Professional Documents
Culture Documents
CURSO: ESPIRITUALIDAD
CARISMÁTICA
¿QUÉ ES LA RENOVACIÓN
CARISMÁTICA CATÓLICA?
Objetivo del tema:
Conocer lo esencial de la experiencia y la espiritualidad carismática, como un instrumento escogido
por Dios para renovar su Iglesia.
A. Introducción
a. Evocación:
¿Cuántas veces alguien nos ha preguntado qué es la Renovación Carismática Católica? ¿Supimos
dar respuesta a esa interrogante?
b. Ubicación y concatenación con el curso:
Llegamos a esta Escuela con una experiencia previa de lo que es la espiritualidad carismática, pero
tenemos que conocer las fuentes y características de esta experiencia renovadora para así darle su
verdadero sentido.
c. Motivación y presentación del tema:
El Señor tiene un porqué hace las cosas, y Él tiene un sabio Plan para renovar su Iglesia. Vamos a
conocer una parte importante de este Plan.
Regresar
TEMA 2
NACIMIENTO DE LA RENOVACIÓN
CARISMÁTICA
Objetivo del tema:
Conocer la forma como el Espíritu Santo suscitó la RCC, la cual es, por tanto, no producto de
voluntad humana, sino iniciativa del Señor.
A. Introducción
a. Evocación:
¿Quién fundó la RCC? Si contestan “el Espíritu Santo”, replicar: ¿Y de quiénes se valió para dar
inicio a esta Renovación? ¿Por qué escogió este momento de la Historia de la Iglesia?
b. Ubicación y concatenación con el curso:
Si hemos dicho anteriormente que la RCC fue suscitada por el Señor para renovar la Iglesia, es
porque Él inscribe su obra en el tiempo y en el espacio, y nunca detiene su obra creadora.
c. Motivación y presentación del tema:
Conozcamos cómo el Señor fue preparando esta nueva efusión del Espíritu en su Iglesia, y la forma
maravillosa e inesperada –para los hombres– como lo hizo.
1. Cuenta brevemente cómo es que llegaste por primera vez a tu grupo de oración.
2. ¿Qué conocías y qué no conocías sobre la historia de los inicios de la RCC en el
mundo aquí contada?
3. ¿Qué conocías y qué no conocías sobre la historia de los inicios de la RCC en el
Perú aquí contada?
4. ¿Qué conoces sobre cómo empezó la RCC en tu diócesis? Cuenta brevemente lo
que sabes.
5. ¿Piensas que es importante conocer la historia de la RCC en tu diócesis? ¿Por
qué?
Regresar
TEMA 3
EL CAMINO DE LA RENOVACIÓN
Objetivo del tema:
Profundizar sobre el sentido y misión de la RCC en la Iglesia de hoy, así como qué es lo que el
Señor espera de nosotros.
A. Introducción
a. Evocación:
¿Has descubierto cuál es tu misión en la vida? ¿Qué quiere el Señor de ti?
b. Ubicación y concatenación con el curso:
La RCC nació con una misión. Por lo tanto, no se limita a “seguir existiendo”: se proyecta hacia el
logro de una visión que el Señor nos ha ido mostrando conforme fue transcurriendo el tiempo.
c. Motivación y presentación del tema:
Abramos bien nuestros ojos espirituales para ver lo que nuestros ojos carnales nunca pudieron ni
podrán ver.
Regresar
TEMA 4
ORGANIZACIÓN DE LA RCC
Objetivo del tema:
Conocer la forma como está organizada la RCC en el Perú.
A. Introducción
a. Evocación:
Completen la frase de Cristo: «El que quiera ser el primero, se hará...» (Mc 10, 44).
b. Ubicación y concatenación con el curso:
La Misión y la Visión tienen que afirmarse en una estructura, para así hacerla viable.
c. Motivación y presentación del tema:
Revisemos nuestros conocimientos sobre cómo estamos organizados.
Art. 49° (La Coordinación Nacional) Se reúne ordinariamente dos veces al año y
extraordinariamente, cuando lo convoca el Coordinador Nacional. En dichas reuniones los
Coordinadores Diocesanos podrán proponer y elegir a cualquier miembro de la RCC como
Coordinador Nacional, el mismo que tendrá que ser confirmado por la Conferencia Episcopal
Peruana.
Regresar
TEMA 5
LA ESPIRITUALIDAD DE LA
RENOVACIÓN
Objetivo del tema:
Identificar los elementos más característicos de la vivencia carismática, y fomentar su presencia en
nuestras asambleas de oración.
A. Introducción
a. Evocación:
¿Qué es lo que más caracteriza tu forma de ser? Identifica cuatro o cinco elementos puntuales.
b. Ubicación y concatenación con el curso:
Si el Señor tiene una visión particular para la Renovación, es porque busca que podamos recorrer un
camino específico. La RCC vive una espiritualidad propia, que es parte de la espiritualidad
cristiana.
c. Motivación y presentación del tema:
Vayamos descubriendo paso a paso el camino que el Señor pone ante nosotros.
1. La espiritualidad cristiana
La espiritualidad es un modo de vivir la vida total, es un talante de vida. Segundo Galilea la define
como «la motivación que impregna los proyectos y compromisos de vida». Otros la definen como
«la vida conducida por el Espíritu». Es, pues, un proceso de seguimiento de Cristo bajo el impulso
del Espíritu y bajo la guía de la Iglesia, por el camino de la propia vocación.
El teólogo J. Martín Velasco define la espiritualidad así: «Espiritualidad es la forma concreta que
toma la identidad cristiana encarnada en la vida de un cristiano o de un grupo de cristianos». De
esto se desprende que la espiritualidad no es una experiencia religiosa que nos desliga de nuestro
contexto vital y que signifique para nosotros una huida del mundo. No es andar por las nubes, sino
más bien vivir comprometido en el mundo, teniendo en cuenta nuestra responsabilidad histórica.
La espiritualidad cristiana es trinitaria, pues implica tener una relación personal con Dios Padre, su
Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo. Esta espiritualidad nos impulsa a seguir a Jesús. El valor
fundamental de la espiritualidad cristiana es hacernos discípulos de Jesús. Producto de esta
espiritualidad común a todos los cristianos, se exige del creyente (tanto a un obispo como a
cualquier laico):
• La cruz.
• El amor a todos.
• La fe.
• El compromiso.
La espiritualidad cristiana también requiere del creyente el vivir por el Espíritu Santo y ser
conducido por Él. Vivir según el Espíritu es vivir según los criterios y perspectivas de Dios. Pero es
una espiritualidad encarnada, pues la fe, la esperanza y el amor tienen que encarnarse proyectándose
hacia quienes son el rostro escondido de Dios: nuestros hermanos.
b. Trinitaria
Contemplando a cada uno como es conocido por la Palabra de Dios:
• Dios Padre amoroso.
• Cristo Salvador y Señor.
• Espíritu Santo santificador.
«La gran fundamentación teológica de la Renovación espiritual carismática está, pues, en el
Misterio Trinitario, y particularmente en el conocimiento progresivo de la Persona del Espíritu
Santo y en su acción insustituible e ininterrumpida en la Iglesia y en cada u no de nosotros» (La
Ceja, 18).
«Algunos piensan equivocadamente que esta Renovación se centra exclusivamente en el Espíritu
Santo y minimiza la acción del Padre y la de Jesús. Muy al contrario, el Espíritu Santo es quien da
al cristiano testimonio de Jesús (Jn 15, 26) y quien lo capacita para que sea testigo de su
resurrección» (La Ceja, 24).
Reflexión personal
1. ¿La experiencia de vivir la espiritualidad carismática ha hecho de mí una persona
más cristiana?
¿En qué aspectos?
2. ¿Mi grupo de oración es un lugar donde cada semana mis hermanos tienen un
encuentro con un Cristo vivo y resucitado?
e. Experiencia de liberación
De la experiencia del bautismo en el Espíritu se deriva normalmente una experiencia de liberación
que se concede al creyente. Es una liberación de: vicios que forman hábito, sexualidad
descontrolada, violencia, alcoholismo, drogadicción, tabaquismo, ansiedades, bloqueos, temores,
timidez, complejos, tibieza religiosa, vida rutinaria, injusticias, agresiones, egoísmo, orgullo, etc.
El Espíritu Santo toca profundamente lo íntimo, y reestructura, armoniza, equilibra y cura a toda la
persona, creándose una sensación de liberación.
Regresar
TEMA 6
EL ESPÍRITU SANTO:
Don, Comunión y Alegría
Objetivo del tema:
Conocer y valorar al Espíritu Santo como una Persona que actúa en nuestras vidas.
A. Introducción
a. Evocación:
¿Cuál es el Don más grande que has recibido?
b. Ubicación y concatenación con el curso:
Una característica de la espiritualidad carismática es el proclamar a Jesús como Señor de nuestras
vidas. Pero, «nadie puede decir “Jesús es el Señor” si no lo hace movido por el Espíritu Santo» (1
Co 12, 3).
c. Motivación y presentación del tema:
Vamos a conocer más profundamente a quien es el Don de los dones.
2. El Espíritu es comunión
Por eso el Espíritu Santo es llamado en la Escritura el don de Dios. Pero también es llamado
comunión (koinonía: 2 Co 13, 13). Ante todo, comunión entre el Padre y el Hijo. En la Trinidad
solamente el Espíritu Santo lleva un nombre común a las tres personas divinas, porque todo en Dios
es “Espíritu” y todo es “Santo”, mientras que no todo se puede llamar “Padre”, y menos será todo
“Hijo”.
Es el Espíritu de ambos, del Padre y del Hijo, a que se refiere la misma Escritura cuando llama al
Espíritu Santo ya sea “Espíritu del Padre” o “Espíritu de su Hijo Jesucristo”. El Espíritu Santo es,
pues, la comunión del Padre y del Hijo entre sí, el manantial de toda comunión y de toda
comunidad. Gracias a este motivo trinitario es Él también comunión entre nosotros y con Dios : “El
Padre y el Hijo han querido que nosotros tuviéramos comunión entre nosotros y con ellos por medio
de lo que es comunión en el seno de ellos mismos, y han querido reunirnos en unidad a través de
aquel mismo don que ellos poseen en común”, afirmaba San Agustín.
La comunión personal con Dios y la comunión eclesial entre nosotros, manan todas de la única
fuente que es el Espíritu; manan de la comunión trinitaria. De el Espíritu Santo asciende la
comunión por la que nosotros formamos el único cuerpo del único Hijo de Dios. La expresión “en
la unidad del Espíritu”, tan estimada en la liturgia, expresa en forma de oración esta visión y
significa: en la unidad que es el Espíritu Santo.
3. El Espíritu es gozo
El Espíritu Santo, en tercer lugar, es gozo, alegría. Esto lo comprueba ya en parte la Escritura, que,
en esta forma, asocia con frecuencia la alegría con el Espíritu Santo: “Los discípulos estaban llenos
de alegría en el Espíritu Santo” (Hch 13, 52); “El Reino de Dios es gozo en el Espíritu Santo” (Rm
14, 17); “Son frutos del Espíritu Santo: amor, alegría, paz...” (Gál 5, 22). El Espíritu Santo –para
decirlo con palabras de san Ambrosio– es aquel río del que habla el Salmo 46, que desciende de lo
alto y que “con sus afluentes alegra la ciudad de Dios” (v. 5), es decir, la Iglesia. En todas partes se
vuelve a repetir el mismo doble movimiento: de lo que el Espíritu Santo es para nosotros en la
Iglesia nos elevamos a los que es en el seno de la Trinidad; de lo que es en el seno de Trinidad
descendemos a lo que es en medio de nosotros y para nosotros.
5. El Avivamiento
Definición
Avivamiento, como se usa en el contexto religioso, significa una efusión del Espíritu de Dios sobre
toda clase de personas, sean religiosas, no religiosas y aún aquellas que se oponen a la religión.
Entender el avivamiento
Mediante el Espíritu de Avivamiento, ocurren conversiones, sanaciones y aún milagros, que van
más allá de lo que corrientemente siempre ocurre. Avivamiento es la acción de Dios, y representa un
período de tiempo en el cual la intensidad de la presencia y del poder de Dios literalmente
“estremece la habitación”.
Avivamiento y Renovación
Hay que hacer una distinción importante entre “avivamiento” y “renovación”. El avivamiento busca
la acción de Dios en todo el mundo y sobre toda clase de personas. La renovación se enfoca
principalmente en aquellos que pertenecen a la Iglesia y se centra en la renovación de la vida de la
Iglesia, llevando a la adoración, la fe y la enseñanza de la Iglesia bajo el Espíritu de Dios.
Fundamento bíblico
• El Antiguo Testamento nos da alguna indicación: Joel 3, 1–2
• El Nuevo Testamento es muy explícito: Hechos 1, 5.8; 2, 16–21
Regresar
TEMA 7
A. Introducción
a. Evocación:
¿Alguna vez han estado totalmente sumergidos en el agua? ¿Qué experimentaron?
b. Ubicación y concatenación con el curso:
Cuando los creyentes recibieron el cumplimiento de la Promesa del Padre el día de Pentecostés,
tuvieron una experiencia que transformó sus vidas. Quedaron totalmente llenos e inundados por la
presencia del Espíritu Santo.
c. Motivación y presentación del tema:
Vamos a sumergirnos en los torrentes de Agua viva.
Regresar
TEMA 8
EL DISCERNIMIENTO
Objetivo del tema:
Destacar la necesidad de emplear el discernimiento como condición previa para usar
adecuadamente los carismas.
A. Introducción
a. Evocación:
Recuerda algo que comiste, que te supo muy rico a la hora de comerlo, pero que luego te cayó mal.
b. Ubicación y concatenación con el curso:
Cuanto más llenos estamos del Espíritu Santo, más llenos estamos de su luz. Esa luz nos permite
ver las cosas como las ve el Señor: «El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad completa» (Jn
16, 13).
c. Motivación y presentación del tema:
Vamos a ver las cosas como Dios las ve, para valorarlas y emplearlas según los mismos criterios del
Señor.
1. Definiciones
Muchos autores han definido el discernimiento. La mayoría coincide en señalar que discernimiento
es averiguar cuál es el origen y la naturaleza de las distintas inclinaciones, tendencias, actitudes,
comportamientos y actos humanos, y señalar por qué objetivos o intereses han sido provocados.
Esta definición pone énfasis en el aspecto de reconocer la fuente de algo, que puede ser: Dios, el
espíritu humano o un espíritu malo.
La experiencia de una atracción a lo que es contrario a la voluntad de Dios, se llama “espíritu
malo”, “ángel malo” o simplemente “demonio”, aunque la atracción sea hacia algo óptimo, si se
considera en sí mismo. Por ejemplo: hacer más oración, dedicarse al apostolado, dar todos los
bienes a los pobres, partir a lejanas tierras para evangelizar... Todas estas acciones son excelentes en
sí mismas, pero si no son lo que Dios me pide a mí en las circunstancias concretas de mi vida, debo
deducir que no son sugeridas por el espíritu bueno, sino por un espíritu malo; en último término, por
el demonio, que es el “padre de la mentira”.
También se suele ver el discernimiento como el descubrir el plan de Dios para uno o para la
comunidad. Es buscar la voluntad de Dios antes de decidir algo: «Hagamos lo que el Señor
haría...». Saber discernir es pensar como Dios piensa, querer lo que Dios quiere y hacer su voluntad.
No tener discernimiento es todo lo contrario. Discernimos también entre cosas buenas, para
descubrir lo que Dios quiere de nosotros: por ejemplo, un joven deberá discernir el rumbo que dará
a su vida. Quizás tenga por delante varias posibilidades, todas buenas. ¿Cuál es la voluntad de Dios
para él?
El objetivo del discernimiento es, pues, en uno o otro caso, buscar “lo que agrada a Dios” (Rm 12,
2; 14, 18; 2 Co 5, 9; Ef 5, 10; Flp 4, 18; Col 3, 20; Tt 2, 9).
El Nuevo Testamento usa principalmente dos términos griegos que se refieren al discernimiento:
a. diákrisis, que expresa la idea de separar, hacer una distinción (Hb 5, 14; 1 Co 12, 10).
Discernir significa separar para elegir: discernimos lo bueno de lo malo, para quedarnos con
lo bueno.
• Hb 5, 14: «En cambio, el manjar sólido es de adultos; de aquellos que, por
costumbre, tienen las facultades ejercitadas en el discernimiento (diavkrisin) del
bien y del mal».
• 1 Co 12, 10: «...a otro, discernimiento de espíritus (a[llw/ »de;¼ diakrivsei”
pneumavtwn)...»
b. dokimásein, que tiene el sentido de probar, aprobar, examinar (Rm 12, 2; 1 Co 11, 28; 2
Co 13, 5; Ef 5, 10; 1 Tes 5, 21; 1 Jn 4, 1).
• Rm 12, 2: «Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante
la renovación de vuestra metne, de forma que podáis distinguir (to; dokimavzein)
cuál es la voluntad de Dios: lo buen, lo agradable, lo perfecto».
• 1 Co 11, 28: «Examínese (dokimazevtw), pues, cada cual, y coma así el pan y
beba de la copa».
• 2 Co 13, 5: «Examinaos vosotros mismos si estáis en la fe. Probaos
(dokimavzete:) a vosotros mismos. ¿No reconocéis que Jesucristo está en
vosotros?».
• Ef 5, 10: «Examinad (dokimavzonte”) qué es lo que agrada al Señor».
• 1 Tes 5, 21: «Examinadlo todo (pavnta de; dokimavzete), retened lo bueno».
• 1 Jn 4, 1: «Queridos, no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad
(dokimavzete) si los espíritus vienen de Dios».
De ahí la idea de discernir mediante una prueba al término de la cual se rechaza lo falso y lo malo,
para retener lo auténtico y lo bueno.
Igualmente, existe una diferencia entre el arte del discernimiento y el carisma del discernimiento.
El “arte” del discernimiento es la facultad adquirida de discernir producto de la formación, la
oración frecuente, la experiencia, el conocimiento de la Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia.
Este cúmulo de elementos nos llevarán a ir conociendo cuál es la voluntad de Dios en cada
circunstancia, y debe ser ejercido por todo cristiano.
El carisma del discernimiento (1 Co 12, 10) no es aprendido. Es más bien un instinto o luz
particular que comunica el Espíritu Santo, para discernir con un recto juicio, o en sí mismo, o en
otros, de qué origen provengan los movimientos interiores del alma. Sobre este carisma, que no es
tan frecuente entre los cristianos, profundizaremos en la sexta sesión.
2. Discernimiento y carismas
El discernimiento es fundamental para el correcto uso de los carismas que el Señor nos ha dado.
“El discernimiento es absolutamente necesario para todo dirigente y servidor de la Iglesia de Jesús,
porque es el don que nos capacita para saber utilizar bien todos los demás dones. Sin discernimiento
todos los demás dones se convierten más en un peligro que en una bendición que edifique la
comunidad. Una cosa buena, desgraciadamente, puede servir para mal” (José H. Prado Flores,
Formación de Líderes).
3. Discernimiento y liderazgo
Para un líder es fundamental el discernimiento, tanto como el recurso necesario antes de tomar cada
decisión, como para descubrir cuál es el plan de Dios para él y para su comunidad.
“El líder sin discernimiento es un verdadero estorbo, porque en las cosas de Dios el que no junta,
desparrama... y el que no está con Cristo, está contra él. Lo peor que le puede pasar a una
comunidad es tener líderes que trabajan mucho, pero sin discernimiento... y generalmente los que
no tienen discernimiento trabajan demasiado. (...) Discernimiento es una luz de Dios para conocer
a Dios, y en Él, cuál es su plan. Discernimiento es un don que Dios da, es una luz especial para
poder conocer y reconocer su voz entre las miles de voces de este mundo” (José H. Prado Flores,
Formación de Líderes).
4. Qué discernir
A nivel grupal, debemos discernir, en primer lugar, cuál es el plan del Señor para nuestro Grupo
de Oración. Discernamos, también, entre otras cosas:
• Cómo los dones se están manifestando y de qué forma.
• La calidad de la oración.
• Las sugerencias de los miembros del grupo de oración y del equipo de servidores.
• La necesidad de nombrar nuevos servidores, así como el modo de su elección.
• Qué ministerios deben existir en el Grupo de Oración.
• Qué quiere el Señor del Grupo de Oración: ¿Cuál es nuestro carisma y misión?
Regresar
TEMA 9
LOS CARISMAS
Lograr tener una visión sobre qué son los carismas y su importancia en la vida de la Iglesia y del
creyente.
A. Introducción
a. Evocación:
¿Cuántas veces te has sentido indigno de una gracia recibida de Dios?
b. Ubicación y concatenación con el curso:
El Espíritu Santo, que vive y actúa en nosotros, se manifiesta en cada uno para provecho común (cf.
1 Co 12, 7). Este es un fruto del bautismo en el Espíritu.
c. Motivación y presentación del tema:
Aprovechemos lo que Dios nos dio.
1. Definición
Los carismas son acciones de Dios, por medio de las cuales el Señor usa a la persona como un
instrumento de gracia para otra. Generalmente, la persona que Dios usa se da cuenta que es Él quien
la mueve. La persona para quien la gracia va dirigida, puede o no responder a ella.
2. Partes de la definición
1) Acciones de Dios
Todo carisma verdadero comienza con Dios, quien está cerca de nosotros y está sumamente activo
atrayendo a todos hacia Él. Por lo tanto, decir que los carismas son “acciones de Dios” no quiere
decir que no ocurran a diario y regularmente. Esto quiere decir que hemos “despertado” a Dios;
esperamos en Dios, y ponemos de lado nuestro modo humano de actuar y pensar.
2) Usa a la persona
Los carismas no son “voces del cielo” o intervención divina directa (aunque esto puede ocurrir).
Son poderes o capacidades que da Dios a una persona para ayudar a sus hermanos de la comunidad.
Son parte regular y normal del plan de Dios, por medio de los cuales equipa el Cuerpo de Cristo
para ayudar a sus miembros.
3) La persona se da cuenta
El “conocimiento” juega un papel importante en los dones de servicio. Pablo escribe: “Ahora,
hermanos, no los quiero dejar en ignorancia acerca de los dones espirituales” (1 Co 12, 1). Los
carismas son una obra armoniosa entre el Espíritu Santo y la persona. Mientras más conocimiento
de los carismas tengan las personas, mucho más podrá usarlas el Espíritu Santo.
4) La persona a quien la gracia va dirigida, puede o no responder a ella
Los actos de Dios son una invitación constante a personas que permanecen libres. Aún con los
carismas poderosos de Jesús, las personas son libres de responder a ellos. Los carismas son una
invitación poderosa y cuando no se usan, la gente tiene menor oportunidad de responder a Dios.
3. Otras definiciones
“Carisma es una manifestación del Espíritu para provecho del Cuerpo de Cristo. Más en particular,
es un don gratuito (luego, no depende de méritos o esfuerzos humanos), espiritual (es decir, del
Espíritu Santo que actúa en nuestro espíritu), que consiste en un poder (o capacidad para efectuar
algo) y cuya finalidad es un servicio en favor de la comunidad cristiana” (P. Carlos Aldunate s.j.,
“Carismas, ciencia y espíritus”).
“Los carismas son dones del Espíritu Santo que se distinguen por su visibilidad y su finalidad
comunitaria con miras a la edificación del Reino de Dios” (Card. Joseph Suenens, “¿Un nuevo
Pentecostés?”).
“Carisma es, en su sentido más amplio, el llamamiento que Dios hace a cada uno para que realice en
la Comunidad un determinado servicio y la capacidad que le da para realizarlo. Todos los carismas
son expresión del poder de la gracia de Dios en el Espíritu” (Hans Küng).
“Carisma es una aptitud natural que ha sido liberada por el Espíritu Santo y asumida para el servicio
de la edificación y crecimiento del Cuerpo de Cristo” (Heribert Mühlen, “Espíritu, Carisma y
Liberación”).
“Un don carismático es una manifestación del poder y de la presencia de Dios dada libremente para
el honor y la gloria de Dios y para el servicio de otros” (Mons. Vincent M. Walsh, “Una llave para
la Renovación Carismática en la Iglesia Católica”).
“El mismo Espíritu Santo no sólo santifica y dirige el Pueblo de Dios..., sino que también distribuye
gracias especiales entre los fieles de cualquier condición, distribuyendo a cada uno según quiere (1
Co 12, 11) sus dones, con los que les hace aptos y prontos para ejercer las diversas obras y deberes
que sean útiles para la renovación y la mayor edificación de la Iglesia, según aquellas palabras: A
cada uno... se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad (1 Co 12, 7). Estos
carismas, tanto los extraordinarios como los más comunes y difundidos, deben ser recibidos con
gratitud y consuelo, porque son muy adecuados y útiles a las necesidades de la Iglesia” (Lumen
gentium, 12).
“Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen
directa o indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la
Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo” (Catecismo de la Iglesia Católica, Nº
799).
4. Carismas y santidad
Por mucho tiempo ha prevalecido la idea de que “carisma” es sinónimo de santidad. Por eso
algunos se consideran “fuera de lugar” en cuanto a los carismas.
Lo cierto es que una persona puede estar adornada con muchos carismas y ser una persona mediocre
o mala en lo que respecta a la santidad. Dios concede los “dones” para el crecimiento espiritual del
individuo y de la comunidad, pero el individuo puede hacer mal uso de esos “carismas”; puede
emplearlos para su beneficio personal, para ganar prestigio, para enorgullecerse.
Carismas no indican santidad. Lo normal es que una persona santa, por eso mismo que se deja
conducir por el Espíritu Santo, cada vez va siendo enriquecida con más dones espirituales para que
pueda servir mejor a la comunidad a la cual se ha entregado con fervor. Todos nuestros grandes
santos presentan una gama vistosísima de “carismas superiores” con que Dios los fue dotando,
conforme ellos se fueron abriendo, más y más, a la acción del Espíritu Santo. Pero para saber si una
persona es de veras santa, no hay que hacer el recuento de sus “carismas”, sino hay que examinar si
en ella se evidencia el fruto del Espíritu Santo: amor, gozo, paz, paciencia, bondad, benignidad,
mansedumbre, fe, templanza (Ga 5, 22–23).
6. Dificultades
1. Que se imiten los carismas en lugar de ser auténticos.
2. Uso irresponsable de los carismas por no emplear el discernimiento.
3. Que no se propicie una atmósfera de oración que permita fluir los carismas.
9. RESUMEN:
Los carismas siempre han existido en nuestra Iglesia. Cada orden o comunidad religiosa tiene un
carisma de servicio particular al cual son llamados sus miembros. Los carismas abundan en la
actualidad, y la Renovación Carismática se compromete directamente a fomentarlos. La acción
inicial del bautismo en el Espíritu, despierta en los hermanos a la acción del acción del Espíritu,
quien los equipa con los carismas según su voluntad y llamado.
Estos carismas pueden ser extraordinarios o extremadamente ordinarios –y estos últimos son
algunas veces más numerosos y más poderosos–. No somos fieles a nuestro nombre de carismáticos
si no conocemos, no enseñamos ni entusiasmamos a los demás a usar los carismas para la
edificación de la Iglesia.
“Los carismas se han de acoger con reconocimiento por el que los recibe, y también por todos los
miembros de la Iglesia. En efecto, son una maravillosa riqueza de gracia para la vitalidad apostólica
y para la santidad de todo el Cuerpo de Cristo; los carismas constituyen tal riqueza siempre que se
trate de dones que provienen verdaderamente del Espíritu Santo y que se ejerzan de modo
plenamente conforme a los impulsos auténticos de este mismo Espíritu, es decir, según la caridad,
verdadera medida de los carismas” (Catecismo de la Iglesia Católica, Nº 800).
Regresar
TEMA 10
Definición
Es una iluminación interna que muestra a la persona qué poder o espíritu es la causa u origen de
algún pensamiento, acción, evento o manifestación carismática, con la finalidad de proteger del
engaño a la comunidad.
Partes de la definición
1) Iluminación interna
Evidentemente, este carisma difiere de los otros carismas donde se pronuncian palabras (dones de
palabra) o el poder de Dios se manifiesta (dones de poder). Aquí, el don es una iluminación interna.
Esta iluminación no viene de sabiduría humana sino de Dios. No es el resultado de estudio (de
teología o psicología), sino que viene de la sensibilidad al Espíritu de Dios. Se forma súbitamente
en la mente sin aparente ocasión natural, espontáneamente, completo. No depende del esfuerzo, la
iniciativa ni los conocimientos de la persona; es un conocimiento que lleva consigo su propia
convicción.
2) Qué poder o espíritu
Nótese que el nombre del don es en plural: “de espíritus”. Así, la actividad del hombre puede venir
del Espíritu de Dios, de la persona misma o del espíritu maligno.
3) Causa u origen
Esta iluminación tiene un enfoque bien determinado, a saber: ayudar a la persona a identificar el
origen y la intención de un mensaje, propuesta, acción o pensamiento. Sobre todo, al momento de
decidir acerca de algo importante, es en extremo necesario tener en claro cuál es la procedencia de
las propuestas que se dan. El discernimiento no se queda en las apariencias, sino que descubre las
intenciones del corazón. También permite detectar la presencia del Señor o del maligno en una
persona o lugar.
4) Pensamiento, acción, evento o manifestación carismática
Hay cosas que suceden dentro y fuera de nosotros. Actuamos y otros actúan sobre nosotros. Ocurren
eventos, nos piden y ofrecen cosas. No hay límite a los que debe ser sometido a discernimiento.
Toda actividad carismática debe ser sometida a discernimiento.
5) Proteger del engaño a la comunidad
El discernimiento de espíritus es ese “filtro espiritual” que no permitirá que lo malo pase por bueno.
La comunidad continuamente está expuesta a situaciones que pueden parecer buenas y provechosas,
pero que conducen a alejarnos de la voluntad del Señor, pues “el mismo Satanás se disfraza de
ángel de luz” (2 Co 11, 14). Este es un carisma que no puede faltar en los pastores de la comunidad.
Cómo abrirnos a este carisma
1. Llevar una vida de oración permanente y profunda.
2. Tratar sinceramente de buscar a Dios y estar unido a su voluntad (Rm 12, 2).
3. Creer que Dios me ayudará a discernir. Estar abierto a la guía del Espíritu Santo.
4. Comprender la necesidad de discernimiento y aceptar la posibilidad real de decepción y
equivocación en las decisiones.
5. Buscar el consejo de otros, especialmente de aquellos que posiblemente estén en desacuerdo
o vean la situación de distinta manera.
6. Conocer y estudiar la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia sobre vida espiritual.
7. Aprender de los que llevan más tiempo involucrados en la vida espiritual y, si es posible,
tener un guía o asesor espiritual personal.
8. Someter a discernimiento los diversos acontecimientos buscando “interpretar las señales de
los tiempos” (Mt 16, 3).
Dificultades
1. No discernir correctamente por falta de apertura o conocimiento del carisma.
2. Edificar basándonos sólo en el entusiasmo de la gente.
3. Las personas que “disciernen” a Satanás por todos lados.
4. Avanzar demasiado rápido en el Espíritu.
5. Líderes dominantes y autoritarios.
6. No ejercer el discernimiento en forma comunitaria.
7. No considerar los impulsos del hombre viejo que aún sobreviven en las personas.
RESUMEN:
La paz resulta de la unión de la voluntad de la persona con la voluntad de Dios. El
discernimiento descubre la actividad de Dios por dentro y también revela la actividad que podría
parecer fácilmente como de Dios, pero que no lo es. El discernimiento ayuda a la persona a
entenderse a sí misma capacitándola a identificar las fuentes de inspiraciones, a darse cuenta de
aquellos factores que destruyen la paz y cuáles son las tentaciones específicas que él afronta del
Enemigo y de su propia naturaleza humana. “Yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues,
prudentes como las serpientes...” (Mt 10, 16).
Definición
Es un don que consiste en conocer o saber algo que sólo Dios puede saberlo y la persona que lo ha
vivido. Este don nos permite conocer algo determinado del pasado, presente o podría ser que algo
del futuro (lo que no es usual), lo que permite o prepara la acción de Dios. En este don se incluye el
conocimiento de una verdad o hecho teológico o de otro tipo en forma infusa.
Partes de la definición
1) Es un don
Es un regalo de Dios. Muchos ni experimentaron nunca antes este tipo de manifestación hasta que
recibieron la efusión o bautismo en el Espíritu.
2) Conocer o saber algo
Por este don, Dios revela y comunica lo que ha pasado o está sucediendo en la vida de las personas.
De esta manera, puede conocerse la raíz de un problema o la causa de una atadura o el
conocimiento de una sanación que se está produciendo. El Señor le da a conocer o saber a quien
tiene el don, algo en forma sobrenatural –pues antes no lo sabía– y no como producto de nuestras
capacidades humanas. Es decir, conocer hechos o circunstancias con gran detalle o no sobre una
verdad o acontecimiento. Generalmente, este don de manifiesta en los llamados a orar por otros –
como los ministerios de sanación e intercesión– para conocer el origen de sus males físicos o
interiores. Por ejemplo: saber que la persona por la que se ora tiene miedo a la oscuridad porque sus
hermanos la encerraron en una caja cuando era muy pequeña. Este hecho, la persona afectada puede
no recordarlo hasta el día en que a través de este don se le hizo recordar.
3) Incluye el conocimiento de una verdad o hecho teológico
La persona, sin haberlo estudiado o leído, da a conocer una verdad sobre Dios con plena convicción
de lo que dice y luego comprueba que era tal como dijo. Esta palabra de conocimiento nos viene a
la mente o al corazón con una certeza y una seguridad que hasta no manifestarla no sentiremos la
paz del Señor.
4) En forma infusa
Se dice “infuso” cuando algo aparece en nosotros sin previa experimentación, ni haberse informado
de manera consciente. Este don puede manifestarse como una idea clara que llega a la mente y que,
en la medida en que la vamos comunicando, van apareciendo otros detalles adicionales. Otras
veces, se manifiesta como una palabra que martillea la mente; por ejemplo: aborto (el aborto podría
ser la causa del problema de la persona). También se manifiesta en la mente como una visión , una
imagen de un lugar, persona, cosa o animal. Y hay que preguntar a la persona qué significa para ella
esa imagen o visión, qué relación puede tener con su vida, y ella nos explicará algún suceso en el
que tiene su origen el problema. Este don puede darse de muchas formas del sentir, ver, saber, oler y
oír.
En cuanto al sentir, se refiere a que la persona que tiene el don siente el malestar de otra persona,
percibiendo calor o la sensación de percibir lo mismo; esto ocurre cuando se ora por sanación o
también Dios da a conocer que está sanando a alguien o que se debe orar por ese órgano o parte
afectada de la persona.
En el conocimiento infuso, la persona sólo tiene la certeza de que es así y no de otra forma. Este
don es muy necesario en los ministerios de sanación e intercesión, y en general para todo cristiano
para conocer o saber el origen último de las cosas o las causas que lo producen.
Dificultades
1. El hablar sin sabiduría puede dañar o afectar a las personas involucradas.
2. No utilizar el don como se debe.
3. Cerrarse a su manifestación por temor.
4. No tener una guía correcta.
5. No haber sido instruido adecuadamente sobre las manifestaciones tan diversas de este don.
RESUMEN
A través de este don, Dios enseña al hombre sobre sus verdades, permite que Su luz penetre en el
entendimiento del hombre. Este carisma es el diagnóstico que Dios hace de un hecho, de un
problema, de un estado de ánimo, de una situación, y que lo comunica a nuestra mente. Dios quiere
muchas veces participarnos conocimientos concretos con un fin especial. Lo hace mediante este
carisma cuya utilidad es mayor de la que suponemos.
El don de palabra de conocimiento es utilísimo, porque nos permite mirar las cosas creadas con la
luz de la fe y nos enseña a usarlas debidamente y a convertirlas en peldaños para ascender hasta
Dios y no en medios para alejarnos de Él.
Dios puede manifestarse de muy diversas maneras de acuerdo a las personas. Él es libre y siempre
hay que estar esperando las sorpresas del Espíritu Santo.
Definición
Es una iluminación del Señor a la persona, que la impulsa a decir una palabra práctica para que se
cumpla la voluntad de Dios en una situación determinada.
Partes de la definición
1) Iluminación del Señor a la persona
La primera acción de Dios es similar al discernimiento: es una iluminación interior. El alcance de
este don es mucho más extenso que el discernimiento, refiriéndose a cualquier necesidad o situación
imaginable.
2) A decir una palabra práctica
La persona necesita palabras distintas en cada situación. Algunas veces para avanzar, otras veces
para esperar. Algunas palabras prácticas son creativas, dando una idea completamente nueva. Este
carisma nos proporciona en un momento dado todos los conocimientos necesarios para defender la
fe, para dar testimonio del Señor o para solucionar un problema difícil, o para ver la manera de
realizar un plan que el Señor nos ha mostrado individual o comunitariamente. Ante una situación
confusa, dice: “Hay que hacer esto...”. Este carisma consiste en recibir en forma súbita y bajo la
acción directa del Espíritu Santo, los conocimientos necesarios para enfrentarnos a una situación
difícil, dar la respuesta o solución acertadas a preguntas o problemas difíciles.
Nos capacita para utilizar bien en un momento dado los conocimientos naturales o sobrenaturales
que hayamos adquirido. La palabra de sabiduría aplica el conocimiento natural y las verdades de la
fe a la situación que se vive. Es la palabra correcta en tiempos de oportunidad o emergencia.
3) Para que se cumpla la voluntad de Dios
El carisma ayuda a la gente a conocer la voluntad de Dios y sobre todo la manera práctica de
realizarla. Jesús habló constantemente palabras de sabiduría, como las que le dijo al joven rico:
“anda y vende todo lo que posees, y dáselo a los pobres... y luego vuelves y me sigues” (Mt 19, 21).
Su propósito es abrir a los oyentes a la sabiduría de Dios al manejar o reaccionar ante una situación,
o para silenciar a un oponente.
4) En una situación determinada
Jesús no anduvo diciéndole a todos las mismas palabras. Lo que le dijo al joven rico era la voluntad
de Dios para él en ese momento. A situaciones diferentes, corresponden soluciones diferentes, y el
Espíritu de Dios es creativo, no aplica indistintamente los mismos esquemas y reglas.
Su aplicación se da principalmente en las siguientes circunstancias:
• En momentos de tomar decisiones (ya sea un individuo, un grupo de oración, una familia o
una parroquia).
• En momentos de consejo, la palabra de sabiduría no es dictada, sino surge gradualmente.
• En momentos de prueba, cuando la obra de Dios se ve amenazada, la palabra de sabiduría
suprime la amenaza.
• En momentos de oportunidad, pues las palabras apropiadas pueden abrir a una persona al
Espíritu de Dios o ser el momento culminante que se necesita para una serie de gracias.
• En momentos de crisis, ya sea personal o del grupo, salvan la situación o proporcionan la
guía necesaria.
En el Antiguo Testamento:
El caso más famoso es la palabra dicha por Salomón cuando fue llamado a resolver una disputa
entre las dos mujeres que peleaban por un mismo niño (cf. 1 Re 3, 16–28).
En el Nuevo Testamento:
Jesús también manifestó este carisma cuando:
• Respondió a la tentación del demonio en el desierto (cf. Mt 4, 1–10; Lc 4, 3–12).
• Dio una directiva práctica al joven rico de cómo entrar en el reino de los cielos (cf. Lc 18,
22).
• Acalló a sus oponentes sobre el impuesto al César (cf. Mt 22, 21) y a los sumos sacerdotes
que lo interrogaron sobre el bautismo de Juan (cf. Mt 21, 24–27).
• Salvó la vida a la mujer adúltera a quien iban a apedrear (cf. Jn 8, 7).
Jesús, además, prometió a sus discípulos estas palabra ungidas del Espíritu: «Cuando los lleven ante
las sinagogas, los jueves y las autoridades, no se preocupen pensando cómo se van a defender o qué
van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese mismo momento lo que hay que decir» (Lc
12, 11–12). Por ello, en la primera Iglesia, los apóstoles manifestaron este carisma en diversas
oportunidades (cf. Hch 4, 19–20; 6, 2–4; 15, 28–29).
Cómo se prepara la persona para recibir este don
1. A través de una vida profunda de oración personal.
2. Una fe habitual de que Dios quiere revelar su voluntad y guiar nuestras decisiones.
3. Un sincero deseo de servir a otros.
Dificultades
1. No usar este don.
2. Que permanezca en los hermanos un lenguaje “del mundo”.
3. Usar un exagerado “lenguaje espiritual”.
4. Confundirse y creer que uno es “el sabio”.
RESUMEN:
Esta palabra de sabiduría es distinta a la sabiduría intelectual humana, y es muy importante. El
Señor nos lo proporciona como fruto de la oración y del estudio para profundizar en el mensaje y en
los criterios del Señor y para juzgar sabiamente los acontecimientos y realidades. Por ello, Santiago
escribe: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual la da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada” (1, 5). Y también san Pablo cuando dice a los
Colosenses: “No cesamos de orar por vosotros para que seáis llenos del conocimiento de la
voluntad de Dios con toda sabiduría e inteligencia espiritual” (1, 9). Hoy necesitamos mucho este
Carisma porque arrecian los cargos y sofismas para desacreditar a la Iglesia y porque las ocasiones
para hablar con sabiduría del Señor y de su ministerio se multiplican por doquier.
Trabajo durante la semana
1. Da dos ejemplos conocidos por ti con relación al discernimiento de espíritus: un
ejemplo de buen discernimiento y otro de mal discernimiento. Explica el porqué.
2. Escribe una definición, con tus propias palabras, del don de palabra de
conocimiento.
3. Según lo dice Santiago 1, 5: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría,
pídala a Dios...», escribe una oración en la que pides al Señor que aumente en ti
Su sabiduría.
Regresar
TEMA 11
Definición
El don de palabra de profecía es una acción de Dios por medio de la cual una persona, en oración,
comunica el mensaje de Dios a la comunidad. Aunque la profecía puede ser de índole que predice,
usualmente el mensaje se enfoca en una verdad ya conocida, pero la cual hace falta recordar en ese
momento.
Partes de la definición
1) Acción de Dios
El profeta ordinariamente está consciente de dos cosas:
a) Tiene un mensaje que transmitir.
b) Este mensaje es de Dios.
Es el Espíritu de Dios quien impulsa a la persona a comunicar dicho mensaje a la comunidad. La
iniciativa es del Señor.
2) En oración
Esta manifestación carismática ocurre generalmente durante la oración, cuando ésta es guiada por el
Espíritu, siendo el momento más frecuente en el ambiente de silencio y paz que sigue a la oración
en lenguas.
3) Comunica el mensaje de Dios
Hay toda clase de profecías. El único factor común es que provienen de Dios. Por ello, suelen estar
formuladas en primera persona: “Hijos míos, no tengan temor; yo estoy con ustedes...”
4) De índole que predice
La mayor parte de las profecías no predicen el futuro. Y las que lo hacen deben ser discernidas muy
cuidadosamente.
5) Se enfoca en una verdad ya conocida
Este es el contenido usual de una profecía. Su poder no está en revelar sucesos futuros, sino en
recordar verdades ya conocidas.
6) Hace falta recordar en ese momento
Hay cientos y cientos de verdades acerca de Dios y su amor por nosotros. El poder de la profecía
está en su pertinencia: es lo que la gente necesita oír en ese preciso momento.
Discernimiento de la profecía
Podemos distinguir tres tipos de profecía: profecía verdadera, no-profecía, y falsa profecía. Lo que
aquí se dice de la profecía puede aplicarse a los carismas de hablar en lenguas y de interpretar.
– Profecía verdadera
La profecía verdadera edifica, es decir: alienta, consuela, fortalece, da paz y gozo, hace sentir la
presencia y la acción de Dios, lleva al arrepentimiento y la conversión. La edificación recibida trae
como respuesta un asentimiento interior que no es reacción emocional. Esto es lo que algunos
llaman “testimonio interior”.
– No-profecía
La no-profecía ocurre cuando alguien dice, en forma de profecía, algo que en realidad no es
mensaje de parte de Dios, sino de la persona misma que habla. Esto sucede con frecuencia.
Lo que se dice puede ser bueno, aún podría ser un texto de la Sagrada Escritura, pero no se dice en
ese momento por inspiración de Dios. No daña pero tampoco edifica, parece faltarle poder; no
produce los efectos de la verdadera profecía. La persona puede tomar por profecía un pensamiento
que viene a su mente.
– Falsa profecía
No se presenta con frecuencia y es relativamente fácil de discernir. Causa daño en la asamblea y
crea confusión. Suele tener un contenido contrario a la doctrina de la Iglesia. Puede estar inspirada
por malos espíritus. También puede provenir de personas que sufren problemas emocionales o
desórdenes en su vida moral y los reflejan en palabras agrias, hostiles, condenatorias, presentadas
en forma de profecía.
Para el discernimiento de la profecía deben usarse los siguientes criterios: La profecía verdadera
edifica y lleva a los frutos del Espíritu. Cuando se pronuncia en una asamblea de oración, el grupo
tiene una sensación mayor de la presencia de Dios. La profecía verdadera toca los corazones de las
personas o da un entendimiento más claro de la actividad de Dios dentro de su pueblo.
La no-profecía no da fruto –ni bueno ni malo–. Aunque no perturba, tampoco posee el poder del
verdadero don carismático. Si una asamblea se caracteriza por tener demasiada profecía de este tipo,
se vuelve inactiva y se apaga el poder de Dios entre los miembros.
Cuando ocurre, los líderes, con mucho tacto, deben: a) Hablar con la persona que pronuncia con
regularidad expresiones que no son profecías; b) Dar enseñanzas claras en el uso de la profecía con
ejemplos de qué es una no-profecía y sus causas; c) Enseñar que la no-profecía debe pronunciarse
mejor en forma de una oración de alabanza.
La falsa profecía desbarata, causa ansiedad y aparta la asamblea o la comunidad de la voluntad de
Dios. Los frutos de la falsa profecía son malos, aunque a veces no se ve sino después de que ha
pasado algún tiempo, cuando surgen los resultados de creer en esta “profecía”. Una comunidad bien
instruida debe ser capaz de discernir la falsa profecía y rechazarla. Si es así, no tendrá ningún efecto
negativo.
Responsabilidades de los líderes
1. Proporcionar el clima espiritual adecuado para la profecía.
2. Estimular a las personas a profetizar.
3. Enseñar a pronunciar correctamente una profecía.
4. Enseñar a escuchar la profecía.
5. Enseñar a interpretar la profecía y a “apropiarse” de su contenido.
6. Enseñar a distinguir si la profecía es verdadera o no.
7. Corregir el uso incorrecto de la profecía.
Dificultades
1. Usar la no–profecía.
2. Uso de la falsa profecía.
3. Mal uso de la profecía personal y directiva.
4. No acoger adecuadamente el mensaje del Señor.
5. La no manifestación de este don.
RESUMEN
En la Escritura, cuando Dios habla al hombre, es para ayudarlo. Los profetas del Antiguo
Testamento eran una fuente constante de renovación espiritual. La efusión del Espíritu el día de
Pentecostés cumplió la promesa de Joel del don de profecía (Hch 2, 17). 1 Co 14 muestra la
importancia de la profecía para la comunidad. Desde el principio, la Renovación Carismática ha
dado énfasis a la alabanza comunitaria y espontánea, así como al uso de la palabra de profecía. Pero
el don tiene que ser bien usado y discernido para que tenga el efecto deseado por el Señor:
“Edificar, exhortar y consolar” (1 Co 14, 3).
5. EL DON DE LENGUAS
Definición
El don de lenguas es un lenguaje no conceptual en el que el Espíritu Santo se manifiesta en forma
audible a través de nosotros, habiéndonos cedido para que él produzca sonidos con nuestras cuerdas
vocales y lengua, de forma igual a un lenguaje humano cualquiera. Los sonidos acuden a nuestros
labios sin que nosotros pensemos necesariamente en ellos.
Partes de la definición
1) Lenguaje no conceptual
Quiere decir que, a diferencia del lenguaje humano y común, no se piensa para formar palabras, que
los sonidos no son palabras que signifiquen algún contenido o concepto. Puede parecerse a los
idiomas conocidos, pero no lo es.
2) Se manifiesta en forma audible
El Espíritu Santo está orando de continuo en nosotros, pero no lo oímos. Al cedernos al don de las
lenguas, entonces podemos escucharle a través de nuestras cuerdas vocales, produciendo sonidos
con nuestra boca como si se tratara de algún idioma conocido. La oración en lenguas, cuando se
cede a ella por primera vez, suena como cinco o seis palabras repetidas en diversas maneras. La
oración en lenguas comienza y continúa mientras la persona lo desee. Según pasa el tiempo, la
oración en lenguas se extiende o cambia, y en algunas ocasiones cambia el lenguaje.
3) Habiéndonos cedido para que el Espíritu Santo produzca sonidos
Decimos “cedido” porque en todo momento tenemos perfecto control de nosotros y nuestros labios.
Nuestra voluntad no se paraliza al manifestarse el don en nosotros. Este don no se consigue por
imitación o esfuerzo personal. Es dado por el Espíritu Santo.
4) Sin que nosotros pensemos necesariamente en ellos
La persona que ora en lenguas no comprende lo que está diciendo ni está tratando intencionalmente
de decir algo: “Si estoy orando en lenguas, mi espíritu reza, pero mi entendimiento queda ocioso”
(1 Co 14, 14). Sólo se deja conducir por el Espíritu Santo. Los que escuchan esta oración tampoco
comprenden lo que dice quien ora en lenguas.
1) La xenoglosia:
Es el fenómeno por el que, de modo milagroso, una persona puede ser comprendida por gentes que
hablan idiomas diferentes al suyo.
Dificultades
1. Creer que la oración en lenguas es una meta por obtener y no fijarse en los cambios en la
persona (conversión).
2. El no abrirse lo suficiente para que este Don se manifieste en la asamblea.
3. El temor a no ir más allá del Don de lenguas; es decir, no abrirse a otras manifestaciones del
Espíritu.
4. Dejar de lado la oración en lenguas, sin darle la debida importancia.
5. Que se manifieste el Enemigo en lenguas (es fácilmente reconocible pues produce efectos
contrarios a los frutos del Espíritu Santo).
6. Forzar a los hermanos a que oren en lenguas, dándoles a entender que si no lo hacen, su
oración no está bien hecha.
RESUMEN
El orar en lenguas no es un don imprescindible, pero sí muy útil para el crecimiento espiritual y,
según numerosos comentaristas, es la más amplia puerta de entrada al mundo de los carismas. Pero
no es la única. En comparación con la profecía, el orar en lenguas es carisma de menor importancia,
como lo indica san Pablo (cf. 1 Co 14, 5), porque la profecía edifica a la comunidad más que la
glosolalia. Pero para la edificación personal, la glosolalia es de mayor valor que los otros carismas.
A no ser, añade Pablo, que el glosólalo sea también intérprete de lo que dice.
Se puede crecer en este don (cf. 1 Co 14, 12). Todo depende de nuestra colaboración. Ante todo hay
que estudiarlo. Este modo de orar puede ser signo de la presencia de Cristo y del Espíritu en la
comunidad. El estar convencidos de ello puede hacer madurar y fructificar la oración del creyente.
Todo cristiano posee potencialmente los dones del Espíritu, desde que recibió el Don de Dios por el
Bautismo, pero se requiere una liberación, una entrega amorosa al Señor para que los carismas
empiecen a manifestarse.
6. DON DE INTERPRETACIÓN DE LENGUAS
Definición
La interpretación de lenguas consiste en que, después de haber escuchado el discurso en lenguas
(mensaje o profecía), la persona siente que debe dar un mensaje o profecía, sabiendo en su interior
que corresponde a lo dicho en lenguas. Dicho mensaje es dicho en un idioma entendible por los
demás.
Partes de la definición
1) Después de haber escuchado
El discurso en lenguas se da en un momento de silencio y como respuesta a una motivación interior
o impulso inspirador.
2) La persona siente que debe dar un mensaje
La persona se siente impulsada a dar el mensaje en el idioma de los presentes como quien da una
profecía, que puede ser más largo o más corto que lo dicho en lenguas. También puede darse el caso
de que sean más de dos interpretaciones para un mismo mensaje en lenguas.
3) Sabiendo en su interior que corresponde a lo dicho en lenguas
El mensaje en lenguas se da en primera persona de parte de Dios, quien es quien habla. Muy
ocasionalmente, el mensaje es un pasaje bíblico. En los casos en que la persona se la pasa dando
mensajes bíblicos, han de estar seguros de que no es interpretación real. La interpretación puede ser
sobre una oración o como es usual, sobre un mensaje o profecía. Generalmente, es otra persona la
que hace esta interpretación.
RESUMEN
Algunas veces, para el bien de quienes están participando de la oración y porque Dios desea que
ellos comprendan lo que se está orando o proclamando en nombre del Señor, el Espíritu concede
que se comprenda lo que está siendo dicho. Esta comprensión se da “con el corazón”, a través de un
entendimiento espiritual y no a través de una traducción conceptual y gramatical de las palabras. El
don de lenguas y de interpretación de lenguas se complementan recíprocamente.
El objetivo de este don, como todos, es llevarnos siempre hacia el Padre, estrechar cada vez más
nuestra vida con Él a través de los méritos de Jesús y por el poder del Espíritu Santo.
Regresar
TEMA 12
Definición
El Don de fe es el poder de Dios, que permite tener absoluta confianza en que él oirá
favorablemente la oración y actuará a pesar de las circunstancias difíciles.
Partes de la definición
1) Don
Es un regalo de Dios por medio del Espíritu Santo; es gratuito. No es un sentimiento que podamos
crear dentro de nosotros, no es una convicción o certeza.
2) Poder de Dios
No viene de nuestra seguridad, personalidad, ni conocimiento. Viene de Dios. Es disponible para ti,
se manifiesta más a los “débiles” (Cf. 2 Co 11, 9). Este don es una acción del Espíritu haciendo que
el poder de Dios se manifieste presente aquí y ahora.
3) Permite tener absoluta confianza
La confianza es el primer fruto de este carisma, no es confianza en sí mismo, en el hermano o en el
Grupo de oración. Es la confianza en Dios, y que viene de Dios. Por medio de este carisma, la
persona es capacitada, sin razonamiento humano y sin ninguna duda, para pedir o para hablar en el
nombre de Jesús en forma tal que lo que ella dice o pide tiene que suceder.
4) Él oirá favorablemente la oración
Es en un ambiente de oración donde Dios actuará más rápidamente. Esta fe viene de Dios, él es su
fuente; por ello, tenemos plena confianza de que él escuchará aquello que inspiró a la persona a
pedir.
5) Y actuará
Se espera una acción de Dios por propia mano a través de sus siervos, nosotros. Incluye dos
acciones de Dios:
• Interiormente, me da confianza.
• Exteriormente, produce “bendición al hermano” (acto).
6) A pesar de las circunstancias
Nada es imposible para Dios. Él nos lleva a realizar obras que por nosotros mismos no haríamos.
Diferencia entre la virtud de la fe y el don carismático de la fe
La virtud de la fe es un poder que los cristianos tienen todo el tiempo. Es el dinamismo dentro de
ellos por medio del cual ellos asienten a las verdades cristianas y actúan sobre ellas en una forma
usual (como asistir a Misa). Esta fe es causada al escuchar la Palabra de Dios y es la fe salvífica
necesaria para la salvación. El don carismático es un don pasajero por medio del cual Dios mueve a
la persona a orar o a actuar con certidumbre. Dios manifiesta su poder mediante una persona por la
fe carismática. Cristo describió la fe carismática como capaz de mover montañas.
Se puede decir que la virtud teologal es “nuestra fe”, que nos ha sido dada permanentemente. El don
carismático es la “fe de Dios”, la cual fluye por medio de nosotros en un momento dado cuando
Dios quiere actuar. Evidentemente, este don está relacionado estrechamente con la sanación y los
milagros.
Dificultades
1. Caer en un tipo de “fe irracional”, por falta de discernimiento.
2. Caer en la autosuficiencia: no escuchar a Dios, a la autoridad, etc.
3. Caer en el desaliento y el temor.
4. No actuar en fe.
RESUMEN
El Don de fe es una respuesta al hecho de que Dios está ahí y que nos muestra lo que podemos
esperar de Él. La Fe es esperar que el Señor hará lo que nos ha mostrado que hará, esperarlo, confiar
en ello y hacer las cosas que le permitan a Él realizar lo que quiere hacer. Es la Fe que nos hace
posible ver la gloria de Dios, es la Fe que “espera”, es la Fe expectante. Esto significa que a menudo
tenemos que hacer algo antes de que veamos a Dios obrar (Ejemplo: Pedro caminando sobre el
agua).
Este Don es frecuentemente pasado por alto, mas es el que abre las puertas al Don de Sanación y de
Milagros. Varía en curso de los acontecimientos en beneficio de la obra de Dios y de nosotros. La
Fe carismática es un Don poderoso, y a veces más poderoso e importante que la sanación. Además,
es bueno tener en cuenta que un acto de fe (fe doctrinal y virtud) es mío y el Don de Fe es Dios
actuando a través mío.
8. EL DON DE SANACIÓN
Definición
El don de sanación es el poder de Dios que restablece la salud a la persona en algún nivel de su ser.
Partes de la definición
1) Es el poder de Dios
El don pertenece únicamente a Dios y no a una persona, movimiento o “curandero”. Mas Dios
puede usar a alguien para que esto suceda. Entonces, la persona estará ejerciendo el don de
sanación.
2) Restablece la salud a la persona
Debemos recordar que nuestro Señor vino a darnos “Vida, y Vida en abundancia” (Jn 10, 10), por lo
que Él, cuando sana, sana al hombre integralmente; es decir, puede sanar –y lo hace– no sólo su
cuerpo, sino también su mente (memoria, emociones, recuerdos, sentimientos, etc.) y su espíritu.
3) En algún nivel de su ser
Podemos reconocer diversas manifestaciones de este don según sea el nivel en que se realiza:
• Sanación Interior: Sana nuestra mente (hombre interior). Por medio de la cual se alivian
algunas emociones o problemas mentales que están asociados con recuerdos dolorosos o
actitudes psicológicas que no son sanas.
• Sanación Física: Sanación de nuestro cuerpo. Por medio de la cual alguna enfermedad o
dolencia del cuerpo se cura y la persona retorna a la salud, al menos en esa área.
• Sanación Espiritual: Por medio de la cual se quita algún hábito de pecar o tentación. Se
puede recurrir en este caso a la oración de liberación o exorcismo (cuando nuestro espíritu se
halla enfermo por acción del maligno).
Todos son parte de un solo carisma al servicio del hombre completo.
Dificultades
1. Perder de vista el propósito real del grupo de oración.
2. No reconocer las fuentes de sanación en la Iglesia.
3. Exigir que la persona crea que será sanada.
4. ¡Profetizar la sanación!
5. Perderse en técnicas.
6. Usar la oración para evitar los medios normales de sanación (médico, medicamentos).
7. Tener pensamientos mágicos sobre sanación.
RESUMEN
La sanación ha surgido recientemente como una parte importante de la vida de la Iglesia y como un
poder definitivo contenido en el cristianismo. La nueva liturgia de la Unción de los enfermos ha
dado mayor énfasis a la sanación. Aún aquellos que se mantienen a distancia del movimiento
carismático están intrigados por los conceptos de “sanación física” y “sanación interior”.
Los carismáticos creemos que la presencia y la actividad de Dios es siempre curativa para el
hombre, al menos en algún nivel de su ser, y sin embargo, dándonos cuenta del misterio y del poder
del sufrimiento en el plan de Dios para redimir al mundo.
9. DON DE MILAGROS
Definición
Es el poder de Dios interviniendo en una situación determinada. El milagro anula, contradice o
supera el curso normal de lo que suele acontecer.
Partes de la definición
1) Es el poder de Dios interviniendo
Es una manifestación del poder de Dios y presencia victoriosa de Jesucristo. Todos los carismas son
acciones de Dios, mas el Don de milagros pone de relieve “el aspecto de intervención” que a veces
es tan rápida o extraordinaria, que llena de admiración ver el amor y el poder de Dios. El carisma
siempre requiere de una persona que ha cedido a la acción de Dios, pues aunque Dios puede hacer
milagros sin que nadie ore –intervención divina espontánea directa–, mas escogió usarnos como
instrumentos: Cf. Jn 14, 12; Hch 3, 12.16.
2) En una situación determinada
Este don puede ser usado dondequiera. Hay milagros grandes donde la situación es grave,
desesperada, sin esperanza y los hay pequeños, donde la dificultad “es pequeña o pasajera”. No sólo
se circunscribe a la sanidad, sino a toda situación de vida: dinero, familia, fe, conversión, etc.
Puede haber además una sanación milagrosa, mas no toda sanación es un milagro.
3) Anula, contradice o supera el curso normal
El milagro rompe o pasa por encima de las leyes naturales y de la lógica. Una sanación sólo és
milagrosa cuando es un caso insoluble para la ciencia médica. Cuando el Señor acelera el proceso
de curación que se podría conseguir de otra manera (tratamientos, reposo), no se considera un
milagro, sino sanación.
Responsabilidad de los líderes
1. Demostrar que Dios da diariamente el Don de milagros.
2. Predicar el amor de Dios por nosotros (Cf. Jn 10, 10).
3. Enseñar cómo orar por milagros (Cf. Stg 1).
4. Resaltar la necesidad de la actitud de servicio y humildad.
5. Predicar el kerygma.
Dificultades
1. Aunque hubo un milagro, todavía quedarán problemas por resolver.
2. Confianza falsa en milagros.
3. No discernir la presencia de un milagro por escepticismo o al contrario ser caza milagros.
RESUMEN
Desde el punto de vista teológico, los milagros son signos que muestran la presencia del prometido
reinado de Dios, y que acreditan a los portadores históricos de esta promesa.
El milagro no es una demostración arbitraria de la Omnipotencia de Dios, sino un testimonio del
amor y el poder de Dios que quiere salvar a todo el hombre y a todos los hombres. Dios manifiesta
a través de la realización de un milagro que no le es indiferente la vida del hombre y de todo su
pueblo, que es un Dios que se inclina hacia el hombre en el momento oportuno y necesario para
salvarlo. Es una de las maneras de Dios de manifestar la acción de su divina providencia, que está
siempre pronta a rescatar al hombre.
Regresar
Regresar a la página del Ministerio de Formación