You are on page 1of 19

Del experimento escolar

a la experiencia educativa. La “transmisión” educativa


desde una perspectiva psicológica situacional
RICARDO BAQUERO*

El trabajo propone discutir —desde una perspectiva psicoeducativa— el lugar que se ha otorgado
al problema de la transmisión de conocimientos o saberes dentro de las concepciones constructivistas
y situacionales. Se sitúa el problema en el campo de la psicología del desarrollo y educacional, intentando
precisar algunos problemas que se juzga de relevancia para comprender las prácticas escolares. En tal sentido
se señalan algunas paradojas en las que, al parecer, quedamos inmersos al adoptar perspectivas constructivistas
ingenuas o poco atentas al carácter político-cultural de las prácticas escolares y, a su vez, se intenta mostrar
cómo las perspectivas contextualistas o situacionales, en algunas de sus variantes, permiten abrir una agenda
crítica de problemas sobre el desarrollo, la diversidad y las prácticas escolares. Se intentará mostrar que las
críticas derivadas de las posiciones constructivistas en educación, en coincidencia con los desarrollos de
las posiciones situacionales implican una crítica profunda al formato escolar moderno y sus supuestos.

The purpose of this paper is to argue about the place of the idea of transmission of knowledge
and content, within constructivist and situated perspectives, considering such problem from a “psyco-
educational” point of view. This issue is situated in the present discussion around developing and educational
psychology; the paper will try to deal it with some questions considered important to understand school practices,
and will also try to identify some paradoxes that can take place when constructivist perspectives are adopted
without enough attention to the politic al and cultural characteristics of school practices. The work also
tries to show how contextualist and situational perspectives, in any of its forms, can help to open a critical
agenda for the problems of development, diversity and school practices. The criticism that constructivist
view makes in education imply a deep criticism to the modern format of school.

Transmisión del conocimiento / Constructivismo / Psicología del desarrollo /


Contextualismo / Prácticas escolares
Knowledge transmision / Constructivism / Development Psychology /
Contextualism / Schooling practices

57
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

INTRODUCCIÓN tas”. Esto probablemente refleje un razo-


nable temor a que se deslice el sentido de
Propongo discutir desde una perspectiva la lógica e inevitable apropiación de prác-
psico-educativa el lugar que se ha otorga- ticas y saberes culturales a la interpreta-
do al problema de la transmisión de ción del proceso de construcción cogniti-
conocimientos o saberes. Intentaré situar va como una suerte de repetición poco
el problema en parte de la discusión significativa o una reducción del proceso
actual en el campo de la psicología del a una reproducción de una influencia
desarrollo y educacional, precisando algu- externa. Se juzga, por el contrario, que los
nos problemas que juzgo de relevancia procesos constructivos ameritarían un
para comprender las prácticas escolares análisis más sutil, o bien centrado privile-
Para esto señalaré algunas paradojas en giadamente en el plano intrapsicológico o,
las que, al parecer, quedamos inmersos al al menos, centrado en el plano interactivo
adoptar perspectivas constructivistas algo mismo, sean estas interacciones del tipo
ingenuas o poco atentas al carácter políti- “sujeto-objeto” o social o de ambos tipos.
co-cultural de las prácticas escolares y, a El análisis de si estas expectativas o jui-
su vez, intentaré mostrar cómo las pers- cios son consistentes con las posiciones
pectivas denominadas contextualistas o “constructivistas” puede resultar poco
situacionales, en algunas de sus variantes, interesante y por momentos una empresa
permiten abrir una agenda crítica de pro- vana. Es grande la diversidad, compleji-
blemas sobre el desarrollo, la diversidad y dad y especificidad que guarda la misma
las prácticas educativas ante la crítica al expresión “constructivismo” en la discu-
fundamento moderno de muchas de sión psicológica y educativa en relación
nuestras concepciones psicológicas sobre con sus usos en el terreno filosófico o
el desarrollo. epistemológico más amplio (Carretero,
Se intentará mostrar que las críticas Castorina y Baquero, 1998). La impre-
derivadas de las posiciones constructivis- sión, sin embargo, es la de que nuestras
tas en educación, en coincidencia con los discusiones estándar están poco atentas al
desarrollos de las posiciones situacionales, profundo problema cultural, siempre crí-
implican una crítica profunda al formato tico, que supone una práctica educativa .
escolar moderno y sus supuestos. Me interesa trabajar sobre la base de
cierto discurso constructivista en uso, con
CIERTOS CONSENSOS SOBRE relativa indiferencia a si refleja siempre
UNA POSICIÓN CONSTRUCTIVISTA más o menos “fielmente” los presupuestos
teóricos de los autores que enuncia. Esto
La metáfora de la “transmisión”, como se es, a los propósitos de esta exposición
sabe, no suele contar con la simpatía de importan más los usos y efectos que cier-
quienes trabajan en temas psicoeducati - tos discursos y prácticas psicológicas
vos, al menos desde posiciones definidas, poseen en la legitimación de lo educati-
a veces vagamente, como “constructivis- vo y escolar que una discusión sobre “au-
tenticidades” o fidelidades de las decisio-
nes pedagógicas (por ejemplo, el carácter
* Profesor e investigador de la Universidad Nacional de “genuinamente” piagetiano o vigotskiano
Quilmes, Argentina. rbaquero@unq.edu.ar de una propuesta). Se trata entonces de

58
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

analizar los efectos discursivos o prácticos tianas o, incluso, conductistas, la clave no


que poseen los desarrollos y usos de las radica en la oposición a la idea de un
perspectivas en la dispersión efectiva de alumno pasivo, sino en la manera de con-
sus interpretaciones. cebir ese carácter activo: la noción de
Con el fin de lograr un inicio relevan- acción misma, de actividad, si se quiere
te desde el punto de vista de la discusión de “construcción”, del propio desarrollo
entre variantes de las concepciones cons- y, claro, del sujeto.
tructivistas (en este caso posiciones de La elección de un punto de anclaje co-
cuño piagetiano o vigotskiano), veamos mo el que propone Hatano cobra además
qué rasgos, a juicio de Hatano (1993), interés porque —al tratar de evaluar las
caracterizarían a una práctica de enseñan- posiciones autodefinidas como vigotskia-
za constructivista: nas, según su carácter o no constructivis-
ta— aparece en escena lo que podríamos
1. Posición activa del alumno. denominar una lectura “pos piagetiana”,
2. El supuesto de que los alumnos casi no en el sentido de una superación de las
siempre buscan y a menudo logran posiciones piagetianas, sino, lejos de eso,
comprender. en el sentido de que la crítica está defini-
3. Una construcción es genuina sólo si da, en buena medida, por las coordenadas
está motivada por la búsqueda de sen- piagetianas o las derivaciones de sus coor-
tido o por el interés de ampliar la denadas en las prácticas educativas.
comprensión. Una buena parte del ideario educativo
4. La construcción de los alumnos se ve clásico piagetiano estuvo centrado en lo
facilitada por interacciones tanto hori- que podría denominarse una mirada pai-
zontales como verticales. docéntrica (o la insinuación de “peda -
5. El acceso a una multiplicidad de fuen- gogías centradas en el niño”, al decir de
tes de información amplía la construc- Walkerdine, 1995). Asimismo, en muchas
ción. ocasiones la crítica formulada a las deriva-
6. La existencia de puntos de llegada no ciones educativas estándar de los planteos
conocidos de antemano en los proce- vigotskianos ha llevado a denunciar cierto
sos constructivos. riesgo de “adultocentrismo”, esto es, de
formular una perspectiva atenta a los
Por supuesto que esta amplia aprecia- componentes reproductivos de la cultura,
ción (que no representa una presentación más que a los de recreación y crítica (Ba-
sistemática del autor, vale aclarar, sino quero, 1997). Una lectura primera de la
una enumeración de varios de los rasgos categoría de Zona de Desarrollo Proximal
que pone en uso al argumentar sobre el podría insinuar que, dado que el desarro-
carácter constructivista o no de las expe- llo cultural es “traccionado” —andamiado
riencias educativas), puede tomar senti- o mediado— por un adulto o un par más
dos muy diversos según cómo se conciba capaz que pone rumbo a los procesos de
cada uno de los aspectos. Por ejemplo, la desarrollo, todo desarrollo futuro para el
exigencia de una posición “activa” del sujeto asistido no es más que el arribo a
alumno probablemente sea un lugar co- puntos de llegada ya transitados por otro.
mún del discurso psicoeducativo; así se Como se señaló, no se trata de juzgar
sostengan posiciones cognitivistas, piage- sobre el rigor o canonicidad de las inter-

59
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

pretaciones posibles de las posiciones de Con el propósito de ordenar la presenta-


Piaget y Vigotsky sino sólo de ciertos efec- ción posible de estos efectos me permitiré
tos que poseen al intentar comprender el remitir parcialmente a un trabajo previo
problema de la naturaleza de las prácticas (Baquero, 1997).
educativas, particularmente las escolares. Entre los efectos de las prácticas y dis-
Ahora bien, es en el análisis de la ma- cursos psicoeducativos clásicos o funda-
triz que ordena las concepciones donde cionales puede reconocerse:
radica, a juicio de muchos autores, una
cuestión clave. Es importante advertir ● La generación de categorías y técnicas
diversas cuestiones críticas acerca de có- para determinar la identidad subjetiva:
mo operan las prácticas psicoeducativas grados de educabilidad, de adaptación
fuertemente pregnadas de una matriz social, de salud y enfermedad, etc.:
evolucionista en su origen. Esto es, tal vez efecto de producción y muchas veces
por sobre, o antes, de evaluar los posibles segregación de las diferencias.
sesgos que las diversas posiciones psicoló- ● Producción de una matriz evolutiva
gicas posean a la hora de ordenar prácti- para la lectura de los comportamientos
cas en general de tipo didáctico —como de los sujetos, matriz evolutiva que re-
ocurre con frecuencia en las discusiones traduce a Darwin en un evolucionismo
estándar sobre la cuestión del constructi- continuista, definiendo ritmos y cursos
vismo— sea necesario advertir los riesgos normales de desarrollo: efecto teleoló-
de operar de modo reductivo o aplicacio - gico y de ponderación de la diferencia
nista otorgando al saber psicológico una como deficiencia.
suerte de reservorio último de producción ● Ponderación de lo institucional como
de un conocimiento “objetivo” sobre la contexto del aprendizaje vs su texto o
subjetividad, el desarrollo, el aprendizaje, su carácter de dimensión inherente en
etc. El riesgo es el de naturalizar el carác- la constitución de la subjetividad y el
ter situacional e histórico de la formula- desarrollo: efecto de naturalización de
ción de la propia psicología del desarrollo los procesos de constitución subjetiva,
y de ocultar o no advertir el carácter po- o tratamiento sustantivo del sujeto vs
lítico de sus efectos. Más adelante reto - posicional. Como se verá luego, una
maremos las características y las posibles discusión importante de los modelos
paradojas a que puede llevarnos una posi- contextualistas o situacionales actuales
ción constructivista o contextualista inge- parte de reconocer la matriz moder-
nua sobre la transmisión. na que presuponía a un individuo con
propiedades o atributos sustantivos co-
LA MATRIZ MODERNA mo la unidad de análisis última de una
Y LOS EFECTOS DE LAS PRÁCTICAS explicación —e intervención— psi-
PSICOEDUCATIVAS cológica. Esto lleva a analizar propieda-
des del sujeto como su nivel de inteli-
Más allá de las intenciones proclamadas gencia, su capacidad de resolución de
por los discursos y prácticas psicológicas problemas, etc., haciendo abstracción
en sus usos en educación, existen diversos de la situación en la que se constituyen
efectos impensados o no pensados sobre o po-sicionan. Como se verá, esto refle-
los que conviene detenerse brevemente. ja una suerte de individualismo meto-

60
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

dológico que lleva a naturalizar los pro- último sobre el sujeto. El riesgo alto es,
cesos de subjetivación homologándolos —sobre todo en tiempos donde el pen-
prácticamente a los procesos madurati- samiento sobre la subjetividad y el efec-
vos. Esto lleva a un efecto nada menor: to de las prácticas educativas sobre ella
la identificación no crítica de la psico- es una urgencia— que se obture la po-
logía del niño con la psicología del sibilidad de pensar en la subjetividad
alumno (esto es una no discriminación desde perspectivas no psicológicas, co-
de la niñez, la constitución histórica mo las del pensamiento filosófico, las
de la infancia moderna y del “alumno” de la antropología, las teorías del dis-
co-mo sujeto/objeto de las prácticas curso, etc. O bien, cuando se adopte
pedagógicas, familiares, escolares, etc.). legítimanente una perspectiva psicoló-
La idea de rendimiento diferencial de gica, debería advertirse sobre el riesgo
los alumnos —como si fuera un atribu- de que ésta no se reduzca a una visión
to de cada uno de ellos— es impensa- evolutiva y normativa acerca del de-
ble fuera de la matriz escolar de organi- sarrollo. Además, se ha señalado que
zación de los aprendizajes. Muchos de muchos de los efectos del quehacer de
los procedimientos y rutinas de detec- los psicólogos educacionales se produ-
ción, por ejemplo, de dificultades de cen por las peculiaridades de un discur-
aprendizaje, muestran a los psicólogos so que, además de adoptar un punto de
—o quienes hablen en su nombre— vista descontextuado, como se señaló,
construyendo una descripción “descon- está poblado de tecnicismos o desarro-
textuada” (Mehan, 2001) de los suje- lla juicios basados en niveles de visibili-
tos, esto es describiéndolos a partir de dad no públicos (como los tests menta-
los atributos —su presencia y ausen- les), siquiera para el docente. Como ha
cia— que debería portar por ser un señalado Mehan (op. cit.), el discurso
niño de cierta edad, como si el desarro- técnico puede generar las condiciones
llo consistiera en el despliegue de una de su propia incontrastabilidad.
subjetividad natural, universal y única ● En línea con lo arriba apuntado, otro
enfrentada a un medio también natural efecto puede operar por la no discri-
para aprender. minación de los componentes des -
● Posicionamiento en el “lugar del sa- criptivo/explicativos y prescriptivo/
ber”, obturando la producción colec- normativos, presentes en el discurso
tiva. Ilusión de capturar al verdadero psicoeducativo y del consiguiente efec-
sujeto desde las categorías de la ciencia to legitimante sobre las decisiones edu-
psicológica o la práctica analítica: efec- cativas. El discurso psicológico se ha
to obturante de la genuina pregunta presentado como un discurso objetivo
sobre el sujeto y de la producción de acerca de la subjetividad y el desarrollo,
posiciones subjetivas posibles. En múl- en el sentido positivista de la objetivi-
tiples sitios, desde los programas de dad. Si bien, por supuesto, hay un
formación docente al ejercicio de los extenso trabajo que procura ofrecer ex-
psicólogos como últimos jueces acerca plicaciones consistentes y descripciones
de las posibilidades o grado de educa- adecuadas, no es menos cierto que la
bilidad de los sujetos, el discurso psi- psicología del desarrollo colaboró acti-
cológico parece erigirse como discurso vamente en la configuración de las

61
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

prácticas (de crianza, educativas, pediá- el progreso de sus hijos en la apropia-


tricas, etc.) que constituyeron la infan- ción de la escritura, obviamente, se re-
cia moderna, esto es, formas específicas lativiza. Esto no lleva a concluir sobre
de vivir la niñez. Sobre este papel, al fin el carácter errado de la perspectiva ni
normativo y eficaz que portaron y por- del lógico sostén no intuible que po-
tan en alguna medida las prácticas y seen las sofisticadas formulaciones y
discursos psicoevolutivos, hay un su- prácticas psicoeducativas; sólo señala
gestivo acuerdo en autores tan varia- un elemento de opacidad que se intro-
dos como Ajuriaguerra o Bruner. Erika duce —a veces de modo impensado—
Burman ha insistido en que la psico- en la cotidianidad de los progresos de
logía del desarrollo constituye en ver- un alumno que desarma a los padres
dad un cuerpo de descripciones nor- de criterios o condiciones para evaluar
mativas o prescripciones naturalizadas la acción escolar misma, o que les deja
(Burman, 1994). hacerlo cuando ya es algo tarde. Pro-
● Los efectos de no reconocimiento del bablemente se trate de un efecto inevi-
carácter simultáneamente normativo y table del uso de criterios de evaluación
explicativo que pueden tomar los abor- no centrados sólo en los logros. Pon-
dajes del desarrollo suele ligarse, como dérese, a su vez, cómo muchas veces
se señaló, a la generación de nuevas esta misma opacidad sobre criterios se
visibilidades para las prácticas cientí- produce en relación con el mismo do-
fico-técnicas de tratamiento del sujeto cente que requiere de un saber especia-
y que resultan opacas a la esfera públi- lizado y difícil de lograr en el uso de
ca. Bernstein (1993) había señalado ya técnicas o métodos cuasi psicológicos.
este efecto como una suerte de efecto Por supuesto que, en el largo recorrido
de invisibilización de las pedagogías. A que hemos efectuado en los diálogos
diferencia de la pedagogía tradicional entre psicologías y didácticas, hemos
de criterios “objetivos” y públicos de salvado ya muchas de las extrapola-
evaluación de los progresos en los ciones algo bruscas de terreno a terre-
aprendizajes, las pedagogías psicológi- no, como, por ejemplo, la del uso de
camente fundadas en modelos no con- recursos de la investigación psicológica
ductistas suelen poseer, por ejemplo, como recurso didáctico, casi sin media-
criterios de progreso de los aprendi- ciones (Baquero y Terigi, 1996).
zajes no inmediatamente intuibles para ● Por supuesto, los efectos de creación de
los legos. Piénsese, por ejemplo, cuan- un nivel de visibilidad excluyente de las
do valoramos positivamente los pro- prácticas del psicólogo o de la psico-
gresos de niveles de conceptuación pre- logía es añejo y toca inicialmente al
silábicos a silábico-alfabéticos en la problema de la definición de los nive-
adquisición de la escritura —según les o modos de educabilidad de los
la conocida perspectiva de los estudios suje-tos, como todo el campo ligado a
sobre “psicogénesis”—, pudiendo in- la psicometría y la medición de las dife-
cluso considerar no adecuado corregir rencias individuales. Sólo resaltamos
como error una escritura no del todo aquí, siguiendo en parte a Bernstein,
convencional de una palabra. El con- los efectos impensados que incluso
trol que los padres pueden ejercer sobre pueden suponer las perspectivas “pro-

62
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

gresistas” cuando no advierten el carác- espacio escolar y sus propias interven-


ter político de las intervenciones que ciones psicoeducativas. Significa que ope-
efectúan y de los criterios que fundan. ró una triple naturalización: la del alum-
Esto es, creemos esgrimir razones téc- no y sus procesos, la del espacio escolar y
nicas cuando clasificamos a los alum- sus prácticas, y la de las intervenciones
nos, por ejemplo, según los niveles de psicoeducativas.
conocimientos alcanzados o los ritmos Hemos enumerado, a propósito de los
con que suelen aprender. Ahora bien, efectos impensados, una serie de supues-
el efecto de clasificar y otorgar iden- tos que animan la visión clásica psicoedu-
tidades de rapidez o lentitud en los cativa con respecto a la subjetividad y el
aprendizajes o de menor o mayor capa- desarrollo, así como una perspectiva sus-
cidad no es un mero problema técnico tancialista de la subjetividad, pudiendo
de describir un atributo objetivo de los describirse diversos atributos inherentes a
sujetos, sino que es el resultado de ha- los sujetos e independientes de las situa-
ber significado una diferencia como ciones que los producen e identifican.
deficiencia relativa haciendo abstrac- Esto es claro en la producción de políti-
ción de la lógica, por ejemplo, escolar, cas de medición e identificación sobre la
que crea su misma visibilidad al cla- base de diferencias en las “capacidades
sificar a los sujetos y naturaliza una intelectuales”, en los niveles de rendi -
norma sobre los ritmos deseables. Es- miento escolar, etcétera.
tos efectos combinados suelen pro- Como es sabido, tan importante como
ducir un ocultamiento o invisibiliza- lo anterior es la presunción más o menos
ción de la dimensión política de la explícita de una matriz evolutiva de curso
decisión pedagógica, es decir, el discur- único. Presume que todos los sujetos tran-
so que legitima una decisión educativa sitan un mismo proceso de desarrollo. Por
privilegia sus componentes “técnicos” ello, las obvias y a veces arduas diferen-
o “científicos” sobre los psicológicos, cias entre sujetos quedan signadas como
reduciendo a aquéllos, en ocasiones, el niveles relativos de desarrollo o desvíos o
problema central. aproximaciones a la norma. Esto es: una
diferencia no deseable es significada como
Lo que se intenta mostrar es el carác- un retraso o un desvío inquietante. Pre-
ter estratégico que ha tenido el saber psi- cisamente lo que no queda ponderado es
coeducativo constituyéndose en —y cons- el caracter situacional y recíproco del jue-
tituyendo a su vez— los pliegues del go de identificación de diferencias y la
dispositivo escolar y el estatus de alumno manera de producir significaciones que el
ligado al de la producción de la infancia dispositivo escolar posee.
moderna. Del mismo modo, esta ponderación de
Un problema central radica, como se la subjetividad en términos sustantivos e
señaló, en la manera naturalizada —esto individuales con abstracción del contexto
es, en parte deshistorizada y en parte ope- lleva a opacar las relaciones entre prácti-
rando sin ponderación por los aspectos cas escolares y desarrollo. Como se sabe,
situacionales— con que ha abordado clá- el peso de las atribuciones para los éxitos
sicamente —y en parte actualmente— los y fracasos escolares suele ser asimétrico y
procesos de desarrollo y aprendizaje, el variable. El discurso escolar suele atribuir

63
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

a las condiciones de un buen contexto curso en aula, el carácter obligatorio que


escolar el éxito de aprendizajes que en asume para muchos sujetos la escolaridad,
última instancia protagoniza el alumno, lleven a no advertir su efecto sobre la pro-
pero atribuye con más frecuencia a sus ducción de posiciones subjetivas posibles.
propiedades sustantivas en general defi- De este modo la abulia o el aburrimiento
citarias (coeficiente intelectual, inestabi- adolescente ante los saberes ofrecidos no
lidad emocional, pereza, etc.) su propio aparece como situacional sino como pro-
fracaso. piedad sustantiva de la identidad ado-
Lo que importa centralmente aquí lescente, aunque la misma adolescencia
es el sesgo que imprime esta visión del pueda ser descrita como ávida por com-
desarrollo y las prácticas educativas al pro- prender y saber. No aparece habitualmen-
blema de la transmisión de conocimien- te, por ejemplo, en el horizonte, la po-
tos, saberes y prácticas. El desarrollo, el sibilidad de advertir el problema de un
aprendizaje y los efectos de las propias adolescente-alumno, es decir, de la situa-
prácticas educativas se tornan deseable- ción de ser alumno como motivante de la
mente predecibles y lo no predecible apa- desmotivación. Bien mirado el dispositi-
rece como atentatorio de lo deseable. La vo escolar moderno, nuestra cruzada por
experiencia posible se cierra en un expe- producir alumnos autónomos es proba-
rimento deseable (y por suerte no siem- blemente paradójica. Parece inherente a la
pre efectuado o cumplido). Es por esto posición de alumno (como a la del viejo
que un discurso llamado supuestamente infante) la heteronomía relativa, la obe-
a otorgar claves sobre el problema de la diencia, la minuciosa regulación de los
subjetividad se instrumentaliza en un tiempos, el acceso gradual y dosificado
saber ténico-utilitario llamado a “respe- por la cultura adulta a la cultura adulta.
tar” y controlar la naturaleza sustantiva Aun cuando, como se ha visto, esto pier-
de los sujetos o la eficiencia o eficacia de da por momentos cierta eficacia material
la comunicación o transmisión de cono- por la múltiple inserción y acceso a la cul-
cimientos. Parafraseando a Blanchot, se tura adulta que poseen los niños y adoles-
corre el serio riesgo de formular respues- centes, no deja de tener un poder regu-
tas que clausuren las preguntas. El riesgo latorio importante (Narodowski, 1999;
radica en que el discurso psicológico, de Corea y Lewkowitz, 2002).
modo impensado, produzca el efecto
paradójico de clausurar (o dar por clau - EL GIRO CONTEXTUALISTA O
surado, se entiende) o de obturar, sin SITUACIONAL. SUJETO Y SITUACIÓN
pensarlo, el problema de la subjetividad,
el desarrollo o la misma construcción del Hace algunos años, Paul Pintrich, uno de
conocimiento. los psicólogos educacionales más destaca-
Es muy probable que la no pondera- dos, subrayó como una nota distintiva del
ción de las características del dispositivo estado del campo psicoeducativo de fines
escolar y sus elementos duros, como el de siglo pasado y albores del que transi-
carácter graduado, simultáneo, la distri- tamos, la existencia de un cambio de pa-
bución de tareas y responsabilidades, las radigmas y metáforas en la comprensión
concreciones efectivas de la gestión curri- de los procesos de desarrollo y aprendi-
cular en cada nivel, los formatos del dis- zaje (Pintrich, 1994). Se refería a lo que

64
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

podría denominarse como giro contex- intervención sobre él.


tualista o situacional. Este giro contem- Lo que el giro contextualista o situa-
pla, en buena medida, algunas de las no- cional pondrá bajo cuestión es la natura-
tas señaladas arriba a propósito de los leza de las explicaciones del paradigma
efectos impensados que poseen las prácti- dominante fuertemente centrado en el
cas psicoeducativas y que pone de relieve individuo como unidad de análisis de la
una crítica de tipo histórico o filosófico. explicación psicológica. Algún ejemplo
En la discusión de la psicología del clásico ayudará a concretar este, en ver-
desarrollo y educacional esta perspectiva dad, viejo problema de la indagación psi-
“contextualista”, aun en su enorme dis- cológica. Las explicaciones o responsa-
persión, parece apuntar algunos aspectos bilidades atribuidas al fracaso escolar
centrales del paradigma clásico reseñado. masivo, por ejemplo, se han centrado
Muchos de estos planteos toman como clásicamente en la atribución al alumno,
punto de partida, aunque no excluyente, como se dijo, de déficits de diversa natu-
algunos de los desarrollos de la psicología raleza. Ironizando: ante un sujeto/indivi-
de Vigotsky. Algunas de las premisas vi- duo sustantivo cuasi natural, que debería
gotskianas tomadas como suerte de punto aprender de modo natural en un espacio
de partida de una agenda de problemas se naturalmente dispuesto a esos fines, si
refieren a: éste no aprende según los ritmos o
modos esperados es natural sospechar de
● La discusión en torno a las unidades de su naturaleza (de la naturaleza de su cere-
análisis para abordar el problema del bro, su coeficiente intelectual o su perso-
desarrollo; nalidad, etc.). Esto es, la explicación úl-
● la discusión en torno a la diversidad tima del desarrollo o aprendizaje de los
y la dirección de los procesos de de- sujetos se atribuye al individuo/alumno
sarrollo; y, en consecuencia, se opera sobre él (se
● la relación de inherencia entre prácticas diagnostica, deriva, reeduca, compensa,
educativas y procesos de desarrollo; etc.). Se juzga su educabilidad como
● la posibilidad de concebir a la práctica capacidad individual de ser educado y no
pedagógica como práctica de gobierno como una potencialidad de las situacio-
del desarrollo. nes educativas para promover desarrollo.
En verdad, la educabilidad, a partir del
En verdad, la delimitación de alterna- giro propuesto, como se verá, puede ser
tivas posibles al problema de la definición entendida como una propiedad más de
de unidades de análisis condensa y pro- las situaciones que de los sujetos a título
yecta el resto de los problemas plantea- sólo individual.
dos. En el campo de la psicología del Por supuesto que las características
desarrollo y educacional suele referirse a “individuales” definen parte del proble-
las unidades de análisis como el recorte ma, pero no en verdad la naturaleza mis-
de un problema que se juzga pertinente y ma del problema. No existe la posibilidad
suficiente para su abordaje. El recorte de definir en abstracto los límites de la
operado permitiría doblemente una com- educabilidad. Siempre se trata de los lími-
prensión teórica del fenómeno y, a su vez, tes o alcances que posee la acción educa-
daría pistas sobre las posibilidades de tiva en situaciones definidas sobre sujetos

65
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

definidos, y no al revés; esto es, no los recorte del individuo en relación con la
límites que presentan a priori y en forma situación. La situación no opera como un
abstracta o descontextuada los sujetos con contexto externo que decora, condiciona,
independencia de las propiedades situa- acelera o aletarga un proceso de desarro-
cionales. Un ejemplo trivial: un sujeto llo que es atributo del individuo sino que
ciego era cosiderado impedido de acceder el desarrollo, como el aprendizaje, es algo
a la escritura hasta la invención del Brai- que se produce en situación y es la situa-
lle. La posibilidad de acceso no está de- ción la que lo explica, aunque sus efectos,
finida sólo por los supuestos atributos por supuesto, puedan constatarse local-
subjetivos, éstos en verdad, como señala- mente también en los sujetos. Es más, de
mos arriba, se visibilizan y significan por un modo crucial, no implica esto que se
las condiciones que el mapa, al fin polí- suprima la posibilidad de la singularidad
tico, de la situación define como condi- de los sujetos sino, más bien, aunque
ciones “normales” (Baquero, 2001). parezca paradójico, la posibilidad de pro-
El paradigma situacional considera en ducir singularidades o de procurar neu-
verdad que el individuo, como punto de tralizarlas es también efecto de las situa-
partida de la explicación psicológica, es ciones.
un supuesto o mito de las perspectivas Ahora bien, desde una perspectiva psi-
modernas que han visto bajo la figura del cológica, entonces, ¿qué compondría bá-
autor, de la autonomía entendida como sicamente “una situación”? O dicho en
escisión, de la independencia casi ontoló- términos de la explicación psicológica:
gica del sujeto en relación al entorno y el ¿qué alternativas de formulación de uni-
lazo social una figura normativa. En todo dades de análisis poseemos? ¿No existe en
caso, se juzga, aquello que parece consta- verdad ninguna autonomía, así sea en un
tarse en el nivel de lo que percibimos sentido débil, de los procesos intrapsi-
como un individuo —por ejemplo, los cológicos con respecto a la naturaleza de
aprendizajes que producen los sujetos y una situación? Se comprenderá que, aun-
que podemos evaluar según sus desem - que hemos dado un rodeo amplio, éstos
peños— no es más que la constatación de pasan a ser problemas cruciales para com-
un efecto local cuya naturaleza radica en prender de qué naturaleza son los proble-
una unidad mayor. Esto es, los cambios mas de la “transmisión” enhebrados al
que percibimos en el ámbito individual desarrollo subjetivo.
son comprensibles y explicables sólo tras Las respuestas a estas cuestiones, ob-
reconocer al sujeto como una posición en viamente, han sido múltiples pero algu-
una situación mayor que presume la inte- nas recurrencias señalan ciertos elemen-
racción con un mundo objetivo y social. tos, como dijimos, presentes en el modelo
Si el paradigma clásico solía relatar al vigotskiano, aunque no necesariamente
desarrollo como una suerte de relación remitan a él. En general, las unidades de
organismo-entorno en dirección a una análisis propuestas, que permitirían cap-
adaptación progresiva del primero al turar la situación poseen como clave
segundo, el paradigma contextualista, en común el ponderar —además de la cons-
sintonía con la discusión epistemológica titución del sujeto en “oposición” relativa
crítica al paradigma moderno, sospecha a un mundo objetivo— su posiciona -
de la nitidez que pueda operarse en el miento en relaciones sociales específicas

66
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

mediadas por herramientas, cobrando, tareas con sentido para la cultura y que,
obviamente, particular relevancia las he- durante la realización de las mismas, se comu-
rramientas semióticas y, entre ellas, el len- nican, verbalmente o no, para tratar de nego-
guaje. La metáfora que anima original- ciar sus intenciones y metas, con el fin de
mente estos modelos, y en particular al construir un significado conjunto de sus acti-
vigotskiano, es la del trabajo (Baquero, vidades y de la tarea. Todos estos ingredientes
1998). Es la actividad social mediada por conforman un patrón de invarianzas sociocul-
herramientas la que transforma el orden turales, de modo que cualquier individuo de
natural y la propia naturaleza humana. Es cualquier cultura entra en contacto desde que
decir, ordena un mundo objetivo y sub- nace con un escenario que contiene todos
jetivo semióticamente mediado. Hasta estos ingredientes.
aquí, por supuesto, se está expresando el
mismo paradigma moderno, claro está, Algunos autores, como Engeström
tal vez en una clave hegeliano-marxista, (1987; 1991), han propuesto, por ejem-
más que cartesiano-kantiana, como pa- plo, una revisión de categorías como la de
rece advertirse en los modelos centrados actividad de Leontiev. Un sistema de acti-
privilegiadamente en la relación epistémi- vidad, siguiendo a Engeström, reconoce
ca S-O (sujeto-objeto). como componentes a ponderar:
Sin embargo, muchos autores sospe-
chan que la variación de unidades de aná- ● El sujeto;
lisis ocurrida al explotar —y, seguramen- ● los instrumentos utilizados en la acti-
te, yendo probablemente “más allá” de— vidad, privilegiadamente los de tipo
la metáfora del trabajo, permitiría ponde- semiótico;
rar el carácter irreductible de la relación ● el objeto a apropiarse u objetivo que
entre los elementos propuestos y poner regula la actividad;
bajo sospecha la escisión. Esto es, no hay ● una comunidad de referencia en la que
posibilidades de explicar la subjetivi- la actividad y el sujeto se insertan;
dad por fuera del lazo social y la media- ● normas o reglas de comportamiento
ción semiótica. No se trata de ponderar el que regulan las relaciones sociales de
contexto de un individuo preconstituido esa comunidad, y
sino las condiciones de constitución de la ● reglas que regulan la división de tareas
subjetividad misma (Benasayag, 1996; en la misma actividad.
Lewkowitz, 2002).
Para algunos autores esto constituiría Esquema de un sistema de actividad, según
una suerte de “universal” cultural (en Instrumentos
sentido figurado).
A juicio de Rodrigo (1994, p. 31), por
ejemplo, las regularidades que poseen las
unidades de análisis alternativas propues- Sujeto Objeto Salidas

tas consisten en:

un escenario físico que integra actores, ligados


por diferentes tipos de vínculos, que de forma
conjunta realizan actividades enmarcadas en Reglas Comunidad División del trabajo

67
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

Engeström, 1987 rramientas y prácticas.


Los elementos se definen por su posi- Como hemos señalado, el problema
ción relativa y recíproca, aunque se arti- de la redefinición de las unidades de aná-
culen indefinida y dinámicamente con lisis trae aparejado, en los modelos neo
otros múltiples. Por ejemplo, utilizando vigotskianos o contextualistas, una rede-
este diagrama para caracterizar la prácti- finición, a su vez, del problema de la di-
ca escolar, el sujeto puede ser un alum - rección del desarrollo, la diversidad y las
no y el objetivo algún saber o contenido. relaciones entre prácticas educativas y
En la situación están presentes, definién- desarrollo. Cuando los procesos de cons-
dolas, una comunidad de referencia, que titución y desarrollo subjetivo se formu-
de acuerdo con el tipo de fenómeno pun- lan en el seno de unidades de análisis
tual puede recortarse en la institución, mayores suele entenderse al desarrollo
en el grupo de clase, etc. En la situación como emergente de la situación.
operan herramientas que permiten sig-
nificar mutuamente tanto las identi- EL DESARROLLO, EL APRENDIZAJE
dades subjetivas como la comprensión, Y LAS PRÁCTICAS EDUCATIVAS
compartida o no de la experiencia con EN LOS ENFOQUES SITUACIONALES
relación al “mundo objetivo”. Pueden
estar operando múltiples representacio- Un punto de relativa confluencia en
nes de un acontecimiento o de aspectos las discusiones, como hemos anticipado,
de él o, como ocurre, precisamente en sobre las consecuencias educativas que
las experiencias de “transmisión”, ciertas parecen implicar los planteamientos vi-
herramientas (modelos teóricos, estra- gotskianos y, por extensión, ciertas tesis
tegias, etc.) pueden ser ofrecidas por la contextualistas o situacionales, gira en
comunidad y utilizadas (con diversos torno a cómo interpretar la categoría vi-
grados de dominio o apropiación, ya gotskiana de Zona de Desarrollo Pro-
se verá) por el sujeto implicado en la ximal (ZPD ). No fatigaré con una exposi-
actividad. ción detallada de ella. Pero se recordará
James Wertsch (1993;1998), otro de que alude a la distinción propuesta por
los autores de mayor relevancia de las Vigotsky entre un nivel de desarrollo real
perspectivas culturales, enfatiza el carác- o actual (definido por lo que los sujetos
ter irreductible que posee la acción me- son capaces de resolver en forma autó-
diada o, si se quiere, la caracterización noma) y un nivel de desarrollo potencial
de los sujetos como agentes utilizando o proximal (definido por lo que un su-
medios mediacionales específicos en si- jeto es capaz de hacer en colaboración
tuación. La acción humana, aun la más con un adulto o un par más capaz). La
solitaria o íntima como la de pensar ZPD se define como la distancia entre
reflexivamente, es inexplicable sin su ori- ambos niveles (Vigotsky, 1988). Hasta
gen y agenciamiento social, sin su uti- aquí, convengamos, se trata de una idea
lización de las herramientas semióticas casi descriptiva o trivial. Sin embargo, se
de las que se apropian los sujetos en enuncia que, a su vez, es precisamente la
su desarrollo, desarrollo que, leído desde actividad conjunta colaborativa la que
el nivel de análisis del sujeto, consiste en produce un pasaje del nivel real al po-
buena medida en tal apropiación de he- tencial. Esto es: es la actividad intersubje-

68
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

tiva la que produce desarrollo, actividad operando una “extensión radical” de los
intersubjetiva que presume la mediación planteamientos iniciales configurando una
semiótica: el habla. propuesta genuinamente constructivista.
Las derivaciones de este planteamiento Mi intención, por supuesto, no es juzgar
vigotskiano han sido muy variadas. Hubo en este contexto sobre lo acertado o no de
cierto consenso entre autores vigotskianos la apreciación de Hatano, sino reflexionar
y no vigotskianos sobre la necesidad de sobre algunos elementos que al ser utili-
ajustar ciertas prácticas diagnósticas y/o zados como criterios producen, efectiva -
de intervención a los fines de ponderar en mente, a mi juicio, una extensión radi-
los sujetos su desempeño en contextos cal, pero de la crítica al formato escolar
asistidos, como en el diseño de programas mismo, más allá de los dilemas que plan-
de “estimulación”, basados en variaciones tea el plano didáctico. Y, en cierta forma,
cuidadosas del tipo de interacción o del el lugar que queda insinuado para la
tipo de mediación semiótica ofrecida. Sin “transmisión” o la experiencia educativa
embargo, a pesar de la enorme variedad posible.
de derivaciones que se produjo en este Un eje en torno al que gira la polémi-
terreno, el uso e interpretación de la cate- ca sobre el sesgo de las derivaciones más
goría de ZPD provocó un impacto teórico o menos deseables —ante una sospecha
y práctico más interesante en el campo de sesgo instruccional— es el de los meca-
educativo general o, claro está, en el terre- nismos por los cuales se promueve el desa-
no psicoeducativo. rrollo. La categoría canónica es la de in-
Estas derivaciones tuvieron tres tipos teriorización. Es, en verdad, la categoría
de sesgos. Un sesgo de tipo “instruccio- explicativa que daría lugar a ese “pasaje”
nal”, esto es, como señalaría Hatano, el del nivel de desarrollo potencial al real,
autor que citamos al enumerar las con- es decir, del funcionamiento conjunto al
diciones de una enseñanza “constructi- “autónomo”. Como se sabe, para Vigots-
vista”, un primer énfasis —por lo menos ky (1998) los procesos de interiorización
para la lectura actual “pos piagetiana”— ocupan el lugar de una ley del desarrollo
de resituar y legitimar el lugar del docen- ontogenético, un proceso central, como
te y las prácticas instruccionales, —luego podría serlo el de la equilibración en el
de una relativa confusión por ciertas apli- modelo piagetiano. Según la célebre afir-
caciones de las ideas de Piaget (Coll, mación de Vigotsky, en el desarrollo cul-
1998; Díaz Barriga, et al., 1998)—, a la tural del niño todo proceso psicológico
manera de una suerte de reacción o reflu- (superior) aparece dos veces en la vida
jo del predominio piagetiano en la discu- del sujeto. Una, en el plano interpsicoló-
sión psicoeducativa de ciertos ámbitos. gico o social; otra, en el plano intrapsi-
Un segundo tipo de trabajos estaría más cológico o individual. Todo proceso psi-
atento a los aspectos constructivos y me- cológico de tipo superior (como la
nos repetitivos o reproductivos de los atención voluntaria, la conceptuación,
procesos de construcción de conocimien- etc.) se originaría como relaciones entre
to, pero conservando un énfasis relativo personas, esto es, reconocerán un primer
en la acción docente. momento de constitución en el plano
Es en el tercer tipo de derivación don- social.
de, a juicio de Hatano (1993), se estaría Los reparos mayores puestos a esta ca-

69
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

tegoría provinieron, obviamente, y en lo tos “temporales” y escindidos en su fun-


que nos ocupa, de la metáfora del “pasa- cionamiento. La variación profunda de las
je” del plano social al individual, temien- unidades de análisis a la que venimos alu-
do, efectivamente, que constituyera una diendo con insistencia implica entender lo
invitación a la tesis de reducción del pla- social y lo individual como co-presentes y
no individual al social y de reproducción mutuamente constitutivos.
de la cultura. En verdad, un análisis cui - Rogoff optará por la utilización de la
dadoso de la categoría, más allá de las po- figura de apropiación para eludir la lógi-
co cuidadosas metáforas utilizadas a veces ca, ya sea de la adquisición (figura utiliza-
por el propio Vigotsky, frente a nuestras da con mayor frecuencia por los modelos
inquietudes contemporáneas, revela que centrados en el sujeto y los procesos in-
la categoría no invita linealmente a esa trapsicológicos o “auto-constructivos”),
tesis. En verdad, como se sabe, Vigotsky como la de la internalización si resulta
define la interiorización como un proceso entendida, o bien como la “importación
de reconstrucción interior mediante el de algo externo”, o bien, bajo la figura de
uso de signos, de las operaciones cons- que “algo externo es importado y trans-
tituidas en el plano interpsicológico. Tal formado de manera que se ajuste a los
reconstrucción, que implica un largo, tra- propósitos del nuevo ‘propietario’ ” (op.
bajoso y contingente proceso evolutivo, cit., p. 120). El concepto de apropiación
variará —como en el paradigmático caso participativa de Rogoff pondría en cues-
del “pasaje” del habla social al habla inte- tión, como hemos señalado, la frontera
rior— tanto la estructura como la fun - misma de lo externo e interno:
ción de la operación interiorizada. A tal
punto, dice Vigotsky, que resulta hasta un la apropiación es un proceso de transforma-
cuanto abusivo seguir aludiendo a la ción y no un prerrequisito para la transforma-
“misma” operación que se interioriza. ción. Por eso uso el término apropiación para
Esto es: la idea de “pasaje” es metafórica, referirme al cambio que resulta de la propia
ambigua. participación de una persona en una actividad,
Barbara Rogoff (1997) ha planteado y no para referirme a la internalización por
con claridad esta posible ambigüedad parte de una persona de acontecimientos o
en la formulación vigotskiana que pone a técnicas ‘externos’ (op. cit., p. 121).
la categoría por momentos en línea con
visiones algo clásicas y por momentos Nótese que, aun cuando no profundi-
en puntos claros de ruptura. Rogoff sos- cemos en esta cuestión, al resituar el pro-
tendrá un acuerdo con los planteamientos blema del desarrollo poniendo el foco en
en cuanto se enfatice el aspecto de trans- la situación o acontecimiento y su diná-
formación que conlleva la interiorización mica, los elementos que habitualmente
y que hemos mencionado recién. Pero hacen a la caracterización de los procesos
mostrará distancia de aquellos usos o in- “personales” resultan un “componente” de
terpretaciones que generen una fractura la situación, incluso, siguiendo a Benasa-
o escisión, al fin clásica, entre las esferas yag (1996), bajo la figura de una “compo-
del “individuo” y lo “social”, como si los sición de fuerzas” cuya resultante no pue-
niveles de lo social y lo individual fueran de reducirse a ninguno de sus componentes
interpretados literalmente como momen- ni predecirse en detalle de antemano.

70
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

Así, por ejemplo, los debates en torno Intentemos una síntesis de los aspectos
a la “dirección” de los procesos de desa- que parecen caracterizar, entonces, el desa-
rrollo —esto es, acerca del rumbo de su rrollo y el aprendizaje situados. Me permi-
“progreso”, como clásicamente se plantea: tiré presentar un cuadro que espero ayude
la marcha de menor a mayor adaptación, a esta síntesis y, al menos, a enunciar algu-
de una regulación heterónoma a una nos aspectos que forman parte de la discu-
autónoma, etc.— cobran un sentido más sión presentada. Me basaré en un intere-
complejo y, en cierta forma, desafiante. sante desarrollo de Lave (2001).
Es probable que mi exposición no logre Como se notará, la oposición se esta-
por momentos mostrar el estrecho víncu- blece entre una visión —presentada algo
lo que esto guarda con la naturaleza y esquemáticamente— del aprendizaje co-
efectos de las prácticas educativas. Contra mo un proceso en última instancia —o
la ilusión de que las prácticas educativas básicamente— individual, mental, que
deberían tener como norte potenciar, trata de la adquisición o internalización
acompañar o no obturar el despliegue de un cuerpo de saberes estable y donde
centrífugo de una subjetividad que guar- el aprendizaje se entiende, a su vez, como
da una cierta dirección inmanente en su una actividad básicamente idéntica en
desarrollo, la noticia “alarmante”, para los sujetos —salvo cuestiones de grado,
ciertos presupuestos modernos, es que el ritmo o capacidad— y descriptible como
desarrollo es potencialmente multidirec- un proceso al fin cognitivo —esto es: bá-
cional. Y, a su vez, la “dirección” de los sica o solamente cognitivo—. La visión
procesos de desarrollo encuentra un com- situada, como se vio y se agregará en
ponente decisivo en la configuración de seguida, desplaza el foco a la actividad
las situaciones educativas —de crianza, en su conjunto, a la situación, donde el
escolares, de participación en la multipli- sujeto está implicado.
cidad de actividades sociales, etc.—. La Si, efectivamente, desde la lectura psi-
dirección de un proceso de desarrollo coeducativa habitual, la metáfora de la
debería entenderse bajo la figura polisé- transmisión puede parecer estrecha o
mica de un “rumbo”, pero también la de equívoca, es porque suele formularse
la gestión o, más aún, de la producción desde posiciones que podemos encontrar
de ciertos cursos de desarrollo posibles. sintetizadas en varios —si no todos— los
En efecto, las prácticas educativas pue- elementos de la columna de la izquier-
den ser concebidas como prácticas de da (véase cuadro 1). Sin embargo, cuando
gobierno del desarrollo subjetivo, en un atendemos a la variación más profunda
sentido foucoultiano, en cuanto resultan que puede cobrar el giro situacional, los
prácticas que no operan simplemente términos, incluido el de la idea de trans-
obturando o facilitando el despliegue de misión, aparecen reformulados.
una subjetividad, sino configurando esce- La preocupación, al fin instrumental,
narios donde se producen formas de sub- porque los sujetos, en cierta forma escin-
jetividad particulares (Baquero, 1998) didos, recuperen un punto de encuentro
comunicándose y acordando y transmi-
DEL EXPERIMENTO ESCOLAR tiendo herramientas, cuerpos de significa-
A LA EXPERIENCIA EDUCATIVA dos estables, etc., parece desplazarse a la
posibilidad y necesidad de generar expe-

71
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

CUADRO 1 • El aprendizaje en los enfoques socio-culturales y cognitivos clásicos:


características comparadas

Enfoques cognitivos clásicos Enfoque de la práctica situada


El aprendizaje: El aprendizaje:

1. Es un fenómeno mental 1. Involucra tanto los procesos mentales como


corporales: está centrado en la acción
2. Es un proceso centralmente individual 2. El aprendizaje, como el conocimiento, se
produce en el seno de un funcionamiento inter-
subjetivo: está distribuido entre sujetos
3. El contexto es entendido como un “recipien- 3. El contexto posee relaciones de inherencia y
te” estable de los procesos individuales pertenencia con el sujeto: sujeto y situación son
una unidad
4. Es un proceso relativamente homogéneo 4. Es un proceso radicalmente heterogéneo,
(varía sólo en cantidad o en la capacidad múltiple y diverso en la producción de conoci-
de los sujetos) mientos y significaciones
5. El conocimiento aparece como un cuerpo 5. El conocimiento es mudable, inestable, pro-
de saberes estable ducto de una actividad cultural que lo produce
y significa
6. El aprendizaje consiste en la adquisición 6. El aprendizaje se entiende como los cambios
o transferencia estable de cuerpos de cono- en las formas de comprensión y participación
cimiento estables de los sujetos en una actividad conjunta
7. Hay una unidimensionalización del apren- 7. Debe comprenderse como un proceso multi-
dizaje: se lo entiende como un proceso emi- dimensional de apropiación cultural: se trata de
nente de cambio cognitivo una experiencia que involucra la afectividad, el
pensamiento, la acción de un modo inescindible
8. Puede concebirse como una actividad dife- 8. El aprendizaje es un componente natural
renciada y de productos predecibles de las actividades culturales y sus productos; si
bien no son azarosos, no son —ni es deseable
que sean— predecibles en detalle

riencias compartidas. Debe notarse aquí Como ha señalado Rogoff, “participar”


un elemento importante de la noción de significa tanto tomar parte como ser par-
participación. Como se advierte arriba, el te. Lo que varía en el aprendizaje y de-
aprendizaje (por lo menos el aprendizaje sarrollo no son sólo nuestras formas de
que colabora en un sentido profundo al tomar parte, colaborar en la resolución
desarrollo de formas de subjetividad) es de problemas, hablar, etc. (las figuras clá-
entendido como variaciones en las formas sicas de “participar”), sino nuestra manera
de comprensión y participación de los su- total, vivencial, de ser parte de la situación
jetos implicados. Pero es importante ad- compartida (Rogoff incluso arriesga que
vertir la ambigüedad que es necesario se trata, en última instancia, de procesos
explotar —en el buen sentido— de la me- de conversión, más que de “comunica-
táfora de la participación. ción”). En sentido estricto, el aprendizaje

72
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

se produce en la situación, porque es ésta pensamiento. En efecto, en muchas oca-


la que ulteriormente produce y significa siones interesa sólo por la distancia que
los cambios como desarrollo, aprendizaje guarda de la idea futura y predecible.
o incluso estancamiento, fracaso. Es la Nuestros diálogos en clase son pretextos o
situación la que produce o no nuevas for- instrumentos para arribar a “significados
mas de comprensión y participación. compartidos”, como un lento o trabajoso
Retornemos a la descripción del primer proceso de eliminar “ruidos” o equívocos
punto, en relación con aquellas caracte- en la comunicación de conocimientos que
rísticas que Hatano reclamaba a las deri- están ya allí. Es allí donde, efectivamente,
vaciones educativas que fueran “genui- la metáfora de la transmisión se vuelve
namente” constructivistas. Se aludía allí riesgosa si se la interpreta como “transfe-
a la necesidad de una motivación por el rencia” de conocimientos.
aprendizaje relacionada con la búsqueda Basta con recorrer algunos de los innu-
activa y genuina de comprensión, al acce- merables trabajos sobre interacción y diá-
so a fuentes múltiples de información y a logo en el aula para notar con algo de
formas de interacción también múltiples. bochorno que las sugerencias para adop-
Permítaseme subrayar, también, aquellas tar mejores estrategias de diálogo parecen
características ligadas a la necesidad de resumirse en dialogar genuinamente. Si se
producir novedad, esto es, que los resulta- piensa que tal vez exagere en mi aprecia-
dos de la experiencia educativa no fueran ción, repárese en las siguientes sugeren-
predecibles de antemano. Esto, si vamos cias a los profesores formuladas por Tony
más allá de Hatano, hace en verdad al Edwards (citado por Mercer, 1997):
carácter incierto de la experiencia y es pro-
bablemente una condición necesaria, aun- Tony Edwards ha sugerido que los profesores
que no suficiente, de una experiencia ge- pueden considerar de manera práctica algunas
nuina. Conviene aquí efectuar el ejercicio de las siguientes técnicas cuando intenten
de situarnos, como docentes, directivos, empezar o alargar discusiones. Podrían por
etc. en las mismas coordenadas que hemos ejemplo:
procurado situar al alumno. Lo que vuel- - afirmar algo (abierta o provocativamente)
ve a una experiencia genuina es la impli- que invite a réplicas o desacuerdos;
cación mutua, no paródica, de los partici- - invitar a la elaboración;
pantes y si el resultado de una indagación, - admitir la perplejidad cuando ésta se da,
de un aprendizaje, de una búsqueda, de tanto por el tema mismo como por la contri-
un encuentro, produce novedad, la pro- bución de algún alumno;
duce para todos los participantes. - animar a que los alumnos hagan preguntas
Nuestra ingeniería didáctica —no en el (raras en algunas clases);
sentido técnico dado por los didactas— - mantener silencio en los momentos clave
en el formato escolar habitual no produce (Dillon, otro investigador de las clases, sugiere
experiencias o, mejor dicho, se esfuerza que de tres a cinco segundos puede ser sufi -
muchas veces por controlar, predecir, a la ciente para solicitar la contribución de otro
manera de un experimento que permita alumno o animar al hablante anterior a razo-
replicar, repetir, transferir. Nuestra inda- nar sobre lo que se ha dicho) (Mercer, 1997,
gación de las “ideas previas” de un sujeto p. 43).
no siempre indaga o invita a desplegar un

73
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

Las recomendaciones parecen muy ra- “instrucciones generales para desarrollar


zonables y su misma razonabilidad re- experiencias genuinas”, a la manera de
sulta patética, profundamente dramática. nuestro patético instructivo para diálogos
Resultaría cómico si no fuera porque son interesantes.
sugerencias formuladas por gente bien Cuando afirmaba que nuestro ideario
intencionada, a partir de haber observa- constructivista —si no es suficientemente
do clases reales, y esto no puede más que crítico y consecuente— puede dejarnos
inundarnos de tristeza. Son instruccio- en posiciones paradójicas es, precisamen-
nes para provocar ¡diálogos interesantes! te, por el riesgo de intentar operar insis-
Se comprende que lo que falta sencilla - tente e infructuosamente sobre los efec-
mente aquí, dramáticamente, es que el tos de un dispositivo escolar que genera
encuentro, la experiencia de indagar, pre - la abulia y “heteronomía” de alumnos y
guntarse, escucharse, quedar perplejo y docentes, o el fracaso de los aprendizajes
aun llamarse a silencio fueran realmente que se pretende suprimir. El problema se
genuinas. desplaza inevitable y felizmente al sentido
Lo que precisamos transmitir es, preci- de la experiencia educativa (escolar o no).
samente, la experiencia del encuentro, del Y la creación de nuevos sentidos debe ser,
pensar, del sentir, del quedar perplejo, del sospechamos, ella misma, una experiencia
preguntar en serio, del interpelarse mu- genuina a construir o en construcción.
tuamente, del confesar el aburrimiento, Es, por tanto, incierta. Como ha señala-
de afrontar la complejidad, de compartir, do Engeström:
claro está, los saberes que la cultura tam-
bién “tiene ahí”. Todo arroja la impresión Quienes aprenden deben tener una oportuni-
de que lo que aparece agotado es el for- dad para diseñar e implementar en la práctica
mato escolar moderno. La tentación por una salida, un nue-vo modelo para su activi-
gestionar un cambio general, drástico y dad. Esto sig-nifica que los alumnos produ-
homogéneo, tal vez emanado de una au- cirán una nueva manera de hacer el trabajo
toridad central, es grande, pero el temor, escolar. En otras palabras, los estudiantes
el profundo temor, es que elaboremos deben aprender algo que no está todavía allí;

REFERENCIAS ques Pedagógicos. Serie Internacional, Bogotá, Colombia,


vol. IV (2), núm. 12, pp. 27-44.
BAQUERO , R. (1996), Vigotsky y el aprendizaje escolar, Buenos BAQUERO , R. y M. Limón (2000), Introducción a la psicología
Aires, Aique. del aprendizaje escolar, Bernal, UNQ .
— (1997), “Sobre instrumentos no pensados y efectos impen- BENASAYAG , M. (1996), Pensar la libertad. La decisión, el azar
sados: algunas tensiones en Psicología Educacional”, en y la situación, Buenos Aires, Nueva Visión.
Revista del Instituto de Investigaciones de Ciencias de la BERNSTEIN , B. (1993), La estructura del discurso pedagógico,
Educación de la Universidad de Buenos Aires, año 6, núm. Madrid, Morata.
4, pp. 14-23. BURMAN , E. (1994), Deconstructing developmental psycholo-
— (1998), “La categoría de trabajo en la teoría del desarrollo gy, Londres, Routledge (versión española (2000): La de-
de Vigotsky”, en Psykhe, vol 7, núm. 1, pp. 45-54. construcción de la psicología del desarrollo, Madrid, Visor).
— (2001), “La educabilidad bajo sospecha”, en Cuaderno de CARRETERO , M., Castorina, J. y Baquero, R. (eds.) (1998),
Pedagogía Rosario, año IV , núm. 9, pp. 71-85. Debates constructivistas, Buenos Aires, Aique.
BAQUERO, R. y Terigi, F. (1996), “Constructivismo y modelos C O L L, C. (1998), “La teoría psicogenética y los procesos de
genéticos. Notas para redefinir el problema de sus relacio- construcción de conocimiento en el aula”, en: AA.VV.,
nes con el discurso y las prácticas educativas”, en Enfo- Piaget en la educación, México, Paidós.

74
PERFILES
EDUCATIVOS
Del experimento escolar a la experiencia educativa... Ricardo Baquero (2002), vol. XXIV, núms. 97-98, pp. 57-75

COREA , C. e I. Lewkowitz (2002), ¿Se acabó la infancia? Ensayo ROGOFF , B. (1994), “Developing understanding of the idea of
sobre la destitución de la niñez, Buenos Aires, Lumen. communities of learners”, en: Mind, Culture and Activity,
DÍAZ BARRIGA , F. et al. (1998), “Una aproximación al análisis vol. 1, núm. 4, pp. 209-229.
de la influencia de la obra piagetiana en la educación”, en: — (1997), “Los tres planos de la actividad sociocultural:
AA.VV., Piaget en la educación, México, Paidós. apropiación participativa, participación guiada y aprendi -
ENGESTRÖM , Y. (1987), Learning by expanding: An activity- zaje”, en: J. Wertsch, P. del Río y A. Álvarez (eds.), La
theorical approach to developmental research , Helsinski, mente sociocultural. Aproximaciones teóricas y aplicadas ,
Orienta-Konsultit. Madrid, Fundación Infancia y Aprendizaje.
— (1991), “Non scolae sed vitae discimus: toward overco - PINTRICH , P. (1994), “Continuities and discontinuities: future
ming the encapsulation of school learning”, en: Learning directions for research in Educational psychology”, en:
and instruction, vol I, pp. 243-259. Educational Psichology, núm. 29, pp. 137-148.
HATANO , G. (1993), “Time to merge Vygotskian and cons- RODRIGO , M. J. (1994), “Etapas, contextos, dominios y
tructivist conceptions of cnowledge ccquisition”, en: E. teorías implícitas en el conocimiento escolar”, en: M.J.
Forman, N. Minick y C. Addison Stone, Contexts for lear- Rodrigo (ed.), Contexto y desarrollo social , Madrid,
ning. Sociocultural dynamics in Children's development , Síntesis.
Nueva York, Oxford University Press. VIGOTSKY , L. (1988), “Interacción entre aprendizaje y desarro-
LAVE , J. (2001), “La práctica del aprendizaje”, en: S. Chaiklin, llo”, en: L. Vigotsky, El desarrollo de los procesos psicológi-
y J. Lave (comps.), Estudiar las prácticas. Perspectivas sobre cos superiores, Madrid, Crítica Grijalbo.
actividad y contexto, Buenos Aires, Amorrortu. WALKERDINE, V. (1995), “Psicología del desarrollo y pedagogía
LEWKOWITZ , I. (2002), “Tres observaciones sobre el concepto centrada en el niño: la inserción de Piaget en la educación
de subjetividad”, en: C. Corea e I. Lewkowitz, ¿Se acabó temprana”, en: J. Larrosa (ed.), Escuela, poder y subjetiva-
la infancia? op.cit. ción. Madrid, La Piqueta.
MEHAN , H. (2001), “Un estudio de caso en la política de la WERTSCH , J. (1993), Voces de la mente. Un enfoque socio-cul -
representación”, en Chaiklin S. y Lave J. (comps), tural para el estudio de la acción mediada, Madrid, Visor
Estudiar las prácticas, perspectivas sobre actividad y contexto, (original Voices of the mind. The sociocultural approach to
Buenos Aires, Amorrortu. mediated action (1991), Cambridge, Harvard University
MERCER , N. (1997), La construcción guiada del conocimiento , Press).
Barcelona, Paidos, Col. Temas de Educación, cap. 3. — (1998), La mente en acción, Buenos Aires, Aique.

75
PERFILES
EDUCATIVOS

You might also like