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NUEVA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO Y JURISDICCIÓN

INDÍGENA ORIGINARIO CAMPESINA EN BOLIVIA


Carlos Derpic1

Resumen: La Nueva Constitución Política del Estado vigente desde febrero


de 2009, reconoce la existencia de la Jurisdicción Indígena Originario Cam-
pesina (JIOC) en pie de igualdad con la Ordinaria y la Agroambiental. La
emergencia de lo indígena, en Bolivia y en el nuevo texto constitucional, fue
producto de siglos de lucha y pareció encontrar su rumbo con el ascenso
del MAS al poder en 2006. Sin embargo la Ley de Deslinde Jurisdiccional
de diciembre de 2010, echa por tierra a la JIOC, reduciéndola a su mínima
expresión, incluso por debajo del proyecto de compatibilización entre la “ju-
risdicción ordinaria” y la “justicia comunitaria” de 1999.
Palabras clave: JIOC, indígena, deslinde jurisdiccional, Constitución, revo-
lución nacional.

Abstract: The New Political Constitution of the in force State from Febru-
ary, 2009, admits the existence of the Indigenous Jurisdiction Original Peas-
ant (JIOC) in foot of equality with the Ordinary one and the Agroambiental.
The emergency of the indigenous thing, in Bolivia and in the new constitu-
tional text, was a product of centuries of fight and seemed to find his course
with the ascent of MORE to the power in 2006. Nevertheless the Law of
Jurisdictional Demarcation of December, 2010, he throws for land the JIOC,
reducing it to his simplest form, even below the project of to making com-
patible between the “ordinary jurisdiction” and the “community justice” of
1999.
Keywords: JOIC, indigenous, jurisdictional delimitation, Constitution, na-
tional revolution.

1. Introducción

El 7 de febrero de 2009, entró en vigencia en Bolivia la “Nueva Constitución Política


del Estado” (NCPE), que emergió de un proceso constituyente inaugurado oficialmen-
1 Profesor de la Universidades Mayor de San Andrés, Católica Boliviana “San Pablo” (La Paz)
y La Salle Bolivia. Correo-e: carlosderpic@gmail.com. Artículo recibido: 18 de febrero de 2012;
aprobado: 20 de abril de 2012.
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te el 6 de agosto de 2006, con la posesión –en la ciudad de Sucre– de los miembros de
la Asamblea Constituyente2 elegidos un mes antes, aunque los orígenes de la misma se
remontan a movilizaciones realizadas varios años antes, caracterizadas por las conver-
gencia de organizaciones de pueblos indígenas de tierras altas y bajas, particularmente
la Coordinadora de Pueblos Étnicos de Santa Cruz y el Consejo de Markas y Ayllus
del Qollasuyu (CONAMAQ), misma que dio paso, más adelante, a la conformación
del denominado “Pacto de Unidad”, que se estructuró con la presencia de casi todas
las organizaciones indígenas del oriente de Bolivia, la Confederación Sindical Única de
Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), el (CONAMAQ), la Confederación
de Colonizadores de Bolivia, la Federación Nacional de Mujeres Campesinas Bartolina
Sisa, el Movimiento Sin Tierra, la Coordinadora de Pueblos Étnicos de Santa Cruz, la
Organización del Pueblo Mojeño y la Asamblea del Pueblo Guaraní.
Uno de los aspectos llamativos de la NCPE, fue el reconocimiento3 de lo que se
dio en llamar “Jurisdicción Indígena Originario Campesina” (JIOC), a la que se hace
referencia en el presente trabajo, comenzando por una consideración general acerca de
la problemática indígena4 en Bolivia, para luego analizar la manera en que la JIOC fue
incorporada tanto en la NCPE como en la Ley Nº 73 de Deslinde Jurisdiccional (LDJ).
Se comienza por una revisión sobre la manera en que los textos constitucionales
de Bolivia regularon los aspectos relativos a la problemática mencionada.

2. Situación de los indígenas en los diferentes textos constitucionales,


en el nacimiento y a lo largo de la historia de Bolivia

La primera Constitución Política del Estado de Bolivia, de 29 de noviembre de 1826,


en su Artículo 11 disponía5:

“Artículo 11. Son bolivianos:


1) Todos los nacidos en el territorio de la República;
2) Los hijos de padre o madre boliviana, nacidos fuera del territorio, luego que
manifiesten legalmente su voluntad de domiciliarse en Bolivia;
3) Los que en Junín o Ayacucho combatieron por la libertad;
2 No se hace referencia en el presente trabajo a la instalación, desarrollo y conclusión de la
Asamblea Constituyente, aunque debe quedar establecido que el texto que se sometió a referén-
dum en enero de 2009 y que finalmente se aprobó, no emergió de la mencionada Asamblea sino
que fue elaborado por unas cuantas personas “esclarecidas”.
3 Los militantes del MAS prefieren utilizar el término “constitucionalización” y no el de “reco-
nocimiento”.
4 La expresión “indígena” será utilizada como sinónimo de “indígena originario campesina”.
5 El resaltado corresponde, en todos los casos, al autor.
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4) Los extranjeros que obtengan carta de naturaleza, o tengan tres años de
vecindad en el territorio de la República;
5) Todos los que hasta el día han sido esclavos: y por lo mismo queda-
rán de derecho libres, en el acto de publicarse la Constitución; pero no
podrán abandonar la casa de sus antiguos señores, sino en la forma que
una ley especial lo determine”.6

El Artículo 14, por su parte, mandaba:

“Artículo 14.- Para ser ciudadano es necesario:


1. Ser boliviano.
2. Ser casado, o mayor de veintiún años.
3. Saber leer y escribir; bien que esta calidad sólo se exigirá desde el año de
mil ochocientos treinta y seis.
4. Tener algún empleo, o industria, o profesar alguna ciencia o arte, sin
sujeción a otro en clase de sirviente doméstico”.7

Los esclavos mencionados en el artículo 11 no eran otros que los indígenas, someti-
dos a un régimen, conocido como “pongueaje”, que tornaba inútiles los decretos liberales
dictados por Bolívar, uno en abril de 1824 (Trujillo) y tres en julio de 1825 (Cuzco), así
como la Resolución Suprema de 20 de agosto de 1825; instrumentos legales que habían
determinado el repartimiento individual de tierras entre los indios8. Ningún esclavo podía
ser propietario de ninguna tierra, en la medida en que él mismo era propiedad de otra
persona: el terrateniente o gamonal.
Hasta 1947, las diferentes constituciones que rigieron en Bolivia contaban con
artículo que declaraba la inexistencia de la esclavitud en Bolivia, aunque en la práctica ésta
existía bajo la forma ya mencionada del pongueaje.9

6 Salinas Mariaca, Ramón, Las Constituciones de Bolivia. Editorial Artística, La Paz, Bolivia, 1947,
p. 6-7.
7 Salinas Mariaca, Ramón, op. cit., p. 7.
8 Cf. Antezana Salvatierra, Alejandro, Estructura agraria en el siglo XIX, Editorial Offset Boliviana
Ltda. (EDOBOL), La Paz, Bolivia, 1992.
9 “Pongueaje” era la denominación que se daba a la forma de esclavitud o servidumbre que tuvo
lugar en Bolivia hasta 1952, por la cual los indios eran propiedad de los hacendados;”pongo”
era el indio sometido a pongueaje; y gamonal el dueño del pongo. Cf. Klein, Herbert. Historia
General de Bolivia, Editorial Juventud, La Paz, Bolivia, 1982. Montenegro, Carlos. Nacionalismo y
coloniaje, Editorial Juventud, La Paz, Bolivia, 2005. Zavaleta Mercado, René. 50 años de historia,
Editorial Los Amigos del Libro, Cochabamba, Bolivia, 1992.
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En cuanto a la ciudadanía, regulada en el Artículo 14 antes transcrito, el texto
constitucional de 1826 tenía requisitos que excluían de la vida política a los indígenas:
saber leer y escribir y tener algún empleo o industria, o profesar alguna ciencia o arte, sin
sujeción a otro en clase de sirviente doméstico. Los indígenas, cuyas lenguas maternas
eran el quechua, el aimara o el guaraní, carentes todas de alfabeto, no sabían leer ni
escribir en castellano; pero, por si fuera insuficiente, se añadía en el artículo transcrito el
requisito del numeral 4, por el cual ninguna persona indígena podría ser ciudadana porque
prácticamente no tenía empleo o industria ni profesaba alguna ciencia o arte; y, como
se anotó anteriormente, muchas eran pongos. Con algunas variantes, la exclusión de los
indígenas se consagró invariablemente a lo largo de los textos constitucionales posteriores
a 1826, hasta 1952.10
La propiedad de la tierra también tuvo sus grandes dificultades. Los decretos de
Bolívar, mencionados líneas arriba, no tomaron en cuenta la propiedad comunitaria vigente
entre los indígenas y se enmarcaron en una visión liberal individualista de la propiedad.
Disposiciones legales posteriores fueron también negativas respecto a este tema, como la
Circular Nº 50 de 14 de diciembre de 1842, puesta en vigencia durante el gobierno de José
Ballivián, que, ordenando en su parte dispositiva que los gobernadores conozcan de los
litigios sobre tierras, en su parte considerativa afirmaba que el Estado era propietario de
las tierras y los originarios una especie de enfiteutas.11
Durante el gobierno de Melgarejo, por decreto de 20 de marzo de 1866 se
estableció que los indígenas, en un plazo de 60 días después de su notificación, debían
obtener su título de propiedad abonando una suma de entre 25 a 100 bolivianos, bajo
conminatoria de quedar privados de su derecho de propiedad en caso de no hacerlo,
pudiendo entonces el Estado subastar su tierra. (Mendieta; 2006) Los criollos adquirentes
de tierras podían pagar su precio mediante bonos de la deuda pública y, en caso de que
no se presentase nadie a la subasta, “(…) los indios podrán permanecer en las tierras en
calidad de arrendatarios, pagando un canon al estado”.12
El 5 de octubre de 1874, bajo la presidencia de Tomás Frías, se promulgó la Ley
de Exvinculación, que se aplicó recién durante el gobierno de Narciso Campero en 1881,
y que dispuso que los indígenas que poseían terrenos, sea en condición de originarios,
forasteros, agregados o cualquier otra denominación, tendrían en toda la República, el
derecho de propiedad absoluta en sus respectivas posesiones, bajo los linderos y mojones

10 Cf. Salinas Mariaca, Ramón, op. cit.


11 Enfiteuta es una persona que tiene el dominio útil de la enfiteusis y ésta es la cesión perpetua
o por largo tiempo del dominio útil de una finca mediante el pago anual de un canon al que
hace la cesión, el cual conserva el dominio directo. Cf. Antezana Salvatierra, Alejandro, op. cit.
12 Klein, Herbert, op. cit. p. 180.
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conocidos en el momento de promulgarse la ley. Esta norma, aparentemente favorable a
los intereses de los indígenas, declaro a la comunidad como “excomunidad”:

“La Ley de Exvinculación, dictada por el gobierno de Frías en 1874, sancionaba


la sustitución de la propiedad colectiva del ayllu por la propiedad individual.
En otras palabras, se declaraba legalmente la extinción del ayllu y se pretendía
parcelar su territorio, individualizando la propiedad comunal, mediante la
dotación de títulos individuales.
Para las poblaciones indígenas andinas, fue un golpe duro, pues el Estado
boliviano pretendía destruir la estructura y la organización del ayllu mediante un
decreto. Como consecuencia de la aplicación de la citada Ley de Exvinculación,
se desató el más importante proceso de expropiación de tierras comunales de
la historia republicana, implementado a través de la Revisita General de tierras,
del año 1881”.13

La revolución nacional de 1952 permitió la superación de algunos de estos


problemas. El 21 de julio de 1952 se estableció el voto universal, incluyendo a mujeres
e indígenas y excluyendo de los requisitos para el ejercicio de la ciudadanía el saber leer
y escribir y el tener renta profesión o empleo de algún tipo. El 2 de agosto de 1953
se decretó la reforma agraria, bajo el principio de que la tierra es de quien la trabaja,
estableciendo, entre otros, el mecanismo de la dotación por la cual se distribuyó de manera
individual la tierra. El reconocimiento constitucional tanto del voto universal como de los
principios de la reforma agraria, se hizo efectivo en 1961.14
Casi a finales del siglo XX, el 18 de octubre de 1996, se promulgó la ley Nº 1715,
del Servicio Nacional de Reforma Agraria (conocida como “Ley INRA”), que reconoció
por primera vez la propiedad comunitaria sobre la tierra, por la vía de las denominadas
“tierras comunitarias de origen” (TCO) y “tierras comunales”.
Pese a los avances descritos, los indígenas y campesinos continuaron siendo consi-
derados por los descendientes de los criollos, como gente de segunda categoría e indigna15,

13 Ticona, Esteban, “Pueblos indígenas y Estado boliviano. La larga historia de conflictos”,


www.ugr.es, consultada el 12-11-10.
14 Las tres medidas fundamentales de la revolución nacional fueron el Voto Universal, la Re-
forma Agraria y la Nacionalización de las Minas, a las que se debe agregar la Reorganización del
Ejército, la Reforma Educativa y el Control Obrero.
15 Era y es común que muchas personas que se creen europeas nacidas en Bolivia, hablen de
la “gente bien” o la “gente de buena familia”, para referirse precisamente a personas criollas o
mestizas; en su mentalidad, los indígenas no forman parte de estos grupos y son más bien una
suerte de personas de segunda o tercera categoría.
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sin los mismos derechos que ellos pero sí con muchas obligaciones. En la cúspide de la
escala social boliviana se encontraban los criollos blancos, debajo de ellos los mestizos y
en la base, colmados de obligaciones y prácticamente sin ningún derecho, los indígenas,
subestimados, marginados y excluidos. Aún hoy, en 2011, existen quienes les consideran
seres inferiores. En ese contexto, la normativa vigente “legitimaba” lo que sucedía en
la realidad.

3. Cambios en la situación

A lo largo de la historia de Bolivia y aún antes de su nacimiento como República, los


indígenas llevaron adelante acciones de diverso tipo en orden al reconocimiento y vi-
gencia de sus derechos.
• Tupac Katari, en 1781, ejerció un prolongado cerco a la ciudad de La Paz,
siendo finalmente capturado y descuartizado por los españoles.
• La Guerra Federal de 1899 tuvo como uno de sus principales exponentes al
líder aimara Pablo Zárate Willka. Ocurrida en la época en que el estaño sus-
tituyó a la plata como principal fuente de ingreso de divisas para Bolivia, fue
expresión de la pugna entre conservadores (vinculados a la producción de la
plata) y liberales (alineados en la explotación del estaño), que concluyó con el
traslado de la sede de gobierno a La Paz y la traición de los liberales a Zárate
Willka y sus seguidores aimaras.
• Como confluencia de la Guerra del Chaco y la crisis mundial del capitalismo,
en 1938, bajo la presidencia del Germán Busch, se puso en vigencia la primera
Constitución Social en Bolivia. Luego de las partes dogmática y orgánica, el
texto incluyó por vez primera los Regímenes Especiales, dentro de los cuales
estaba el “Régimen del Campesinado”, que constaba de tres artículos: 165, 166
y 167. El primero reconoció y garantizó la existencia legal de las comunidades
indígenas; el segundo dispuso que la legislación indígena y agraria debía sancio-
narse teniendo en cuenta las características de las diferentes regiones del país;
el tercer artículo dispuso que el Estado fomentaría la educación del campesino,
mediante núcleos escolares indígenas que tuvieran carácter integral abarcando
los aspectos económico, social y pedagógico.16
• En 1952, se produjo la Revolución Nacional y dos de sus medidas tuvieron que
ver directamente con la temática indígena: el voto universal y la reforma agra-
ria. El primero se dio con la puesta en vigencia del Decreto Supremo Nº 3128
de 21 de julio de 1952, cuyo artículo 1 disponía: “Tendrán derecho al voto para
la formación de los poderes públicos, todos los bolivianos, hombres y muje-
16 Salinas Mariaca, Ramón. op. cit.
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res, mayores de veintiún años de edad siendo solteros o de dieciocho siendo
casados, cualquiera que sea su grado de instrucción, su ocupación o renta”.17
Por lo que toca a la Reforma Agraria, fue puesta en vigencia el 2 de agosto de
1953, mediante Decreto Ley Nº 3464 y se basó en el principio de que “la tierra
es de quien la trabaja”.
• En 1979 nació la Confederación Sindical de Trabajadores Campesinos de Boli-
via (CSTUCB), como organización gremial de los campesinos e indígenas bo-
livianos. En noviembre de dicho año fue notoria la participación de la misma
en las medidas adoptadas por la Central Obrera Boliviana (COB) en contra del
paquete económico dispuesto por el gobierno de la Presidenta Lidia Gueiler
Tejada que a los pocos días de asumir sus funciones devaluó el peso boliviano
de 20,40 a 25 por dólar americano.
• En el Congreso Nacional de la CSUTCB realizado en Cochabamba entre el 16
y el 20 de enero de 1984, se aprobó el texto denominado “Ley Agraria Funda-
mental”, cuyo artículo 1 decía: “El trabajo personal en actividades agropecua-
rias de silvicultura es la base del derecho a la propiedad de la tierra, conforme
a las prioridades de dotación señaladas en la presente ley”.18
El texto de esta “ley” fue asumido con entusiasmo por las bases campesinas
de la CSUTCB y, si bien fue objeto de varias críticas por parte de los indígenas
del oriente, que propusieron una “Ley Indígena”, señalando que el proyecto
mencionado solamente tomaba en cuenta la realidad del occidente de Bolivia,
no puede negarse la importancia que tuvo, sobre todo en función de su origen.
• El 11 de julio de 1991, mediante Ley Nº 1257, Bolivia ratificó el Convenio Nº
169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indí-
genas y Tribales.
• La década de los 90 fue escenario de varias marchas indígenas orientadas a la
reivindicación de sus derechos. La primera (1990) fue denominada “Marcha
por el Territorio y la Dignidad”, comenzó por iniciativa del pueblo Mojeño en
Trinidad y llegó a La paz, alcanzando la aprobación de un Decreto Supremo
que reconocía la existencia de los primeros territorios pueblos indígenas y el
reconocimiento nacional e internacional de la existencia de los pueblos indí-
genas de las tierras bajas. La segunda (1996), fue la “Marcha por el Territorio,
el Desarrollo y la Participación Política de los Pueblos Indígenas y constituyó
una caminata indígena – campesina de todos los pueblos miembros de la Con-
federación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB), que tuvo
17 www.derechoteca.com, consultado el 15-05-11.
18 Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia - CSUTCB. Proyecto de
Ley Agraria Fundamental. Sin editorial. Cochabamba, Bolivia, 1984. p. 17.
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dos logros: La promulgación de la Ley Nº 1715, del Servicio Nacional de Re-
forma Agraria Ley “INRA”) y el reconocimiento de 33 Tierras Comunitarias
de Origen (TCO). El año 2000 se dio la tercera marcha, denominada “Marcha
por la Tierra, el Territorio y los Recursos Naturales” que, protagonizada por
la Coordinadora de los Pueblos Étnicos de Santa Cruz, el pueblo Mojeño del
Berni y otros pueblos de la Amazonía, tuvo como resultado la modificación de
la Ley Nº 1715 y la puesta en vigencia de un Decreto Supremo que reconocía
oficialmente las lenguas de los pueblos indígenas de las tierras bajas. Finalmen-
te, en mayo de 2002, la “Marcha por la Soberanía Popular, el Territorio y los
Recursos Naturales” fue un evento consistente en una kilométrica caminata en
la que se combinaron los movimientos campesino e indígena con más de 50
organizaciones sociales. Se extendió desde Santa Cruz hasta La Paz y su culmi-
nación fue un convenio con el gobierno y los partidos políticos con represen-
tación parlamentaria que comprometieron la viabilidad de la Asamblea Nacio-
nal Constituyente como mecanismo de reforma a la Constitución Política del
Estado. En octubre y noviembre de 2006 los indígenas marcharon de Santa
Cruz a La Paz y obligaron al Parlamento a aprobar una Ley de Reconversión
Comunitaria de la Reforma Agraria.
• En 1993 fue posesionado como Vicepresidente de la República el indígena
aimara Víctor Hugo Cárdenas Conde, lo que constituyó un paso significativo
en el reconocimiento de los derechos políticos de los pueblos indígenas y en
la adopción de medidas y disposiciones legales que los beneficiaron. La refor-
ma constitucional de 1994 y las leyes de Participación Popular y de Reforma
Educativa se inscriben en este contexto y en su elaboración Cárdenas participó
activamente. Diez años después, en 2004, se realizó una nueva reforma cons-
titucional que también tuvo interesantes avances en relación a los indígenas.
• Se tiene, por último, el triunfo del Movimiento al Socialismo (MAS) en 2005 y
la posterior convocatoria a Asamblea Constituyente en 2006.

4. La Reforma Constitucional de 1994 y el reconocimiento
de la “Justicia Comunitaria” en Bolivia

El artículo 1 de la Constitución Política del Estado. Reformado en 1994, dispuso: “Bo-


livia, libre, independiente, soberana, multiétnica y pluricultural constituida en República
Unitaria, adopta para su gobierno la forma democrática representativa y participativa,
fundada en la unión y la solidaridad de todos los bolivianos”.19

19 Gaceta Oficial de Bolivia, Constitución Política del Estado, Imprenta de la Gaceta Oficial de
Bolivia, La Paz, Bolivia, 1995, p. 3.
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Lo novedoso en esta norma fue la caracterización de Bolivia como “multiétnica
y pluricultural”, lo que significaba el reconocimiento de que los bolivianos no eran
“unos”, sino que existía una diversidad étnica y cultural. Se dejaba lo “uno”, para dar
paso a lo “múltiple”.
El artículo 171 de la Constitución, quedó redactado del siguiente modo:

“I. Se reconocen, se respetan y protegen en el marco de la Ley, los derechos


sociales, económicos y culturales de los pueblos indígenas que habitan en el
territorio nacional, especialmente los relativos a sus tierras comunitarias de
origen, garantizando el uso y aprovechamiento sostenible de los recursos
naturales, a su identidad, valores, lenguas, costumbres e instituciones.
II. El Estado reconoce la personalidad jurídica de las comunidades indígenas
y campesinas y de las asociaciones y sindicatos campesinos.
III. Las autoridades naturales de las comunidades indígenas y campesinas
podrán ejercer funciones de administración y aplicación de normas propias
como solución alternativa de conflictos, en conformidad a sus costumbres
y procedimientos, siempre que no sean contrarias a esta Constitución y las
leyes. La Ley compatibilizará estas funciones con las atribuciones de los Po-
deres del Estado”.20

En la reforma de 2004, se añadió el reconocimiento de los pueblos indígenas


como sujeto político, en los artículos 222 y 223:

“Artículo 222. La Representación Popular se ejerce a través de los partidos


políticos, agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas, con arreglo a la pre-
sente Constitución y la leyes.
Artículo 223º.
I. Los partidos políticos, las agrupaciones ciudadanas y los pueblos indígenas
que concurran a la formación de la voluntad popular son personas jurídicas
de Derecho Público (…)”.21

Visto en contexto y proceso, las modificaciones que anteceden tuvieron gran


importancia. Por primera vez se reconocía, aunque no explícitamente, la pluralidad
20 Ídem., p 59. El texto de este artículo fue objeto de críticas por parte de quienes consideraban
que Bolivia era homogénea y no debía darse paso al reconocimiento de la potestad de las auto-
ridades indígenas para aplicar sus propias normas; y también por parte de quienes consideraban
insuficiente su alcance en la materia, pues sólo permitía la utilización de las “normas propias”
como “solución alternativa de conflictos.
21 Ídem., p.70.
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jurídica existente en Bolivia, de la que daba cuenta la realidad cotidiana, pero negaba la
legislación vigente. Por primera vez se admitía que los indígenas sean sujetos políticos,
no sólo a través de partidos, sino en su condición de pueblos. Esto no era poco y tuvo
repercusiones en otras normas como la Ley Nº 1551 de Participación Popular22 que
definió a las Organizaciones Territoriales de Base (OTB) como sujetos de la partici-
pación popular, señalando que tales OTB eran los pueblos y comunidades indígenas y
las comunidades campesinas en el área rural; o la Ley Nº 1700, Forestal y la Nº 1777,
Código de Minería.

5. La Nueva Constitución Política del Estado


y los derechos de los pueblos indígenas

La Constitución de 2009, en su contenido, es distinta de las anteriores en varios as-


pectos, dentro de los que se encuentra el de los pueblos indígenas. El artículo 1 da
cuenta de la anterior afirmación: “Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social
de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático,
intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el
pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso inte-
grador del país”.23
Y el artículo 2, a mayor abundamiento, dispone: “Dada la existencia precolonial
de las naciones y pueblos indígena originario campesinos y su dominio ancestral sobre
sus territorios, se garantiza su libre determinación en el marco de la unidad del Estado,
que consiste en su derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconoci-
miento de sus instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales, conforme
a esta Constitución y la ley”.24
Otros artículos hacen referencia a aspectos como la conformación de la na-
ción boliviana por la totalidad de bolivianas y bolivianos, naciones y pueblos indígena
originario campesinos, y comunidades interculturales y afrobolivianas (artículo 3); a
los idiomas oficiales de Bolivia que, además del castellano, son treinta y seis, y a la
obligación de que los gobiernos plurinacional y departamentales deben utilizar por lo
menos dos de ellos (artículo 5); los símbolos patrios que incluyen a la wiphala y la flor
de patujú, además de la tricolor y el himno (artículo 6). El capítulo IV (artículos 30 al

22 También tienen relevancia algunos Decretos Reglamentarios de esta Ley, como el 23858 y
el 24447.
23 Gaceta Oficial de Bolivia, Constitución Política del Estado, Imprenta de la Gaceta Oficial de
Bolivia, La Paz, Bolivia, p. 2007.
24 Ibídem.
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Nueva Constitución Política del Estado y jurisdicción indígena originario campesina 53
32), consagra los derechos de las naciones y pueblos indígena originario campesinos; y
así sucesivamente.

6. La jurisdicción indígena originario campesina

El Título III de la NCPE (artículos 178 al 204) está referido al Órgano Judicial y al
Tribunal Constitucional Plurinacional:

“Artículo 178. I. La potestad de impartir justicia emana del pueblo boliviano


y se sustenta en los principios de independencia, imparcialidad, seguridad
jurídica, publicidad, probidad, celeridad, gratuidad, pluralismo jurídico, inter-
culturalidad, equidad, servicio a la sociedad, participación ciudadana, armo-
nía social y respeto a los derechos. (…)
Artículo 179. I. La función judicial es única. La jurisdicción ordinaria se ejer-
ce por el Tribunal Supremo de Justicia, los tribunales departamentales de
justicia, los tribunales de sentencia y los jueces; la jurisdicción agroambiental
por el Tribunal y jueces agroambientales; la jurisdicción indígena originaria
campesina se ejerce por sus propias autoridades; existirán jurisdicciones es-
pecializadas reguladas por la ley. II. La jurisdicción ordinaria y la jurisdicción
indígena originario campesina gozarán de igual jerarquía”. 25

Como se puede advertir, se reitera la vigencia del pluralismo jurídico y se de-


termina que la función judicial tiene tres ámbitos: las Jurisdicciones Ordinaria (JO),
Agroambiental (JAA) e Indígena Originario Campesina (JIOC), resaltando el hecho
de que la JO y JIOC gozarán de igual jerarquía. Los artículos 190 al 192, se refieren en
detalle a la JIOC:

“Artículo 190. I. Las naciones y pueblos indígena originario campesinos ejer-


cerán sus funciones jurisdiccionales y de competencia a través de sus autori-
dades, y aplicarán sus principios, valores culturales, normas y procedimientos
propios. II. La jurisdicción indígena originaria campesina respeta el derecho
a la vida, el derecho a la defensa y demás derechos y garantías establecidos en
la presente Constitución.
Artículo 191. I. La jurisdicción indígena originario campesina se fundamenta
en un vínculo particular de las personas que son miembros de la respectiva
nación o pueblo indígena originario campesino. II. La jurisdicción indígena

25 Ídem., p. 71-72.
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originario campesina se ejerce en los siguientes ámbitos de vigencia personal,
material y territorial:
1. Están sujetos a esta jurisdicción los miembros de la nación o pueblo in-
dígena originario campesino, sea que actúen como actores o demandado,
denunciantes o querellantes, denunciados o imputados, recurrentes o recu-
rridos.
2. Esta jurisdicción conoce los asuntos indígena originario campesinos de
conformidad a lo establecido en una Ley de Deslinde Jurisdiccional.
3. Esta jurisdicción se aplica a las relaciones y hechos jurídicos que se realizan
o cuyos efectos se producen dentro de la jurisdicción de un pueblo indígena
originario campesino.
Artículo 192. I. Toda autoridad pública o persona acatará las decisiones de
la jurisdicción indígena originaria campesina. II. Para el cumplimiento de las
decisiones de la jurisdicción indígena originario campesina, sus autoridades
podrán solicitar el apoyo de los órganos competentes del Estado. III. El
Estado promoverá y fortalecerá la justicia indígena originaria campesina. La
Ley de Deslinde Jurisdiccional, determinará los mecanismos de coordinación
y cooperación entre la jurisdicción indígena originaria campesina con la ju-
risdicción ordinaria y la jurisdicción agroambiental y todas las jurisdicciones
constitucionalmente reconocidas”.26

El primero de los artículos transcritos ya no hace referencia a “autoridades na-


turales” como el texto reformado en 1994, sino simple y llanamente a “sus autorida-
des”, a las que les atribuye el ejercicio de la función jurisdiccional,27 con aplicación de
sus valores culturales, principios, normas y procedimientos propios. Sin embargo, la
NCPE establece que la JIOC respeta los derechos a la vida, defensa y demás derechos
y garantías establecidos en la NCPE, en razón a que en algunos pueblos indígenas se
aplican penas corporales que atentan el derecho a la integridad de las personas e incluso
la pena de muerte.
El Artículo 191, en su parágrafo I, se refiere a un tema importante como es el
fundamento de la JIOC en cuanto a su aplicación, señalando que el mismo es un vín-
culo particular de las personas que son miembros de la nación o pueblo indígena. No
26 Ídem., p. 76-77.
27 Esta circunstancia ha sido analizada por el autor en otra obra, lo que trae como consecuencia
una negación del principio de pluralismo jurídico, pues éste esencialmente reconoce que no sólo
el Estado produce Derecho, sino también la sociedad civil. Cf. Derpic, Carlos. La justicia Comu-
nitaria en la NCPE, en Reflexión Crítica a la nueva Constitución Política del Estado. Konrad Adenauer
Stiftung, Editora Presencia, La Paz, Bolivia, 2009.
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Nueva Constitución Política del Estado y jurisdicción indígena originario campesina 55
es éste un tema menor, en la medida en que la auto identificación, tan aceptada hoy en
materia de antropología, puede llevar a equívocos.
El parágrafo II es, sin embargo, tanto o más importante, por cuanto establece
los ámbitos de vigencia de la JIOC: personal, material y territorial; es decir, ¿a quiénes
se aplica?, ¿en qué materias? y ¿en qué lugares?
La primera pregunta tiene una respuesta ambigua, pues dispone que están suje-
tos a la JIOC los miembros de la nación o pueblo, cualquiera sea la condición en que
actúen, lo que puede significar que la “contraparte” de uno de ellos, deba someterse a
dicha jurisdicción, aun sin ser indígena. La respuesta a la segunda pregunta es remitida
a una “Ley de Deslinde Jurisdiccional”, a la cual además le atribuye la determinación
de los mecanismos de coordinación y cooperación entre la JO y la JIOC28. Finalmente,
la respuesta a la tercera pregunta es también ambigua, pues no queda claro cuál es la
jurisdicción de un pueblo indígena originario campesino.29
Más allá de las ambigüedades apuntadas, no cabe ninguna duda respecto a la
voluntad política de dar a la JIOC un pie de igualdad con la JO y la JAA. ¡Por fin el
Derecho Indígena, después de tantos siglos de menosprecio y “desconocimiento” por
los seguidores de “lo occidental” y la “modernidad”, tendría vigencia plena! ¿Qué pen-
sarían los que afirmaban, convencidos, que los pueblos indígenas y sus normas eran
expresión del salvajismo aún persistente en la sociedad boliviana, a causa de no haber-
los exterminado como en otros lugares del planeta?

7. La Ley de Deslinde Jurisdiccional. (LDJ)30

El 29 de diciembre de 2010 se promulgó la Ley Nº 73, de Deslinde Jurisdiccional; la


norma que establecería la manera en que se desarrollaría la actividad jurisdiccional de
la JIOC, con su nuevo status.

7.1. Breve descripción

Luego de señalar su objeto (Art. 1), la LDJ repite el contenido del Artículo 2 de la
NCPE (Art. 2), refiere una vez más la igualdad jerárquica con la JO y la JAA (Art. 3),
28 Los defensores fervientes del texto constitucional señalan que lo único que puede existir
entre la JO y la JIOC es cooperación y coordinación, y no compatibilización como estaba
establecido en el artículo 171 de la anterior CPE.
29 Bolivia no tiene una ley de límites y el reconocimiento por parte de la NCPE de las auto-
nomías indígenas, junto con las departamentales, regionales y municipales, complica en gran
medida el adecuado entendimiento de este aspecto.
30 En todos los casos, las citas de la LDJ han sido obtenidas de la Edición Nº 209 de la Gaceta
Oficial de Bolivia, Imprenta de la Gaceta Oficial de Bolivia, La Paz, Bolivia, 2010.
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y establece los principios que la rigen (Art. 4): Respeto a la unidad e integridad del Es-
tado Plurinacional, relación espiritual entre las naciones y pueblos indígena originario
campesinos y la Madre Tierra, diversidad cultural, interpretación intercultural, plura-
lismo jurídico con igualdad jerárquica, complementariedad, independencia, equidad e
igualdad de género, e igualdad de oportunidades.
El artículo 5 reitera el respeto, promoción y garantía del derecho a la vida y los
demás derechos y garantías reconocidos por la Constitución Política del Estado, así
como el respeto y garantía del ejercicio de los derechos de las mujeres, su participación,
decisión, presencia y permanencia, tanto en el acceso igualitario y justo a los cargos
como en el control, decisión y participación en la administración de justicia. Un aspec-
to importante es el relativo a que las autoridades de la jurisdicción indígena originaria
campesina no sancionarán con la pérdida de tierras o la expulsión a las y los adultos ma-
yores o personas en situación de discapacidad, por causa de incumplimiento de deberes
comunales, cargos, aportes y trabajos comunales, aunque esto deja de lado normas de la
JIOC, que se aplican en varios lugares. A continuación la LDJ determina que todas las
jurisdicciones reconocidas constitucionalmente, prohíben y sancionan toda forma de
violencia contra niñas, niños, adolescentes y mujeres, señalando que es ilegal cualquier
conciliación respecto de este tema. Por último, la DLJ dispone que el linchamiento es
una violación a los Derechos Humanos, que no está permitido en ninguna jurisdicción
y que debe ser prevenido y sancionado por el Estado Plurinacional.
Por su parte, el artículo 6 prohíbe la pena de muerte, bajo proceso penal en la
justicia ordinaria por el delito de asesinato a quien la imponga, consiente o ejecute.
El Capítulo III está referido a los ámbitos de vigencia de la JIOC y el Artículo 7
señala que la JIOC es la potestad que tienen las naciones y pueblos indígena originario
campesinos de administrar justicia de acuerdo a su sistema de justicia propio y se ejerce
por medio de sus autoridades, en el marco de lo establecido en la Constitución Política
del Estado y la LDJ.
El Artículo 8 determina que la JIOC que se ejerce en los ámbitos de vigencia
personal, material y territorial, cuando concurran simultáneamente y, a partir del Artí-
culo 9, se tiene el desarrollo de cada uno de los ámbitos mencionados.
En relación al Ámbito personal, el Artículo 9 dispone que están sujetos a la
JIOC los miembros de la respectiva nación o pueblo indígena originario campesino.
En cuanto al Ámbito material, el Artículo 10 dispone que la JIOC conoce los
asuntos o conflictos que histórica y tradicionalmente conocieron bajo sus normas, pro-
cedimientos propios vigentes y saberes, de acuerdo a su libre determinación (Parágrafo
I), para señalar a continuación las materias a las que no alcanza (Parágrafo II):
a) En materia penal, los delitos contra el Derecho Internacional, por crímenes
de lesa humanidad, contra la seguridad interna y externa del Estado, terrorismo, tribu-
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tarios y aduaneros, por corrupción o cualquier otro delito cuya víctima sea el Estado,
trata y tráfico de personas, tráfico de armas y delitos de narcotráfico. Los delitos come-
tidos en contra de la integridad corporal de niños, niñas y adolescentes, los delitos de
violación, asesinato u homicidio;
b) En materia civil, cualquier proceso en el cual sea parte o tercero interesado el
Estado, a través de su administración central, descentralizada, desconcentrada, autonó-
mica y lo relacionado al derecho propietario;
c) Derecho Laboral, Derecho de la Seguridad Social, Derecho Tributario, Dere-
cho Administrativo, Derecho Minero, Derecho de Hidrocarburos, Derecho Forestal,
Derecho Informático, Derecho Internacional Público y Privado, y Derecho Agrario,
excepto la distribución interna de tierras en las comunidades que tengan posesión legal
o derecho propietario colectivo sobre las mismas;
d) Otras que estén reservadas por la Constitución Política del Estado y la Ley a
las jurisdicciones ordinaria, agroambiental y otras reconocidas legalmente.
Por último, el Parágrafo III señala que “los asuntos de conocimiento de la JIOC,
no podrán ser de conocimiento de la jurisdicción ordinaria, la agroambiental y las de-
más jurisdicciones legalmente reconocidas”. (Gaceta Oficial de Bolivia, 2010)
Por lo que hace al Ámbito territorial, el Artículo 11 determina que la misma se
aplica a las relaciones y hechos jurídicos que se realizan o cuyos efectos se producen
dentro de la jurisdicción de un pueblo indígena originario campesino, siempre y cuando
concurran los otros ámbitos de vigencia establecidos en la Constitución Política del
Estado y en la LDJ.
En su Capítulo IV se refiere a la coordinación y cooperación entre la JIOC, la
JO y la JAA, comenzando por definir lo que es una y otra (Artículos 13 y 15), para
establecer los mecanismos respectivos (Artículos 14 y 16) y terminar señalando que
las autoridades de todas las jurisdicciones no podrán omitir el deber de coordinación y
cooperación, y que, en caso de ocurrir, se sancionará como falta grave disciplinaria en el
caso de la JO, la JAA y las jurisdicciones especiales, en tanto en la JIOC, se sancionará
de acuerdo a sus normas y procedimientos propios (Artículo 17).
Por último, la Disposición Final Única de la Ley Nº 73, dice que la misma se
traducirá, publicará y difundirá en todos los idiomas de las naciones y pueblos indígena
originario campesinos del Estado Plurinacional de Bolivia.

7.2. Análisis de la LDJ

La LDJ debió ser el instrumento que regule la manera en que la JIOC iba a desarrollar
sus actividades en el marco de igualdad jerárquica dispuesto por la NCPE, puesto que,
con anterioridad a su reconocimiento constitucional, existía y se aplicaba en diferentes

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comunidades. Cuando en 1994 la CPE reconoció a la JIOC (bajo la denominación de
“Justicia Comunitaria”), se produjo un cambio de actitud del Estado en relación a la
problemática indígena y al Derecho que regía en los pueblos indígenas que habitan
Bolivia. Pero, sin duda, el cambio mayor tuvo lugar con el ascenso del MAS al poder y,
de manera específica, con la vigencia de la NCPE en febrero de 2009.
Félix Cárdenas Aguilar, actual Viceministro de Descolonización, dependiente
del Ministerio de Culturas, decía en su Informe de Presentación ante el Comité para la
Eliminación de la Discriminación Racial (CERD – ONU) en enero de 2011:

“Por primera vez, desde la fundación de Bolivia en 1825, tenemos un Presi-


dente Indígena, (…). La construcción de una sociedad de iguales respetando
nuestras diferencias es el desafío mayor que tenemos (…). Bolivia, un país
fundado sin nosotros, los pueblos indígenas. Es más, Bolivia, un país funda-
do contra nosotros. Por eso Bolivia es un estado sin nación y nosotros somos
naciones sin estado. (…) Somos 36 culturas, 36 idiomas, 36 formas de ver
el mundo y por lo tanto, 36 formas de darse respuestas sobre este mundo.
(…) Las leyes nuestras con leyes Frankenstein, Frankenstein aquel mostruo
que pretende ser humano y para lograrlo tiene las piernas de un muerto,
los brazos de otro muerto, la cabeza de otro muerto, Frankenstein, nuestros
abogados estudian código napoleónico, derecho romano, sistema presidente
vicepresidente, sistema norteamericano, sistema prefecto, subprefecto, co-
rregidor sistema español, sistema ombudsman, defensor del pueblo, sistema
nórdico, ¿qué cosa es nuestro? No hemos tenido la capacidad de diseñar
nuestras leyes desde nuestra realidad, desde nuestra identidad”.31

La cita que antecede ilustra, sin duda, los impulsos y la motivación de muchos
en el proceso de descolonización, parte del cual era poner en equivalencia de jerarquía
la JIOC, la JO y la JAA.
Sin embargo, la LDJ parece desmentir esta intención, por cuanto deja a la JIOC
en situación realmente incómoda. Veamos por qué.
El objeto de la ley es regular los ámbitos de vigencia de la JIOC y los mecanis-
mos de cooperación y coordinación entre las tres jurisdicciones establecidas por la
NCPE pero, antes de hacerlo, el texto de la Ley que se analiza hace referencia al marco
constitucional que le sirve de sustento, a la igualdad jerárquica y a los principios que la
rigen.

31 Cárdenas, Félix, Bolivia vive un proceso de cambio. Inédito.


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Nueva Constitución Política del Estado y jurisdicción indígena originario campesina 59
El Artículo 5 lleva como nomen iuris “Respeto a los derechos fundamentales y
garantías constitucionales”, lo cual es razonable salvo por el hecho de que algunos de
sus parágrafos contradicen lo que sucede en la práctica de algunos comunidades y pue-
blos indígenas. En efecto, el Parágrafo III de este Artículo dispone que no se sancio-
nará, por causa de incumplimiento de deberes comunales, cargos, aportes y trabajaos
comunales con la pérdida de tierras o la expulsión a las y los adultos mayores o perso-
nas en situación de discapacidad, cosa que suele ocurrir en algunos lugares; pero, por
otro lado, la redacción del Artículo puede ser entendida en sentido de que las sanciones
anotadas proceden en otros casos, lo que, sin embargo, podría quedar despejado con
la disposición del Parágrafo I del mismo artículo que dispone que las jurisdicciones re-
conocidas constitucionalmente, respetan, promueven y garantizan el derecho a la vida,
y los demás derechos y garantías reconocidos por la Constitución Política del Estado.
Sin embargo, queda la duda de por qué se hace referencia expresa a adultos mayores
y personas con discapacidad, si es que se encontraban contempladas en la disposición
general y por qué no se hace mención expresa de otros sectores o personas.
El Artículo 6 señala que está terminantemente prohibida la pena de muerte, lo
que guarda concordancia no sólo con la NCPE sino con instrumentos internacionales
ratificados por Bolivia. Sin embargo, llama la atención la disposición del mencionado
Artículo en sentido de que si se aplica dicha pena, se procesará penalmente en la justicia
ordinaria por el delito de asesinato a quien la imponga, la consienta o la ejecute. Esto,
pone a la JO por encima que la JIOC, porque de otro modo, podría ser esta última la
que imponga la sanción correspondiente. Esto se ratifica por otras disposiciones que
se analizan más adelante.
Conforme dispone el Artículo 8, los ámbitos de vigencia de la JIOC son el per-
sonal, material y territorial, pero cuando concurran simultáneamente, lo que no deja
lugar a duda alguna.
Por lo que toca al ámbito personal, la disposición de la LDJ va en sentido de
que están sujetos a la JIOC los miembros de la respectiva nación o pueblo indígena
originario campesino, surgiendo al respecto la duda en relación a la autoidentificación
que está en boga en la actualidad.
Pero, es en el ámbito material donde se encuentra tal vez las mayores dificultades
en relación a la cacareada igualdad jerárquica de la JIOC con las otras dos jurisdiccio-
nes. Para empezar, los teóricos afirman que la JIOC no está dividida en materias, como
ocurre con el derecho occidental, de manera que la mención a “ámbito material” debe-
ría entenderse solamente como una expresión aclaratoria que de ningún modo le resta
jerarquía a la JIOC.
Pero, la lectura del Artículo lleva a la convicción de que esta jurisdicción sólo
conocerá los asuntos que “histórica y tradicionalmente” conoció bajo sus normas, pro-
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60 Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales
cedimientos propios vigentes y saberes, “de acuerdo a su libre determinación”. Esto
significa que, después de tanta ilusión despertada y de tanto eventos y especialista con-
tratado, la JIOC está confinada sólo a aquello poco que conocía con anterioridad.
El Parágrafo II del Artículo 10 parece confirmar esta intuición, por cuanto ex-
cluye de la JIOC a una cantidad importante de delitos, sin aclarar la situación de otros
como –para no mencionar más que un ejemplo- el de “acusación y denuncia falsa”, que
ni siquiera se mencionan genéricamente. Por otro lado, se incurre en error cuando se
hace referencia a los supuestos “delitos de terrorismo”, que no existen como tales en el
Código Penal ni en ninguna otra norma.
En materia civil, la JIOC no alcanza a los procesos en los cuales sea parte o
tercero el Estado, lo que resulta incomprensible si se piensa una vez más en la igualdad
jerárquica de las tres jurisdicciones. Pero, más aún, la JIOC no conoce ningún proceso
relacionado con el derecho propietario.
Esto no es poco y merece un comentario aparte, concordado con la exclusión
que hace el inciso c) del Parágrafo y Artículo que se analizan, del Derecho Agrario del
ámbito de la JIOC. Desde la Reforma Agraria de 1953, Bolivia cuenta con un Derecho
Agrario, que inicialmente reconoció solamente la propiedad individual sobre la tierra,
ampliada luego a la propiedad colectiva, desde la vigencia de la Ley Nº 1715. Esto res-
pecto al hecho de que en Bolivia, existen zonas indígenas que mantuvieron sus formas
de organización, normativa e incluso idioma luego de la llegada de los españoles y de
la fundación de la República; en tanto existen otras en las cuales la imposición de la
encomienda y el repartimiento en la época colonial y de la hacienda en la republicana,
desestructuraron a los pueblos y comunidades sometidos a ellas.
La lucha de los indígenas, no sólo en Bolivia sino en el mundo, tiene como uno
de sus principales componentes el reconocimiento de formas de propiedad colectiva
sobre la tierra; es más, ni siquiera se habla de tierra sino de territorio, como un concepto
englobante y de mayor riqueza y profundidad.
Pero, por razones de diversa índole, los indígenas y campesinos también han ac-
cedido a formas individuales de propiedad de la tierra, regidos por el Derecho Agrario
al que, conforme dispone la LDJ, no alcanza la JIOC, pues sólo puede conocer casos
de “distribución interna de tierras en las comunidades que tengan posesión legal o de-
recho propietario colectivo sobre las mismas”. A este propósito surge una duda más,
vinculada a los anuncios de una nueva Ley Agraria que, al decir de quienes tuvieron
acceso al anteproyecto, eliminaría la propiedad colectiva sobre la misma; esto ha sido
interpretado como un “quitarse la máscara” del Presidente Morales, privilegiando a los
colonizadores (hoy denominados “comunidades interculturales”) y dentro de ellos a
los cocaleros, que vendrían a ser la verdadera base social de sustento d su gobierno, en
desmedro de los indígenas, originarios y campesinos, que día a día dan la impresión de
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Nueva Constitución Política del Estado y jurisdicción indígena originario campesina 61
estar siendo desplazados no sólo de las esferas de poder, en las cuales campean perso-
najes incorporados a último momento al MAS – IPSP, sino también de los beneficios
del denominado “proceso de cambio”.
A mayor abundamiento, siempre en el tema civil, queda latente la pregunta res-
pecto a problemas que puedan suscitarse, y de hecho se suscitan, respecto al derecho
de propiedad o sus derivaciones, respecto a otros bienes que no sean tierra o territorio.
El inciso c) del Parágrafo II del Artículo 10 de la LDJ, excluye a otras materias
como por ejemplo el Derecho Laboral, el de Hidrocarburos y el Forestal.
Por último, el inciso d) del Parágrafo II del Artículo 10 que se analiza, dispone
que la JIOC no alcanza a otras materias que están reservadas por la Constitución y la
Ley a las otras jurisdicciones. ¿Se encuentra dentro de estas materias el Derecho de
Familia y el de la Niñez y Adolescencia? Parecería que sí.
No parece suficiente consuelo la disposición del Parágrafo III del Artículo 10
de la LDJ, ni la del Artículo 12 respecto a la obligatoriedad y a la irrevisabilidad de las
decisiones de la JIOC por las otras jurisdicciones.
Por último, en relación al ámbito territorial, la norma vuelve a señalar que la
JIOC se aplica dentro de la jurisdicción de un pueblo indígena originario campesino
y, hasta el momento, no hay manera de saber a qué territorio corresponde dicha “ju-
risdicción”, habida cuenta de que ni la NCPE ni la Ley Marco de Autonomías y Des-
centralización de 20 de julio de 2010 dan cuenta precisa al respecto; por lo demás, la
LDJ reitera que su aplicación en el ámbito territorial está en función de la concurrencia
obligatoria de los otros dos ámbitos.
Por lo que hace a la coordinación y a la cooperación, conviene una puntuali-
zación inicial, referida a que se desechó el término “compatibilización” que utilizaba la
reforma constitucional de 1994, bajo el supuesto de que no es posible compatibilizar
ordenamientos normativos de los pueblos y comunidades indígenas con el derecho
occidental; de ahí por qué la LDJ sólo trata de la coordinación y cooperación entre
jurisdicciones.
Respecto de la primera, el Artículo 13 determina que las jurisdicciones estable-
cidas por la NCPE, “(…) en el marco del pluralismo jurídico, concertarán medios y
esfuerzos para lograr la convivencia social armónica, el respecto a los derechos indi-
viduales y colectivos y la garantía efectiva del acceso a la justicia de manera individual,
colectiva o comunitaria”, para añadir que la coordinación “(…) podrá realizarse de
forma oral o escrita, respetando sus particularidades”.
En relación a la cooperación, el Artículo 15 dispone que las jurisdicciones ya
mencionadas “(…) tienen el deber de cooperarse mutuamente, para el cumplimiento y
realización de sus fines y objetivos”.

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62 Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales
Más allá de la deficiente redacción de ambos artículos, hay que señalar que nin-
guno define lo que debe entenderse por coordinación y cooperación. Y la situación se
mantiene en el mismo nivel cuando se lee los Artículos 14 y 16, referidos a los meca-
nismos de coordinación y cooperación, respectivamente. En efecto, el primero de ellos
determina que la coordinación podrá ser mediante el establecimiento de “a) Sistemas
de acceso transparente a información sobre hechos y antecedentes de personas; b) Es-
pacios de diálogo u otras formas, sobre la aplicación de los derechos humanos en sus
resoluciones; c) Espacios de diálogo u otras formas para el intercambio de experiencias
sobre los métodos de resolución de conflictos; d) Otros mecanismos de coordinación,
que puedan emerger en función de la aplicación de la presente Ley”.
Y los mecanismos de cooperación tampoco están establecidos como corres-
ponde, pues el Artículo 16 dice que son tales: “a) Las autoridades jurisdiccionales y las
autoridades del Ministerio Público, Policía Boliviana, Régimen Penitenciario y otras ins-
tituciones, deben prestar inmediata cooperación y proporcionarán los antecedentes del
caso a las autoridades de la jurisdicción indígena originaria campesina cuando éstas lo
soliciten; b) Las autoridades de la jurisdicción indígena originaria campesina prestarán
cooperación a las autoridades de la jurisdicción ordinaria, de la agroambiental y de las
otras jurisdicciones legalmente reconocidas; c) La remisión de la información y antece-
dentes de los asuntos o conflictos entre la jurisdicción indígena originaria campesina y
las demás jurisdicciones; d) Otros mecanismos de cooperación, que puedan emergen
en función de la aplicación de la presente Ley”.
Nada de lo transcrito constituye mecanismo de ninguna naturaleza y se circuns-
cribe a la formulación de frases, muchas de ellas sin sentido y otras o sobre entendidas.
Se extraña la propuesta normativa de 1998, elaborada en los marcos de compatibiliza-
ción de funciones de la justicia ordinaria y la justicia comunitaria dispuesta por la Cons-
titución Política del Estado, que tenía, sí, una estructura adecuada y precisa, y niveles de
coordinación entre ambas.

8. Conclusiones

La marginación de los indígenas ha sido una nota permanente desde la creación de


la República de Bolivia el 6 de agosto de 1825 hasta el presente. A lo largo de dicho
tiempo e incluso antes, los indígenas desarrollaron acciones orientadas no sólo a sus
reivindicaciones sino también a su constitución como sujetos históricos de cambio.
Le llegada del MAS al poder en 2006, la instalación y funcionamiento de la
Asamblea Constituyente y la puesta en vigencia de una nueva Constitución, constituye-
ron un elemento de ilusión y esperanza para los pueblo indígenas originario campesi-
nos y para los explotados de Bolivia.
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Nueva Constitución Política del Estado y jurisdicción indígena originario campesina 63
En ese marco, el reconocimiento del pluralismo jurídico y de la Jurisdicción
Indígena Originaria Campesino en el texto constitucional, en pie de igualdad con otras
jurisdicciones, abrió una gran expectativa respecto a la vigencia de los distintos orde-
namientos jurídicos de los respectivos pueblos y comunidades. La Ley de Deslinde
Jurisdiccional era un instrumento de primera importancia para la puesta en práctica de
las disposiciones constitucionales.
Sin embargo, el contenido de esta norma jurídica, es insatisfactorio tanto desde
el punto de vista técnico como desde el de la reivindicación de los pueblos involucrados
en sus alcances. No responde, en modo alguno, a las ilusiones y esperanzas que desper-
tó y es una suerte de frustración respecto a la sinceridad con que el gobierno asumió lo
indígena para la realización de su proyecto.
No es sólo el tema de esta ley, sino varios otros que ponen en entredicho la vo-
cación del MAS y su gobierno, de llevar a la práctica sus postulados.
La Ley de Deslinde Jurisdiccional fue promulgada el 29 de diciembre de 2010,
al día siguiente de la fiesta de inocentes, que en Bolivia es propicia para la realización
de bromas de todo tipo; pero, además, en dicha fecha el gobierno del MAS vivió uno
de sus peores momentos como consecuencia de la nivelación de los precios de los
combustibles (“gasolinzao”) que había dispuesto tres días antes y que, finalmente, tuvo
que dejar sin efecto. Nadie se percató del contenido de esta norma que no satisface las
expectativas de quienes creyeron que el pluralismo jurídico y el funcionamiento de la
JIOC en pie de igualdad con las otras jurisdicciones, serían una realidad.

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