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arte español de los años sesenta Si en las primeras décadas del siglo XX el arte de las vanguardias tuvo
un eco escaso en el arte español, muy condicionado siempre por las cir-
cunstancias históricas y el lastre académico del siglo anterior, tras la
contienda civil, dentro de un clima de visceral represión política, se
Para una aproximación a la estética gráfica que apareció en las páginas rechazó cualquier manifestación cultural innovadora. Los planteamien-
de la revista Cuadernos de Ruedo Ibérico, es necesario comentar la tos del nuevo régimen, fundamentados en el retorno a un casticismo
situación por la que atravesaron las artes plásticas en España tras la con- aséptico, supusieron la desconexión absoluta con las propuestas interna-
tienda civil, así como distintas las iniciativas, abstractas y figurativas, cionales de la cultura. La estética del primer franquismo se caracterizó
que se dieron durante las tres décadas siguientes. Es algo muy conocido por un regreso al costumbrismo, la evocación de retóricas imperiales y
y estudiado que, en España, el desarrollo de los lenguajes artísticos de el fomento de anacrónicas formulaciones neonaturalistas. No fue hasta
vanguardia quedó interrumpido por la guerra civil. Durante el conflic- finales de los años cuarenta cuando se produjo una recuperación -mayo-
to, la mayoría de las manifestaciones plásticas se decantaron hacia el ritariamente, más bien tímida y ecléctica- de la vanguardia plástica con
realismo, tanto en su versión política - a semejanza del denominado la aparición de distintos colectivos como Los Indalianos (1946) en
“realismo socialista”- como expresionista, urgidas por los avatares dra- Almería, con Capuleto y Perceval como figuras destacadas; el Grupo
máticos del momento. Así, artistas vinculados al academicismo más Pórtico (1947) en Zaragoza, de marcada ascendencia cubista y com-
ortodoxo y renovadores inquietos se entregaron por igual a un expresio- puesto por Fermín Aguayo, Eloy Giménez Laguardia y Santiago
nismo bélico de fuerte impacto emocional. Muestras de la nueva sensi- Lagunas; el Grupo Z (1948) y
bilidad estética fueron la excepcional producción cartelística y la ilustra- Los Siete (1949) en Valencia,
ción gráfica, así como la obra de los diferentes artistas que expusieron en los que se integraron artis-
en el Pabellón de España en la Feria Internacional de París de 1937, de tas como Manolo Gil o Juan
contenidos en consonancia con los que había reclamado para el arte las Genovés; LADAC (Los
voces del Congreso de Intelectuales Antifascistas, celebrado en Arqueros del Arte
Valencia. Contemporáneo) en Las
Palmas de Gran Canaria
Finalizada la contienda, buen número de artistas innovadores, compro- (1950), auspiciado por
metidos con el ideario de la República, ingresaron en prisión o se dis- Eduardo Westerdhal, al que
persaron en el exilio. La marginación profesional les marcó de forma pertenecieron Manuel
definitiva y, en una amplia mayoría, abandonaron las pautas artísticas Millares, Elvireta Escobio,
modernas. Dentro del nuevo régimen, algunos artistas y escritores, Juan Ismael, Alberto I.
anteriormente muy ligados a las fórmulas de vanguardia, cambiaron de Manrique, Felo Monzón y
José Julio; y Dau al Set (1948)
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en Barcelona, animado por el poeta Joan Brossa y del que formaron de El Paso, de la aguda crisis por la que atravesaban las artes visuales en
parte Cuixart, Ponç, Tharrats, Antoni Tàpies, el teórico Arnaldo Puig España y creadora de un ambiente que permitiera el libre desenvolvi-
y el crítico Juan Eduardo Cirlot. Este último grupo, de inspiración miento del arte y del artista. El proceso abstracto, sobre todo el infor-
surrealista e influenciado por las obras de Klee y Miró, fue sin duda el mal, fue el medio idóneo que encontraron para desarrollar sus supues-
más relevante de aquellos años -aunque hay críticos que conceden la tos. En todo ese cosmos de iniciativas, no se debe olvidar a artistas
supremacía a LADAC por considerarlo más consistente, vanguardista y como Gerardo Rueda y Gustavo Torner, entre otros, que, junto a
en mayor sintonía con las corrientes abstractas internacionales de Fernando Zóbel, crearían en 1963 el Museo de Arte Abstracto Español
entonces- y representó una ruptura con la plástica que se realizaba en la -que se inauguraría en 1966-, instalado en las Casas Colgadas de
península siendo, con el tiempo, uno de los gestores de lo que se ha dado Cuenca.
en llamar informalismo.
También, en esa misma Paradójicamente, este apogeo
época, se formó la Escuela de “moderno” no se correspondió
Altamira, iniciativa de con el inmovilismo del régi-
Mathias Goeritz, pintor ale- men de Franco que, al mismo
mán afincado en España tiempo, se veía obligado a
desde 1941, que organizó los presentar una imagen liberal
congresos de arte contempo- en los círculos políticos inter-
ráneo de Santillana del Mar nacionales dada su progresiva
(Santander) en 1949 y 1950. integración en ellos. Así, con
Durante casi una década los la idea de proyectar esa ima-
trabajos de Dau al Set y de gen de España como país
algunas figuras aisladas, como “libre”, en el que los artistas e
Ángel Ferrant, Oteiza, intelectuales podían llevar a
Palazuelo o Chillida, fueron cabo su actividad sin ningún
los únicos signos de moderni- tipo de problemas, se utilizó a
dad en la escena plástica espa- los integrantes de estos gru-
ñola hasta bien entrados los años cincuenta, cuando aparecieron tres pos renovadores en importantes manifestaciones, como la Bienal de
colectivos que intentaron una renovación significativa: el Grupo Venecia de 1958 -en la que Chillida obtuvo el Gran Premio de
Parpalló (Valencia, 1956), El Paso (Madrid, 1957) y el Equipo 57 Escultura-. Pero el compromiso social de algunos de estos artistas y su
(París, 1957). Mientras el Equipo 57 partió de bases neorracionalistas y clara oposición al régimen político, denunciado muchas veces en sus
constructivistas, centrando su trabajo en la aplicación de esas teorías, El obras, frustró a la larga las pretensiones de los funcionarios culturales
Paso -con la participación de Antonio Saura, Manuel Millares, Martín del franquismo.
Chirino, Luis Feito, Rafael Canogar, Manuel Rivera y Manuel Viola,
entre otros- y en menor medida el Grupo Parpalló -en el que se inte- En 1960, con dos exposiciones celebradas en Nueva York, New Spanish
graron Manolo Gil, Andreu Alfaro y Eusebio Sempere-, se lanzaron a Painting and Sculpture en el MoMa y Before Picasso, After Miró en
la búsqueda de una estética “diferente”, superadora, según el manifiesto el Guggenheim, organizadas con apoyo oficial español, culminó el
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