, era Helen
la que parecía buscar problemas. Para el final, pareció alejarse de las dos. Fue
entonces cuando Jessica y Ashley se hicieron más cercanas.

Pero ahora que Helen estaba en contacto con Jessica otra vez, Ashley se sintió
realmente excluida.

Dare estacionó su auto, después se dirigió al banco frente al pequeño estanque


en el parque donde Ashley había pedido que se reunieran. Ella ya estaba sentada
allí, arrojando pequeños trozos de pan a algunos patos. Levantó la mirada cuando
44 él se acercó.

Le había dicho por teléfono que quería hablar con él fuera de sus sesiones. Él
sospechó que quería terminar su mentoría. Probablemente encontró que lidiar con
su excitación recién descubierta al ser castigada era demasiado difícil lidiar con ello.

Él estaba decidido a convencerla de continuar.

—Gracias por venir —dijo mientras se sentaba a su lado.

—Por supuesto. ¿De qué quieres hablar?

Frunció sus labios.

—Siempre eres muy directo, ¿no es así?

—Mantiene las cosas simples.

Ella asintió y arrojó unas cuantas migas más a las aves, después puso la bolsa
en el banco a su lado.

—Quería hablar contigo sobre… uh… bueno, cuando estamos juntos, parece
haber… —Se mordió el labio, y después tomó una respiración—. ¿Recuerdas esa
primera vez cuando dije que no debería haber nada sexual entre nosotros?

—Sí, lo recuerdo. Y he estado usando eso para forzarte a establecer tus límites
para que entiendas el poder que tienes incluso como una sumisa.

—Pero el resultado es que… —Jugueteó con el nudo al final de su chaqueta—.


Bueno, podrías decir que lo que has estado haciendo fue… excitante para mí.
Él sonrió.

—Sí, podría hacerlo.

—Entonces, me gustaría encontrar una manera de continuar con el juego de


roles, pero mantenerme alejada de cualquier cosa sexual.

—¿Por qué?

Ella comenzó, mirándolo con ojos muy abiertos.

—Uh… me haría sentir más cómoda.

—Ash, no estás haciendo esto para estar cómoda. Estas haciendo esto para
45 explorar algo nuevo y diferente. Algo que te excite.

—Es solo investigación para un artículo —tartamudeo.

—No, es más que eso. Estas curiosa sobre cómo sería estar en una relación de
Dominante-sumisa. Una relación sexual. Y eso te asusta. Porque te empuja fuera
de su zona de confort.

Él levantó su mano frente a ella y ella se recostó en el banco de madera,


claramente pensando que iba a estrecharla entre sus brazos, pero él levantó la bolsa
de pan y les arrojó algo a los patos que permanecían cerca del banco.

»Ash, no es mi culpa que estés excitada por la situación Dominante-sumisa. Si


no lo estuvieses, no te empujaría en esa dirección, pero claramente lo estás.

—Pero eso no significa que tengamos que ir en esa dirección.

Él rio entre dientes.

—No tenemos que hacerlo. Pero quieres hacerlo. Y quieres que te empuje.

—No, no quiero. —Incertidumbre marcaron sus palabras.

Se giró hacia ella, bloqueando su mirada con sus amplios ojos azules.

—Ash, te dije que no me mintieras.

Ella se enderezó, mirándolo con incertidumbre.

»Creo que la idea de explorar una relación sexual conmigo… —continuó él—,
donde te domine completamente… te estimula. Pienso que quieres proseguir más
que nada. —Se inclinó más cerca—. Donde te ordene que me hagas cosas sexis.
Como decirte que te quites la ropa y te arrodilles frente a mí. Sacar mi polla y
tomarla en tu boca, después chuparla hasta que me venga en tu boca.

Su respiración ligeramente tocó su cuello, enviando un hormigueo bailoteando


a lo largo de su piel.

Su voz se volvió un gruñido ronco y bajo.

»Donde te empuje contra la pared y te tome duro y rápido.

Cuando alejó un mechón de cabello de su cara, ella contuvo la respiración, sus


grandes ojos brillando con deseo.

Él rozó sus labios contra su sien.


46 »Dime que estoy equivocado.

Ashley aspiró aire, mirando a sus intensos ojos de medianoche, su cuerpo


temblando con el ligero toque de sus labios. En el momento que se había sentado a
su lado, el latido de su corazón se había acelerado y había encontrado cada vez más
difícil de respirar. El solo hecho de estar cerca de él la convertía en una loca de
necesidad, y la idea de él dominándola enviaba escalofríos de excitación a través de
ella.

Él tenía toda la razón. Quería explorar estas nuevas sensaciones. Ser


controlada por él y llevada a un nuevo reino de erotismo.

—Ya ves, no puedes. ¿Entonces quieres hacerlo? ¿Quieres terminar nuestras


sesiones?

—No, no quiero. Yo…

—Entonces dime de qué se trata esto en realidad.

Ella exhaló.

—Es solo que… eres el padrastro de mi amiga y no creo que a ella le gustaría si
algo pasara entre nosotros.

—¿Eso es lo que te molesta? Primero, Helen ya no es mi hijastra. No lo ha sido


por años. ¿Y cuánto tiempo ha pasado desde que interactuaste con ella?
—Seguro, pero…

—Sin peros. Ash, no puedes permitir que lo que quieran otras personas, o lo
que pienses que quieren, dicte lo que quieres hacer. Si quieres algo, ve por ello. Ya
sea el amigo con el que quieres tener una relación romántica o tener una
experiencia sexual ilícita conmigo.

Sus labios se elevaron en una sonrisa.

—¿Ilícita?

Él rio.

—Bueno, eso lo hace sonar más excitante, ¿no es así?


47 Ella miró sus ojos, sintiéndose atrapada en las profundidades azul intenso.

—Todo sobre ti es excitante.

Una sonrisa apareció sobre su rostro, amplia y devastadoramente sexy.

Oh, Dios, no podía creer que hubiera dicho eso en voz alta.

Él tomó su mano y se levantó.

—Ven conmigo.

—¿A dónde vamos? —preguntó mientras la llevaba por el sendero entre los
arboles hacia la carretera.

—Vamos de vuelta a mi casa.

—Pero…

Se detuvo y se giró. Con su impulso hacia adelante, colisionó con su cuerpo.

Su gran, duro y musculoso cuerpo.

Sus manos agarraron sus brazos, entonces sus labios capturaron los de ella. Ella
se puso de puntillas, necesitando estar más cerca. Necesitando sentir sus labios
presionando más fuerte en los de ella. Su lengua entró en su boca y ella murmuró
suavemente. Él tomó su boca con pasión, consumiéndola. Pero luego el beso se
suavizó, volviéndose casi tierno. Sus brazos se deslizaron alrededor de ella y la
atrajo más cerca, como un amante cariñoso, mientras seducía su boca con sus
talentosos labios.
Ella se derritió contra él, su corazón latiendo frenéticamente, sintiendo el eco
de su propio latido contra ella.

Después, él se alejó, su mirada solemne sobre ella.

—Tienes una elección en cada paso del camino, pero debes saber que cuando te
tenga en mi casa, voy a forzarte a dejar cada una de tus barreras y aumentar tu
necesidad a un punto álgido, y después voy a tomar total ventaja de la situación y te
llevaré a un lugar que nunca has estado antes. Y te advierto, que rápidamente
perderás la voluntad de decir no. Así que, decide cuidadosamente antes de decir
que vendrás conmigo.

Él la miró fijamente, esperando.

48 Ella debería decir no. Debería irse ahora mismo.

Pero “debería” era una palabra que ella resistía. Era auto-limitante e imponía
barreras externamente. Porque ella podía hacer todo lo que quisiera. La única que
tenía derecho a dictar lo que hacía o no hacía era ella.

Y lo que quería hacer… lo que el abrumador deseo ardiendo dentro de ella


insistía en hacer… era ir con él. Quería someterse ante él. Ser vulnerable ante él.
Confiar en él y entregarse a él en todos los sentidos.

Tan pronto como la puerta se cerró detrás de ellos, Dare envolvió a Ashley en
sus brazos y la besó. Ella se derritió contra él, el calor del deseo que se había estado
construyendo en el viaje aquí llenándola con anticipación.

Luego él se alejó. Ella solo podía ver un parpadeo del calor en sus ojos
mientras entrenaba su expresión a una de autoridad calmada.

—Harás todo lo que te diga más tarde. No discutirás o dudaras. ¿Entiendes?

—Sí, señor.

—Señor. Me gusta. Te dirigirás a mí como Sr. Gallagher o señor. Sígueme.

Él la dirigió hacia las escaleras, luego subieron al segundo piso. A través de las
grandes puertas dobles al final del pasillo ella logró ver una gran cama con dosel en
caoba profunda. Ella lo siguió hacia esta, pero luego él se detuvo en una puerta a la
derecha y la abrió. Encendió una luz, eliminando la oscuridad y la condujo al
interior. Ella miró a su alrededor, sus ojos se abrieron de par en par ante el
mobiliario de madera toscamente tallada alrededor de la habitación. Una gran
pieza en forma de X en una esquina, de aproximadamente dos metros de altura con
esposas en esta. Bancos acolchados de diferentes formas, todos con restricciones. Y
un armario alto a lo largo de la pared.

Y una cama a un lado, cubierta con sábanas negras.

Él la guio a una silla grande y se sentó. Ella se quedó esperando con


incertidumbre.

»Ven acá.

Ella dio un paso hacia él.


49
»Desbrocha tu blusa.

¿Él quería que ella se desnudara? Oh, Dios, esto se estaba volviendo demasiado
real muy rápido.

Pero ella obedeció. Sus dedos se movieron al botón superior y lo desabrochó.


Luego el segundo. Su piel se sonrojó cuando la blusa se abrió lentamente,
revelando una visión de su piel desnuda y su sostén de encaje debajo.

Cuando ella terminó con el botón inferior, ella deslizó sus manos por la solapa,
lista para abrir la blusa, pero él la tomó de las manos y la atrajo hacia sí.

»Haz solo lo que te digo y nada más —dijo, su voz denotando un hecho.

Él colocó sus manos a los costados de ella y luego separó lentamente su blusa,
revelando sus pechos ataviados en encaje. El calor de su mirada la quemaba
mientras miraba sus hinchados pechos, los pezones empujando el fino encaje. Él
deslizó la blusa sobre sus hombros y por sus brazos cayendo al suelo.

Las manos de él se deslizaron por las cosillas, luego debajo de sus pechos y un
pulgar se deslizó sobre el duro nudo. El aliento de ella quedó atrapado ante las
increíbles sensaciones que vibraban a través de ella. Luego su otro pulgar rozó su
segundo pezón y pensó que sus rodillas se doblarían.

»Date vuelta.

Ella giró, y una vez que ella estaba de espaldas a él, sintió los dedos trabajando
los broches del sujetador. Luego lo soltó. Él le quitó las correas por sus hombros y
ella lo dejó caer siguiendo a la blusa en el suelo.
»Ahora vuélvete hacia mí.

Oh, Dios, cuando ella se volteara la vería desnuda de la cintura para arriba.
Ella se sentía vulnerable e insegura.

Pero se giró.

Y cuando lo hizo, la admiración en los ojos de él mientras miraba fijamente sus


pechos completos la llenó con delicia. Ella quería correr sus manos debajo de estos
para alzarlos. Moverse más cerca y ofrecérselos a él.

»Tienes pechos hermosos. ¿Te gusta que los esté viendo?

—Sí, Señor Gallagher.


50 Él sonrió.

—Bien.

Él envolvió sus manos alrededor de su cintura y la acercó, luego con una mano
en la parte baja de su espalda, él acunó su pecho con la otra mano. Él calor de su
gran mano masculina alrededor de ella envió sus hormonas en espiral. Luego él se
inclinó hacia adelante y cubrió la aureola con su boca. Su lengua empujando su
duro pezón… luego succionó.

—Ohhh —gimió ella.

Él lamió y mamó por unos minutos más antes de pasar al otro. Cuando tomó
eso en su boca caliente, ella gimió de nuevo.

—Ahora quítate los jeans.

Ella desabrochó sus pantalones y bajó la cremallera. Observó su mirada


ardiente mientras ella empujaba el material por sus caderas y los dejaba caer. Ella
salió de estos y los pateó hacia un lado.

»Gírate.

Ella le dio la espalda, consciente de que su mirada ardiente se posaba en su


culo desnudo.

Sintió los labios de él sobre ella. Revoloteando sobre su carne redonda en besos
ligeros como mariposas. Tan delicados y sexy. Luego acarició la endeble tela de sus
bragas, rozando contra sus pliegues derretidos.

Oh, Dios, ella pensó que ella moriría. Esto fue tan intensamente íntimo.
Sus dedos se deslizaron bajo el encaje elástico de la tanga y la empujó hacia
abajo. Pronto, él se quitó la última tela que cubría su cuerpo desnudo. Él presionó
su mano contra su espalda y la empujó hacia adelante hasta que ella se inclinó.

Él la estaba observando. Podía sentirlo. Mirando sus íntimos pliegues.

Entonces ella saltó cuando sintió su boca tocarla. Su lengua presionó sus
pliegues y la lamió.

Él apretó sus muslos, abriéndola hacia él, luego su lengua se hundió más
profundamente en ella. Su mano regresó a su espalda y la apretó aún más, luego su
boca la cubrió. Él encontró su clítoris y se burló de ella.

—Oh sí.
51
—¿Te gusta eso?

—Sí, señor Gallagher.

La punta del dedo de él rozó su clítoris. Ella sofocó un gemido cuando se


estremeció sobre el pequeño brote. El placer onduló desde ese lugar hasta su mismo
centro.

La lamió de nuevo cuando sus dedos se sumergieron en ella. Solo un poco.


Tentador.

Luego los sacó. Así como su boca.

—Ashley, ven y párate frente a mí.

Ella se levantó y se volvió hacia él.

Él metió sus manos debajo de sus pechos y se levantó, mirando a cada uno. Él
los acarició suavemente. Las chispas se encendieron desde sus pezones hasta su
núcleo interno.

—Eso se siente tan bien, señor Gallagher.

Se inclinó hacia adelante y lamió su pezón, amamantó por un momento,


volviéndola loca, luego lamió la otra. Cuando él se alejó, abandonando sus pechos
necesitados, ella gimió desilusionada.

—Ahora es tiempo de que hagas algo por mí.

—Cualquier cosa, señor.


Él sonrió.

—Híncate.

Ella se hincó, consciente del bulto creciendo en los pantalones de él.

—Desvísteme.

—Sí, señor.

Ella comenzó con el botón superior de su camisa y lo desabrochó, captando un


destello de duro músculo debajo. Eso se expandió mientras desabrochó el segundo,
luego el tercero. Cuando ella la tuvo completamente abierta, ella recorrió con sus
manos el estómago de él, luego sobre su pecho, deleitándose ante la sensación de
52 los músculos esculpidos duros como roca debajo de las puntas de sus dedos.

Ella le quitó la camisa, luego su mirada cayó a sus pantalones. Ella desabrochó
el botón y bajó la cremallera. Lentamente. Dentro, ella pudo ver su gruesa, polla
hinchada tirando del ligero algodón de sus calzoncillos. Se puso de pie, su cuerpo
se movió más cerca de ella, y se bajó los pantalones. Luego esperó, sus calzoncillos
todavía cubrían apenas su pene distendido.

Ella metió los dedos debajo del elástico y los bajó, lentamente. Su mirada se
fijó en la cabeza expuesta de su polla, y luego en el largo eje mientras tiraba de la
tela. Ella empujó los calzoncillos por sus gruesos muslos hasta el suelo, luego miró
su pene largo y duro, apuntando directamente al techo.

Tal vez parecía tan increíblemente largo porque lo estaba mirando, pero
cuando ella se enderezó, él se sentó y ella lo miraba de cerca, con los ojos muy
abiertos.

»Oh Dios mío. Es tan grande.

Él se rio entre dientes.

—Cierto. —Luego él se inclinó hacia adelante y presionó sus labios en su


oreja—. Y pronto estará dentro de ti.

Las palabras habladas suavemente giraron dentro de su oído y ella absorbió


respirando. Sí, ella quería eso. Tanto.

»Ahora chúpala —dijo él.

—Sí, señor —murmuró ella, hipnotizada ante su monumental eje.


Ella envolvió su mano alrededor de la base, apenas pudo mover sus dedos
alrededor, luego se inclinó hacia adelante y presionó sus labios en su punta.

Era su turno de gemir, una expresión suave, pero masculina.

Ella arrastró su lengua sobre él, saboreando la gotita salada brillando cerca de
la pequeña abertura en la corona. Luego ella pasó su lengua sobre él otra vez.

Ella abrió la boca y tomó su cabeza con forma de hongo dentro de su boca.
Girando la lengua debajo de la cresta, se deleitó con el sonido de sus murmullos de
aprobación.

Su mano acarició arriba y abajo su eje duro mientras ella jugueteaba con su
pene escuchando su rápida respiración. Ella se deslizó hacia abajo, tomando todo
53 lo que pudo, y luego se deslizó hacia arriba de nuevo, siguiendo su mano. Él la
observó, sus ojos ardiendo de deseo.

Su otra mano se deslizó hacia abajo hasta que sintió sus sacos suaves, luego los
ahuecó. Ella mantuvo su mirada fija en la de él mientras acariciaba sus bolas
mientras su polla se deslizaba dentro y fuera de su boca. Su pene se crispó y pudo
sentir los sacos apretarse. Pronto ella lo haría venirse. Sintiendo el latido de su polla
mientras él entró en su boca. Y ella tragaría cada gota.

La mano de él se enroscó en su cabello y él la guio al ritmo deseado. Arriba y


abajo. Empujando su gruesa verga más profundo cada vez, hasta que ella creyó que
de alguna manera lo tragaría entero. Su miembro palpitó en su boca, sus bolas
duras como nueces.

Luego él se detuvo y apartó la boca de ella de su erección. Se sentó por un


momento, mirándola mientras parecía luchar para recuperar el control de su
cuerpo. Luego se levantó y la guio a través de la habitación. Estaba segura de que él
la llevaba a la cama, pero se detuvo en un banco alto con cadenas colgando del
techo. Apretó las correas de cuero alrededor de cada una de sus muñecas, las
correas bien amortiguadas por dentro, y luego tiró de un cordón que pasó los
brazos por encima de la cabeza. Él la sentó en el banco acolchado.

—Piernas muy abiertas —instruyó él.

Ella abrió las piernas, descansando los talones en un área probablemente


diseñado para ese propósito.

Aquí estaba ella, totalmente desnuda en frente de él, su pecho moviéndose con
su excitación, sus muslos abiertos ampliamente y él viendo sus pliegues brillantes.
Él se hincó frente de ella y su boca presionada contra su humedad. Cuando él
succionó su clítoris ella gritó.

Los dedos de él entraron en ella y gimió. Empujó en su pasaje, ocasionando un


deseo intensamente convincente que exigía saciedad. Ella necesitaba que él le
mostrara el camino al éxtasis.

Él la miró fijamente.

»¿Qué quieres, Ash?

Ella jadeó. Sus dedos temblando dentro de ella la habían arrastrado al borde y
ahora… ella se estremeció cuando el placer se hinchó… ahora ella iba a…

54 —¡Ohhh, sí!

Los ojos de él brillaron cuando movió sus dedos dentro de ella, mirándola
intensamente.

Sus párpados se cerraron cuando las sensaciones estallaron dentro de ella,


explotando en un orgasmo que cimbraba la Tierra. Ella gritó de éxtasis,
perdiéndose en la vorágine del placer.

Mientras ella flotaba de vuelta a la tierra, sus labios se encontraron con los de
ella, su lengua empujando suavemente dentro de su boca. Pulsó dentro de ella y la
chupó, tirando de él más profundamente dentro de ella hasta que gimió.

Sus manos se deslizaron por su espalda desnuda y se dio cuenta de sus pechos
apretados contra los duros músculos del pecho de él.

»¿Qué quieres, Ash? —preguntó él de nuevo.

—Tú —susurró—. Dentro de mí.

—Joder. —Él se puso de pie y la atrajo hacia el borde de la banca. Entonces


ella lo sintió. Su caliente carne dura rozar contra su raja, abriéndola más. Tan
mojada, él podría deslizarse de una sola vez.

—Por favor, te quiero ahora.

Él acarició el oído de ella con su nariz.

—Dime que quieres que te folle.

—Oh sí, Señor Gallagher. Quiero que me folle. Lo he querido por tanto
tiempo. ¡Porrrrrr favor fóllame!
En un bajo gemido, él avanzó.

Ella pudo verlo en su ojos que estaba usando cada pizca de control que él
poseía para entrar lentamente. Él estaba grueso y duro, extendiéndola. Casi
doloroso, él era tan grande. Pero ella lo deseaba. Lo quería. Completo. Llenándola
como ningún hombre lo había hecho antes.

Aun así se deslizó. Solo la mitad.

»Oh, Dios, sí. Se siente tan bien.

Eso fue mucho para que él fuera lento y entró profundo. Ella jadeo. Lágrimas
picaron en sus ojos y la dulzura del dolor-placer de tenerlo completamente inmerso
en su cuerpo.
55
»Sí —gimoteó ella, y lo apretó dentro.

Él gimió en respuesta.

»Por favor, Señor Gallagher. Por favor fóllame ahora.

—Maldición. —Él se retiró, luego entró nuevamente.

Ella sintió las lágrimas salir de sus ojos. La sensación era tan increíblemente…
dulcemente… explosiva.

—Sí —gimió nuevamente—. Fóllame.

Él gimió y se retiró, y luego entró profundamente de nuevo. Él se mantuvo


llenándola. Su gran, pene largo pasando por su largo tierno pasaje, y empujándose
dentro nuevamente. Dentro. Fuera. Más y más rápido. Sus manos en su espalda
baja, manteniéndola mientras él entraba en ella como un pistón.

Sus manos envueltas alrededor de las cadenas sobre ella para estabilizarse y ella
envolvió sus piernas alrededor de la cintura de él. Su siguiente empuje lo condujo
inclusive más profundo y ella gritó. Su agarre se apretó en las cadenas.

Él enterró su rostro en su cabello mientras se llevó más rápido y duro.

—Te sientes tan jodidamente bien alrededor de mí, nena.

Ella solo pudo exteriorizar un suave gemido.

»Jodidamente me voy a venir tan fuerte. —Sus labios rozaron su oído—. Pero
no hasta que tú lo hagas.
Entonces se estrelló fuerte dentro de su cuerpo. Ella jadeo mientras un orgasmo
comenzó profundo dentro de ella y explotó, tronando a través de su cuerpo en una
masiva extática erupción de energía. Ella gimió a todo pulmón, cabalgando la ola
de éxtasis, aferrada a las cadenas, con las piernas apretadas a su alrededor en un
apretón mortal.

Luego él gimió y estalló dentro de ella. Ella jadeó ante la sensación de su


semilla caliente llenándola y se estremeció en otro orgasmo. Luego se desvaneció
en la negrura.

56 Ashley se despertó. Ella no supo si fueron segundos o minutos los que pasaron,
pero ella se encontró en la cama con sábanas negras. Ella levantó la vista para ver el
rostro de Dare, su expresión lleno de preocupación.

—¿Estás bien? —preguntó él.

Ella envolvió sus brazos alrededor del cuello de él y lo miró fijamente


asombrada.

—Eso fue increíble.

Él se rio.

—Bueno, tengo que admitirlo, es la primera vez que hice a una mujer
desmayarse.

Ella se rio, sintiéndose deliciosamente mareada.

—Siéntete libre de hacerlo nuevamente en cualquier momento.

Él se recostó al lado de ella y la acercó contra su cuerpo desnudo.

—Créeme. Lo haré.

Ashley bebió de su copa de vino mientras ella y Dare se sentaron sobre el


muelle en su patio trasero observando la puesta de sol. Ella no podía creer que
acababa de tener el más increíble sexo de su vida con este hermoso hombre mayor
hacía solo media hora. Dios, él era el padrastro de su mejor amiga. Y ahora ellos
estaban solo sentados aquí bebiendo vino juntos.

Él parecía tomarlo todo con calma, pero ella era un desastre tembloroso, solo
trataba de mantener la calma exterior mientras pasaban el tiempo juntos. Sin
embargo, lo que ella realmente quería era que él le ordenara desnudarse y volver a
hacerlo.

—¿Quieres hablar de eso? —preguntó Dare.

Su mirada se lanzó hacia la de él.

—¿Qué?

57 —Simplemente tomamos nuestra relación de un acuerdo de mentores a una


relación sexual de pleno Dominante-sumisa.

—¿Relación?

—Uso la palabra libremente. Es posible que deseemos que las cosas se


mantengan informales entre nosotros, pero este tipo de relación Dominante-sumisa
puede ser complicada, así que debemos asegurarnos de que ambos entendemos
dónde están las cosas y hacia dónde se dirigen.

—¿A dónde van? —preguntó ella.

—Supongo que continuaremos eso mientras esté en la ciudad. —Sonrió él—.


Los dos parecemos disfrutarlo.

Ella sintió sus mejillas calentarse, pero asintió.

—¿Y una vez que te vayas?

Él frunció el ceño.

—Ash, no veo que esto se convierta algo a largo plazo. Sabes que estoy aquí
por un mes más o menos, y una vez que mi negocio esté terminado, vuelvo a
Nueva York. Y tú tienes un trabajo aquí. No creo que ninguno de los dos quiera
complicar las cosas al asumir que hay un futuro entre nosotros.

Ella asintió.

—Por supuesto. —Sonaba tan razonable, pero ella aun así se sintió indeseada.

—Así que ¿estás feliz con la información que estás consiguiendo para tu
artículo? —preguntó él.
Ella cerró sus labios. Era mejor pensar en eso que revolcarse en su sentimiento
de rechazo.

Ella asintió.

—Pero quería hacer una publicación con algunos consejos de ser un


dominante, y uno de ser una sumisa, pero tanto de lo que haces parece ser parte de
quien eres. Por ejemplo, tienes una voz de autoridad natural.

—No asumas que es natural y que los otros no podrán hacerlo. Es solo cuestión
de mantener un tono firme y hablar con confianza.

—Lo haces sonar fácil.

58 —No es necesariamente fácil, especialmente cuando no estás acostumbrado,


pero no les estás dando consejos a las personas que van a tomar esto en serio,
¿verdad? Es más para aquellos que quieren juegos de rol para condimentar sus vidas
sexuales. Solo recomiéndales que se relajen y disfruten.

Él tomó la botella de vino y llenó su vaso, luego el de él.

—Por cierto, ¿cómo fue tu sesión de práctica el otro día con tu amigo?

Dare observó a Ashley. Él podía decir que ella estaba infeliz cuando dijo que su
relación sexual terminaría cuando sus negocios en la ciudad terminaran.
¿Realmente ella podía creer que tenían un futuro?

Estaba seguro que las inseguridades dentro de ella la estaban pateando. Ella
estaba claramente interesada en su amigo.

Ella se frotó las manos a lo largo de sus muslos cubiertos de mezclilla,


haciéndolo demasiado consciente de lo mucho que le gustaría sentir esas hermosas
y largas piernas alrededor de su cintura otra vez. Con ella desnuda y gimiendo en
sus brazos.

—Fue bien. —Luego ella frunció el ceño—. En realidad fue un poco


incómodo.

—¿Qué pasó?
—No estaba muy segura de mí misma. Él ayudó, sin embargo. Me guio un
poco preguntándome qué habíamos hecho tú y yo juntos, y luego sugiriendo que
hiciéramos eso.

Él levantó una ceja.

—¿Así que viste una película?

Ella asintió.

—Entonces, después de darle algunas órdenes para que se sentara, ¿se arrodilló
a tus pies y miró la película, o le dijiste que era desobediente y tuviste que castigarlo
como yo te castigué?

59 Sus mejillas se sonrojaron agradablemente por eso.

—Dime —dijo él.

¿Su dulce Ash en realidad le dio una nalgada al hombre? ¿Le ordenó que dejara
caer sus pantalones? La idea envió calor directamente a su ingle, al mismo tiempo
que una oleada de celos lo atravesó. ¿Qué diablos fue eso?

—Yo solo… lo castigué verbalmente.

Ella estaba mintiendo. Lo sabía. Pero no se lo diría, porque podía decir que
algo sobre la situación la había molestado.

—¿Entonces este hombre y tú son buenos amigos?

—Sí, somos muy cercanos.

—¿Sientes que estaría dispuesto a comprometerse a ayudarte con esto?

—Creo que sí. ¿Por qué?

Él sonrió.

—Estaba pensando que podrías convencerlo para que se una a nosotros en


algunas sesiones.

Cuando Dare sugirió que Adam se uniera a ellos para algunas sesiones, Ashley
había entrado en shock. Quería decir que ellos tres… Oh, Dios. Pero luego se dio
cuenta que solo quería decir conocer a Adam y darle algunos puntos de como ella y
Adam podrían practicar juntos.

Y ella sospechó que quería unirlos, así no se sentiría tan mal alejándose.

Ella le explicó que Adam no estaría interesado.

—Estás tranquila esta mañana —dijo Adam mientras corrieron por el camino
juntos. Él miró hacia ella—. ¿Es por lo que sucedió cuando viene la otra noche?
Porque haré lo que sea que pueda hacer para hacer las cosas bien entre nosotros.
Realmente lo siento por el beso.

—No —dijo ella—, está bien.

60 Pero era una mentira. La cosa entera, especialmente su rechazo, la hizo sentir
incómoda. Ella realmente había pensado que cuando lo besó, finalmente habían
roto la barrera entre ellos y podían pasar a una relación más íntima y cercana. Una
llena de posibilidades. Pero él había rechazado eso.

Sin embargo, seguían siendo amigos, y ella quería que eso siguiera siendo
cierto.

—¿Todavía estamos juntándonos esta noche? —preguntó ella—. Todavía


necesito ayuda con mi investigación.

—Sí, por supuesto.

Casi había esperado que se negara después de la torpeza de la última vez, pero
Adam siempre la apoyaba y parecía que no permitiría que un beso no deseado se
interpusiera en el camino.

Dios, ella quería desesperadamente estar en una relación romántica con


cualquiera de estos hombres fenomenales, pero ambos la habían rechazado de
frente. Ella estaba comenzando a preguntarse si había algo mal con ella.

Adam tomó la botella de cerveza que le entregó Ashley, luego la vio sentarse
frente a él con un su vaso de refresco. Ella se veía tan linda en sus jeans apretados y
blusa floral que acentuó sus pechos llenos, revelando justo lo suficiente de su escote
para ser atractiva pero no descaradamente sexy.

Excepto que ella siempre era sexy para él.


—Entonces, ¿cómo comenzaremos esta vez? —preguntó él.

—No estoy realmente segura. Tal vez podría ordenarte que limpies mi
apartamento. —Ella sonrió—. Les puede ir bien una aspirada a las alfombras.

—Creo que simplemente tomaría entonces el castigo.

—¿Así que así es como va a ser? Si no te gusta lo que sugiero, ¿simplemente


desobedecerás? ¿Cómo voy a aprender de esa manera?

Él se rio.

—Supongo que una vez que realmente lo domines, serás capaz de vencer mi
desobediencia voluntaria.
61 —Sí gracias. Creo que necesito un poco más de cooperación mientras estoy
aprendiendo.

—Todo bien. ¿Por qué no lo hacemos como la última vez y repetimos lo que
hiciste con tu mentor.

La sonrisa de él se desvaneció cuando las mejillas de ella se sonrojaron


profundamente y desvió la mirada, tomando un sorbo de su refresco.

Mierda, ella había tenido sexo con Dare. El estómago de Adam se apretó ante
la idea. Dios, maldito sea, él la había besado la última vez que habían estado
juntos, dándole la oportunidad perfecta para perseguir una relación con ella, pero él
jodidamente había retrocedido. Ahora ella estaba follando a Dare.

¡Dare, de todas las personas!

Celos destellaron dentro de él.

»Ash, ¿te estás involucrando con este tipo?

Ella curvó sus piernas más cerca de su cuerpo.

—No sé. —Ella comprimió sus labios—. Quiero decir, no, no en realidad.

—No suenas muy segura.

—Realmente no quiero hablar de ello.

—¿Por qué? Pensé que éramos amigos.


Ella lo miró, sus miradas conectadas por un segundo, luego ella alejó la suya.
Pero por ese ligero momento, él pensó haber visto una necesidad en sus ojos,
¿podría ser que ella quería que su relación fuera más de lo que era?

Puso su vaso sobre la mesa y se sentó derecha.

—Tienes razón. Eres mi amigo y no hay ninguna razón para la que no


podamos hablar sobre esto. —Ella lo miró—. Lo encuentro atractivo. Y nosotros…
eh… dormimos juntos. Pero él dice que solamente durará mientras esté en la
ciudad, que es solo un mes más.

Adam tenía las entrañas apretadas. A pesar de que ya lo había descubierto,


escucharla admitir que ella había tenido sexo con ese hombre tuvo un profundo
efecto en él.
62
Se sintió aliviado de que Dare no quisiera una relación a largo plazo con ella,
pero la idea de que él la tocara, incluso para una relación temporal, era tortura
pura.

—Entonces termínalo, Ash.

—¿Qué?

—Deja de verlo. Continuar solamente será más difícil para ti cuando termine, y
si él no ve un futuro para ustedes dos, ¿por qué pasar por eso?

Ella lo miró fijamente, con el rostro apretado con determinación.

—No, no estoy dispuesta a hacer eso.

Maldita sea, ella se estaba enamorando de él. Él podía verlo en sus ojos.

Mierda, ¿iba a perderla antes de que la tuviera?

Entendía los peligros de tener una relación con ella, pero… Joder, la idea de
nunca tenerla en sus brazos o sentir su dulce cuerpo pegado al suyo, sin nunca
enterrarse en sus profundidades aterciopeladas, le causaba dolor. Quería guiarla
hacia el gozoso éxtasis de la rendición completa donde se había dejado totalmente
vulnerable a él. Quería poseerla, en cuerpo y alma, y mostrarle la dulce liberación
que solo él podía darle.

Se puso de pie y caminó hacia ella, luego tomó su mano y la puso de pie.
Entonces ella estaba en sus brazos y su boca estaba cubriendo la de ella. Ella se
puso rígida al principio, claramente sorprendida por su acción, luego se relajó, su
cuerpo suave se derritió contra él. Su lengua empujó contra la comisura de su boca
y ella la abrió.

La sensación de la aterciopelada calidez de su boca envió a su necesidad a


dispararse. Él deslizó su lengua profundamente dentro de ella y ella… Dios, ella lo
chupó, llevándolo más profundo.

Él la atrajo más cerca, su creciente polla se apretó entre sus cuerpos.

Ella debió haberla sentido, porque aplanó sus manos sobre el pecho de él y
presionó. Él inmediatamente retirándose. Pero sin dejarla de abrazar.

—No entiendo —dijo ella—. Cuando nos besamos la vez pasada… Me dijiste
que no me deseabas.
63
—¿Qué no te deseaba? Mierda, Ash, te he deseado desde el primer momento en
que mis ojos se posaron en ti. —Sus labios rozaron los de ella con un ligero beso,
determinado a convencerla.

—Pero dijiste que estabas preocupado por el hecho que eres mayor que yo. Y
que sería complicado, tú siendo mi jefe.

Él peinó el cabello de ella hacia atrás.

—Tal vez solo estaba siendo un idiota. Tal vez nada de eso importa.

—A mí no me importa.

Él acuno la cabeza de ella y acercó su rostro al de él y tomó sus labios con


pasión. Cuando los liberó, ella estaba sin aliento.

Ella sonrió.

—No puedo creerlo. Te he querido por tanto tiempo. —Ella acarició las
mejillas de él, su mano suave contra la piel áspera. Sus grandes ojos azules llenos
con alegría y ella se acercó. Su dulce boca le hizo señas y él rozó sus labios contra
los de ella. Ella se abrió, luego deslizó su lengua en su boca. Lo chupó ligeramente
al principio, luego más fuerte, tirando de él más profundo. Sus manos vagaron por
su espalda, luego la atrajo hacia él mientras sus lenguas se enredaban.

Sus pechos se movieron contra él y su polla se hinchó más gruesa.

—Dios, te quiero, cariño. Quiero arrastrarte a la habitación y abrumar tus


sentidos hasta que te rindas completamente.
Él podía sentirla estremecerse en sus brazos.

—Oh, sí Adam. También quiero eso.

No podía creer que esto realmente estuviera sucediendo. Estaba a punto de


hacer su sueño realidad.

Él la tomó de la mano y la llevó al dormitorio.

—¡Espera! ¿Qué hay de Dare?

—¿Qué hay con él?

Ella tiró de su mano hacia atrás y él se detuvo y se volvió hacia ella.


64 —Adam, por mucho que quiera esto, tienes que entender… No estoy dispuesta
a alejarme de Dare.

Su mandíbula se apretó y él enrolló su mano alrededor de su cabello y tiró su


cabeza hacia atrás, exponiendo su cuello. Presionó sus labios en su garganta y la
acarició, deleitándose con su jadeo de placer, luego él mordió su piel.

—¿Pero estás dispuesta a alejarte de mí? —Su mano acarició su espina dorsal y
él la aplanó hasta la parte baja de la espalda y la atrajo hacia sí. Su duro e hinchado
pene se clavó en su vientre—. Puedo dejarte en un charco derretido en el piso.

Ella lo miró con los ojos muy abiertos, el deseo calentando la profundamente
azules.

—Te creo.

—Así que está arreglado.

Ella presionó contra su pecho, forzándolo a distanciarse.

—No, no lo está. Es justo que sea honesta contigo, Adam. Dare está aquí por
otro mes y voy a seguir viéndolo todo lo que pueda. —Ella se mordió el labio
mientras lo miraba—. Después de eso, entonces podríamos…

—¿Estás jodidamente jugando conmigo? ¿De verdad me estás preguntando si te


esperaré?

Ella no contestó, pero la esperanza en esos amplios ojos azules le dijeron que
eso era exactamente lo que ella estaba preguntando.
Él apretó sus dientes, viendo profundamente en sus ojos como si pudiera
convencerla de cambiar de forma de pensar por la pura fuerza de su voluntad, pero
quedó claro que ella no iba a hacerlo. Finalmente, él la soltó y dio un paso atrás.

—Lo siento, Adam. No quiero arriesgarme a perder tu amistad, o la


oportunidad de explorar una relación entre nosotros dos.

Él la fulminó con la mirada.

—Pero eso es exactamente lo que estás haciendo.

65 Ashley golpeó la puerta de Dare. Un momento después, él la abrió.

—¿Qué estás haciendo aquí, Ashley? Nuestra sesión es el viernes.

—Lo sé, yo... —Inhaló profundo—. Tuve una pelea con... mi amigo.

Él sostuvo la puerta a lo amplio.

—Entra.

Ella entró en su elegante vestíbulo. Él cerró la puerta, luego, cuando volteó en


su dirección, ella caminó a sus brazos.

—¿Te gustaría quedarte aquí esta noche?

Ella asintió, su cabeza apoyada contra su pecho, oyendo su corazón latiendo.


Y odiándose por esperar que él la metiera en su cama y le mostrara el mismo
amante apasionado que fue la última vez que estuvieron juntos.

Quería sentir su duro cuerpo desnudo contra el de ella. Ser consumida por su
abrumante masculinidad.

Él la guio a su habitación y le ordenó quitarse la ropa, pero cuando la tomó en


sus brazos de nuevo, la besó con ternura. Cuando se unieron, fue una apasionada
unión armoniosa, que hizo doler su corazón.

Pero cuando se recostó en sus brazos luego de eso, su cálido cuerpo envuelto a
su alrededor, ella se preguntó si cometió un error. No es que ella quisiera rendirse
con Dare. El simple pensamiento la enviaba en cascada a la depresión. Pero ella
tenía una oportunidad para comenzar una relación con Adam, un hombre que
anhelaba desde un largo tiempo. Un hombre con el cual, ella creía, podría forjar
una relación a largo plazo. Y ella lo había rechazado, insistiendo en que no se
rendiría con Dare.

Pero Dare solo la quería por ahora. No tenían futuro.

—No tiene que acabar, ¿sabes?

—¿Qué? —Su corazón palpitó en su pecho por las palabras de Dare.

—Tu amistad con él. Por lo que me dijiste, ustedes dos son muy cercanos, y no
creo que él vaya a rendirse a eso con tanta facilidad.

—Él parecía bastante convincente.


66 —Solo dale tiempo. —Él acarició su oreja con su nariz—. Ahora, duérmete.
Todo lucirá mejor en la mañana.

Ashley despertó con el sol brillando con fuerza y el olor del tocino flotando a su
alrededor. Sus párpados se abrieron y ella se sentó.

Un momento después, la puerta se abrió y Dare sonrió desde el umbral. Él era


tan precioso que detenía su corazón, solo en sus jeans y su pecho desnudo. Un
amplio y esculpido pecho que, ella sabía, era duro como roca, con músculos que
ondulaban cuando él movía sus brazos.

Un sujeto ridículamente atractivo y tocino. ¿Esta mañana podría volverse


mejor?

—Baja a desayunar —dijo él.

—Tengo que ducharme y cambiarme primero.

—Eso no importa. Relájate y ven a unirte a mí. —Él caminó a su armario y


sacó una bata, entonces la lanzó sobre la cama—. Será un poco grande, pero me
gusta la idea de ti, envuelta en mi bata.

Ella la recogió, deleitándose con la sensación de la suave seda. Lo miró,


esperando que él se volteara mientras ella se ponía la prenda, pero no lo hizo. Solo
le sonrió. Así que ella hizo a un lado las mantas, exponiendo su desnudez, luego se
paró y se puso la bata. Saber que él la observaba envió calor a través de ella, y
quería atraerlo a unírsele a la cama de nuevo.
Pero el tocino llamaba, y siempre había tiempo luego del desayuno.

Ella lo siguió escaleras abajo y luego dentro del comedor. Se sentó y se sirvió
café de los termos en la mesa, mientras él volvía a la cocina. Apareció un momento
después, con dos platos de tocino y huevos revueltos.

Comió una tira de tocino y luego dio un mordisco a los huevos.

—Mmm. Están deliciosos.

—Añado unas hierbas a los huevos para hacerlos un poco más emocionantes.

Ella no podía creer que Dare cocinara. Se lo imaginó teniendo a alguien para
hacerlo por él. Como una mucama o una de sus sumisas. De hecho, estaba
67 sorprendida de que él no le ordenara salir de la cama para hacerle el desayuno.

Un golpe sonó en la puerta.

Él continuó comiendo.

—¿No vas a responder eso? —preguntó ella.

—No estoy esperando a alguien a esta hora de la mañana, y no veo razón para
interrumpir un bonito desayuno por un desconocido maleducado.

Pero el golpe sonó de nuevo. En la tercera vez, él suspiró y se puso de pie.


Caminó hacia la puerta y la abrió.

—Papi, es tan bueno verte.

Ashley se congeló con esa voz. Jaló la bata más fuerte a su alrededor mientras
miraba a la puerta. Quería correr. Esconderse. Cualquier cosa para evitar ser vista
por la recién llegada.

Helen se lanzó a los brazos de Dare y éstos se deslizaron a su alrededor


reluctantemente.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó él.

—¿No puedo venir a visitar a mi papá?

—No soy tu papá.

Helen batió sus manos en el aire para restarle importancia.


—De acuerdo, mi padrastro. —Ella miró hacia el comedor—. Oh, veo que
tienes un invitado. ¿Alguien que conozca?

—Helen, en otro momento sería mejor.

Pero Helen lo esquivó y marchó hacia el comedor. Mientras caminaba hacia


Ashley, su expresión de repente cambió de determinación a una de confusión.
Luego, apretó la mandíbula y lució incluso más solemne. Ella se detuvo junto a la
mesa y miró ferozmente a Ashley.

—Pensé que era Jessica quien follaba a mi padrastro —murmuró ella lo


suficientemente fuerte para que Ashley oyera—. Pero parece que tú eres la pequeña
zorra haciéndolo con él. —Sus ojos se entornaron—. Bueno, créeme, me aseguraré
de que pagues por esto.
68
Estar con Dare fue una fantasía hecha realidad,
pero nunca esperé que Adam confesara sus
sentimientos. Ahora está decidido a ser el único
hombre que me posea… y resulta que es tan
69 dominante como Dare. Con Adam, puedo ver un
futuro. ¿Pero eso significa que estoy dispuesta a
renunciar al hombre con el que siempre he soñado…
por un hombre que quiere hacer realidad mis
sueños?

Ash se debate entre dos hombres muy diferentes.


El que se niega a admitir que puede haber un futuro
entre ellos pero con un solo comando puede hacer
que ella se deshaga. El otro cuyo beso puede
debilitar sus rodillas y puede hacerla sentirse querida al mismo tiempo.

Durante años Adam y Ash han estado dando vueltas en un romance, pero al
escucharlo decir que él quiere más, que él puede ser lo que ella está buscando, la
hace tambalearse y sus besos abrazadores le prenden fuego a su sangre. Poco
dispuesta a renunciar a su relación con Dare, también quiere explorar el futuro que
puede tener con Adam. Su cabeza sabe que tiene que elegir, pero su corazón y su
cuerpo, los quiere a ambos.
70

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