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Teresa entre ángeles y demonios

Las alturas místicas de Santa Teresa de Ávila sólo son comparables a sus profundas inmersiones en
los misterios del pecado y los peligros de la tentación. Autorizada por sus superiores a poner por
escrito sus experiencias recién a los 50 años, su “Libro de la vida”, es un apresurado relato que
comienza en su más tierna infancia cuando con a los 7 años revelara su vocación santa planeando
escaparse a tierras moras “para que allá nos descabezasen” y convertirse así en mártir junto a un
hermano.

Su rica prosa llena de sensualidad para describir sus visiones de Jesucristo, así como el profundo
entendimiento que alcanzó de catolicismo la llevaron a ser considerada doctora de la Iglesia en
1614. Sin embargo, sus escritos no están exentos de crítica a las autoridades eclesiales, como la
orden de los Jesuitas que la guiaron durante 17 años, y a quienes sus visiones de ángeles les
perecían ser de demonios.

“Como las visiones fueron creciendo, uno de ellos que antes me ayudaba (…) mandó decir que
claro era demonio. Mandábame (…) que siempre me santiguase cuando alguna visión viese y diese
higas* y que tuviese por cierto era demonio”. Saca sonrisas en un lector de hoy, cuando en una
visión posterior de Jesús con sus llagas, la santa le haga higas a Cristo pidiéndole al mismo tiempo
disculpas, diciéndole que es por orden de su confesor. Y Jesús de vuelta le sonría y le diga que no
importa, que debe obedecer a su confesor. Sin embargo cuando dicho confesor le ordena a la
santa que no le rece plegarias a su siguiente visión crística, Teresa ve que Jesús esta vez se
molesta. “Díjome que les dijese que aquello era ya tiranía”, escribió ella.

*Higas: gesto hostil con los puños.

Teresa entre ángeles y demonios

Las alturas místicas de Santa Teresa de Ávila en la literatura española solo son comparables a sus
inmersiones en los misterios del pecado. Autorizada por sus superiores a escribir sus experiencias
recién a los 50 años, su “Libro de la vida”, que tiene buenas críticas hasta hoy, es un apresurado
relato desde su infancia, cuando con 7 años revelara su vocación escapándose a tierras moras
“para que allá nos descabezasen” y convertirse así en mártir junto a su hermanito.

Llenas de sensualidad, sus visiones de Jesucristo y los ángeles la convirtieron en doctora de la


Iglesia en 1614. También critica a la orden de los Jesuitas que la guiaron durante 17 años, y a
quienes sus visiones de ángeles les parecían de demonios. Tales visiones podrían aun hoy, instar a
comprar sus libros.

“Como las visiones fueron creciendo, uno de ellos que antes me ayudaba, mandábame (…) que
siempre me santiguase cuando alguna visión viese y diese higas* y que tuviese por cierto era
demonio”. Un lector de hoy sonríe cuando en una visión posterior de Jesús con sus llagas, la santa
le haga higas a Cristo pidiéndole al mismo tiempo disculpas, diciéndole que es por orden de su
confesor. Y Jesús de vuelta le sonríe y le dice que que debe obedecer a su confesor. Sin embargo
cuando el confesor ordena a la santa que no le rece ante su siguiente visión crística, Teresa ve a
Jesús molesto. “Díjome que les dijese que aquello era ya tiranía”, escribió ella en éste, uno de sus
clásicos.

*Higas: gesto hostil con los puños.

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