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La ética estudia la moralidad de los actos humanos e intenta encaminar al derecho

hacia el ámbito del bien de los demás, lo que en nuestra profesión se ejerce a través
de conductas concretas ajustadas a juicios de valor para la consecución de objetivos
e intereses específicos.
La ética profesional ha sido esencial para la abogacía, sobre todo considerando que
del abogado debe la consecución de la justicia. La abogacía se convirtió en
profesión cuando emperador Justiniano fundó el primer colegio de abogados, al
obligar a aquellos que fueran abogar al foro registraran y cumplieran con una serie
de requisitos, muchos de los cuales tiene que ver precisamente con la conducta
ética de los abogados: acreditar la buena reputación, abogar sin falsedad, no
abandonar la defensa de una persona una vez aceptada.
En Chile no existe control ético de las profesiones. Los colegios, que cumplieron
esa función en el pasado, fueron disminuidos hasta trasformase en asociaciones
voluntarias cuyas normas sólo afectan a sus socios.
*Los colegios profesionales, que se remontan a la antigua Roma, son reconocidos
en nuestra Constitución Política de 1925: el primero en ser creado es el Colegio de
Abogados (1925), posteriormente el Colegio Médico y luego el Colegio de Dentistas
de Chile (1948). Por entonces, la afiliación aparecía como obligatoria, garantizando
la tuición ética amplia sobre los profesionales.
Curiosamente, el Acta Constitucional de 1976 consagraba la posibilidad de que -por
ley- se exigiera la colegiatura obligatoria a quien ejerciera una profesión
universitaria. Esta propuesta fue eliminada en el proyecto definitivo del texto
constitucional, que fue finalmente sometido a plebiscito en el año 1980. Por otra
parte, en 1981, el DL 3621 suprimió la colegiatura obligatoria de tipo profesional y
el control disciplinario que estas organizaciones ejercían.
En lo que al derecho respecta, el sistema de justicia exige un cambio y también lo
demandan los ciudadanos que requieren servicios de los abogados. El nuevo
Código de Ética Profesional del Colegio de Abogados proporciona un instrumento
adecuado y moderno para responder a esa demanda.
El Código de Ética del Abogado establece principios de la conducta de honradez, la
independencia, diligencia, secreto profesional, entre otros. deberes del Abogado
tanto frente a la sociedad y las autoridades jurisdiccionales.
Disposiciones de este cuerpo que reglan el funcionamiento de la abogacía.
Así el abogado se presenta como "un servidor de la justicia y un colaborador de su
administración" (art. 1º) que "debe mantener el honor y la dignidad profesionales"
(art. 2º); obrando "con honradez y buena fe" (art. 3º) "repudiando el empleo de
medios publicitarios para consultas" (art.15 ); "reprimiendo la incitación a litigar"
(art.16) e impidiendo asociarse con otros colegas con el propósito de aprovechar su
influencia para conseguir asuntos (art.46).
el Colegio de Abogados tiene hoy la calidad de asociación gremial. Por lo tanto, la
afiliación al Colegio es voluntaria.
Al afiliarse voluntariamente, el abogado queda sujeto a la tuición ética o
disciplinaria del Colegio, que conforme a los estatutos está radicada sólo en el
Consejo General, formado por 19 miembros. Esta tuición es del tipo de la que el
Código Civil dispone en el artículo 554; y configura sólo un derecho de “policía
correccional”, “independiente de los tribunales de justicia” y que se ejerce sólo “en
conformidad a los estatutos” de la entidad
Las únicas sanciones que contempla el Consejo General son la amonestación, la
censura por escrito, la multa, la suspensión en los derechos de asociado y la
expulsión del Colegio.
El PJ la herramienta que tiene para sancionar es un tipo penal que sanciona
específicamente conductas inadecuadas del abogado o procurador. ART 231 CP:
grado mínimo es de 61 días, y ese tipo penal se le conoce como PREVARICACION
DEL ABOGADO-> causa de infidelidad profesional.
EJEMPLO DE FALTA ETICA ES QUE UN ABOGADO PROMETA GANAR UN
CASO UNA CAUSA.
El procedimiento vigente no contempla la apelación contra las resoluciones del
Consejo General; pero sí incluye la facultad de solicitar su reposición al mismo
Consejo, con informe y proposición de fallo de un consejero distinto de aquel que
haya tramitado el reclamo de que se trate.
¿por qué es importante el Código de Ética del Abogado? Porque establece un
modelo del correcto actuar del abogado, modos generales. El Código aterriza
cuestiones de la ética que son más o menos abstractas y las adecúa a la práctica
profesional cotidiana. Por ejemplo, el Código aplica un principio de lealtad al cliente
a situaciones particulares, el art. 6 letra l establece: “Cuando se represente a una
sociedad, fundación, asociación o entidad sin fines de lucro, deberá completa lealtad
a la persona jurídica y no a sus socios, directores, ejecutivos, asociados, empleados
o accionistas y solamente puede representar los intereses de dichas personas
cuando los mismos no entren en conflicto con los de dichas entidades”.
Dado que las instituciones legales vigentes tienen tan poca eficacia, ¿qué nos hace
pensar que una iniciativa de autorregulación puede tener resultados
positivos?
La conducta humana puede estar motivada por factores exógenos o endógenos.
Los castigos o premios, son factores exógenos que pueden moldear la conducta de
un individuo. Por otra parte, las convicciones, de un individuo son factores
endógenos que motivan la conducta humana, muchas veces de manera más certera
que las motivaciones externas. En nuestro caso, el sistema de investigación
profesional de abogados y jueces, regido por la Corte Suprema de Justicia no está
brindando adecuadamente las sanciones ante conductas ilícitas y opuestas a la
ética profesional; por tanto, falla el sistema que distribuye las recompensas o
castigos correspondientes y no hay motivaciones exógenas para un actuar ético.
*El estado actual de la ética de las profesiones del derecho en nuestro país dista
mucho del ideal de Ulpiano. Según un reportaje periodístico, actualmente existen
alrededor de 700 casos de denuncias en contra de jueces, de los cuales 10% de los
casos se refieren a actos de corrupción (Carías, 2011). Asimismo, para junio de
2011 se tramitaban 3,841 denuncias contra abogados ante la Corte Suprema de
Justicia, la mayoría por casos de fraude (Ávalos, 2011). Lo más alarmante es que
estas denuncias se tramitan con poca diligencia y algunos casos llevan más de una
década sin resolución, lo que ha generado señalamientos de que no se ha podido
avanzar en la tramitación de denuncias de corrupción contra jueces porque dentro
de la misma Corte Suprema de Justicia, existen magistrados que buscan proteger
a los jueces denunciados (Carías, 2011), por tal motivo, precisa asegurar
efectivamente que los magistrados sean profesionales de “moralidad y
competencias notorias”, tal como lo exige la Constitución.
Ante esta realidad, es necesaria una reforma institucional que corrija las deficiencias
de la supervisión de las profesiones jurídicas. Sin embargo, paralelamente, es
fundamental la promoción del conocimiento y práctica de la ética profesional de la
abogacía. La revolución ética de las profesiones jurídicas debe comenzar con una
evolución del pensamiento de los individuos que se dedican a procurar la justicia. El
Código de Ética del Abogado es una contribución que nos permite avanzar hacia
esa meta.
Finalmente, es de esperar que todo este esfuerzo sea un incentivo para que el
control de las buenas prácticas profesionales, no solamente de los abogados, derive
en una legislación moderna sobre los colegios que incluya sanciones como la
suspensión en el ejercicio a fin de resguardar efectivamente a los usuarios de sus
servicios, así como de las instituciones que se ven afectadas por la conducta
inescrupulosa de ciertos profesionales.

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