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PEC 1 TEXTOS

LITERARIOS
MODERNOS
Poema romántico

Laura Saro Garitacelaya

lsaro3@alumno.uned.es
PEC 1: para entregar el 23 de marzo

En el siguiente fragmento de poema, comente los temas propios de su época, estética


y autor y analice algunas figuras retóricas que sirvan para reforzar esos temas.

Era más de media noche,


antiguas historias cuentan,
cuando en sueño y en silencio
lóbrego envuelta la tierra,
los vivos muertos parecen, 5
los muertos la tumba dejan.
Era la hora en que acaso
temerosas voces suenan
informes, en que se escuchan
tácitas pisadas huecas, 10
y pavorosas fantasmas
entre las densas tinieblas
vagan, y aúllan los perros
amedrentados al verlas:
En que tal vez la campana 15
de alguna arruinada iglesia
da misteriosos sonidos
de maldición y anatema,
que los sábados convoca
a las brujas a su fiesta. 20
El cielo estaba sombrío,
no vislumbraba una estrella,
silbaba lúgubre el viento,
y allá en el aire, cual negras
fantasmas, se dibujaban 25
las torres de las iglesias,
y del gótico castillo
las altísimas almenas,
donde canta o reza acaso
temeroso el centinela. 30
Todo en fin a media noche
reposaba, y tumba era
de sus dormidos vivientes
la antigua ciudad que riega
el Tormes, fecundo río, 35
nombrado de los poetas,
la famosa Salamanca,
insigne en armas y letras,
patria de ilustres varones,
noble archivo de las ciencias. 40

José de Espronceda, El estudiante de Salamanca (1839), Primera parte.

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José de Espronceda (1808-1842) es considerado uno de los poetas románticos más
importantes en español, pues su figura llega a ser comparada con la del afamado escritor
romántico inglés Lord Byron1. El romanticismo de Espronceda se hace patente en los
temas presentes en sus obras, como son la expresión de la subjetividad del yo, la vuelta
a las raíces folklóricas y un interés social2. Asimismo, en la poesía de Espronceda
aparecen elementos relacionados con el romanticismo y la poesía del siglo XIX, tales
como la noche, la imaginación, la fantasía y la intuición3. En el fragmento de El
estudiante de Salamanca a comentar, se puede apreciar la potente estética romántica
del periodo.

Pese a que el Romanticismo español ha sido considerado un fenómeno tardío


respecto a los años en los que el movimiento estuvo en boga en Europa, varios de sus
temas se han mantenido en común y a ellos se les han añadido otros asuntos propios
del país4. Las preocupaciones que esta tendencia artística destacó en España fueron el
amor a lo exótico, el retorno a la Edad Media, la revuelta contra la razón, la vindicación
de lo individual, la liberación del inconsciente, la vuelta a la naturaleza y un renacimiento
del cristianismo más tradicional a la vez que del panteísmo5.

Entre estos asuntos, el que aparece más claramente representado en el extracto


a comentar, es el retorno a la Edad Media. Al ser la primera parte del poema narrativo,
este fragmento debe de situar al lector en la escena en la que la acción va a desarrollarse.
En este caso, José de Espronceda emplea una ambientación de claro carácter gótico y
medievalista, como prueban los siguientes ejemplos tomados del extracto. Para
empezar, el primer verso invita directamente a sumergirse en un espacio liminal, “Era
más de la medianoche”, invocando un momento cercano al fin de un día y al principio
de otro, un momento tradicionalmente relacionado con las fuerzas del mal y con lo
misterioso y que, además, tiene un extendido uso popular en las leyendas que advierten
de los peligros de la noche. De esta manera, Espronceda logra evocar en el lector el

1 Ricardo Ruiz Navas, El Romanticismo español (Madrid: Cátedra, 1990), p. 229.


2 Ruiz Navas, op. cit., pp. 229-230.
3 Pedro Aullón de Haro, La poesía en el siglo XIX (Madrid: Playor, 1989), p. 10.
4 Juan Luis Alborg, Historia de la literatura española. Toma IV: El Romanticismo

(Madrid: Gredos, 1992), p. 14.


5 Alborg, op. cit., p. 22.

3
recuerdo de estos peligros, preparando su sensibilidad para la posterior descripción de
la noche. A continuación, aparece una serie de motivos góticos, como “los vivos muertos
parecen, los muertos la tumba dejan”, “tácitas pisadas huecas, y pavorosas fantasmas,
entre las densas tinieblas”, “de alguna arruinada iglesia”, “las brujas a su fiesta”…
Encadenando un motivo detrás de otro, Espronceda crea una atmósfera gótica en la que
los elementos medievales tiene un papel relevante. El ejemplo más destacado de este
extracto es el castillo gótico mencionado en el verso 27 de la composición, que tiene
“altísimas almenas” en las que se encuentra “temeroso el centinela”. Sirviéndose de
este pseudo-medievalismo rematado con menciones al mundo sobrenatural tales como
fantasmas y brujas, Espronceda aumenta la sensación de misterio y sitúa la acción en un
tiempo exótico y atractivo para la estética romántica que también aparece en las
Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. Como expresó Robert Marrast en la introducción
que realizó a El estudiante de Salamanca, el gusto romántico encontraba atractivo el
ambiente exótico, ya fuese por pertenecer a otras culturas o épocas, y eso daba lugar a
que los autores recreasen esos ambientes sin auténtico rigor, más bien basándose en
ideas preconcebidas que daban lugar, en este caso, al mencionado pseudo-
medievalismo6.

Esta estética medieval se apoya a su vez en el empleo que Espronceda hace del
léxico, en especial de los adjetivos. En el presente fragmento, el campo semántico del
temor domina desde el primer verso hasta el treinta. Palabras como “lóbrego” en el
verso número cuatro, “temerosas” en el ocho, “pavorosas” en el once, “amedrantados”
en el catorce, “misteriosos” en el diecisiete, “sombrío” en el veintiuno, “lúgubre” en el
veintitrés y “temeroso” en el treinta modifican los sustantivos a los que acompañan para
continuar creando la atmósfera gótica que busca el escritor. Sin embargo, su función en
el poema no es sólo contribuir al ambiente, también sirven como elementos descriptivos
de gran importancia para situar la acción y dotar de plasticidad a la escena, pues aunque
el fragmento es descriptivo y muestra la noche salmantina, es a través del uso de estos
adjetivos como Espronceda consigue dotar de vida a su obra en la imaginación del lector.

6Robert Marrast, “Introducción” en El estudiante de Salamanca (Madrid: Castalia,


1980), p. 33.

4
Además, no sólo otorgan un sentido plástico, sino que también contribuyen a crear una
estampa pintoresca que acerca aún más el fragmento a los gustos románticos7.

De esta forma, tras haber sido introducido y descrito con esmero, el tema de la
noche vuelve a presentarse en la literatura española. Aunque en El estudiante de
Salamanca este no es un tema central, ya que según Marrast estos son la rebeldía ante
la sociedad y el deseo de libertad, sí que forma parte del contexto de la acción y, en este
fragmento tan descriptivo, es el más relevante8. Durante el Renacimiento, los poetas ya
utilizaban el motivo de la noche como el contexto donde situaban su acción, como por
ejemplo Francisco de la Torre en su soneto V “Sigo, silencio, tu estrellado manto”. Sin
embargo, hay una clara diferencia entre como estos poetas del siglo XVI empleaban la
noche y como lo hace Espronceda. Los poetas renacentistas utilizaban la noche como
una oyente a la que contar sus penas, se desahogaban en ella y alaban sus atributos. Sin
embargo, para Espronceda la noche es un recurso literario con el que a partir de su
descripción la dota de un ambiente gótico que va a favorecer la posterior narración de
los hechos que ocupan la composición.

Para crear este ya mencionado ambiente gótico, Espronceda hace uso de una
serie de figuras retóricas que refuerzan las sensaciones creadas por el uso
anteriormente comentado campo semántico del temor. Para empezar, el recurso más
empleado en este pasaje es el hipérbaton, que consiste en alterar el orden natural de
las palabras que componen una oración. Para ilustrar este punto, podemos dirigir
nuestra atención hacia el verso cinco, “los vivos muertos parecen”. Si esta oración
hubiese seguido el orden que suele tomar la sintaxis española, debería haber sido “los
vivos parecen muertos”. Con el uso de este hipérbaton se logran dos efectos: el primero,
que al encontrarse con un orden más complejo del esperado en los elementos de la
oración, se crea una sensación de incomodidad que favorece a un ambiente de misterio
y temor, el segundo, que al modificar el orden y juntar los términos opuestos “vivos” y
“muertos” se consigue que el lector se concentre en el verso para comprenderlo y sea
consciente de como en esta hora de la media noche lo imposible puede ocurrir. Además,

7 Jesús Menéndez Peláez, Historia de la literatura española. Vol. III – Siglos XVIII, XIX y
XX (León: Everest, 2005), p. 292.
8 Robert Marrast, op. cit., p. 26.

5
en este mismo verso encontramos una metáfora, pues el momento en el que los vivos
parecen estar muertos es durante el sueño, cuando están dormidos, que es lo que se
supone que los vivos hacen durante la noche pero que Don Félix de Montemar, el
estudiante, no hace, y por lo tanto Espronceda ya lo está caracterizando como alguien
que no sigue las reglas sociales y que está en relación con los habitantes y criaturas de
la media noche salmantina, como los fantasmas y brujas que menciona más adelante.

Otro empleo acertado del hipérbaton aparece entre los versos once y el principio
del trece. En estos versos pone “y pavorosas fantasmas entre las densas tinieblas vagan,
(…)” cuando el orden natural hubiese sido “y pavorosas fantasmas vagan entre las
densas tinieblas”. Sin embargo, empleando el orden natural el sintagma preposicional
“entre las densas tinieblas” hubiese quedado dividido en dos versos distintos, mientras
que empleando el hipérbaton este queda limitado a un solo verso que capta la atención
y es clave en la formulación de un escenario gótico y misterioso.

Con el mismo objetivo de lograr una ambientación gótica lo más efectiva posible,
en el verso veintitrés, “silbaba lúgubre el viento”, encontramos una personificación a la
vez que un hipérbaton, pues el orden común hubiese sido “el viento silbaba lúgubre”.
Al colocar el sujeto al final de la oración, la atención se focaliza en el verbo que crea la
personificación y por lo tanto en la acción y el sonido que esta evoca. Al dotar al viento
de agencia mediante la personificación, este se convierte en una presencia extraña y
ligeramente amenazante.

A continuación, entre el verso veinticuatro y el veinticinco hay un símil


comparando las torres de las iglesias y las almenas del castillo con “(…) cual negras
fantasmas, (…)”. Es un recurso sencillo y muy útil para explicar o describir, pues no sólo
facilita el entendimiento, sino que también ofrece al poeta la oportunidad de manipular
la percepción que sus lectores puedan tener de los comparado. En este caso, al referirse
a las torres de las iglesias y a las almenas, Espronceda se asegura de que la impresión
que tenga el lector al crear su imagen mental sea la de unas siluetas amenazantes y
oscuras, y esto lo logra con la acertad comparación mencionada al principio de este
párrafo.

El último recurso que este comentario va a analizar es la metáfora del verso


treinta y dos, que es el antecedente inmediato a que el poeta desvele la ciudad en cuya

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descripción gótica ha puesto tanto empeño. Entre el verso treinta y dos y el treinta y
cuatro, Espronceda despliega un hipérbaton que incluye la metáfora: “(…) y tumba era
de sus dormidos vivientes la antigua ciudad (…)”, que debidamente ordenado sería “y la
antigua ciudad era la tumba de sus dormidos vivientes”. Una vez más, el poeta emplea
el hipérbaton para colocar al principio la palabra que más le interesa a su ambientación
gótica y posterior desarrollo del poema, la tumba. Este término contiene la metáfora en
la que la tumba es la ciudad de Salamanca, transformando la urbe en el cementerio
momentáneo de todos sus habitantes que durante la noche están dormidos. Sin
embargo, al emplear una vez más una imagen tan relacionada con la muerte, el poema
está ofreciendo una pista sobre su fatídico final y la importancia que el tema de la
muerte va a tener en sus otras partes.

Tras este comentario, puede concluirse que el presente fragmento de El


estudiante de Salamanca es representativo de los gustos románticos por la estética
gótica y pseudomedieval empleada tanto en la elección del campo semántico
dominante como en los elementos destacados a través de los recursos literarios.
Asimismo, el fragmento no se limita sólo a ilustrar el gusto romántico, sino que tiene un
sentido dentro de la obra en su totalidad. Como ya se ha dicho, el extracto pertenece al
comienzo del poema e introduce una atmósfera que favorece la facilidad para asumir
como verdadera la acción que va a desarrollarse. Además, a lo largo de los versos
presentados, Espronceda va dejando pequeñas pistas sobre los asuntos que van a
concernir a su creación, mencionando en varias ocasiones la muerte o imaginería
cercana a ella y a los estados liminales en los que se deja en el aire si algo está muerto o
no. Al situar el inicio en la medianoche y centrarse en la descripción de este momento,
Espronceda logra distanciarse al tiempo que mantiene un motivo poético de gran
tradición y, además, consigue una gran plasticidad que va a ayudar a que la imaginación
de sus lectores se predisponga a sumergirse en la acción.

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Bibliografía

ALBORG, Juan Luis. Historia de la literatura española. Tomo IV: El Romanticismo (Madrid:
Gredos, 1992).

AULLÓN DE HARO, Pedro. La poesía en el siglo XIX (Madrid: Playor, 1989).

MARRAST, Robert. “Introducción” en El estudiante de Salamanca. El diablo mundo de


José de Espronceda (Madrid: Castalia, 1980).

MENÉNDEZ PELÁEZ, Jesús (coord.). Historia de la literatura española. Vol. III – Siglos
XVIII, XIX y XX (León: Everest, 2005).

NAVAS RUIZ, Ricardo. El Romanticismo español (Madrid: Cátedra, 1990).

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