You are on page 1of 15

REVISTA

de la

CEPAL
NUMERO 62
AGOSTO 1 9 9 7
S A N T I A G O DE C H I L E

OSCAR A L T I M I R
Director

EUGENIO LAHERA
Secretario Técnico

NACIONES UNIDAS
REVISTA DE LA C E P A L 62

S U M A R I O

Estado, comunidad y sociedad en el desarrollo social 7


Fernando Henrique Cardoso

Un balance de las reformas estructurales neoliberales


en América Latina 15
Joseph Ramos

Deuda y sostenibilidad fiscal: ¿se repite la historia? 39


Guillermo E. Perry

Reformas petroleras: las opciones en juego 49


Fernando Sánchez Albavera

Las organizaciones indígenas: actores emergentes en


América Latina 61
Rodolfo Stavenhagen

El empleo rural no agropecuario en el Istmo Centroamericano 75


Jürgen Weller

Marginalidad e integración social en Uruguay 91


Rubén Kaztman

La política comercial en el marco de la Organización Mundial


de Comercio 117
Diana Tussie

Comercio y medio ambiente: ¿luz verde o luz roja? 133


Helga Hoffmann

Anclas nominales y escenarios de coordinación macroeconomica


en el MERCOSUR 149
Gonzalo Rodríguez Prada

Políticas de promoción de exportaciones en Centroamérica 169


Larry Willmore

Publicaciones recientes de la CEPAL 186

AGOSTO 1997
REVISTA DE LA CEPAL 62 61

Las organizaciones indígenas:


actores emergentes
en América Latina

Rodolfo Stavenhagen

Presidente del Consejo En este artículo se analiza la reciente emergencia de los pue-
Directivo, blos indígenas como actores políticos y sociales en la región.
Fondo para el Desarrollo En él se pasa revista a las modificaciones ocurridas en las cir-
de los Pueblos Indígenas de
cunstancias de los pueblos indígenas, la relación entre el Esta-
América Latina y el Caribe,
México do y los pueblos indígenas, la forja de nuevas identidades y los
cambios culturales, temas que están siendo reexaminados a la
luz de la llamada "cuestión étnica". El autor destaca la existen-
cia de un cierto número de hilos conductores que persisten y
reaparecen en las diversas corrientes de los movimientos indí-
genas. Estos temas pueden agruparse en cinco grandes rubros:
definición y status legal de lo que constituye lo indígena; el
derecho a la tierra y la cuestión agraria; la identidad cultural
de los pueblos indígenas; su organización social y costumbre
jurídica, y la participación política de sus organizaciones. El
artículo concluye que el discurso indígena ocurre en la inter-
sección de los temas referentes a los derechos humanos, la de-
mocracia, el desarrollo y el medio ambiente. Se ha vuelto más
claro que las demandas indígenas preocupan no solamente a
los pueblos indígenas sino que involucran a toda la sociedad
nacional. Los pueblos indígenas no sólo reclaman más y mejor
democracia, o la mejor aplicación de los mecanismos de de-
fensa y protección de los derechos humanos, o una mayor
participación en los beneficios de los programas de desarrollo:
de hecho, están cuestionando y desafiando las premisas mis-
mas sobre las cuales ha sido erigido el Estado-nación en
América Latina desde hace casi dos siglos.

AGOSTO 1 9 9 7
62 REVISTA DE LA CEPAL 62 • AGOSTO 1997

I
Introducción

Los pueblos indígenas han surgido en años recientes la clase media urbana blanca y mestiza, rechazaba
como nuevos actores políticos y sociales en América completamente los componentes indígenas de la cul-
Latina: se están transformando en sujetos activos en tura nacional y de hecho no les veía futuro alguno,
vez de continuar siendo objetos pasivos del cambio salvo en una idealización del pasado cuyo núcleo prin-
histórico. Algo ha cambiado en las circunstancias de cipal son los museos, y más recientemente como ins-
existencia de las poblaciones indígenas, algo está cam- trumento para conseguir divisas del turismo y la venta
biando en la relación entre el Estado y los pueblos de artesanías.
indígenas, antiguos reclamos y nuevas demandas se Las políticas indigenistas, si bien fueron bien in-
han conjugado para forjar nuevas identidades, nuevas tencionadas, de hecho resultaron ser etnocidas y bas-
ideologías están compitiendo con paradigmas viejos y tante ineficaces incluso en términos de sus propios
establecidos; las teorías del cambio social, de la mo- objetivos declarados. En los congresos indigenistas
dernización y de la construcción nacional están sien- interamericanos que se realizan periódicamente (el
do reexaminadas a la luz de la llamada "cuestión undécimo congreso tuvo lugar en Nicaragua en diciem-
étnica", tan ignorada y despreciada durante tanto tiem- bre de 1993), los delegados gubernamentales se lamen-
po, y por último, también ha cambiado la manera de tarían de las condiciones lastimosas de los pueblos in-
hacer política en torno de la problemática indígena.1 dígenas del continente. Mientras que los gobiernos in-
Tal vez el punto de partida de nuestro análisis de- formaban de sus programas y proyectos de desarrollo,
biera ser el comienzo formal de una política indigenista con frecuencia de manera autoelogiosa, la situación
continental (conocida como indigenismo) en el Primer socioeconómica de los pueblos indígenas, a los que
Congreso Indigenista Interamericano que se realizó en sólo se les concedía una presencia simbólica en estos
México en 1940. Allí los delegados gubernamentales congresos, se deterioraba visiblemente. Un estudio
de numerosos países del continente decidieron poner reciente del Banco Mundial concluye que la pobreza
en práctica políticas para mejorar las condiciones de entre las poblaciones indígenas de América Latina es
vida de las poblaciones indígenas, principalmente a tra- severa y persistente. Además, considera que las con-
vés de un proceso de asimilación o integración a la diciones de vida de la población indígena, ligadas a la
llamada "sociedad nacional". Pero esta sociedad nacio- pobreza, son por lo general abismales (Psacharopoulos
nal dominante, reflejada en la ideología nacionalista de y Patrinos, eds., 1994).

II
¿Quiénes y cuántos son los indígenas
en América Latina?

Si bien los criterios usados en las definiciones varían y casi extintas, hasta las sociedades campesinas de los
de país en país y los datos censales son poco confia- Andes, que suman varios millones de personas. Méxi-
bles, se estima que existen más de 400 grupos iden- co tiene la población indígena más numerosa de Amé-
tificables, con una población total de alrededor de cua- rica Latina, alrededor de diez millones, pero ella re-
renta millones, que incluyen desde pequeñas bandas presenta solamente entre 12 y 15% de la población
selváticas amazónicas, numéricamente insignificantes total. En contraste, los indígenas de Guatemala y Bo-
livia constituyen la mayoría de la población nacional,
1
Sobre la cuestión étnica, véase Stavenhagen (1990); sobre etnocidio y en Perú y Ecuador llegan casi a la mitad. En Brasil,
y etnodesarrollo, Bonfil y otros (1982). los indígenas representan menos del 1/2% de la pobla-

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN


REVISTA DE LA C E P A L 62 • AGOSTO 1997 63

ción total, pero como son los habitantes originales de tación política, luchando por la preservación del me-
la cuenca amazónica, han desempeñado un papel im- dio ambiente amazónico y logrando su incorporación
portante en la resistencia contra la depredación de sus en la nueva Constitución brasileña adoptada en 1988.
territorios, exigiendo derechos territoriales y represen- (Véanse González, 1994; CELADE, 1994).

III
Indigenismo y movimiento indígena

Los países latinoamericanos tienen una larga y com- alianzas y coaliciones transnacionales con contactos y
plicada historia de legislación indigenista, en la cual actividades internacionales bien desarrollados. Se pue-
las poblaciones indígenas eran colocadas generalmen- de decir con razón que las organizaciones indígenas,
te en desventaja con respecto al resto de la sociedad, su liderazgo, objetivos, actividades e ideologías emer-
si bien muchas de las leyes eran protectivas y tutela- gentes constituyen un nuevo tipo de movimiento so-
res. Aunque el derecho a la ciudadanía formal fue cial y político en la América Latina contemporánea,
concedido a casi toda la población en los años poste- cuyo análisis e historia detallados quedan por hacerse.
riores a la independencia política, los indígenas seguían Una de las primeras organizaciones que es citada
siendo tratados como menores de edad y legalmente con frecuencia como prototipo de otras es la Federa-
incompetentes en numerosos países hasta hace muy ción Shuar, establecida en los años sesenta con el ob-
poco. No fue sino en las últimas décadas que se mo- jeto de proteger los intereses de las diversas comuni-
dificaron las leyes básicas en América Latina durante dades shuar en las tierras bajas amazónicas del orien-
una racha de reformas constitucionales que incluyen te ecuatoriano. Los shuar decidieron formar su fede-
no solamente normas relativas a las lenguas y culturas ración para defender su territorio de invasiones de
indígenas, sino en algunos casos también a las comu- colonizadores externos y de diversos intereses comer-
nidades indígenas y sus territorios como forma espe- ciales, y en el proceso descubrieron que la lucha por
cífica de organización social. Reformas constituciona- los derechos a la tierra no podía desvincularse de su
les de este tipo han tenido lugar en años recientes en sobrevivencia como un pueblo étnicamente distintivo,
Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Gua- con sus propias tradiciones e identidad cultural. Tam-
temala, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Perú. bién descubrieron, como lo han hecho tantos pueblos
Algunos observadores colocan esta reestructuración en oprimidos a lo largo de la historia, que sólo juntando
el marco de la "ola de democratización" que recorrió fuerzas y uniendo esfuerzos podrían lograr su propó-
América Latina durante los años setenta y ochenta. sito. Aunque estuvo motivada por consideraciones
Otros reconocen el papel activo que las propias orga- económicas y sociales (la preservación del territorio
nizaciones indígenas han desempeñado en la genera- ancestral, el acceso a los recursos productivos), la lu-
ción de estos cambios. cha de los shuar no puede ser descrita simplemente
El surgimiento de las organizaciones indígenas como una lucha de clases, en contraste con los con-
durante las pasadas décadas puede considerarse como flictos agrarios entre campesinos y terratenientes que
causa y efecto de las transformaciones sucedidas en la ocurrieron más o menos al mismo tiempo en el alti-
esfera pública en relación con los pueblos indígenas. plano andino. Puesto que los shuar y otros pueblos
Allá por los años sesenta tal vez había solamente un indígenas de las tierras bajas no se insertaban claramen-
puñado de organizaciones formales creadas y maneja- te en una estructura de clases agraria, su organización
das por personas indígenas que perseguían objetivos adquirió mayormente un carácter más comunal y étni-
de interés para los pueblos indígenas como tales. A co que los movimientos más clasistas de los campesi-
mediados de los noventa, existen centenas de asocia- nos indígenas en otras partes de América Latina
ciones de todos tipos y con propósitos diversos: orga- (Salazar, 1981; Descola, 1988; Ibarra, 1987).
nizaciones a nivel local, asociaciones intercomunitarias Organizaciones similares a las de los shuar sur-
y regionales, grupos de interés constituidos formalmen- gieron durante los años setenta en varios otros países,
te, federaciones, ligas y uniones nacionales, así como y consolidaron sus actividades durante los años ochen-

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN


64 REVISTA DE LA CEPAL 62 • AGOSTO 1997

ta. Pronto lograron romper el cerco de las actividades involucrarse en actividades internacionales. En Amé-
comunales a las que con frecuencia los limitaban los rica Central y en América del Sur, los activistas indí-
proyectos estatales de desarrollo. Si bien los progra- genas han tratado, con éxito diverso, de establecer or-
mas de desarrollo de la comunidad, algunos financia- ganizaciones regionales de carácter trasnacional. A par-
dos por agencias multilaterales y organizaciones no tir de la segunda mitad de los años ochenta, han teni-
gubernamentales, lograron generar la creciente parti- do lugar diversas reuniones internacionales de índole
cipación de la población local, pronto resultó obvio regional y continental en torno a las actividades con-
para las elites indígenas emergentes que la actividad a memorativas del Encuentro de Dos Mundos (o más
nivel local era muy limitada desde el punto de vista bien, de los 500 años de resistencia indígena y popu-
político. Como los shuar, lograron construir una iden- lar), y al Año Internacional de las Poblaciones Indíge-
tidad indígena transcomunitaria, incorporando un nú- nas (1993) y el Decenio Internacional de las Poblacio-
mero creciente de comunidades locales y haciendo de nes Indígenas (que comenzó en 1995), ambos procla-
la identidad étnica un vínculo unificador y un agente mados por las Naciones Unidas. Representantes indí-
movilizador. Así surgieron algunas organizaciones genas de América Latina han participado asimismo ac-
étnicas en el escenario político, cuyos líderes hablarían tivamente en las discusiones del Grupo de Trabajo de
en nombre del grupo étnico como tal en vez de hablar las Naciones Unidas sobre Poblaciones Indígenas, en
solamente a nombre de tal o cual comunidad rural. el cual se ha venido preparando un proyecto de decla-
Muy pronto, a este nivel de organización siguieron las ración sobre los derechos de las poblaciones indígenas
asociaciones regionales, que incluían a varios grupos para la consideración de la Asamblea General, y tam-
étnicos, tales como la Confederación de Nacionalida- bién tomaron parte en los debates previos a la adop-
des Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana (CONFENIAE), ción del Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tri-
la Asociación Indígena de la Selva Peruana (AIDESEP), bales por la Organización Internacional del Trabajo.
el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) en Representantes indígenas también forman parte de los
Colombia, la Confederación Indígena del Oriente Bo- órganos directivos del Fondo para el Desarrollo de los
liviano (CIDOB), y muchas más. Todas ellas organiza- Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe, crea-
ron congresos, publicaron manifiestos y declaraciones, do por la II Conferencia Iberoamericana de Jefes de
dirigieron peticiones a los gobiernos estatales y nacio- Estado y de Gobierno (Madrid, julio de 1992), y par-
nales así como a la comunidad internacional, y con ticipan en las consultas que realiza actualmente la Co-
frecuencia organizaron acciones militantes —como misión Interamericana de Derechos Humanos de la Or-
marchas de protesta, manifestaciones, plantones, ocu- ganización de los Estados Americanos, acerca de un
paciones de tierras, resistencia activa—- o bien inicia- futuro instrumento jurídico interamericano sobre dere-
ron procesos legales y cabildearon a las legislaturas y chos indígenas.
a los funcionarios públicos para alcanzar sus diversos
objetivos. Con estas actividades internacionales los represen-
tantes indígenas de América Latina han tomado con-
Una forma de organización más reciente es la
tacto con representantes de otras partes del mundo, y
confederación indígena a nivel nacional. Una vez más,
han podido familiarizarse con el derecho internacional
la Confederación de Nacionalidades Indígenas del
y los mecanismos y procedimientos de protección de
Ecuador (CONAIE) estuvo en la vanguardia de la activi-
los derechos humanos en el sistema internacional; esta
dad política cuando organizó dos masivos levantamien-
relación a la vez promueve su causa y les ayuda a
tos indígenas pacíficos en Ecuador en 1990 y en 1993,
mejorar su capacidad de negociación política en sus
que prácticamente paralizaron al país y obligaron al
propios países (Brysk, 1994).
gobierno nacional a negociar con los pueblos indíge-
nas sobre cuestiones agrarias y otros problemas. La Un análisis cuidadoso de las declaraciones, reso-
Unión Nacional de Indios del Brasil (UNI), que congre- luciones y proclamaciones emanadas de estas distin-
ga a numerosas tribus amazónicas, fue muy activa en tas organizaciones y congresos (que queda fuera del
las discusiones políticas sobre la nueva Constitución alcance de este ensayo), nos mostraría una progresión
brasileña en 1988, igual que lo fue la Organización de ideas y una secuencia de temas de preocupación de
Nacional Indígena de Colombia (ONIC) en 1991 (Gue- sus miembros a lo largo de los años. En los primeros
rrero, 1993). años, los manifiestos indígenas recordaban al público
Las organizaciones indígenas también se han ex- en general la subordinación histórica de sus pueblos y
tendido más allá de sus fronteras nacionales al su pobreza secular, y reclamaban a los gobiernos al-

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN


REVISTA DE LA CEPAL 62 • AGOSTO 1997 65

gún tipo de retribución y justicia históricas. Al mismo el proyecto de declaración de las Naciones Unidas
tiempo, en muchos de estos documentos se idealizaba sobre los derechos indígenas (Stavenhagen, 1988).
el pasado indígena precolonial, descrito a veces como Las organizaciones indígenas no solamente reali-
una especie de Edad de Oro, un período sin ex- zan reuniones y difunden sus programas e ideas; tam-
plotación, discriminación o conflictos, a la vez que se bién negocian con las autoridades públicas, mandan
describía a las culturas indígenas precolombinas como representantes a conferencias internacionales, y con
moralmente superiores a la llamada civilización occi- frecuencia reciben ayuda financiera de agencias inter-
dental. nacionales para fines específicos. ¿Quiénes represen-
En años posteriores, las demandas planteadas por tan a estas organizaciones y cuan representativos son
las organizaciones indígenas se han enfocado más a de la población indígena? Este tema lo plantean con
problemas específicos como el acceso a la tierra, el frecuencia los gobiernos cuando desean cuestionar la
crédito agrícola, la educación, la salud, la cooperación "autenticidad" de la representación indígena en los
técnica, las inversiones en infraestructura, etc., de cuya niveles nacional e internacional, o bien se discute en-
solución se hace responsables a los gobiernos. Más re- tre facciones y grupos rivales que compiten por el re-
cientemente, a las demandas socioeconómicas concre- conocimiento oficial o el acceso a recursos. Es cierto
tas se han agregado llamados a la autonomía y la au- que en numerosos casos las organizaciones indígenas
todeterminación. La identidad étnica se ha vuelto un existentes fueron estructuradas de arriba abajo, y es-
punto nodal de muchas de estas organizaciones; la tán formadas por elites intelectuales indígenas que
preocupación por el medio ambiente es un tema de pri- carecen de una auténtica base "popular", pero cada vez
mordial importancia, especialmente en el caso de las más tales organizaciones indígenas se están constru-
tierras bajas amazónicas, y cada vez con mayor fre- yendo de abajo arriba, a través de un penoso proceso
cuencia se oyen reclamos de cambios en la legislación de movilización y organización, mediante el cual
y el cumplimiento de instrumentos jurídicos interna- surge un nuevo liderazgo con bases populares y que ex-
cionales recientes, como el Convenio 169 de la OIT y presa las auténticas preocupaciones de sus afiliados.

IV
El liderazgo indígena
El tema de la representación seguirá siendo planteado posiciones profesionales como agrónomos, maestros,
sin duda durante algún tiempo. El liderazgo tradicio- médicos, abogados, etc., ha ido surgiendo una elite
nal a nivel de comunidad lo ejerce generalmente una intelectual indígena en varios países latinoamericanos,
generación más vieja de autoridades locales quienes, que se está transformando en la fibra vital de las nue-
a pesar de estar inmersos en la cultura de su grupo, no vas organizaciones. Los intelectuales indígenas están
siempre están bien preparados para enfrentar los retos involucrados activamente en desarrollar el "nuevo dis-
de las organizaciones "modernas" y las negociaciones curso indígena" que otorga a estas organizaciones sus
políticas. Estas autoridades tradicionales están siendo identidades distintivas. No solamente se ocupan de
desplazadas paulatinamente por una generación joven formular la agenda política de sus movimientos, tam-
de activistas indígenas, muchos de ellos profesionales bién redescubren sus raíces históricas, se preocupan por
que han vivido y han calibrado sus habilidades en un la lengua, la cultura y la cosmología, y participan ac-
ambiente no indígena. Si bien pueden surgir tensiones tivamente en "inventar tradiciones" y construir nuevas
entre estas dos generaciones, sus papeles son a veces "comunidades imaginarias". Y a medida que la nueva
complementarios: las autoridades tradicionales de an- inteligensia indígena participa en redes nacionales e
cianos se ocupan de los asuntos de la comunidad, internacionales y logra difundir su mensaje hacia otros
mientras que los líderes más jóvenes se dedican a cons- sectores de la población, y a medida que es capaz de
truir organizaciones y alianzas y a tratar con el mundo movilizar recursos y obtener cierta cantidad de "bie-
exterior. nes colectivos" (recursos materiales y políticos, reco-
A medida que más y más jóvenes indígenas pa- nocimiento público y legal, etc.), los intelectuales in-
san por el sistema educativo formal y logran obtener dígenas se han ido transformando en vínculos indispen-

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN


66 REVISTA DE LA CEPAL 62 • AGOSTO 1997

sables en el proceso de organización y movilización. y una Weltanschauung "indigenista", y también se ven


Por otra parte, el liderazgo indígena también logra a veces envueltos en discusiones con diversas tenden-
obtener apoyo de sus bases populares, de los activis- cias ideológicas en América Latina (nacionalismo,
tas locales que luchan contra las violaciones de los marxismo, teología de la liberación, democracia cris-
derechos humanos, o por los derechos a la tierra, o por tiana, protestantismo evangélico), los activistas loca-
el medio ambiente, temas en que con frecuencia las les no tienen mucha paciencia con estos debates inte-
mujeres indígenas son especialmente activas. A veces lectuales y se interesan más en la negociación de so-
parece haber alguna tensión entre los activistas loca- luciones a problemas específicos con el poder existente
les y los intelectuales, porque los primeros se preocu- en vez de perseguir la pureza o la coherencia ideoló-
pan de asuntos más inmediatos y buscan soluciones gicas. Estos diversos enfoques, así como otros facto-
concretas, mientras que los segundos se involucran más res, han conducido a no pocas disputas sobre asuntos
en la consolidación de las instituciones a mediano y organizativos, estrategia y tácticas que a veces dan la
largo plazo. Además, mientras que los intelectuales impresión de un movimiento indígena muy fragmen-
indígenas contribuyen al desarrollo de una ideología tado y faccionalizado.

V
Las alianzas
Como la mayoría de las comunidades indígenas en Sobre el primer punto, no me referiré a los añe-
América Latina consisten en sociedades campesinas ru- jos debates, comunes en el siglo diecinueve y a prin-
rales, las demandas indígenas tienen mucho en común cipios del veinte, sobre la supuesta inferioridad de las
con las preocupaciones de todos los campesinos acer- "razas" indígenas en América Latina, ni al objetivo de
ca del derecho al agua y la tierra, la cuestión de la
las elites nacionales de eliminar a los indígenas "bár-
reforma agraria, el crédito agrícola, la asistencia téc-
baros" que hacían peligrar la sobrevivencia de la ci-
nica, el acceso a los mercados, los precios y los sub-
sidios agrícolas, etc. Estas han sido cuestiones parti- vilización. Más bien, el debate en las décadas más
cularmente urgentes en el altiplano andino, como en recientes se ha centrado en dos conceptualizaciones
otras partes, desde los años sesenta, cuando surgieron alternativas. Por una parte, la idea de que las culturas
numerosos movimientos campesinos militantes en indígenas no estaban integradas a la cultura nacional
América Latina. Además, si bien las organizaciones y que la integración nacional requería de la rápida
indígenas están conscientes de su identidad y su inde- incorporación de los indígenas, significaba la desapa-
pendencia, también saben que su impacto y alcance rición de ellos como tales. A las organizaciones indí-
serán limitados si se aislan de otros movimientos so- genas, este modelo les plantea las opciones de aceptar
ciales. Por lo tanto, han tenido que enfrentar dos tipos
las políticas asimilacionistas del Estado, negociando
de problemas interrelacionados: el papel de los movi-
sus términos; de rechazarlas totalmente, o bien de pre-
mientos indígenas en el marco de los conflictos y de
la articulación de intereses en la sociedad nacional, y sentar otras alternativas posibles. Cada una de estas tres
el teína crucial de la construcción de alianzas estraté- posturas ha sido asumida en algún momento por algu-
gicas con otras organizaciones. na de las organizaciones indígenas.

VI
Etnia y clase
Por otra parte, a partir de los años treinta se ha deba- considerados como una instancia de una clase social
tido largamente si los pueblos indígenas deben ser subordinada y explotada (campesinado de subsistencia,

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN


REVISTA DE LA CEPAL 62 • AGOSTO 1997 67

trabajadores agrícolas), o como pueblos oprimidos otros sectores de la sociedad, particularmente con los
culturalmente diferenciados (nacionalidades) que de sindicatos de trabajadores, las organizaciones campe-
hecho también pueden diferenciarse internamente en sinas, los estudiantes, los intelectuales urbanos. Tam-
lo social y lo económico. Este es el debate sobre etnia bién con instituciones establecidas, como la Iglesia
o clase que se ha escuchado frecuentemente en las católica (o cuando menos con algunas de sus tenden-
aulas académicas y que tiene diversas connotaciones cias actuales, como los promotores de la teología de
para los objetivos y las estrategias de los movimien- la liberación), y en ciertas circunstancias, con algunos
tos indígenas y de otros movimientos sociales. partidos políticos.
Si se ha de considerar a las poblaciones indíge- Algunas organizaciones indígenas tuvieron sus
nas simplemente como un segmento del campesinado inicios como filiales de algún partido político. En Mé-
explotado, entonces la solución a sus problemas se xico, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tra-
podrá encontrar en la lucha y la organización de clase tó de organizar y controlar algunas organizaciones in-
(sindicatos campesinos, reforma agraria); desde este dígenas en los años setenta; en Bolivia los diversos par-
ángulo, el énfasis en la identidad étnica diluiría la con- tidos políticos tenían, y algunos todavía tienen, filia-
ciencia de clase y sus correspondientes actitudes polí- les indígenas; un partido claramente indígena, el
ticas. katarismo (Movimiento Indígena Tupac Katari), com-
Pero si se considera la identidad indígena como pitió abiertamente por el poder político, y su antiguo
fundamental, entonces los asuntos vinculados a la si- candidato presidencial, el indígena aymara Víctor Hugo
tuación de clase resultarán secundarios. Cárdenas, fue entre 1993 y 1997 vicepresidente de Bo-
Tal parecería que en años recientes las organiza- livia en un gobierno de coalición. Por lo común, sin
ciones indígenas han optado en su mayoría por la se- embargo, las organizaciones indígenas han evitado afi-
gunda de estas posiciones. Sin negar o ignorar los asun- liarse a algún partido político (no así sus miembros in-
tos de clase, han enfatizado la identidad étnica y los dividuales), y sus líderes generalmente rechazan los
aspectos "étnico-nacionales" de sus luchas, lo que tam- ofrecimientos que les hacen los partidos políticos para
bién les ha producido cierta prominencia tanto en casa incorporarlos o cooptarlos a las estructuras partidarias
como en el extranjero. Una de las razones que las ha establecidas (Albo, 1994).
llevado a adoptar esta posición es el enfoque bastante Sin embargo, los líderes indígenas se han dado
prejuiciado que los partidos políticos tradicionales de cuenta de la necesidad de establecer alianzas tácticas
izquierda han adoptado en América Latina con respecto con otras organizaciones sociales, particularmente
a la "cuestión indígena". Durante muchos años ellos cuando se comparten los objetivos de la lucha social,
promovieron una postura "clasista" clásica frente a los como por ejemplo en la defensa de los derechos hu-
conflictos sociales, enajenando así a muchos aliados manos bajo regímenes represivos (como sucesivas dic-
potenciales indígenas que no veían reflejadas sus pro- taduras militares en Guatemala). El problema de las
pias preocupaciones en el discurso marxista de muchos alianzas se ha planteado públicamente en algunos con-
de estos partidos políticos. Se pueden ver ejemplos de gresos internacionales a los que asisten organizaciones
estas tensiones en el conflicto entre los Sandinistas y indígenas. Los participantes sostienen que la movili-
los miskitos en Nicaragua durante los años ochenta, y zación popular amplia tendrá mayor impacto político
en la evolución de la ideología y la guerra revolucio- que acciones aisladas llevadas a cabo por grupos más
narias en Guatemala durante treinta años (Díaz- pequeños y fragmentados. Por otra parte, los líderes
Polanco, 1985; Arias, 1990; Le Bot, 1995). indígenas afirman que sus intereses específicos (la
El debate sobre clase versus etnia también tiene identidad étnica, el reconocimiento de los derechos
implicaciones más amplias en cuanto a estrategia y históricos de los pueblos indígenas) se pierden fácil-
tácticas políticas, porque tiene que ver con la posibili- mente y quedan subordinados a las preocupaciones más
dad de que los movimientos indígenas hagan alianzas generales de las organizaciones populares. Por lo co-
con otras organizaciones sociales y políticas. Desde el mún temen (con alguna justificación) que las organi-
inicio de su proceso de organización y movilización, zaciones indígenas lleguen a ser jugadores menores en
los activistas indígenas se dieron cuenta de que para un juego dominado por las organizaciones mestizas
lograr su objetivos de más envergadura, y para evitar establecidas, y que corran el riesgo de ser manipula-
el encapsulamiento, tendrían que buscar alianzas con das por los políticos mestizos más experimentados.

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN


VII
El apoyo externo

Las organizaciones indígenas no habrían llegado has- tos, los maestros, los agrónomos en servicio guberna-
ta donde han llegado en estos años sin apoyos exter- mental, los antropólogos de instituciones académicas,
nos. De hecho, numerosas organizaciones se iniciaron los trabajadores de la salud y otros profesionales no
con ayuda de agentes externos, que aún mantienen en indígenas, así como activistas de diferentes tipos de
algunos casos su ascendencia sobre ellas. Las misio- grupos políticos. Muchas de estas organizaciones ahora
nes católicas y protestantes ayudaron a algunas de las reciben ayuda financiera o subsidios de numerosos
asociaciones indígenas amazónicas a organizarse en los organismos internacionales y organizaciones no guber-
años sesenta y setenta. También han contribuido a namentales de diversos tipos que se han establecido en
organizar el movimiento indígena, en diversos momen- América Latina.

VIII
Perspectivas del movimiento indígena

El surgimiento del movimiento indígena, ¿es un fenó- elites. Salvo con algunos proyectos experimentales, los
meno temporal o es un hecho permanente que repre- pueblos indígenas vieron deteriorarse su situación du-
senta algún cambio profundo en las sociedades latinoa- rante este período, al ir perdiendo su autonomía y sus
mericanas? Sólo el tiempo lo dirá, pero por ahora está medios de subsistencia y volverse más y más depen-
claro, al menos para quien esto escribe, que el movi- dientes del capitalismo de mercado.
miento indígena expresa fuerzas sociales fundamenta- En este proceso de desarrollo desigual, las pobla-
les que subyacen algunas de las transformaciones que ciones indígenas fueron en todas partes víctimas más
han estado ocurriendo en el continente durante el últi- que beneficiarios, las poblaciones más vulnerables y
mo tercio de este siglo. frágiles atrapadas en la vorágine de cambios económi-
Hay varios factores que pueden dar razón del cos y sociales acelerados e inestables. Este hecho no
surgimiento de la conciencia indígena y de estos nue- pasó inadvertido a la inteligensia indígena emergen-
vos movimientos sociales en la escena pública. En pri- te, la que pronto se volvió escéptica de las proyeccio-
mer lugar, cabe mencionar el desencanto generalizado nes económicas optimistas, las promesas de sus gobier-
ante el fracaso de las políticas desarrollistas tradicio- nos y las predicciones acerca de su acceso inminente
nales que fueron aplicadas asiduamente por los gobier- al progreso y la civilización. Así como habían sido
nos nacionales y las organizaciones multilaterales des- grandes las esperanzas, también fue grande la desilu-
de el fin de la segunda guerra mundial. El "desarrollo
sión (Davis, 1977).
económico" era la expresión mágica, utilizada por
Otro factor vinculado al anterior fue la concien-
generaciones de planificadores oficiales y académicos,
cia cada vez mayor de los intelectuales indígenas
que traería mejores niveles de vida y mayores ingre-
emergentes de que el Estado-nación moderno que la
sos a los pobres, los marginalizados, las poblaciones
elite mestiza había venido construyendo con tanto
atrasadas de América Latina. Esto no sucedió así, como
lo ha demostrado la "década perdida" de los ochenta. ahínco desde el siglo diecinueve tenía fallas de origen.
Las poblaciones indígenas fueron efectivamente incor- En vez de ser un Estado incluyente, resultó ser exclu-
poradas al sector moderno de la economía a través de yente: las culturas indígenas eran negadas, los indios
los mecanismos del mercado, las migraciones de tra- eran víctimas de racismo y discriminación abiertos o
bajadores, la ampliación de la infraestructura de comu- sutiles; los pueblos indígenas (aun cuando constituían
nicaciones y transportes, pero vieron que los benefi- mayorías demográficas, como en Bolivia y Guatema-
cios del crecimiento iban a dar, como siempre, a las la, y en numerosas regiones subnacionales en los de-

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN


REVISTA DE LA CEPAL 62 • AGOSTO 1997 69

más países), estaban excluidos del bienestar económi- no indios. Otros desarrollaron una "cultura de la resis-
co, de la igualdad social, de los procesos de toma de tencia", volviéndose hacia adentro, evitando el contacto
decisiones políticas y del acceso a la justicia en el sis- con el mundo exterior lo más posible (una reacción que
tema legal. Los indios no podían reconocerse en el mo- en años recientes ha sido cada vez más difícil de man-
delo prevaleciente de Estado "nacional", tal como fue tener). Otros más, conscientes de que el modelo exis-
construido por las elites mestizas y blancas de la clase tente de Estado nacional les niega su identidad y su
dominante. (Mientras que los mestizos llegaron al sobrevivencia como culturas viables, han comenzado
poder en países como México, las jerarquías tradicio- a cuestionar la idea dominante de la nación, al propo-
nales racial-culturales dominadas por los descendien- ner concepciones alternativas de Estado multicultural
tes criollos de los colonizadores españoles o de otros y poliétnico. Esta es una de las demandas que el nue-
europeos prevalecieron hasta bien entrado el siglo vo movimiento indígena ha estado proponiendo en
veinte en los demás países). años recientes.
Las raíces indígenas de América Latina fueron No hay duda de que el movimiento indígena se
consideradas durante mucho tiempo como un lastre por ha inspirado a su vez en las luchas anticoloniales de
las elites europeas, y las políticas indigenistas asimila- liberación de los años de posguerra. Los intelectuales
cionistas de los gobiernos indicaban claramente que las indígenas se han identificado con los movimientos de
culturas indígenas no tenían futuro en el Estado-nación liberación nacional, considerando con frecuencia que
moderno. A pesar de haber recibido el derecho formal sus propias luchas también son anticoloniales, porque
de ciudadanía en la mayoría de los países latinoameri- sus pueblos fueron víctimas de un colonialismo ante-
canos, los pueblos indígenas han sido tratados frecuen- rior que se transformó en colonialismo interno duran-
temente como ciudadanos de segunda clase, cuando no te el período independiente. Al observar los logros de
se les ha denegado simplemente este derecho (en al- los movimientos anticoloniales y de liberación nacio-
gunos países fueron tratados como menores de edad, nal, es probable que se preguntaran, "¿Y nosotros por
tutelados por el Estado, discapacitados legalmente). La qué no?". De hecho, en los numerosos manifiestos y
democracia representativa, la participación política proclamas indígenas, los pueblos indios de América
institucional, la igualdad ante la ley, el debido proce- Latina son presentados como víctimas del colonialis-
so, el respeto de sus lenguas, culturas, religiones y tra- mo, y su lucha como una resistencia anticolonial. Esto
diciones, así como la dignidad acordada por el resto fue formulado y repetido de manera muy clara en
de la sociedad nacional: todo esto no era para los in- numerosos foros nacionales e internacionales durante
dios. Muchos de ellos interiorizaban de hecho los es- las conmemoraciones de los 500 años del Encuentro
tereotipos y los estigmas que les fueron impuestos por de Dos Mundos, celebración que estimuló aún más la
los sectores dominantes, y recurrían a la autonegación constitución de organizaciones indígenas en el conti-
y la autodenigración con tal de ser aceptados por los nente.

IX
Hacia una nueva vision

El surgimiento de las organizaciones indígenas también nal en forma adecuada, y luego se dedicó a construir
refleja la emergencia de una cosmovisión indígena o sus propios textos ideológicos.
indianista, que todavía no constituye una ideología Estrechamente vinculado a las ideas del desarro-
política estructurada y coherente, pero que contiene ele- llo económico y de la construcción nacional está el
mentos de ella que la distinguen claramente de otras concepto de modernización, que alguna vez fue pro-
ideologías que permearon el pensamiento social duran- movido como un proceso social unlversalizante que a
te muchas décadas. Tal parece que la emergente la larga abarcaría todas las formas tradicionales, atra-
intelectualidad indígena rechazó las ideologías hege- sadas o premodernas de sociedad. Se consideraba que
mónicas de la época porque éstas no enfrentaban los estas formas eran propias de las comunidades y las cul-
problemas de los pueblos indígenas y el Estado nacio- turas indígenas, y que por lo tanto estaban destinadas

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN


70 REVISTA DE LA CEPAL 62 • AGOSTO 1997

a desaparecer. Las políticas de modernización, promo- pesinos pobres y explotados. Pero algunas veces sig-
vidas como un remedio al subdesarrollo y la pobreza, nificaba rechazar llanamente a los pueblos indígenas
fueron diseñadas para acelerar este proceso, conside- como demasiado primitivos para comprender la lucha
rado por muchos como inevitable y deseable. El para- de clases, y concentrar su atención en la revolución
digma de la modernización, aún mantenido en alto por entre las clases "avanzadas" de América Latina, en
los estadistas como sinónimo de progreso y por lo tanto primer lugar el proletariado urbano. Se sostenía que
moralmente legítimo, es considerado hoy en día por una vez ganada la batalla, un gobierno revolucionario
muchos activistas indígenas y sus simpatizantes como ilustrado llevaría el progreso a los indígenas atrasados.
poco menos que etnocida. La ideología indianista Los intelectuales indígenas reconocían que la vi-
emergente encuentra poco apoyo en este paradigma y sión marxista ortodoxa del "problema indígena" no era
a su vez no lo respalda. Por el contrario, en muchos muy distinta del enfoque de la "modernización" men-
casos rechaza explícitamente la modernización como cionado antes. Algunos de ellos rechazaron ambos
objetivo viable para los pueblos indígenas. Esta ten- enfoques por considerarlos productos del Occidente
sión se expresa claramente en los conflictos en torno colonizador. El escepticismo indígena aumentó al ver
de los cambios ecológicos, particularmente en las re- que algunos grupos indígenas se encontraron literal-
giones de selva tropical lluviosa. En estas regiones, la mente entre el fuego cruzado de las guerrillas izquier-
modernización se identifica con frecuencia con vastas distas y los ejércitos represores bajo diversos gobier-
transformaciones ecológicas que destruyen los recur- nos latinoamericanos (Bolivia, Colombia, Guatemala,
sos bióticos del bosque tropical, es decir, del habitat Perú) durante los años setenta y ochenta. En Nicara-
de numerosos grupos indígenas. gua, se encontraron entre un gobierno revolucionario
La teoría de la modernización (una de las modas izquierdista y los CONTRAS organizados por los Estados
intelectuales asociadas a la sociología del desarrollo) Unidos (Vilas, 1992).
también planteaba la necesidad de profundos cambios Así, la ideología indianista surgió como una al-
en los valores culturales de las poblaciones "atrasadas" ternativa al vacío ideológico (en cuanto a pueblos in-
y "tradicionales". Diversas escuelas de "cientistas so- dígenas se refiere) de las principales filosofías políti-
ciales aplicados" aplicaban sus conocimientos para cas tanto liberales como marxistas. Si bien sería difí-
decirles a las poblaciones indígenas del mundo que sus cil hablar actualmente de una ideología indianista aca-
modos de vida estaban moralmente equivocados (el bada, estructurada y coherente (de hecho, podría nun-
enfoque misionero) o que eran disfuncionales al mun- ca darse), existe cierto número de temas e hilos con-
do moderno (el enfoque tecnocrático). Los pueblos ductores que persiste y reaparece en las diversas co-
indígenas que aceptaban estos argumentos bien pron- rrientes del "indianismo", tal como se expresa en los
to se encontraban moralmente desposeídos, cultural- documentos de las organizaciones, grupos, seminarios,
mente empobrecidos y materialmente devastados. La conferencias, talleres, revistas y periódicos indígenas.
ideología indígena (o indianista) actual cuestiona por Estos temas, que suelen ir de la mano con demandas
ello el paradigma de la modernización como irrelevante específicas planteadas principalmente a los gobiernos
en el mejor de los casos, y como potencialmente des- pero también a veces a la sociedad en su conjunto,
tructivo de los valores indígenas. pueden agruparse bajo cinco grandes rubros.
Durante décadas, entre los pueblos indígenas el
enfoque de la modernización aplicado a los cambios a) Definición y status legal
sociales y culturales compitió con la visión del mun- Mientras que los burócratas, los juristas y los
do del marxismo, no sólo como un mapa cognoscitivo antropólogos, así como alguno que otro misionero, se
del "mundo real" en el cual se encontraban los pue- han complicado la vida en torno a la cuestión de quién
blos indígenas, sino también como una guía revolucio- es y quién no es indio (o qué constituye "lo indígena"),
naria para la acción y la transformación histórica. Los por lo que la definición y cuantificación de los pue-
grupos políticos marxistas, con sus diversas tendencias blos indígenas en América Latina es una tarea ambi-
(comunista, trotskista, maoísta, castrista, etc.) tenían a gua, el derecho a la autodefinición es una de las de-
veces sus plataformas "indigenistas" (cuando pensaban mandas recurrentes de las organizaciones indígenas.
en los pueblos indígenas, lo que no sucedía con fre- Esto se ha transformado en una cuestión de identidad
cuencia). Generalmente esto significaba invitar a esos cultural y con frecuencia en un asunto de honor (inde-
pueblos que se deshicieran de sus identidades indíge- pendientemente de criterios tan "objetivos" como el
nas para incorporarse a la lucha de clases como cam- uso de la lengua, el vestido, o la participación activa

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN


REVISTA DE LA CEPAL 62 • AGOSTO 1997
71

en la vida de la comunidad). Más que una elección Si bien los derechos agrarios en sentido estricto
individual, muchas organizaciones reclaman el recono- se refieren a los recursos productivos, los pueblos in-
cimiento grupai y de la identidad colectiva. Mientras dígenas también reclaman con insistencia sus derechos
ser indígena era estar estigmatizado, la autoidenti- territoriales, es decir, el reconocimiento y la delimita-
ficación no ofrecía mayores incentivos; pero como ción legal de territorios ancestrales ocupados en for-
están cambiando los tiempos, la autoidentificación ma continua por un grupo indígena a lo largo del tiem-
indígena se ha vuelto un instrumento político en un po, y que generalmente representa el espacio geográ-
espacio social disputado. fico necesario para la reproducción cultural y social del
Puesto que las etiquetas sociales y culturales con grupo. Los territorios indígenas han sufrido graves
frecuencia implican un status legal específico, y que pérdidas como resultado de la colonización del exte-
la atribución del status legal ha sido típicamente una rior o de expropiaciones decretadas por los gobiernos,
prerrogativa de los gobiernos, las organizaciones indí- y hay consenso en que, sin su propio territorio, la so-
genas que reclaman el derecho de autodefinición (con- brevivencia social y cultural de los pueblos indígenas
siderado ahora un derecho humano fundamental) tam- se ve seriamente amenazada.
bién cuestionan la autoridad de los gobiernos para
imponer este status unilateralmente (que es de hecho c) La identidad cultural
lo que ha ocurrido desde el principio). El movimiento El cambio cultural espontáneo y el proceso de
indígena reclama un nuevo status para los pueblos aculturación, así como las políticas estatales de asimi-
indígenas en el marco de una sociedad democrática, lación de los pueblos indígenas, se han considerado
reclamo que en los últimos años ha encontrado expre- como etnocidas, es decir, que ponen en peligro la so-
sión en los cambios legislativos y constitucionales brevivencia de las culturas indígenas. A través de una
mencionados al inicio de este ensayo. cultura pasiva de resistencia, numerosos pueblos indí-
genas han logrado preservar elementos de su cultura y
b) Derecho a la tierra mantener su identidad étnica, la que se ha visto forta-
Aunque los derechos a la tierra —de los que de- lecida en años recientes por el renacimiento cultural
riva la cuestión agraria— ya no reciben mucha aten- consciente fomentado por las elites indígenas y los
ción en la era de la globalización económica, son fun- militantes culturales. Así, por ejemplo, la cultura maya
damentales para la sobrevivencia de los pueblos indí- está siendo promovida activamente en Guatemala por
genas en América Latina, y constituyen una de sus numerosas organizaciones indígenas (además, en am-
demandas principales. La pérdida de sus tierras (esen- bientes altamente represivos, la actividad propiamen-
ciales para su modo de vida) ha sido una constante en te cultural es algo menos peligrosa que una actividad
la historia indígena de América Latina, y la lucha por abiertamente política). Las lenguas y tradiciones que-
la preservación o la restitución de sus derechos agra- chuas y aymarás son revividas en los países andinos,
rios está en la base de muchos de los intentos recien- y en México una organización de escritores e intelec-
tes de los indígenas por organizarse. La tierra y sus tuales indígenas promueve las literaturas indígenas.
diversos recursos (los bosques, el agua, los animales, Algunas veces estas actividades reciben apoyo guber-
incluso los minerales) se ven principalmente como namental, pero generalmente dependen de sus propios
bienes colectivos, comunales, aunque la noción de los recursos, tal vez con alguna ayuda de alguna organi-
derechos de propiedad individual ha penetrado entre zación no gubernamental simpatizante.
los indígenas después de décadas de expansión capi- Desde el siglo diecinueve el castellano fue decla-
talista. Ha habido luchas agrarias entre los mapuches rado lengua oficial y nacional de los Estados hispano-
de Chile, en el altiplano andino de Perú y Ecuador, y parlantes de América Latina, y las lenguas indígenas
entre los mayas de Guatemala, y ellas se encuentran fueron calificadas en el mejor de los casos de dialec-
en la base de los conflictos sociales de México, inclui- tos, no merecedores de ser preservados. En consecuen-
do el levantamiento indígena de 1994 en Chiapas. La cia, la educación formal y privada (generalmente mi-
cuestión de la tierra no está aún resuelta para el cam- sionera) les impuso a los grupos indígenas la lengua
pesinado indígena en América Latina, y su descuido del Estado, y con frecuencia prohibió incluso su uso
por parte de los gobiernos —después de la ola de re- en las instancias públicas (procedimientos legales,
formas agrarias durante los años sesenta como parte del administración municipal, etc.). Con tal desventaja en
programa de la Alianza para el Progreso— impone el uso de sus propias lenguas, los derechos de los pue-
severas cargas a los pueblos indígenas. blos indígenas eran fácil y sistemáticamente vulnera-

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN


72 REVISTA DE LA CEPAL 62 • AGOSTO 1997

dos. ]2n años recientes, como resultado de las deman- y la fragmentación del Estado nacional, pero las orga-
das indígenas y de la reevaluación de las políticas nizaciones indígenas generalmente insisten en que sólo
indigenistas por parte de maestros y científicos socia- piden autodeterminación interna y mayor participación
les, algunos gobiernos han aplicado programas de edu- en la política nacional, no como una minoría exclui-
cación bilingüe en las regiones indígenas. Las organi- da, sino como los descendientes de los primeros habi-
zaciones indígenas ahora reclaman servicios educati- tantes del país, y por lo tanto "auténticos" represen-
vos en sus propios idiomas, programas de capacitación tantes de la "nación".
de maestros para su propia gente y contenidos curri- Varios países, entre ellos Nicaragua, Panamá y
culares que tomen en cuenta las culturas indígenas. En Brasil, han adoptado sendos estatutos de autonomía
algunos Estados (por ejemplo, en Perú), las lenguas in- para las regiones indígenas, y otros están contemplan-
dígenas ahora son reconocidas como lenguas naciona- do hacerlo. Este es un tema que sin duda producirá
les. En otros, en los asuntos administrativos y jurídi- numerosas controversias en el futuro.2
cos de interés para los indígenas se debe permitir el La evolución en el campo de los derechos indí-
uso de sus lenguas. genas a nivel internacional en años recientes ha teni-
do fuerte influencia en la posición y evolución de las
d) Organización social y costumbre jurídica organizaciones indígenas de América Latina, y puede
La vida comunitaria indígena, y por lo tanto la haber influido también en la evolución de las posicio-
viabilidad de las culturas indígenas, depende de la vi- nes de los gobiernos. El Grupo de Trabajo de las Na-
talidad de la organización social del grupo y, en mu- ciones Unidas sobre Poblaciones Indígenas ha venido
chos casos, del uso activo de la costumbre jurídica lo- preparando un proyecto de declaración de derechos
cal. Esto se ha transformado desde hace poco en una indígenas desde 1982. Los gobiernos latinoamericanos
demanda importante de las organizaciones indígenas, al principio prestaban poca atención a estos trabajos,
ya que el no reconocimiento de la organización social pero al pasar los años están mostrando un mayor inte-
y la costumbre jurídica locales por parte del sistema rés. Al principio, la representación indígena latinoame-
jurídico estatal y la administración pública también
ricana fue escasa, pero en años recientes más y más
contribuye al debilitamiento y la desaparición poten-
organizaciones indígenas de la región han participado
cial de las culturas indígenas.
en los debates anuales del Grupo de Trabajo en Gine-
Ningún Estado latinoamericano reconoce formal-
bra. La asistencia a estas reuniones da a muchos líde-
mente el pluralismo legal, pero siempre ha existido
res indígenas la oportunidad de conocer el medio
cierto grado de tolerancia para los "usos y costumbres"
ambiente internacional, tener contacto con sus congé-
locales (en la época colonial un sistema jurídico espe-
neres de otros países, y de esta manera fortalecer su
cial para las "Repúblicas de Indios" fue establecido por
propia labor organizativa nacional. Cualquiera que sea
la Corona). Muchas organizaciones indígenas ahora
el resultado final del proyecto de declaración (puede
han planteado como objetivo el reconocimiento formal
ser que la Asamblea General de las Naciones Unidas
de la costumbre jurídica y de las formas tradicionales
lo apruebe con modificaciones), las organizaciones
de autoridad local, de resolución de conflictos, prácti-
cas relativas a la herencia y el patrimonio, patrones de indígenas ya consideran sus diversos artículos (provi-
uso de la tierra y los recursos comunales, etc. Aquí se sionales por cierto) como un punto de referencia ne-
están planteando demandas políticas que se expresan cesario en su propio discurso político. Así sucede, por
con frecuencia en el objetivo indígena de lograr un ejemplo, con la afirmación de que los pueblos indíge-
mayor grado de participación política. nas, como todos los pueblos, tienen el derecho a la libre
determinación.
e) Participación política Por otra parte, la representación indígena no fue
L as organizaciones indígenas ahora no sólo recla- muy numerosa en los debates previos a la adopción del
man mayor representación política en las instituciones Convenio 169 de la OIT en 1989. Los puntos de vista
gubernamentales (consejos municipales, legislaturas indígenas fueron expresados principalmente por los
estatales, congresos nacionales), sino que también tra- delegados obreros, quienes no siempre estaban muy
tan de obtener el derecho a la libre determinación (ga- bien enterados de estos asuntos. Ya que el Convenio
rantizado en el derecho internacional), que se expresa
a través de la autonomía y el autogobierno local y
regional. Muchos Estados todavía temen estas deman- 2
Véase una formulación anterior de estos temas en Stavenhagen,
das, porque creen que serían un paso hacia la secesión 1992, pp. 63 a 118.

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN


REVISTA DE LA CEPAL 62 • AGOSTO 1997 73

169 ha sido ratificado por cierto número de países la- democracia, el desarrollo y el medio ambiente. Se ha
tinoamericanos, las organizaciones indígenas se refie- vuelto más claro que las demandas indígenas preocu-
ren a él con razón como uno de los instrumentos lega- pan no solamente a los pueblos indígenas sino que
les existentes que obligan a los gobiernos, y en conse- involucran a toda la sociedad nacional. Los pueblos
cuencia promueven activamente su ratificación en los indígenas no solamente reclaman más y mejor demo-
países restantes. cracia, o la mejor aplicación de los mecanismos de
A medida que exista un derecho internacional defensa y protección de los derechos humanos, o una
emergente de los derechos indígenas, las organizacio- mayor participación en los supuestos beneficios de los
nes indígenas en América Latina lo utilizarán tanto en programas de desarrollo. De hecho, lo que hacen es
lo jurídico como en lo político. cuestionar y desafiar las premisas mismas sobre las
El discurso indígena se ubica en la intersección cuales ha sido erigido el Estado-nación en América
de los temas referentes a los derechos humanos, la Latina desde hace casi dos siglos.

Bibliografía

Albo, X. (1994): And from Kataristas to MNRistas? The surprising Poverty in Latin America. An Empirical Analysis, Washing-
and bold alliance between Aymarás and neoliberals in Boli- ton, D.C., Banco Mundial.
via, D. Lee van Cott (éd.), Indigenous Peoples and Democracy Guerrero, A. 1993: De sujetos indios a ciudadanos étnicos: de la
in Latin America, Nueva York, St. Martin's Press. manifestación de 1961 al levantamiento indígena de 1990,
Arias, A. (1990): Changing indian identity: Guatemala's violent Democracia, etnicidad y violencia política en los países andi-
transition to modernity, C. A. Smith (éd.), Guatemalan Indians nos, Lima, Instituto de Estudios Peruanos (lEP)/Instituto Fran-
and the State, Austin, Texas University Press. cés de Estudios Andinos
Bonfil, G. y otros (1982): América Latina: etnodesarrollo y etno- Ibarra, A. (1987): Los indígenas y el Estudo en el Ecuador, Quito,
cidio, San José de Costa Rica, Facultad Latinoamericana de Ediciones Abya-Yala.
Ciencias Sociales (FLACSO). Le Bot, Y. (1995): La guerra en tierras mayas. Comunidad, violen-
Brysk, A. (1994): Acting globally: Indian rights and international cia y modernidad en Guatemala (1970-1992), México, D.F.,
politics in Latin America, D. L. Van Cott (éd.), Indigenous Fondo de Cultura Económica (FCE).
Peoples and Democracy in Latin America, Nueva York, St. Psacharopoulos, G. y H. A. Patrinos (eds.) (1994): Indigenous People
Martin's Press and Poverty in Latin America. An Empirical Analysis. Was-
CELADE (Centro Latinoamericano de Demografía) (1994): Estudios hington, D.C., Banco Mundial.
sociodemográficos de pueblos indígenas, LC/DEM/G.146, Salazar, E. (1981): La Federación Shuar y la frontera de la coloniza-
Santiago de Chile. ción, N. E. Whitten, Jr. (éd.), Amazonia ecuatoriana. La otra
Davis, S. (1977): Victims of the Miracle. Development and the cara del progreso, Quito, Mundo Shuar.
Indians of Brazil, Cambridge, Massachusetts, Cambridge Stavenhagen, R. (1988): Derecho indígena y derechos humanos en
University Press América Latina, México, D.F., El Colegio de México/ Insti-
Descola, P, (1988): Etnicidad y desarrollo económico: el caso de la tuto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH).
Federación de Centros Shuar, Indianidad, etnocidio, indi- (1990): The Ethnic Question: Development, Conflicts and
genismo en América Latina, México, D.F., Instituto Indigenista Human Rights. Tokio, Dependencia de Publicaciones de la
Interamericano (III)/Centro de Estudios Mexicanos y Centro- Universidad de las Naciones Unidas.
americanos (CEMCA). (1992): La situación y los derechos de los pueblos indíge-
Díaz-Polanco, H. (1985): La cuestión étnico-nacional, México, D.F., nas de América, América indígena, vol. LII, N° 1-2, México,
Editorial Línea. D.F., III, enero-junio.
González, M. L. (1994): How many indigenous people?, G. Villas, C. M. (1992): Estado, clase y etnicidad: la Costa Atlántica
Psacharopoulos y H.A. Patrinos (eds.), Indigenous People and de Nicaragua, México, D.F., FCE.

LAS ORGANIZACIONES INDÍGENAS: ACTORES EMERGENTES EN AMERICA LATINA • RODOLFO STAVENHAGEN

You might also like