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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 1880/2012

Sucre, 12 de octubre de 2012

SALA SEGUNDA
Magistrado Relator: Tata Gualberto Cusi Mamani
Acción de amparo constitucional

Expediente: 01610-2012-04-AAC
Departamento: Santa Cruz

En revisión la Resolución 119/2012 de 16 de agosto, cursante de fs. 1711 vta. a 1715 vta.,
pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por Felipe Arana Quintanilla
contra Edgar Molina Aponte, Adhemar Fernández Ripalda y Samuel Saucedo Iriarte, Vocales de la
Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia, y Manuel Jesús Chuquimia Zeballos, Juez
Noveno de Partido en lo Civil y Comercial; todos del departamento de Santa Cruz.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 14 de marzo de 2012, ante el Notario de Fe Pública 96 de Primera Clase,
cursante de fs. 1651 a 1660, el accionante expone los siguientes fundamentos de hecho y de
derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El 6 de octubre de 2005, Luis Alfredo Arratia Sainz en representación de Blanca Elsa Laffert Tavera
Vda. de Tavera, inició un proceso ejecutivo contra Ernesto Sanzetenea Vargas, causa que radicó en el
Juzgado Noveno de Partido en lo Civil y Comercial del entonces Distrito Judicial de Santa Cruz, cuya
autoridad, el 10 del mismo mes y año, intimó al ejecutado para que al tercer día cumpla con el pago
de la suma demandada. Efectuado el trámite, el 22 de febrero de 2006, se pronunció Sentencia,
declarando probada la demanda e improbadas las excepciones, ordenando proseguir el proceso
hasta el estado de subasta y remate de los bienes del ejecutado, misma que adquirió la calidad de
cosa juzgada pese a la interposición del recurso de apelación, por no cubrir los recaudos de ley.

En la etapa de ejecución, la primera subasta y remate del bien inmueble fue programada para el 13
de octubre de 2006, siendo suspendida por falta de postores; sin embargo, por Auto de 9 de
noviembre del citado año, dicho actuado fue anulado y declarado sin efecto legal; así, el Juez de la
causa, mediante Resolución de 30 de noviembre del mismo año, señaló una nueva fecha para la
subasta y el remate a realizarse el 14 de diciembre de ese año. En la indicada fecha, se instaló la
audiencia; empero, ante la ausencia de postores la misma se declaró “desierta”.

Por Resolución de 18 de diciembre de 2006, la autoridad judicial fijó nueva fecha de subasta y
remate del inmueble situado en la localidad de Cotoca, para el 12 de febrero de 2007, con una base
inicial de Bs96 003,98.-(noventa y seis mil tres 98/100 bolivianos), oportunidad en la que el
accionante ofreció el valor más alto de la subasta, adjudicándose el inmueble; cumpliendo
posteriormente, con el depósito del 80% de su valor; así, mediante Auto 16 del citado mes y año, se
aprobó el remate, decisión que fue ejecutoriada por Resolución de 7 de marzo de ese año,
consolidándose así su derecho adjudicatario.

Por memorial de 15 de febrero de 2007, el ejecutante planteó incidente de nulidad del acto de
remate. En la oportunidad de absolver el traslado, el ejecutado, mediante memorial de 24 de
febrero del señalado año, también solicitó la nulidad de la “adjudicación del remate”, aduciendo la
falta de notificación con el señalamiento para la subasta, siendo rechazada esta última por haberse
planteado fuera del plazo previsto por el art. 44 de la Ley de Abreviación Procesal Civil y de
Asistencia Familiar (LAPCAF), por lo que, el ejecutado interpuso recurso de reposición contra la
Resolución de 9 de marzo de 2007, que también fue desestimada mediante el fallo de 21 del mismo
mes y año, con el argumento de que la vía apropiada para impugnar es el recurso de apelación,
citando al efecto las SSCC 1522/2002-R y 0596/2003-R; de tal suerte que, el prenombrado ejecutado
promovió recurso de compulsa ante la Sala de turno del ahora Tribunal Departamental de Justicia de
Santa Cruz, siendo declarada ilegal por Auto de Vista de 12 de abril del referido año, adquiriendo así
la calidad de cosa juzgada respecto a los planteamientos de la nulidad de subasta y remate del bien
inmueble.

La minuta de transferencia del lote de terreno, con una extensión superficial de


69 9000 ha, fue registrada en Derechos Reales (DD.RR), bajo la matricula computarizada
7.01.2.01.0001171; asimismo, el 3 de abril de 2007, se inscribió el testimonio 1303/2007,
protocolizado ante Notaría de Fe Pública, respecto a la adjudicación del bien inmueble referido.

Por memorial presentado el 17 de marzo de 2007, solicitó al Juez ahora demandado día y hora para
la entrega y posesión del inmueble adjudicado, cuya autoridad por providencia de 20 del mismo mes
y año, ordenó librar mandamiento de desapoderamiento; sin embargo, el 29 del citado mes y año, el
ejecutado interpuso apelación contra la orden de emisión del mandamiento de desapoderamiento,
argumentando que debía hacerse conocer a los ocupantes y terceros interesados. Por otro lado, el
30 del señalado mes y año, el “empleado” del ejecutado, promovió oposición al desapoderamiento,
petición que fue firmada por los mismos “patrocinantes de Ernesto Sanzetenea Vargas”.

El 15 de mayo de 2007, en la vía incidental, el ejecutado promovió nuevamente incidente de nulidad


de obrados, reclamando la falta de notificación con la solicitud de medidas previas y el avalúo
catastral; no obstante, que asumió defensa y promovió los recursos. En efecto, el Juez Noveno de
Partido en lo Civil y Comercial, por Auto de 18 de junio del mismo año, rechazó el incidente,
argumentando que en materia de nulidades, regía el principio de especificidad y convalidación en las
actuaciones procesales, determinación que fue apelada y, siendo concedida en el efecto devolutivo,
conforme al decreto de 13 de agosto de 2007.

La Sala Civil Segunda, mediante Auto de Vista 03/2008 de 3 de enero, confirmó las Resoluciones de
20 de marzo y 18 de junio, ambas de 2007, fundamentando que, los aspectos señalados por el
recurrente no deciden ninguna cosa importante en el proceso; además, las omisiones a las cuales
hacía referencia en la apelación fueron convalidadas por no haberlas observado oportunamente.

El 16 de abril de 2008, la Sala Social y Administrativa de la entonces Corte Superior del Distrito
Judicial de Santa Cruz, compuesta por los Vocales, Limberg Gutiérrez Carreño y Jorge Von Borries
Méndez, resolvieron el recurso de amparo constitucional, planteado por el ejecutado contra el Juez
Noveno de Partido en lo Civil y Comercial y los Vocales de la Sala Civil Segunda, concediendo la
tutela y disponiendo que, los Vocales demandados emitan un nuevo auto de vista. En consecuencia,
dichas autoridades en cumplimiento de lo dispuesto por la jurisdicción constitucional, mediante
Auto de Vista de 27 de mayo de 2008, anularon obrados hasta “fs. 72”, incluyendo los actos relativos
a la subasta y remate. Por otro lado, el entonces Tribunal Constitucional, a través de la SC
1757/2010-R de 25 de octubre, aprobó la aludida Resolución del Tribunal de garantías y, concedió la
tutela impetrada.

Por memorial de 19 de noviembre de 2008, “presentado en colusión entre el ejecutante y el


ejecutado” (sic), la parte actora desistió del derecho y la acción, adjuntando un documento privado
(contrato transaccional), suscrito entre ambos, sin considerársele como tercero interesado,
incumpliendo así, lo dispuesto por el art. 308 del Código de Procedimiento Civil (CPC).
Consecuentemente, la autoridad judicial a cargo de la causa, mediante Auto Interlocutorio 74/2008
de 25 de noviembre, dio por concluido el proceso en forma extraordinaria y dispuso el archivo de
obrados, sin considerar su condición de tercero interesado; y en grado de apelación, los Vocales de
la Sala Civil Primera, confirmaron la Resolución que puso fin al proceso.

Por considerar lesivo a sus intereses, -el hoy accionante- mediante memorial de 17 de octubre de
2009, interpuso incidente de nulidad, que fue rechazado por la autoridad judicial, con el argumento
de que el proceso se encontraba concluido y que nada tenía que decidirse sobre dicho asunto,
fundando tal decisión en el art. 8 inc. 4) del CPC, fallo que mereció la respectiva impugnación;
empero, los Vocales de la Sala Civil Primera, mediante Auto de Vista de 22 de “diciembre” -lo
correcto es septiembre- de 2010, confirmaron el Auto impugnado, fundamentando que no es
posible considerar la nulidad de obrados, por estar concluido de manera extraordinaria, y
ejecutoriada la Resolución, que dio por finalizado el proceso.

Ernesto Sanzetenea Vargas, mediante memorial presentado el 25 de febrero de 2011, solicitó al Juez
demandado el desapoderamiento del inmueble, por lo que, a tiempo de absolver el traslado, el
accionante rechazó tal pretensión al considerar que la autoridad judicial era incompetente para
atender dicha petición, ya que el proceso se encontraba concluido; sin embargo, el Juez demandado,
por Resolución de 21 de abril de 2011, le conminó a desocupar el inmueble y entregar al solicitante
(Ernesto Sanzetenea Vargas), al tercer día de la ejecutoría del citado fallo, bajo alternativa de
disponerse su lanzamiento, determinación que mereció el recurso de apelación, siendo concedido
en el efecto devolutivo; posteriormente, mediante providencia de 1 de agosto de 2011, el Juez
demandado, de oficio en la vía aclarativa, corrigió el Auto que concedió la apelación y estableció que
la misma se concedía contra el “auto de fs. 1883-1884 del expediente original (fs. 1529 -1590)” (sic);
así, radicó en la Sala Civil Primera, cuyos Vocales mediante Auto de Vista de 29 de agosto de 2011,
decidieron confirmar totalmente el Auto de 21 de abril del mismo año, notificándole el 14 de
septiembre del citado año.

Por memorial de “11 de enero de 2011” -lo correcto es 9 de enero de 2012-, interpuso incidente de
nulidad de obrados por falta de emplazamiento con la “resolución judicial” de 1 de agosto de 2011 y,
la falta de excusa de los Vocales demandados, petición que fue rechazada mediante Auto de Vista de
10 de febrero de 2012, siendo notificado con dicha determinación, el 7 de marzo del mismo año.

En suma, el acto ilegal del Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial, se materializó al ordenar la
desocupación del inmueble, bajo alternativa de disponer su lanzamiento, sin considerar que hasta
esa fecha se había declarado incompetente y, por otro lado, admitió el desistimiento del derecho sin
haber considerado su condición de adjudicatario, más aún, si la Resolución por la cual se declaró
incompetente fue confirmada por la Sala Civil Segunda, mediante Auto de Vista de 22 de septiembre
de 2010.
Los Vocales demandados incurrieron en el acto ilegal por no haber observado la falta de notificación
con la “resolución judicial” de 1 de agosto de 2011, pronunciada por el Juez demandado, cuando era
su obligación velar que el proceso se ventile sin vicios de nulidad. Por otro lado, emitieron el Auto de
Vista de 29 de agosto de 2011, incumpliendo el art. 245 del CPC, cuando debieron pronunciar el fallo
hasta el 13 del citado mes y año, considerando que el plazo para su emisión es de seis días; y, la
aludida Resolución carece de toda fundamentación; por cuanto, no tomaron en cuenta la previsión
legal contenida en el art. 1485 del CC.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

El accionante estima vulnerados sus derechos a la propiedad privada, a la defensa, al debido proceso
y a la tutela judicial efectiva, citando al efecto los arts. 56.I, 115.II, 117.I y 119.II de la Constitución
Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

Solicita se admita la acción y se conceda la tutela, disponiendo se restituyan los derechos


vulnerados, la nulidad de las Resoluciones judiciales de 21 de abril de 2011 y 29 de agosto del mismo
año, pronunciadas por el Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial y la Sala Civil Primera del
Tribunal Departamental de Justicia, respectivamente, ambos del departamento de Santa Cruz.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Efectuada la audiencia pública el 16 de agosto de 2012, según consta en el acta cursante de fs. 1706
a 1711 vta., en presencia del accionante asistido de su abogado defensor, el tercero interesado, y
ausentes las autoridades demandadas, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación de la acción

El accionante a través de su abogado defensor, ratificó la demanda en su integridad.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Edgar Molina Aponte, Adhemar Fernández Ripalda y Samuel Saucedo Iriarte, Vocales de la Sala Civil
Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, en su condición de demandados, no
concurrieron a la audiencia, ni presentaron informe escrito, a pesar de su legal notificación.

Manuel Jesús Chuquimia Zeballos, Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial, presentó informe
escrito cursante a fs. 1689 y vta., señalando lo siguiente: a) El proceso ejecutivo de referencia se
encuentra concluido como consecuencia del desistimiento planteado por el demandante, a cuyo fin,
es importante precisar que, el Auto de Vista emitido por los Vocales de la Sala Civil Primera de la
entonces Corte Superior anuló obrados, incluyendo las actuaciones relacionadas con el remate; sin
embargo, el accionante, sin que exista un mandamiento de desapoderamiento, ocupó el bien
inmueble con medidas o acciones de hecho, por lo que, al haberse declarado nulas las actuaciones
se libraron las respectivas resoluciones, disponiendo la desocupación del bien inmueble y la entrega
a su propietario, bajo apercibimiento de lanzamiento, disposiciones que fueron incumplidas; b) El
accionante interpuso diferentes incidentes y recusaciones; asimismo, su cónyuge se apersonó, cuyas
peticiones fueron atendidas de manera oportuna y con determinaciones debidamente
fundamentadas, pese a ello, Felipe Arana Quintanilla interpuso denuncia ante el Ministerio Público y
promovió nuevamente una recusación, por cuya razón, los antecedentes del proceso fueron
remitidos al Juzgado Décimo de Partido en lo Civil y Comercial; c) Las aseveraciones en sentido de
que la conminatoria para desocupar el inmueble se efectuó luego de haber perdido competencia,
son incorrectas, dado que, al Juez de la causa le corresponde hacer cumplir los fallos ejecutoriados,
tal como prescriben los arts. 514 y 517 del CPC; d) Su extrañeza de la falta de notificación con la
Resolución de enmienda debió ponerse en conocimiento del juez, que de ser evidente, le
correspondía pedir la subsanación; sin embargo, ello fue omitido por el accionante, más aún si no le
afecta ni le genera ningún agravio en sus derechos; y, e) La autoridad judicial no conculcó derecho
alguno del accionante y, sólo se aplicó la norma procesal existente al respecto, correspondiendo en
efecto su denegatoria.

I.2.3. Intervención de los terceros interesados

Ernesto Sanzetenea Vargas, en audiencia, a través de su abogado defensor, conforme consta en el


acta cursante de fs. 1706 a 1711 vta., señaló: 1) No obstante de estar admitido el “recurso”, es
importante precisar el principio de inmediatez, previsto en el art. 129 de la CPE, en función a ello, la
acción de amparo constitucional debe ser presentada dentro del plazo de seis meses, en ese sentido,
conviene precisar que, la demanda se planteó ante Notaria de Fe Pública a horas 19:10 del 14 de
marzo del presente año. Se debe considerar que, la presente acción de amparo constitucional
emerge de la Resolución de 29 de agosto de 2011, con la que fue notificado el 14 de septiembre del
mismo año; en consecuencia, es desde esa fecha que debía computarse dicho periodo, así, contando
los días calendario fenecía el 14 de marzo de 2012; sin embargo, el problema radica en que la acción
fue presentada ante Notario de Fe Pública, a cuyo fin existe amplia jurisprudencia como la SC “1493”
(sic), cuyo razonamiento establece que, el computo del plazo para la presentación es a partir de la
notificación con el auto de vista, salvo que en los casos de enmienda y complementación se haya
dado curso a la misma, caso en el que se computa desde la emisión de la enmienda y
complementación; empero, en el presente caso, la Resolución claramente dice no ha lugar; 2)
También existe jurisprudencia en un caso análogo donde el amparo fue presentado ante un Notario
de Fe Pública, en el que la “S.C. 95/2011” -lo correcto es AC 0095/2011-RCA de 10 de marzo-,
desarrolla ampliamente las circunstancias y condiciones para la presentación de esta acción ante
Notaría. En el presente caso, el acta del Notario señala que “la oficina de plataforma se encontraba
cerrada y se desconocía el domicilio particular del secretario” (sic), aspecto que no resulta ser un
justificativo para presentar la demanda en día y hora hábil, en una Notaria en efecto, debe
considerarse como fecha de presentación la efectuada ante la “Corte Superior de Distrito”, pues el
accionante muy bien conocía este aspecto; toda vez que, el indicado día (14 de marzo de 2012), se
trabajó en horario normal; es decir, hasta las “7 de la noche” (sic); por cuanto, no existía
impedimento ni circunstancia de fuerza mayor que obstaculizara la presentación en ese día; 3) Por
otro lado, este “recurso de amparo” ya fue presentado al Tribunal Departamental de Justicia de
Santa Cruz, en el que intervinieron las mismas partes y con las mismas pretensiones y, al promoverse
nuevamente una acción constitucional, se atenta contra el principio de inmediatez y la cosa juzgada
material; y, 4) El otro argumento es que, el accionante pide el reconocimiento de su derecho en
función al art. 1485 del Código Civil (CC), cuya petición ya fue debatida en el “recurso” anterior y,
que el único argumento nuevo es respecto al cuestionamiento del auto complementario.

Blanca Elsa Laffert Tavera Vda. de Tavera y María Elena Jauregui Zapata, pese a su legal citación no
asistieron a la audiencia, ni presentaron informe escrito.

I.2.4. Resolución

La Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, constituida en Tribunal
de garantías, dictó la Resolución 119/2012 de 16 de agosto de 2012, cursante de fs. 1711 vta. a 1715
vta., por la cual denegó la tutela, con los siguientes fundamentos: i) La acción de amparo
constitucional conforme prescribe el art. 128 de la CPE, procede contra las acciones y omisiones de
los servidores públicos y personas particulares que restrinjan, supriman o amenacen de restricción y
supresión de los derechos y garantías reconocidos en la Constitución Política del Estado y la ley,
siempre y cuando no hubiera otro medio o recurso capaz de brindar protección a tales derechos; ii)
Resulta ser innecesario seguir con el debate, al existir una cuestión resuelta en la vía constitucional,
respecto a la nulidad de la ejecución de la sentencia del proceso; en ese mismo contexto, la Sala
Penal Primera también analizó a través de la acción de amparo constitucional declarando su rechazo
in límine, producto de ello surgió otro Auto; así, se debe considerar el AC 0004/2010-RCA de 13 de
abril y el art. 63 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional (LTCP), referido al cumplimiento
de los fallos pronunciados por la jurisdicción constitucional; en consecuencia, la Resolución
pronunciada por la Sala Social debe hacerla cumplir la misma Sala y, respecto al rechazo in límine, le
corresponde emitir pronunciamiento al Tribunal Constitucional Plurinacional, tales aspectos impiden
analizar el fondo del asunto y, estas cuestiones deben ser resueltas por las dos instancias
constitucionales ya aperturadas; y, iii) El “Tribunal Constitucional” considera a la sucesiva activación
de las acciones constitucionales por los mismos hechos, como temerarias; sin embargo, el Tribunal
de garantías estima que el accionante obró en busca de la protección de un derecho.

II. CONCLUSIONES

De la atenta revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establece lo


siguiente:

II.1. Mediante Auto Interlocutorio Definitivo 74/2008 de 25 de noviembre, el Juez Noveno de


Partido en lo Civil y Comercial, atendiendo la petición contenida en el memorial de 19 de noviembre
de 2008, referido al desistimiento del derecho y la acción, admitió la petición y dio por concluido el
proceso ejecutivo en forma extraordinaria, disponiendo la cancelación de medidas precautorias, la
devolución de los documentos y el archivo de obrados (fs. 1174).

II.2. La Sala Civil Primera de la entonces Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, en
grado de apelación, mediante Auto de Vista de 6 de junio de 2009, confirmó el Auto 74/2008 de 25
de noviembre, al considerar inexistentes los agravios alegados por el “recurrente” Felipe Arana
Quintanilla (fs. 1200 a 1201).
II.3. El accionante, mediante memorial presentado el 19 de octubre de 2009, interpuso incidente
de nulidad de obrados por considerar atentatoria a sus derechos establecidos en la Constitución
Política del Estado, alegando la inoponibilidad de los vicios de nulidad contra el adjudicatario,
amparándose en el art. 1485 del CC y, peticionando la anulación de los Autos cursantes a “fs. 1.445 y
1.459” (sic); es decir, el Auto de 21 de agosto de 2008, que dispuso la cancelación de la anotación
preventiva del lote de terreno de propiedad de Ángel Méndez Zambrana y Benita Justiniano
Pedraza; y, el decreto de 24 de octubre de 2008, que ordenó la cancelación de los códigos catastral y
municipal, registrados en su favor (fs. 1225 a 1228).

II.4. Efectuado el trámite y con las alegaciones de Ernesto Sanzetenea Vargas, el Juez Noveno de
Partido en lo Civil y Comercial, mediante Auto de 14 de diciembre de 2009, rechazó el incidente
promovido por el accionante, con el fundamento que, al encontrarse concluido el proceso de
manera extraordinaria, “nada tiene ya que decir” (sic), respecto a dicha causa, por ser
manifiestamente inadmisible, tal cual prescribe el art. 151 del CPC (fs. 1243).

II.5. El accionante, por memorial presentado el 4 de enero de 2010, apeló la Resolución de 14 de


diciembre del citado año, fundándose en el art. 1485 del CC, al considerar que los vicios de nulidad
en el ejecutivo no alcanzan a él en su condición de adjudicatario (fs. 1248 a 1252 vta.).

II.6. La Sala Civil Segunda, con el voto disidente del vocal Víctor Morón Cuellar, a través del Auto
de Vista de 22 de septiembre de 2010, confirmó el Auto de 14 de diciembre de 2009, argumentando
que no era evidente la vulneración de los derechos fundamentales del recurrente y, por encontrarse
el proceso concluido de manera extraordinaria, es inadmisible la petición de nulidad (fs. 1289 y vta.).

II.7. Ernesto Sanzetenea Vargas, por memorial presentado el 25 de febrero de 2011, solicitó al
Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial, mandamiento de desapoderamiento, manifestando
que, la suma de
Bs200 000.- (doscientos mil bolivianos), ya fue devuelta a Felipe Arana Quintanilla, mediante
depósito judicial y, el proceso ejecutivo se encuentra ya concluido así como están ejecutoriados
todos los fallos; empero, el prenombrado continua ocupando el inmueble, peticionando que dentro
de las veinticuatro horas desocupe su propiedad (fs. 1557 a 1558 vta.).

II.8. El accionante, mediante memorial presentado el 17 de marzo del mismo año, absolvió el
traslado, argumentando que, la autoridad judicial a la que se acudía ya había perdido competencia, a
cuyo efecto citó los fundamentos de la Resolución de 14 de diciembre de 2009, en la cual la
autoridad judicial precisó que no tenía nada más que decir en la causa de referencia. Por otro lado
manifestó, que no era posible librar el mandamiento de desapoderamiento; por cuanto, no existía
ninguna resolución que disponga tal extremo (fs. 1560 y vta.).

II.9. El Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial, mediante Auto de 21 de abril de 2011,
atendiendo la solicitud de Ernesto Sanzetenea Vargas, emitió la Resolución de 21 de abril del mismo
año, por la cual dispuso conminar a Felipe Arana Quintanilla, para que al tercero día de la ejecutoria
del precitado Auto, desocupe y entregue el bien inmueble a su propietario, bajo alternativa de
disponerse su lanzamiento (fs. 1591 a 1592 vta.).

II.10. Por memorial presentado el 18 de junio de 2011, el accionante interpuso recurso de


apelación contra el citado Auto, peticionando la revocatoria de la Resolución impugnada, por
considerarla atentatoria a sus intereses (fs. 1617 a 1618 vta.).

II.11. Con la respuesta a la apelación y la concesión en su efecto devolutivo, el Juez demandado,


mediante decreto de 1 de agosto de 2011, en la vía aclarativa estableció que la apelación se planteó
contra la Resolución cursante de “fs. 1883 a 1884” (Auto que dispuso la desocupación y la entrega
del bien inmueble), y no así contra el Auto de “fs. 1283 a 1284” (fs. 1629).

II.12. La Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, mediante Auto de
Vista 375 de 29 de agosto de 2011, resolvió la apelación del accionante y dispuso confirmar
totalmente el Auto de 21 de abril del mismo año (fs. 1637 y vta.).

II.13. El Oficial de Diligencias de la precitada Sala, notificó al accionante con el referido Auto de
Vista, el 14 de septiembre de 2011, a horas 16:10 (fs. 1639).

II.14. La demanda de acción de amparo constitucional, fue presentada ante el Notario de Fe


Pública 96, el 14 de marzo de 2012, a horas 17:10, con el justificativo que en ese horario las oficinas
del Tribunal Departamental de Justicia se encontraban cerradas. La autoridad judicial tomó
conocimiento de la misma el 16 del mismo mes y año, a horas 17:30 (fs. 1660 y vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El accionante considera lesionados sus derechos a la propiedad privada, a la defensa, al debido


proceso y a la tutela judicial efectiva, al considerar que: a) Con la finalidad de restituir sus derechos y
en resguardo de sus intereses, planteó incidente de nulidad pretendiendo revertir los Autos que
dispusieron la cancelación de las medidas precautorias de los bienes sujetos a remate; sin embargo,
el Juez demandado negó la pretensión con el fundamento que, dicha autoridad se consideraba
incompetente para conocer y resolver cualquier asunto; toda vez que, el proceso de referencia había
concluido de manera extraordinaria, determinación que fue confirmada por el Tribunal de alzada en
grado de apelación; b) Cuando el ejecutado peticionó al Juez Noveno de Partido en lo Civil y
Comercial mandamiento de desapoderamiento -para desalojar al accionante-, su solicitud fue
atendida favorablemente, sin considerar que anteriormente ya se había declarado incompetente
para conocer cualquier circunstancia emergente en el fenecido proceso; y así, dispuso desocupar el
inmueble y entregar a su propietario, bajo apercibimiento de ordenarse su lanzamiento, en caso de
incumplimiento; c) Interpuesto el recurso de apelación, fue concedido en el efecto devolutivo; y
posteriormente corregido; empero, con dicha corrección no fue notificado. En grado de apelación,
los Vocales demandados tampoco advirtieron ni se pronunciaron en lo referente a dicha omisión, no
obstante de tener la obligación de velar porque, el proceso se ventile sin vicios de nulidad; y, d) El
Tribunal de alzada, emitió el Auto de Vista de 29 de agosto de 2011, en franca vulneración del art.
245 del CPC; es decir, fuera del plazo legalmente previsto y sin fundamento jurídico alguno,
desconociendo la previsión legal contenida en el art. 1485 del CC, pese a que, las mismas
autoridades se pronunciaron anteriormente confirmando la falta de competencia del Juez Noveno
de Partido en lo Civil y Comercial. En consecuencia, corresponde en revisión, verificar si tales
extremos son evidentes a fin de conceder o denegar la tutela impetrada.

III.1. De la presentación de la demanda de acción de amparo constitucional ante los secretarios y


notarios de fe pública

La demanda de acción de amparo constitucional debe ser presentada ante el juez o tribunal
competente; es decir, en las capitales del departamento ante la Sala de turno del Tribunal
Departamental de Justicia y, los Juzgados Públicos de la Materia; fuera de las capitales o en las
provincias, a los Juzgados Públicos o Juzgados Mixtos, conforme establece el art. 58.II de la LTCP,
esto con la finalidad de asegurar el cumplimiento y la vigencia del debido proceso en su vertiente del
juez natural, debiendo acudirse a la autoridad competente, independiente e imparcial, constituida
con anterioridad al hecho, tal cual prescribe el art. 120.I de la CPE.

Con la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado, se consolidó el principio de


inmediatez como ente rector de la acción de amparo constitucional, lo cual sin duda, tiene
repercusiones en la activación de la justicia constitucional, dado que, el plazo máximo para plantear
la demanda de esta garantía jurisdiccional es de seis meses, computable a partir de la consumación
del acto ilegal o la última notificación de la resolución que se considera contraria a los derechos
fundamentales. Consecuentemente, este aspecto acarrea situaciones de urgencia ante un eventual
vencimiento de dicho plazo. En ese sentido y, de manera supletoria, es favorable acudir a la
disposición legal contenida en el art. 97 del CPC, relativa a la presentación de escritos en situaciones
de urgencia, cuya norma prescribe: “En caso de urgencia, y estando por vencer algún plazo
perentorio, los escritos podrán ser presentados en la casa del secretario o actuario, quien hará
constar esta circunstancia en el cargo. Si no fueren encontrados, el escrito podrá presentarse ante
otro secretario o actuario o ante un notario de fe pública del respectivo asiento judicial”. En ese
contexto, conviene desentrañar el significado de la precitada norma, a efectos de la presentación de
la acción de amparo constitucional, por el vencimiento del plazo establecido en la norma.

Nótese que, la aludida norma contempla dos supuestos, el primero, referido a la situación
de urgencia y, el segundo, ante un inminente vencimiento de un determinado plazo perentorio.
Ahora bien, conforme al Diccionario Jurídico de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, urgencia
implica una situación apremiante, de necesidad impostergable y de tramitación inmediata y
abreviada; es decir, implica una actuación exenta de demoras y dilaciones, aquello que debe ser
realizado o solucionado con la más absoluta rapidez, o lo más antes posible; por otro lado, el
vencimiento de un plazo perentorio, significa que el mero vencimiento significa la automática
caducidad de la facultad procesal concedida, dicho de otro modo, es improrrogable, porque de
ningún modo puede ser prolongado y bajo ninguna circunstancia, lo que equivale a lo decisivo,
concluyente e inmutable.

En efecto, el plazo de los seis meses para la presentación de la demanda de acción de


amparo constitucional, es un plazo perentorio, que a su simple vencimiento, caduca el derecho para
promover e invocar a la jurisdicción constitucional; así, en función al principio de inmediatez y a los
fines de evitar la caducidad de este derecho, se estará ante una situación de urgencia.

Es importante establecer que, a los efectos de presentar la acción de amparo constitucional,


las dos circunstancias referidas precedentemente (urgencia y el vencimiento de un plazo
perentorio), deben ser aspectos claramente demostrados y demostrables, para aplicar de manera
supletoria el art. 97 del CPC, bajo las siguientes condiciones:

En principio, se debe acudir ante el secretario de la autoridad ante quien corresponda


plantear la demanda. De no ser posible su ubicación o ante la imposibilidad de situar su domicilio
particular, es viable presentar ante cualquier secretario dependiente del Órgano Judicial, como es el
caso de los juzgados de turno en materia penal. De persistir la imposibilidad de presentación, se
debe acudir al Notario de Fe Pública. Ahora bien, corresponde ampliar la comprensión respecto a
este último supuesto; así, es factible acudir ante este funcionario únicamente en situación de
urgencia y ante el vencimiento de un plazo perentorio y, cuando la presentación a los secretarios del
Órgano Judicial resultó ser materialmente imposible, por circunstancias de fuerza mayor que incidan
en el normal desarrollo de las actividades del Órgano Judicial.

Recibida la acción, el Notario de Fe Pública, elaborará el acta haciendo constar de manera


precisa las circunstancias y razones por las cuales el accionante acudió ante él y, precisando los
motivos por los cuales no fue posible su presentación al secretario de la autoridad competente o a
otro de similar cargo. En ese sentido, el extinto Tribunal Constitucional, a través del AC 0095/2011-
RCA de 10 de marzo, estableció el siguiente entendimiento: “…en primera instancia se debe tener en
cuenta la situación extrema del vencimiento de un plazo perentorio, y la imposibilidad material de su
presentación ante los jueces o tribunales, así como una situación de fuerza mayor que impida el
normal desarrollo de la actividad jurisdiccional, hecho del cual se debe dar certeza. En segundo
lugar, -ante esa situación extrema-, se debe acudir necesariamente al domicilio del secretario o
actuario del juez o tribunal donde se sustancia la causa; claro está, si es que se conoce éste; empero,
si ello no es así o siendo buscado no es habido, recién se habilita la posibilidad de acudir
alternativamente ante un funcionario judicial de otro juzgado o ante una notaría de fe pública,
hecho que también debe constar”. Es importante precisar que, la jurisprudencia citada con
meridiana claridad establece que, la circunstancia de fuerza mayor que impida u obstaculice el
normal desarrollo de la actividad judicial debe ser debidamente acreditada.

En consecuencia, recibida la demanda, el funcionario receptor (secretarios o notarios de fe


pública), tiene la obligación indeclinable de llevar la demanda a la autoridad judicial competente o
en su caso al funcionario encargado de efectuar el sorteo y la asignación de la causa, a primera hora
(horario laboral) del día siguiente hábil. Obrar así, implica cumplir con el principio de celeridad en la
administración de la justicia constitucional, previsto en el art. 3.11 de la LTCP.

III.2. El principio de inmediatez de la acción de amparo constitucional

A los efectos de tener una comprensión cabal sobre el principio objeto de estudio, corresponde
remitirnos al contenido del art. 129.II de la CPE, cuya norma prevé: “La Acción de Amparo
Constitucional podrá interponerse en el plazo máximo de seis meses, computable a partir de la
comisión de la vulneración alegada o de notificada la última decisión administrativa o judicial”.

La inmediatez es comprendida básicamente, como la facultad para acudir a la justicia constitucional


dentro del plazo previsto en las normas, en el caso particular, en el plazo máximo de seis meses, de
ocurrido el acto ilegal o notificada con la última resolución, cuyo derecho precluye si no se invocó
oportunamente la jurisdicción constitucional en el periodo establecido; así, debe tenerse presente
que, la justicia constitucional se caracteriza por ser sencilla, oportuna, eficaz y rápida; por cuya
razón, el constituyente boliviano, imbuido de la idea de una pronta administración de la justicia
constitucional, estableció que, tan pronto como se produjo el hecho conculcador de los derechos y,
una vez agotados los mecanismos intraprocesales, el agraviado está facultado para acudir a esta
instancia hasta en un plazo máximo de seis meses.

Como ha sostenido la jurisprudencia del entonces Tribunal Constitucional, la inmediatez tiene dos
acepciones, la primera de carácter positivo, referida a la pronta e inmediata protección de los
derechos fundamentales suprimidos, restringidos o amenazados; y, la segunda, negativa, referida a
que la acción se debe plantear de manera inmediata, en un plazo máximo de seis meses,
computables desde el conocimiento del acto ilegal, o la notificación con la última decisión judicial o
administrativa que se considere como lesiva a los derechos fundamentales.

El principio de inmediatez del amparo constitucional, referido al planteamiento de dicha acción


dentro de los seis meses, tiene una estrecha vinculación con el principio de la seguridad jurídica, que
es propio de la administración de la justicia, dado que, al permitirse aperturada la jurisdicción
constitucional por un tiempo ilimitado e indefinido, sin la menor duda, provocaría inseguridad e
incertidumbre para los justiciables, a cuyo fin, la sabiduría del constituyente boliviano, estableció
categóricamente el plazo para acudir a la jurisdicción constitucional, a través de la presente acción
de defensa.

El extinto Tribunal Constitucional, comprendió el principio de inmediatez, en la presentación de la


acción de amparo constitucional, a partir del razonamiento de la SC 1157/2003-R de 15 de agosto,
reiterada por la SC 0521/2010-R de 5 de julio y, asumido por la SCP 0450/2012 de 29 de junio, cuyo
razonamiento, al establecer el sustento de este principio, precisó:“'...el principio de preclusión de los
derechos para accionar, pues por principio general del derecho ningún actor procesal puede
pretender que el órgano jurisdiccional esté a su disposición en forma indefinida, sino que sólo podrá
estarlo dentro de un tiempo razonable, pues también es importante señalar que si en ese tiempo el
agraviado no presenta ningún reclamo implica que no tiene interés alguno en que sus derechos y
garantías le sean restituidos'”.

III.3. Análisis en el caso concreto

III.3.1. Sobre la presentación de la acción de amparo constitucional ante el Notario de Fe Pública 96

Los antecedentes del legajo procesal demuestran que, el accionante presentó su


demanda de acción de amparo constitucional al Notario de Fe Pública 96, el 14 de marzo del
presente año, a horas 19:10, con el argumento que las oficinas del Tribunal Departamental de
Justicia de Santa Cruz se encontraban cerradas en ese horario y, por desconocer el domicilio
particular del Secretario de Cámara de la Sala de turno.
A la luz de los razonamientos del Fundamento Jurídico III.1 de la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional, la disposición legal contenida en el art. 97 del CPC, es aplicable de
manera supletoria, únicamente en situaciones de urgencia, por el inminente vencimiento de un
plazo perentorio y ante una situación de fuerza mayor que impida el normal desarrollo de las
actividades del Órgano Judicial. En ese sentido, quien pretende plantear la demanda de acción de
amparo constitucional, por las circunstancias señaladas anteriormente, en principio debe acudir al
Secretario de la autoridad judicial competente, de no ser posible su ubicación o frente al
desconocimiento de su domicilio particular, se abre la posibilidad de presentar ante cualquier
secretario del Órgano Judicial o al notario de fe pública, quien elaborará el acta correspondiente,
exponiendo los motivos por los cuales acudió a él y no así a un secretario del Órgano Judicial.

Ahora bien, en el caso objeto de análisis, el accionante no podía acudir ante el


Secretario de Cámara de la Sala de turno, porque ciertamente ignoraba la Sala a la cual sería
asignada su causa; sin embargo, no tenía impedimento alguno para presentar a otros funcionarios
(secretarios) dependientes del Órgano Judicial, sin descartar el del Juzgado de Instrucción de turno
en lo Penal; empero, en su afán de justificar este acto, se limitó a referir que, las oficinas del Tribunal
Departamental de Justicia se encontraban cerradas. En ese contexto, se debe tener presente, que el
accionante no demostró ninguna circunstancia de fuerza mayor que haya impedido la presentación
de su acción en hora hábil; toda vez que, el 14 de marzo de 2012, el Tribunal Departamental de
Justicia de Santa Cruz, trabajó en su horario habitual.

Si bien es cierto que la Norma Fundamental igual que la norma procesal de la


materia, establecen el periodo de seis meses, para acudir a la jurisdicción constitucional, ello no
significa que el agraviado tenga que esperar hasta el último momento para hacer peticionar la
respectiva tutela, cuando fácilmente puede hacerlo en el primer momento de suscitado o producido
el hecho conculcador de sus derechos, al considerar que, la protección de los derechos
fundamentales no puede ser tardía ni postergada hasta el último instante.

III.3.2. De la remisión de la demanda a la autoridad competente o al funcionario encargado del


reparto o sorteo

De producirse la presentación al secretario o al Notario de Fe Pública, estos


funcionarios deben remitir la demanda a primera hora (hora laborable), del día siguiente hábil.

Ahora bien, de la revisión del acta de recepción -elaborada por el Notario de Fe


Pública 96-, se colige que, la demanda de acción de amparo constitucional se presentó el miércoles
14 de marzo de 2012, a horas 19:10. Es importante advertir que, si efectivamente se trataba de una
situación de urgencia, dicho funcionario debió llevar la demanda a la ventanilla de recepción de
causas nuevas, para su respectivo sorteo, a primera hora del día siguiente; es decir, el 15 del citado
mes y año, considerando que la indicada fecha era día hábil y laborable; sin embargo, el cargo de
presentación de la demanda ante el Auxiliar de la Sala Civil Segunda, se efectuó el viernes 16 de
marzo a horas 17:30.

En consecuencia, este Tribunal considera que, a los efectos del cómputo de los seis
meses se debe tomar en cuenta esta última fecha; considerando que, su presentación ante el
Notario de Fe Pública 96, no se encuentra debidamente justificada, máxime si la justicia
constitucional no puede ser funcional a la irresponsabilidad y la dejadez de la parte accionante. En
efecto, su derecho para acudir a la justicia constitucional a través de la presente acción, precluyó por
operar el principio de inmediatez, tal aspecto impide a este Tribunal Constitucional Plurinacional
ingresar al análisis del fondo de la problemática planteada; consecuentemente, corresponde
denegar la tutela impetrada.

III.3.3. De la audiencia para la celebración de la acción de amparo constitucional y la remisión de la


resolución al Tribunal Constitucional Plurinacional
A la luz del art. 3.11 de la LTCP, el principio de celeridad constituye un elemento
imprescindible en la administración de la justicia constitucional, con su práctica se pretende
implantar una justicia pronta, eficaz y oportuna, a cuyo propósito, los jueces y tribunales deben
obrar con la mayor rapidez posible, en estricta observancia de los plazos legal y constitucionalmente
establecidos.

En el caso particular, los Vocales de la Sala Civil Segunda, admitieron la demanda


mediante Auto de 19 de marzo de 2012. Las citaciones con dicha acción se efectuaron el 13 de
agosto del mismo año y, la audiencia fue celebrada el 16 del mismo mes y año.

La Norma Suprema del Estado no establece de manera expresa el plazo para


resolver la acción de amparo constitucional; sin embargo, el art. 129.III de la CPE, señala: “La
autoridad o persona demandada será citada en la forma prevista para la Acción de Libertad, con el
objeto de que preste información y presente, en su caso, los actuados concernientes al hecho
denunciado, en el plazo máximo de cuarenta y ocho horas desde la presentación de la Acción”. Por
consiguiente, la citada disposición constitucional conlleva a sostener que, en un plazo máximo de
cuarenta y ocho horas de presentada la demanda, la autoridad constituida en juez o tribunal de
garantías, debe tener la información remitida por la parte demandada para inmediatamente instalar
la audiencia y resolver el asunto, lo cual significa que, las citaciones con la demanda, deben
efectuarse en el plazo máximo de veinticuatro horas desde que se ha presentado la demanda.

En efecto, la audiencia debe celebrarse dentro de las cuarenta y ocho horas de


admitida la acción de amparo constitucional, velando siempre el derecho a la defensa que les asisten
a los demandados. En ese sentido, el entonces Tribunal Constitucional, a través de la SC 0348/2011-
R de 7 de abril, precisó el siguiente razonamiento: “De acuerdo a lo anotado, efectuando una
interpretación sistemática y en virtud al principio de unidad de la Constitución Política del Estado, la
norma contenida en el art. 129.III de la misma norma constitucional, en relación con los arts. 115.II y
119.II de la misma norma constitucional, debe ser entendida en sentido que el plazo de cuarenta y
ocho horas para la presentación del informe y correspondiente celebración de audiencia se computa
desde la admisión de la acción de amparo constitucional; aclarándose, empero, que para precautelar
el derecho a la defensa de los demandados y terceros interesados, las citaciones y notificaciones
deben ser practicadas por el oficial de diligencias dentro de las veinticuatro horas de admitida la
acción de amparo constitucional.

Ahora bien, debe considerarse que el plazo de cuarenta y ocho horas para la celebración de la
audiencia y veinticuatro horas para la citación y notificación, puede ser excepcionalmente ampliado
en los casos en los que los demandados y terceros interesados tengan domicilio fuera del asiento del
juzgado o tribunal; supuesto en el cual se aplicará el plazo de la distancia previsto en el art. 146 del
CPC, con la finalidad de precautelar su derecho a la defensa” (las negrillas nos corresponden). La
citada jurisprudencia es aplicable a la problemática planteada; por cuanto, armoniza con el régimen
de la Constitución Política del Estado, principalmente con el principio de celeridad que rige la
jurisdicción constitucional.

En consecuencia, se debe dejar claramente establecido que, la audiencia de la


acción de amparo constitucional debe celebrarse dentro de las cuarenta y ocho horas, computables
desde la emisión del auto de admisión de la demanda, de tal suerte se infiere que, presentada la
acción y admitida la misma por la autoridad competente, el Oficial de Diligencias de dicha autoridad
judicial, debe efectuar las correspondientes citaciones en un plazo máximo de veinticuatro horas,
para que el (los) demandado (s), dentro de las siguientes veinticuatros horas aleguen su defensa
presentando sus respectivos informes. Con el informe escrito o sin éste, la autoridad constituida en
juez o tribunal de garantías debe celebrar la audiencia y resolver el asunto. En el marco de ese
razonamiento, es factible sostener que, la demanda puesta en conocimiento de a la autoridad
competente, en el plazo de veinticuatro horas emitirá el auto de admisión fijando día y hora para la
celebración de la audiencia y, disponiendo que el funcionario encargado de las citaciones cumpla su
labor dentro de las veinticuatro horas siguientes, salvo que los demandados tengan su domicilio
fuera del asiento judicial donde se planteó la acción, caso en que, se aplicará lo previsto en el art.
146 del CPC, conforme a la jurisprudencia citada anteriormente.

En el presente caso, el Tribunal de garantías admitió y asumió el conocimiento de la causa mediante


Auto de 19 de marzo del presente año; empero, fue celebrada posterior a cinco meses
aproximadamente, lo cual sin duda alguna implica una franca inobservancia de la Constitución
Política del Estado y la jurisprudencia establecida al efecto, infringiendo así lo dispuesto por el art.
115.II de la CPE, relativo a los postulados de la justicia pronta, oportuna, transparente y sin
dilaciones. Esta forma de incumplir los plazos o dilatar de manera injustificada el normal desarrollo
del proceso, se constituye en una directa afrenta contra la administración de justicia, que de persistir
estas conductas, la justicia seguirá siendo tachada de tardía, ineficaz e inoportuna, en efecto estas
conductas deben ser severamente sancionadas con todo el rigor de la ley; por cuanto, no es posible
tolerar una retardación de esa naturaleza, en franca vulneración de los principios de la justicia
constitucional como es la celeridad.

Por otro lado, de conformidad con lo dispuesto por el art. 129. IV de la CPE, y el art. 64 de la LTCP, el
plazo máximo para la remisión de la Resolución al Tribunal Constitucional Plurinacional, es de veinte
cuatro horas, su incumplimiento también vulnera el principio de celeridad, e implica incumplimiento
de deberes; por cuanto, dichas disposiciones deben ser observadas estrictamente.

En el caso particular, la audiencia fue celebrada el 16 de agosto de 2012; si bien es cierto que, el
oficio de remisión lleva la fecha de 17 del mismo mes y año, a los efectos de las normas citadas
precedentemente, se debe tomar en cuenta la fecha en que ésta fue depositada al medio de
transporte por el cual se envían los antecedentes a este Tribunal; es decir, al servicio de courier, que
en el presente caso, el comprobante de envío lleva la fecha de 5 de septiembre de 2012, horas 9:35;
es decir, la remisión de la Resolución se efectuó veinte días después de celebrada la audiencia, lo
cual implica una inobservancia de las normas precitadas.

Consecuentemente, los Vocales de la Sala Civil Segunda, constituidos en Tribunal de garantías,


inobservaron los plazos establecidos en la Constitución Política del Estado, respecto al trámite de la
acción de amparo constitucional. Por otro lado, el Secretario de Cámara de la citada Sala, incumplió
su deber de remitir la Resolución en el plazo de veinticuatro horas.

Finalmente, el Oficial de Diligencias de la misma Sala, no cumplió con su deber de efectuar las
citaciones a los demandados dentro de las veinticuatro horas de admitida la acción.

En consecuencia, el Tribunal de garantías, al denegar la tutela impetrada, aunque con otros


fundamentos, obró correctamente

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Segunda; en virtud a la autoridad que le confiere


la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia y el art. 12.7 de la LTCP, en revisión
resuelve:

1º APROBAR la Resolución 119/2012 de 16 de agosto, cursante de fs. 1711 vta. a 1715 vta.,
pronunciada por la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz; y en
consecuencia, DENEGAR la tutela solicitada, aclarando que no se ingresó al análisis de fondo de la
problemática planteada.

2º Disponer que por Secretaria General de este Tribunal Constitucional Plurinacional, se


remitan antecedentes a la Unidad de Régimen Disciplinario (URD) del Consejo de la Magistratura, a
fin de establecer las responsabilidades administrativas de Editha Pedraza Becerra, Alain Núñez Rojas,
Teresa Lourdes Ardaya Pérez, Vocales; Ángel Peña Vargas, Secretario de Cámara; y, Cesar Castro
Calvimonte, Oficial de Diligencias, todos de la Sala Civil Segunda del Tribunal de Departamental de
Justicia de Santa Cruz; sin perjuicio de que en esa instancia, remitan antecedentes al Ministerio
Público, a fin de establecer las responsabilidades de orden penal si corresponde.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Fdo. Tata Gualberto Cusi Mamani


MAGISTRADO

Fdo. Dra. Mirtha Camacho Quiroga


MAGISTRADA

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