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El castillo de Sigüenza está situado en lo alto del cerro que domina la antigua ciudad.
Se empezó a construir en el año 1.123 para servir de palacio-fortaleza y
residencia de los obispos que fueron señores de la ciudad durante siete siglos.
En tiempos de los romanos, fue un sitio de mucho paso y con bastantes
habitantes, los cuales seguramente edificaron el torreón o puesto de vigilancia
sobre el valle en lo que es hoy castillo-fortaleza. Habitaron esta ciudad
visigodos y árabes en un reducto fuerte y atalayado en lo más elevado de la
orilla.
La reconquista de Sigüenza tuvo lugar en el mismo año, siendo su primer
obispo, Don Bernardo de Agen, quien al mando de un poderoso ejército
conquistó la ciudad a los árabes que la ocupaban.
Con el tiempo se fueron creando salas para todo tipo de actividades y eventos,
se fueron ampliando y reforzando las murallas defensivas de la ciudad, creando
impresionantes puertas y estructuras que aún hoy podemos admirar en su
mayoría. El recinto tiene planta rectangular y son sus torres las que rompen la
monotonía del edificio, estas son todas de la misma altura, rematadas por
almenas de igual forma. Su estructura nos muestra su origen árabe. Se
encontraba rodeado de una muralla con puente levadizo.
CUENTO
Era se una vez un rey llamado Pablo II, estaba enamorado de su quinta
esposa Caterina V, cuando asistía a misa Caterina V le fué a pedir
compasión, porque la acusaban de mentir que en el caso de la reina
significaba traición. Gritaba, golpeaba, suplicaba pero él la ignoró , los
guardias se la llevaron arrastras y fué condenada a pena de muerte en
una de la torres del castillo.
Cuando procedieron a ejecutarla, sus últimas palabras fueron que el rey
se arrepentiría de lo que había hecho, al cabo de unas semanas cuando
estaba durmiendo oyó una voz que dijo: no te enamores por tu propio
bien, el rey estuvo reflexionando toda la noche y al siguiente día ya no se
acordaba de lo ocurrido esa noche.
Al mes siguiente, el rey fué de viaje a Marruecos, el segundo día fué a un
mercado donde vió a una mujer preciosa y se decidió ir a hablar con ella
para conocerla, la chica viajó con él a su castillo. Una semana después el
rey anunció que se había enamorado de aquella preciosa mujer.
El pueblo y sus padres estaban indignados porque un cristiano no podía
estar con una chica de Marruecos y entonces tuvieron que tener una
relación a escondidas, dos meses después el rey la invitó a un picnic en la
colina de al lado del castillo cuando volvieron se despidieron en un poyete
de al lado del catillo se dieron un beso y se fijó en que la chica en vez de
tener pies tenia pezuñas y dijo:
- ¿Qué es eso?
Y cuando la miro a la cara vió un monstruo con cuernos y con la piel
roja.
El rey salió corriendo y se agarró a la cruz, el monstruo fue a cogerle y
cuando tocó la cruz dejó marcado su mano, después fue corriendo al
castillo y nunca se le volvió a ver.