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La Biblia y el Control de la Natalidad

5 MARZO 2012
tags: Etica, Matrimonios, Tim Challies, Todos los Artículos
La Biblia y el Control de la
Natalidad
Por Tim Challies1
Me han pedido que escriba acerca
de la posición cristiana sobre el
control de la natalidad. Esto es algo
que hemos discutido en el pasado,
pero hay muchas formas de abordar
el tema y esta vez me gustaría abordarlo un poco desde un
ángulo diferente. Tengo la intención de compartir cómo he
llegado a mi propia posición. Voy a comenzar de inmediato
diciendo lo que la Biblia prohíbe claramente cuando se trata
del control de la natalidad. A partir de ahí voy a estudiar la
Biblia para encontrar los principios que son útiles en la
discusión. Esto nos llevará hasta el final de este artículo, y
dejándome decir más otro día.
Comenzamos aquí: La Biblia no dice nada sobre la discusión
explícita sobre el tema de control de la natalidad. (Si usted se
está preguntando acerca de Onán, no dude en desplazarse
hasta la parte inferior de este artículo.) En ninguna parte de la
Biblia ordenó Dios que una pareja debe o debería usar un
método anticonceptivo en cualquier etapa de su matrimonio.
Del mismo modo, en ninguna parte de la Biblia Dios prohíbe
explícitamente el uso de control de la natalidad. No es que los
anticonceptivos no existían en los días en que la Biblia fue
escrita, sino simplemente que Dios, por sus propios buenos
propósitos, optó por no darnos una instrucción explícita. Sin
embargo, la Biblia tiene mucho que decir acerca del
matrimonio y la sexualidad y la familia y la vida humana que
simplemente no nos dejan adivinando y esperando lo mejor.

1
Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo Blog
( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 4,625 días consecutivos.
Tim es esposo de Aileen, padre de tres niños. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace
Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.
Lo Que Dios Prohíbe
Por lo que la Biblia enseña acerca de la vida y el matrimonio,
todos podemos afirmar que dos métodos de control de la
natalidad están claramente prohibidos por las Escrituras.
Dios Prohíbe la Abstinencia. La Biblia nos dice que los
cónyuges no deben privarse al otro, sino más bien, deben
disfrutar periódicamente la relación sexual. La única excepción
está dada por el apóstol Pablo que dice que una pareja puede
abstenerse por un corto tiempo con el fin de dedicarse a la
oración. “No os privéis el uno del otro, excepto de común
acuerdo y por cierto tiempo, para dedicaros a la oración; volved
después a juntaros a fin de que Satanás no os tiente por causa
de vuestra falta de dominio propio.” (1 Corintios 7:5). La
abstinencia a largo plazo dentro del matrimonio no es para ser
utilizada como un método de control de la natalidad.
Dios Prohíbe el Aborto. La Biblia sitúa el valor más alto en
la vida humana. La Escritura una y otra vez, afirma que
tenemos que atesorar y proteger la vida, sabiendo que Dios es
soberano sobre la vida y la muerte. Por lo tanto, no puede
destruir la vida como un método de control de la natalidad.
Tendré más que decir acerca de esto en nuestro próximo
artículo (incluido el difícil tema de embarazo ectópico).
En este punto sabemos que la Biblia no menciona
explícitamente ordenando o prohibiendo el control de la
natalidad, y sabemos que al menos dos métodos de control de
la natalidad están prohibido para nosotros. Esto
provechosamente restringe el alcance de nuestra conversación.
Ahora tenemos que determinar si Dios
permite cualquier forma de control de la natalidad en
absoluto. Una vez que hayamos hecho eso, y si determinamos
que al menos algunas formas pueden ser aceptables, podemos
pasar a una discusión sobre si una forma o método de control
de la natalidad es moralmente superior a otra.
Principios
Lo que quiero hacer ahora es mirar a la Biblia para encontrar
principios que puedan servir de orientación al considerar este
tema. Simplemente he encuestado la Biblia para recoger piezas
de información que puedan ser útiles en esta discusión.
Considere cada uno de ellas una pieza potencial del
rompecabezas.
Fructificad y Multiplicaos. Dios creó la vida humana y
como una de las funciones primarias del hombre le dijo: “Sed
fecundos y multiplicaos.” Es nuestro deber como seres
humanos procrear y nuestro deber especial como cristianos
llenar la tierra con gente que conozca y ame al Señor. Por lo
tanto, es razonable decir como principio general que Dios
espera que el esposo y la esposa tengan, al menos hijos y
criarlos para su gloria.
Los Niños Son Una Bendición. La Biblia es clara en que
debemos considerar a los niños como una bendición y no como
una carga. El Salmo 127 dice: “He aquí, don del SEÑOR son los
hijos; y recompensa es el fruto del vientre.” Cuando nuestra
cultura ve con demasiada frecuencia a los niños como una
carga económica, emocional o psicológica, la Biblia nos dice
que ellos son una bendición y una recompensa.
Además, Muchos Hijos es una Gran Bendición. Dios no dio
ninguna condición a su mandamientote que seamos fecundos
y multiplicarse. Él no dijo “multiplicar hasta e incluyendo ocho
hijos y en ese momento deben detenerse.” Al mismo tiempo, él
no dijo “creced y multiplicaos hasta que haya excedido los dos
hijos.” No se nos dado ninguna regla acerca de cuántos hijos
son apropiados en los ojos de Dios. Escuchamos consejos, sin
embargo, que Dios aprueba a las familias numerosas y que
muchos hijos representan una bendición especial. El Salmo
127, continúa, “Como flechas en la mano del guerrero, así son
los hijos tenidos en la juventud.” Muchos hijos representan
muchas bendiciones.
Dios es Soberano. Dios es absolutamente soberano,
habiendo predestinado cada embarazo. Si una mujer tiene uno
o siete hijos, Dios ha decretado el inicio y final de cada
embarazo. ¡Es el Señor el que abre y cierra el útero y no comete
errores. En el mismo sentido, Dios es soberano sobre la
provisión. Las Escrituras nos dicen una y otra vez que Dios
proveerá para todas nuestras necesidades. Tenemos que tener
confianza en que no importa cuán imposibles nuestras
necesidades puedan parecer, él va proveer. Esto significa que
cuando se trata de nuestra confianza en la provisión de Dios,
una familia con quince hijos pueden tener la misma confianza
que una familia con un hijo.

No Hay Control de Natalidad Incorporado. Dios no ha


dado a los humanos la capacidad innata para disfrutar de la
relación sexual, mientras que absolutamente evitemos el
embarazo. Esto significa que en condiciones normales de
nacimiento sin control, y durante los años de maternidad,
siempre existe la posibilidad de un embarazo cuando el esposo
y la esposa obedecen a Dios al disfrutar de la relación sexual.
Estos son algunos de los principios que queremos tener en
cuenta al considerar la moralidad del control de la natalidad. Y
ahí es donde nos centraremos en el próximo artículo.

Una palabra acerca de Onán: La historia de Onán se registra en


Génesis 38 y dice así: “Pero Er, primogénito de Judá, era
malvado ante los ojos del SEÑOR, y el SEÑOR le quitó la vida.
Entonces Judá dijo a Onán: Llégate a la mujer de tu hermano,
y cumple con ella tu deber como cuñado, y levanta
descendencia a tu hermano. Y Onán sabía que la descendencia
no sería suya; y acontecía que cuando se llegaba a la mujer de
su hermano, derramaba su semen en tierra para no dar
descendencia a su hermano. Así que cada vez que entraba a la
mujer de su hermano iba a desperdiciar el semen en el suelo,
para no dar descendencia a su hermano.” Dios no mató a Onán
porque utilizara el coitus interruptus como método de control
de la natalidad, sino porque él se negó para cumplir con su
deber para con su hermano y la familia de su hermano. Él hizo
burla a los mandamientos de Dios, estando dispuesto a
encontrar placer en la mujer de su hermano, pero no estando
dispuesto a aceptar la responsabilidad de criar a un hijo en
nombre de su hermano. Aunque esta historia no puede ser
totalmente irrelevante para nuestra discusión, no es el lugar
para empezar.

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