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TEMA RELEVANTE
MARCO NORMATIVO
INTRODUCCIÓN
Las normas que finalmente resuelven el conflicto son de tipo material y determinarán la
preferencia del tercerista sobre el derecho del acreedor a ejecutar el bien. En tal
sentido, para no generar afectaciones innecesarias al ejecutante acreedor, el legislador
ha dispuesto como requisito de procedencia que el título a presentarse y que
sustentaría el derecho del tercerista debe ser uno de fecha cierta, tal como se ha
regulado en el artículo 535 del Código Procesal Civil.
I. ANTECEDENTES
Como se puede apreciar, el argumento medular del actor se centra en que adquirió la
propiedad de su padre Carlos Robles Espinoza con fecha 10 de febrero de 1992, acto
que posteriormente alcanzaría fecha cierta y será escriturado; su padre a su vez había
adquirido el inmueble de la propietaria originaria Cosmos Promotores Peruanos S.A.
mediante minuta de fecha 27 de enero de 1992. Vale destacar que este último
documento no contaba con fecha cierta.
Según la ejecutoria, el juez a quo declaró fundada la demanda tras considerar que el
tercerista acreditó que su derecho de propiedad fue anterior a la afectación del
inmueble, y que, por lo tanto, se cumplen los requisitos exigidos por el artículo 533 del
Código Procesal Civil.
b) Los artículos 949 y 1529 del Código Civil sirven de incuestionable sustento a los
negocios jurídicos de compraventa cuya validez se mantiene inalterable al no haber
sido estos cuestionados por la parte demandada.
El voto en mayoría sostuvo que de acuerdo a lo regulado por el artículo 533 del Código
Procesal Civil el proceso de tercería de propiedad tiene por objeto la protección y
exclusión de un bien del proceso de ejecución forzada, seguido por otro sujeto
procesal para el cumplimiento de su obligación; vale decir, que a través de la tercería
se busca el retiro o apartamiento de un bien porque es ajeno a la parte deudora del
conflicto.
1. Prueba en la tercería
Para este juez superior la propiedad que el tercerista debe acreditar no es la que surja
necesariamente de la inscripción registral; sin embargo, que no sea indispensable
demostrar la propiedad registralmente no significa que el demandante no deba indicar
de dónde nace su derecho ni que este no se encuentre suficientemente acreditado
como para detener un mandato judicial, tal como fluye de lo prescrito en el artículo 537
del Código Procesal Civil que exige para admitir la demanda la “prueba” de la
propiedad, por lo que siendo una exigencia de admisibilidad, debe serlo también para
que se declare fundada la demanda.
Refiere, además, que “no se trata de que el tercerista exhiba inscripción registral, pero
sí que su derecho sea manifiesto y sin la existencia de cuestionamientos que la
menoscaben”. Para él, el tema de controversia gira en determinar el valor probatorio
que se puede asignar a los documentos presentados.
Cuando el artículo 2022 del Código Civil dispone que frente a la oposición de los
derechos de distinta naturaleza se aplican las disposiciones de derecho común, la
jurisprudencia usualmente ha entendido que debe preferirse el derecho real sobre el
derecho personal; sin embargo, el voto singular no comparte dicha tesis porque “no
encuentra respaldo en la lógica del Código Civil”.
Afirma que aunque el Código Civil señala que la transferencia de inmuebles opera bajo
la simple consensualidad, no es menos cierto que también indica que ante la
concurrencia de acreedores o adquisición de tercero de buena fe, la prioridad en la
propiedad lo tendrá quien tenga el derecho inscrito. Por consiguiente no es la etérea
distinción entre el derecho real y el derecho personal la que soluciona los problemas,
sino las seguridades que proporcionen los derechos en disputa. A su criterio, “esa
certeza la otorgan las inscripciones registrales y es en la normativa que la regula que
se encuentra el principio de publicidad material y el principio de legitimación”.
Agrega el juez supremo “cuando no existan derechos inscritos o cuando estos hayan
sido invalidados, no me queda la menor duda que debe preferirse el derecho real al
obligacional, por las mismas razones de persecutoriedad y de exclusión general a
terceros que son sus características. En cambio si el derecho se encuentra inscrito, no
tiene porque perjudicarse al diligente que se vale de los principios de publicidad y
legitimación para cautelar su acreencia (...). En suma el derecho real oculto o
clandestino no puede ser opuesto al legitimado registral, quien precisamente utilizando
los datos de publicidad, realiza actos jurídicos o protege de manera eficaz sus
derechos”.
Finalmente, añade que su criterio “admite una necesaria restricción que surge del
rechazo de todos los actos jurídicos celebrados con mala fe, pues ello repugna al
ordenamiento jurídico, lo que es además congruente con las propias disposiciones de
orden registral que no protegen adquisiciones de este tipo”.
De acuerdo con estos magistrados, el artículo 533 del Código Procesal Civil “informa
que la naturaleza de la tercería de propiedad comporta la necesaria acreditación del
derecho de propiedad, la demanda no puede ser amparada, aún más, si la falta de
acreditación del derecho de propiedad es tan evidente, la demanda puede ser
declarada in limine improcedente, tal como lo prescribe el artículo 535 del Código
Procesal Civil”.
Afirman que la prueba del derecho de propiedad no puede ser superficial sino plena,
por cuanto la admisión de la tercería suspenderá la ejecución del proceso cuestionado,
por tal motivo la verificación sobre la calidad de propietario del actor debe ser
exhaustiva.
Según los jueces supremos, el caso “presenta dos tractos sucesivos; por un lado, el
que informa los documentos que presenta el tercerista; y por otro lado, el que se
acredita a favor de la parte codemandada, en base al cual el demandado acreedor
obtuvo válidamente una medida cautelar de embargo en forma de inscripción en el
proceso cuestionado, no pudiendo existir dos personas con igual derecho de propiedad
sobre los mismos bienes”.
En tal sentido, sobre el derecho invocado por el tercerista “se extiende un manto de
duda que hace desaparecer la debida acreditación de su derecho que exige el artículo
533 del Código Procesal Civil”. Afirman que si bien el actor no carece de plano del
derecho, la vía idónea para determinar si en verdad lo ostenta no es el proceso de
tercería.
VII. APLICACIÓN JURISPRUDENCIAL DE CRITERIOS DE PREFERENCIA EN
FUNCIÓN DE LA FECHA CIERTA
El criterio que predominó en la tercería es que bastaba con probar la propiedad con
documento de fecha cierta anterior al embargo para conseguir una sentencia
favorable, tal como fue recogido en la Cas. N° 1565-2010-Lima: “La legislación
nacional no exige la forma ad solemnitatem para dotar de eficacia constitutiva a la
compraventa, la que se perfecciona con el simple consentimiento de las partes –tal
como se desprende de la norma contenida en el artículo 949 del Código Civil
concordante con el artículo 1352– no siendo la inscripción en los registros públicos
constitutivo de derechos, siendo ello así y aun cuando la inscripción registral del
derecho de propiedad de la demandante es posterior al registro del embargo en forma
de inscripción, para determinar la prevalencia de derechos debe tenerse en cuenta que
el derecho de propiedad de la apelante (tercerista) es un derecho real sustentado en
documento de fecha cierta –como son las escrituras públicas anexadas a la demanda
que datan de fecha anterior al embargo (derecho personal)– por tanto debe prevalecer
el derecho real en virtud de lo establecido en el artículo 2022 segundo párrafo del
Código Civil; pues en el presente caso no son dos derechos reales los que están en
oposición sobre un mismo bien, sino un derecho real frente al personal, contexto en el
cual deben prevalecer las normas del derecho común”.
CONCLUSIÓN