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Or de la Ciudad de México, 28 de julio de 2018, E V

L y Resp Log Simb Fem


“Alba Dorada” No. 26
MRM Margarita Ceballos Plaza
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“Interpretación del Eclesiastés 12: 9-12”


Por: MM Maraliz del Carmen Bringas Galindo

Eclesiastés significa “eclesiasta, asambleísta o congregacionista” se le


conoce como el libro del Predicador, Predicador, u orador, según la traducción de
Lutero, antes se le llamaba Qoeleth, se refiere al hombre encargado de instruir a la
asamblea de los creyentes, al pueblo.
Libro del Antiguo Testamento de la Biblia, entre el libro de Proverbios y el
Cantar de los Cantares, pertenece al grupo de los sapienciales según la Sagrada
Biblia (católica) y de los Poéticos según la Santa Biblia (cristiana), escrito en al siglo
III o IV a.C., se le atribuye a Salomón en su vejez, aunque algunos autores difieren.

El tema principal de este libro es la Vanidad. Vanidad significa calidad de


vacío, hueco o falto, y se asocia frecuentemente con la arrogancia o la soberbia. En
arquitectura un vano es un hueco que se deja para una ventana o una puerta.
En este libro, el predicador alerta a la asamblea de creyentes de la naturaleza
humana, la cual es insaciable y vive en constante falta, buscando en todos lados la
felicidad, perdiéndose en infinidad de caminos para descubrir que todos ellos lo
llevan al vacío, a la insatisfacción, a una ilusión que le coloca en apariencia por
encima de todos los demás ya sea por acumulación de bienes materiales, o
intelectuales, o sucumbiendo a la satisfacción de los sentidos en el placer pero que
en realidad lo deja abatido y paradójicamente profundamente infeliz.

El apartado que nos ocupa en el presente trabajo es el comprendido en el


capítulo 12, versículos del 9 al 12 que es el que se lee durante la apertura de los
trabajos de tercera cámara pues resumen las características y deberes del Maestro
Masón y que según la Versión Reyna Valera de 1960 de la Biblia (cristiana) dice:
9. “Y cuanto más sabio fue el predicador, tanto más enseñó
sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso
muchos proverbios.

10. “Procuró el predicador hallar palabras agradables y escribir


rectamente palabras de verdad.”

11. “Las palabras de los sabios son como aguijones; y como


clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas
por un Pastor.”

12. “Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de


hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne”.

Primera parte:
9. “Y cuanto más sabio fue el predicador, tanto más enseñó sabiduría al
pueblo, e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios.”

 “Y cuanto más sabio fue el predicador”, el predicador debe ser


entonces un hombre sabio, es decir que posee sabiduría, la palabra
sabiduría proviene del vocablo “Sapere” que tiene dos acepciones,
inteligencia y buen gusto, frecuentemente se relaciona con la
prudencia y con la certeza de encontrar el mejor modo de resolver
problemas, se relaciona también con la experiencia de vida, con
aprender y aprehender de las situaciones que se presentan en la vida,
así como la aplicación práctica de esa experiencia.

 “… tanto más enseñó sabiduría al pueblo”. Es decir, que cuando más


se sabe, más se debe compartir, representa el sagrado deber del
predicador de enseñar al que no sabe, de combatir la ignorancia del
pueblo.

 “… e hizo escuchar, e hizo escudriñar…” Indica que la sabiduría no


puede compartirse tal y como se posee pues proviene de la
experiencia propia y esta no es transmisible de manera directa,
entonces el predicador pide al pueblo escuchar, que es más que oir,
es poner atención y poner en marcha todos sus sentidos y facultades
para comprender, e hizo escudriñar, es decir, investigar, pensar y
repensar, no quedarse con lo superficial, sino ir más allá, dudar para
profundizar y hacer de esas palabras algo más que conceptos,
convertirlas en palabra aplicada a la vida, es decir convertirlas en
experiencia vivida para que a su vez quien escuchó y escudriñó posea
sabiduría.

 “… y compuso muchos proverbios”. Los proverbios según el


diccionario profano son refranes, expresiones, dichos o sentencias
populares que expresan un pensamiento con contenido moral,
consejos o enseñanzas. Son como sabiduría contenida en pocas y
sencillas palabras que se transmiten de boca a oído y que van
formando parte de la sabiduría del pueblo, generalmente basados en
las experiencias de las generaciones anteriores.

Esta primera parte en su conjunto indica los deberes del predicador,


masónicamente indica lo deberes de la maestra, hacerse sabia, compartir
bella y accesiblemente la sabiduría, pero a través de hacer escuchar y hacer
escudriñar, es decir, provocar para buscar, porque lo que se encuentra por
uno mismo se queda en uno, resume de alguna manera las tres mónitas,
pues a la aprendiza se le siembra la duda para que investigue, a la
compañera se la educa en el uso de sus sentidos y facultades, y esta labor
para que sea efectiva deberá hacerse con amor.

Segunda parte:
10. “Procuró el predicador hallar palabras agradables y escribir rectamente
palabras de verdad”

 Es deber del predicador poner la sabiduría al alcance del pueblo, por


tanto debe usar palabras agradables para que sean aceptadas y
comprendidas por todos pero sin perder por su belleza verdad.
Esta segunda parte, nos recuerda que como Masonas tenemos el deber de
corregir a nuestros hermanos con tacto, y mediante la interpretación de los símbolos
que son bellos y agradables propagar la verdad, contagiar del entusiasmo por la
búsqueda de la misma.

Tercera parte:
11. “Las palabras de los sabios son como aguijones y como clavos hincados
son los de los maestros de las congregaciones dadas por un pastor.”

 “…las palabras de los sabios son como aguijones…” Los aguijones


son puntas, en la naturaleza los poseen algunos insectos, la mayoría
venenosos y algunas plantas espinosas también con algún tipo de
veneno, entonces este versículo ¿querrá decir que las palabras de los
sabios son como veneno?, el veneno es una sustancia que se queda
en el organismo que lo recibe y mata, y si es administrado mediante
un pinchazo, como el aguijón de un insecto o planta, este entra en el
torrente sanguíneo haciendo casi imposible su eliminación y habiendo
además dolor de por medio, entonces, las palabras de los sabios aun
siendo bellas calan, pinchan, entran a nuestro flujo de pensamiento y
no se eliminan, además taladran y matan, ¿qué matan? Matan al ego
lleno de falsas creencias, matan los sofismas de la inteligencia,
siembran conciencia y la conciencia no puede eliminarse por el
contrario incita a pensar, a buscar más, y punza, taladra, es la muerte
de “certezas” consoladoras que ya no se pueden sostener que quizás
en algún momento sirvieron, pero no sirven para siempre, es
conciencia que llena de dolor y desesperanza pero dolor y
desesperanza que mueve al cambio, a la evolución.

 “… y como clavos hincados son las de los maestros de las


congregaciones, dadas por un pastor.” Las palabras de los maestros
de la congregaciones son repeticiones de las palabras dadas por el
pastor, el pastor es un sabio protector y guía del rebaño, el rebaño no
piensa, sólo se deja llevar, los maestros de las congregaciones son
adoctrinadores, por tanto sus palabras son entonces, conocimiento
digerido, que guía pero que no necesariamente incita a pensar son
como clavos hincados, es decir, “verdades” que sostienen y se quedan
clavadas, fijas”, que ayudan a vivir pero que no necesariamente llevan
a la evolución, no son sabiduría, sino “certezas consoladoras”, y que
no siembran conciencia por tanto tarde o temprano dejan de ser útiles,
y en exceso alimentan el miedo del rebaño a salirse de la senda
marcada y pueden llegar a despertar el fanatismo, hundiéndoles más
en la ignorancia. Son esos dogmas incuestionables que no satisfacen
a la razón, y sólo calman en apariencia los más profundos temores
humanos, haciéndoles vivir en una ilusión.

Esta tercera parte procura clarificar la diferencia entre Sabiduría y


Conocimiento, la sabiduría ya fue definida, el conocimiento es la acumulación de
información que puede o no encontrar una aplicación y que sirve para adaptarse y
funcionar en el mundo para mantener calmada a la bestia interior, le sostiene por
un tiempo, pero termina por obnubilar la conciencia si no halla una aplicación
práctica, el conocimiento es humano mientras que por su parte la sabiduría es un
saber divino, es un saber que va más allá del individuo, que es intransmisible de
forma directa, ya que constituye experiencia personal y que dolorosamente mata
aquellas pseudoverdades que le sostenían, pero que dan acceso a la verdad, esta
que sí satisface la razón, la que está fundada en las leyes divinas.

Cuarta parte:
12. “Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado, no hay fin de hacer
muchos libros y el mucho estudio es fatiga de la carne”

 “Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado…” Indica que viene


una advertencia, que tal vez se ha equivocado el camino, es una
llamada de atención.
 “…no hay fin de hacer muchos libros…” La palabra escrita con
frecuencia suele ser como los clavos hincados, es decir palabras
repetidas una y otra vez, la advertencia por tanto va en el sentido
de que no tiene caso repetir una y otra vez las palabras, los
conceptos de otros, simplemente parafraseando, este ejercicio
meramente intelectual no proporciona sabiduría, no despierta
conciencia, no tiene propósito, y no termina nunca.
 “…y el mucho estudio es fatiga de la carne” Estudiar sin objetivo o
tan sólo con el objetivo de repetir lo “entendido” sólo consigue
fatigar pero no consigue una evolución.

Esta tercera parte constituye la advertencia de que acumular y repetir


conocimiento no conduce a la evolución sino tan sólo a la fatiga, al cansancio,
al hastío, al vacío, a la vanidad. Indica que hay que tener cuidado de
convertirse en intelectual lleno de conocimiento pero vacío de sabiduría, en
alguien incongruente que no practica lo que predica.

Sin embargo existen otras versiones del Eclesiastés, según la biblia que se
consulte, y así, en algunas versiones católicas podemos encontrar la siguiente
versión:

“9. Qohelet era un sabio, que enseñó el saber al pueblo; sopesó, examinó y corrigió muchos
proverbios. 10. Qohelet procuró pulir sus sentencias y expresar verdades en un estilo muy directo.
11. Las palabras de los sabios son como aguijones; una colección de sentencias es como una cerca
cuyas estacas han sido ensambladas por un mismo pastor. 12. No le añadas nada, hijo mío: ¿para
qué más y más libros? Esto no tiene fin, y el demasiado estudio agota al cuerpo.”

Y la versión que analiza Melina Pirrone en “El tercer paso” es:

“9. El Cohelet además de ser sabio, enseñó al pueblo la ciencia. Estudió, investigó y
compuso muchos proverbios. 10. Procuró el Cohelet hallar dichos placenteros y escribir rectamente
palabras de verdad. 11. Las palabras del sabio son como aguijones y como clavos hincados de que
cuelgan provisiones y, todas son dadas por un solo pastor. 12. No busques, hijo mío, más de esto,
que el componer libros es cosa sin fin y el demasiado estudio fatiga al hombre.”

Cómo podemos ver, el texto cambia mucho, y en consecuencia, también su


interpretación. Con esta base, Melina expresa que respecto al versículo 9 el cohelet
se dirige a una asamblea, y dado que este texto se lee en tercera cámara,
correspondería a la asamblea de maestros, quienes ya poseen el conocimiento y
por tanto el derecho y el deber en la toma de decisiones dado que son quienes
poseen sabiduría, sin embargo, el Eclesiastés en general está dirigido al pueblo, y
en algunos versículos se dirige en específico a los jóvenes, razón por la cual
considero que se lee en tercera cámara porque resume las características y deberes
del Maestro Masón, como un recordatorio de la esencia del grado.

Respecto al versículo 11, según la versión que ella analiza, la cual se


asemeja mucho a la de la biblia católica no hay diferencia entre los sabios y los
maestros, de hecho ni siquiera se mencionan a los maestros, y pareciera que todas
las palabras son de sabiduría y provienen de un mismo lugar, según Melina, de la
sabiduría del GADU, que por un lado como el aguijón pincha para dejar
huella, y como el clavo del que cuelgan provisiones, emana el alimento espiritual.
Sin embargo si analizamos el mismo versículo en la versión Reyna Valera,
que es la que nosotras usamos:

11. “Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados
son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.”

… sabios… son como…; y como…maestros…

En esta figura gramatical, se puede ver una comparación, entonces en esta


versión no provienen del mismo sitio, ni se refieren a lo mismo.

Y finalmente el versículo 12, ella lo interpreta como la importancia de


concientizar las propias limitaciones y no ambicionar lo que no podemos alcanzar,
agregando por supuesto que el estudio sin aplicar las enseñanzas produce fatiga,
sin embargo también puede interpretarse como conformarse “No busques más de
esto”, es decir, quédate con esto, “componer muchos libros es cosa sin fin”, lo que
puede entenderse como cosa sin propósito, o cosa interminable.

En masonería tenemos acceso tanto al conocimiento como a la sabiduría, a


la doctrina como a la experiencia, el conocimiento no es desdeñable, pues aplicado
de forma práctica permite al individuo desarrollar sus facultades para procurarse
una mejor calidad de vida y contribuye a mejorar su entorno, no obstante, aunque
la masonería abre el acceso al conocimiento, su finalidad es despertar la sabiduría
que fue puesta en cada ser humano por el Gran Arquitecto del Universo, generar
conciencia, por ello es que sus principales enseñanzas son experienciales, a través
de las ceremonias cuya vivencia es intransmisible de manera directa, y sólo se
aprehende a través de la vivencia de las mismas. Por ello es que el secreto
masónico no puede revelarse porque no puedo transmitir mi propia vivencia a otro
por más libros que escriba, lo tiene que vivir y es sólo viviéndolo como cobra sentido
para cada uno, igual que las experiencias de la vida.

En conclusión: El conocimiento sin experiencia sólo fatiga, la experiencia sin


reflexión ni conocimiento sólo es una repetición constante de los mismos errores,
sólo combinando el conocimiento y la experiencia se accede a la conciencia y a la
sabiduría.

Es cuanto
Fraternalmente
“El respeto al derecho ajeno es la paz”

MM Maraliz del Carmen Bringas Galindo.

Referencias:
Liturgia del Tercer Grado del Rito Escoses Antiguo y Aceptado 1999
Pirrone M. (2015) “El tercer paso” pp. 170 a 174
Manual del Maestro Aldo Lavagnini
Santa Biblia, Versión Reyna Valera 1960 (cristiana)
La Biblia Latinoamericana 1995 (católica)

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