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WILHELM SCMID

La felicidad

Antiguamente- suerte

Antiguamente se creía en la teoría no terrenal y en lo


terrenal, no todo el mundo quiere ser feliz del mismo modo.
Primero nos encontramos con la suerte.., el ser humano
desea algo que le cae de forma inesperada y que le es propicio.

Felicidad, fortuna.

En alemán la palabra “Glück” proviene del medio alto


alemán, “gelücke”, que el mundo medieval designaba el
desenlace fortuito, casualde una cuestón y que originalmente
contemplaba lo favorable.
Tých en griego, fortuna en latín.
Fortune en francés.
Fortune en inglés.

Luego se relacionó cada vez más este tipo de fortuna


con la casualidad favorable y la coincidencia deseada: sólo el
aspecto positivo.
La alternativa es abrirse. El carácter abierto, más
conocido como espontaneidad, está relacionado con la
atención y el olfato para reconocer y atrapar un hecho
propicio, así como la prudente preparación ante una posible
ocación favorable, que se corresponde con una sentencia
ingles inspirada en Séneca: “La suerte se da cuando coinciden
oportunidad y preparación”.

Genes.

Probablemente existe ya una base de casualidad en el


momento que el ser humano es engendrado y que existirá
después de muchos acontecimientos de su vida.

En ocaciones las cascadas de casualidades trazan líneas


en la vida con una lógica desconcertante, unas veces se
corresponden con lo que un ser humano había imaginado,
otras veces le ponen obstáculos con consecuencias
considerables. ¿Se encuentra ese principio organizador en el
propio ser humano o fuera de él?.No puede descartarse de
forma definitiva ni confirmarse rotúndamente que aflore un
sentido escondido, un nexo oculto bajo la forma de
casualidad. Para obtener claridad al respecto haría falta tener
una visión global acerca de la propia vida, de la vida en
general, el mundo entero y sobre todo de los astros, de todo lo
que, en definitiva, podría tener influencia sobre la casualidad
aparente: en todo caso esta posición la ocupa alguien que no es
un ser humano. Por lo tanto el sentido es una cuestión de
interpretación. No deberíamos precipitarnos rechazando la
posible interpretación de que existe una dimensión global que
ejerce influencia: esta dimensión puede ser una instancia para
apelaciones – religiosas en la oración, seculares en una
meditación –cuya consecuencia positiva es la concentración de
las propias energías para que trancurra algo favorable. Y a
sabiendas de que no siempre pueda ser así.

Lo esencial de la suerte es su no disponibilidad, sólo


está disponible la actitud que una persona pueda adoptar al
respeto: puede abrirse o cerrarse ante la casualidad de un
encuentro, una experiencia, una información.
Tanto en su fuero interno como en su conducta externa
puede tener preparado el cazamariposas con el que atrapar un
hecho fortuito, o bien levantar la pared en la que reboten todas
las casualidades. ¿Realmente es posible cerrarse a la
casualidad adversa? Para ello deberíamos tomar en cuenta la
declaración de Pascal.

Blaise Pascal del siglo XVII: “todas las desgracias del


mundo se deben a que las personas no permanecen en sus
hogares”. Una postura abierta de forma forzada, una postura
ofensiva frente a la casualidad consistiría además en “hacer
cosquillas a la suerte”.

Epoca moderna el bienestar.

En la época moderna se entiende la felicidad por


aquello- que le van bien las cosas, que se divierte, que tiene
experiencias agradables, que disfruta el placer, que tiene éxito,
en resumen: experimentartodo lo que se considere positivo.
Junto a la suerte o felicidad casual, nos encontramos
con una felicidad que podemos denominar bienestar,
happiness en inglés, bonheur en francés.
En la era moderna la idea de felicidad es definida casi
exclusivamente a través del bienestar. Generalmente, casi sin
saberlo, el hombre moderno sigue con ello una definición
elaborada en 1690 por John Locke, un importante
representante del empirismo inglés, que parte de la afirmación
de que la naturaleza ha implantado en el hombre “el afán de
felicidad” (pursuit of hapiness) y “el rechazo al sufrimiento”,
la felicidad es “el mayor placer posible” (Ensayo sobre el
entendimiento humano, II, 21, 42). A cont inuación, en el siglo
XVIII, el siglo de la Ilustración, se produjo un discurso
desbordante sobre la felicidad y surgió una ciencia de la
felicidad sometida a reglas , que debería servir para la
producción sistemática del placer. La encicloperdia francesa,
editada a partir de 1751, en su artículo sobre la felicidad
(bonheur) se plantea la pregunta de si cada uno de nosostros
no tiene incluso el derecho a ser feliz según su propia
concepción. Y efectivamente el derecho a la búsqueda de la
felicidad, frecuentemente abreviadocomo derecho a la
felicidad, logró entrar en la Independencia americana de 1776.
En Inglaterra, Jeremy Bentham, fundador de la escuela
filosófica del utilitarismo, precisó lo que se debe entender por
felicidad, según él, en su libro Introducción a los principios de
la moral y la legislación, aparecido en 1789, el año de la
revolución francesa, la felicidad es una maximización del
placer y una minimización o, aun mejor, una eliminación
del dolor. L a moderna sociedad del ocio y del entrenamiento
sería impensable sin la búsqueda de la felicidad en este
sentido. No es que sea reprochable sentir placer y estar libre de
dolores. El problema es sólo que este tipo de felicidad no dura
mucho.

Felicidad y neurología.

Los neurólogos pueden medir el nivel correspondiente


de este tipo de felicidad: se trata de la endorfina, forma
abreviada de denominar la morfina endógena, por tanto,
drogas que produce el propio cuerpo, que se puede obtener a
buen precio, pero que traen consigo problemas similares al de
todas las drogas, un uso demasiado frecuente reduce su efecto,
de modo que hay que aumentar la dósis; además crean
dependencia si se toman con demasiada regularidad. Diversas
“hormonas de la felicidad” como la serotonina y la dopamina
se reparten por los “centros del placer” del cerebro y
transmiten la comunicación estimulada entre las células
nerviosas. Por ello algunos investigadores afirman que la
felicidad se da cuando existe un ajuste químico en el cerebro.
Cuando en el lenguaje coloquial hablamos de tener
éxito, nos referimos con ello a adquirir condiciones de vida
favorables y agradables a mayor escala.
Uno puede sentirse satisfecho porque algo ha salido
bien, porque ha obtenido buenos resultados, por cosas que se
disfrutan aún más si les ha precedido un gran esfuerzo, pero
que pierden disfrute
Si no han costado ningún esfuerzo, ya sea que falta la
experiencia adquirida por contraste.
AGREGAR MAXIMIZACION DEL PLACER
Buscar la felicidad en un tipo de placer duradero parece
incluso el método más seguro de ser infeliz (pag 21), ya que el
plcerno puede durar a toda costa: el placer de la comida, de la
bebida, también el de la cama, son un bonito momento, una
emoción, una experiencia feliz, pero no dura, pues eso forma
parte de su esencia.
Un problema del bienestar son las espectativas
demasiado elevadas: cuanto mayores sean más dificil será
vivir una realidad negativa . Y un problema casi imposible de
solucionar es la esperanza que suceda automáticamente a cada
experiencia de bienestar: la esperanza de que se repita
exactamente igual, es decir, que sea idéntica. Precisamente
esto no ocurre nunca, ya que no hay repeticiones idénticas. La
misma comida, el mismo vino, la misma situación al atardecer,
etc- y sin embargo nunca es lo mismo. Hasta aquí la
maximización del placer.

El dolor.

El otro problema dela felicidad referida al bienestar es


la minimización del dolor, que implica el entento de
eliminarlo. Querer eliminarlo no sólo nos puedellevar a la
pérdida de la experiencia aprendida por contraste, que es la
que hace patente el placer (día –noche), sino también a la
pérdida total de orientación en la vida.
Que el dolor pueda tener ese sentido para la vida es
probablemente el motivo por el que, a pesar de los inmensos
esfuerzos realizados con medios científicos y técnicos a lo
largo de toda la era moderna, todavía no se ha logrado
vencerlo de forma definitiva.
Pues el dolor es la espina que una y otra vez nos
obliga a reflexionar sobre la vida entera.
El dolor atrae necesariamente la preocupación que es
capaz de volver a encausar a un individuo. Esto no lo produce
el placer, lo produce msa bien el sufrimiento.
El dolor se siente de forma física, mental, y espiritual
pero también se siente en esa parte del individuo que parece
estar atravezada por los nervios sencibles en el bolsillo.

Conexiones ecológicas.

Para intranquilizar al ser humano,algo tiene que


producir dolor, no sólo en el ámbito privado, sino también en
el social: hace mucho tiempo que el hombre moderno podría
haber mostrado interés por aprender algo acerca de las
conexiones ecológicas para tomarlas como referencias en la
ejecución de su vida y en la evolución de su técnica.. Pero no
sucedió hasta que el daño producido en estasconexiones
empezó a repercutir sobre su propia salud.

En la era moderna la falta de felicidad sólo se concibe


como un tipo de enfermedad, dignóstico anhedonía, una
ausencia de placer que debe ser curada por todos los medios, si
no, amenaza la muerte, sobretodo la muerte social, pués nadie
quiere tener a su alrededor personas que no “están de buen
humor”

LA PLENITUD.

Duración.

Los antiguos filósofos, sócrates, Platón o Séneca ya


hablaban de una felicidad, endaimonía en griego, beatitudo en
latín y le atribuían, sobre todo, durabilidad. No podían
referirse al simple bienestar. Precisamente en Epicuro, el
supuesto “libertino” de los filósofos, podemos encontrar
declaraciones significativas acerca del placer y el dolor (carta
a Meneceo, 129) “No eligimos cualquier placer” “no todo
dolor ha de ser evitado”. Con ello quiere decir que la
felicidad no surge de admitir y resaltar sólo una parte de la
vida, la parte agradable, placentera y positiva”.
La felicidad superior, la plenitud, abarca también la otra
parte, la parte desagradable, dolorosa y “negativa” con la que
debemos arreglárnosla. La mejor premisa para ello es admitir
el principio que la otra parte tiene derecho a exisir.. La vida
reclama su polaridad de forma obstinada; por ejemplo, el
hecho de que en la era moderna se intenten eliminar riesgos
vitales tiene como consecuencia que el ser humano busque
empresas arriesgadas como el turismo aventura.

La vida plena es, por tanto, respirar entre los polos de lo


positivo y lo negativo.
La felicidad es más amplia y duradera que la suerte y el
bienestar, es la verdadera felicidad filosófica que no depende
de casualidades favorables o desfavorables; es más bien el
equilibrio que se repite en toda la polaridad de la vida, no
precisamente en el instante actual, sino a lo largo de toda la
vida: no sólo los logros, también las frustraciones; no sólo el
éxito, también el fracaso; no sólo el placer, también el dolor;
no sólo la salud, también la enfermedad; no sólo estar alegre,
también estar triste, no sólo estar satisfecho, también estar
insatisfecho.

La felicidad episódica.

La suerte y el bienestar se refieren a experiencias


ailadas, a episodios mas breves o más largos, lo que nos lleva
a hablar de una felicidad episódica que se da de forma casual
y se muestra de de forma ocacional. Depende de que los seres
humanos estén abiertos a ella en el momento oportuno, en ese
instante que desearían que permaneciese, pero no pudiendo
enfadarse cuando haya ocurrido – pués así regresará antes y,
de todos modos, no se le puede obligar a quedarse-, La
plenitud es, por el contrario, un tipo de felicidad constante y
moderada a la vez, que se extiende y perdura en el tiempo, una
suerte que trasciende a su momento, que sólo es posible
considerando todo lo que constituye la plenitud de la vida. El
que espere algo espectacular de esta felicidad seguramente se
sienta decepcionado: no es nada especial.
Sin duda este tercer tipo de felicidad, la plenitud es la
única posibilidad terrenal de experimentar el cumplimiento de
la promes del evangelio según San Juan 10, 10: tener la vida
en plenitud.
La plenitud esconde un peligro en sí misma: las
pretenciones con respecto a este tipo de felicidad no deben ser
desmedidas.
Al serhumano, de la felicidad sólo le quedan
fragmentos, trozos de felicidad: sobre todo fragmentos de
suerte, al igual que de bienestar, cuyos fragmentos son
momentos, y precisamente fragmentaria es también la
plenitud..

La serenidad y el sociego.

Suponiendo que esto sea así, con este tipo de felicidad


un ser humano puede, a pesar de todo, mantener una relación
con la plenitud de lo infinito, de lo divino, de tener un “buen
demonio” dentro de sí (recordar tote, ser buenos pecadores)
dentro de sí, como el que encierra en sí el término griego
eudaimonía. Este “buen espíritu” se expresa mejor con la
serenidad y el sociego.
La serenidad es una postura mental que le da tanta
importancia a la alegría como a la tristeza.
El sociego posibilita , también,la plena libertad de lo
inescrutable y contradictorio, del temor en contraste con la
ausencia del mismo, el dolor en contraste con el placer, de la
pena en contraste con la alegría, de la muerte en contraste con
la vida. No evitando la fatalidad básica de la vida y el mundo,
pero tampoco hundiéndose en ella surge la serenidad, que se
funde con el sociego en un “sereno sociego”.
La serenidad es el signo de la vida en equilibrio, de
una “vida simétrica”.como la denominó Demócrito, el
fundador del término filosófico serenidad (euthymía en griego)
en los siglos V / IV a. C. la vida simétrica, intenta equilibrar
partes opuestas, como la aceleración con la desaceleración, la
impaciencia con la paciencia, la alteración con la
estabilización, el simple bienestar con una plenitud completa.
La simetría, el equilibrio y la armonía normalmente no
se logran de forma sincrónica, en el momento, sino más bien
de forma diacrónica, a lo largo del tiempo. Conoce muy bien
las oscilaciones de la balanza hacia uno y otro lado, que sin
embargo se compensan mutuamente con el tiempo,
consiguiendo que la polaridad de la vida imponga su ley.
El sereno sociego es la conciencia de que en todo lo
que existe hay también otra posibilidad; de que los buenos
momentos se alternan con los malos como el día y la noche,
como inspirar y espirar. Así se puede llegar a la vida
simétrica, que podemos denominar armonía, pero una
armonía no exenta de tensiones. Se puede llegar hasta una
felicidad que reúna en sí lados opuestos irreconciliables.

El Sentido.

Cuando nos preguntamos por la felicidad, en realidad nos


solemos referir al “sentido”. La felicidad puede ser un
concepto que sustituye al sentido.
La urgencia por encontrar la anciada felicidad puede
servir como indicio de la desesperación que provoca la
privación de sentido. Los seres humanos consideran que la
sociedad moderna carecede sentido en todos los ambitos de la
vida y en todos los niveles: sentido del trabajo, sentido de la
propia vida, sentido de la vida a fin de cuentas.

Conexión- coherencia

Pero ¿qué es el sentido? Siempre se habla de que algo


tiene sentido cuando se puede reconocer conexiones, es decir,
cuando las cosas, los seres humanos, las experiencias o los
sucesos cocretos no se presentan aislados, sino que de alguna
manera están relacionados unos con otros.
Así, podemos afirmar que el sentido es conexión,
coherencia y, por tanto, la falta de sentido es igual a
incoherencia.
Sin embargo, laexperiencia del sentido tiene como
consecuencia la felicidad, y la plenitud se basa principalmente
en la experiencia de una plenitud de sentido. Las conexiones
que ve el individuo y en las que quizá esté integrado
proporsionan la felicidad de la coherencia. Es la coherencia es
la que da sentido. Por lo tanto, lo más importante en la vida es
el sentido, a todos los niveles posibles: plenitud sensorial en lo
físico, plenitud de sentimientos en lo espiritual, plenitud
intelectual en lo mental, plenitud de experiencias con la
trascendencia en lo metafísico, por agotar todos los niveles del
sentido, sin omitir ninguno.

El sentido físico.

El sentido comienza con la experiencia sensorial. Por


razones evidentes, los sentidos de los seres humsnos porta ya
en su nombre el sentido que se pude experimentar a través de
ellos. La conexión que crea entre el individuo y el mundo
media entre los cinco sentidos de la vista, el oido, el olfato, el
gusto, el tacto, así como el sexto sentido del movimiento y un
séptimo sentido interior, la “sensación en el estómago”. Todas
facetas del cuerpo se convierten en instrumento para la
búsqueda del sentido..

Tecnología y conexión.

El beneficio que proporsiona el mundo de lo sensorial


se corresponde por ello con el sentido en la vida actual, al que
a menudo le corresponde un momento de bienestar. Escuchar
música determinada, contemplar un bello paisaje, también una
cara o un cuerpo: oler un aroma especial, probar una comida
sabrosa, acariciar a una persona de confianza, descubrir el
cuerpo al bailar, sentir hormigueo en el estómago –en
definitiva, todo lo que abrca la plenitud de los sentidos y de lo
que sin embargo, muchos seres humanos carecen.
Quien desarrolla totalmente los sentidos sr ve inundado
por la vida y percibe las infinitas manifestaciones del mundo.
Sin embargo, aquí se muestra un problema fundamental de la
pérdida moderna de sentido: la progresiva disolusión de los
sentidos en el mundo técnico provoca la desaparición del
sentido percibido físicamente y, por consiguiente, una
disminución de la conexión entre el individuo y el mundo.
En vez de oler, ver, oír, moverse de forma integral, los
seres humanos pasan mucho tiempo frente a la pantalla –
una fuerte limitación de los sentidos al sentido de la vista, y
del sentido de la vista a un campo visual más estrecho
todavía.-. en vez de satisfacer el sentido del gusto con sabrosa
slowfood se conforman con la insipidez de la fastfood..

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