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Características del “Desarrollo político en los Andes” desde las

Sociedades Igualitarias hasta el Imperio Universal Andino

La civilización andina es consecuencia de un proceso político, social y económico.


Todo proceso implica fases de desarrollo. Ahora bien, la reconstrucción de cada etapa y
posterior concatenación de las mismas es una tarea que, en el contexto que nos atañe,
implica dos criterios: las referencias arqueológicas y/o las manifestaciones culturales; ya
sean ambos característica especiales de un asentamiento, ya sean la expresión de un
vínculo interregional. A partir de la reconstrucción de un proceso podemos proponer
periodificaciones que expliquen el desarrollo de un aspecto de la civilización andina; para
nuestro caso, el desarrollo político. Silva Santisteban, a partir del criterio de la referencia
arqueológica, propone seis fases o tipos de organización política.

1. Sociedades igualitarias o segmentarias

Las primeras sociedades igualitarias o segmentarias fueron las bandas. Estos grupos
pequeños se caracterizaron por la predominancia del parentesco, la reciprocidad y el
acceso común a los recursos vitales. Las bandas eran unidades autónomas y
autosuficientes. La organización de sus miembros no se regía bajo criterios como la
especialización o la jerarquía institucionalizada. Por otra parte, la función de líder no
estaba asociada a un estatus formal; aquella, además, no era determinada por la imposición,
sino por la persuasión.

2. Sociedades de jefatura

Opina Silva Santisteban que la complejización de la sociedad andina obedeció a dos


factores: el aumento poblacional y el hallazgo de nuevas formas estratégicas de
subsistencia. Estos cambios, a su vez, configuraron la caracterización de las sociedades de
jefatura, a saber, sedentarización, revolución agropecuaria, reciprocidad-redistribución. La
primera característica no fue consecuencia de la agricultura, sino que la antecedió; la
segunda característica fue el inicio de los sistemas de producción de excedentes; la tercera
característica infiere de la reciprocidad la existencia de una ideología en común; y de la
redistribución, el surgimiento y la perpetuación del liderazgo.
3. Estados prístinos

En la transformación de una sociedad de jefatura a un estado confluyeron tres


factores: el crecimiento demográfico, el aumento productivo y las guerras. Estos, luego,
determinaron los tres componentes fundamentales de un estado: sociedad, gobierno y
dominio territorial. El criterio arqueológico registra estructuras monumentales que siguen
dos patrones arquitectónicos que evidencian su función religiosa: la caracterología del
fogón circular central y la aparición de la arquitectura monumental; estos dos patrones,
también, explican tanto las diferencias sociales como la especialización.

4. Estados expansivos

Estos estados se caracterizaron por su interés en conquistar e integrar poblaciones


tanto política como culturalmente. En la formación de los estados expansivos concurrieron
el desarrollo de sistemas de riego (tecnología hidráulica), la crianza de camélidos, la
invención del telar y la cerámica. Este último fue importante, ya que se convirtió en un
recurso para la expresión de emociones estética. Entre los estados expansivos Silva
Santisteban analiza los siguientes: Chavín (simbología religiosa), Paracas (telar), Nazca
(megaglifos) y Moches (uso de fuerza militar para su expansión).

5. Imperios regionales

Algunos historiadores afirman que el término “imperio” es únicamente aplicable al


contexto del Viejo Mundo. Silva Santisteban, no obstante, nos propone que es posible
reconceptualizar el término y aplicarlo al mundo andino; por ejemplo, una “alianza de
reciprocidad” reemplaza a los conceptos de “intervención administrativa” y “continuidad
en el dominio territorial”. En este sentido, el autor identifica y analiza los siguientes
imperios regionales: Tiahuanaco, Huari, Lambayeque y Chimú.

6. Imperio universal andino

Esta fase constituye el último horizonte de desarrollo autóctono de las sociedades


del antiguo Perú, ya que se produce la integración política de todas áreas del mundo
andino: el Imperio de los incas es la expresión de este proceso. Caracterizó a este imperio
una sociedad socialmente estratificada y una política basa en mecanismos religiosos y
administrativo, pues estos principios de organización crearon una compleja división del
trabajo, las comunidades formales, los grupos de parientes y de no parientes. Fue
fundamental para su expansión y hegemonía la política etnoecológica, ya que manejaron
los sistemas de terrazas y el control planificado de la irrigación. El sistema de
redistribución estatal y el principio de reciprocidad, así como la correspondencia
compensatoria y la formación de campañas de conquista y de represión, fundamentaron el
sometimiento de los pueblos y la producción de los mismos de sus propios medios de
subsistencia.

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