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SALA SEGUNDA
Magistrado Relator: Tata Gualberto Cusi Mamani
Acción de amparo constitucional
Expediente: 01610-2012-04-AAC
Departamento: Santa Cruz
En revisión la Resolución 119/2012 de 16 de agosto, cursante de fs. 1711 vta. a 1715 vta.,
pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por Felipe Arana Quintanilla
contra Edgar Molina Aponte, Adhemar Fernández Ripalda y Samuel Saucedo Iriarte, Vocales de la
Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia, y Manuel Jesús Chuquimia Zeballos, Juez
Noveno de Partido en lo Civil y Comercial; todos del departamento de Santa Cruz.
Por memorial presentado el 14 de marzo de 2012, ante el Notario de Fe Pública 96 de Primera Clase,
cursante de fs. 1651 a 1660, el accionante expone los siguientes fundamentos de hecho y de
derecho:
El 6 de octubre de 2005, Luis Alfredo Arratia Sainz en representación de Blanca Elsa Laffert Tavera
Vda. de Tavera, inició un proceso ejecutivo contra Ernesto Sanzetenea Vargas, causa que radicó en el
Juzgado Noveno de Partido en lo Civil y Comercial del entonces Distrito Judicial de Santa Cruz, cuya
autoridad, el 10 del mismo mes y año, intimó al ejecutado para que al tercer día cumpla con el pago
de la suma demandada. Efectuado el trámite, el 22 de febrero de 2006, se pronunció Sentencia,
declarando probada la demanda e improbadas las excepciones, ordenando proseguir el proceso
hasta el estado de subasta y remate de los bienes del ejecutado, misma que adquirió la calidad de
cosa juzgada pese a la interposición del recurso de apelación, por no cubrir los recaudos de ley.
En la etapa de ejecución, la primera subasta y remate del bien inmueble fue programada para el 13
de octubre de 2006, siendo suspendida por falta de postores; sin embargo, por Auto de 9 de
noviembre del citado año, dicho actuado fue anulado y declarado sin efecto legal; así, el Juez de la
causa, mediante Resolución de 30 de noviembre del mismo año, señaló una nueva fecha para la
subasta y el remate a realizarse el 14 de diciembre de ese año. En la indicada fecha, se instaló la
audiencia; empero, ante la ausencia de postores la misma se declaró “desierta”.
Por Resolución de 18 de diciembre de 2006, la autoridad judicial fijó nueva fecha de subasta y
remate del inmueble situado en la localidad de Cotoca, para el 12 de febrero de 2007, con una base
inicial de Bs96 003,98.-(noventa y seis mil tres 98/100 bolivianos), oportunidad en la que el
accionante ofreció el valor más alto de la subasta, adjudicándose el inmueble; cumpliendo
posteriormente, con el depósito del 80% de su valor; así, mediante Auto 16 del citado mes y año, se
aprobó el remate, decisión que fue ejecutoriada por Resolución de 7 de marzo de ese año,
consolidándose así su derecho adjudicatario.
Por memorial de 15 de febrero de 2007, el ejecutante planteó incidente de nulidad del acto de
remate. En la oportunidad de absolver el traslado, el ejecutado, mediante memorial de 24 de
febrero del señalado año, también solicitó la nulidad de la “adjudicación del remate”, aduciendo la
falta de notificación con el señalamiento para la subasta, siendo rechazada esta última por haberse
planteado fuera del plazo previsto por el art. 44 de la Ley de Abreviación Procesal Civil y de
Asistencia Familiar (LAPCAF), por lo que, el ejecutado interpuso recurso de reposición contra la
Resolución de 9 de marzo de 2007, que también fue desestimada mediante el fallo de 21 del mismo
mes y año, con el argumento de que la vía apropiada para impugnar es el recurso de apelación,
citando al efecto las SSCC 1522/2002-R y 0596/2003-R; de tal suerte que, el prenombrado ejecutado
promovió recurso de compulsa ante la Sala de turno del ahora Tribunal Departamental de Justicia de
Santa Cruz, siendo declarada ilegal por Auto de Vista de 12 de abril del referido año, adquiriendo así
la calidad de cosa juzgada respecto a los planteamientos de la nulidad de subasta y remate del bien
inmueble.
Por memorial presentado el 17 de marzo de 2007, solicitó al Juez ahora demandado día y hora para
la entrega y posesión del inmueble adjudicado, cuya autoridad por providencia de 20 del mismo mes
y año, ordenó librar mandamiento de desapoderamiento; sin embargo, el 29 del citado mes y año, el
ejecutado interpuso apelación contra la orden de emisión del mandamiento de desapoderamiento,
argumentando que debía hacerse conocer a los ocupantes y terceros interesados. Por otro lado, el
30 del señalado mes y año, el “empleado” del ejecutado, promovió oposición al desapoderamiento,
petición que fue firmada por los mismos “patrocinantes de Ernesto Sanzetenea Vargas”.
La Sala Civil Segunda, mediante Auto de Vista 03/2008 de 3 de enero, confirmó las Resoluciones de
20 de marzo y 18 de junio, ambas de 2007, fundamentando que, los aspectos señalados por el
recurrente no deciden ninguna cosa importante en el proceso; además, las omisiones a las cuales
hacía referencia en la apelación fueron convalidadas por no haberlas observado oportunamente.
El 16 de abril de 2008, la Sala Social y Administrativa de la entonces Corte Superior del Distrito
Judicial de Santa Cruz, compuesta por los Vocales, Limberg Gutiérrez Carreño y Jorge Von Borries
Méndez, resolvieron el recurso de amparo constitucional, planteado por el ejecutado contra el Juez
Noveno de Partido en lo Civil y Comercial y los Vocales de la Sala Civil Segunda, concediendo la
tutela y disponiendo que, los Vocales demandados emitan un nuevo auto de vista. En consecuencia,
dichas autoridades en cumplimiento de lo dispuesto por la jurisdicción constitucional, mediante
Auto de Vista de 27 de mayo de 2008, anularon obrados hasta “fs. 72”, incluyendo los actos relativos
a la subasta y remate. Por otro lado, el entonces Tribunal Constitucional, a través de la SC
1757/2010-R de 25 de octubre, aprobó la aludida Resolución del Tribunal de garantías y, concedió la
tutela impetrada.
Por considerar lesivo a sus intereses, -el hoy accionante- mediante memorial de 17 de octubre de
2009, interpuso incidente de nulidad, que fue rechazado por la autoridad judicial, con el argumento
de que el proceso se encontraba concluido y que nada tenía que decidirse sobre dicho asunto,
fundando tal decisión en el art. 8 inc. 4) del CPC, fallo que mereció la respectiva impugnación;
empero, los Vocales de la Sala Civil Primera, mediante Auto de Vista de 22 de “diciembre” -lo
correcto es septiembre- de 2010, confirmaron el Auto impugnado, fundamentando que no es
posible considerar la nulidad de obrados, por estar concluido de manera extraordinaria, y
ejecutoriada la Resolución, que dio por finalizado el proceso.
Ernesto Sanzetenea Vargas, mediante memorial presentado el 25 de febrero de 2011, solicitó al Juez
demandado el desapoderamiento del inmueble, por lo que, a tiempo de absolver el traslado, el
accionante rechazó tal pretensión al considerar que la autoridad judicial era incompetente para
atender dicha petición, ya que el proceso se encontraba concluido; sin embargo, el Juez demandado,
por Resolución de 21 de abril de 2011, le conminó a desocupar el inmueble y entregar al solicitante
(Ernesto Sanzetenea Vargas), al tercer día de la ejecutoría del citado fallo, bajo alternativa de
disponerse su lanzamiento, determinación que mereció el recurso de apelación, siendo concedido
en el efecto devolutivo; posteriormente, mediante providencia de 1 de agosto de 2011, el Juez
demandado, de oficio en la vía aclarativa, corrigió el Auto que concedió la apelación y estableció que
la misma se concedía contra el “auto de fs. 1883-1884 del expediente original (fs. 1529 -1590)” (sic);
así, radicó en la Sala Civil Primera, cuyos Vocales mediante Auto de Vista de 29 de agosto de 2011,
decidieron confirmar totalmente el Auto de 21 de abril del mismo año, notificándole el 14 de
septiembre del citado año.
Por memorial de “11 de enero de 2011” -lo correcto es 9 de enero de 2012-, interpuso incidente de
nulidad de obrados por falta de emplazamiento con la “resolución judicial” de 1 de agosto de 2011 y,
la falta de excusa de los Vocales demandados, petición que fue rechazada mediante Auto de Vista de
10 de febrero de 2012, siendo notificado con dicha determinación, el 7 de marzo del mismo año.
En suma, el acto ilegal del Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial, se materializó al ordenar la
desocupación del inmueble, bajo alternativa de disponer su lanzamiento, sin considerar que hasta
esa fecha se había declarado incompetente y, por otro lado, admitió el desistimiento del derecho sin
haber considerado su condición de adjudicatario, más aún, si la Resolución por la cual se declaró
incompetente fue confirmada por la Sala Civil Segunda, mediante Auto de Vista de 22 de septiembre
de 2010.
Los Vocales demandados incurrieron en el acto ilegal por no haber observado la falta de notificación
con la “resolución judicial” de 1 de agosto de 2011, pronunciada por el Juez demandado, cuando era
su obligación velar que el proceso se ventile sin vicios de nulidad. Por otro lado, emitieron el Auto de
Vista de 29 de agosto de 2011, incumpliendo el art. 245 del CPC, cuando debieron pronunciar el fallo
hasta el 13 del citado mes y año, considerando que el plazo para su emisión es de seis días; y, la
aludida Resolución carece de toda fundamentación; por cuanto, no tomaron en cuenta la previsión
legal contenida en el art. 1485 del CC.
El accionante estima vulnerados sus derechos a la propiedad privada, a la defensa, al debido proceso
y a la tutela judicial efectiva, citando al efecto los arts. 56.I, 115.II, 117.I y 119.II de la Constitución
Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
Efectuada la audiencia pública el 16 de agosto de 2012, según consta en el acta cursante de fs. 1706
a 1711 vta., en presencia del accionante asistido de su abogado defensor, el tercero interesado, y
ausentes las autoridades demandadas, se produjeron los siguientes actuados:
Edgar Molina Aponte, Adhemar Fernández Ripalda y Samuel Saucedo Iriarte, Vocales de la Sala Civil
Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, en su condición de demandados, no
concurrieron a la audiencia, ni presentaron informe escrito, a pesar de su legal notificación.
Manuel Jesús Chuquimia Zeballos, Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial, presentó informe
escrito cursante a fs. 1689 y vta., señalando lo siguiente: a) El proceso ejecutivo de referencia se
encuentra concluido como consecuencia del desistimiento planteado por el demandante, a cuyo fin,
es importante precisar que, el Auto de Vista emitido por los Vocales de la Sala Civil Primera de la
entonces Corte Superior anuló obrados, incluyendo las actuaciones relacionadas con el remate; sin
embargo, el accionante, sin que exista un mandamiento de desapoderamiento, ocupó el bien
inmueble con medidas o acciones de hecho, por lo que, al haberse declarado nulas las actuaciones
se libraron las respectivas resoluciones, disponiendo la desocupación del bien inmueble y la entrega
a su propietario, bajo apercibimiento de lanzamiento, disposiciones que fueron incumplidas; b) El
accionante interpuso diferentes incidentes y recusaciones; asimismo, su cónyuge se apersonó, cuyas
peticiones fueron atendidas de manera oportuna y con determinaciones debidamente
fundamentadas, pese a ello, Felipe Arana Quintanilla interpuso denuncia ante el Ministerio Público y
promovió nuevamente una recusación, por cuya razón, los antecedentes del proceso fueron
remitidos al Juzgado Décimo de Partido en lo Civil y Comercial; c) Las aseveraciones en sentido de
que la conminatoria para desocupar el inmueble se efectuó luego de haber perdido competencia,
son incorrectas, dado que, al Juez de la causa le corresponde hacer cumplir los fallos ejecutoriados,
tal como prescriben los arts. 514 y 517 del CPC; d) Su extrañeza de la falta de notificación con la
Resolución de enmienda debió ponerse en conocimiento del juez, que de ser evidente, le
correspondía pedir la subsanación; sin embargo, ello fue omitido por el accionante, más aún si no le
afecta ni le genera ningún agravio en sus derechos; y, e) La autoridad judicial no conculcó derecho
alguno del accionante y, sólo se aplicó la norma procesal existente al respecto, correspondiendo en
efecto su denegatoria.
Blanca Elsa Laffert Tavera Vda. de Tavera y María Elena Jauregui Zapata, pese a su legal citación no
asistieron a la audiencia, ni presentaron informe escrito.
I.2.4. Resolución
La Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, constituida en Tribunal
de garantías, dictó la Resolución 119/2012 de 16 de agosto de 2012, cursante de fs. 1711 vta. a 1715
vta., por la cual denegó la tutela, con los siguientes fundamentos: i) La acción de amparo
constitucional conforme prescribe el art. 128 de la CPE, procede contra las acciones y omisiones de
los servidores públicos y personas particulares que restrinjan, supriman o amenacen de restricción y
supresión de los derechos y garantías reconocidos en la Constitución Política del Estado y la ley,
siempre y cuando no hubiera otro medio o recurso capaz de brindar protección a tales derechos; ii)
Resulta ser innecesario seguir con el debate, al existir una cuestión resuelta en la vía constitucional,
respecto a la nulidad de la ejecución de la sentencia del proceso; en ese mismo contexto, la Sala
Penal Primera también analizó a través de la acción de amparo constitucional declarando su rechazo
in límine, producto de ello surgió otro Auto; así, se debe considerar el AC 0004/2010-RCA de 13 de
abril y el art. 63 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional (LTCP), referido al cumplimiento
de los fallos pronunciados por la jurisdicción constitucional; en consecuencia, la Resolución
pronunciada por la Sala Social debe hacerla cumplir la misma Sala y, respecto al rechazo in límine, le
corresponde emitir pronunciamiento al Tribunal Constitucional Plurinacional, tales aspectos impiden
analizar el fondo del asunto y, estas cuestiones deben ser resueltas por las dos instancias
constitucionales ya aperturadas; y, iii) El “Tribunal Constitucional” considera a la sucesiva activación
de las acciones constitucionales por los mismos hechos, como temerarias; sin embargo, el Tribunal
de garantías estima que el accionante obró en busca de la protección de un derecho.
II. CONCLUSIONES
II.2. La Sala Civil Primera de la entonces Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, en
grado de apelación, mediante Auto de Vista de 6 de junio de 2009, confirmó el Auto 74/2008 de 25
de noviembre, al considerar inexistentes los agravios alegados por el “recurrente” Felipe Arana
Quintanilla (fs. 1200 a 1201).
II.3. El accionante, mediante memorial presentado el 19 de octubre de 2009, interpuso incidente
de nulidad de obrados por considerar atentatoria a sus derechos establecidos en la Constitución
Política del Estado, alegando la inoponibilidad de los vicios de nulidad contra el adjudicatario,
amparándose en el art. 1485 del CC y, peticionando la anulación de los Autos cursantes a “fs. 1.445 y
1.459” (sic); es decir, el Auto de 21 de agosto de 2008, que dispuso la cancelación de la anotación
preventiva del lote de terreno de propiedad de Ángel Méndez Zambrana y Benita Justiniano
Pedraza; y, el decreto de 24 de octubre de 2008, que ordenó la cancelación de los códigos catastral y
municipal, registrados en su favor (fs. 1225 a 1228).
II.4. Efectuado el trámite y con las alegaciones de Ernesto Sanzetenea Vargas, el Juez Noveno de
Partido en lo Civil y Comercial, mediante Auto de 14 de diciembre de 2009, rechazó el incidente
promovido por el accionante, con el fundamento que, al encontrarse concluido el proceso de
manera extraordinaria, “nada tiene ya que decir” (sic), respecto a dicha causa, por ser
manifiestamente inadmisible, tal cual prescribe el art. 151 del CPC (fs. 1243).
II.6. La Sala Civil Segunda, con el voto disidente del vocal Víctor Morón Cuellar, a través del Auto
de Vista de 22 de septiembre de 2010, confirmó el Auto de 14 de diciembre de 2009, argumentando
que no era evidente la vulneración de los derechos fundamentales del recurrente y, por encontrarse
el proceso concluido de manera extraordinaria, es inadmisible la petición de nulidad (fs. 1289 y vta.).
II.7. Ernesto Sanzetenea Vargas, por memorial presentado el 25 de febrero de 2011, solicitó al
Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial, mandamiento de desapoderamiento, manifestando
que, la suma de
Bs200 000.- (doscientos mil bolivianos), ya fue devuelta a Felipe Arana Quintanilla, mediante
depósito judicial y, el proceso ejecutivo se encuentra ya concluido así como están ejecutoriados
todos los fallos; empero, el prenombrado continua ocupando el inmueble, peticionando que dentro
de las veinticuatro horas desocupe su propiedad (fs. 1557 a 1558 vta.).
II.8. El accionante, mediante memorial presentado el 17 de marzo del mismo año, absolvió el
traslado, argumentando que, la autoridad judicial a la que se acudía ya había perdido competencia, a
cuyo efecto citó los fundamentos de la Resolución de 14 de diciembre de 2009, en la cual la
autoridad judicial precisó que no tenía nada más que decir en la causa de referencia. Por otro lado
manifestó, que no era posible librar el mandamiento de desapoderamiento; por cuanto, no existía
ninguna resolución que disponga tal extremo (fs. 1560 y vta.).
II.9. El Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial, mediante Auto de 21 de abril de 2011,
atendiendo la solicitud de Ernesto Sanzetenea Vargas, emitió la Resolución de 21 de abril del mismo
año, por la cual dispuso conminar a Felipe Arana Quintanilla, para que al tercero día de la ejecutoria
del precitado Auto, desocupe y entregue el bien inmueble a su propietario, bajo alternativa de
disponerse su lanzamiento (fs. 1591 a 1592 vta.).
II.12. La Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, mediante Auto de
Vista 375 de 29 de agosto de 2011, resolvió la apelación del accionante y dispuso confirmar
totalmente el Auto de 21 de abril del mismo año (fs. 1637 y vta.).
II.13. El Oficial de Diligencias de la precitada Sala, notificó al accionante con el referido Auto de
Vista, el 14 de septiembre de 2011, a horas 16:10 (fs. 1639).
La demanda de acción de amparo constitucional debe ser presentada ante el juez o tribunal
competente; es decir, en las capitales del departamento ante la Sala de turno del Tribunal
Departamental de Justicia y, los Juzgados Públicos de la Materia; fuera de las capitales o en las
provincias, a los Juzgados Públicos o Juzgados Mixtos, conforme establece el art. 58.II de la LTCP,
esto con la finalidad de asegurar el cumplimiento y la vigencia del debido proceso en su vertiente del
juez natural, debiendo acudirse a la autoridad competente, independiente e imparcial, constituida
con anterioridad al hecho, tal cual prescribe el art. 120.I de la CPE.
Nótese que, la aludida norma contempla dos supuestos, el primero, referido a la situación
de urgencia y, el segundo, ante un inminente vencimiento de un determinado plazo perentorio.
Ahora bien, conforme al Diccionario Jurídico de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, urgencia
implica una situación apremiante, de necesidad impostergable y de tramitación inmediata y
abreviada; es decir, implica una actuación exenta de demoras y dilaciones, aquello que debe ser
realizado o solucionado con la más absoluta rapidez, o lo más antes posible; por otro lado, el
vencimiento de un plazo perentorio, significa que el mero vencimiento significa la automática
caducidad de la facultad procesal concedida, dicho de otro modo, es improrrogable, porque de
ningún modo puede ser prolongado y bajo ninguna circunstancia, lo que equivale a lo decisivo,
concluyente e inmutable.
A los efectos de tener una comprensión cabal sobre el principio objeto de estudio, corresponde
remitirnos al contenido del art. 129.II de la CPE, cuya norma prevé: “La Acción de Amparo
Constitucional podrá interponerse en el plazo máximo de seis meses, computable a partir de la
comisión de la vulneración alegada o de notificada la última decisión administrativa o judicial”.
Como ha sostenido la jurisprudencia del entonces Tribunal Constitucional, la inmediatez tiene dos
acepciones, la primera de carácter positivo, referida a la pronta e inmediata protección de los
derechos fundamentales suprimidos, restringidos o amenazados; y, la segunda, negativa, referida a
que la acción se debe plantear de manera inmediata, en un plazo máximo de seis meses,
computables desde el conocimiento del acto ilegal, o la notificación con la última decisión judicial o
administrativa que se considere como lesiva a los derechos fundamentales.
En consecuencia, este Tribunal considera que, a los efectos del cómputo de los seis
meses se debe tomar en cuenta esta última fecha; considerando que, su presentación ante el
Notario de Fe Pública 96, no se encuentra debidamente justificada, máxime si la justicia
constitucional no puede ser funcional a la irresponsabilidad y la dejadez de la parte accionante. En
efecto, su derecho para acudir a la justicia constitucional a través de la presente acción, precluyó por
operar el principio de inmediatez, tal aspecto impide a este Tribunal Constitucional Plurinacional
ingresar al análisis del fondo de la problemática planteada; consecuentemente, corresponde
denegar la tutela impetrada.
Ahora bien, debe considerarse que el plazo de cuarenta y ocho horas para la celebración de la
audiencia y veinticuatro horas para la citación y notificación, puede ser excepcionalmente ampliado
en los casos en los que los demandados y terceros interesados tengan domicilio fuera del asiento del
juzgado o tribunal; supuesto en el cual se aplicará el plazo de la distancia previsto en el art. 146 del
CPC, con la finalidad de precautelar su derecho a la defensa” (las negrillas nos corresponden). La
citada jurisprudencia es aplicable a la problemática planteada; por cuanto, armoniza con el régimen
de la Constitución Política del Estado, principalmente con el principio de celeridad que rige la
jurisdicción constitucional.
Por otro lado, de conformidad con lo dispuesto por el art. 129. IV de la CPE, y el art. 64 de la LTCP, el
plazo máximo para la remisión de la Resolución al Tribunal Constitucional Plurinacional, es de veinte
cuatro horas, su incumplimiento también vulnera el principio de celeridad, e implica incumplimiento
de deberes; por cuanto, dichas disposiciones deben ser observadas estrictamente.
En el caso particular, la audiencia fue celebrada el 16 de agosto de 2012; si bien es cierto que, el
oficio de remisión lleva la fecha de 17 del mismo mes y año, a los efectos de las normas citadas
precedentemente, se debe tomar en cuenta la fecha en que ésta fue depositada al medio de
transporte por el cual se envían los antecedentes a este Tribunal; es decir, al servicio de courier, que
en el presente caso, el comprobante de envío lleva la fecha de 5 de septiembre de 2012, horas 9:35;
es decir, la remisión de la Resolución se efectuó veinte días después de celebrada la audiencia, lo
cual implica una inobservancia de las normas precitadas.
Finalmente, el Oficial de Diligencias de la misma Sala, no cumplió con su deber de efectuar las
citaciones a los demandados dentro de las veinticuatro horas de admitida la acción.
POR TANTO
1º APROBAR la Resolución 119/2012 de 16 de agosto, cursante de fs. 1711 vta. a 1715 vta.,
pronunciada por la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz; y en
consecuencia, DENEGAR la tutela solicitada, aclarando que no se ingresó al análisis de fondo de la
problemática planteada.