You are on page 1of 1

Hannah Arendt: «La verdad filosófica se refiere al hombre en su singularidad y, por tanto, es apolítica por

naturaleza. Si, no obstante, el filósofo quiere que su verdad prevalezca ante las opiniones de la mayoría,
sufrirá una derrota y tal vez de ella deduzca que la verdad es impotente, una perogrullada que equivale a que
un matemático, incapaz de cuadrar el círculo, se quejase de que el círculo no sea un cuadrado. Podría
sentirse tentado, como Platón, de hacerse oír por algún tirano con inclinaciones filosóficas, y en el afortunado
y muy poco probable caso de que tuviera éxito, podría fundar una de esas tiranías de la "verdad" que
conocemos en especial a través de las diversas utopías políticas y que, por supuesto, en términos políticos
son tan tiránicas como las otras formas de despotismo. En el apenas menos improbable caso de que su
verdad se impusiera sin el auxilio de la violencia, simplemente porque los hombres están de acuerdo con ella,
la suya sería una victoria pírrica. En tal caso, la verdad debería su predominio no a su propia fuerza sino al
acuerdo de la mayoría, que podría cambiar de parecer al día siguiente y sostener alguna otra cosa: lo que
fuera verdad filosófica se convertiría en mera opinión» («Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la
reflexión política»; Barcelona: Península, 1996 [1954], páginas 258-259).

You might also like