36. LA HERO{NA
Annis Pratt
Las heroinas participan en dos tipos de bisqueda: la biis-
queda del desarrollo en la joven heroina, que Carol Christ llama
«biisqueda social», y el viaje de renacimiento que suele em-
prenderse en la mediana edad o més tarde. Christ define la pri-
‘mera como «una biisqueda del yo en la que el protagonista em-
picza cn la alienacién y busca integracién en una comunidad
humana en la que él o ella puedan desarrollarse més plenamen-
te». La segunda implica «una relacién con el poder o los pode-
res edsmicos»."
Estudiando obras de ficcién escritas por mujeres briténicas 0
norteamericanas, he visto que las autoras suelen subordinar las
heroinas a limitaciones de género en un grado todavia mas mu-
tilante del que las autoras experimentan en su propia vida. He
descubierto, sin embargo, que la literatura femenina no esta to-
talmente determinada por la cultura patriarcal que nos rodea. In-
ccluso las autoras més conservadoras entretejen en sus textos
hebras de una posibilidad femenina mas holistica que trastoca
las ideas de los hombres acerca de lo que Ins mujeres deberian
ser y hacer. En sus relatos sobre jévenes que participan en la
284
La heroina
biisqueda social, incluso las autoras mas feministas muestran a
sus protagonistas constrefiidas por prescripciones patriarcales
que limitan el desarrollo de una auténtica yoidad adulta, de
modo que la heroina se ve obligada a ir hacia abajo en vez de
hacia arriba. Pero en novelas de transformacién y renacimiento,
Jas autoras a menudo postulan una maduracién psicolégica de
las heroinas més completa de lo que aprucba el patriarcado.
La ficcién femenina, como nuestros suefios, nos fortalece para
resistir lo que mas tememos y para imaginar creativamente
mundos alternativos.
La literatura femenina sugiere que la biisqueda social de la
heroina suele implicar una serie de etapas claramente distintas
de las que Joseph Campbell y otros han visto como caracteris-
ticas del viaje del héroe masculino:
El mundo verde, Cuando la joven se aproxima a la pubertad, a
menudo siente un gran anheio de la naturaleza. De ella se espe~
ra que se adapte a la adultez. femenina, que en el patriarcado
conlleva clausura bajo el control masculino, pero ella siente
que en el mundo verde se posee a si misma y no quiere renun-
ciar a los vivificadores vinculos con la naturaleza. Es un perio-
do en el que experimenta en la naturaleza una realizacién de la
yoidad que teme perder cuando crezca.
Cruzar el umbral, En esta etapa la joven debe abandonar la
casa paterna para que ocurra la diferenciacién. Mientras que los
chicos se rebelan contra sus padres y desean evitar una compli-
cidad fatal con la madre como «otra, buscan sin embargo su-
perar la vida sexual y social del padre en la sociedad masculina,
Las chicas tienden a desdefiar un arquetipo maternal terrible-
mente victimizado con el que temen una fusién fatal. La madre
que se deja atrés sirve menos como modelo que como ejemplo
de lo que una no debe ser. Esto carga a la busqueda femenina
del Eros, tanto heterosexual como lesbiana, con el peligto de
que resurjan apegos infantiles o antagonismos adolescentes.
285Papeles arquetipicos
El amante del mundo verde. La heroina suele volverse a un
amante de fantasia que no tiene nada de patriarcal, que desea
participacién en un amor mutuamente placentero en vez. de po-
der sobre ella. Sin embargo, esta figura del deseo puede pro-
yectarse sobre amantes inadecuados y contagiados de pal
cado, lo que leva a.
El trauma de la violacién. Aunque en su forma més dramatica y
perjudicial se trata de la penetracién violenta contra la voluntad
erdtica de la mujer, también incluye cualquier acto de amor
que la joven heroina no desea. Penelope Washbourn escribe:
«Hacer el amor” con un hombre que no desea, fingir atraccién
erotica o excitacién, tener un hijo que no desea, tener sexo con
un hombre contra su voluntad, son formas de muerte espiritual
femenina.»* Vestigios de la teoria de que la mujer que disfruta el
sexo es poco femenina suelen ser internalizados, bloqueando el
acceso al Eros auténticamente deseado y a la maduracién psi-
colégica,
Clausura en el patriarcado, La conformidad a las normas ma-
ritales o de géneto amenaza con cerrar las puertas de la bus
queda del yo. Tal como una joven heroina describié las sensa-
ciones del dia de su boda, condescender al matrimonio contra
sus ms hondos instintos es como ser encapsulada dentro de un
bombén de merengue.
Consecucién de la biisqueda: logro de la plenitud erdtica y vo-
cacional. La busqueda heroica de la yoidad auténtica raramen-
te se completa con éxito en las novelas que he estudiado, ex-
cepto en ficciones en las que ella consigue desempefiar una
vida adulta y plena como participante en un colectivo no-pa-
triarcal imaginario. Lo que es normal en la bisqueda del héroe
masculino extravia a la heroina, Aunque el héroe masculino
también puede rebelarse contra su identidad social, aqui la he-
roina no tiene elecciGn. Si quiere completarse, si quiere experi
286
La heroina
mentar la totalidad de sexualidad, competencia, crecimiento
intelectual y maestria vocacional que constituyen la yoidad hu
mana, es probable que sea castigada y marginada, En el ambito
de la autodeterminacién sexual, el hombre es recompensado,
mientras que slo he encontrado dos o tres heroinas de ficcién a
las que se les permitié sobrevivir a un placer sexual gozoso y
escogido por ellas mismas. La joven que completa la busqueda
es por definicién una proscrita de la sociedad, y su biisqueda
cial es asocial por definicién,
En la heroina, las etapas del viaje de renacimiento también
difieren significativamente de las etapas tipicas del viaje del hé-
toe:
Rechazo de la persona. En las etapas iniciales, la heroina expe-
rimenta una insatisfaccidn primero vaga y luego mas consciente
con el papel social que ha asumido. Puede haberse masculiniza-
do en una especie de travestismo psicolégico, desarrollando
racteristicas competitivas, contundentes, agresivas y abierta-
mente racionales que considera necesarias para salir adelante en
el mundo del trabajo. Por otra parte, puede haberse adaptado a
normas de género que someten a la mujer a una serie de papeles
a los que se entrega en detrimento de su propia yoidad. A me-
nudo el viaje de renacimiento empieza con una separacién del
marido o el amante, o una decisién, por fin, de dejar de ident
ficarse con el propio padre.
Encuentro con la sombra. La sombra desempeita un papel cla-
ramente diferente en la biisqueda de renacimiento de la heroina
que en la del héroe. La sombra masculina de Jung, o anti-yo, es
antisocial, est relacionada con impulsos que surgen de la re-
belién contra las costumbres y normas culturales, emerge a
partir de impulsos reprimidos en el inconsciente. He descu-
bierto que las sombras femeninas descritas en la literatura son
socialmente conformistas ¢ incorporan el autoaborrecimiento de
287Papeles arquetipicos
las mujeres por sus desviaciones de las normas de género, in.
cluidas las normas que prohiben la sexualidad femenina, La
heroina tiene més posibilidades de encontrar en su sombra, So-
cialmente internalizado, su propio rechazo de arquetipos pro-
fundamente femeninos. En la poesia o ficcién femeninas, Ia
sombra de la heroina aparece bajo la forma de un compafiero
‘masculino especialmente horroroso; 1a sombra ginofébica y el
animus se fanden en un amante 0 «matido horrible» que incre-
‘menta la autoacusacién de 1a mujer e intenta arrastrarla de nue-
vo al sometimiento a las convenciones sociales. $i la heroina
queda atrapada en esta fase, incapaz de trascender los mensajes
gue le Hegan a través de la experiencia social cotidiana en el pa~
triarcado, su viaje de renacimiento fracasara.
Encuentro con figuras parentales. La heroina vuelve a encon-
trarse en su viaje con las figuras de sus padres, ya sea en la re~
alidad o en el recuerdo. Este es el momento de completar una
diferenciacién psicolégica que comenz6 con la separacién fisi-
ca, Sélo en la mediana edad o después puede Ja heroina aceptar
satisfactoriamente al padre o madre de su recuerdo personal.
Cuando los elementos positivos y negativos del padre y la ma-
dre biolégicos se absorben y trascienden, y se rompe toda iden-
tificacién abierta o fusién antagonista con los padres vivos y re~
ales, entonces puede darse el encuentro con el arquetipo
maternal més profundo.
La seftal 0 guia del mundo verde. Mientras se halla en la biis-
queda de renacimiento, la heroina da vueltas a cuestiones ante-
riores que fueron pasadas por alto en aras de la adaptacién a la
sociedad. Sefiales y gufas del mundo verde, que parecen empu-
jarla hacia un mayor desarrotlo, surgen bajo la forma de un de-
seo de volver a visitar un punto especial de la naturaleza, o en el
suefio de un animal. Como en la bisqueda social del joven hé-
roe indio americano que «implora una visién» y a menudo en-
cuentra un animal o un espiritu protector de la naturaleza, las
288
La heroina
heroinas de ficcién en esta etapa se encuentran con suefios de
focas, tortugas imaginarias, frases musicales sibitamente por-
tentosas y, aun en el caso de una mujer soltera y vieja que se
quita de encima los rasgos patriareales para volverse bruja, un
recipiente con frutas enviado desde el campo y aparentemente
inocente. Las heroinas de las mujeres negras pueden sentirse
impulsadas a estudiar su herencia de Africa occidental o re-
gresar a la tierra originaria de su familia,
El amante del mundo verde. En ta literatura femenina, el en-
cuentro con una figura erdtica de diosa o dios probablemente
sera natural, antisocial y de ningiin modo marital; estard libre
del contenido patriarcal de la sombra, Las heroinas de fiecién
acaban locas, muertas 0 como minimo proscritas cuando con-
sienten en tener relaciones amorosas con el amante del mundo
verde. Ya sea una figura real o imaginaria, este amante ideal
aparece como un guia iniciador y suele ayudar a las mujeres en
momentos dificiles de su busqueda. El (0 a veces ella) no cons-
tituye el punto crucial ni la finalidad del viaje de renacimiento.
El encuentro con el amante del mundo verde permite a la hero-
ina aceptar su sexualidad potente y femenina y continuar su
viaje de renacimiento.
arquetipo maternal. En la versién masculina de la busqueda
del renacimiento, el encuentro final es con un «otro», distinto en
género: una lucha con lo femenino dentro de la psique mascu-
fina, El peligro en este proceso es la complicidad fatal con un
ser ajeno y contrasexual; 1a finalidad es someterla como ele-
mento del yo masculino renacido. La polarizacién del género y
Ia valoracién de la conducta de poder que hizo Jung trastocan su
objetivo de una psicologia equilibrada o andrégina.
El encuentro de la heroina con una figura femenina y ma-
ternal en las profundidades de su psique implica esclarecer qué
ha de set rechazado y qué ha de ser absorbido de la figura ma-
tema original y de su experiencia femenina personal. Cuando se
289Papeles arquetipicos
supera el sometimiento de género y una se relaciona con la
madre personal a nivel subconsciente, la heroina avanza hacia
una transformacién de la personalidad en ereciente fusién con el
arquetipo maternal, o en una simbiosis complementaria. Mien-
tras que en una ctapa anterior de la biisqueda social puede haber
experimentado una pérdida de identidad 0 una fusién, sus fron-
teras personales estin ahora suficientemente diferenciadas de
las de la madre bioldgica como para que pueda revitalizarse a
través del arquetipo maternal
El retorno a la sociedad. Cuando se supera el terror al arqueti-
po maternal, a menudo surge una imagineria natural y una par-
ticipacidn sensual, muy peculiar y corporal, en el incesante to-
rrente de la vida temprana, En su retomo a la sociedad desde un
viaje en el que se ha transformado en agente de su propio des-
tino y se ha llenado de placer sexual, competencia, autoestima y
valor, Ia heroina es ahora una Anciana, o Mujer Sabia. En las
sociedades eurocéntricas falta respeto por los mayotes, espe-
cialmente por las mujeres de mediana y tercera edad, falta de
respeto que a menudo se ve reforzada por hombres y mujeres
que no han completado sus propios viajes de renacimiento y
contintian sintiendo miedo y antagonismo contra cualquier per-
sona en la que puedan proyectar su arquetipo maternal no a
milado. Debido a ello, la Anciana renacida suele obtener poca
admiracién por su sabiduria espiritual y es probable que suscite
miedo ¢ incluso aborrecimiento.
Estos esbozos de las buisquedas sociales y de renacimiento
se basan en el estudio de la literatura. Aunque los datos de fic-
cidn suelen ser menos estimulantes que la experiencia viva de
las mujeres, la poesia que he examinado suele ser mas esperan-
zadora. Ademds, muchos de los viajes de renacimiento més
exuberantes de la ficcién reciente han sido eseritos por mujeres
negras, apoyadas en el rechazo de las convenciones europeas re-
alizado por las feministas negras, obras como Mama Day de
290
La herotna
Gloria Naylor, por ejemplo, y Praise for the Widow de Paula
Marshall. Las novelistas y poetisas indias americanas, aunque
todavia més marginadas y a menudo devastadas por los valores
de la América blanca, han escrito libros recientemente (como
Ceremony de Leslie Marmon Silko y la trilogia de Louise Er-
drich Love Medicine, The Beet Queen y Tracks) que, a través de
biisquedas sociales y de renacimiento, rescatan materiales tra-
dicionales arquetipicamente revitalizadores. Mientras que las
heroinas blancas no pueden usurpar por las buenas los arqueti-
pos espirituales de los sistemas religiosos de las mujeres negras
0 indias, pueden buscar arquetipos igualmente poderosos en el
pasado pagano de Europa.
Estoy convencida de que para todas nosotras la literatura
puede servir como catalizadora de opciones vitales. Las nove-
listas y poetisas nos han precavido con relatos de hortores pa-
triarcales y nos han estimulado con historias de heroinas cuyas
biisquedas podemos querer emular. Nos han aportado momen-
tos de epifania, de visién en los que podemos sentir, ascen-
diendo desde nuestras profundidades, una feminidad que tras-
ciende las polaridades de género que destruyen la vida humana,
291