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Coleccion: 6 - Tomo 13 - Numero 12 - Mes-Ano: ---2009_

ATENUACIÓN DE LA PENA DE QUIEN MATA A SU CÓNYUGE


MOTIVADO POR LOS CELOS Y LA IRA

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CONSULTA:

Durante una acalorada discusión conyugal, en donde Máximo le recriminaba a


Mariela su infidelidad, aquel, cegado por la ira, le asestó quince puñaladas en
diversas partes del cuerpo que provocaron su fallecimiento. Actualmente,
Máximo, quien está siendo procesado por el delito de parricidio (artículo 107
del CP), nos consulta si el estado intenso de perturbación e ira en que se
encontraba al acuchillar a su pareja, puede tener alguna influencia atenuante
sobre la pena que le espera.

RESPUESTA:

Una de las tesis de defensa sustentables a favor de Máximo podría ser el parricidio
por emoción violenta, delito previsto en el párrafo segundo del artículo 109 del
CP.

En este delito convergen un homicidio agravado y un homicidio privilegiado, pues


se configura cuando una persona:

a)Mata a su cónyuge (o ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o a su


concubino), concurriendo así la circunstancia agravante de parentesco, pero

b)Bajo el imperio de una emoción violenta, que se constituye en una circunstancia


atenuante de la culpabilidad (imputabilidad).

Es decir, en estos casos el homicidio, por un lado, se agrava por la circunstancia


de parentesco y, por el otro, podría atenuarse merced a la emoción violenta en que
obra incurso el agente. Se trata, en suma, de un parricidio mitigado a nivel de la
culpabilidad.

En realidad, esta emoción violenta no es más que una forma (incompleta) de grave
alteración de la conciencia, a la que hace alusión el inciso 1 del artículo 20, en
concordancia con el artículo 21 del CP, de ahí que usualmente se haya criticado su
mantenimiento como figura autónoma en nuestro CP.

En el Derecho Penal comparado, donde no existe específicamente un homicidio


por emoción violenta, puede reconducirse sin problemas, por ejemplo, a las
circunstancias generales del trastorno mental transitorio (artículo 20.1 y 21.1) o
arrebato, obcecación u otro estado pasional (artículo 21.3) del CP español, o de la
perturbación profunda de la conciencia del CP alemán (§20 y §21), para lograr
una atenuación de la pena.
En concreto, se trata de un caso de inimputabilidad relativa transitoria que puede
producirse en supuestos de homicidio o parricidio (primer y segundo párrafo del
artícu-

lo 109 del CP, respectivamente). Por imputabilidad debe entenderse la capacidad


de culpabilidad o de motivación del autor. Es decir, la aptitud personal de los
individuos para comprender el carácter delictuoso de sus conductas y de
comportarse conforme a esa comprensión.

La ley penal exime a una persona inmersa en una situación de grave alteración de
la conciencia en la medida que no pueda motivarse por las normas jurídicas, sea
por carecer de la capacidad de comprender la desaprobación jurídico-penal o de
dirigir su comportamiento de acuerdo a esa comprensión.

En el caso del parricida por emoción violenta estas facultades –si bien no están
excluidas– se encuentran marcadamente reducidas, tanto la capacidad reflexiva y
de discernimiento del sujeto como la facultad volitiva o inhibitoria de realizar una
conducta que sabe es ilícita (v. gr. el homicidio del cónyuge). La alteración puede
reducir esta capacidad del agente hasta tal punto que no puede o le es muy difícil
inhibirse de efectuar el hecho criminal; de ahí la atenuación de la reprochabilidad
personal del autor.

El agente en esta situación no puede controlar sus impulsos y reacciones, v. gr. en


estados pasionales o emotivos graves e intensos, producto, por ejemplo: de la ira,
el odio, la venganza, los celos, el amor, la ansiedad, el placer, etc.

Pueden mencionarse tres notas características de la emoción violenta: sus causas


externas, su aparición brusca e inmediata a ellas y su duración temporal o
pasajera. Sin embargo, a la ley no le basta ello, pues exige la constatación de que
las circunstancias que rodearon al delito hayan sido las desencadenantes de la
emoción violenta, de modo tal que hagan comprensible, a efectos de atenuación,
el acto homicida.

Es obvio que la grave alteración de la conciencia eximente, así como la emoción


violenta atenuante, que interesan no son las que se presentan antes o después de la
comisión del delito, sino aquellas que se manifiestan durante su ejecución.

Todos estos requisitos que se han expuesto aquí sucintamente deben verificarse en
el caso de Máximo, si lo que se quiere es atenuar su sanción penal y evitar una
larga condena.

BASE LEGAL

Código Penal: arts. 20, 21, 106, 107 y 109.

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