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Esta traducción fue realizada sin fines de lucro, por lo cual no tiene costo
alguno. Es una traducción hecha por fans para fans.
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Sabía que esta historia podía impulsar mi carrera, pero nunca pensé que me
llevaría por el camino del pecado y la decadencia… el bondage y la sumisión. Él
era mi tema; yo me convertí en su esclava.
Con cada palabra, cada lección, Dare pone a prueba la determinación de Ash y
empuja sus límites. Mientras Adam, el jefe de Ashley, tiene sus ansias de cosas que
no debería. La asignación que se suponía la colocaría en la parte superior está a
punto de derrumbarla de rodillas.
—¿Acabas de decir que quieres ser una Dominadora? —preguntó Adam con
incredulidad. Sus pies golpearon el suelo y una paz firme mientras corrieron por el
camino pavimentado en el parque.
Por supuesto él sabía que no podía ser posible ser lo que Ashley había dicho.
No Ash.
—No dije que quería ser Dominadora —dijo Ashley, su respiración un poco
laboriosa.
»El hombre está en la ciudad solo por un par de meses por un negocio. Al
parecer está activo en la forma de vida BDSM. Escuché de él a través de una amiga
—continuó ella—. Dijo que es un poco intenso, pero estaré en buenas manos.
Adam sostuvo el ceño fruncido. No quería las manos de nadie salvo las suyas
sobre ella. Mierda, él debería jalarla en un beso sofocante en este momento, y luego
mostrarle exactamente cómo sería ser dominada por él.
Se había sentido atraído por Ash durante mucho tiempo, pero la conoció
cuando ella tenía dieciséis años y él tenía veintitantos años, y ella era la hermana
menor de su amigo, así que nunca había tenido una relación con ella. Cuando
regresó de la universidad en busca de un trabajo, la contrató en la revista y se
volvieron amigos. Pero el hecho de que él fuera su jefe le había impedido invitarla a
salir.
Pero eso no evitó que se pusiera celoso cuando estaba con otra persona.
—Me dijiste que podía hacer una pieza de especial interés para la revista y he
estado buscando algo diferente. Pensé que hablaría sobre la popularidad de BDSM
de las novelas de romance. Discutimos lo que realmente sucede en este tipo de
relación. Y pensé que sería un ángulo divertido para… sabes, hablar de todo el
estilo de vida de Christian Grey en la vida real. Este hombre es un tipo sano, es
propietario de una enorme corporación y está dentro de la dominación. Creo que
nuestros lectores lo amarán.
Ashley miró a su amigo Adam. Ella había echado a perder esta conversación.
Tal vez ella se relajó demasiado sobre su amistad versus su relación de trabajo.
¿Se mostraría más receptivo a la idea si ella lo hubiera propuesto en la oficina, en
6 vez de corriendo por el parque? ¿O realmente no le gustaba la idea?
Ella realmente pensó que era una gran idea que sus lectores disfrutarían. Y
estaba realmente emocionada de investigarlo. Su corazón latía con fuerza al pensar
en ver a Darien Gallagher y hablar sobre cosas sexuales perversas. Sería extraño e
incómodo, pero al mismo tiempo emocionante.
Esperaba poder convencer a Adam de que la dejara seguir adelante con eso.
Ella observó el perfil de Adam. Su nariz perfecta y recta, la curva de sus labios
carnosos, su mentón fuerte. Un mechón de su cabello castaño había caído sobre su
frente, como solía hacerlo, y lo empujó hacia atrás. Un dolor familiar la llenó. Ella
había estado enamorada de él por mucho tiempo. Desde que era una adolescente.
Era el guapo amigo de su hermano Brad. Por supuesto, él no le había prestado
atención en ese momento. Había sido amable y educado, y a veces ella imaginaba
que vería una chispa en sus ojos cuando miraba en su dirección, pero se había
convencido de que era solo su imaginación. Viendo lo que ella quería ver.
Ahora años después, desde que ellos comenzaron a trabajar juntos, se volvieron
amigos cercanos. Pero eso no había detenido que siguiera creciendo la atracción
que sintió por él.
Él bajó su ritmo, entonces se encaminó hacia una banca vacía viendo hacia el
río. Ella lo siguió. Él debe haber notado su respiración un poco pesada. Él siempre
la cuidaba así. Esa era una de las cosas que amaba de él.
Su pregunta fue una maniobra evasiva. Jessica no conocía muy bien al señor
Gallagher, pero no iba a decir demasiado. Adam había trabajado para Darien
Gallagher en una pasantía un verano cuando estaba en la universidad y cada vez
que ella le preguntaba sobre él después, él se cerraba. Evitó hablar sobre la pasantía
o sobre el señor Gallagher, un misterio que algún día le gustaría resolver.
Pero por ahora, ella no mencionaría su nombre porque no quería que Adam
rechazara este proyecto.
Él miró a los árboles al otro lado del camino, claramente pensado. No parecía
feliz y además de su protección hacia ella, no estaba segura de por qué. Por lo
general, estaba a bordo para intentar algo peligroso.
—Dijiste que me daría la oportunidad de hacer algo nuevo. Para ampliar mis
horizontes. Por favor, Adam. Déjame hacer eso.
Ella caminó los tres escalones de la puerta principal. La entrada era una
impresionante puerta de cristal vitrado y laterales en juego, en un simple patrón en
forma de diamante.
Cuando solía ir a casa de Helen para pasar el rato, siempre había sido
consciente de su presencia. Normalmente trabajaba en su guarida, pero a veces ella
lo veía cuando iba a conseguir algo para beber, o leía el periódico en la sala de
estar. Algunas veces cuando la mamá de Helen la invitaba a cenar, ella sentía la
mirada fija en ella, enviando temblores por su espina dorsal.
Ahora él había aceptado ayudarla con su artículo y estaba agradecida por ello.
Pero lo que más la afectó, parada frente a él, fue el gran poder de su presencia.
Había un aire natural de autoridad sobre él que no tenía nada que ver con la
diferencia de edad entre ellos.
—Ashley. Bienvenida.
—Por favor, pasa. —Se hizo a un lado y ella entró en el gran vestíbulo.
Una escalera curva conducía al segundo piso. Arriba estarían las habitaciones.
El calor chisporroteó a través de ella al pensar en él subiendo las escaleras y
arrojándola sobre la gran cama, luego quitándole la ropa de su cuerpo. Su mirada
se disparó hacia el señor Gallagher y sus labios se curvaron divertidos, como si
pudiera leer sus lujuriosos pensamientos sobre él. Un hombre que se parecía a él
probablemente lo hubiera hecho todo el tiempo.
—Me encantaría verla, pero tal vez solo podemos hablar sobre… uh…
Ella nunca habló de hecho con él de esto. Ella no lo había hecho porque Jessica
10 había preguntado a una amiga de mucho tiempo de ella que trabajó en un club
BDSM en la ciudad si ella conocía a alguien a quién Ashley pudiera entrevistar.
Sorpresivamente, ella le dijo confidencialmente a Jessica que el padrastro de Helen,
quien justo acababa de regresar a la ciudad por negocios, frecuentó el club. La
amiga de Jessica había contactado al señor Gallagher para ver si estaba interesado
en ser entrevistado por Ashley y le había enviado un correo electrónico aceptando
entrevistar y acordando la hora.
—¿Dominación?
Oh, Dios, esta había sido una terrible idea. Ella no tenía idea que esto tendría el
efecto tan potente en ella.
»Sígueme.
»Siéntate.
»En el sofá.
—Puedes llamarme Dare por ahora. —Él se recargó en su silla—. Entiendo que
quieres que te ensañe sobre Dominación y Sumisión.
»Quiero que entiendas —dijo él—, que vamos a hacer esto a mi manera.
—Um… pero sabe que esto no… uh, quiero decir… solo quiero aclarar que…
Él se recargó en su silla.
»Tú y yo nos hemos conocido desde hace mucho tiempo —continuó él—, pero
no nos conocemos bien. Aun así, creo que por nuestras historias compartidas y el
hecho que tú y mi ex hijastra son buenas amigas hace que confíes en mí.
—Sí, eso… —Ante la afilada expresión en él, ella dejó de hablar, puntuando la
oración parcial con un asentimiento.
12 La casi imperceptible serenidad en su rostro se suavizó y ella sintió una
descarga de placer ante su aprobación.
—¿Qué no entiendes?
—No aprendes sobre Dominación y sumisión solo por discutirlo. Creo que es
importante que lo experimentes directamente. Así que, mientras trabajamos en este
proyecto, serás mi sumisa, pero podemos omitir el aspecto sexual, si eso es lo que
quieres. —Él sonrió, con los ojos brillantes—. Personalmente, creo que sería mejor
para ti tener la experiencia completa, pero eres una mujer inteligente, perceptiva y
creativa, por lo que estoy seguro de que puedes hacer tu investigación para
completar esa parte de la experiencia.
Sus palabras de elogio la entusiasmaron, pero la idea de ser sumisa, incluso en
un escenario de rol destinado a ayudarla, la hizo estremecerse. Ella sospechaba que
era tanto por un deseo descarado de someterse a él por completo como una
resistencia a ser controlada. La idea de estar totalmente bajo el control de Darien
Gallagher… sometiéndose a todos sus caprichos, su corazón se saltó un latido,
especialmente sexualmente, envió a sus hormonas a girar.
Pero esa no es la razón por la que ella estaba aquí. Ella necesitaba mantenerse
enfocada en su objetivo y dejar estos impulsos inquietantes para ser examinados en
otro momento.
—Entonces piensa en por qué tienes miedo. ¿Es que tienes miedo a ceder tu
poder? —Él se detuvo por un momento, observándola—. ¿O es que tienes miedo a
entrar bajo mi poder?
Ella frunció sus labios. Ella quería hacer este proyecto. La ayudaría a avanzar
en su carrera. Si eso quería decir actuar con Darien Gallagher, entonces bien. Ella
podía hacer eso.
—Bien.
Ashley se miró fijamente en el espejo. Ella había escapado al baño para tener
unos momentos para recomponerse. Esto no era nada de lo que había esperado.
Los intensos sentimientos que tuvo cuando ella la controló como respondió ella a
él… Dios, su tono autoritario… y su expresión severa… todo le robó la respiración.
Él era poderoso y masculino.
Dare había hecho un caso poderoso. Para escribir un artículo efectivo sobre la
relación Dominante-sumisa, ella necesitaba experimentarlo directamente.
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Tenía sentido que le enseñara con el ejemplo, y no tiene que dirigirse al sexo.
Pero el pensamiento de él ordenándole… tomando el control…
Su corazón trastabilló.
Tanto como ella insistió que no habría relaciones sexuales entre ellos, ella sabía
que estaba en peligro de caer debajo de su hechizo masculino. Que ella se perdería
completamente en el rol de ser la sumisa de Dare, una opción que se sintió
demasiado atractiva en este momento.
Una vez que él comenzara a ordenarle… Ella sabía en su corazón que haría
cualquier cosa que él dijera.
Ella se miró en el espejo. Ella estaba teniendo pensamientos locos. Esto solo
era una actuación. Ella no iba a caer en la cama con él.
Una mirada de determinación cruzó por su rostro. Ella solo estaba buscando
una excusa para huir. Porque la situación era un poco incómoda.
Ella abrió su bolso y agarró su cepillo, y luego lo pasó por su largo cabello
oscuro.
Ella iba a tomar su agarre en sí misma y regresar ahí y seguir con esto.
—¿Cómo comenzamos? —preguntó ella mientras se sentó nuevamente en el
sofá.
¿Cuáles serán sus órdenes? Mientras ella continuó girando, una imagen destelló
en su mente de ella sentada en una silla frente a él, totalmente desnuda. En la
imagen, él se inclinó hacia adelante y con la mirada vagando por su torso, le
ordenó que abriera las piernas.
»Detente.
»¿Quieres un poco?
Ella asintió.
Ella tomó una profunda inhalación. Una parte de ella quería rebelarse, pero
una parte más fuerte quería que hacer exactamente lo que él dijo. Con piernas
temblorosas, ella caminó hacia él, luego se arrodilló en la alfombra acolchonada.
Ella estaba a solo centímetros de él. Su fuerte y masculina aura la rodeo.
Excitándola. Calor pulsó a través de ella.
Él sostuvo su copa a sus labios y lo alzó. Ella bebió el oscuro vino amargo,
luego tragó mientras él quitó la copa de sus labios.
—¿Quieres más?
Oh, Dios, sus hormonas feroces demandó mucho más. Pero él estaba hablando
de vino.
—Sí, Maestro.
Él presionó la copa sobre sus labios y ella tomó un sorbo más grande esta vez.
Fue relajante y ella quería más. Lo miró y como si leyera su mete, lo levantó. El
calor la atravesó y la tensión desapareció de su cuerpo.
—Sí. —La palabra se deslizó de sus labios antes de que pueda detenerlo. Su
corazón se aceleró. Las cosas se estaban alejando de ella. Si él de hecho le decía que
acariciara su entrepierna, luego bajar la cremallera y buscara dentro…
Dios, ella lo haría. La forma en que ella se estaba sintiendo ahora, como si ella
perteneciera totalmente a él… Ella quiso complacerlo. Darle lo que quisiera.
—Bien. Acércate.
17 Ella se acercó los pocos centímetros entre ellos. Las rodillas de él rozando con
su pecho mientras se movió y sus pezones se alzaron. En frente del sofá presionado
contra su cuerpo, sus rodillas a cada lado de ella. Sus largos y masculinos muslos
abiertos frente a ella.
»Ahora bésame.
Ella se inclinó hacia adelante y colocó sus manos sobre los hombros de él,
acercando su boca a la de él. Sus destellantes ojos medianoche la miraron mientras
se movió más cerca. Su total masculinidad, y la sensación de poder emanando de
él, la hipnotizaron. Sus labios se encontraron y chispas brillaron a través de ella. Su
penetrante aroma masculino la llenó cuando sus bocas se fusionaron. Los labios de
él eran llenos y firmes contra los de ella. Y cálidos.
Pero él alejó sus labios y ella se encontró mirando los ojos medianoche, un
destello de diversión claro en esas profundidades. Que actuó como agua fría
salpicándola. Trayéndola de vuelta a su sentido.
Su boca se secó.
—¿Cómo qué?
La respiración de ella se quedó atrapada y casi deseó estar usando falda hoy.
Dio media vuelta y se dirigió al pasillo hacia la puerta de entrada, luego se puso
sus zapatos. Se enderezó y se volvió hacia la puerta. Su cuerpo hormigueaba por la
presencia de él detrás de ella.
»Y Ashley.
Ashley agarró la etiqueta que colgaba de ella. Cerca de doscientos dólares por
un diminuto conjunto compuesto por apenas unos centímetros cuadrados de satén
y encaje.
Jessica se rio.
—No es de puta. Es sexy. Y te verás impresionante en ella. —Ella sonrió—.
Me refiero para un hombre.
Jessica se rio.
—Está bien, bien. —Jess admiró el encaje carmesí—. Pero di lo que quieras,
20 creo que vale la pena.
Jessica sonrió.
—Pero no voy a salir con el señor Gallagher, el hombre más sexy vivo.
—Yo tampoco.
—Pero lo estás viendo. Y me pediste que te ayudara a comprar ropa sexy para
usar para él.
—Sí, me dijiste y, cariño… es así. Toda la broma de lado, por lo que me dijiste
anoche estás caminando justo hacia una relación ilícita y sexual con el hombre. —
Jessica apretó su brazo—. Y estoy tan celosa.
Helen había adorado a Dare. Le encantaba que todas las chicas de la escuela
prácticamente se desmayaran por él, pero más, amaba la estabilidad que traía a su
familia. Ella había estado sin padre durante mucho tiempo y cuando él apareció en
escena, le había confesado a Ashley que es sentía más segura. Ashley no sabía cual
era el problema, probablemente problemas financieros, porque Helen siempre tenía
que irse a casa justo después de la escuela para hacer las tareas del hogar. Ashley
supuso que era porque su madre trabajaba hasta tarde para ganar dinero extra.
—Sí claro, pero eso fue hace años —dijo Jessica—, y para ser sinceras, no es
que Helen haya mantenido su amistad con nosotras. No hemos tenido noticias
suyas en años.
Había todo tipo de rumores locos. Incluso uno que decía que ella había
quedado embarazada y se había ido lejos para tener a su bebé, luego darlo en
adopción. Pero eso no explicó por qué no les diría a Ashley y a Jessica sobre ello.
Ellas habían sido tan cercanas.
Ashley siempre se había preocupado por su amiga, pero después del divorcio,
la madre de Helen se había mudado a Cambria, una ciudad pequeña como a cien
millas al sur de Autumn’s Ridge, y Dare se había mudado a Nueva York, así ella
no tuvo forma de contactar a ninguno de ellos.
—¿Lo es? —Ella se inclinó hacia adelante—. Mira, Ashley, soy todo sobre ser
leal a un amigo, pero Helen se alejó de nosotras, no a la inversa. Tanto como la
quiero, ambas tenemos que enfrentar el hecho que ya no es nuestra amiga. —Ella
apretó la mano de Ashley—. Así que no te atrevas a rendirte ante la oportunidad de
tu vida por alguien que ni siquiera se preocupó por mantenerse en contacto.
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Ashley no pudo creer que ella estaba vistiendo un atuendo sexy para ir a ver al
hombre quien una vez fue el padrastro de su mejor amiga. Ella tragó y se miró
fijamente en el espejo. Ella no podía creer que Dare, el sexy, hombre enigmático
quien había acechado sus fantasías de adolescencia, estaba ahora jugando el rol de
Dominador para ella como sumisa.
Echó un vistazo a su reloj. Le había dicho que llegara a las ocho, así que tenía
que irse muy pronto.
Esta noche no sería sexual. Sus pensamientos volvieron al beso que habían
compartido la noche anterior. La sensación de sus labios sobre los de ella, el sabor
de él en su lengua. Él no la había movido, simplemente le había dicho que lo
besara. Ella había sido la que se había dejado llevar.
Dios, él era un hombre tan sexy. Su corazón aun palpitaba ante el recuerdo de
estar en sus brazos. Y la noche anterior, después de irse a la cama, se había llenado
de pensamientos perversos y sueños empañados habían llenado su tiempo de sueño.
Dare vio como el coche de Ashley entró en el camino frente a su casa, luego
escuchó la puerta del coche siendo cerrada. Miró su reloj. Ella estaba un poco
antes. Él bajó su libro y se levantó de la silla cerca del fuego en la sala.
Él ha estado esperando por esto todo el día. Volver a ver a Ashley. Ella era
encantadora y sexy. Anoche, había tenido una gran erección la mayor parte del
tiempo que había estado allí. Incluso después de que ella se había ido, se seguía
inflado cada vez que pensaba en ella. Cuando le había ordenado que lo besara,
había sido para ver cómo reaccionaría ella. Ella había dicho que no quería que esto
fuera sexual, por lo que esperaba protesta, posiblemente una negativa total, pero
pensó que era más probable que ella le diera un beso rápido. No había esperado que
ella se arrojara como lo había hecho, su lengua se deslizó en su boca con salvaje
abandono. Y ella claramente había estado excitada.
Después de que ella se había ido, él había luchado con el hecho de que asumir
este papel con ella excitándolo, especialmente desde que era mucho mayor, pero no
en realidad solo era una diferencia de diez años y ahora que estaba en la treintena,
eso no fue realmente un problema. Y tenía que admitir que se había sentido atraído
por ella todos esos años atrás. En aquel entonces, por supuesto, nunca habría
actuado en consecuencia, incluso si no hubiera estado casado.
Los labios de él se alzaron en una sonrisa. ¿Cómo sería estar con Ashley? Ella
había sido encantadora cuando estaba en la preparatoria, y se había convertido en
una mujer impresionante.
Ella lo miró nerviosa, preocupada de que le dijera que iba tarde, pero él
simplemente caminó a un lado para dejarla pasar. Ella se quitó su abrigo y lo colgó.
Sus ojos brillaban cuando notó su sexy vestido negro.
—Muy bonito.
Su voz profunda, suave como la seda, hizo que ella se estremeciera. Ella podía
sentir el calor de su mirada en su pecho y un rubor se arrastró a mis mejillas.
—Dije vestir algo sexy. —Él sonrió—. Y esto encaja muy bien.
Ella vaciló, entonces se volvió y caminó hacia el sofá. Ella se hundió al lado de
él, muy consciente del calor de él junto a ella. Su grande, presencia masculina la
hizo estremecerse.
—¿Ese tu novio?
»Dime.
Ella no pretendía. Ella iba a no hacerle caso. Pero era como si ese tono
autoritario que usaba podría conseguir que hiciera todo.
—¿Por qué esperar hasta que él te lo pida? Si quieres estar con él, ¿por qué no
tomas la iniciativa?
Él sonrió.
Pero ella no creía realmente que el Sr. Gallagher... Dare... pierda el tiempo. Era
el tipo de hombre que estaba centrado en sus objetivos.
Otra vez se sentó y cruzó sus piernas, luego desabrochó la correa de sus zapatos
de tacón alto. Su falda se subió un poco y la mirada de él vagó sobre sus piernas.
»Justo aquí entre mis pies —dijo él, abriendo sus piernas.
Una mujer desnuda con una mordaza en su boca era atada a un poste mientras
que un hombre con el torso desnudo sacudiendo un látigo en la espalda. Los
sonidos suaves, que ella hizo se volvieron a gritos más agudos mientras el hombre
la golpeaba más duro, dejando marcas rojas en su piel.
La mandíbula de Ashley cayó mientras observaba. El hombre tiró la mordaza
de la boca de la mujer y le preguntó lo que quería. Ella le rogó que la tocara... la
follara.
Ashley volvió la cabeza. No quería ver esto, sobre todo con Dare sentado aquí.
Vergüenza quemó a través de ella.
Escuchó los gemidos de la mujer aumentando y ella quería ver… ver a los dos
hombres conduciendo sus pollas dentro de ella… entonces deseaba que el señor
Gallagher hiciera lo mismo con ella.
Pero ella no podía ver. Porque entonces ella tendría problemas para ocultarlo.
Ella aspira una bocanada, reconsiderando su posición, pero luego ella sacudió
la cabeza.
Él agarró sus hombros y se puso de pie, tirándola a sus pies con él.
»Te dije que habría consecuencias si me desobedecías. —La movió detrás del
sofá entonces presionó sobre su espalda hasta que ella se inclinaba hacia adelante,
justo como la mujer en la pantalla. Ashley agarró la parte posterior del sofá para
mantener el equilibrio, luego…
Sintió aire frío en su culo mientras él quitaba su falda fuera del camino. De esta
forma teniendo de frente la pantalla por lo que vio a las tres personas en la pantalla,
la mujer con una polla en su boca y la dirigiéndose dentro de ella desde atrás.
—Quiero que tú... —Pero ella frena el resto de la oración. Ella no podía decirle
que quería que entrara en ella al igual que estaba haciendo el hombre en la
pantalla.
—Eso no ibas a decir. —Luego sus dedos acarician entre sus muslos y sobre la
entrepierna de sus bragas.
Oh, Dios, ella estaba mojada y él tenía que sentirlo. Él podía decir que estaba
encendida.
»De pie.
»Te puedes negar. Está claro que ambos disfrutamos de las consecuencias. —
Sus acerados ojos perforaron en ella—. Pero si quieres este entrenamiento continúe,
nunca me mientas. ¿Comprendes?
Todo en lo que Dare podía pensar era en la sensación del suave y redondo
trasero de Ashley en su mano, su piel calentada por su azote. No debería haberla
acariciado entre las piernas. La sensación de su humedad casi lo llevó al límite. Él
no había querido nada más que hundir su erección dura y palpitante en su dulce y
abrasador calor.
Sin embargo, la visión de sus ojos llenos de deseo casi había sido su perdición.
Ella claramente amaba que la tocara y le habría suplicado que la follara si él lo
hubiera presionado.
Así que la había enviado en su camino. Incluso sugirió que practicara con este
hombre en el que estaba interesada. Si él correspondía a los sentimientos de
Ashley… sentimientos que era demasiado tímida para expresar… entonces Dare les
habría hecho un favor, porque Ash se preocupaba por este hombre y quería más de
su relación, así que seguramente cuando fuera empujado en esta situación, el
hombre sería capaz de sentir la necesidad de Ash.
Dare entendió que no era necesariamente él a quien Ash quería. Ella solo
quería que un hombre fuerte le mostrara lo que era ser dominada.
—Así que, ¿cómo va todo? —preguntó Adam mientras corría junto a Ashley.
Ella había estado diferente la semana pasada desde que comenzó su investigación.
Más reservada.
—Bien.
—¿Fue incómodo?
—No, no incómodo.
—¿Así que te explica cosas? —preguntó, deseando que hablara sobre lo que
sucedió en estas sesiones.
—Seguramente puedes darme más que eso. Estoy interesado en cómo está
yendo.
Él sonrió.
—Oh, nada.
—Ash…
—¿Cuál es su apellido?
Pero este no podría ser el mismo Dare. El hombre que había conocido en la
universidad. El hombre que… Solo el pensamiento hizo que su pecho estuviera tan
1
Dare en español se traduce como desafío.
apretado que apenas podía respirar. Redujo la velocidad y se dirigió a un banco
cercano y se sentó para recomponerse. Ash lo siguió.
Realmente esperaba que no fuera el mismo Dare. Ese hombre solo tenía cinco
o seis años más que Adam. Y era rico y excepcionalmente apuesto. Él solo tenía
que mirar a una mujer con sus convincentes ojos azules y ellas se derretían en un
charco a sus pies.
¡Mierda!
33
Escuchar ese nombre nuevamente fue como un puñetazo en el estómago.
Adam se sentó en la silla del rincón del sofá mientras Ash desaparecía en la
cocina. Esta noche sería… interesante, por decir lo menos. Ash iba a practicar sus
habilidades de Dom en él.
Ashley caminó hacia él con una botella de vino y dos copas, que colocó en la
mesa cerca del sofá y se sentó. Ella miró en su dirección con incertidumbre.
Pero el hombre era solo humano y Ash era… bueno, ella era dulce y un poco
tímida… y deliciosamente sexy. Era el sueño de cualquier Dom. Tenía que ser
salvajemente excitante tenerla sentada frente a él, lista y dispuesta a someterse a su
voluntad.
—Um… bueno, él me preguntó qué quería hacer. —Se mordió el labio—. Creo
34 que… ya sabes… porque quería tomar una situación cotidiana y mostrarme cómo
podría… ya sabes… cómo podría convertirla en una situación de Dominante-
sumisa.
—¿Qué le dijiste?
—Dije que me gusta ver películas contigo. Es por eso que sabe de ti y sugirió
que practicara contigo.
—¿Él sabe de mí? —¿Cuánto sabía él? ¿Solo que era amigo de Ash, o que él y
Dare ya se conocían el uno al otro?
—Él pensó que yo era tu novio. —Por eso ella estaba actuando así.
Ella asintió.
Adam quería que su relación fuera más, pero se animó por su reacción. Si ella
realmente pensara en él como solo un amigo, sin perspectivas románticas, no
estaría tan nerviosa.
—Muy bien. Así que vemos una película. —Se levantó y caminó hacia el
televisor.
Él sonrió.
Él alcanzó la botella. Ella ya había aflojado el corcho, así que lo liberó y sirvió
el rosado en las dos copas.
Él sonrió.
—¿En serio?
—Lo siento. Piensas que esto es realmente tonto. No tenemos que hacer esto.
—Ella se levantó, claramente lista para sacarlo por la puerta.
—Sí, Ama.
36 Él sonrió.
—Oh, cierto. Bueno. Así que ahora, quiero que te arrodilles frente a mí.
Se dejó caer al suelo y se arrodilló frente a ella. Estaban cara a cara y ella lo
miró con sorpresa.
—Cierto. —Ella abrió las piernas, luego tiró rápidamente de su falda para
cubrir su ropa interior expuesta, pero demasiado tarde. Él había captado un
seductor vistazo de encaje azul bebé.
Se giró y se arrodilló frente a ella, pero mantuvo las piernas estiradas en lugar
de sentarse sobre sus pantorrillas, sabiendo que estaba bloqueando su vista.
Él dobló sus piernas, luego se inclinó hacia atrás un poco, sintiendo sus sedosos
muslos a cada lado de él. Mierda, esto era una tortura, pero oh, una muy buena.
37 Tuvo que sofocar una risita. Ciertamente estaba duro, pero no porque estuviera
aburrido.
—Ash, no estoy aburrido, y estoy feliz de hacer lo que sea que necesites. Solo
relájate. ¿Qué hiciste la otra noche con él? ¿Vieron toda la película?
—No. Yo… no me gustó la película. Creo que él escogió algo para empujarme
deliberadamente a desobedecer. Quiere que entienda que está bien negarme si me
siento incómoda.
Ella levantó su mirada hacia él, luego sus ojos azules se abrieron. Su sonrisa se
había desvanecido y ella debía saber que él estaba locamente excitado. Dios, apenas
podía resistir su profundo anhelo de besarla. Sus labios se veían tan aterciopelados
y suaves… su cuerpo se tensó… ¿se separarían para su lengua? Ante el pensamiento
de deslizarla dentro de su cálida boca, el dolor en su interior se convirtió en una
necesidad intensa. Podía imaginar su lengua deslizándose sobre la de él, y luego
abriéndose cada vez más a medida que profundizaba el beso.
Él quería deslizar sus brazos alrededor de ella y acercarla. Sentir sus suaves
pechos presionados contra él y… oh, mierda, sus pezones apretados brotando para
él. Anhelaba acariciar uno. Quería sentir el duro botón contra su pulgar. Y escuchar
sus gemidos de placer mientras la provocaba hasta un delicioso estado de
excitación.
—Por supuesto.
Él ahuecó su rostro en sus manos, y la atrajo hacia sí. Ella inclinó su cabeza y
sus labios rozaron los suyos.
—Mira, Ash. Eso fue solo un error. No podemos seguir por este camino.
—¿Cuántas razones quieres? Soy más viejo que tú, soy amigo de tu hermano..
Él frunció el ceño.
39 —Y yo soy tu jefe.
—Eso no importa.
Ella podría no haber estado segura sobre su interés cuando era más joven, pero
estaba bastante segura de que había visto un interés latente en sus ojos a veces
cuando estaban juntos. Como esa vez cuando ella fue a su casa a nadar y usó ese
bikini extra escaso. Ella había visto una reacción muy masculina. Casi había
pensado que él la atacaría.
La teoría de Jessica era que Adam era gay, y simplemente mantuvo sus
relaciones en secreto. Ashley no entendía por qué lo haría, la gente de Autumn’s
Ridge lo aceptaría, pero no creía esa teoría. Especialmente ahora, después de ese
beso.
Ella jaló las mantas a su alrededor. Él le había dado sus razones. Lo de la edad,
su amistad con su hermano, el hecho de que él era su jefe. Pero ella creía que había
más que eso.
En los dos años que ella había trabajado para él, nunca le había conocido una
cita. Al menos, nunca le contó de una. Lo cual era extraño porque hablaban de casi
todo lo demás en sus vidas. ¿Podría eso tener algo que ver con por qué se resistía a
su atracción mutua?
40
Ashley se hundió en su silla mientras veía a Jessica pinchar su cena. Jess estaba
tratando de comer más saludable, y la había invitado a probar una nueva receta.
Ella estaba probando platos de pescado, y el salmón estuvo delicioso.
—Oh no. Sí. —Jess tomó el último bocado, luego empujó su plato a un lado—.
Solo estoy un poco distraída. Ha sido una semana ocupada.
—Está bien, si todo en el trabajo está bien, entonces ¿qué te está molestando?
—No es que haya algo que me moleste —dijo Jess—, pero quería decirte algo.
—¿Oh? ¿Qué es?
Jess puso los platos en el fregadero y comenzó a lavarlos. Jess agarró una toalla
de té, recogió una copa de vino y la secó.
—¿Por qué?
—No lo sé. Lo he hecho con padres de otros amigos. Ya sabes, solo para ver
41 cómo están y mantenerse en contacto. No sabía si él me recordaría, pero solíamos
pasar mucho tiempo en su casa con Helen en la preparatoria.
Ashley sonrió.
Jess asintió.
—Sí, supongo. No es que pensara que sería abierto al respecto, pero podría
decir algo. Y tal vez habría alguna pista sobre otras relaciones. Y fotos.
Ashley sonrió.
—Culpable.
—Y creo que estás siendo un poco suave. Apuesto a que esperabas que pudiera
haber algunas fotos de él y Helen, o su madre. O que tal vez estén hablando en
Facebook. —Ashley agarró otro plato y lo secó—. A pesar de que afirmas que no te
molesta que hayamos perdido el contacto con Helen, creo que esperabas ver cómo
le está yendo.
Jess cerró el fregadero y, mientras el agua se iba, comenzó a guardar los platos
que Ashley había puesto en el mostrador.
—Si ese es el caso, entonces ¿por qué no crees que solo le enviaría la solicitud a
Helen?
Ashley le apretó el brazo y sonrió.
—Porque ambas sabemos que no quieres ser la primera en romper el hielo entre
ustedes dos. Pedir ser su amiga te haría vulnerable si ella se negara.
Ashley se dio cuenta de que Jess también se había vuelto vulnerable al rechazo
de Dare.
—Oh, Jess, ¿es eso lo que pasó con Dare? ¿Te rechazó?
—No, él me aceptó.
—¿Quieres decir que si encontré algo sobre ti? —Se rio—. No, nada Así que
eso es bueno.
Cierto, Ashley se alegraba de no haber estado difundiendo que ella era sumisa,
o que la estaba entrenando, eso sería muy embarazoso, por supuesto. Pero estaría
bien si hubiera mencionado algo sobre haber conocido a una mujer interesante o
haber comenzado un proyecto interesante, o cualquier cosa que se refiriera a lo que
estaban haciendo.
Pero, por supuesto, ella solo estaba siendo tonta. No decir nada era lo mejor.
Y sabía que Darien Gallagher era un hombre muy privado. En cierto modo, se
sorprendió de que incluso tuviese un perfil de Facebook. Pero en estos días y edad,
por supuesto que lo haría.
Jess agarró una segunda botella de vino y la abrió, luego sirvió dos copas.
Ashley la siguió a la sala de estar y se sentó.
—El caso es que —dijo Jess—, poco después, recibí una solicitud de amistad de
Helen.
—En realidad, no lo creo. Creo que vio que me hice amigo de Dare y eso la
impulsó a contactarme.
—¿Contactarte?
—¿Qué te dijo?
—Me dijo que había escuchado que Dare estaba en la ciudad por un par de
meses trabajando en un negocio y me preguntó si me lo había encontrado. Le dije
43 que no.
—No dijiste nada sobre que él y yo... eh... —Se mordió el labio—. Bueno, por
supuesto, sé que no lo harías.
—No, no dije nada sobre él y tú. Ni siquiera que lo has visto. Especialmente
porque no sé por qué estaba tan interesada en si lo había visto o no, o que estoy
conectando con él en absoluto.
—Creo que estás leyendo más de lo que hay. Probablemente ella vio que él te
aceptó y le hizo pensar que sería bueno volver a conectar contigo.
Una parte de Ashley estaba celosa de que Helen no hubiera pensado en ponerse
en contacto con Ashley, también. Helen y Ashley habían sido mejores amigas
durante años antes de que Jessica se mudara a la ciudad cuando eran adolescentes.
Ya que la madre de Ashley había muerto cuando tenía ocho años, su padre
siempre la había obligado a cuidar de sí misma. Mantener sus emociones bajo
control y lidiar con ellas por su cuenta. No depender demasiado de nadie. Pero a
veces, necesitaba hablar con alguien sobre sus sentimientos. Y Helen siempre había
estado allí para ella. Ella había entendido el dolor de Ashley.
Pero cuando Jessica apareció, de repente Jessica y Helen habían sido mejores
amigas y Ashley se había sentido como una extraña. No es que no la incluyeran,
pero ellas dos parecían compartir mucho más. Jessica siempre estaba dispuesta a
probar cosas nuevas y superar los límites, lo que les causaba más problemas en más
de una ocasión. Eso fascinó a Helen, que quería liberarse de su imagen nerd,
inteligente y hacerse más popular. Luego, un año antes de la graduación, era Helen
la que parecía buscar problemas. Para el final, pareció alejarse de las dos. Fue
entonces cuando Jessica y Ashley se hicieron más cercanas.
Pero ahora que Helen estaba en contacto con Jessica otra vez, Ashley se sintió
realmente excluida.
Le había dicho por teléfono que quería hablar con él fuera de sus sesiones. Él
sospechó que quería terminar su mentoría. Probablemente encontró que lidiar con
su excitación recién descubierta al ser castigada era demasiado difícil lidiar con ello.
Ella asintió y arrojó unas cuantas migas más a las aves, después puso la bolsa
en el banco a su lado.
—Quería hablar contigo sobre… uh… bueno, cuando estamos juntos, parece
haber… —Se mordió el labio, y después tomó una respiración—. ¿Recuerdas esa
primera vez cuando dije que no debería haber nada sexual entre nosotros?
—Sí, lo recuerdo. Y he estado usando eso para forzarte a establecer tus límites
para que entiendas el poder que tienes incluso como una sumisa.
—¿Por qué?
—Ash, no estás haciendo esto para estar cómoda. Estas haciendo esto para
45 explorar algo nuevo y diferente. Algo que te excite.
—No, es más que eso. Estas curiosa sobre cómo sería estar en una relación de
Dominante-sumisa. Una relación sexual. Y eso te asusta. Porque te empuja fuera
de su zona de confort.
—No tenemos que hacerlo. Pero quieres hacerlo. Y quieres que te empuje.
Se giró hacia ella, bloqueando su mirada con sus amplios ojos azules.
»Creo que la idea de explorar una relación sexual conmigo… —continuó él—,
donde te domine completamente… te estimula. Pienso que quieres proseguir más
que nada. —Se inclinó más cerca—. Donde te ordene que me hagas cosas sexis.
Como decirte que te quites la ropa y te arrodilles frente a mí. Sacar mi polla y
tomarla en tu boca, después chuparla hasta que me venga en tu boca.
Ella exhaló.
—Es solo que… eres el padrastro de mi amiga y no creo que a ella le gustaría si
algo pasara entre nosotros.
—Sin peros. Ash, no puedes permitir que lo que quieran otras personas, o lo
que pienses que quieren, dicte lo que quieres hacer. Si quieres algo, ve por ello. Ya
sea el amigo con el que quieres tener una relación romántica o tener una
experiencia sexual ilícita conmigo.
—¿Ilícita?
Él rio.
Oh, Dios, no podía creer que hubiera dicho eso en voz alta.
—Ven conmigo.
—¿A dónde vamos? —preguntó mientras la llevaba por el sendero entre los
arboles hacia la carretera.
—Pero…
Sus manos agarraron sus brazos, entonces sus labios capturaron los de ella. Ella
se puso de puntillas, necesitando estar más cerca. Necesitando sentir sus labios
presionando más fuerte en los de ella. Su lengua entró en su boca y ella murmuró
suavemente. Él tomó su boca con pasión, consumiéndola. Pero luego el beso se
suavizó, volviéndose casi tierno. Sus brazos se deslizaron alrededor de ella y la
atrajo más cerca, como un amante cariñoso, mientras seducía su boca con sus
talentosos labios.
Ella se derritió contra él, su corazón latiendo frenéticamente, sintiendo el eco
de su propio latido contra ella.
—Tienes una elección en cada paso del camino, pero debes saber que cuando te
tenga en mi casa, voy a forzarte a dejar cada una de tus barreras y aumentar tu
necesidad a un punto álgido, y después voy a tomar total ventaja de la situación y te
llevaré a un lugar que nunca has estado antes. Y te advierto, que rápidamente
perderás la voluntad de decir no. Así que, decide cuidadosamente antes de decir
que vendrás conmigo.
Pero “debería” era una palabra que ella resistía. Era auto-limitante e imponía
barreras externamente. Porque ella podía hacer todo lo que quisiera. La única que
tenía derecho a dictar lo que hacía o no hacía era ella.
Tan pronto como la puerta se cerró detrás de ellos, Dare envolvió a Ashley en
sus brazos y la besó. Ella se derritió contra él, el calor del deseo que se había estado
construyendo en el viaje aquí llenándola con anticipación.
Luego él se alejó. Ella solo podía ver un parpadeo del calor en sus ojos
mientras entrenaba su expresión a una de autoridad calmada.
—Sí, señor.
Él la dirigió hacia las escaleras, luego subieron al segundo piso. A través de las
grandes puertas dobles al final del pasillo ella logró ver una gran cama con dosel en
caoba profunda. Ella lo siguió hacia esta, pero luego él se detuvo en una puerta a la
derecha y la abrió. Encendió una luz, eliminando la oscuridad y la condujo al
interior. Ella miró a su alrededor, sus ojos se abrieron de par en par ante el
mobiliario de madera toscamente tallada alrededor de la habitación. Una gran
pieza en forma de X en una esquina, de aproximadamente dos metros de altura con
esposas en esta. Bancos acolchados de diferentes formas, todos con restricciones. Y
un armario alto a lo largo de la pared.
»Ven acá.
¿Él quería que ella se desnudara? Oh, Dios, esto se estaba volviendo demasiado
real muy rápido.
Cuando ella terminó con el botón inferior, ella deslizó sus manos por la solapa,
lista para abrir la blusa, pero él la tomó de las manos y la atrajo hacia sí.
»Haz solo lo que te digo y nada más —dijo, su voz denotando un hecho.
Él colocó sus manos a los costados de ella y luego separó lentamente su blusa,
revelando sus pechos ataviados en encaje. El calor de su mirada la quemaba
mientras miraba sus hinchados pechos, los pezones empujando el fino encaje. Él
deslizó la blusa sobre sus hombros y por sus brazos cayendo al suelo.
Las manos de él se deslizaron por las cosillas, luego debajo de sus pechos y un
pulgar se deslizó sobre el duro nudo. El aliento de ella quedó atrapado ante las
increíbles sensaciones que vibraban a través de ella. Luego su otro pulgar rozó su
segundo pezón y pensó que sus rodillas se doblarían.
»Date vuelta.
Ella giró, y una vez que ella estaba de espaldas a él, sintió los dedos trabajando
los broches del sujetador. Luego lo soltó. Él le quitó las correas por sus hombros y
ella lo dejó caer siguiendo a la blusa en el suelo.
»Ahora vuélvete hacia mí.
Oh, Dios, cuando ella se volteara la vería desnuda de la cintura para arriba.
Ella se sentía vulnerable e insegura.
Pero se giró.
—Bien.
Él envolvió sus manos alrededor de su cintura y la acercó, luego con una mano
en la parte baja de su espalda, él acunó su pecho con la otra mano. Él calor de su
gran mano masculina alrededor de ella envió sus hormonas en espiral. Luego él se
inclinó hacia adelante y cubrió la aureola con su boca. Su lengua empujando su
duro pezón… luego succionó.
Él lamió y mamó por unos minutos más antes de pasar al otro. Cuando tomó
eso en su boca caliente, ella gimió de nuevo.
»Gírate.
Sintió los labios de él sobre ella. Revoloteando sobre su carne redonda en besos
ligeros como mariposas. Tan delicados y sexy. Luego acarició la endeble tela de sus
bragas, rozando contra sus pliegues derretidos.
Oh, Dios, ella pensó que ella moriría. Esto fue tan intensamente íntimo.
Sus dedos se deslizaron bajo el encaje elástico de la tanga y la empujó hacia
abajo. Pronto, él se quitó la última tela que cubría su cuerpo desnudo. Él presionó
su mano contra su espalda y la empujó hacia adelante hasta que ella se inclinó.
Entonces ella saltó cuando sintió su boca tocarla. Su lengua presionó sus
pliegues y la lamió.
Él apretó sus muslos, abriéndola hacia él, luego su lengua se hundió más
profundamente en ella. Su mano regresó a su espalda y la apretó aún más, luego su
boca la cubrió. Él encontró su clítoris y se burló de ella.
—Oh sí.
51
—¿Te gusta eso?
Él metió sus manos debajo de sus pechos y se levantó, mirando a cada uno. Él
los acarició suavemente. Las chispas se encendieron desde sus pezones hasta su
núcleo interno.
—Híncate.
—Desvísteme.
—Sí, señor.
Ella le quitó la camisa, luego su mirada cayó a sus pantalones. Ella desabrochó
el botón y bajó la cremallera. Lentamente. Dentro, ella pudo ver su gruesa, polla
hinchada tirando del ligero algodón de sus calzoncillos. Se puso de pie, su cuerpo
se movió más cerca de ella, y se bajó los pantalones. Luego esperó, sus calzoncillos
todavía cubrían apenas su pene distendido.
Ella metió los dedos debajo del elástico y los bajó, lentamente. Su mirada se
fijó en la cabeza expuesta de su polla, y luego en el largo eje mientras tiraba de la
tela. Ella empujó los calzoncillos por sus gruesos muslos hasta el suelo, luego miró
su pene largo y duro, apuntando directamente al techo.
Tal vez parecía tan increíblemente largo porque lo estaba mirando, pero
cuando ella se enderezó, él se sentó y ella lo miraba de cerca, con los ojos muy
abiertos.
Ella arrastró su lengua sobre él, saboreando la gotita salada brillando cerca de
la pequeña abertura en la corona. Luego ella pasó su lengua sobre él otra vez.
Ella abrió la boca y tomó su cabeza con forma de hongo dentro de su boca.
Girando la lengua debajo de la cresta, se deleitó con el sonido de sus murmullos de
aprobación.
Su mano acarició arriba y abajo su eje duro mientras ella jugueteaba con su
pene escuchando su rápida respiración. Ella se deslizó hacia abajo, tomando todo
53 lo que pudo, y luego se deslizó hacia arriba de nuevo, siguiendo su mano. Él la
observó, sus ojos ardiendo de deseo.
Su otra mano se deslizó hacia abajo hasta que sintió sus sacos suaves, luego los
ahuecó. Ella mantuvo su mirada fija en la de él mientras acariciaba sus bolas
mientras su polla se deslizaba dentro y fuera de su boca. Su pene se crispó y pudo
sentir los sacos apretarse. Pronto ella lo haría venirse. Sintiendo el latido de su polla
mientras él entró en su boca. Y ella tragaría cada gota.
Aquí estaba ella, totalmente desnuda en frente de él, su pecho moviéndose con
su excitación, sus muslos abiertos ampliamente y él viendo sus pliegues brillantes.
Él se hincó frente de ella y su boca presionada contra su humedad. Cuando él
succionó su clítoris ella gritó.
Él la miró fijamente.
Ella jadeó. Sus dedos temblando dentro de ella la habían arrastrado al borde y
ahora… ella se estremeció cuando el placer se hinchó… ahora ella iba a…
54 —¡Ohhh, sí!
Los ojos de él brillaron cuando movió sus dedos dentro de ella, mirándola
intensamente.
Mientras ella flotaba de vuelta a la tierra, sus labios se encontraron con los de
ella, su lengua empujando suavemente dentro de su boca. Pulsó dentro de ella y la
chupó, tirando de él más profundamente dentro de ella hasta que gimió.
Sus manos se deslizaron por su espalda desnuda y se dio cuenta de sus pechos
apretados contra los duros músculos del pecho de él.
—Oh sí, Señor Gallagher. Quiero que me folle. Lo he querido por tanto
tiempo. ¡Porrrrrr favor fóllame!
En un bajo gemido, él avanzó.
Ella pudo verlo en su ojos que estaba usando cada pizca de control que él
poseía para entrar lentamente. Él estaba grueso y duro, extendiéndola. Casi
doloroso, él era tan grande. Pero ella lo deseaba. Lo quería. Completo. Llenándola
como ningún hombre lo había hecho antes.
Eso fue mucho para que él fuera lento y entró profundo. Ella jadeo. Lágrimas
picaron en sus ojos y la dulzura del dolor-placer de tenerlo completamente inmerso
en su cuerpo.
55
»Sí —gimoteó ella, y lo apretó dentro.
Él gimió en respuesta.
Ella sintió las lágrimas salir de sus ojos. La sensación era tan increíblemente…
dulcemente… explosiva.
Sus manos envueltas alrededor de las cadenas sobre ella para estabilizarse y ella
envolvió sus piernas alrededor de la cintura de él. Su siguiente empuje lo condujo
inclusive más profundo y ella gritó. Su agarre se apretó en las cadenas.
»Jodidamente me voy a venir tan fuerte. —Sus labios rozaron su oído—. Pero
no hasta que tú lo hagas.
Entonces se estrelló fuerte dentro de su cuerpo. Ella jadeo mientras un orgasmo
comenzó profundo dentro de ella y explotó, tronando a través de su cuerpo en una
masiva extática erupción de energía. Ella gimió a todo pulmón, cabalgando la ola
de éxtasis, aferrada a las cadenas, con las piernas apretadas a su alrededor en un
apretón mortal.
56 Ashley se despertó. Ella no supo si fueron segundos o minutos los que pasaron,
pero ella se encontró en la cama con sábanas negras. Ella levantó la vista para ver el
rostro de Dare, su expresión lleno de preocupación.
Él se rio.
—Bueno, tengo que admitirlo, es la primera vez que hice a una mujer
desmayarse.
—Créeme. Lo haré.
Él parecía tomarlo todo con calma, pero ella era un desastre tembloroso, solo
trataba de mantener la calma exterior mientras pasaban el tiempo juntos. Sin
embargo, lo que ella realmente quería era que él le ordenara desnudarse y volver a
hacerlo.
—¿Qué?
—¿Relación?
Él frunció el ceño.
—Ash, no veo que esto se convierta algo a largo plazo. Sabes que estoy aquí
por un mes más o menos, y una vez que mi negocio esté terminado, vuelvo a
Nueva York. Y tú tienes un trabajo aquí. No creo que ninguno de los dos quiera
complicar las cosas al asumir que hay un futuro entre nosotros.
Ella asintió.
—Por supuesto. —Sonaba tan razonable, pero ella aun así se sintió indeseada.
—Así que ¿estás feliz con la información que estás consiguiendo para tu
artículo? —preguntó él.
Ella cerró sus labios. Era mejor pensar en eso que revolcarse en su sentimiento
de rechazo.
Ella asintió.
—No asumas que es natural y que los otros no podrán hacerlo. Es solo cuestión
de mantener un tono firme y hablar con confianza.
—Por cierto, ¿cómo fue tu sesión de práctica el otro día con tu amigo?
Dare observó a Ashley. Él podía decir que ella estaba infeliz cuando dijo que su
relación sexual terminaría cuando sus negocios en la ciudad terminaran.
¿Realmente ella podía creer que tenían un futuro?
Estaba seguro que las inseguridades dentro de ella la estaban pateando. Ella
estaba claramente interesada en su amigo.
—¿Qué pasó?
—No estaba muy segura de mí misma. Él ayudó, sin embargo. Me guio un
poco preguntándome qué habíamos hecho tú y yo juntos, y luego sugiriendo que
hiciéramos eso.
Ella asintió.
—Entonces, después de darle algunas órdenes para que se sentara, ¿se arrodilló
a tus pies y miró la película, o le dijiste que era desobediente y tuviste que castigarlo
como yo te castigué?
¿Su dulce Ash en realidad le dio una nalgada al hombre? ¿Le ordenó que dejara
caer sus pantalones? La idea envió calor directamente a su ingle, al mismo tiempo
que una oleada de celos lo atravesó. ¿Qué diablos fue eso?
Ella estaba mintiendo. Lo sabía. Pero no se lo diría, porque podía decir que
algo sobre la situación la había molestado.
Él sonrió.
Cuando Dare sugirió que Adam se uniera a ellos para algunas sesiones, Ashley
había entrado en shock. Quería decir que ellos tres… Oh, Dios. Pero luego se dio
cuenta que solo quería decir conocer a Adam y darle algunos puntos de como ella y
Adam podrían practicar juntos.
Y ella sospechó que quería unirlos, así no se sentiría tan mal alejándose.
—Estás tranquila esta mañana —dijo Adam mientras corrieron por el camino
juntos. Él miró hacia ella—. ¿Es por lo que sucedió cuando viene la otra noche?
Porque haré lo que sea que pueda hacer para hacer las cosas bien entre nosotros.
Realmente lo siento por el beso.
60 Pero era una mentira. La cosa entera, especialmente su rechazo, la hizo sentir
incómoda. Ella realmente había pensado que cuando lo besó, finalmente habían
roto la barrera entre ellos y podían pasar a una relación más íntima y cercana. Una
llena de posibilidades. Pero él había rechazado eso.
Sin embargo, seguían siendo amigos, y ella quería que eso siguiera siendo
cierto.
Casi había esperado que se negara después de la torpeza de la última vez, pero
Adam siempre la apoyaba y parecía que no permitiría que un beso no deseado se
interpusiera en el camino.
Adam tomó la botella de cerveza que le entregó Ashley, luego la vio sentarse
frente a él con un su vaso de refresco. Ella se veía tan linda en sus jeans apretados y
blusa floral que acentuó sus pechos llenos, revelando justo lo suficiente de su escote
para ser atractiva pero no descaradamente sexy.
—No estoy realmente segura. Tal vez podría ordenarte que limpies mi
apartamento. —Ella sonrió—. Les puede ir bien una aspirada a las alfombras.
Él se rio.
—Supongo que una vez que realmente lo domines, serás capaz de vencer mi
desobediencia voluntaria.
61 —Sí gracias. Creo que necesito un poco más de cooperación mientras estoy
aprendiendo.
—Todo bien. ¿Por qué no lo hacemos como la última vez y repetimos lo que
hiciste con tu mentor.
Mierda, ella había tenido sexo con Dare. El estómago de Adam se apretó ante
la idea. Dios, maldito sea, él la había besado la última vez que habían estado
juntos, dándole la oportunidad perfecta para perseguir una relación con ella, pero él
jodidamente había retrocedido. Ahora ella estaba follando a Dare.
—No sé. —Ella comprimió sus labios—. Quiero decir, no, no en realidad.
—¿Qué?
—Deja de verlo. Continuar solamente será más difícil para ti cuando termine, y
si él no ve un futuro para ustedes dos, ¿por qué pasar por eso?
Maldita sea, ella se estaba enamorando de él. Él podía verlo en sus ojos.
Entendía los peligros de tener una relación con ella, pero… Joder, la idea de
nunca tenerla en sus brazos o sentir su dulce cuerpo pegado al suyo, sin nunca
enterrarse en sus profundidades aterciopeladas, le causaba dolor. Quería guiarla
hacia el gozoso éxtasis de la rendición completa donde se había dejado totalmente
vulnerable a él. Quería poseerla, en cuerpo y alma, y mostrarle la dulce liberación
que solo él podía darle.
Se puso de pie y caminó hacia ella, luego tomó su mano y la puso de pie.
Entonces ella estaba en sus brazos y su boca estaba cubriendo la de ella. Ella se
puso rígida al principio, claramente sorprendida por su acción, luego se relajó, su
cuerpo suave se derritió contra él. Su lengua empujó contra la comisura de su boca
y ella la abrió.
Ella debió haberla sentido, porque aplanó sus manos sobre el pecho de él y
presionó. Él inmediatamente retirándose. Pero sin dejarla de abrazar.
—No entiendo —dijo ella—. Cuando nos besamos la vez pasada… Me dijiste
que no me deseabas.
63
—¿Qué no te deseaba? Mierda, Ash, te he deseado desde el primer momento en
que mis ojos se posaron en ti. —Sus labios rozaron los de ella con un ligero beso,
determinado a convencerla.
—Pero dijiste que estabas preocupado por el hecho que eres mayor que yo. Y
que sería complicado, tú siendo mi jefe.
—Tal vez solo estaba siendo un idiota. Tal vez nada de eso importa.
—A mí no me importa.
Ella sonrió.
—No puedo creerlo. Te he querido por tanto tiempo. —Ella acarició las
mejillas de él, su mano suave contra la piel áspera. Sus grandes ojos azules llenos
con alegría y ella se acercó. Su dulce boca le hizo señas y él rozó sus labios contra
los de ella. Ella se abrió, luego deslizó su lengua en su boca. Lo chupó ligeramente
al principio, luego más fuerte, tirando de él más profundo. Sus manos vagaron por
su espalda, luego la atrajo hacia él mientras sus lenguas se enredaban.
—¿Pero estás dispuesta a alejarte de mí? —Su mano acarició su espina dorsal y
él la aplanó hasta la parte baja de la espalda y la atrajo hacia sí. Su duro e hinchado
pene se clavó en su vientre—. Puedo dejarte en un charco derretido en el piso.
Ella lo miró con los ojos muy abiertos, el deseo calentando la profundamente
azules.
—Te creo.
—No, no lo está. Es justo que sea honesta contigo, Adam. Dare está aquí por
otro mes y voy a seguir viéndolo todo lo que pueda. —Ella se mordió el labio
mientras lo miraba—. Después de eso, entonces podríamos…
Ella no contestó, pero la esperanza en esos amplios ojos azules le dijeron que
eso era exactamente lo que ella estaba preguntando.
Él apretó sus dientes, viendo profundamente en sus ojos como si pudiera
convencerla de cambiar de forma de pensar por la pura fuerza de su voluntad, pero
quedó claro que ella no iba a hacerlo. Finalmente, él la soltó y dio un paso atrás.
—Lo sé, yo... —Inhaló profundo—. Tuve una pelea con... mi amigo.
—Entra.
Quería sentir su duro cuerpo desnudo contra el de ella. Ser consumida por su
abrumante masculinidad.
Pero cuando se recostó en sus brazos luego de eso, su cálido cuerpo envuelto a
su alrededor, ella se preguntó si cometió un error. No es que ella quisiera rendirse
con Dare. El simple pensamiento la enviaba en cascada a la depresión. Pero ella
tenía una oportunidad para comenzar una relación con Adam, un hombre que
anhelaba desde un largo tiempo. Un hombre con el cual, ella creía, podría forjar
una relación a largo plazo. Y ella lo había rechazado, insistiendo en que no se
rendiría con Dare.
—Tu amistad con él. Por lo que me dijiste, ustedes dos son muy cercanos, y no
creo que él vaya a rendirse a eso con tanta facilidad.
Ashley despertó con el sol brillando con fuerza y el olor del tocino flotando a su
alrededor. Sus párpados se abrieron y ella se sentó.
Ella lo siguió escaleras abajo y luego dentro del comedor. Se sentó y se sirvió
café de los termos en la mesa, mientras él volvía a la cocina. Apareció un momento
después, con dos platos de tocino y huevos revueltos.
—Añado unas hierbas a los huevos para hacerlos un poco más emocionantes.
Ella no podía creer que Dare cocinara. Se lo imaginó teniendo a alguien para
hacerlo por él. Como una mucama o una de sus sumisas. De hecho, estaba
67 sorprendida de que él no le ordenara salir de la cama para hacerle el desayuno.
Él continuó comiendo.
—No estoy esperando a alguien a esta hora de la mañana, y no veo razón para
interrumpir un bonito desayuno por un desconocido maleducado.
Ashley se congeló con esa voz. Jaló la bata más fuerte a su alrededor mientras
miraba a la puerta. Quería correr. Esconderse. Cualquier cosa para evitar ser vista
por la recién llegada.
Durante años Adam y Ash han estado dando vueltas en un romance, pero al
escucharlo decir que él quiere más, que él puede ser lo que ella está buscando, la
hace tambalearse y sus besos abrazadores le prenden fuego a su sangre. Poco
dispuesta a renunciar a su relación con Dare, también quiere explorar el futuro que
puede tener con Adam. Su cabeza sabe que tiene que elegir, pero su corazón y su
cuerpo, los quiere a ambos.
70