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¿Plan para qué prosperidad?

La semana que moldeará nuestro futuro.

Aquiles Faillace

En estos momentos se está llevando a cabo la reunión entre los presidentes del
Triángulo Norte de Centro América y funcionarios de Estados Unidos y México,
así como invitados de Colombia y Canadá. Lo que llama la atención es… ¿Por
qué una reunión de este nivel se llevará a cabo en una base militar? Si, en la
sede del Comando Sur en Florida, Estados Unidos.
El bienestar y la seguridad de los países centroamericanos serán definidos en
una base militar. ¿Suena confusa verdad? y, sobre todo, tratándose de un plan
lanzado por un banco, el BID, es la guía para nuestro desarrollo.
¿Y quiénes son los funcionarios de Estados Unidos y México que están
participando? Por Estados Unidos el Vicepresidente Mike Pence (que en realidad
no tiene ningún peso político dentro en el sistema constitucional americano), el
Secretario de Estado y el Secretario de Seguridad Nacional.
Por México participan los secretarios tanto de la defensa, como del interior. Cabe
entonces preguntarse… ¿Por qué estos funcionarios?, que representan
básicamente la estrategia de combate al crimen y de ninguna manera, la
estrategia al desarrollo.
Estados Unidos pasó de ser del “policía del mundo”, a colocarse como garante
del orden interno de los países que le afectan directamente. Y al parecer perciben
que Guatemala se está resistiendo a los cambios del plan propuesto por ellos,
llegando incluso el Secretario de Seguridad Nacional a llamar a Guatemala “un
problema que requiere ayuda o de tomar dictado”, sentenciando así cual es la
verdadera visión de dicha reunión.
Estas aseveraciones pasan de lo diplomático, a lo estratégico militar y son el
reflejo de que se están empezando a elevar de tono las condiciones del “patrón”.
Principalmente se persigue la apertura democrática, el fortalecimiento del
aparato de seguridad y justicia de la institucionalidad del país. Esto ante la
debilidad de los estados centroamericanos y de su paradójico fracaso económico
donde a la macroeconomía le va bien y a la gente le va mal.
El reto de Guatemala es muy grande y complejo, pues la agenda oficial en esencia
tiene como objetivo convencer a los Estados Unidos de que los procesos de
cambio requeridos por ellos, ya están en marcha.

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De hecho, se dice que en el equipo de gobierno existe optimismo de que
Guatemala demostrará haber logrado resultados, especialmente en la lucha
contra la corrupción. Lo que tendrá que analizarse al final es si los interlocutores
dan crédito a nuestro país, o si más bien atribuyen este éxito a la CICIG.
En apariencia y por las declaraciones públicas que se han brindado, no hay nada
nuevo en el horizonte, la misma falta de imaginación de nuestros representantes
al manifestar que apoyarán la creación de infraestructura y más empleo para
evitar la migración, sin formar una nueva agenda de inclusión social, más bien
defendiendo la posición tradicional. Lo que es seguro es que el “Tío Sam” no se
la va a tragar.
La migración es producto de la pobreza, la desigualdad y la impunidad. El
intentar llegar a Estados Unidos constituye la oportunidad para alejarse de la
violencia, impunidad y falta de oportunidades.
Mientras nuestros países y sus economías sigan siendo fábrica de pobres, el
famoso plan para la prosperidad no será una solución. La prosperidad no vendrá
del norte, únicamente de nuestro propio esfuerzo.

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