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Velocidad lectora: el indicador maldito.

¿A qué velocidad tendría que leer un alumno de…? Es una pregunta que me hacen de
vez en cuando y curiosamente no es fácil de responder. El currículo español establece
que, al terminar la educación primaria, un alumno “lee en voz alta diferentes tipos de
textos apropiados a su edad con velocidad, fluidez y entonación adecuada”, que
“descodifica con precisión y rapidez todo tipo de palabras”, o que “lee en silencio con la
velocidad adecuada textos de diferente complejidad”.

Sin embargo, no proporciona ninguna referencia sobre qué velocidad de lectura es


adecuada o suficientemente rápida. Por tanto, si se evalúa la velocidad lectora, se hace
con referencias no oficiales o mediante el juicio del profesor.

Respecto a referencias no oficiales… no es fácil encontrarlas, pero hay algunas. Por


ejemplo, Rafael Bisquerra obtuvo datos sobre velocidad lectora a distintas edades que,
creo que se pueden encontrar en este libro (reedición de una obra de 1994).

Otras referencias, que merecen un comentario más extenso son las de la Secretaría de
Educación Pública (SEP) de México.

El curioso caso de las referencias mexicanas de velocidad lectora


En 2010, la SEP publicó unos estándares nacionales de habilidad lectora estableciendo
el número de palabras por minuto que los alumnos deberían leer en voz alta al terminar
el curso. Uno de los documentos publicados para divulgar estas referencias indica:

No se trata de obtener forzosamente los valores máximos, sino al menos el mínimo


suficiente de acuerdo al grado escolar y buscar, después la mejora constante; al mismo
tiempo, se debe poner especial énfasis en que los niños y jóvenes comprendan lo que
leen.

Otras versiones de la tabla incluían referencias de velocidades en las que el nivel se


podría considerar bajo y en las que el alumno necesitaría algún tipo de apoyo.
No he encontrando información sobre cómo se construyeron estas referencias, pero son
coherentes con los datos de velocidad media de lectora obtenidos en esos cursos en
distintas investigaciones. La propuesta añadía también un procedimiento y algunos
materiales para que padres y profesores pudieran evaluar periódicamente y registrar la
velocidad de lectura.

No he seguido bien lo que sucedió con estos estándares, pero, además de ser muy
criticados, en la actualidad no los encuentro en la web de la SEP y algún compañero
mexicano me ha indicado que hace tiempo que no están vigentes. Entre las críticas que
se hacían a la propuesta he encontrado:

 Falta de sustento pedagógico.


 Efecto negativo sobre la motivación para la lectura.
 Efecto negativo sobre la comprensión.
 Dificultades prácticas para su aplicación.

Relación entre velocidad y comprensión

Existe una relación entre velocidad de lectura y comprensión lectora. En inglés, la


velocidad en la lectura de textos y la comprensión lectora tienen una relación
significativa (r = 0,48). En lenguas transparentes (el español es una de ellas) la relación
entre velocidad y comprensión lectora es similar (r = 0,60 en los primeros cursos de
primaria y r = 0,48 en los posteriores). Pero lo más interesante es que en las lenguas
transparentes, la velocidad lectora predice la comprensión mejor que la precisión en la
descodificación.

No conozco ninguna síntesis de la investigación sobre la relación entre velocidad y


comprensión en español, pero veamos datos de algunos estudios:
 Hay estudios que presentan una relación notable entre velocidad de lectura y
comprensión lectora (r = 0,81).
 En otros, el valor es menor (r = 0,31), aunque lo habitual es encontrar una
relación significativa.
 La relación entre velocidad lectora y comprensión (r = 0,52 en textos narrativos
y r = 0,34 en textos expositivos) es similar a la relación entre precisión en la
lectura de palabras y comprensión.
 En alumnado de 1º de primaria, la velocidad lectora (r = 0,35) predice la
comprensión lectora mejor que la precisión en la descodificación.
 El silabeo y el deletreo durante la lectura, en 2º curso de primaria, correlacionan
negativamente con la comprensión lectora (r = -0,46).

Las diferencias en los resultados de los distintos estudios están influidas por la forma
como se evalúan la velocidad y la comprensión. Por ejemplo, los estudios en que se
evalúan con el mismo texto tienden a dar resultados más altos que los estudios en que se
valoran con pruebas independientes.

Una cuestión en la que no voy a profundizar es si las mejoras en la velocidad lectora se


traducen en mejoras en la comprensión. Quien tenga mucho interés en este punto puede
mirar esta entrada del blog sobre los resultados de la técnica de lecturas repetidas y esta
otra con un estudio sobre esa técnica, realizado en español.

Concluyendo

En el tiempo que llevo trabajando en educación he visto varias veces cómo cuando se
proponen sistemas para evaluar la velocidad de lectura, referencias para valorarla o
actividades para mejorarla, aparece una postura opuesta que califica esas iniciativas de
reduccionistas o equivocadas. Quizá ese sea el motivo por el que no disponemos de
unas referencias claras acerca de cómo evoluciona la velocidad lectora y qué sería lo
normal en cada edad.

Indico algunas razones por las que sería interesante tener en cuenta esta medida de
lectura.

1. Tal como hemos podido ver, la velocidad lectora se relaciona con la


comprensión lectora.
2. La velocidad de lectura es fácil de medir. El procedimiento es sencillo, aunque
la medida de la velocidad de lectura en voz alta es laboriosa porque se debe
hacer de forma individual. También existen formas de medir la velocidad de la
lectura silenciosa que se pueden emplear con una clase completa, pero para el
profesorado resultan menos fiables.
3. Una velocidad lectora muy baja es un motivo para sospechar la existencia de una
dislexia, dificultad o trastorno en el aprendizaje de la lectura.
4. Existen actividades y estrategias para la mejora de la velocidad lectora. No está
del todo claro su impacto sobre la comprensión. Desde un punto de vista teórico,
conseguir una automatización de los procesos de descodificación que permita
leer con fluidez y sin esfuerzo permite que los recursos mentales (limitados) que
se emplean durante la lectura se puedan dedicar a la comprensión.
5. Es posible que alumnos con velocidades de lectura bajas comprendan
correctamente los textos, pero eso suele suceder si se dan condiciones favorables
(tiempo extenso para trabajar el texto o textos sencillos). Cuando el tiempo de
trabajo es limitado, la baja velocidad de lectura es un impedimento.

Muchas de las críticas que se hacen a las evaluaciones de la velocidad lectora dan por
supuesto que se convierte en el único objetivo de la lectura y que se empuja a los
alumnos a leer a velocidades tan altas que dificulten la comprensión. Si esto sucede,
estaría de acuerdo con ellas. Sin embargo, unos estándares de velocidad lectora no
tienen por qué motivar una carrera sin sentido a batir algún tipo de récord escolar.
Pueden ser, simplemente, un rango que oriente sobre lo que sería normal o esperable en
cada curso y que sirva como referencia para detectar problemas y valorar progresos.

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