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LA EMANCIPADA El joven era de mediana estatura, de

facciones regulares y un tanto cogitabundo.


Miguel Riofrío En la joven, su altura, flexibilidad y
gentileza se ostentaban como el bambú de las
orillas de su río: su tez fina, fresca y delicada la
PRIMERA PARTE hacía semejante a la estación en que los
campos reverdecen; la ceja negra, y las pupilas
Nada inventamos: lo que vamos y los cabellos de un castaño oscuro le daban
a referir es estrictamente cierta gracia que le era propia y privativa: su
histórico: en las copias al mirar franco y despejado, una ondulación que
natural hemos procurado mostraba el labio inferior como desdeñando al
suavizar algún tanto lo grotesco superior y el atrevido perfil de su nariz, daban a
para que se lea con menor su rostro una expresión de firmeza
repugnancia. Daremos rapidez a inconmovible. No había una perfecta
la narración deteniéndonos muy consonancia en sus facciones; por eso el
poco en descripciones, retratos conjunto tenía no se qué de extraordinario; la
y reflexiones. limpieza de su frente y la morbidez de sus
mejillas que se encendían con la emoción,
parecían signos de candor: la barba
I perfectamente arqueada imprimía en todo su
rostro cierto aire de voluptuosidad: una
contracción casi imperceptible en el entrecejo
En la parroquia de M... de la República mostraba haber reprimido de tiempo atrás
ecuatoriana se movía el pueblo en todas alguna pasión violenta: el cuello levemente
direcciones, celebrando la festividad de la agobiado le daba una actitud dudosa entre la
Circuncisión, pues era primero de enero de timidez y la modestia: de modo que ningún
1841. fisónomo habría podido adivinar su carácter
Sólo un recinto estaba silencioso y era el moral y fisiológico con bastante precisión.
jardín de una casa cuyas puertas habían De qué hablaban, se puede adivinar
quedado cerrojadas desde la víspera. Allí fácilmente si se atiende a que el joven había
hablaba una joven lugareña con un joven estudiado las materias de enseñanza
recién llegado de la capital de la República. secundaria en la ciudad más cercana a la

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parroquia de que nos ocupamos, y que iba a el limonero son los más comunes matices de
pasar sus temporadas de recreo en casa de la los platanares, los cañizales y los prados.
joven. Se conocerá más claramente cual había A la margen de los ríos se levantan, se
sido su pensamiento dominante, cuando se extienden y entrelazan los bambús, los
sepa que después de terminado el curso de carrizos, los laureles, el sauce y el aliso. En las
artes, había pasado a hacer sus estudios colinas levántase el arupo para mostrar de lo
profesionales en la Capital, y había estudiado alto su copa y sus ramilletes.
con todo tesón necesario para recibir la borla, Como el placer y el dolor en el corazón del
dar media vuelta a la izquierda y volver a cierto hombre, así alternan a la falda de esos cerros y
lugar que sus condiscípulos deseaban conocer en la parte agreste de esos valles, el faique
porque le había pintado muchas veces en los con sus espinas y el chirimoyo con la frescura
ensayos literarios que se le obligaba a escribir de su follaje, la fragancia de sus flores y lo
en la clase de Retórica. En uno de estos había sabroso de su fruta.
dicho: Las acequias que partiendo de los azudes,
van a humedecer los terrenos regadizos, dan a
Quedaos vosotros, hijos de la corte, en la beber a las plantas, atraviesan los setos y
región de las Pandecetas, y el Digesto y las recorren las heredades moviéndose y rielando
partidas. Yo de la jerarquía de doctor pasaré a como serpiente de diamante.
la de aldeano, porque allí mora la felicidad. En los ribazos se forma algunas veces una
Las hoyas de los ríos Malacatus, Uchima, sociedad heterogénea: las cabras, las vacas,
Chambo y Solanda con sus preciosidades las yeguas ramonean el césped que Dios
vegetales y sus vistas pintorescas acogerán el creara para ellas; y a la par de estas el hombre
resto de mis días. recoge de los mismos parajes, el díctamo, el
Las vegas son allí un salpicado caprichoso azafrán, la doradilla, la canchalagua, y extrae
de alquerías, casas pajizas, ingenios de azúcar, la miel y la cera que fabrican las abejas. Más
platanares, plantíos de caña dulce y pequeñas allá, las altiplanicies pobladas de higuerones,
laderas en que pacen los ganados. Todo esto cedros, faiques y guayacanes, sirven de
recibe un realce sorprendente con el relieve de aprisco y majada a los rebaños y de
los árboles ya gigantescos, ya medianos, que sesteadores al campesino.
nacen y crecen sin sistema artístico y con la La más célebre de sus cordilleras es
sola simetría que a la naturaleza pudo darles. Auritosinga, cuyo nombre ha viajado alrededor
La ceiba, el aguacate, el guayabo, el naranjo y del mundo, unido a la preciosa corteza que allí

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se descubrió. desempeñar sus oficios empleando algún
Las campiñas y las florestas están siempre mecanismo sencillo o ingenioso.
animadas por la antifonía de las aves canoras y Cada casa en que se levanta alguno de
de las aves bulliciosas. estos altares tiene preparados bizcotelas,
Tal es el templo en que daré culto a una queso, frutas escogidas, bebidas frescas,
Deidad. licores ordinarios y también un guitarrista y un
tamborillero, para obsequiar a los visitantes
Cuando se le imponía el deber de escribir con comida, bebida y bailecillos fandangos.
memorias geográficas de su provincia, hablaba Cuando el baile va a empezar se retira a la
a duras penas de todo lo que no era su sacra familia en señal de acatamiento.
parroquia predilecta, y cuando de ésta escribía Como estos altares distan unos de otros
mencionaba hasta los más insignificantes por lo menos un kilómetro los paseos son
pormenores aunque estos quedaran fuera del siempre a caballo.
tema que se le había señalado. En uno de los
ensayos decía con referencia a su pueblo: Así seguían las descripciones que los
melindres de la crítica calificaban de pesadas y
Desde el 24 de diciembre hasta mediados ridículas, sin atender a que el compositor nada
de enero mostraban esos campos sus escenas podía encontrar de útil ni de bello fuera de su
peculiares. recinto predilecto.
En algunas alquerías de segunda orden se La joven por su parte, con menos reglas,
formaban lo que llaman altar de nacimiento. pero con más corazón, había escrito sus
Estos son simulacros más o menos grotescos memorias para presentarlas algún día a la
del portal de Belén. La cuna de Jesús ocupa el única persona que podía ser su consuelo sobre
cúlmen y van descendiendo en forma de la tierra: en esas memorias habrían hallado
anfiteatro, los reyes, los pastores, los niños también los despreocupados mucho que
degollados por Herodes, el paraíso terrenal con despreciar, pues se reducían a pintar al natural,
huertos y animales, mezclado todo con sucesos lo que había producido su madre, por haber
más recientes y aún con cuadros de recibido lecciones de un religioso ilustrado,
costumbres lugareñas. Las figuras en que todo llamado padre Mora, a quien comisionara el
esto se representa son de diversos materiales, Libertador Bolívar para la fundación de las
pero más comúnmente de madera: algunas de escuelas lancasterianas. Pintaba los tiernos
estas figuras son de movimiento y las hacen sentimientos que esta madre así instruida sabía

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inspirar, y que después de referir las escenas el joven sabía bien que el padre de Rosaura
que habían precedido al fallecimiento de esa nunca faltaba a los paseos de año nuevo, ni a
buena madre, agregaba: la práctica de dejar a su hija encerrada cuando
él salía a divertirse; y constándole además que
Una semana después de haber sepultado los caminos estaban ocupados por hileras de
a mi madre cuando todavía estaban mis ojos hombres y mujeres que discurrían alegres
hinchados por las lágrimas, recogió mi padre haciendo la visita de los altares; que cada altar
todos mis libros, el papel, la pizarra, las era una estación: que los patios estaban
plumas, la vihuela y los pinceles: formó un lío cuajados de caballos, bestias mulares y
de todo esto, lo fue a depositar en el convento borricos en gran número, ya se puede deducir
y volvió para decirme: «Rosaura, ya tienes que el flamante doctor había penetrado hasta
doce años cumplidos: es necesario que desde el jardín de Rosaura, sin temor de que nadie le
hoy en adelante vivas con temor de Dios; es sorprendiese, y puede también maliciarse que
necesario enderezar tu educación, aunque ya de sus prácticas sublimes resultaba el recíproco
el arbolito está torcido por la moda; tu madre propósito de unir su suerte para siempre, en
era muy porfiada y con sus novelerías ha caso de que pudieran ser vencidas las tenaces
dañado todos los planes que yo tenía para resistencias que opondría el terco padre de la
hacerte una buena hija; yo quiero que te joven.
eduques para señora y esta educación Esto que es fácil de maliciarse, fue lo que
empezará desde hoy. Tú estarás siempre en la en efecto sucedió: pasados los primeros
recámara y al oír que alguien llega pasarás momentos de sorpresa, sustos, exclamaciones,
inmediatamente al cuarto del traspatio; no más y monosílabos, se refirieron recíprocamente lo
paseos ni visitas a nadie ni de nadie. Eduardo que durante la ausencia había pasado. Al
no volverá aquí. Lo que te diga tu padre lo hablar Eduardo de sus planes de futuro enlace,
oirás bajando los ojos y obedecerás sin se trabó este diálogo que no será inútil referir:
responderle, sino cuando fueres preguntada» —¡Eduardo! —dijo Rosaura—, yo conozco a
«¿Y no podré leer alguna cosa?» le pregunté: mi padre, y me estremezco al pensar que
«Sí, me dijo, podrás leer estos libros» y me pudiera alguno de tus pasos irritarle, pues el
señaló Desiderio y Electo, los sermones del resultado no sería otro que el de separarnos
padre Barcia y los Cánones penitenciales. para siempre.
—Que el alma se separa del cuerpo —
Apuntados estos antecedentes y el de que respondió Eduardo—, puede comprenderse;

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pero que dos almas que se amen como yo te fuerzas y leas esta carta hasta el fin. Conforme
amo lleguen a desunirse, eso no, Rosaura; si a lo convenido asistí al baile del Niño.
así lo piensas, tú no me amas. Son las dos de la mañana: oigo todavía el
—Eduardo, yo quiero que me comprendas. canto y el tamboril: don Pedro está en el baile
En mis diez y ocho años de vida, o más bien en y creo que no verá a su hija hasta muy tarde.
mi noche de diez y ocho años, no ha habido Puedes aprovechar de los momentos que son
más que dos luces para mí: la de mi madre que preciosos, entre el cura y don Pedro van a
se apagó y la que ahora me está alumbrando y sacrificar a Rosaura, si acaso no andas listo.
temo que se aleje al cometer una Don Pedro había apurado las copas como
imprudencia... En mi sentir cuando el amor no siempre, y se convirtió en hazmerreír de los
se enciende el alma está en tinieblas... quise tunantes. En uno de los corros le hablaron del
decir, que amo a mi madre en el cielo, porque próximo matrimonio de la monjita (así llaman a
no puedo amarla de otra manera: éste es un Rosaura) y le oí estas palabras que me helaron
amor que hace llorar: el tuyo es un amor vivo todas las fibras: «El cura me ha dado un buen
que hace esperar, soñar y estremecerse... Yo novio para ella y le he admitido a ojo cerrado,
hablo fuera de mí... ¡qué hacer! al fin direlo porque sé que un cierto mocito ha venido ya a
todo: mi padre tiene interés en que nadie me amostazarme la sangre. Mañana en la misa de
conozca, y menos tú porque teme que se este Niño será la primera amonestación.
descubran algunos secretos... Pero, retírate por Pasado mañana en la misa de los paileros será
ahora, amigo mío, porque va a anochecer y la segunda amonestación. El día de los santos
puede venir alguien. reyes la monjita será esposa legítima de don
Anselmo de Aguirre, propietario de terrenos en
Quilanga».
II Con una angustia mortal, aunque sin dar
entero crédito a lo que acababa de oír, me
Al amanecer del día siguiente, recibió acerqué a hablar con el cura, al tiempo que
Eduardo una carta de un íntimo amigo suyo éste se sentaba en un taburete para saborear
que estaba en todos sus secretos, quien le un vaso de aguanaje que le acababan de
decía: servir. Al mismo tiempo se acercó don Pedro,
haciéndole al cura mímicas contorsiones y
Querido Eduardo: prepara el ánimo para señalando con el índice a dos viejos que le
oír cosas terribles: es preciso que cobres seguían, dijo:

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—Oiga mi padre cura, lo que me dicen a los caprichos de un dueño, a quien sirve de
estos bellacos: me dicen que hago mal en dejar utilidad o de entretenimiento, mas no de
correr las amonestaciones, antes de haber esposa. El cristiano debe penetrarse de lo que
pedido el consentimiento de la novia, como si es una esposa conforme al cristianismo, y de
mi hija pudiera dejar de consentir en lo que su que las hijas de la que fue Madre de Dios,
padre lo mande. deben valer algo más que los animales que se
El cura se arrellanó, nos dirigió una mirada encierran en un redil para que vivan
a estilo de Sultán: tragó un bocado de brutalmente.
aguanaje, produciendo un ruido repugnante, y En contestación me arremetió con
con afectada gravedad respondió: distingos y subdistingos disparatados.
—Sin duda no sabrían esos señores que yo Conocí que era infructuosa toda discusión
soy quien lo ha dispuesto. con un hombre a quien todos admiraban y
—No, señor, no sabíamos —repuso uno, aplaudían hasta por las cruces que se hacía al
bajando la cabeza. tiempo de bostezar, y me salí sin despedirme.
—Si el señor cura lo ha dispuesto, bien Me he detenido en pormenores para que
dispuesto está —dijo el otro. conozcas entre qué hombres estamos y
Todos tres se retiraron. pienses en lo que mejor te convenga.
—Señor cura —le dije yo—, el asunto es
grave y si me permitiera le haría algunas A las seis de la mañana Rosaura recibió
reflexiones. una carta de Eduardo en que le daba las
—¿Qué reflexiones serán esas? —me noticias del anterior, y continuaba diciendo:
respondió sin mirarme y con la vista fija en los
que empezaban a bailar. Tú sabes bien que tu padre no puede
—La primera es que las hijas no son obligarte a que te cases sin tu voluntad. Yo
esclavas ni de sus padres ni de los curas. aguardaré los tres años que te faltan para ser
—¿Y es un pascasio el lancasteriano quien libre, o pediremos las licencias en los términos
ha de venir a enseñarme? que nos permite la ley.
—Sí señor, un pascasio lancasteriano, No sé quién es el hombre que cuenta ya
tiene derecho para decir a un señor cura que si con tu mano, pero tengo la evidencia de que
en verdad somos cristianos, debemos ser no te ama, pues ni siquiera te conoce; mientras
sustancialmente distintos de aquellos pueblos, que tu corazón y el mío han sido creados para
en que la mujer es entregada como mercancía amarse eternamente. Ahora resulta que un

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muro va a interponerse entre nosotros dos; alto, enjuto, de nariz roma, barba gris que le
pero ¿qué muro podría resistir al poder excelso bajaba hasta la mitad de la mejilla, ojos pardos
del amor? Vence tú en lo que a ti sola de un mirar entre estúpido y severo, frente
corresponde: piensa que tu madre habría calva un poco estrecha hacia las sienes, color
bendecido nuestra unión, y este pensamiento rojizo y labios amoratados. Entró en el patio de
dará vigor a tus esfuerzos: piensa que con su casa cabalgando una mula negra; para
pocos días de una resolución enérgica y apearse recogió la parte delantera de su
perseverante aseguras la libertad de tu vida poncho grana y la echó al hombro izquierdo. Se
entera. desmontó, ató el cabestro a un pilar, zafó de la
Dime alguna palabra: haz algún signo que quijada la tira de cordobán que sostenía su
yo pueda comprender cuando necesites de mi enorme sombrero amarillento: al quitarse las
auxilio. Yo estaré siempre en las inmediaciones espuelas y las amarras, divisó en el patio las
de tu casa: día y noche me tendrás a tu huellas de una bestia, las observó con
disposición para luchar como atleta si te prolijidad: cobró una expresión iracunda: entró
amenaza algún peligro. Según lo dispuesto por estrepitosamente en la sala: llamó a su hija, y
el cura nada te dirá tu padre hasta pasado como esta no respondía, la buscó por todas
mañana. Desde ese día estaré cerca de ti para partes hasta que fue a hallarla en su
atender a la menor indicación. dormitorio.
Siento que el alma me agranda y las —¿Con que estamos de lágrimas? —le dijo
fuerzas se duplican cuando pienso en nuestro —, ¿por qué son esas lágrimas?... y sigue
amor. Bendeciría mi hora postrera, si llorando y no responde!... ¿Quién ha venido a
consiguiese expirar sacrificándome por ti. caballo esta mañana?
Tuyo para siempre. Eduardo. —Un muchacho.
—¡Linda respuesta! ¡Un muchacho!
Dos horas después, el ladrido de los perros Cuando sueltas esas palabras, diciendo con
anunció que don Pedro de Mendoza se miedo un muchacho, y te quedas allí llorando,
acercaba a su alquería. es porque ha habido alguna picardía.
Rosaura corrió azorada a recostarse en su —Eso no, Señor —dijo Rosaura
lecho. levantándose.
Como la fisonomía de Don Pedro carecía —Pues entonces ¿quién era el muchacho y
de expresión, bastará para presentar su a qué ha venido?
persona una rápida silueta. Era un campesino —Fue el paje de Eduardo Ramírez y vino a

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darme la noticia de que se trata de casarme el esos libros de Telémaco y no sé qué otros
6 del presente. extravagantes que le había dejado ese fraile,
—¿Por eso estás llorando? que ni sé como se llamaba: unos le decían
—Ya no lloro: perdone usted la niñada de padre normal, otros padre masón y otros padre
haber creído por un rato que usted hubiera maestro. Pero volvamos al asunto, como nadie
convenido en entregarme para siempre a un quiso casarse con la masoncita remilgada, me
hombre que ni siquiera he conocido. la endosaron a mi diciéndome que era una
—Eres todavía muy muchacha y estás mal perla. Bastante me hizo rabiar con sus
educada: debes saber que el señorío de esta resabios; pero ya se murió y todo se lo he
jurisdicción es vizcaíno y asturiano puro, y perdonado por amor de Dios. Con que ya ves
desde el tiempo de nuestros antepasados ha que si a una normalista como a tu madre la
sido costumbre tener las doncellas siempre en casaron sin que me conociera, a una dócil y
la recámara y arreglarse los matrimonios por obedienta como tú se la ha de casar como a
las personas de consejo y de experiencia que persona de valer. ¿Estamos en ello?... ¿No
son los padres de los contrayentes. Así me casé respondes?... Sabes que estoy atrasado en mis
yo con tu madre, y en realidad de verdad, al no intereses, que necesito trabajar para ti misma y
haber sido así, no me habría casado, porque que no puedo estar toda la vida ocupado en
tus abuelos (que Dios haya perdonado y tenga cuidarte.
entre santos) cometieron el desbarro de que un —Señor, en qué estorbo. ¿No podría ir a
maldito fraile (perdóneme su corona), que vino encerrarme en el monasterio de la ciudad?
a esa tontera de escuelas normales, hiciera —Ya yo lo había pensado: no me parecería
leer malos libros a la muchacha. Con ese mal que estuvieses entre las esposas de
veneno se volvió respondona, murmuradora de Jesucristo; allí está la vida más perfecta; ojalá
los predicadores, enemiga de que se quemaran tu madre hubiera tenido siempre en su mano
ramos benditos para aplacar la ira de Dios, y las letanías y los misereres, en vez de esos
amiga de libros, papeles y palabras ociosas; de libros que por misericordia de Dios han ido a
modo que nadie quiso casarse con ella en la poder del señor cura: entonces ella y yo
ciudad, y con justa razón, porque ella en vez de habríamos sido menos desgraciados: pero
hilar y cocinar, que es lo que deben saber las volviendo al asunto, he pensado que tú no
mujeres, le gustaba preguntar en dónde estaba debes ir. Si entraras de seglar, las monjas no
Bolívar, quiénes se iban al Congreso, qué decía me dejarían sosiego, pidiéndome las expensas
la Gaceta, y guardaba como cosa de reliquia necesarias para tu subsistencia, y elegirían

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precisamente los días en que estuviese sin desconocido... y usted padre mío no será capaz
blanca, porque así son esas monjas. De seglar de...
ni pensar. Para monja de velo negro, ni tengo —¿Capaz de qué? Habla pronto, porque ya
los mil pesos de dote, porque tu madre en nada me has cansado. ¿Capaz de qué?
me ayudó al trabajo y después... pero pasando —De sacrificarme inhumanamente,
a otra cosa: no te darían los votos para monja después de haberme atormentado todos los
de velo negro, porque esas monjas son muy días con palabras ofensivas a la memoria de mi
melindrosas en asuntos de linaje, y aunque yo madre.
soy tan caballero como los padres de muchas —¡Ingrata! ¿Te atreves hablar así a tu
de ellas, no dejan de hacerme algunos padre? Bien dice el refrán: criarás cuervos para
melindres, pues hubo mil de habladurías que te saquen los ojos: este es el fruto de la
cuando me casé con tu madre; ¡cuánto mejor cizaña que sembró tu madre en tu corazón, por
me hubiera estado casarme con una campesina esto la maldigo y deseo que ese demonio se
y trabajadora como yo! Pero vamos al caso: de esté revolcando en los infiernos. (Esta escena
velo negro no se puede, y de velo blanco parecerá bárbara e inverosímil a los que no
tampoco, pues no quiero que seas criada de hubiesen experimentado de cerca a nuestro
nadie. déspota de aldea).
—Según acaba de decirme, a usted no le —No maldiga a mi madre... ¡Madre mía! tu
reconocen como a noble: en tal caso ¿no podría hija de bendice.
usted casarme como a plebeya, es decir, con —A las perversas como tu madre se les
alguna persona a quien mi voluntad se envía maldiciones en vez de padrenuestros y
inclinara, siempre que esa persona fuese avemarías, y a las inobedientes como tú se les
honrada, virtuosa, desinteresada y ata de un poste y se las enseña a ser buenas
trabajadora? Yo creo que así sería feliz. hijas.
—Convenido, haz que tu voluntad se —¿Podré rogar de rodillas, padre mío?
incline a Don Anselmo de Aguirre que va a ser —Así con humildad puedes hacerlo; pero
tu marido con la bendición de Dios, del cura y es inútil porque yo necesito que te cases, he
mía, y hemos concluido este asunto que ya me dado mi palabra y a ella no he de faltar aunque
va fastidiando, porque detesto bachillerías de te mueras.
mujeres, pues bastante tuve con las de tu —Yo he dado también la mía desde mi
madre. niñez y moriré antes que faltar.
—Mi voluntad no puede inclinarse a un —¡Demonios! —gritó el viejo temblándole

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la voz— Y así me decías, ¡so víbora sostener el prestigio de los curas. «Cuando Dios
endemoniada! ¡Hija de tu madre! ¿Que querías habla todo debe callar». «Los sacerdotes son
ir a un monasterio? una caña hueca por donde Dios trasmite sus
—Creo que sólo Dios es infinitamente preceptos a los hombres». «La voz del
superior a la persona a quien he entregado sacerdote es la voz de Dios», y otras por el
toda mi alma: esta persona es Eduardo: sólo mismo orden era la única moral que iba a regir
entre Dios y Eduardo me es lícito escoger en lo interior de las familias. Estos
esposo: todo otro partido lo rechaza mi corazón antecedentes unidos a la idea de que si
y preferiría la muerte y los tormentos... Rosaura se casaba con quien no fuera un
—Prefieres la muerte y los tormentos, pues rústico, correría su padre el peligro de que se le
está bien: te juro por Dios Nuestro Señor y esta pidiese cuenta de los bienes de su difunta
señal de la cruz que no volverás a repetir esa esposa; al efecto físico de la beodez que
palabra. produce un desesperante fastidio al disiparse y
al carácter personal de ese ignorante, pueden
Bien se comprenderá que era don Pedro explicar, sin que se atribuya a locura el modo
uno de aquellos tipos que caracterizan a la como empezó a cumplir don Pedro el juramento
vieja aristocracia de las aldeas, cuyos instintos que acaba de hacer por Dios Nuestro Señor y la
tradicionalistas les hacían feroces para con sus señal de la cruz. Él vio que su hija sacaba de su
inferiores, truhanescos con sus iguales y mismo despecho la suprema resolución de
ridículamente humildes ante cualquier signo de sacrificarse, malició con un instinto menos fino
superioridad. que el del tigre, que una mujer resuelta es igual
Así como su obediencia era ciega e al más grande de los héroes en valor, fortaleza,
irreflexiva a la voz de los más grandes, así la improvisación de planes y presteza en
imponía de su parte a los más pequeños. realizarlos, y tomó una actitud injusta, cruel,
Obedecer al fuerte y despotizar al débil era su estúpida; pero que resultó eficaz para el objeto
única regla de conducta y siempre la ejecutaba que se propuso.
brutalmente. Cualquier respetuosa observación Agarró un bastón de chonta con casquillo
de parte de un inferior era vista como de metal: salió jadeante y demudado dijo con
blasfemia y severamente castigada en los ratos voz de trueno a Rosaura:
de mal humor. La idea de justicia estaba —Vas a ver los estragos que causa tu
borrada de todos los corazones y suplantada inobediencia.
con unas pocas máximas creadas para La joven presentó serenamente su cabeza

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para que su padre la matara a garrotazos. Él —Como no sea algún disparate.
pasó frotándose con su hija, llegó al traspatio y —En caso de ser un disparate usted podrá
le dio de palos a un indígena sirviente. negarme, pues no se reduce sino a que me
—¡Amo mío! ¡Perdón por Dios! Yo no he permite escribir una carta...
faltado en nada —dijo el indio. —Si es a soltero, no...
—Sois una raza maldita y vais a ser —No se trataba sino de decir a una
exterminados —replicó el tirano, dirigiéndose persona que, como hija obediente voy a dar
enseguida con el palo levantado a descargarlo gusto a mi padre casándome con don Anselmo.
sobre la hija del indio que era una criatura de —Eso sí. Ya sé a quién; pero yo leeré la
seis años. carta y yo mismo la enviaré con persona de mi
Rosaura partió como una flecha y paró el confianza.
golpe diciendo: —Y si tuviera usted a bien escribirla de su
—Yo no quiero que haya mártires por puño, yo la firmaría.
causa mía. Seré yo la única mártir: mande —¡Que me place! ¡Que me place! Voy a
usted y yo estoy pronta a obedecer. escribirla. ¿No es para don Eduardo?
—¿Te casarás? —Sí, señor:
—Me casaré. Don Pedro volvió a su sala diciendo para sí
—¿Con don Anselmo? solo:
—Con don Anselmo. —¡Lo que vale la energía! Ya todo lo he
—¿El día de los Santos Reyes? conseguido en menos de dos horas: si me
—El día de los Santos Reyes. hubiera metido blando y generoso ¿qué habría
—Pues la paz de Dios sea en esta casa. sido de mí? La letra con sangre entra. Ahora no
Rosaura partió con paso firme y frente hay más que tener cuidado para que esa
elevada a su dormitorio: su padre le fue sabandija no me juegue alguna mala partida.
siguiendo y dijo él al entrar: Pero no, desengañándolo al abogadito ya no
—Para que no tengas de qué quejarte de hay cuidado. Esta carta me salió como miel
mí en ningún tiempo, te dejo la libertad de que sobre buñuelos. Voy a ponérsela con desprecio,
elijas los padrinos. porque así se debe tratar a estos muchachos;
—Gracias. Por Padrino elijo a mi padre, y pero no, lo político no quita lo valiente.
sentiría en el alma que así no fuera; y en vez Algunos minutos después Rosaura fue
de la libertad de elegir madrina quisiera otro llamada a firmar, y firmó sin saber lo que su
favor. padre había escrito. Al tiempo de cerrar, puso

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al respaldo furtivamente estas palabras: «Han viviré como buena cristiana, trabajando para
ocurrido cosas que me han despechado y he mi esposo, como la mujer fuerte, y para los
resuelto dar una campanada. Te juro que no hijos que Dios me dará, sin mirar mis grandes
seré de don Anselmo, vete a la ciudad antes pecados y sólo por su infinita misericordia; por
del 6». ende podrá usted tomar las de Villadiego. Dios
Don Pedro que había salido por un minuto, guarde a usted por muchos años —firmado—.
volvió a entrar con el que había de conducir la Rosaura Mendoza.
carta, a tiempo que Rosaura iba a pegar la
oblea. Después de exhalar solitarias
—Alto ahí, señorita —dijo: enseguida exclamaciones y derramar algunas lágrimas
empuñó la esquela, la sacó de la cubierta, la Eduardo se reconcentró a meditar en la
desdobló y sacudió receloso de que hubiere naturaleza de su situación y en el partido que
interpuesto otra hoja. Vio que estaba firmada, debería tomar:
la cerró y la entregó al conductor. —Ella ha firmado —pensaba él—, lo que su
Desde ese instante empezaron en casa de padre le ha obligado a que firmara. En la casa
don Pedro los preparativos para el banquete y ha ocurrido sin duda alguna gravísima
los festines nupciales. novedad. Quizá mi carta esté en manos de don
Pedro; ¿si seré yo el causante de las desgracias
de Rosaura? Mas yo la supliqué que me llamara
III y ella me dice: vete a la ciudad. Luego me dice
que va a dar una campanada: este anuncio me
El desventurado Eduardo, al recibir la horroriza, ¿se habría resuelto a dar un no en la
carta pasó de una agitación terrible a otra más puerta de la iglesia? Ese no le costaría tres
terrible agitación. La esquela decía así: años de tortura que es el tiempo que la Ley la
obliga a permanecer a merced de su padre...
Muy señor mío: Por cuanto mi señor padre Ella me jura que no será de don Anselmo, y
me ha dicho lo que la Santa Iglesia nos enseña, parece que nada ha valido ante sus ojos mi
conviene saber: que los padres son para los adoración de seis años, mi abnegación a todo
hijos segundos dioses en la tierra y que se han encanto que no fuera el de sus gracias, y mi
de cumplir sus designios con temor de Dios, constante padecer durante una ausencia que
recibo por esposo al señor don Anselmo de me parecía de siglos: el término de mis
Aguirre, porque será una encina a cuya sombra esperanzas y de mi fe ¿ha de ser esa palabra:

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vete a la ciudad? salían afanosos por la puerta de trancas de don
No pudiendo deliberar por sí solo, reunió a Pedro de Mendoza, preparando viandas y
los mejores de sus amigos y les habló con voz bebidas para la boda.
de agonizante, porque entre el enjambre de Esta espléndida mañana parecía anunciar
reflexiones le había saltado la idea de que el un triunfo más bien que un sacrifico.
plan de Rosaura fuera nada menos que el de un Un reloj de péndola acababa de dar nueve
suicidio. Sus jóvenes amigos vivamente campanadas cuando una cabalgata de seis
interesados por la suerte de ambas víctimas, caballeros presididos por don Pedro de
después de varios proyectos y tentativas Mendoza partió con dirección al caserío
descubrieron que Rosaura estaba principal, llevando en su centro a una mujer
constantemente vigilada y que nada se podría cuyo velo verde impedía que sus facciones
hacer hasta el día de la ceremonia, fueran distinguidas. Este grupo entró a la plaza
prometiendo estar atentos a la más mínima llamando la atención pública y se detuvo en el
circunstancia que ocurriese desde la corredor de una casa de teja: allí ayudaron a
madrugada del 6 hasta la hora del matrimonio. desmontar a la joven del velo verde que entró
a la sala y pasó sin detenerse al cuarto del
tocador.
IV A las once, la plaza estaba cubierta de
gente repartida en diversos grupos. A la voz de
La mañana del 6 de enero no estuvo en «la novia va a salir», estos grupos se
consonancia con el luto y la amargura del condensaron y apiñaron acercándose todos a la
corazón de Eduardo. Este corazón necesitaba casa en donde había entrado la joven de velo
de un cielo denegrecido, un horizonte verde.
caliginoso y una atmósfera funesta, y por Poco después hubo un movimiento
desgracia suya a las cinco de la mañana ya se uniforme de admiración, pues se presentó algo
veían distintamente los extensos platanales que parecía una visión beatífica: era Rosaura
abrillantados por el rocío; las arboledas que con las nupciales vestiduras. Al tocar en el
parecían responder con su frescura a las umbral levantó su velo como si le estorbase, y
sonrisas del cielo azul; las ardillas que quedó en pública exposición un rostro que no
saltaban; los pájaros que en rica variedad era ya el de la virgen tímida y modesta que
cantaban, silbaban y gorjeaban por todas antes se había visto rara vez y con gran
partes; los hombres y mujeres que entraban y dificultad. Rosaura mostraba en ese instante no

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sé qué de la extraña audacia que se revela en una voz entre bronca, estúpida y sibilante, a
los retratos de Lord Byron. Podía decirse que ya causa del defecto de su garganta, dijo este
su alma era de pólvora y que bien pronto iba a pobre sujeto:
hacer una explosión. —Ustedes creerán pues que estoy muerto
Mientras los numerosos espectadores de gusto ¡tontos! No saben que tengo un miedo
desahogaban sus emociones con las voces de: tan fiero: me parece que me fueran a fusilar.
¡Qué guapa! ¡Qué hermosa!, dijo un joven al —Pero si la novia es linda, ¿qué más
oído de la novia: quiere mi don Anselmo? —replicó otro.
—Estamos armados y venimos de parte de —Mi padre me sabía decir que las lindas
Eduardo a ponernos a las órdenes de usted. suelen ser más ariscas y resabiadas que los
—¡Gracias! —respondió Rosaura y se potros de serranía, por eso tengo un susto tan
encaminó al templo en medio del gentío. fiero.
En el convento o casa del cura estaba En esto se presentó un sacristán vestido
entre otros hombres, un campesino frescachón, de roquete y dijo en alta voz:
como de cuarenta años, de una tez algo —La novia ha estado aguardando desde
percudida, pero con aquella suavidad de las once.
facciones propia de los linfáticos. Su barba era —Vamos, pues, ¡qué Dios le ayude, mi don
negra y espesa; el perfil del rostro se acercaba Anselmo! —dijeron todos.
más bien al círculo que al óvalo, salvo las —Amén —respondió éste santiguándose y
protuberancias de una nariz bastante ancha, partió.
quijada ligeramente arremangada y labios no Media hora después estaban en la puerta
muy gruesos, pero sí muy rojos; sus ojos de la iglesia, de pie y colocados en hilera, don
pardos tenían la vana pretensión de mostrarse Pedro, don Anselmo, Rosaura, una matrona
vivarachos; pero en verdad eran sosegados: lo obesa que hacía de madrina y una muchacha
que más le caracterizaba parecía ser una frente con una aljofaina de plata que contenía trece
ancha, redonda, de piel sudosa, su garganta doblones, un anillo y una gruesa cadena de oro.
hiperbólica y su vestuario: éste se componía de De frente estaba el cura revestido
un frac verde de talle alto, pantalón blanco de conforme a ritual; éste, entreabriendo un libro
royal, corbata baya, es decir, el mismo color de que tenía en la mano, se acercó a Rosaura, y
los zapatos, chaleco grande de terciopelo azul con voz gangosa y afectada gravedad le dijo:
y sombrero negro aclarinado. Su sonrisa era —Señora doña Rosaura de Mendoza,
esencialmente selvática. Con esta sonrisa y con ¿recibe usted por su legítimo esposo al señor

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don Anselmo de Aguirre y Zúñiga que está aquí pues yo me voy por el mío.
presente? —¡Malditas leyes! ¡Tiembla infeliz, pues
—No, no, no —dijeron muchas voces como maldeciré a tu madre!
para alentar a Rosaura: este ruido impidió —Ya había previsto esta amenaza; pero no
escuchar lo que ella había respondido. me da ningún cuidado: Dios es justo. Él está
—¡Silencio! —gritaron el cura y el teniente. premiando las virtudes de mi madre, y
En seguida el cura tornó a preguntar: castigará al que se atreviere a maldecir su
—Señora, ¿recibe usted por esposo al memoria. Haga usted lo que quiera.
señor don Anselmo de Aguirre? Don Pedro volvió al templo, pálido y
Rosaura con voz firme y sonora respondió: temblando. Un sordo rumor se propaló entre los
—Sí, señor, lo recibo por esposo. concurrentes de ambos sexos. El novio y la
—¡¡Qué es esto!! —exclamaron muchas madrina se habían arrodillado ya en la grada
voces y el asombro se pintó en los semblantes. del presbiterio y allí permanecieron como
El cura y don Pedro se cambiaron una mirada estatuas: el cura cantó su misa con un
que quería decir: hemos triunfado. desentono que movía a compasión y se
La gente se iba dispersando para no turbaba a cada paso en las ceremonias.
presenciar el fin de la ceremonia. A la una de la tarde la plaza era una
Cuando el párroco, con gran satisfacción confusa vocería: movíanse los hombres como
hubo echado la bendición nupcial, y el cortejo abejas: todos exponían sus opiniones en alta
se encaminaba hacia el altar, Rosaura volvió el voz. De repente sobresalió un grito que decía:
rostro, bajó el vestíbulo y se encaminó —¡Muchachos! Han ido a traer presa a la
resueltamente a la casa de donde había salido novia de orden del cura y del teniente. Si la
para ir al templo. Al advertirlo, salió su padre y traen a defenderla.
le dijo sobresaltado: —Sí, sí, a defenderla.
—Rosaura ¿a dónde vas? —No la han de traer porque ya le dieron
—Entiendo, señor, que ya no le cumple a pistolas cargadas y estaba muy resuelta.
usted tomarme cuenta de lo que yo haga. —Allí viene, muchachos, a defenderla.
—¿Cómo es eso? —Al convento, al convento.
—Yo tenía que obedecer a usted hasta el Llegó Rosaura en su alazán hasta el
acto de casarme porque la Ley me obliga a ello: vestíbulo del convento precedida de cuatro
me casé, quedé emancipada, soy mujer libre: hombres de a caballo y seguida de la multitud.
ahora que don Anselmo se vaya por su camino, Estaba encantadora: sobre su vestido blanco

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de bodas se había echado una capita grana: su —Señor cura, aquí hay dos balas que irán
espesa cabellera en dos crenchas flotaba sobre veloces hasta el tuétano del atrevido que me
la capa: su sombrerito de jipijapa sostenido por insulte: quiere descubrir lo que puede hacer el
dos cintas blancas sentaba perfectamente en brazo de una hembra como yo resuelta a
ese rostro encarnado por el calor y animado arrostrar por todo. Una palabra más y volarán
por la emoción. los sesos de mis verdugos: quise perdonarlos a
—Que entre —gritó una voz. nombre de mi madre; pero ya veo que se
—Que salgan los que quieren hablarme — empeñan en que descargue sobre ellos mi
contestó Rosaura. venganza: ¿lo queréis? Pues enviadme a la
—Que entre, mandan el cura y el teniente. cárcel.
—Que salgan, digo, y si se tardan me voy. El cura y el teniente político retrocedieron
—Que salgan, sí, que salgan —gritó a su asustados y Rosaura partió sin que nadie se
vez la multitud. atreviese a detenerla.
Salió un vejete de poncho rojo y cuello El cortejo del convento quedó hablando
aplanchado, ostentando las borlas de su bastón contra los malos libros, contra la educación del
de guayuro. Éste dijo con voz que tenía día, contra el religioso fundador de las escuelas
pretensiones de terrible: lancasterianas y concluyó por declarar que el
—¿No sabe usted que la hembra casada pueblo estaba excomulgado, por no haber
ha de seguir a su marido porque así lo manda sacado la lengua a esa muchacha que se había
la Ley? atrevido amenazar con pistolas al buen pastor
—Cuando mi esposo quiera que le siga y al juez de la parroquia. El pueblo tomó a su
podrá irse delante de mí. cargo el asunto dividiéndose en bandos
—¿Quiere usted hacerse desgraciada encarnizados: unos veían en Rosaura una
causando pesares a su padre? heroína y aplaudían con entusiasmo la lucidez
—¿Le pesará a mi padre que me haya de su plan y la gracia y maestría con que
sacrificado por obedecerle? acababa de efectuarlo. Otros se limitaban a
—Esta muchacha está muy insolente — disculparla diciendo que su vida se había
dijo el cura—. Es preciso, señor Juez, que usted dividido en dos secciones; una de educación
la mande a rezar algunos días en la cárcel bajo las inspiraciones de una madre civilizada,
hasta que cese su altanería. y otra de prueba bajo la acción de un padre
Rosaura amartilló una pistola de dos tiros que no tenía ni remota idea de lo que pasa en
y dijo con voz de amazona: el alma de una joven, en quien los nobles

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sentimientos han nacido, el instinto de la confluencia de los ríos Malacatos y Zamora,
delicadeza se ha pulimentado, la conciencia de está el templo y el caserío principal de las cinco
la dignidad humana se ha despertado y un parcialidades de aborígenes que componen la
amor sin tacha ha presentado la perspectiva de parroquia de San Juan del Valle.
una modesta felicidad. Según estos, la prueba El 24 de junio, como día del Santo Patrón,
había sido demasiado violenta, superior a las se celebraban allí unas fiestas en que siempre
débiles fuerzas de una virgen y ésta no había a los indios les tocaba la peor parte, pues sus
podido menos que sucumbir. gustos se reducían a trabajar para que los
El bando más numeroso era el de los blancos de la ciudad se divirtieran. Había misa
tradicionalistas o partidarios de las fuertes solemne, procesión, corrida de gallos, y tras
providencias: éstos decían, como el padre de ésta se satisfacía la taurina pasión de nuestra
Rosaura, que el hombre ha sido creado para la raza. Preparadas de antemano las enramadas
gloria de Dios y la mujer para gloria y en los solares y los palcos a la rústica en torno
comodidad del hombre; y que, por de la plaza, la gente aguardaba con avidez la
consiguiente, el uno debía educarse en el hora del espectáculo de los gallos que era en
temor de Dios obedeciendo ciegamente a los esta forma: se levantaba en la plaza una
sacerdotes y los jueces, y la otra en el temor especie de horca: de la punta superior de uno
del hombre obedeciendo ciegamente al padre y de los dos palos pendía un cordel, que iba a
después al esposo, y que el crimen de Rosaura pasar por una polea que estaba a la cabeza del
debía ser severamente castigado, para vindicta otro palo, y se prolongaba para ser manejado a
de la sociedad y ejemplo vivo de todas las modo de columpio de maromero: pendiente del
hijas. Estos acababan siempre por lamentar los cordel en medio de los palos, estaba un gallo
buenos tiempos del Rey y por maldecir la vivo atado flojamente de las patas, a una altura
Independencia americana y el nombre de que difícilmente pudiese ser alcanzado por un
Bolívar. hombre de a caballo. Los caballeros que
entraban en la liza, se colocaban a distancia de
veinte metros de esa horca o columpio, donde
SEGUNDA PARTE el gallo subía y bajaba según templaban o
aflojaban el cordel los que estaban al lado de la
V polea: dada la señal los caballeros iban
partiendo de uno en uno, y al pasar al escape
Al norte de la ciudad de Loja, en la por debajo del gallo, procuraban arrancarle de

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las leves ataduras que le unían al cordel; el que En un brioso corcel blanco, entró, fresca y
lo conseguía daba de gallazos a cuantos encarnada, con largo vestido azul y sombrerito
alcanzaba hasta que le quitaran en buena de paja, la misma amazona que seis meses
guerra al mísero animal o acabara éste de antes había partido de otro valle intimidando a
despedazarse con los golpes que con su cuerpo sus tiranos.
se descargaban sobre la espalda, la cabeza o Su presencia en esa plaza produjo una
las costillas de los jinetes. Tres gallos debían sorpresa animadora: pero la emoción general
ser mártires de esta barbarie, antes que saliera subió de punto, cuando se vio partir a esta
el primer toro a reemplazar una barbarie beldad desconocida, pasar bajo la horca,
lugareña con otra barbarie más clásica y arrancar un gallo, y no descargarlo sobre los
pomposa. caballeros que la galanteaban presentándola
En junio del 41, la fiesta y procesión sus espaldas para recibir la dicha de un gallazo
habían terminado a la una y media de la tarde. de sus manos, sino obsequiarlo a una india
A las dos, los palcos estaban llenos, y las anciana y andrajosa diciendo:
miradas fijas en los caballeros de la liza: varios —Ésta ha sido la dueña del animal, y se lo
de éstos se mostraban cariacontecidos y otros han quitado por fuerza, según la pena con que
disimulaban con chistes o chanzonetas de mal le estaba contemplando.
gusto, la vergüenza que padecían por haber —Cierto, ama mía, Dios se lo pague —dijo
pasado bajo la horca sin poder arrancar al la india.
gallo, porque entre las frivolidades sociales Colocado el segundo gallo fue Rosaura por
figura la de que la destreza en arrancar gallos segunda vez fácilmente vencedora, porque los
el día de San Juan, sea aún asunto de indios que tenían la cuerda, seducidos por la
gravísima importancia, especialmente si las hermosura y agradecidos del acto de piedad de
miradas femeninas están dominando el esta amazona, aflojaron de modo que el gallo
espectáculo. Después de haber pasado bajo la quedase muy accesible.
horca todos los caballeros sin que a ninguno le —Reclamo la costumbre —dijo un mozo
hubiese cabido el alto honor de dar de gallazos grosero y arrebató el gallo de manos de la
a sus prójimos y merecer por ello el aplauso de joven causándole una leve lastimadura con el
las hermosas, iba a empezar de nuevo la espolón y rasgándole parte del vestido.
corrida, cuando se presentó entre ellos una Los indios, que con su instinto fino
competidora que dejó absorta a la conocen a quien los favorece, y le defienden
concurrencia. con salvaje tenacidad, corrieron a pie tras el

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hombre de a caballo que había lastimado a su que había hecho cosas diabólicas.
bienhechora, le alcanzaron, se prendieron de Después de la fiesta, se la veía pasear sola
las riendas y de la acción sufrieron riendazos y en su alazán por los alrededores de la ciudad.
gallazos del jinete y de los que acudieron en su En determinados días de la semana llegaba a
defensa, hasta que llegó la joven y dijo a sus las alturas de San Cayetano y permanecía largo
vengadores en lengua quichua: rato mirando la alfombra de púrpura y gualda
—¡Amigos míos! ¿Creéis que estas gotas que forman las dumarides y las caléndulas
de sangre merezcan ser vengadas? No, hijos, silvestres. Se asegura que allí cantaba la
éste es un desgraciado como vosotros y como canción colombiana La Pola y algún sentido
yo: él ha reclamado la costumbre, en la yaraví, acompañándose con el canto de los
costumbre está lo malo, y ésta viene de muy gorriones, los suipes, los lapos y otras aves, y
atrás. que al volver a la ciudad cuidaba de apearse a
—Él te ha faltado al respeto y le hemos de la margen del Zamora, enjugaba sus ojos con
castigar —dijo un cacique. un pañuelo y bañaba su rostro con esas aguas
—Él no sabe lo que es digno de respeto; frescas y cristalinas.
para él sólo es respetable la costumbre, y como Habitaba una casita en la calle de San
buen ignorante ha cumplido con su deber. Agustín que era la más pintoresca de la ciudad:
—Nosotros le hemos de enseñar a respetar tenía a pocos metros la grande acequia que
a las señoras como nosotros las respetamos. pasa a batir el molino de los Dominicos. La
—Nuestra voz es muy débil, amigos, para puerta siempre abierta mostraba en exposición
enseñar, y nuestra situación muy triste para permanente un pequeño plantío de espárrago,
aprender. Dejad en paz a ese hombre, a quien rosas, jazmines y claveles entre higueras,
la costumbre ha hecho ignorante y la duraznos y tomates que hacían del patio un
ignorancia le ha hecho grosero. bosque y un jardín.
—La letra con sangre entra. Al entrar la amazona salía un criado a
—¡Por Dios! No pronunciéis esa palabra. encargarse del caballo; otro estaba en la
Los indios se retiraron; la joven fue cocina: estos dos y no más eran su
conducida al convento; se le vendó la herida y servidumbre: ella subía una grada de madera,
se la hizo protagonista de una ruidosa llegaba a su cuarto de tocador; cambiaba su
francachela. Circuló el rumor entre las beatas ropa de a caballo por otra de trapillo;
de que una hereje extranjera se había descansaba por una o dos horas meciéndose
presentado en el valle por arte de satanás y en su hamaca y leyendo alguna cosa: también

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tenía sus ratos de escribir. Después arreglaba porque finca su orgullo en no retroceder jamás
mejor la veste y el peinado y salía a la sala de y en devolver a la sociedad burla por burla,
recibo: ésta era espaciosa, pero un poco desprecio por desprecio, injusticia por injusticia
desmantelada, pues había sido antes sala de y víctima por víctima; pero con mayor o menor
billar de modo que la palabra billar llegó a decencia, según los grados de educación a que
tener una aceptación convencional y maliciosa ha llegado, pues hasta el vicio tiene su
que envilecía el nombre de la dama y la hacía dignidad en las almas educadas.
verter lágrimas secretas de amargura que ella En Rosaura, las cuerdas con que su padre
procuraba ahogar en los placeres. la había atado al estúpido cautiverio, fueron
Es cuanto se puede narrar acerca de su estrechadas hasta romperse. Un mal ministro
vida privada, aunque ciertamente, la mujer a del altar la ató con el vínculo matrimonial que
quien alguna fatalidad ha arrojado a la también por tiránico e injusto hubo de
corriente de las aventuras, no tiene vida romperse y se rompió. Un ministro de justicia
privada, pues hasta los mínimos incidentes de intentó castigar en la víctima los delitos de los
su casa van pasando de corro en corro con verdugos y ella hubo de detestar a los jueces
adiciones y comentarios. de su tierra.
Entre la corrupción que tiraniza y la
corrupción que halaga no es dudosa la elección
VI para una criatura inexperta y de alma ardiente
como Rosaura. Los déspotas y los fanáticos son
El secreto de las tempestades los que empujan la sociedad a la región del
atmosféricas está hasta cierto punto libertinaje.
descubierto y explicado porque han sido Esto es lo que debe decirse en vez de
siempre invariables las leyes de la materia; descubrir los festines, las orgías y los excesos
pero hay otras tempestades misteriosas con que en casa de Rosaura iban quedando bajo la
instintos y albedrío que si una vez llegan a jurisdicción de las tinieblas. Basta saber que en
estallar, no se puede saber cuál será el límite los primeros días de septiembre, destinados a
de sus estragos: esta tempestad es la del la afamada feria del Cisne, se veía a esa infeliz
corazón de una mujer hermosa, de mujer en los garitos, dejándose obsequiar
sentimientos nobles y generosos a quien la hasta por los beodos de los figones.
desesperación ha llegado a colocar en mal Pasados estos días de gran bullicio la casa
sendero: ésta caminará vía recta a los abismos, de Rosaura estaba siempre cerrada y las

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noches en silencio. Alguna mudanza sustancial se dejó ver echado en tierra sobre una manta
había ocurrido. vieja y con una luz a la cabecera el cadáver de
una mujer; el rostro conservaba aún la gracia
de los perfiles, pero estaba denegrecido: las
VII dos crenchas de su espesa cabellera se
mostraban desgreñadas y sin lustre: si el
En uno de los primeros días del mes de pavoroso efluvio de la muerte no lo impidiera,
octubre, en que los estudiantes, después de la podría decirse que la barba, la garganta, el
feria, vuelven perezosamente a sus temidas seno y los brazos desnudos de esa mujer
faenas de colegio, uno de los cursantes de conservaban aún su póstuma hermosura.
Óptica y Acústica, recibió de su catedrático que Rosaura iba a sufrir las expiaciones de
era médico, el estuche quirúrgico y la orden de ultra-tumba.
seguirle para hacer el estudio práctico de los Los cuatro peones, sin emoción de ningún
órganos de la voz, del oído y la vista; la casa género, levantaron el cadáver, le sacaron del
donde llegaron estaba situada a pocos metros cuarto, le colocaron sobre una hilera de adobes
del colegio. en la mitad del patio y la desnudaron hasta la
Al entrar vieron en el cuarto del zaguán un cintura.
grupo apiñado de hombres y mujeres: varios El médico abrió su estuche, preparó los
jóvenes de los que componían el grupo habían instrumentos, devolvió el resto al estudiante
empalidecido, y la concurrencia en general se que estaba a su lado y empezó la operación. Al
mostraba conmovida sin que faltase alguna ver correr cruelmente las cuchillas y
vieja que dijese entre dientes ¡castigo de Dios! descubrirse las repugnantes interioridades
ni algún mozalbete que soltase en baja voz sus escondidas en el seno de Rosaura, de la que
chanzas maliciosas, pues, en todas partes se poco antes había sido una beldad, un sudor frío
encuentra cornejas que están siempre de mal corrió por la frente del estudiante: no pudo
agüero y truhanes que parecen haber nacido continuar mirando la profanación sarcástica del
para estar siempre de chunga. cuerpo de una mujer, pues había creído hasta
Algunos momentos después, entraron el entonces obscura y vagamente que la
alcalde, el escribano, cuatro peones y una constitución fisiológica de este sexo debía ser
guardia del depósito de inválidos. El durante la vida, un incógnito misterio, radiante
comandante de esta guardia mandó despejar la de gracias y de hechizos, y que al morir, estos
pieza del zaguán: al retirarse los concurrentes secretos que tienen tanto de divino para las

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almas juveniles, no podían ir a hundirse en el Siendo la consigna del centinela de que
sepulcro, sin que antes tocasen las campanas nadie entrase ni saliese hasta que la larga
sus fúnebres clamores, se encendiesen los operación de la autopsia hubiese terminado, el
blandones alrededor de un féretro, se estudiante tuvo de entrar en el cuarto de
entonasen cánticos sagrados y se acompañase donde la difunta acababa de salir, pues era el
con lágrimas y sollozos a la que va en funérea único asilo que le quedaba.
procesión a despedirse para siempre. Apartó la Allí estaban la manta y la antorcha
vista de este espectáculo que iba dando funeraria, y cerca de ésta hablaban un
muerte a todas sus ilusiones y se retiró, comerciante y un abogado de Cuenca sobre la
dominado por una especie de crudo desengaño injusticia con que se atribuía a su paisano el
del linaje humano, sin que el dictado de señor M... la muerte de esa mujer: para
cobarde que se le daba, ni la voz imperiosa de comprobarlo había relatado algunos
su maestro fuesen parte a detenerse antecedentes que ya hemos referido, y leyeron
presenciando tantas miserias. Mas no le fue enseguida las cartas y los borradores que se
dado encaminarse a su colegio porque el habían encontrado en el costurero de la
centinela le echó atrás, entonces el estudiante difunta: estos documentos iban a ser
dijo para sí solo: «¿Ha de tener tantos presentados, en caso de que se declarase
enemigos y tantos aparatos este ser al cual la haber lugar a formación de causa: decían así:
cuchilla acaba de mostrarme como inmundo y
deleznable? Si la mujer, que es la belleza, Nº 1.- Quito, 1º de septiembre de 1841.
acaba de expelerme con su repugnante Rosaura, mi antigua amiga:
deformidad, con razón el centinela, que es la Si hubo un tiempo en que te hablé el
fuerza, me parece más deforme que el lenguaje del amor profano, otro tiempo ha
cadáver». sobrevenido en que las cosas han cambiado y
El estudiante pudo en aquel día afirmar es necesario que también cambien las
por propia experiencia la profunda enseñanza palabras.
que da la máxima de Pascal diciendo: «Es Cuando pronunciaste el fatal sí en el
arriesgado manifestar demasiado al hombre templo de nuestro valle yo me puse en camino
cuanto se asimila a los animales, sin hacer para recibir el sacramento del orden
patente su grandeza. Es lo más todavía hacerle sacerdotal.
ver demasiado su grandeza, sin su bajeza, y Al amor precoz que me inspiraste debí los
aún más dejarle ignorar ambas cosas». estímulos que dirigieron por buen camino mis

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estudios y mi conducta; después me violentamente a los abismos, ha sido porque
encaminaste por extraña senda a las aras del ellos venían también empujados de otras
Padre que nos manda perdonar, y todo lo he fuerzas anteriores a que no habían podido
perdonado. resistir. Una ignorancia deplorable más bien
Hoy tu antiguo amigo ha llegado a saber que criminal había dado el primer impulso a los
que has tenido la desgracia de entrar en el defectos sociales de que eres víctima: tú te has
número de las ovejas descarriadas, y se postra entregado al vicio para viciar más la sociedad,
desde aquí a hacerte la plegaria de que burlarte de ella, despreciarla a tu saber y
vuelvas al aprisco. vengarte de ese modo, es decir, que has
Tú piensas que te estás vengando de los cedido al mismo impulso que empujó a tus
que te han tiranizado. ¡Infeliz! mira lo que mayores, y que entonces debes ser a tus
haces. propios ojos, tan odiosa como un mal
Reflexiona que ningún mal has recibido de sacerdote, un mal juez y una mala sociedad:
las jóvenes inocentes que pudieran pervertirse algo más todavía: el mal padre, el mal
con tu ejemplo, y que en ese género de sacerdote, el mal juez y la mala sociedad han
desagravio que has adoptado por sistema, la procedido por ignorancia y estulticia, y esto es
pena no retrocede hacia los autores del mal más bien lastimoso que punible: tú recibiste los
que han sido nuestros mayores, sino que va dones de una inteligencia clara, de una
directamente a las nuevas generaciones que educación dulce, bajo las inspiraciones
no han tenido ni voluntad ni ocasión de maternales y un amor puro y leal que dio vuelo
ofendernos. y consistencia a los sentimientos generosos.
Hubo un tiempo en que por el delito de un Con estos elementos se forman las almas
padre se imponía a los hijos y demás fuertes, y en las almas fuertes es un crimen
descendientes la pena de infamia y de perder imperdonable el caer en las mismas miserias
todos bienes. ¿Te parece esto justo y racional? que forman la triste herencia de los imbéciles.
No, eso es monstruoso, me responderás; pues Lo que haces es además contra ti misma,
eso y mucho más es lo que hacemos cuando estás destruyendo tu reputación y tu
un ciego despecho engendra en nosotros la hermosura. Tú, no crees que te diviertes, por
venganza contra una sociedad que creemos más que lo procuras, porque siempre te asalta
viciada o criminal. el recuerdo de lo que era la inocencia.
Si tu padre, tu cura, tu juez y la mayoría ¡Rosaura! Mi antiguo amor era egoísta:
de tus paisanos te han empujado quería que fueses mía: quería mi felicidad:

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ahora quiero la tuya, o que sea tu desgracia nuestro pueblo y diciéndome con acento
menos grave. Vuelve al campo, piensa, cariñoso: «Mira la hermosura de estos campos,
reflexiona y allí oirás la voz de Dios en las escucha el cantar de los pajarillos, observa ese
reminiscencias de los consejos de tu madre. cóndor perdiéndose entre las nubes, fija tus
Eduardo. ojos en el azul del firmamento, mira ese sol
que sale tan brillante. ¿Sabes quién hizo todo
Seguía un borrador de letra de Rosaura esto y nos puso aquí porque nos quiere?»
que decía: «Esto es muy grande y muy bonito», le
respondía yo, «apostemos a que lo ha hecho
Nº 2. Eduardo. Yo estaba gozándome en alguno de esos reyes que nombra papá
mis triunfos y tú me haces avergonzar. Eres la sacándose el sombrero». «No, hija, esos reyes
única criatura ante quien siento la necesidad eran hombres como todos: el que hizo esto es
de justificarme; pero sin ocultar que tus un Espíritu que no se puede ver; pero que te
palabras son nuevas tiranías que vienen a quiere tanto como nadie puede quererte
perseguirme en el campo a donde la fatalidad porque es tan bueno que tú no has de
me ha conducido. Si mi madre no me hubiese comprender su bondad, sino cuando seas más
inspirado religión y si tú no me hubieras hecho grandecita: es amigo de los pobres, de los
traslucir lo sublime del amor puro, yo contaría niños y de todos los que son buenos: él se
como mis verdugos y mis amantes, con el pone bravo con los soberbios, con los rabiosos
desenfreno de la ignorancia y no vendrían los y con los que maltratan a sus prójimos». De
remordimientos a taladrarme las entrañas. este modo iban calando las ideas de mi madre
Más daño me han hecho mis benefactores en mi infantil inteligencia. Yo aprendí a adorar
que mis tiranos: para estos me basta con el a Dios porque era Padre, porque era bueno y
odio; para destruir la obra de los otros necesito porque había hecho cosas tan grandes y tan
los vértigos, ofuscamiento, bullicio aturdido. hermosas.
Concédeme la gracia de guardar silencio o Mi padre en vez de hacerme amar las
romperé cañas contigo. Yo no puedo vivir sino cosas santas, imponía la tarea de rezar como
de emociones, las emociones son un sueño y una veintena de padrenuestros y avemarías
no quiero que nadie me despierte. por centenares cada noche, de modo que lo
Tú sabes algo de mi primera educación, largo de la faena y la dureza con que se me
pero no lo sabes todo. Mi madre me enseñó a obligaba a cumplirla me hicieron temible la
conocer a Dios, llevándome a las colinas de devoción.

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Yo llegué a abrigar el error de que había herida tan mortal? Has despertado los
dos religiones: una pura simpática y divina que remordimientos que yo acallaba con mis
mi madre me inspiraba, y otra pesada y odiosa, triunfos, y me has puesto en tal desesperación
que mi padre me hacía practicar sin inspirarme que quisiera maldecirte: pero veo que aquello
ni enseñarme cosas grandes. Cuando veía que sería injusto y a nadie maldigo sino a mí
el cura de nuestro pueblo mandaba azotar a misma.
los indígenas y ponía presas a las viudas que Eduardo, no vuelvas a escribirme: no
no podían pagar los derechos funerales de sus temas que me destruya porque cuando esto
maridos difuntos, yo decía sin vacilar: la suceda daré una nueva campanada. Todos los
religión del cura no es la religión de mi madre, caminos están obstruidos para mí, excepto el
y día por día iba sucediendo no sé qué dentro que voy siguiendo. ¡Oh, si pudiera volver a los
de mí que me ha ido empujando hasta el punto instantes de nuestra última entrevista!... Pero
a que he llegado. eso es imposible. No puedo volver a ser soltera
Tú me has escrito en un lenguaje que me como tú no puedes borrar el carácter del
hace mucho mal, me hace sentir alguna cosa sacramento que has recibido.
semejante a la religión de mi madre; pero ya Por compasión, no vuelvas a escribirme.
para eso es demasiado tarde. He visto a mis
plantas sotanas y cerquillos, y he tenido el Nº 3. Quito, a 20 de septiembre de 1841.
capricho de enardecer los galanes del orden Rosaura: Intentas romper conmigo: me
sacerdotal, para luego expelerles con pides que te deje en paz; pero en tu corazón no
desprecio. Ellos se han vengado subiendo a hay paz y ésta es la que quiero darte a nombre
retratarme en el púlpito con groseros coloridos, del Señor.
sin perjuicio de volver a pedir de rodillas A merced de las antorchas que iluminaron
perdón. Yo me creía superior a todos los que tu niñez, sientes aún remordimiento y te pesa
delante de mí se posternaban pero cuando tú de no poder obrar mejor, creyendo que los
me dices que te arrodillas me siento humillada caminos de la virtud están obstruidos; pero no,
y confundida: aquí se rinden a mis plantas para hija mía, aún puedes volver tu conducta hacia
pedirme que me envilezca, para decirme que el camino que tu madre te trazara.
sea de ellos, y tú me diriges una plegaria El levantar una pistola, hacer temblar a los
pidiéndome que me enmiende, que me imbéciles, resolverse a morir luchando, andar
ennoblezca, que sea de Dios. Esto me dice lo sola por los caminos desafiando los peligros,
que pude ser y lo que soy ¿por qué me das una muestran en ti la triste excitación de un valor

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desesperado, eso no es el valor racional, no es de la vida escandalosa: vive oculta hasta la
el valor del alma grande. próxima cuaresma, en que iré yo, invocaré la
Los triunfos del verdadero valor son los gracia divina y tengo fe en que serán disipadas
que se obtienen desechando lo halagüeño para las tinieblas que hoy ofuscan tu corazón, y
no hacer más que lo que es justo. Cuanto has sentirás reanimado tu valor.
hecho hasta aquí, muestra el valor del vaho Cederás fácilmente a los ruegos que te
que se expande al evaporarse. Cuando hace tu antiguo amigo cuando medites en la
levantaste la pistola venciste al cura y al fealdad del libertinaje que fomentas con tu
teniente, después de haber sido vencida por un hermosura.
ímpetu de furia que no pudiste reprimir, es Tus galanes creen engañarte y tú crees
decir, que no pudiste vencer. La verdadera también que los engañas, y en realidad, ellos
victoria la alcanzarías al dejar la bahorrina de como tú sólo se engañan a sí mismos; porque
los placeres frenéticos para seguir los decentes se arruinan, se depravan y van perdiendo de
y racionales. hora en hora su excelsa calidad de racionales.
Para llegar a ese triunfo te bastará Créeme, hija mía, que los caminos de la
reflexionar que las fuentes del placer no virtud están siempre abiertos para todos.
tardarán en agotarse y quedarán las heces que Eduardo.
son amargas y punzantes: ¿qué harás
entonces, hija mía? Sentir el corazón Nº 4. Eduardo: Las desgracias que me
estrangulado por las serpientes del ya estéril anuncias como futuras están ya dentro de mí.
arrepentimiento. ¿Sabes lo que es una feria en esta ciudad?
Mientras más se apuran los placeres, más ¡Oh, si hubieras visto cuán hermosa y
pronto el alma se debilita: en el alma debilitada concurrida ha estado en el presente año! ¡Qué
se van anidando las pasiones bajas, y vienen de fisonomías, que de modas, qué de acentos
tras éstas el cansancio y el hastío que son la tan variados!
viva imagen de los infiernos. Mira lo que he escrito por divertirme y que
Ahora tienes fuerzas todavía y el mejor hoy rompo desesperada.
empleo que puedes darles es el de luchar «9 de septiembre. Confieso que tienen
contigo misma. muy buen gusto los que pintan o escriben
A nombre del Padre celestial que adorabas cuadros de costumbres: yo también quisiera
con tu madre, te pido, no un sacrificio sino tu una pluma y un pincel para el cuadro de
descanso, tu sosiego de pocos meses. Retírate anoche con su grupo de dos híspidos de

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Cuenca, un tozudo puruguayo (riobambeño), respectivo, cuanto más insinuante quiere
un fraile de todas partes, dos crespos de la mostrarse.
costa, tres lindos de no sé dónde, un gracioso Pero dejemos estas frivolidades de un
de provincia y un comandante sin domicilio, libro de memorias del que no van a quedar ni
que formaron mi cortejo. El gracioso cayó en las cenizas. Basta con decirte que en un lado
desgracia de todos porque me hacía reír: al estaba el portal de los juegos de envite, y en
comandante se le calificó de cobarde porque otro el de los grandes comerciantes, aquí los
me hablaba de sus proezas: al fraile le traté revendedores con sus acatamientos, allí algún
mejor, porque deseaba que sus compañeros le dicho gracioso, más acá una fina galantería:
aborrecieran, y no tardé en conseguir que le música, festines, serenatas, obsequios; nada
dieran su par de sornavirones los híspidos de me faltaba; se podía creer que había llegado a
Cuenca, aunque no tardaron en arrodillarse a satisfacerse la amplitud de mis aspiraciones;
pedirle la absolución juzgándose pero algo tenía dentro de mí que me excitaba a
excomulgados. A los lindos los traté como a llorar.
señoritas y entiendo que quedaron satisfechos. Después la ciudad ha vuelto a su genial
Al tozudo le costó mucho trabajo afectar silencio, y mi alma se ha tornado en un arenal
zalamería; pero ésta estuvo de sobra de parte desierto, tostado por el sol del arrepentimiento
de los provincianos, que reducían sus y removido por los vientos del desengaño; en
galanterías a decirme que eran viles gusanillos este vasto arenal la imagen de lo pasado se
de la tierra y que yo era una deidad: esto no levanta como un espectro.
divierte. Los costeños me decían Tengo vergüenza de mí misma, me
candorosamente: ¡que venga la música, la aborrezco de muerte y no sé cómo he de
diversión, que eso es lo que se quiere! y me vengarme. Antes de nueve meses he recorrido
parecía bien esta franqueza». un siglo de perdición.
«Día 10. Ha habido una competencia entre He pulsado mis fuerzas y me siento
morlacos y costeños que no pude comprender, incapaz de postrarme a ser oída en penitencia
porque reventaba de risa al oír al guirigay que por los mismos a quienes he repulsado con
se formaba al alternarse el acento esdrujulario desprecio. Solamente ante ti me arrodillara;
de los primeros y el puntiagudo de los pero entonces los sollozos no me darían lugar
segundos. El Señooórito de Cuenca y Señoriiíta para acusarme y no podría menos que
de la costa hacen un contraste graciosísimo, encenderme en un amor ya imposible, en un
pues cada uno alarga tanto más su acento amor desesperado.

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He causado muchos daños que no habría una sepultura y los curiales daban por
conocido sin tus cartas: es preciso que el terminado el sumario por no haber lugar a
escándalo termine juntamente con la vida formación de causa. He aquí el fin de la que fue
antes que tú vengas a anonadarme. Rosaura.
Adiós, Eduardo.

Sin ningún signo de compasión y APÉNDICE


caminando directamente hacia su objeto, el
abogado continuó diciendo: El cura que había causado la perdición de
—A estas cartas que dan indicios esa mujer, cuando supo su muerte subió al
vehementes de un suicidio se agrega lo que púlpito y platicó patéticamente sobre las
dicen unánimemente los declarantes, a saber, desgracias que traen consigo la desobediencia
que esta señora, estando con fiebre y con otras a los padres, el desacato al sacerdote y el
enfermedades, convidó para un paseo a unas irrespeto a los jueces. Don Pedro volvió a su
veinte personas, casi todas de la plebe: comió tema de atribuir la muerte de su hija a las
como desesperada, frutas y manjares que le modernas instituciones. Don Anselmo se vistió
hicieron daño: apuró licores por primera vez, de gala el día que le fue dada la noticia de su
porque antes aunque era alegre no bebía: y viudez. El presbítero Eduardo aún conserva
casi ahíta, embriagada y casi delirante por la respetuosamente las dolientes memorias de
fiebre, entró a bañarse a las seis de la tarde en esa víctima. El estudiante no ha perdido de
el agua helada del Zamora. A las once de la vista lo horrible del espectáculo que tuvo
noche el apoplético la mandó a la eternidad. delante de sus ojos y ha apuntado sus
Como esta relación estaba más terrible recuerdos veinte y dos años después de los
que la presencia del cadáver, el estudiante sucesos.
salió a buscar un aire más respirable que el de
ese cuarto, y se encontró con el espectáculo de
los peones que estaban recogiendo en el ataúd
trozos de carne humana engangrenada.
Allí estaba exangüe y despedazado el
corazón que había hecho palpitar a tantos
corazones.
Por la tarde cuatro indígenas pisoneaban

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