You are on page 1of 4

RESUMEN DE EL ORIGEN DEL HOMBRE

1.-Capítulo I: Pruebas de que el hombre desciende de una forma inferior.

Darwin quiere demostrar que el hombre es el descendiente modificado de alguna forma


inferior. Llega a esta conclusión tras pensar que las variaciones manifestadas en el hombre
en cuanto a la conformación corporal e intelectual, están sometidas a las mismas leyes de
los animales inferiores. Así, por ejemplo, el hombre posee enfermedades comunes con
algunos animales; igual sucede con ciertos parásitos que son comunes; el embrión humano
es semejante al de otros animales; la similitud de los distintos miembros del cuerpo es bien
notoria, etc.

El primer capítulo se centra a probar ciertas semejanzas entre el hombre y algunos


animales: en la forma del esqueleto, sistema nervioso, enfermedades, órganos
rudimentarios, etc.

Basándose en ellas, el autor concluye que “el hombre y todos los demás vertebrados han
sido construidos según un mismo modelo general. Admite que todos ellos tienen un origen
común, y niega la idea de que fuesen el producto de actos creativos separados. Y este es
precisamente el núcleo de la argumentación científica de Darwin: dos cosas semejantes
tienen un origen común; argumento enriquecido con una multitud de datos que en realidad
sólo evidencian semejanzas entre los seres vivos de la naturaleza, pero que no
necesariamente prueban un origen común.

2.-Capítulo II: Facultades mentales del hombre y de los animales inferiores

Habiendo descubierto señales de que el hombre, en su forma corporal, procede de una


forma inferior, analiza ahora si a esa suposición se opone la considerable diferencia de las
facultades mentales del hombre sobre las de los demás animales. Ante esto sostiene que
entre el hombre y los mamíferos más elevados no hay ninguna diferencia fundamental.
Todas las facultades mentales son el resultado del desarrollo de instintos que se adquirieron
por la selección natural de variaciones a partir de instintos más simples. Las causas por las
que surgieron esas variaciones son desconocidas para Darwin. Este planteamiento equipara
absolutamente al animal con el hombre en todos los aspectos, lo que posibilita que estén
sometidos a las mismas emociones, que en el caso de los animales superiores son comunes
a las del hombre: amor, orgullo, vergüenza, miedo, burla, etc.

Darwin también estudió las facultades más intelectuales y concluye que también existen en
animales superiores. Reconoce que el lenguaje articulado es particular del hombre, pero
admite que pudo haberse originado por evolución desde monos, a base de uso continuo de
los órganos de la voz, a lo que habría ayudado el desarrollo del cerebro. El desarrollo del
lenguaje habría perfeccionado la inteligencia. Por tanto, concluye, ninguna de las facultades
intelectuales impide que el hombre se hubiera desarrollado a partir de una forma inferior.

Algunos autores distinguen al hombre de los animales por facultades como la conciencia, la
personalidad, la abstracción, etc. Sin embargo, Darwin sostiene que los animales también
poseen una forma de conciencia de sí mismos, pues son capaces, por ejemplo, de
reflexionar sobre placeres pasados.

Analiza también en este capítulo la creencia en Dios, y piensa que, siendo indudable la
demostración racional de su existencia, es erróneo pensar que el hombre haya estado dotado
primitivamente de la creencia en la existencia de Dios omnipotente. Sin embargo, todas las
razas tienen el sentimiento de la religión, entendida como creencia en agentes invisibles o
espirituales, que habría tenido origen en los sueños, tras un desarrollo suficiente de
facultades como la imaginación, la curiosidad, etc. Este sentimiento religioso aparece de
modo semejante en los animales: Darwin recogió algunas opiniones en favor de esto, y la
de un autor que sostuvo que el perro veía a su amo como a un dios. Así, las mismas
facultades mentales que han impulsado al hombre a creer primero en influencias
espirituales invisibles, luego al fetichismo, al politeísmo, y finalmente al monoteísmo, le
han arrastrado también a distintas costumbres y supersticiones extrañas. Estas son
consecuencias indirectas de las facultades más elevadas del hombre y pueden ponerse al
lado de los errores incidentales de los instintos de los animales inferiores.

3.- Las facultades mentales del hombre y de los animales inferiores.

En este capítulo, el autor trata una cuestión muchas veces argumentada como diferencia
entre el hombre y los animales: la conciencia.
Darwin identifica la conciencia con la conciencia moral, y ésta con el sentimiento del
deber; sostiene que ésta es la diferencia más importante para distinguir al hombre de los
demás animales. Sin embargo, Darwin le atribuye una importancia relativa, pues sostiene
que cualquier animal dotado de instintos sociales pronunciados podría haber adquirido un
sentido moral. Para fundamentar esto, parte de que la sociabilidad es una característica del
hombre también poseída por otros animales, y piensa que las líneas de conducta nacieron
en los primeros antepasados del hombre a partir de sentimientos innatos de amistad y de
simpatía fortalecidos por el hábito e iluminados con la luz de la razón. Así se alcanzaba,
independientemente de la pena o del placer que produjeran los actos humanos, la
conciencia del deber.

Darwin heredó de Kant la conciencia del deber, y le dio razón de ser a partir del proceso
evolutivo: el sentido moral nació para la prosperidad de la comunidad (entendida no como
felicidad general, sino como mayor producción de descendientes con facultades plenas),
porque se deriva de los instintos sociales, que pueden ser innatos o adquiridos en parte. Los
instintos sociales sirven de guía y están orientados a dominar las malas acciones (las
contrarias al bienestar ajeno). El sentido moral originó el deseo de ayuda a los demás. Así
el hombre llegó a estar sometido a reglas morales; las normas superiores están pues basadas
en los instintos sociales, y se refieren a la prosperidad de los demás; están apoyadas en la
aprobación de nuestros semejantes y en la razón. Las inferiores cuando arrastran a un
sacrificio personal, se enlazan principalmente con el individuo en sí, y deben su origen a la
opinión pública, cultivada por la experiencia. Conforme el hombre se une a otras
comunidades mayores, la razón indica que debe extender sus instintos sociales y su
simpatía a todos los individuos de la comunidad, aunque no los conozca. Y el mayor grado
de cultura moral se adquiere cuando el hombre domina sus pensamientos y los mantiene
alejados de las acciones malas que hizo.

Es posible que se produzca una lucha entre el instinto social y los deseos del hombre de
orden inferior, que pueden llegar a ser más fuertes que aquél. Sin embargo, en la medida en
que los hábitos sociales de virtud toman mayor fuerza en las generaciones futuras, al ser
fijados por la herencia, esa lucha será cada vez más débil y la virtud triunfará.
El resumen de la moral de Darwin halla su fundamento en la frase de Kant: haz a los
hombres lo que quieras que ellos te hagan. En ese principio fundamenta Darwin su teoría
moral, a la que considera como un producto de la evolución.

You might also like