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UNIVERSIDAD POPULAR DEL CESAR

SISTEMA DE INFORMACIÓN GERENCIAL


TALLER No 1

Objetivo del taller: Desarrollar habilidades conceptuales, argumentativas e interpretativas para la


aplicación y contextualización del enfoque sistémico y la Teoría General de Sistemas.

Actividades a realizar:
Organizados en grupos de dos (2) los estudiantes realizaran las siguientes actividades:
1. Leer y analizar el documento: “Aportes del enfoque sistémico a la comprensión de la realidad” del
autor: Carlos Petrella

2. Con base en la lectura y análisis realizado, responder las siguientes preguntas:

a. ¿Según su criterio, cuál es la tesis propuesta por el autor? Presentar de una manera explícita
y puntual cuál es la postura y/o compromiso asumido por el autor frente al tema; analizar tal
postura y justificar sus apreciaciones.

Teniendo en cuenta la lectura, se puede decir que la tesis propuesta por el autor consistió en
apreciar a los organismos vivos como sistemas abiertos, con características diferenciadas que
pueden ser estudiadas con un enfoque diferente que el del paradigma reduccionista vigente
entonces, que no por ello se aparta de la forma de abordaje científico característico de las
ciencias naturales. Sin embargo, el autor adquirió el compromiso tomando las ideas de Khun
sobre cambios de paradigma en el ámbito de la ciencia en donde la propuesta de Bertalanffy
fue fuertemente criticada y cuestionada, por muchos años, hasta ser finalmente aceptada.
A partir de estas ideas fundacionales de la teoría de sistemas, von Bertalanffy concibe la "Teoría
General de los Sistemas" como una nueva disciplina científica, cuyo tema central es la
formulación de principios válidos para comprender los sistemas, sea cual fuere la naturaleza de
sus elementos componentes y las relaciones entre ellos.
En este sentido, se puede justificar esta teoría ya que esta plantea una aproximación a la
realidad de los sistemas formales, mecánicos, biológicos, sociales o de cualquier otro tipo,
mediante una aproximación lógico-matemática puramente formal en sí misma, pero aplicable
a todas las ciencias empíricas, considerando en el abordaje, el conjunto de los objetos
organizados a partir de las relaciones que los vinculan entre sí y con el medio.
Este enfoque logra aportes relevantes en la comprensión y también en la predicción del
comportamiento de la realidad en muchos campos de la ciencia, incluyendo es estudio
sistemático de las organizaciones.
b. Según su criterio, ¿cuáles son las conclusiones que sugiere el texto? Las Conclusiones son
generalmente el resultado de la reflexión del autor desde la tesis por él propuesta. Estas
pueden ser inquietudes, problemas, preguntas, soluciones o conclusiones definitivas.

c. ¿Qué nuevas ideas descubrió? Presentar las ideas que aprendió con la lectura y mostrar cómo
encajan o no con sus concepciones anteriores.
d. ¿Qué no entendió del texto? Exponer los aspectos del texto que no comprendió o se le dificultó
entender.
e. ¿Qué citaría del texto? Escoger un párrafo o una frase del texto que le haya llamado la
atención y explicar por qué.
f. Identificar y relacionar los autores principales en los que se fundamenta el documento.
g. Emita su punto de vista o apreciación general sobre el tema.

Nota: El taller se socializará según las disposiciones del docente.

AVANCES DEL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN


APORTES DEL ENFOQUE SISTEMICO A LA COMPRENSION DE LA REALIDAD
AUTOR: CARLOS PETRELLA

1. El planteo de partida que ha dado origen de este enfoque

Los sistemas como objeto de estudio no aparecen mágicamente en el escenario de la ciencia


moderna. Ackoff señala que los sistemas han sido estudiados por centurias, pero en las últimas
décadas algo nuevo ha sido agregado. Lo que está cambiando gradualmente desde mediados del
siglo XX es el enfoque del abordaje del estudio de los sistemas. La idea de estudiar sistemas como
una entidad en vez de un conglomerado de partes, es consistente con la tendencia en la ciencia
contemporánea de no aislar los fenómenos en pequeños contextos y proceder a considerar las
interacciones para examinar mayores porciones de la naturaleza. En este contexto - bajo el título de
investigación de sistemas (y sus muchos sinónimos) - se detecta una convergencia de muchos
desarrollos de especialidades contemporáneas, que ven la realidad desde una óptica diferente.
La idea de sistemas ha ido ganando espacios en muchas esferas de actividad de análisis de la
realidad. La biología y la administración son dos de ellas, que por motivos históricos abordaremos a
partir de la visión de referentes como Bertalanffy o como Ackoff. Viendo la realidad con un enfoque
diferente, podríamos apreciar que estamos rodeados por sistemas, lo que no siempre los percibimos
como tales. Muchas veces son más evidentes los componentes que los integran, que los propios
sistemas. Ello posiblemente se deba – como procuraremos mostrar - a nuestro propio paradigma
prevaleciente para encarar el abordaje de la realidad. Lo podemos hacer con un enfoque reduccionista
en el que la comprensión de las partes es el centro, o con un enfoque de sistemas en el que la
importancia del todo constituye en foco. (Córdova, Leñero, Rey, 1988, pág. 17 y siguientes).

El desarrollo del nuevo abordaje no fue sencillo porque requiere como planteamos un cambio los
modelos mentales que habitualmente utilizamos para comprender la realidad y también en los
modelos conceptuales. Las dificultades de asimilación han sido enormes. Los instrumentos apropiados
para encarar el abordaje de los sistemas con un enfoque sistémico, tardaron mucho en formalizarse
con el rigor de un modelo formal para especificar sus partes, y sus reglas. A pesar de la importancia
que tiene poder ver la realidad como un sistema integrado de muchos objetos que interactúan, la
Teoría General de Sistemas surgió recién a comienzos del siglo XX como reacción al enfoque
mecanicista de la investigación y tomando como referencia a los modelos biológicos que caracterizan
a los seres vivos. Ludwig von Bertalanffy, fue el precursor más notorio de este enfoque, proponiendo
un modelo conceptual integrador que puede ser aplicado en campos muy diferentes, más allá de los
sistemas biológicos de su especialidad académica original.

Precisamente estas ideas sobre los posibles aportes de una visión sistémica para comprender la
realidad social son las que dieron sustento al enfoque propuesto en el proyecto de investigación de
doctorado de Carlos Petrella en la Universidad de Salamanca para analizar los procesos de
conservación del estatus quo y la innovación a escala nacional y más específicamente al estudiar una
empresa paradigmática del sector energético nacional. Esta aproximación inicial al estado del arte
respecto de la teoría general de sistemas y su aplicación a las ciencias sociales, forma parte del
referido trabajo de investigación, pero tiene su origen en los intercambios de opiniones en el equipo
docente del Postgrado en Gestión de Tecnologías de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de
la República en Uruguay hace ya casi cinco años. Fue entonces que colectivamente se comenzó a
experimentar la potencia del enfoque de sistemas y a generar aportes para integrarlo al proyecto de
postgrado con la participación de algunos precursores como Rudiger von Sanden, Pablo Darscht,
Omar Viera y Daniel Meerhoff, entre otros docentes compañeros en la facultad.

Ackoff sentencia que estamos participando en algo que es probablemente el más comprensivo
esfuerzo para lograr una síntesis del conocimiento científico no realizada hasta ahora a escala global.
Desde el Postgrado en Gestión de Tecnologías de la Facultad de Ingeniería dimos hace bastante
tiempo el primer paso para contribuir a divulgar estas ideas en el Uruguay. Ya hay tres generaciones
de estudiantes que han experimentado con el enfoque de sistemas descubriendo su potencialidad
para comprender la realidad, sobre todo en el nivel de las organizaciones siguiendo la impronta del
equipo docente y la orientación del coordinador del proyecto ingeniero Rudiger von Sanden. De alguna
manera, el proyecto de tesis de doctorado que estoy desarrollando actualmente en Salamanca y que
está siendo dirigido por el Dr, Luis Joyanes, refleja esos aportes construidos siguiendo la misma senda
académica. Este paper constituye un avance de ese proyecto que deseo volcar al mundo académico
y profesional como una primera aproximación.

2. La idea de que estamos rodeados de sistemas comienza a ganar espacios

Un sistema real (existente físicamente en el mundo material) es una entidad material formada por
partes organizadas, sus componentes, que interactúan entre sí de manera que las propiedades del
conjunto, sin contradecirlas, no pueden deducirse por completo de las propiedades de cada una de
las partes consideradas individualmente. Tales propiedades se denominan propiedades emergentes.
Los sistemas reales intercambian con su entorno energía, información y, en la mayor parte de los
casos, también objetos materiales. Un protozoario, un elefante, la biósfera o la propia Tierra, que son
ejemplos de sistemas naturales. El concepto se aplica también a sistemas humanos o sociales, como
una sociedad entera, la administración de justicia o una empresa comercial. O incluso a un lenguaje
natural, que es un sistema complejo en cuya aparición y evolución participan en compleja interacción
la biología, la economía y la cultura.

“La teoría de sistemas plantea un nuevo marco de enfoque metodológico de muy amplia aplicación
en distintas áreas de conocimiento, esto es nuevo paradigma científico que retoma la visión holística
e integradora, como necesaria para una comprensión de la realidad, frente a los reduccionismos
analíticos que fijaban su atención en aspectos muy concretos, sin considerar que éstos estaban
sujetos a la dinámica del conjunto. La teoría de sistemas contempla los ambientes e interacciones de
las estructuras organizadas cuya naturaleza diferencial radica en su propia organización, con
determinados equilibrios internos, modalidades de alimentación y conservación, etcétera. Estas
propiedades de los sistemas, advertidas inicialmente en los organismos vivos y en la naturaleza, eran
exportables a otros escenarios para la observación y comprensión de sus estructuras dinámicas, como
los de las ciencias humanas y sociales.” (BDN/Infoamérica, 2006).

En sí misma, la propuesta de una teoría general de los sistemas planteada inicialmente por von
Bertalanffy, es una innovación, respecto de los diferentes enfoques precedentes. No se trata
solamente de generar un ámbito nuevo para la resolución de problemas, sino de una reorientación de
la ciencia en general, que tiene impacto sobre disciplinas que van de la física y la biología, hasta las
ciencias sociales y del comportamiento y de cierta manera, las abarca. “Propone un examen general
de la biología, ficha, sicología, lingüística, ciencias sociales, e historia, describiendo la tendencia hacia
los sistemas dentro de cada área, pero sin un trabajo filosófico adecuado”, por lo menos en sus
principios. (Lilienfeld, 1991, pág. 192) Esta nueva teoría plantea además un cambio de visión sobre
los conocimientos de los sistemas en sí mismos. Según Bertalanffy se puede hablar hoy de una
filosofía de sistemas, ya que toda teoría científica de gran alcance tiene aspectos metafísicos.
Como plantea Lilienfeld (1991), el campo de aplicación de la teoría de sistemas es enorme. En lo que
específicamente interesa en el marco del objeto de estudio de esta tesis, el enfoque de sistemas
replantea los retos de rediseñar y repensar las organizaciones con nuevos modelos mentales y
diferentes instrumentos para hacerlo. Lo que incluye entre otras cosas, la necesidad de redescubrir la
importancia de una visión compartida de la organización junto con nuevas formas de enfrentar desafíos
respecto de la comprensión de lo que está funcionado mal y de la superación del temor y la ansiedad
ante la necesidad de cambiar. (Senge, 2000, pág. 23 y siguientes) Aparece junto con el nuevo enfoque,
la problemática de los valores y las creencias, como uno de los ejes de la renovación conceptual
respecto del tradicional enfoque reduccionista de los procesos de cambio.

El nuevo enfoque no plantea simplemente un nuevo modelo formal. Ludwing Von Bertalanffy señala
que "teoría" no debe entenderse en su sentido restringido, esto es, matemático, sino que la palabra
teoría está más cercana, en su definición, a la idea de paradigma de Kuhn en términos de un modelo
general para entender la realidad. Bertalanffy distingue en la filosofía de sistemas una ontología de
sistemas, una epistemología de sistemas y una filosofía de valores de sistemas. La ontología se aboca
a la definición de un sistema y al entendimiento de cómo están plasmados los sistemas en los distintos
niveles del mundo de la observación, la ontología se preocupa de problemas tales como el distinguir
un sistema real de un sistema conceptual. Los sistemas reales son, por ejemplo, galaxias, perros,
células y átomos. Los sistemas conceptuales son la lógica, las matemáticas, la música y, en general,
toda construcción simbólica. (Arnold y Osorio, 2006)

Robert Lilienfeld (1991, pág. 9) plantea que. “En el siglo veinte comenzaron a surgir gran número de
disciplinas, las cuales pueden clasificarse bajo el nombre general de pensamiento sistémico”. Señala
como ejemplos la filosofía biológica de Ludwing von Bertalanffy y su concepto de sistema abierto; las
formulaciones cibernéticas de Norbert Wiener y el trabajo de Ross Ashby sobre las máquinas a las
que se atribuyen propiedades de pensar y aprender; la teoría de la información y las comunicaciones
basadas en los trabajos de Shanon, Weaver, Cerry y otros; la teoría de juegos de von Neumann y
Morgenstern y las técnicas para simular procesos sociales y ambientales por computadora propuestas
por Jay Forrester y muchos otros. “Los avances técnicos y científicos en diferentes campos han dado
lugar a la formación de nuevas disciplinas, las cuales se institucionalizaron y legitimaron mediante el
establecimiento de sociedades académicas, muchas de las cuales han elaborado revista y ofrecido
anuarios.” (Lilienfeld, 1991, pág. 10).

Surge una pregunta de partida: ¿por qué se genera este nuevo empuje de la ciencia para abordar el
tema general de los sistemas? Una posible respuesta plantea el tema de la complejidad. La
complejidad de muchos de los objetos estudiados complica el abordaje sistemático de los mismos, si
se utiliza un enfoque analítico clásico. Estudiar cualquier sistema complejo como por ejemplo un
estado nacional a partir de una teoría no sistémica, es como pretender interpretar el ordenamiento
institucional y jurídico superior de ese país a través de un abordaje en el que analicemos por un lado
las instituciones, por otro lado las leyes y por otro la ciudadanía por considerar tres componentes para
luego dejar que su funcionamiento más o menos integrado se acepte como un supuesto. Cuando
hablamos de "sistema" estamos hablando de una totalidad no de un conjunto de partes estancas cuyo
conocimiento se pueden abordar por separado. Esto es, una entidad conformada por un número
determinado de partes interdependientes, que influyen unas sobre las otras, conformando la conducta
y los resultados de todo el conjunto.

Hay una metáfora interesante que plantea Peter Senge (1992) para abordar el tema sistemas,
planteando la conformación de una tormenta y la comprensión que de ella tiene las personas que no
son estudiosos de la meteorología. Senge nos recuerda la idea intuitiva de lo que es un sistema con
un ilustrativo ejemplo al comienzo de La Quinta Disciplina: "Se espesan las nubes, el cielo se oscurece,
las hojas flamean, y sabemos que lloverá. También sabemos que después de la tormenta el agua de
desagüe caerá en ríos y lagunas a kilómetros de distancia, y que el cielo estará despejado para
mañana. Todos estos acontecimientos están distanciados en el espacio y en el tiempo, pero todos
están conectados dentro del mismo patrón. Cada cual influye sobre el resto, y la influencia está
habitualmente oculta. Sólo se comprende el sistema de tormenta al contemplar el todo, no cada
elemento individual."

¡Que importante sería que, en el marco de un proyecto de estudio y cambio de un sistema complejo,
supiéramos realmente qué pasa cuando se "espesan las nubes" o cuando "el cielo se oscurece"! ¡Que
útil sería saber que pasará cuando "las hojas flamean" en un módulo crítico de la implantación del
sistema computacional que habíamos desarrollado! Curiosamente, a pesar de los muchos indicios que
el proyecto nos va aportando soluciones, pocos "sabremos que lloverá" sobre nuestras propias
cabezas con suficiente anticipación. Posiblemente en el medio de la tormenta poca importancia tendrá
para nosotros que después "el agua de desagüe caerá en ríos y lagunas a kilómetros de distancia".
Esta visión aporta un conocimiento mucho más profundo de las causas y las consecuencias de una
tormenta.

El desafío para actuar de manera sistemáticamente inteligente sobre un objeto en relación con otros
objetos, va por el lado de considerar el contexto y las circunstancias. Si por ejemplo un proyecto está
ante problemas urgentes que lo cuestionan porque se trata de una “tormenta institucional” muy fuerte,
nadie estará preocupado por saber si "el cielo estará despejado para mañana" porque en el mundo
del tiempo real mañana está, la mayor parte de las veces, demasiado lejos. La idea sería poder tener
la presencia de ánimo para en el medio de una tormenta poder comprender que: "estos
acontecimientos están distanciados en el espacio y en el tiempo, pero todos están conectados dentro
del mismo patrón". Como plantea la cita: "Cada cual influye sobre el resto, y la influencia está
habitualmente oculta". Y en nuestro ámbito de estudio en las organizaciones que encaran procesos
radicales de transformación, eso es seguramente así.

¿Cuántas veces hemos visto una tormenta de gran envergadura que amenaza en el horizonte?
Seguramente muchas veces. Sin embargo, pocas veces – apurados por los efectos indeseados de la
misma - aprendimos algo profundo al observarla, porque no nos detuvimos a analizarla con la
aproximación adecuada y el foco de atención plena que sería necesario. Así posiblemente perdimos
la oportunidad única de conocer cosas nuevas sobre aquellos emprendimientos en los que estamos
involucrados. La curiosidad y la atención plena son los principios para comprender la realidad. Y el
incentivo es llegar a descubrir lo que estando fuertemente presente, muchas veces permanece oculto.
El descubrimiento comienza al ver lo que todo el mundo ha visto y ante ello pensar lo que nadie ha
pensado todavía sobre el asunto. Sea una tormenta o una organización o un área de proceso. Lo
mismo da.

Finalizando (Senge, 1992, pág. 15) reafirma: "Sólo se comprende el sistema de tormenta al
contemplar el todo, no cada elemento individual." De igual manera, cuando sustituimos la tormenta
por un proyecto de transformación institucional que nos preocupa mucho: sólo se comprende el nuevo
sistema productivo o el nuevo producto a lanzar al contemplar el todo, no cada elemento individual
considerado de manera estanca. Y por ello, la madre de todos los enfoques metodológicos que
utilicemos en la profesión de agentes facilitadores de cambios debería tener presente la importancia
de la relación entre componentes, tanto más que los propios componentes en sí mismos. Este es el
mensaje que, aún en medio de una tormenta empresaria muy grande, debería tenerse siempre muy
presente.

3. Los aportes del enfoque sistémico a la comprensión de la realidad

¿Qué puede aportar en el enfoque sistémico a la comprensión de la realidad? Posiblemente el punto


principal sea generar una mejor forma de abordaje de la complejidad de los sistemas biológicos y
sociales. “El incontrolable aumento de la complejidad social hacía del organismo una imagen
insuficiente, pues aparecían nuevos órganos sociales que generaban nuevas relaciones. El foco se
trasladó entonces desde los elementos a las relaciones entre los elementos, a sus intercambios, lo
que esa otra metáfora subsidiaria, la de la estructura, captó con tanta propiedad.” (Mascarreño, 2006)
Una de las derivaciones más interesantes es que esa nueva forma de apreciar la realidad pone en
evidencia los mecanismos generativos con que operan los objetos estudiados. Y a la vez, plantea
nuevas formas de verificar que la operación es efectivamente, como el modelo la representa aunque
a veces pueda generar imágenes deshumanizadas como la de Luhumann.

La publicación del manuscrito en el cual la teoría emergente fuera descrita por primera vez, fue diferida
en esa oportunidad por la agitación general producida al final de la Segunda Guerra Mundial. Von
Bertalanffy desarrolló gradualmente su idea. Primero publicó un "paper" sobre la misma titulado: Zu
einer allgemeinen Systemlehre en 1949. Al año siguiente planteó la Teoría de los sistemas abiertos
en Física y Biología y un Bosquejo de la Teoría General de Sistemas. La formulación clásica de los
principios, alcances y objetivos de la teoría fueron dados a conocer integralmente en La Teoría General
de Sistemas, desarrollada en gran detalle en 1969 en el libro del mismo título (2001). En ese libro, von
Bertalanffy realiza una introducción descriptiva clara y precisa de la propuesta de la Teoría General
de Sistemas como una forma sistemática de aproximación y representación de la realidad. A su vez,
plantea el desafío de encarar formas de trabajo transdisciplinarias para sacarle partido a la nueva
aproximación a la realidad.
El concepto organicista de la vida elaborado por von Bertalanffy en el marco de una Teoría General
de la Biología, fue evolucionando hasta constituir el fundamento para proponer unos años después la
TGS que hoy conocemos y que expuso en su libro más conocido (2001). El desarrollo de esas ideas
pasando del campo de la biología a otros campos fue lógico y natural a partir de la aproximación
elegida por el autor para entender la realidad. La concepción organicista original se refirió al organismo
como un sistema organizado, definido por leyes fundamentales de sistemas biológicos en todos los
niveles de la organización. Procurando ampliar las implicaciones de su concepción de partida,
finalmente se abocó a la especificación de una teoría general. Así fue que este esfuerzo generalizador
trascendió al terreno de la biología, para considerar los diferentes niveles de organización sociales,
que son los objetos de estudio que nos ocupan en esta investigación.

Ludwig von Bertalanffy (2001, pág. 15) planteó que la Teoría General de Sistemas (TGS) debería
constituirse en un mecanismo de integración entre las ciencias naturales y sociales y ser al mismo
tiempo un instrumento básico para la formación y preparación de científicos. Sobre estas bases se
constituyó en 1954 la Society for General Systems Research, cuyos objetivos fueron los siguientes: 1)
Investigar el isomorfismo de conceptos, leyes y modelos en varios campos y facilitar las transferencias
entre aquellos; 2) Promoción y desarrollo de modelos teóricos en campos que carecen de ellos; 3)
Reducir la duplicación de los esfuerzos teóricos; y 4) Promover la unidad de la ciencia a través de
principios conceptuales y metodológicos unificadores. “Esto seguramente contribuiría a acelerar el
proceso de cambio del paradigma mecanicista al sistémico.

Las ideas precursoras permitieron integrar esfuerzos más o menos aislados de otros pensadores
sistémicos contemporáneos, en torno a los aportes de la nueva teoría. En 1954 von Bertalanffy, logró
reunir a científicos de otras disciplinas que trazaban visiones sistémicas en torno a la Society for
General Systems Research (actualmente la International Society for the Systems Sciences), entre los
que se contaban el economista Kenneth Boulding, el psicólogo James Grier Miller, el matemático
Anatol Rapoport y el filósofo Ralph Gerard, a los que se irían uniendo gradualmente muchas figuras
relevantes de la ciencia del siglo XX, que buscaban un modelo alternativo para apreciar fenómenos
muy complejos, con una visión integradora, que podría aportar la nueva Teoría General de Sistemas.
Lo que iniciaría un proceso de legitimación del nuevo modelo, a partir de diversos aportes académicos.

El contexto en el que la TGS se puso en marcha desafiando el status quo dominante, es el de una
ciencia dominada por las operaciones de reducción características del método analítico, una
concepción cuyo paradigma de entonces, venía siendo la forma de abordaje científico de los
problemas, planteada por la Física. Los sistemas complejos, como los organismos o las sociedades,
permiten una aproximación reduccionista sólo con muchas limitaciones. La solución a menudo era
negar la pertinencia científica de la investigación de problemas relativos a esos niveles de la realidad,
como cuando una sociedad científica prohibió debatir en sus sesiones el problema de en qué consiste
y a qué se debe la conciencia. Esta situación resultaba particularmente insatisfactoria en el terreno de
la biología, una ciencia natural que parecía quedar relegada a la función de describir, obligada a
renunciar a cualquier intento de interpretar o predecir.

Con el correr del tiempo, von Bertalanffy ha sido reconocido como pionero en la concepción organicista
en muchas disciplinas, y se reconoció como su máximo logro una concepción de los sistemas
generales que trascendió la clásica dicotomía mecanicista contrapuesta con la vitalista, para generar
una explicación conceptual del funcionamiento de los seres vivos en general. El planteo renovador
del autor consistió en apreciar a los organismos vivos como sistemas abiertos, con características
diferenciadas que pueden ser estudiadas con un enfoque diferente que el del paradigma reduccionista
vigente entonces, que no por ello se aparta de la forma de abordaje científico característico de las
ciencias naturales. Sin embargo – y tomando las ideas de Khun sobre cambios de paradigma en el
ámbito de la ciencia - la propuesta de Bertalanffy sería fuertemente criticada y cuestionada, por
muchos años, hasta ser finalmente aceptada.

A partir de las ideas fundacionales de la teoría de sistemas, von Bertalanffy concibe la "Teoría General
de los Sistemas" (TGS) como una nueva disciplina científica, cuyo tema central es la formulación de
principios válidos para comprender los sistemas, sea cual fuere la naturaleza de sus elementos
componentes y las relaciones entre ellos. En este sentido, esta teoría plantea una aproximación a la
realidad de los sistemas formales, mecánicos, biológicos, sociales o de cualquier otro tipo, mediante
una aproximación lógico-matemática puramente formal en sí misma, pero aplicable a todas las
ciencias empíricas, considerando en el abordaje, el conjunto de los objetos organizados a partir de las
relaciones que los vinculan entre sí y con el medio. Este enfoque logra aportes relevantes en la
comprensión y también en la predicción del comportamiento de la realidad en muchos campos de la
ciencia, incluyendo es estudio sistemático de las organizaciones.

La concepción de un modelo que integrara los conceptos de niveles de organización y de organismo


activo, supuso en principio un nuevo modelo mental para apreciar el comportamiento de los seres
vivos. Así se planteó inicialmente la idea de organismo activo, como lo opuesto de organismo pasivo.
Este abordaje generó las bases de una declaración temprana para generar una teoría holística de la
vida que explicase el comportamiento de los seres vivos como sistemas abiertos en constante relación
con el medio ambiente en el cual se desarrollan. Este concepto generó gran resistencia entre los
biólogos experimentales que pretendían explicar los procesos de la vida mediante la investigación
física y química de las leyes a niveles subcelulares, con un enfoque evidentemente reduccionista para
el abordaje de los objetos estudiados. Este era por otra parte, el paradigma vigente a comienzos del
siglo XX.

La propuesta se abre camino precisamente porque los paradigmas vigentes no ofrecían adecuadas
respuestas para abordar la complejidad creciente de los objetos estudiados en materias tan diversas
como la biología o la sociedad. Al respecto en el prefacio de la edición revisada, Bertalanffy (2001,
pág. xx) afirma que: "La tecnología y la sociedad moderna se han vuelto tan complejas, que los
caminos y medios tradicionales no son ya suficientes, y se imponen actitudes de naturaleza holística
o de sistemas y generalista, o interdisciplinaria (...). Sistemas en múltiples niveles piden control
científico: ecosistemas cuya perturbación conlleva a problemas apremiantes como el de la
contaminación, organizaciones formales como la burocracia, las instituciones educativas o el ejército;
los graves problemas de sistemas socioeconómicos, en relaciones internacionales, políticas y
represalias".

¿Qué pasaría si nos preocupamos más por “el todo” y consideramos preferentemente el estudio de
“la relación entre las partes”? Comenzamos a transitar gradualmente hacia los modelos mentales
desarrollados en la teoría de sistemas, con todo lo que ello implica en la capacidad de comprender la
realidad y la selección de instrumentos conceptuales para hacerlo. El enfoque de sistemas aporta
entonces una visión diferente de la realidad, más relacionada con las relaciones entre las partes, que
con las partes en sí mismas. Señala Van Gigch (1987) que: "El enfoque de sistemas otorga una nueva
forma de pensamiento a las organizaciones que complementan las escuelas previas de la teoría de la
organización. Este busca unir el punto de vista conductual con el estrictamente mecánico y considera
la organización como un todo integrado, cuyo objeto sea lograr la eficiencia total del sistema, además
de armonizar los objetivos en conflicto de sus componentes".

La característica de los sistemas abiertos precisamente es su cambio permanente, como


consecuencia tanto de la relación entre sus componentes internos como de esos componentes, con
el medio con el cual estos interactúan. Los sistemas abiertos, que son conformados por los organismos
vivientes (biológicos o sociales) se mantienen en permanente evolución, transformación, cambio, o,
como dice von Bertalanffy, "en continua incorporación y eliminación de materia, constituyendo y
demoliendo componentes, sin alcanzar, mientras la vida dure, un estado de equilibrio químico y
termodinámico, sino manteniéndose en un estado llamado "uniforme" que difiere de aquel". En
definitiva, operan en una relación de equilibrio con el medio con el que interactúan y condiciona su
comportamiento.

4. Los principios básicos que determinan el comportamiento de los sistemas

Para Bertalanffy, todos los sistemas abiertos se rigen por grupos de principios básicos que determinan
su comportamiento: 1) Principio de Equifinalidad (2001, pág.131), que lleva a determinados sistemas
abiertos a alcanzar un mismo estado final partiendo de diferentes condiciones iniciales y por diferentes
caminos. 2) Principio de Heterogeneidad (2001, pág. 211) que plantea que los sistemas existen porque
se diferencian de su entorno, oponiéndose a las fuerzas que llevan naturalmente a la igualación de
las diferencias (homogeneidad). 3) Principio de Organización (2001, pág. 47) que sostiene que se
necesita un sistema organizado para contrarrestar la tendencia general de los acontecimientos en la
naturaleza física que llevan a estados de máximo desorden (entropía) y a la igualación de las
diferencias (homogeneidad).
Los sistemas abiertos, y particularmente los sistemas sociales, por el principio de equifinalidad,
contienen un mecanismo de autorregulación de su propio funcionamiento en relación con el entorno
en el que operan. De otra manera, las diferentes configuraciones del entorno podrían disparar su
comportamiento de manera totalmente descontrolada. Von Bertalanffy (2001, pág. 161) dice al
respecto que: "Un sistema es un proceso circular en el cual parte de la salida es remitida de nuevo,
como información sobre el resultado preliminar de la respuesta a la entrada, haciendo así que el
sistema se autorregule, sea en el sentido de mantener ciertas variables o de dirigirse hacia una meta
deseada". La autorregulación es entonces una parte muy importante del modelo de control del
funcionamiento de los sistemas abiertos.

La idea de que los objetos se diferencian a través de su relación con el entono plantea una nueva
forma de ver la realidad, más centrada en las relaciones con el entorno que en su funcionamiento
interno. Precisamente los sistemas existen como tales porque se diferencian del entorno con el que
interactúan. La frontera entre el sistema y su entorno establece la separación entre lo que es sistema
y lo que queda fuera de él. Las reglas de funcionamiento del sistema, diferentes de las de su entorno,
evitan la igualación de ambos y la consecuente desaparición del sistema como tal. Por otra parte, se
establecen diferentes niveles de complejidad entre lo interno y lo externo. Lo interno (el sistema) como
algo menos complejo y por lo tanto, diferenciado de lo externo (el ambiente), considerando la idea de
complejidad sistémica de ambos objetos que es la base de la heterogeneidad de la realidad biológica
y social.

Surge finalmente la problemática de la organización como principio básico para el funcionamiento. Los
sistemas abiertos – y entre ellos las organizaciones sociales - tienen una estructura y funcionamiento
internos que los caracterizan y que les permiten diferenciarse del entorno. La organización es una de
las características de los sistemas que va más allá de la complejidad de su estructura y los
componentes del mismo. Precisamente las características de esa organización, marcan una
diferencia notable entre los sistemas administrados y los que no son administrados. La organización
en los sistemas administrados es una característica importante y compleja que conlleva una conducta
orientada a objetivos y motivos, que es claramente diferente de la que tienen los sistemas no
administrados en el mundo de las ciencias naturales. Esa organización determina gran parte de sus
características funcionales, que trascienden a cada uno de los componentes aislados del sistema.

Los sistemas abiertos y específicamente los sistemas administrados, tienen un perfil que los
caracteriza. Russell Ackoff (1993, pág. 36) define una organización como un sistema por lo menos
parcialmente auto-controlado orientado a un determinado fin (habla específicamente de metas,
objetivos e ideales). “Esto hace posible contemplas los sistemas teleológicamente (de una manera
orientada hacia el producto, y no determinísticamente (de una manera orientada al insumo.” Aclarando
seguidamente que la teleolología no reemplaza al determinismo, sino que lo complementa. Los
sistemas incluyen entre sus contenidos hombres y máquinas, una estructura que establece cursos de
acción alternativos, comunicaciones para determinación de la conducta e interacción y medios de
elección de toma de decisión, estableciendo los cursos de acción que conducen a resultados elegibles
entre los propios participantes.

Sobre estas bases, puede construirse una aproximación a los sistemas estatales, bien diferente de la
propuesta por el modelo burocrático planteado previamente por Max Weber.

A su vez, los sistemas se ajustan mediante mecanismos de retroalimentación continuos que ayudan
a corregir desviaciones. Para entender este concepto siguiendo a Tomas Austin Millán (2006),
pensemos en la persona que conduce una bicicleta, que es una experiencia que la mayoría de los
lectores de este artículo seguramente habrá vivido y por lo tanto, puede entender y aplicar. En la
medida que avanza, el ciclista corrige la dirección, ya que la bicicleta tiene una fuerte tendencia a
derivar hacia los lados. El acto de corregir la dirección impuesta es producto de la retroalimentación
que se produce en la mente del ciclista, quien continuamente reexamina si va en la dirección que
quiere, si ello no ocurre, corrige la dirección. Esta cualidad de auto-corrección sucede en todos los
sistemas y es la base de la cibernética "que concierne en especial a los problemas de la organización
y los procesos de control".

Constituiría un aporte poder ver a las burocracias como sistemas, con el enfoque precedentemente
expuesto. La idea de que las burocracias en general – como sistemas sociales que son - también
evolucionan no resulta ser algo descabellado, desde el punto de vista de la TGS planteada por von
Bertalanffy. A pesar de que la teoría del modelo burocrático esencialmente mecanicista plantea
aproximaciones a la realidad con estructuras rígidas y procesos predefinidos, el conjunto del sistema
social que componen (sea este por ejemplo una institución sin fines de lucro o una empresa comercial)
no pueden permanecer inmutables ante los cambios del contexto, por más que sus estructuras
internas y sus procedimientos formales, establezcan fuertes blindajes para mantener el statu quo
imperante.

De la misma manera, los sistemas de innovación también evolucionan, pero esto resulta todavía más
comprensible, debido a que la idea de innovar tiene en su esencia la idea de cambiar. Sin embargo,
en los sistemas de innovación hemos visto que el marco teórico platea criterios graduales de desarrollo
de las innovaciones matizados con grandes saltos cualitativos que replantean lo que se hace y como
se hace en determinados sectores de actividad. Ideas que pueden tener su similitud con los procesos
graduales de selección natural que generan pequeñas adaptaciones y por otra parte, las mutaciones
genéticas que provocan un salto cualitativo en el normal desarrollo de los seres vivos. El equivalente
de la mejora continua y la reingeniería, como formas de cambios respectivamente graduales y
radicales, en las organizaciones.

Otros aportes complementarios sobre la teoría de sistemas, muestran claras coincidencias respecto
de las propiedades esenciales de los sistemas abiertos planteadas hace 50 años por Ludwig von
Bertalanffy. Por ejemplo, Van Gigch (1990) describe lo que considera son las características más
importantes de los sistemas abiertos (biológicos y sociales). Los sistemas abiertos muestran tanto un
grado elevado o bajo de entropía o desorden, dependiendo de sus características específicas;
muestran simplicidad organizada, complejidad no organizada o complejidad organizada; puede
asignárseles un propósito (finalidad). Los sistemas abiertos son finalísticos o teleológicos que
determinan una parte importante de sus propias características y en definitiva, de su forma de
relacionamiento con otros sistemas. Este es un resumen consistente de las propuestas generales de
teoría de sistemas.

Existe una característica muy interesante de los sistemas que es su complejidad, que no admite una
única métrica para evaluarla. La complejidad se expresa en varias dimensiones. La complejidad de
los sistemas abiertos está determinada no solamente por la cantidad de componentes que tienen, sino
por la variedad de configuraciones que puede adoptar dependiendo de las iteraciones entre los
estados iniciales, sus propios patrones de comportamiento y el contexto en el que opera, determina
que un sistema muestre una alta o baja entropía (variedad, incertidumbre, desorden). Los aportes de
Stafford Beer (1979) son muy interesantes. Sobre todo cuando considera a las compañías como
sistemas administrados que deben ser viables y realiza consideraciones sobre jerarquías y la unidad
de administración.

Edgar Morin (1994) plantea claramente la problemática epistemológica de la complejidad. Según la


teoría de sistemas, los organismos vivientes y las instituciones sociales (que conforman por sus
características sistemas abiertos) se pueden identificar porque muestran una complejidad similar,
llamada complejidad organizada, que opera a través de un conjunto de propiedades diferenciadas de
las de otro tipo de sistemas formales como por ejemplo el álgebra relacional o la lógica proposicional,
en tanto sistemas. Tienen un número finito de partes componentes que se relacionan entre sí y con el
contexto de muy diversas formas, generando las propiedades propias de sus propios sistemas, que
van más allá de las propiedades derivadas de cada una de sus partes constitutivas. Esta apreciación
constituye una clara superación del modelo sistémico con respecto al modelo reduccionista de análisis
de la realidad, que constituía el paradigma prevaleciente hasta hace unos años.

Además hay otras preguntas claves en la comprensión de la realidad, que tienen raíces filosóficas
muy profundas. ¿Existe un fin o propósito en el universo? La teleología plantea el estudio general de
los fines o propósitos, analizando la posibilidad de atribuir una finalidad u objetivo a los procesos. Hay
dos variantes radicalmente distintas respecto de la posición teleológica. La primera implica afirmar la
existencia de un propósito consciente detrás de la regularidad de la naturaleza. Así se conjetura por
ejemplo, la existencia de un gran arquitecto del universo. La segunda considera que no existe un fin o
propósito general en la naturaleza. Este es el abordaje predominante desde la óptica de la ciencia. En
esa línea, la opción de buscar explicaciones finalísticas, sólo se explica racionalmente por la existencia
de una limitación de comprensión del universo, en las facultades intelectuales humanas.

Lo que tal vez resulte más interesante en el contexto del objeto a estudiar en esta tesis, es que a
determinados sistemas abiertos sean sociales o no, puede asignárseles un propósito (finalidad). Estos
sistemas abiertos operarían orientados a una finalidad principal como mantener la vida en un
protozoario o bien aumentar la participación en el mercado en una compañía. Por ejemplo entran en
esta tipología y en lo marcado en segunda instancia, las organizaciones humanas y en particular las
empresas que son el objeto genérico de estudio de esta tesis. Los sistemas empresarios son
diseñados originalmente para desarrollar conductas con un propósito o finalidad previamente definido.
Y el encargado o encargados de establecer esa finalidad y de llevar adelante las acciones
subsecuentes, es el administrador o son los administradores de ese sistema (cualquiera sea el
circunstancial nombre de cargo que se les asignen).

Considerando los fines o propósitos, se puede entonces, analizar conceptualmente los sistemas desde
dos posiciones claramente diferentes. Por un lado, puede postularse la existencia de una causa final
para lograr el resultado, generando una influencia sobre el proceso que conduce a ella. Por otro lado,
se puede proponer la interpretación mecanicista donde los procesos y los resultados, no serían
producto de la aproximación a un fin u objetivo. Planteando el tema en un nivel de alcance menor.
¿Existirá un fin o propósito general en los sistemas sociales? La respuesta en este caso admite
menores niveles de controversia. Lo que no cabe duda es que en las instituciones – como sistemas
sociales que son - la voluntad del administrador, plantea ese fin o propósito que, en mayor o menor
medida, el sistema procura alcanzar. Y la administración adecuada – en el sentido más amplio -
tendría que ver con ello.

John Van Gigch (1990), señala que para que tenga lugar la conducta con propósito de un sistema, se
deben dar un conjunto de requisitos entre los que se destacan que el objeto o propósito al cual se
atribuye la conducta, debe ser parte del propio sistema. Esto es que se genera desde sus partes
constitutivas. A su vez, es importante que esa conducta esté dirigida hacia un objetivo que tenga
relacionamiento con los componentes internos del sistema y con el medio en que se desarrolla. Por
otra parte, la elección de una determinada conducta debe conducir a un resultado expresado explícita
o implícitamente, por la voluntad del administrador. Estas bases son importantes para comprender el
funcionamiento de las organizaciones administradas, junto con la problemática de la interacción con
el entorno.

Lo que caracteriza a un sistema abierto no son precisamente sus componentes internos, es su relación
con el entorno. El sistema no es la parte importante y el entorno se convierte en lo accesorio. Sistema
y entorno, son igualmente importantes, para comprender el comportamiento del sistema funcionando.
Según Luhmann: (1990, pág. 50): "Los sistemas no sólo se orientan ocasionalmente o por adaptación
hacia su entorno, sino de manera estructural, y no podrían existir sin el entorno. Se constituyen y se
mantienen a través de la producción y el mantenimiento de una diferencia con respecto al entorno, y
utilizan sus límites para regular esta diferencia". Un sistema abierto no existiría si no puede
diferenciarse de su entorno. De la misma manera, el entorno forma parte de la propia existencia y
comportamiento del sistema, en la medida que esa interacción lo caracteriza como tal.
Por lo expuesto, la interacción del sistema como objeto estudiado, con el entorno, no es un asunto
menor en la consideración del comportamiento de los sistemas abiertos. Todos los sistemas abiertos
– y esa es la esencia de su comportamiento en relación con el medio circundante - tienen un
mecanismo de retroalimentación que les permite interactuar con otros sistemas. A su vez, esa relación
con otros sistemas y la consecuente retroalimentación puede operar de manera positiva o negativa
respecto del comportamiento del propio sistema. Es positiva cuando en la multiplicación entre la
entrada y la salida, ésta aumenta con incrementos en la entrada. Es negativa cuando la salida
disminuye al aumentar la entrada. Con este enfoque, la retroalimentación positiva generalmente
conduce a la inestabilidad del sistema y la negativa a proporcionar un control al sistema que permita
su estabilidad.

Bernardo Ramírez Del Valle (2006) plantea la necesidad de ver el universo como un todo organizado,
tomando con referencia una cita de von Bertalanffy: "Caos era el tan mentado juego ciego de átomos
que en la filosofía mecanicista y positivista, parecía representar la realidad última, con la vida cual
producto accidental de procesos físicos y la mente como epifenómeno. De caos se trataba cuando en
la teoría actual de la evolución, el mundo viviente aparecía como producto de la casualidad, fruto de
mutaciones al azar y de supervivencias en el apuro de la selección natural. De la misma manera en
las teorías del conductismo así del psicoanálisis, la personalidad humana era considerada como
producto casual de "natura y nurtura" de una mezcla de genes y una sucesión accidental de
acontecimientos desde la primera infancia y la madurez. (...) Ahora buscamos otro modelo esencial
de ver el mundo: el mundo como organización".

En esta línea se destacan los aportes de Robert Lilienfeld en Teoría de Sistemas. Orígenes y
aplicaciones en ciencias sociales donde plantea la tesis de que la teoría de sistemas aplicada a
“problemas originados en negocios, gobierno, política internacional, demuestran que el enfoque
funciona y conduce tanto a la comprensión como a la predicción. Especialmente muestra que el
enfoque sistémico no se limita a entidades materiales en física, biología y otras ciencias naturales,
sino que es apropiado a entidades que son parcialmente inmateriales y heterogéneas. Por ejemplo, el
análisis de sistemas de empresas comerciales incluye hombres, máquinas, edificios, entrada de
materia prima, salida de productos, valores monetarios, motivación y otros elementos imponderables
que pueden brindar respuestas precisas y consejos prácticos.” (Lilienfeld, 1991, pág. 44)

Todos estos aportes de partida sobre “Teoría de Sistemas” nos llevan gradualmente a entrar en las
contribuciones de la teoría de sistemas a las áreas sociales que abordaremos con mayor detalle en el
siguiente punto del estudio y específicamente, a la comprensión de las compañías como sistemas
sociales. Las organizaciones son en definitiva, un conjunto de personas y recursos relacionados entre
sí y con sus atributos para alcanzar un fin común, que interactúa con el contexto y constituye una
totalidad. Las organizaciones, como sistemas sociales, son responsables de las consecuencias de sus
decisiones y acciones por lo cual deben equilibrar la influencia del entorno con sus responsabilidades,
satisfaciendo necesidades sociales al fabricar un producto ó brindar un servicio (de la Iglesia, 2006).
5. El enfoque de sistemas aplicado en ciencias sociales

Los sistemas reales existen desde mucho antes que los hombres poblaran la tierra. Y pasaría mucho
tiempo todavía para que la civilización generara ciertas capacidades de conceptuar la idea de sistemas
generales con un soporte más racional y metódico, considerando relaciones que trascendieran a la
magia y tomaran partido por la ciencia. El enfoque sistémico de la realidad actualmente emergente
representa un cambio de paradigma respecto del enfoque reduccionista predominante todavía en
muchos ámbitos académicos y empresarios en América Latina. Un cambio que se está perfilado con
fuerza en muchos ámbitos del pensamiento y la acción como respuesta a las evidencias empíricas de
que las estructuras de las organizaciones crecen y el dinamismo de sus cambios es cada vez mayor.

Convivimos además con la incertidumbre sobre nuestro futuro. Estructuras complicadas, cambios
complejos y escenarios cambiantes, son parte de las reglas de juego de la evolución de las
organizaciones que debemos aceptar y aprender a manejar en el siglo XXI. Precisamente por ello, el
concepto de sistema ha tenido un alto grado de aplicación en las distintas ciencias sociales
contemporáneas. Es sencillo comprobar considerando ejemplos de la vida cotidiana, que el enfoque
de sistema ha permitido simplificar científicamente, en términos interpretativos, el complejo mundo de
la vida social de los seres humanos, sin desconocer los diversos enfoques teórico / interpretativos que
se han elaborado desde las distintas ciencias sociales o humanas, como la historia, el derecho, la
sociología, la antropología, la sicología o la economía entre otras.

No es extraño entonces que comiencen a compartirse diversas visiones de los sistemas sociales y en
particular, de las organizaciones (Morgan, 1997), en los que la importancia de la cultura pasa a ser
reconocida más allá de las orientaciones de la administración científica. Los intereses, el conflicto y el
poder aparecen formalmente en escena en el marco de los sistemas políticos en diverso ámbitos. El
estudio de la lógica del cambio en escenarios de gran complejidad, introduce la potencia de la
dialéctica para analizar los procesos de trasformación en las organizaciones como resultado de la
identificación de las contradicciones y la presencia de constantes crisis, que operan muchas veces
fuera del control de los administradores. Lo que constituye un cuestionamiento a la visión mecanicista
que a la luz del modelo burocrático, pretende mantener el status quo en un contexto de previsibilidad
y control interno que muchas veces se ve desbordado por imperio de circunstancias fuera de control.

La teoría de sistemas se plantea en este contexto como una opción para aproximarse a los problemas
que el estado del arte en su momento, no podía resolver adecuadamente. Es en esas condiciones que
un paradigma sustituye a otro. “Como ha sido señalado en otros trabajos, la perspectiva de la TGS
surge en respuesta al agotamiento e inaplicabilidad de los enfoques analítico-reduccionistas y sus
principios mecánico-causales (Arnold & Rodríguez, 1990b). Se desprende que el principio clave en
que se basa la TGS es la noción de totalidad orgánica, mientras que el paradigma anterior estaba
fundado en una imagen inorgánica del mundo. A poco andar, la TGS concitó un gran interés y pronto
se desarrollaron bajo su alero diversas tendencias, entre las que destacan la cibernética (N. Wiener),
la teoría de la información (C. Shannon y W. Weaver) y la dinámica de sistemas (J. Forrester).” (Arnold
y Osorio, 2006).

Una alternativa de cambio de paradigma planteada originalmente en el campo de la biología y las


máquinas, se extiende al campo de las ciencias sociales abriendo un camino a nuevas formas de
analizar la realidad y eventualmente de transformarla. “Si bien el campo de aplicaciones de la TGS no
reconoce limitaciones, al usarla en fenómenos humanos, sociales y culturales se advierte que sus
raíces están en el área de los sistemas naturales (organismos) y en el de los sistemas artificiales
(máquinas). Mientras más equivalencias reconozcamos entre organismos, máquinas, hombres y
formas de organización social, mayores serán las posibilidades para aplicar correctamente el enfoque
de la TGS, pero mientras más experimentemos los atributos que caracterizan lo humano, lo social y
lo cultural y sus correspondientes sistemas, quedarán en evidencia sus inadecuaciones y deficiencias.”
(Arnold y Osorio, 2006)

Von Bertalanffy era consciente de que su propuesta de sistemas podría ser una respuesta que
cambiara el enfoque científico predominante marcando una orientación hacia la mejor comprensión
de una realidad cada vez más compleja. En ese contexto, la teoría de sistemas no sólo va a ser
contemporánea de otras teorías, sino que vendrá a ahormarlas, a relacionarlas entre sí bajo un nuevo
paradigma de percepción de la realidad científica. Estrechamente relacionadas aparecen la teoría de
la información, la cibernética de segundo orden y la propuesta de constructivismo radical (von Forester
y Ashby, muy especialmente), pero su estela no se cierra al panorama científico cambiante de
mediados del siglo XX, sino que se proyecta en una progresiva impregnación de estructuras de
conocimiento susceptibles de ser descritas mediante marcos sistémicos generales (por ejemplo, en el
campo de la comunicación y de las ciencias sociales, Niklas Luhumann) en su proyección embrionaria
sobre otros recorridos que alcanzan a la teoría del caos, la genética o a la física cuántica.
(BDN/Infoamérica, 2006)

Aún reconociendo algunas limitaciones del enfoque de la TGS para formular una Teoría general de
los sistemas sociales (TGSS), hay que aceptar que la naturaleza multidisciplinaria de la TGS ha
permitido que los distintos fenómenos e instituciones sociales puedan ser abordados desde diversas
perspectivas teóricas o ideológicas, sin afectar el enfoque sistémico que es, desde el punto de vista
metodológico, más instrumental y esquemático, y desde el punto de vista ideológico, relativamente
neutro. Este enfoque aplicado al estudio de las instituciones y fenómenos sociales, ha permitido
comprender mejor la naturaleza y la dinámica de estas organizaciones y emprender acciones
conducentes a producir entropías negativas que generen un mayor nivel de orden institucional.

Van Gigch (1990, pág. 15) señala al respecto que la vida en sociedad está organizada alrededor de
sistemas complejos en los cuales, y por los cuales, el hombre trata de proporcionar alguna apariencia
de orden, a su propio universo circundante. "La vida social está organizada alrededor de sistemas
complejos en los cuales, y por los cuales, el hombre trata de proporcionar alguna apariencia de orden
en su universo. La vida está organizada alrededor de instituciones de toda clase: algunas son
estructuradas por el hombre, otras han evolucionado, según parece, sin un diseño convenido. Algunas
instituciones, como la familia, son pequeñas y manejables; otras, como la política, la industria, son de
envergadura nacional y cada día se vuelven más complejas. Algunas otras son de propiedad privada
y otras permanecen en el dominio público. En cada clase social, cualquiera sea nuestro trabajo o
intento, tenemos que enfrentarnos a organizaciones y sistemas.”

En efecto, frente al tradicional modelo histórico y sociológico que concebían a las instituciones sociales
como organizaciones informales, la Teoría de las Organizaciones (derivada de la Teoría General de
Sistemas), estudia esas instituciones como organizaciones formales, esto es, de estructuras
debidamente instituidas como el ejército, la administración de justicia o las empresas comerciales.
Como bien lo señala von Bertalanffy, esta teoría está enmarcada en una filosofía que acepta la premisa
de que "el único modo significativo de estudiar las organizaciones, es estudiarlas como sistemas”. El
“análisis de sistemas trata a la organización como sistema de variables mutuamente dependientes"
que se condicionan una a otras y entre ellas con el contexto con el cual el sistema interactúa de manera
dinámica.

Para von Bertalanffy (2001), la ciencia social es la ciencia de los sistemas sociales y por lo tanto,
deberá seguir el enfoque de la ciencia general de los sistemas. "La ciencia natural –dice- tiene que
ver con entidades físicas en el tiempo y en el espacio, con partículas, átomos y moléculas, sistemas
vivientes en varios niveles, según el caso. La ciencia social se las ve con seres humanos en el universo
de cultura creada por ellos. El universo cultural, es ante todo, un universo simbólico. Los animales
están rodeados de un universo físico el cual se enfrenta a un medio físico: presas que atrapar,
predadores que evitar y así sucesivamente. A cambio al hombre lo rodea un universo de símbolos.
Partiendo del lenguaje, condición previa de la cultura hasta relaciones simbólicas con sus semejantes,
status social, leyes, creencias, arte, moral, religión y otras innumerables cosas. La cultura humana,
aparte de los aspectos básicos de las necesidades biológicas del hombre y el sexo, está gobernada
por entidades simbólicas".

A partir de la TGS no es solo un modelo conceptual que permite construir una interpretación abstracta
de la realidad. A partir de la teoría de sistemas se generan modelos mentales diferentes para analizar
y comprender esa realidad. Modelos que son más aptos para realizar interpretaciones e
intervenciones, cuando mayor es el relacionamiento entre las partes y del conjunto con el medio que
lo rodea y condiciona. El "pensamiento sistémico" puede ser visto entonces como una forma
integradora de conocimientos que permite describir y comprender mejor la realidad. O como plantea
Peter Senge (1992): como un modo de analizar las fuerzas e interrelaciones que modelan el
comportamiento de los sistemas. En definitiva, como una forma de revalorizar las relaciones de los
componentes entre ellos y con el contexto que los rodea e incluso, que los condiciona. Y esto puede
operar también cuando se trata de analizar universos simbólicos característicos de los sistemas
culturales (Lilienfeld, 1991, pág. 45).
El trabajo de los diseñadores de nuevos sistemas en las organizaciones requiere describir y
comprender la realidad procurando no simplificarla demasiado y, a partir de allí, buscar oportunidades
para encarar los problemas existentes y encontrar las mejores soluciones. Comprender la dinámica
del funcionamiento de los sistemas involucrados es mucho más importante que identificar los
componentes de los mismos u describir su estructura. Allí es donde se capitaliza mejor el aporte de la
teoría de sistemas. Esta forma de abordaje de las organizaciones es más reveladora, cuanto más
dinámica y cambiante es la realidad del sistema y su relación con el contexto. La necesidad de
capitalizar el "pensamiento sistémico" está en el centro de la mayoría de los trabajos profesionales
relacionados con encarar proyectos innovadores que requieren analizar los arquetipos existentes y
generar puntos de apalancamiento para que las transformaciones deseadas, puedan consolidarse.

Precisamente el estudio sistemático de la relación de los objetos estudiados con su contexto, a través
de sus modelos de comportamiento fundamentalmente dinámico, marca una diferencia importante del
enfoque sistémico, respecto del enfoque reduccionista. Por ello, la clasificación de los sistemas
respecto de su capacidad de relacionamiento con el contexto es tal vez la tipología más interesante
para analizar los sistemas sociales, que constituyen el centro de nuestro trabajo de investigación. Esta
tipología plantea dos tipos de sistemas diferentes: los cerrados y los abiertos. Precisamente los
segundos serán el centro de esta investigación. La idea conceptual de lo que constituye un sistema
abierto es fundamental para entender la conducta de los sistemas sociales, como por ejemplo las
empresas y especialmente en nuestro caso a ANCAP y a DUCSA.

Uno de los objetivos del enfoque de sistemas es buscar similitudes de estructuras constitutivas y de
propiedades de los fenómenos comunes que ocurren en sistemas muy diferentes respecto de su
propio ámbito de funcionamiento. Esto es patrones sistemáticos de comportamiento del objeto
estudiado. Mediante este abordaje, se elaboran propuestas para aproximarse al nivel de generalidad
de las leyes en ese contexto, que a su vez se puedan aplicar a campos mucho más específicos en
muy diferentes áreas de conocimiento, que trascienden a la biología. Esta aproximación permite
comprender las bases del funcionamiento de los sistemas, analizando tanto su funcionamiento interno,
como su comportamiento en relación con el medio, considerando para ello mecanismos de
aproximación del tipo “caja blanca” y de “caja negra”, de la mano de la aproximación de Staffor Beer
(1979).

Pero esos medios requieren complementaciones y adaptaciones, cuando queremos integrar los
comportamientos de las personas - individual o colectivamente - en el ámbito de las organizaciones
sociales. En los procesos de cambio en las sociedades hay además un fuerte componente humano
que requiere compartir colectivamente las ideas y aspiraciones. Sin desdecirnos de la importancia del
dominio de la tecnología y la capacidad de aprender, la idea de construir una visión compartida en las
organizaciones pone nuevamente en el centro de nuestra consideración, la relevancia de los actores
en el desarrollo de las instituciones. Y esto apunta claramente a la necesidad de revalorizar a las
personas, en el ámbito interno de las organizaciones. Lo que completa las tres grandes dimensiones
identificadas por Senge en el marco de otras dos adicionales, completando las 5 disciplinas de su
clásico libro (1992).

Un enfoque de sistemas sobre las organizaciones nos aparta del viejo esquema de analizar por
separado las estructuras, los procesos y las conductas para comprender el comportamiento
empresario de los agentes. La aproximación sistémica asociada con la capacidad de innovar, basada
en la necesidad de una visión compartida, el dominio de la tecnología y la importancia de la capacidad
de aprender concuerda con la visión de Peter Senge (1992) referida a la necesidad de contar con
empresas inteligentes, abiertas y flexibles para poder desarrollar exitosamente emprendimientos en el
siglo XXI. A todo esto se agrega como se planteara precedentemente la importancia de compartir
ideas y aspiraciones. Adicionalmente, el rol de la sociedad y las personas en las innovaciones no
puede ni debería soslayarse.

Por otra parte, Peter Senge y su equipo (2004) hacen un esfuerzo muy importante para que estas
ideas conceptuales aterricen en la práctica mediante estrategias y herramientas que ayuden a
construir una organización “abierta al aprendizaje”. En la propuesta práctica respecto de La quinta
disciplina, se plantean estrategias para desarrollar el pensamiento sistémico sobre la base un proceso
de enriquecimiento de los arquetipos y los mapas de proceso, el desarrollo práctico del dominio
personal, opciones para trabajar con los modelos mentales, formas de construir una visión compartida
y el desarrollo del aprendizaje en equipo. Tal vez lo más interesante de la propuesta es que describe
“los experimentos, investigaciones, escritos e inventos de cientos de personas” convencidas de que
este es un buen camino para mejorar las organizaciones que además aportan su propia experiencia
sobre la aplicación del enfoque. (Senge y otros, 2004, pág. XI)

Sin embargo, la propuesta sistémica de Senge (1992) sobre las organizaciones, no sólo queda
reducida al ámbito de objetos de estudio como las empresas y su entorno cercano. Roldan Tomasz
Suárez Litvin (1998) destaca un aspecto interesante de “La Quinta Disciplina” que suele pasar
desapercibido. Se trata de que en ese discurso aparentemente orientado a lo racional y lo tecnológico,
“podemos encontrar elementos que indican la presencia de un proyecto social a gran escala que
trasciende lo que, tradicionalmente, era considerado el ámbito de lo organizacional”. En segundo lugar,
el referido estudio plantea la posibilidad de que este proyecto social basado en el enfoque de sistemas,
se aleja drásticamente del proyecto social propio de la modernidad, representado por el referido autor
como: “el discurso filosófico de la Ilustración”.

El artículo de Suárez Litvin plantea una indagación diferente apuntando a la “esencia” del cambio
promovido por el enfoque de sistemas planteado por Peter Senge (1992) en La Quinta Disciplina. “Esta
“esencia” es identificada con un cierto modo de pensar la plenitud del ser humano que dibuja una
relación inédita, absolutamente armónica, entre el individuo y la organización. Se muestra cómo este
cambio implica un nuevo modo de organización de la sociedad en su conjunto. Finalmente, se muestra
cómo este cambio, en sus distintos niveles, y a pesar de hacer uso de nociones modernas como sus
vehículos, rompe por completo con el proyecto de la Ilustración.” Y esto genera nuevos enfoques para
el abordaje de cuestiones como por ejemplo, el cambio organizacional en una organización especial
y las transformaciones estructurales en todo un sector de actividad o incuso en un país como el
Uruguay o una región como la comprendida por el Mercosur.

La teoría de sistemas puede darnos indicios sobre las razones del comportamiento de un determinado
actor en el contexto de un sistema y sus circunstancias. Posiblemente el enfoque sistémico puede
ayudar a entender con mayor profundidad, fenómenos que van más allá de acciones aisladas de
determinados componentes activos de las organizaciones humanas. Acciones que tienen que ver con
el contexto y circunstancias en que se producen determinadas conductas. “¿los empresarios buscan
la renta y se resisten a ser innovadores porque así lo eligen o porque su entorno se los impone? ¿El
fenómeno del rentismo se explica como la consecuencia de intenciones y acciones de los actores
inmediatamente implicados, o es el resultado del contexto político institucional que estructura el
conjunto de relaciones en las que estos actores están insertos? ¿Cuál es la explicación más
adecuada?”.” (Zurbirggen, 2005, pág. 10).

La autora señala en su tesis de doctorado sobre el tema de redes rentista que: “Menos frecuentemente
se encuentran trabajos que hagan referencia al carácter sistémico y complejo del rentismo para
fundamentar las propuestas de solución en una comprensión más abarcativa y general del fenómeno.
Para acabar con las prácticas rentistas no basta con eliminar determinados subsidios o cerrar una
oficina pública que distribuye los recursos públicos con fines particulares, tal como proponen muchos
políticos y académicos.” Posiblemente con un enfoque sistémico puedan analizarse mejor las
relaciones entre los agentes comprendiendo mejor la relación entre el ámbito público y el privado, sin
estigmatizar el comportamiento de uno de los agentes como si nada tuviera que ver con el de los
demás o con las estructuras políticas, económicas o sociales que los condicionan muchas veces de
manera muy fuerte.

Si no se miran estor fenómenos sociales con un enfoque sistémico, poco se puede sacar del análisis
reduccionista de cada parte. El estudio de Zurbirggen es concluyente. “Las relaciones del rentismo no
se pueden reducir a un mero proceso de intercambio de recursos, es decir, beneficios específicos por
apoyo político o electoral. El rentismo es una institución particularista, que forma parte de los
regímenes políticos latinoamericanos y se reproduce en forma de redes de políticas.” (2005). No es
un fenómeno aislado que opera por voluntad propia de un agente del sistema y específicamente por
el deseo o convencimiento de los empresarios, de buscar su propio beneficio, como muchas
propuestas simplificadoras de la realidad dan a entender para buscar causas fácilmente identificables
y únicas a un fenómeno en que intervienen muchos agentes con muchas relaciones de causa efecto
no necesariamente lineales en su forma de generarse y consolidarse.

Ramírez Del Valle (2006) realiza una muy interesante síntesis de la aproximación sistémica a la
problemática de la organización y funcionamiento del Estado. Citando a Ashby señala que un sistema
comienza con las partes separadas y éstas cambian luego hacia la formación de conexiones. Este
primer sentido lo concibe el autor como el tránsito "de lo no organizado a lo organizado". El segundo
sentido sería el "tránsito de una mala organización a una buena" (operando con mecanismos de
retroalimentación positiva a negativa) basado en experiencias singulares derivadas de determinadas
reglas de juego. Ese tránsito tiene entonces sus peculiaridades cuando se trata de organizaciones
estatales, que son derivadas de finalidades muy diferentes y de marcos normativos específicos, que
generan conductas específicas de los políticos, administradores y ciudadanos.

Las barreras para comprender la realidad y poder diagnosticar una situación constituyen el primer gran
desafío para capitalizar la potencialidad del enfoque sistémico. Pensando en la necesidad de describir
la realidad, todo parece indicar que primero hay que conocerla de la mejor manera posible. Y para
conocerla adecuadamente es conveniente partir de los acontecimientos más representativos que
debemos analizar. A tomando estos acontecimientos como referencia, buscar las tendencias que
establecen relaciones entre dichos acontecimientos. Sobre esta base, se debería construir un análisis
causal que permita encontrar las conexiones entre los acontecimientos que nos preocupan. Para
entonces tendremos las preguntas-problema que hay que contestar. La búsqueda sistemática de las
preguntas-problema que parten de los incidentes generados por los sistemas, puede ser un camino
práctico para entender profesionalmente esa realidad con un enfoque sistémico.

Con esta batería de interrogantes a disposición se puede comenzar a construir una lista inicial de
propuestas que habría que generar con un modelo mental abierto al aprendizaje. Profundizando en
ellas, será además necesario generar acuerdos operativos entre las partes encargadas de atender los
problemas y buscar soluciones con los cuales se definirían los requerimientos fundamentales, las
acciones a seguir y los resultados esperados. Recién a partir de estos acuerdos los operadores
sistémicos podrían definir equipos de trabajo que serían los que llevarán adelante los encargos de
transformación que le sean encomendados. Encargos que partieron del estudio de los acontecimientos
representativos, que tienen presentes las tendencias actuales, que responden a las preguntas-
problemas más importantes y que son consistentes con las propuestas que formularon todos los
agentes que están directamente involucrados.

6. El enfoque sistémico como modelo para interpretar la realidad

Si se desarrolla bien el "pensamiento sistémico", casi seguramente los modelos para interpretar la
realidad y nuestras propuestas para mejorar esa realidad serán, cuanto menos, mucho más
consistentes y estables que los derivados de partir la realidad en pedazos y solucionar problemas en
cada parte aisladamente. Si mediante el "pensamiento sistémico" de pueden determinar dónde se está
hoy como una organización, ya hemos comenzado a trabajar en la línea de donde queremos estar
porque definimos un punto de partida como referencia. Si mediante el "pensamiento sistémico" se
identifican las causas de nuestros problemas hemos dado además otro enorme paso adelante. Y
finalmente, si mediante el "pensamiento sistémico" se construye un acuerdo sobre lo que hay que
hacer, habremos comenzado a pasar del diagnóstico a la acción, integrando lo aportes de un modelo
conceptual de la realidad, con los desafíos de gestionar esa realidad.
Hay que estar prevenidos respecto de lo que puede aportar un enfoque reduccionista para entender
la realidad, sobre todo en sistemas en los que las partes interna y el medio externo, interactúan
fuertemente. Para encarar la solución de un problema en cualquier organización, el atajo aparente del
enfoque reduccionista genera problemas para entender la realidad cuando esta es muy cambiante
debido a múltiples instancias de relacionamiento con su contexto y circunstancias y se realimenta de
ellas. Para entender adecuadamente la realidad: no se puede "dividir el elefante en dos", sin saber de
qué animal se trata y sin contar con ayuda adecuada, para luego rearmarlo por las nuestras, y
finalmente esperar, con optimismo, que lo que obtengamos como resultado sea parecido a la realidad
de la que partimos, cuyas características esenciales y su comportamiento, bien pudimos no haber
apreciado nunca.

Sobre estas bases se puede construir un modelo integrado para diagnosticar y proponer mejoras en
cualquier sistema administrado con la participación activa de los agentes internos del sistema.
“Estructuras complicadas, cambios complejos y escenarios cambiantes, son parte de las reglas de
juego vigentes de la evolución de las organizaciones. Actualmente no alcanza sólo con una visión
reduccionista para comprender la dinámica del cambio en una organización. De la misma manera, no
es suficiente sólo con el pensamiento sistémico para enfrentar adecuadamente la imprevisibilidad. Se
requiere capacidad para convivir con el cambio y para tolerar el caos. Este es el camino que marca el
autor para orientar los pasos para acompañar exitosamente los procesos de cambio organizacional
en el siglo XXI.” (Petrella, 2004)

El conjunto de principios básicos para el mejor abordaje de los sistemas administrados está muy bien
descrito en La quinta disciplina en la práctica (Senge y otros, 1995, página 96): "No se puede modificar
el sistema (el elefante) dividiéndolo en partes, sino que todos deben mirar juntos la totalidad. En
consecuencia, no es posible practicar el pensamiento sistémico en forma individual, no porque la
disciplina sea dificultosa, sino porque en un sistema complejo los buenos resultados necesitan la
mayor cantidad de perspectiva posible. Cuando formemos un equipo, debemos cerciorarnos de que
todas las funciones pertinentes estén representadas, y obtener autorización de los directivos para
proponer soluciones internacionales, al margen de susceptibilidades y políticas internas".

Este punto es muy importante pues prácticamente todos los especialistas en diseño de procesos
uruguayos formados en los años 80 y 90, han sido influidos por el paradigma de investigación y de
actuación sobre as organizaciones derivado fundamentalmente del enfoque reduccionista del análisis
de sistemas, dividiendo el elefante en dos o más partes para poder entenderlo. (Por supuesto, sin
saber que se trataba de un elefante) Y luego tratando de sintetizar las partes para tratar de armar el
animal original, para saber de qué se trataba. De esta manera, aquellos que tenían experiencia, por lo
menos recomponían un ejemplar de la misma envergadura. Con suerte, por ejemplo un rinoceronte
(un animal del mismo tamaño pero con un cuerno menos). Pero gran parte de la realidad que se
buscaba comprender, quedaba fuera del modelo interpretativo y por lo tanto se desconocían – muchas
veces involuntariamente - relaciones claves en el comportamiento del sistema.
Esta forma de trabajo, procediendo sistemáticamente por fragmentación de la realidad, pudo resultar
muchas veces satisfactoria, casi seguramente porque los instrumentos de diseño de propuestas y de
control de calidad de resultados empleados en las intervenciones sobre las organizaciones, eran
frecuentemente muy débiles. Como al verificar el trabajo de análisis realizado, no contábamos la
cantidad de cuernos o colmillos el asunto aparentemente cerraba. El elefante y rinoceronte, a los
efectos del encargo que se debía realizar, parecían ser casi iguales. Entonces se daba por demostrado
que la realidad y el modelo representado eran razonablemente equivalentes. Y a partir de allí
construíamos una propuesta, que luego de desarrollada e implantada mostraba claramente que la
propia realidad del sistema y el comportamiento de los actores la desbordaba.

Además es también llamativo que los profesionales en el conocimiento de los sistemas se


concentraran en el trabajo como especialistas, sin abrir la cancha aceptando la participación de
quienes más conocían el sistema para que nos apoyaran en la descripción del modelo en cuestión.
Este es otro punto importante, porque de esa manera se perdía la posibilidad de que el conocimiento
de la realidad llevase a los directamente involucrados a sospechar que el rinoceronte que se había
armado con tanto esmero, no era muy parecido al elefante del que partimos al enfrentarnos con la
realidad. Lo que rescata la enorme importancia de trabajar en equipos interdisciplinarios con los
agentes involucrados con cada sistema.

Una posibilidad para comprender los sistemas funcionando a través de la una Simulación Cuantitativa
de la dinámica de los mismos constituye un aporte metodológico para entender los cambios que se
producen. En general se representa el sistema utilizando modelos matemáticos incluyendo las
ecuaciones en diferencias finitas o ecuaciones diferenciales. Mediante estas representaciones se
puede estudiar la dinámica del conjunto de los estados disponibles por el sistema que en definitiva
permiten apreciar el comportamiento. La propuesta de analizar
sistemáticamente la Dinámica de los Sistemas tiene su origen en la década de los años 30 pensando
en las variantes que pueden ayudar a comprender el comportamiento aplicando procesos de cálculos
iterativos que se retro-alimentan tomando la salida de un ciclo y reingresándolos por la entrada.
(Forrester, 1968)

La construcción de modelos interpretativos aporta mucho a la comprensión de una realidad que no


conocemos. Las organizaciones requieren en la actualidad una forma diferente de aproximarse a los
problemas. Una alternativa para el mejor abordaje de los estudios organizacionales pensando de
manera sistémica, es el modelado de aquellos aspectos que inciden sobre el comportamiento de los
sistemas considerando la creación de modelos formales que permitan capitalizar los aportes de la
Dinámica de Sistemas Cualitativa (Wolstenholme y Coyle, 1983; Wolstenholme, 1985 y Senge, 1992)
que en el campo de los estudios organizacionales promueve el aprendizaje sobre y en la propia
organización, con la intención de constituir organizaciones inteligentes, que en el lenguaje y conceptos
que propone Peter Senge, con organizaciones abiertas al aprendizaje (Senge, 1992).
¿Por qué es tan difícil comprender un sistema con el que no convivimos? Puede haber muchas
razones, pero una de ellas es que las “reglas de comportamiento de un sistema” no necesariamente
son similares a las de otro. Los agentes internos del cada sistema asimilan esas reglas y las aceptan
como parte de la realidad con la que deben actuar. Pero no siempre se aprecia la singularidad que las
mismas pueden alcanzar. Esto es, que esas reglas aplicables de manera natural en un sistema,
pueden no tener sentido en otro. Y por lo tanto exportar unas reglas de un sistema a otro puede
generar desconcierto e incluso formas de funcionamiento inesperadas y a veces sumamente
inconvenientes. Por ello constituir modelos interpretativos contextual izados de la realidad singular de
un sistema, constituye un enorme desafío para comprender al propio sistema y su comportamiento.

Son muy reveladores los aportes de Luhmann para comprender la potencia de las singularidades en
el comportamiento de un sistema social. “Un sistema social es un conjunto de acciones sociales que
se refieren unas a otras y se confieren sentido entre sí, a la vez que no pueden ser delimitadas por
acciones de otros sistemas” (Luhmann, 1973, pág. 142). Se crea un microcosmo propio del sistema
que puede ser muy diferentes de otro sistema, incuso con el cual interactúa de manera más o menos
cercana. Esto plantea según Luhumann, el significado de las reglas de un sistema social referidas a
sí mismo, y por lo tanto, la imposibilidad de aplicarlas en otro sistema social sin inducir a errores de
apreciación sobre su comportamiento. Y todo ello genera dificultades para comprender los sistemas
desde dentro en relación con otros sistemas.

Sotomayor (2006) plantea varios ejemplos muy simples y a la vez ilustrativos de esas limitantes de
significado de las acciones para cada sistema social y de las dificultades de trasvasar significados de
un sistema a otro de manera artificial en el marco por ejemplo de un proceso de transformación
institucional. “Por ejemplo, las acciones sociales que desempeña un árbitro en un partido de fútbol
sólo tienen sentido en el sistema social del fútbol; si llega a un restaurante y no hay mesas disponibles,
no logrará que comensales abandonen su mesa exhibiendo una tarjeta roja. Asimismo, un profesor no
puede reprobar a un conductor imprudente, ni tiene sentido que un enamorado ofrezca al objeto de su
afecto más dinero que otro pretendiente, a cambio de ser correspondido (sí tiene sentido que le ofrezca
dinero a cambio de determinadas acciones, en el sistema social de las relaciones laborales explícitas
o tácitas).”

Otro punto a tener en cuenta para generar orientaciones sobre aspectos metodológicos, es buscar
criterios orientadores que permitan diferenciar qué es lo accesorio y qué es lo importante para cada
compañía. Porque una propuesta metodológica efectiva debería poder separar la paja del trigo en
términos de comportamientos relevantes de los agentes, necesidades de información y soluciones
adecuadas para cada negocio. En este asunto, las cadenas de valor planteadas por Michael Porter en
la Ventaja Competitiva (1996, pág. 51), dan una mano muy importante. Porque las cadenas enseñan
cuales son las actividades que ayudan a consolidar las ventajas competitivas de cada organización. Y
en consonancia con estas actividades, se pueden inducir cambios en los patrones de conducta, montar
los sistemas de información básicos y utilizar la tecnología adecuada para que las acciones de cambio
puedan dar todavía mejores resultados.
Como resumen práctico sobre el abordaje con enfoque de sistemas, para lograr los mejores resultados
la experiencia recogida en los proyectos de transformación institucional en el Uruguay, todo parece
indicar que es importante contar con opciones metodológicas que reivindiquen la participación activa
y comprometida de aquellos que están directa o indirectamente involucrados en el diagnóstico de una
situación o en el desarrollo de propuestas. Primero, pensando que muchas veces se trata de
situaciones complejas ante las cuales el conocimiento del contexto tiene un valor agregado muy
importante para comprender la realidad vigente y sus posibilidades de cambio. Y segundo, porque
quien participa activamente, se involucra mucho más en la búsqueda de propuestas y contribuye a
hacer mucho más sencillo el proceso de adaptación, que el que mira la realidad desde fuera del
sistema.

Las ideas precedentes a modo de sugerencias orientadores sobre mejores prácticas de aplicación del
enfoque sistémico planeadas en las investigaciones de Petrella (1998) en todo caso, debería ser guiar
a las personas dentro de sus propias organizaciones, para que desarrollen mejor sus aptitudes y
actitudes para enfrentar los problemas en las organizaciones y no construirles recetas de cómo deben
pensar y actuar. Después de todo los papeles que describen procedimientos, aún los muy bien escritos
no tienen fuerza propia más allá que las personas que los defienden y los hacen cumplir. En la mente
de los auditores está siempre latente la idea de que la forma de desarrollar la actividad en las
organizaciones debe estar bien documentada. Y cuando más detallada sea esa documentación,
entonces mejor será. Sin embargo, esta es una verdad a medias, cuando nos metemos de lleno en el
trabajo de todos los días.

El modelo burocrático clásico muestra entonces sus carencias debido a las restricciones que impone
a los agentes. Muchas personas piensan que los procedimientos deben existir para guiar a las
personas, no para esclavizarlas. Son necesarios para ayudarnos a hacer mejor las cosas, no para
prácticamente hacerlas por nosotros. Cuando proponemos procedimientos muy precisos perdemos
una parte de la libertad de acción que todos reclamamos y hacemos pesar demasiado la burocracia.
Surge entonces naturalmente la pregunta: ¿para qué queremos la libertad de hacer, sino precisamente
para hacer cosas? Así que algo de libertad hay que "invertir" para generar guías para trabajar mejor,
si queremos ser más eficaces. La idea a sostener es "hipotecar" lo mínimo imprescindible, para no
comprometer la capacidad de inventiva interna de las organizaciones.

Sin embargo, por más que se especifiquen los procesos y procedimientos debería insistirse en que
las organizaciones sean percibidas como sistemas dinámicos en que los agentes se relacionan entre
sí en el marco de acciones y reacciones que generan procesos de retroalimentación continuos, sobre
el sistema y también sobre su entorno. Más que descripción estática de entradas, procesos y salidas
de un sistema, es importante comprender los procesos de retroalimentación que generan cambios en
el resto y el concepto de límite, entre el sistema y su entorno, que permite preservar su autonomía, sin
comprometer su interdependencia con el medio.
Ingresos del sistema que constituyen la fuerza
Entradas de arranque que suministra al sistema
sus necesidades operativas
Transforma una entrada en salidas y puede ser
sustantivo o de apoyo dependiendo de las
Proceso modificaciones que opere sobre las entradas
para obtener salidas.
Resultados que se obtienen al procesar las
entradas y que son el
Salidas funcionamiento del sistema ó el propósito para
el cual el sistema ha sido creado.
Se produce cuando las salidas ó las influencias
Retroalimentación del contexto, vuelven a ingresar como recursos
ó Información.
Separa al sistema de su ambiente y funciona
Límite como filtro manteniendo autonomía e
interdependencia.
Elaborado a partir de “Las organizaciones como sistema sociales” de Gabriela de la Iglesia

Dando un paso más deberíamos profundizar en los modelos mentales condicionantes. Como propósito
– más que entender los componentes de un sistema y sus dinámicas de interacción -, deberíamos
potenciar las habilidades naturales de los agentes para pensar sistémicamente, si queremos
capitalizar realmente los aportes generales de la teoría general de sistemas. ¿No sería mucho mejor
que la forma para identificar y solucionar problemas nos orientara en vez de condicionarnos? Con este
enfoque buscaremos siempre delinear propuestas abiertas y flexibles. Esa es la base conceptual de
las mejores prácticas, que se proponen. Y la idea sería depositar una parte importante de la confianza
en la propia organización representada por su gente, no por sus manuales. Cada problema está
asociado a un potencial riesgo en las organizaciones y es por ello que la búsqueda de soluciones,
llevada adelante por quien mejor conoce la operativa, hará más eficiente y efectivos dichos
procedimientos

Lo cierto es que: “Las simplificaciones nos llevan al principio a considerar la complejidad como algo
asociado con las estructuras de las organizaciones. Luego, cuando el modelo estático nos decepciona,
aceptamos de mala gana el cambio como algo inherente a la vida en el siglo XXI. Y a las cansadas -
cuando parece que podremos saber que pasará - debemos lidiar con la incertidumbre, comprendiendo
que algo siempre se nos puede escapar de las manos.” (Petrella, 2004) Pero estos grandes pasos
requieren algo más que el conocimiento de determinadas prácticas y herramientas de apoyo. Es
necesario abandona un modelo mental reduccionista para utilizar un modelo sistémico, en una realidad
en la que los agentes con los que interactúa, todavía no se han planteado esa dificultad como una
limitante en el abordaje de terminados problemas y en la búsqueda de soluciones viables para los
mismos.

Todo parece indicar que efectivamente no podemos seguir simplificando los sistemas sociales con los
que convivimos para aprender sobre ellos y pensar que no dejamos nada por el camino cuando luego
queremos comprender su comportamiento. La realidad es hoy muy compleja y se debería aceptar que
posiblemente se acentuará esa complejidad todavía más, con el pasar del tiempo. Es por otra parte,
lo que sostiene Luhmann (1973) a partir de su visión sistémica de la realidad social. Tal vez, el camino
pase entonces, por aceptar esa complejidad en todas sus dimensiones, sin pretender que
comprendemos lo que realmente no comprendemos, o que controlamos lo que posiblemente no
controlamos. En esta línea de entender la realidad para luego procurar transformarla, el enfoque
sistémico es una pieza clave para encarar este enorme desafío de comprensión de la realidad natural
y social con la que convivimos.

Aldo Mascareño (2006), sostiene que: “La teoría de Luhmann es compleja, antihumanista,
contraintuitiva; corre el riesgo, por tanto, de llegar a ser un clásico sin nunca haber sido realmente
actual. Es tarea de quienes tenemos noticia de su poder, el desplegar sus posibilidades. El libro
editado e impulsado por Francisco Osorio contribuye decisivamente a esta tarea y lo hace en un campo
inexplorado: el del método de investigación sistémica. Aunque quizás lo niegue, Osorio es parte de
esta empresa y ojalá lo siga siendo para lograr incluir, en una nueva entrega, lo que en esta ha
quedado excluido. Por lo pronto, la expansión del cálculo algebraico de la forma de Spencer-Brown
hacia problemas sociales particulares, las variantes actuales de análisis de discurso, la metodología
de escenarios desarrollada por las teorías de la complejidad o la modelación matemática utilizada en
ingeniería y neurociencias. Todos ellos son instrumentos imprescindibles para lograr llevar la
investigación sistémica por nuevos rumbos, rumbos que finalmente logren disolver las añejas
distinciones entre lo cualitativo y lo cuantitativo, entre lo micro y lo macro y que desmetaforicen con
trazo irónicamente seguro la investigación social.”

Una complejidad que en muchos casos nos puede llevar a tener que aceptar que los sistemas pueden
operar con cierta autonomía, independientemente de la propia voluntad individual de los agentes que
interactúan con él.

Desde comienzos de la década de los 70 y como una forma de superar la caída del edificio teórico del
estructural funcionalismo, que los sociólogos del todo el mundo han estado desarrollando un
constructo teórico que pueda dar cuenta del hecho que algunos sistemas (¿o todos?) a pesar de ser
el producto de los individuos que lo han generado consciente o inconscientemente, tienden a cobrar
ciertos niveles de autonomía propia, independiente de quienes lo crearon y de las personas que los
hacen realidad. Lo anterior viene a significar que, en algún momento de su existencia, estas formas
de actuar (¿o agencias?) "son capaces de producirse continuamente a sí mismas". O como dice el
sociólogo británico Anthony Giddens, se trata de agencias que "producen y reproducen las condiciones
de su propia existencia", o bien, que "se levanta por sus propios cordones, y se constituye como
distinto del medio circundante por medio de su propia dinámica, de tal manera que ambas cosas son
inseparables. (Millán, 2000)

Aceptar el modelo sistémico requiere a su vez, que se acepte la idea de que el comportamiento de los
objetos estudiados viene dado por los componentes del sistema, pero por sobre todo, por las propias
interacciones entre ellos, incluyendo la relación con el entorno. Es importante comprender que la
relación del sistema con el entorno es algo más que una frontera de intercambio de acciones y
reacciones. Esa relación es lo que define la posibilidad de generar comportamientos autorregularles,
adaptándose a medida que esas condiciones puedan resultar más favorables o incluso adversas. Se
plantea la convicción de que con una visión sistémica de la realidad, los procesos analizados y
representados, se deben encarar siempre de manera organicista y aceptando la complejidad inherente
a la realidad actual. Este parecería ser el paradigma a encarar, para comprender mejor la realidad y
enfrentar los desafíos del comienzo del siglo XXI.

El enfoque sistémico permite analizar realidades muy complejas y dinámicas. Se pueden construir
modelos de representación de sistemas administrados de desarrollo gradualista y también alternativas
de sistemas que puedan generar un quiebre radical. Aparecen propuestas “evolutivas” para mejorar
la resolución de problemas conocidos y propuestas “revolucionarias” para encarar los problemas
todavía no resueltos. Los valores que determina implícitamente esta concepción de la realidad quedan
asociados con la aceptación de que el contexto altera los comportamientos de los sistemas y las
organizaciones deben estar preparadas para enfrentar esas contingencias. También conllevan a
descartar soluciones de corte mecanicista, no precisamente por ser ineficientes, sino por ser ineficaces
para modelar determinados sistemas de tipo organicista y comprender mejor su comportamiento
(especialmente en el terreno de las ciencias biológicas y los sistemas sociales).

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FIN DE DOCUMENTO

Carlos Petrella petrella@fing.edu.uy Docente de grado y postgrado de la Facultad de Ingeniería de la


UdelaR y de la Facultad de Ingeniería y Tecnologías de la UCU Ingeniero de Sistemas, Master en educación y en
Administración de Negocios y DEA.

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