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"Deducida la ley de los abrazos podemos determinar que ambos tienen dos cosas en

com�n: no dependen ni de la fuerza ni del contacto. Dependen de la sensaci�n que


cada abrazado le transmita al otro. A partir de ah� ya residen las divergencias.
El abrazo forzado, contiene una alta dosis de lejan�a por mucho que los dos cuerpos
est�n en contacto. En �l, todo movimiento est� anquilosado y se efect�a de modo
mec�nico y fr�o. Y tarda en terminar o se apresura uno en que termine, porque la
urgencia esta instalada entre los dos cuerpos.
En el abrazo de amistad, de amor en suma, desaparece el tiempo. Se cierran los ojos
y se mira al abrazado con los otros sentidos. Lleva en �l la calidez. Y la manera
de mover brazos y manos en la espalda del abrazado, no persiguen tanto el contacto
con el cuerpo del otro sino el contacto con el otro, pues lo que se ofrece no es
tanto la piel de uno como uno mismo, en un breve intento de fundirse en el otro, de
decirle �Yo soy quien se da y quien desea recibirte�
Julio Cort�zar

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