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EL CAMINO

A ELEUSIS
L NA SOLUCION AL ENIGMA
DE LOS MISTERIOS
R. GORDON WASSON
ALBERT HOFMANN
CARL A. P. RUCK
C p ______________ BREVIARIOS
e
i J Fondo de Cultura Económica
T rad u cción du

F e l ip e G a ïu u d o
EL CAMINO A ELEUSIS
Una solución al enigma
de los misterios

por
R . G otídon W a s s o n
A leek t H o f m a n n
C arl A. P. R lck

FONDO DE CULTURA ECONOMICA


m î x j c o
Friincra edición en inglrs, 1978
Prim era edición en español, 1930
Primera reim presión, Jâfiâ

T itulo original:
The Ftoad ίο E leusis. Unveiling itte Secret of the M ysteries
©1978, Harcourt Brace Jovanovich, Inc., Nueva York

D,R. © 1980, F o n d o d e C u u c u r a E c o n o m i c a
Av. de la Universidad 975; 03100 México, D. F.

ISBN 968-16-0655-8
Impreso en México
A
R ic h a r d Evants S c h u lte s , Ph. D., Μ. H. (Hon.)
Precursor en el conocimiento de las plantas
enteogénicas en el Nuevo Mundo
Titular de la Cátedra Paul C. Mangelsdorf en
Ciencias Naturales
Director y curador de Botánica Económica
Museo Botánico de la Universidad de Harvard
nteóCEKOS ("Dios dentro de nosotros''): sus­
Ft I

tancias vegetales que, cuando se ingieren, pro­


porcionan una experiencia divina; en el pasado
solían ser denominadas "alueinógenos", "psi-
quedélicos", "psicotomiméticos", etc., térmi­
nos que pueden ser objetados seriamente. Un
grupo encabezado por el estudioso de Grecia
Cari A. P- Ruck propone "enteógeno” como
una designación que llena por completo las
necesidades expresivas y que además capta
de manera notable las ricas resonancias cul­
turales evocadas por dichas sustancias, mu­
chas de ellas fúngicas, en vastas regiones del
mundo durante la pre y la protohístoria. (Véa­
se el Apéndice,)
PREFACIO

Se ha escrito tanto sobre los misterios eleu-


sinos y desde hace tanto tiempo, que hacen
falta unas palabras que justifiquen la pre­
sentación de estos tres estudios dedicados a
ellos. Durante casi dos milenios los misterios
fueron celebrados cada año (excepto en uno)
en beneficio de iniciados cuidadosamente ele­
gidos, en el tiempo correspondiente a nuestro
mes de septiembre. Cualquiera que hablase
griego tenía la libertad de asistir por su pro­
pia cuenta, con la excepción de aquellos cuyas
manos estuviesen manchadas por la sangre
no expiada de un asesinato. Los iniciados
pernoctaban en el teíesterion de Eleusis, bajo
la dirección de las dos familias de hierofantes,
los Eumolpidas y los Kerykes, y partían ató­
nitos por la experiencia que habían vivido:
según algunos de ellos, jam ás volverían a ser
los mismos. Los testimonios acerca de esa
noche de vivencias sublimes son unánimes, y
Sófocles habla por los iniciados cuando dice:

Tres veces felices son aquellos de los mortales


que habiendo visto tales ritos parten al Ha­
des; pues solamente para ellos hay la seguri­
dad de llevar allí una vida verdadera. Para el
resto tudo allí es maligno.

9
10 PREFACIO

Sin embargo, hasta ahora nadie ha sabido


qué es lo que acredita tal clase de declara­
ciones, y hay muchas por el estilo. Para nos*
oíros tres ahí reside el misterio de ios mis­
terios ejeusinos. A tal enigma nos hemos
aplicado y creemos haber encontrado la solu­
ción, cerca de dos mil anos después de que
el rito fue celebrado por última vez y a unos
cuatro mil de que se inició.
Los tres primeros capítulos de este libro
fueron leídos por sus respectivos autores como
ponencias ante la Segunda Conferencia In­
ternacional sobre Hongos Alucinógenos, ce­
lebrada en la Olympic Península, Washington,
el viernes 28 de octubre de 1977.
R. G. W.
ï. EL CAM INO DE WASSON A ELEUSIS

Con este librito inauguramos u n nuevo capí­


tulo en la historia semicen ten aria de la etno-
micología; un capítulo que por prim era vez
incluye dentro de la esfera de acción de dicha
disciplina, y en forma im portante, nuestro
propio pasado cultural, el legado que reci­
bimos de la antigua Grecia. La etnomicología
es simplemente el estudio del papel de los
hongos, en el más amplio sentido, en el pa-
sado de la raza humana; es una ram a de ía
etnobotánica.
El lenguaje inglés carece de una palabra
que designe a íús fungi superiores. Toad­
stool es un epíteto, un término peyorativo
que abarca todos aquellos productos fungoi­
deos de los que el consumidor desconfía, con
razón o sin ella. Mushroom es una designa­
ción ambigua que para diversas personas
cubre diferentes terrenos del mundo fungifor­
me, En este librito utilizaremos la palabra
mushroom [hongo] para todos los fungi supe­
riores. Ahora que finalmente el mundo está
comenzando a conocer estas formaciones fun­
goideas con todas sus miríadas de formas y
colores, aromas y texturas, es posible que
esta nueva usanza responda a una necesidad
y llegue a ser aceptada generalmente.
Π
12 EL CAMINO DE WASSON

Somos tres quienes participam os en esta


obra. Albert Hofmann es el químico suizo
célebre por su descubrimiento, en 1943, de la
LSD; su conocimiento de los alcaloides vege­
tales es enciclopédico y él se encargará de
llam ar nuestra atención hacia ciertos atri­
butos de algunos de ellos que son pertinentes
á los m isterios eleusinos.
Ya que nos encontrábam os ocupados con
un tema central de la civilización griega en
la antigüedad, era obvio que necesitábamos la
cooperación de un estudioso de Grecia. En
el momento apropiado supe de la existencia
del profesor Carl A. P. Ruck, de la Univer­
sidad de Boston, quien a lo largo de algunos
años ha venido realizando notables descubri­
mientos en el indócil terreno de la etnobotá-
nica griega. Durante muchos meses los tres
hemos estado estudiando la tesis que ahora
proponemos; la contribución de Ruck será
la tercera y última. El himno homérico a
Deméter es la fuente para el mito que subyace
en Eleusis; lo ofrecemos en traducción de
Luis Segalá Estalella y de Rafael Ramírez To­
rres (véase la nota de la página 120).
En ésta, la prim era de las tres ponencias,
mi cargo consiste en destacar ciertas propie­
dades del culto de los hongos enteogénicos
en México.
En el segundo milenio antes de Cristo, los
griegos primitivos fundaron los misterios de
EL CAMINO DE WASSON 13

Eleusis, que m antuvieron embelesados a los


iniciados que cada año participaban en el
rito. E ra obligatorio guardar silencio respec­
to a lo que allí acontecía: las leyes de Atenas
eran rigurosas en cuanto a los castigos que
se imponían a todo el que violase el secreto.
Pero a lo largo y a lo ancho del mundo
griego, por encima del alcance de las leyes
áticas, el secreto fue conservado de m anera
espontánea durante toda la Antigüedad, y a
partir de la suspensión de los m isterios en
el siglo IV d.c. el secreto se h a convertido
en un elemento que form a parte de la leyenda
de la Grecia antigua. No me sorprendería
que algunos estudiosos del mundo clásico
’.legaran a sentir incluso que estamos come­
dendo un atentado sacrilego al forzarlo aho­
ra. El 15 de noviembre de 1956 leí un breve
irabajo ante la American Philosophical Socie­
ty en el que describía el culto a los hongos
en México; en la sesión de preguntas subse­
cuente apunté que dicho culto podría llevar­
nos a la solución de los misterios eleusínos.
Un célebre arqueólogo inglés especializado en
Grecia, con quien había llevado relaciones
muy amistosas durante unos treinta y cinco
años, me escribió poco después, en una car­
ra, lo siguiente:

No creo que Micenas tenga nada que ver con


los hongos divinos ni con los misterios eleu-
14 EL CAMINO DE WASSON

sinos. ¿Puedo darte un consejo? No te apar­


tes de tu culto a los hongos mexicanos, y
cuídate de estar viendo hongos por todas par­
tes. Nos gustó mucho tu ponencia de Filadel-
fia y te recomendaríamos que te mantuvieses
tan dentro de tu tema como te sea posible.
Disculpa la franqueza de un viejo amigo.

Lamento que ahora mi amigo se encuentre


ya sumergido en las som bras del Hades; aun­
que tal vez debiera alegrarme de que no podrá
ofenderlo mi insolencia al m enospreciar su
bien intencionada admonición.

Mi difunta esposa Valentina Pavlovna y yo


fuimos los prim eros en utilizar el término
etnomicología, y seguimos de cerca los avan­
ces en esta disciplina durante los últimos
cincuenta años. Con el propósito de que el
lector pueda apreciar el dram atism o de nues­
tro últim o hallazgo, debo comenzar por re­
latar de nuevo la historia de nuestra aventura
con los hongos. Comprende precisamente los
últim os cincuenta años. En buena medida
constituye la autobiografía de la familia Was­
son y ahora nos ha llevado directam ente a
Eleusis.
A finales de agosto de 1927 Valentina y yo,
entonces recién desposados, pasamos nuestra
demorada luna de miel en una cabaña que nos
prestó el editor Adam Dingwall en Big In-
EL CAMINO DE WASSON IS

¿ian, en las m ontañas Catskills. Valentina era


rusa, nacida en Moscú en el seno de una fa­
milia de intelectuales; había huido de Rusia
con su familia en el verano de 1918, cuando
:enía diecisiete años. Tina se recibió como
médica en la Universidad de Londres y ha­
bía estado trabajando arduam ente para es-
ublecerse como pediatra en Nueva York. Yo
era periodista y trabajaba en el departam ento
de finanzas del Herald Tribune. En aquel her­
moso prim er atardecer de nuestras vacacio­
nes en las Catskills salimos a deam bular por
un sendero, paseando asidos de la mano, fe­
lices como alondras, disfrutando la plenitud
áe la vida. A nuestra derecha había un cal­
ífero y a la izquierda el bosque.
De pronto Tina se desprendió de mi mano
t se precipitó en la floresta. Había visto hon­
gos; una m ultitud de hongos, hongos de m u­
chas clases, que poblaban el suelo del bosque.
Gritó encantada con su belleza. Los llamaba
a cada uno con un afectuoso nombre ruso.
N'o había visto tal profusión de hongos desde
cue dejó la dacha de su familia cerca de Mos­
cú, casi un decenio antes. Tina se prosternó
ante aquellas setas, en actitudes de adora­
ción semejantes a las de la Virgen m ientras
escuchaba al Arcángel de la Anunciación. Co­
menzó a recoger algunos de los hongos en
su delantal. Le advertí: "¡Regresa, regresa
acá! Son venenosos, hacen daño. Son setas.
16 EL CAMINO DE WASSON

¡Ven acá!” Sólo conseguí hacerla reír más: sus


festivas carcajadas sonarán por siempre en
mis oídos. Esa noche Tina aderezó la sopa
con hongos y guarneció la carne con otras
setas. Ensartó otras más en ristras que colgó
a secar para su consumo durante el invier­
no, según dijo. Mi desconcierto fue total. Esa
noche no probé nada que tuviese hongos.
Desesperado y profundam ente preocupado me
dejé llevar por ideas descabelladas: le dije
que al día siguiente, cuando me levantara, se­
ría viudo.
E ra ella quien tenía razón; no yo.
Las circunstancias particulares de este epi­
sodio parecen haber conformado el curso de
nuestras vidas. Comenzamos a examinar lo
que hacían nuestros compatriotas; ella con
los rusos y yo con los anglosajones. Pronto
encontramos que nuestras actitudes indivi­
duales eran características de las que tenían
nuestros pueblos. Entonces empezamos a reu­
nir información; al principio lenta, aleatoria,
intermitentemente. Comparamos nuestros res­
pectivos vocabularios para referirnos a los
hongos: el ruso era interminable, aún no lo he
agotado; el inglés se reducía esencialmente a
tres palabras, dos de ellas imprecisas: toad­
stool, mushroom, fungus. Los poetas y no­
velistas rusos han llenado sus escritos con
hongos, siempre en un contexto afectuoso. Un
forastero podría tener l a . impresión de que
EL CAMINO DE WASSON 17

todo poeta ruso compone versos sobre la


recolección de los hongos casi a modo de
un rito de transición que le perm ita calificar
cual un artista maduro. En inglés, el silencio
de muchos escritores acerca de los hongos es
ensordecedor: Chaucer y Milton jam ás los
mencionan; los demás lo hacen rara vez. Para
Shakespeare, Spencer, William Penn, Lauren­
ce Sterne (abundantem ente), Shelley, Keats,
Tennyson, Edgar Allan Poe, D. H. Lawrence
y Emily Dickinson, mushroom y toadstool son
epítetos desagradables, incluso ofensivos. Los
poetas ingleses, cuando los mencionan, los re­
lacionan con la descomposición y con la m uer­
te. Tina y yo comenzamos a extender nuestra
red y a estudiar todos los pueblos de Euro­
pa; no solamente los alemanes, franceses e
italianos, sino más especialmente las culturas
periféricas, fuera de la corriente principal,
donde las costumbres y las creencias arcaicas
han sobrevivido más tiempo —los albane-
ses, frisones, lapones, vascongados, catalanes
y sardos, los. islandeses y faroeses, y por su­
puesto los húngaros y los fineses. En todas
nuestras pesquisas y viajes buscamos como
nuestros más preciados informantes, no a los
estudiosos, sino a los campesinos humildes
e iletrados. Exploramos su conocimiento de
los hongos y los usos que les daban. Así
mismo tuvimos cuidado de recoger el sabor
del vocabulario erótico y escabroso que a
18 EL CAMINO DE WASSON

menudo desatienden los lexicógrafos. Exami­


namos los nombres comunes de los hongos
en todas estas culturas en busca de las me­
táforas fósiles ocultas en sus etimologías, con
el propósito de descubrir lo que tales m etá­
foras expresaban: una actitud favorable o
desfavorable hacia estas criaturas de la tierra.
Poca cosa, pensarán algunos de ustedes, es
tal diferencia en la actitud emocional hacia
los hongos silvestres. Pero mi esposa y yo
no lo creimos así, y durante decenios dedi­
camos la mayor parte de nuestro tiempo libre
a disecarla, definirla y rastrear su origen. Los
hallazgos que hemos logrado, incluyendo el
redescubrimiento del papel religioso de los
hongos enteogénicos en México, pueden re­
lacionarse con nuestra preocupación por la
brecha cultural entre mi esposa y yo, entre
nuestros respectivos pueblos, entre la mico-
filia y la micofobia (palabras que acuñamos
para designar nuestras dos actitudes) que
dividen a los pueblos indoeuropeos en dos
bandos. De ser errónea nuestra hipótesis, ha­
bría que reconocer que una hipótesis falsa que
ha dado tanto fruto como ésta es bien singu­
lar. Pero no es errónea. Gracias a los enormes
avances realizados durante este siglo en el
estudio de la psique humana, todos nosotros
sabemos ahora que las actitudes emociona­
les profundam ente arraigadas, que se adquie­
ren a tem prana edad, son de im portancia
EL CAMINO DE WASSON 19

fundamental. Me parece que cuando tales ras­


gos colorean las actitudes de tribus o de
razas enteras, cuando tales rasgos han per­
manecido inalterados al través de la historia
y, sobre todo, cuando difieren entre dos pue­
blos vecinos, nos encontramos frente a frente
con un fenómeno de las mayores implica­
ciones culturales, cuya causa prim era podrá
ser descubierta sólo en los veneros de la his­
toria cultural.
Nuestros archivos y correspondencia cre­
cieron constantem ente y al final, en algún
momento a principios de los cuarenta, Tina
y yo nos sentamos y nos preguntamos qué
íbamos a hacer con toda esa información.
Decidimos escribir un libro; mas había tan­
tas lagunas en nuestros datos que debieron
pasar años antes de que pudiésemos llevar
as palabras al papel. En nuestras conversacio-
íes de entonces encontramos que habíamos es-
ado pensando en la misma dirección, temero-
;os de expresar nuestras ideas incluso entre
nosotros: eran demasiado fantásticas. Ambos
habíamos llegado a colum brar un período muy
remoto, mucho antes de que nuestros ante­
pasados supieran escribir, en que aquellos
antecesores deben haber considerado a un
tongo como una divinidad o como un ente
cuasi divino. No sabíamos cuál (es) hongo (s)
ni por qué. En la época del hom bre primitivo
el mundo entero se hallaba transido del sen-
20 EL CAMINO DE WASSON

timiento religioso, y los poderes invisibles lo


m antenían empavorecido. Sin duda nuestro
"hongo” sagrado debe haber sido maravillo­
so, debe haber evocado respeto y adoración;
miedo, sí, y aun terror. Cuando ese culto
primigenio dejó el lugar a nuevas religiones
y a las nuevas prácticas que surgieron con
una cultura letrada, las emociones convoca­
das por la vieja devoción hubieron de sobre­
vivir, aun arrancadas de sus raíces. En ciertas
regiones pervivirían el miedo y el pavor, ya
a un hongo particular (como en el caso de A.
muscaria) o bien, conforme al través del tabú
deviniese más vago el foco emocional, a las
“setas” en general; m ientras tanto en otras
regiones, por alguna causa que por ahora no
conocemos, lo que pervivió fue el espíritu de
am or y de latría. En eso residiría la explica­
ción del enfrentam iento entre la micofobia,
y la micofilia que habíamos descubierto. (Por
cierto, toadstool fue originalmente el nombre,
específico en inglés de A. muscaria, el hongo,
divino, de belleza a la altura de su divini-,
dad. Al través del tabú toadstool perdió su,
especificidad y llegó a cubrir la totalidad,
de los hongos que el micófobo elude.) |
I

Fue en México donde nuestra búsqueda da


un hipotético hongo sagrado alcanzó por prU
mera vez su objetivo. El 19 de septiembre)
de 1952 recibimos por correo dos cartas da
EL CAMINO DE WASSON 21

Europa: una de Robert Graves, que adjun­


taba un recorte de una revista farmacéutica
en que se citaba a Richard Evans Schultes,
quien a su vez citaba a varios frailes espa­
ñoles del siglo XVI que contaban acerca de
un extraño culto a los hongos entre los in­
dios de Mesoamérica; la segunda, de Giovan­
ni Mardersteig, nuestro im presor en Verona,
que nos enviaba un dibujo, ejecutado por
él, de un curioso artefacto arqueológico pro­
cedente de Mesoamérica. Dicho objeto se exhi­
bía en el Museo Rietberg de Zurich. Era de
piedra, de unos treinta centím etros de alto:
era obviamente un hongo, con un radiante
ser esculpido en el tallo, o en lo que' los
micólogos llaman el estipe. Tal vez ahí se
encontraba precisamente el culto que está­
bamos buscando, puesto a nuestro alcance. En
un principio habíamos resuelto que en nues­
tras indagaciones nos m antendríamos aleja­
dos del Nuevo Mundo y de Africa: el mundo
era demasiado vasto y nuestras manos tenían
suficiente con Eurasia. Mas en un abrir y
íerrar de ojos cambiamos de opinión y el
:urso de nuestros estudios, y nos concen-
ramos en México y Guatemala. Habíamos
stado postulando una conjetura fantástica:
|ue un hongo silvestre era objeto de devo-
ión religiosa. Y de pronto ahí estaba a
luestra puerta. Durante todo aquel invierno
stuvimos revisando los textos de los frailes
22 E L CA M IN O D E WA SS ON

españoles del siglo xvi, y qué re la to s tan


extrao rd in ario s nos b rin d aro n . Volamos a Mé­
xico en aquel verano de 1953 y rep etim o s el
viaje en m uchas tem poradas de lluvias su b ­
secuentes. G racias a la m aravillosa coopera­
ción de todo m undo en dicho país, la noche
del 29 de ju n io de 1955 logram os finalm ente
n u e stro hallazgo capital: mi am igo el fo tó ­
grafo Allan R ichardson y yo p a rticip am o s con
n u e stras am istades indias en una velada, b ajo
la dirección de una cham ana de e x trao rd in aria
calidad. Fue la p rim era vez, hasta donde se
sabe, que alguien de raza ajen a co m partió
tal clase de com unión. Fue u n a experiencia
sobrecogedora. La tem eraria c o n je tu ra que
nos habíam os atrev id o a com unicarnos, en un
susurro, años atrás, finalm ente estaba de­
m ostrada. Y ah o ra , casi un c u a rto de siglo
después, nos hallam os p rep arad o s para o fre­
cer, en o tro hongo, Ctaviceps purpurea, la
clave que guarda el secreto de los m isterios
elcusinos.
Que debía h ab er un d enom inador com ún
e n tre el m isterio del hongo m exicano y los
m isterios de Eleusis fue una revelación que
m e asaltó de inm ediato. Uno y o tro m isterios
provocaban un av asallad o r sentim iento de te ­
m or reverente, de m aravilla. D ejaré que sea
el profesor Ruck quien h able de Eleusis, mas
deseo c ita r antes a un antiguo escrito r, el re­
tórico Elio A ristides, que en el siglo IT d .c
E L C A M IN O D E W AS SO N 23

alzó por un instan te el velo, cuando d ijo que


lo que experim entaban los iniciados era "n u e­
vo, sorprendente, inaccesible a la cognición
ra c io n a r’, y después:

Eleusis es un santuario común a la tierra


entera, y de cuantas cosas divinas existen en­
tre los hombres es la más revercnciablc y la
más luminosa. ¿En qué lugar del mundo han
sido entonados cánticos más milagrosos y
dónde han provocado los dromena mayor emo­
ción, dónde ha existido rivalidad mayor entre
el mirar y el escuchar? [Las cursivas son
mías.]

Y A ristides co n tin ú a h a b lan d o de las "visio­


nes inefables" cuya contem plación fue privi­
legio de m uchas generaciones de h om bres y
m ujeres afortunados.
Punto por punto esta descripción es para­
lela con el efecto sentido p o r los iniciados
en el rito m esoam ericano de los hongos, in­
clusive la "riv a lid a d ” e n tre el m irar y el es­
cuchar. Pues las visiones que uno experim enta
asum en contornos rítm ico s y los can to s de
la cham ana parece ad q u irir form as visibles
y abigarradas.
Al parecer, e n tre los griegos c o rría la voz
de que los hongos eran el "alim en to de los
dioses", brôm a theôn, y se dice q u e P orfirio
los llam ó "nodrizas de los dioses", theotro-
phos. Los griegos de la ¿-poca clásica eran
24 £ L C A M IN O D E WA SS ON

micófobos- ¿Acaso no sería e sto p o rq u e sus


antecesores .sin tiero n q u e la to talid ad de la
fam ilia de los hongos se hallaba contagiada
"p o r atracción*’ con la cualidad divina de!
hongo sagrado, y en consecuencia los hongos
debían ser evitad o s p o r los m o rtales? ¿Acaso
no estam os exam inando aquí algo que en su
origen fue un tabú religioso?
No quiero que se entienda que estoy sos­
teniendo que sólo estos alcaloides (donde­
q uiera que se encuentren en la naturaleza)
provocan visiones y éxtasis. Evidentem ente
algunos poetas y pro fetas y m uchos m ísticos
y ascetas parecen h ab er experim entado \fisio-
nes extáticas que cum plen las condiciones
de los antiguos m isterios y reproducen los
efectos de la ingestión ritu al de hongos en
México. No estoy insinuando que San Ju an ,
en Patm os, haya tom ado hongos cuando escri­
bió el Apocalipsis. No o b stan te ello, la se­
cuencia de im ágenes en su V isión, tan n ítid as
y a la vez tan fantasm ales, me indica que el
A póstol se enco n trab a en el m ism o estad o
de quien ingiere los hongos. Tam poco insi­
núo, ni por un in stan te, que W illiam Blake
conociera los hongos cuando escribió e sta
h ipotiposis de la n itidez q u e tiene la "visión":

Los Profetas describen lo que ven en la Vi­


sión como hombres reales y existentes, a quie­
nes ellos vieron con sus órganos imaginativos
EL CAMINO DE WASSON 25

c inm o rtales; los A póstoles lo m ism o; m ien­


tras m ás diáfano sea o l.ó rg a n o m ás nítido
será el o b jeto . Un e sp íritu y una V isión no
son, co m o su p one ¡a filosofía m oderna, un
vapor nebuloso o una nada: se encuentran
organizados y m inuciosam ente articulados
m á s allá de todo lo que puede producir la
naturaleza perecedera y m ortal. Quien no im a­
gina con co ntornos m ejo res y m ás vigorosos,
y ba jo una lu z m e jo r y m ás intensa, de lo
que p u ed en d istin g u ir su s ojos perecederos,
en realidad no im agina nada. (Las b astard illas
son mías.]

E s to s o n a r á c ríp tic o a q u ie n no c o m p a r ta la
visió n d e B la k c o n o h ay a in g e rid o ios h o n ­
gos. La v e n ta ja d e los h o n g o s es q u e p u e d e n
p o n e r a m u c h a s p e rs o n a s , si n o a to d a s , en
este e s ta d o , sin q u e d e b a n s u f r ir la s m o rtif i­
ca c io n e s d e B la k e ni la s d e S an J u a n . S u in ­
gestió n p e r m ite a u n o c o n te m p la r co n m a y o r
c la r id a d q u e la d e n u e s tr o s o jo s m o rta le s ,
v ista s q u e e s tá n a lle n d e los h o riz o n te s de
e s ta v id a ; v ia ja r p o r el tie m p o , h a c ia a d e ­
la n te y h a c ia a tr á s ; p e n e tr a r c n o tr o s p la n o s
d e la e x iste n c ia ; in c lu so , c o m o d ic e n los in ­
d io s, c o n o c e r a D ios. N o es m u y s o rp re n ­
d e n te q u e n u e s tr a s em o c io n e s re s u lte n p r o ­
fu n d a m e n te a fe c ta d a s , q u e s in ta m o s q u e un
v ín c u lo in d iso lu b le no s u n e co n los d e m á s
qu e h a n c o m p a rtid o el b a n q u e te sa g ra d o .
T o d o ]p q u e u n o ve d u r a n te esa n o c h e tien e
26 EL CAMINO DE WASSON

u n a c a lid a d p r ís tin a : el p a is a je , la s c o n s tru c ­


c io n e s, lo s re lie v e s, lo s a n im a le s : to d o p a re c e
re c ié n lle g a d o d e l ta lle r d el C re a d o r. E s ta
n o v e d a d d e to d o — e s c o m o si el m u n d o a c a ­
b a r a d e s u r g ir — lo a b r u m a a u n o y lo
f u n d e en s u b elleza . De m a n e ra n a tu ra l,
c u a n to n o s o c u r r e n o s p a re c e p re ñ a d o de
s e n tid o y, e n c o m p a ra c ió n , la r u tin a c o tid ia n a
re s u lta triv ia l. U no ve to d a s e s ta s c o s a s co n
u n a in m e d ia te z d e v isió n q u e lo lle v a a d e ­
c irs e : “ A h o ra e s to y v ie n d o p o r p r im e r a vez;
v ie n d o d ir e c ta m e n te , s in la in te rv e n c ió n de
o jo s m o r ta le s ."
P la tó n n o s d ic e q u e m á s a llá d e e s ta ex is­
te n c ia e fím e ra c im p e rfe c ta d e a q u i a b a jo
h a y o tr o m u n d o id e al d e a r q u e tip o s , d o n d e
e l M o d elo d e c a d a c o s a tie n e u n a v id a p e r ­
d u r a b le : h e rm o so , v e rd a d e ro , o rig in a l. A lo
la rg o de m ile n io s, p o e ta s y filó so fo s h a n s o ­
p e s a d o y c o m e n ta d o d ic h o c o n c e p to . P a ra
m í r e s u lta c la r o d ó n d e e n c o n tr ó P la tó n su s
“ I d e a s " ; ta m b ié n lo e r a p a r a a q u e llo s de
s u s c o n te m p o rá n e o s q u e f u e ro n in ic ia d o s e n
lo s m is te rio s . P la tó n b e b ió d e la p o c ió n en el
te m p lo de E le u s is y p a s ó la n o c h e c o n te m ­
p la n d o la g ra n V isión.
Y d u r a n te el tie m p o e n q u e u n o e s tá vien­
d o e s ta s c o sa s, en M éxico, la s a c e r d o tis a c a n ­
ta , n o e n v o z a lta p e ro sí co n a u to r id a d . E s
b ie n c o n o c id o q u e los in d io s n o se e n tre g a n
a c x te rio riz a c io n e s d e su s s e n tim ie n to s , ex·
E L C A M IN O D E W A SS ON 27

cepto en tales ocasiones. EI canto es bueno,


m as bajo la influencia de los hongos u n o lo
juzga infinitam en te tierno y delicado. E s com o
si uno estuviese escuchando con los oídos del
espíritu, purificad o de to d a tu rb ied ad . Uno
e stá recostado en un p etate; si se pu so listo
tal vez en un colchón ínflable y en un saco
de dorm ir. E stá oscuro, pues todas las luces
han sido apagadas, m enos unas c u an tas as­
cuas entre las piedras del h o g a r y el incienso
en un anafe. Hay q u ietud, pues la choza de
paja posiblem ente se en cu en tre a c ie rta d is­
tancia del pueblo. En la o scu rid ad y la q u ie­
tud aquella voz cam bia de ubicación en la
choza: de p ro n to viene de m ás allá de los pies,
ahora suena ju n to al oído, ah o ra a lo le­
jos, a h o ra realm en te ab ajo de uno, con un
extraño efecto de ventriloquia. T am bién son
los hongos los que p roducen esta ilusión. Todo
el m undo la exp erim en ta, asi com o sucede
a los nativos de Siberia cu an d o com en A m a­
n tia m uscaria y yacen b a jo el co n ju ro de sus
cham anes, que así m ism o hacen gala de una
pasm osa habilidad p ara im p rim ir u n efecto
de ventriloquia a sus toques de tam b o r. De
m anera sim ilar, en México escuche a una cha-
m ana que em prendía una sesión de percusio­
nes de lo más com plicado: con las m anos se
golpeaba el pecho, los muslos, la fren te, los
brazos; cada punió del cuerpo p ro d u cía u n a
resonancia d iferen te y ella m an ten ía un ritm o
28 E L C A M IN O D E W A SS O N

com plicado en el que m odulaba e incluso


sincopaba los golpes. El cuerpo de uno yace
en la oscuridad, pesado como el plom o, pero
el esp íritu parece rem o n tarse y a b an d o n a r la
choza, y con la velocidad del p ensam iento
v ia ja r p o r donde lo desee, en el tiem p o y en
el espacio, acom pañado p o r el can to de la
cham ana y p o r el golpeteo de sus rítm icas
percusiones. Lo que uno m ira y lo q u e uno
escucha parece se r una sola cosa: la m ú ­
sica asum e form as arm oniosas, reviste de
form a visual sus arm o n ías, y lo que uno
e stá m irando adopta las m odalidades de la
m úsica: la m úsica de las esferas. “ ¿D ón­
de ha existido rivalidad m ayor e n tre el m i­
ra r y el escuchar?" ¡Cuán a p ro p ó sito de
la experiencia m exicana era la a n tig u a p re­
gunta del retórico griego! Todos los sen­
tidos se encuen tran afectados de m anera
sim ilat: el cigarrillo con el que u n o o casio ­
n alm ente rom pe la tensión de la noche tiene
un arom a como ja m á s o tro lo ha tenido; el
vaso de agua p u ra es infinitam ente m ejo r
qüc la cham paña. En algún lu g ar escribí una
vez que la persona que ha ingerido hongos
se encuentra suspendida en el espacio: una
m irad a despojada del cuerpo, invisible, in­
corpórea, que ve pero no puede ser vista. En
realidad los cinco sentidos se en cu entran des­
pojados del cuerpo, todos ellos a tono con
ese alto nivel de sensibilidad y alerta, todos
E L C A M IN O D E W A S S O N 29

ellos m ezclándose de la m anera m ás ex trañ a


h a sta que el sujeto, en teram en te pasivo, de­
viene un pu ro recep to r de sensaciones infi­
n itam ente delicado.
M ientras el cuerpo de uno yace ahí en el
saco de dorm ir, el alm a queda libre, pierde
todo sentido del liem po, alerta com o nunca
antes; vive una etern id ad en u n a noche, m ira
u na infinitud en un grano de arena. Lo q u e uno
h a visto y escuchado queda g rabado com o
p or un buril en la m em oria, de d o nde ja m á s
p o d rá ser borrado. P o r fin conoce uno lo
inefable y lo que significa el éxtasis. ¡Éxtasis!
El e spíritu se rem onta al origen de esa p ala­
bra: para los griegos ekstasis .significaba que
el alm a volaba fu era del cuerpo. E stoy se­
guro de que esta p alab ra fue acu ñ ad a p a ra
d escrib ir el efecto de ios m isterios de E leu­
sis. ¿Puede h allarse m e jo r térm ino q u e ése
para d escrib ir el estad o de quienes han in­
gerido hongos? En el habla cotidiana, en tre
los m uchos que nunca han exp erim en tad o el
éxtasis, "éx tasis" significa algo divertido, y a
m enudo la gente me pregunta p o r q u é no
tomo hongos todas las noches. Pero el éxtasis
no es una diversión. Es el alm a m ism a lo
q ue es lom ado y sacudido h asta el estrem e­
cim iento. Después de lodo, ¿quién bu scará
sen tir el tem or de una reverencia a bso lu ta, o
tra s p a s a r esa p u e rta de m aravillas que lleva
a la Presencia Divina? El ig norante o rd in a rio
30 E L C A M IN O D E WA SS ON

em plea mal la p alab ra, y n o so tro s debem os


re c ap tu ra r su sentido total y a te rro riz a d o r. . .
Unas c u an tas h o ras después, a la m añ an a
siguiente, uno está listo para ir a tra b a ja r.
Pero cuán baladí nos parece el tra b a jo en
com paración con los p o rte n to s o cu rrid o s d u ­
ra n te aquella noche. Si uno p uede hacerlo,
pre fe rirá perm anecer cerca de la casa y, ju n to
con quienes c o m p artiero n esa noche, com pa­
r a r notas y g rita r de asom bro.
Q uiero d ar una idea de la abrum adora, sen­
sación de reverencia que los hongos sagrados
provocan e n tre la población n ativa de las
m ontañas m exicanas. E n la trib u m azateca
donde los tom é p o r p rim era vez estos hongos
en especial no son "hongos": pertenecen a
o tra categoría. Hay una p alab ra, th a in s, que
ab arca a todos los fungi: los com estibles, los
que son inocuos aunque no puedan com erse
y los. venenosos; a todos los fu n g i m enos
los sagrados. Los hongos sagrados reciben un
no m b re que es un eufem ism o de o tro nom bre
ah o ra perdido: son >nti'xisth o s. (En m azate-
ço, cada sílaba puede pro n u n ciarse en cu atro
tonos distintos, o con entonaciones q u e van
de uno a otro ; el m ás ag udo es \ El signo
inicial "> es una oclusión de la glotis.) El p ri­
m er elem ento, ^n ii', es un dim inutivo d e afec­
to y respeto. El segundo, xP tho1, significa "el
que b ro ta ”. Así pues, la p alab ra com pleta
sería "el pequeño que b ro ta ”. Pero e sta pa­
EL CAMINO DE WASSON 31

la b r a es s a g r a d a : n o s e e s c u c h a e n el m e r ­
c a d o n i en d o n d e h a y a u n g ru p o d e p e rs o n a s
re u n id a s . E s m e jo r t r a e r el te m a a co lació n
p o r la n o c h e , a la lu z d e u n a fo g a ta o d e u n a
ve la (v e la d o r a ) , c u a n d o u n o se e n c u e n tra a
so la s con s u s h u é s p e d e s . E n to n c e s ello s se
e x te n d e rá n la rg a m e n te s o b re la s m a ra v illa s
de e s to s h o n g o s p ro d ig io so s . E s p ro b a b le
q u e en lu g a r d e d ic h o n o m b r e e u fc m ís tic o
u tilic e n in c lu s o o tr o s e u fe m is m o s m á s a v a n ­
z a d o s: lo s n iñ o s s a n to s o la s c o s ita s, e n m a-
za teco . C u a n d o p a r tía m o s a c a b a llo d e las
m o n ta ñ a s m a z a te c a s , d e s p u é s d e n u e s tr a p r i­
m e r a v is ita , p re g u n ta m o s a n u e s tr o m u le te ­
ro , V íc to r H e rn á n d e z , c ó m o h a b ía sid o q u e
lo s h o n g o s s a g r a d o s lleg asen a s e r lla m a ­
d o s lo s p e q u e ñ o s q u e b r o ta n . V íc to r h a b ía
re c o r r id o la s m o n ta ñ a s d u r a n te to d a s u v id a
y h a b la b a e s p a ñ o l, a u n q u e no s a b ía le er, e s ­
c r ib ir , n i d e c ir la h o ra en el re lo j. S u r e s p u e s ­
ta , p r e ñ a d a d e em o ció n y s in c e rid a d , a le n ta b a
la p o e s ía d e la re lig ió n , y yo la c ito a q u í
p a la b r a p o r p a la b ra , ta l c o m o ¿1 la p ro n u n c ió
y yo la a n o té e n to n c e s e n m i lib re ta :

E l honguillo viene p o r sí m ism o, no se sabe


de dónde, com o el viento que viene sin s a b e r de
dó n d e n¡ p o r qué.

V íc to r se r e f e r ía a la g én e sis d e los h o n g o s
s a g ra d o s : b r o ta n s in s e m illa s n i ra íc e s, u n
32 E L C A M IN O DE WA SS ON

m isterio desde el principio. C uando le p re ­


guntam os a A urelio C arreras, carn icero de
H uautla, a dónde nos llevan los hongos, d ijo
sencillam ente: "Le llevan allí d o nde Dios
e stá .” Según R icardo G arcía González, de Rio
Santiago, para to m a r los hongos "hay que ser
m uy lim pio, es la sangre de N u estro S eñor
P adre E tern o ” . Los testim onios an te rio re s so n
de h abitantes del pueblo que hablaban esp a­
ñol y que elegim os al azar; expresan la reli­
gión en su esencia m ás pura, sin ningún
contenido intelectual. A ristóteles d ijo de los
m isterios eleusinos precisam ente lo mismo:
los iniciados debían su frir, sen tir, experim en­
ta r ciertas em ociones y estados de ánim o; no
estaban ahí p a ra ap ren d er nada.
Cuando el hom bre em ergía de su basto
pasado, hace m ilenios, hubo un estad io en la
evolución de su conciencia en que el descu­
b rim ien to de un hongo (¿o fue una p lan ta
superior?) con propiedades m ilagrosas cons­
tituyó una revelación, un verdadero d eto n a­
d o r para su alm a que desp ertó en él sen ti­
m ientos de tem or y reverencia, de b o ndad
y am or, en el m ás a lto re g istro de que la
h um anidad es capaz; todos esos sen tim ien ­
tos y virtudes que a p a rtir de entonces la
hum anidad ha con sid erad o com o el m ayor
a trib u to de su especie. Esa p lan ta le per­
m itió ver lo que estos ojos m o rtales no pue­
den m irar. C uánta razón tenían los griegos al
E L C A M IN O DE WA SS ON 33

rodear de sigilo y custodia este m isterio, esie


b eber la poción. Lo que hoy en día ha desem ­
b ocado en una sim ple droga, una triptam i-
na, un derivado del ácido lisérgico, era para
ellos un m ilagro prodigioso, in sp irad o r de
poesía, filosofía y religión. Tal vez con todos
n uestros conocim ientos m odernos no necesi­
tem os ya de los hongos divinos, O ¿los nece­
sitarem os más que nu n ca? N o falta quien
se m oleste porque la clave, aun de la religión,
p ueda reducirse a una m era droga. P o r o tra
p arte, tal droga es tan m isteriosa com o siem ­
p re lo ha sido: “como el viento que viene
sin saber de dónde ni p o r qué". De una sim ple
droga brota lo inefable, surge el éxtasis. Ko
es el único caso en la h isto ria de la hu m an i­
dad en que lo m ás b a jo ha dado origen a
lo divino. Parafraseando un texto sagrado
d iríam os que esta p a ra d o ja es difícil de acep­
tar, m as digna de que todos los h om bres
crcan en ella.
¿Qué no darían nuestro s estudiosos de la
antigüedad clásica a cam bio de la o p o rtu n i­
dad de a sistir al rito en Eleusis, de h ab lar
con las sacerdotisas? Llegarían a los recin­
tos. e n tra ría n a la cám ara sagrada con la
reverencia em anada de los textos que han
venerado a lo largo de milenios. ¡Qué propicio
seria el estado de su esp íritu si se les invitara
a co m p a rtir la poción! Pues bien, tales ritos
ocurren ahora, ignorados p o r los estudiosos
34 E L C A M IN O DE WA SSON

de la antigüedad clásica, en habitaciones a p ar­


tadas, hum ildes, techadas con p aja, sin ven­
tanas, lejos de los cam in o s trillados, en lo
a lto de las m on tañ as de México, en la q u ie­
tud de la noche, rasgada sólo p o r el ladrido
lejano de un perro o el rebuzno de un asno.
0 bien, ya que nos encontram os en la tem po­
rada de lluvias, el m isterio puede celebrarse
b ajo un aguacero torrencial, con el acom pa­
ñam iento de tru en o s terroríficos. Y entonces,
p o r supuesto, m ientras uno yace a h í bajo el
efecto de los hongos, escuchando la m úsica
y contem plando las visiones, conocerá u n a
experiencia estrcm ecedora al re c o rd a r cóm o
algunos pueblos prim itivos creían que los
hongos, los hongos divinos, d ebían su o ri­
gen a la participación celestial de Parjan y a, el
dios ario del rayo, q u e los engendraba en
la suave M adre Tierra.
Hay quien ha llam ado a la micología el
entenado de las ciencias. ¿No está a h o ra ad ­
quiriendo una dim ensión to talm en te nueva
c inesperada? La religión se ha en co n trad o
siem pre en el m eollo de las m ás a lta s facul­
tades del hom bre y de sus m ayores logros cul­
turales; a p a rtir de tal perspectiva quiero
a h o ra pedirles que considerem os n u estro hu­
m ilde hongo: ;qué testim onios de nobleza
y de añeja e stirp e van respaldándolo!
R . G ordon W a sso .v
II. U N A P R E G U N T A IN Q U IE T A N T E ,
Y M I RESPUESTA

E n j u l i o df. 1975 m e encontraba visitando a


mi am igo G ordon W asson en su residencia
de D anbury, cuando rep en tin am en te d m e
planteó la p reg u n ta siguiente: ¿creía yo que
el hom bre prim itivo, en la antigua G recia,
podría haber descubierto algún m éto d o para
aislar un entcógeno a p a rtir del cornezuelo
que pudiese haberle pro p o rcio n ad o tina expe­
riencia com parable a la q u e da la l s d o la psi-
locibina? Le respondí que bien p o d ría h ab er
sido así y prom etí enviarle, d espués de que
Jo hubiere pensado m ejor, un com entario so ­
bre nu e stro s conocim ientos presentes acerca
del tem a; los cuales, según yo sospechaba
entonces, apoyarían mi posición tentativa.
H an pasado dos años, y ah o ra h e aq u í mi
respuesta.
Corne 2 uelo es el nom bre castellano de un
producto fúngico, el esclerocio de un hongo
que los m icólogos conocen com o Ciaviccps
purpurea (Fr.) Tul. Es un p a rá sito del cen ­
teno y de otros cereales como la cebada v
el trigo, así com o de algunos pastos silves­
tres. O tras especies del género C hviccps, como
C. pas pal i Stev. y H all, C. nigricans Tul. y C.
glabra Langdon, e n tre o tra s, p a ra sita» mu·
33
3« UNA P R E G U N T A I N Q U I E T A N T E

chas clascs y variedades de pasto. El cor­


nezuelo m ism o carcce de una com posición
quím ica uniform e: se p resen ta en razas "q u í­
m icas" o "biológicas” que difieren e n tre sí
sobre iodo por la com posición de los alca­
loides que contienen. (Los quím icos definen
los alcaloides com o su stan cias alcalin as q u e
contienen nitró g en o y que re p re sen ta n los
principios activos, desde un p u n to de vista
farm acológico, de n um erosas p lantas.) Asi, en
Suiza existen tres variedades de cornezuelo
del centeno: 1) En la planicie suiza u n a que
contiene sobre todo el alcaloide ergotam ina;
2) En el V alais una con alcaloides del grupo
de la ergotoxina, y 3) E n los G risones una
que no contiene alcaloides. Además, en o tra s
clases de cornezuelo — del trigo, de la ceba­
da, del m ijo, de la cizaña, etcétera— existen
grandes variaciones en cuanto a los alcaloi­
des que contienen, a vcces según la locali­
zación geográfica.
Con m ucho, el más im p o rtan te de todos
los tipos de cornezuelo es el del centeno, un
cuerpo pardo-violáceo q u e ap arece en las es­
pigas y provoca la h ip e rtro fia del grano. En
inglés al cornezuelo del centeno se le llama
horned rye, sp ike d rye, spurred rye, y m ás
com únm ente ergot of rye, que es una trad u c­
ción del térm ino francés ergot de seigle (en
la nom enclatura científica. Secale cornu­
tu m ). La palabra ergot aparece definida en el
UNA PREGUNTA INQUIETANTE 37

P e tit L a ro u sse c o m o " p e tit o n g le p o in tu d e ­


r r iè r e le p ie d d u c o q " ( " p e q u e ñ a u ñ a p u n ­
tia g u d a en la p a r te p o s te rio r d e la p a ta del g a­
llo") m a s la p ro c e d e n c ia del té rm in o fra n c é s
erg o t e s in c ie rta . O tra s d e s ig n a c io n e s f r a n ­
ce sas so n b le c o r n u , seigle erg o té , seigle ivre.
P a rece s e r q u e en a le m á n h a y m á s v a ria n te s
q u e en o tr a s le n g u as: M u tte r k o r n , R o c k c n -
m u tte r , A f te r k o m , T o d te n k o r n , T o llk o n i y
m u c h a s m á s. E n el fo lk lo re g e rm a n o e x istía
la c re e n c ia do q u e c u a n d o el c e re a l o n d u la b a
con el v ie n to la m a d re d e los g ra n o s (u n
d e m o n io ) p a s a b a p o r ej c a m p o ; su s h ijo s
e ra n lo s lo b o s d e l c e n te n o (el c o rn e z u e lo ).
De a c u e rd o con n u e s tro a r g u m e n to o b s e r­
v am o s q u e d o s d e los n o m b re s m e n c io n a d o s .
seigle ivre (" c e n te n o e m b r ia g a d o '’) y T o Jlk o n t
(" g ra n o e n lo q u e c id o ”) d e ja n v e r u n c o n o c i­
m ie n to d e lo s e fe c to s e n te o g é n ic o s d e l c o r ­
nezu elo . E s ta c o n c ie n c ia p o p u la r de la s s e ­
cu e las d el c o rn e z u e lo s o b re la m e n te m u e s tra
u n c o n o c im ie n to ín tim o d e su s p ro p ie d a d e s -
al m e n o s e n tr e los h e rb o la rio s , p r o fu n d a ­
m e n te a r r a ig a d o e n la s tra d ic io n e s e u ro p e a s.
E l co rn c2 u e lo d e c e n te n o tie n e u n p a s a d o
h is tó ric o . O tr o r a un v en e n o te m ib le, h a lle­
g ad o a c o n v e rtirs e e n u n a ric a fu e n te d e v a­
lio so s p r o d u c to s fa rm a c é u tic o s .
D u ra n te la E d a d M edia h u b o en E u ro p a
e x tr a ñ a s e p id e m ia s en q u e m illa re s do p e r ­
so n a s p e rd ie ro n la v id a , p ro v o c a d a s p o r el
38 UNA P R E G U N T A IN Q U I E T A N T E

pan elaborado con centeno contam inado por


e! cornezuelo Dichas epidem ias se p re sen ta ­
ban en dos form as: el ergotism us convuísi-
vus, caracterizado p o r síntom as epileptífor*
mes y convulsiones nerviosas, y el ergotism us
gangraenosus, en el q u e un rasgo d om inante
eran las m anifestaciones gangrenosas que cau­
saban la m om ificación de las extrem idades.
El ergotism o se conocía tam bién com o ignis
sacer ("fuego sagrado") o com o "fuego de
San Antonio", p o rq u e San Antonio e ra el pa­
tro n o de una orden religiosa fu ndada p a ra
p re sta r atención a las víctim as de dicha en ­
ferm edad. La causa de tales epidem ias —pan
contam inado con el cornezuelo— se descu­
brió apenas en c! siglo x v u , y a p a rtir de
entonces los brotes de envenenam iento p o r
el cornezuelo del centeno han sido sólo es­
porádicos.
El cornezuelo fue m encionado com o un
rem edio por prim era vez e n 1582, p o r el m é­
dico alem án Adam Lonitzer, quien inform ó
que las com adronas lo utilizaban para in d u ­
c ir los alum bram ientos. La p rim era com uni­
cación científica so b re las aplicaciones del
cornezuelo como un agente u tero tó n ico fue
presentada en 1808 p o r el m édico e sta d u n i­
dense John S tearns: "A ccount of th e pulvis
parturieus” Pero ya en 1824 el d o c to r David
H osack, tam bién estadunidense, reconoció los
peligros de utilizar el cornezuelo p a ra a p re ­
UNA PREGUNTA INQUIETANTE 39

s u r a r lo s p a r to s , y re c o m e n d ó q u e la d ro g a
fu ese e m p le a d a s o la m e n te p a r a in h ib ir la h e ­
m o rra g ia p o s t p a r tu m . De c s a fe c h a en a d e ­
la n te el c o rn e z u e lo h a sid o u s a d o e n o b s te ­
tric ia , s o b re to d o co n d ic h n p r o p ó s ito .1 (E l
ta l d o c to r H o sa ck fu e u n h o m b re e m in e n te .
E r a c! m e d ic o d e m u c h o s de los n eo y u rq u i-
nos d is tin g u id o s de la é p o c a , y a c o m p a ñ ó a
A lex a n d er H a m ilto n a W e e h a w k c n , e n o c a ­
sió n d e su trá g ic o d u e lo c o n A aron B u rr. E s to
llegó a m i c o n o c im ie n to al tra v é s d e la a d m i­
ra b le b io g ra fía d e H o sa c k q u e e s c rib ió C h ris ­
tin e R o b b in s.)
El ú ltim o y el m á s im p o r ta n te c a p ítu lo en
la h is to r ia d el c o rn e z u e lo lo e x a m in a c o m o
un a ric a fu e n te de a lc a lo id e s co n a p lic a c io n e s
fa rm a c o ló g ic a s .7 M ás de tr e in ta a lc a lo id e s h an
sid o aisla d o s d el c o rn e z u e lo y es im p ro b a b le
q u e p u e d a n s e r d e s c u b ie rto s m u c h o s m ás.
C ie n to s d e m o d ific a c io n e s q u ím ic a s d e d ic h o s
alc a lo id e s n a tu r a le s h a n sid o p re p a r a d a s c
in v e stig a d a s d e s d e el p u n to de v is ta farm acu -

1 L a monogr a f í a de consulta obligada sobro lo bu-


tánica y la historia del cornezuelo ûs la do C. B a r ­
ger: lírg o t a u d E rg o tism . G u r n e y a n d Jackson.
Londres, 1931.
2 E n su monogr a f í a Die M utterkornalkaioU lc (F.
E n k c Vcrlag. Stuttgart. 1964>. A. H o f m a n n revisa
los resultados de las investigaciones medicas, far­
macológicas y químicas sobre los alcaloides del
cornezuelo realizadas en laboratorios d o todo el
inundo.
40 UNA P R E G U N T A IN Q U IE T A N T E

lógico. Hoy en día todos esos alcaloides tam ­


bién pueden ser obtenidos m ediante síntesis
total.
Los alcaloides con aplicaciones m edicina­
les m ás im p o rtan te s proceden del cornezuelo
del centeno. El p rim ero que tuvo un uso
terapéutico am plio fue la ergotam ina, que Λ.
Stoll aisló en 1918. La ergotam ina es el
ingrediente esencial de p rep arad o s farm acéu­
ticos com o el Cafergót y el Bellergal, m edi­
cam entos que se utilizan c o n tra la m igraña
y los tra sto rn o s nerviosos. Dos prep arad o s
m odernos especialm ente útiles son la Hyder-
gina. desarrollada p or A. Stoll y A. H ofm ann
en los la boratorio s Sandoz, de Basilea, que
contiene alcaloides de ergotoxina h id ro g e­
nados y se em plea en el tra ta m ie n to de algunas
alteraciones geriá tricas, y el D ibydcrgot, que
contiene dihidroergotam ina como ingredien­
te activo y se utiliza en la terap éu tica de
tra sto rn o s circulatorios.
Las investigaciones sobre el alcaloide er-
gonovina. que es el principio u tcro tó n ico es­
pecífico del cornezuelo, soluble en agua, son
de especial im portancia para los a su n to s que
e stam os tratand o . En 1932 H. W. Dudley y C.
Moir descubrieron, en In g laterra, que los ex­
tra c to s del cornezuelo hidrosolubles, q u e no
contenían ninguno de los alcaloides insolu­
bles en agua del tipu ergotam ina-ergotoxina,
inducían una intensa actividad uterotónica.
UNA P R E G U N T A IN Q U I E T A N T E 41

E sta observación llevó, tres años después, al


aislam iento del alcaloide cau san te de dicha
acción, en form a sim u ltán ea en c u a tro dife­
rentes lab o rato rio s que lo llam aro n "ergomc-
trin a", "e rg o b a sin a ”, "erg o to cin a" y ''crgos-
tetrina'·, respectivam ente. La Comisión de la
Farm acopea In tern acio n al p ropuso un nom
bre que fuera acep tad o in tern acio n alm en te
para reem plazar a tales sinónim os: esto es,
‘'ergonovina".
En 1937, a p a r tir de ácido lisérgico n a tu ­
ral p re p a ré la ergonovina, que p o r su com ­
posición quím ica es la propanolam ida del áci­
do lisérgico. com o se m u estra en la figura 1.
El ácido lisérgico es el núcleo com ún de la
m ayoría de los alcaloides del cornezuelo. Se
extrae de cultivos especiales de cornezuelo, y
en la actualidad tam bién sería posible p re ­
p a ra rlo m e d ia rte una síntesis to tal, si no fue­
se porque tal procedim iento es dem asiado
caro. Yo utilicé el m étodo desarro llad o para
la síntesis de la ergonovina con el o b jeto de
p re p a ra r num erosas m odificaciones quím icas
de dicha sustancia. Uno de esto s derivados de
la ergonovina, en parte sintéticos, fue la
b utanolam ida del ácido lisérgico. H oy en día
se utiliza en o bstetricia con el nom bre co­
mercial de M ethergina para co n ten er la he­
m orragia post partum y prácticam ente ha re­
em plazado a la ergonovina.
Otro derivado del ácido lisérgico q u e sin­
42 UNA P R E G U N T A IN Q U I E T A N T E

teticé en el curso de e sto s tra b a jo s, con la


intención de o b te n e r un analéptico (es decir,
un agente con propiedades estim ulantes de
la respiración y de la circu lació n ), fue la
dietilam ida del ácido lisérgico (Fig. 1). Los
exám enes farm acológicos revelaron que el
com puesto tenía una actividad utero tó n ica
claram ente intensa, casi tan vigorosa como
la de la ergonovina. E n 1943 descubrí, al so­
m eterm e a experim entos con la droga, la alta
potencia entcogénica de la dietilam ida del
ácido lisérgico, que llegó a ser conocida en
todo el m undo p or su n o m b re en clave en el
laboratorio: lsd-25.
Mi interés p o r los agentes cnteogénicos, o ri­
ginado en 1943 a p a rtir de mi tra b a jo con la
LSD, m e llevó a co nocer a G ordon W asson,
p re c u rso r com o etnom icólogo y precu rso r
tam bién en e! estu d io del antiguo cu lto de los
hongos en México. Roger Heim, en aquel
tiem po jefe del L aboratoire de C ryptogam ie
y directo r del célebre M uséum N ational d'H is-
toirc N aturelle de París, a quien W asson
invitó a e stu d iar c id en tificar en el cam po
los hongos divinos, m e envió m u estras de
ellos con el o b je to de q u e analizara su com ­
posición quím ica. J u n to con mi ay u d an te de
laboratorio, H an s T sch ertcr, logré a islar los
principios enteogénicos de los hongos sagra­
dos de México, a los q u e llamé psilocibina
y psilocina. En com pañía de m is colegas de
crgonovina i.so
(propanolamida del (diciilam ida del
acido liscrgico) ácid o lisérgico)

c rgína
(am ida del ácid o liidruxictilam id a del
liscrsico) ácido lisérgico
F i gura I
44 UNA P R E G U N T A I N Q U I E T A N T E

los L aboratorios de Investigación S an d o 2 con­


seguí elucidar la e stru ctu ra quím ica de la psi-
locibina y la psilocina, así como sintetizarlas.
Insp irado por las conversaciones con mi
am igo W asson y anim ado p o r n u estro buen
éxito con los hongos cntcogénicos, decidí ab o r­
d a r tam bién el problem a p resen tad o p o r o tra
p lanta cnteogcnica m exicana, el ololiuhqui.
Con la ayuda de W asson obtuve una gran
c an tid ad de au té n tica s sem illas de ololiuhqui,
de las dos especies de m aravilla que los in­
dios m csoam cricanos han utilizado: sem illas
de Turbina corym hosa (L.) Raf. y de Ipo-
m oca violacea L. C uando las analizam os lle­
gam os a un re su lta d o inesperado: estas an­
tiguas drogas que estáb am o s dispu esto s a
llam ar "m ágicas” y que los indios consideran
divinas, contenían com o p rincipios psicoacti-
vos algunos de nu estro s ya fam iliares alca­
loides del cornezuelo. Los com ponentes p rin ­
cipales eran la am ida del ácido lîsérgico y la
hidroxíetilam ida del ácido lisérgico, am bos
alcaloides hidrosolubles, estrech am en te rela­
cionados con la dietilam ida del ácido lisérgi­
co (l s d ), com o resulta evidente incluso p ara
quien no sea quím ico (Figura 1). O tro cons­
tituyente de los alcaloides del ololiuhqui
era la ergonovina, el prin cip io utero tó n ico del
cornezuelo.
La propiedad enteogénica de estas am idas
sim ples del ácido lisérgico, estrech am en te re-
UNA PREGUNTA INQUIETANTE 45

U c io n a d a s c o n la l s d , e s tá b ie n e s ta b le c id a . La
c u e stió n q u e e n to n c e s s u r g ía p o r s í m is m a e ra
íi la c rg o n o v in a — un c o m p o n e n te a lc a lo id e
no só lo d el c o rn e z u e lo s in o ta m b ié n d el nlo-
liu h q u i— p o s e ía a c tiv id a d c n te o g é n ic a . A la
luz d e su e s tr u c tu r a q u ím ic a e s to no p a re c ía
im p ro b a b le : n o d iíie re m u c h o de la l s d . M as
a n o p u e d e in q u i r ir p o r q u e , si es u n en teó g e-
no, e s te h ec h o s o rp re n d e n te n o h a sid o co ­
m u n ic a d o , en v is ta de q u e h a v e n id o e m ­
p le án d o se e n o b s te tric ia d u r a n t e la s ú ltim a s
d éc ad as. S in d u d a la r e s p u e s ta se e n c u e n tr a
en la· d o s is e x tr e m a d a m e n te b a ja d e erg o n o -
vina q u e se e m p le a p a ra c o n te n e r la h e m o ­
rra g ia p o s t p a r iu m , e s to es, de 0.1 a 0.25 mg.
La d o sis eficaz d e la a m id a del á c id o lise rg ico
es d e 1 a 2 m g p o r vía b u c a l. Así p u e s , d e c id í
a d m in is tr a r m e u n a d o s is c o rre s p o n d ie n te de
crg o n o v in a.

/? de abril de 1976
12:20 h: 2.0 m g d e m a l é a l o a c ido d e c r gono-
vina, q u e c o n t i e n e n 1.5 m g d e b a s e d e er>
g o novina, ingeridos e n u n v a s o d e agua.
13:00 h: n á u s e a ligera, m i s m o efecto q u e
s iempre h e expe r i m e n t a d o en mi s ensayos
con LSD o c o n psilocibina; c a n s a d o , necesi­
d a d d e r e c o s t a r m e ; c o n los ojos cerrados,
figuras d e colores.
13:30 h: los árboles del b o s q u e v e c i n o p a ­
r e c e n a n i m a r s e ; sus r a m a s se m u e v e n d e
m a n e r a amenazadora.
46 UNA P R E G U N T A I N Q U I E T A N T E

14:30 h: intenso deseo de soñar, incapacidad


para el trabajo sistemático; con los ojos ce­
rrados o abierlos, acosado por sensaciones
y formas moluscoidcs.
16:00 h: los motivos y colores sc ban hecho
más claros, pero aún encierran peligros
ocultos.
17:00 h: tras una breve siesta me despierta
una especie de explosión interior de todos
los sentidos.
18:00 h: una visita inesperada me obliga a
entrar en actividad, pero durante toda la
tarde viví más en un mundo interior que
en el exterior.
22:00 h: todos los efectos desaparecidos, sen­
saciones normales.

F ue una experiencia realizada sin un proce­


dim iento riguroso, m as p rueba que ia crg o ­
novina posee una ligera actividad enteogénica
m odificadora del estado de ánim o, siem pre
q ue se tom e en la m ism a c an tid ad que la de
u na dosis eficaz de la am ida del ácido lisér-
gico, el constituy en te principal del oloiiuhqui.
Su p otencia corresponde ap roxim adam ente a
u n a vigésim a p a rte de la que tiene la lsd , y
a unas cinco veces la de la psilocibina.
H ay un hallazgo m ás que p o d ría se r de )a
m ayor im portancia para considerar la p re ­
gunta de W asson. Los com ponentes p rin ci­
pales de las sem illas de m aravilla m exicana
son. 1) Amida del ácido lisérgíco ( = "ergi-
UNA PREGUNTA I N Q U I E T A N T E 47

n a '1) , y 2) H idroxietilam ida del ácido lisérgi-


co. Toles son tam bién los alcaloides m ás im ­
p o rta n te s del cornezuelo que crece en el p asto
silvestre Paspalum d istich u m L. Este p a s­
to crece en to rn o de toda la cuenca del Me­
diterráneo y a m enudo es infectado por
Claviceps paspali. En I960, F. Arcam onc el al·1
fueron los prim eros en descu b rir esto s alca­
loides en el cornezuelo de P. d istich u m .
E n tre las clases de cornezuelo producidas
por las diferentes especies del género Clavi-
ceps y sus num erosos huéspedes —cereales y
pastos silvestres— , p o r su p u esto existen al­
gunas que contienen alcaloides enteogént-
cos, los m ism os alcaloides q u e hay en las
m aravillas enteogénicas de México. E sto s a l­
caloides, principalm en te la am ida del ácido
lisérgico, la hidroxietilam ida del ácido lisér-
gico y la ergonovina, son solubles en agua, en
co ntraste con los alcaloides no enteogénicos
q ue tienen aplicaciones m edicinales, del tipo
de la ergotam ina y la ergotoxina. Con las téc­
nicas y el equipo disponibles en la A ntigüe­
dad era pues sencillo p re p a ra r un ex tracto
enlcogénico a p a rtir de los tip o s de co rn e­
zuelo apropiados.
¿Cuáles eran esos tipos de cornezuelo a p ro ­
piados de que podían d isp o n er los antiguos
Arcamunc. F.: Boninu. C.; Chain, E. B.; Ferrcili,
A.; Pcnnclla. P.; Tonolo, A., y Vero, L.: Nature.
núm. 187, p. 238. Londres, I960.
48 UNA P R E G U N T A I N Q U I E T A N T E

griegos? En su tie rra no h abía centeno, au n ­


que sí trigo y cebada, y el Claviceps p urpu­
rea m edra en am bos. A nalizamos en n uestro
laboratorio el cornezuelo del trigo y el de la
cebada, y encontram os que contienen bási­
cam ente los m ism os alcaloides q u e el del
centeno, es decir, la ergonovina y los del g ru ­
po de la ergoto x in a y la ergotam ina, y en
ocasiones tam bién trazas de la am ida del áci­
do lisérgico.
Según dije con a n te rio rid a d , la ergonovina
y la am ida del ácido lisérgico, am bas en-
teogenicas, son hidrosolubles, m ien tras los
dem ás alcaloides no lo son. Como todos sa ­
bem os, el cornezuelo difiere en su com po­
sición quím ica de acuerdo con la geografía
y con la p lanta huésped. No tenem os m anera
de sab er cuál era la com posición del corne­
zuelo de la cebada o del trig o que se cosecha­
ban en Ja llanura R ariana, vecina a Eleusis, en
el segundo m ilenio antes de C risto. Pero c ie r­
tam en te no es d isp aratad o suponer que la
ccbada cultivada allí era huésped de un co r­
nezuelo que contenía, quizás e n tre o tro s, los
alcaloides enteogcnicos solubles. La vecindad
con la fértil llanura sin duda h ab rá influido
en la elección de Eleusis para le v a n tar a h í el
tem plo de D cm eter, y en la form ación del
ram illete de vigorosos m itos en to rn o a este
lugar y a Triptólcm o, que todavía hoy e je r­
cen su fascinación sobre nosotros.
UNA P R E G U N T A I N Q U I E T A N T E 49

La separación de los agentes enteogénicos,


m ediante su sim ple disolución en agua, de
los alcaloides no solubles —la ergotam ina y la
ergotoxina— bien se encontraba al alcance
de las posibilidades a b ie rta s al h o m b re p ri­
m itivo en G recia. Un m étodo aún m ás sen­
cillo habría sido re c u rrir a alguna clase de
cornezuelo como el que crece en el pasto
Pas pal um d istichu m , que contiene sólo alca­
loides que son enteogénicos y que podría
incluso h a b er sido usado d irectam ente en
form a de polvo. Como dije antes, P. d isti­
chum crece p o r todas p a rte s en to rn o a la
cuenca de! M editerráneo. D urante los m uchos
siglos en que los m isterios eleusinos m a n tu ­
vieron fascinado al m undo de la antigua
G recia, ¿no pudieron los h iero fan tes de Eleu­
sis h a b e r am pliado su conocim iento y per­
feccionado sus habilidades? P a ra el m undo
griego, com o para nosotros, los m isterio s se
encuentran vinculados con D em éter y Core;
ellas ju n to con Triptolem o son los afam ados
progenitores m íticos del cultivo del trigo y
la cebada.
Mas en el cu rso del tiem po, los hierofantes
pudieron fácilm ente h ab er descu b ierto el Cía-
viceps pas pal i, que crecía como p arásito en
el p asto Paspaban d istich u m . Entonces po­
d rían haber obten id o su enteógeno d irecta­
m ente, puro y sin necesidad alguna de di­
solverlo.
50 UNA P R E G U N T A I N Q U I E T A N T E

Pero si m enciono esto es sólo com o u n a


posibilidad o una probabilidad, y no porque
P. d istich u m haga falta para d a r respuesta
a la pregunta de W asson.
Por últim o, debem os tam bién co m en tar un
cornezuelo que p arasita un p asto silvestre
llam ado Lolittm tem u lcM tw t L. en ia nomen*
d a tu r a científica. E sta hierba, que e n caste­
llano llam am os cizaña, es am p liam en te co­
nocida en inglés como darnel o cockle o. en
la Biblia, Jares, y es una plaga p a ra los sem ­
b ra d ío s de gram íneas. A veces tam bién se
le llam a en inglés w ild rye grass (literalm en­
te, "p a sto de centeno silvestre”) , que es un
nom bre poco afo rtu n ad o pues el centeno sil­
vestre nada tiene que ver con el verdadero
centeno (en español se llama ballico) : el rye ¡
de w ild rye grass tiene una etim ología to­
talm ente d istinta. En el griego clásico la ci­
zaña era aira, y en el latín clásico /o/íium. Su
nom bre en francés es ivraie y en alem án Tati-
m cllolch, térm inos am bos que ap u n tan hacia
u n a , creencia en su actividad cnteogénica p o r
p a rle del conocim iento p o p u lar de los h e r­
bolarios europeos tradicionales. Se ha en ­
co n tra d o una mención de ivraie en el año
1236, V puede suponerse que el térm in o es
m ucho más antiguo.
El análisis de Loliitm tc m u la U u m en mi la ­
b o rato rio , así como un am plio estudio bo­
tánico, quím ico y farm acológico realizado
UNA PREGUNTA INQUIETANTE 51

p o r I. K atz ,4 m o s tr a r o n q u e e s ta p la n ta no
c o n tie n e a lc a lo id e s ni p o see n in g u n a a c tiv i­
d a d fa rm a c o ló g ic a . P ero la s esp ecies d el gé­
n e ro L o liu m (L. te m u le n tu m y L. p e re n n e )
so n p re s a s n o to r ia s d el h o n g o C laviceps. Así,
la r e p u ta c ió n e n le o g é n ic a d e la c iz a ñ a d eb e
a tr ib u ir s e a su in fe sta c ió n p o r el c o rn e z u e ­
lo. M u e s tra s de c o rn e z u e lo q u e c re c ía en L.
te m u le n tu m y en L. p e r e n n e re c o g id a s en Ale­
m a n ia , F ra n c ia y S uiza r e v e la ro n u n a <;ran
v a ria c ió n en el c o n te n id o d e a lc a lo id e s. Al­
g u n a s p o s e ía n c a n tid a d e s im p o rta n te s d e ergo-
n o v in a ju n t o co n a lc a lo id e s del g ru p o d e la
c rg o ta m in a y la erg o to x in a.* E n la a n tig u a
G recia p u d o h a b e r e x istid o u n a e s p ecie de
c o rn e z u e lo de la ciz a ñ a q u e c o n tu v ie ra s o b re
to d o a lc a lo id e s e n te o g é n ic o s ta le s c o m o los
q u e h e m o s e n c o n tr a d o en el c o rn e z u e lo de
Pas p a l u m .
E n c o n c lu s ió n , a h o ra doy r e s p u e s ta a la
p re g u n ta d e W a sso n : la re s p u e s ta es sí: el
h o m b re p rim itiv o en la a n tig u a G recia p u d o
h a b e r o b te n id o u n e n te ó g e n o del c o rn ez u elo .
P udo h a b e rlo e x tr a íd o del c o rn e z u e lo del t r i ­
go o d e la c e b a d a . Un p ro c e d im ie n to m ás sen*

'I. Kat/.: ‘Coniribuiion :Ί l'étude de l’ ivraic


enivrante (Lolim u icnm U -utuiu L.)." Tesis pivsen·
inda en la École Polvicchnique Fedéralo. Zurich
19«.
H. K o b e I, S a n d e z Rescai'di Laboratories, Basi·
loa. C o m u n i c a c i ó n personal.
52 UNA PREGUNTA INQUIETANTE

c ilio h a b r ía sid o u tiliz a r el c o rn e z u e lo del


p a s to c o m ú n P a sp a lu m . E s to se a p o y a e n la
s u p o sic ió n d e q u e lo s h e r b o la r io s d e la Gre*
c ia a n tig u a eran ta n in te lig e n te s y hábiles
c o m o los d el M éxico p re h isp á n ic o .
A l b i ¿k t H o f m a n n
III. L A S O L U C I Ó N DF.L M I S T E R I O
ELEUSINO

Cl'LNTA u n a h is to ria q u e h u b o u n a vo2 un


joven a te n ie n s e q u e q u e d ó p r e n d a d o d e la
belicza d e u n a c o r te s a n a , e n u n a de las m a n ­
cebías d e C o rin io . S u s in te n to s p o r r e tr ib u ir
de a lg u n a m a n e ra e sp ecial los fa v o re s de la
m u c h ach a e ra n c o n tin u a m e n te f r u s tr a d o s p o r
.a e n c a rg a d a del b u rd e l, q u e in s is tía en c o n ­
fiscar to d o s los o b s e q u io s p e rs o n a le s. C on el
p ro p ó s ito de d a r a su fa v o rita alg o q u e fuese
sólo d e ella, el jo v e n tu v o la idea d e o fre c e r­
la u n b e n e fic io in m a te ria l y p o r lo ta n to in a lie ­
nable: c u b r ir ía lo s g a s to s d e su in g re so a la
c o m u n id a d s a g r a d a de q u ie n e s h a b ía n p r e ­
sen ciad o la c e re m o n ia relig io sa s e c re ta q u e
se p r a c tic a b a e n E leu sis. La a s is te n c ia a d i­
cha c e re m o n ia s o lía c o n s id e r a r s e c o m o la ex ­
p e rie n c ia c u lm in a n te d e to d a u n a v id a . Así
pues, se p e rm itió a la m u c h a c h a q u e fu e ra a
A tenas en c o m p a ñ ía de la e n c a rg a d a v de o tr a
ra m e ra m ás jo v e n del m ism o lu p a n a r. El
e n a m o ra d o las a p o s e n tó co n un a m ip o , m ie n ­
tras e lla s se p r e p a ra b a n co n los rito s p re li­
m in ares. La s e r ie c o m p le ta re q u e ría m á s de
m edio a ñ o d e re s id e n c ia en A tenas. F inal men-
:e, e n tr e la m u c h e d u m b re d e m iles d e p e rs o ­
nas q u e c a d a o to ñ o e m p r e n d ía n la porocri*
53
54 LA S O LU C IÓ N D EL M I S T E R I O

nación por p rim era y ú nica vez, tam bién ellas


recorrieron la Vía Sacra y cruzaron el e stre ­
cho puente que todavía puede verse, aunque
ahora sum ergido en las aguas salobres de la
ciénega que en o tro tiem po separaba a Ate­
nas del te rrito rio de la vecina c iu d ad de
Eleusis, distan te unos veinte kilóm etros; una
región sagrada p o r su afinidad especial con
el reino de los m uertos, que seg ú n se creía
aseguraban la fertilid ad de la llan u ra adya­
cente. cultivada con gram íneas. La procesión
pasaba sim bólicam ente la fro n tera e n tre los
d o s m undos: un viaje trascendental caracte­
rizado p o r su dificultad, pues el p uente h a­
bía sido construido intencionalm ente dem a­
siado angosto para el tráfico de vehículos, y
m ás adelante, en el m om ento de llegar a la
ciudad m ism a, era tradicional q u e los pere­
grinos fu e ra n obscenam ente insultados p o r
hom bres que llevaban m áscaras y que se ali­
neaban a los lados del puente que salvaba el
últim o lindero de agua.
Cada año nuevos candidatos a la iniciación
reco rrían esta Vía Sacra; gente de todas cla­
ses: em peradores y p ro stitu ta s, esclavos y
hom bres libres p articip ab an en u n a celebra­
ción anual que hubo de efectu arse d u ra n te
m ás de un m ilenio y m edio h asta que, final­
m ente. en el siglo IV de nuestra era, la re ­
ligión pagana sucum bió b ajo la persecución
y la rivalidad de una secta nueva, los recien-
LA SOLUCION DEL MISTERIO 55

tc m c n tc le g itim a d o s c ris tia n o s . El ú n ic o re ­


q u is ito , a d e m á s del c o n o c im ie n to d e la le n ­
g u a g rieg a, e r a p a g a r el c e rd o p a ra el s a c rific io
y el e s tip e n d io d e los d iv e rso s s a c e rd o te s y
g u ía s — alg o m á s q u e los h a b e re s d e u n m e s—
m ás lo s g a s to s d e la e s ta n c ia e n A ten a s.
C ad a p a s o en e s ta V ía e v o c a b a a lg ú n a s ­
p e c to d e u n a n tig u o m ito q u e c o n ta b a cóm o
la M a d re T ie r r a , la d io s a D e m é te r, h a b ía p e r ­
d id o a su h ija ú n ic a , la d o n c e lla C o re (o
P e r s é f o n e ) . r a p t a d a p o r H a d e s , el s e ñ o r d e la
m u e rte , c u a n d o e lla reco g ía flo re s. L os p e r e ­
g rin o s in v o c a b a n a Ia c c o s m ie n tra s c a m in a ­
b a n . S e c r e ía q u e e ra él q u ie n los co n d u c ía
en su c a m in o : m e rc e d a su a y u d a p o d ría n
d e v o lv e r a la re in a P e rs é fo n e al m u n d o de los
v ivo s. C u a n d o f in a lm e n te lle g a b a n a E leu sis
d a n z a b a n h a s ta b ie n e n tr a d a la n o ch e ju n to
al p o zo d o n d e o r ig in a lm e n te la m a d re h a b ía
llo ra d o a s u d e s a p a re c id a P erséfo n e. M ien­
tra s b a ila b a n en h o n o r d e la s d o s d io s a s y
d e su m is te r io s o c o n s o rte D ionisos, el d io s de
los e m b r ia g a n te s , p a re c ía q u e la s e s tre lla s
y la L u n a y la s h ija s d e O céano se s u m a b a n
a su e x u lta c ió n . E n se g u id a c ru z a b a n la s p u e r­
tas d e la s m u r a lla s de la fo rta le z a a lle n d e la s
cu a les, p r o te g id o d e to d a m ir a d a p ro fa n a , se
c e le b ra b a el g ra n m is te rio d e E leu sis.
Se le lla m a b a m is te rio p o rq u e n a d ie , b a jo
p en a d e m u e rte , p o d ía re v e la r lo q u e su ced ía
cn el s a n tu a r io . M is co le g a s y yo. a p a r t ir
56 LA S OL UC IO N DE L M I S T E R I O

de indicios obtenidos en nu m ero sas fuentes,


hem os osado p e n etra r m ás allá de la p u erta
prohibida.
Los escritores antiguos señalan unánim e­
m ente que d e n tro del tem plo, en el gran
telesierion o sala de iniciación, algo se veía.
Decir eso no estaba prohibido. La experien­
cia consistía en una visión p or m edio de la
cual el peregrino se convertía en alguien que
h abía visto, un epoptes. La sala, sin em bargo,
según podem os reco n stru irla a p a rtir de los
vestigios arqueológicos, era to talm en te in ­
apropiada para las representaciones d ra m á ­
ticas; y las inscripciones de los libros de
cuentas del san tu a rio que se conservan no
registran ningún gasto p o r concepto de acto ­
res o de escenografía. Lo que se presenciaba
allí no era una escenificación con actores, sino
phasm ata: aparicio n es fantasm ales, en p ar­
ticular el e spíritu de la p ro p ia Perséfonc, re­
tornad a de entre los m u erto s con su h ijo
recién nacido, engendrado en el m undo de
los desaparecidos. Los griegos era n conoce­
dores en a su n to s de te a tro y es m uy im p ro ­
bable que pudieran h ab er sido engañados por
alguna clase de truco escénico, sobre lodo
p o rq u e gente tan inteligente com o el poeta
P índaro o el trágico Sófocles testim onió en
favor de la im portan cia a b ru m ad o ra de lo que
era visto en Eleusis.
H abía adem ás síntom as físicos que. aconv
LA S O LU C IO N D EL M I S T E R I O 57

pañaban la visión: m iedo y un tem b lo r de


las extrem idades: vértigo, náusea y su d o r
frío. Después de eso sobrevenía la visión, una
imagen que surgía en medio de una au reo la
de luz b rillan te que de p ro n to p arp ad eab a
en la cám ara oscura, Nunca los ojos h abían
visto antes algo parecido, y a un lado de Ja
prohibición form a] de h a b la r acerca de lo que
había o currido, la experiencia m ism a e ra in­
com unicable, pues no había p alab ras ap ro ­
piadas p ara hacerlo. Incluso un poeta pudo
apenas decir que había visto el prin cip io y el
fin de la vida y conocido que eran u n o m is­
mo, algo o torgado por los dioses. La división
entre la tie rra y el cielo se fundía en una
colum na de luz.
Las an teriores son reacciones sintom áticas
no a un d ram a o a una cerem onia, sino a una
visión m ística; y puesto que la visión podía
ser ofrecida a m illares de iniciados cada año,
según un calendario prestablecido, parece
obvio que debe haberla inducido algún en-
teógeno. Dos observaciones m ás nos c o n fir­
man en esta conclusión: según sabem os, an tes
de la experiencia visual se bebía una poción
p a rticular; adem ás, en la ¿poca clásica hubo
un sonado escándalo, cuando se d escubrió
que un buen núm ero de a ristó c ra tas aten ien ­
ses h abían com enzado a celeb rar los m iste­
rios en casa, con grupos de invitados en es­
tado de em briaguez, d u ra n te la cena.
58 LA S O LU C IÓ N D E L M I S T E R I O

Con el p roposito de id en tificar la droga


de Eleusis debem os p rim ero d e sc u b rir cl
tip o de significación que recubren los m is­
terios. El m ito sag rad o que n a rra los acon­
tecim ientos concernientes a la fundación de
los m isterios aparece recogido en e l llam ado
h im no hom érico a D em éter, un poem a anó­
nimo que da ta del siglo v il a.C., esto es, siete
c enturias p o s terio r a la fecha p robable de la
p rim era celebración de la cerem onia. E sta
o b ra nos cuenta cóm o la diosa Perscfone fue
ra p ta d a y llevada al rein o de los m uertos p or
su fu tu ro esposo H ades, m ien tras c o rta b a un
narkissos singular de cien cabezas, cuando
recogía flores en com pañía de las h ijas de
Océano, en un lugar llam ado Nisa. Todas las
p a la b ra s griegas que term in an en -issus p ro ­
vienen del lenguaje hab lad o p o r las cu ltu ra s
agrícolas que hab itab an en el te rrito rio de
Grecia antes de la llegada de los pobladores
griegos indoeuropeos. Los propios griegos,
sin em bargo, creían que cl núrkissos llevaba
ese nom bre p o r causa de sus p ropiedades
narcóticas, obviam ente p o rq u e tal era el sim ­
bolism o esencial de la flor de Pcrséfone. El
ra p to m arital, o sea el secuestro de donce­
llas m ie n tra s recogen flores, es, adem ás, un
tem a frecuente en ios m itos griegos, y Platón
anota una versión racionalizada de tales h is­
torias en que la co m p añ era de la m uchacha
secuestrada recibe el no m b re de P harm aceia
LA S O LU C IO N D E L M I S T E R I O 59

o, según el significado de tal p alab ra, el “uso


de drogas". El m ito especifico que Platón está
racionalizando se ocupa de tra z a r e l origen
del sacerdocio en Eleusis. No cabe d u d a de
que el ra p to de Perséfone fue provocado p o r
drogas.
E ste hecho jam ás ha sido a d v ertid o p o r
los estudiosos de la A ntigüedad clásica, no
o bstante que era absolutam ente esperablc p or
lo que sabem os sobre la religión de los p u e­
blos agrícolas que precedieron a los griegos.
Tales creencias y p rácticas giraban en to m o
al papel procreativo fem enino, así com o a la
m uerte y el renacim iento cíclicos ta n to de las
p lantas com o de la hum anidad. Perséfonc era
la G ran M adre y el m undo en tero era su
Hijo. El acontecim iento esencial en d icha re ­
ligión era la Unión Sagrada: periódicam ente
las sacerdotisas e n tra b a n en com unión con el
reino de los espíritus, den tro de la tie rra, con
el objeto de renovar el año agrícola y la vida
civilizada que crecía en la superficie. Su con­
so rte era un esp íritu de la vegetación, al mis­
mo tiem po el h ijo que crecía de la tie rra v
el cónyuge que la ra p ta b a y la llevaba al
ultram undo fecundador, donde la poseía des­
pués de m orir. C uando c ierto s indoeuropeos
nóm adas se a sen taro n en el te rrito rio grie-
eu, su Dios Padre in m o rtal, dios del cielo, que
era Zeus, quedó asim ilado al esquem a del
consorte vegetativo de la G ran M adre, que
ófl LA S OL UC IO N DE L M I S T E R I O

perece y renace. Existen indicios de dicha


asim ilación en las tradiciones de Zeus que
lo hacen nacer y m o rir en Creta. A demás, los
vestigios arqueológicos del período micénico-
m inoano de la c u ltu ra griega describen con
frecuencia experiencias visionarias o cu rrid as
a m ujeres ocupadas en ritos en que se u tili­
zan flores. Las sacerdotisas o las diosas mis­
m as aparecen como ídolos deco rad o s con mo­
tivos vegetales, aco m p añ ad as p o r su consorte
serpiente o coronadas con una diadem a de
cápsulas de opio. Por o tra p arte, los m itos
q ue n a rra n la fundación de las d iv ersas ciu-
dadelas m icénicas describen, com o podíam os
esp erarlo , variaciones recu rren tes sobre la hie-
rogam ia entre el fu n d ad o r inm ig ran te y la
m u je r autóctona en situaciones ex táticas. En­
tre las m ás in teresan tes de estas trad icio n es se
cu en tan las de !a propia M ykenai (M icenas),
de la> que se c'.cîù que h abía sid o fu ndada
cuando la m u je r del lugar perdió la cabeza p o r
el varón de la nueva d in astía, que h abía
arra n c ad o un hongo. La etim ología de Myke­
nai,' reconocida en la Antigüedad pero repeti­
d am ente rechazada por los estudiosos m o d er­
nos, se deriva c o rrectam en te de Mykcnc, la
desposada del m ykcs, o sea el hongo. Las m a­
nifestaciones fúngicas del co n so rte v egetati­
vo en la Unión Sagrada pueden d escubrirse
tam bién en el sim bolism o de los pad res fu n ­
dadores en o tro s sitios m iccnicos, tal vez por-
LA SOLUCION DEL MISTERIO 61

q u e c s a o le a d a de in m ig ra n te s en p a r tic u la r
t r a jo c o n s ig o cl c o n o c im ie n to d el h o n g o s il­
v e s tre c in d o m e ñ a b lc , c o n fo rm e d esc e n d ió
h a c ía el m e d io d ía p o r tie r r a s g rie g a s. D u ra n ­
te la ¿ p o c a c lá s ic a , cn A ten a s, la a n tig u a hie-
ro g a m ia se c e le b ra b a a ú n c a d a a ñ o : cn el m es
d e f e b r e r o , la e sp o sa d el p r im e r m a g is tra d o
y s u m o s a c e r d o te d e b ia u n irs e c o n el d io s
D io n iso s.
F u e b a j o la f o r m a d e D io n iso s co m o el Z eus
q u e h a b ía s id o a s im ila d o cu a l c o n s o rte d e la
D io sa M a d re s o b re v iv ió d u r a n te la ép o c a c lá ­
sica . S u n o m b re lo id e n tific a co m o el Z eus
d e N isa, y a q u e D ios e s u n a fo rm a de la
p a la b r a Z eus. N is a n o e r a s o la m e n te , com o
lo h e m o s v isto , el lu g a r d o n d e P e rs é fo n e fue
r a p t a d a , s in o ta m b ié n el n o m b re p a r a c u a l­
q u ie r lu g a r d o n d e se re p r e s e n ta r a ese m ism o
e n c u e n tr o n u p c ia l re la c io n a d o con la p a s ió n
del n a c im ie n to y la m u e r te de D ionisos. C u an ­
d o el d io s p o s e ía a su s d e v o ta s, las m é n a d e s
o b a c a n te s , e r a s in ó n im o d e H a d e s, el s e ñ o r
d e la m u e rte , d e s p o s a d o co n la d io s a Pcrsó-
fo n c . Al ig u al q u e P e rs é fo n e , las m é n a d e s
re c o g ía n flo re s; s a b e m o s e s to p o rq u e su e m ­
b le m a e r a el th y r s o s ( tir s o ) , u n a la rg a c a ñ a
r e m a ta d a co n h o ja s d e h ie d ra ; ta le s c a ñ a s
h u e c a s so lía n s e r u tiliz a d a s p o r los re c o le c ­
to r e s d e h ie rb a s a m o d o d e re c e p tá c u lo s p a ra
su s h allazg o s, y la h ie d r a q u e re lle n a b a los
tirs o s de la s m é n a d e s e s ta b a c o n s a g ra d a a
62 LA S O LU C IÓ N D E L M I S T E R I O

D ionisos y se la consideraba an a p lan ta en-


teogénica.
Dionisos, sin em bargo, podía poseer a sus
extáticas seguidoras p o r la v irtu d d e o tra s
p la n ta s tam bién, ya que él era el consorte
vegetativo que residía en toda clase de em ­
briagantes. al p arecer inclusive en algunos
hongos. Por analogía con el em blem a de las
m énades, el estipe tam bién era llam ado thyr­
sos, y el som brerete del hongo ocupaba el
lu g a r de las hierbas cnteogénicas. El propio
D ionisos había nacido p rem atu ram en te en el
m ístico séptim o mes, d u ra n te una nevada in ­
vernal, cuando su divino padre d ejó c a e r un
relám pago sobre Sérnele, su desposada m o r­
tal, en Tcbas; del m ism o m odo, se creía que
los hongos eran engendrados en cualquier
sitio donde un rayo cayera sobre la tie rra. El
p adre de Dionisos era o tro Dionisos, com o
c ab ría esperar en una Unión Sagrada, pues
el niño nacido al tiem po de la renovación de la
tie rra es idéntico al co n so rte ingerido que
se reunirá con su m adre-esposa en el pavo­
roso reino in fe rio r de donde la vida debe
renacer siem pre. Asi, no ha de so rp ren d ern o s
sab er que Scmele concibió a Dionisos cuando
bebió una poción p re p a ra d a con el corazón
de su p ropio hijo. Así tam bién Dionisos, al
igual que su padre, e ra llam ado el Fulm ina-
dor, pues pese a la suavidad de su infancia y
a su apariencia a veces afem inada, podio re-
LA S O LU C IÓ N DE L M I S T E R I O 63

pentinam ente tran sfig u rarse y a d o p ta r la vi­


rulencia de su ho m b ría en pleno, form a bajo
la cual era un to ro que hendía la tie rra, com o
en su nacim iento, y se anunciaba con un
bram ido, cl m ykem a , p alabra que significaba
la presencia del m ykû s u hongo. Su simbolo
era el phallos mismo, que m erced a u n a m e­
táfora que es com ún tam bién recibía el nom ­
bre de m ykcs.
Sin em bargo, e ra con la vid y con su jugo
ferm entado con lo que p rin cip alm en te se re ­
lacionaba a Dionisos. En realidad, los hongos
m ism os era n considerados un ferm ento de la
tierra, un sím bolo p erfecto del re n a ce r de
la vida a p a rtir del frío reino de la p u tre ­
facción que era el m ohoso trasm u n d o . Un
proceso sim ilar se percibía en la espum eante
agitación por la que los honguillos del jiste
convertían los caldos de uva en vino. El dios
había encontrado en el vino su m ay o r bendi­
ción p a ra la hum anidad; con esa bebida su
indom eñable, selvática naturaleza sucum bió
a Ja dom esticación. Se decía que el dios mis- .
mo había descubierto las propiedades de la
p lanta —que b ro tó de la sangre de los dioses
derram ada— al ver cóm o una serp ien te b e­
bía sus toxinas de las uvas, pues se creía que
las serpientes obtenían el veneno de las p lan ­
tas que com ían, así como recíprocam ente se
decía que podían co m unicar sus toxinas a las
plantas que se en co n trab an en su vecindad.
64 LA SOLUCIÓN DEL MISTERIO

D io n iso s e n s e ñ ó a l h o m b re la m a n e r a de s u a ­
v iz a r la v io le n ta n a tu ra le z a de su d o n , d ilu ­
y é n d o lo co n ag u a . Y a s í e ra c o m o los g rie g o s
s o lía n b e b e r s u s v in o s, m e z c lá n d o lo s co n
ag u a .
L a c o s tu m b r e d e d ilu ir el v in o m c rc c e n u e s ­
tr a a te n c ió n , y a q u e lo s g rie g o s n o co n o c ían
el a r t e d e la d e s tila c ió n y p o r lo ta n to el
c o n te n id o a lc o h ó lic o d e s u s v in o s n o p u d o
h a b e r e x c e d id o d e u n c a to rc e p o r c ie n to , c o n ­
c e n tr a c ió n a la cu a l el a lc o h o l d e la fe rm e n -
la c ió n n a tu r a l lleg a a s e r le ta l p a r a el ho n g o
q u e lo p ro d u c e y en c o n s e c u e n c ia el p ro c e so
co n c lu y e. L a s im p le e v a p o ra c ió n , s in alq u ita -
ra m ie n to . n o a u m e n ta r ía el c o n te n id o a lc o h ó ­
lico p u e s to q u e el a lc o h o l tien e u n p u n to de
e b u llic ió n in fe rio r al d el a g u a y s im p le m e n te
e s c a p a r ía p o r el a ire , co n lo q u e el p ro d u c to
fin a l s e ria m á s flo jo y n o m á s f u e rte . En
re a lid a d , el a lc o h o l ja m á s llegó a s e r a isla d o
e n G recia c o m o p rin c ip io tó x ico del v ino, y en
e l g rie g o a n tig u o n o h ay p a la b r a p a r a d esig ­
n a rlo . E n c o n s e c u e n c ia , la d ilu c ió n d el vino,
d e o r d in a r io co n c u a n d o m e n o s tr e s p a r te s de
a g u a , d e b e ría p ro d u c ir u n a b e b id a co n p r o ­
p ie d a d e s e m b r ia g a n te s m u y lig eras.
M as n o e r a ta l el ca so . E l te rm in o en g rie ­
go p a r a d e s ig n a r la b o rra c h e r a s e ñ a la un e s­
ta d o d e lo c u ra d e lira n te . S a b e m o s de a lg u n o s
v in o s ta n fu e r te s q u e p o d ía n s e r d ilu id o s con
v e in te p a r te s d e a g u a y q u e r e q u e r ía n p o r lo
LA SOLUCIÓN DEL MISTERIO 6S

m en o s o c h o p a r le s d e a g u a p a ra s e r b e b id o s
sin rie sg o , y a q u e , seg ú n los in fo rm e s q u e
le ñ em o s, el b e b e r c ie rto s v in o s s in d ilu irlo s
p ro v o c a b a d e f u n c io n e s c e re b r a le s ir r e v e rs i­
bles y en alg u n o s c a so s a u n la m u c rle . B a s ­
ta b a n tr e s c o p a s p e q u e ñ a s d e v in o d ilu id o
p a ra q u e el b e b e d o r q u e d a ra al b o rd e de la
lo cu ra. O b v ia m e n te el a lc o h o l no p o d ía s e r
la c a u s a d e re a c c io n e s ta n e x tre m a s . T a m b ié n
sab em o s p o r las fu e n te s q u e v in o s difeiO ntes
p o d ía n p r o d u c ir s ín to m a s físic o s d iv e rso s ,
d esd e s u e ñ o lig ero h a s ta in s o m n io y aluci-
n acio n es.
L a r e s p u e s ta a e s ta m a n ifie s ta c o n tra d ic ­
ción es s im p le m e n te q u e en la A n tig ü e d ad el
tin o , c o m o el d e c a si to d o s los p u e b lo s p r i­
m itiv o s, n o c o n te n ía a lc o h o l co m o s u sta n c ia
e m b ria g a n te ú n ic a , sin o q u e p o r lo g e n e ra l
era u n a in fu s ió n v a ria d a d e to x in a s v eg e tale s
-•n u n líq u id o v in o so . U n g ü e n to s, e s p e c ia s y
h ie rb as co n p ro p ie d a d e s e n te o g e n ic a s bien
co n o c id as, p o d ía n a ñ a d írs e le d u r a n te la c e re ­
m onia d e s u d ilu c ió n c o n ag u a , lin a d e s c rip ­
ción d e tal c e re m o n ia a p a re c e e n la O disea,
¿c H o m e ro , c u a n d o H ele n a p r e p a ra un v in o
ísp ec iaJ a g re g a n d o el e u fó ric o n e p e n th e s al
■ino q u e e sc a n c ia a s u es p o s o y su in v itad o .
El h e c h o e s q u e los g rie g o s h a b ía n e s ta b le ­
cid o u n a a m p lia g a m a de in g re d ie n te s p a ra
4us b e b id a s , c a d a u n o con s u s p ro p ia s v ir­
tudes.
66 LA SOLUCIÓN DEL MISTERIO

Asi p u e s , el v in o d e D io n iso s e r a el m e d io
e s e n c ia l p o r el q u e los g rie g o s d e la ép o c a
clá sic a c o n tin u a ro n p a r tic ip a n d o d el v e tu sto
éx ta s is q u e re s id ía e n to d a s la s fo rm a s ve­
g e ta tiv a s q u e e ra n el h ijo de la T ie rra . C u an ­
do se c e le b ra b a u n a r e u n ió n so cia l la b e b id a
e ra re g u la d a p o r un d ire c to r, q u e d e c id ía el
g ra d o d e e m b ria g u e z q u e im p o n d ría a los
c o n c u rr e n te s , m ie n tra s ello s b e b ía n c e re m o ­
n ia lm e n te u n a s e rie p re s ta b le c id a d e b rin d is.
E n las c e le b ra c io n e s re lig io s a s el v in o solía
s e r m á s p o te n te , y el p ro p ó s ito e x p re s o de
las lib a c io n e s e r a p ro v o c a r u n a em b ria g u e z
m á s p ro f u n d a e n q u e lq p r e s e n c ia de la d e i­
d a d p u d ie r a s e n tirse .
La reco lecc ió n de la s h ie r b a s co n q u e se
p re p a r a b a n las s u s ta n c ia s e m b ria g a n te s ve­
g etales e m p le a d a s en e s to s rito s d io n isíaco ?
ex ig ía p ro c e d im ie n to s m á g ico s. P u e s to q u e se
tr a ta b a d e c r ia tu r a s s ilv e stre s cu y o s e s p ír i­
tu s e r a n a fin e s a s u s a n im a le s g u a rd ia n e s
p a r tic u la r e s , la s p la n ta s e ra n o b je to d e una
-} c a c e ría . Y el r a p to de é x ta s is q u e podían
I p r o d u c ir en un á m b ito relig io so la s id e n tifi­
c a b a in e v ita b le m e n te co m o fu e rz a s sexuales
Así, las m u je re s c o n s a g ra d a s al d io s Dio-1
n is o s a p r o p ia d a m e n te p o r ta b a n el tirs o cornil
su e m b le m a , m ie n tra s re c o rr ía n en invierne!
los c o lla d o s en b u s c a de a q u e lla p la n ta llam a
d a vid q u e crec ía d e re p e n te al go lp e del ray>¡
s o b re la tie r r a y e n tr e el b r a m a r de los toros)
LA S O L U C IÓ N D E L M IS T E R IO 67

en m edio de sus danzas n o c tu rn as; ese niño


querido, el inm em orial consorte serpiente, e ra
el objeto de su cacería; lo am am an tab an y
después, com o si fuera un anim al, lo despe­
dazaban y lo devoraban crudo; sus p ropias
m adres, com o a m enudo se p ro clam aba, eran
culpables de canibalism o al com er su carne,
pues cual m adres las m ujeres h abían dado
el ser a la droga, cosechándola y p re p a rá n ­
dola con la ayuda de las llam adas nodrizas
del dios, b a jo cuyo am oroso cuidado crecería
h a sta s e r adu lto y con el tiem p o llegaría a
p oseerlas como esposas. Tales cerem onias
rep resentaban las nupcias sag rad as de las m u­
jeres de la ciudad, que de ese m odo estab le­
cían la tem erosa alianza con el señ o r del
infram undo, de cuyo reino dependía toda la
fertilidad, ta n to hum ana com o vegetal, de este
mundo.
El ra p to de Perséfone en Nisa era arquetí*
pico de aquellas p rim eras nupcias e n tre los
dos reinos, la experiencia p rístin a de la m u e r­
te, En el lugar de cacería llam ado Agrai, en
el mes de febrero, que era nom brado tiem po
de las flores, los a sp iran tes a la siguiente
iniciación en E leusis experim entaban de a l­
guna m anera la m u erte de Perséfone al tra ­
vés de la m im esis ritual de aquellas c eleb ra­
ciones dionisíacas. Ese acontecim iento era
denom inado los m isterio s m enores y se con­
sideraba p re p a ra to rio p a ra la visión de los
68 LA S O L U C IO N D E L M IS T E R IO

m isterios m ayores, q u e habría de o c u rrir du­


ra n te la sem entera de otoño, en el m es de
septiem bre.
Los m isterios m ayores eran com plem ento
de los m enores, pues se co n cen trab an en la
redención m ás que en la m uerte, en el re to rn o
triu n fa l de Perséfone del Hades con el hijo
concebido du ran te su estan cia en com unión
con el reino espiritual. Después de su relato
del m ortífero encuentro nupcial de Perséfo­
ne, el him no hom érico continua contando
cóm o D em éter estableció los m isterios m a­
yores. En duelo p or su h ija desaparecida, la
diosa fue a Eleusis. Su v iaje allí es una
im itación analógica de la en tra d a de Persé-
fone a la cindadela del H ades, pues Eleusis
era una imagen del o tro m undo, donde tam ­
bién D em éter experim entaría la om inosa fase
ctónica de su m ad u rez com o m u jer; no com o
la reina sacra del señ o r de la m uerte, sino
como hechicera y nodriza en casa del dios, ya
que cuando Perséfone avanza m ás allá de la
doncellez su m adre debe d e ja r el lugar, ab an ­
donando su papel a n te rio r y pasan d o al ter­
cer estadio, cuando el vientre q u e envejece
de una m ujer la lleva una vc 2 m ás a la vecin­
dad con los poderes de la m uerte. E stas fases
clónicas, u orien tad as hacia la tie rra, d e la
naturaleza fem enina e stab an sim bolizadas en
la diosa Hécate, cuyo cuerpo trifo rm e expre­
saba la totalidad de la m u je r com o doncella,
LA S O L U C IO N D EL M IS T E R IO 69

esposa y envejecida n o d ri 2 a en el reino de


Hades.
E n Eleusis, a l principio D em éter p ro cu ra
m itigar su do lo r negando la posibilidad de!
m undo de Ja m u e rte en el que ha p erd id o a
su hija. Lo hace alim entando con la in m o r­
talidad al príncip e real. Sin em bargo, la m a­
dre del príncipe se opone, pues no puede
en te n d er o ace p ta r un sistem a que inevita­
blem ente enajenaría al h ijo del reino de su
propia m adre en form a tan irrem ediable com o
□ Perséfune de Dem éter.
Una v e/ m ás D em éter intenta unn s o lu ­
ción; ahora una etern id ad de m u erte en que
ella y su b ija perm anecerán por siem pre en
su fase clónica. La diosa desencadena una
plaga de esterilid ad , de tal m anera que nin­
guna clase de vida puede b ro ta r de la tierra.
Tal solución, em pero, no deja ningún papel
para se r asum ido p o r las in m o rtales d eida­
des del cielo, cuyo delicado eq u ilib rio con
las fuerzas de la tie rra depende de la continua
adoración de los m ortales, que com p arten con
ellas los fru to s de la vida.
La solución final es devolver la salu d al
universo donde ah o ra la m uerte se ha e n tro ­
metido, adm itiendo tam bién la posibilidad
de re to rn a r a la vida. R enacer de la m uerte
era el secreto de Eleusis. En el H ades. Persé-
foue, com o la tie rra mism a, tom a la sem illa
en su cuerpo y m erced a eso represa e tern a­
70 LA S O L U C IÓ N D E L M IS T E R IO

m ente a su extática m ad re con su h ijo recién


nacido, sólo p ara m o rir tam bién etern am en te
en el a b ra 2 0 fccu n d ad o r de su p ro p io hijo. La
señal de la redención era una espiga de ce­
bada, el grano cosechado, q u e después del
m isterio sería confiado una vez m ás a la fría
tie rra en la siem bra de la llan u ra sag rad a
adyacente a Eleusis.
Tal fue la m ediación íinal que D em éter
com unicó a un segundo prin cip e real en la
ciudadela de Eleusis. Su nom bre era T riptó-
lemo, el guerrero trip le, y llegó a ser el a p ó s­
tol de la nueva fe, dedicado a v ia ja r p o r todos
los confines del m u n d o en un c a rro tirad o
p o r serpientes para d ifu n d ir el evangelio del
cultivo de las gram ineas. Su identidad exacta
era parte del secreto de los m isterios, pues
las diversas tradiciones acerca de su ascen­
dencia hacen sup o n er que los iniciados a p ren ­
dían que, al igual que el gran o q u e e ra su
em blem a, T riptólem o era en realidad h ijo de
las triples m u jeres q u e reinaban en la casa
del señor de la m uerte. Asi pues, T riptólem o
era o tra form a de Dionisos, quien de m anera
sim ilar era un apóstol que utilizaba un ca­
rru a je de la m ism a clase en su reco rrid o p a ra
enseñar al hom b re el cultivo de la vid. La
pau ta que siguen estos apostolados eleu­
sinos señala claram en te la transición de u n a
cu ltu ra de recolectores a las artes agrícolas
de que depende la vida civilizada.
LA S O L U C IÓ N D E L M IS T E R IO 71

En las varias trad icio n es m íticas d e u sin a s


hay o irás figuras varoniles que sim boli 2 an
una tran sm u tació n sim ilar: el h o rro r y la p é r­
dida desoladorcs que rep resen ta la m u erte se
transfiguran en un joven arre b a ta d o ram en te
apuesto que nace del reino de H ades en p re n ­
da de la redención fu tu ra. En una de tales
tradiciones es íacco s (la k c h o s), el ex u ltan te
y dionisíaco varón que conducc a los inicia­
dos hacia su visión de vida etern a; en o tra
es Eubuleo, la serena personificación del plan
cosmológico en que los dioses del ciclo cola­
b oraron con los poderes de la m uerte para
m o stra r a la hum an id ad cuál es el papel que
le corresponde; en una tercera tradición es
Zagreo, enigm ático co m p añ ero de cacería de
sus extáticas desposadas. La c u a rta y la m as
perfecta de estas figuras tran sm u tad as es Pin­
to (P loutos), la personificación de la riqueza
surgida de la fertilid ad del hom bre y los
cam pos. Los iniciados podían esp e ra r que de
allí en adelante esc benéfico rep resen tan te
de la m uerte sería recibido en su s hogares
como un huésped p erm anente, su jeto p o r la20S
de am istad. O riginalm ente, Pluto era el hijo
vegetativo de D em éter en la m ás rem ota an ­
tigüedad de la diosa com o Gran M adre, en
Creta, donde ío concibió en un cam po arad o
tres veces, al u n irse con su enloquecedor com ­
pañero Iasión, cuyo nom bre significa “el
hom bre de la droga".
72 LA S O L U C IO N D E L M IS T E R IO

Sin em bargo, Triptólem o era la tra n sm u ­


tación suprem a, la resp u esta especial de De­
m eter al problem a de la m uerte. Su cebada
sagrada, que se cultivaba con toda solem ni­
dad en la llanura R ariana y se desgranaba en
su suelo, era cJ ing red ien te p rin cip al de la
poción que los iniciados bebían cu an d o se
p reparaban para la visión culm inante. La fór­
m ula de dicho breb aje ha quedado registrada
en el him no hom érico: adem ás de la cebada
contenía agua y u n a m enta aro m á tic a lla­
m ada blechón. En p rin cip io esta h ierb a p a ­
recería se r la m ás indicada p a ra con ten er el
agente enteogénico de la pócim a, m as cu an to
sabem os de ella indica que n o era la ad e­
cuada: no era suficientem ente enteogénica
com o p ara que existiese el peligro de su uso
p rofano, ni tan reverenciada com o c o rre sp o n ­
dería a la droga secreta. Más bien era fran
cam ente m enospreciada com o u n sím bolo de
la unión ilícita de ho m b re y m u je r en un
concubinato lascivo, fuera del sacram en to del
m atrim onio. Precisam ente p o r tal clase de
unión, no santificada. D em éter perdió a su
h ija en Nisa y en consecuencia, según sabe­
mos. desahogó su ira convirtiendo en m enta
a la p ro stitu ta de H ades, cuyo cuerpo b o tá ­
nico fue en adelante m olido y m achacado. La
solución final de Eleusis, por o tra p arte, re ­
conciliará a la m adre con la p érd id a de la h ija
por medio de la legitim ación del ra p to nup-
LA S O L U C IÓ N D EL M IS T E R IO 73

cial al través del rito del m atrim o n io , con lo


cual la casa dinástica p uede c o n ta r con un
heredero. La cebada, no la m enta, constituye
la revelación en Eleusis, y es en dicho cereal
donde debem os b u scar la droga sagrada.
Con el cultivo de las gram íneas el hom bre
dejó su vida nóm ada, selvática, y se asen tó
en ciudades, entreg ad o al cuidado de la tie­
rra para o b te n e r después la cosecha. Todas
las instituciones civilizadas se d eriv aro n de
ese delicado convenio acordado con las frías
y oscuras fuerzas de la m uerte. Los granos
m ism os se consideraban h íb rid o s que habían
evolucionado tra b a jo sam e n te , a p a rtir de pas­
tos m ás elem entales. Si no eran a ten d id o s con
el cuidado debido, podía su ced er que re to r­
nasen a su m anifestación a n te rio r, incom ible
e inservible. Se consideraba que el p ariente
p rim itivo de las gram íneas era la p la n ta lla­
m ada en griego aira, y en la no m en clatu ra
botánica Lolium te m u le n tu m (cizaña, en es­
pañol). E sta plaga se en cu en tra de o rd in a rio
infestada por un hongo, Claviccps purpurea,
cornezuelo o añublo: un cuerpo rojizo al que,
según se creía, la cebada e ra p a rtic u la rm e n te
susceptible. Así pues, el aira am enazaba d o ­
blem ente el sostén de la vida que c o n stitu ían
los cultivos: prim ero , p o r ser el pasto ele­
m ental que renacía; en segundo lugar, por
ser el huésped de la invasora infestación del
cornezuelo. Además, la tendencia regresiva
74 LA S O L U C IO N D E L M IS T E R IO

del grano infestado era obvia, pues cuando


el esclerocio caía a tie rra nc b ro ta b a n g ra ­
m íneas, sino dim inutos hongos de color p ú r­
p ura: los esporangios del cornezuelo, que
claram ente e ra n un re to rn o a la especie del
im pío ra p to r dionisíaco.
A diferencia de los hongos, que carecen de
sem illas, el cornezuelo debe de h ab er parecido
sim ilar a los granos que p arasitab a. Del m is­
m o modo que las gram íneas, p o r consiguien­
te, era una p lanta de D em éter, pues la diosa
solía llevar su color distintivo en la túnica
o en el calzado, así com o ser llam ada p o r
su epíteto, Erysibe. Las p ropiedades enteoge-
nicas del Claviccps eran conocidas en la An­
tigüedad, así q u e podem os c o n je tu ra r q u e los
apostolados paralelos de la cebada y de la
vid significaban tran sm u tacio n es análogas, en
que los esp íritu s ctónicos se som etían al c u l­
tivo. El vino, sin em bargo, era el dom inio de
D ionisos, el liquido que otorgaba un sueño
sem ejante a la m uerte y p ropiciaba el olvido;
D em éter en cam bio e ra la tie rra, siem pre se­
d ienta, p o rta d o ra de la cosecha con que el
hom bre se sustentaba. El grano era su sacra­
m ento. D urante su p rim era visita a Eleusis,
D em éter rechazó una copa de vino, y en
consecuencia los iniciados im itaban su abs­
tención como una deferencia al sim bolism o
superior de la poción de cebada.
R esulta claru que el cornezuelo de cebada
LA S O L U C IÓ N DHL M IS T E R IO 75

es cl m ás probable agente enteogénico de la


pócim a eleusina. Su relación, ap arentem ente
sim biótica, con la cebada rep resen tab a un
enajenam iento y una tran sm u tació n a p ro p ia ­
dos del e spíritu dionisíaco con el cual el gra­
no, la h ija de Dem éter, se h ab ía p erd id o en
la unión nupcial con la tierra. El cornezuelo
y la sem illa ju n to s, adem ás, se en co n trab an
reunidos en una unión bisexual com o her­
m anos, llevando, ya en el m om ento de la pér­
dida de la doncella, la potencialidad de su
propio re to rn o y del nacim iento del h ijo
faloideo que crecería de su cuerpo. Un her­
m afroditism o sim ilar puede ap reciarse en las
tradiciones m íticas acerca de la m u je r g ro­
tescam ente fértil cuyos gestos obscenos se
dice que alegraron a D em éter y la consolaron
de su dolor, inm ed iatam en te an tes de que
bebiera la poción.
E sta respuesta a los m isterio s de Eleusis
parece aún m ás pro b ab le a la luz de un frag­
mento de papiro que me hizo conocer Danny
Staples, quien tra d u jo el him no hom érico a
D eméter al inglés para la edición original de
esta obra. Dicho fragm ento conserva una p a r
te de Demes, una com edia que E u p o lis escri­
bió poco después del escándalo provocado
p o r la profanación de los m isterio s en el si­
glo V a.c. E se texto co n firm a que el sacrilegio
estuvo relacionado con la ingestión del sagra­
do kykeon, c indica q u e n u e stra identifica-
LA SOLUCION DEL MISTERIO

¿a Ja d ro g a q u e e s te liq u id o c o n te n ía es
;c :a . E n la co m e d ia , u n te stig o in fo rm a
- .* :-jez có m o s o rp re n d ió a u n in d iv id u o q u e
*»? «¿—e n te h a b ía e s ta d o b e b ie n d o la p ó c im a ,
• 4 : _ίϊ te n ía p c d a c ito s d e c e b a d a en los bi-
f .* f : E l a c u sa d o h a b ía c o h e c h a d o al infor-
» 4 - ..· p a ra q u e d ije r a q u e lo q u e h a b ía
e ra s im p le m e n te u n a p a p illa d e c e re a l
• V .'a p o ció n . M e d ia n te u n p ro b a b le re tru é -
c! c o m e d ia n te p u d o in c lu s o s e ñ a la r q u e
— ¿¿^ato ras “ m ig a ja s d e c e b a d a ” e ra n p u r-
" p in ta s d e c e b a d a ” .
V:. p u es, a v e n tu r é m o n o s a h o r a a lle n d e las
p r o h ib id a s y re c o n s tru y a m o s la es-
¿n la g ra n s a la d e in ic ia c ió n en E le u sis.
5. *.*:r.tecim iento c e n tra l e ra Ja p re p a ra c ió n
&■- : re b a je . C on fa u s to b ie n e s tu d ia d o el
ï î r - .:'an te, u n s a c e r d o te c u y a a s c e n d e n c ia se
- r ^ .- : '- a b a a la p r im e r a re p re s e n ta c ió n del
:rio , to m a b a los e s c le ro c io s d e cornezue*
•r ¿t !a c á m a r a a is la d a q u e se a lz a b a d e n tr o
&·. ' ’.¿ sicrio n , s o b re los v e stig io s del te m p lo
•;r< -.al q u e h a b ía e s ta d o a llí en tie m p o s
T ^ 'v c o s . M ie n tra s c e le b ra b a el se rv ic io en-
*=.··-:j c a n to s a n tig u o s , en fa lse te , p u e s su
en lo s m is te rio s e ra a se x u a l, el d e un
* * - * q ue h a b ía s a c rific a d o su sexo a la G ra n
T »*-; E n tre g a b a el g ra n o en u r o s cá lice s a
λ - u c e rd o tis a s y e n to n c e s é s ta s b a ila b a n
r· ·- - sala , b a la n c e a n d o la s v a s ija s y u n a s
:t* s -a ra s s o b re s u s ca b ezas. A c o n tin u a c ió n ,
LA S O L U C IO N D E L M IS T E R IO 77

el grano era m ezclado con la m enta y con


agua en unas urnas, de donde la poción
sagrada era finalm en te servida con un cucha­
rón en las copas especiales en q u e los inicia­
dos beberían su p arte. Por últim o, çn re c o ­
nocim iento de su buena disposición, lodos
m anifesiaban con cánticos que habían bebido
la pócim a y m anipulado los o b je to s secretos
que habían llevado consigo, en can a sta s ta p a ­
das, d u ra n te su cam inata p o r la Vía Sacra.
Después, sentados en las rin g leras de p elda­
ños que se alineaban a lo largo de los m u ro s
de la cavernosa sala, agu ard ab an en la oscu­
ridad. Por causa de la poción iban grad u al­
mente entrando en éxtasis. Debemos re c o rd a r
que este brebaje, entcógeno, en el lu g a r y
□ajo las circunstancias adecuadas, altera el
oído interno del ho m b re y propicia so rp re n ­
dentes efectos de v entriloquia. Podem os te-
r.er la seguridad de q u e el h iero fan te, con
una experiencia de generaciones, conocía to ­
dos los secretos para hacer favorables el lugar
y Jas circunstancias, E stoy seguro de q u e h a ­
ma m úsica, tal vez ta n to vocal com o in stru ­
mental; no m uy inten sa pero sí clara, c ite rio r
y exterior, proceden te ahora de las p ro fu n d i­
dades de la tie rra y después de la superficie;
ih o ra un m e ro susu rro que se filtrab a p o r
as oídos, cam biando de lu g a r co n stan tem en ­
te. Los h ierofantes bien pueden h a b er cono­
cido el a rte de difu n d ir p o r los aires v ario s
78 LA S O L U C IO N D E L M IS T E R IO

perfum es en sucesión, y deben de h ab er c o n cer­


tado Ja m úsica en un crescendo de expecta­
ción h a sta el m om ento en que, de p ro n to , la
cám ara in te rio r era a b ie rta y e sp íritu s lum i­
nosos entraban en la h a b itació n —lu ces sua­
ves, me parece, no cegadoras— ; e n tre ellos
el e spíritu de Perséfone con su h ijo recién
nacido, de regreso del H ades. La diosa llegaba
al tiem po que el hicro fan te alzaba la voz en
vetustas m odulaciones reserv ad as p a ra el m is­
terio: “ La Reina T errib le ha d ad o a luz su
h ijo, el T errible". E ste nacim iento divino del
S eñor del Infram u n d o era acom pañado p o r
el bram ido de un in stru m en to sem ejante al
gong que, p a ra la ex tática audiencia, so b re­
p asaba al del tru en o m ás violento y pro ced ía
de las e ntrañas de la tie rra.
Algunos obispos cristianos, en los últim o s
días de los m isterios, creyeron h a b er dcscu-
b iertp el secreto de Eleusis y q u e podían
revelarlo. Uno dijo que en ese rito pagano
se m aterializaba una espiga de cebada. Qué
acertado, si se tom an en cuenta sus luces li­
m itadas, y sin em bargo cuán to talm en te fal­
so. El obispo no h abía ex p erim en tad o la no­
che de las noches en Eleusis. E ra com o alguien
que no conociera la l s d o los hongos de
México, o las sem illas de la m aravilla. Du­
ra n te cerca de dos m il años unos cuantos
de los antiguos griegos p asaron cada año por
los portales de Eleusis. Allí festejaro n el don
LA S O L U C IÓ N D E L M IS T E R IO 79

divino del cultivo de las gram íneas y tam ­


bién fueron iniciados en los sobrecogcdores
poderes de] infram undo, al través del m is­
terio p ú rp u ra de ese herm ano del gran o que
H ofm ann ha vuelto a h acer accesible para
n u e stra generación. Los m ito s de D em cter y
Perséfone, y c u an to los acom paña, se co rres­
ponden con n u e stra explicación en todos los
puntos. Nada, en ninguno de ellos, es incom ­
patible con n u estra tesis.
H asta ayer m ism o sabíam os de Eleusis sólo
lo que unos cuan to s de los iniciados nos
contaron, pero el e m b ru jo de su s p alab ras
ha subyugado a la h um anidad d u ra n te ge­
neraciones. A hora, gracias a H ofm ann y a
Gordon W asson, aquellos de n o so tro s que
hemos experim entado los cnteógenos supe­
riores podem os u n irn o s a la com unidad de
los antiguos iniciados con un perd u rab le
vínculo de am istad , una am istad nacida del
h ab er com partidó la experiencia de u n a rea­
lidad m ucho m ás profunda de c u an to haya-
mus conocido antes.
C arl A, P. R u ck
IV. D A T O S A U X I L I A R E S

U n ESTUDIOSO de G recia q u e escribió hace


apenas medio siglo, no vaciló en calificar de
‘ trivial y a b su rd o " el cu lto a D em ctcr en
Eleusis, aunque, según añadía, " n o puede
haber duda de que fue muy im p o rtan te para
satisfacer 3a faceta emocional de los in stin ­
tos religiosos de los griegos. Su equivalente
m oderno es quizás el E jército de Salvación"
E speram os que n u e stras p ro p ia s com paracio­
nes sean m enos extravagantes que la suya. En
nuestra generación d isfru tam o s la v e n ta ja de
h a b er rcdescubierto la experiencia cntcogé-
nica. Además, el valor de la colaboración in ­
terdisciplinaria estrib a en que nos perm ite el
acceso a conocim ientos q u e de o tra m anera
probablem ente q u ed arían fuera del alcance
de los especialistas. N uestro esfuerzo c o n ju n ­
to ha a rro ja d o una respuesta definitiva a
nuestro problem a: ha p re p a ra d o el terren o
para reexam inar m uchas de las opiniones tra ­
dicionales acerca de los griegos de la a n ti­
güedad clásica y de su lite ra tu ra trágica en
honor del dios Dionisos.
El testim onio antiguo sobre Eleusis es u n á­
nime y preciso. Eleusis era la experiencia su­
prem a en la vida de un iniciado. Lo e ra en
un sentido tanto físico com o m ístico: tem ­
an
D A TO S A U X IL IA R E S 81

blores, vértigo, su d o r frió, y después una


visión que c onven ía cuanto hubiese sido visto
antes en una especie de ceguera; un sen ti­
m iento de asom bro y sobrecogim iento an te
un resp lan d o r que provocaba un silencio p ro ­
fundo, pues lo que acababa de ser visto y
sentido ja m á s p o d ría ser com unicado: las
palabras no se en co n trab an a la a ltu ra de
tal tarea, Tales síntom as corresponden inequí­
vocam ente a la experiencia producida p o r un
enteógeno. Para llegar a .tal conclusión b asta
con m o stra r que los racionales griegos, y
ciertam ente algunos de los m ás inteligentes
y célebres entre ellos, eran capaces de expe­
rim entar tal irracionalidad y de en treg arse p o r
entero a ella.
La experiencia de Eleusis difería de la
festiva em briaguez de los am igos en un sym ­
posion, o de la b o rrach era d esenfrenada del
kom os en los festivales de d ram a. Eleusis era
algo p ara lo que incluso el éxtasis m enádico
de las m u jeres en la m o n tañ a era apenas
una p reparación parcial. De diversas m ane­
ras tam bién o tro s cultos griegos escenifica­
ban aspectos de la antigua com unión p ra c ti­
cada entre los dioses y los hom bres, en tre
!os vivos y los m u erto s, pero era únicam ente
en Eleusis donde la experiencia ocu rría con
abrum adora irrevocabili dad: solam ente allí
se cum plía el gran designio de la doncella
rediviva con su hijo concebido en la m uerte.
82 DATOS A U X IL IA R E S

y de la espiga de cebada que com o ella había


retoñado b a jo la cierra. M ediante tal resu­
rrección se validaba Ja continuidad de todo
aquello que era m ás preciado para un griego,
aquellas form as de vida civilizadas que, más
allá de la constitución de cada ciudad, eran
el legado de Grecia, em ergidas del p rim iti­
vismo original de la m ism a m anera que tam ­
bién toda vida provenía del benéfico acuerdo
con el señor de la m uerte. P o r supuesto aquí
se encuentra un m ito rico y com plejo, Heno
de contradicciones com o todos los m itos de
una edad iletrad a en que uno decía una
cosa y o tro o tra y un tercero o tra distinta,
m as de alguna m anera al final arm onizaban
en un todo: un m ito que para los griegos
explicaba el principio y el fin de las cosas.
Meses de aprendizaje y de rituales p rece­
dían a la revelación en la noche de los m is­
terios; cada actividad iba anticipando con
m ayor detalle el significado y la sustancia, las
ram ificaciones com pletas de Ja visión que
aguardaba adelante. Al final los iniciados se
sen tarían en las grad as de la sala de inicia­
ción. Todo estaba cum plido entonces, excepto
el final. H abían ap rendido la versión secreta
del m ito sagrado, se habían b añado en el
m ar, abstenido de in g erir varios alim entos y
bebidas tabúes, sacrificado un puerco, rea­
lizado la larga m archa desde Atenas p o r la
Via Sacra, y ejecu tad o el peligroso cruce de
D A TO S A U X IL IA R E S 83

la últim a b a rre ra de agua an tes de llegar


a la ciudad de sus anfitriones eleusinos. Fue­
ra de los m uros del san tu ario se celeb rab a un
baile d urante toda la noche, a] lado de! Pozo
de la Doncella, sobre el m ism o suelo que la
diosa había pisado. A continuación venía
la firm e y trascend en tal en tra d a al te rrito rio
prohibido que se extendía allende la caverna
que constituía una en trad a al H ades v la roca
donde D em éter se había sentado a llo rar su
dolor. En la cám ara de iniciación se celebra­
ba la últim a danza cerem onial de las sacer­
dotisas portando el cáliz de grano sobre la
cabeza m ien tras m ix tu rab an y d istrib u ían
la pócima sagrada: el frag an te blcchon, Iá
h ierba m enospreciada, vinculada con la n a­
turaleza ilícita dei rap to , se sum ergía en
agua, a la que se agregaba una pizca de h arin a
de cebada procedente de la llanura Rariana^
adyacente a E leusis. El potencial de la ceba­
da com o alim ento básico de la hum anidad
dependía de que fuera posible m an ten er a
raya el avance de la p u rp u rin a form a degertct
rativa. que podría hacerla volver al estad io en
que era inservible, com o cizaña in festad a de
roya. Al igual que el blcchon. la cizaña tami-
bien se encontraba vinculada con el p rim iti­
vismo y con los modos de vida previos a que
las instituciones de la sociedad llevaran al
hom bre a una form a de existencia superior.
Los iniciados bebían de esas dos p lan tas y des­
84 D A T O S A U X IL IA R E S

pués aguardab an expectantes la redención,


al tiem po que el h icro fan te entonaba las a n ti­
guas palabras. Entonces, de p ro n to , se hacía
la luz y los confines de este m undo estalla­
ban al tiem po que las presencias espirituales
se hacían sen tir e n tre los iniciados y la sala
era inundada p o r un rad ian te m isterio.
De principio a fin se escenificaba allí un
d ram a sagrado en que tanto ios iniciados
como los oficiantes tenían un papel q u e des­
em peñar, h a sta que acababan p o r experim en­
ta r como actores lo inefable; la to talid ad de
sus sentidos y em ociones se veía sacudida por
lo que de allí en ad elan te sería p o r siem pre lo
inexpresable.
A m edida que los iniciados pasaban p o r
las dilatadas cerem onias iban siendo p a rtíc i­
pes de num erosos secretos, -pero los hiero-
fantcs se h abrían bien p reocupado p o r m an­
te n e r ap artad o de ellos el Secreto de los
Secretos: el agua sag rad a de la pócim a habla
ya absorbido del cornezuelo inm erso en ella
la dosis apropiad a de ergina y de ergonovi­
na, según llam am os hoy a estas sustancias. Y
ciertam ente a lo largo de los siglos los hie-
rofantes buscarían m aneras de m e jo ra r su
técnica, sus fórm ulas. En el curso de esos dos
m ilenios, ¿no podrían h a b er descu b ierto u n a
clase de cornezuelo que contuviera solam en­
te los alcaloides enteogénicos, así com o en
la época m oderna se ha en co n trad o que su­
D A T O S A U X IL IA R E S 85

cede con el cornezuelo del Paspalum disít-


chum ? Sin duda otros herb o lario s ajen o s a
las fam ilias de los h iero fan tes deben h ab er
com partido estos descubrim ientos, y debe h a ­
ber sido su conocim iento lo que favoreció la
proliferación de sacrilegios en el añ o 415 a.C.
Jam ás se conocerá en detalle la h isto ria de
aquellos acontecim ientos, pero de seguro allí
hubo una h isto ria que contar.
En las cu ltu ra s iletrad as el conocim iento
de los h erbolarios — el conocim iento de las
propiedades de las p lan tas y de su uso— es
siem pre un corpus de sab id u ría secreta que
se tra n sm ite oralm en te de un h erb olario a
un aprendiz, y en ocasiones de un h erb o lario
a otro. Se requieren años de ap ren d izaje
antes de que alguien com ience a e jercer p o r
su propia cuenta, y jam ás puede considerarse
que aquél h^ concluido. H ay que e sta r al ta n to
de cuestiones de dosificación, efectos secun­
darios, ingredientes vegetales benéficos que
se convierten en veneno cu ando se tom an en
exceso. E n México, fray B ernardino de Saha*
gún y Francisco H ernández fueron españoles
de gran talento que in v irtiero n in fin ito s es­
fuerzos y tiem po p a ra a p re n d er de los 'ndios
las virtudes de varias p lan tas m exicanas. Mas
se tra ta b a de europeos que no conocían el
m undo de las plan tas am ericanas, v en su
ám bito europeo no eran ciertam en te lo que
pudiéram os llam ar botánicos o herbolarios.
86 DATOS A U X IL IA R E S

Sus intenciones eran buenas, pero su igno­


rancia era com pleta. Lo que tienen que
d ecirnos acerca de los enteógenos es pueril.
Pudieron haber pro b ad o los enteógenos, pero
p refirieron no hacerlo: d esperdiciaron la o p o r­
tunidad. ¡Qué historia tan d iferen te nos h a­
brían contado si hubiesen vivido algunos años
cóm o aprendices de los sabios indios!
En el him no hom érico a D em éter, cuando
la diosa llega a E leusis, exhausta y desconso­
lada p o r la pérd id a de su h ija Perséfone, le
o frecen una copa de vino que ella rechaza, Ya
que cada episodio en este poem a posee
un sentido m ítico, parece ser q u e la bebida
alcohólica no iba bien con la ingestión de la
pócim a divina llam ada kykeon. Las dos cla­
ses de em briaguez eran incom patibles. E n
México, quienes se disponen a to m ar Jos hon­
gos saben que deben ab sten erse de to m ar
bebidas alcohólicas d u ra n te cu atro días antes
de la velada, no m b re con que se designa la
sesión de los hongos. La em briaguez alcohó­
lica profanaría, envilecería la libación divi­
na, lo m ism o en México que en Grecia.
Los m isterios eleusinos se hallaban exclu­
sivam ente en m anos de las fam ilias de los
E um ólpidas y de los Kerykes. D urante casi
dos m ilenios los híerofantes gob ern aro n con
a u to rid a d au to crática los ritos de Eleusis. En
c ontraste, en la tierra de los hongos sagrados
en México, cada pueblo tiene sus sabios que
DA TO S A U X IL IA R E S 87

son los custodios del rito. (En algunas re­


m otas aldeas m ixes cada fam ilia tom a p o r sí
m ism a los hongos cu ando siente que los ne­
cesita, sin la guia de un sabio. N o sabem os
si esta práctica inform al del país m ixe cons­
tituye una degeneración del rito o la su p er­
vivencia de un p rocedim iento arcaico a n te ­
rior.) En Grecia los “ in iciad o s” tom aban la
poción solam ente u n a vez en la vida, de m a­
nera que no podían c o m p a ra r experiencias
sucesivas. En México uno puede c o n su ltar los
hongos cada vez que se p resen ta un conflicto
fam iliar grave. Algunos indios deciden no to ­
m arlos nunca; o tro s lo hacen solam ente una
vez; otros m ás lo hacen de m anera in te rm i­
tente. A quien particip a p o r p rim e ra vez en
la experiencia se 1c advierte co n stan tem en te
que la ingestion del entcógeno es algo en
extrem o ‘‘delicado”, con una connotación de
grave peligro.
T anto en Eleusis como en México algunos
com estibles quedaban p ro scrito s d u ra n te cier­
to tiem po antes de la gran noche. Es im po­
sible com parar las exclusiones d ic ta ría s, pues
los alim entos en uno y o tro lugares son muy
diferentes, pero en am bos casos los huevos
eran tabú. El ayuno era p racticad o en Grecia
y tam bién en México, desde la m añana y al
través de todo el día: en uno ν o tro sitios
se llegaba a la noche con el estóm ago vacío.
En los círculos a risto c rá tico s del México pre-
D A T O S A U X IL IA R E S

cortesiano se aco stu m b rab a beber el n u tritiv o


chocolate espolvoreado con los hongos em ­
briagadores: así se ro m p ía el ayuno en el
m om ento en que se iniciaban los aconteci­
m ientos nocturnos. Debido al silencio que
guardaron todos los q u e tom aron parte en
los m isterios, en los escritos del periodo de es­
plendor de Eleusis difícilm ente se en cu en tra
algún indicio de lo que allí acontecía; pero
en los prim eros siglos de la e ra c ristian a,
cuando Eleusis se hallaba en decadencia, es
posible descubrir unas cu an tas m enciones, o s­
curas, inhibidas, que nos p erm iten algunos
atisbos inciertos. Así encontram os la referen­
cia a una colación que se servía a los inicia­
dos: una gran to ria llam ada peíanos, p re p a ­
rada con cebada y trigo cosechados en la
sagrada llan u ra R arian a, se p artía en peda­
zos y las porciones eran servidas a to d o el
m undo. En las fuentes se dice que e n tre los
iniciados surgía un vínculo de alianza y am is­
tad, y algunos han sugerido que dicho vínculo
se originaba on la colación que todos com par­
tían. No resulta incom patible con los textos
priegos su p o n er que dicha colación equivalía
al rom nim ienío del ayuno en México, con el
le ía n o s en lugar del chocolate. Mas segura­
m ente los lazos de alianza y am istad nada
l e n t i l que v er con este alim en to : nada tan
simpU· h a b ría sid o .suficiente. El av asallad o r
jK 'c t't de es-a noche b a jo la influencia de un
DATOS AUXILIARES 69

¿n teó g cn o h a c c b r o ta r n a tu r a lm e n te el s e n ti­
m ie n to de h a b e r c o m p a rtid o u n a e x p e rie n c ia
s u p r a n a tu ra l q u e ja m á s p o d r á s e r o lv id a d a ;
un s e n tim ie n to d e c o fra d ía , d e h e rm a n d a d .
D os d e n o s o tr o s h e m o s co n o c id o e s to p e r s o ­
n a lm e n te cn M éxico: q u ie n e s c o p a rlic ip a n en
u n a v elad a, c o n el e s p ír itu y en las c irc u n s ­
ta n c ia s a p r o p ia d a s , viven u n a e x p e rie n c ia so-
b re c o g c d û ra y en s u in t e r io r s ie n te n g e rm in a r
u n v ín c u lo q u e los u n e co n los c o m p a ñ e ro s
de e s a n o c h e d e la s n o c h e s, q u e p e rv iv irá
p o r ta n to tie m p o c o m o d u re s u e x iste n c ia .
C ree m o s q u e e s d e a h í d e d o n d e p ro c e d e ese
lazo d e a lia n z a y a m is ta d del q u e la s fu e n te s
g rie g as h a b la n o s c u ra m e n te .
A c o n tin u a c ió n te n e m o s el a s u n to d el se­
c re to . N ad a s e h a b ía e s c u c h a d o de los h o n ­
gos s a g r a d o s en lo s c írc u lo s c u ltiv a d o s de
M éxico d e s d e q u e los p r im e r o s fra ile s los
m e n c io n a ro n s u c in ta m e n te en los sig lo s x v i
y XVII. S e h a d ic h o q u e los h o n g o s c o n s titu ía n
u n " s e c r e to " d e los in d io s q u e h a b ita b a n cn
las s e r r a n ía s d el M éxico m e rid io n a l. P re c is a ­
m e n te n u e s tr o p e q u e ñ o g ru p o lo p u s o al d e s ­
c u b ie rto . P e ro n o s o tro s c o n s id e ra m o s q u e este
''s e c r c to 1' n u n c a lo fu e re a lm e n te . E n la s c o ­
m u n id a d e s in d ia s to d o el m u n d o e s ta b a al
ta n to d e los h o n g o s, a s í c o m o d e la s s e m illa s
de la m a ra v illa . C u a lq u ie ra p o d ía , si lo d e s e a ­
ba, a p r e n d e r el a r te d e r e c o n o c e r los h o n ­
gos s a g ra d o s , y m u c h o s lo h ic ie ro n . Los h o n g o s
90 DATOS AUXILIARES

c r a n o b je to d e c ie rto in te rc a m b io c o m e rc ia l
s e c r e to q u e s a tis fa c ía la d e m a n d a d e los in ­
d íg e n a s q u e se h a b ía n in s ta la d o en la s c iu d a ­
d e s y q u e a u n q u e ría n " c o n s u lta rlo s " . O rig in a l­
m e n te la Ig le sia s e o p u s o a su c o n s u m o y
d u r a n te Jos sig lo s xvi y x v n el S a n to O ficio
d e la In q u is ic ió n in te n tó e r r a d i c a r el u s o de
los h o n g o s e n tr e los n a tiv o s al tra v é s de e n é r­
g ic as p e rs e c u c io n e s . P o r s u p u e s to ta le s e s ­
fu e rz o s f r a c a s a ro n , m a s la m ic o fo b ia n a tu ra l
d e lo s e s p a ñ o le s , s u d e s d é n p o r la s p rá c tic a s
in d íg e n a s , y la a c titu d p a r a le la d e los fra n c e ­
ses, a le m a n e s ; e in g leses q u e m á s ta rd e lle­
g a r o n a c o n o c e r M éxico, p ro v o c a ro n en fo rm a
n a t u r a l u n a fa lta de c o m u n ic a c ió n e n tr e los
n a tiv o s y los o c u p a n te s e x tra n je ro s , s o b re
to d o en lo s a s u n to s q u e s e h a lla b a n m á s p r ó ­
x im o s al c o ra z ó n de los in d íg e n a s . No es
s o r p r e n d e n te q u e los h o n g o s s a g ra d o s , d e s ­
p u é s d e lo s in fo rm e s fa llid o s, irre m e d ia b le ­
m e n te in a d e c u a d o s , q u e d ie ro n d e ellos los
te x to s d e lo s p rim e ro s fra ile s , h a y a n p e rm a ­
n e c id o ig n o ra d o s p a r a el m u n d o h a s ta n u e s ­
tr o s p ro p io s d ía s. L os in d io s ja m á s h a b r ía n
to m a d o la in ic ia tiv a p a r a h a b l a r d e ello s. El
" s e c r e to " n o e r a u n a c o n s p ira c ió n de sile n cio :
fu e im p u e s to a los in d io s p o r el h o m b re b la n ­
co, p o r c a u s a d e la f a lta d e in te lig e n c ia y de
c u r io s id a d e n t r e la é lite d el m u n d o d e los
b la n c o s.
E l s e c re to d e la a n tig u a G re c ia re s p e c to
DATOS AUXILIARES 91
a lo s m is te rio s e le u s in o s e r a e n c ie r ta fo rm a
d ife re n te . L as leyes d e A te n a s c o n v e rtía n en
u n c rim e n el h a b l a r d e lo q u e o c u r r ía en el
le le s te rio n d e E le u sis. H acia el fin a l d e l h im ­
n o h o m é ric o a D e m é te r e s te s ile n c io e s ex*
p r e s a m e n te o r d e n a d o a to d o s lo s in ic ia d o s. E n
el a ñ o 415 a.c. h u b o u n b r o te d e p ro f a n a c io ­
n es d e lib e ra d a s d e lo s m is te rio s , p o r p a r te
del j e t s e t a te n ie n s e , al q u e s ig u ie ro n e n é r­
gicas m e d id a s d is c ip lin a r ia s y la im p o sic ió n
d e c a stig o s sev ero s. P e ro el s e c re to e ra im ­
p u e s to p o r alg o m á s p o d e ro s o q u e la s leyes
d e A ten as: d o m in a b a to d o el m u n d o g rie g o
y n u n c a f u e s e r ia m e n te v io lad o . É l m ism o
p ro p ic ia b a s u c u m p lim ie n to . Q u ien e s c o n o ­
cía n lo s e n te ó g e n o s s u p e rio re s al tra v é s de la
ex p e rie n c ia p e r s o n a l no se e n c o n tr a b a n d is ­
p u e s to s a c o m e n ta r c o n e x tra ñ o s lo q u e Ies
h a b ía s id o re v e la d o : la s p a la b r a s n o p o d ía n
tr a n s m iti r a lo s f o ra s te ro s la s m a r a v illa s de
a q u e lla n o ch e y e x istía sie m p re el p e lig ro
de q u e lo s e s fu e rz o s p a r a e x p lic a rla s tr o p e ­
z a ra n c o n la in c re d u lid a d , con la s m o fa s y
la s b ro m a s , q u e p a r e c e r ía n sa c rile g a s a los
in ic ia d o s y lo s o fe n d e ría n en lo m á s in tim o
de su s e r. Q u ien ha c o n o c id o lo in e fa b le se
re s is te a e m b a r c a r s e e n e x p lic a c io n e s: la s
p a la b r a s s o n in ú tile s.
H a s ta d o n d e p o d e m o s sa b e rlo , en c a d a a s ­
p e c to lo q u e su c e d ía en E le u s is c o in c id e co n
la e x p e rie n c ia e n te o g é n ic a d e M éxico, a u n q u e
92 DATOS AUXILIARES

en u n p u n to im p o r ta n te el rito m e x ic a n o va
m u c h o m á s le jo s q u e el d e E le u s is . A m bos
p a r tic ip a n d e la g ra n V isió n (u n a " V is ió n '1
q u e a b a rc a to d o s los s e n tid o s y la s e m o c io ­
n e s ) . p e ro e n M éxico los h o n g o s s a g ra d o s , y
lo s d e m á s c n tc ó g e n o s s u p e r io re s , sirv e n ta m ­
b ié n co m o o rá c u lo s . L os h ie r o fa n te s d e E le u ­
sis a te n d ía n a u n n u e v o g ru p o d e in ic ia d o s
c a d a a ñ o y e s to s g ru p o s e r a n n u m e ro so s . C on
la s lim ita c io n e s im p u e s ta s p o r ta l p ro c e d i­
m ie n to , lo s c n tc ó g e n o s n o p o d ía n s e r c o n s u l­
ta d o s p o r lo s in d iv id u o s ni p o r el E s ta d o
re s p e c to a a s u n to s g ra v e s cn q u e p r e c is a ra n
d e c o n s e jo . E n c a m b io , cn M éxico lo s e n teó -
g en o s s o n c o n s u lta d o s d e vez en c u a n d o so­
b r e to d a c la s e de a s u n to s d e lic a d o s . L as c u e s ­
tio n e s q u e se p la n te a n a lo s h o n g o s d eb e n
s e r s e ria s: si s o n f rív o la s o in tr a s c e n d e n te s
e s p r o b a b le q u e e l s u p lic a n te re c ib a u n a ta ­
ja n te . re p r im e n d a . E n tr e los in d io s q u e c o n ­
s e rv a n la s c re e n c ia s tra d ic io n a le s la fe cn los
h o n g o s es a b s o lu ta . C u a n d o el s u p lic a n te h a
re s p e ta d o to d o s lo s ta b ú e s , c u a n d o la v elad a
s e c e le b ra c n la s c o n d ic io n e s a p r o p ia d a s de
o s c u r id a d y d e sile n cio , y c u a n d o s e p re s e n ta n
la s p re g u n ta s c o n u n c o ra z ó n p u ro , los h o n ­
go s n o m e n tir á n . E s o d ic e n lo s in d io s. Y
s e g ú n la s fla c a s e v id e n c ia s de- q u e u n o d e
n o s o tr o s d is p o n e , p u e d e s e r q u e te n g a n razó n .
H a c ia el fin a l del s ig lo p a s a d o el m u n d o
s u p o del p ey o te, y a p e n a s m e d ia d o el prc-
DATOS AUXILIARES 93

s e n te las p ro p ie d a d e s e n tc o g é n ic a s d e las se­


m illa s d e la m a ra v illa f u e ro n id e n tific a d a s
p o r R ic h a rd E v a n s S c h u lte s . P oco d e s p u é s
los h o n g o s s a g r a d o s d e M éxico re c ib ie ro n la
e s tim a p ú b lic a q u e m e re c ía n , m e rc e d ai d e s ­
c u b rim ie n to y a los e s c rito s d e R o g e r H eim
y d e u n o d e n o s o tro s . L a p is ta les fu e s e ñ a ­
la d a p o r u n b o tá n ic o , B las P ab lo R cko, y
p o r u n a n tro p ó lo g o , R o b e rt J . W e itla n c r. A ho­
ra n o s o tro s tr e s e s ta m o s p r e s e n ta n d o al m u n ­
d o m o d e rn o lo q u e b ie n p u e d e s e r la clave
p a r a el e n ig m a d e los m is te r io s e lc u s in o s . El
vín c u lo q u e u n e el g ra n o de T rip tó le m o con
la e x p e rie n c ia e té r e a d e E leu sis, fá c il y s e ­
g u ra m e n te o b te n ib le del co rn e z u e lo , es tan
ju s ta , n a tu r a l y p o é tic a m e n te s a tis fa c to rio ,
c u m p le de tal m a n e ra p u n to p o r p u n to con
el m ito d e D e m é te r y P e rsé fo n e , q u e ¿ a c a so
n o e s ta m o s v ir tu a lm e n te o b lig a d o s a a c e p ta r
e s ta s o lu c ió n ?
N u ev as s e n d a s se a b re n p a r a la in v e sti­
gació n . P o r e je m p lo : la s e m p e ra tr ic e s de Bi-
za n eio , c u a n d o e s ta b a n e m b a ra z a d a s , vivían
cn u n a h a b ita c ió n ta p iz a d a co n p ó rfid o , de
m a n e ra q u e su p ro g e n ie n a c ie r a “ e n la p ú r ­
p u r a " (p ó rfid o = p ú r p u r a ) . E s ta " p ú r p u r a "
¿ e ra el c o lo r del C la v ice p s p u r p u re a y te n e ­
m os a q u í u n flo re c im ie n to p o s tu m o de la
D em é ter de tú n ic a p u r p u r a y de H adcs-el-de-
c a b c llo -p ú rp u ra ? E n E u r o p a los có d ic e s m ás
a n tiq u o s se e s c rib ie ro n en v ite la p ú r p u r a . ¿F u e
94 DATOS AUXILIARES

a s í p o r q u e s o la m e n te el c o lo r m á s ex c elso e ra
d ig n o d e, d ig a m o s, D e c iv ita te D ei, de S an
A g u stín ? M e d ia n te el r e f le jo d e u n a genu*
fle x ió n lo s v a lo re s d e l m u n d o p a g a n o p e rv i­
v iría n e n to n c e s b a jo la s b e n d ic io n e s d el c ris ­
tia n is m o .
V. EL H IM N O H O M É R IC O Λ DE M É T E R

¡ C o m ie n z o p o r glo rificar en m i canto a


D cm cter, veneranda diosa de herm osa
cabellera, y a su esbelta h ija a quien
a rre b a tó Adoneo! Zeus, el de resonante
trueno y am plias m irad as, se la entregó
sin que lo su p iera D cmcter. la de á u re a
hoz y espléndidos fru to s, cuando a q u é ­
lla jugaba ju n tam en te con las h ijas de
5 Océano, las de profunda c in tu ra . Ella
cogía flores en un am eno prad o : rosas,
azafrán, herm osas violetas, espadillas,
jacintos y aquel narciso que la T ierra
pro d u jo tan adm irablem ente lozano, p o r
la voluntad de Zeus, con el íin de enga­
ñ a r a la doncella de cu tis de rosa y com-
10 . placer a Polidectcs, Y al verlo se aso m ­
b ra ro n así los inm ortales, dioses com o
los m o rtales hom bres. De su raíz se
elevaron cien capullos y con su frag an te
aro m a sonreían el a lto cielo inm enso y
la tie rra toda y las vastas llan u ras del
35 - salado m ar. AI verlo la joven tendió
hacia él am b as m anos para ap o d erarse
de aquel herm oso juguete; pero en to n ­
ces se ab rió la tie rra de an ch o s cam inos
en la llanura Nisa, y p or la a b ertu ra
salió el soberano Polidegtnon, hijo fa-
95
EL HIMNO HOMÉRICO

m o so d e C ro n o s, llev ad o p o r su s c o rc e ­
les in m o rta le s . Y a r r e b a tá n d o la c o n tra
su v o lu n ta d e n c a rro d e o ro , s e la llevó
m ie n tr a s g r ita b a y g em ía, in v o c a n d o a
s u p a d re , el su m o y ex c e le n te C ro n id a .
P e ro n in g u n o d e los in m o rta le s ni de
lo s m o r ta le s oyó s u voz: ni s iq u ie ra su s
c o m p a ñ e ra s d e e s p le n d id a s m u ñ e c a s . S o ­
la m e n te la o y e ro n la h ija d e P erseo , la
d e tie rn o s p e n s a m ie n to s , d e s d e s u c u e ­
va; H écate, la d e lu c ie n te d ia d e m a , y
e l rey H elio s, el h ijo e s c la re c id o de Hi·
p e rió n . É s to s la o y e ro n c u a n d o in v o c ab a
a su p a d r e - e l C ro n id a Z eus. P e ro é s te
se e n c o n tr a b a le jo s y a p a r te de lo s d io ­
ses, s e n ta d o e n u n te m p lo , ro d e a d o de
m u c h o s s u p lic a n te s , d o n d e le e r a n o fr e ­
c id o s h e rm o s o s s a c rific io s p o r los m o r ­
ta le s h o m b re s.
C o n tra s u v o lu n ta d , p u es, p o r el c o n ­
s e jo d e Z e u s, se la llevó su tío p a te rn o
co n los c a b a llo s in m o rta le s , a q u e l q u e
s o b re m u c h o s im p e ra y a m u c h o s recib e,
el h ijo fa m o so d e C ro n o s. M ie n tra s la
jo v e n n o p e rd ió d e v is ta la tie r r a , el
c ic lo e s tre lla d o , el im p e tu o s o o le a je dei
P o n to a b u n d a n te en peces y lo s rayos
d el so l, a ú n c o n fia b a q u e v e ría a su
a u g u s ta m a d re y la s fa m ilia s d e los se m ­
p ite r n o s d io ses; d e m o d o q u e , a u n q u e
llo ra b a , la e s p e ra n z a a c a r ic ia b a s u áni·
E L H IM N O H O M É R IC O 97

m o y resonaban las cum bres de los mon-


40 tes y las profu n d id ad es del P om o con
su voz. Fue entonces cuando al fin la
escuchó su veneranda m adre; sintió ésta
que un agudo do lo r le trasp asab a el co­
razón, destrozó con las m anos la cinta
que sujetaba su cabellera in m o rtal, echó­
se sobre los hom bros un m anto negruzco
45 y salió presu ro sa, a la m anera de las
aves, en busca de su h ija p o r la tie rra
y el m ar. Mas ninguno de los dioses ni
de los m ortales q uiso revelarle la ver­
dad; ni siquiera se le p resen tó algún ave
que con sus au g u rio s 1c an u n ciara algo
con certeza. Así anduvo la noble Demé­
ter, vagando d u ran te nueve dias p o r la
tie rra con una a n to rc h a encendida en
las m anos, llena de tristeza; y en esc
30 tiem po no gustó la am b ro sia ni el dulce
néctar, ni sum ergió su cu erp o en el baño.
Mas cuando esparció su luz la rad ian te
décim a au ro ra, le salió ni en cu en tro H é­
cate con una a n to rc h a en la m ano, y
p a ra darle noticias le dirigió la p alabra,
diciendo:
"¡V eneranda D em éter, que nos traes
SS los frutos a su tiem po y nos h aces es­
pléndidos dones! ¿Cuál de los dioses del
ciclo o de los m ortales h om bres a rre b a ­
tó a Perséfonc y en tristeció tu ánim o?
P orque yo oi sus g rito s, pero no vi con
98 EL HIMNO HOMERICO

m is o jo s q u ie n fu e s e el r a p to r . M e ap re-
s u r o a d e c irte to d a la v e rd a d ."
to Así se ex p re s ó H écate. P e ro la h ija
d e R ea, la d e h e rm o s a c a b e lle ra , n o le
re s p o n d ió p a la b r a a lg u n a , s in o q u e al
p u n to e c h ó a c o r r e r c o n ella, llev an d o
e n su s m a n o s las te a s e n c e n d id a s . Y lle ­
g á n d o se a H elios, el so l, a ta la y a d e d io ­
ses y d e h o m b re s , se d e tu v ie ro n a m b a s
a n te su s co rce les. A di D e m é te r, la d iv in a
e n tr e la s d io sa s, lo in te rro g ó :
65 "¡O h , H elios! H ó n r a m e a m í q u e soy
d io sa , si a lg u n a ve?, h e re g o c ija d o co n
p a la b r a s u o b r a s tu c o ra z ó n y tu á n i­
m o ; y ta m b ié n a la h ija q u e d i a luz,
d u lc e re to ñ o , fa m o sa p o r su h e rm o s u ra ,
c u y a voz a flig id a a lc a n c é a o ír al tra v é s
d e l v a n o v ie n to , c u a l si fu ese v io le n ta ­
d a , a u n q u e n o lo vi c o n m is o jo s . P e ro
7o tú , q u e c o n lu s ra y o s c o n te m p la s d esd e
el d iv in o é t e r to d a la tie r r a y el P o n to ,
d im e s in c e ra m e n te , s i es q u e e n a lg u n a
p a r t e v is te a m i h ija a m a d a , cuál de
lo s d io s e s o de los m o rta le s h o m b re s
se la h a llev ad o , c o g ié n d o la a viva f u e r ­
za , c o n tr a su v o lu n ta d y d u r a n te m i
a u s e n c ia ."
Así le h a b ló . Y el h ijo d e H ip c rió n le
c o n te s tó c o n e s ta s p a la b ra s :
73 "¡O h re in a D em é ter, h ija d e R ea, la de
h e rm o sa c a b e lle ra , tú lo s a b rá s ! P o rq u e
E L H IM N O H O M E R IC O 99

m ucho te venero y m e apiado de ti al


verte acongojada p o r causa de tu hija.
N inguno de los in m o rtales es culpable
sino Zeus, qu e am o n to n a las nubes, el
cual se la dio a H ades, su p ro p io h e r­
m ano, p a ra que la llam ara su esposa. Y
H ades, raptán d o la, se la llevó en su ca­
rro a las oscu ras tinieblas, m ien tras ella
profería grandes gemidos. Pero, oh dio­
sa, cese tu gran llanto: ninguna precisión
tienes de se n tir sin m otivo esa cólera
insaciable, pues no es Adoneo, que sobre
m uchos im pera, tu p ropio herm ano, un
yerno indigno de ti. En cuanto a su je ­
ra rq u ía , a él cupo en suerte, cuando en un
principio se efectuó la división en tres
partes, se r señ o r de aquellos e n tre los
cuales m ora."
D ijo así y al p u n to azuzó los corceles;
y éstos, con la increpación, a rra s tra ro n
rápidam ente el veloz carro con las alas
extendidas a m anera de aves, Pero De­
m éter su frió en su corazón un m ayor y
m ás cruel dolor. Irrita d a co n tra el C ro­
nida que se envuelve en oscu ras nubes,
evitando el consorcio de los dioses y el
alto Olimpo, se fue hacia las ciudades
de lus hom bres y los fértiles cam pos de
cultivo, ocultando por m ucho tiem po su
figura inm ortal. N adie al verla la reco­
noció, ni los varones ni las m uieres
EL IIIMNO HOMÉRICO

du a p r e ta d o s c e ñ id o re s , h a s ta q u e llegó
al p a la c io del p ru d e n te Celeo, q u e e n ­
to n c es e r a rey d e E le u s is , p e r fu m a d a d e
in c ien so .
A fligida en su c o ra z ó n , s e n tó s e a la
v e ra d el c a m in o , en el ρ θ 2 θ P a ric n io ,
a d o n d e ib ó n p o r a g u a las m u je re s d e la
c iu d a d , a la s o m b ra , p u e s e n s u p a r te
a lta h a b ía b r o ta d o u n fro n d o s o olivo.
P are c ía u n a a n c ia n a q u e ya no fu ese a p ta
p a r a d a r a lu/, ni p a ra g o z a r d e los
p re s e n te s d e A fro d ita , la d e b e lla c o ro ­
na. E s ta b a tal c u a l su ele n la s n o d riz a s
d e los h ijo s de rey es q u e a d m in is tra n
ju s tic ia o la s d e s p e n s e ra s d e lo s p alacio s
de in fin ito s sa lo n e s. A hí la v ie ro n la s
h ija s d e C eleo, h ijo d e E le u s in o , q u e
v en ían p o r a g u a , fácil d e s a c a r, p a ra He·
v a ria e n v a s ija s d e b ro n c e a l p a la c io de
su p a d re . E r a n c u a tr o , co m o c u a tr o d io ­
sas, en p le n a f lo r d e s u ju v e n tu d : Ca-
líd icc, C lisid ice , D om o la a m a b le y CaJí-
to c , q u e e ra la m a y o r d e to d a s. N o la
re c o n o c ie ro n , p u e s p a r a los m o rta le s los
d io ses so n d ifíciles d e re c o n o c e r p o r s u
a s p e c to . M as a c e rc á n d o s e a e lla le d i­
je r o n e s ta s a la d a s p a la b ra s :
"¿ Q u ié n e re s ? ¿D e d ó n d e e r e s , o h a n ­
c ia n a ? ¿D e q u é a n tig u o s v a ro n e s n a c is
te? ¿ P o r q u e e s tá s a c á r e t ir a d a d e la
c iu d a d y n o e n tr a s a la s m a n sio n e s en
EL HIMNO HOMERICO 101

q u e la s m u je re s d e e d a d co m o la tuya
y ta m b ié n la s m á s jó v e n e s s u e le n h a b i­
ta r ? E lla s (o r e c ib iría n co n u n a a m is ta d
q u e p r o b a r ía n a s í s u s p a la b ra s c o m o
su s o b r a s .”
Así d ije r o n . Y la m a s v e n e ra d a e n tre
la s d io s a s les re s p o n d ió co n o s la s p a ­
la b ra s :
“ ¡H ija s a m a d a s , c u a le s q u ie ra q u e seáis
d e e n tr e las jó v e n e s, salu d ! Yo o s h a ­
b la ré , q u e n o es in c o n v e n ie n te re v e la ro s
la v e rd a d a v o s o tra s q u e ven ís a h a b la r·
120 m e. Mi n o m b re e s D oso, q u e tal fue
el q u e m e im p u s o m i v e n e ra d a m a d re .
A h o ra h e v en id o d e C reta, sin q u e yo
125 lo d e s e a ra , p o r el a n c h o d o rs o del m a r;
p u e s u n o s p ir a ta s m e llev aro n fa ta l y
v io le n ta m e n te , c o n tra m i v o lu n ta d . A cer­
c a ro n luego su nave veloz a T o ric o , d o n ­
d e la s m u je re s s a lta r o n ju n t a s a tie rra ,
m ie n tr a s ello s d is p o n ía n la c e n a ju n to
130 a las a m a r r a s del navio; p e ro m i á n im o
n o a p e te c ía la a g r a d a b le cena, y la n z á n ­
d o m e s e c r e ta m e n te p o r la o s c u ra tie rr a ,
h u í d e m is .soberbios s e ñ o re s, te m e ro s a
d e q u e v e n d ié n d o m e — ¡a m i, q u e n ad a
(es h a b ía c o s ta d o !— se lu c ra r a n co n mi
p re c io . E r r a n te llegué a q u í e ig n o ro q u é
135 tie r r a es é s ta y q u ié n e s son su s h a b i­
ta n te s . ;Q u e los d io so s to d o s q u e tien en
s u s m o ra d a s en el O lim p o o s c o n c e d a n
102 EL HIMNO HOMÉRICO

m a rid o s le g ítim o s y jó v e n e s, y te n e r h i­
jo s c u a le s los d e s e a n los p a d re s ! P ero
a p ia d a o s de m í, d o n c e lla s , se d m e b e n é ­
v o la s, h ija s a m a d a s , h a s ta q u e e n c u e n tre
la ca sa d e u n o s e sp o so s p a r a tr a b a ja r
g u s to s a m e n te p o r ello s, h a c ié n d o le s cuan-
140 ta s faen a s son p r o p ia s de u n a m u je r
a n c ia n a . Y o b ie n p o d ría s e rv ir co m o no-
d riz a a u n in fa n te re c ié n n a c id o y to m a rlo
e n m is b ra z o s y s a b r ía g u a r d a r la c a sa
y a r r e g la r el le ch o d e m i s e ñ o r en lo
m á s r e c ó n d ito de s u b ie n c o n s tr u id a r e ­
c á m a r a , y e n s e ñ a r la b o re s a la s m u ­
je r e s /’
>45 Así h a b ló la d e id a d . Y al p u n to le
re s p o n d ió C alídice, d o n c e lla lib re a u n y
la m ás h e rm o s a d e la s h ija s d e Celeo:
"¡O h , m a d rc c ita ! Lo q u e n o s d e p a ra n
los d io ses h e m o s d e s u f r ir lo n e c e s a ria ­
m e n te lo s m o rta le s , a u n q u e e s te m o s afli*
g id o s, p u e s a q u é llo s n o s a v e n ta ja n m u ­
c h o en p o d e r. P ero d é ja m e in fo rm a rte
c la r a m e n te de e s a s c o s a s y n o m b ra r te
ISO lo s v a ro n e s en q u ie n e s re s id e a q u í la

h o n ra del s u p re m o m a n d o ; los cu a les


so b re s a le n en el p u e b lo y d e fie n d e n los
135 m u r o s d e la c iu d a d co n su s c o n s e jo s y
r e c to s fallo s. Las e s p o s a s d e to d o s é sto s
— del p ru d e n te T rip to le m o , d e D io d o ,
de P o lix en o, del irre p re n s ib le E u m o l­
po, de D ó lico y d e n u e s tro es fo rz a d o
E L H IM N O H O M É R IC O 103

p ad re— llevan el gobierno de su s m o­


radas; y ninguna, en c u an to te vea, te
a le jará de su casa, m enospreciando tu as-
160 pecto; todas te ad m itirán , pues tienes
el aspecto de una diosa. Mas, si lo p re ­
fieres, espera aq u í m ien tras vam os a la
casa de n uestro p ad re y n a rra m o s d e ta ­
lladam ente todas estas cosas a n u estra
m ad re M etanira, la del a p re ta d o ceñ id o r
que hace caer la túnica en pliegues p ro ­
fundos, p o r si acaso te m anda que vayas
a n u e stra casa y no busques las de los
dem ás. En su bien co n stru id a m ansión
n u tre a un hijo que le nació ta rd ía m e n ­
te, pues lo engendró en su ancianidad,
165 y se siente con él m uy alegre y benévola.
Si lo c ria ra s tú, y él llegara a la época
de la p u b e rta d , cualquiera de las m u­
je re s te envidiaría al verte: tan grande
recom pensa te daría p o r la crianza."
170 D em éter a sin tió con la cabeza. Y las
jóvenes, una vez que llenaron de agua
las refulgentes vasijas, regresaron u fa­
nas a su m ansión. P resto llegaron a la
espaciosa m orad a de su p ad re y al m o­
m ento co n taro n a su m adre lo que ha­
bían visto V oído, y ésta les m an d ó que
fu eran en seguida a llam arla, ofrecién­
dole un enorm e salario. Como las ciervas
175 o las b ecerras retozan p o r el p ra d o en
la estación prim averal, una vez q u e se
IM EL HIMNO HOMÉRICO

h a n s a c ia d o d e f o r r a je , a s f la s d o n ­
ce lla s, c o g ién d o se lo s p lie g u e s de su s lin ­
d o s v elo s, s e la n z a ro n p o r e l c a m in o
a h o n d a d o p o r el c o r r e r de los c a rr o s :
a lr e d e d o r d e su s h o m b ro s f lo ta b a n las
c a b e lle ra s q u e p a re c ía n flo re s d e aza*
ir á n . E n c o n tra ro n a la d io s a p re c la ra
c e rc a del c a m in o , en d o n d e a n te s la h a ­
b ía n d e ja d o , y la c o n d u je ro n a la m a n ­
sió n d e su q u e rid o p a d re . E lla les seg u ía
d e trá s , a c o n g o ja d a en s u c o ra z ó n y c u ­
b ie r ta d e s d e la ca b e z a : el p a r d o velo
o n d u la b a e n to rn o d e los á g ile s p ies de
la d io s a . P r o n to lle g a ro n a la m o ra d a
d e C eleo, s e g u id o r de Z eus, y p e n e tr a ro n
119 en el p ó r tic o d o n d e la v e n e ra d a m a d re
e s ta b a s e n ta d a , c e rc a d e la c o lu m n a q u e
s o s te n ía el te ch o a rtific io s a m e n te la b r a ­
d o , co n el n iñ o , s u n u e v o re to ñ o , en el
reg az o . L as d o n c e lla s c o rrie r o n h a c ia su
m a d re y la d io s a tr a s p u s o c o n su s pies
el u m b ra l, ro zó co n s u c a b e z a la vig a del
te ch o y lle n ó la s p u e r ta s d e u n re sp la n -
ito d o r d iv in o . S o b re c o g ió a la d u e ñ a u n
te m o r m e z c la d o d e re v e re n c ia y j u n t a ­
m e n te se p u s o p á lid a , y |je ce d ió el a s ie n ­
to y la in v itó a s e n ta rs e . P e ro D cm O tcr,
q u e n o s tr a c los f r u to s a s u tie m p o y
n o s h a c e e s p lé n d id o s d o n e s, no q u is o
s e n ta r s e cn el v is to s o silló n , s in o q u e
1*5 p e rm a n e c ió c a lla d a y con los b e llo s o jo s
E L H IM N O UOM P.RTCO IOS

hincados en tierra, hasta que lambe, la


de castos pensamientos, puso para ella
una fuerte silla que cubiló con un blan­
co vellocino. Una vez neniada, con sus
propias monos echó hacia adelante, so­
bre el rostro, el velo que ataba su cabe­
llera, Pero reprimía la voz por causa de
su pena, y asi permaneció sentada, sin
tornar parte en la conversación ni c o m u ­
nicarse con nadie, ni por medio de sus
palabras ni por medio de sus obras; per­
manecía sentada sin sonreír, sin aceptar
alimento ni bebida, deshecha por la año­
ranza de su hija, la de profunda cintura,
hasta que lambe, la de castos pensa­
mientos, bromeando mucho, movió con
sus chistes a la costa señora a sonreír, a
reír y a tener alegre dnlmo: por esto
lambe en tiempos posteriores agradó a
la diosa en sus ritos. Entonces Metani-
ra le ofreció una copa llena de vino dulce
co mo la miel, pero la diosa la rechazó,
afirmando que le estaba vedado beber
el rojo vino: le rogó en cambio que le
diera una mezcla de harina con apun y
m e m a molida, AquiMla preparó la mis­
tura y se la ofreció a lo diosa, como
Os tu lo ordenara, y la m u y venerable De-
miíter, hablándola aceptado de confor­
midad con el rito...
106 EL HIMNO HOMÉRICO

{laguna de 22 a 26 lincas]

. . . M e ta n ira , la d e p r o f u n d a c in tu ra , c o ­
m en zó a d ec ir:
" S a lv e , m u je r , p u e s n o c re o q u e tu s
p a d re s s e a n v iles, s in o n o b le s: el p u d o r
y la g ra c ia b rilla n e n tu s o jo s c o m o si
215 d e s c e n d ie ra s d e rey es q u e a d m in is tr a n
ju s tic ia . Lo q u e n o s d e p a ra n los d io ses
h e m o s d e s u f r ir lo n e c e s a ria m e n te los h u ­
m a n o s, p u e s s u y u g o e s tá s o b re n u e s tro
c u e llo . A h o ra, p u e s to q u e h a s v en id o ac á,
te n d r á s c u a n to te n g o yo m ism a . C ría m e
e s te n iñ o q u e lo s in m o rta le s m e h an
d a d o ta r d ía e in e s p e ra d a m e n te , d e s p u é s
220 d e r e ite r a d a s s ú p lic a s . S i t ú lo c ria r a s
y él lle g a ra a la é p o c a de la p u b e rta d ,
c u a lq u ie r a de Jas m u je r e s te e n v id ia ría
al v e rte : ta n g ra n d e re c o m p e n s a te d a ría
p o r la c ria n z a ."
R e s p o n d ió le a s u vez D em éter,. la de
b e lla c o ro n a :
225 " S a lv e ta m b ié n tú , o h m u je r , y m u ­
ch o , y q u e (os d io s e s te c o lm e n de b ie­
nes. G u sto sa re c ib iré a tu h ijo , co m o lo
m a n d a s , y lo c ria r é . N o te m a s p o r s u
b ie n e s ta r; p u e s n o p r o b a r á la leche de
n in g u n a n o d riz a p e rv e rs a ni lo d a ñ a ­
rá n in g ú n s o rtile g io de ios q u e c a u s a n
la p o s e s ió n d e u n a c r i a tu r a n i p r o b a r á el
d a ñ in o h iló to m o , p u es c o n o z c o las po-
EL HIMNO HOMERICO 107

d e r o s a s h ie r b a s q u e se reco g e n y sé u n
230 re m e d io e x c e le n te c o n tr a el fu n e s tís im o
s o rtile g io ."
H a b ie n d o h a b la d o a s í, cogió co n sus
m a n o s in m o r ta le s al n iñ o y se lo p u s o
en el f r a g a n te sen o ; y la m a d r e se ale*
g ró en su c o ra 2 Ón. Así ella c r ia b a en el
p a la c io al h ijo ilu s tr e d el p r u d e n te Ce-
le o , D e m o fo o n tc , a q u ie n h a b ía d a d o a
135 lu z M e ta n ira , la d e b e lla c in tu ra ; y el
n iñ o c re c ía , s e m e ja n te a u n d io s, sin
c o m e r p a n ni m a m a r la leche d e su m a ­
d re . D e m é te r lo fro ta b a co n a m b ro s ía ,
c u a l si fu ese h ijo d e u n a d e id a d , hala-
g á n d o lo s u a v e m e n te co n su a lie n to y
lle v á n d o lo e n el sen o ; y p o r la n o c h e lo
o c u lta b a en el a r d o r del fu eg o , co m o un
240 tizó n , a e s c o n d id a s d e su s p a d re s , p a ra
lo s cu a les e r a u n a g ra n m a ra v illa q u e
c r e c ie r a ta n flo re c ie n te y c o n u n a s ­
p e c to ta n p a re c id o al d e la s d e id a d e s . Y
asi le h u b ie r a lib ra d o de la v ejez y de
la m u e rte ; p e ro M e ta n ira , e s p iá n d o la d u ­
ra n te la n o ch e , v io to d o d e s d e su p e r f u ­
m a d o lecho.
245 R u g ió e n to n c e s y te m e ro s a p o r su h ijo
se g o lp e ó a m b o s m u s lo s y e n lo q u e c ió de
fu r o r , y e n tr e la m e n to s le d irig ió e s ta s
a la d a s p a la b ra s :
" ¡ H ijo D em o fo o n tc! E s a f o r a s te r a a
q u ie n y o h e d a d o u n lu g a r en m i ca sa
108 EL HIMNO HOMERICO

te e s c o n d e en u n g ra n fu eg o , y m e c a u sa
lla n to y fu n e s to s p e s a re s ."
2so Así g r itó g im ie n d o . Y la e s c u c h ó la
v e n e ra d a e n tr e la s d io s a s . I r r it a d a c o n ­
tr a ella, D c m c te r, la d e b e lla c o ro n a , sa c ó
d e l fu e g o al n iñ o a m a d o , al q u e in e sp e ­
ra d a m e n te h a b ía d a d o a lu z M c ta n ira
en el p a la c io , y c o n s u s m a n o s in m o r ta ­
le s lo a p a r t ó d e sí, d e já n d o lo e n el suelo.
T e rrib le m e n te e n o ja d a en s u á n im o , d ijo
a l m ism o tie m p o a M e ta n ira , la d e h e r ­
m o sa c in tu ra :
255 " ¡H o m b re s in c o n sc ie n te s y locos! ¡No
p o d é is p r e s a g ia r n i la b u e n a ni la m a la
s u e r te q u e e s tá n p o r v enir! T ú a h o r a , p o r
tu n e c e d a d , te h a s p ro c u r a d o u n d a ñ o
e n o rm e . P o n g o p o r te s tig o la im p la c a b le
260 c o r r ie n te d e la E stig ia , p ro n u n c io el j u ­
r a m e n to d e los d io s e s : yo ib a a h a c e r
d e tu h ijo a m a d o u n s e r in m o r ta l y no
ó x p u c s to a la vejez, y le ib a a c o n c e d e r
e te rn o s h o n o re s . A h o ra en c a m b io ya no
le s e rá p o s ib le e v ita r la m u e r te y las
p a rc a s. M as el h o n o r im p e re c e d e ro lo
2ís a c o m p a ñ a r á s ie m p re , p o r h a b e r su b id o
a m is ro d illa s y h a b e r d o rm id o e n m is
b ra z o s : c o n el a n d a r de los tie m p o s , al
lle g a r la e s ta c ió n d e b id a , los jóvenes
e lc u s in o s c e le b ra rá n en su m e m o ria c o m ­
p e te n c ia s y lu c h as u n a y o tr a vez.
" Y o soy la v e n e ra d a D c m e te r, q u e re-
EL HIMNO HOMÉRICO 109

270 p r e s e n ta la m a y o r u tilid a d y a le g ría así


p a r a lo s in m o r ta le s c o m o p a r a los m o r-
(ales. H e a q u í lo q u e d e b é is h a c e r : lá­
b re m e to d o el p u e b lo u n g ra n te m p lo
c o n s u a l t a r al p íe d e la c iu d a d y de
s u a lto m u r o q u e se c ie rn e n s o b re el
po zo C alíco ro , e n la p ro m in e n te c o lin a ,
y y o , cn p e rs o n a , o s e n s e ñ a ré los m is te ­
rio s p a ra q u e luego a p la q u é is m i á n im o
275 c o n s a n to s s a c r ific io s /’
Asi h a b ló la d io s a . Y lu e g o tr a n s fo r m ó
s u e s ta tu r a y a p a rie n c ia y a b a n d o n ó su
a s p e c to s e n il, d e m o d o q u e p o r to d a s
p a r te s r e s p ir a b a b elleza . S u pop í o b ri­
lla n te e x h a la b a u n a g ra d a b le a ro m a . La
lu z d e s u c u e rp o in m o rta l b rilla b a a lo
le jo s . S u s c a b e llo s d o r a d o s c a ía n p o r los
h o m b ro s . Y to d a la b ie n c o n s tr u id a r e ­
c á m a r a se ilu m in ó c o m o al r e s p la n d o r
d e u n r e lá m p a g o . P e ro la d io s a in m e ­
d ia ta m e n te se a le jó , y al p u n to d e s fa lle ­
c ie ro n la s ro d illa s d e M e ia n ira , q u e es-
tu v o la rg o tie m p o sin voz y sin a c o rd a rs e
e n a b s o lu to d el h ijo q u e le h a b ía n a c i­
d o e n la VVJC2 , p a r a le v a n ta rlo d el su elo .
M as la voz la s tim e ra d el n iñ o fu e o íd a
p o r s u s h e rm a n a s , q u e s a lta r o n de los
7 » lech o s d e h e rm o s a s c o lc h a s : u n a d e ellas
le v a n tó a l in fa m e c o n s u s m a n o s y se
So p u s o en el s e n o , o tr a e n c e n d ió fu eg o ,
y o tr a acudir!» lig era m o v ie n d o la s tie r n a s
110 EL HIMNO HOMERICO

p la n ta s p a ra le v a n ta r a s u m a d re e n la
p e r f u m a d a a lc o b a . R e u n id a s a lr e d e d o r
d el n iñ o , q u e e s ta b a p a lp ita n d o , lo la v a­
r o ro n y a c a r ic ia ro n ; p e ro n o se le a q u ie tó
el á n im o , p u e s a h o r a lo s o s te n ía n u n a s
a m a s y n o d riz a s m u y in fe rio re s .
E s ta s , te m b la n d o d e m ie d o , a p a c ig u a ­
r o n d u r a n te to d a la n o ch e a la g lo rio sa
d e id a d ; y, al d e s c u b rirs e la a u r o r a , re fi­
rie ro n v e ra z m e n te al p o d e ro s o C eleo lo
q u e h a b ía m a n d a d o la d io s a D e m é te r,
295 la d e b e lla c o ro n a , C eleo, h a b ie n d o co n ­
v o ca d o al n u m e ro s o p u e b lo p a r a q u e se
re u n ie r a en el á g o ra , o r d e n ó q u e se e ri­
g ie ra u n r ic o te m p lo y u n a l ta r a De­
m é te r, la d e h e rm o s a c a b e lle ra , en la
p ro m in e n te co lin a. M uy p ro n to le o b e­
d e c ie ro n ; e s c u c h á ro n le a te n to s m ie n tra s
les h a b la b a y, tal c o m o lo m a n d ó , labra-
too ro n u n te m p lo q u e fu e c re c ie n d o p o r
v o lu n ta d d e la d io sa .
U na vez q u e lo h u b ie ro n te rm in a d o y
c e sa ro n d e tr a b a ja r , c a d a cu a l re g re s ó
a su c a sa . Y la b lo n d a D e m é te r se esta*
b le d o allí, le jo s d e los b ie n a v e n tu ra d o s
d io ses, c a rc o m ié n d o se en la so le d a d y
la tris te z a q u e s e n tía p o r su h ija , la de
ΥΛ p r o f u n d a c in tu ra . E h izo q u e s o b re la fé r­
til tie r r a fu ese a q u e l a ñ o m u v te r rib le
y cru e l p a r a los h o m b re s; y el su elo no
p r o d u jo n in g u n a sem illa , p u e s las es*
EL HIMNO HOMÉRICO 111

co n d ía D em o ler. E n v a n o a r r a s tr a r o n
los b u ey e s m u c h o s c o rv o s a r a d o s p o r los
lio c a m p o s e in ú tilm e n te cayó e n a b u n d a n ­
cia la b la n q u e c in a c e b a d a s o b re la tie rr a .
Y h u b ie r a p e re c id o p o r c o m p le to el li­
n a je d e lo s h o m b re s d o ta d o s d e p a la b ra
p o r c a u sa d el h a m b re feroz, p riv a n d o a
los in m o r ta le s del h o n o r d e la s o fre n d a s
y de lo s sa c rific io s , si Z eus n o lo h u b ie se
n o ta d o y c o n s id e ra d o en su á n im o . Pri-
315 m e r a m e n te in c itó a Iris , la d e á u re a s
a la s, a q u e lla m a ra a D em o ler, la de h e r ­
m o sa c a b e lle ra y a s p e c to a m a b ilís im o .
Así se lo re c o m e n d ó ; y ella, o b ed e c ie n d o
a Z eus, el h ijo de C ro n o s, q u e se e n v u e l­
ve en o s c u r a s n u b e s, re c o r rió v elo zm en te
c o n su s p ies el e s p a c io in te rm e d io . Lle­
g ó a la c iu d a d d e E le u s is , p e rfu m a d a
p o r el in c ien so , h a lló en el te m p lo a De-
i » m e te r, la d el lu c tu o s o velo, y h a b lá n d o le
le d ijo e s ta s a la d a s p a la b ra s :
"¡O h , D em éter! T e llam a el p a d re Zeus,
c o n o c e d o r d e lo e te r n o , p a ra q u e vayas
a d o e s tá n la s fa m ilia s de los s e m p ite r­
n o s d io ses. Ve, p u e s , y n o sea ineficaz
m i p a la b r a , q u e p ro c e d e de Z eus."
Así d ijo , s u p lic á n d o le . P ero el án im o
325 - d e D e m é te r n o se d e jó p e rs u a d ir. S e g u i­
d a m e n te Z eu s le fu e e n v ia n d o a to d o s
los s e m p ite rn o s , b ie n a v e n tu ra d o s dioses,
y e s to s se le p re s e n ta ro n u n o s en pos de
112 EL HIMNO HOMERICO

o tr o s , y la lla m a ro n , y le o fre c ie ro n m u
choK y h e rm o sísim o s d o n e s y las h o n ras
q u e e lla q u is ie ra e n tr e los In m o rta le s d io ­
ses; m a s n in g u n o p u d o p e rs u a d ir la m en-
iso te y el p e n s a m ie n to d e la q u e e s ta b a
ir r ita d a en su c o ra z ó n y rcch o 7 ab n o b s ti­
n a d a m e n te las ra z o n e s. E lla a firm a b a
q u e n o s u b iría al p e rfu m a d o O lim p o ni
p e r m itir ía q u e s a lie s e n f r u to s d e In tie­
r r a h a s ta q u e co n su s o jo s v ie ra o su
h e r m o s a h ija .
C u a n d o e s to su p o Z e u s, el to n a n te , el
d e a m p lia s m ir a d a s , e n v ió ai E r e b o o
i » H e rm e s , el d e la á u r e a v a rita , a quien
lla m a n el A rg lcid a p u e s d io m u e r te a esc
m o n s tr u o del c e n te n a r d e o jo s , p a r a que.
e x h o r ta n d o a H íidcs co n su a v e s p a la ­
b r a ^ s a c a r a a la c a s ta P e rs é fo n e d e la
o s c u r id a d te n e b ro s a y la lle v a ra a la lu»,
a los d io se s, c o n el fin de q u e la m a d re
mo la v ie ra co n su s o jo s y d e p u s ie ra ia cóle­
ra . N o se r e h u s ó H e rm e s , sin o q u e al
p u n to a b a n d o n ó su tr o n o e n el O lim po
y b a jó veloz a la s p ro fu n d id a d e s d e lo
tie r r a . Allí e n c o n tró d e n tr o d el p alacio
al rey H a d e s, s e n ta d o en u n a lto lecho,
ju m a m e n te c o n su v e n e ra d a e s p o s a ; y
a <ísta, m u y c o n tr a r ia d a p o r la so led a d
d e s u m a d re , q u e a lo le jo s rev o lv ía en
su m e n te alg o c o n tr a r io a los in tereses
M5 d e los b ie n a v e n tu ra d o s d io ses. Y en lie·
E L H IM N O H O M É R IC O 113

gando a su presencia, dijo el poderoso


Argicida:
"¡Oh, H ades, de p u rp u rin a cabellera,
que reinas sobre los m uertos! El p ad re
Zeus m e ordena sac a r del E rebo a la ín­
clita Perséfone y llevarla a la reunión
de los dioses, con el fin de que, vién­
dola con sus o jo s su m adre, deponga la
ira y la terrible cólera c o n tra los inm or-
J» tales. Porque ella m aquina este grave
propósito: d e stru ir la débil raza de los
terrigenas hom bres, escondiendo la se­
milla d e n tro de la tierra y acab an d o así
con los honores de los inm ortales. Y,
encendida en te rrib le cólera, no se ju n ta
con los dioses, sino que se sienta apar-
MS te, dentro de un perfu m ad o tem plo, rei­
nando en la rocosa ciudad de E leusis.”
Así dijo. Sonrióse, m oviendo las ce­
ja s, el rey de los infiernos. Aidoneo, y no
desobedeció el m an d ato del so b eran o
Zeus: pues en seguida dio esta orden a
Perséfone, la reina de los milagros:
seo "Ve, Perséfone, con ánim o y corazón
apacibles a e n co n tra r a tu m ad re, de pe­
plo p u rp u ro oscuro, y n c te acongojes
en dem asía. H erm ano com o soy de tu
p ad re Zeus, no seré un esposo indigno
de ti e n tre los inm ortales. Y cuando tú
te encuentres en su reino, serás señora
de todas las plantas que se cultivan y de
EL HIMNO HOMERICO

c u a n to s e m u e v e, y d is f r u ta r á s de las
m a y o re s h o n r a s e n tr e los d io se s. Y h a ­
b r á s ie m p re , to d o s los d ía s, u n a p en a
p e r p e tu a p a r a lo s p e rv e rs o s q u e n o te h a ­
g a n p ro p ic ia m e d ia n te sa c rific io s , o fre n ­
d á n d o te lo s s a n ta m e n te y o fre c ié n d o te
lo s d e b id o s p re s e n te s ."
D íjole a s í. A legróse la p ru d e n te P e r­
séfo n e y en se g u id a s a ltó de jú b ilo ; m as
el, a tr a y é n d o la a si, le d io a c o m e r d o ­
lo s a m e n te u n d u lc e g ra n o d e g ra n a d a ,
p a r a q u e n o se q u e d a s e p o r sie m p re allá,
a l la d o de la v e n e ra d a D e m é te r, la de
p e p lo p ú r p u r a o s c u ro . A cto c o n tin u o
A id o n eo , q u e s o b r e m u c h o s im p e ra , e n ­
g a n c h o lo s in m o rta le s c o rc e le s a su ca­
r r o d e o ro . S u b ió P e rs é fo n e a i c a rr o y
ju n t o a ella s u b ió el A rg icid a p o d e ro s o ,
q u ie n to m ó en su s m a n o s la s rie n d a s y
el lá tig o y a g u ijó a los c a b a llo s h a c ia el
e x te r io r d e la c a sa ; y ellos v o la ro n go­
zo so s. C o n g ra n ra p id e z re c o r r ie r o n el
la rg o c a m in o ; el m a r, ni el a g u a d e los
río s, ni lo s v a lle s h e rb o s o s , ni la s c u m ­
b r e s c o n tu v ie ro n el ím p e tu de los c o rc e ­
les in m o rta le s ; s in o q u e é s to s , p a s a n d o
p o r s o b re ello s, c o rta b a n el d e n s o aire
m ie n tr a s a n d a b a n . Así H e rm e s , q u e los
c o n d u c ía , llegó h a s ta el s itio en d o n d e
r e s id ía D em é ter, la d e b e lla c o ro n a , y
s e d e tu v o d e la n te d el te m p lo p e rfu m a d o
EL HIMNO HOMÉRICO 115

co n in c ie n so , y é s ta , al a d v e rtir lo , salió
c o rr ie n d o co m o u n a m é n a d e q u e b a ja
p o r u n a m o n ta ñ a c u b ie r ta de b o s q u e .

(387-405 dañ ados; reconstrucción insegura]

P e rs é fo n e , a s u vez, e n c u a n to v io los
b e llo s o jo s d e su m a d re , d e ja n d o el c a ­
r r o y lo s c a b a llo s , s a ltó , se p u s o a c o r r e r
y e c h á n d o se a s u c u e llo la a b ra z ó . M as
a D e m é te r, c u a n d o a ú n te n ia e n tr e ^ u s
b r a z o s a la h ija a m a d a , el c o ra z ó n le
p re s a g ió a lg ú n e n g a ñ o y la h izo te m b la r
h o r r ib le m e n te . Y, d e ja n d o d e a c a ric ia r
a s u h ija , la in te rro g ó c o n e s ta s p r e s u r o ­
sa s p a la b r a s :
"¡O h , h ija l ¿ P o r v e n tu r a es c ie r to q u e
e s ta n d o a b a jo , no p r o b a s te n in g ú n m a n ­
ja r ? H a b la ; n o m e o c u lte s lo q u e p ie n ­
s a s , p a r a q u e a m b a s lo s e p a m o s. S í asi
f u e re , h a b ie n d o su b id o d e ju n t o al o d io ­
so H a d e s, m o r a rá s d e s d e a h o ra c o n m ig o
y c o n m i p a d r e Z e u s, el h ijo d e C ro ­
n o s, el d e las o s c u ra s n u b e s , h o n ra d a
p o r to d o s lo s in m o rta le s . P e ro si no,
v o la rá s d e n u ev o a la s p r o fu n d id a d e s
d e la ti e r r a y h a b ita r á s a llí la te rc e ra
p a r te d e la s e s ta c io n e s del a ñ o , y las
o tr a s d o s co n m ig o y c o n los d e m á s in ­
m o rta le s . C u a n d o la tie r r a b ro te su s o lo ­
r o s a s flo re s p rim a v e ra le s de to d o g é n e ro ,
116 EL HIMNO HOMÉRICO

a s c e n d e r á s n u e v a m e n te d e la o s c u rid a d
te n e b ro s a , c o m o u n p ro d ig io p a r a lo s
d io s e s y lo s m o rta le s h o m b r e s . . .

(laguna]

. . . m a s ¿ c o n q u é fr a u d e te e n g a ñ ó el p o ­
d e r o s o P o lid e g m ó n ? ”
405 R e s p o n d ió a s u vez la h e rm o s ís im a
P e rsé fo n e :
" P u e s y o te d iré , m a d re , to d a la v e r­
d a d . C u a n d o se m e p r e s e n tó el b en é fico
H e rm e s , n u n c io v elo z, d e p a r t e d el p a ­
d r e Z e u s, h ijo d e C ro n o s , y d e lo s d e m á s
d io s e s c e le s tia le s , p a r a s a c a rm e d e l É re-
b o , c o n e l fin d e q u e , v ié n d o m e c o n
410 tu s o jo s , p u s ie ra s te r m in o a tu ir a y
a tu te r r ib le c ó le ra , c n se g u id a s a lté d e
ju b ilo : m a s H a d e s m e h iz o tr a g a r m is­
te r io s a m e n te u n g r a n o d e g ra n a d a , d u l­
c e a lim e n to , y c o n t r a m i v o lu n ta d y a la
f u e rz a m e o b lig ó a g u s ta rlo .
41? " D iré a h o r a c ó m o , h a b ié n d o m e r a p ­
ta d o p o r o c u lto d e s ig n io d e m i p a d re
Z e u s, el h ijo d e C ro n o s , fu e a lle v a rm e
a la s p ro fu n d id a d e s d e la ti e r r a ; y te lo
r e f e r ir é to d o , c o n fo rm e lo p id e s.
’T o d a s n o s o tr a s , L e u cip e. F e n o , E le c ­
t r a . Y a n te , M elita. Y aq u e. R o d ia , C ali-
420 r r o e , M c'ó b o sis, T iq u e , O c írro e d e c u tis
d e r o s a . C ris e id a . Y a n ira , A caste. A dm e-
EL HIMNO HOMÉRICO 117

ta , R ó d o p e, P lu to , la d e s e a b le C alip so ,
E s tix , U ra n ia , G a la x a u ra a m a b le . P ala s
425 q u e a v iv a e l c o m b a te , y Á rtc m is q u e se
c o m p la c e e n la s fle c h a s , to d a s ju g á b a ­
m o s e n e l a m a b le p ra d o y c o g ía m o s c o n
n u e s tr a s m a n o s a g ra d a b le s flo re s, m ez­
c la n d o e l tie rn o a z a f rá n , la s e s p a d illa s
y el ja c in to , lo s c a p u llo s d e r o s a y lo s
lirio s , ¡e n c a n to de la v is ta !, y a q u e l n a r ­
c iso q u e p r o d u jo la v a s ta T ie r r a , u n a
jo y a d e l c o lo r d el a z a fr á n . Y m ie n tra s
y o lo c o g ía c o n a lb o ro z o , a b r ió s e la tie-
430 r r a y d e e lla s a lió el p o d e ro s o rey Po-
lidegxnón y m e a r r e b a tó c o n s ig o en su
c a r r o d e o ro , m u y c o n tr a r ia d a , d e n tro
d e la ti e r r a ; y yo c la m a b a c o n to d a s m is
fu e rz a s. A u n q u e e s ta s c o s a s q u e te c u e n ­
to m e a n g u s tia n , to d a s so n v e r d a d e r a s /'
Asi e n to n c e s , d o ta d a s u n a y o t r a d e
ig u a le s s e n tim ie n to s , a le g ra b a n d u ra n te
435 to d o el d ía su c o ra z ó n y su á n im o , a b r a ­
z á n d o se c o n te r n u r a ; y su e s p ír itu des­
c a n s a b a d e lo s p e s a re s . A m b as, p u es, se
c a u s a b a n y r e c ib ía n m u tu o s go zo s. Acer-
có seles H é c a te , la d e lu c ie n te d ia d e m a , y
a b r a z ó m u c h a s veces a la h ija d e la c a sta
D e m é te r, c u y a s e r v id o ra y c o m p a ñ e ra
440 fu e d e a llí e n a d e la n te . E n to n c e s el lo­
ria n te Z e u s, d e a m p lia s m ira d a s , le s e n ­
v ió a llá c o m o m e n s a je ra a R ea, la d e
h e rm o s o s c a b e llo s , p a ra q u e lle v a ra a
lis EL HIMNO HOMERICO

la re u n ió n d e lo s d io s e s a D em é ter, la
d e p c p lo p u r p u r a o s c u ro ; y p r o m e tió
d a rle la s h o n ra s q u e ella q u is ie ra e n tr e
•41 los in m o r ta le s d io se s, y a s in tió co n la
ca b eza a q u e , en el tr a n s c u rs o del añ o ,
s u h ija p a s a r a u n te rc io d e l tie m p o en
la o s c u rid a d te n e b ro s a y los o tr o s d o s
c o n su m a d re y los d em ás in m o rta le s .
Así lo c o m u n ic ó a R ea. y la d io s a no
d e s o b e d e c ió el m a n d a to d e Z eus. Lan-
<30 zó se velo z d e s d e la s c im a s del O lim p o
y lleg ó a R a rio s, c a m p iñ a q u e a n t e r io r ­
m e n te h a b ía sid o u b re fe c u n d a d e la
tie r r a y q u e e n to n c e s n o e r a fé rtil, p u es
se h a lla b a in a c tiv a y sin h o ja s , y e s c o n ­
d ía la b la n q u e c in a c e b a d a p o r d e c is ió n
de D em é ter, la d e h e rm o s o s to b illo s . M as
455 p r o n to h a b r ía de flo re c e r re p e n tin a m e n ­
te en v ig o ro s a s esp ig a s al e n t r a r la p r i­
m a v e ra , y e riz a rs e de fé rtile s ta llo s los
s u rc o s d e su su elo y é s to s s e r a ta d o s
en m a n o jo s . A llí fu e d o n d e p r im e r o d e s ­
c e n d ió R ea d e s d e el é te r e s té ril, Vié·
ro n s e la s d io s a s y s e r e g o c ija ro n en su
c o ra z ó n . Y R ea , la d e lu c ie n te d ia d e m a ,
d ijo a s í a D em é te r:

1462-470 dañados; reconstrucción insegura]

460 "¡V en ac á , h ija ! Te lla m a el to n a n te


Z eu s, d e a m p lia s m ira d a s , p a r a q u e va-
EL HIMNO HOMÉRICO 119

y as a la s fa m ilia s d e las d e id a d e s ; p r o ­
m e tió d a r te la s h o n r a s q u e q u is ie r a s en ­
tr e lo s in m o rta le s d io se s, y a s in tió con
la c a b e z a a q u e , e n el tr a n s c u rs o del
a ñ o , tu h ija p a se u n te rc io d e l tie m p o
en la o s c u rid a d te n e b ro s a y los o tro s do s
c o n tig o y co n los d e m á s in m o rta le s . Así
d ijo q u e se c u m p liría y lo ra tif ic ó con
u n m o v im ie n to d e s u ca b eza. M as ve.
h ija m ía , y o b ed e ce. N o te ir r ite s d e­
m a s ia d a c in c e s a n te m e n te c o n tr a el h ijo
d e C ro n o s, el de la s s o m b ría s n u b e s , y
h a z q u e c re z c a n r á p id a m e n te los fr u to s
d e q u e v iv en los h o m b re s."
Así d ijo ; y no d e s o b e d e c ió D em é ter,
la de b e lla c o ro n a , q u e e n se g u id a hizo
s a lir f r u to de los fé rtile s c a m p o s . T o d a
la a n c h a ti e r r a se ca rg ó de h o ja s y flo ­
re s. E n to n c e s la d io s a fue a m o s tr a r a
lo s rey es q u e a d m in is tra n ju s tic ia , o sea
a T rip tó le m o y a D iocles, d o m a d o r do
ca b a llo s , al f u e r te E u m o lp o y a Celeo,
c a u d illo de p u e b lo s, el m in is te rio d e las
c e re m o n ia s s a g ra d a s , y les e n s e ñ ó su s
m iste rio s : s a n ta s c e re m o n ia s q u e n o es
líc ito d e s c u id a r n i e s c u d r iñ a r p o r c u ­
r io s id a d ni re v e la r, p u e s la g ra n re v e ­
re n c ia d e b id a a lo s d io s e s e n m u d e c e la
voz. D ich o so , e n tr e lo s h o m b re s te rr e s ­
tr e s , el q u e los h a c o n te m p la d o ; p u es
el n o in ic ia d o e n e s to s m is te rio s , el q u e
120 EL HIMNO HOMÉRICO

d e ello s n o p a r tic ip a , ja m á s g o z a rá du
ig u a l s u e r te q u e a q u e l c u a n d o , d e s p u é s
d e la m u e rte , d c s c ic n d a a la o s c u rid a d
te n e b ro s a .
Y d e s p u é s d e q u e o r d e n ó to d o la
v e n e ra n d a d e la s d io sa s, a m b a s s u b ie ro n
al O lim p o , a la re u n ió n d e los d e m á s
d io se s. A llí m o ra n , a u g u s ta s y v e n e ra ­
res b les, ju n t o a Z eus q u e se co m p la c e en
el rav o . ¡F elicísim o a q u e l d e lo s v a ro n e s
te r re n a le s a q u ie n e lla s se d ig n a n a m ar!
P o rq u e a ése al p u n to le en v ía n co m o
h u é s p e d c o n s ta n te a P lu to , el q u e r e p a r
te la s riq u e z a s a lo s m o rta le s .
490 M as, ea , tú q u e p o sees el p u e b lo de
E le u sis, p e r fu m a d o p o r el in c ie n so , y
P aro s, c e rc a d a p o r la s o la s, y la ro c o sa
A n tró n ; o h v e n e ra b le q u e n o s h a c e s e s ­
p lé n d id o s d o n es y n o s tr a e s lo s f ru to s
a s u tie m p o , s o b e ra n a D éos; tú y tu
h ija , la h e rm o s ís im a P e rsé fo n e , d a d m e
495 b e n é v o la s u n a v id a a g ra d a b le co m o r e ­
c o m p e n s a d e e s te c a n to . Y yo v o lv e ré a
a c o rd a r m e de ti en o tr o c a n to .

Esta versión del H i m n o h o m é r i c o a D e m e i o r es


u n a adaptación elaborada a partir de las traduccio­
nes» que. por separado, hicieron Luis Scgalá Estalella
y Rafael R a m í r e z Torres. Se ha cotejado co n la q u e
D a n n y Staples ejecutó para la edición en ingles.
V I. D O C U M E N T A C IÓ N

La V is ió n de E l e u s is

H û y e n d ía la V ía S a c r a no tie n e n a d a de
s a g ra d o , e x c e p to cl n o m b re . P a r te c l c a m i­
no d e Io q u e o tr o r a fu e la a n tig u a c iu d a d
d e A ten a s, e n t r e te n d e jo n e s y e d ific io s in ­
d u s tr ia le s , y p a s a a l tra v é s d e s u b u r b io s m i­
s é rrim o s m ie n tr a s a s c ie n d e le n ta m e n te h a c ia
las p r im e r a s e s trib a c io n e s de la c o rd ille ra
q u e lim ita p o r el o c c id e n te la lla n u r a á tic a .
E l v ia je ro d e la A n tig ü e d a d s o lía d e te n e rs e
c n la c im a , a d e s c a n s a r en u n b o s q u e c illo de
la u re le s c o n s a g ra d o a A polo. T o d a v ía e n n u e s­
tro tie m p o s o n ta le s á r b o le s los q u e d a n
n o m b re al lu g a r; s in e m b a rg o , h a c e m u c h o s
añ o s q u e se c o n s tr u y ó a llí u n m o n a s te rio
c ris tia n o , c o n el p ro p ó s ito d e b o r r a r la m e ­
m o ria d e a q u e llo s v ia je r o s p a g a n o s, y el p i­
n a r q u e lo r o d e a e s a h o r a el e s c e n a rio en
q u e c a d a a ñ o se c e le b ra el F e stiv a l V in íc o la
de D afn e. De la c u m b re , el c a m in o d e s c ie n d e
a la f e r a 2 lla n u r a R a ria n a d o n d e, s e g ú n se
dec ía, la s g r a m ín e a s fu e ro n c u ltiv a d a s p o r
p rim e ra vc 2 . E n la a c tu a lid a d e s ta lla n u ra
es la reg ió n m á s in d u s tria liz a d a de G recia , y
a u n q u e el c a m in o sig u e s u tra y e c to o rig in a l
a lo la rg o d e la p la y a, la e s tre c h a b a h ía de
121
122 DOCUMENTACIÓN

S a la m in a , d o n d e u n d ía lo s a te n ie n s e s d e r r o ­
ta r o n a la f lo ta p e rs a , q u e e r a m u y s u p e rio r
a la su y a, a h o r a se e n c u e n tr a c o n g e stio n a d a
p o r lo s b u q u e s p e tr o le r o s allí fo n d e a d o s p a ra
d e s c a r g a r en las la b e rín tic a s in s ta la c io n e s de
a lm a c e n a m ie n to .
El v ia je a E le u s is re p re s e n ta b a u n a tra v e s ía
al o tr o m u n d o p a r a r e c o b r a r d e la m u e rte
a la h ija d e la g e n e ra triz d e los g ra n o s , De*
m e te r , c u y o d o lo r p o r la p é rd id a filial p o d ía
s e r a liv ia d o s ó lo al tr a v é s del m is te r io del
re n a c im ie n to . E s m u y p ro b a b le q u e el v ia je ­
ro q u e r e c o r r e la m o d e rn a a u t o p is ta no p u e ­
d a s iq u ie r a lo c a liz a r los a rr o y u e lo s s a lo b re s
q u e se c re ía m a n a b a n d e u n a fu e n te s u b te r r á ­
n e a y q u e en o tr o tie m p o c o n s titu ía n la
f r o n te r a e n tr e lo s d o s m u n d o s .1 U n h o m b re
lla m a d o K ro k o n (k r o k o s = c ro c o , a z a frá n )
p a s a b a p o r s e r el p r im e r o q u e h a b ía v iv id o
d el o tr o la d o , c o m o e s p o s o d e la c lc u s in a
S e s a ra , n o m b re q u e e ra u n e p íte to d e la
te r r ib le r e in a d e los m u e rto s . C o m o e s n a­
tu r a l, so la m e n te los s a c e rd o te s te n ía n el p r i­
v ileg io de p e s c a r en a q u e lla s ag u a s, p u e s e ra n
ello s, lo s h e r e d e ro s de a q u e l o fic io , q u ie n e s
re g u la b a n el p a s o de la v id a a la m u e rte , un
p a s a je q u e la fe c lc u s in a c o n s id e ra b a com o
u n a u n ió n m e ta fís ic a e n tr e a m a n te s al t r a ­
vés d e u n a d iv isió n d e ag u a . E n E le u s is m is-

1 Pausanias, 1.38.1-2.
DOCUMENTACIÓN 123

m a la re lig io n q u e c o n s titu ía la m e ta del


v ia je ro e n la A n tig ü e d a d e s ta b a p ro te g id a
de m ir a d a s p r o f a n a s p o r la s m u ra lla s d e l
s a n tu a r io , y el d o g m a e s e n c ia l e r a rev e la d o
ú n ic a m e n te a a q u e llo s q u e, b a jo p e n a d e m u e r­
te, h a b ía n h e c h o v o to s de m a n te n e rlo e n s e c re ­
tu y se h a b ía n s o m e tid o a u n p ro lo n g a d o
a le c c io n a m ie n to p a r a su in ic ia c ió n . Y si bien
las m u r a lla s se h a n c o n v e rtid o e n r u in a s y
el tu r i s t a m o d e rn o p u e d e e n tro m e te rs e li­
b re m e n te cn la zo n a p ro h ib id a , el s e c re to no
se e n c u e n tr a y a cn ese lu g a r. Un sig lo de
e x c av acio n es a rq u e o ló g ic a s h a lo g ra d o so la ­
m e n te p o n e r al d e s c u b ie rto los v e s tig io s de
un s a n tu a r io q u e fu e d e s tr u id o n o só lo p o r
el tie m p o , sin o p o r el o d io e n c o n a d o d e u n a
fe riv a l, y a q u e lo s m is te rio s d e E le u s is c o m ­
p itie ro n d e m a s ia d o b ie n c o n la n u e v a re li­
gión y, f in a lm e n te , en el c u a rto sig lo d e la
e ra c r is tia n a , f u e ro n v io le n ta m e n te c la u s u ­
ra d o s. d e s p u é s d e casi d o s m ile n io s d u ra n te
los c u a le s f u e r o n el p rin c ip a l c o n s u e lo e sp i­
r itu a l p a r a to d o el m u n d o h e le n iz a d o .
E l te m p lo p r o f a n a d o h a p e rd id o s u c a rá c ­
te r sa g ra d o ; h a c e m u c h o tie m p o q u e to d o s
su s d io ses m u r ie r o n o fu e r o n e x p u lsa d o s. P e ro
en A ten a s, u n o s seis m e tr o s b a jo el n iv e l de
la c iu d a d m o d e rn a , a ú n p o d e m o s h o lla r u n
tr a m o d e la V ía S a c ra , en el p u n to en q u e
d e ja b a la p u e r ta d e la c iu d a d y p a s a b a p o r
e n tr e lo s m o n u m e n to s del c e m e n te rio a n ti­
124 DOCUMENTACION

g u o . C u a n d o u n o se e n c u e n tra e n el lu g a r
d e e s ta e x c av ació n la c iu d a d in tr u s a d e s a p a ­
rece y p o d e m o s c o n te m p la r d ire c ta m e n te la
A cró p o lis, al tra v é s de lo s sig lo s. E n el p a n ­
ta n o s o te r r e n o q u e se e x tie n d e a lo s Jados
d el c a m in o c re c e n c a ñ a v e ra le s q u e flo re cen
p ro f u s a m e n te ; e n tr e el c r o a r d e la s ra n a s
a ú n p o d e m o s c a si e s c u c h a r los g rito s exul·
la n te s d e los in ic ia d o s c u a n d o p a r tía n h ac ia
E le u s is , lla m a n d o a la c c o s ( I a k c h o s ), com o
e n el c o ro e ie u s in o d e L a s ra n a s, d e A ristó ­
fa n e s. E s te la c c o s e r a q u ie n los g u ia ría a
lo s m is te rio s . E n u n a d e la s in te rv e n c io n e s
d el c o ro en Io n , de E u ríp id e s , ta m b ié n no s
llega alg o del re g o c ijo p rim ig e n io .2 A llí los
in ic ia d o s h a b la n d e la s a n ta s e x ta n o ch e,
c u a n d o f in a lm e n te lle g a ría n al p o z o s a g ra d o ,
ju n t o a la p u e r ta del s a n tu a r io e n E le u sis. E n
ose s itio c a n ta r ía n y d a n z a ría n sin p e g a r los
o jo s en to d a Ja n o ch e, en h o n o r d e D ionisos
y d e la m a d re y la h ija s a g ra d a s , D e m é te r v
P e rsé fo n e . Y c o n su d a n z a se m e z c la ría n ta m ­
b ién el ciclo e s tr e lla d o v la L u n a y to d a s
las c in c u e n ta h ija s d e O céan o , q u e s a ld ría n
de los río s y d el m a r.
I-a n a tu ra le z a a lu c in a to r ia d e esc u n iv e rso
d a n z a n te e r a el p re lu d io d e lo q u e s e ría
v isto u n a vez q u e los in ic ia d o s p a s a s e n d e n ­
tr o d e la s m u r a lla s d el s a n tu a rio ; p u e s a llí,
5 Eurípides, Ion, 1074 s$.
DOCUMENTACION 125

c o n fu n d id o s en la o s c u rid a d d e n tr o d e la sa la
d e in ic ia c ió n , v e ía n alg o q u e c o n firm a b a la
c o n tin u id a d d e la e x iste n c ia m á s a llá de
la tu m b a , el " f in d e la v id a a s i c o m o su
p rin c ip io o to r g a d o p o r g ra c ia d iv in a " , seg ú n
e s c rib ió el p o e ta P ín d aro .* Y p o r s u p u e s to
e sto e s lo q u e h a c o n s titu id o u n d ile m a ta n
te rrib le a c e r c a d e E leu sis, y a q u e alg o d eb e
h a b e r s id o v is to a llí. T o d o s los te s tim o n io s
a n tig u o s in s is te n e n eso ; lo m ism o el a u t o r
del h im n o h o m é ric o a D e m é te r q u e lo s tr á ­
gicos S ó fo c le s y E u rip id e s .4 H a b e r v is to lo s a ­
grad o , ta h ie ra : a s í e r a c o m o u n o p o d ía h a b la r
de lo s m is te r io s s in c o r r e r p e lig ro .2 H a s ta ese
m o m e n to el in ic ia d o e r a u n m y s te s , te n ia
los o jo s c e rr a d o s a l m u n d o ; é h a b ía lleg ad o
a d ic h o e s ta d o al tra v é s d e la in ic ia c ió n pre-

1 Pindaro, frag. 121 (Bowra).


* H i m n o h o m d r i c o a Deméter, (2) 476-4Í2; Pinda­
ro, frag. 121; StSfoclcs, frag. 837 (Pearson); Eurípi­
des, H ipólito. 25.
’Andócides, De lo s m isterios, 31.
* C f Frisk. Griechisch.es E ty m o lo g isc h e s W orter-
buch (Heidelberg. 1961-1970), q u e hace proceder
m ystes de m yo, u n verbo q u e significa “cerrar'' por
ejemplo los ojos para dormitar; u n m y s ie s es asi
"alguien q u e c i e n a los ojos". Otras derivan la p a ­
labra d e la idea d e "cerrar los labios" o "cerm-
promelerse al silencio”. Qui z á sea pertinente adver­
tir q u e el E d i p o d e Sófocles pierde la vista mortal
para g a n a r u n a visión m á s p r o l u n d a c o m o u n
acto preliminar a la terminación d e su vida, co n
tas claras connotaciones eleusinas q u e esto tiene.
126 DOCUMENTACIÓN

p a r a t o r ia d e los m is te rio s m e n o re s , c e le b ra ­
d o s e n A g rai.’ P e ro en E le u s is te n ía la v isió n ,
la e p o p te ia , y se c o n v e rtía e n a lg u ie n q u e
h a b ía v isto , u n e p o p te s. S in e m b a rg o los a r ­
q u eó lo g o s n o h a n e n c o n tra d o lo sa g ra d o , ta
h ie ra , e n E le u s is , a p e s a r d e q u e ello s re a l­
m e n te e s p e r a b a n e n c o n tr a r lo ; y a fa lta de
u n o b je to d e s c u b ie rto cn la s ex c a v a c io n e s los
e s tu d io s o s h a n p o d id o e j e r c it a r c a p ric h o s a ­
m e n te s u f a n ta s ía a c e rc a de lo q u e los m is­
te rio s o s h ie r a h a y a n sid o : seg ú n alg u n o s,
r e liq u ia s d el p a s a d o m icó n ic o , o s ím b o lo s
f á lic o s , o ta l vez las k te is , e s to es, la s p u d en d a
m u lie b ria . Se s u p o n e q u e e s to s o b je to s sa­
g r a d o s se g u a r d a b a n en u n p e q u e ñ o edificio
o en u n a c á m a r a a is la d a c o n s tr u id a d e n tro

1 C. Kerenyi, E leusis: A rchetypal Im a g e o f M other


and D aughter (Bollingcn Series, n u m . lxv 4.
N u e v a York. 1967; traducido del manuscrito a l e m á n
revisado por cl autor, a partir de publicaciones
d e I960 y 1962). Kerenyi tiene razón al señalar
q u e las fuentes antiguas c o n s t antemente utilizan
el* termino m y ita i para los aspirantes a ios miste­
rios mayores; n o lo habrían h e c h o así cn caso de
q u e los m y s ta i se convirtieran cn tales sólo después
de la iniciación mayor. G. M y l o n a s (E leusis an d the
E íeu siuian M ysteries, Princeton, N u e v a Jersey, 1961)
afirma e r r ó n e a m e n t e q u e el aspirante se convertía
en m y stes e n Eleusis. Así, M y l o n a s se ve obligado
a s u p o n e r q u e u n o s cuantos de ellos proseguían
hasta llegar a ser ep o p ta i tras u n a s e g u n d a inicia­
ción e n Eleusis. N o existe n i n g u n a p r u e b a de dicha
s e g u n d a iniciación.
D O C U M E N T A C IO N 127

d e la s a la d e i n ic i a c i ó n ; e n cl m o m e n t o d e
]a r e v e l a c i ó n eJ h i e r o f a n t e a b r i a u n a p u e r t a
y m o s t r a b a lo s ta hiera, e n m e d i o d e u n a
i n te n s a luz.*
P o r s u p u e s t o e s t o e s lo q u e el h i e r o f a n t e
" d e b e r í a " h a b e r h e c h o , p e r o e n ta l c a s o p o ­
c o s i n ic i a d o s p o d r í a n h a b e r l o v i s t o , y a q u e
e l telesterion o s a la d e i n ic i a c i ó n , s e g ú n p u e ­
d e v e r s e c o n b a s e e n l o s h a ll a z g o s a r q u e o ­
ló g ic o s , n o e r a u n t e a t r o y t e n í a a d e m á s
o tr a s d e s v e n ta ja s p a ra e x h ib ir la s a c tiv id a ­
d es del h ie ro fa n te . E l te m p lo fu e re c o n s tru id o
y a m p lia d o e n v a ria s o c a sio n e s p a ra d a r a c o ­
m o d o al c r e c i e n t e n ú m e r o d e i n ic i a d o s , p e r o
al t r a v é s d e t o d a s e s a s m o d if ic a c io n e s s e
m a n t u v o u n d i s e ñ o e s e n c i a l: e l telesterion
e r a u n e d if i c i o r e c t a n g u l a r c o n s t r u i d o e n
to rn o d e u n a c á m a ra m u c h o m ás p e q u e ñ a ,
ta m b i é n r e c t a n g u l a r : el a n a k íorott o " m o r a ­
d a d e l s e ñ o r ” . E n el ú l t i m o telesterion, p o r
lo m e n o s , e l t e c h o q u e s e e n c o n t r a b a s o b r e
e s te a n a k toron e r a u n a l i n t e r n a q u e c o n s t i t u í a
la ú n i c a e n t r a d a d e lu z d e l e x t e r i o r y- p e r ­
m i t í a c i e r t a v e n ti l a c i ó n p a r a l a s a n t o r c h a s
y f o g a t a s . L a p o s ic i ó n t o p o g r á f ic a d e l anak­
to ro n s e m a n t u v o v i r t u a l m e n t e c o n s t a n t e e n e l

■ P lu tarco, Temistoclcs, 15; De profectu in virtu­


te 81 d-e; San H ipólito, Refutatio omnium haere-
sium, 5.8,40: cf 1a luz que inunda el p a lacio dc
M eianira en E leusis cuando en tra D cm ctcr: H im no
hom úrico a D cm éior, 2.189,
D O C U M E N T A C IO N

cu rso de las sucesivas reconstrucciones, en


el m ism o sitio en que se alzara, en tiem pos
micénicos, el p rim ero de tales edificios. Su
ubicación relativa d en tro del telesterion, sin
em bargo, varió de un período a o tro . En uno
de los costados del anaktoron h abía u n a p u e r­
ta a cuyo lado estab a el trono del h ierofante,
techado y de alto esp ald ar, que lo protegía
del gran fuego q u e había en el in te rio r del
anaktoron. El p e rím e tro in terio r del teleste-
rion consistía en varios peldaños apoyados
co n tra los m uros. E n ellos los iniciados po­
siblem ente se sen tab an o p erm anecían de
pie, m ientras o tro s se acom odaban tal vez
en el piso de la sala. La línea de visibilidad
quedaba obviam ente o b stru id a desde m uchos
ángulos. El bo sq u e de colum nas q u e so ste­
nían el techo, ci a lto e sp a ld a r del tro n o del
hierofante, la propia cám ara sag rad a, todo
obstaculizaba la visibilidad; m uchos de los
a spirantes que estab an dentro de la sala h a ­
b ría n encontrad o im posible o b serv ar lo q u e
hacía el hierofan te en el m om ento de la "vi­
sión".
L os hiera, sin em bargo, parecen h ab er sido
fácilm ente tra n sp o rta b le s, ya que de o rd in a­
rio se conservaban d e n tro de la cám ara y
cuando eran llevados fuera del san tu ario , en
las procesiones, tenían que ir o cu lto s en ces­
tos cerrados. Alcibiades pudo m o stra rlo s sa­
crilegam ente a un grupo de am igos en su
L A M IN A S
!. Espigas de trigo en oro. Muestras del arte de
los orfebres que ocasionalmente se encuentran en­
tre los vestigios de la antigua Grecia.
Epoca de 0 Siglo v a. C. □ Época
Pisistrato helenística,
y de sus hijos.

6. Mapa de los vestigios excavados en el santuario


eleusino. A Telesterion.
7 La Unión Sagrada: Perseo y Medusa, que ha "per-
do la cabeza . Obsérvense los hongos arriba, a la
izquierda.
8. Frutos de Claviceps purpurea (a tamaño natural).
En la Antigüedad, el color púrpura se relacionaba
con los sobrecogedorcs poderes del inframundo, y
así a Hades se le atribuye cabello púrpura en el
himno homérico a Deméter (347). Hacia el final del
himno, tres veces se nos dice (360, 374, 443) que la
vestimenta de Deméter es "púrpura oscuro". En
la Antigüedad, "púrpura" significaba carmesí.
9. Una herbolaria escarce harina sobre un jardín
de phalloi.
ID. Lekythos, que mues­
tra a Triptólemo coro­
nado con su reina, Per­
séfonc o Deméter: el
grano eleusino y la liba­
ción que cae interrum­
pen la línea que separa
jas dos figuras en dos
reinos diferentes.
I I . Vasija kernos, para la ceremonia cleusina.

12. Triptólemo parte, en su misión prosel i tizadora.


con Iaccos, Deméter y Perséfone.
13. Cariátide de los Propileos Menores (interiores).
Sobre la cabeza lleva el kiste sagrado, decorado
con la vasija cleusina.
DOCUMENTACION 129

c a sa d e A tenas." A u n q u e la p r o fa n a c ió n fue
u n g ra n e sc á n d a lo , n a d ie osó ja m á s a c u s a r
a los s a c e rd o te s de h a b e r a c tu a d o co m o c ó m ­
p lices p a r a p e r m itir q u e los h ie ra s a lie ra n
del s a n tu a r io . E n re a lid a d , a u n q u e no to d a s
las fu e n te s in s is tie s e n en q u e en E le u s is ocu*
r r ía u n a v isió n , los e s p e c ia lis ta s en G recia
n o h a b r ía n e n c o n tr a d o d ific u lta d e s p a ra r e ­
c o n o c e r q u e lo s h ie ra n o n e c e s a ria m e n te se
r e la c io n a b a n con o b je to s esp e c ífic o s, sin o co n
el d o m in io to ta l d e lo sa g ra d o , co n la ex*
p e ric n c ia y el rito de la re lig ió n .10
S e d ic e q u e H é ra c lè s fu e m ás p re c is o a c e r­
ca d e lo q u e se v eía: e r a la p ro p ia P ersdfo-
ne. E n u n f r a g m e n to de u n p a p iro a firm a
q u e n o re q u ie r e d e la in ic ia c ió n , p u e s to q u e
¿1 ya v io a la d io s a c u a n d o d e s c e n d ió al H a ­
des.11 S eg ú n E u ríp id e s , fu e e s ta visió n lo
q u e le p e r m itió tr i u n f a r s o b re la m u e rte y
r e to r n a r , al ig u al q u e la d io sa , del u ltra m u n -
d o .u Al lle g a r a e s te p u n to d e b e m o s re c o rd a r
Plutarco, Alcibiades. 19.
10 C f el uso de b frase ta hiera en el s e u d o D e m ó s -
tcnes ("Contra N'aura'') 59.77 ss.
11 P apiri della R eale Univcrsitá d i M ilano, vol. I,
ed. A. Vogliano. p. 177. Milán, 19Í7. Cf W . O u o . “T h e
M e a n i n g of the Eleusinian M y s t e r y ”, The M ysteries
(Bollingcn Series, n u m . xxn 2, N u e v a York, 1955:
trabajos seleccionados del Eranos-JaUrbïtcUcr), pp.
.14-31. L a m i s m a tradición acerca de q u e Heracles
[ve a Perséfone en el H a d e s se encuentra en Λρο·
lodoro, 2.5.12.
'** E u ríp ides. Heracles, 613.
130 DOCUMENTACIÓN

d e n u ev o q u e la c á m a ra d e in ic ia c ió n no
e r a u n a s a la d e te a tr o . E n los lib ro s c o n ­
ta b le s d e E le u s is n o a p a re c e n in g ú n re g is tro
s o b re g a s to s de u tile ría o d e a c to re s . N o esl
p re s u m ib le ta m p o c o q u e lo s g rie g o s, q u e
tu v ie ro n u n a e x p re s ió n d r a m á tic a ta n re fi­
n a d a , h u b ie se n c a ld o e n la u tiliz a c ió n d e a l­
g ú n tr u c o e s c e n o g rá fic o . Lo q u e v eían no
e r a u n a c to r sin o la p r o p ia P e rs é fo n e , un
s c h e m a ti, u n a fo rm a o a p a rie n c ia de a lg u n a
c la s e s u s p e n d id a s o b r e el p iso , seg ú n dice
u n a u to r .11 P la tó n , m á s e x p líc ita m e n te , las
lla m ó p h a s m a ta , o a p a ric io n e s f a n ta s m a le s .'4
La sa la d e in ic ia c ió n se lle n a b a de e s p ír i­
tu s , co m o lo r e g is tra P a u s a n ia s c u a n d o no s
c u e n ta có m o a lg u ie n llegó d e s p u é s de q u e
la c e re m o n ia y a h a b ía c o m e n z a d o , y a c o n ­
s e c u e n c ia d e ello p e rd ió la v id a .13 S in d u d a
a la e x p e c ta c ió n q u e n a tu r a lm e n te d e s p e r ­
ta b a n ta le s c e le b ra c io n e s en E le u s is se debe
la a b u n d a n c ia de te stig o s q u e a f ir m a r o n h a ­
b e r v is to u n a n u b e d e p o lv o a lz a rs e so b re
la V ía S a c ra , a s í co m o h a b e r e s c u c h a d o los
g r ito s d e Ia c c o s c u a n d o los m is te rio s fu e ro n
,:iSopatros 339-25 (C. Walz, R h e to re s gr a e d v m .
p. 123), c o n la rectificación de Lc n o r m a n t .
H Platón, Fedro, 250 C. Q u e Platón está, contrapo­
niendo su versión de la visión mística a la de
Eleusis se encuentra c o n f i r m a d o por su uso cn
este contexto de los términos tnyesis y epopteia para
los dos niveles d e iniciación.
1: Pausanias. 10-32.17.
D O C U M E N T A C IÓ N 131

celebrados únicam ente p o r los esp íritu s, ya


que todos los atenien ses h ablan h u id o ante
el e jército invasor de los p e rsas."
R esulta claro que en la sala de iniciación
se provocaba una realidad alucinatoria. Y
como tal visión fue ofrecida an u alm en te en
una fecha fija, en ocasiones incluso a tres
mil iniciados — un núm ero m ayor q u e el de
la población de una aldea o rd in a ria en ese
tiempo— parecería obvia la utilización de
alguna droga enteogénica. Como desdeñosa­
mente nos lo revela el p ad re de la Iglesia
Clemente de A lejandría, los hiéra en los cestos
místicos eran en realidad sólo alim en to s de
diversas clases.1'1 Así, Alcibiades y los dem ás
que Fueron convictos de sacrilegio en 415 a.C.
seguram ente n o h a b rá n tenido dificultades
para a d q u irir los hiera para sus celebraciones
seglares, pues tales p ro fanam ientos, según se
descubrió, habían ocu rrid o rep etid am en te en
un ám b ito social, e n tre g rupos de am igos que
se e m b ria g a b a n 19 en c e n a s 20 celebradas en
10 H e r o d o to , 8.65.
• A ris tid e s , Oración panatenaica, 373.
l* C le m e n te d e A le ja n d ría , Protrepticus, 2,lfi,
•► P lutarco, Alcibiades, 19; L is ia s , Conira Ando­
cides, 51.
• l s ó c r a t c s , 1616; cf la c o m e d ia d e F c r c c ra te s La
cocina o ¡a cena de toda la noche, q u e p a r o d ia b a
los s u c e s o s o c u r r i d o s en la c a s a d e P u ly lio n , d o n d e
a c o n te c ió u n a de l a s p ro f a n a c io n e s m á s n o to ria s :
cf e l c o m e n ta r i o d e D. M a c D o w c ll s o b r e la o b r a
132 DOCUMENTACION

a lg u n a s d e las c a s a s m á s a ris to c r á tic a s d e la


c iu d a d . Y p o r s u p u e s to s a b e m o s q u e b eb e i
u n a p o ció n e s p ecial, el k y k e o n , e r a u n a p a rte
esen cia] de los m is te rio s .4' L os in g re d ie n te s
d e e s ta b e b id a se e n c u e n tra n c o n s ig n a d o s en
e l h im n o h o m é ric o a D e m é te r: c e b a d a {a lphí),
a g u a y m e n ta {g lc c h o n ) . " W a tk in s h a re v e ­
la d o q u e lo s in g re d ie n te s y los p ro c e d im ie n to s
p a r a la p r e p a r a c ió n d e ta le s p o c io n e s ritua*
les o m á g icas en G re c ia m u e s tr a n c o rre s p o n ­
d e n c ia s p re c is a s en c u a n to a las fó rm u la s
e m p le a d a s en el r itu a l d e la so m a en los
V ed as; co n c lu y e q u e no p u e d e t r a ta r s e de
c o in c id e n c ia s, s in o q u e re p re s e n ta u n indicio
d e q u e el p a tr ó n g riego r e fle ja las lib acio n es
r itu a le s d e la re lig ió n in d o -ira n ia . L a som a
es u n a b e b id a e n te o g ín ic a , u n a p o ció n m ix ­
tu r a d a s ie m p re p o r u n a m u je r o se ñ a la d a
c o m o fe m e n in a m e d ia n te la in c lu sió n d e j e -
ch e , y q u e s ie m p re s e .s ir v e e n u n a v asija
e sp e c ia l p a ra s e r b e b id a p o r p a rtic ip a n te s
q u e se e n c u e n tra n s e n ta d o s .21 E n c u a n to a

d e A n d ócidos Da lot m iste rio s (Oxford, 1962), apon·


dicc N.
21 C l e m e n t e de Alejandría, Protrepiicus, 2.18.
K H i m n o h o m é r i c o a Deméter, 2.206-211.
^ C . Watkins, trabajo leído e n 1977 ante grupos
d e lingüistas en Yale y en Oxford: W a t k i n s com'
para la p ó c i m a d o Circc ( H o m e r o , Odisea, 10.233 ss.
314 u ) , cl k y k e o n de D e m é t e r ( H i m n o homérico,
2.210], y la bebida de Néstor ( H o m e r o , ¡hada, 11.634
ss). ¡ ndo-F.iiropean S tu d ie s III, Calvert W a tkins
DOCUMENTACIÓN 133

e s ta s c o r re s p o n d e n c ia s fo rm a le s , es in tere-
s a n tc a d v e r tir q u e la c e re m o n ia de m e z c la r
la p o ció n s a g ra d a e r a lle v a d a a c a b o p o r
s a c e rd o tis a s y q u e la s a la de in ic ia c ió n en
E leu sis o frece esp a c io a d e c u a d o p a ra q u e los
in ic ia d o s se s e n ta s e n en la s h ile ra s d e p e ld a ­
ños q u e se h a lla n a lin e a d a s c o n tra los m u ro s
in te rio re s .
A d em ás, h a b ía u n a v a s ija esp ecial q u e s e r ­
vía p a r a la s lib a c io n e s c o n kykeon. P o r d e s ­
g racia el n o m b re d e d ic h o vaso no se' c o n ­
serv a en el h im n o a D c m e te r, p u e s h ay u n a
la g u n a d e u n a s v e in tid ó s a v e in tis é is li­
neas p o r c a u s a d e u n a r a j a d u r a en ei m a ­
n u s c rito ,31 p r e c is a m e n te en el p a s a je en q u e
D cm d tcr re c ib e la p ó c im a . E n un h im n o
órfico,*·' d o n d e el kykeo n es se rv id o p o r Bau-
bc y n o p o r la m b e , la v a s ija re c ib e el n o m b re
de angos, e s d e c ir, el te rm in o g e n é ric o p a ra
"v a s ija " o “ c u e n c o ” , al q u e se a g re g a u n
e p íte to q u e p o d r ia s u g e rir q u e se e n c o n tr a b a
hecho d e m e ta l. V a rio s de ta le s v aso s se
e n c u e n tra n en las d e c o ra c io n e s e le u s in a s , d o n ­
de p a re c e n s e r v ir co m o el em b le m a m ism o de
los m iste rio s . La v a s ija , seg ú n p u e d e v erse
en la C a riá tid e d e E le u sis, e r a u n a e le g a n te

¿omp., Science C e n te r , C a m b r i d g e , Mass.. julio de


1977, pp. 46Í49S.
** Cf N. J. Richardson. T h e Hontcric H y m n to
Demetar, Oxford, 1974, p. 66.
-■'Himno órficu. frag. 52 (Korn).
134 DOCUMENTACIÓN

c o p a con d o s a s a s , s o b re u n p ic y c o n ta p a
d e ra ; en o c a sio n e s en ja s a s a s se e n tre la z a ­
b a n esp ig a s p a r a in d ic a r el sim b o lis m o de
la p ó c im a , y la ta p a d e r a scí s e lla b a c o n uní
c u e rd a o u n Jisió n , a l p a r e c e r co n el p ro p ó ­
s ito d e a s e g u ra rla m ie n tra s la v a s ija e n
llev ad a d e u n lu g a r a o tro ; a veces la s copa*
a p a re c e n en e q u ilib rio s o b re la s c a b e z a s d(
m u je r e s .5® P o d e m o s s u p o n e r c o n c ie rto grade
d e c e rte z a q u e lo s in ic ia d o s b e b ía n la po
ció n d e u n v aso c o m o eso s. Y a q u e la s v asijai
p a re c e n h a b e r sid o lle v a d a s a los m iste rio s
e s p r o b a b le q u e c a d a in ic ia d o d e b ie ra p r o
v e e rse d e su p r o p ia c o p a , q u e ta l v ez con
s e rv a ría d e s p u é s c o m o u n re c u e rd o de la
o c a sió n , p u e s d e o tr a m a n e ra h a b r ía n sido
e n c o n tr a d a s e n m u c h o m a y o r n ú m e r o d u r a n ­
te la s ex c a v a c io n e s q u e se h a n llev ad o a cabc
en E leu sis.
L a m e zcla d e la p ó c im a e r a p a r l e d e la
c e re m o n ia q u e se c e le b ra b a u n a vez q u e los
in ic ia d o s h a b ía n in g re s a d o a la s a la d e inh
ciació n . Allí e n tr a b a en ju e g o o tr a vasija]
lla m a d a k e rn o s ; su fo rm a y su sim b o lism o
n o s a y u d a n a r e c a p tu r a r e l sig n ific a d o del
rito y d e la p o c ió n . S u n o m b re p a re c e p r o
v e n ir d e tie m p o s p re h e lé n ic o s,2* y se u tili­
za b a e n el c u lto a la g ra n d io s a R ea. la
Tableta de Niinion, M u s e o Arqueológico N a ció
nal de Atenas.
Cf Frisk, Griech. E tym o l. W ort.
D O C U M E N T A C IO N 135

m ad re de Z e u s /8 Es probable que el kerch*


ttos fuese el m ism o recipiente,*8 n o m b rad o así
p o r la m anera de m an u factu rarlo , "golpean­
do" o rep u jan d o el m e ta l;30 adem ás, ese vaso
se hallaba vinculado con las gram íneas, pues
en ocasiones el kerchnos es com entado com o
equivalente a kegehos, "g rá n u lo ” , "sem illa de
grano", o "m ijo ".3' E n co n tram o s m ención a
tales kerchnoi áureos en los registros del te ­
so ro conservado en el Eleusinion de A tenas;15
un buen núm ero de kerna (plural de kernos)
h an sido encontrado s en Eleusis. E stos kerna
consisten en un cuenco central ro d ead o de
varias copas m enores fijas a su d e rre d o r, las
que según se supone contenían una variedad
d e p roductos anim ales y vegetales (o, con m a­
y o r precisión: salvia, sem illas de ad orm idera
blanca, granos de trigo y de centeno, chícha­
ros, algarrobas, sem illas de híbisco, len tejas,
frijo les, arroz, avena, fru ta seca, m iel, aceite,
vino, leche, huevo y lana virgen).33 Tales
p ro ductos, sin em bargo, deben h ab er tenido
un significado sim bólico con resp ecto a la
sustancia contenida en la vasija cen tral, pues
» G lo s a s a l p o e m a d e N ic a n d ro . Alexipharmaca,
7.8, 217. 1
2Í Inscriptiones Graecae I 5. 313, 17314.
■oCf K e re n y i, Eleusis, a p c n d ic e 2,
31 A n a x a n d rid e s , 41.27; G a le n o , 18 (I).5 7 4 ; H e s iq u io ,
35IG I 2. 313, 31423.
” T r a t a d o d e P o le m ó n s o b r e el “ S a g r a d o v e llo ­
c in o d e Z e u s ’1, c ita d o e n A te n e o , 11.476 e-f, 478 c-d.
136 D O C U M E N T A C IÓ N

en algunos m odelos de kernos que se con­


servan, las copas p eriféricas se en cu en tran
reducidas a un m ero trazo incapaz de co n ­
tener nada. Lo im p o rtan te era el contenido
de la vasija central, y el kernos lo p re sen ta ­
ba com o una especie de culm inación de los
m undos anim al y vegetal. Por o tra p a rte , la
form a del kcrnos lo hace poco ap ro p iad o
para beber; en apariencia se tra ta b a de un
cáliz que contenía algunos ingredientes im ­
p o rtantes para la cerem onia de la m ixtura.
D urante Ja iniciación, el h iero fan te tom a­
ba el kernos (o los kerna) deJ san tu a rio o
tabernáculo y lo entregaba a Jas “p o rta d o ra s
del k ern o s", las sacerd o tisas que danzaban
con la vasija en equilibrio sobre la cabeza, al
parecer con candelas encendidas en algunas
de las copas p e rifé ric a s /' al m enos en los
casos en que el kernos e sta b a m an u factu rad o
de m anera apropiada. Parece ser que a con­
tinuación tales m ujeres presidian la mezcla
efectiva del kykeo n en vasijas llam adas ker-
not, de las que puede p resu m irse que eran
m ayores, a prop ó sito para p re p a ra r la gran
cantidad de poción que h a ría falta p a ra lle­
n ar los num erosos vasos de los que a co n ti­
nuación bebían los iniciados. La n atu raleza
tóxica de la bebida queda indicada p o r el
hecho de que tan to los kerna com o los her-
• Pólux, 4.103.
D O C U M EN TA C IO N ' 137

iîoi eran llam ados “kra teres (cuencos para la


mezcla) de los m isterio s” : ” de o rd in a rio el
krater se utilizaba para la m ixtura cerem onial
del vino, bebida que se hallaba p ro sc rita en
Eleusis; sin em bargo, tal seria el térm ino con
que podría esperarse que fuera designada la
vasija en que se m ezclasen o tra s bebidas, so­
bre todo si, a l igual q u e el vino, eran em­
briagantes.
Polem ón, un filósofo de la era cristian a,
describió cóm o el h iero fan te oficiaba en una
de estas com uniones cleusinas:

L u e g o e l h i e r o f a n t e e j e c u t a la i n i c i a c ió n y
t o m a la s c o s a s d e l a c á m a r a , y l a s d i s t r i b u y e
a t o d a s l a s q u e l l e v a r á n e l k e n to s e n d e r r e ­
d o r en el b a i l e . . D e s p u é s , a l z a n d o s u kernos
p o r lo a l t o , a la m a n e r a d e q u i e n l l e v a e l
likn o n , o c a n a s t a d e a b a l e a r , p r u e b a e s a s
c o s a s . 10

Asi pues, el hierofante iniciaba la libación;


en seguida los iniciados seguían su ejem plo
m ientras aguardab an , escuchando sus cán ­
ticos en el telcsterion oscurecido» el m om ento
de la revelación: una visión inequívocam ente
inducida p o r lo que h abían bebido, ya que
la acom pañaban síntom as propios de las ex­
periencias con entcógenos, como el sudor frío
" E s c o lio s a l poem a de N ic a n d ro , Alcxipharma-
ca, 217.
se C itado en Ateneo, 11.478 d.
138 D O C U M E N T A C IÓ N

y una sensación de vértigo.3'’ El significado


de tal experiencia había sido reafirm ad o p or
m eses de rituales. En Eleusis, el ad o ctrin a­
m iento final había incluido la m anipulación
de los objetos sagrados q u e en ce rrab a n los
kistai, los cestos tapados de los m isterio s que
los iniciados habían traíd o consigo a lo largo
de la Vía Sacra. Aquí tam bién nos parece
d escubrir un sim bolism o sem ejante al de la
guarnición de las copas del kcrnos, que reve­
la una com pleja e stru ctu ra ció n de los reinos
vegetal y anim ado que se d eriv aría de la
celebración de los m isterios: pues, según se
nos dice, estos kistai contenían panecillos sa­
grados de diversas form as y significados, bo­
las de sal, granadas, am apolas, ram as de
higuera, una serp ien te, el thyrsos, objetos
característicos de las vidas diversas de lo
m asculino y lo fem enino, y los em blem as m ís­
ticos del D ionisos m cnádico y de Temis,
la diosa que ratificaba su divina aprobación al
m undo que s u rg iría /8 E sto s a cto s rituales,
los llam ados drom ena de la iniciación, eran
acom pañados p o r p alab ras recitad as, los lo-
gomena. Todas estas cosas eran secretas, y
lo que sabem os de ellas p o r fuentes tardías
procede de gente que no en ten d ía su signi­
ficado o no quería m o lestarse en averiguarlo.
« P lu ta rc o , fr a g . 178 ( E s to b e o 4.52.49, p. 1089 H ) ;
T e m is iio , Oración, 20.235.
39 C le m e n te d e A le ja n d r ía , Prairepticus. 2.19.
D O C U M E N T A C IO N 139

La n aturaleza de la droga del kykeo n ta m ­


bién debe h a b er sido p a rte del secreto, de
las aporrheta o cosas que no deben se r di­
chas; pero según A ristóteles los m isterio s
eran más bien una experiencia y n o algo que
se aprendiera.” B ásicam ente eran arrheia, o
inefables. Ambos niveles de prohibición a ta ­
ñían a los m isterios. La droga y los m itos
etn obotánicos en los que intervenía, p ro g ra ­
m aban a los iniciados p a ra u n a revelación
hom ogénea, pero en esencia incom unicable;
un conocim iento tan pro fu n d o que ra ra vez
n ecesitaba ser repetido. Los alim entos te ­
rrestre s adquirían valores em otivos y sim b ó ­
licos, y recibían connotaciones q u e tenían
ram ificaciones m ágicas en las e stru c tu ra s fun­
dam entales de la sociedad civilizada y en su
correspondencia con las realidades m etafí­
sicas. La vida m ism a crecía com o u n a p lan ­
ta, rediviva de la m uerte, la inevitable e sta n ­
cia en la oscuridad ctónica; y los dioses b ajo
y sobre la tie rra, lo m ism o aquellos cuyo
privilegio era m o rir etern am en te q u e los que
vivían p o r siem pre, se reunían reconcilia­
dos entonces,
En tal m ediación los granos, la p lanta
cultivada p o r excelencia, e ra el p rín cip e fun­
dam ental, el h éroe q u e sucum bía y q u e repe­
tidam ente se alzaba en el re in o celestial p ara
*· A r is tó te le s , í r a g . 15, c ita d o por Sinesio, Ora­
ción, 48.
140 D O C U M E N T A C IO N

m itigar la angustia de la diosa Dem etcr p o r


la m ortalidad de todas sus criatu ras. Alphi,
una espiga de cebada, era la revelación final
en Eleusis.4ú Mas p a ra co m prender los m is­
terios debemos prim ero sen tir la p érd id a y
reconocer a los herm anos m ás oscuros del
principe.

LOS MISTERIOS MENORES

En Agrai, a orillas del Iliso, un iniciado se


convertía prim ero en un m y ste s al través de
la im itación del ra p to de Perséfonc p or H a­
des. *' Esto se realizaba d u ra n te el anlhestc-
ríoii, el mes de las flores, que m ás o m enos
correspondía a n uestro febrero y que en Gre­
cia es el frío tiem po del invierno en que los
bulbos florecen. Perse'fone se en co n trab a re ­
cogiendo (lores en un lugar llam ado Nisa, con
las hijas de Océano, cuando en contró un rtar-
kissos de cien capullos que la m adre T ierra,
en conspiración con el señor de la m uerte
y su herm ano el señor de los cielos, había
preparado especialm ente para ella.1- Y así
com enzaron los m isterios, pues la p lan ta era
"’ S a n H ip ó lito , Refutatio omnium hacrcstunt. 5.40.
11 E s c o lio s a A r is tó fa n e s . Pluio. 1013; A le n c o . 6.253.
m e n c io n a q u e D u r is , u n h i s to r i a d o r d e S a m o s d e l
s ig lo IV o π J a.c „ c i i a u n F ra g m e n to d e u n n o d a
vn q u e D u-m clcr lle g a a c e l e b r a r lo s m i s t e r i o s d e
s u hi in; S a n H ip ó lito . Refutatio, 5.8.
Λ1 H im no h o m érico a D cm éler. 2. 8. 428.
DOCUMENTACION 141

n a r c ó tic a y su n o m b re , seg ú n c re ía n los g r ie ­


gos, se d e riv a b a d el a d o rm e c im ie n to q u e p r o ­
v o c a b a ; 44 a s í P e rs é fo n e fu e llev ad a al tra v é s
del a g u a en su m a trim o n io s a g ra d o al re in o
de la m u e rte . D u ra n te la d o m in a c ió n t u r ­
ca , e n las fa ld a s d el H im e to , en A grai, se
e n c o n tr a b a a ú n en p ie u n p e q u e ñ o te m p lo
co n u n f r is o q u e p re s e n ta b a el ra p to de las
d o n c e lla s lla m a d a s H y a c in th id a e , h ija s de
la flo r d e h y a k in th o s .* * U na de e s ta s Hya-
c in th id a e e r a O rity a .4" q u e fu e fo rz a d a p o r
B o re a s en esc lu g a r. E l n o m b re de O rity a es
un e p íte to q u e c la r a m e n te se a p lic a a u n a
m u je r q u e e x p e rim e n ta el é x ta s is en u n a m o n ­
ta ñ a , y P la tó n reco g e u n a v e rsió n ra c io ­
n a liz a d a d e e s ta h is to ria , seg ú n la cu a l la
m u c h a c h a fue s im p le m e n te d e s p e ñ a d a do
la m o n ta ñ a p o r el v ie n to m ie n tra s ju g a b a
con u n a c o m p a ñ e ra M amada F a rm a k e ia , e sto
es, "el u so d e d ro g a s ” .4" El n ie to de e s ta
,J Plutarco 2. 647 b. S o b r e tas cualidades tóxicos
de la plañía, c f Dioscóndes. De m a lcría m edien,
4.161. N o h a y furina do saber co n seguridad si el
narkisKos era en realidad el N a r d s tu s poeticu s, con
el q u e de ordinario se le identifica; algunos m i e m ­
bros del genero Narcivxns son efectivamente ve­
nenoso;;.
11 ¡.os fragmentos q u e se c onservan se e n c u e n tran
ahora en el Staatlichc M u s e e n . d e Rcilín.
' • F a n o d e m o . íra<j. 4 (Jacoby).
’•■Platon. F a im . 229 c, La denigración ile la unión
eMáliea d e Oritya va de a c u e r d o con el lo io ge­
neral del diáluiO, pues el caso o m i s o q u e Si'.crales
142 DOCUMENTACIÓN

O r ity a fu e E u m o lp o , cl “ h e rm o s o c a n to r ” ,
q u e fu e el p r im e r h ic ro f a n te e n E le u s is .4*' El
h ijo d e e s te ú ltim o fu e K ery x , el " h e r a ld o " ,
d e q u ie n p ro c e d ía la se g u n d a de la s do s
fa m ilia s s a c e rd o ta le s e le u s in a s .41 E s ta s tra d i-
hace de) intento de Pedro por seducirlo, al igual
que la crítica que lanza contra el tratado de Lisias
sobre el am or, tienen la intención de servir de
preludio a la presentación de una versión dife­
rente del delirio amoroso, según la cual éste se
dirige hacia una visión mística en los reinos ce­
lestiales antes que en los clónicos. El hecho de que
los misterios menores, como los mayores, pudieran
también ser celebrados sacrilegamente parecería
constituir una prueba más de que en las ceremonias
de Agrai <}e alguna manera se utilizaba una droga
(escolios a Aristófanes. Las aves, 1073*1074).
4Í Pausanias, 1.3SZ La genealogía de Eumolpo
constituye una clara alegoría, ya que su madré, la
hija de la com pañera de Farmakeia, era Quione,
la nieve, que durante el invierno se encontraría
en Agrai,
*· Pausanias. I.3U.3. Los propios Kcrykes procla­
maban ser descendientes de Aglaura. También esta
genealogía tiene un sentido herbario, ya que Aglau­
ra, “la noble", era una de las hijas del prim er
rey ateniense. Estas muchachas se hicieron cargo
del hijo adoptivo de Atenea, Ercctco, que era mitad
hombre y mitad serpiente y que había nacido de la
tierra, de la simiente de Hefesto. La diosa les había
dicho a las jóvenes que no abrieran la canasta
en que estaba encerrado F.recteo, pero ellas le
desobedecieron y al m irar al niño fueron presas de
una locura m ortal (Pausanias. 1.36.3; Eurípides, fon,
21 ss, 270 « ) . Algunñs versiones afirm an que en
realidad las muchachas murieron por causa de la
DOCUMENTACION 143

c io n e s s o n in e q u ív o c a s . L os s a c e rd o te s clcu-
sin o s p r a c tic a b a n a lg u n a c la s c d e h e rb o riz a ­
ció n , y el r a p t o e x tá tic o d e P c rs é fo n c o c u rrió
en el á m b ito d e la re c o le c c ió n r itu a l d e a lg u ­
na p la n ta b u lb o s a co n p ro p ie d a d e s m á g ic a s
o c n te o g e n ic a s . E s to se c o n firm a co n lo q u e
o c u r r e e n L a s n u b e s , d e A ris tó fa n e s , d o n d e
u n a in ic ia c ió n a lus m is te rio s es p a ro d ia d a
co m o u n a b ú s q u e d a d e b u lb o s m ie n tra s los
p e r s o n a je s se d irig e n a tie n ta s h a c ia el in-
f r a m u n d o /8
C a b ría ‘ ta m b ié n r e c o r d a r q u e E u ríd ic e ,”
mordedura de Ja serpiente (Apolodoro. 3.187). Creu­
sa. la reina ateniense, se encontraba en compañía
de estas muchachas, recogiendo flores de krokos,
cuando concibió a Ion (Eurípides, Ion, 889). un
héroe cuya tram uslancialidad con una flor vene­
nosa constituye la base etimológica de su nombre
(cf C. Ruck, "On the Sacred Names of lam os and
Ion: Ethnobotanical Referents in the Hero's Paren­
tage”, The Classical Journal, 71/3, 1976, pp. 235-
252).
“ Aristófanes. Las nubes, 187-192; cf 255 ss, para
com probar que la escena lleva el propósito de
parodiar la iniciación a los misterios. El bulbos
es equiparado con el narkitsos en seudo Dioscóri-
dcs, Materia medica, 4.158. Obsérvese que un plato
de gachas preparadas con “bulbos" es un afrodi­
siaco en La asamblea de m ujeres, 1091: el misino
kykcoti es un afrodisíaco en La paz, 712.
^E u ríd ice murió a consecuencia de una morde­
dura de serpiente, cuando huía de Arístco (cf Vir­
gilio, Geórgicas, 4 454 ss.; etc.), "el mejor", que fue
concebido cuando Apolo raptó a Ci rene y la llevó
144 DOCUMENTACIÓN

C r e u s a ai y H e le n a 48 re c o g ía n flo re s c u a n d o ex ­
p e r im e n ta r o n el en la c e sa g ra d o c o n la m u e rte .
E s to s ritu a le s e x tá tic o s v in c u la d o s c o n flo re s
c o n s titu ía n u n a tra d ic ió n m u y a n tig u a e n la
r e lig ió n g rie g a , y es p o s ib le e n c o n tra rle s p r e ­
c e d e n te s en el p e río d o m in o a n o .5*

a Libia (Plndaro. Piticas, 9). Ya que nació en otro


mundo, podemos sospechar que su nombre es un
epíteto del señor de dicho mundo; de manera si·
milar, los griegos llamaban al siniestro lado iz­
quierdo "el mejor''.
"E u ríp id es, Ion, 889. Creusa se encontraba reco­
giendo flores de krokos (azafrán). Así mismo, Euro­
pa estaba cortando flores cuando Zeus, bajo la
forma de un toro que "resoplaba krokos”, la arre­
bató a otro mundo (Mosco de Siracusa, 2.63; cf
escolios a Homero, ¡Hada, 12.292; Heslodo, frag.
140, Merkelbach y West).
39 Helena estaba cogiendo flores de rhodon cuan­
do fue arrebatada a Egipto (Eurípides, Helena,
243 ss), cl pats en donde, según la tradición, apren­
dió cuanto sabia sobre drogas (({omero, Odisea,
4.227-232), Lo que Europa estaba cortando era
también rhodon, o "rosa" (Mosco de Siracusa, 2.7Û).
También Oritya se encontraba recogiendo flores
cuando fue raptada (Ouerilos de Atenas, frag. 5.
Kinkel). Un com entario más amplio del tema del
rapio de una doncella mientras coge flores, y de las
connotaciones ctónicas de (as flores particulares en
tales relatos, aparece en Richardson, The Home·
ric H ym n to D tm etcr, 140-144.
“ C/ la sortija con sello procedente del circulo
de tumbas A, de Micenas. hacia 1500 a.C.. Musco
Arqueológico Nacional de Atenas, num. Pi 992: un
grupo de mujeres ofrecen flores a una diosa que se
DOCUMENTACIÓN 145

La id e n tid a d del r a p to r e n e s ta s e x p e rie n ­


cias e x tá tic a s n o e ra u n se c re to , p u es a u n q u e
se le llam a H ad es, c o m o el s e ñ o r de los m u e r ­
tos. H e rá c lito n o s p r o p o rc io n a la in fo rm a c ió n
de q u e b a jo ta le s c irc u n s ta n c ia s D io n iso s e ra
su e q u iv a le n te /1’
Así p o d e m o s e n te n d e r p o r q u é fu e e r N isa
d o n d e P e rsé fo n c reco g ía flo re s, ya q u e D io­
nisos e ra , seg ú n su e tim o lo g ía , el Z eu s o D ios
de N isa: la fo rm a q u e el d io s ce lestial a s u m ía
c u a n d o se c o r p o r iz a b a en c o m p lic id a d con
su h e r m a n o m e n o r. A un s in el te stim o n io de
H e ra c lito , sin e m b a rg o , d e b e ría m o s h a b e r so s ­
p e c h a d o la p re s e n c ia de D io n iso s. p u e s él e ra
la d e id a d d e la s s u s ta n c ia s e m b ria g a n te s , y
su s d e v o ta s , la s m é n a d e s , e x p e rim e n ta b a n la
po sesió n e x tá tic a d u r a n te su c u lto . T a m b ié n

¿ncuenira sentada bajo tin árbol sagrado, al que


sacuden para extraerte su poder metafísica; la na­
turaleza sagrada di? la escena la indican el Sol y
la Luna, brillando simultáneamente sobro una capa
de nubes, y el hacha doble que aparece bajo este
lei:ócneno cósmico y que es un:» expresión análoga
del punto atemporal donde coinciden muerte y re­
novación: a lo iargo de un lado, en sentido opuesto
al árbol, seis cráneos de toro culminan en la apo­
teosis de una figura masculina suspensa en el airii.
Sortija con sello que procede de Isopata, Museu
de Hcractión: un grupo de m ujeres danza entre
flores; subre ellas aparece la apoteosis de una
diosa, a cuyo lado hay un ojo que revela la natu­
raleza visionaria del suceso.
*· H eródito, fra¿;. 15 (Dicls).
146 D O C U M E N T A C IÓ N

e s l a s m é n a d e s r e c o g ía n p l a n t a s e n l o s c o ll a ­
d o s , se g ú n p o d e m o s d e d u c ir lo d e s u e m b le ­
m a , el thyrsos, u n a p é r l í g a d e c á ñ a m o r e l l e n a
d e h o ja s d e h ie d ra . T e o f ra s to c o n s ig n a q u e
lo s r e c o l e c t o r e s d e h i e r b a s a c o s t u m b r a b a n
g u a r d a r la s q u e c o rta b a n en c a ñ a s h u e c a s ,
c o m o la s d e l c á ñ a m o , p a r a c o n s e r v a r l a s f r e s ­
c a s .'' y la h i e d r a q u e Ja s m é n a d e s g u a r d a b a n
e n s u s ih y rs o i e r a c o n o c id a e n la A n t i g ü e d a d
p o r su s p ro p ie d a d e s e n te o g é n ic a s .^ A d e m á s,
N is a e r a e l n o m b r e g e n é r i c o p a r a e l l u g a r
e n q u e s e c e l e b r a b a n lo s r i t u a l e s m o n a d i c o s "

“ T eo frasto , Historia plantarum, 9.16,2.


'* N icandro, Atexi pitarmaca, 2.176; cf Plinio, His­
toria naturalis, 24.75.
Cf H im no hom érico, 26.5, etc. H abía una Nisa
e n el P a rn aso (Servio, en V irgilio, Eneida, 6.805;
glosas a Esquilo, prólogo de lun persas. 2), o tra en
el H elicón (E strn b ó n . 9.405; cf H om ero, [liada, 2.508),
y una en Eubca (Sófocles, Antigona. 1131; E u ri­
pides. Las bacante*. 5561. Dionisos nació en una
N isa vecina al Nilo (H ieino, 1.8 ss), y en u n a Nisa
en E tiopia tH e ró d u to , 2.146, 3.97) y en una Nisa en
Arabia (D iodoro Siculo, 3.66J ) , al igual q u e en o tra
en Libia (D iodoro Siculo, 3.66.4) y e n o tra e n E seitia
{Plinio, Historia naturalis. 5.74). En C aria h abia
una Nisa con c u lto a Demiícer, C ore o P lu to , en
un lu g a r lla m ad o cl Prado, en do n d e se ce le b rab a
la unión s a c ra de la doncella (E s tra b ó n , 14.1.45).
T a m b ié n en N isa, Licurgo, com o un nuevo Pentco,
jw s tg u ió a las m onades p a ra o p o n e rse a sus des­
mane* (Momcru. Iliada, 6,130 sç). Adem as N isa e ra
el n o m b re de las ayas de Dionisos (T erp an d ro . frap.
8; ig ualm ente, en u n vaso a rc a ico d e Sofitos, A t -
DOCUMENTACIÓN 147

y ex iste u n a s e m e ja n z a e n t r e e s ta p a la b ra y
las q u e s ig n ific a n d o rm ir , d e s p o s o rio y h ie ­
d ra.
L as m é n a d e s n o e r a n s o la m e n te m u je re s 1
e m b ria g a d a s , s in o m u je re s e n lo q u e c id a s. El
le n g u a je g rie g o n o d is tin g u ía e n tre lo c u ra y i
be .T ach era, p o r q u e D io n iso s e r a e l d io s de
to d a s la s s u s ta n c ia s e m b ria g a n te s y no sólo
del vino. La ra z ó n d e su v ín c u lo co n to d a s las
p la n ta s en teo g d n ica s d e b e b u s c a r s e e n la n a­
tu ra le z a del v in o g rie g o a n tig u o . C o m o su c e d e
con el d e casi to d o s los p u e b lo s p rim itiv o s /'9
chaologisch'cpigraphische Minlieiiungen ans Oeste-
rreich'Ungarn, 14, 1889, lám. 1).
•■s La etimología de Nisa no es muy segura, mas
ai parecer se encuentran relacionadas con dicho
termino las palabras nystazo, "cabecear y dormi­
tar", una reacción que podría atribuirse al narkissoi,
y nysos, una palahra iracia que significa “desposa­
da", así como nysso, “picar". En las tradiciones
botánicas, la planta de Dionisos misma, el kissos
o "hiedra", era llamada nysa (seudo Dioscóridcs.
Materia medica, 2.179). Con frecuencia el nombre
de Dionisos se toma en el sentido de "Zeus de
Nisa" o el “Desposado Divino”.
‘9 Respecto a la tecnología aplicada en la Antigüe­
dad para la producción de vino, cf R. Billiard, La
Vigne dans l’Antiquité. Lyon, 1913; D. y P. Brother·
well, Food in Antiquity, Nueva York-Washington,
1969 = Ancient Peoples and Places, vol. 66; C. Curtcl,
La Vigne et le Vin chez les Romains, Paris, 1903;
R. J. Forbes. Studies in Ancient Technology, Lei­
den, 1965, vol. 3; Forbes, "Chemical. Culinary and
Cosmetic Arts'1. Λ History of Technology (Eds. C.
148 D O C U M E N T A C IÓ N

el vino griego no contenía solam ente alcohol


com o única sustancia em briagante, sino que
p o r lo com ún era una mezcla de varios p rin ­
cipios tóxicos. A pesar de las tendencias p u ­
ritan a s de los estudios clásicos, podem os e s ta r
absolutam ente seguros de esto. Com o el a rte
de la destilación no fue conocido en E u ro p a
sino h a sta la E dad M edia, el contenido a l­
cohólico del vino griego no podía exceder
de un catorce p o r ciento, concentración a la
cual el alcohol de la ferm entación n a tu ra l
resulta letal para la levadura que lo produce
y p o r consiguiente acaba con e l proceso. La
única m anera de p re p a ra r vinos m ás fuertes
es reforzando la bebida con alcohol adicio­
nal, aislado m ediante el a lq u itaram ien to ; la
simple evaporación ac no elevaría el contenido
alcohólico del vino, ya que el alcohol, cuyo
S inger, E. H olm yard, A. H a ll). O xford, 1956, vol. I.
cap. 1!. pp. 238298; F orbes, Short History of the
Art of Distillation, Leiden, 1948; H. H odges. Tech­
nology in the Ancient World, Londres. 1970; E.
Hyam s, Dionysus·· A Social History of the Wine
Vine, Nueva York, 1965; A. N euburger, The Technical
Arts and Sciences of the Ancicnts1 Nueva York,
1969, reim p re sió n de la edición de 1930, tra d u c id a
del alem án; C. Sel (m an. Wine in the Ancient World,
L ondres, 1957.
eoUna m ayor co ncentración de alcohol podía o b ­
ten e rse tam b ién congelando el vino y d esechando
los crisia le s de hielo; e ste m étodo se seguía en las
regiones nórdicas, p ero los griegos no lo cono­
cieron.
D O C U M E N T A C IO N 149

p u nto de ebullición es in ferio r al del agua,


sencilla m em o escaparía p or el a ire , dejando
el p roducto final m ás flojo y no m ás con­
centrado, El alcohol m ism o era desconocido,
y en el griego antig u o no existe palabra para
nom brarlo.
No o b stan te lo an terio r, el vino griego
era m uy em briagan te y puede suponerse que
la causa de ello eran o tra s toxinas. En la
Odisea, de H om ero, p o r ejem plo, el protago­
nista em borracha a Polifemo con un vino
tan fuerte que de o rd in a rio se m ezclaba con
veinte partes de agua.í] M añosam ente, Odiseo
no diluye el vino para el m onstruo. En Los
cíclopes, de Eurípides, Polifem o se em briaga
sim plem ente al p ro b a r ese m ism o vino sin
d ilu ir ,i3 En la época de Plinio todavía existía
este vino y un cónsul rom ano inform ó h a b er
descubierto que para beberlu sin peligro ha­
cia falta m ezclarlo con p o r lo m enos ocho
p a rte s de agua.13 En general los griegos con­
sid eraban que todos sus vinos eran d em asia­
do em briagantes para beberlos pu ro s, y acos­
tu m b rab an diluirlo s con agua; la p roporción
m ás pop u lar era una p a rle de licor p o r tres
de agua."1 En la Antigüedad un connoisseur
'¡l H om ero, Odisea, 9.208·] t.
*- E u rípides, Los cíclopes, 145 ss.
Plinio. Historia naturalis, 14.53: cf Ju lio Polux,
6.16.
Ateneo, 10.425 ss.
150 D O C U M EN TA C IÓ N

debía saber cómo m ezclar los vinos para p ro ­


ducir efectos p a rtic u la re s /1* ya que puede
m ostrarse que las diversas toxinas en los
diferentes licores inducían resultados diame-
tralm cnte opuestos/'· Un poeta cóm ico, p or
ejem plo, describe una reunión social en que
la ingestión de pequeñas copas de vino re­
bajado provoca estad o s progresivos de em ­
briaguez; la tercera copa es b asta n te para
adorm ecer a los invitados; m ás allá de esc
lím ite el resultado es la locura/·'
En un sym po siu m , fiesta en que se bebía
p o r m otivos sociales, la intensidad de la em ­
briaguez era regulada cerem onialm ente p o r
el directo r o sym posiarchos, quien decidía la
proporción en la cual serían reb ajad as las
bebidas.
Λ un lado de las toxinas vegetales, cuales­
quiera que fuesen, que hubiera infundidas en
el v ino/ ' la cerem onia de la m ixtura ofrecía
u na o p o rtu n id ad de m odificar las p ro p ied a­
des de] licor, añadiéndole ungüentos y espe-
Alcxis. frae. 9-1 fl-dm onds).
P or ejem plo, el vino do T aso era do d o s clases,
una coi» propiedades .som níferas, la o tr a e s tim u la n te
(Plinio, Historia tiaturdís. 14.117). P a ra o tra s m u es­
tra s do los efectos c o n tra d ic to rio s de los .vinos, cf
Eliano. Varia historia, 13.6; T e o fra sto . Historia plan­
tarum, é.lfi.10; A teneo, 1.31.
Eubulo. frag. 94 {E dm onds).
'A C f los llam ados "vinos h e ñ id o s ” o hepinito:
oinoi. Ateneo. 10.31.
DOCUMENTACIÓN 151

c ias, seg ú n e r a la c o s tu m b re /* L os te stim o n io s


a n tig u o s a c e rc a d e e s to s u n g ü e n to s p e rfu m a ­
d o s in d ic a n su n a tu ra le z a e n te o g é n ic a . Así
m ism o p u e d e n c ita rs e d e c la ra c io n e s q u e p ru e ­
ban q u e c ie r ta m e n te a! v in o s e le a g re g a b a n
h ie rb a s e m b r ia g a n t e s /0 Λ ta le s p ru e b a s se
s u m a la d e s c rip c ió n q u e la Odisea h a c e de
H ele n a c o m o la a n f ítr ío n a p e rfe c ta , c u a n d o
en s u c a sa en E s p a rta a! v in o a ñ a d e nepen­
thes, q u e tal vez fu ese o p io .11 Y en E lec­
tra, d e E u ríp id e s , se h a c e u n a m e n c ió n e s p e ­
cifica d e u n v in o m u y f u e rte q u e e n p e q u e ñ a
c a n tid a d s e a g re g a b a al lic o r o r d in a r io p a ra
h a c e rlo m e n o s f l o j o / 9 A la c a lid a d d e u n v in o
se le lla m a b a s u “ flo r" /* y u n v in o " d e fic ie n te
*9 Eliano. Varia historia, I2J1; e f Difilo. frag. 17.10
(Edmonds).
El "incienso" o ¡ibatioies provocaba la locura y.
si se bebía en grandes cantidades, mezclado con el
vino, hasta la m uerte (Díoscórídcs, Materia medi-
ca, 1.81). La "m irra" o smyrna era un soporífero
(Dfoscóridcs. 1.77), como también lo eran el "acciie
de m ejorana" o amarakoti (Dioscürides. 1.68) y el
"accitc tic azafrán" o krokos fDioscórídes. 1.64).
Además. PUnio observó que. añadido a! vino, el
ciclamino aum entaba las propiedades tóxicas de la
bebida (Historia naturalis. 25.67). El mismo autor
aten ta que asi mismo la adelfa se añadía al víno
con el propósito de intensificar sus virtudes em­
briagante*: la raí2 era tin soporífero y la savia
causaba locura (Historia nafuraiis, 21.45).
Hcmcro, Odisea. 4.220 ss.
:s Eurípides, Electro, 497-499.
: ‘ Jcnofontc, Hellenica, 6.2.6.
1S2 DOCUMENTACIÓN

en f lo r ” d a b a m u e s tr a s de su f a lta de c a lid a d
p o r la e m b ria g u e z q u e p r o v o c a b a /' Tal flo r
n o p u e d e h a b e r sid o el a ro m a o el b o u q u e t
del v in o , c o m o lo lla m a ría m o s a h o ra , ya q u e
p u e d e m o s tr a r s e có m o el v in o g rie g o a n ti­
g u o , al ig u al q u e la r e is in a en n u e s tro s d ía s,
olía s o b re to d o a b r c a ,T;· al p a r e c e r p o r c a u s a
d el m a te r ia l u tiliz a d o p a r a la c r a r los r e c i­
p ie n te s e n q u e se g u a rd a b a .
Los v in o s r e s e rv a d o s p a r a p ro p ó s ito s re li­
g io so s e ra n a ú n m ás tóxicos q u e los q u e se
b e b ía n en r e u n io n e s s o c ia le s p u e s , seg ú n P la­
tó n , co n ello s se p re te n d ía p ro v o c a r la lo c u ­
r a .se Los v a so s p a ra la c e re m o n ia m e n á d ic a
d e la s le n cas m u e s tra n c ó m o se a g re g a n h ie r ­
b a s a l vin o s a g ra d o d u r a n te la m ix tu ra , en
p re s e n c ia d c la efigie d el d io s D io n iso s.”
La to x ic id a d e x tra o r d in a r ia d el lic o r n o di-
:λ Aristófanes, Las ranas. 11SO.
’·· Aristófanes. Los acarnicnses, 190 y escolios.
Platón, citado en Diógenes Lacrcio, 3.39.
T: August Frickcnhaus, Lctuienvasen, 72® Winckel*
manns Programm (Berlín. 1912). Otros ejemplos
aparecen mencionados en A. Picard-Cambridge, The
Athenian Dramatic Festivals, p. 30. Oxford, 1962.
Estos vasos muestran n los devotas del dios en
estados de éxtasis o de locura, m ientras mezclan
el vino en un krater, o "vasija para mezcias‘\ en
una mesa tras de la cual se yergue el pedestal
enmascarado del dios. Encima de la mesa, o pen­
diendo de ella, hay diversas plañías y hierbas. Una
vasija presenta inclusive a una m ujer que añade
al krater una pizca de alguna hierba.
DOCUMENTACION 153

lu id o o fre c e p r u e b a s a d ic io n a le s d e q u e a
los v in o s g rie g o s se les a ñ a d ía n o tr a s s u s ta n ­
cias v eg e tale s. E n c ie rto e p ig ra m a se d e s c rib e
c ó m o u n tal E ra s ix e n o falleció d e s p u é s de
b e b e r s ó lo d o s c o p a s s e g u id a s d e v in o sin
d i l u i r / 8 Y e n u n a c o m e d ia d el sig lo v a.c. un
p e rs o n a je q u e b eb e ú n ic a m e n te u n a c o p a p re ­
p a r a su te s ta m e n to a n te s d e a p u r a r el li­
c o r.‘w P o r o tr a p a r te , de v a rio s filó so fo s se
d ec ía q u e a l fin a l de s u s d ia s b e b ie ro n vino
p a r a a p r e s u r a r la m u e rte .10 Un h is to r ia d o r
co n s ig n a u n c o n c u rs o d e b e b e d o re s q u e es
u n a p r u e b a m á s d e la v iru le n c ia d el v in o
a n tig u o , p u e s to d o s los p a r tic ip a n te s p e re ­
cie ro n : a lg u n o s d e in m e d ia to ; o tr o s v ario s
d ía s d e sp u é s; el v e n c e d o r, q u e ta m b ié n fa lle ­
ció, d io c u e n ta d e c u a tr o ja r r o s d e v in o sin
diluir.*1 Se s u p o n e q u e fu e e s ta c la s e de lico r
lo q u e tr a s to r n ó irr e v e rs ib le m e n te a C le o m e ­
nes, el rey d e m e n te de E s p a r t a ."
In c lu so p o d e m o s e n c o n tr a r p ru e b a s d e q u e
en o c a sio n e s el v in o g rie g o e r a en te o g é n ic o .
En la s a n tc s tc r ia s , un fe s tiv a l en h o n o r de
D io n iso s q u e sin s e r p a r t e de los m is te rio s
se h a lla b a en a lg u n a fo rm a re la c io n a d o con
:a Ateneo, 10.436 = AntholORia palatina, 7.454.
T!1Hermipo, írag. 44 (Edmonds).
'"Diógencs Lacrcio, 2,120; 4.44, 61, 64; 7.184: 10.
15-16.
11 Cares de Miíilcne, citado en Ateneo, 10.437
( = írag. 118, Müller).
H ero doto, 6,7S-S4; Aicncc, 10.436.
154 D O C U M E N T A C IO N

las cerem onias de Agrai,* ’ so m encionaba


específicam ente que en el vino había una d ro ­
g a " 1 causante de que se ab rieran los sep u l­
cros y los esp íritu s de los d ifuntos pudieran
regresar a Atenas p a ra un b an q u ete, droga
cuva naturaleza cnteogénica se descubre en
m uchos de los vasos chocs q u e reproducen
escenas de la festividad.9' En Los acarmen-
ses, la com edia de A ristófanes, u n o de los
personajes desea a su enem igo un mal v iaje
a las an testerias, con la esperanza de que
tropiece con alguna visión desquiciante “ Aún
“■'Un relieve e n c o n tra d o en el lecho d el río Iliso
(M useo Arqueológico N acional de A ten as) m u estra
la llegada a Agrai de H éraclès y H e rm e s p a ra la
iniciación; a m b o s llevan chocs : las v a sija s en form a
de j a r r a c a ra c te rístic a s del segundo de los tre s dias
que d u rab a el festival de las an te sterias.
" P l u ta r c o , 3.655 e.
*a P a ra u:i catálogo de esto s vasos, y c o m e n ta rio s
so b re ellos, cf G. van H oorn, Chocs and Anthcstería.
Leiden, 1951.
*" A ristófanes. I jOS acamicnscs. 1166-1167. Se consi­
d e ra b a q ue el origen de la c o s tu m b re d e b e b e r
d e lo s chocs h a b ía sid o la visita del O re ste s e n lo ­
q u ecido a A tenas, d u ra m c el festival. C om o se
e n c o n tra b a m an ch ad o p o r la sa n g re d el asesin a to
de su m adre, C lite m n c slra , que lo p e rseg u ía con
u n a ja u ría de dem o n io s vengadores p ro ce d e n tes de
H ades, lus a te n ie n se s n o podían c o m p a r tir con él,
en pie de igualdad, el vino ν los a lim en to s del fes­
tival; de m an era que in stitu y e ro n la c o s tu m b re
de o fre c e r la ho sp italid ad no en una m esa c o m ú n ,
sin o en m esas y con ja r r a s d e vino individuales.
DOCUMENTACIÓN 135

más e x p líc ita es la e s c e n a co n q u e c o m ie n z a n


la s a v isp a s, p u e s en e lla d o s e sc la v o s in te n ta n
huir d e su la m e n ta b le c o n d ic ió n b e b ie n d o
una p ó c im a lla m a d a " s a b a c io ” , n o m b re d e un
(personaje tr a c io a n á lo g o a D io n iso s: el b r e ­
baje lo s in d u c e a e x p e rim e n ta r lo q u e llam a n
lun “ c a b e c e a n te s u e ñ o p e rs a " , d u r a n te el cu a l
líen c o s a s e x tr a ñ a s .81 A d em á s, c n te ó g e n o s ta n
|bien c o n o c id o s c o m o la m a n d r a g o ra y el bc-
lleño e r a n a m e n u d o c o m p a ra d o s c o n el vino,
¡respecto a la e m b ria g u e z q u e p ro v o c a b a n .”
procedimiento que do entonces en adelante siguió
¡radicándose Cn el festival, para que los espíritus
l'jc viniesen a comer a las antcstcrias pudiesen ser
jienvenidos aunque conservados a una distancia
idecuada, Λ menudo los vasos choes m uestran es·
:cnas de este banquete, ya que cn ocasiones re·
presentan al turbulento visitante o a la jauría ctóni-
:a que interrum pe el ágape. Orestes era arquetípico
lie! huésped demoniaco y salvaje cn lina franca­
chela; cn Jjos acamienses el coro, m ientras se
[dispone a disfrutar de la bebida en el jolgorio,
naldicc ni coregu que olvidó pagarles en el fes­
tival de tos lencas: le desean que un lebrel del
Hades le arrebate los calamares que está cocinando
y que en la noche, cuando regrese a casa enfebre­
cido y alucinado, un Orestes borracho y demente
le aplaste el cráneo, y que al buscar algo con que
repeler el ataque encuentre solamente un pedazo
de csliéreol.
•'Aristófanes, Im s avispas, 12 ss; cf 213 para
¡ma indicación de Que lo que alteraba la visión
jera algo que se bebía.
Las bayas oscuros y jugosas de la m andragora
156 DOCUMENTACIÓN

Al ig u a l q u e en to d a s las d e m á s c u ltu r a s , lo:


h e r b o la r io s g rie g o s u tiliz a b a n p ro ced im ien to !
m á g ico s p a r a re c o le c ta r la s p la n ta s . A pesai
d e su n a tu r a le z a e x tr a lite r a r ia , v a rio s aspee
to s d e e s ta tr a d ic ió n p u e d e n s e r re c u p e ra
do s. Así, p o r e je m p lo , se c re ía q u e la s planta!
se c o n ta m in a b a n e n t r e s í p o r la m e ra vecin
d ad . E l h e lé b o ro , p u es, tr a n s m itía s u droga
a la s u v a s c o n la s q u e s e p l a n t a b a 8" y po:
ta l r a 2 Ón los v iñ e d o s de E lc a p r o d u c ía n ui
lic o r e m a c ia n te y diurético.**1 T a m b ié n las
s e r p ie n te s c o n ta m in a b a n a las p la n ta s cor
s u p r e s e n c i a 111 o, a la in v e rsa , a d q u ir ía n si
p r o p io v en e n o al in g e rir h ie rb a s tóxicas.*1
A lgunos a s p e c to s d e e s ta s tra d ic io n e s her
(Atrojfû belladonna) solían ser com paradas con lai
uvas, tam o por su apariencia como por su efecto
hipnótico (Jenofonte, Sym posium , 2.24; Teofrasto.
Historia plantarum, 6.2.9; Hcsiquio, s.v. mandra
gora). El beleño {Hyoscyamus niger) tenía tambica
un efocio "como el del vino" (Plinio, Historia na
turclis, 25.35-37; cf 15.30, 23.94); la intoxicación qui
producía ora como una borrachera (Dioscórides,
De materia medica, 6.15). El beleño era en realidad
una bebida ordinaria que se consumía por sus vir­
tudes embriagantes (Jenofonlc, Oeconomicus 1.13),
sobre todo por los jóvenes (Ferecrntes, frag. 71
Edmonds).
*a Teofrasto. Historia plantarum, 9.8.8,
<"*Dioscórides, De materia medica, 4.162.
81 Nicandro. Alextpharmaca, 521 as; P)inio, Histo­
ria naturalis. 9.5.
1,2Virgilio, Eneida, 2.471.
DOCUMENTACIÓN 157

M olarias se e n c u e n tra n p a r tic u la rm e n te re la ­


c io n a d o s con las c e re m o n ia s de A grai y co n
fel c u lto del d io s D ionisos. Las p la n ta s en·
le o g é n ic a s e s ta b a n al p a re c e r v in c u la d a s con
a n im a le s p a r tic u la r e s , de los q u e se c re ía
que p ro te g ía n a la p la n ta y p e rs o n ific a b a n
iu p o d e r e s p ir itu a l.'11 Así, p o r e je m p lo , D io­
nisos te n ia m a n ife s ta c io n e s ta u rin a s . La re-
a , Por ejemplo, del "hcl<?boro negro" se decía que
tra tan potente que podía intoxicar a quienes lo
irrancaban. si permanecían demasiado tiempo en la
Lirea, pues su toxina podía absorberse al través de
λ piel (Tcofrasto, Historia plantarum, 9.Í.6). Para
contrarrestar los efectos narcóticos de la planta,
quienes la arrancaban comían ajo, bebían vino sin
¿¡luir, oraban a Apolo v a Esculapio, y observaban
[I vuelo del águila, ave que era considerada el ani­
mal guardián de la planta (Tcofrasto, Historia
ríatuartim, 9.10.3). En el caso del beleño {Hyoscya­
mus niger, etc.) y del si/p/muti («na sustancia pii·
|ica. comestible, probablemente compuesta de varios
ingredientes vegetales importados de África), so
irnarraba a la planta un ave, de manera que fuese
(I animal más que el coscchador quien la arran-
:ase y por consiguiente atrajera sobre si la ani­
mosidad de la planta {Eliano, Varia histeria. 9.32).
La planta mágica glykyside o "granada dulce" (?)
estaba relacionada con el pájaro carpintero y de-
:ía ser cortada por Iu noche, pues de lo contrario
rl animal guardián le arrancaría los ojos al her­
bolario, o incluso cometería sodomía con él, poli*
[ro que deja ver que en la recolección de la planta
id practicaba alguna clase de mimesis erótica (Tco-
rasto, Historia plantarum, 9.8.6; cf Plinto, Historia
•siuralis, 2S.29).
1S8 DOCUMENTACIÓN

co lecció n do p la ñ ía s e r a u n a c a c e ría y la prc


p ia p la n ta , lo m ism o c o m o c r i a tu r a d e 1
t i e r r a q u e c o m o fu e n te de la p o s e s ió n extá
tic a , te n ía u n a id e n tid a d sex u al q u e exigí
a lg u n a f o r m a de m im e s is e ró tic a . E n un
v a s ija e x tr a o r d in a r ia m e n te e x p líc ita , u n a her
b o la r ia a p a re c e c o s e c h a n d o u n h u e rto d
p lm ll o i01 A g rai, d o n d e se c e le b ra b a n los mis
te rio s m e n o re s , e r a el c o to de ca za d e 1
d io s a A rte m is a y re c ib ía su n o m b re p o r lo
agra, los d e s p o jo s de la c a c e ría . D isp o n em o
d e u n a d e s c rip c ió n lite r a ria d e ta l clase d
re s e rv a en H ip ó lito , de E u ríp id e s : e n est
tr a g e d ia el h é ro e v irg in a l rin d e tr ib u to a s;
id o la tr a d a A rte m isa en u n ja r d ín dedicad;
a la ca za, m o v id o p o r u n a c a s ta m o d c sti
(aid o s). P e r o s u m a d r a s tr a , F e d ra , su c u m b
c o n s u m id a p o r u n a p a s io n a d o e ilícito am o
p o r él, d e s d e el m o m e n to e n q u e lo vio po

*· Vaso pchke del siglo v a.c., (Musco Británicc


num. cat. in , 387, núm. F. 819): un grupo à
plantas aparecen como phûilûi que crecen de I.
tierra; una herbolaria esparce sobre ellas harir<
de algún tipo que loma de un eoíre pequeño, segú
parece, como un aelo prelim inar para corlarlas. Un
mención literaria cspcciíica de ia mimesis erotic
se encuentra en la Olímpica sexta, de Píndaro. do;
de la m ujer flor Evadne, entre orgásinicos dol;
res de parto, da a luz un niño prodigioso. Jamo, u
futuro nigromante cuyo nombre es derivado por <
poeta de ios, o "toxina'', y de la flor ion fcj Rucl
"On the Sacred Names of lamos and Ion” ).
D O C U M E N T A C IO N 159

prim era vez en Atenas, adonde el joven había


ido p a ra experim en tar la visión de Eleusis;
ella anhela reem plazar a A rtem isa com o el
objeto de la devoción de H ipólito en ese
p ra d o de m odestia virginal. U na vez que ella
revela su am or al joven y es rechazada, el
p u d or o aidos la lleva a m a ta rse tra s sim u la r
que, cual o tra Perséfone, ha sido v iolentada
p or su enam orado. Aidos, este p rin cip io de
pudor, es el sentim iento que produce lo sa­
crosanto, aquellas cosas que pueden ser des­
cubiertas solam ente en un ám b ito apropiado.
Tales, p o r caso, son los ó rganos sexuales, los
pudenda o, según los llam aban los griegos,
los aidoia.as A demás, A rtem isa tenia funciones
P ueden o b se rv a rse o tra s indicaciones d e u n
tem a religioso b otánico en la tragedia. La m u erte
de H ipólito se rá con m e m o ra d a m ed ia n te u n rito
en q u e ias doncellas llorarán la p e rdida d e ese
joven virgen, e n el m o m e n to m ism o e n q u e ellas
ab an d o n en el p uro jard ín del m uchacho a l trav és
de la tra n sic ió n hacia la m ate rn id a d (E u ríp id es,
Hipólito, 1425). La m u e rte de H ipólito, sin em b ar­
go, e s un c o n tra p e so p a ra el d e stino d e A donis, el
am ado d e A frodita, u n varán que asi m ism o se e n ­
c o n tra b a vinculado con un ja rd ín p a rtic u la r y con
un ritu a l llam ado el adonia, en el que la s m u je re s
lam en tab an su m u e rte (b ajo la fo rm a d e tiesto s
m arc h ito s;, desde el p u n to d e v ista del fuego a r­
dien te d e la sexualidad de e llas. H ipólito e s un h ijo
ilegítim o cuya p rese n c ia re s q u e b ra ja la so lid a ri­
dad m atrim o n ia l; del m ism o m odo. Adonis era
sacrificado ritu a l m ente p a ra re s ta b le c e r la c a stid a d
160 DOCUMENTACIÓN

ritu a le s y re lig io s a s c o rre s p o n d ie n te s al rito


d e tr a n s ic ió n d e la d o n c e llc 2 a la m a te r n i­
d a d ; y cn la li te r a tu r a trá g ic a el te m a d e la
u n ió n d e Ja d o n c e lla co n H a d e s o c u rr e rep e­
tid a m e n te e n u n lu g a r llen o d e flo re s y c o n ­
s a g r a d o a A rtem isa.**

de las esposas, amunnzada por Jn fascinación que


ejercía el modo do vida de las cortesanas (cf M.
Détienne, Les jardin % d’Adonis, París, 1972). El en­
cuentra de Fcdra c Hipólito en el contexto de ios
misterios eleusinos apunta un tema eleusino en ia
tragedia.
••P or ejemplo, en Ifigenia en Aulide, de Eurípides,
la doncella es unida cn matrimonio con la muerte,
en un lugar consagrado a Artemisa (1463. 1544). Sus
esponsales cn aquella vega florida io fueron con
Hades, y en Ififienia en Táuride (o sea, "en el
lugar del pueblo del toro”), del mismo poeta, Ifi-
genia aparece en olro inundo, un mundo con conno­
taciones dionisiacas donde desempeña el papel
de una sacerdotisa de la muerte al servicio de una
efigie de Artemisa puesta cn cautiverio; tanto ella
como Artemisa serán rescatadas por sus hermanos,
Orcstcs al servicio de Apolo, el hermano de la
diosa. El ritual celebrado en Brauron {la moderna
Vraona) queda establecido ni final de la tragedia
(1446 ís ) y confirma el hecho de que la obra com­
prende el tema del rapto y la resurrección de la
doncella. Probablemente Ifigcnia era otra Ciguración
de la propia Artemisa (Pausanias, 2.35.1; Hesiquio).
Se dccia que en Brauron un oso había sido susti­
tuido por Ifigcnia para que fuera m uerta en el
sacrificio (escolios a Aristófanes, Lisísiraia 645); cn
Brauron, para honrar a la efigie rescatada, mu­
jeres y doncellas ejecutaban una danza, como "osos",
DOCUMENTACION 161

Las tra d ic io n e s h e r b a ría s ta m b ié n a tr ib u ía n


a la s p la n ta s em o c io n e s q u e el h e rb o la rio
d e b e ría m itig a r m e d ia n te o p e ra c io n e s a d e ­
c u a d a s , co n el p r o p ó s ito de e lim in a r la h o s ­
tilid a d q u e d e s p e r ta r ía en e lla s el tr a u m a tis ­
m o d e la m u e r te al s e r c o r ta d a s . Así, u n a
m is m a p la n ta p o d ía p r o d u c ir e fe c to s c o n t r a ­
d ic to r io s s eg ú n cu a l fu ese su a c titu d .5* Al
quizá porque ios hábitos de invernación de este
animal lo hacían un símbolo apropiado de la peno­
sa experiencia crónica de la doncella.
Por ejemplo, el hdeboro era considerado lo
mismo un antídoto que una causa de la locura
(Menandro, frag. 69, Edmonds); las mujeres usa­
ban la planta como adorno (Nicóstrato. írag. 33,
Edmonds; Aristófanes, frag, 321.6, Edmonds), y la
esparcían alrededor de las casas para ahuyentar
a los malos espíritus. Se ie llamaba también me-
lampadian, por el cabrero Melnmpos, o “pies-ne­
gros", quien supuestamente había curado de su
locura a las hijas de Proteo. Una dualidad seme­
jante de las toxinas se refleja quizá en la literatura
trágica, mediante la oposición de la embriaguez
placentera alcanzada en el seno de la ceremonia
com unitaria del simposio, con. la experiencia aso­
cial o no ritualizada de la borrachera enloquece·
dora (cf Sófocles, Filoctctes, Ayax; Eurípides, La
locura de Héraclès, Las bacantes). Como una prue­
ba más de los efectos duales de una droga podemos
citar a Teofrasto, quien cuenta cómo algunos her­
bolarios podían mezclar el akoniton (Aconitum
anthora, etc.) con vino o con miel, de manera que
no causara efectos nocivos, y también podían pre­
pararlo de otros modos, con el propósito de que
fuese fatalm ente letal y provocara la muerte en
162 D O C U M E N T A C IÓ N

p arecer, las m énades procu rab an apaciguar


y dom inar a su dios al través de la personi­
ficación de diversos papeles, como sus m adres,
ayas y, finalm ente, sus desposadas. La m a­
dre de la droga p rep arab a la pócim a. Sobre
ella caería la responsabilidad del asesinato.
En contraste, las o tra s m énades e ra n ]as bue­
nas ayas de] dios, que se ocupaban de a te n d er
al niño, aband o n ad o p o r su cruel m adre.
C uando lo ingerían, el niño h abía crecido
hasta hacerse hom bre y sus an tig u as nodrizas
se convertían en sus desposadas, poseídas
p o r la droga en un sentido erótico."* El niño
y el am ante eran p o r su p u esto una m ism a
persona, y así a m enudo se decía que las
m énades habían devorado a su s propios hi·
c icrio m om cnio pred eterm in ad o , inclusive d os a ñ o s
d espués de la a d m in istrac ió n de la dosis (H isloria
plantarum, 9.16.4-5).
H im no hom érico, 26. O bsérvense tam b ién las
ac titu d e s duales de quienes atien d en a la droga en
la tradición de las F arm ácides. o “h ija s de la d ro ­
ga": dos grupos de m u je res, uno buen o y o tro
perverso, que H era cre ó en T ebas cuan d o n ació
H eracles (P ausanias, 9.II.2). Una rep re se n t ación
so rp re n d e n te de la tra n su sta n c ia lid a d bo tán ica d e
H eracles puede ver.se en un vaso griego (F ra n k
B rom m er. VflSi’Hfj'sfeH zur griechischeit ¡leldensage.
1956. 40. D I] donde el héroe aparece ate n d id o p o r
H era —quien, p o r o tra p a rte , e s el m ay o r d e su s
enem igos— en una m ontaña: A tenea, q u e a cab a
de e n tre g a r el h é ro e a H era p a ra q ue lo cuide, e stá
o freciendo a la diosa u na planta.
D O C U M E N T A C IO N [63

jo s,” o habían ingerido a Dionisos crudo,


baja alguna form a a n im ad a/"0 El papel de
la m adre era el desafo rtu n ad o , pues si lle­
gaba a p a rtic ip a r en el éx tasis la posesión
podía destruirla. Así, se decía que Sem ele, la
m adre p rototípica de Dionisos, fue encañada
por H era que. disfrazada com o u n a de las
ayas, la indujo a que deseara d is fru ta r a su
am ante en la plenirud de su gloria: la descar­
ga del rayo que la d estru y ó y en gendró al
niño.1’” Tam bién se decía que concibió a
Dionisos al ingerirlo bajo la furnia de un
brebaje prep arad o con el corazón del dios."*5
Más tarde ella fue rediviva p o r ese m ism o
hijo, que dio a su personificación más oscu ­
ra, H ades, una ram a de m irto en reconoci­
m iento del desposorio que la redim ió de la
m iieric.1®' Después de su redención ella re­
cibió el nom bre do Tione (Thyone), ep íteto
P lu tarco. 299 e; E lía no. Va ri» historia. 3.42; Apo-
(adoro. 3.4.3. 3.5.2. 2.2.2; N onnos, 47.484 ss. 48.917
si. 9.40 5s.
Cf la (wiophaC'ia o "in.ccstióit c ru d a " , q u e c a ­
ra c te riz a b a c ie rto s II·si i nos dionisiacos.
Ovidio, Metamorfosis, 3,278; H içino, Fabnfac.
167, 179; Nonnos, $.193 ss.
'-M isino, fabutac. 167.
E scolios a A ristófanes. Les runas. 330; escolios
a P in d aro, ¡símicas. 3S8. I.us iniciados, com o xu-
iv d c con lus de A ristófanes en Las ranas, llevaban
tales ram a s c u a n d o se dirig ía n a r e d a m a r a P er­
se Tone.
164 DOCUMENTACION

q u e d escrib í; su u n ió n m e n á d ic a .,e< U n t r a t a ­
m ie n to lite r a rio d e ta l m a te rn id a d trá g ic a
p u e d e v erse en la p r e s e n ta c ió n q u e h a c e E u rí­
p id e s d e A gave, la h e rm a n a d e S em e le, e n
L a s b a ca n tes, c u a n d o e lla r e to r n a d e la e n lo ­
q u e c id a c a c e ría c o n la ca b eza d e su h ijo en
la s m a n o s y se in c o rp o ra al jo lg o rio co n el
o tr o g ru p o du m é n a d e s , q u e no tie n e n u n
p a r e n te s c o de c o n s a n g u in id a d co n el d io s .10*
E s ta s c a ra c te riz a c io n e s m e n á d ic a s p u e d e n
v erse en n u m e ro s a s v a s ija s g rie g a s, d o n d e
la s m u je r e s co s e c h a n al d io s n iñ o o d a n z a n
e n to r n o a su ca b eza, q u e c re c e d e la tie r ra
e n tr e o tr a s p la n ta s . E n u n v aso , la s m é n a d e s
u tiliz a n d ire c ta m e n te m a n o s d e m o r te r o p a r a
a t a c a r a O rfco , q u ie n e n c ie rto s a s p e c to s es
a n á lo g o a D io n iso s; se d ec ía q u e, u n a vez
d e c a p ita d o , s u c a b e z a te n ía v irtu d e s p ro fe ti­
c e s .I0* C on fre c u e n c ia la s v a s ija s m u e s tra n

101 Himno homérico, 1.21. etc.


Iúi En la obra, los dos grupos en jolgorio: los
extranjeros, beatíficos asiáticos, y los tebanos sin­
vergüenzas. deben paradójicamente unir los aspec­
tos duales de sus experiencias con el dios, en una
sola banda orgiástica, al final de la tragedia (1167).
,Λλ Una hydria procedente de Ñola, Archaologische
Zeitung, núm. 26, 1888, pp. 3-5, lám. 3 (= ilustra­
ción núm. 5 en Roscher, s.v. Orfco): Orfeo atacado
por una m ujer tracia con un mortero, en presencia
de un sátiro. Las pinturas de otros vasos muestran
su profctica cabeza, que también aparecía en la
tragedia Las basdrtdes, de Esquilo.
DOCUMENTACION 165

ta m b ié n a la s m é n a d e s en c o m p a ñ ía de] d io s
a d u lto , a veces c o ro n a d o co n c á p s u la s de
o p io ; o b ie n e x p e rim e n ta n d o la p o s e s ió n
e ró tic a al tra v é s d e la s la sc iv as p ro p o s ic io n e s
d e lo s itifá lic o s s á tir o s d el d io s. O tra s veces
e lla s d a n z a n , im ita n d o a v e s, lo c u a l r e p r e ­
s e n ta la id e n tid a d a n im a d a y el a r r e b a to de
la d ro g a .Iúa
C o n ta m o s c o n u n a m e n c ió n e sp e c ífic a de
ta le s p ro c e d im ie n to s r itu a le s , c e le b ra d o s en
A grai, en la s lla m a d a s "a c c io n e s m im é tic a s
s o b re la h is to r ia d e D io n iso s" q u e , s e g ú n se
d ice, se re p r e s e n ta b a n en el c o to de ca za q u e
h a b ía en las f a ld a s de] H im e to : u n a m o n ta ñ a
s in á rb o le s ni a n im a le s p e ro c é le b re en la
A n tig ü e d a d , c o m o hoy en d ía , p o r s u a b u n ­
d a n c ia d e h ie r b a s .ie"

TR IPTOLEM O Y LOS M ISTERIOS MAYORES

Así, n o d eb e s o r p re n d e rn o s q u e D e m é te r, a
su lle g a d a a E le u sis, re c h a z a ra la c o p a de
v in o tin to q u e s u h u é s p e d a le o fre c ía , p u e s el
101 A. D. Trendall, Frühitaliotische Vasen, lám. 24:
Dionisos, como Agree, el "cazador”, atendido por
ménades y coronado con cápsulas de adormidera.
Amphora ática de figuras rojas, de hacia 470
a.c., Boston Museum of Fine A ns, núm. 01.8028:
ménade danzando y sátiro que toca la flauta.
,MC7 el apartado Sobre Dionisos en Eleusis,
páginas 213 ss.
166 DOCUMENTACION

d o lo r p o r s u h ija d e s a p a re c id a , P e rsé fo n e , no
le p e r m itir ía p a r tic ip a r d e l c u e rp o d el r a p ­
to r .110 E n c a m b io , e lla p ro p u s o u n a cla se d i­
fe r e n te d e c o m u n ió n , la d e l s a g ra d o ky ka a n .
E! h im n o h o m é ric o , n u e s tra m á s p r im itiv a
fu e n te lite r a r ia s o b re E le u sis, p r e s e n ta el m ito
s a g ra d o , q u e c u lm in a c o n la in s titu c ió n de
lo s m iste rio s m a y o res. La h is to r ia c o n s ta
d e tr e s p a rte s . La p r im e ra n a r r a el r a p t o de
P e rs é fo n e m ie n tra s c o rla b a la p la n ta b u lb o s a
en c o m p a ñ ía d e las h ija s d e O céan o , u n a
in d ic a c ió n te m á tic a d el v ia je in m in e n te q u e
la lle v a rá al tra v é s d e l a g u a al re in o c ló n i­
co , u n v ia je s in ó n im o d e la m u e r te d e su
id e n tid a d a n t e r io r c o m o d o n c e lla . D esde el
p u n to d e v is ta p sico ló g ico to d o m a trim o n io
es u n a m u e rte , p e ro en s o c ie d a d e s m ás r í ­
g id a m e n te e s tr u c tu r a d a s q u e la n u e s tr a Id
d o n c e lla e r a lite ra lm e n te re le v a d a d e su pa-

" A L o m i s m o s u c e d o c o n las Orinas, q u e perso­


nificaban las antiguas exigencias clónicas del d e ­
recho m a t e r n o v n o ofrecían vino en los sacrifi­
cios. E n Edipo en Colono, d e Sófocles, c u a n d o el
protagonista, nacido en invierno (Aristófanes, Í a s
ranas. 1190) y concebido durante u n a borrachera,
ca s a d o c o n su propia ma d r e , se a p r o x i m a al lugar
de su muerte, u n a m u e r t e en la q u e h a y cienos
d ó m e n l o s de los misterios clcusinos (Ι663Ί666), el
poeta exalta .su sobriedad (100) en el m o m e n t o en
q u e F.dipo entra al bosquccillu de las Urinas, d o n d e
su ceguera mortal terminará t o n u n a visión final
mientras c a m i n a hacia la entrada d d otro m u n d o .
DOCUMENTACIÓN 167

p d y s u s a c tiv id a d e s a n te r io r e s al p a s a r a
la c a u tiv id a d d e su nu ev o g u a r d iá n ." 1
C o m o se c re ía q u e O céan o r o d e a b a el m u n ­
d o h a b ita d o , cl y su s h ija s s e ñ a la b a n la ú ltim a
f r o n te r a , m á s a llá de la cu a l se e x te n d ía el
o tr o m u n d o . E n la lite r a tu r a grie g a a b u n d a n
los e je m p lo s en q u e el v ia je p o r a g u a se
re la c io n a c o n el tr á n s ito a o tr o m u n d o . El
d e s p o s o rio d e la d o n c e lla c o n la m u e rte es
el p r e lim in a r p a ra el v ia je a T ro y a en las
tra g e d ia s d e E u ríp id e s s o b re Ifig e n ia , asi
co m o la m u e rte s im ila r d e P o lix e n a, so b re
la tu m b a d e A q u ile s, es p re c is a p a ra q u e se
alce el v ie n to q u e lle v a rá a la s tro y a n a s de
re g re s o a G recia , p a r a su c a u tiv id a d a m a ­
n o s e x tr a n je r a s , en H écu b a . Un e je m p lo m ás
in tr in c a d o es el q u e o c u r r e en L a s tra q u i-
nitis, de S ó fo cle s: D ey an ira , h ija d e E n e o , el
" fa b r ic a n te de v in o 1', es c o r te ja d a p o r u n río
o p o r c r ia tu r a s en u n rio ; a u n q u e H e ra c le s ,
s u m a rid o , la h a re s c a ta d o do.s veces, olla
m a n tie n e u n a te m e ro s a a m b ig ü e d a d re s p e c to
a su p ap e l c o m o m u je r, v en u n in te n to p o r
r e c u p e r a r el a fe c to de H e ra c le s e x p e rim e n ta
c o n u n a d ro g a c u y o s e fe c to s no co n o c e y
q u e a d q u ir ió e n s u n u ch e de b oda*, só lo p a ra
i n C. Kcrcnvi y C. .Hiny. lîxsays ou a Sita res of
M víluíloay The Myth of the Divine Child <nul the
Mysteries of Eh'usis. N u e v a York. 1949, cit.. tra­
ducido de 1a edición a l e m a n a de 1941; S. P o m e r o y ,
W h o r e s , ll'nvi, a n d SU ivvs {Londres. 1975), 62-é5.
D O C U M E N T A C IÓ N

e n co n tra r que la destrucción que cJla ha cau­


sado de su com pañero es el com plem ento de
la destrucción q u e ella siem pre tem ió de él.
En Prom eteo encadenado, de E squilo, inm e­
diatam ente antes de d escen d er al Hades el
h éroe es visitado, m ien tras se en cu en tra en
cadenas, por O céano y las hijas de este, en el
últim o extrem o del m undo; y la presencia
de tales visitantes nuevam ente sugiere un ám ­
bito herbario, ya que el fuego que Prom eteo
robó a Zeus es descrito m etafóricam ente lo
m ism o com o u n a flo r que como una droga,
el origen de toda la ciencia de los h o m b re s ;112
un hu rto que, a la m anera de un herbolario,
ocultó en una vara de cáñ am o hueca, tras
engañar al dios m ediante un sub terfu g io re a ­
lizado en un lugar llam ado A dorm idera o Me-
kone
T ras el viaje de Perséfone al través del
agua, en el him no hom érico se describen dos
diferentes respuestas a su rap to . P rim ero
D em éter, con el anhelo de una estasis que
an u laría la posibilidad de perder algún día
nuevam ente a su h ija, in ten ta co n v ertir en
inm ortal a uno de los principes eleusinos.
Cuando esto fracasa. D em éter enseña el
m isterio de la m o rtalid ad y del re n a ce r a Trip­
tolem o. que es o tro de los príncipes eleusi­
n* Esquilo. Prometeo encadenada, 7, 473 s.t, etc.
11'Hesiodo. Teogonia, 536.
DOCUMENTACION 169

n o s, y seg ú n a lg u n a s v e rs io n e s h e rm a n o del
p rim e r o .1,4
La id e n tid a d p re c is a d e T rip tó le m o e r a p a r ­
te d el s e c re to c le u s in o , y P a u s a n ia s el v ia je ro
nos c u e n ta c ó m o e r a s u in te n c ió n e s c r ib ir
m ás a c e rc a de la s d ife re n te s v e rs io n e s s o b re
el o rig e n de T rip tó le m o , c u a n d o u n a v isió n
q ue tu v o en u n s u e ñ o le a d v irtió q u e no
d ije ra m á s.” " F u e T r ip tó le m o q u ie n p rim e ro
s e m b ró g r a n o p a r a c u ltiv a rlo , v ia ja n d o de
un c o n fín a o tr o d el m u n d o c n u n c a rr o v o ­
la d o r tir a d o p o r s e r p ie n te s .'** S u c re d o e ra
la s e m illa re n a c id a , la c e b a d a o a lp h i, p a la b ra
que p u e d e r e m o n ta rs e a u n a c o n ju n c ió n f o r ­
m u la ria en in d o e u ro p e o p a r a los a lim e n to s
c u ltiv a d o s cn o p o s ic ió n a los n a tu ra le s : m eli;
e sto c : \ m ie l.’17 L a c e b a d a q u e se e m p le a b a
en la s c e re m o n ia s e le u s in a s e r a c u ltiv a d a e s­
p e c ia lm e n te en la lla n u ra R a ria n a y d e s g ra ­
n ad a s o b re el su elo de T r ip tó le m o .'1® J u n to
con ag u a y g le c h o n e r a u n o d e los in g re d ie n ­
tes de la p ó c im a s a g ra d a .
Se h a in s in u a d o q u e el g le c h o n (o b lc ch o n )
era el a g e n te c n teo g d n ico a c tiv o en el k v *
•i« Pausanias, 1.13.2.

Pausanias, 1.14.3.
, | : C. Walking, Indo-European Studies, ii, 431 n.
19; 370 — Harvard Studies in Classical Philology,
num. 79, 1975, p. 182.
Pau&anias, 1.38.6.
170 DOCUMENTACION

k e o n ' 1* De o rd in a rio e s ta p la n ta se id e n ti­


fic a co m o p o lc o , M e n th a P u leg iu m , u n a m e n ­
ta c o n p ro p ie d a d e s en te o g é n ic a s lig eras. Tal
id e n tific a c ió n , sin e m b a rg o , n o p u e d e ser
to ta lm e n te firm e , ya q u e d u r a n te el p erío d o
c lá s ic o v a ria s p la n ta s re c ib ía n el n o m b re de
blechon.'*'' T a m p o c o h a b ía n in g ú n s e c re to res­
p e c to al b lc ch o n , p u es se h a b la b a d e <11 a b ie r­
ta m e n te , en o c a sio n e s de tal m a n e ra que
h a b r ía l i b a d o a s e r u n a b la sfe m ia . E n A ris­
tó fa n e s lo e n c o n tra m o s e n u n a p ó c im a a f r o ­
d is ía c a 1,1 y c o m o u n a m e tá fo ra o b s c e n a p ara
re f e rir s e al v ello p ú b ic o d e u n a m u je r .1” S e­
g ú n la f ó r m u la in d o e u ro p e a p a ra la poción
r itu a l, d eb e s e r sim p le m e n te la p la n ta n a tu ­
ral en la m ix tu ra de c e b a d a , y n o el in g re­
d ie n te sa g ra d o . S u s im b o lo g ía en el herbolis·
m o g rie g o ju s tific a a ú n m á s su in c lu s ió n en
Jl- Kerenyi, lîlett&is, apendice 1.
*** TeolVasto, Historia plantarum, 9.16.1-3; Plinio
Historia uatitralis, 20.156.
E n La paz. de Aristófanes, q u e es u n a parodia
d o la resurrección do la doncella. Trigoo o "e!
h o m b r e de las iieccs.dc vino", está a pun t o de
abra/ar a su recién des p o s a d a O p o r a o “cosecha'
c u a n d o a d v i e n e q u e no tiene erección; H e r m e s
q m - 1<: hj a y u d a d o a e x h u m a r a O pora de la tierra, le
aconseja beber un “kykcon de Mechón" (712). La
referencia a la poción c l e u s m a seria inequívoca cr.
este contexto. C¡ l.ns gji/has afrodisiacas de "bul­
bos" e n Im asamblea tic iwi/cjys (1091-1092). de
Aristófiincs.
'■· Aristófanes, Li\istruui. 87-J59.
DOCUMENTACION 171

cl k y k e o n , p u es, al ig u a l q u e to d a s la s p la n ta s
¡a ro m á tic a s , te n ía u n a c o n n o ta c ió n d e s e x u a ­
lidad ilíc ita , y a q u e ta l e r a la m a te ria co n
I que se p r e p a r a b a n los p e rfu m e s y lo s u n g ü e n ­
to s.11=3 Así, el b le c h o n e r a ta n to u n a fro d isia c o
com o u n a b o r tiv o .” * y a q u e ta le s a ro m a s r e ­
s u lta b a n m á s a p r o p ia d o s p a r a la c o rte s a n a
q ue p a r a la m u je r le g ítim a , m ie n tr a s lo s o lo ­
res ra n c io s s ig n ific a b a n la s o lid a rid a d de
m a d re s e h ija s cn el p a p e l m a rita l d e la
so cie d ad . E r a a s i c o m o la s m u je re s c e le b ra ­
b a n la c a s tid a d del m a tr im o n io y la in c o rp o ­
ració n d e su s h ija s a la v id a m a trim o n ia l cn
las te s m o fo ria s , u n fe stiv a l cn h o n o r d e De-
m e te r y P e rs é fo n e d e s p u é s d e su re u n ió n :
u n ta n d o s u s c u e rp o s y los le ch o s con u n a
h ie rb a d e o lo r r a n c io .'8* E n c a m b io , la p r e ­
sen cia d e b le c h o n en el b r e b a je e le u s in o
sig n ifica la n a tu r a le z a ilíc ita d el r a p to de P e r ­
séfone y el re c h a 20 d e D e m é te r a a p r o b a r tal
u n ió n c o n la m u e rte . S eg ú n la s tra d ic io n e s
c tn o b o tá n ic a s , la m e n ta (M en th a ) e ra la c o n ­
c u b in a de H a d e s, d e s c u a rtiz a d a p o r P erscfo -
w 'C f M. Détienne, Les Jardins d’Adonis.
Dío&córidcs. Materia medica, 3.34.1, 2; Plinio,
Historia naturalis, 20.147; Hipócrates, Alimentaria,
2.54.4.
'--La plañía recibía cl n o m b r e d e agnos, el "árbol
casto", o Vitex Agnus-castus, relacionado co n la idea
de la castidad m u r c e d a u n retruécano c o n haznos.
■‘
casto, sanio". P a r a referendas, cf Liddell-Scotl.
(JrcekEngiish Lexicon.
172 D O C U M E N T A C IO N

ne, la esposa celosa. Se decía así m ism o que


D em ctcr m ostró su repugnancia p o r la unión
ilícita m achacando a M enta con los pies o
condenándola a esterilidad p crp etu a.,‘u Ade­
más, una objeción final al polco com o la
sustancia em b riag an te sagrada debe se r su
gran suavidad, pues es dem asiado ligero como
p a ra haber ju stificad o los peligros del uso
profano.
Las dos segundas partes del m ito eleusino
ap u n tan hacia una solución diferente, que in­
cluye el m isterio del origen de Triptólem o.
Después del trá n sito de Perséfone al H ades.
Dem éter llega a Eleusis p roclam ando que
tam bién ella fue rap tad a en C reta p or unos
piratas que la llevaron al través del agua. Las
diosas eleusinas form aban una p a re ja sag ra­
da, con frecuencia innom inada, cada una de
ellas relacionada con la otra como el pasado
con el futuro. Así pues, la tran sició n de Per-
séfonc al estad o m atrim onial parece exigir
que D em éter ab an d o n e dicha identidad, y p o r
eso ahora ella se disfraza com o una m ujer
que ha rebasado la edad en que puede ser
m adre. C uando se sienta ju n to al llam ado
Pozo de la D oncella, y tam bién Anthion, Pozo
Ovidio, Metamorfosis, 10.728; A rísiocles, Frag­
menta graneorum historicorum. 33, F 2 C, Jacoby;
e s to lius a A ristófanes, Pluto, 313; escolios a N ican­
dro. Alexipharmaca, 375; E st rabón. 8.3.14; O ppiano,
Haldittica, 3.486-97 : Pôliix, 6,68; Focio, s.v. m o u ha.
DOCUMENTACIÓN 173

de la F lo r ,lsr y llo ra p o r s u h ija q u e e s ta


en el o tr o m u n d o , s e p a ra d a d e ella p o r u n a
f ro n te ra a c u á tic a , D e m é te r es e n c o n tr a d a p o r
las h ija s c é lib e s d e la r e in a d e E le u s is , y c o n
el fa ls o n o m b re d e D os (o D o so ), la "dado*
ra " , se e m p ic a c o m o n o d riz a d el h ijo que
la m a d r e d e la s d o n c e lla s co n c ib ió en la
a n c ia n id a d . Al ig u a l q u e la s h ija s d e O céa­
no, e s ta s jó v e n e s ta m b ié n so n c r ia tu r a s a c u á ti­
cas, p u e s h a n v en id o a s a c a r a g u a d el p ozo; en
su c o m p a ñ ía , cu a l u n a n u e v a P e rs é fo n c ,
D em é ter p a s a a l p a la c io d e E le u s is , d o n d e
su p a p e l es el d e u n a n o d riz a . C u a n d o al
p rin c ip io co m e n z ó a fig u r a rs e q u e P e rsé fo n c
h ab ía d e s a p a re c id o , la b u s c ó ju n t o con la
d io sa H é c a te y a h o ra , en el p a p e l d e aya, es
de n u ev o co m o H é c a te , cu y a o c u p a c ió n pro-
to iíp ic a es la d e n o d riz a .13*
E s ta s s e m e ja n z a s co n H é c a te e ra n m u y im ­
p o rta n te s p a r a lo s m is te rio s e le u s in o s y p a ra
el s e c re to d e la id e n tid a d de T rip to le m o .
C u an d o P e rs é fo n e re g re s e d e l H a d e s , H é c a te
se c o n v e rtir á en s u c o m p a ñ e ra c o n s ta n te , in·
,aî Pausanias, I_39.1. El p o z o t a m b i é n recibía cl
n o m b r e de Kallichoron, cl “p o z o de h e r m o s a d a n ­
za'1; lo q u e se s u p o n e ser esta fuente p u e d e a ú n
« r visto h o y en día fuera d e la muralla del sa n ­
tuario, a u n lado d e la puerta. E s ahí d o n d e bailan
los iniciados, en la descripción q u e hace Eurípides
de la n o c h e de los misterios o n q u e ellos se p r e p a ­
ran para entrar al templo (Ion, 1074
·*· Hcsiodo, Teogonia, 450; E p i g r a m a homérico. 12.
174 DOCUMENTACION

c lu so c u a n d o c fc c tú c su s v ia jes p erió d ico s


d e id a y v u e lta co n el s e ñ o r d e la m u e rte,
T a n to P e rs é fo n e c o m o D em u ter so n H ccates,
p u es esa d io s a e s la te r c e ra q u e se u n e a
la s a g ra d a p a r e ja d e m a d re e h ij a y la com*
p le ta . A sí, e n é p o c a ta n re m o ta c o m o la se­
g u n d a m ita d d el sig lo v a.c ., H é c a te era
r e p r e s e n ta d a c o m o uno m u j e r c o n tre s cuer·
p o s .,ía Se d ec ía q u e H écate, c o m o P e rsé fo n c ,
e r a en re a lid a d h ija d e D em éter.*an La d o n c e ­
lla. al u n ir s e c o n la m u e rte , se c o n v e rtía en
u n a H é c a te ,111 u n a e s p o s a , c o m o e lla , de H a­
d e s, el s e ñ o r c tó n ic o .'” H é c a te re p re s e n ta
la e x p e rie n c ia c tó n ic a d e la fe m in id a d : el
m a tr im o n io co m o m u e rte ν la m a te rn id a d
c o m o la c o n c e p c ió n d e s d e la m u e rte , el a n ­
tig u o p o d e r relig io so d e la m u j e r a l tra v é s
d e su a c u e r d o s o b rc c o g e d n r c o n la s te rrib le s
fu e n te s m e ta fís ic a s d e la v id a . Así. en su
a s p e c to c ló n ic o p o d ía ta m b ié n D e m é te r ser
r e p r e s e n ta d a co m o u n a E rin ia , u n e s p ír itu
d e v en g a n za p o r la d o n c e lla d e s a p a re c id a .,:n
Al ig u a l q u e o tr a g ra n s o b e ra n a del infra-
m u n d o , la g o rg o n a M ed u sa, D em é ter, según
'S!| Pausanias. 2.30.2. C f el epíteto irin io rp h o s, o
"triforme", aplicado a B r i m o . q u e es u n a doble
de Hccate, en: Líeofrón, Alexandra, 1175.
nn Eurípides, Ion, 1048.
ni j ras sus esponsales c o n In muerte. Ifigcnia
deviene u n a Hecatc; Pausanias, 1.43.1.
1,2 Sófocles, /tuncuna, 1199, c o n los escolios.
m Pausanias. ÍJ5.4.
DOCUMENTACION 175

se d e c ía , se h a b ía a p a re a d o co n P o sc id ó n
q ue, b a jo la f o r m a d e u n g a ra ñ ó n , h a b ía e n ­
g e n d ra d o cn e lla u n a h ija q u e llev ab a u n n o m ­
b re s a g ra d o y o ir á c r i a tu r a q u e e r a u n c a b a ­
llo. E n F íg alia, D e m é te r re c ib ía el n o m b re
de M cla in a, " la n e g ra " , y la efig ie d e m a d e ra
cn q u e e r a v e n e ra d a la r e p r e s e n ta b a con
cab eza d e c a b a llo .” ' F u e ta m b ié n la e x p e ­
r ie n d a c tó n ic a lo q u e d io a la m u j e r su
p o d e r s o b re la s p la n ta s en la b r u je r ía . Así,
H écate e r a la h e c h ic e ra a rq u e tip ic a ; ,as y tr a s
la m o r ta l u n ió n d e la d o n c e lla c o n la flo r,
D em é ter, cn s u p ap e l de n o d riz a en el p a la c io
de E le u s is , p r o m e te p r o te g e r al h ijo d e la
re in a d e los e n c a n ta m ie n to s y del c o r te de
la p la n ta p o r la b a se del ta llo co n p ro p ó s ito s
m á g ico s.1' 0 Asi m ism o d e s d e e l p u n to de v ista
p sico ló g ico el p ap e l d e la n o d riz a d e b ió h a b e r
te n id o v in c u la c io n e s c tó n ic a s , p u e s el aya
de lech e p o r lo c o m ú n s e ría u n a m u j e r q u e
a c a b a b a d e p e r d e r a su p r o p io h ijo , p a ra
q u ie n c n p rin c ip io e ra la leche.
E l te m a d e la tra n s f o rm a c ió n tr ip le d e la
m u je r, a d e m á s , p u e d e e n c o n tr a rs e e x p re s a d o
con c la r id a d en la lite r a tu r a trá g ic a . H é c u b a .
la d o lie n te m a d r e de las tro y a n a s a g o n iz a n ­
tes, a p a re c e c o m o u n a E r in ia en la o b ra de
E u ríp id e s , H c c u b a (o H ú ka b e, en g rie g o ). E n
m Pausanias. í.25.5-7.
1:1·Eurípides. M edca, 394 ss.
1 H i m n o homérico, 2.227-30.
176 DOCUMENTACION

d ic h a tra g e d ia , la m u e rte d e la h ija n úbi:


d e H é c u b a s o b re la tu m b a d e A quiles y el
d e s c u b r im ie n to d e q u e s u o tr o h ijo h a sid o
a s e s in a d o p o r su h u é s p e d tr a c io , la tr a n s ­
f o rm a n : d e ja su p a p e l p asiv o c o m o m a te r
d o lo ro sa , co m o la r e c ip ic n d a r ía d el s u f rim ie n ­
to , y a s u m e e l d e su ag e n te a c tiv o , el q u e
lo in flig e. La a c c ió n v in d ic a d o ra e s e je c u ta d a
p o r H ek ab e y s u s iro y a n a s : la s d o n c e lla s que
h ay e n tr e ellas, q u e e s tá n s ie n d o ra p ta d a s de
su tie r r a n a ta l, p a s a n d e r a p ta d a s a r a p to ra s ,
p u e s lle v a n a l c a b o u n a s e d u c c ió n v io len ta
d e P o lim e s to r; la s m u je re s q u e , c o m o H e k a ­
b e, h a n s id o m a'dres, m a ta n a lo s h ijo s de
P o lim e s to r a n te su s p ro p io s o jo s y d e sp u é s
lo cieg an . E s te h o r r ib le d o m in io d e los do s
g ru p o s d e m u je re s q u e p re v ia m e n te s u fría n
fin a liz a en la tra g e d ia c o n la m u e r te in m i­
n e n te de H e k a b e , q u e se tr a n s f o r m a r á en
u n c a n d e H ad es, u n a E r in ia e n c o m p a ñ ía de
H e k a tc ( H é c a te ) . La s e m e ja n z a d e la e x p e ­
rie n c ia de H e k a b e c o n la d e H e k a te , a s í com o
u n re tr u é c a n o s o b re su s n o m b re s, ju s tific a n
e s ta tr a n s f o r m a c ió n . O b sé rv ese ta m b ié n q u e
en la tra g e d ia P o lim e s to r h a e s ta d o fu e r a en
la s m o n ta ñ a s , c a z a n d o , in m e d ia ta m e n te a n ­
tes d e e n t r a r a la tie n d a d e H e k a b e , de la
q u e s a ld r á c o n v e rtid o en u n a b e s tia : lo m is­
m o q u e P o n teo , el c a 2 a d o r c o n v e rtid o en la
p re s a .
E n la O re stía d a , d e E s q u ilo , ta m b ié n Cli*
D O C U M ENTA CIO N 177

tem nestra se tra n sfo rm a en un esp íritu de


venganza que dirige a una ja u ría de E rinias
para d a r caza y m a ta r a su esposo, quien
fue responsable de la m uerte de su h ija
doncella en una cerem onia nupcial sim ulada.
Así pues, tam bién D em éter descubre el te r­
cer estadio de la fem inidad, cuando su h ija
doncella pasa com o desposada al reino de
la m uerte. Como nodriza del h ijo ta rd ío de la
anciana reina de Eleusis, pone en p ráctica su
p rim era solución, la de la inm ortalidad, No
le proporciona alim entos o rd in ario s ni lo
a m am anta; en lugar de ello, d u ra n te el día
lo unge com o a un dios con la droga divina, la
am brosía, y m ientras lo sostiene co n tra su
pecho lo llena, no con n u trien te s hum anos
sino con su aliento. Por la noche lo coloca
sobre el fuego, en un rito de crem ación lS7 p o r
el que su carn e m ortal será consum ida. Aun­
que el niño m edra con tal rdgim en, lo q u e
la diosa hace con él se e n cu en tra m ás allá
de lo que la pobre m adre puede com prender.
Ella p ro testa y D em eter ju ra que ah o ra pl
niño deberá ser m ortal, au n q u e ten d rá el be-
,a: La cremación, a) igual que la inhumación, fue
practicada en Eleusis desde el período arcaico hasta
el clásico: cf Mylonas. Eleusis. 60-1. 128. Cf tam­
bién Las suplicantes, de Eurípides, una obra cuya
acción ocurre en el santuario eleusino y en cuya es­
cena final Euadne salía desde la muralla del tem­
plo a la pira en que arde el cadáver de su esposo.
17δ D O C U M E N T A C IO N

neficio de que su últim a hazaña sea una


m uerte heroica. En las tradiciones eleusinas
acerca del héroe H éraclès se hace hincapié
en este m ism o fracaso de la solución al tr a ­
vés de la inm ortalidad, pues tam bién H éra­
clès, p o r m edio de su iniciación, apren d e que
m o rir constituye un a rte su p erio r a la vida
eterna.
La iniciación de H eracles era un tem a fre­
cuente en el a rte fuñera rio .'^ Se decía que
habia sido iniciado tan to en los m isterios
m ayores *“ como en Agrai, donde la cerem o­
nia, según se proclam aba, había sido in sti­
tuida por el propio Eum olpo para p u rificar
al héroe de la locura que lo había a rra s tra d o
a d ar m u erte a su m u je r y a sus h ijo s."'' Las
dos fases de su iniciación aparecen en las
obras de a rte como una secuencia de episo­
dios que abarcan los acontecim ientos simbó*
licos en Agrai y en Eleusis. La secuencia
com ienza con los m isterios m enores: vemos
a E um olpo, el p rim er hierofante, q u e con una
m ano vierte vino sobre un puerco propicia­
torio, m ientras con la o tra sostiene una ban-
m C / la u r n a lla m a d a L o v a id ll, M u s e o N a z iu n a le
R o m a n o , R o m a ; el s a r c ó f a g o lla m a d o ele T o r r e
N o v a , P a la z z o S p a g n a , R o m o .
,r-· Jenofonte, Hetienica, 6.3.6; cf E uríp id es. Λα
locura de Héraclès. 613: Apolodoru, 2,5.12.
,,,n A p o lo d o ro . 2.5.12; D io d o ro S it u l o , 4.14: cucullos
a A r is tó fa n e s , Pluto, 1013.
DOCUMENTACION 179

d e ja c o n p la n ta s fu n g ifo rm e s . El c e rd o e ra
u n a o fre n d a a la s d io s a s d el u ltra m u n d o , y
en el a n im a l in m o la d o el in ic ia d o se o fre c ía
ai c u id a d o d e la s d e id a d e s . E n los m iste rio s
m a y o re s , H e ra c le s a p a re c e s e n ta d o , c u b ie rto
p o r u n v elo d e d u elo , e s p e ra n d o el re n a c i­
m ie n to q u e s im b o liz a el b ie ld o q u e s o b re
su ca b e z a .sostiene u n a s a c e rd o tis a ; a c o n ti­
n u a c ió n lo v e m o s re n a c id o en p re s e n c ia de
D cm c ter, q u e e s tá s e n ta d a en el c e sto , o k iste ,
del s a g ra d o rito e le u s in o . E s s ig n ific a tiv o q u e
c a d a u n o d e lo s e s ta d io s d e la in ic ia c ió n se
e n c u e n tr e re la c io n a d o c o n u n a p la n ta : los
m is te r io s m e n o re s con Jas p la n ta s cn la b a n ­
d e ja d el h ie ro f a n lc , y los m a y o re s co n el
g ra n o d el b ie ld o . P o r d e s g ra c ia , n in g u n a de
las d o s o b r a s e n q u e a p a re c e c o m p le ta la
s e c u e n c ia do la in ic ia c ió n d e H e ra c le s p o d ía n
s e r e x a m in a d a s cn el v e ra n o de ] 976, cu a n d o
G o rd o n W a sso n v is itó en R o m a los m u seo s
d o n d e se c o n s e rv a n . E n c o n s e c u e n c ia , no
b a s a r e m o s n u e s tro s a rg u m e n to s en ellas, a u n ­
q u e si d e b e m o s h a c e r n o ta r q u e s e ha c o n ­
s id e ra d o q u e lo s o b je to s e n las b a n d e ja s son
c á p s u la s de a d o r m id e r a . S in e m b a rp o , en u n a
d e la s re p re s e n ta c io n e s , la q u e se e n c u e n tra
en la u r n a lla m a d a L o v a telli, los ta llo s de las
p la n ta s — s eg ú n p u e d e a p re c ia rs e en fo to g r a ­
fía s— p a re c e n d e m a s ia d o g ru e s o s p a ra s e r
v e rd a d e ro s ta llo s, m ie n tra s cn el sa rc ó fa g o
d e T o r r e N ova la m ism a e s c e n a m u e s tr a tales
ISO DOCUMENTACION

o b je to s r e a lm e n te d e pie, s o b re los ta llo s, q u e


a h í su ven m á s a la m a n e ra d e e s tip e s . U no
p o d r ía s u p o n e r q u e los o b je to s q u e a p a re c e n
en las b a n d e ja s d e b ie ra n s e r lo s m ism o s, p e ro
sie m p re q u e d a la p o s ib ilid a d d e q u e no lo
s e a n y d e q u e , en ú ltim a in s ta n c ia , se tr a te
s im p le m e n te d e a lg u n a v a rie d a d de b o llo s.
E l s ig n ific a d o d e e s ta in ic ia c ió n d e H e r a ­
cles se d e s p re n d e c la r a m e n te d e la tra g e d ia
d e E u ríp id e s , La lo c u ra d e H éra clès, en la
q u e d o s v e rs io n e s de la p e rs o n a lid a d del p r o ­
ta g o n is ta , la h e ro ic a y la a n tih e r o ic a , a p a ­
re c e n en c o n flic to . El H e ra c le s h e ro ic o a c a b a
d e r e t o r n a r d el H a d e s, d e d o n d e h a tra íd o
co n s ig o al p e r r o C e rb e ro , en el ú ltim o de su s
tra b a jo s . E l H e ra c le s a n tih e ro ic o , sin e m b a r ­
go, en la p e rs o n a d el " h o m b re -lo b o " L icos,
r e tr o c e d e h a c ia el re in o c tó n ic o d e s u o rig e n ,
la tu m b a y la m u e rte . El H é ra c lè s h e ro ic o
se tr a n s f o r m a e n el a n tih e r o ic o c u a n d o q u e d a
e n v e n e n a d o co n la s to x in a s q u e h a b ía sub<
y u g a d o d u r a n te su fase h e ro ic a : el a c ó n ito
q u e llegó d el H a d e s co n e! ca n C e rb e ro y la
lo b a “ r a b ia " , la lo c u ra q u e c o n v ie rte a los
p e r r o s en lo b o s. L a o b ra p r e s e n ta e s ta m e ­
ta m o rfo s is c o m o el c o m p le m e n to p a ra d ó jic o
a la p e rs o n a h e ro ic a de H e ra c le s y le o to rg a
u n v a lo r e tic o , al m o s tr a r q u e el a m o r de
u n o s s e re s h u m a n o s p o r o tro s , en la in in te ­
rru m p id a c a d e n a d e la s g e n e ra c io n e s m o r t a ­
les, c o n s titu y e u n a r te s u p e r io r q u e la eter-
D O C U M E N T A C IÓ N 181

nidad privada de am o r que uniría a H eracles


con Zeus, su p ad re in m o rtal."
Este m isterio es lo que, en el him no hom é­
rico, D cm cter enseña p rim ero a Triptolem o.
La diosa ordena a la gente de Eleusis que
construya el santu ario elcusino. Allí se ins­
tala y ju ra que si su h ija ha de m o rir, en ­
tonces todo lo dem ás deberá u nirse a ella en
la m uerte, m ediante una plaga de esterilid ad
que c u b re a todas las p lan tas de la Tierra
y provoca ham bre. Las deidades celestiales
im p loran a D em éter que d eje Eleusis y re­
nuncie a sus intenciones cló n icas com o una
diosa de la m uerte, pues tam bién ella es u na di­
vinidad celeste y com o a tal le corresponde
una vida eterna. Los dioses tem en q u e la
hum anidad p ro n to quede e x tin ta y todos ios
hom bres se encuentren en el H ades; sí tal
cosa aconteciese, el delicado equilibrio en­
tre los m undos ctónico y celestial q u ed aría
ro to y no h abría un ser hum ano para h o n ra r
a los dioses del cielo. D em éter cede sólo
cuando Zeus acepta enviar de regreso a Per­
séfone. A la m anera de una m énade en su
tra n sp o rte de alegría, D em éter se reúne con
su h ija pero descubre que, al igual q u e la
tierra en que ha estado, Perséfone ha acep­
tado unas cuantas sem illas ÿ p o r lo tan to
, u Cf Ruck. “Duality and ihc Madness of Hera·
klo.s“, Arethusa, mini. 9/1. 1976. pp. 53-75.
182 DOCUMENTACION

p e rte n e c e a a m b a s m u n d o s , e s tá o b lig a d a a
r e g re s a r, seg ú n el p a s o de la s e s ta c io n e s , al
re in o d e la m u e rte d o n d e g o b ie rn a su m a ­
rid o . D e m é te r c o n s ie n te e s ta s e p a ra c ió n r e ­
c u r r e n te al p ro v o c a r q u e el g ra n o , q u e ha
p e rm a n e c id o in f e r til e n el s e n o d e la tie rra
en la lla n u ra R a ria n a , g e rm in e y c re z c a h a s ta
lle g a r al tie m p o d e la c o se c h a , c u a n d o la
se m illa o n d e a rá en el a ire ce lestial.

E l . M IJO DE LAS DOS DIOSAS

El c r e c im ie n to d el g ra n o s e m b ra d o h a s ta m a ­
d u r a r es el s ím b o lo c le u s in o d e la r e s u r r e c ­
c ió n . La c o s e c h a e s el n iñ o e n g e n d ra d o en
el o tr o m u n d o .
Al lle g a r al c lím a x d e la v isió n elc u sin a ,
el h ie ro fa n tc , a c o m p a ñ a d o p o r u n in s tr u m e n ­
to d e p e rc u s ió n q u e im ita b a el so n id o del
tr u e n o en la tie r ra , e n to n a b a s o le m n e m e n te
el g ra n r e f r á n : "L a S e ñ o ra B rim o h a d a d o
a lu z aJ S e ñ o r B rim o s'V * ' y los in ic ia d o s, co n
u n a re p e n tin a m u d a n z a d e e m o c io n e s ,3iS veían
a P e rs é fo n e con s u h ijo , e n v u e lta en u n g ra n
re s p la n d o r, p u e s B rim o y B rim o s sig n ific a ­
b a n lo s P o d e ro s o s o los T e rrib le s . E ra B rim o
la re in a de la m u e rte , a un m is m o tiem p o
M * S a n Hipólito, R e fu ta d o omnium haeresitun, 5.Í.
11:1 Ternisión, chatio po r Esioüuo, FlorHef>iunt,
120.28
DOCUMENTACIÓN 183

P e rs é fo n e y H é c a te ,H4 tr iu n f a d o r a s o b re la
e x p e rie n c ia c ló n ic a de la fe m in id a d al c o n ­
c e b ir u n h ijo d el s e ñ o r d e ia m u e rte , co n
lo c u a l c o n v e rtía a l d e s tr u c to r e n el s a lv a ­
d o r d e ella m is m a y d e la h u m a n id a d . E ste
h ijo s e lla m a b a B rim o s, p e ro te n ía o tro s
n o m b re s.
En el h im n o h o m é ric o e s lla m a d o P lo u tu s
(P iu lo ) , la riq u e z a q u e la V isión d e E le u s is
a s e g u r a b a a lo s in ic ia d o s co m o su a lb e rg u e ,
p u e s ta n f a m ilia r se to m a b a la m u e r te q u e
su p r e s e n c ia a m is to s a m a n te n ía un a p r o s ­
p e r id a d c o n s ta n te , b r o ta n d o del s a lu d a b le
a c u e r d o e n tr e la v id a y s u s fu e n te s c n la
m u e r te .10 En P iu lo (o La riq u eza ), d e A ris­
tó fa n e s , m ie n tr a s el d io s e n tr a a c a s a de
alg u ien ; el c o ro d a n z a u n a p a ro d ia o b sc e n a
de la p re p a r a c ió n de la s a g ra d a p ó c im a e m ­
b ria g a d o r a , utilizando su s c u e rp o s co m o m o r ­
te ro y m a n o d e m o r te r o .ue P lu to e s u n si-

lH Apolonio de Rodas, 3.861-2: Brimo es llamada


kourotrophos, como la Hécate nodriza, y lambicn
"reina entro la gente de! ultramundo", Perséfone. Cf
lambicn el fragmento órfico 31 (Kern); Luciano.
Necromaulia, 20.
Himno homürico, 2.480-9. Sin embargo, Mylo-
nas se queda con un concepto alegórico extremada­
mente estrecho del nacimiento de Pluto o “la
riqueza” como "las recompensas de un cultivo exi­
toso de la tierra" (Eleusis, p. 18).
Aristófanes, Pinto, 290-321. Cf también Elcara,
de Euripides, donde la "doncella" Electra es casada
184 D O C U M E N T A C IO N

nónim o de PIutón,m p alabra que Platón


derivaba de la idea de que la riqueza brota
de la tie rra .1** En Antigona, de Sófocles, Pluto
aparece m encionado ju n to con H écate com o
una deidad de los rito s fúnebres,14® y en
Alccstcs, de E urípides, su nom bre es c lara­
m ente un e p íteto de H ades.1'· Una fuente ta r­
día consigna el nom bre de Plutonis p a ra su
reina, Perséfone.r,s Una e n trad a al o tro m un­
do podía ser llam ada un Plutonion,152 y en
E leusis, dentro del recin to sagrado, había
en realidad una caverna llam ada así, en cuyo
in te rio r se encontraba un tem plo consagrado
a Pluto. En las tradiciones órficas esta cueva
era específicam ente llam ada una p u erta al
con u n c am pesino de noble condición a u n q u e m uy
pobre; cuando c uenta con los m edios p a ra e n ri­
q u e c er su m uy h o sp ita la rio dom icilio, d e m an era
que p ueda ce le b rarse un jolgorio con el auxilio de
un vino especial de las m ontañas, E le ctra finge
d a r a luz u n niño en H ades, y en consecuencia
es rediviva con un nuevo co m p a ñ e ru llam ad o
Pílades, o la “p u e rta de H a d e s”, m ie n tra s su an·
liguo esposo a d v ie rte su capacidad la te n te d e se r
H ades, Jogrando a c u m u la r riquezas en la tie rra
n atal de Pilades.
Sófocles, frag. 273; A ristófanes, Pluto, 727,
Platón, Craiilo. 403 a.
14·'Sófocles, Antigona, 1199-1200.
1 · E urípides. Alcestes, 360.
1,1 O ráculo c ita d o en Phlegon T rallian u s; Jo sefo ,
frag. 36.10.
’ ! E s tra b ó n , S.4.S, 13.4.14.
DOCUMENTACION 185

H ades.,ss Además, un gran núm ero de vasijas


m uestran el regreso de Perséfone, a m enudo
rodeada de p lantas y llevando en las m anos
un niño o una cornucopia, com o sím bolo de
riqueza .114 No cabe d u d a alg u n a de que la
m uerte bajo la form a de Pluto nació en
Eleusis com o una analogía de la espiga.
En vista de que D em éter y Perséfone tie­
nen los m ism os poderes ctónicos y se encuen­
tran unidas en la figura trip le de H écate, no
debe so rprenderno s que tam bién de D cm étcr
se dije ra que había dado a b a Pluto. El
m ito tiene una im p o rtan cia obvia en relación
con la n aturaleza enteogénica de la pócim a
ritual. Según re la ta n H om ero y Hesíodo, en
un banquete con los dioses D em éter se em ­
briagó con nekíar, el b reb aje divino, y salió
a pascar p o r un cam po a rad o tres veces, en
Creta; allí se ayu n tó con Iasión y concibió
a P lu to .112 El nom bre de Iasión significa que
es un hom bre que conoce las drogas. R esulta
claro que tam bién D em éter tuvo una expe­
riencia con el am an te de Perséfone, en un
ám bito herbolario.
Asi m ism o de Iaccos se decía que era hijo
1 M H i m n o ¿rfico. 19.12 ss < K c m ) .
l'« Para fotografías c interpretaciones de estos va­
sos, c f C. Bcrard, Anodoi: E ssai su r l'im agerie des
passages chihoniens. Institut Suisse de R o m e . 1974.
,V! H o m e r o , Odisea, 5.I25-I28; Hesiodo, Teogonia.
969-974. t
186 DOCUMENTACION

ta m o d e h e r s é f o n e ,M c o m o d e D e m é te r.1·" Se
tr a ta d e o tr a m a n ife s ta c ió n de H a d e s , una
h ip ó s ta s ís c ló n ic a d el p ro p io D io n iso s.’’* E ra
él q u ie n e n c a b e z a b a a los in ic ia d o s e n los
m is te r io s m ayores,, p u e s en s u p e rs o n o el
r a p t o r d e A grai se h a b ía v u e lto fa m ilia r \
h a b ía d ev e n id o u n s a lv a d o r co m o P luto. l a i ­
c o s c o n s titu ía el a s p e c to r e d e n to r d e Dio-
niso.s. E n L as ranas, d e A ris tó fa n e s , D ionisos
se e n c u e n tr a con esa o tr a id e n tid a d d e si
m ism o en el H ad es, d e s p u é s d e h a b e r c r u ­
za d o , re m a n d o e n tr e g e s to s o b scen o s, el p a n ­
ta n o q u e s e p a ra los d o s re in o s .5” E n vista
d e q u e el a m a n te y el h ijo no son s in o dos
1 M Escolios a Aristófanes, Las ranas, 324: escolios
a Eurípides, Las troyanas, 1230; escolios a Euripi­
des. Orestes, 964; c/ Hesiquio, Suidas. Etymologi
cum magnum.
l5í Escolios a Aristides, 3.643; D i o d o r o Siculo
3.64.1; Lucrecio, 4.1160; cf Suidas, Focio.
r-* Escolios a Aristófanes, Las ranas, 324: el esco­
liasta anota q u e en el festival de las lencas, en
h o n o r de Dionisos, el portador de la antorcha
alzaba ia tea c invocaba al dios, mientras quienes
lo a c o m p a ñ a b a n gritaban: “lacros de Semclc. otor-
g a d o r de Pluto" (esto es. de plotitos o riqueza). La
cita precisa de u n a exclamación ritual d e b e ser,
auténtica y, p o r lo tanto, n o procederá de una
fuente (ardía. C o m o hijo de Semele, Iaccos debe
claramente ser Dionisos, q u e era su única criatu­
ra; es él quien, c o m o Hades, h a concebido a Pluto,
es decir, a sí m i s m o , e n u n a personificación re­
dentora.
1WAristófanes, Las ranas, 340 ss.
D O C U M E N T A C IÓ N 187

aspectos de la mism a Figura, B rim o concibió


óc firim os a su h ijo Brim os. Así tam bién de
laccos se decía que el era su p ro p io hijo.'*0
Con el e p íteto de Zagrco, este hijo, lo m is­
mo de Perséfone que de D em éter, era llam ado
el G ran C azador:1'”' la c ria tu ra vegetal que
solía se r cazada una vez llegada al papel de
su m adurez como am ante. Una m etam orfosis
relacionada con ésta puede observarse en va­
rias tragedias, donde el cazador, para su d es­
gracia, se convierte en la presa, en un con­
texto m enádico, conform e el papel p atético
de la figura fem enina deviene activo y ella
eje rc e el poder de su reinado sobre la m uer­
te.1” A unque Zagrco llegó a verse envuelto
en la m etáfora de tales cacerías p o r causa
de la etim ología que los griegos veían en su
nom bre, es m uy pro b ab le q u e la parte inicial
de esa palabra no co rresponda a la idea in­
tensiva de “g ran ", sino que se derive de zeia
Hscolios a A ristides. 3,64$.
141 Alcm conis. íraj?. 3; E urípides, frag. 472.1 f ; Ca­
lim aco, frni'. 17Í; Nonnos, Dionysiaca, 10.294; A ris­
tófanes, frag. 2 28 .
'r : Cf Las bacantes, de E urípides, donde la tra n s ­
fo rm ació n de P cntco en el d e sm e m b ra d o o b je to de
la c a ce ría sucede ex a cta m e n te e n la m ism a vega
do n d e su p rim o A eteón fue d e s p e d r a d o p o r su s
pro p io s p e rro s, com o consecuencia de la m aldición
de su m ad re (337 ss. 434 ss, 450, 731 SS, 129(1. O bsér­
vese tam b ién e ste tem a, d e la inversión del cazad o r
en presa, en las im pedías de E urípides, Hccuba
o Hipólito.
m DOCUMENTACIÓN

y o tr o s té r m in o s s im ila re s , c o n el sig n ificad o


d e "grano*'.·0 A quí de n u e v o n o s a p ro x im a ­
m o s al s e c r e to d e la id e n tid a d de T rip tó lc m o ,
p u e s seg ú n a lg u n a s tra d ic io n e s ta m b ié n él,
co m o P lu to , Iacc o s y Z agreo, e r a h ijo d e esa
p a r e ja d e m ú ltip le s n o m b re s q u e g o b e rn a b a
e n el o tr o m u n d o . E s im p o rta n te p a r a n o s ­
o tr o s e x a m in a r ta le s tra d ic io n e s.
S eg ú n el h im n o h o m é ric o , u n a m u je r lla ­
m a d a la m b e e n tre tu v o a D e m é te r en el p a ­
la c io d e E le u s is , h a c ie n d o r e í r a. la d o lie n te
d io s a m e d ia n te c h iste s ta l vez o b s c e n o s .,M4 Ei
p o e ta a f ir m a q u e a lg o s im ila r su c e d ía en
lo s m is te rio s ; al p a r e c e r se re fie re a los
in s u lto s o b sc e n o s q u e se p ro fe r ía n c o n tr a
los in ic ia d o s m ie n tra s c ru z a b a n el ú ltim o
l<:n L a etimología d e Zagreo c o m o el "Gran Ca­
zador" (cf Etym vlogicum gudianum, 22737) suele
ser puesta e n tela de juicio (cf, sin e m b a r g o , zagre,
q u e aparece glosada en Hesiquio c o m o u n a “t r a m ­
pa " para cazar fieras, u n a idea q u e tiene las c o n ­
notaciones adicionales de la "fosa sepulcral” o del
"foso para las ofrenda» clónicas"). El elemento
inicia) en Zagreo tal vez n o es el a u m entativo
dialectal dia¡ta, sino q u e d e b a relacionarse c o n la
raíz propia d o cierto tipo d e grano, zciaif zciaf zea
(cf en sánscrito yava, " g r a n o ”, posteriormente "ce­
bada"), raíz q u e t a m b i é n se encuentra en el ver b o
griego “vivir”, zao.
• " H i m n o homérico, 2.202 as. El n o m b r e de l a m b e
p u e d e evocar el m e t r o yámbico, o iambos, q u e
originalmente su utilizaba para la poesía o b scena
e injuriosa.
D O C U M E N T A C IÓ N 189

p u ente p a ra llegar a Eleusis. Las trad icio n es


órficas recogieron la versión de que T rip tó ­
lemo era h ijo de lam b e.,<s D ebido a las con­
notaciones sim bólicas del palacio eleusino, y
de las m adres y las doncellas que h abía en
su interior, ta l genealogía b a sta ría p a ra su ­
g erir p o r sí m ism a que T rip tó lem o era o tro
de los principes del infram u n d o ; sin em b ar­
go su m adre, lam be, fue identificada m ás
tarde con una enana obscena llam ada B aubo,
cuyo m arido e ra Dysaulcs, el In h o sp italario :
un e p íteto negativo p a ra el G ran H uésped
q ue e ra el señor de la m uerte. Así tam bién
B aubo era una H écate, en tan to q u e donce­
lla prom etida y m u je r de H ades.iei La propia
B aubo tenía un no m b re q u e significaba las
e n tra ñ a s, y en figurillas del siglo v a.C. p ro ­
cedentes del Asia M enor puede se r vista com o
una enana que tiene el ro stro en el vientre.
Se decía que las b rom as obscenas de B aubo
consistieron en revelar a D em éter que ella,
al igual que o tra Perséfone, tenía a laccos
creciendo en su seno,,0: u n a m anifestación de
un herm afroditism o sim bólico, alcanzado m e­
d iante la incorporació n del ra p to r al cuerpo
m ism o de B aubo bajo la fo rm a de h ijo u
h om brecito, y que p o r consiguiente negaba
la polarización de los sexos que había cau-
1M P ausanias. 1.13.3.
14,1 E. Abel, Orphicû, Leipzig, 18ÍS. p. 289.
ir-~ F rag m en tu órfico, 52 (K cm ),
190 DOCUMENTACION

sado la traum ática unión sag rad a. El nom bre


de Baubo, probablem ente relacionado con el
term ino baubon, o consolador, a p u n ta así
m ism o hacia su b isex u alid ad .'^ Estas tr a ­
diciones órficas no pueden utilizarse para
p ro b a r nada concluyente respecto a Eleusis,
aunque las dos religiones c o m p artan muchas
ideas. El credo órfico parece h a b er diferido
sobre lodo p o r el hincapié que hacía en la
pecam inosidad de la naturaleza corpórea del
hom bre, de la cual los m isterios redim ían a
los iniciados. En cam bio la religión eleusina
aspiraba sobre lodo a m an ten er un acuerdo
ritualizado e n tre esto m undo y el o tro , donde
se hallaban tanto sus orígenes com o su meta.
En cualquier caso, o tra s tradiciones no ó rfi­
cas tam bién dejan ver una genealogía clónica
p a ra T riptólem o. Se decía que e ra hijo de
R aros, de quien tom ó su nom bre la llanura
R arios o R arian a .lí0 Allí era donde vivía
B aubo con su esposo .170 T anto R aros como
Cf M . Dclcourt, Hermaphrodite: M yths and
Rites o f the Bisexual Figure in Classical Antiquity,
p. 31, Londres, 1961 (traducida d e la edición fran­
cesa de 1956).
Pausanias, 1.14.3.
s:,vC l c m c n t c de Alejandría. Protreplicus, 2.16-18.
B a u b o y Dysaules eran u n a m u j e r y su m a r i d o
aborígenes o autóctonos de Eleusis. F.n las tradi­
ciones órficas sus hijos, el v a q uero Triptólemo, el
Ovejero E u m o l p o y el porquerizo Eubuleo, estaban
cuida n d o sus rebaños c u a n d o la tierra se abrió
DOCUMENTACIÓN 191

la lla n u r a R a n o s (o R a ria n o ) so n p a la b ra s
in u s u a le s en g rieg o : el ú n ic o o tr o té rm in o en
e s ta le n g u a q u e co m ie n z a con u n a r h o no
a s p ir a d a e s ra ro s, p a la b r a q u e se e n c u e n tra
sólo en la s o b r a s d e g ra m á tic o s p rim itiv o s
que la g lo san c o n los s ig n ific a d o s d e v ie n tre ,
e m b rió n , feto a b o r ta d o , in fa n te y p o d e ro s o .'·5

para propiciar el rapto de la diosa, y E u b u l e o


perdió sus puercos, q u e cayeron po r la grieta. E u bu-
leu es el " h o m b r e de b u e n consejo y b u e n a volun­
tad", u n a personificación del “consejo" de Zeus,
q u e a p o y a el rapio por el q u e lanío la vida c o m o
la m u e r t e cobraron existencia. E n las represen-
lacioncs platicas E u b u l e o aparece presente durante
el secuestro, a u n q u e sin u n a participación activa,
ya q u e el era la versión benéfica dul propio Hades.
Olro h o m b r e de b u e n a voluntad era el hijo q u e
D e m é t e r tuvo de laslón. Eubuln. al parecer u n d o ­
ble de su único hijo Ploutos. Cf Kerenvi. Eleusis,
páginas 169-180. A u n q u e las historias sobre E u b u ­
leo provienen d e fuentes órficas, se trata de u n a
figura eleusina; íue representado c o m o u n apuesto
joven e n tina escultura, posiblemente de Praxiteles,
en el templo co n s a g r a d o a Pluto en la caverna
dentro del santuario ( M u s e o Arqueológico Nac i o ­
nal d e Atenas). E u b u l e o es claramente otra m a ­
nifestación de Dionisos, co n quien se le identifi­
caba en u n h i m n o órfico. O b sérvese l a m b i e n q u e
el t e m a del r o b o d e g a n a d o es formulario e n los
contextos indoeuropeos q u e se refieren a la droga
sagrada (cf B. Lincoln, “T h e In d o - E u r o p e a n Cattle-
Raiding Myth", H isto ry o f R eligions, n u m . 16, 1976.
pp, 42-65).
1:1 Para referencias, c f Liddell-Scott, G reck-E ngltsh
Lexicon.
192 DOCUMENTACION

En una tragedia ática del siglo v a.c. Triplo


lemo tenía un herm an o cuyo p ad re era
Poseidon .1:5 Ya que T riptolem o es el grane
redivivo, resulta apro p iad o que el aspectc
m ás oscuro de su identidad se vea expresado
b a jo la form a de un herm ano con un padre
clónico. En realidad, un h isto ria d o r prim itivo
declaró que el p ad re de Triptólem o era
Océano y que p o r lo ta n to él m ism o tenía
tal suerte de pro g en ito r.1” T riptólem o tenía un
h ijo que al p a re ce r re to m ó al m odelo dioni-
síaco, o patético, pues su nom bre era Krokon,
esto es, el hom bre de la flo r bulbosa k r o k o s ,
el prim ero que cruzó la fro n tera acuática para
vivir del o tro lado como consorte de la reina
eleusina S esara.i:< Según o tra s versiones, el
p ropio Triptólem o po d ría h a b er sido hijo de
dicha reina, ya que se decía que h abía nacido
de la m u je r ‘'em b riag ad a" del héroe eponim o
E leusinio .”5
Lo que ja m á s se nos dice es que T rip to le­
mo. al igual q u e todos los dem ás princi­
pes, e ra hijo de las diosas eleusinas. Su
iconografía parece sugerirlo así. En el gran
bajorrelieve eleusino del Musco N acional de
A tenas lo vemos com o el vastago divino cn
1:2 Pausanias, I.I4.3.
,;3Feréc¡des d e Syros, citado en Apolodoro, 1.5.2.
Panuasis, citado cn Apolodoro, 1.5.2.
,:sH i g m o , Fabulae, frag. 147; sobre Kothonea, c f
lo q u e dice Servio sobre Virgilio, Geórgicas , 1.19.
D O C U M E N T A C IÓ N m

la adolescencia, a un tiem po —en form a a m ­


bigua— el hijo y el am an te de las dos diosas
que lo a d o ra n .,ía 0 , en un vaso Ickythos, p o rta
la corona de su rango real, m ientras e stá de
pie frente a su reina Perséfone, que bien
p o dría ser tam bién D em éter.155 En o tra vasi­
ja, Perséfone puede verse sentada en el H a­
des, sosteniendo Jas espigas que serán su
redención.
La m isión prosclitizad o ra de T riptólem o es
firm em ente presen tad a como análoga a la
de Dionisos: uno y o tro viajan p o r el m undo
en carros alados que tiran serpientes, m ien­
tras difunden sus credos respectivos, del g ra ­
no y de la vid. El m en saje de Triptólem o es
el pacto final con la tierra al través del a rte
de la ag ricultura. C uando solicita la a u to ri­
zación de D em éter para p a rtir, Iaccos, que
es el a specto re d e n to r de Dionisos, está a
m enudo en presencia de Triptólem o. En una
copa sky p h o s ática, de figuras ro jas, que se
J-B E stela eleusina, de fines del siglo v a.c.. p ro ­
bab lem en te del tem plo de T rip tó lem o : D em éter
ofrece u n a espiga d o rad a (en la a c tu a lid a d p erd i­
da) a Triptólem o, e n presencia de Perséfone. M usco
N acional de A rqueología d e Atenas.
Lekyihos, M useo N acional de A rqueología de
Atenas, núm . 1754, 450*525 a.C.: T rip tó lem o c o ro ­
nado. c o n Perséfone o D em éter.
*** Vaso a rc a ico de fig u ra s n e g ra s, R oscher. s.v.
K ore, ilu stra c ió n 3: P erséfone, com o reina del m ujv
do s u b te rrá n e o , c o n te m p la el to rm e n to d e Sísifo.
194 D O C U M E N T A C IÓ N

en cu e n tra en el M usco B ritá n ic o /5* lo vemos


sen Lado en su carro de serpientes, llevando
en Ja m ano varias espigas, a p u n to de p a r­
tir en su misión, F íen te à él e stá de pie
D em éter y tras ella su h ija Perséfone, con
Ja m ano alzada hacia su velo en un gesto de
p udor propio de la recién desposada. A es­
paldas de Triptólem o se halla laccos, que
tam bién lleva espigas en la mano. El origen
c lónico de esta m etam orfosis hacia la vida
está indicado p o r Jas an to rch as m ísticas que
p o rta n ta n to laccos como Dem éter. Con la
o tra m ano, la diosa se dispone a escanciar
algún liquido en una vasija ancha -que sos­
tiene Triptólem o.
Los papeles am biguam ente doblados de
las figuras del m ito elcusino convierten a los
am antes redento res en herm anos y en vas­
tagos de la m adre, pues así ella se ap ro p ia
tam bién de la identidad del ra p to r y niega
el iraum a psicológico del e n cu en tro original
en Agrai. De nuevo el tem a se m anifiesta en
la lite ra tu ra trágica. Así Antigona, en la o b ra
de Sófocles, se une con su herm ano m uerto
en una unión consanguínea, un m atrim o n io
con H ades que es preferible a sus próxim as
nupcias con un hom bre de sangre d istin ta
a la suya, el h ijo de Creón. Maimón, cuyo
Skvphos á tic c de Figuras ro jas. 490-480 a,C.,
e n c o n tra d o cerca de Capua: T ripiélcm o con Jas
d io sa s clcusinas. M usco B ritánico.
DOCUMENTACION 195

n o m b re ( " s a n g r e 1') sirv e al p u e ta p a r a h a c e r


un re tru é c a n o ." 10 Del mism o m o d o e n Ifige-
)iia en T á u rid e, d e E u ríp id e s , la h e ro ín a es
re s c a ta d a d e la s c o n s e c u e n c ia s de su m a tr i­
monia co n la m u e rte p o r s u h e rm a n o O restes
y el in s e p a ra b le c o m p a ñ e ro d e é s te , q u e es
ta m b ié n el f u tu r o c o n s o rte d e la m u c h a c h a :
P ilad cs, e s to es, la P u e rta del H a d e s .1*1 E l
uu Sófocles, Anitgona: ios esponsales c o n Hades,
1204, 120Ξ, 12Û7, 1223-1225, 891-892: su h e r m a n o m u e r t o
c o m o "parentesco" sanguineo, 891 ss; el relrvié-
cano con el n o m b r e de H a i m ó n , 1175. L a o b r a pre­
sunta el reino de T e b a s del "gobernante” Crcón, en
discrepancia c o n el otro m u n d o ; los c a m i n o s entre
los do s h a n sido obstaculizados po r el decreto de
Creón. la esencia “fraternal" (192) d e su gobierno,
por m e d i o del cual intenta separar la sangre e m ­
parentada de los her m a n o s , a! excluir a u n o d e los
h e r m a n o s m u e r t o s del reino de Hades. Al fina] de
la obra, Antífona, M a i m ó n y Eurídice, la propia
esposa de Crcón, h a n todos elegido unirse a los
seres q u e a m a n e n el m e j o r de los reinos, bajo
el gobierno de las leves n o escritas de la religión.
Obsérvese q u e Eurídice, c u y o n o m b r e es el m i s m o
q u e el de la doncella raptada en el m i t o de Orfco,
estuvo antes casada c o n M e g a r e o (1303), el " h o m ­
bre de la c á m a r a mortuoria", co n quien ella regresa
ahora, ya q u e C r c ó n h a p r o b a d o ser el mortífero
al causar la m u e r t e del hijo de Eurídice.
1M Eurípides, lfif>£nia en Táuride: los esponsales
con la muerte, por los q u e Ifigenia llega a la tierra
dionisiaca del ''pueblo del toro" (cf 30), es u n ele­
m e n t o repetido (27, 216, .164-371, Í56-ÍS9, etcétera) y
el rescate por u n h e r m a n o es u n t e m a esencial, q u e
incluye el rescate simultaneo q u e A p olo hace de
196 DOCUMENTACION

te m a p u e d e s e r a d v e rtid o ig u a lm e n te en la:
d o s o b ra s s o b r e E le c tra , d o n d e Ja p r o ta g o ­
n is ta e s c a p a d e u n a e s te r ilid a d fo rz a d a , y de
u n p e n o so a v e c in d a m ic n to en el H ad es, m e r ­
ce d a la u n ió n con s u h e rm a n o y con el
s ile n c io s o c o m p a ñ e ro d e é s te , a ú n m á s som·
b r ío .Ifl-

Id e n t i f i c a c i ó n

L as tra d ic io n e s e le u s in a s q u e h e m o s e x a m i­
n a d o in d ic a n c la ra m e n te q u e los d o s niveles
d e lo s m is te rio s se h a lla b a n v in c u la d o s con
e l h e rb a lis m o en te o g é n ic o ; c a d a u n o de ellos
c o n u n a p la n ta re la c io n a d a c o n la o tr a , a la
m a n e r a d e u n h e rm a n o co n o tro , seg ú n una
su h e r m a n a Artemisa y la redención c o n c o m i t a n ­
te d u su propia voz profótica d e u n a cautividad
ctúnica (1234-1283).
185 Sófocles, Electra: Electra aparccc c o m o una
m u j e r c u y a capacidad para criar niños, al igual
q u e la de su prototipo mitológico Procntí, el rui­
señor, es autodestructiva; media n t e la unión con
su h e r m a n o , Electra escapa del reino de Hades,
al presentar a los habitantes do palacio a Orestcs, la
“criatura de la mo n t a ñ a " , q u e era m á s suyo q u e
de su madre, según ella declara, y p o r consiguiente
al intercambiar la capacidad autodestructiva m a ­
ternal c o n su madre, para quien el palacio se co n ­
vierte e n u n a t u m b a . Euripides. Electra: la unión
de Electra c o n su h e r m a n o N e v a a la arti m a ñ a de
fingir la crianza de u n a criatura po r m e d i o de la
cual ella destruye a la pareja real y escapa de
la casa d e Pluto. e m p o b r e c i d a (cf nota 146).
D O C U M E N T A C IÓ N 197

p auta que e q uilibrab a la destrucción con su


com plem ento. la redención de la vida y de la
sociedad hum anas al través de los medios
de la agricultura. Era el grano, recolectado ri­
tualm ente en la llan u ra R ariana, lo que rep re­
sentaba la m ediación final con la m o rtífera
y silvestre planta bulbosa que se cazaba en
Agrai. E sta s dos plantas, el bulbo invernal
y la toxina que se en co n trab a vinculada, ya
fuera física o sim bólicam ente, con la cebada
de Triptólem o, inducían las visiones y las
inefables experiencias que eran la esencia de
la iniciación eleusina.
Se creía que el grano cultivado, sím bolo
del pacto eleusino con las fuerzas del m u n ­
do ctónico, era d iferen te de o tra s p lan tas en
cuanto que fácilm ente regresaba a u n a va­
riedad m ás prim itiva si e ra cultivado im p ro ­
piam ente, en condiciones inadecuadas. Dicha
variedad prim itiva era el aira, la "cizañ a”, o
L olium te m u le n tu m .J9J La co nsideraban una
planta enteram ente silvestre ,8< que crecía en­
tre las m icses, al igual que o tra maleza o r­
dinaria en los cebadales que tam bién fi­
gura de m anera evidente en el com plejo
eleusino, Papaver rhoeast una ad o rm id era
cuya cápsula de sem illas se asem eja a la
granada en la form a y el color. Debemos ad-
··* T eo frasto, Historia planfantm, 2.4,1, 8.7.1, 8.8.3.
»*· ibid., 8.9.3.
íbid., 9.12.4.
198 DOCUMENTACIÓN

v e rtir que las ad o rm id eras constituyen un


m otivo frecuente cn la decoración elcusina;
p o r lo general aparecen con los cu atro pé­
talos duplicados para fo rm ar rosas de ocho
petalos, m ientras las rosas au tén ticas ten­
d ría n cinco pétalos o el doble. La cápsula
de ad o rm id era y la gran ad a m ism a eran sim ­
bólicas. lo mismo del rap to m arital que de
la fértil resurrección a p a rtir de la m u erte.1”
Sin em bargo, Lolium , p o r se r la cizaña entre
las mieses, no rep resen tab a sólo la recurrente
variedad prim ordial que asolaba los cultivos,
sino tam bién el delicado equilibrio que debe
ex istir entre el alim en to básico y el éxtasis
irracio nal que llevó a la doncella b ajo la
custodia de su señ o r clónico; pues Lolium
suele hallarse infestado p o r una excrecencia
fungoidea parásita: el cornezuelo, el escle-
rocio de C laviceps purpurea, el tizón, llam ado
en griego erysibc p o r una m etáfora sem ejan­
te. cn el m ism o sentido de u n a descom po­
sición rojiza. La cebada, el grano eleusino, se
consideraba especialm ente susceptible a esta
infección y con seguridad resu ltab a bien
claro cuán de continuo el grano cultivado
se veía am enazado p o r la infecciosa c o rru p ­
ción de la variedad m ás silvestre. La propia
, M Para u n coment a r i o sobre la a d o r m i d e r a v la
g r a nada cn o! s i m b o l i s m o eleusino, c j Kcronvi, F.lcu·
sis. pp. 130-144.
,ΛΪ Teofrasto, H istoria plantarum . 8.10.2, 8.8.3.
DOCUMENTACION 199

D em éter tenía el epíteto de Erysibc,18' como


si su don del gran o pudiese ex istir solam ente
a! travos de la aversión de ese aspecto de su
persona, m ás som brío, que era la a n títesis
del grano y de ella mism a.
Los griegos antiguos se hallaban p erfecta­
m ente al tanto de las p ropiedades enteogé-
nicas del aira. Ya que H ofm ann nos ha mos­
trado que por sí m ism o L olium n o posee
ninguna a ctividad farm acológica, estas añ ejas
tradiciones acerca del aira o thyaros, la “p lan ­
ta de la locura", como tam bién se la llam a­
b a , d e b e n enten d erse como reveladoras de
un conocim iento de las propiedades enteo-
génicas del p ropio cornezuelo. En opinión de
A ristóteles, por ejem plo, el aira era un som­
n ífero q u e provocaba u n a p esantez análoga
al efecto producido p o r algunos vinos.” 0 Po­
demos saber, sin em bargo, que el filósofo
hablaba del cornezuelo que bro tab a en el
aira, en G recia, pues T eo frastro nos dice que
el aira de Sicilia se d istinguía del de G recia
p o r carecer de tales propiedades cnt-*ogé-
n icas.191 Tam bién en latín contam os con un
testim onio específico de la actividad enteo-
írk Ltymolofiicunt audiamini, 210.25.
•••S eudo D ioseórides. Materia medica, 2.100, P a ra
la etim ología, cf F risk, Cricchtsches Etymologisches
Wdrtcrbuch.
,9a A ristóteles. De saniño. 456. b 29.
1,1 T e o fra sto , Historia plantarum, 8.8J.
200 D O C U M E N T A C IÓ N

génica de Lolium , pues en una com edia de


Plauto uno de los personajes le dice a o tro
que debe h a b er com ido cizaña, ya q u e ve
cosas que no e stán a llí." 1 Así m ism o Ovidio
m enciona el efecto de la p la n ta sobre la vis­
ta,’” y Plinio anota que el p an p rep arad o
con h arina contam in ad a con cizaña cau sab a
vértigo.,β4 Los agricultores griegos aco stu m ­
braban rem over el aira del grano cosechado
p o r m edio de una especie de tam iz, llam ado
airapinon o "beb ed o r de aira", p alabra que
al parecer era una m etáfo ra p o p u lar que d e­
signaba al borrach o intoxicado con aira, de
ojos hinchados.105 En tiem pos de los rom a­
nos, en Asia y en G recia los encargados de
los baños públicos solían enviar a casa a sus
clientes escandalosos drogándolos con vapo­
res de aira.1*0
Podem os supo n er que en Eleusis los ini­
ciados p articipab an de esta droga, que tan
a las claras am enazaba con extender su co­
rrupción de prim itivism o y posesión ctóni-
ca a p a rtir de la inservible ciñaza aira sobre
las mieses cultivadas de cebada, de las cuales
,#í Plauto, El soldado fanfarrónf 315-323.
1*3 Ovidio, Fasti, 1.691.
191 Plinio, Historia naturalis, 18.44.
1,i Hcsiquio- -C/ Ovidio, Fasti, 1,691. para el tér­
mino "oscurecido" con la acepción de tener la vista
dañada o alterada.
··* Plinio, Historia naturalis, 18.44.
DOCUMENTACION 201

dependía el su sten to de la h u m an idad . En


dicha com unión h ab rían co m p artid o la a n ti­
gua pasión de la m ad re tierra: su p érd id a
de la doncella y la inhum ación de la semi-
lia. M ientras los asp iran tes p asaban la noche
de los m isterios a rracim ad o s den tro de la
sala de iniciación, con el debido b o ato se
reclam aba que la vida fuera devuelta de su
cautiverio ctónico, y todos co m p artían la ale­
g ría de un re n a ce r que co n firm ab a el pacto
m etafísico con las fuentes de la vida en el
som brío reino de la m uerte. De tal acuerdo
dependía la c o ntin u id ad de toda la vida ci­
vilizada y de sus instituciones. D ebem os ha-
cer n o ta r, adem ás, que las propiedades obsté­
tricas del cornezuelo eran conocidas en la
A ntigüedad ie‘ y h ab rían p erm itid o u n a m a­
yor adecuación del uso de la droga en ese
festín de liberación. N u estra conclusión ace r­
ca del papel desem peñado p o r el aira o cry·
sibe en la cerem onia de los m isterio s, queda
re fo rja d a p o r Ja ausencia de esta p lan ta en
todo contexto m itológico: e sto puede consi­
d erarse resultado del tab ú eleusino, en vista
de que la o tra fu en te com ún de cornezuelo,
Paspalum distichu m , ap arece con frecuencia
en las tradiciones an tig u a s .198
S e u d o Dioscóridcs, 2.100.
ΛΙ parecer, e n la Antigüedad el Paspalum d is­
tic h u m no era d iferen ciad o d e los d e m á s pastas de
s u familia, que e n griego recibe el n o m b r e de Agros·
202 DOCUMENTACIÓN

P a ra s a tis f a c e r la s n e c e sid a d e s a n u a le s de
lo s m is te rio s se h a b r á n re q u e rid o g ra n d e s
c a n tid a d e s d e c e b a d a o d e la c iz a ñ a aira
in f e s ta d a s p o r el c o rn ez u elo . L as p la n ta s d e ­
b en h a b e r p ro v e n id o d e la lla n u ra R a ria n a ,
tai ve/, d e u n a p a r t e d e ella, c o n s a g ra d a p o r
lo s s a c e r d o te s e s p e c ífic a m e n te a! c u ltiv o s is ­
te m á tic o d el h o n g o . U na d iv isió n d e ta l n a ­
tu ra le z a h a b r ía te n id o el p re s tig io d e h a c e r
p o s ib le u n e q u ilib rio m á g ico q u e p o n d ría
c o to a la s d e m a n d a s d e los a s p e c to s m ás te ­
rrib le s d e las f u e r /a s del in te r io r d e la t i e ­
r r a . d e o tr a m a n e ra in m o d e ra d a s .
tidal· El pasto l l a m a d o ant i g u a m e n t e agrostis, o
“planta cazadora", se relacionaba en el m i t o con
el d e m o n i o m a r i n o G l a u c o y tenia f a m a d e poseer
propiedades mágicas, c o n seguridad derivadas de
su frecuente infestación c o n cornezuelo. S e decía
q u e C r o n o s había .sembrado ¿¡¿rostís en el paraíso,
las Islas de los Bienaventurados, d o n d e los c a b a ­
llos d e Helios, el dios del sol, al pacer co n tal
pasto adquirían el vigor necesario para volar por
los aires. C u a n d o G l a u c o c o m i ó po r p r imera vez
esta hierba, q u e crecía d e la tierra agresle, se
s u m e r g i ó en el m a r y realizó el viaje arquetipico
(Alejandro Etolo. p 465. Rose, citado en Ateneo
7.296 5$). F u e u n acontecimiento relacionado con
su a m o r por H y d n c , u n a "doncella acuática", y
c u a n d o este h o m b r e q u e procedía d e Anthedron,
el "lugar de flores”, c o m i ó la hierba, devino i n m o r ­
tal (Escrión d e S a m o s , citado p o r Ateneo). D e h e
h a ber sido u n a m o r c o m o esc el q u e HÏlas experi­
m e n t ó cuando, cual otro Narciso, cayó en los
brazos de las ninfas e n el estanque a c u v o lado
DOCUMENTACION 203

El bulbo invernal q u e era cazado en Agrai


constituía una a n títesis del grano cultivado:
era e n co n tra d o y no plan tad o ; era u n a cria­
tu ra silvestre que «ludia la dom esticación
y que no podía se r reducida p o r las a rte s del
cultivo; podía ra p ta r a la doncella m as no la
devolvería con facilidad. No sabem os si to­
dos los iniciados en los m isterio s m enores
consum ían esta p lan ta o si, com o parece m ás
probable, sim plem ente p articip ab an de algu-
crecia esta planta (Teócrilo, 23,42). Así mismo, se
contaba que Glauco encontró agrostis mientras ca­
zaba en las montañas, donde descubrió que la lie­
bre que había herido se reanimaba cuando se le
untaba la hierba; después de probarla, Glauco se
vio poseído por una locura divina y se precipitó
al mar (Nicandro, frag. 2, Schneider), destino pa­
rejo al de otro Glauco que era hijo de la Diosa
Blanca y primo de Pcntco y de Dionisos. Los enre­
dos amorosos de Glauco, además, lo llevaron al
lecho de Ariadna, de quien se había enamorado
cuando Ja raptó Dionisos (Tcolito de Menmna,
p- 9. Powell; Euanthes, ambos citados por Ate­
neo). Se decía que Glauco podía predecir el futu­
ro (Diódoro Sículo, 4,489). un arle que enseñó
al propio Apolo (Nicandro, frag. 2, Schncider); la
sibila de Cumca era hija de Glauco (Virgilio, Enei­
da, 6.36). F ul- Glauco, además, quien construyó la
nave Argos, el primer barco jamás fabricado, en
el que un puñado de héroes realizó el viaje pri­
migenio al jardín mágico de la hechicera Mcdca,
con el propósito de adueñarse del vellocino de oro
y entregarlo a Jasón <en griego, lason, el "hombre
de la droga").
204 DOCUMENTACIÓN

na m anera en ]a cacería y tal vez en la cere­


m onia del m a trim o n io hierogám ico de la " re i­
na”, la m u je r del dirigente religioso del estad o
ateniense, que se ayuntaba cerem onialm ente
con el dios Dionisos en el palacio real de
ella, un lugar llam ado el "establo del to ro ''.1M
No podem os hacer m ás que ad iv in a r la
naturaleza de la droga de los m isterios m e­
nores, pero ciertos aspectos de sim bolism o
dionisíaco sugieren q u e el b u lb o invernal pue­
de haber sido una m etáfora, o una analo­
gía, de o tra p lan ta que tam bién parecía cre­
cer repentinam ente de un bulbo en form a de
huevo, en el in te rio r de la tierra fria. E sta
p la n ta puede hab er sido el hongo, o m ykes,-00
el indom eñable h erm ano fungoide del co r­
nezuelo de la cosecha de granos. M ykcs es u n a
p alabra parecida a m ykem a, el m ugido de u n
toro o del truen o , un retru écan o qu e quizá
se deriva del silabario del período m icénico-
m inoico, en el que la sílaba m u pudo h a b er
sido escrita m ediante el pictogram a de una
cabeza de toro. Este juego de p alab ras es
presentado de m anera m ás explícita en un
fragm ento de una tragedia del siglo v a.c.,
•••Aristóteles. Corjj/ííMCtwr de. /trenas. 3.5.
Mykes es el iru«s común dt¡ los diez nombres
con que se designaba a los hongos en el griego
antiguo. Cf W. Houghton, "Notice of Fungi in Greek
nnd Latin Authors”, Annals and Magazine of Na­
tural History, vol. 15. num. 85. 5* serie, enero de
1885. pp. 2249.
DOCUMENTACIÓN 205

donde cl poeta parece h ab er dicho, si es que


podem os co n fiar cn el texto, que la tierra
"m ugía con un bram id o fungino ".”1E ste v e r­
so ha sido considerado com o p a rte de la tra ­
gedia escrita p o r A ristias sobre Perseo, de
quien se decía que h abía fundado la ciudad
de M iccnas en el lu g ar donde co rtó un h o n ­
go ,”3 tradición que revela para M icenas (o
M ykcnai) una etim ología p o p u lar a p a rtir de
mykesr™ Un ánfo ra griega procedente del
M 1 Aristias, p. 727, Na u c k . El m i s m o b r a m i d o (my-
ke(htnos) q u e sac ude la tierra desde su interior
a c o m p a ñ a el m o m e n t o e n q u e M c d c a corta la raíz
m á g i c a co n q u e ungirá a Jasón cn el jardín de Cól-
q u ida (Apolonío de Rodas, 3.864; c f 85&-B59: al p a ­
recer la raíz de la flor es parásita d e u n roble o
d e u n haya).
202 r.iusanias. 2.16J.
A u n q u e había sido propuesta c o n frecuencia,
la etimología de M y k e n a i a partir d e m y k e s fue
rechazada p o r K r a h e (G nom on, n ú m . 17, 1945. p. 472).
Sin emba r g o , n o parece h a b e r n i n g u n a razón por
la q u e el n o m b r e d e la ciudad n o se encuentre
correctamente vinculado co n m ykes. L a raíz desinen­
cia! de m y k e s alterna entre m y k e t· (tercera decli­
nación] y m ykc- {primera declinación); la falta de
— t— en M y k e n a i carece p o r tanto de impo r t a n ­
cia. Para u n a ciudad relacionada c o n u n a plan­
ta, c f M e k u n c a partir d e la ad o r m i d e r a m eko n . E n
adición, M y k c n a i es u n plural femenino, al igual
q u e T o bas (Thcbai) y Atenas (Athenai); c o m o en
el caso de los n o m b r e s de esas dos ciudades, M y ­
kcnai proviene de la ninfa del lugar. M y k e n c { H o ­
mero, Odisea. 2.120; Hesiodo, frag. 246. M e r k e l h a c h
206 D O C U M E N T A C IO N

m ediodia de Ita lia p resen ta una v ariante


del m ism o m ito He fundación: la decap ita­
ción de la gorgona M edusa p o r Perseo es
eq u ip arad a con la recolección de un hongo,
y West; etcétera), la desposada primigenia cuyo des­
censo a la muerte estableció allí, o restableció de
continuu, el acuerdo con el reino ctónico: unión
sobre la cual la ciudad viviente podía ser fun­
dada. Había también una tradición acerca de un
fundador cpónimo, Mykeneus, cuyo padre era Es­
par tón, el "hombre sembrado", según parece un
habitante autóctono como el Esparto que en Tcbas
crecía de la tierra (Acusilao. frag. 16. Jacoby — Eus-
lacio en: Homero, litada, 2.569, p. 289.4?; cf escolios
a Euripides, Orates, 1239). En los mitos de fun­
dación, es formulario que el relato siga un modelo
de mediación entre dos versiones rcspccto al ori­
gen: una que lo proclama autóctono, y la otra
producto de una inmigración. El habitante autóc­
tono despliega con naturalidad características bo­
tánicas y la mediación entre los dos pretendientes
al lugar se consuma por medio de la unión sagra­
da. El nombre de la ciudad, Mykcnai, indicaría por
consiguiente que en la religión micénica figuraban
los mykes. Según cierta tradición, en la vecina
ciudad de Corinto los habitantes aborígenes eran
hongos a los que Sisifo convirtió en hombres
(Ovidio. Táis metamorfosis, 7.312-313: cf Apolodoro.
1.9.3). Y en Aleñas el hombre autóctono era Eric-
tonio, el hijo adoptivo serpentino de Atenea, que
provocó a sus ayas una locura mortal: el nombre
de su guardián, Erccteo, repile etimológicamente
la misma disposición de metáforas, ya que él es
el "bramador" (cf crcchtho, orcchtho). Obsérvese
también que la raíz de mykes parece encontrarse
en el nombre de otro personaje mítico femeni-
DOCUMENTACION 207

q u e es el f r u to d el á r b o l s a g r a d o .'01 T a m b ié n
en e s te c a so la s tra d ic io n e s v in c u la b a n a q u e ­
lla d e c a p ita c ió n co n el b ra m id o m y k c m a , q u e
s e d e c ía h a b ía a c o m p a ñ a d o la o rd a lía d e la
" r e in a " M ed u sa al p e r d e r la c a b e z a y al m is ­
m o tie m p o d a r a lu z u n h ijo y u n c a b a llo
v o la d o r, q u e fu e el o rig e n d el tr a n s p o r t e y
la in s p ir a c ió n .203
El b r a m id o d e lo s lo ro s y d el tr u e n o q u e
no, q u e se encontraba relacionado c o n la hechicería
y el herbalismo: la ninfa icsoliensc Mykalc, de
quien se decía q u e había baj a d o la L u n a del ciclo:
M y k a l c era m a d r e d e u n “h o m b r e de la m o n taña",
Oreio, u n centauro lascivo q u e participó en el
rapto fallido d e la d e s p o s a d a de Peirithous (Ovi­
dio, Las metamorfosis, 12.263). E s intrigante q u e
D e m é t e r tuviese el epíteto de Mykalessia, po r su
te m p l o e n Mykale, en Beocia. d o n d e según se decía
Heracles, u n o de los daktyloi u " h o m b r e s dedo",
hechiceros cretenses, cerraba el te m p l o ¿odas las
noches y después volvía a abrirlo; ante la efigie
de la diosa había m u e s t r a s de la cosecha de oto­
ño, q u e p e r m a n e c í a n frescas durante lodo el a ñ o
(Pausanias. 9.19.5).
M u s c o d e Berlin, F 3022; cf A. D. Trendall, The
Red-Figured Vases of Lucania, Campania, and Si·
cily (Oxford, 1967), cap. xvi n u m . 335; tcrcer cuarto
del siglo tv a.c.
■ ^Eslefano de Bifcancio, S.v. Mykale; Eustacio. cn:
H o m e r o , ¡liada, 2.498. D e s e o expresar m i gratitud
a Lesley Cafarelli por llamar m i atención hacia
esas páginas, así c o m o , cn general, p o r permit i r m e
el acceso al estudio q u e está p r e p a r a n d o sobre los
motivos de encierro en las metáforas y los rituales
griegos.
208 DOCUMENTACION

s a c u d e la ti e r r a e s u n m o tiv o f re c u e n te en
la s d e s c rip c io n e s d el lu g a r en q u e la s ména*
d e s c e le b ra b a n s u s d e s q u ic ia d o s r itu a le s .204 E l
te m a e s tr a ta d o e x te n s a m e n te e n L a s ba ca n ­
tes, d e E u ríp id e s , d o n d e ta l r u id o d e los to ro s
e s io q u e A gave e s c u c h a e n la m o n ta ñ a m ie n ­
tr a s d e s p ie r ta a su s c o m p a ñ e ra s , q u e s e rá n
su ja u r ía e n la c a c e r ía m e n á d ic a . M ie n tra s
ta n to s u h ijo P en te o , c u y a ca b eza s e r á su
tro f e o e n la c a c e ría , h a e s ta d o en lo s to rile s
d e l p a la c io re a l, lu c h a n d o in ú tilm e n te con
u n D io n iso s ta u r in o q u e fá c ilm e n te lo elu d e,
d e r r u m b a e l e d ific io y d e s p u é s llev a al j o ­
v en , c o n e n g a ñ o s, h a s ta el a g re s te lu g a r
d o n d e s e r á d e s m e m b ra d o p o r la s c a z a d o ra s ,
c u a n d o lo d e s c u b ra n e n c a ra m a d o co m o u n a
b e s tia en el p r o p io p in o d el d io s, p a ra liz a d o
p o r u n re lá m p a g o . P e n te o es u n a c r i a tu r a de
la ti e r r a q u e h a p a s a d o p o r u n a g e s ta c ió n
s im b ó lic a e n el cielo, p a r a r e n a c e r co m o el
s u s titu to d el d io s e n el s a c rific io .2” D io n iso s
m ism o fu e c o n c e b id o p o r u n a h e r m a n a d e
Agave, q u e fu e a lc a n z a d a p o r u n re lá m p a g o .
S e c re ía q u e e s ta m a n e ra d e e n g e n d ra r, m e ­
d ia n te el g o lp e d e u n ray o , e r a ta m b ié n el
o rig e n d e lo s h o n g o s, d e b id o a la fo rm a en
q u e é s to s b r o ta b a n re p e n tin a m e n te d e sp u é s

Aristófanes, T hesm ophoriazusae, 998; Esquilo,


frag. S7.
*°? C f Euripides, Las bacantes, 286 ss, 615 ss, 689 ss,
1064 ss; 1082 1083.
DOCUMENTACION 209

de la Iluvia.îfl# Bajo la advocación de Brom ios,


Dionisos era llam ado el " a tro n a d o r", o el
" to n a n te ”, y tan to su m ad re Sem ele com o
cierto tipo de hongo tenían el m ism o epíteto
que los relacionaba con el rayo.·”
Además, p o r causa de su form a faloidea,
así com o de la derivación etim ológica de la
idea de "m ucus", el m ykes co n stitu ía una
m etáfora obvia del falo,aiú el em blem a p rin ­
cipal del dios Dionisos. La m etáfora del falo
aparece en lo que puede se r un p asaje im ­
p o rta n te de Las avispas, de A ristófanes, en
que el com ediante, al través de una com pleja
serie de acciones y retru écan o s obscenos, cul­
m ina una escena en que el pene aparece com o
“m echa de lá m p a ra ”, llam ada en griego ta m ­
bién m ykes, destacando su estad o h ú m edo lue­
go del ayuntam iento com o un presagio de
lluvia, suceso que favorecerá el crecim iento
de alguna innom inada cosecha invernal,*" Ya
Plutarco, Moralia. 664 b; Ateneo 2,62 b; Plinio,
Historia tiaíttralis, 22.100; Plauto, Sfic/iui, 770.
:<ΛTeofrasto, Historia plantarum. 1.6.5; Sófocles.
Antigona, 1139; Eurípides, ¿as bacantes, 6; etcétera.
110 Arquíloco, frag. 34, Diehl; cf Hesiquio, Hero-
diano,
211 Aristófanes, Las avispas. 248-265; cf Ruck, “Eu*
ripides’ Mother: Vegetables and the Phallos in Aris­
tophanes”. Arion. nueva serie 2/1, 1975, pp. 13-57.
Obsérvese también que en Plufo, de Aristófanes,
mientras el coro danza el acompañamiento obsceno
de la visita del dios, el falo es empleado como mano
210 DOCUMENTACION

que de o rd in a rio sc come sólo cl som brerete


de algunos hongos enteogénicos, resulta igual­
m ente sugestivo que el estipe del hongo fue­
se llam ado m etafóricam ente un thyrsos, la
caña hueca en que un h erb o lario ap iñ ab a las
plantas que recogía.515
Por supuesto, estas observaciones no p u e ­
den p ro b a r de m anera inequívoca que una
de las transform acio n es b o tán icas de Dioni­
sos fuese alguna clase de hongo, o que el
bulbo invernal de los m isterios m enores fuera
en realidad tal hongo. Con frecuencia, sin
em bargo, se ha sup u esto que los griegos, lo
m ism o los antiguos que los m odernos, han
desdeñado a los hongos tan co m pletam ente
com o los especialistas que han estu d iad o o
vivido en su país. E sto no es cierto . En los
autores antiguos podem os e n co n tra r m ención
de las propiedades cnteogenicas específicas de
los hongos, en especial de uno, relacionado
con el roble, al que se le rep u tab a p ro v o car la
clarividencia.5,1 A demás, en varios sitio s de
Grecia se han encontrado m onum entos m o r­
tuorios en form a de hongo, algunos de ellos
tan antiguos que corresponden al período a r ­
de mortero para preparar el kykeou y a continua­
ción se transforma en el intoxicante, el vino sin
agua, para que los miembros de! coro lo laman
como cabras (290 ss).
-'-Apicío, 7.15.6.
Amilanes. íraa. 227 (Edmonds).
DOCUMENTACIÓN 2)1

c a ic o .2" Si re c o rd a m o s las m a n ife s ta c io h e s


ta u r in a s del m ykes, q u iz á s in c lu so Liene un
s e n tid o e sp ecial u n a n illo d e sello m icénico,
q u e d e s c rib e u n a e p ifa n ía d iv in a c o m o el s é p ­
tim o m o tiv o c n u n a s e rie de ca b ezas de
to ro , c o m o p a r te d e u n o e s c e n a q u e m u e s tra
u n g ru p o d e m u je re s o fre c ie n d o flo re s a u n a
d io s a q u e e s tá senLada b a jo el á rb o l s a g ra ­
d o .Jti H o y en d ía p u ed e n e n c o n tra rs e en G re-
D o n n a K u rtz y J o h n R o a r d m a n . Greek Burial
C u sto m s, Lor.drcs, 1971, pp. 242-244: “Sería m á s
fácil acopiar estos |mununientos mortuorios] c o m o
falos si cualquiera de olios tuviese la m e n o r se­
m e j a n z a co n esc ó r g a n o c o n el q u e los artistas
pliegos estaban tan familiarizados. La asimetría
del glande, y cl canal y las testículos n o aparecen
jamas, y la cabeza co n frecuencia es plana, hernies-
forica o esférica. Ft único ¿\rupo de objeto* con
el q u e p u e d e decirse q u e estos 'falos' se parecen,
es el d e los hongos.”
‘M u s c o Arqueológico Nacional de Atenas, n u m .
992: <7 nota 53. úsia es lina sugerencia audaz,
pero obsérvese q u e el propio Dionisos era llamado
tGuroplidy.os, "ticv o t ador de toros" (Sófocles, trap
665); y obsérvese asi m i s m o q u e en Las rtm as. de
Aristófanes, el e u to d o ios iniciados clcusiiios cncIu-
\e d e su festin a cualquiera " q u e n o h a y a sido
iniciado e n las bacanales del lenguaje del poeta
c ó m i c o Cratino, el d e v orador de toros" (357). E n
c uanto al siete c o m o u n n u m e r o místico en los ritos
clónicos herbarios, c f Apolonio d e Rodas. J-S60-J.
F.n Lus avispas, de Arislófanes, a d e m á s , el pro*
cedimiento para beber cl enteoeeno recibe el n o m ­
bre de "cuidar al loro” ( 10i. f-F.s posible q u e las
cabezas de toro q u e aparecen en las decoraciones
212 D O C U M E N T A C IÓ N

c ía a lg u n a s esp e c ie s de h o n g o s en teo g én ic o s.
N o se les lla m a v en e n o so s, sin o " h o n g o s
lo c o s ” , y lo s c a m p e s in o s s a b e n q u e p r o d u c e n
u n a e m b ria g u e z , seg ú n d ic en , s e m e ja n te a la
del v in o , a u n q u e e n f o rm a to ta lm e n te d is ­
tin ta .
In c lu s o es p o s ib le q u e los a n tig u o s g rie ­
gos s o sp e c h a s e n q u e el v in o e r a p ro d u c id o ,
c o m o en e fe c to lo es, p o r la a c c ió n d e un
h o n g o , p u e s el p o e ta N ic a n d ro lla m ó a l h o n ­
g o u n a “ f e rm e n ta c ió n m a lig n a d e la t i e r r a " .21·
E n re a lid a d , el o tr o m u n d o d e b e h a b e r s id o
c la r a m e n te el o rig e n d e to d o s los p r o d u c to s
fu n g o id e o s, p u e s el H a d e s e ra u n lu g a r c u ­
b ie r to d e m oho,*11 la a c re c e n c ia p a rá s ita
q u e es e n s í m is m a u n s ig n o de la re s u r r e c ­
ció n q u e se e n c u e n tr a a l c a b o d e la d e s c o m ­
p o s ic ió n y la p u tre fa c c ió n .
La s im e tr ía d e los d o s m is te rio s s e ría así
p e rfe c ta , p u e s el b u lb o in v e rn a l y el g ra n o
vio láceo e ra n a m b o s el d io s cu y o d o n a la
s o c ie d a d e r a el s y m p o s iu m , la in s titu c ió n de
b e b e r s u vin o e n c o m u n id a d . D icho d io s h a b ía
n a c id o en in v ie rn o p a r a re p r e s e n ta r el a n ti­
gu o p a p e l d e r a p t o r d e su m a d re . M erced a)

cleusinas y en los vasos que m uestran csccnas elcu-


sinas signifiquen algo más que el simple sacrificio
de un toro?
^"N icandro. Alextphartnaca, 521; cf 525, con es­
colios.
í,T Himno homérico, 2.452; Sófocles. Ayax, 1167.
DOCUMENTACIÓN 213

d escen so p r ís tin o de e lla al in fra m u n d o co m o


d e s p o s a d a d iv in a , c o b ró ex iste n c ia la m u e rte
y q u e d a ro n a b ie r to s los c a m in o s e n tr e los
d o s m u n d o s . E n E leu sis, los in ic ia d o s re c i­
b ía n la v isió n b e a tífic a de la re s u rre c c ió n
g lo rio sa d e la d io s a , en c o m p a ñ ía de su h ijo
c o n c e b id o b a jo tie rra , al tie m p o en q u e ta m ­
bién se u n ía n e n c o m u n ió n s o b re el c u e rp o
del s e ñ o r de c a b e llo s a z u l- p ú rp u ra ,31" co n lo
c u a l r e n o v a b a n el e q u ilib rio q u e p ro c u r a b a
al m u n d o civ ilizad o la a b u n d a n c ia y la vida.
D esp u és d e eso, m o riría n m á s c o n fia d o s , tr a s
u n a v id a de m a y o r s e g u rid a d e n la b u e n a
fo r tu n a y Ja p ro s p e rid a d , c o m o p a r ie n te s del
p ro p io P lu to .

SonRR DiONISOS EN E l KUSTS

E n fe c h a re c ie n te G. M ylonas, el ú ltim o de
q u ie n e s h a n ex c av ad o e n E le u s is , h a argu*
*,B Himno homérico. 2.347. El epfteto tiene con·
notaciones clónicas formularias, y &o emplea para
describir λ Poseidon, en especial en sus manifes­
taciones clónicas, asi como a sus caballos. El himno
describe también c) ropaje de Deméter como de
este color (360. 374 . 442, 42, 183). Tradiciunulmcnte,
las plantas mágicas poseen también este tim e (cf
Pindaro. Olímpica sexta, donde ci futuro profeta
Jamo es nombrado, en un contexto herbario, me­
diante la flor violeta ion y la droga de la serpiente
o tosí. El color púrpura oscuro de erysibe lo hace
adecuado paro los señores del inframundo.
2N D O L T M EN TA C IO N ’

men indo, on co n tra de la m ayoría de Ius es­


tudiosos anteriores, q u e Dionisos n ada tenía
q ue v er con los m isterios d e u si nos (ízlciists
nrnl //.·<.· F.lca.unutn M ysteries, pp. 275 sa: sus
ra/o n cs son expuestas co n m a>or am p litu d
en su "E leusis kai D ionusos”, A rd u n o lo ^ike
Rphi-ntcri*. I960, publicada en 1965. pp. 69­
1 IS). Con ol p rop ó sito de re fu ta r esta opinión
ex traordinariam en te tendenciosa, debería se r
suficiente c ita r ai scudo Démostenos. 59 ! 17.
El discurso va dirigido c o n tra c ierta c o rte sa ­
na llam ada N acra, con la intcnciún de e n ta b lar
ju ic io co n tra un hom bre llam ado Estofarlo,
q ue ha estado viviendo i legal men te con ella
com o su m arid o y rep etid am en te Fia inten-
lado hacer p a sa r a los h ijo s ilegítim os de
ella como si fueran suyos y p o r lo mismo
tuviesen derecho a la ciu d ad an ía ateniense.
Uno de tales hijo s e ra n n a m uchacha llam ada
Fano. a quien Estófano se las había ingeniado
para c a sa r con un noble em pobrecido que
p o r a 2 a r había sido seleccionado p a ra o cu p ar
el carpo de arcó m e del rey, esto es. el diri*
i;ente religioso del E stado a cuya encom ienda
se hallaban los sen-icios religiosos, incluidos
los m isterios eleusm os. Uno de los d eberes
d j su esposa, quien recibía el títu lo do “ reí*
na", era desposarse y unirse cerem onialm ente
con el dios Dionisos en el mes anihcsícrion.
en el tercer d ia del festival de las antesie-
rias. liste ri lo. an tic u o y m isterioso, form aba
D O C U M E N T A C IÓ N 215

p arte del conocim iento elcusinu p ro h ib id o y


estaba reservado para una m u jer quo fuese
c asta y ateniense p o r nacim iento, condiciones
am bas que Fano no cum plía. No o b stan te
ello, Fano celebró sacrilegam ente el ritu al. El
o ra d o r com para este escándalo con o tro , p o r
el que tiempo a trá s había sido convicto el
h ierofante A rquias. A rquias había sacrificado
un anim al en el Festival de la Cosecha, o
haloia, en el a lta r que había en el p atio del
san tu a rio cleusino; lo había hecho ilegalm en­
te en un día indebido, en com pañía de una
cortesana y a p esar de que ni siq u iera tenía
derecho a c eleb rar tal ritual. El o ra d o r se­
ñ a la que A rquias fue castigado por su sacri­
legio, a p e sa r de la alta estirp e de su fam i­
lia. Así pues, en el caso de N aera e) ju rad o
seria incongruente h asta el ridículo si no
infligiera un castigo a la im piedad de esa
m ujer y de su hija, que habían com etido un
u ltra je "contra el m ism o dios". O bviam ente
dicho dios era Dionisos, con quien Fano se
había unido sacrilegam ente. D ionisos e ra el
m ism o dios reverenciado en el a lta r eleusino
y p o r lo ta n to no es posible d e cir que se
encontraba al m argen de la religión eleusina,
según qu iere h acem o s c re e r Mylonas,
El arg u m en to que M ylonas cita para p ro ­
b a r sus razones, adem ás, está in te rp reta d o
en form a erró n e a . En la ístm ic a sép tim a Pin­
d aro describe a Dionisos com o el paredros
216 D O C U M E N T A C IO N

de Deméter, esto es, alguien que se sienta en


el tro n o adyacente al de ella (3-5). Tal vincu­
lación e n tre las dos deidades Fue señalada p o r
o tro s autores antiguos (Aristides, Orationes,
4.10; Calim aco, H im no a D em éter, 70; esco­
lios a Las ranas, 335, de A ristófanes; San
H ipólito, R efutatio o m n iu m haeresium , 5.20),
a los cuales M ylonas hace a un lado com o
fuentes ta rd ía s que se refieren a u n a reli­
gión que estaba entonces ya co n tam in ad a p o r
ideas órficas. Con el p ro p ó sito de utilizar
convenientem ente el a se rto de P índaro, que
d ata del siglo v a.c., M ylonas rccu rre a una
ingeniosa interpretación. Según explica, cada
año D em éter era recibida ho sp italariam en te
en el EJeusm ion de Atenas, al tiem po de su
llegada de E leusis, bajo la form a de los ob­
jetos sagrados, o hiera; de modo sim ilar, tam ­
bién Dionisos era ho sp italariam en te recibido
en su le a tro con motivo del G ran Festival
Dionisíaco de T eatro, que se celebraba año
tras año en Atenas. De m anera que, según
M ylonas, los dos se e n co n trab an entronizados
ju n to s, desde un p u n to de vista topográfi­
co: el Hleusinion se hallaba en el ángulo
noroeste de la Acrópolis de Atenas, m ientras
el te a tro de D ionisos estab a al pie del án ­
gulo sureste. Mylonas considera que P índaro
era un a d m ira d o r tan ferviente de Atenas
que no podía d e ja r p a sa r ninguna o p o rtu n i­
dad sin ensalzar a la ciudad. Dicho p u n to
DOCUMENTACION' 217

de v is ta n o p u ed o a p lic a rs e a ia I s tm ic a s é p ­
tim a , a u n c u a n d o fu ese c ie rto , p u e s e s ta c*jm·
p o sició n no o fre c e la m e n o r o c a sió n p a ra
h a c e r u n a re fe re n c ia a A tenas. L a o d a fue
c o m p u e s ta p a r a u» v e n c e d o r te b a n o . y P in ­
d a ro a n u n c ia e s p e c ífic a m e n te q u e la m a te ria
de su p o e m a s e rá n te m a s te b a n o s : la a s is te n ­
cia de D e m é te r ai n a c im ie n to de su p a red ro s
D io n iso s en T o b a s b a jo la fo rm a d e nieve
d o r a d a q u e cae a la m e d ia n o c h e (1-6), Es
in c o n c e b ib le q u e en lal c o n te x to P ín d a ro
p u d ie ra h a b e r in te n ta d o u n a re fe re n c ia a la
to p o g ra fía á tic a , o q u e el p a tró n te b a n o h u ­
b ie se e n c o n tr a d o a p ro p ia d o q u e u n p o em a
en su h o n o r y e n el de su c iu d a d n a ia l in c lu ­
yese u n a a la b a n z a s u b re p tic ia a u n a c iu d a d
riv a l. La m a te ria del p o em a e s eo n c la r id a d
el m ila g ro s o n a c im ie n to in v e rn a l d e la cria
tu r a d iv in a , y los c u id a d o s d e D e m e tc r al
n iñ o q u e lle g a rá a s e r su m is te rio s o c o n s o r­
te. e n tr o n iz a d o a s u la d o , p u e s (al e s el
s ig n ific a d o de u n p a r e d r o s (c f la p a r o d ia q u e
hace A ris tó fa n e s de u n a u n ió n h ie ro g á m ic a
e n tr e P is te te ro y el paredros d e Z eu s e n Las
aves, 1754).
R esp ec to a la s " a c c io n e s m im é o c a s q u e
c o n c ie rn e n a la h is to r ia d e D io n iso s" (E ste-
fu ñ o B iz an tin o , s.v, Agrai), M ylorins h a a c u ­
d id o a u n a in te r p re ta c ió n e x tr a o r d in a ria , con
el p ro p ó siL o d e e x c lu ir a D ionisos d e los m is­
te rio s m e n o re s . M v lo n as a m p lific a m im e n ta
218 DOCUMENTACION

p c r i to n D io n u so n (al p ie d e la le tra : " m im e s is


a c e rc a de la s c o sa s d e D io n is o s '1) de m a n e ra
tal q u e lo h a c e sig n ific a r: " e s p e c tá c u lo s e n
im ita c ió n de y s im ila re s a los d r a m a s q u e se
r e p r e s e n ta n e n el te a tr o en h o n o r d e D io n i­
so s, p e ro con D e m é te r y P e rs é fo n e com o
p r o ta g o n is ta s en lu g a r d e D io n iso s" (E leu sis,
2 7 7 ). E s te e s , en v e rd a d , un m o d o e x tr a o r ­
d in a rio d e tr a d u c ir la fra s e . A d em á s, ya q u e
la c e re m o n ia d e A grai te n ía q u e v e r con cl
r a p to de P e rs é fo n e , re s u lta r ía d ifícil e x c lu ir
a H ad es q u ie n , s eg ú n H e ra c lito , e ra esp ecí­
f ic a m e n te id e n tific a d o co n D io n iso s c o m o
ag e n te d e la p o sesió n m e n á d ie a en in v ie rn o ,
el tie m p o d el a ñ o en q u e el p ro p io d io s n ac ía
m e rc e d al g o lp e del ra y o e n tr e la llu v ia y
la n ieve. A d em ás, n o ex iste p ru e b a a lg u n a de
q u e el s a n tu a r io d e A grai, a o rilla s d el Iliso ,
tu v ie se n in g u n a c la s e d e in s ta la c io n e s p a r a
re p re s e n ta c io n e s te a tra le s q u e p u d ie ra n reía·
d o n a r s e , e n n in g ú n s e n tid o , co n la s c e le b ra ­
d a s e n el T e a tr o de D io n is o s e n A ten a s. N ad a
s a b e m o s d e a c to re s o d e p o e ta s q u e h u b ie se n
p a r tic ip a d o en ta le s re p re s e n ta c io n e s . P r o ­
b a b le m e n te la fra s e se re fie re , m ás b ie n , s e ­
g ú n lo h e s u g e rid o , a la reco lecc ió n ritu a liz a -
d a d el n iñ o d io n isia c o , la p la n ta c a u s a n te del
r a p io d e la d o n c e lla al H ad es.
N ó te se ta m b ié n q u e las T Jtc stn o p h o ria za ·
sae, d e A ris tó fa n e s , q u e es ín te g ra m e n te u n a
p a r o d ia d e la re s u rre c c ió n d e la d o n c e lla ,
D O C U M E N T A C IO N 219

asum e que en una celebración ritu al cleusina


las m ujeres beben vino, al que disfrazan com o
si fuera sus hijos (630 55 ): orgías sagradas
en que Dionisos, el h ijo de Semelc nacido
del rayo, las dirige p o rta n d o el thyrsos con
la hiedra por. los retu m b an tes hocinos de las
m ontañas que son el te rrito rio de las des­
posadas (947 ss).
Cari. Λ. P. R uck
E p íl o c o

E L S IG N IF IC A D O D E L O S M IS T E R IO S

C u a n d o Gordon W asson m e preg u n tó , al p rin ­


cipio, si en mi opinión podía ser p ro b ad a su
teoría sobre los m isterios, hubo c ie rto s p u n ­
tos que de inm ediato se hicieron evidentes.
Sin lugar a dudas, beber u n a pócim a específica
era p a rte de una cerem onia que culm inaba
en un a visión q u e no era posible explicar
como un m ero artificio escénico. Además, al
parecer, la bebida o la em briaguez era un
elem ento en otro s m isterios, m enos conoci­
dos, como los d e los K abeiroi, en Tebas, o
los que se celebraban en S am o tracia. P o r
otra parte, el hecho de que la cerem onia
cleusina haya sido celebrada ilegalm ente, p a ra
delciíe de los invitados a cenas en casas
particulares, a finales del siglo v a.C., apun­
taba hacia paralelos obvios con el uso p ro ­
fano de los enteógenos en los tiem pos m oder­
nos. El m odelo que parecía ad ecu ad o p a ra
nuestra reconstrucción del rito eleusino era
el de las com unidades o sesiones cham ánicas
entre pueblos m ás contem poráneos; una fo r­
ma de experiencia religiosa com unal que pa­
rece h a b er existido tam bién e n tre las cu ltu ­
ras prehelénicas y h a b er p e rd u ra d o h asta et
EL SIGNIFICADO DE LOS MISTERIOS 221

p e río d o c lá sic o c o m o el tip o de r itu a l c ró ­


n ic o , e n c u a n to o p u e s to al o lím p ic o . A dem ás,
e n c a so d e s e r c o rre c ta , la te o ría m o s tr a r ía
q u e o tr a a n tig u a ra m a d e lo s p u e b lo s indo*
e u ro p e o s h a b ía c o n s e rv a d o a lg u n a h u e lla de
un p a p e l s a g ra d o p a ra lo s h o n g o s , s itu a c ió n
q u e c o r r o b o r a r ía la o b r a o rig in a l de W a sso n
s o b re la c e re m o n ia d e la so m a.
La ta r e a a q u e no s e n fr e n tá b a m o s , sin e m ­
b a rg o , n o e ra sen cilla . A p en as u n o s c u a n to s
e s tu d io s o s , e n tr e los c u a le s se c o n ta b a C ari
K crcn y i, h a b ía n s o sp e c h a d o q u e la p o ció n
c le u s in a p o d ía h a b e r s id o alg o fu n d a m e n ta l
en lo s m is te rio s , y no u n a sim p le conm cm o*
ra c ió n d el d u e lo d e D em é ter. P o r s u p u e s to ,
in d e p e n d ie n te m e n te de ello , los e s tu d io s c lá ­
sico s h a n in s is tid o tra d ic io n a lm c n te en los
ra s g o s a p o lín e o s d e los g rie g o s, n o o b s ta n te
la a d o r a c ió n q u e a l m is m o tie m p o trib u ta b a n
a lo s lla m a d o s d io ses o s c u ro s y, en p a rtic u ­
la r, a D io n iso s, cu y o s r itu a le s y sim b o lis m o
ta n c la r a m e n te c o m p re n d e n la in to x ic a c ió n ,
la p o sesió n e s p ir itu a l o e l é x ta s is . C on el p r o ­
p ó s ito d e c o n t r a r r e s ta r e s ta te n d e n c ia , p en sé
q u e d e b ía m o s h a c e r h in c a p ié e n la s s u s ta n c ia s
no a lc o h ó lic a s q u e se a ñ a d ía n a los v in o s en
Ja A n tig ü e d a d , p u e s n e c e s a ria m e n te h a b ría n
de m o s tr a r q u e los g rie g o s n o p u d ie ro n h a b e r
sid o a je n o s al uso relig io so y re c re a tiv o de
las d ro g a s . Así m ism o , h a b ría n d e in d ic a r
q u e D io n iso s d e b ió h a b e r te n id o o tr a s ram i-
222 F.J. S IG N IF IC A D O DF. LOS M IS T E R IO S

ficacíones botán icas, ad em ás de su vincula­


ción con la vid. D udaba, sin em bargo, de que
pudiéram os realm ente id en tificar el inijre-
dionle activo de la pócim a, fu era de a p u n ta r
cuan plausible es que fuese un cnteó;’eno
relacionada con el ¿ran o .
Fue m ucho después d e q u e com enzam os a
re u n ir las num erosas p ru eb as fragm entarias,
c uando Negamos a d ar can el enlace esencial.
Ahora que podem os e c h a r un vistazo al ca­
m ino recorrido, me g u staría a p ro v ech ar la
o p o n unidad de es le epiloito en español para
destacarlo. Los griegos creían, y hasta cierto
punto es rcalm enie cierto , que las p lan tas co­
mesi i bles e ra n form as evolucionadas de va­
riedades no com estibles, m ás prim itivas, y
que p o r consiguiente (a a g ric u ltu ra era un
triu n fo ile la civilización o ''c u ltu ra ”. La se
milla de cizaña que crecía en el cebadal era
no solam ente un im pedim ento p ara el des­
a rrollo d e la cosecha, sino tam bién u n a am e­
naza regresiva c o n tra el delicado eq u ilib rio
que aseguraba la estab ilid ad del proceso evo­
lutivo. En form a sim ilar. !as p lan tas silvestres
que eran cazadas como anim ales se ponían
en con i vaste con las variedades cultivadas
que se cosechaban. Asi la hiedra veneno­
sa. que recolectaban en invierno las m énades
para sus thyrsoi, parece haber sim bolizado
las variedades prim itivas d e la vid cultivada,
cuyas j lutosas bayas p ro pu re ion aban el m edio
EL SIGNIFICADO DH LOS MISTERIOS 223

p a r a la p r o d u c c ió n d el vino. L as m á s silves­
tre s d e to d a s e s ta s p la n ta s e ra n los h o n g o s ,
v eg e tale s sin s e m illa q u e se re s is tía n a s er
c u ltiv a d o s y p a re c ía n p ro c e d e r d e la ''in s e m i­
n a c ió n ” de la tie rra p o r el g o lp e d e l ra y o del
p ro p io Z eu s. C a r a c te rís tic o d e to d a s la s p la ñ ­
ía s, p o r s u p u e s to , es q u e se n u tr a n d e m a ­
te r ia s m u e r ta s y p u tr e f a c ta s , la s c u a le s , u ti­
liz a d a s en f o r m a a d e c u a d a , so n u n a fu e n te
d e fe r tilid a d . T a m b ié n en e s te a s p e c to los
h o n g o s tie n e n u n a im p o r ta n c ia e sp e c ia l p o r
c a u sa d el m a n tillo , q u e ta n o b v ia m e n te c o n ­
s u m e el c a d á v e r d e n tr o d e la tu m b a . E s te
m o d e lo d e p ro d u c to lu n g o id e a p a r t i r de
la m u e rte p o d ía s e r o b s e rv a d o ta m b ié n e n la
F erm e n tació n d el vino, p u e s el ju g o , q u e e ra
u n a c o s e c h a d e s a n g re d iv in a , e ra e n te r r a d o
en u r n a s s u b te r rá n e a s , d o n d e los h o n g o s de
la f e rm e n ta c ió n p r e p a ra b a n la e s e n c ia e s p i­
ritu a l, lo q u e n o s o tro s lla m a m o s a lc o h o l, p o r
m e d io d e la c u a l el d io s re s u c ita r ía c u a n d o
las c u b a s fu esen e s p ita d a s . T al e ra el gozoso
a c o n te c im ie n to c e le b ra d o en el fe stiv a l d e las
a n te s te ria .s, c u a n d o el d io s n ac ía n u e v a m e n te
y p o r u n m o m e n to lo a c o m p a ñ a b a n , p r o c e ­
d e n te s del o tr o m u n d o , los e s p ír itu s de to d o s
los a n te p a s a d o s . E l s a c rific io del d io s m o s ­
tra b a el c a m in o p a r a la re g e n e ra c ió n d e la
p r o p ia h u m a n id a d , a p a r t i r de la tu m b a , y
al b e b e r su e s p íritu te m p e ra d o , lo s s e re s h u ­
m a n o s se s e n tía n en c o m u n ió n c o n el m u n d o
224 EL SIGNIFICADO DE LOS MISTERIOS

d e lo s d e s a p a re c id o s . Así co m o D io n iso s te­


n ía q u e m o r ir p a ra n a c e r co m o su d o n del
vino, a s í ta m b ié n su s p ro p io s a v a la r e s p r i­
m itiv o s e x ig ían el r ito de la m u e r te p o r
sa c rific io , con el p ro p ó s ito d e lib e r a r la ev o ­
lu c ió n d el d io s h a c ia fo rm a s m á s civ ilizad as.
É s ta s e r a n lo s a n im a le s , o ta l ve?, la s p la n ta s ,
q u e se c a z a b a n p a r a el s p a ra g m o s , el fero z
d e s m e m b ra m ie n to y el s u b sig u ie n te b a n q u e te
c o n c a rn e c r u d a , n la m a n e r a de lo s p u e ­
b lo s p rim itiv o s. D ich o s a n im a le s e r a n a c o m ­
p a ñ a n te s c a ro s a l d io s, y al o fre c e rlo s ta m ­
b ié n a ello s p a r a el sa c rific io , a q u é l m o s tra b a
s u in te n c ió n b e n é fic a h a c ia la h u m a n id a d .
E n tr e e s to s a n im a le s se e n c o n tr a b a la c a b ra ,
tra g o s, cu y o h á b ito d e p a c e r e n tr e la s vid es
p o n ía en p e lig ro la c o s e c h a del v in o , y la h a ­
c ía e s p e c ia lm e n te a d e c u a d a p a ra s e r s a c r i­
fic a d a al d io s. S e h a s u g e rid o q u e la en d e c h a
tr iu n f a n te q u e «e c a n ta b a p a r a el s a c rific io
d e la c a b ra c o n s titu y e el o rig e n de la tra g e ­
d ia . L a c a b ra a p a re c e ta m b ié n b a jo la fo rm a
d e lo s s á tir o s h irc in o s , q u e s eg ú n se d ec ía
re to z a b a n c o n la s m é n a d e s en el c a m p o , y
m o s tr a b a n u n a e x tr a o r d in a r ia in c lin a c ió n a
la e m b ria g u e z . E n ningún o tr o d o c u m e n to se
n a r r a la h is to r ia de la d e s tru c c ió n de ia
o tr a id e n tid a d de) d io s c o n m á s h o r r o r y glo­
ria q u e en la tra g e d ia d e E u ríp id e s L a s ba­
ca n tes.
A p a r t ir d e e s ta p a u ta b o tá n ic a evolu-
E L S IG N IF IC A D O D E LOS M IS T E R IO S 225

cion isia, y a Ja luz de c ie rto s aspectos fún-


gicos del sim bolism o de Dionisos, movido
por ia esperanza de e n co n tra r alguna co n ­
tinuidad con el cu lto de la som a, m anifesté
en los capítulos p recedentes la sospecha de
que en los m isterio s m enores, celebrados en
el lugar de ca?.a llam ado Agrai, figurara
un hongo. Después de aparecida la edición en
inglés do esta obra, he d escu b ierto algunos
datos que confirm an esa idea y que p resen ­
taré próxim am ente en un ensayo en la re ­
vista H elios. Mi tra b a jo se ocupa de un pasaje
de Las ¿ivús, comedia de A ristófanes, donde
se describe a Sócrates dirigiendo un rito de
necrom ancia en presencia de una trib u lla­
m ada "pie-som brío". M uestro allí que el con­
texto de este p asaje es una referencia rei­
terada al escándalo co n tem poráneo de la
profanación de los m isterios, en p articu lar
a la unión hierogám ica de la reina, en el mes
de los m isterios m enores. La m ención de esta
enigm ática Lribu “ pie-som brío” podría ten er
su origen en Ja tradición, que a rra n c a de!
Aja Ekapnd {'‘pie único 110 n acido”) de los
textos védicos, del hongo sagrado com o una
persona con aspecto de gnomo, sostenida,
com o un parasol, sobre una sola pierna.
Por consiguiente, en c u an to hace a Jos m is­
terios m ayores, un hongo relacionado con el
g rano se aju síarfa perfectam ente a estas p au ­
tas botánicas. Así com o los hongos de la
226 EL SIGNIFICADO DE LOS MISTERIOS

fe rm e n ta c ió n c o m p le m e n ta n cl p ro d u c to , s il­
v e s tre de los ritu a le s m e n á d ic o s d o n d e p a r ­
tic ip a b a D io n iso s. a s i ta m b ié n h a b ía u n a ver­
sió n de! d io s d o m e ñ a d a e n el c o rn e z u e lo q u e
c re c ía s o b ro el g ra n o de D e m é te r, el s u s te n to
só lid o de la h u m a n id a d , seg ú n d ic e E u ríp i­
d e s en L as b a ca n tes, cn c u a n to o p u e s to al
s u s te n to líq u id o del D io n iso s c u ltiv a d o . La
c e le b ra c ió n d e a m b a s cla se s de m is te rio s a s e ­
g u r a b a la e s ta b ilid a d del p ro c e s o e v o lu tiv o ,
a s i co m o D io n isos te n ia ta m b ié n q u e s e r h o n ­
ra d o cn los ritu a le s in v e rn a le s d el m e n ad is-
m o y en la s c e re m o n ia s m ás civ iliz a d a s del
sim p o sio , o en la c e le b ra c ió n del d io s c o m o
fu e n te d e in s p ira c ió n , m á s q u e de lo c u ra ;
p o r e je m p lo , en alg u n o s m o n u m e n to s do c u l­
tu r a in te le c tu a l, ta le s c o m o los fe s tiv a le s d r a ­
m á tic o s. A p a rte d e a s e g u r a r en lo p e rs o n a l
la fe r tilid a d y la c o n tin u id a d de la ex isten cia,
e r a s in d u d a en e s te s e n tid o com o los griegos
p e rc ib ía n la v e rd a d e ra im p o rta n c ia d e la ce­
le b ra c ió n a n u a l de los m is te rio s . S in ello s, la
tr a m a e n te r a d e la c u ltu ra h elén ica q u e d a ría
desh ech a .
U na vez re s u e lta (a c u e s tió n d e la id e n ti­
d a d del e n le ó g e n o , el ex a m e n re tro sp e c tiv o
h iz o e v id e n te s o tro s a s p e c to s de los m iste rio s
e lc u s in o s . Al ig u al q u e los o tr o s c u lto s panhe*
Iónicos m a y o res, c o m o el de A polo en D elfos o
el d e Z eus e n O lim p ia, los m is te rio s e lcu sin o s
llev an al c a b o u n a m e d ia c ió n típ ic a e n tre las
EL SIGNIFICADO DE LOS MISTERIOS 227

tra d ic io n e s c ló n ic a s y o lím p ic a s , c o n lo q u e
te s tim o n ia n el d e s a rro llo d e la re lig ió n d e los
tie m p o s p re h e lé n ic o s a los h e lé n ic o s. Lo q u e
c o m ie n z a c o m o el r a p t o v io le n to e ilegal de
P e rs é fo n e , c u lm in a c o n la a u te n tic a c ió n d e lo
s u c e d id o , b a jo la fo rm a de la se p a ra c ió n
leg al d e la d o n c e lla d e s u m a d re , al a s u m ir
a q u é lla su p a p e l de e s p o s a en c a sa de su
m a rid o , al tra v é s del rito del m a trim o n io . Es
e s ta tr a n s ic ió n lo q u e explica q u e se a ñ a d a
m e n ta a la p ó c im a d e c e b a d a y ag u a , p u es
la fra g a n te h ie rb a silv e stre , co n s u s c o n n o ta ­
c io n e s de se x u a lid a d ilíc ita , d e b e c e d e r a n te
el d e s a r r o llo o r d e n a d o d e los g ra n o s c u lti­
vad o s. A d em á s, Iu fig u ra de la G ra n D iosa
s u f r e u n a tr a n s m u ta c ió n im p o rta n te , pues la
s in g u la r id a d o rig in a l d e la m u je r d iv in a ha
sid o d iv id id a en u n a p a re ja s a g ra d a de m a ­
d re y d o n ce lla, q u e d e c o n tin u o se re ú n e en
las v is ita s re p e tid a s de los p a rie n te s p o lític o s
y el n a c im ie n to del n iñ o d iv in o , q u e e s el
h e r e d e r o q u e u n e las d o s ca sa s. E s ta s g ra n d e s
d io s a s q u e d a ro n a s im ila d a s d e v a ria s m a n e ra s
a la e s tir p e o lím p ic a , p o r lo g e n e ra l al in ­
c o r p o r a r s e a la línea d e c o n s a n g u in id a d de
Z eus c o m o su h ija o su h e rm a n a . E n el c a so
del p a r e le u sin o , la d iv isió n d e ja d io s a d io
p o r r e s u lta d o u n a q u e volvió a n a c e r com o
la h ija d e Z e u s, m ie n tra s la o tra , m a d re de la
p rim e ra , es h e r m a n a de e ste , c o m o la p ro p ia
H c ra . S in e m b a rg o , so la m e n te D e m é te r ha-
225 EL S IG N IF IC A D O D E L O S M IS T E R IO S

bita ei Olimpo, m ien i ras Perséfone, com o Dio­


nisos, que es tam bién hijo de Zeus, apenas si
lo visita per iúd ¡caí nem e desde el m u n d o c tó ­
nico. La singularidad de que se haya conver­
tido en un p a r se aprovecha, p a ra in teg rar
una unidad, en la figura enigm ática de H e­
cale, la m u je r triple que incluye los papeles
de las dos ν les añade los im ponentes po­
deres de su condición de reina en la casa
de Hados. E n tre esto s m undos de dioses ago­
nizantes e inm o rtales, la hum anidad desem ­
peña un papel esencial como m ediadora, pues
según dice Esquilo en Prom eteo encadena­
do, los seres hum anos fueron form ados de
la arcilla p o r un dios de la tie rra, y a este
m aterial se le añadió el po d er del intelecto
que fue robado a Zeus b ajo la form a d e fue­
go, m ism o que el dios había expropiado de
las clónicas e n tra ñ a s de la tie rra apenas hubo
ascendido al dom inio del cosm os. Aunque o ri­
ginalm ente Zeus p retendió d e stru ir la raza
de los hom bres y, a decir verdad, acabó p or
conseguirlo, salvo p o r una p areja que la re ­
construyó, ahora b ajo el m an d ato de Zeus
y de nuevo con tierra, la m o rtalid ad de los se­
res hum anos resu lta indispensable p a ra los
olím picos; pues a final de cu en tas los hom ­
bres deben n u trirse do la m uerte en tanto
susten tan a los inm ortales cuando ofrecen
a los cielos una porción de sus propios ali­
m entos en sus sacrificios crem atorios.
E L S IG N IF IC A D O D E LOS M IS T E R IO S 229

Podem os a v en tu ra r que en esta p auta de


inicrdupcndcncia se reconciliaron dos clases
de cham anism o: una, la dû los ritos, q u e icnia
un papel p repond eran te, y la o tra , la d e la
deidad paternal, que llego con los cazadores
g uerreros del N orlc en las m igraciones indo­
europeas. Así tam bién, en las trad icio n es m í­
ticas D em éter llega a Eleusis procedente de
la isla m inoana de C reta, m ien tras el p rim er
hierofante de los m isIcrios de la diosa re­
m ontaba su ascendencia a una fam ilia del
septentrión de Traeia. El p ropio cornezuelo,
corno el vino que se o riginó en las tie rras
del M editerráneo, p resen ta una tra n sm u ta ­
ción perfeci a d d entcógcno indoeuropeo, sil­
vestre. en una variedad cultivada, A la visLa
de tales pautas, m e atrev ería a especular
que respecto a la adorm id era, d e In cual se
sabe que figuraba en las religiones de los
pueblos prehelénicos, tam bién se creía que
h abía sufrido una evolución, h asta cu lm in ar
en una variedad com estible, la granad a, tal
vez, al través de la ado rm id era Papaver
rhoeas, que así m ism o es una maleza com ún
en los cultivos de gram íneas. De a h í la Fre­
cuente aparición de capullos de ad orm id era
y de granadas, adem ás de la cebada, como
sím bolos de las dos diosas y de sus mis­
terios.
Carl A. P. R uck
A péndick

ENTEÓGENOS *

Tou>S las lenguas se d esarro llan ju n io con el


p u eblo que las habla, y tom an prestados o in­
venían los térm inos que requieren p ara m an­
ten erse al día, m ien tra s desechan o tro s que ya
no n ecesitan. Λ principios do los años sesenta
se p ro d u jo u n a oleada de abusos en la ingestión
de las llam adas drogas "alucinógenas" o "psi-
q u ed élicas”, q u e en general fue observada con
desconfianza y relacionada con las actividades
de g rupos delicuentcs o subversivos. F uera de
las jerg as de las varias su b cu ltu ras, no existía
u na term inología adecuada p ara esta clase de
drojias. So acuñaron entonces palabras que d e ja ­
ron ver en su génesis la incom prensión o los
p reju icio s de la época.
De en tre los m uchos térm inos propuestos para
d esignar esia clase única de drogas, en el habla
com ún han sobrevivido sólo unos cuantos. En
opinión de los au to res de es le artículo , ninguno
de ellos m erece seguir en uso, a m enos que no
nos im p o rte p e rp e tu a r en n u estra lengua los
e rro re s del pasado.
C om únm ente, p or ejem plo, nos referim os a la
a lteració n de las percepciones sensoriales com o
una '‘alucinación", y de ah í que la droga que
A 0 Journal o f Psycticdclic DntfiS. vol. U. im m x. 1
y 2. e n e ro -ju n io d e 1979.

231
232 CNTECCENOS

ocasionaba tal cam bio viniese a s er conocida


como un "alucinógeno'V Sin em bargo, el verbo
‘ alu cin ar''’ im pone de inm ediato un ju icio de
valor .sobre la natui-aleza de las percepciones
alterad as, pues significa "ofuscar, seducir o en ­
gañar, h aciendo q ue se lom e una cosa p o r otra ''.
Procede del latín ;Ίι/¿¿¡(Ijucifiari, “ divagar men­
talm en te o h ab lar sin sentido", y en esa lengua
es sinónim o de verbos que significan e s ta r loco
o delirar. Ademas, según parece, lu e tom ado
del griego, donde form a p a rte de una fam ilia de
palab ras q u e im plican m ovim iento incesante
y agitación perpleja, tal com o la causada por
el duelo y la desesperación. ¿Cómo puede un
térm in o sem ejan te perm itirn o s co m en tar con
im parcialidad esos trascendentes y beatíficos
estados de com unión con las deidades que, .según
lo han creíd o m uchos pueblos, la gente o los
cham anes pueden alcan zar m ediante la ingestión
de lo q ue solem os llam ar "alucinógenos” ?
O tras designaciones son igualm ente inadecua­
das. D urante e l p rim e r decenio p o sterio r al
descu b rim ien to d e l a LSD, los hom bres de cien­
cia q u e investigaban la influencia de tales d ro ­
gas en los p rocesos m entales (casi todos ellos,
1 Π1 primero que utilizó en letras de im prenta los
términos “alucinógeno" y “alucinogénico" fue Do­
nald Johnson, un mcdico inglés, en un folleto titu­
lado The Halhtciuoficinc Drugs (Chrisiopher John­
son, Londres. 195.5). Sin embargo. Johnson lomó lal
designación de ires medicos estadunidenses, Abram
Hofíer. Humphry Osmund y John Smyihie.s, que
no la utilizaron en letras de· molde sino hasta el
año siguiente.
CNTEÚGENOS 233

os obvio, carecían de experiencia personal sobre


sus efecto s), tenían la im presión de q u e p a re ­
cían inducir un estado próxim o a la dem encia
y a la psicosis. De ahí el térm ino “ psicolom í-
méticos*' Jo "psicom im éticos";, que fue acuñado
p a ra refe rirse a una droga que provocaba e sta ­
do s psicóticos. H asta hace poco tiem po la psi­
cología, que desde el pu n to de vista etim ológico
es el estudio del “ alm a” o del ‘'e s p íritu 1', se ha
ocu pado solam ente de las enferm edades m en­
tales y de las desviaciones de la co nducta, y
todos los térm inos com puestos a p u n ir de la
raíz psico- conllevan esta connotación de e n fer­
m edad; psicótico, por ejem plo, no podría sig­
n ificar "esp iritu al". O sm ond procuró hacer a
un lado estas asociaciones adversas cuando p ro ­
puso el vocablo " p sy ch ed elic"/ la única palabra
2 F.n una carta a Humphry Osmond, lechada el 30
de marzo <lc 1956, Aldous Huxley proponía que la
mescal inu fuese llamada un "pHaneroihymc". Hux­
ley escribió estas ingeniosas líneas:
To make this trivial world sublime.
Túkc <1 half a gramme v f phaneroíhy})iv.
(Para hacer este trivial munde sublime,
Tome medio gramo de fancrotimc.)
Osmond replicó con el siguiente dístico:
To faihom Hell or sour angctic.
Just íakc ti pinch o¡ psychedelic.
¡Pava penetrar cn cl Infierno o tener un
vuelo angélico.
Simplemente lome una pizca de
psiqueddico.j
Gran parte del crédito por la popularización del
termino "psiqucdeJico" debe concederse a Ralph
iMctzncr y a Timothy Leary. En la prim avera de
234 ENTEÓ GENOS

inglesa que emplea la raíz anómala psyche- en


lugar de psycho·, con la esperanza de que el tér­
mino, diferente de "psychotomimetic'·, pudiera
designar algo que “muestra el alma". Sin em­
bargo, psychedelic no sólo es una formación
verbal incorrecta, sino que ha llegado a estar
en tal forma investida de connotaciones de la
cultura pop de los años sesenta que es incon­
gruente hablar de que un chamán tome una dro­
ga "psiquedecíica”. Es probable, además, que in­
cluso la composición anómala de la palabra no
alcance a evitar la confusión con las designacio­
nes formadas a partir de la raíz psico-, de mane­
ra que causaria las mismas dificultades que “psi-
cotrópico”, que tiende a significar algo que
nos "lleva a estados psicóticos" y no, simple­
mente, A una forma de percepción alterada.
Hn vísta de lo anterior, queremos sugerir un
vocablo nuevo, que podría resultar apropiado
para referirse a las drogas cuya ingestión altera
la mente y provoca estados de posesión extática
1963 se publicó en Cambridge, Massachusetts, el
primer número de la Psychedelic fleview, cuyos
editores eran Mct2 ner. Osmond y Leary, entre
otros. La Psychctlvlic Review ya desapareció, pero
el termino se ha perpetuado en el titulo del Jour­
nal of Psychcdeiic Drugs. La extraña designación
propuesta por Huxley no tuvo tan larga vida. La
carta del escritor deja en claro que para el signi­
ficaba un “manifestador del alma". Sin embargo, 1a
palabra griega thymos significa “órgano de la pa­
sión, el carácter y la ira", y "phanerothyme” de­
signaría una droga que haga manifiestas las emo­
ciones intensas.
ENTEOGEKOS 235

y cham ánica. En griego, entheos significa lite­


ralm en te "dios (tfiL’o.O ad e n tro ", y es una pala­
bra q u e se utilizab a p ara d escrib ir el estado en
que lino se en c u en tra cuando está inspirado y
poseído p o r el dios, que ha en trad o en su cuer
po. Se ap licaba a Jos tra n ces proféticos, In pa­
sión eró tica y la creación artístic a, así com o a
aquellos ricos religiosos en que los estados m ís­
ticos eran ex perim entados al través de la inges­
tión de su stan cias q u e eran tra n su s ta n d a le s con
lo deidad. E n com hinación con la raíz gen-, que
denota la acción do “devenir", esla p alab ra com ­
pone el térm in o q u e estam os proponiendo: en·
teógcna.
M uestra designación es fácil de pronunciar.
Podem os h ab lar de enteógenos o, com o adjetivo,
de plan tas o d e sustancias cntcofiénicas. En un
sen tid o estricto , sólo aquellas drogas que pro­
d ucen visiones y de las cuales pueda m o stra rse
q ue han figurado en rito s religiosos o chama·
rucos serían llam adas cntcópenos; p ero en un
sentido más am plio, el tcrrninu podría tam bién
ser aplicado a o tra s drogas, lo m ism o n atu rales
que artificiales, q ue inducen alteraciones de la
conciencia sim ilares a I ris que se lian docu­
m entado resp ecto a la ingestión ritual do los
entcógenos tradicionales.
Carl Λ . P . R u c k , J i .r i :.\ í y B ig w o c h ».
D anny S t a p i .i :s , Jonathan O it y
R. G ordon W asso n .
IN D IC E

Prefacio .............................................................. 9

I. HI cam ino de W asson n Eleusis .......... 11


II. Una p reg u n ta inquietante, y m i res­
pu esta ............................................................ 35
Π Ι. La solución del m isterio cicusino . . . . 53
IV. D atos ftiiaiJiores ......................................... 80
V. E) h im no hontérico a D em éter ............ 95
VI. D ocum entación ........................................... 121
La Visión de F.lcusis ............................ 121
Los m isterio s m enores ............................ 140
T r i p t o l e m o y los m isterios m ayores . . . 165
El h ijo de las dos diosas .................... 1Í2
Identificación ............................................. 196
Sobre D ionisos ........................................ 213

Epíloyo. El signilicado de los m isterios .. 220


Apondice. E n c ó g e n o s .................................... 231
F ¿ te lib r o ac le rm in n (le im p rim ir <*1 «lia 2 7
d e J u n io de 1085 e n Ιλη ta lle re s d e L iin
E d icio n if- O lim p ii, S . Λ. S e v illa 109, y sc
e n c u a d e r n ó e n K n c i i a t i c n m c i i j ii P r o R fC s o ,
S . A. M u n ici|ii< ' LiIpre» lfcfi, M cm íio Itt, Γ). F
Sc (irn rn n *>.000 e je m p la re s.
R. Gordon Was soc / A b en 11 ■* ^
Carl A* P. Rîké

El horizonte recordado por rs^a a tn


Hofmann y Ruck es un espacio
édito que acaso, con el tiempo. üegve a.
algunas ideas centrales en ia hÎEcrîi ác
nes. £1 subtítulo señala el coraxóc de
la solución al enigma de los jm &errkx
lo que está en el centro de las iiiq-jetede» de to·
autores. El punto de partida es una o o m π
vamente nueva* laetnomicología. aruruLadt —cee
erudición, paciencia y audacia ifiLrfecfttji— a k>
largo de los años, por d investigainr πογκμβ^γκ*!»
R. Gordon Wasson a raíz de sus demibrtoMeoio·.
en la sierra mazateca, dç prácticas ritiia¿« rir on
gen milenario, a base de los “ hongo* saçraàoe
El doctor Albert Hofmann, distinguât; q-..-*î3 jeo.
ha contribuido decisivamente, por su ρϊπΐ. s U
investigación del posible “ caminu a EJctiej” con
la vastedad de sus conocimientos y la precisó*? de
sus observaciones. Carl A. P, Ruck, e s íu d ¿ o * G dé
Grecia, cierra eï precioso ajiillo di: tres esia!»nt*
que este libro constituye. El camino a Eicusi* es
una de esas obras que exigen una lectura pacenté
y cuidadosa, no tanto precisamente ñor la difíriil-
tad de su texto —es de un
sino por ía vasta intensio

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