Professional Documents
Culture Documents
83 - 97
ISSN 0798-1171
Álvaro B. Márquez-Fernández
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
Universidad del Zulia
Maracaibo - Venezuela
Resumen
Abstract
The intention of this work is to interpret four alternative movements for re-
thinking the social sciences based on a liberating episteme from the South. In addi-
tion to re-thinking, this article also deals with recreating the other Latin American
scientific socio-political logos from the viewpoint of intercultural philosophy. To
achieve these goals, the alternatives are conceived as i) an epistemic project that al-
lows for complex research and the trans-disciplinary training of researchers; ii) an
ethical project that permits establishing public coexistence values and rights to
peace between men and nature; iii) a political project that allows for developing in-
tercultural states in favor of plurality for civic identities; and finally iv) an eco-
nomic project based on criticism of techno-scientific consumerist production, that,
at the same time, justifies the development of an economy of necessary goods.
These days, when models of Cartesian rationality are in crisis, it is in Latin Ame-
rica where alternative praxes make it possible to discover those insurgent origins of
emancipation in the face of decolonialism.
Key words: Social sciences, Latin America, epistemology of the South, State.
El proyecto epistémico:
Investigación compleja y formación transdisciplinar
de investigadores
7 LEITE GARCIA, Regina (Coord). Método, métodos, contramétodo. Cortez, Sao Paulo,
Brasil. 2003.
Márquez-Fernández, A.B., Revista de Filosofía, Nº 70, 2012-1, pp. 83 - 97 87
El proyecto ético:
Valores de convivencia pública y derechos de paz entre hombre
y naturaleza
tado de espaldas a una ética pública que les obliga, reclama y alerta sobre el
impacto del conocimiento científico en aras de un mayor beneficio para las
12
ciudadanías del mundo . Precisamente, este es el problema, debido a que
generalmente los resultados de las investigaciones científicas, están media-
dos en esta sociedad por las tecnologías y los mercados de consumo, por la
reproducción del capital y de los beneficios que se pueden obtener de una
economía que impone sus valores de uso y de cambio, entre ellos valores de
orden ético y de acciones morales que tienden a justificar los excesos de in-
justicia e inequidad. Hasta hace poco se solía decir que el conocimiento
científico estaba al servicio del bien de la humanidad. Ese lei motiv ha cam-
biado radicalmente, pues hoy se trata de reactivar en su mayor expansión
una economía de mercado y de consumo, que acelera vertiginosamente la
producción científica sólo en la medida en que ésta logra satisfacer los inte-
reses de los monopolios de la industria del conocimiento científico.
Todo esto termina por desvirtuar el sentido humanista de las ciencias, y
el carácter de responsabilidad ética que se debe el conocimiento en su utiliza-
ción en la sociedad. En ese sentido, los resultados científicos, venidos de
cualquiera de las áreas de la investigación de las ciencias, deben serle atribui-
dos a toda la sociedad que es la receptora natural de los bienes de las cien-
cias. La realidad es otra, la ciencia, al transformarla en un poder político y en
otra economía de mercado, pierde ese thelos de bien común que debe caracte-
rizarla. Sin valores éticos la ciencia pierde su condición de conocimiento libe-
rador o emancipador debido a que ya no es capaz de dotar a la sociedad del
conocimiento compartido que les permite democratizar con otras reflexiones
analíticas los problemas y los bienes que requiere la sociedad.
Si se concentra el desarrollo del conocimiento científico en las esferas
de poder, sobre todo, el político y el económico, los fines de las ciencias se
tergiversan ya que son pocos o escasos esos bienes a los que los ciudadanos
tienen derecho. Precisamente, se trata de comprender que los proyectos de
investigación científica no sólo se deben fundar en una ética de la investiga-
ción que implica normar los valores que deben cumplirse para que la cien-
cia responda a intereses altruistas; sino, también, esos valores de responsa-
bilidad pública donde la investigación debe responder a las soluciones a las
13
diversas problemáticas por las que atraviesa la vida de los seres humanos .
Si se logra optimizar este tipo de interés común por un bien compartido en-
tre todos, entonces, la convivencia entre todos en la esfera de las relaciones
de poder y de la vida pública, puede garantizar un bienestar colectivo que
efectivamente contribuya a un desarrollo en más correspondencia con el
acato y práctica de derechos al “buen vivir” en una sociedad sin exclusiones
o marginalidades.
La contribución de las ciencias a un desarrollo humano a esta escala
14
de sostenibilidad de la vida , implica, obviamente, una correlación entre un
conocimiento científico que haga más humanizada las relaciones sociales
entre los seres humanos. Al servicio de ese bien en común, repetimos, es
que debe orientarse el thelos de la ética pública, generando mayores niveles
de justicia y de igualdad en la vida ciudadana. Lamentablemente, la socie-
dad postindustrial y de consumo, ha generado un dominio de la racionalidad
técnica sobre las condiciones de vida de un ser humano que termina explo-
tado por el consumo de la técnica y su alienación. La incidencia de las cien-
cias en el desarrollo de una economía de consumo y de una reproducción de
las relaciones de la plusvalía, más que en otras épocas, son determinantes
en la dirección ética de las ciencias con respecto al rol político que éstas
juegan en los desarrollos económicos de la sociedad en completo detrimen-
to de relaciones de vida más equilibradas entre los ciudadanos e incluso,
con el entorno de la naturaleza.
Las ciencias, en general, están insertas en ese paradigma de la repro-
15
ducción del capital y de las tecnificaciones de la economía , lo que hace
posible transferir la racionalidad tecnológica e instrumental a las praxis co-
municativas y discursivas de la racionalidad política disminuyendo o neu-
tralizando las condiciones de equidad donde deben participar o actuar todos
los ciudadanos. Al quedarse excluidas de esta hegemonía de la razón y del
conocimiento científico, la mayoría ciudadana pierde fácilmente sus dere-
chos de participación pues pierden su capacidad de cuestionamiento, están
El proyecto político:
Estados interculturales a favor de la pluralidad de las identidades
ciudadanas
20
sociales que irrumpen en la estructura de los controles sociales , desde el
más institucional hasta el más mediático. Aquí encontramos otro eje de gran
desequilibro en el sistema de poder del Estado nación, pues sistemáticamente
se logra con estos movimientos y activismos sociales otro rostro a las represen-
taciones sociales y políticas con las que el Estado buscar lograr la consensuali-
dad a fin de neutralizar la conflictividad.
En otras palabras, la descentralización del poder del Estado responde
al desacato o desobediencia para cumplir con las reglas o normas legales
que se impone con el propósito de justificar su orden de fuerza a través de
la ideología política. Sin embargo, la ruptura de ese orden de consensualida-
des se hace efectiva porque las alternativas que se producen contra el poder
de las políticas hegemónicas del Estado nación, emanan o fluyen a partir de
praxis emancipadoras donde la participación de los otros espacios de convi-
vencia social, se derivan de las comunidades excluidas de la formación eco-
nómica de la sociedad neoliberal. Acá radica la originalidad y lo inédito de
la presencia en el escenario del poder político de otras identidades ciudada-
nas que efectivamente vienen a contribuir en la repolitización del Estado
Nación, y en la reconfiguración de los poderes públicos que deben estar al
alcance de los derechos de participación de la ciudadanía en general.
21
El agrupamiento de estas comunidades emergentes , se va consoli-
dando a favor de otros principios de igualdad y equidad que no responden a
los principios formales de la racionalidad científica de las ciencias políticas
de la modernidad. En absoluto, otro modo de pensar, sentir y razonar se en-
cuentra implícito en un cosmos de vidas donde la sabiduría de los saberes se
tejen desde un estar en comunicación y permanente diálogo con otra com-
prensión de la vida cuando la vida está enhebrada por las tradiciones más
milenarias y de sostenibilidad con el mundo de la producción y recreación.
Nada más lejos del análisis ese concepto estereotipado de “interculturali-
dad” que se asume como suma o dominios de una cultura sobre otra, o sín-
22
tesis de una que contiene a todas. La propuesta de Estado intercultural es
El proyecto económico:
Producción tecnológica y bienes necesarios