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APUNTES DE CLASES
CURSO DE DERECHO PROCESAL 2008:
“PROCESO Y PROCEDIMIENTO”.
AYUDANTES:
Gabriel Cisternas Z.
José Manuel Cruz G.
Camila Gálmez M.
Monserrat Moya A.
Ricardo Quezada F.
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PROFESOR FELIPE BERTIN PUGA Y AYUDANTES
Apuntes Curso de Derecho Procesal 2008
Facultad de Derecho, PUC
Maximiliano Silva H.
I. GENERALIDADES.
1. Concepto y Características:
Durante la tramitación del juicio surgen, o pueden surgir, cuestiones accesorias relacionadas con la materia
principal, que requieren de un pronunciamiento especial del tribunal, y que se conocen con el nombre de
“incidentes”, también denominados “cuestiones incidentales”, “incidencias” o “artículos” (esta última
nomenclatura proviene de la antigua legislación española).
Etimológicamente, el vocablo incidente procede del latín in cadere, que significa “venir en”. Ya en las Siete
Partidas de Alfonso X se contemplaba esta institución procesal.
El Diccionario de la Real Academia Española define –con bastante acierto- el incidente, en la acepción
pertinente, como la “cuestión distinta del principal asunto del juicio, pero con él relacionada, que se ventila y
decide por separado, suspendiendo a veces el curso de aquel, y denominándose entonces de previo y especial
pronunciamiento”.1
Por otro lado, en la doctrina extranjera se han dado múltiples definiciones de los incidentes, entre las que
podemos destacar:2
Hugo Alsina: llámanse incidentes a las cuestiones que se suscitan durante la tramitación del litigio,
y que tienen relación más o menos inmediata con el objeto principal del pleito en que se promueven.
Francesco Carnelutti: pueden, durante la instrucción, aflorar cuestiones que sea necesario resolver
antes de la decisión, o que su resolución constituye un medio respecto de ésta. Debido a que tales
1
Fuente: www.rae.es
2
Cfr. GUZMÁN SANTA CRUZ, Roberto: Repertorio de Conceptos de Derecho Procesal Civil, Tomo I,
editor Carlos E. Gibbs A., Santiago, 1966, p. 266.
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Eduardo Couture: litigio accesorio que se suscita con ocasión de un juicio, normalmente sobre
circunstancias de orden procesal y que se deciden mediante una sentencia interlocutoria.
José María Manresa: la palabra incidente se deriva del latín “incido”, “incidens”, significa en su
más lata acepción lo que sobreviene accesoriamente en algún asunto o negocio fuera de lo
principal. Se entiende pues por incidente toda cuestión, distinta de la principal, que se suscita
durante la sustanciación de un juicio, y haga necesaria una resolución previa o especial.
Ahora bien, a partir de su regulación legal, se puede conceptualizar el incidente como toda cuestión accesoria
del juicio y que requiere de un pronunciamiento especial del tribunal (artículo 82 del CPC).
En consecuencia, según se deriva de la propia ley (y como ha sido confirmado por la jurisprudencia), los
incidentes poseen dos elementos esenciales:
a) Accesoriedad; y
b) Pronunciamiento especial.
Aunque el artículo 82 del CPC alude a que los incidentes se tramitan “con audiencia de las partes”, en rigor
no siempre ocurre así, ya que algunos se resuelven de plano y, además, la ley no exige que se decidan
necesariamente con audiencia.
Asimismo, si bien el artículo 82 citado no prescribe expresamente que el asunto de que se trate deba estar
“relacionado” con lo principal, esa característica se desprende ineludiblemente de otros elementos: lo
“accesorio” es algo que debe estar obviamente vinculado a lo principal; y por otro lado, el tribunal –como
veremos- puede rechazar de plano las cuestiones inconexas que se promuevan. Asimismo la jurisprudencia ha
refrendado esta exigencia de “conexión” entre el asunto principal y el incidente.
Cabe precisar que la accesoriedad no necesariamente significa una relación de jerarquía o importancia, ya que
el asunto incidental puede ser tanto o más relevante jurídicamente que el principal (esta interpretación se
refuerza con el antecedente de historia fidedigna de que el proyecto del CPC proponía la palabra
“subordinada” en vez de “accesoria”, lo que no fue aprobado). Lo que ocurre es que ambas cuestiones se
tramitan conjuntamente, en un mismo juicio, por razones de economía procesal y de coherencia judicial.
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La resolución del tribunal recaída sobre un incidente sólo podrá ser una sentencia interlocutoria o un auto,
pero jamás una sentencia definitiva, puesto que ésta es la que pone término a la instancia, resolviendo la
cuestión que ha sido objeto del juicio.
Esto no debe confundirse con aquellos casos en que la resolución del incidente se deja para definitiva, ya que
esto no implica que aquél deba fallarse en una sentencia definitiva, sino que al dictarse la sentencia definitiva
que resuelva la cuestión principal deberá incluirse a su vez la decisión de la cuestión incidental, pero en esta
parte la resolución tendrá el carácter de sentencia interlocutoria o de auto, según el caso.
En la misma línea se ha argumentado además que “lo esencial a todo incidente es que provenga de lo actuado
en el proceso y no su incidencia en la marcha de éste o en la resolución final. Como consecuencia de ello es
que requiere de un pronunciamiento especial, porque constituye en sí mismo una especie de proceso, con
peticiones al juez diversas a las de la materia principal. Y aún en los casos en que la resolución por la que se
falla un incidente, se contempla en la sentencia del asunto principal, aquella forma una individualidad dentro
de lo resuelto en ésta; tiene, podríamos decir, una unidad física con la sentencia del proceso principal, pero
su contenido es absolutamente ajeno a ella”.3
Finalmente, respecto de la competencia para resolver de los incidentes, el Artículo 111 del Código Orgánico
de Tribunales consagra la “Regla de la Extensión”, en virtud de la cual el tribunal que es competente para
conocer de un asunto, lo es igualmente para conocer de todas las incidencias que en él se promuevan.
2. Clasificación:
b. Según su procedimiento:
i) Incidentes ordinarios: son aquellos sometidos al procedimiento común y general aplicable a los incidentes,
establecido en el Título IX del Libro I del Código de Procedimiento Civil (Arts. 82 a 91).
ii) Incidentes especiales: son aquellos sometidos a reglas particulares de procedimiento establecidas por la
ley, aplicándose en forma supletoria las reglas de los incidentes ordinarios. Ej.: acumulación de autos,
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Alex Avsolomovich, Germán Luhrs Antoncich y Ernesto Noguera, citados por GUZMÁN SANTA CRUZ,
op. cit., Tomo I, p. 266.
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e. Según su carácter:
i) Incidentes dilatorios: son aquellos que tienen por objeto corregir vicios de forma en el procedimiento y su
efecto es dilatar la decisión de fondo del asunto. No debe confundirse con el incidente dilatorio a que hace
referencia el Artículo 88 del Código de Procedimiento Civil, que sanciona a aquellos incidentes que son
interpuestos de mala fe con el sólo objeto de demorar el juicio.
ii) Incidentes no dilatorios: son aquellos que no tienen por objeto corregir vicios de procedimiento.
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ii) Incidentes que se resuelven previa tramitación: son aquellos en que debe ser oída la otra parte, por ello se
resuelven “previa audiencia de la partes”. Constituyen la regla general, en virtud del principio formativo del
procedimiento de la “bilateralidad de la audiencia”.
Como se señaló anteriormente, los incidentes ordinarios son aquellos sometidos al procedimiento común y
general regulado en el Titulo IX del Libro I del Código de Procedimiento Civil (Arts. 82 a 91).
Técnicamente, se utiliza el término promover para referirse al hecho de presentar o deducir un incidente.
Ahora bien, respecto de la oportunidad para plantear los incidentes ordinarios, es necesario distinguir diversas
situaciones:
a) Si el incidente nace o se origina en un hecho anterior al juicio (esto es, previamente a la notificación
de la demanda), o bien que coexiste con su principio, como un defecto legal en el modo de proponer la
demanda, el incidente deberá promoverse antes de realizar cualquier gestión principal en el pleito.
Para estos efectos, se entiende por gestión principal la presentación al tribunal de cualquier escrito
fundamental (contestación, réplica, dúplica, etc.)
Si el incidente se promueve en una oportunidad distinta a la señalada, es decir, después de una gestión que no
sea precisamente promover el incidente; éste será rechazado de oficio por el tribunal 4, salvo que: i) se trate de
un vicio que anule el proceso, en cuyo caso el tribunal declarará la nulidad; o ii) se trate de una circunstancia
esencial para la ritualidad o marcha del juicio, evento en el cual el tribunal ordenará que se practiquen las
diligencias necesarias para que el proceso siga su curso legal (Art. 84 incisos 2º y 3º CPC).
b) Si el incidente nace o se origina en un hecho que acontece durante la tramitación del juicio (es decir,
entre la notificación de la demanda y la citación para oír sentencia), deberá promoverse tan pronto como el
hecho que origina el incidente llegue a conocimiento de la parte respectiva.
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Al decir la ley que debe rechazarse “de oficio” debe interpretarse como “de plano”.
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Si el incidente se promueve después, es decir, si en el proceso consta que el hecho ha llegado al conocimiento
de la parte, y ésta ha practicado una gestión posterior a dicho conocimiento, el incidente promovido
extemporáneamente será rechazado de plano, salvo que: i) se trate de un vicio que anule el proceso, en cuyo
caso el tribunal declarará la nulidad; o ii) se trate de una circunstancia esencial para la ritualidad o marcha del
juicio, evento en el cual el tribunal ordenará que se practiquen las diligencias necesarias para que el proceso
siga su curso legal (Art. 85 CPC).
c) Todos los incidentes cuyas causas existan simultáneamente, deberán promoverse a la vez.
En caso contrario, es decir, si se promueven después, serán rechazados de oficio por el tribunal, salvo –
nuevamente- que: i) se trate de un vicio que anule el proceso, en cuyo caso el tribunal declarará la nulidad; o
ii) se trate de una circunstancia esencial para la ritualidad o marcha del juicio, evento en el cual el tribunal
ordenará que se practiquen las diligencias necesarias para que el proceso siga su curso legal (Art. 86 CPC).
El inciso final del Artículo 84 del Código de Procedimiento Civil establece una facultad especial del juez para
poder corregir vicios de procedimiento, al indicar que el juez podrá: i) corregir de oficio los errores que
observe en la tramitación del proceso; y ii) tomar medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de
procedimiento. Sin embargo, el juez no podrá subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado
éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.
El incidente se “promueve” (inicia) a través de una DEMANDA INCIDENTAL. Según Hugo Alsina, ésta
“supone un proceso ya iniciado con relación al cual es un accesorio, porque agrega al debate un nuevo
punto a resolver. Puede emanar del actor, del demandado o de un tercero”.5
Lo que en definitiva se está solicitando es un pronunciamiento del tribunal sobre lo pedido, dentro de un
juicio ya iniciado o inminente (ejemplo típico de esta última hipótesis son las medidas prejudiciales).
Una vez promovido el incidente, el tribunal deberá resolver. Esta resolución se notifica por el estado.
Para estos efectos deben distinguirse dos situaciones:
i) Si el incidente no es pertinente, es decir, si no tiene conexión alguna con el asunto que es materia del juicio
(Artículo 84 inciso 1º CPC), o bien es extemporáneo (no se presenta en la oportunidad correspondiente), el
tribunal lo rechazará de plano;
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a) puede resolver de plano aquellas peticiones cuyo fallo se pueda fundar en hechos que consten en el proceso
o que sean de pública notoriedad, lo que el tribunal consignará en su resolución;
b) puede darle curso a la demanda incidental; en este caso, el tribunal le dará traslado a la otra parte por un
plazo de 3 días, y vencido este término, haya o no contestado la otra parte (mediante el escrito de “Responde”
o “Evacua Traslado”), el tribunal tendrá nuevamente dos alternativas:
1) resolver el incidente, si a su juicio no hay necesidad de prueba, es decir, si no hay hechos sustanciales,
pertinentes y controvertidos;
2) si, en cambio, el tribunal estima que hay necesidad de prueba, se recibirá el incidente a prueba por un
término de 8 días, debiendo determinarse los puntos sobre los cuales deberá recaer.
Al efecto, el Artículo 323 del Código de Procedimiento Civil dispone que cuando haya que rendirse prueba en
un incidente, la resolución que lo ordene determinará los puntos sobre los cuales deberá recaer, y la recepción
de la prueba se hará conforme a las reglas establecidas para la prueba principal, es decir, rigen las mismas
reglas de la prueba en el juicio ordinario, salvo en lo que expresamente sea modificado por las normas de los
incidentes. La resolución que recibe el incidente a prueba deberá notificarse por el estado diario.
El término probatorio (ordinario), como se apuntó, es por un término de 8 días, para que dentro de ellos se
rindan y se justifiquen también las tachas a los testigos si hay lugar a ellas. Dentro de los 2 primeros días del
probatorio, cada parte deberá acompañar la nómina de testigos de que piensa valerse, con expresión del
nombre y apellido, domicilio y profesión u oficio. Lo anterior reviste gran relevancia, porque sólo serán
examinados los testigos que figuren en dicha nómina.
Cuando hayan de practicarse diligencias probatorias fuera del lugar en el que se sigue el juicio, el tribunal
podrá, por motivos fundados, ampliar por una sola vez el término probatorio, por el número de días que
estime necesario, los cuales en ningún caso podrán exceder del plazo total de 30 días contados desde que se
recibió el incidente a prueba. Esto constituye un término probatorio extraordinario, y su concesión es
facultativa para el tribunal (“podrá”).
Una vez vencido el término probatorio, haya o no sido rendida la prueba por las partes, y aun cuando éstas no
lo pidan, el tribunal fallará inmediatamente o, a más tardar, dentro de tercero día, la cuestión que haya dado
origen al incidente.
Los gastos originados en el juicio, es decir, las costas procesales y personales, deberán ser pagadas por la
parte totalmente vencida, salvo en dos casos excepcionales: i) cuando el tribunal declare expresamente que la
parte vencida tuvo motivos plausibles para litigar; o ii) cuando en un tribunal colegiado se hayan emitido uno
o más votos favorables a la parte que pierde la cuestión resuelta.
La resolución que falla un incidente podrá ser un auto o una sentencia interlocutoria, y en este último caso,
podrá ser interlocutoria que ponga término al juicio o haga imposible su continuación, o no. La naturaleza de
esta resolución será de suma importancia para efectos de los recursos.
3. Recursos:
Si la resolución que falla el incidente es un auto, sólo será procedente el recurso de reposición.
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Si la resolución que falla el incidente tiene la naturaleza de una sentencia interlocutoria, será susceptible de
apelación; y si además es de aquellas interlocutorias que ponen término al juicio o que hacen imposible su
continuación, será susceptible de casación. Ej.: la declaración de nulidad o el abandono del procedimiento
establecen derechos permanentes a favor de las partes y ponen término al juicio.
Los incidentes que se susciten en el curso de una apelación, se fallan de plano por el tribunal, o bien se
tramitan como incidentes. En este último caso, el tribunal puede fallarlos en cuenta o bien ordenar que se
traigan en relación los autos para resolver (Art. 220 CPC).
Las resoluciones que recaigan en los incidentes que se promuevan en segunda instancia, se dictarán sólo por
el tribunal de alzada y serán inapelables (Art. 210 CPC).
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1) Concepto.
Existe un interés evidente por disminuir el número de procesos que se siguen ante los tribunales, toda vez que
ello se traduce en una economía para los litigantes, en un ahorro de tiempo y de trabajo, en una garantía de
igualdad ante la ley, certeza jurídica, confianza y respeto hacia la institucionalizad judicial. Todo ello se ve
dificultado si se pronuncian resoluciones contradictorias en casos similares, razón por la cual el Derecho ha
creado instituciones que evitan que ello ocurra.6
Si se reúnen en un solo proceso los diversos juicios que tienen un íntimo grado de relación, se puede suponer
que lo fallado en uno va a ser perfectamente aplicable o de gran influencia en otro.
De esta forma, podemos definir a la acumulación de autos como la reunión de dos o más procesos que se
tramitan separadamente, con el objeto de que constituyan un solo juicio y terminen por una sola
sentencia, para mantener la continencia o unidad de la causa (Art. 92 inciso 1º CPC).
2) Requisitos de Procedencia.
De los artículos 92 y 95 del Código de Procedimiento Civil se desprenden cuáles son los requisitos que deben
concurrir para decretarse la acumulación e autos:
a) Existencia de causa legal, es decir, sólo procede en los casos señalados en la ley (Arts. 92 y 93 CPC),
esto es:
i) Cuando la acción o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que se hayan deducido en
otro, o cuando unas y otras emanen directa e inmediatamente de unos mismos hechos.
ii) Cuando las personas y el objeto o materia de los juicios sean idénticos, aunque las acciones sean
distintas.
iii) En general, siempre que la sentencia que haya de pronunciarse en un juicio deba producir la
excepción de cosa juzgada en otro.
iv) Habrá también lugar a la acumulación de autos en los casos de quiebra. Sin embargo, esta
acumulación es diferente por varias razones (principalmente porque cada juicio sigue su tramitación por
separado, y su unidad se basa especialmente en la identidad del patrimonio donde todos los acreedores desean
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Otras instituciones que cumplen con el mismo propósito son, por ejemplo, la Cosa Juzgada y la
Litispendencia.
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ejecutar sus créditos). Esta “acumulación” se trata en la regulación de las quiebras contenida en el Código de
Comercio.
b) Que los juicios se encuentren sometidos a una misma clase de procedimiento (Art. 95 CPC).
c) Analogía de instancias, es decir, que la sustanciación de todos los juicios se encuentre en la misma
instancia.
El artículo 92 del Código de Procedimiento Civil expresa el motivo de mantener la “continencia o unidad de
la causa”, sin definirlo. Así, corresponde a la doctrina y a la jurisprudencia dar sentido a esa disposición. Si
bien el mismo artículo 92 incluye una enumeración –por vía meramente ejemplar-, incumbirá en la práctica al
buen criterio determinar cuándo deben ser acumuladas dos o más causas que tengan entre sí una íntima
relación.
4) Tramitación.
a.- Clases: Lo primero que hay que señalar es que la acumulación de autos podrá ser decretada:
i) de oficio o a petición de parte, cuando los juicios se encuentren radicados en un mismo tribunal; o
ii) solamente a petición de parte, cuando los procesos se estén tramitando en distintos tribunales.
Sólo en caso que se disponga a solicitud de parte estaremos frente al incidente especial en cuestión (Art. 94
inciso 1° CPC).
b.- Sujeto Activo: Respecto de quién es el sujeto activo en términos de poder pedir la acumulación de autos, el
Artículo 94 del Código de Procedimiento Civil, en su inciso 2º, puntualiza que será parte legítima para
solicitarla todo el que haya sido admitido como parte litigante en cualquiera de los juicios cuya acumulación
se pretende7.
d.- Tribunal Competente: Si todos los juicios cuya acumulación se pretende se tramitan ante el mismo
tribunal, obviamente éste será el competente.
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Con muchos argumentos, se discute a quién se debe considerar parte litigante.
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La sentencia de término es aquella que pone fin a la última instancia o que falla el último recurso.
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Por otro lado, si las causas se siguen ante varios tribunales, la acumulación de autos deberá ser solicitada ante
el tribunal al que le corresponda continuar conociendo del asunto una vez acumulados los procesos (Art. 98
parte final CPC). Para determinar lo anterior debe distinguirse:
I. Si los juicios se encuentran pendientes ante tribunales de la misma jerarquía, el proceso más
moderno se acumulará al más antiguo;
II. Si los juicios se encuentran pendientes ante tribunales de distinta jerarquía, la acumulación se hará
sobre aquel juicio que esté sometido al tribunal superior (Art. 96 CPC).
e.- Procedimiento: Una vez presentada la solicitud de acumulación de autos ante el tribunal que corresponda,
se concederá un plazo de 3 días a la otra parte para que exponga lo conveniente sobre ella.
Vencido este término, haya o no respuesta de la otra parte, el tribunal -previamente a resolver y con el objeto
de determinar la concurrencia del requisito de la existencia de causa legal-, deberá proceder en la siguiente
forma:
1) si todos los procedimientos cuya acumulación se solicita se encuentran pendientes ante él, los hará traer a
la vista;
2) en caso contrario, podrá pedir que se le remitan los que se sigan ante otros tribunales (Art. 99 CPC).
Recibidos los procesos, el tribunal resolverá acogiendo o negando la acumulación. La resolución del tribunal
sólo será apelable en el efecto devolutivo (Art. 100 CPC).
Siempre que tenga lugar la acumulación, el curso de los juicios que se encuentren más avanzados se
suspenderá hasta que todos lleguen a un mismo estado (Art. 97 CPC).
Luego se tramitan y fallan conjuntamente (un solo juicio, una sola sentencia). Lo anterior constituye una
excepción al principio de radicación o fijeza.
1) Concepto.
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Las cuestiones de competencia son, específicamente, problemas de competencia que han sido promovidos
por las partes.
Por el contrario, si el problema se suscita entre dos o más tribunales, sin injerencia de las partes, se trata de
una contienda de competencia.
Pues bien, los problemas de competencia se pueden suscitar cuando: i) dos o más tribunales se creen
igualmente competentes para conocer de un mismo asunto; ii) o cuando ningún tribunal se cree competente
para conocer un determinado asunto.
Las contiendas de competencia son resueltas por los tribunales conforme a lo dispuesto en los Artículos 190,
191 y 192 del COT. Por el contrario, las cuestiones de competencia se rigen por las reglas señaladas en el
Código de Procedimiento Civil.
De esta manera, las cuestiones de competencia se definen como aquellos incidentes que formulan las partes
litigantes ante los tribunales, mediante los cuales hacen saber a éstos si tienen o no la facultad para
conocer de un determinado negocio judicial.
La Inhibitoria es aquella que se intenta ante el tribunal que se cree que es el competente, pidiéndole que se
dirija al que esté conociendo del negocio para que se inhiba y le remita los autos (Art. 102 inciso 1º CPC).
Como ha postulado Carlos Anabalón, “por medio de la inhibitoria, el litigante o parte legítima en un negocio
judicial se presenta al tribunal que considera competente pidiendo a éste que se dirija al que está conociendo
del negocio para que se inhiba y le remita los autos”.9
La Declinatoria es aquella que se propone ante el tribunal a quien se cree incompetente para conocer de un
negocio que le esté sometido, indicándole cuál es el tribunal que se estima competente y pidiéndole que se
abstenga de dicho conocimiento (Art. 111 CPC).
Para Manresa, la declinatoria “es la petición que el que ha sido citado por juez, a quien cree incompetente,
deduce ante este mismo juez para que se separe del conocimiento del negocio y remita los autos al
competente”.10
9
GUZMÁN SANTA CRUZ, op. cit., Tomo I, p. 277.
10
GUZMÁN SANTA CRUZ, op. cit., Tomo I, p. 174.
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Por lo tanto, la inhibitoria se entabla ante un tribunal cuya competencia se afirma; mientras que la
declinatoria se interpone ante un tribunal cuya competencia se niega.
Una y otra vía son incompatibles. Una vez que se haya optado por uno de estos medios, no podrá ser éste
abandonado para recurrirse al otro. Tampoco podrán emplearse en forma simultánea ni sucesiva ambos
caminos, en virtud del principio formativo del procedimiento de la “Preclusión” (Artículo 101 inciso 2º CPC).
El Código de Procedimiento Civil nada dice al respecto, por lo que deberán ser aplicados los principios
generales del Derecho Procesal. De esta forma, y considerando que las normas sobre competencia se
presumen conocidas de todos, la regla general será que la cuestión de competencia deberá ser planteada antes
de cualquier gestión en el juicio. Por excepción, la incompetencia absoluta se puede solicitar en cualquier
estado del juicio (antes de la sentencia de término en el juicio ordinario y antes del pago en el procedimiento
ejecutivo). En cambio, si no ha sido la primera gestión del juicio, la incompetencia relativa será rechazada de
plano por el tribunal (pues habrá operado la prórroga de competencia).
4) Tramitación de la Inhibitoria.
Lo primero que debe tenerse presente es que en su tramitación van a intervenir dos tribunales:
i) el tribunal requirente, que es aquel ante el cual se plantea la cuestión de competencia y cuya competencia
se afirma;
ii) el tribunal requerido, que es aquel que se encuentra conociendo del negocio y cuya competencia se
desconoce.
La solicitud de inhibitoria se presentará ante el tribunal cuya competencia se afirma, es decir, ante el tribunal
requirente. En concreto, la solicitud consistirá en pedirle al tribunal requirente que se dirija al tribunal
requerido para que éste se inhiba y le remita los autos.
Si el solicitante pretende acreditar con documentos su derecho, deberán ser éstos acompañados junto a la
solicitud de inhibitoria, o pedir en ella los testimonios correspondientes (Art. 102 inciso 2º CPC).
Presentada la solicitud, con el sólo mérito de lo que exponga la parte y de los documentos que presente o que
el tribunal de oficio mande agregar, si lo juzga necesario, se accederá a la solicitud o se negará lugar a ella
(Art. 103 CPC). La resolución que rechaza la solicitud de inhibitoria es apelable (Art. 107 CPC).
Si el tribunal requirente accede, dirigirá al que esté conociendo del negocio –tribunal requerido- la
correspondiente comunicación. Dicha comunicación deberá insertar la solicitud de la parte y los demás
documentos que el tribunal requirente estime necesarios para fundar su competencia (Art. 104 CPC).
Recibida la comunicación, el tribunal requerido oirá a la parte que ante él litigue (para esto no hay un plazo
legal, por lo que por costumbre éste es de 3 días), y con lo que ella exponga y con el mérito que arrojen los
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documentos que presente o que el tribunal mande agregar de oficio, accederá a la inhibición o negará lugar a
ella.
Si el tribunal requerido accede a la inhibición, una vez ejecutoriada la sentencia remitirá los autos al tribunal
requirente (Art. 106 inciso 1º CPC). Esta resolución es apelable (Art. 107 CPC).
Si el Tribunal requerido deniega la inhibición, se pondrá en conocimiento de lo resuelto al tribunal requirente,
y cada uno (tanto el tribunal requirente como el requerido), con citación de la parte que gestione ante él,
remitirá los autos al tribunal a quien corresponda resolver la contienda (Art. 106 inciso 2º CPC). Es decir, se
formará una contienda de competencia, la cual se resolverá conforme a las reglas establecidas en el Código
Orgánico de Tribunales.
La resolución que dicta el tribunal superior resolviendo la contienda de competencia es pronunciada en única
instancia (Art. 192 COT). Una vez expedida, el mismo tribunal que la dicta remitirá los autos que ante él
obran al tribunal que ha sido declarado como competente, para que éste comience o bien siga conociendo del
negocio, según el caso, y comunicará lo resuelto al otro tribunal.
Las apelaciones, ya sea de la resolución que deniega la solicitud de inhibición o de la que pronuncia el
tribunal requerido accediendo a ella (Art. 107 CPC), deberán ser llevadas ante el tribunal a quien
correspondería conocer de la contienda de competencia. Si los tribunales dependen de distintos superiores,
pero son iguales en jerarquía, la apelación deberá ser conocida por el superior del tribunal que haya dictado la
sentencia apelada (Art. 108 CPC).
El tribunal superior que resuelva la contienda de competencia declarará cuál de los tribunales es competente,
o bien que ninguno de ellos lo es. Para poder pronunciar esta resolución, citará a uno y otro litigante,
pudiendo pedir los informes que estime necesarios, y aun recibir a prueba el incidente. Si los tribunales de
cuya competencia se trata ejercen jurisdicción de diferente clase (aquí “jurisdicción” debe entenderse como
competencia de distinta clase en razón de la materia), se oirá también al fiscal judicial (Art. 109 inciso final
CPC).
Por último, respecto de cuáles son los efectos de la inhibitoria frente a la causa principal, el Artículo 112,
incisos 1º y 3º, del Código de Procedimiento Civil establece que mientras se encuentre pendiente el incidente
de competencia, se suspenderá el curso de la causa principal; pero el tribunal que esté conociendo de ella
podrá librar aquellas providencias que tengan el carácter de urgentes. La tramitación de la causa continuará
después de notificada la resolución denegatoria del tribunal requerido, sin perjuicio de que esas gestiones
queden sin valor si el tribunal correspondiente declara que el que está conociendo del juicio es incompetente
para ello.
5) Tramitación de la Declinatoria.
Como se dijo, la declinatoria se propone ante el tribunal que se cree incompetente para conocer de un negocio
que le esté sometido, indicándole cuál es el tribunal que se estima competente y pidiéndole que se abstenga de
dicho conocimiento.
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La tramitación de la declinatoria se sujeta a las reglas establecidas para los incidentes ordinarios, pues se
tramita ante el mismo tribunal y en el mismo expediente (Art. 111 CPC). Es de aquellas incidencias que, por
su naturaleza, requieren de un “previo y especial pronunciamiento”.
Si se presenta como cuestión previa a la contestación de la demanda, revestirá el carácter de una excepción
dilatoria (Art. 303 N° 1 CPC); en cambio, si se presenta durante el curso del juicio, tendrá el carácter de un
incidente de nulidad de todo lo obrado, pero sólo en el caso de la incompetencia absoluta, puesto que si se
tratara de la incompetencia relativa habría operado la prórroga de la competencia (Art. 187 Nº 2 COT).
Respecto de cuáles son los efectos que se producen en la causa principal, el Artículo 112 inciso 1º del Código
de Procedimiento Civil preceptúa que mientras se encuentre pendiente la declinatoria, se suspenderá el curso
de la causa principal; sin embargo, el tribunal que conozca de ella podrá librar aquellas providencias que
tengan el carácter de urgentes11.
La resolución que acoja la declinatoria será apelable en ambos efectos (Art. 194 Nº 2 CPC). La apelación de
la resolución que rechaza la declinatoria se concederá en el sólo efecto devolutivo (Art. 112 inciso 2º y Art.
307 inciso 2º).
1) Concepto.
Las implicancias y recusaciones son causas legales que, una vez constatadas y declaradas, hacen que un juez
que normalmente tiene competencia suficiente para conocer de un determinado negocio judicial, deje de
tenerla, en razón de carecer de la imparcialidad necesaria para intervenir en él.
También reciben el nombre de “causas legales de inhabilidad de los jueces”12.
Las implicancias son verdaderas prohibiciones que le impone el legislador al juez para intervenir en un
determinado negocio judicial. Se encuentran establecidas en el Artículo 195 del Código Orgánico de
Tribunales.
Las recusaciones, a su vez, están consagradas en beneficio de determinada parte litigante, la cual es la única
llamada a hacerlas valer. Están enumeradas en el Artículo 196 del Código Orgánico de Tribunales.
Los jueces que se encuentren comprendidos en alguna de las causales legales de implicancia o recusación,
deberán, tan pronto como tengan noticia de ello, hacerlo constar en el proceso, declarándose inhabilitados
para continuar funcionando, o bien pidiendo que se haga esta declaración por parte del tribunal del que forme
11
Existe abundante jurisprudencia que estima que constituye una falta grave, susceptible de queja inclusive
para árbitros arbitradores, seguir conociendo de la causa estando pendiente una reclamación por
incompetencia.
12
No obstante las definiciones tradicionales, también afectan a los auxiliares de la administración de justicia,
funcionarios del tribunal, abogados integrantes, peritos y jueces árbitros.
15
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parte, si se trata de un tribunal colegiado (Art. 199 inciso 1º COT). Sin embargo, los Ministros de Corte de
Apelaciones y Corte Suprema no están obligados a dejar constancia de las causales de recusación 13.
Si la parte en cuyo favor se ha establecido la causal no reclama la recusación dentro de 5 días desde notificada
la resolución respectiva, se considera renunciada (las causales de implicancia, en tanto, son irrenunciables).
El artículo 200 del Código Orgánico de Tribunales advierte que, si bien la implicancia puede y debe ser
declarada de oficio o a petición de parte, la recusación sólo puede ser solicitada, por aquel a quien, según la
presunción legal, puede perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez14.
2) Tramitación.
a.- Oportunidad:
Deben distinguirse las siguientes situaciones:
i) Si la declaración de implicancia o recusación se debe fundar en causa legal, hay que nuevamente
distinguir:
A.- Si la causa legal alegada existe y es conocida de la parte, debe solicitarse antes de toda gestión que ataña
al fondo del negocio; o antes que comience a actuar la persona contra quien se dirige.
B.- Si la causa es posterior, o bien no ha llegado a conocimiento de la parte, ésta deberá proponerla tan pronto
como tenga noticia de ella. Tratándose de recusaciones, si no se justifica esta última circunstancia, es decir,
que la causa es posterior o que no se conocía, el tribunal desechará la solicitud. En cambio, por su gravedad,
una implicancia puede ser alegada en cualquier estado del juicio, aun después de haber tenido noticia de ella.
En este caso, el tribunal podrá imponer a la parte que maliciosamente haya retardado el reclamo de la
implicancia una multa que no exceda de un sueldo vital (Art. 114 CPC).
ii) Si la declaración de implicancia o recusación no necesita fundarse en causa legal: en este caso se hará
valer en el momento que se estime conveniente15.
16
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ii.- Si se trata de implicar a miembros de un tribunal colegiado, se hará valer igualmente ante el tribunal que,
según la ley, deba conocer de dichos incidentes (Art. 116 CPC). De esta manera, de la implicancia de jueces
que sirven en tribunales colegiados conocerá el mismo tribunal, pero con exclusión del miembro o miembros
de cuya implicancia se trata (Art. 203 COT);
iii.- Si se trata de recusar a un juez que se desempeña en un tribunal unipersonal, se hará ante el tribunal que,
según la ley, deba conocer de estos incidentes (Art. 116 CPC). El artículo 204, incisos 1º y 4º del Código
Orgánico de Tribunales prescribe que de la recusación de un juez de letras conocerá la Corte de Apelaciones16.
iv.- Si se trata de recusar a un juez que se desempeña en un tribunal colegiado, se debe distinguir:
A.- Si se trata de la recusación de uno o más miembros de una Corte de Apelaciones, la conocerá la Corte
Suprema (Art. 204 inciso 2º COT);
B.- Si se trata de la recusación de uno o más miembros de la Corte Suprema, conocerá la Corte de
Apelaciones de Santiago (Art. 204 inciso 3º COT).
v.- De la implicancia o recusación de los funcionarios subalternaos, se reclamará ante el tribunal que conozca
del negocio en que aquéllos deban intervenir, y se admitirán sin más trámite cuando no necesiten fundarse en
causa legal (Art. 117 CPC).
c.- Procedimiento:
Si la solicitud de implicancia o recusación debe fundarse en causa legal, deberá incluir lo siguiente: a) el
nombre del funcionario que se trata de inhabilitar; b) la causa legal en que se apoya; c) los hechos en que se
funda; d) acompañar u ofrecer acompañar específicamente las pruebas necesarias para probar lo señalado; y e)
pedirle al juez que se inhiba del conocimiento del negocio (Art. 115 CPC).
Además, cuando deba expresarse causa, no se dará curso a la solicitud, a menos que el ocurrente (solicitante)
sea declarado pobre, si no se acompaña testimonio (boleta de consignación) de haber efectuado un depósito en
la cuenta corriente el tribunal que deba conocer de la implicancia o recusación, cuando ésta recaiga en los
siguientes funcionarios y por los siguientes montos:
i) Presidente, Ministro o Fiscal de La Corte Suprema: 1 UTM;
ii) Presidente, Ministros o Fiscales de una Corte de Apelaciones: 0,5 UTM; y
iii) Juez letrado o de un subrogante legal, juez árbitro, defensor público, relator, perito, secretario o receptor:
0,25 UTM.
Esta consignación se elevará al doble cuando se trate de la segunda solicitud de inhabilitación deducida por la
misma parte, al triple en la tercera y así sucesivamente (Art. 118 CPC).
El objeto de esta consignación es que, si la implicancia o recusación es rechazada, se condenará en costas a
quien la haya promovido y se le impondrá una multa que no bajará de la mitad ni superará del doble de la
consignación realizada con motivo de la solicitud17.
Recibida la solicitud por el tribunal, éste puede adoptar tres actitudes:
1) Estimar que la causa alegada no es legal, o bien que no la constituyen los hechos en que se funda, o que los
hechos no aparecen debidamente especificados: entonces el tribunal desechará de plano la solicitud (Art. 119
inciso 1º CPC).
2) Si el tribunal estima que la causa alegada es legal, que la constituyen los hechos en que se funda, y que los
hechos han sido debidamente especificados: el tribunal declarará bastante la causal (esto es lo que se
denomina el bastanteo); y si los hechos en que se funda constan al tribunal o resultan de los antecedentes
acompañados o que el mismo tribunal de oficio mande agregar, se declarará sin más trámite la implicancia o
recusación (Art. 119 inciso 2º CPC).
3) Si el Tribunal estima que la causa alegada es legal, que la constituyen los hechos en que se funda, y que los
hechos han sido debidamente especificados, pero, sin embargo, no consta al tribunal o no aparece de
manifiesto la causa alegada: se procederá en conformidad a las reglas generales de los incidentes, formándose
pieza separada18 (Art. 119 inciso 3º CPC).
Una vez aceptada como bastante la causal de inhabilitación, o bien cuando el tribunal declare sin más trámite
la implicancia o recusación, se pondrá dicha declaración en conocimiento del funcionario cuya implicancia o
16
La recusación de un juez árbitro será conocida por el juez ordinario del lugar donde se sigue el juicio.
17
Para imponer esta multa, que no puede bajo ninguna circunstancia superar las 2 UTM, se considerará la
categoría de la persona que se quiso inhabilitar, la importancia del juicio, la fortuna del litigante y el hecho de
que se haya o no procedido con malicia.
18
La resolución dirá: “Se declara bastante la causal. Traslado y autos. Fórmese cuaderno separado”.
17
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recusación se haya pedido, para que se abstenga de intervenir en el asunto de que se trata mientras no se
resuelva el incidente (Art. 120 CPC).
19
Conocerá de las apelaciones el tribunal a quien corresponde o correspondería la segunda instancia del
negocio en que la implicancia o recusación inciden. En el caso de un juez árbitro de única o segunda
instancia, se entiende, para tal efecto, como tribunal de alzada a la Corte de Apelaciones respectiva (Art. 205
COT).
18
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serán reemplazados, mientras se tramite el incidente, por los respectivos subrogantes legales (Art.121 inciso
3º CPC).
iv) Si la sentencia acoge en definitiva la implicancia o recusación, el juez o funcionario de que se trate
quedará inhabilitado para conocer del asunto y actuará su subrogante legal, con todas las atribuciones y
facultades del subrogado (Art. 214 COT).
19
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Primero, respecto de aquellos casos en que exista pluralidad de juicios entre las mismas partes, la implicancia
y recusación que deban surtir efecto en diversos juicios podrán hacerse valer en una sola gestión 20 (Art. 127
CPC). Esto está establecido en virtud del principio formativo del procedimiento de la “economía procesal”.
Segundo, en aquellos casos en que sean varios los demandantes o demandados (pluralidad de partes), la
implicancia o recusación deducida por alguno de ellos, no podrá renovarse por los otros, a menos que se
funde en alguna causa personal del recusante (Art. 128 CPC).
1) Concepto.21
El desistimiento de la demanda es un acto jurídico procesal en virtud del cual el demandante manifiesta su
propósito de no continuar ejercitando la acción en contra del demandado, después que aquélla le ha sido
notificada.
En otras palabras, mediante el desistimiento el actor expresa su voluntad de no seguir impulsando el proceso,
lo cual sólo puede ocurrir después que se ha trabado la litis, esto es, con posterioridad a la notificación de la
demanda.
Es un sustituto jurisdiccional, por lo que produce Cosa Juzgada.
2) Oportunidad.
Antes de notificada la demanda, el actor puede retirarla sin más trámite y se considerará como si no hubiese
sido presentada (Art. 148 CPC). Esto se denomina “simple retiro” o “retiro material” de la demanda.
Una vez notificada la demanda, el actor podrá en cualquier estado del juicio desistirse de ella (desistimiento
propiamente tal).
3) Tramitación.
Para estos efectos, el tribunal competente será aquél que conoce del asunto principal.
La petición se someterá a los trámites establecidos para los incidentes (Art. 148 CPC). Es decir, una vez
presentada la solicitud, se le dará traslado al demandado y, si éste se opone al desistimiento o si sólo lo acepta
parcial o condicionalmente, el tribunal deberá resolver si continúa o no el juicio, o la forma en que deberá
tenerse por desistido al actor (Art. 149 CPC).
La resolución que resuelve el desistimiento es una sentencia interlocutoria del primer tipo (lo cual es
importante para determinar qué recursos procesales caben contra ella).
20
Una suerte de acumulación de incidentes.
21
No se debe confundir este incidente con la renuncia a las acciones (vinculada al artículo 12 del Código
Civil) ni con el desistimiento de recursos legales (para lo cual –conforme al artículo 7º del CPC- el
mandatario requiere poder especial en primera instancia, mientras que en la segunda se entiende tácitamente
otorgado). La renuncia, por su naturaleza, es siempre previa al ejercicio del derecho, en tanto que el
desistimiento es posterior.
20
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4) Efectos.
La sentencia que acepta el desistimiento, haya o no habido oposición, extinguirá las acciones a que él se
refiera, con relación a: i) las partes litigantes; y ii) todas las personas a quienes habría afectado la sentencia
del juicio a que se pone fin (Art. 150 CPC). En consecuencia, produce Cosa Juzgada, alcanzando a todos
aquellos a quienes hubiese afectado la sentencia.
El desistimiento de las peticiones que se formulen por vía de reconvención se entenderá aceptado, sin
declaración expresa, por el sólo hecho de proponerse. Sin perjuicio de lo anterior, hay un caso de excepción:
no se entenderá aceptado por el sólo hecho de su proposición, cuando la parte contraria deduzca oposición
dentro de tercero día después de notificada. En este caso, la oposición se tramitará como incidente y podrá su
resolución reservarse para la sentencia definitiva.
1) Concepto.
El abandono del procedimiento es una sanción procesal en contra del demandante que tiene lugar por la
inactividad de las partes en un juicio, durante un período determinado.
Así, el Artículo 152 del Código de Procedimiento Civil dispone que el procedimiento se entiende
abandonado cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante 6
meses o más, contados desde la fecha de la última resolución recaída en alguna gestión útil para darle
curso progresivo a los autos.24
El efecto principal del abandono del procedimiento, como veremos, es que se pierde el derecho a continuar
el procedimiento abandonado y a hacerlo valer en un nuevo juicio.
2) Requisitos.
22
No confundir con la Prescripción de la Apelación.
23
Antiguamente llamado “Abandono de la Instancia”.
24
Hay diferencias en la doctrina y en la jurisprudencia con respecto a los actos de prosecución para el
cómputo de los 6 meses. Ejemplo: señalar domicilio, designar abogado patrocinante, conferir y revocar poder,
solicitar desarchivo, etc.
25
También existen discrepancias entre los autores para determinar quiénes son las partes (si se incluye o no a
los terceros coadyudantes, etc.).
21
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b) Que hayan transcurrido seis meses o más contados desde la última resolución, y no desde la última
notificación, lo cual es una excepción al principio de que las resoluciones judiciales producen efectos desde su
notificación.
c) Esa resolución debe necesariamente haber recaído en alguna gestión útil para hacer avanzar el juicio.
El abandono del procedimiento NO puede alegarse en los siguientes juicios: i) de quiebra; ii) de división o
liquidación de herencias; iii) división o liquidación de sociedades; iv) ni en los de división o liquidación de
comunidades (Art.157 CPC)26
3) Tramitación.
a) Respecto de la oportunidad para hacer valer el abandono del procedimiento, éste podrá alegarse en
cualquier estado del juicio y hasta antes que se dicte sentencia ejecutoriada en la causa (Art. 153 inciso 1º
CPC).
b) En cuanto a quién es el titular o sujeto activo, sólo se podrá hacer valer el abandono del procedimiento por
parte del demandado (Art. 153 inciso 1º CPC), pudiendo alegarlo por vía de acción o de excepción. En ambos
casos, se tramitará como incidente (Art. 154 CPC).
c) Situación especial de los procedimientos ejecutivos: En estos procedimientos el ejecutado podrá, además,
solicitar el abandono del procedimiento después de ejecutoriada la sentencia definitiva o vencido el plazo para
oponer excepciones27.
En estos casos, en que ya hay sentencia condenatoria y, por lo tanto, existen derechos adquiridos, el plazo
para poder declarar el abandono del procedimiento será de 3 años contados desde la fecha de la última
gestión útil, hecha en el procedimiento de apremio, destinado a obtener el cumplimiento forzado de la
obligación (recordar que la sentencia definitiva ya está ejecutoriada, y vencido el plazo para oponer
excepciones). En este evento, si se declara el abandono del procedimiento sin que haya opuesto oposición el
ejecutante, éste no será condenado en costas (Art. 153 inciso 2º CPC).
Por lo tanto, en el juicio ejecutivo pueden operar dos abandonos:
i) el abandono común, cuyo plazo es de 6 meses en el cuaderno ejecutivo;
ii) el abandono excepcional, cuyo plazo es de 3 años respecto del cuaderno de apremio.
d) Renuncia del derecho a pedir abandono: Si, renovado el procedimiento, realiza el demandado cualquier
gestión que no tenga por objeto alegar su abandono, se considerará renunciado este derecho (Art. 155 CPC).
Por lo tanto, la renuncia del abandono del procedimiento puede ser de dos maneras: i) expresa, cuando el
26
Todas ellas son situaciones irregulares y esencialmente transitorias, en las cuales existe un procedimiento
especial para que se resuelvan a la brevedad (pagar a los acreedores, permitir la libre circulación de los
bienes, fortalecer el derecho de propiedad, etc.).
27
Desde la Ley nº 18.705 del año 1988.
22
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demandado renuncia en términos explícitos -a través de un escrito- a su derecho a pedir que se declare
abandonado el procedimiento; y ii) tácita, cuando renovado el procedimiento, el demandado hace cualquier
gestión que no sea alegar el abandono.
4) Efectos.
i) No se entenderán extinguidas por el abandono las acciones o excepciones de las partes; pero éstas perderán
el derecho de continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un nuevo juicio (Art. 156 inciso 1º
CPC). Cabe resaltar que se pierde todo el procedimiento, no sólo la instancia en que se encuentre.
ii) Subsistirán con todo su valor los actos y los contratos de que resulten derechos definitivamente
constituidos (Art. 156 inciso 2º CPC). Éstos son los llamados “negocios procesales”. Ej.: la transacción
parcial, el avenimiento parcial, la conciliación parcial y la condena en costas.
La sentencia que declara abandonado el procedimiento es una sentencia interlocutoria de primer tipo,
impugnable por medio de los recursos pertinentes.
1) Concepto.
Toda gestión judicial, durante su tramitación, origina a las partes un conjunto de gastos que se traducen en el
pago de derechos (como los de los Receptores) y honorarios (como los de los abogados), etc.
Estos gastos reciben el nombre de “Costas”, y se definen como aquellos gastos necesarios y directos que
origina un procedimiento judicial y que deben ser soportados por las partes en conformidad a la ley.
Deben ser gastos necesarios y directos.
2) Clasificación.
Según el artículo 139 del Código de Procedimiento Civil, las costas se dividen o clasifican en:
a) Procesales: Son aquellas causadas en la formación del proceso y que corresponden a servicios estimados
en los aranceles judiciales.
Los aranceles judiciales son los derechos o sumas de dinero que se fijan por decreto, para el pago de los
honorarios de los funcionarios judiciales, especialmente de los Auxiliares de la Administración de Justicia (ya
que los jueces y los funcionarios del tribunal no cobran por su trabajo).
23
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b) Personales: Son aquellas provenientes de los honorarios de los abogados y demás personas que han
intervenido en el negocio, y de los defensores públicos cuando éstos puedan representar conforme a lo
prevenido en el Artículo 367 del Código Orgánico de Tribunales.
Los honorarios de los abogados, para efectos de las costas, corresponden a la estimación que hace el juez
(labor que no se puede delegar) del trabajo de los abogados.
Conforme al CPC, se regulan (no se tasan) de acuerdo al arancel fijado por el respectivo Colegio Provincial
de Abogados, y a falta de éste, por el del Consejo General del Colegio de Abogados. Esto se encuentra
tácitamente derogado, debido a que hoy la afiliación al Colegio de Abogados no es obligatoria.
Las costas personales corresponderán siempre a la parte en cuyo favor se decretó la condenación en costas;
pero si el abogado lo percibe por cualquier motivo, se imputará a la suma acordada entre éste y la parte
(Art.139 inciso 5º CPC).
Cuando una de las partes sea condenada a pagar las costas de la causa, o de algún incidente o gestión
particular, se procederá a tasarlas y regularlas en conformidad a las siguientes reglas (Art. 138 CPC).
Debe tenerse presente que sólo se tasarán las costas procesales útiles, eliminándose:
a) las que correspondan a diligencias o actuaciones innecesarias o no autorizadas por la ley; y,
b) las de actuaciones o incidentes en que haya sido condenada la otra parte (Art. 140 inciso 1º CPC).
El tribunal de la causa, en cada instancia, regulará el valor de las costas personales; y avaluará también las
procesales con arreglo a los aranceles judiciales. Esta función podrá delegarla en uno de sus miembros si es
un tribunal colegiado, o en su Secretario respecto de las costas procesales (Art. 140 inciso 2 CPC). Las
personales debe resolverlas el tribunal exclusivamente.
Una vez realizada la tasación y regulación de las costas, deberán ser puestas en conocimiento de las partes,
pudiendo objetarse dentro del plazo de 3 días. Si no se formulan objeciones, la tasación se tendrá por
aprobada (Art. 141 CPC).
Por el contrario, si alguna de las partes formula objeciones, el tribunal podrá:
A.- Resolver de plano (apelable);
B.- Darles la tramitación de un incidente.
La tasación de las costas se entenderá sin perjuicio del derecho de las personas cuyos honorarios se hayan
tasado, para exigir de quien corresponda el pago de sus servicios (Art. 143 CPC).
28
Consúltense también las reglas pertinentes sobre las costas previstas en los artículos 45 y siguientes del
Código Procesal Penal.
24
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La parte que sea totalmente vencida en un juicio o en un incidente, será la condenada al pago de las costas.
Que la parte sea totalmente vencida significa que se hayan rechazado todas las peticiones de la demanda, o
bien todas las excepciones o defensas del demandado según corresponda (Art. 144 inciso 1º, primera parte,
CPC).
A pesar de que la regla general es la señalada anteriormente, existen ciertas excepciones:
a) Cuando aparezca que ha tenido motivos plausibles para litigar. Esto debe constar en una declaración
expresa en la resolución (Art. 144 inciso 1º, segunda parte, CPC).
b) Sólo en segunda instancia, el tribunal podrá eximir de las costas causadas en ellas a la parte contra quien se
dicte la sentencia, sea que mantenga o no las que en primera instancia se hayan impuesto, expresándose los
motivos especiales que autoricen la exención (Art. 145 CPC).
c) Cuando se hayan emitido, por los jueces que concurren a un fallo de un tribunal colegiado, uno o más votos
favorables a la parte que pierde la cuestión resuelta (Art. 146 CPC).
Si el fallo no condena en costas a ninguna de las partes, cada una deberá asumir el pago de ellas.
Sin perjuicio de las reglas anteriores, existen contraexcepciones, es decir, excepciones a que cuando hayan
motivos plausibles para litigar no se condenará en costas (Art. 144 inciso 2º CPC), a saber:
A.- Si la implicancia o recusación es desechada, se condenará en costas al que la haya reclamado (Art. 122
CPC).
B.- En el juicio ejecutivo, aunque pague el deudor antes del requerimiento, serán de su cargo las costas
causadas en el juicio (Art. 446 CPC).
C.- También en el juicio ejecutivo, si en la sentencia definitiva se manda seguir adelante en la ejecución, se
impondrán las costas al ejecutado. Por el contrario, si se absuelve al ejecutado, se condenará en costas al
ejecutante.29
D.- En el caso de los interdictos o juicios posesorios sumarios, si se da lugar a la querella se condenará en
costas al demandado. En caso contrario, al actor o demandante (Art. 562 CPC).
E.- Cuando el recurso de revisión se declara improcedente, se condenará en las costas del juicio al que lo haya
promovido (Art. 816 CPC).
F.- Cuando la parte que promueve un incidente dilatorio no obtenga resolución favorable, será condenada en
las costas (Art. 147 CPC).
Finalmente, conforme al artículo 600 inciso 2º del COT, los abogados y procuradores de las Corporaciones de
Asistencia Judicial y de las entidades públicas o privadas destinadas a prestar asistencia jurídica y judicial
gratuita, así como los abogados y Procuradores del Número que estén de turno, no serán responsables del
pago de las costas a que sean condenados sus patrocinados. Asimismo el inciso 3º de este precepto añade que
29
Si se admiten sólo en parte una o más excepciones, se distribuirán las costas proporcionalmente; pero
podrán imponerse todas ellas al ejecutado cuando en concepto del tribunal haya motivo fundado (Art. 471
CPC).
25
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“las personas que gocen de privilegio de pobreza no serán condenadas al pago de costas, a menos que el
tribunal respectivo, en resolución fundada, declare que han obrado como litigantes temerarios o maliciosos”.
1) Concepto.
La nulidad procesal consiste en la sanción de ineficacia que la ley establece para las actuaciones judiciales
que se realizan sin cumplir con las formalidades que exige la ley.
A la nulidad procesal se le aplican reglas diferentes que a la nulidad de los actos y contratos regida por el
Derecho Civil. Mientras la nulidad civil se alega en un juicio posterior al acto viciado, la procesal se alega
dentro del mismo juicio y antes que quede ejecutoriada la sentencia, ya que después se purgan todos los vicios
que autorizarían la nulidad procesal.
Nuestro Código de Procedimiento Civil no reglamenta la nulidad procesal en un título especial, sino que en
varios artículos dispersos. Así, el artículo 55 se refiere a la nulidad de la notificación, el artículo 305 alude a
las excepciones dilatorias que se oponen como alegaciones o defensas, el artículo 80 al caso en que el litigante
rebelde no ha sido debidamente emplazado, etc.
Los artículos 83, 84 y 85 del Código de Procedimiento Civil son los fundamentales en esta materia.
2) Características.
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h) Para que sea declarada la nulidad procesal debe necesariamente producir un perjuicio reparable
solamente con la declaración de nulidad. Esto corresponde al denominado Principio de la Trascendencia o
de la Protección.
i) La nulidad no opera de pleno derecho, sino que es necesaria la resolución judicial que la declare.
El artículo 83 del Código de Procedimiento Civil dispone que la nulidad procesal puede ser declarada, ya sea
de oficio o a petición de parte:
a) en los casos en que la ley expresamente lo disponga, y
b) en todos aquellos casos en que exista un vicio que irrogue a alguna de las partes un perjuicio reparable sólo
con la declaración de nulidad.
a) Concepto:
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Es aquella cuestión accesoria de un proceso que requiere de un pronunciamiento especial del tribunal, la que
versa sobre la nulidad de la relación procesal misma o de uno o más actos de procedimiento.
b) Clasificación:
Atendiendo a la extensión de la nulidad solicitada, este incidente se clasifica en:
i) Aquél que tiene por objeto la nulidad de la relación procesal misma. Ej.: el incidente de nulidad de todo lo
obrado por falta de emplazamiento, fundado en que no se ha notificado legalmente la demanda: si éste es
acogido, todo el proceso será nulo.
ii) Aquél que persigue la ineficacia de actos procesales determinados. Como ejemplo podemos señalar aquel
incidente por el cual se solicita la nulidad de actuaciones probatorias, fundado en que no se notificó
legalmente la recepción de la causa a prueba.
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recepción de la causa a prueba, pero se encuentra acreditado que no obstante ello la parte tomó debido
conocimiento de esa resolución y presentó la lista de testigos dentro de plazo. Es decir, no debe existir nulidad
por ese sólo hecho, sino que la nulidad debe necesariamente provocar un perjuicio.
Se ha discutido si en los casos en que la ley establece expresamente la nulidad como sanción, es también
imprescindible acreditar un perjuicio de carácter procesal. Nosotros estimamos que sí, en el entendido de que
esta exigencia es un principio general cuyo fin es evitar la “nulidad por la nulidad”.
a) Incidente especial de nulidad procesal establecido en el artículo 79 del Código de Procedimiento Civil:
Un litigante podrá solicitar la nulidad de lo obrado en rebeldía suya, ofreciendo probar que ha estado
impedido de actuar por un motivo de fuerza mayor. Este derecho sólo podrá ejercerse dentro de tres días,
contados desde que cesó el impedimento y pudo hacerse valer ante el tribunal que conoce del negocio.
En este caso existe una aplicación del aforismo jurídico “al impedido no le corre plazo”. El ejemplo más claro
que podemos mencionar es aquél en que se notifica una demanda a una persona gravemente enferma, que
precisamente por esa circunstancia no podrá contestarla dentro de plazo legal.
b) Incidente especial de nulidad procesal establecido en el artículo 80 del Código de Procedimiento Civil:
Si al litigante rebelde no se le han hecho saber en persona ninguna de las resoluciones dictadas en el proceso,
éste podrá pedir la nulidad de lo obrado, ofreciendo acreditar que, por un hecho que no le es imputable, han
dejado de llegar a sus manos las copias a que se refieren los artículos 40 y 44 del CPC, o que ellas no son
exactas en su parte sustancial.
Este derecho únicamente podrá reclamarse dentro de cinco días, contados desde que aparezca o se acredite
que el litigante tuvo conocimiento del juicio.
Este incidente tiene la especial particularidad que puede intentarse no obstante que se haya dictado sentencia
definitiva firme o ejecutoriada, toda vez que esa ejecutoriedad será sólo aparente en atención a no haber
existido una relación procesal válida. Esto último se desprende de los artículos 182 inciso 2º y 234 inciso final
del Código de Procedimiento Civil. Del primero, porque esta disposición indica expresamente que la norma
que prescribe que no podrá modificarse una sentencia definitiva o interlocutoria por el mismo tribunal que la
dictó, no rige en el caso del artículo 80 del Código de Procedimiento Civil. El artículo 234 del Código de
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Procedimiento Civil, a su turno, se refiere a las excepciones que puede oponer el demandado ante la ejecución
de la sentencia definitiva, precepto que en su inciso final acota que ello es sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 80 del Código de Procedimiento Civil.
Estos dos incidentes especiales de nulidad procesal deberán sustanciarse por cuerda separada, lo que significa
que no se paraliza la causa principal (Art. 81 CPC).
30
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1) Concepto:
Las Medidas Prejudiciales (“MPJ”) se definen como los incidentes anteriores al juicio que tienen como
finalidad: i) preparar la entrada en juicio, ii) conservar las pruebas que puedan desaparecer, o bien iii)
asegurar el resultado de la acción que se va a intentar.
Los autores han aportado diversos conceptos sobre las MPJ, a saber: 30
Fernando Alessandri: son aquellas diligencias o actuaciones que pueden practicarse antes del juicio,
con el objeto de preparar el pleito mismo.
Mario Casarino: son los medios que franquea la ley a los futuros litigantes, para preparar la entrada
en juicio.
José Quezada: las medidas prejudiciales son aquellas diligencias o actuaciones practicadas antes
del juicio mismo y que tienen por objeto la preparación de éste. Pueden ser propiamente tales (Art.
273), precautorias (379 y 290) y probatorias (Art. 281 y ss.), teniendo, en todo caso como factor
común, el hecho de ser presentadas antes de la demanda, que de manera jurídica viene a constituir
el soporte inicial del juicio, “stricto sensu”, considerado.
Igualmente se ha fallado que “(…) las medidas prejudiciales no son sino aquellas seguridades que la ley
permite tomar previamente a quien pretende reclamar un derecho en juicio, que puede o no iniciar, pero no
importan un juicio mismo, aún en el caso que lleguen a cumplirse con citación del futuro demandado, ya que
no llevan en sí el ejercicio de un derecho, base de toda demanda, sino que tienden al establecimiento de un
hecho (…)”.31
Pues bien, el Artículo 273 del Código de Procedimiento Civil estatuye, en su inciso 1º, que “el juicio
ordinario podrá prepararse, exigiendo el que pretende demandar de aquel contra quien se propone dirigir la
demanda”, alguna de las actuaciones que allí se señalan.
30
Cfr. GUZMÁN SANTA CRUZ, op. cit., Tomo II, p. 73.
31
Ídem.
31
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No deben confundirse las medidas prejudiciales con las medidas precautorias, puesto que se diferencian en
varios aspectos, a saber: en cuanto a su titular, su finalidad y su oportunidad:
2) Clasificación:
Según la naturaleza jurídica o finalidad de las MPJ, éstas pueden clasificarse en:
a) MPJ propiamente tales: son aquellos incidentes anteriores al juicio que tienen por finalidad
preparar la entrada en él.
b) MPJ para prueba: son aquellos incidentes anteriores al juicio que tienen por finalidad conservar la
prueba que eventualmente puede desaparecer, o bien dejar prueba rendida cuando se tema que no se contará
con ella en el futuro.
c) MPJ precautorias: tienen como finalidad asegurar el resultado de la acción que se va a intentar.
Sólo puede ser exigida por el futuro demandante al futuro demandado, y únicamente puede ser respecto a un
hecho relativo a: i) su capacidad para comparecer en juicio; ii) su personería; o iii) el nombre y domicilio de
sus representantes.
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Esta MPJ se decretará solamente cuando, en criterio del tribunal, sea necesaria para que el demandante pueda
entrar en el juicio (Art. 273 inciso final). En consecuencia, la procedencia de esta medida queda entregada al
criterio del tribunal.
El objetivo de esta medida es evitar los vicios del procedimiento que podrían hacerse valer en un juicio a
través de la interposición de las excepciones dilatorias.
Si se decreta la procedencia de esta MPJ, deberá fijarse una audiencia para que concurra a ella el futuro
demandado a prestar la declaración jurada, notificándosele al efecto.
Si el futuro demandado no concurre, se rehúsa a prestar la declaración, o ésta no es categórica, podrán
imponerse los siguientes apremios32:
i) multas, que no excedan de 2 sueldos vitales; o
ii) arrestos hasta por dos meses.
Estos apremios son determinados prudencialmente por el tribunal, y sin perjuicio de poder repetir la orden y
el apercibimiento (Art. 274 CPC).
b) Exhibición de la Cosa que haya de ser objeto de la acción que se trata de entablar (Artículo 274 Nº 2
CPC):
Solamente puede ser exigida esta MPJ por el futuro demandante en contra del futuro demandado.
Igualmente, sólo podrá ser decretada cuando, en opinión del tribunal, sea necesaria para que el demandante
pueda entrar en el juicio.
De esta manera, la acción que pretende ejercer el futuro demandante deberá tener por objeto una cosa, la cual
desea examinar previamente, para el mejor éxito de la futura acción.
Decretada esta MPJ, deberá exhibirse la cosa. La forma de realizar esta exhibición variará según donde ésta se
encuentre. Así se distingue:
i) si la cosa se encuentra en poder del futuro demandado, la exhibición se realizará mostrando la cosa, o bien
autorizando al futuro demandante para que la reconozca y dándole facilidades para ello;
ii) si se encuentra en poder de terceros, deberá cumplir la persona a quien se le ordene la exhibición
expresando el nombre y residencia de dichos terceros, o el lugar donde el objeto se encuentre (Art. 275 CPC).
Siempre el solicitante de la MPJ tendrá derecho a que se deje en el proceso una razón de la clase y estado
actual de los objetos exhibidos (Art. 283 CPC).
Si el futuro demandado se niega a efectuar la exhibición ordenada, podrá ser apremiado con: i) multas que no
excedan de 2 sueldos vitales; o ii) arrestos hasta de dos meses, determinados prudencialmente por el tribunal,
sin perjuicio de repetir la orden y el apercibimiento; e inclusive iii) decretarse el allanamiento del local donde
se halle el objeto cuya exhibición se pide. Estos mismos apremios podrán decretarse en contra de los terceros
que, siendo meros tenedores de la cosa cuya exhibición de ordena, se nieguen a exhibirla (Art. 276 CPC).
32
Nunca deben confundirse los conceptos de “apremio” y “apercibimiento”. Apremio es el castigo o la
consecuencia de la infracción de una norma determinada; mientras que el Apercibimiento es la advertencia de
aplicar una medida de apremio que se le hace a una persona para el caso de no cumplir con una disposición u
obligación determinada (una suerte de amenaza).
33
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33
Este artículo preceptúa que podrá decretarse, a solicitud de parte, la exhibición de instrumentos que se
encuentren en poder de terceras personas, cuando dichos instrumentos tengan una relación directa con la
cuestión debatida y que no revistan el carácter de secretos o confidenciales. / El tercero podrá exigir que en su
propia casa u oficina se saque testimonio de los instrumentos por un ministro de fe. / Si se rehúsa a hacer la
exhibición sin justa causa, podrá apremiarse al desobediente con: i) multas que no excedan de los dos sueldos
vitales, o ii) arrestos hasta por dos meses; determinados prudencialmente por el tribunal, sin perjuicio de
poder repetirse tanto la orden como el apercibimiento. / Los gastos de la exhibición serán de cargo de quien la
solicite, no obstante lo que se determine con respecto a las costas.
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examinarse aquellos asientos que tengan una relación necesaria con la cuestión que se pretende indagar, y la
precisión dice relación con determinar si los libros han sido llevados con la regularidad requerida.
La exhibición de los libros de contabilidad deberá ser decretada por el tribunal sólo cuando, a su parecer, sea
necesaria para que el demandante pueda entrar en el juicio; y siempre que el solicitante lo exija, se dejará en
el proceso copia de las piezas que se presenten, o de su parte conducente (Art. 283 CPC).
Si la persona a quien se le ordena la exhibición no la cumple, incurrirá en una doble sanción: i) perderá el
derecho a hacerlos valer, salvo en los casos contemplados en el Artículo 277 del Código de Procedimiento
Civil, esto es: a) que el demandante los haga valer también en apoyo de su defensa; b) que se justifique o
aparezca de manifiesto que no pudo exhibirlos antes; o c) que se refieran a hechos distintos de aquellos que
motivaron la solicitud de exhibición; ii) multa hasta por dos sueldos vitales o arrestos no superiores a dos
meses, y aun decretar el allanamiento del local donde se encuentran los libros (Art. 277 CPC).
Aún más, si los libros cuya exhibición se ordena pertenecen a un comerciante, pueden -además de las
sanciones anteriores- aplicarse las del párrafo 2º del Título II del Libro I del Código de Comercio, que en
síntesis consisten en ser juzgado por los asientos de los libros de su colitigante que estuvieren arreglados (bien
llevados) sin admitirse prueba en contrario.
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g) Declaración Jurada o Exhibición de Título por parte del simple tenedor de la cosa de que procede la
acción o que es objeto de ella:
Esta MPJ se encuentra contemplada en el Artículo 282 del Código de Procedimiento Civil, pudiendo ser
solicitada únicamente por el futuro demandante.
Para estos efectos, es conveniente tener presente que el Código Civil -en su Artículo 896- establece que el
mero tenedor de la cosa que se reivindica es obligado a declarar el nombre y residencia de la persona a cuyo
nombre la tiene.
De esta forma el CPC indica que si aquel a quien se intenta demandar expone ser el simple tenedor de la cosa
de que procede la acción o que es objeto de ella, podrá también ser obligado a: i) declarar bajo juramento el
nombre y residencia de la persona en cuyo nombre la tiene; y ii) a exhibir el título de su tenencia, y si expresa
no tener el título escrito, a declarar bajo juramento que carece de él.
Por ende, la petición principal de esta MPJ consistirá en que quien tenga la cosa de que procede la acción o
que es objeto de ella, exponga si es poseedor o mero tenedor de la misma; para el caso de que manifieste que
es mero tenedor, subsidiariamente se solicitará que preste juramento sobre el nombre y residencia de la
persona en cuyo nombre la tiene y que exhiba el título de su tenencia, y en caso de no contar con título escrito
que declare bajo juramento esta circunstancia.
En caso de negativa para practicar cualesquiera de estas diligencias, podrá ser apremiado con multa de hasta
dos sueldos vitales y arrestos hasta por dos meses, sin perjuicio de poder repetir el tribunal la orden y el
apercibimiento (Art. 274 CPC).
La exhibición del título de mera tenencia dará derecho al futuro actor -si él lo exige- a dejar en el proceso
copia de todo documento o de su parte pertinente (Art. 283 1ª parte CPC).
a) Inspección Personal del Tribunal, Informe de Peritos nombrados por el Tribunal, y Certificado del
Ministro de Fe:
El Artículo 281 del Código de Procedimiento Civil establece que puede pedirse prejudicialmente la
inspección personal del tribunal, informe de peritos nombrados por el mismo tribunal, o certificado del
ministro de fe, sólo cuando tengan lugar alguna de las siguientes circunstancias: i) que exista peligro
inminente de un daño o perjuicio; o ii) que se trate de hechos que puedan fácilmente desaparecer.
Esta MPJ puede ser solicitada tanto por el futuro demandante como por el futuro demandado. Este último,
conforme al Artículo 288 del Código de Procedimiento Civil, sólo podrá hacerlo cuando fundadamente tema
ser demandado, con el objeto de preparar su defensa.
Como sabemos, la inspección personal del tribunal es un medio probatorio destinado a acreditar hechos o
circunstancias materiales en el juicio mediante la observación y constatación directa de ellos efectuadas por el
tribunal.
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De la misma manera, el informe pericial es otro medio de prueba, que consiste en la presentación de un
dictamen de personas que tienen conocimiento especializado de una materia, ciencia o arte, respecto de
hechos que han sido controvertidos en el juicio. En el caso de la MPJ deberán ser nombrados por el propio
tribunal, según lo establece el Artículo 281 del Código de Procedimiento Civil, sin intervención alguna de las
partes.
Por último, el certificado del ministro de fe constituye un instrumento público.
Para la ejecución de estas medidas se deberá dar previamente conocimiento al futuro demandado, si éste se
encuentra en el lugar de asiento del tribunal que la decreta, o donde deban ejecutarse. En los demás casos se
procederá con intervención del defensor de ausentes (Art. 281 inciso 2º CPC).
c) Examen de Testigos:
Se podrá, asimismo, solicitar antes de la presentación de la demanda, el examen de aquellos testigos cuyas
declaraciones, por razón de impedimentos graves, haya fundado temor de que no puedan recibirse
oportunamente (Art. 286 CPC).
Esta MPJ puede ser solicitada tanto por el futuro demandante como por el futuro demandado. Este último,
según el Artículo 288 del Código de Procedimiento Civil, sólo podrá hacerlo cuando fundadamente tema ser
demandado, con el objeto de preparar su defensa.
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Las declaraciones deberán versar sobre los puntos que indique el solicitante, los cuales serán calificados
previamente como conducentes por el tribunal.
Para practicar esta diligencia, deberá darse previamente conocimiento a la otra parte (persona a quien se trata
de demandar, o de quien se trata de defender), sólo cuando se halle en el lugar donde se expidió la orden o
donde deba tomarse la declaración; en los demás casos se procederá con la intervención del defensor de
ausentes.
También pueden solicitarse como MPJ las precautorias establecidas en el Título V del Libro II del CPC.
Los requisitos que deben cumplirse para que puedan ser decretadas son los siguientes: i) deben existir motivos
graves y calificados; ii) que se determine el monto de los bienes sobre que deben recaer las medidas
precautorias; y iii) que se rinda fianza u otra garantía suficiente, a juicio del tribunal, para responder por los
perjuicios que se originen y multas que se impongan (Art. 279 CPC).
En particular, estas MPJ tienen por objeto asegurar el resultado de la acción. Son las siguientes: i) el secuestro
de la cosa que es objeto de la demanda; ii) el nombramiento de uno o más interventores; iii) la retención de
bienes determinados; y iv) la prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes determinados.
Aceptada la solicitud, el solicitante deberá presentar su demanda dentro del plazo de 10 días (es uno de los
casos de ejercicio forzado de la acción), y deberá pedir que se mantengan las medidas decretadas. Este plazo
podrá ser ampliado hasta por 30 días por motivos fundados.
Si no se deduce la demanda oportunamente, o si no se pide en ella que continúen en vigor las medidas
precautorias decretadas, o bien si al resolver sobre ellas el tribunal decide no mantener dichas medidas, por
este solo hecho quien las haya solicitado quedará responsable de los perjuicios que se hubieren causado,
considerándose doloso su procedimiento (Art. 280 CPC).
1) Generalidades.
a) Concepto:
Las Medidas Precautorias son aquellos incidentes especiales que se ordenan a solicitud de parte y por
decreto judicial, con el propósito de asegurar: i) la efectividad de un derecho, ii) el cumplimiento de una
obligación, o iii) el mantenimiento de un estado de cosas existentes; mientras pende la tramitación de
un juicio y hasta que éste quede definitivamente concluido.
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Del concepto precedente pueden derivarse ciertas características de las Medidas Precautorias, como son: i) no
operan de oficio, sino a petición de parte (demandante); ii) siempre por decreto judicial; iii) la finalidad de la
medida depende de la naturaleza del juicio; y iv) son esencialmente transitorias.
Estas medidas también reciben el nombre de medidas cautelares, de seguridad, conservativas, asegurativas,
de garantía o acciones cautelares.
Calamandrei las define como “la anticipación provisoria de ciertos efectos de la providencia (sentencia)
definitiva, encaminada a prevenir el daño que podría derivarse del retardo de la misma”. Se han dado
también otras nociones:34
Mario Casarino: acciones precautorias son aquéllas destinadas a garantizar el cumplimiento de una
prestación cuyo reconocimiento o declaración aún se halla pendiente.
Carlos Stoehrel: Acción precautoria es aquélla que tiene por objeto obtener del tribunal respectivo
la concesión de una medida precautoria, sea de las enumeradas en el art. 290 del CPC, sea de las
que no están expresamente autorizadas por la ley.
Hugo Alsina: Entre el momento en que la acción se inicia y aquél en que la sentencia se admite,
media un espacio de tiempo durante el cual el demandado puede variar su situación respecto de la
cosa litigiosa (enajenación, constitución de derechos reales, destrucción, etc.) y la garantía
jurisdiccional sería ilusoria si no se proveyesen las medidas necesarias para asegurar el
mantenimiento de la situación inicial. Es pues, deber del Estado reconocer, bajo ciertas condiciones,
el derecho a exigir su intervención a ese efecto, y la acción mediante la cual ese derecho se ejercita
toma el nombre de acción precautoria.
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Respecto de los procedimientos especiales, la jurisprudencia ha interpretado que sí proceden, por dos
motivos: i) No está prohibido; y ii) El juicio ordinario es supletorio de los demás.
d) Clasificación:
i) Según la oportunidad en que se presentan: A) Medidas precautorias propiamente tales: son aquellas que se
solicitan y decretan durante el juicio; y B) Medidas precautorias prejudiciales: son aquellas que se solicitan y
decretan antes del inicio del juicio.
ii) Según si requieren de caución35 o no: A) Sin caución: es la regla general de las Medidas Precautorias
nominadas; B) Con caución facultativa: es la regla general de las Medidas Precautorias innominadas (Art.
298 CPC); C) Con caución obligatoria: Medidas Precautorias otorgadas en casos graves y urgentes (Art. 299
CPC).
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g) Requisitos:
h) Tramitación:
El incidente a que da lugar la solicitud de una Medida Precautoria, se tramita conforme a las reglas generales
de los incidentes y en cuaderno separado (Art. 302 inciso 1º CPC).
Al respecto existen dos posturas:
i) la mayoritaria, que plantea que la solicitud constituye una demanda incidental y, por lo tanto, de ésta deberá
darse traslado a la otra parte, continuando conforme a las reglas generales;
ii) la minoritaria, que señala que la solicitud debe decretarse con citación de la contraparte, y si hay oposición
del demandado recién se formaría el incidente, constituyendo así la oposición la demanda incidental.
i) Casos especiales:
1) El primer caso especial es el del Artículo 299 del Código de Procedimiento Civil, que dispone que en casos
graves y urgentes podrán los tribunales decretar las Medidas Precautorias aun cuando falten los comprobantes
requeridos en el Artículo 298 del Código de Procedimiento Civil.
En este caso la MP será decretada por un término que no exceda de 10 días, mientras se presentan dichos
comprobantes, exigiéndose caución para responder de los perjuicios que resulten (caución obligatoria).
La Medida Precautoria quedará sin efecto si no se solicita su renovación conforme al Artículo 280 del Código
de Procedimiento Civil, esto es, que una vez ordenada la Medida Precautoria, el demandante deberá –dentro
de 10 días- presentar la demanda y pedir que se mantengan las medidas decretadas. Si no entabla la demanda,
o si en ella no pide la mantención de las medidas, o bien si al solicitarlas el tribunal las rechaza, será
responsable el actor de los perjuicios causados.
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2) El segundo caso especial se encuentra en el Artículo 302 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil y se
trata de las Medidas Precautorias decretadas desde luego, esto es, que podrán llevarse a efecto aún antes de
notificar al demandado, siempre que: 1) existan razones graves para ello y 2) el tribunal así lo ordene.
Sin embargo, la notificación deberá practicarse dentro de un plazo de 5 días, puesto que transcurrido este
plazo sin que la notificación se haya efectuado, quedarán sin efecto las medidas que se hayan practicado. El
tribunal puede ampliar este plazo por motivos fundados.
La referida notificación podrá ser realizada por cédula, si el tribunal así lo manda (Art. 302 inciso 3º CPC).
El secuestro se encuentra definido en el Artículo 2249 del Código Civil como el depósito de una cosa que se
disputan dos o más individuos, en manos de otro que debe restituirla al que obtenga una decisión a su favor .
El depositario recibe el nombre de “secuestre”.
Según el Artículo 2252 del Código Civil, el secuestro se puede clasificar en convencional o judicial. El
secuestro es convencional cuando se constituye por el solo consentimiento de las personas que se disputan el
objeto litigioso. Es judicial, cuando se constituye por decreto de juez, y no ha menester otra prueba.
Por lo tanto, al tenor de lo prevenido en el Artículo 291 del Código de Procedimiento Civil, el secuestro
judicial tiene lugar en dos casos: i) en el caso del Artículo 901 del Código Civil, es decir, cuando
reivindicándose una cosa corporal mueble, hubiere motivo de temer que se pierda o se deteriore en manos del
poseedor; y ii) cuando se entablen otras acciones en relación a una cosa mueble determinada y haya motivo de
temer que se pierda o deteriore en manos de la persona que, sin ser poseedora de dicha cosa, la tenga en su
poder.
En ambos casos, el fundamento común determinante de la Medida Precautoria es que se trate de una cosa
corporal mueble determinada que es objeto de la demanda, cuya pérdida o deterioro se tema mientras penda el
juicio.
Por último, cabe indicar que al secuestre le son aplicables las disposiciones establecidas para el depositario en
el juicio ejecutivo (párrafo 2º del Título I del Libro III) en cuanto a su constitución, designación, aceptación y
responsabilidad (Art. 292 CPC).
36
De más está aclarar que esta figura no tiene ninguna relación con el delito de Secuestro, previsto y
sancionado en el artículo 141 del Código Penal.
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Conforme al Artículo 293 del Código de Procedimiento Civil, el nombramiento de uno o más interventores
tiene lugar en las siguientes hipótesis:
i) en el caso del inciso 2º del Artículo 902 del Código Civil, es decir, si se demanda el dominio o cualquier
otro derecho real constituido sobre un inmueble, y hubiere justo motivo de temer que la cosa y los muebles y
semovientes anexos a ella se deterioren en manos del poseedor demandado, o las facultades pecuniarias de
este último no ofrecieran suficiente garantía;
ii) si se reclama una herencia ocupada por otro y hay justo motivo del temor antes indicado;
iii) el comunero o socio que demanda la cosa común, o que pide cuentas al comunero o socio que administra;
iv) siempre que haya justo motivo de temer que se destruya o deteriore la cosa sobre que versa el juicio, o que
los derechos del demandante puedan quedar burlados; y
v) en los demás casos expresamente señalados en las leyes.
Respecto de las facultades del interventor, el Artículo 294 del Código de Procedimiento Civil señala que éstas
se limitarán a llevar la cuenta de las entradas y gatos de los bienes sujetos a intervención, pudiendo para el
desempeño de este cargo imponerse de los libros, papeles y operaciones del demandado.
Además, el interventor está obligado a comunicar al interesado o al tribunal toda malversación o abuso que
note en la administración de dichos bienes; y podrá en este caso decretarse el depósito y retención de los
productos líquidos en un establecimiento de crédito o en poder de la persona que el tribunal designe, sin
perjuicio de las otras medidas más rigurosas que éste estime necesario adoptar.
Por estas razones se suele decir que el interventor judicial es sólo un “mirón y acusete”, porque no tiene más
atribuciones que revisar determinados antecedentes y, en caso de detectar alguna irregularidad, hacerla saber a
quien corresponda.
En cambio, en la retención de bienes como Medida Precautoria, el juez la decreta y sólo después de hacerlo se
podrán retener los bienes que se señalen.
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Respecto de cuáles son los bienes sobre los cuales puede recaer la retención, el artículo 295 del Código de
Procedimiento Civil establece que pueden ser: i) dineros o cosas muebles que son materia del juicio; y ii)
otros bienes determinados del demandado.
Para que se dé lugar a la medida, debe comprobarse alguna de las siguientes situaciones: i) cuando las
facultades del demandado no ofrezcan suficiente garantía; ii) cuando haya motivo racional para creer que
procurará ocultar sus bienes; o iii) en los demás casos determinados por la ley.
Finalmente, la retención de dinero o de cosas muebles podrá hacerse en manos del mismo demandante, del
demandado o de un tercero. Ahora, tratándose de la retención de valores, el tribunal podrá ordenar que éstos
sean trasladados a un establecimiento de crédito o de la persona que el tribunal designe cuando lo estime
conveniente para la seguridad de dichos valores.
Por su parte, respecto de las Medidas Precautorias conviene tener presente el Artículo 1464 del Código Civil,
que establece que adolecerá de objeto ilícito la enajenación:
i) de las cosas que no están en el comercio;
ii) de los derechos o privilegios que no pueden transferirse a otra persona;
iii) de las cosas embargadas por decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en
ello; y
iv) de las especies cuya propiedad se litiga, sin permiso del juez que conoce del litigio.
Para que haya objeto ilícito en la enajenación de los bienes respecto de los cuales se han decretado medidas
precautorias y, por ende, se consideren incluidos en el Nº 4 del Artículo 1464 del Código Civil, será necesario
distinguir:
1) Respecto de las partes: es necesario que el tribunal decrete la prohibición respecto de ellos (Art. 296 inciso
2º).
2) Respecto de terceros: es menester nuevamente distinguir:
a) Cuando la prohibición recaiga sobre bienes raíces se inscribirá en el registro del Conservador respectivo, y
sin este requisito no producirá efecto respecto de terceros (Art. 297 inciso 1º CPC).
b) Por el contrario, cuando la prohibición versa sobre cosas muebles, sólo producirá efecto respecto de los
terceros que tengan conocimiento de la MP al tiempo del contrato; pero el demandado será en todo caso
responsable de fraude, si procedió a sabiendas.
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