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Docencia y Enseñanza:
Hacia una Antropología Ética de la Docencia.
Nombre: José Martínez Arellano.
E- mail: mtzarellano1968@hotmail.com
E-mail: prepa16lobo@prodigy.net
Abstract
Sobre un diagnóstico de nuestra época, Lipovetsky señala que el cuadro sintomatológico se llama la “era
del vacío”, es decir, la posmodernidad o tardomodernidad que ha puesto su morada y que se reproduce
cotidianamente en la vida privada de las personas, no ha sido invitada, sino que irrumpió violentamente en la historia,
en la sociedad, en la cultura, en las familias, en los jóvenes y ha llegado a las escuelas. Es una crisis de la razón,
que se caracteriza principalmente por una fragmentación del sentido y de valores.
Vivimos tiempos de crisis y de grandes transformaciones. Por ello la escuela debe responder a los nuevos
desafíos y sus actores, a saber; docentes y alumnos; ya no se pueden considerar como dos horizontes inalcanzables
y ajenos a la construcción del conocimiento y de los aprendizajes. Así, Docencia y Enseñanza, se presentan como
diálogo y palabra, es decir la construcción de una koinonía (Comunidad de enseñanza y aprendizaje), donde el
docente y sus alumnos conviven, participan y comparten la enseñanza. El acto del aprendizaje no supone alguien
que “enseña” y alguien que es “enseñado”. De este modo, pensar la educación mas allá de la pedagogía y de las
técnicas, nos alejará de la suposición de un mundo de superiores e inferiores, de gente que sabe y de gente que no
sabe.
Por ello, debemos asumir que una Educación que no considere lo humano y la dignidad humana como lo
central y fundamental en la formación de los estudiantes, debe ser considerada como una Educación enajenada. Los
nuevos modelos pedagógicos y didácticos, no pueden ser asumidos como la “panacea” de los problemas de la
escuela y de las aulas de clase, si no están articulados a la trayectoria biográfica y profesional del Docente. Porque el
docente de este tiempo no sólo enseña con sus “palabras”, también enseña con su “testimonio y ejemplo”.
Finalmente, “decir” y “mostrar” constituyen la “iconicidad” del Docente (modelo e imagen de sus estudiantes).
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Introducción.
Por esta razón, este trabajo intentará considerar algunos de los elementos que ha
propuesto la hermenéutica como un punto intermedio no sólo para los excesos, sino
también para las intenciones. Es en ella donde encontramos un marco conceptual y una
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Nuestra época nos confronta, inevitablemente; con la herencia del racionalismo que
ha calado hondamente en la cultura filosófica, éste paradigma intenta
fundamentalmente describir la actitud humana en la modernidad porque pone el acento
en la mente de los seres humanos y se escinde de la subjetividad y las vivencias que
constituyen nuestra historia de vida personal y social.
conocimiento se da en una mente separada del cuerpo, es decir, cuerpos sin mente que
sólo forman parte del aglutinado social2.
Por otro lado, la época actual también pone al descubierto la situación que guarda la
naturaleza humana, un profundo vacío espiritual, desorientación, ausencia de criterios y
la relatividad de los valores que lo comprometan consigo mismo y con los demás 4. En
este sentido, la hermenéutica y la docencia se tocan íntimamente cuando el ser
humano se comprende a sí mismo y es capaz de salir y comprender al otro. Una
antropología ética de la docente conlleva a comprender que el docente es un ser
humano que él no es nada sin los alumnos, la realización de su ser y el ejercicio de su
vocación radica esencialmente a quienes sirve y educa: a los estudiantes. Su quehacer
o su labor docente van más allá del espacio institucional. Aquí se inscribe entonces, lo
que personalmente denomino la Docencia como un proyecto de identidad ética en
donde se recupere al hombre en su totalidad, de reunir las partes con el todo, de no
renunciar a la razón, sino que hay que dotarla y vincularla con otras dimisiones del
hombre: pasión, deseo y voluntad. El hombre es esencia y existencia, es razón y
emociones, es un ser biológico y un ser simbólico, porque nada tendría sentido en esta
2 LEMKE, J. L. (1997). “Cognition, context, and learning: A social semiotic perspective” en Kirshner y Whitson,
Situated cognition: social, semiotic and psychological perspectives, Lawrence Erlbaum Associates.
3 MANFRED, Frank (1994). El dios venidero, (Madrid), Ediciones del Serbal, p 19.
4 ROJAS, Enrique (2008). El hombre light, Editorial Planeta, México. El autor realiza un análisis del hombre
contemporáneo caracterizado por la ausencia de referencias, una necesidad de consumo de información sin ton ni
son, aceptando una postura ecléctica, donde las personas se convierten en hedonistas, materialistas, con poca ética,
permisivos, relativistas y consumistas.
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La docencia cobra cada vez mayor importancia en el presente siglo, los decentes
tiene una función social que demanda de ellos un larga lista de competencias y perfiles
profesionales. Mucho se ha escrito sobre las presiones que pesan sobre el docente y
las responsabilidades que enfrenta y debe desafiar todos los días. Por otro lado, el gran
discurso pedagógico actual sobre la docencia es el de la profesionalización, es decir, un
profesional eficiente, con estándares de calidad, con conocimientos amplios y
actualizados sobre el uso y manejo de las TIC´S. También se habla de la docencia en
términos de “eficiencia y eficacia”. Bajo esta luz, un docente tiene que ser visto en el
A partir de ello, las reformas educativas presididas por el afán de una profesión
moderna y afín “de los tiempos que corren”, encontramos una contradicción entre “ser y
el deber ser”, entre el docente y la escuela, el docente como un funcionario en una
Escuela adelgazada como institución que no propicia ni garantiza el desarrollo
profesional de la docencia. Por tanto, la incompatibilidad del ideario de la
profesionalización docente está centrada en sólo poner el énfasis en la capacitación,
entrenamiento y suministro de técnicas, marcando con esto una clara retirada de la
formación humana, ética y vocacional. No es suficiente la técnica, es preciso
complementar la profesionalización docente con una formación en principios: técnica y
principios.
La formación profesional tiene que ver con nuestro presente actual, no anterior,
aquel que reúne el conjunto de condiciones de posibilidad de la acción docente, el
conjunto efectivo de posiciones y de interrelaciones que intervienen en una determinada
estructura discursiva que tiene como escenario principal y marco referencial la clase y
el aula de clase. Se trata del resultado de nuestra historia puesta en interrelación con
las historias de los otros, y también puesta en interrelación con el resto de
acontecimientos que pueden irrumpir de manera más o menos fortuita en nuestro
espacio discursivo, es decir, en la clase.
El docente es un ser humano, con una historia personal “pegada a la piel”, que
nunca abandona y que la lleva hasta el aula de clase. El docente es una totalidad, se
interpreta a sí mismo y su historia se articula con la historia de los otros (estudiantes).
9MARCELO, C. (2007), ESTEVE, José. M. (2006), BARTH, R.S. (1988b), FEIMAN-NEMSER, S. (2002), señalan el
proceso de inserción a la docencia y el tránsito de la Universidad al mundo laboral.
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10 GADAMER, Hans-Georg (1996). Verdad y método I. Fundamentos de una hermenéutica filosófica, (Salamanca),
Ediciones Sígueme, p. 372.
11 Ibídem, p. 373.
12 LIPOVETSKY, G. (1985). La Era del Vacío: Ensayos sobre el Individualismo contemporáneo, (Barcelona), Editorial
Agrama, cap. 3.
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amor, nada soy 13 ”, podemos ser un nicho de virtudes, poseer muchos títulos
académicos, ser un políglota, poseer todas las técnicas o estrategias pedagógicas, pero
si no amo lo que hago, lo que digo o lo que muestro, nada ni nadie soy. Ninguna tarea
docente tiene sentido si está impulsada por el amor, no sólo a sí mismos, sino a los
“otros”14.
En el fondo, el problema no es de inteligencia o sabiduría, sino de voluntad y de
compromiso, pocos están dispuestos a hacerlo. Sin embargo, ¿cuál es la causa de esta
unilateralidad del docente? ¿Dónde se origina este egoísmo y vacío de la docencia?
¿Cómo resignificar la tarea del docente en los tiempos de crisis? ¿Actualmente por qué
la docencia se concibe y se vive como un trabajo rutinario, que lejos de ser una
profesión honorable, se ha convertido en un empleo?
Como hemos dicho antes, el diagnóstico actual señala una ruptura y un trastorno de
la vida cultural, política, de los mercados, la economía y la escuela no escapa a esta
turbulencia babilónica, donde los significados y los lenguajes se han diluido en el vacío
y en el sin sentido.
13 Sagrada Escritura, Nuevo Testamento, Primera Carta a los Corintios, Capítulo 13, versículo 2.
14Tomado de una entrevista con el Académico Edgar Morales Flores, Profesor de Textos Filosóficos Medievales y
Renacentistas y de Problemas de Filosofía de la Historia y de las Ciencias Sociales en la Facultad de filosofía y
Letras, aseguró que no existe una sola definición de amor. Edgar Morales resume el amor en dos sentidos: Eros y
Ágape, el primero se refiere al amor carnal, sensual, erótico y el amor divino, espiritual.
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BEUCHOT Mauricio (2005), Tratado de hermenéutica analógica, (México), ITACA-UNAM
16Del latín “mysterium”, es decir aquello que no se puede explicar, comprender o descubrir porque nos rebasa y no
es accesible al conocimiento sensible ni intelectual.
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Esta conexión de la docente entra en contacto con su “otro”, como el pintor y sus
materiales, como el músico y la partitura. Se trata de un diálogo con nuestros alumnos,
un contacto cotidiano en los pasillos y en las aulas de clase, cuando dialogamos con los
colegas, cuando planeamos, cuando tenemos juntas académicas, cuando narramos,
cuando compartimos nuestra historia. La docencia como ministerio es “transcendencia”
que supera la reflexión de “sí mismo”, el cubículo que nos secuestra, es “extramuros”,
porque trasciende los muros, el egoísmo, la fama, que se expresa volcándose hacia los
demás. El fin de la educación es construir un ser con el diálogo y la comprensión. Por
ello, la docencia es conversación porque elimina las fronteras del encuentro con el ser,
de modo que los alumnos no son objetos, sino seres que habitan la misma morada, a
saber, el lenguaje. La docencia como ministerio es un “ser par otros”, el sacrificio y la
ruptura del egoísmo y la particularidad.
Por ello, una docencia que se relata, que se construye de los sentidos y del
conocimiento, ambos se entretejen y se funden. La docencia no sólo es racionalidad:
nómina, vacaciones, tabulador, asistencia, carrera magisterial, puntaje escalafonario,
papeles, juntas, calificaciones, oficinas, entendida solamente así, sería una
“enajenación institucional”, es decir; ser habitante de la “Escuela de Papel”, lugar donde
se privilegia lo objetivo. La docencia es también interacción y contacto, es diálogo y
expresión, experiencia subjetiva de una labor que es auténticamente humana.
17Ministerio, en sentido etimológico: ministerium-ii (n); significa servicio, función, servidumbre. En este sentido, por mi
parte, entiendo que nos debemos a los demás. Qué ejercicio de la docencia es un “servicio”, esencialmente un
docente no sólo vive para sí, sino que su actividad cobra sentido cuando de expresa con sus alumnos.
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Allí están la docencia y los estudiantes que habitan en nuestra mente, que todos días
imaginamos y que nos mueven a seguir construyendo cada noche aquellos caminos
que nos conduzcan al encuentro con los alumnos, a planear y edificar diálogos
auténticos, a inventar nuevas historias. Por ello, la docencia como ministerio, se traduce
como una forma de educar y enseñar en el aula de clase, como un proyecto de “dar la
vida por el otro”, una dimensión ética sobre la docencia que humanice a los demás y al
docente mismo. Debemos velar, estar atentos y vigilar. El egoísmo acecha el sueño de
la experiencia del encuentro con el otro. Hoy en día el docente está obligado a no dejar
de expresar, de compartir, de pensar que se debe a los demás, no dejar de conquistar
cada noche una historia más humana y fraterna en el servicio de la enseñanza. La
auténtica docencia no es inmediata, horaria, cada día, cada noche es tejer una nueva
historia que le dé sentido a nuestra actividad, a nuestro ser docente. Cuando una
persona está auténticamente feliz, quiere decir que está en armonía consigo mismo y
con su ambiente.
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BIBLIOGRAFÍA.
CASTELLANOS, Rosario (1995). Poesía no eres tú, 2ª edición, FCE (Letras mexicanas), México.
GOODSON, I. (2003). “Hacia un desarrollo de las historias personales y profesionales de los docentes”.
Revista Mexicana de investigación educativa. Septiembre diciembre 2003, vol. 8,
núm. 19: 733 – 758. , Ver:
http://www.oei.es/docentes/articulos/desarrollo_historias_personales_profesionales
_docentes_goodson.pdf (Consultado el 31 de diciembre de 2011).
LIPOVETSKY, Gilles. (1985). La Era del Vacío: Ensayos sobre el Individualismo contemporáneo, Editorial
Agrama, Barcelona.
MORENO, Castañeda, Manuel, La docencia en los albores del siglo XXI. La profesionalización docente y
las tecnologías para la educación en Formar docente. Miradas desde la Escuela Normal Superior y otros
contextos educativos, Secretaria de Educación Pública, Gobierno de Jalisco, México.
PÉREZ GÓMEZ, Ángel I. (2004). La cultura escolar en la sociedad neoliberal, Ediciones Morata, Madrid.
____________ (1985). Ser maestro. Estudios sobre el trabajo docente, SEP/El Caballito, México.