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SUICIDIO

El suicidio (del latín: suicidium)a es el acto por el que una persona de forma deliberada se provoca
la muerte.3 Por lo general es consecuencia de la desesperación derivada o atribuible a una
enfermedad física, una enfermedad mental —como la depresión, el trastorno bipolar, la
esquizofrenia o el trastorno límite de la personalidad—4 el alcoholismo o el abuso de sustancias.5
No obstante, el más «importante» factor de riesgo individual es el antecedente de un intento de
suicidio no consumado.6 A menudo influyen diversos factores estresantes como las dificultades
financieras, los problemas en las relaciones interpersonales o el acoso psicológico.7

Los métodos de suicidio varían por país y están parcialmente relacionados con su disponibilidad.
Los más comunes son el ahorcamiento, el envenenamiento con plaguicidas y la manipulación de
armas de fuego. Esta fue la causa de muerte de 817 000 personas en 2016,8 un aumento en
comparación con las 712 000 muertes por esta razón en 1990.9 Por lo anterior, el suicidio es la
décima causa de muerte a nivel mundial.510 Es más común en hombres que en mujeres; los
primeros tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de suicidarse que las últimas. Se
estima que cada año hay de diez a veinte millones de intentos de suicidio,14 que pueden acarrear
lesiones e incapacidades a largo plazo. Por su parte, los intentos no consumados son más comunes
en jóvenes y en mujeres.15

Limitar el acceso a los métodos, como armas de fuego y venenos, el tratamiento de la enfermedad
mental subyacente o del abuso de sustancias y la mejora de las condiciones financieras son
algunas de las medidas empleadas para prevenirlo. Aunque son comunes las líneas de crisis, hay
poca evidencia sobre su efectividad.16 La visión del suicidio ha sido influenciada por diversos
temas como la religión, el honor y el sentido de la vida. Tradicionalmente las religiones
abrahámicas lo consideran un pecado, debido a su creencia en la santidad de la vida. Durante la
era de los samuráis en Japón, el harakiri era respetado como una manera de resarcir un fracaso o
como una forma de protesta. El satí, prohibido en el Raj británico, implicaba la inmolación de la
viuda en la pira funeraria del marido recién fallecido, ya fuera voluntariamente o por presión de la
familia o la sociedad.17

Aunque en diversos países el suicidio o su intento son considerados un delito, en la mayoría de las
naciones occidentales no son punibles. Durante los siglos XX y XXI, el suicidio mediante inmolación
fue utilizado en algunas ocasiones a manera de protesta, mientras que los ataques suicida, como
el kamikaze, han sido empleados como una técnica militar y terrorista.

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