Ñawpa Pacha

Journal of Andean Archaeology

ISSN: 0077-6297 (Print) 2051-6207 (Online) Journal homepage: http://www.tandfonline.com/loi/ynaw20

El pato, la chicha, y la fiesta: representaciones

visuales y simbolismo de los ánades domésticos y
silvestres entre los Moche

Jorge Gamboa

To cite this article: Jorge Gamboa (2017) El pato, la chicha, y la fiesta: representaciones visuales
y simbolismo de los ánades domésticos y silvestres entre los Moche, Ñawpa Pacha, 37:2, 111-131,
DOI: 10.1080/00776297.2017.1388687

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Published online: 26 Nov 2017.

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 EL PATO, LA CHICHA, Y LA FIESTA: REPRESENTACIONES VISUALES Y
SIMBOLISMO DE LOS ÁNADES DOMÉSTICOS Y SILVESTRES ENTRE LOS
MOCHE

Jorge Gamboa

Símbolos del agua pero también de agilidad y violencia, los patos domésticos y silvestres fueron elementos importantes,
aunque no primarios, de la iconografía Moche (300–800 dC). Esta contribución analiza la información existente
sobre la arqueología y representaciones visuales de patos en la sociedad Moche y presenta una nueva perspectiva sobre
la relación entre las imágenes de ánades y aquellas de oficiantes religiosos, signos de agua y entidades liquidas, y
celebración comunal. Ese ejercicio amplia nuestra comprensión del rol de las aves en la ideología Andina prehispánica
y contribuye al debate sobre la relación de los pueblos antiguos y modernos de América con el mundo animal.

As symbols of water, as well as of agility and violence, domestic and wild ducks were important, although not primary,
elements of Moche iconography (AD 300–800). This contribution assesses the data on the archaeology and iconography
of ducks for Moche society and presents a new perspective on the relation between the visual representations of ducks,
human beings, water entities, and communal meetings. This exercise broadens our understanding of the role of birds in
the prehispanic ideology of the north coast of Peru and contributes to the debate about the relationship of ancient and
modern peoples of America with the animal world.

L a crianza del pato doméstico Cairina moschata es

una de las actividades de origen prehispánico que
persisten en el norte peruano, una región donde los
ejemplares adultos de esa especie son comúnmente
llamados joque.1 Los machos joque presentan una
notoria carúncula o prominencia rugosa, mayor a la
de las hembras adultas, en la base dorsal del pico y
un penacho eréctil de plumas sobre la cabeza.
Alimentados con vegetales procedentes de la cocina
o especialmente recolectados, y mantenidos en el
patio de las viviendas o en proximidad a fuentes natu-
rales o artificiales de agua, estos animales son consid-
erados en edad reproductiva, y listos para consumo,
entre los cuatro y cinco meses de edad. La conducta
de los Cairina moschata machos incluye actividades
de competencia y exhibición así como una sexualidad

Jorge Gamboa, Proyecto Pañamarca-Área Monumental and Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo-
UNASAM Ciudad Universitaria, Huaraz, Perú ( jgamboavelasquez@yahoo.com)

Ñawpa Pacha, Journal of Andean Archaeology, Volume 37, Number 2, pp. 111–131. # 2017 Institute of Andean Studies. All rights reserved.

111
 Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
impulsiva y en ocasiones violenta—prácticas que son
compartidas con los machos de varias especies de
ánades silvestres (Donkin 1989). Los patos
domésticos son privados de la capacidad de volar med-
iante el corte, o arranque, de las plumas remeras; tras
ese paso, las aves entablan con sus dueños una relación
de dependencia no libre de eventuales fugas y retornos
(Figura 1).
Esta contribución examina las representaciones
visuales de patos domésticos y silvestres del estilo
Moche en la costa norte de Perú. El desarrollo de la
sociedad Moche (300–800 dC) fue para la sección
norteña de los Andes Centrales un periodo de
diversificación de estrategias de organización
sociopolítica. Los asentamientos principales de ese
tiempo eran centros de innovación en artes y
tecnología donde residían las clases gobernantes y
grupos de artesanos especializados en la elaboración
de cerámica moldeada y pintada, metalurgia y textiles.
En paralelo, la base socioeconómica y parte de los fun-
damentos de la autoridad Moche descansaban en un
extenso medio rural compuesto por aldeas de campe-
sinos y pescadores y centros ceremoniales menores.
Las representaciones Moche de ánades domésticos y
silvestres fueron creadas, experimentadas y reproduci-
das en ese contexto cultural heterogéneo.
Este ensayo sobre la corporalidad y representaciones
visuales de patos en la sociedad Moche fue iniciado
con la elaboración de una base de datos formada a
partir de imágenes y datos previamente publicados o
presentes en la colección cerámica del Museo de
Arqueología de la Universidad Nacional de Trujillo
y los catálogos digitales del Ethnologisches Museum
de Berlín y el Museo Larco. La revisión de esa
información condujo a reconocer las interpretaciones
sobre el papel de los ánades en la ideología Moche que
han prevalecido y permitió observar los vacíos en la
información existente. Los resultados del análisis son
presentados a continuación. En ellos se evalúan
temas como la presentación y manipulación de ofren-
das animales, el rol ideológico de las aves en las socie-
dades Andinas, y la identificación de las especies
registradas arqueológicamente o mostradas en el
arte. En su sentido más amplio, esta discusión sobre
el significado de los patos entre los Moche se inscribe
112
Volume 37, Number 2
en un renovado campo de estudio del simbolismo de
las aves para los pueblos antiguos y modernos de
América (Chinchilla 2010).
El Pato en la Iconografía Moche
El estudio de las imágenes Moche de aves anseriformes
fue iniciado en las primeras décadas del siglo XX por
Larco (1938, 2001: 66, 75–76). El interés de Larco
coincidió en parte con la fecunda labor del ornitólogo
Ortiz de la Puente (1952), cuyo trabajo sobre los patos
del territorio peruano produjo la primera publicación
nacional especializada en esos animales (Figuras 2 a, b
y 3). Los trabajos de Larco y Ortiz de la Puente influ-
yeron en las investigaciones arqueológicas y zoológicas
de los ánades Andinos que aparecerían posteriormente
y pueden ser considerados las obras nacionales inaugu-
rales de ambos campos de estudio.
Entre los rasgos que caracterizan a la mayoría de
figuras de patos en el arte Moche se encuentran los
picos ensanchados, cuerpos compactos, patas relativa-
mente cortas que muestran ocasionalmente la mem-
brana palmípeda, y la “cresta” formada por la
carúncula y el penacho de la especie doméstica. La
representación de las alas fue más bien genérica.
La convención pictórica más empleada para mostrar
la cabeza de esas aves remarcaba la apariencia espatu-
lada del pico, el cual en ocasiones adoptaba un
aspecto similar al de un cuchillo con borde cortante
a manera de creciente. Ese modelo no careció de
experimentación e innovaciones (Figura 4 a, b).
Varias vasijas de los estilos Moche IV y Moche V
demuestran que entre c. 550 y 800 dC algunos pin-
tores de cerámica experimentaron con formas más
naturalistas de mostrar la cabeza de perfil y el pico
de los ánades (Donnan y McClelland 1999: Figura
4.15; Kutscher 1983: Abb. 47, 57).
Sin duda, existen diferencias cronológicas y de
distribución geográfica en las representaciones
Moche de patos. Las representaciones de ánades son
halladas en mayor número en vasijas empleadas, de
manera real o alegórica, para el traslado y servido de
líquidos. La impresión general es que las imágenes
de patos en cerámica son más abundantes en el
 Gamboa: El pato, la chicha, y la fiesta

Figura 1. Patos joque (Cairina moschata) criados por el Sr. Germán Yuptón en Nepeña. Foto J. Gamboa, 2016.

territorio Moche sureño. Sin embargo, del área
Moche norteña proceden las únicas efigies conocidas
de patos en metal, piezas que, en nuestros días, se han
convertido en algunas de las expresiones del arte
Moche más conocidas por el público. Las representa-
ciones de ánades estuvieron presentes en todas las
fases cerámicas Moche. En la región sureña las
figuras pictóricas de patos fueron más abundantes
en las Fases Moche III, IV y V; en el territorio
norteño, en cambio, las imágenes pintadas de
ánades no fueron comunes en la cerámica Moche
Temprano y Medio pero se convirtieron en más fre-
cuentes en Moche Tardío. Versiones reconocibles
de esos animales no han sido reconocidas, hasta
ahora, en textiles o en el arte mural.2
La imagen arquetípica contemporánea de los
ánades Moche es la de los machos crestados Cairina
moschata. Sin embargo, parte de las representaciones
Moche de ánades corresponden a individuos carentes
de la cresta del pato doméstico. La comparación entre
las figuras artísticas y la morfología de las especies exis-
tentes indica que los Moche representaron tanto a
machos Cairina moschata adultos como a patos con
rasgos propios de las especies silvestres que migran
anualmente a los humedales de la costa y sierra
norteñas de Perú (Angulo 1998: 22–23; Lavallée

Figura 2. Cerámica Moche representando ánades: (a) botella con escena de patos crestados y panoplia guerrera (ML001758); (b) botella
escultórica (ML010500). Museo Larco, Lima, Perú.

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 Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology Volume 37, Number 2

Figura 3. Pato doméstico Cairina moschata y pato silvestre Anas geórgica. Redibujado por J. Gamboa de Ortiz de la Puente (1952).

1970: 58). Dos ejemplos de figuras de ánades sin
cresta aparecen en un par de orejeras registradas en
Sipán y en una vasija de Huacas de Moche en
forma de un pato humanizado (Alva y Donnan
1993: 82–83; Uceda 1997: 180). La inclusión de
símbolos acuáticos—plantas, peces, crustáceos, y
moluscos—junto a los patos crestados y sin cresta
parece una referencia a los humedales habitados por
los ánades silvestres y algunos especímenes feraces
del pato doméstico; es menos probable que esos
signos de medios acuáticos y pantanosos aludieran a
los espacios cercanos a las viviendas urbanas donde
la variante domestica del Cairina moschata podía ser
criada (Kutscher 1983: Abbs. 50, 56, 57; Quilter
2010: 94–95).
La importancia económica de los ánades
domésticos y silvestres en los asentamientos Moche
fue aparentemente menor, algo que contrasta con la
posición de esos animales en el vocabulario visual e
ideología de esa sociedad. Como veremos posterior-
mente, la imagen naturalista del pato estaba asociada
a la representación convencional de entidades liquidas
importantes en la ideología religiosa y los encuentros
sociales. La sexualidad y genitalia del pato, a pesar de
lo llamativo de esos aspectos en los Cairina moschata
machos, no fueron elementos recurrentes en la
iconografía. Por otro lado es claro el interés de los
Moche por asociar las figuras de ánades a diversas
manifestaciones de autoridad, conducta ritual, y acti-
vidades violentas.

Figura 4. Representaciones en cerámica pintada de patos sin cresta y crestados: (a) en Kutscher (1983: Abbs. 47); (b) Larco (2001: 11,
redibujado por J. Gamboa).

114
 Gamboa: El pato, la chicha, y la fiesta
La asociación en la ideología Moche de los ánades a un
juego complejo de referencias a la fertilidad, la violencia,
y la religión fue señalada inicialmente por Lavallée
(1970) y Benson (1997: 31). Esa posición interpretativa
estuvo basaba tanto en la observación de la conducta
natural de esas aves como en la interpretación de
algunos de sus rasgos físicos y etológicos dentro del dis-
curso ideológico de la época Moche. Aunque descono-
cemos el simbolismo de los patos hembras entre los
Moche, es claro que las manifestaciones de jerarquía y
uso de violencia en los ánades machos fueron consider-
adas apropiados para remarcar ciertos atributos
humanos de masculinidad y status elevado.
En la imaginería Moche los patos antropomorfos—
o en una lectura inversa los seres humanos con rasgos de
pato—fueron mostrados con indumentaria masculina.
El grupo más frecuente de esos seres era el de los corre-
dores que atravesaban lomas y montes en compañía de
águilas y otros animales humanizados (Figura 5). Algo
menos común fue la representación de personajes
híbridos con cabeza, alas y cola de ánade provistos de
indumentaria (Figura 6). Esos seres aparecen en
escenas de combate, sacrificio humano, y libación
ritual, en las que adquirían el rol de portadores de
armas y símbolos de autoridad; a pesar de esa
condición, los personajes con rasgos de pato eran par-
ticipantes secundarios menos próximos a las figuras
principales que otros seres antropomorfos (Donnan y
McClelland 1999: Figura 4.106; Hocquenghem
1987: Figura 101). Tal posición periférica cambiaba
en algunas escenas en las que un ser con cabeza
Figura 5. Escena de corredores con atributos de pato. Museum für Völkerkunde, Berlin. Dibujo en Kutscher (1954: Figura 71).
115
de ánade y atributos de guerrero y sacerdote es represen-
tado como el inusual compañero de un dios principal
(Donnan y McClelland 1999: Figuras 4.72, 6.131).
Esos episodios de travesía marítimas, rituales y encuen-
tros cortesanos formaban las “narrativas del pato” de la
mitología norcosteña del periodo Moche.
En un sentido más amplio, los ánades—al igual que
otros animales—habrían sido vistos por los Moche
como personajes adecuados para la construcción de
analogías entre los mundos humano y silvestre. Los
patos pudieron igualmente ser considerados entidades
animadas capaces de transitar entre el agua, la tierra y
el aire. Tan interesantes como suenan, las posibili-
dades mencionadas deben ser contrastadas con la
información arqueológica existente. A continuación
se examinan esas evidencias y se presentan algunas
nuevas líneas de análisis.
Arqueozoología, Identificación de
Especies, y Evidencias de Festines
Los inicios de la relación entre seres humanos y ánades
en los Andes Centrales aún no son del todo claros,
algo especialmente evidente frente a la información
disponible para Panamá, Ecuador, y Bolivia (Stahl
2005: 923). Aunque las primeras evidencias para
Sudamérica de consumo de Cairina moschata—la
única ave cuya domesticación ha sido plenamente
probada para esa parte del continente—datarían del
Pleistoceno final, los inicios de la crianza en cautiverio
 Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
Figura 6. “Guerreros” con rasgos de ánade y otras aves junto a Dios del Rostro Arrugado, Iguana y otros seres sobrenaturales en escena de
lanzamiento de dardos (Donnan y McClelland 1999: Figura 6.144). The Christopher B. Donnan and Donna McClelland Moche
Archive, Image Collections and Fieldwork Archives, Dumbarton Oaks.
de esa especie en diversas partes de la región retroce-
den solo a 4000 BP (Angulo 1998: 26–27; Larson
et al. 2014: Tabla S1; Stahl et al. 2006: 658). La
arqueozoología de patos en el área Moche ha sido
algo elusiva (Johnson 2010: 245; Lavallée 1990:
28). Se cuenta con el registro de huesos de Cairina
moschata en los sitios Loma Valverde (León 2013:
354) y Pampa Grande (Shimada y Shimada 1981:
131) y de Anas sp. en Grupo Gallinazo (Venet-
Rogers 2013: Tablas 5 y 6) y Huaca Colorada (E.
Swenson, com. pers. 2017). En todos estos casos se
carece de estudios específicos sobre la identificación
arqueozoológica o las modalidades locales de
reproducción, manipulación y transformación final
de esos animales de sujetos vivientes a objetos
consumidos.
Ese panorama contrasta con el existente para otras
partes de los Andes. Los análisis arqueozoológicos con-
ducidos en la región Circum-Titicaca y las tierras bajas
del sureste boliviano son elocuentes en cuanto al avance
alcanzado en esa área en la comprensión del rol de los
ánades para las poblaciones prehispánicas. Los inven-
tarios orgánicos de los sitios Chiripa e Iwawi (1500
aC–1000 dC), en la Península de Taraco, muestran el
rango de explotación de la fauna silvestre local por las
poblaciones precoloniales del Titicaca. En ambos asen-
tamientos se registraron restos de los ánades lacustres
Anas flavirostris, Anas geórgica, Anas puna, Lophonetta
specularoides y Oxyura jamaicensis (Park 2001: Tabla 9;
116
Volume 37, Number 2
Steadman y Hastorf 2015: 363, Tabla 1). El primer
caso identificado de consumo de Cairina moschata en
territorio boliviano fue detectado en Pailón, Santa
Cruz (Prümers 2002; Prümers y Winckler 1997); ese
conjunto de restos de ánades fue descrito por Stahl
et al. (2006: 659) como “the largest sample of pre-
Columbian Muscovy duck bones obtained thus far.” El
segundo ejemplo corresponde a Loma Salvatierra
(600–1400 dC), en los Llanos de Mojos, un sitio
donde predominaron los restos óseos de Cairina
moschata con un porcentaje muy bajo de Anas specular-
oides (Driesch y Hutteter 2012: Tabla 3). Algunas
patologías en los especímenes locales de Cairina
moschata indicaron la extracción de plumas del ala y el
amarre de las patas por tiempo prolongado (Driesch y
Hutteter 2012: 361–362, 365, Figuras 15, 16). Los
pobladores de Loma Salvatierra habrían obtenido ejem-
plares de Cairina moschata a través de la caza y la crianza
en cautiverio junto a las viviendas, dos prácticas que
indican formas diversas y confluyentes de
domesticación temprana de esas aves (Driesch y
Hutteter 2012: 353–354).
La comparación entre la arqueozoología de la costa
norte peruana y de los Andes Centro-Sur revela no
solo la mayor cantidad de datos publicados sobre la
interacción de humanos y ánades en las tierras altas
y bajas de Bolivia. Esa situación indicaría diferencias
en los rangos de especies animales explotadas para
dieta y subsistencia, pero también pondría en el
 Gamboa: El pato, la chicha, y la fiesta
tapete que los materiales orgánicos de varios proyectos
de la costa norte aún no están siendo analizados por
especialistas en arqueofauna y, especialmente, en la
familia Anatidae. Una excepción es el conjunto de
reportes anuales del Proyecto Huacas de Moche.
En Huacas de Moche se han reportado restos óseos de
patos en espacios que habrían servido para festines famil-
iares y comunales. Dos sectores residenciales, el Bloque
Arquitectónico 4 y Conjunto Arquitectónico 44, ilus-
tran el registro de huesos de ánades en contextos
domésticos; en ambos casos, la existencia de los restos
de patos en áreas de preparación de comida y bebida
permite considerar que esas aves—junto a otras especies
como el Phalacrocorax bougainvillii o guanay—fueron
parte de los bienes consumidos durante reuniones
públicas y privadas (Meneses et al. 2011; Vásquez y
Rosales 2011; Zavaleta et al. 2011).
Lamentablemente, la información disponible presenta
dos limitaciones: los reportes no especifican las especies
a las que esos patos pertenecen, identificándolos solo
como Anas sp., y tampoco es señalado sí existen
patologías o huellas de corte indicando formas de
manipulación humana y procesamiento final de esos
animales. No todos los sectores residenciales en
Huacas de Moche presentan esa tipo de asociación; un
ejemplo de ello es el Conjunto Arquitectónico 46
(Meneses et al. 2013), un sector empleado para presen-
taciones formales, almacenaje y la preparación de ali-
mentos, en el que no se reportaron restos de patos;
curiosamente, el ave mejor representada en ese conjunto
fue el Phalacrocorax boungainvillii, una especie marítima
que en la iconografía aparece ocasionalmente ocupando
el rol de los ánades como víctima de una divinidad
principal.
Los Patos y sus Representaciones en
Contextos Funerarios
Para Goepfert (2012: 110–112) la baja representativi-
dad de los ánades domésticos o silvestres en los con-
textos mortuorios Moche indicaría el empleo solo
ocasional de esas especies como ofrendas funerarias.
Por otro lado, es evidente el interés de las poblaciones
Moche en la corporalidad y conducta de los patos, ya
117
fueran domésticos, silvestres, o feraces. Ese énfasis es
perceptible en el tratamiento mortuorio de algunos
individuos de alto rango. Dos ejemplos ya clásicos
de esa relación entre humanos y ánades son las ore-
jeras de oro y lapislázuli registradas en la tumba del
Señor de Sipán, que representaban patos de pico pro-
minente pero sin carúncula ni penacho, y una llama-
tiva botella cerámica en forma de pato antropomorfo
con porra y escudo procedente de la tumba de un
sacerdote en Huaca de la Luna (Uceda et al. 1994);
en ambos casos, esas representaciones de patos sin
cresta han sido ocasionalmente identificadas, de
manera errónea, como Cairina moschata.
Un ejemplo más recientemente documentado de la
la atracción de los pueblos Moche por los ánades cor-
responde al hallazgo por Zavaleta et al. (2015: 294) de
restos de varios ejemplares de la especie silvestre
Oxyura jamaicensis (Vásquez y Rosales 2015: 368)
entre las ofrendas colocadas junto a un varón adulto
enterrado en la zona residencial de Huacas de
Moche. La asociación de ese personaje con la fauna
silvestre de la costa y sierra norteñas fue mostrada
además por el registro junto a su cuerpo de partes cor-
porales de otras aves silvestres y de la mandíbula de un
zorrillo.
Nuestro corpus de imágenes Moche de ánades con
contexto conocido puede ser ampliado gracias a otro
hallazgo en Huacas de Moche. La Tumba 24 de la
Plataforma I de Huaca de la Luna (Zavaleta 2005:
31–38) contuvo los restos de un personaje, presumible-
mente masculino, enterrado en un ataúd de cañas
junto a decenas de vasijas, dos de ellas representando
aves que aquí identificamos como patos (Figura 7).
Ese contexto, depositado dentro de una cámara de
adobe enlucida y con una hornacina en la que se
encontró el cuerpo de un niño, incluyó, entre otros
materiales, patas de camélido, moluscos marinos y de
lomas, placas de cobre, vasijas crudas, y esferas de
arcilla para sonajas. Los cántaros en forma de ánades
mostraban cabezas escultóricas; el resto del cuerpo de
cada ave fue representado mediante pintura en línea
fina. Aun cuando la posición original de esas vasijas
no pudo ser determinada, es evidente que fueron colo-
cadas en la tumba para crear una “pareja” de seres com-
plementarios. En efecto, la cabeza ornitomorfa en uno
 Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
Figura 7. Cántaro de Tumba 24 de Huaca de la Luna con
cabeza escultórica de ánade crestado. Cortesía de Santiago Uceda
y Proyecto Arqueológico Huacas del Sol y de la Luna.
de los cántaros mostraba una cresta mientras que su
contraparte carecía de ese rasgo. La presencia de la
cresta y las diferencias de tamaño de los cuerpos pinta-
dos permiten considerar a este grupo como formado
por un macho Cairina moschata y su pareja hembra
—o, alternativamente, un ánade silvestre. La
identificación de la imagen crestada como un pato
domestico es apoyada por la comparación con otras
representaciones cerámicas Moche (Chiguala et al.
2004: Figura 133; Larco 2001: Figura 85).
El imaginario visual presente en la Tumba 24 no se
limitaba a las figuras de ánades; entre las vasijas
también se hallaban las efigies de un personaje con
nariz cortada, una mujer con faja de cintura y bolsa en
la espalda, y un lobo marino. La Tumba 24 formaba
parte de un conjunto de entierros contemporáneos y
con huellas de alteración (posiblemente en tiempos
prehispánicos), al parecer correspondientes a sacerdotes
118
Volume 37, Number 2
Figura 8. Botella de Tumba 1B de Cao Viejo representando
oficiante con pato sin cresta. Cortesía de Régulo Franco, Programa
Arqueológico El Brujo y Fundación Wiese.
y oficiantes religiosos. Las asociaciones mortuorias de
esos individuos, bastante numerosas en algunos casos,
incluían imágenes cerámicas que reflejaban una
relación estrecha con un mundo natural representado a
través de figuras de zorros, búhos, serpientes, cacería
de venados, y dioses de las montañas.
Oficiantes Sosteniendo Patos
La primera referencia explícita al motivo de un perso-
naje con un ánade en brazos correspondería a Benson
(1976: 28, Figura 3), quien, al examinar las represen-
taciones cerámicas Moche de sacerdotes y oficiantes
religiosos, identificó un grupo de individuos
 Gamboa: El pato, la chicha, y la fiesta
sosteniendo lo que consideró “un ave marina.”
Benson señaló correctamente que ese grupo
compartía elementos de vestimenta con los personajes
a cargo del mascado ritual de hojas de coca. Aunque
esas representaciones habían sido denominadas
genéricamente como “mercaderes,” la autora sugirió
que eran, en realidad, efigies de participantes en cere-
monias y rituales centrales a la ideología Moche
(Benson 1976: 31). A continuación presentamos
otros ejemplos de esas imágenes.
Las excavaciones del Proyecto El Brujo en Huaca
Cao Viejo condujeron en 1999 al hallazgo de las
Tumbas 1A y 1B, dos cámaras de adobe que entre
c. 300 y 400 dC fueron empleadas para el entierro
de mujeres de alto rango (Franco et al. 2001: 33).
La Tumba 1B fue dispuesta al interior de la Tumba
1A, un acto que implicó la remoción del contenido
de la cámara más temprana y la construcción de un
muro de adobe sin enlucir que ocultó sus pinturas
policromas. Dos vasijas halladas en la Tumba 1B
mostraban personajes llevando en brazos a un pato
(Figura 8). La vestimenta de esos personajes era
similar, estando compuesta por bandas textiles cruza-
das, un collar de cuentas alargadas y un tocado
cilíndrico. Las aves carecieron de carúncula y
penacho; la ausencia de esos rasgos indicaría que se
trata de representaciones de patos silvestres, machos
o hembras, o ejemplares muy jóvenes de Cairina
moschata. Adicionalmente, se encontraron dos
vasijas en forma de ánades también sin cresta, esta
vez mostrados como figuras individuales libres de por-
tadores humanos (Vilela 2001: 35, 39). La Tumba 1B
además contenía cántaros con soguillas pintadas alre-
dedor del cuello—un motivo relacionado al combate
y sacrificio (Franco et al. 2001: 31, 37).
El Museo Larco (ML 013769) conserva un cántaro
representando a un personaje sosteniendo un ave
identificable como un pato no crestado. Otra vasija
del Museo Larco (ML 3484), esta vez una botella
de asa estribo, muestra a un murciélago humanizado
con tocado textil que conduce en la mano izquierda
un cuenco con mango y en la derecha una botella
en forma de ave con pico espatulado. El motivo del
oficiante con ave también aparece en un cántaro
escultórico Moche conservado en el Peabody
119
Museum (Quilter 2010: ii), pieza que representa a
un personaje con orejeras y tocado cilíndrico con
“manos” estilizadas que lleva entre sus brazos a un
ánade carente de cresta. La vestimenta es parcialmente
distinta a las de los personajes en las vasijas de Cao
Viejo e incluye un faldellín decorado con volutas; el
collar de cuentas alargadas de ese individuo es, sin
embargo, similar a los representados en las piezas de
Cao Viejo. En la vasija del Peabody Museum el
pato es conducido en la manera ya vista, siendo suje-
tado del y las patas y con la cabeza sobre el lado
izquierdo del portador. En cada uno de los casos
descritos, el ave es conducida por un individuo con
la vestimenta de oficiante religioso (Benson 1975;
de Bock 2012: 89–91; Makowski 1994). Wołoszyn
(2014: 173) presenta dos ejemplos adicionales en el
Museo Larco de vasijas representando a personajes
sosteniendo ánades sin cresta; el mismo autor
muestra una tercera vasija en la que el animal
llevado en brazos era una lechuza—acaso un Athene
cunicularia o un Tyto alba.
Las evidencias contextuales de Huacas de Moche y
Cao Viejo sugieren que los personajes llevando un ave
en los brazos pertenecían a una categoría de indivi-
duos con oficios religiosos y status elevado—dos con-
diciones reconocibles por el empleo de vestimentas
con bandas cruzadas y tocados cilíndricos. El
empleo de ese tipo particular de tocado puede ser
reconocido en un contexto funerario Moche excavado
en Huambacho, en el valle de Nepeña (Chicoine
2011: 535–537); en ese caso, el especialista religioso
fue enterrado con un cubrecabeza cilíndrico de fibra
vegetal, una espátula y una bolsa para hojas de coca.
El vínculo entre estos “sacerdotes” y las aves no
estaba limitada a los ánades; además de la vasija
arriba mencionada en forma de oficiante sosteniendo
un ave nocturna, una escena cerámica los muestra
junto a un loro y una bolsa coronada por la efigie
de uno de esos animales (Donnan y McClelland
1999: Figura 3.2). Tal como es sugerido por las
tumbas de Huacas de Moche, la identidad de esos
personajes estaba relacionada a su relación con el
medio silvestre y sus habitantes, una condición aún
existente entre los curanderos modernos del norte
peruano.
 Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
Corporalidades Reales e Imaginadas
Como fuera mencionado, la ausencia de los rasgos
de los machos adultos Cairina moschata en represen-
taciones como las de las orejeras de Sipán y la vasija
del pato guerrero de Huaca de la Luna sugiere, mas
bien, una semejanza consciente y deseada con los
ánades silvestres del norte peruano. Angulo (1998:
22–23) fue uno de los primeros en proponer una
relación entre esas imágenes y la especie Anas plata-
lea. Esa identificación, aunque atractiva, no debe ser
extendida a todas las representaciones Moche de
patos sin cresta, las cuales parecen mostrar, como
fuera correctamente señalado por Larco (2001: 66)
a especies migratorias como Oxyura jamaicensis,
Anas bahamensis o Anas cyanoptera. Existe otra posi-
bilidad a tomar en cuenta. Las efigies en las orejeras
de Sipán y la botella de Huaca de la Luna pudieron
adoptar la apariencia de ánades cuya corporalidad
reflejaba solo en parte los rasgos de una especie
realmente existente. Los cuerpos de los patos en
ambas piezas eran de coloración uniforme y
oscura, algo que contrasta marcadamente con los
patrones de color de los patos silvestres que suelen
visitar la costa norte. Esa alteración intencional de
los rasgos de los modelos reales daba origen, si acep-
tamos que la ausencia de carúncula y penacho iden-
tifica a los ánades no domésticos, a un animal
imaginado, un pars pro toto de los ánades silvestres,
distinto y acaso complementario a sus primos
domésticos—estos últimos provistos de su llamativa
y al parecer exclusiva combinación de cresta y
penacho.
Relaciones Espaciales y Ontológicas
entre Cuerpos Humanos y Animales
La observación del carácter reiterativo de la posición
adoptada por el cuerpo animal sujetado nos conduce
a un punto cada vez más frecuente en los estudios
Moche: el entendimiento de los artefactos figurativos
a partir de su experiencia como objetos tridimensio-
nales. Esa aproximación, empleada inicialmente por
Golte (2009, ver también Holmquist 2014: 68, 72),
120
Volume 37, Number 2
ha enfatizado la necesidad de estudiar la iconografía
cerámica Moche sin perder de vista la morfología de
las vasijas. Esa propuesta puede ser ahora extendida a
otros tipos de artefactos. En el caso presentado a
continuación esta forma de acercarnos al significado
de los objetos figurativos es complementada con una
propuesta sobre las relaciones ontológicas construi-
das en torno a las figuras de seres humanos y seres
animales.
Dos de las orejeras de la tumba del Señor de Sipán,
un contexto aproximadamente contemporáneo con
la Tumba 1B de Cao Viejo, presentaban figuras de
patos vistos de perfil (Alva y Donnan 1993:
Figuras 79, 85; véase Figura 9) Esas orejeras son fre-
cuentemente admiradas como objetos con simetría
“en espejo.” Sin embargo, ambas piezas, al igual
que las orejeras con figuras de venado halladas en
el mismo contexto, formaban parte de un juego
mayor de elementos, texturas y colores ordenados
para crear un patrón tripartito animal-humano-
animal en el que la cabeza del portador actuaba
como elemento central y desglosable de la
composición. Los diseños formados por un ser
antropomorfo central y dos figuras zoomórficas
enfrentadas tuvieron una larga historia en la
Figura 9. Orejera con mosaico de pato sin cresta. Cortesía del
Museo Tumbas Reales de Sipán.
 Gamboa: El pato, la chicha, y la fiesta
iconografía Andina, existiendo ejemplos—más bien
inamovibles o firmemente ensamblados en relieves
arquitectónicos, cerámica o textiles—que datan
desde el Arcaico Tardío (3000–1600 aC) hasta el
periodo Inca (1300–1532). En el estilo Moche, esa
forma de composición puede ser observada en
algunas diademas metálicas con rostros centrales
humanos o sobrenaturales flanqueados por reptiles,
felinos, o decapitadores zoomórficos.
Examinemos a las orejeras de Sipán como objetos
integrados en una entidad compleja y cuidadosa-
mente construida. Separadas de su portador, esos
ornamentos pudieron ser considerados en estado
pasivo (o emergente). Esa naturaleza incompleta
habría alcanzado condición de unidad y madurez
cuando las orejeras eran usadas y flanqueaban el
rostro de un ser humano; en esos momentos, la
cabeza humana y las orejeras se articulaban para repre-
sentar el status o rango del individuo pero también
para recrear un orden simbólico compuesto por un
individuo humano y una pareja de animales que
adquirían la condición paralela de compañeros,
epifanías, y víctimas en el mundo real. La existencia
de esos significados múltiples y relacionales no es
improbable si recordamos el postulado de Urton
(1981: 126) sobre la existencia de principios
sintéticos de percepción y ordenamiento de objetos
o eventos comunes a las ideologías indígenas
Andinas de la procreación.
Como vimos previamente, esos principios no eran
exclusivos a la sociedad Moche. La organización de
las imágenes en las orejeras de Sipán con representa-
ciones de ánades y cérvidos habría respondido a con-
cepciones ideológicas ampliamente distribuidos en
Sudamérica asociadas al establecimiento de relaciones
de jerarquía y capacidad de dominio y depredación
asimétrica entre los seres humanos y una fauna silves-
tre ordenada de acuerdo a categorías e intereses
antrópicos (Fausto 2007, 2012). Esa humanización
de los animales y seres del monte reflejaba los
deseos y necesidades de sus “amos,” quienes, en ese
esquema de depredación mutua negociada a través
de rituales aplacatorios o propiciatorios, se
convertían en sus protectores, cazadores, y eventuales
comensales.
121
Entre el Agua y la Guerra: Los
Simbolismos del Pato
Volvamos por un momento a las interpretaciones
previas sobre la simbología de los ánades para los
Moche. A lo largo de las décadas pasadas, varios
investigadores presentaron su visión del significado
del mundo animal en la filosofía Moche y definieron
la existencia de conceptos de sacralidad asignados a
los seres zoomórficos (Bourget 1994; Donnan
1997; Lavallée 1970). Al mismo tiempo, el análisis
del papel ideológico y religioso de la fauna silvestre
y doméstica derivó, con no poca frecuencia, en un
campo de estudio separado del rol económico de
las especies animales. Un número menor de propues-
tas buscó romper esa brecha a través del estudio con-
junto de los valores simbólicos y materiales
inherentes a la relación entre humanos y animales.3
Una de esas reflexiones fue presentada por Benson
(1997: 31), quien al tratar sobre el rol de los
ánades para las poblaciones prehispánicas de
América señaló:
The Muscovy duck (Cairina moschata) was
domesticated and was widely used for food
and feathers … Ducks filled symbolic as well
as practical roles, primarily as water birds, for
bodies of water were thought to be entrances
to or exits from the underworld, and water
was, of course, an essential ingredient for agri-
culture and survival.
Benson (1997: 31) y posteriormente Quilter (2010:
94) observaron la relación entre las imágenes de
ánades y los guerreros humanos, y propusieron que
los patos eran metáforas vivientes de asociación al
agua pero también de fuerza y agresividad asociadas
a la conducta y sexualidad masculina. Esa
interpretación, aplicada a las figuras de patos
machos de la especie Cairina moschata, se extendería
como un paradigma duradero al resto de representa-
ciones de ánades, ya fuera que estas correspondieran
a patos identificables como silvestres o pertenecieran
a un grupo aún más evasivo en los estudios
iconográficos: el de las aves acuáticas hembras.
 Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology Volume 37, Number 2

Para los pueblos prehispánicos de la costa norte

peruana los patos habrían simbolizado la fecundidad
del agua (Narváez 2014: 142, 144). Ese vínculo
podría relacionarse a las representaciones gráficas
Moche donde que un dios captura por el cuello a
un ave, identificable como un pato sin cresta o un
cormorán, en una escena que pudo simbolizar un
gesto de control sobre el agua y sus habitantes. La
construcción de analogías entre patos y líquidos esen-
ciales para la vida hacia igualmente referencia a la
faceta belicosa de los ánades, especialmente cuando
estos eran mostrados con rasgos humanizados y atri-
butos de guerreros.
Parte de las efigies cerámicas Moche establecían un
vínculo fuerte, y aún explícito, entre los patos silves-
tres sin cresta, probablemente machos, y ciertos con-
ceptos de violencia institucionalizada y masculinidad.
Un ejemplo de esa relación es la botella escultórica del
“pato guerrero” registrada en el entierro de un varón
adulto que habría participado en ceremonias de
mascado de hojas de coca y advocación de una
divinidad figurada como un arco bicéfalo (Uceda
2008: 160–163; Uceda et al. 1994: 280–290).
Perteneciente al estilo Moche IV, esa vasija represen-
Figura 10. Botella del pato guerrero de Huaca de la Luna.
taba a un ser cuyo cuerpo combinaba la cabeza, alas
Cortesía de Santiago Uceda y Proyecto Arqueológico Huacas del
y cola de un pato sin cresta con el torso y extremidades Sol y de la Luna.
de un humano (Figura 10). El personaje mitológico,
sentado y con corporalidad humana desnuda salvo
por un probable taparrabo, blandía una porra en la fueron considerados ofrendas o “acompañantes” ade-
mano derecha y un escudo cuadrangular en la cuados de algunos individuos con atributos religiosos
izquierda. Al ser colocada en la tumba, la vasija fue y un claro prestigio social. Una razón para la
intencionalmente quebrada como parte de un acto conversión de los ánades silvestres en seres impor-
de terminación y asignación de nuevos roles a la tantes para los Moche yacería en sus costumbres
pieza. Otros objetos hallados fueron un calero y una migratorias y en la posibilidad de emplear esa con-
placa zoomórfica de cobre, dos elementos asociados ducta como indicador de los cambios estacionales y
al chacchado de coca y la propiciación ritual de las el curso del tiempo; en otras palabras, la llegada y
lluvias (Uceda 1997: 178–180). partida de esos animales habría anunciaba el inicio
El nexo en ese contexto funerario entre el rol o termino de una temporada; su retraso o arribo
sacerdotal y la iconografía de un ave guerrera es suger- imprevistos habrían indicado alteraciones climáticas.
ente y amerita un estudio más extenso para su correcta Otras imágenes pintadas muestran a patos antropo-
comprensión. Sin embargo, es posible considerar dos morfos con vestimentas elaboradas. La naturaleza
posibilidades. La presencia de cuerpos de patos silves- animal de esos seres era enfatizada en la cabeza, las
tres y representaciones cerámicas de ánades en tumba alas y la cola. Estos personajes híbridos llevaban
de varones y mujeres de alto rango en Huacas de tocados llamativos, camisetas y taparrabos como indi-
Moche y Cao Viejo sugiere que esos animales cadores de masculinidad y alto rango (Donnan y

122
 Gamboa: El pato, la chicha, y la fiesta
McClelland 1999: Figuras 4.106, 5.36, 6.68, 6.109;
Kutscher 1983: Abbs. 179, 287, 289, 290, 296, 303–
1). La nariz y labios humanos de algunos de esos per-
sonajes podían superponerse a un pico espatulado que
solo ocasionalmente mostraba la carúncula estilizada
del Cairina moschata. La asociación de los patos antro-
pomorfos a las plantas acuáticas y los habitantes del
agua era menor.
Vistas en conjunto, las figuras Moche naturalistas e
hibridas de ánades llevaban a un plano reiterativo las
capacidades de agilidad y fuerza pero también de
jerarquía social y conductas considerada apropiadas
a ese papel, de los seres representados. Signos vivientes
de agua y seres de naturaleza a la vez vital y violenta,
los patos domésticos y silvestres eran entidades con
significados variados y al parecer superpuestos, entre
los cuales se reconoció tempranamente los valores
relacionados al agua y al combate. Uno de los simbo-
lismos del pato para los Moche que no llego ser
explorado fue el de la relación entre esos seres emplu-
mados y la celebración comunal.
El Pato, la Chicha, y la Fiesta
Debemos retornar a las imágenes naturalistas Moche
de ánades y a los datos sobre el registro de restos de
patos en contextos de festines. El Museo Larco con-
serva un número de cántaros con relieves de patos
que, en su mayor parte, procederían de tumbas o repo-
sitorios de ofrendas (Figura 11). En cada una de esas
piezas aparecen figuras de ánades de perfil junto a
un motivo geométrico central, a veces en la forma de
un rombo concéntrico; el borde de esos cántaros
también suele presentar volutas pintadas bajo el
labio de la vasija. Otros cántaros en el
Ethnologisches Museum y el Museo Arqueológico
de Huaraz presentan relieves de aves rapaces y de la ser-
piente con cabeza de venado. La comprensión del
vínculo entre los relieves de aves acuáticas y los
diseños de rombos y olas puede ser iniciada sobre los
planteamientos de Benson (1972: 59, 62) y de Bock
(2003, 2012: 143–144), quienes reconocieron el rol
metonímico de los dos últimos motivos. Las hileras
de volutas representaban entidades líquidas y fluidas
123
Figura 11. Cántaro con volutas, patos sin cresta y rombos
(ML004452). Museo Larco, Lima, Perú.
que, como el agua, la sangre y la chicha, poblaban la
ideología religiosa Moche. Mostradas en cerámica y
murales o sobre textiles y metales, las volutas eran
signos de elementos vitales en la regeneración de la
vida a través del sacrificio, la ofrenda y el consumo.
El significado de las volutas en los cántaros podía ser
enriquecido y alterado por la inclusión de una
soguilla—elemento alusivo a los prisioneros y al
tiempo y espacio del sacrificio humano—pintada o
en relieve en el cuello del recipiente.
Las figuras Moche en forma de rombo eran signos
asociados a la cosmogonía, el sacerdocio y, como pro-
pondremos aquí, a la convergencia. Los rostros sobre-
naturales que cubrían los muros de los patios
ceremoniales de Huaca de la Luna y Cao Viejo
estaban enmarcados por rombos formados por
bandas con relieves de peces. La vestimenta de
algunos jerarcas podía incluir el motivo romboidal a
través del empleo de camisetas y tocados textiles
decorados con ese diseño (Benson 1982: Figuras 1–
6, 9–10, 13–14). Aunque el análisis del significado
del rombo Moche se ha concentrado hasta ahora en
la identificación de roles sacerdotales, debe recordarse
que en tiempos prehispánicos tardíos ese icono hacía
referencia a la organización jerárquica y al espacio
sagrado (Bray 2000; Zuidema 1983). Es probable
que en Moche, al igual que en las sociedades
prehispánicas tardías, la figura del rombo fuera una
convención gráfica empleada para representar princi-
pios de oposición y cooperación.
 Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
La asociación figurativa entre ánades y bandas de
olas pudo convertirse en un significante gráfico de
líquidos y bebidas embriagantes formado por la
reunión de diversas materias. Examinemos esa posibi-
lidad. Al igual que en otras sociedades Andinas, los
cántaros decorados o llanos Moche fueron empleados
para la preparación y servido de chicha, la bebida
alcohólica elaborada con maíz (Zea mays) y otros vege-
tales (Camino 1987; Weismantel 2008). Entre los
Moche y pueblos vecinos como los Recuay, el
consumo generoso de chicha tenía un papel vital en
la formación del sentido de comunidad. Las celebra-
ciones asociadas al expendio de chicha y alimentos
eran arenas usuales para la reelaboración de las expre-
siones de solidaridad, jerarquía e involucramiento
social, con cada evento de ese tipo siendo un medio
para la creación de formas de membrecía y exclusión
(Delibes y Barragán 2008; Swenson 2006, también
Dietler 2001). En esos encuentros, el consumo de
la carne de los patos pudo ser un estímulo para los
sentidos poco frecuente o reservado para los partici-
pantes principales, una posibilidad que podría expli-
car la aparente escasa representatividad de esos
animales en algunas de las asambleas faunísticas
excavadas.
¿Fueron los cántaros con representaciones de olas y
patos empleados en actos de celebración comunal al
interior de los asentamientos Moche? Un primer
escollo para probar esa idea es el ya mencionado
bajo número de restos de esas aves en contextos refle-
jando conductas festivas y políticas de comensalismo
—una situación alterada por el registro reciente de
Anas sp. en algunos conjuntos residenciales de
Huacas de Moche que sirvieron de escenario a festines
en los que también se consumió, y aún en mayor
grado, otra ave acuática: el guanay. La asociación
reiterativa de volutas, ánades, y rombos en los
cántaros arriba descritos indica que esos artefactos
eran considerados adecuados para la exhibición de
signos de substancias liquidas, habitantes del agua, y
comunalidad. Narváez (2014: 144) propusó reciente-
mente que la relación del pato con el agua y a la guerra
debe ser interpretada como alusiva al uso de ese
animal como símbolo de lucha contra la sequía y
sus secuelas de escases de alimentos y hambre. La
124
Volume 37, Number 2
inclusión de figuras de patos, silvestres, domésticos o
feraces, en recipientes usados para contener agua o
chicha parece inscribirse en esa ideología
propiciatoria.
La colocación de vasijas con motivos de ánades,
olas, y rombos al interior o en proximidad a las
tumbas Moche pudo adquirir una variedad de signif-
icados paralelos. Entre las finalidades perseguidas por
quienes organizaban el ritual mortuorio se hallaba la
mimesis deseada entre los materiales funerarios y
aquellos usados cotidianamente. Para los Moche esa
correspondencia entre bienes funerarios y objetos de
la vida diaria—está como sucesión de eventos
domésticos y especiales—era expresada en la
disposición en las tumbas de recipientes empleados,
de forma efectiva o al menos metafóricamente, para
contener alimentos y bebidas gratificantes destinadas
a estimular los sentidos de vivos y ancestros (Hastorf
2003: 548–549, 551–552). El uso de cántaros con
signos alusivos al agua, la chicha, y la ingestión de
líquidos pudo adquirir en ese contexto un sentido
pleno, reconocible tanto en el festín político como
en el ritual funerario.
Los Niveles de Significado de los
Ánades
Como vimos en el par de vasijas de la Tumba 24 de
Huaca de la Luna que muestran a un macho
Cairina moschata y su pareja “hembra,” el cuerpo de
las vasijas y de las aves representadas podían superpo-
nerse para originar un contenedor de materias valio-
sas. En este caso, los recipientes cerámicos, de gran
volumen y, aunque creados para servir como ofrendas,
potencialmente funcionales, adquirían la apariencia
de seres emplumados diferentes y a la vez complemen-
tarios. Esas vasijas escultóricas, al igual que otras
representaciones en cerámica o en metal, se
convertían en manifestaciones físicas y duraderas de
vitalidad, una condición siempre presente en los
múltiples significados del pato en la ideología
Moche: fuente de carne y grasa, capacidad de volar,
sexualidad activa y pasiva, belicosidad, y muerte
como paso previo a su conversión en alimento. Una
 Gamboa: El pato, la chicha, y la fiesta
fuente adicional de valor en torno a los ánades habría
sido su rol como indicadores del paso de las
estaciones.
La asociación entre patos y vitalidad creada por los
Moche incorporaba factores como el agua, la
celebración, y la violencia en una formación
ideológica solo parcialmente entendida. Examinemos
en primer lugar el rol de la violencia, un aspecto
sobre el cual ha girado gran parte de nuestra
comprensión previa de las imágenes Moche de
ánades. En la costa norte peruana del primer milenio
de nuestra era, la manipulación del cuerpo humano o
animal capturado permitía su transformación en un
material capaz de representar tanto el poder
simbólico y político del ritual como una serie de
vínculos entre los prisioneros, lo femenino y la capaci-
dad fertilizadora de la sangre (de Bock 2012; Scher
2012). Los cuerpos e imágenes Moche de aves
palmípedas se hallaban insertadas en ese juego de
diálogos y conductas idealizadas pero también alcanza-
ban otros campos de significado. Las figuras de ánades
humanizados estaban vinculadas a un grupo mayor de
identidades: corredor, guerrero, conductor de una
embarcación o participante en ceremonias de libación
ritual. Un conjunto particular de imágenes presentaba
a los patos como cuerpos cautivos sostenidos por ofi-
ciantes participando en ceremonias y encuentros
rituales. Otras representaciones de ánades, con o sin
cresta, mostraban a esos animales como seres en posi-
ciones estáticas o batiendo sus alas en momentánea,
o aparente, libertad; llevadas a las paredes de los
cántaros, esas mismas figuras hacían alusión a la impor-
tancia del agua—transformada en sangre y chicha—en
la vida en comunidad.
Las representaciones Moche de patos pueden ser
consideradas, en un primer nivel de interpretación,
efigies de animales destinados al sacrificio y al
consumo ritual u ordinario. El cuerpo y conducta
de los ánades domésticos y silvestres incorporaban
valores ontológicos apreciados y perseguidos: vitalidad
y agresividad (especialmente entre los patos machos),
preferencia y aún avidez por el agua, y capacidad de
producir bienes valiosos (carne, grasa, sangre,
plumaje). El simbolismo de los patos domésticos
y silvestres entre los Moche enlazaba tanto aspectos
125
ideológicos como económicos, de manera posible-
mente similar a lo reconocido para otras sociedades
Andinas (Korpisaari et al. 2011, 2012: 260;
Ságarnaga 2008; Stahl et al. 2006: 659). En periodos
prehispánicos tardíos y coloniales tempranos los patos
formaban parte, en los términos de Hastorf (2003:
546–547), de una dieta “de lujo” preferida por
grupos de alto rango; en otros casos, la carne de esas
aves era procesada y consumida “indirectamente”
mediante incineración ritual (Guamán Poma de
Ayala 1980 [1613]: 175, 221, 306; Jérez 1917
[1534]: 32). La aplicación de ese modelo al caso
Moche se resiste a ser mejor definida por el número
aún reducido de restos de ánades en el registro
arqueológico costeño.
En un segundo plano, parcialmente superpuesto al
anterior pero más inclinado hacia la agencia de los
personajes humanos, los ánades pudieron simbolizar
el coraje, agresividad, y agilidad de algunos individuos
importantes dentro de la sociedad Moche, especial-
mente los guerreros y competidores de carreras
rituales. Siguiendo esta línea interpretativa podemos
considerar a las imágenes de patos como producidas
para hacer referencia a las capacidades—atléticas,
reproductivas, y provisorias de sustento o bienestar
—consideras propias, o al menos ideales, de ciertos
individuos. Como veremos luego, esa posibilidad
puede ser explorada a través del reconocimiento de
otros valores dados en el pasado prehispánico y
reciente a los patos. En un tercer nivel de significado
e interpretación yace el fenómeno de la domesticación
animal y las relaciones entre animales y humanos. La
crianza de patos en la costa norte ha sido desde la
época prehispánica una actividad especial. En efecto,
esos animales son mantenidos con cuidado debido a
su tendencia a escapar, necesidad constante de agua,
y peculiares conductas de convivencia y cortejo. Al
mismo tiempo, los criadores suelen establecer
vínculos de propiedad, expectativa y aún afecto
frente a sus aves domésticas o criadas en cautiverio
(Goepfert 2011: 277–278, 2012: 116; Wake 2008:
229–230), relaciones que para las especies criadas
por su carne terminan, casi inevitablemente, con la
muerte y consumo del animal en la mesa o altar fami-
liar y comunal.
 Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology
Comentarios Finales
Al explorar el significado de las representaciones
visuales de patos entre los Moche, este artículo buscó
ir más allá de un análisis únicamente iconográfico y
recurrió, para ello, a la información arqueológica y
etnográfica; los resultados podrán ser ahora evaluados
por los lectores. Convertidos en uno de los animales
cuya conducta era considerada capaz de reflejar
ciertos aspectos del comportamiento humano, los
ánades fueron vistos por las sociedades de la costa
norte peruana como seres incorporando múltiples
valores: consumo conspicuo de alimentos, sexualidad,
agresividad y vida social. La crianza del pato
doméstico y la observación y captura de ánades silves-
tres habrían forjado entre las poblaciones humanas y
esas aves un lazo que trascendía la condición de
simple actividad económica para cubrir diversos
campos de la vida cotidiana y ceremonial.
Ese fue el caso de la ideología Moche. La
iconografía Moche del pato doméstico y sus pares sil-
vestres así como la del venado estaban estrechamente
relacionadas a la propiciación de la fertilidad. Sin
embargo, solo en la segunda aparece una relación
clara con la competencia marcial y violencia mascu-
lina. La cacería de cérvidos se encontraba asociada a
un complejo ideológico militarista que permitía, sin
perder su sentido religioso, exhibir en público el
status elevado y el papel verdadero o simulado de
guerrero cumplido por algunos individuos (Donnan
1997). Esta última actividad puede revelar aspectos
más complejos de la relación entre las identidades
humanas y animales. El complejo ideológico del
pecarí examinado por Fausto (2007: 507–508)
demostró que al estar provisto de rasgos paralelos o
compartidos con los seres humanos, por ejemplo
sociabilidad y jerarquía, un animal puede ser
situado existencialmente cerca a estos. En la
iconografía Moche los venados comparten con los
humanos suficientes rasgos para considerar la posibili-
dad que hubieran constituido una categoría
ontológica particular, próxima a lo que tomamos
como característicamente humano. No puede descar-
tarse que algo similar ocurriera con los ánades
domésticos y silvestres.
126
Volume 37, Number 2
En los conjuntos figurativos Moche del pato y del
venado es evidente la asociación de las imágenes con
la legitimación de jerarquías sociales y formas de
manipulación y consumo selectivo de animales.
Pero, a diferencia de lo que sucede para las escenas
de caza de cérvidos, en las representaciones de los
ánades—y otras aves acuáticas—como cuerpos some-
tidos vemos un énfasis menor en el rol del animal
como víctima de persecución; en cambio, se observa
la importancia dada al aprisionamiento (violento
cuando era conducido por una divinidad y estático
para los oficiantes) y eventual sacrificio de las aves.
Comprender el significado de la corporalidad y con-
ducta de los ánades para los pueblos andinos pre-colo-
niales deberá incluir el examen de los sistemas de valor
reflejados en la documentación etnohistórica y
moderna. Uno de ellos es la transfiguración de
mujeres curanderas indígenas y mestizas en patos,
un relato tradicional de la costa y sierra norte
peruana que revela tanto la superposición conflictiva
de las religiones andina y cristiana como la erupción
de rivalidades personales. Alimentarse es siempre
una actividad cargada de riesgos; ser alimentado,
real o simbólicamente, lo es aún más. Siguiendo la
trama del curanderismo y su relación con la
formación de alianzas y conflictos sociales, es
posible reconocer que el consumo del pato en la
costa norte colonial fue una práctica a la vez selecta
y riesgosa: a fines del siglo XVIII, partes anatómicas
de esas aves eran usadas en rituales contra enemigos
y rivales (Angulo 1998: 25; Benson 1997: 31–32;
Gareis 1994: 226–227; Glass-Coffin y Vásquez
1991; León Barandiarán 1938). El empleo de esa
información antropológica puede contribuir activa-
mente a los estudios sobre la evolución del rol del
mundo animal en la ideología Andina prehispánica
y contemporánea. En relación a los estudios Moche,
los datos etnográficos podrían ser integrados, con la
cautela necesaria dadas la distancia temporal y los
cambios culturales concurrentes, al análisis de la
relación entre ánades, guerreros, y especialistas religio-
sos en la costa norte del primer milenio de nuestra era,
ello a fin de identificar probables diferencias en el sim-
bolismo de los patos machos frente a las hembras, o de
los ánades silvestres frente a aquellos domésticos.
 Gamboa: El pato, la chicha, y la fiesta
El papel de los ánades en la economía y los fes-
tines políticos Moche recién ha empezado a ser esta-
blecido. A pesar de esa limitación, las evidencias
disponibles sugieren que el consumo del pato entre
los Moche habría sido una actividad especial capaz
de denotar diferencias de rango y status. Hoy en
día en el norte peruano, la preparación e ingesta
de la carne del pato doméstico sigue siendo un
evento especial, que se extiende más allá del
momento del festín y que incluye memorias y signif-
icados que van de la crianza y muerte del animal a la
organización y consecuencias del encuentro social en
el que esos seres son consumidos.4 Los valores dados
a la vida y muerte de esas aves tienen sus raíces en
tiempos prehispánicos, cuando, como se ha mos-
trado en esta contribución, el papel de los ánades
en el pensamiento de las poblaciones norteñas abar-
caba un número aparentemente mayor de situaciones
y contextos.
Agradecimientos
El autor agradece la cordial colaboración de Régulo
Franco, Peter Fuchs, Jürgen Golte, Patricia
Knobloch, Klaus Koschmieder, Daniela LaChioma,
Robert Markens, Alfredo Narváez, Heiko Prümers,
Jédu Ságarnaga, Sarahh Scher, Edward Swenson,
Henry Tantaleán, Santiago Uceda, Victorino
Túllume, Janusz Wołoszyn, y Enrique Zavaleta. El
Museo Larco, el Museo Tumbas Reales de Sipán, el
Proyecto Huacas del Sol y de la Luna y el Proyecto
El Brujo permitieron reproducir algunas de las
imágenes incluidas en este trabajo. Joel Huamán
Garate, Freddy Melgarejo, y Juvenal Espíritu
(UNASAM), Víctor Corcuera (UNT) y Erik
Cantona (ENAH, México) brindaron su apoyo en
la búsqueda bibliográfica y elaboración de figuras.
Ricardo Morales, Enrique Vergara, y María Isabel
Paredes permitieron revisar la colección cerámica del
Museo de Arqueología de la Universidad Nacional
de Trujillo. La Sra. Maruja Velásquez de Gamboa y
la Sra. Violeta Ardiles Poma proporcionaron valiosos
datos sobre la crianza tradicional del pato y la litera-
tura oral existente en torno a ese animal en el norte
de Perú.
127
Notas
1 El nombre indígena del pato en la costa norte de
Perú entre el siglo XVI e inicios del siglo XX era
fellu (derivados fellum, felluss, fellyu y jelu, Salas
2002; Schaedel 1988: 37). El término joque para
nombrar al pato doméstico nativo fue registrado
por Heinrich Brüning en Lambayeque a fines del
siglo XIX (Schaedel 1988: 37).
2 Las representaciones de patos predominan en
cántaros y botellas, aparecen con menor frecuencia
en cuencos expandidos o “floreros” y son escasas en
los cuencos con mango y figurinas.
3 Un ejemplo de esa aproximación corresponde a
Miller y Burger (1995).
4 El arroz con pato es una de las comidas celebratorias
por excelencia de la costa norte peruana; esa
condición contemporánea amerita un estudio
propio dedicado a las continuidades y rupturas en
la dieta prehispánica, colonial, y moderna de esa
región.
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