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distribución electrónica:
Coordinador: Francisco
Manual del
Javier Castejón Oliva
Maestro
ESPECIALISTA EN EDUCACIÓN FÍSICA
ISBN Maquetación
84-922803-4-4 Pila Teleña S.L.
AVISO: Este libro fue adaptado para la distribución electrónica. Se permite al comprador imprimirlo solamente
para uso personal. Imprimirlo con otros fines o hacer copias en formato digital puede ser sancionado por ley.
Coordinador: Francisco
Manual del
Javier Castejón Oliva
Maestro
ESPECIALISTA EN EDUCACIÓN FÍSICA
6. LA RESPIRACIÓN 112
6.1. Tipos de respiración
6.2. Objetivos educativos
7. LA RELAJACIÓN 115
7.1. Objetivos educativos
7.2. Aspectos a tener en cuenta en el trabajo de relajación
7.3. Programa educativo
9. LA ACTITUD 119
9.1. La estructura corporal
9.2. Educación de la actitud
1. INTRODUCCIÓN 131
3. EL PROCESO ENSEÑANZA-APRENDIZAJE EN
LA INICIACIÓN DEPORTIVA 180
1. INTRODUCCIÓN 217
1. INTRODUCCIÓN 320
BIBLIOGRAFÍA 348
BASES TEÓRICAS DE
LA EDUCACIÓN FÍSICA
Autor: Manuel Vizuete Carrizosa (Universidad de Extremadura)
1.2. El papel de las bases teóricas en la formación del profesorado. Como queda
dicho, el apoyo tradicional en la práctica de los ejercicios y habilidades en el saber
hacer del docente, el recurso al método imagen-copia, a la pedagogía del drill, en una
palabra, han marcado severamente la tradición formativa del profesorado de
Educación Física, el desconocimiento no sólo de la tradición histórica y científica,
sino de la propia teleología del trabajo que se ha de llevar a cabo, establecen el gene-
ral olvido de una base teórica o de fundamentos que justifique el hacer del docente
en Educación Física.
18 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
Las razones sin duda, han de buscarse en la relación que podemos establecer entre
la actividad física como medio de educación por el movimiento, y la actividad física
entendida como cultura popular, bien sea como juego o como deporte, en los cuales
el dominio de las técnicas y gestos esenciales, califica a los ejecutantes y los acredi-
ta como poseedores de esa educación que se supone implícita en la propia naturale-
za y esencia del juego.
Esta deuda con lo popular, que poseen las actividades físicas trasladadas al entor-
no educativo, y la identificación de los contenidos y objetivos por parte de los docen-
tes con esa misma cultura popular, es lo que hace suponer, de forma frecuente, el que
sea prácticamente innecesario el estudio de las bases teóricas o fundamentos de la
Educación Física, por lo que, olvidado el origen y perdido el norte, a menudo, nos
encontramos dando palos de ciego, sin saber a ciencia cierta la razón de nuestro tra-
bajo, sus justificaciones y sus valoraciones ética y educativas finales.
El profesor Bart Crum (1993), ha expuesto magistralmente las razones que nos
llevarían a justificar un estudio profundo, sereno y reposado de las bases teóricas. A
mi modo de ver, la crisis de legitimación y de identidad como materia docente, refe-
rida por Crum, a la que se enfrenta la Educación Física en muchas partes de Europa,
está relacionada, precisamente, con ese desdibujamiento de la Educación Física
como disciplina escolar de carácter educativo, y con su identificación con elementos
de la cultura popular en los que los aspectos constitudinarios de sus aprendizaje, pri-
man sobre cualquier otra referencia o valor educativo.
Esta herencia o hipoteca ideológica, coincido de nuevo con Crum, sería la que ha
trastocado el universo de valores del docente y colocado en la escala de valores de la
Educación Física, elementos ajenos a su propia razón de existir como materia o dis-
ciplina de educación. Nada mas gráfico, en este sentido, que el rebautizamiento con-
ceptual que se hizo en España de la Educación Física para Educación General Básica
como “Educación Física de Base”, término este último que comportaba la existencia
de una intencionalidad posterior de fácil identificación.
No es fácil la solución de este problema que el propio Crum ya había definido en
1990 como el Círculo Vicioso Auto-reproductor de la Educación Física, según el
cual, el resultado al final del proceso formativo en Educación Física y en relación con
las ideas que tienen, sobre la propia disciplina, los alumnos que comienzan sus estu-
dios para ser profesores de Educación Física, al final de su carrera, difieren escasa-
mente de la idea que tenían al comienzo del proceso. La conclusión del autor es que
muchos profesionales de la Educación Física tienen una idea no lectiva y no educa-
tiva de su propio trabajo, explicación ésta que vendría a avalar cuanto se ha dicho
sobre la situación de la Educación Física a caballo entre los contenidos educativos y
los elementos de cultura popular con los que se confunde a menudo, situación ésta
que, a su vez y de forma interesada, se fomenta desde las instancias políticas.
Crum, finalmente, sostiene que la Educación Física debe ser concebida como una
disciplina de enseñanza-aprendizaje, orientada a la consecución de una cultura
motriz, con todo lo que esto comporta en las nuevas generaciones. Esta aportación,
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 19
ciertamente valorable, no viene sino a confirmar la necesidad de definir: qué enten-
demos por Educación Física y cuál es la escala de valores que el concepto sustenta,
hecho éste problemático por demás, en tanto en cuanto, en España acaba de desapa-
recer parcialmente la Educación Física como titulación académica específica, para
ser sustituida por otra denominada “Ciencias de la Actividad Física y el Deporte”, lo
que, además de contribuir a la indefinición de la disciplina, como veremos en su
momento, viene a consolidar el triunfo de una teoría, en muchas otras partes ya obso-
leta, según la cual la Educación Física es parte marginal de un totum revolutum, ubi-
cada casi exclusivamente en el ámbito escolar y cuya utilidad estaría justificada, en
términos de educación, casi por completo en lo que se conoce ahora como transver-
salidad y definida como: educación para la salud, para la convivencia, para el tiem-
po libre, etc., y con escasas repercusiones en otros ambientes y parcelas educativas.
Una atenta lectura de estas definiciones y pronunciamientos, nos lleva, sin duda,
a ratificar nuestra postura en torno a la necesidad de unas bases teóricas suficiente-
mente sólidas en la formación del profesorado que garanticen no sólo el dominio de
las técnicas y recursos propios de la didáctica de la Educación Física, sino, además,
una postura ideológica suficientemente clara en la que la intención de educar preva-
lezca sobre cualquier otro interés o planteamiento.
En el enfoque de las bases teóricas de la Educación Física en la formación del
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 21
profesorado, se encuentran una serie de premisas que se resumen en los siguientes
párrafos.
La presencia de las bases teóricas en los diseños curriculares para la formación
del profesorado de Educación Física como planteamiento intencional es ciertamente
nueva. Hasta una fecha relativamente reciente, las bases teóricas de la Educación
Física se suponían implícitas en el espíritu del diseño curricular general o, en cual-
quier caso, justificadas por disciplinas que recogían la trayectoria histórica y filosó-
fica de la Educación Física, pero sin pretender pronunciarse, sin aportar tomas de
posición alguna ante la materia como disciplina educativa y, por supuesto, obviando
la existencia de un medio social presionante en el entorno específico, ante el que, por
regla general, tampoco se planteaban tomas de posición.
La aparición de las bases teóricas en los primeros programas de formación de
profesores fue saludada casi como un mal necesario, entendida como un resumen de
las citadas disciplinas teóricas y, por supuesto, escasamente valoradas en el contexto
general de los currículas.
Estas bases teóricas, nuevamente revalorizadas en las propuestas curriculares
para el título de Maestro Especialista en Educación Física, han terminado por justi-
ficar su necesidad en la formación de los docentes de esta disciplina. Sin embargo, la
propia naturaleza de estas bases teóricas se presta a distintas valoraciones y enfoques,
no sólo dependiendo de los puntos de arranque que hemos señalado anteriormente,
sino también por la finalidad que, en cada caso y por el responsable de impartir la
materia, se establezca de acuerdo con su escala personal de valores.
El pronunciamiento europeo sobre la Educación Física no deja lugar a dudas
sobre su carácter fundamentalmente educativo y su adscripción específica al marco
escuela; éstas han de ser, por tanto, las señas de identidad o referentes de las bases
teóricas de la Educación Física.
No aportarían nada unas bases teóricas de la Educación Física que, indepen-
dientemente del punto de partida, se limitasen a establecer el devenir o la trayec-
toria histórica de la disciplina a lo largo del tiempo, la propia modernidad de la
materia y su ajuste a la dinámica social como elemento de progreso a partir de
mediados del XIX, hacen que haya de entenderse vinculada a procesos de cambio
social e íntimamente ligada a los mismos, no pudiendo desligarse el estudio sobre
la Educación Física como materia de educación, del discurso político, del religio-
so o del planteamiento social de las actividades físicas en el mejor de los casos.
Hemos de partir de una reflexión profunda y dinámica de la idea que cada uno tiene
sobre la Educación Física a priori, para, definida la identidad de la disciplina y
separada de los elementos supuestamente afines o coincidentes, plantear el des-
arrollo educativo de la materia, entendida como acción y efecto de educar por el
movimiento.
Si de verdad queremos romper con el aludido "Círculo Vicioso", hemos de
meditar y planificar seriamente nuestra estrategia. La tradición en la formación del
profesorado, además de la dependencia de la práctica y de la mejora en la ejecu-
22 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
ción personal de ejercicios o habilidades, rara vez ha incidido en las razones per-
sonales e íntimas por las cuales los estudiantes de Educación Física han decidido
escoger esta profesión, dando por sentados una serie de axiomas que a la hora de
la verdad no sólo no estaban en la mente de los alumnos, sino que, en la mayor
parte de los casos, ni siquiera sospechaban de su existencia.
Se hace preciso, por tanto, en una primera instancia conocer las expectativas y
razones por las cuales, los futuros profesores, acceden a esta profesión; el segundo
paso, inevitable, debería ser dar a conocer a los alumnos la esencia de la profesión
misma, no sólo la dinámica y acción del ejercicio de educar por el movimiento, sino
la escala de valores inherentes a este ejercicio profesional; de lo contrario, estaremos
volviendo a incidir en los viejos errores de amontonar conocimientos, ideas y habi-
lidades, confiando en que, al final, la providencia o la sabia naturaleza impulsarán al
futuro profesor a hacer un uso correcto y adecuado de los mismos.
La sensación de desamparo del profesor principiante y su angustia ante el ejerci-
cio de la profesión, será otro de los elementos a tener en cuenta a la hora de estable-
cer el desarrollo de estas bases teóricas de la disciplina. La confianza sólo es posible
cuando la seguridad en sí mismo como docente viene precedida de las respuestas ínti-
mas, en sentido positivo, de lo que es la esencia de la acción misma de enseñar, cues-
tión ésta imposible si no viene precedida de una reflexión personal y colectiva sobre
los valores que se desean transmitir y sobre la forma de hacerlo.
Por último, y no menos importante, una idea del medio social y sus apreciacio-
nes en torno a la Educación Física, sobre sus exigencias, y sobre las distintas postu-
ras: sociales, políticas, religiosas y del propio medio escolar, deberían completar esta
visión teórica de ubicación de la disciplina.
Como ya hemos dicho, las ideas de Rousseau sobre los ejercicios físicos, su valor y
finalidad no configuraron un sistema de Educación Física, sino el deseo de retorno a
condiciones de vida más naturales. Sin embargo, sus ideas se extienden con gran
rapidez por toda Europa, especialmente en aquellos países donde las circunstancias
políticas y la tolerancia religiosa permitieron su desarrollo. Siendo, por el contrario,
prácticamente desconocidas en aquellos otros donde la permanencia en las estructu-
ras del poder de las instituciones del Antiguo Régimen, o la competencia plena de la
Iglesia sobre lo educativo, consiguieron que estas obras fueran expresamente prohi-
bidas y condenadas.
En Alemania es donde primero se intentaron llevar a la práctica estas ideas; J.B.
Basedow (1.723-1.790) fundó en Dessau en 1771, su Filantropinum, en el que los
ejercicios físicos se constituyen en la parte esencial de un plan educativo armónico e
integral. Su idea pedagógica se basaba en el deísmo de Rousseau en cuanto a lo reli-
gioso; en la filantropía en cuanto a lo moral; y en el cosmopolitismo de las naciones
civilizadas, en cuanto a lo político.
Igualmente, e inspirado en los trabajos de Basedow, Christian G. Salzmann
(1744-1811) abre en 1784 otro Filantropinum en Schnepfental, en el que da comien-
zo la obra de Johann Christoph Friedrich Guts Muths, considerado como el padre de
la gimnasia pedagógica. Su planteamiento se extendería rápidamente, por todo el
28 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
continente europeo. El avance de estas teorías pedagógicas de corte democrático y
progresista fueron, muy pronto, ahogadas o soterradas en Alemania por las circuns-
tancias políticas y sociales, muy especialmente, por la obra de Ludwig Jahn (1778-
1852).
El Turnkunst, como se denomina a su método, destaca por su alto contenido
patriótico y social, incluyendo la sustitución del, hasta entonces, término habitual de
Gymnastik. Con el Turnkunst se pretende acentuar el carácter nacional y nacionalis-
ta del sistema. Este método, es fervientemente aceptado y extendido en los países de
la órbita alemana en donde se establece, casi sin discusión, hasta la Primera Guerra
Mundial. Este método fue prohibido en Prusia de 1820 a 1842 por el llamado
Bloqueo Gimnástico y de 1810 a 1865 en la conocida Lucha de las Barras desatada
por Hugo Rothstein al comparar las ventajas del método sueco con el Turnkunst
(Langlade y Rey, 1979).
En el norte de Europa se desarrolla la llamada escuela sueca. Tiene su origen en
el danés Franz Nachtegall (1777-1847), que tras ser profesor en el Filantropinum de
Copenhague fundó, en 1799, el primer instituto privado de gimnasia de Europa a par-
tir de las ideas democráticas de Guts Muths. En este centro, y desde estas ideas, es
donde se forma Pedro Enrique Ling, padre de la gimnástica sueca, que de regreso a
su país y tras su actividad docente en la Universidad de Lund, crea el Instituto
Central de Gimnasia de Estocolmo. Instituto que, bajo su dirección, aseguraría la
difusión de su escuela y de su doctrina en todo el mundo [3].
En Francia, las ideas de Guts Muths fueron desarrolladas por el exilado espa-
ñol Francisco de Paula Amorós y Ondeano, Marqués de Sotelo (1770-1848).
Amorós, que había dirigido el Instituto Pestalozziano de Madrid, era un personaje
popular en España, muy conocido por sus ideas progresistas en el campo de la edu-
cación con anterioridad a la Guerra de la Independencia. En la represión posterior
a la guerra es acusado de afrancesado y perseguido, viéndose obligado a exilarse
en Francia. Posteriormente su labor pedagógica le fue reconocida en vida y se le
restituyeron sus bienes, sus títulos y propiedades, de los que el Estado se había
incautado. La acogida, el tratamiento y las facilidades recibidas del estado francés,
que no sólo reconoció su método, sino que lo adoptó como oficial, hicieron que
Amorós permaneciera en Francia hasta su muerte. Nombrado en 1818 director del
Gimnasio Normal Militar y, posteriormente, de la Escuela de Joinville, de la que
sería su fundador, la difusión de su teoría abarcaría el panorama civil y militar de
la gimnasia en Francia y en los países de su órbita prácticamente hasta nuestros
días. Amorós continúa siendo considerado una gloria nacional francesa y su méto-
do es constantemente reivindicado como la aportación francesa a la pedagogía de
la Educación Física, como algo genuinamente francés.
Durante el siglo XX, la Educación Física se desarrolla en una relación mucho
más estrecha con las ciencias de la educación, mucho más de acuerdo con la evo-
lución pedagógica y la didáctica general, incorporando, esencialmente, avances
técnicos: en ritmo, en pedagogía, etc., que definen distintos planteamientos o for-
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 29
mas de entender la Educación Física; esto es lo que se conoce como Grandes
Movimientos. El Movimiento del Centro introduce la teoría rítmica de Dalcroze, la
Gimnasia Rítmica Femenina o Gimnasia Moderna, la Gimnasia Escolar Austriaca,
etc. Por su parte, el Movimiento del Norte, incorpora los métodos neosuecos e
igualmente, el llamado Movimiento del Oeste, agrupa las aportaciones técnicas
surgidas en esta área geográfica.
Estas apreciaciones sobre el fondo pedagógico e ideológico de los métodos,
nos llevan a la verificación de los planteamientos políticos de las actividades físi-
cas al servicio de una idea desde los planteamientos pedagógicos teóricos inicia-
les. Es el caso, por ejemplo, del nacionalismo alemán, que encontraba en los
planteamientos y en las fórmulas externas del Turnkunst la expresión de su pro-
pia esencia al representar, mediante comportamientos y actitudes corporales, los
valores que se sustentaban y defendían en cuanto a los modelos de comporta-
miento ciudadano y de organización de la vida pública.
La transcendencia educativa de los métodos en Educación Física, tendría su refle-
jo más representativo en este enfrentamiento que se mantiene todavía, en los plante-
amientos educativos actuales de la Educación Física en Alemania donde, a diferen-
cia del resto del mundo, no existe, ni siquiera a nivel del lenguaje técnico, la expre-
sión Educación Física. Tras estos conflictos doctrinales del inicio y la posterior pre-
sión del deporte más cercano a las ideas del Turnkunst, y muy en la línea de los inte-
reses políticos alemanes entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la común-
mente aceptada denominación de Educación Física, fue definitivamente sustituida
por la de sportschule, que da prioridad al aprendizaje de las habilidades deportivas.
Hemos de recordar que tras la desmilitarización impuesta a Alemania después de la
Primera Guerra Mundial, el deporte, fundamentalmente la vela, el senderismo, el
montañismo, el vuelo sin motor y el paracaidismo, permitieron la instrucción en téc-
nicas de utilidad militar a los que luego formarían las élites del ejercito alemán, jus-
tificándose de este modo, su rápida organización y alta operatividad en un espacio
mínimo de tiempo.
En este sentido, podemos verificar cómo la presión del nacionalismo alemán y
del imperialismo prusiano serán determinantes en que, a pesar de la presencia en
Alemania de A. Spiess (1810-1858), padre de la gimnasia escolar alemana y conti-
nuador de Guts Muths, el concepto pedagógico y democrático roussoniano no se des-
arrolla en este país, encontrando una mejor acogida en los países nórdicos.
En definitiva, y haciendo una síntesis de la esencia histórica de la Educación
Física, podemos establecer que a partir de un nuevo planteamiento educativo que
implica al cuerpo aparecido en la Europa del siglo XVIII, esta idea se desarrolla
durante todo el XIX en la Europa Central y Nórdica en función de tres circunstancias
o parámetros:
a) La democratización de la enseñanza, relacionada con la desapari-
ción del Antiguo Régimen y con la pérdida de la influencia de la
Iglesia en el campo educativo.
30 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
b) El avance de las ciencias médicas, especialmente la fisiología y la
anatomía, consecuente con la desaparición de los oscurantismos y la
posibilidad de diseccionar y estudiar el cuerpo humano, sin temor a
penas eclesiásticas.
c) El progreso en la formación de los ejércitos y la evolución de la
ciencia militar, tanto en lo que se refiere a las técnicas de instrucción
en orden cerrado, como a la aparición del orden abierto o de com-
bate, fundamentalmente, basado en la preparación técnica y en el
desarrollo de las capacidades físicas del combatiente.
De hecho, los avances en Educación Física durante todo el XIX y gran parte del
XX, en países como España en los que se mantuvieron las estructuras del Antiguo
Régimen, se encuentran únicamente relacionados con la evolución y el desarrollo del
ejército y con la mejora en la instrucción del combatiente. No hay incidencia ni avan-
ces de la Educación Física durante este tiempo, en aquellos países en los que la ense-
ñanza permanece siendo monopolio de la Iglesia y la organización de la vida ciuda-
dana se encuentra en manos del poder absoluto. Países en los cuales existe, por lo
general, un férreo control sobre el avance de las ideas ilustradas: prohibición, perse-
cución y condena; y donde los conocimientos científicos y médicos, especialmente,
se encuentran estancados y sujetos a la disputa ciencia-fe. Aquellos en los que la pro-
pia debilidad del Estado y las penurias económicas, impiden, igualmente, el desarro-
llo de la ciencia militar.
Éste es, en realidad, un fiel retrato del caso particular de España, hasta bien
entrado el siglo XX, donde el oscurantismo religioso prohíbe el estudio y la inves-
tigación sobre el cuerpo humano mediante la disección de cadáveres, retrasando
los avances de la medicina y de la fisiología, y donde el poder de la Iglesia y los
intereses de clase fomentan el miedo social a las teorías liberales y a la educación
laica, manteniendo su monopolio e impidiendo el acceso generalizado a la educa-
ción y a la cultura. El mantenimiento de un ejército de clases, anquilosado, con
escaso dominio de la ciencia militar moderna, e ignorante de la importancia del
ejercicio y de la mejora de la condición física en el entrenamiento del combatien-
te supuso, probablemente, el principal obstáculo para el desarrollo de la Educación
Física como materia educativa. Tengamos en cuenta, que mientras que el estado
francés encarga a Amorós la organización del "Gimnasio Normal Militar”, en la
segunda década del XIX, en España no aparece una institución militar similar hasta
un siglo después con la creación de la "Escuela Central de Gimnasia Militar" en
1919 (Payne, 1986). Éstas son, esencialmente y a escala específica, las causas que
retrasan en España, en más de un siglo respecto al resto de Europa, el acceso a las
actividades físicas y al deporte y a la idea de su empleo como medio de educación
y de salud.
Derecha:
Educación Física como “Gimnasia”
• Ámbito de la docencia.
• Obligatoriedad cuestionada desde sectores religiosos radicales.
Exenciones.
• Influencia sueca.
• Ignora las tradiciones populares en la práctica.
• Percibida como un patrimonio de la clase militar.
• Profesorado especializado y titulado por ECGM.
• Necesidad de instrumentar la Gimnasia para la promoción política: tablas
y
desfiles.
Izquierda:
Educación Física como “Educación Física”
• Ámbito de la docencia.
• Obligatoriedad como objetivo político no cuestionable.
• Influencia sueca.
• Reforzamiento de los fisiológico y anatómico.
• Inclusión de carga humanística. Ciencia “a caballo”.
• Influencia psico-educativa “educación vivenciada”.
• Percibida como un beneficio socialmente útil y necesario.
- Inclusión como valor estratégico al comenzar la guerra.
• Eliminada de los programas de Secundaria, en los que se sustituye por
Juegos Escolares Nacionales.
- Miedo a que se utilice desde los colegios de la derecha para crear uni-
dades paramilitares.
• Profesorado oficial: Cesado al comenzar la guerra.
- Miedo a su vinculación al bando franquista vía militar.
“Educación Física”
• Obligatoriedad como objetivo político.
• Proyección de la imagen del régimen.
• Separación de sexos.
• Influencia sueca en lo masculino.
• Influencia neo-sueca (E. Börjsten) en lo femenino.
• Percibida como generadora de los hábitos y actitudes de los hombres
y mujeres del nuevo Estado.
• Propuestas eugenésicas y raciales. I Congreso Nacional de E.F.
• Formación del profesorado específico en centros del Partido.
• Monopolio científico, de publicaciones y de actividades.
“Educación Física”
• Generalización de la práctica como objetivo político.
• Proyección del desarrollo del régimen.
• Separación de sexos.
• Influencia alemana y austriaca en lo masculino (1965)
• Influencia neo-sueca (E. Börjsten) en lo femenino.
• Percibida como terapia social.
• Introducción del Deporte Escolar como objetivo esencial a desarrollar.
• Formación del profesorado específico en centros del Movimiento.
• Disputa por la creación del INEF.
• Creación del INEF por mediación del SEU.
• Monopolio científico. Dos autores oficiales.
“Educación Físico-Deportiva”
• Generalización de la práctica deportiva como objetivo político.
• Proyección del desarrollo y modernidad del régimen.
• Separación de sexos.
• Influencia alemana y austriaca en lo masculino (1965). Fuerte presión
para el desarrollo deportivo.
• Desarrollo de lo rítmico en lo femenino.
• Deporte = profilaxis y terapia social.
• Generalización del Deporte Escolar como objetivo esencial en todos los
niveles.
• Formación del profesorado específico en centros del Movimiento.
• Consolidación del INEF. La política del deporte.
• Monopolio científico. Dos autores oficiales.
Educación Física
• Desaparece por Decreto de la Universidad.
• Reconsideración en el caso del Magisterio.
Iglesia:
• Trata de mantener su parcela de poder e influencia en el Deporte Escolar.
• Varias asociaciones.
Educación Físico-Deportiva
Problematizada por los problemas profesionales.
• No al Deporte Escolar Obligatorio.
• Integración en los cuerpos de enseñantes.
• Homologación de titulaciones.
• Reciclaje de Instructores e "idóneos".
• Fuerte parón de actividad.
• Mantenimiento, por inercia, de las actividades.
• Carencia de directrices oficiales y de planes de estudio.
• Entrada de las nuevas corrientes psicomotricistas.
• Nuevos planteamientos ideológicos.
• Polarización “corriente psicopedagógica” versus “corriente deportiva”.
Deportes:
• Al margen de los planteamientos político-educativos.
• Deporte escolar asumido en parte por el ámbito federativo.
• Interés social por el deporte escolar o en la Escuela.
Educación Física
• Aparece en los “Programas Renovados”.
• Aparece con identidad específica en el DCB.
• Desarrollo paralelo a otras áreas en pie de igualdad.
Desarrollo Científico
Los docentes universitarios desde la transición:
Escuelas de Magisterio.
• Homologar el status profesional.
• Progresar científica y profesionalmente.
Postura científica.
• La Educación Física como Educación.
• Investigación en docencia y formación del profesorado en línea con el
concepto de Didáctica Especial.
Objetivo:
• Formación de docentes especializados para la Educación Primaria.
- Reciclajes de Maestros.
- Creación de la Especialidad.
Identidad:
Educación Física
• Con contenidos de conocimiento propios.
• Deporte como medio o recurso educativo.
Dentro de las novedades didácticas más acusadas que la Reforma Educativa plantea se
encuentra la Educación Física. La nueva concepción delimita mucho más claramente el
sentido educativo y de formación de hábitos, de actitudes y de adquisición de conoci-
mientos sobre esta disciplina, de tal manera, que lo que hasta el momento, y referido a las
edades escolares, había venido siendo una asignatura casi estrictamente centrada en acti-
vidades y procedimientos, se nos presenta ahora como una materia de educación en la que
la secuencia actitudes, actividades, procedimientos, conocimientos, está perfectamente
delimitada condicionando el modo operativo tradicional de la Educación Física. Situación
ésta, mucho más acusada en nuestro campo, por cuanto, tras el planteamiento predomi-
nantemente lúdico de la Educación Física que se había venido teniendo hasta ahora, los
alumnos actuales, y también los docentes, han de enfrentarse a una materia mucho más
estructurada desde planteamientos de formación de actitudes y de adquisición de conoci-
mientos sobre las actividades físicas mucho más reflexivo y menos activista.
Desde las bases teóricas de la Educación Física se pretende familiarizar al alum-
no con el concepto de desarrollo físico armónico, planteado como un derecho funda-
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 57
mental de la persona humana, constitucionalmente reconocido, y como un avance
social propio del mundo contemporáneo, como una consecuencia de las conquistas
de la civilización occidental en el mundo del trabajo.
Lejos de los tópicos al uso sobre la conveniencia de la práctica del ejercicio por
el ejercicio, se exige una aclaración científica sobre las distintas razones que justifi-
can su práctica y sobre la forma de llevarla a cabo; en este sentido se presta una aten-
ción especial al binomio calidad de vida - ejercicio físico, y al tratamiento de la
diversidad y de las diferencias como un hecho natural merecedor de consideración y
respeto.
Las grandes áreas o itinerarios que se establecen para la consecución de los
objetivos, se presentan desde el principio como diferentes parcelas o partes del
todo que denominamos Educación Física, de tal manera que, a lo largo del proce-
so educativo, a los alumnos le sea fácil entender, distinguir y explicar las razones
por las que se llevan a cabo distintos ejercicios y prácticas. Al final del proceso
educativo los alumnos deberán tener completamente claros los siguientes concep-
tos e ideas sobre la Educación Física.
[1]
EUROPHORUM. EUPEA. : Physical Education Work Group: Coordinator: Richard Fisher United
Kingdom. Members: Guy Bonhomme France, Casey Derek United Kingdom, Oene Loopstra Holland,
Francois Kremer Luxemburg, Rose Marie Repond Swizerland, Laslo Arday Hungary and Manuel
Vizuete Spain. Helsinki. Junio 1993
[2]
La palabra inglesa sport procede de la francesa antigua desport, que en Francia en el siglo XIII signi-
ficaba “diversión popular”, correspondiente al disporto italiano “diversión, alegría, esparcimiento”; a
partir de 1440 se usa en Inglaterra la forma abreviada sport con el significado de pleasant pastime, enter -
taintment or amusement, recreation, diversion (pasatiempo agradable, entretenimiento, distracción
recreo, diversión). Durante el siglo XIX resucita en Inglaterra el antiguo sentido deportivo en gran parte
por los alumnos de las Public Schools organizando ejercicios deportivos, juegos y competiciones por ini-
ciativa propia y creando reglas de competición y leyes tácitas de comportamiento caballeresco (Wagner,
1969-70)
[3]
Visto que el maestro de armas P.H. Ling acredita tener conocimientos de Mecánica y de Biología y
además capacidad y habilidad para enseñar los ejercicios de gimnasia y de esgrima de florete, sable y
bayoneta y los ejercicios de equitación y de natación, Decreto 1- Nómbrese al maestro de armas Per
Henrik Ling, director del Real Instituto Central de Gimnasia de Estocolmo (Cabezas, boletín 13/937).
[4]
Real Orden de 23-02-1805. Creando en Madrid de una escuela del método de Pestalozzi. Ratificado
por Real Orden de 04-08-1805: De creación del Instituto Pestalozziano de Madrid.
Real Orden de 10-10-1806: Aprobando el Reglamento del Real Instituto Militar Pestalozziano de
Madrid.
Real Orden de 20-01-1807: A fin de que la Imprenta Real imprimiese cuanto hubiera de publicar el
Instituto Militar Pestalozziano de Madrid.
Real Orden de 06-02-1807:Sobre el Real Instituto Militar Pestalozziano de Madrid y el tratamiento que
le ha de ser dispensado.
Orden Reservada de 13-01-1808:Por la que Godoy comunica a Pedro Cevallos que “da por fenecido el
ensayo del Instituto Militar Pestalozziano”. Archivo de Alcalá de Henares, legajo 2379. Ministerio de
Fomento.
[5]
AMORÓS, F.: Discurso en la solemne inauguración del Instituto Pestalozziano, el 4 de noviembre de
1806... en:”Noticia de las providencias tomadas por el Gobierno para observar el nuevo método de la
enseñanza primaria” de Enrique Pestalozzi, y de los progresos que ha hecho el establecimiento formado
en Madrid con este objeto, desde su origen hasta el principio del año 1807. Madrid, Imprenta Real, 1807.
Págs. 96-117.
[6]
Real Orden de 29-11-1864: Se manda entregar al Conde de Villalobos el Gimnasio establecido en los
edificios del Real Sitio (Salón de Próceres) de la Casa de la Maestranza de Madrid.
[7]
Sobre la vida y las actividades de esta “colonia” existe abundante documentación gráfica. Archivo
Municipal. Huelva.
[8]
El Club Recreativo de Huelva es el primer club de fútbol creado en España; de la misma manera, y por
razones parecidas, el F.C. Barcelona fue creado por ingleses y escoceses que estaban implicados en las
industrias textiles catalanas. Joaquín Soto Barrera en su obra Historia del Fútbol en España -Madrid,
1930-, señala que el primer club fue el Bilbao C.F., fundado en 1.898; sitúa la creación del F.C. Barcelona
en 1899 y la del Real Madrid en 1900.
[9]
La Inglaterra victoriana asume las teorías del clérigo T. Arnold, sobre la educación de los jóvenes que
establecen la importancia de la actividad física como medio de educación; ésto, unido al espíritu com-
petitivo inglés, genera un rápido desarrollo de las actividades físicas tradicionales inglesas que muy pron-
to se verán normalizadas y reglamentadas, constituyendo lo que hoy conocemos como deportes. El auge
que alcanzan en la época victoriana, la extensión del Imperio Británico, la expansión de su actividad eco-
nómica y la tendencia de los ingleses a llevar con ellos su forma de vida allá donde se encuentren, fomen-
taron la extensión del hecho deportivo.
[10]
Real Orden de 04-08-1805.
Noticia de las providencias tomadas por el Gobierno para observar el nuevo método de enseñanza pri-
maria de Enrique Pestalozzi, Madrid, Imprenta Real, 1807, pp. 96-117.
Orden Reservada de 13-01-1808: Por la que Godoy comunica a Pedro Cevallos que da por fenecido el
ensayo del Instituto Militar Pestalozziano. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares,
legajo 2379. Ministerio de Fomento.
(Véase pie pág. 4)
APRENDIZAJE Y
DESARROLLO MOTOR
Autores: Juan Luis Hernández Álvarez y Clara López Crespo
(Universidad Autónoma de Madrid)
INTRODUCCIÓN
En éste capítulo se abordan, en primer lugar, los aspectos más relevantes del des-
arrollo motor infantil, así como la descripción del proceso de adquisición y mejora
de las capacidades y conductas motrices. En el segundo apartado, se revisan aquellas
cuestiones que pueden ayudarnos a entender, por un lado, el modo en que se produ-
ce el aprendizaje motor y, por otro, las características y la naturaleza de lo que cons-
tituye el objeto del aprendizaje motor: las habilidades motrices.
Ambos aspectos serán de crucial importancia para ayudar al profesorado en la
constante toma de decisiones que supone su actividad docente. Tanto a la hora de
seleccionar y secuenciar contenidos, como a la hora de diseñar progresiones de ense-
ñanza-aprendizaje, deberemos tener presentes, como elementos de juicio:
* Las características del momento evolutivo del alumnado.
* Cómo aprenden nuestros alumnos y alumnas y qué puede favorecer
dicho aprendizaje.
La intención de éste trabajo es, fundamentalmente, ofrecer una guía, una introduc-
ción, a los aspectos más significativos relacionados con ambos temas, por lo que
siempre será necesario, para una mayor profundización en los mismos, recurrir a la
numerosa bibliografía específica de dichas materias.
Así, existen numerosas conductas que son el resul tado de procesos internos de
maduración, y en las que, desde el exterior, no podremos influir. Se trata de todas
aquellas conductas de carácter filogenético, como por ejemplo agarrar, arrastrarse o
gatear, y en general, todas aquellas que aparecen durante los dos primeros años de
vida. Por otro lado, el aprendizaje, entendido como influencia del medio, tendrá
mayor peso en las conductas de carácter ontogenético, que, en general, aparecen a
partir de los dos años de edad.
Podemos concluir afirmando que, si el desarrollo humano hace referencia al con-
junto de cambios que el individuo experimenta a lo largo de su vida, dichos cambios
son fruto de la maduración de todas las estructuras orgánicas y de la interacción entre
el propio sujeto y su medio, es decir la influencia del ambiente. Interacción que debe
ser interpretada en el doble sentido de adaptación al medio e intervención en él.
Figura 1
b) Evolución de las capacidades físicas. Son aquellas capacidades básicas que con-
dicionan en cantidad el rendimiento en una det ermi nada ejecución. Es deci r, supo-
nen el aspecto cuantitat ivo de cualquier comportamiento motor y obedecen más a
predisposiciones fisiológicas puramente estructurales y de aporte energético, que a
procesos de percepción sensorial y ajustes en el sistema nervioso; pero maticemos
que no de forma excluyente. Son, en otra terminología, los componentes de la con-
dición física, es decir: la fuerza, la resistencia, la velocidad y la flexibilidad.
Las capacidades físicas básicas experimentan en esta etapa entre los 6 y los 12
años un incremento continuo, con la excepción de la flexibilidad que merece un aná-
lisis más detenido y discriminado en razón de las distintas articulaciones. La regre-
sión en esa progresión de manera perdurable implicaría, por sí misma, una detección
de anomalías motrices, más que la estricta comparación con resultados normativos
de procesos evolutivos, que en la mayor parte de los casos responden a muestras de
población ajenas a las propias características de nuestra sociedad.
Este incremento continuo responde, en primera instancia, al ininterrumpido
aumento de los factores de talla y de peso, y también al desarrollo y maduración de
los distintos aparatos y sistemas orgánicos. Veamos los rasgos más característicos de
esta evolución:
* La Flexibilidad: Se tiene a la flexibilidad como una capacidad emi-
nentemente regresiva, pues en términos generales, se acepta que su
desarrollo máximo se sit.a en torno a los 3 años de edad, y que a par-
tir de esa edad, en un individuo normal, comenzará la ausencia de pro-
gresión. Sin embargo, es necesario realizar un mayor acercamiento al
desarrollo de esta capacidad.
La práctica nos confirma que es una capacidad regresiva analizan-
do en su conjunto la etapa de Educación Primaria. Sin embargo, esto
no debe ser tomado al pie de la letra para nuestros escolares por dos
razones:
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 71
- En primer lugar, la ausencia, hasta ahora, de una Educación
Física
sistematizada en nuestro Sistema Educativo, incide en un mal
desarrollo de la flexibilidad y al mismo tiempo en la posibilidad
de progreso significativo basándose en un programa adecuado.
Progreso, aclaremos, respecto a una evaluación inicial del propio
alumno, aun cuando pudiera estar por debajo de hipotéticos valo-
res estándar.
- En segundo lugar, estudios llevados a cabo en las .ltimas décadas
(KOS, SERMEEV, en Meinel y Schnabel, 1987) nos afirman que,
si bien se pierde flexibil idad en determinadas articulaci ones, en
otras se puede seguir progresando hasta el final de esta etapa.
En concreto, alrededor de los 10 años parece reducirse la capacidad de
separación de las piernas en la articulación de las caderas y la flexibi-
lidad de los hombros en dirección dorsal, mientras que por otro lado,
la capacidad de flexión en la articulación de la cadera, de los hombros
y de la columna vertebral contin.a en progresión hasta los 12-13 años
de edad, siempre sobre la base de trabajos especí ficos. Los datos antes
aportados confirmarían esta hipótesis.
En cuanto a las diferencias por sexo, las niñas suelen ser más flexibles
que los niños e incluso desde el punto de vista de la regresión parece, a
falta de más estudios que lo confirmen, que ésta no siempre se confirma,
o al menos no en el mismo grado que los niños. Sin duda, los factores
constitucionales, mayor elasticidad de los ligamentos y menor tracción
muscular sobre la articulación, determinan estas diferencias.
En cualquier caso, la flexibilidad no es una capacidad con carácter
global; cada articulación tiene una capacidad especifica y puede dife-
rir mucho de otras de la misma persona con referencia a valores están-
dar. De esta premisa de especificidad surge la gran dificultad para
determinar la evaluación de esta capacidad si no es basándose en múl-
tiples pruebas, que en un ambiente escolar carecerían de sentido si no
obedecieran a causas estrictas de diagnostico clínico. Parece, pues,
conveniente una evaluación global de la misma entre otras razones, de
índole puramente físico y fácilmente comprensibles, por la motivación
que conlleva para su tratamiento especifico.
Por ultimo, hacer un llamamiento a la precaución en los tratamien-
tos específicos de flexibilidad; t ratamientos demasi ado especi aliza-
dos y fuertes podrían, fácilment e, ocasionar daños a las estructuras
óseas en período de formación.
La interacción del individuo con su medio se manifiesta por sus conductas para com-
prender el entorno e influir en él. La conducta humana es producto de una sucesión
de aprendizajes que socialmente se van adquiriendo y perfeccionando. Esta sucesión
de aprendizajes afecta tanto al ámbito motor como al intelectual, y sólo en términos
teóricos y para facilitar su estudio, podemos diferenciarlos, ya que ambos están ínti-
mamente relacionados y se desarrollan complementándose uno a otro.
Sólo desde ésta perspectiva podremos hablar de adquisiciones intelectuales y de
adquisiciones motrices, siendo su expresión una manifestación global de la conduc-
ta humana. Con ésta premisa, el aprendizaje motor se va a centrar en las ejecuciones
motrices, como manifestación externa de lo cognitivo, social, afectivo y motriz de la
personalidad humana.
Existen diversas definiciones de aprendizaje motor, así para Lawther (1983) “El
aprendizaje es un cambio relativamente permanente, producto del entrenamiento y
la experiencia” (p. ).
Para Gagne (en Knapp, 1981) es “El proceso neural interno que se supone tiene
lugar siempre que se manifiesta un cambio en el rendimiento, no debido ni al creci-
miento vegetativo ni a la fatiga” (p. ).
Aunque con algunos matices diferentes, en ambas definiciones se alude a ciertos
aspectos claves: el aprendizaj e significa cambi os en el rendimi ent o, debi dos, pre-
cisamente, a la práctica de las acciones y a la experiencia que se adquiere con dicha
práctica.
No obstante, debemos volver sobre la definición de Gagne y hacer énfasis en la
frase “proceso neural interno”. Mientras Lawther sólo hace referencia a un “cambio
en el rendimiento”, Gagne llama la atención sobre el proceso interno que ese cambio
originó.
La definición de Gagne se separa así de las definiciones conductistas que sitúan el
acento en la observación externa del rendimiento.
Para otros autores como Klix (en Meinel y Schnabel, 1987) “el término apren-
dizaje es la denominación para cualquier modificación de la conducta en relación
al ambiente como consecuencia de un procesamiento individual de informacio -
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 81
nes”(p.), observándose en esta definición la clara influencia de la teoría del apren-
dizaje basada en el procesamiento de la información. Desde este punto de vista, el
aprendizaje implicaría, pues, la percepción de estímulos ambientales y el proce-
samiento de la información de dichos estímulos para producir un cambio de ren-
dimiento o dicho de otra forma, una modificación de la conducta.
Por otra parte, ése proceso de “modificación de conductas motrices”, o de “cam-
bios en el rendimiento” que supone el aprendizaje motor, según Schmidt (en Ruiz
Pérez, 1994) se caracteriza por:
- el modo progresivo en que se producen dichos cambios,
- las diferentes aptitudes que son requeridas en los diferentes momen-
tos del proceso; de carácter cognitivo al comienzo, y de carácter motor
al final del mismo, cuando la habilidad está automatizada,
- la evolución en las exigencias sobre el control del movimiento; al
comienzo del proceso son sobre todo de carácter visual, mientras
que conforme va progresando en el mismo son más de naturaleza
quinestésica, y- el aumento progresivo de la capacidad para obtener
información sobre la propia ejecución y, en consecuencia, para iden-
tificar errores.
Teniendo en cuenta las variaciones que éstos y otros aspectos presentan en los diferen-
tes momentos del proceso de aprendizaje, numerosos autores coinciden en identificar
diferentes fases en dicho proceso.
Así, atendiendo a las características coordinativas del movimiento, Schnabel (1987)
propone las siguientes fases:
1. Desarrollo de la coordinación global
2. Desarrollo de la coordinación fina
3. Estabilización de la coordinación fina y desarrollo de la disponibili-
dad variable de la técnica.
Integrando las propuestas de diferentes autores (entre los más significativos son
Adams, Gentile, Fitts y Posner), Ruiz Pérez (1994) concluye señalando las siguientes
fases en el proceso de aprendizaje:
1. Fase inicial: caracterizada por la captación, por parte del alumnado,
de la idea del movimiento; “...es el momento de la comprensión, de
entender lo que se debe hacer, dónde hay que hacerlo y qué requiere
dicha habilidad, para tratar así de desplegar los recursos necesarios de la
forma más eficiente posible” (p. ).
2. Fase intermedia: el alumno y la alumna todavía no dominan la ejecu-
ción de la habil idad, aunque ya han superado los errores más importan-
tes. Paulatinamente van siendo capaces de realizar un movimiento más
“adaptable y aplicable....,va automatizando progresivamente los gestos,
mostrando un progresivo control quinestésico” (p.).
82 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
3. Fase final: supone ya la automatización del movimiento, con una
ausencia de los errores y un mínimo gasto cognitivo y energético en la
ejecución.
RETROINFORMACIÓN
Figura 2. Esquema clásico del modelo de aprendizaje motor basado en el procesamiento de la informa-
ción.
a) Análisis de los mecanismos (pasos) que actúan en los procesos de aprendizaje motor
Abordaremos ahora por separado cada uno de los pasos o mecanismos que intervienen
en el aprendizaje, según el modelo cibernético:
* Mecanismo de Percepción: hace referencia a la captación, por parte
del alumno o de la alumna, de la información, entendiendo por tal, todos
los estímulos que el entorno o el propio sujeto estén produciendo. La
información (est ímulos) es captada por los recept ores sensori ales: exte-
roceptores y propioceptores, y enviada por medio de las vías aferentes al
sistema nervioso central; primero a las zonas sensitivas ó primarias (la
señal que llega a éstas zonas recibe el nombre de sensación) y, poste-
riormente, a las áreas asociativas o secundarias, donde se procesará y
hará significativa (a partir de aquí podemos decir que existe una percep-
ción del estímulo)
Percibir implica, por tanto, integrar las sensaciones que llegan al cerebro, tomar
conciencia de las mismas, pero dada nuestra capacidad limitada de percibir y pro-
cesar información, se hace necesaria una selección de los estímulos presentes en cada
situación (Teoría del Filtro de Broadbent y Teoría de la Pertinencia de Norman, en Ruiz
Pérez 1994).
Desde el punto de vista del aprendizaje, deberemos atender a desarrollar la atención
y percepción selectiva, es decir que, mediante la práctica, el alumno aprenda a atender
sólo a aquella información que es relevante y significativa para la tarea, eliminando así
las interferencias y estímulos no pertinentes. Igualmente convendrá desarrollar su capa-
cidad de anticipación perceptiva, o lo que es lo mismo, que sea capaz de “...interpretar
determinadas señales del entorno antes de que el resultado de éstos se materialice”
(Sánchez Bañuelos, 1989, p. ).
El tiempo de percepción dependerá en gran medida de la complejidad de la tarea
que, en éste sentido, podrá estar definida, de manera fundamental, por el tipo, variabi-
lidad y número de los estímulos presentes. Es clásica ya en la materia la propuesta de
Tabla 1. Análisis de la dificultad perceptiva de las tareas motrices (en Sánchez Bañuelos, 1989).
El tiempo que transcurre desde que se produce el estímulo hasta que se origina la res-
puesta recibe el nombre de tiempo de reacción, y es de gran importancia en el apren-
dizaje de numerosas habilidades motrices.
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 85
Este tiempo de reacción es la suma del tiempo de percepción (tiempo transcurrido
desde que se produce un estímulo hasta que la persona lo integra como percepción en
las áreas de gnosis total) y del tiempo de decisión (tiempo que tarda la persona en defi-
nir y elaborar la orden de la respuesta).
La complejidad cognitiva de una tarea motriz variará desde aquellas en las que las
decisiones a tomar son prácticamente nulas hasta aquellas con un alto componente de
decisión. Como en el mecanismo anterior, recogemos en la tabla 2 el análisis de la com-
plejidad cognitiva de las tareas motrices realizado por Sánchez Bañuelos (1989):
Tabla 2. Análisis de la dificultad cognitiva de las tareas motrices (según Sánchez Bañuelos, 1989).
La ejecución de una determinada tarea implica diversos aspectos en relación con las
exigencias, tanto coordinativas como de los componentes de la condición física que
dicha ejecución implique. Es decir, la complejidad de ejecución de una tarea motriz,
vendrá determinada por sus exigencias relativas a los aspectos cualitativos y cuantita-
tivos del movimiento.
Así, cuanto mayores sean las exigencias de fuerza, resistencia, velocidad ó flexibi-
lidad de una tarea motriz, mayor será su complejidad. Mientras que, como vemos en la
tabla 3, en relación con los elementos cualitativos, aspectos cómo el número de grupos
musculares que intervienen en la coordinación de la acción, ó los requerimientos de
rapidez y de precisión, serán los que determinen su mayor o menor dificultad:
Tabla 3. Análisis de la dificultad de ejecución de las tareas motrices (en Sánchez Bañuelos, 1989).
2.2. Las habilidades y tareas motrices como objeto del Aprendizaje Motor: análi-
sis y clasificación. Existe cierta confusión a la hora de interpretar el significado de
ambos términos: habilidad y tarea motriz. En numerosas ocasiones, encontramos que
se utilizan indistintamente en la bibliografía específica, mientras que en otras se les atri-
buyen diferencias; a saber:
- La habilidad, siguiendo a Knapp, puede ser definida como la “capaci-
dad de producir un resultado predeterminado con un máximo de certeza
y un coste energético mínimo”(Knapp, 1981, p. ). Pudiendo destacar su
carácter finalista (acción encaminada a la consecución de un objetivo),
organizado (movimientos con una estructura coordinativa específica),
eficiente (ejecución realizada con la mayor precisión y el mínimo gasto
energético y psíquico, que permita, además, su adaptabilidad a situacio-
nes cambiantes) y su necesidad de ser aprendidas (son acciones que exi-
gen una modificación de conductas o la adquisición de otras nuevas, es
decir, implican un proceso de aprendizaje) (Ruiz Pérez, 1994).
- La tarea, generalmente, hace referencia a una situación de trabajo, de
clase o entrenamiento, según Famose (en Ruiz Pérez, 1994) es “aquella
actividad determinada y obligatoria que un sujeto recibe de otro, o se
autoimpone, para conseguir un objetivo” (p. ). Por tanto, las tareas no
implican en sí mismas un determinado nivel de ejecución, ni una “cali-
dad” específica de la misma, si no, por el contrario, los ejercicios o acti-
vidades que se proponen para aprender a responder hábilmente a una
88 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
situación o problema motor.
A continuación, revisaremos algunas de las múltiples clasificaciones que se han pro-
puesto de unas y otras, ya que el estudio y análisis de los diferentes criterios tenidos en
cuenta para el lo nos permit irán identi fi car diferentes niveles de complejidad, cons-
tituyendo una herramienta fundamental en la planificación de progresiones de ense-
ñanza y aprendizaje motor.
En el siguiente esquema se resumen brevemente algunas de las taxonomías más uti-
lizadas:
CRITERIO (AUTOR)
Grado de participación corporal (Cratty)
Grado de control del sujeto sobre la habilidad (Singer)
Duración del movimiento (Holding)
Situación del entorno (Poulton y Knapp)
Exigencia perceptivo-cognitiva o motriz (Knapp)
CLASIFICACIÓN (EJEMPLO)
Globales (voltereta)
Finas (botar balón)
Autorreguladas (carrera continua)
Regulación externa (voleibol)
Discretas (salto altura)
Seriadas (pedalear)
Cerradas (gimnasia deportiva)
Abiertas (hockey)
Perceptivas (esgrima)
Motrices o habituales (nadar)
CARACTERÍSTICAS
- l elevado o reducido número de grupos musculares implicados.
- l el sujeto puede regular o no la ejecución de la tarea
- l carácter acíclico o cíclico de la habilidad
- l ejecución en entornos estables o inestables
- l Elevada o reducida demanda de los mecanismos perceptivos o cognitivos.
Figura 3. Factores para analizar los movimientos en relación con la presencia o no de adversario y el
entorno, según Parlebas (1981)
NOTAS:
Educación Física es una unidad semántica que no está formalizada en un lexema nico
sino en dos palabras: el sustantivo educación y el adjetivo especificativo física
Una de las características esenciales de sustantivo educación es que compete al hom-
bre como totalidad o, si se quiere, como unidad psicofísica. El término educación no
es compatible con una visión sesgada o parcelada del ser humano, por lo que el adje-
tivo física cumple una función distintiva que en ning.n caso podría limitar la exten-
sión del sustantivo, sino que expresa uno de sus aspectos o dimensiones.
La Educación Física en tanto que es educación tiene que ser considerada como un
proceso humano integral, y es física en la medida en que se instrumentaliza en la vir-
tualidad operativa del ser humano o capacidad de acción (fysis-dinamis).
La Educación Física es para nosotros educación del ser humano que dialoga, se
comunica, se compromete fisicamente con el mundo. En este sentido la actuación
física en el entorno material y humano debe ser entendida como un modo de com-
portarse, como una manera particular de conducirse, de comunicarse, esto es, como
una conducta motriz.
Educación física es, por tanto, educación del hombre cuya naturaleza física le per-
mite ser-corporalmente- en-el-mundo En consecuencia, la Educación Física de Base
debe ser entendida como una educación motriz básica. El doctor Legido define la
educación física de base como una educación física de enfoque psicomotor. Teniendo
en cuenta el papel significativo de la conducta motriz en las primeras etapas de des-
arrollo infantil, estos períodos se pueden considerar como privilegiados para una
formación de base y, por tanto, la educación física adquiere unas características muy
especiales. Esto supone para la Asociación de Licenciados en Educación Física de la
Universidad Católica de Lovaina (ALEFUC, 1983), por un lado Una reflexión sobre
la finalidad de la Educación Física de Base, es decir, sobre la contribución al des-
arrollo de la personalidad del alumno... considerada como una unidad en situación.
Est o quiere decir que es en el comportamiento donde se da la interdependencia de
los aspectos cognitivo-afectivo-motor, y que, por otra parte, la persona no está con-
siderada ëin abstractoí, sino como actuante en realización consigo misma y con el
mundo exterior. Además, la Educación Física de Base debe contribuir al desarrollo
de la persona en el sentido de una autonomía cada vez más real” (p.12).
Por otro lado: “Una reflexión sobre lo que es verdaderamente la persona del alum-
no, sobre lo que es capaz de realizar y llegar a ser, sobre sus necesidades en relación
con la vida, se trata de una definición de objetivos cada vez más precisa” (p.13). Por
Head (1921), en sus trabajos sobre sensibilidad propone la palabra esquema para desig-
nar el modelo postural en relación con el cual se miden todos los cambios posteriores
antes de que penetren en la conciencia. Para Head este modelo reposa en los cambios pos-
turales, así mediante contínuas modificaciones de posición estamos siempre construyen-
do un modelo postural de nosotros mismos, modelo que cambia constantemente.
Asimismo, Olfield y Zangwill (1941) atribuyen a este esquema postural un papel esen-
cial en el mantenimiento de la regulación postural. Frente a estas concepciones neuroló-
gicas, Shilder (1935) con su imagen del cuerpo insiste en el hecho de que no son sólo las
informaciones posturales, sino que los procesos que colaboran en la construcción de la
imagen corporal tienen también su desarrollo paralelo en el campo libidinal y afectivo.
Este autor introduce las ideas psicoanalíticas con la noción de imagen corporal, enfati-
zando la importancia que tienen las estructuras libidinales y sociales en su elaboración.
Por su parte Le Boulch, (1982), acogiéndose a su metodología interdisciplinar, identi-
fica por completo ambos conceptos y define el esquema corporal o imagen del cuerpo
“como una intuición de conjunto o un conocimiento inmediato que tenemos de nuestro
cuerpo en estado estático o en movimiento, en la relación de sus diferentes partes entre
ellas y en sus relaciones con el espacio circundante de los objetos y de las personas” (p.
217).
Para Vayer (1987, p. 100), todas estas descripciones no son más que reducciones,
expresadas en términos de desarrollo, de neuroanatomía o de psicoanálisis, de integración
de las informaciones y de reorganización y memorización de las mismas por el Sistema
Nervioso Central, permitidas por la acción del sujeto sobre el mundo. Desde esta pers-
pectiva el esquema corporal no sería más que la organización de todas las experiencias
senso-motrices del individuo.
Teniendo en cuenta la importancia del movimiento en el desarrollo global del ser
humano, Wallon (1968) define el esquema corporal como “una necesidad que se cons-
truye según las necesidades de la actividad. No se trata de un dato inicial, ni de una enti-
dad biológica, ni física. Es el resultado y al mismo tiempo el requisito de una ajustada
relación entre el individuo y el medio” (p. 252).
Para Coste (1980), el esquema corporal es el resultado de la experiencia del cuerpo de
la que el individuo toma poco a poco consciencia y la forma de relacionarse con el medio
con sus propias posibilidades.
Nuñez García y Martínez López (1986) definen el esquema corporal como “la repre-
sentación mental del propio cuerpo, de sus segmentos, de sus posibilidades de movi-
miento y de sus limitaciones espaciales” (p. 55). Sin ésta correcta elaboración de la ima-
gen corporal sería imposible el acto motor voluntario ya que la realización de éste exige
una reproducción mental del acto a realizar, de los segmentos corporales implicados y del
movimiento necesario para lograr el objetivo propuesto.
Para nosotros el esquema corporal es el resultado del registro y la organización de
todas las experiencias senso-motrices, fruto de las relaciones funcionales y afectivas que
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 103
el sujeto mantiene con el medio material y humano que le rodea, y que desemboca en un
conocimiento y dominio corporal en buena medida por debajo del nivel de vigilancia
consciente.
4.1. Evolución del conocimiento corporal. Para de la Torre (1980), el desarrollo evolu-
tivo del conocimiento del cuerpo pasa por las siguientes fases:
- 3 años: nombra e indica sus manos, pies, boca, nariz, cabellos, ojos, bra-
zos, piernas, cabeza..., siéndole más fácil señalar estas partes sobre un
muñeco que sobre su propio cuerpo.
- 4 años: el niño señala sus hombros, rodillas, frente, dientes, labios, meji-
llas, barbilla, cuello, pulgar, uñas, talones...
- 5 años: localiza las cejas, pestañas, orificios de la nariz, muñecas, codos...
Como señala de la Torre (1980) el niño encuentra más dificultad en nombrar sobre sí
mismo las diversas partes de su cuerpo que en señalarlas. Nada nos debe extrañar, pues,
que la interiorización del esquema corporal con verbalización de los miembros siga un
cierto retraso cronológico.
4.2. Objetivos educativos. A tenor de lo dicho, previamente a que el niño tome con-
ciencia e interiorice las diferentes partes del cuerpo y su posibilidad de movimiento, se
hace necesario que las conozca, las localice y las nombre. Lleixá (1988) propone las
siguientes actividades:
- localizar partes del cuerpo.
- mostrar partes del cuerpo.
- nombrar partes del cuerpo.
No se debe caer en el error de hacer que el niño nombre y señale elementos corporales
sin otra motivación que obedecer las órdenes del maestro. Por el contrario, es preciso
enmarcar estas actividades en situaciones dinámicas (motrices) y lúdicas (divertidas).
4.3. Representación y toma de conciencia del propio cuerpo. Como ya hemos señala-
do al analizar la evolución del esquema corporal en el niño, hasta los cinco años existe
una prevalencia de los elementos motores sobre los perceptivos. En
esta etapa el niño adquiere diferentes praxis (movimientos coordinados en función de un
objetivo), mediante la función de ajuste desarrollada de un modo global: vestirse, correr,
escribir, etc. Estas habilidades se adquieren, por tanto, de forma global (aprendizaje por
ensayo-error). Según Wallon (1968), los centros que ordenan los conjuntos entran en acti-
vidad antes que los centros analizadores.
No obstante, durante este mismo período, la motricidad global se va transformando de
impulsiva a mejor controlada. Es importante ayudar al niño a ejercitar una inhibición
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 107
voluntaria sobre sus reacciones expontáneas, que permite el funcionamiento de la aten-
ción perceptiva y, particularmente, de esta forma de atención orientada hacia su propio
cuerpo, que según Ramain llamamos función de interiorización (Le Boulch,1981, p.187-
188).
De los 5 a los 7 años el niño/a está en disposición de desarrollar las estructuras más
finas que dependen de los centros analizadores. De un cuerpo vivido el niño es capaz de
pasar hacia una toma de conciencia de su propio cuerpo, con la posibilidad posterior de
representación mental y de transposición de sí mismo a los demás.
5. LA LATERALIDAD
La lateralidad se puede definir como el predominio funcional de uno de los lados del
cuerpo humano que a su vez vienen dado por la supremacía que un hemisferio cerebral
ejerce sobre el otro.
108 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
Una falta de predominio lateral va a originar dificultades para resolver problemas de
orient aci ón espacio-temporal, comunes a áreas escolares tan específicas como la arit-
mética, el lenguaje, la escritura y la lectura.
Frostig y Maslow (1984), sostienen que si bien el predominio lateral no puede tener
una influencia directa en el aprendizaje sí la puede ajercer de un modo indirecto. La falta
de preferencia lateral definida para una u otra mano inhibe el conocimiento de derecha e
izquierda y puede provocar confusiones a la hora de orientar objetos o símbolos en el
espacio, tal y como lo demuestran estudios sobre su relación con la capacidad de apren-
dizaje. El predominio lateral exige el uso constante de un lado del cuerpo fortaleciendo
los músculos correspondientes, y posiblemente causa un tono diferente. Esta sensación
kinestésica particular caracteriza el lado dominante y lleva al inmediato conocimiento del
lado derecho e izquierdo. Los niños que carecen de esta guía kinestésica son deficinetes
en la adquisición de la direccionalidad (orientación espacial).
Para Cratty (1969), una buena capacitación puede llevar a la transferencia entre domi-
nancia y direccionalidad, y luego a un mejor aprendizaje de las habilidades académicas.
Si bien la dominancia lateral es un fenómeno de maduración Isom (1969), Rudel y
Teuber (1961) evidencian que es posible influir en los cuadros motores inmaduros y tam-
bién en la direccionalidad. La educación motriz puede ayudar a mejorar la inmadurez
general de las funciones motrices y desarrollar la direccionalidad.
5.2. Evolución de la lateralidad. Son mayoría los autores que defienden que la laterali-
dad está ligada al potencial genético, y, por tanto, es innata: Ramaley (1913),
Chamberlain (1928), While (1934), Trankell (1950), Klingebiel (1965). La generaliza-
ción de esta tesis viene expresada perfectamente por Zazzo cuando escribe con su cola-
borador N. Galifret-Granjon que el objetivo de la mayoría de los tests de lateralidad es
volver a descubrir, bajo las influencias educativas, el equipo original y congénito.
No obstante, es necesario matizar que este predominio genético puede ser parcial-
mente modelado por una presión social, sobre todo en el zurdo, o por la influencia de
casos patológicos. En este sentido, BËrges diferenci a entre lateralidad de utilización y
lateralidad espontánea, manifestación del potencial genético.
Para algunos autores las primeras experiencias del niño relacionadas con la lateralidad
se manifiestan hacia los 7-8 meses de gestación, al introducir el dedo en la boca, des-
arrollando de esta forma el reflejo de succión.
Según Tournay, el esbozo de la dominancia manual se puede detectar hacia los cuatro
meses de edad, cuando el niño sigue con los ojos el desplazamiento de su mano.
Otros autores señalan que es a partir de los siete meses cuando se aprecia una preva-
lencia. Así, una mano se revela como más hábil que la otra en las manipulaciones y por
esta razón el niño la utiliza preferentemente. No obstante, según Cortay, entre los dos y tres
años esta prevalencia es fluctuante y la lateralidad no está definitivamente estabilizada.
Según Le Boulch, hacia los cuatro años se define la preferencia lateral. Así, en esta
edad, algunos niños demuestran un marcado predominio lateral que con el tiempo tiende
a afirmarse.
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 109
- A los 6 años se afirma definitivamente la lateralidad y se orienta el esque-
ma corporal.
- A los 6-8 años, el niño/a orienta los cuerpos de los otros niños/as, los sím-
bolos y objetos (proyección espacial).
- A los 8-12 años, el niño/a resuelve problemas complejos de orientación
espacio-temporal (relaciones espaciales de varios elementos).
5.5. Test de lateralidad. Para conocer el predominio lateral del niño/a se suele pedir a los
niños/as que realicen un número determinado de tareas que impliquen la utilización de un
solo lado del cuerpo (mano, ojo, pierna). De este modo se puede establecer un porcenta-
je que indique en que medida son diestros o zurdos.
A continuación presentamos algunas pruebas del Harris Test of Lateral Dominance
referidas a la preferencia de mano, de ojo y de pie; pruebas tomadas de Vayer (1973, p.
224 y ss.).
A/ Preferencia de mano (Prueba II del Harris Tests of Lateral Dominance).
Mimar las acciones siguientes: [Realizar mediante mimo]
1. Tirar una pelota.
2. Dar cuerda al despertador de mamá.
3. Clavar un clavo.
4. Cepillarse los dientes.
5. Peinarse.
6. Girar el pomo de la puerta.
7. Sonarse.
8. Utilizar las tijeras.
9. Cortar con un cuchillo.
10. Escribir.
Consignas: El niño está de pie, sin ningún objeto al alcance de su mano. Ahora vamos a
jugar a algomuy interesante, me vas a demostrar cómo haces para...
110 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
Notación: Anotar la mano utilizada:
D. para la derecha.
I. para la izquierda.
2. para las dos manos.
B/ Dominancia de los ojos (Prueba VIII):
1. Sighting.
2. Telescopio.
3. Caleidoscopio.
- Sighting: cartón de 15x25 con un agujero en el centro de 0,5 cm.
de diámetro.
Fíjate en este cartón, tiene un agujero y yo miro por él.
Demostración: el cartón sostenido con el brazo estendido, se va
aproximando
lentamente a la cara.
Haz tú lo mismo.
- Telescopio: tubo largo de cartón.
¿Tú sabes para qué sirve un telescopio? Sirve para mirar a lo lejos
(demostración).
Toma, mira tú allá abajo... (Indicarle un objeto alejado).
- Caleidoscopio: Si tu miras por aquí y giras así, verás cosas muy
bonitas. Toma, mira. ¿Qué es lo que ves?.
Notación: Tras cada prueba anotar el ojo utilizado: D., I. o los 2.
C/ Dominancia de los pies:
1. Sacar el balón.
2. Conducir el balón.
3. Chutar.
Se coloca un balón o pelota en un rincón de la sala, mantenido por un objeto que le
impida rodar.
Consignas: ¿Tú ves dónde está metido el balón?.
Lo vas a sacar con el pie y me lo traes rodando también con el pie, Muy bien, ahora
chuta.
Notación: Anotar sucesivamente el pie utilizado para sacarlo, hacerlo rodar y chutar.
FÓRMULA DE LATERALIDAD
- Preferencia de mano: Anotar con una letra mayúscula o minúscula.
D.: cuando efectúa las 10 pruebas con la mano derecha.
d.: 7, 8 ó 9 pruebas con la derecha.
I.: cuando las 10 pruebas son ejecutadas con la mano izquierda.
i.: 7, 8 ó 9 pruebas con la mano izquierda.
M.: todos los demás casos.
- Dominancia de los ojos:
D.: si utiliza el derecho en las tres pruebas.
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 111
d.: si lo utiliza en dos de las tres.
I.: si utiliza el izquierdo en las tres pruebas.
i.: si utiliza el izquierdo en dos de las tres.
M.: en los raros casos en que el niño utilice indistintamente los dos. Por
ejemplo: 1 derecho - 2 izquierdo - 3 los dos.
- Dominancia de los pies:
La misma anotación que para la dominancia de los ojos.
Obtenemos así:
D.D.D.: diestro completo.
D.I.D.: lateralidad cruzada.
d.d.D.: lateralidad mal afirmada.
Etc.
5.5. Labor del profesor. El profesor debe ayudar a que el niño consolide el predominio
lateral genético, para ello debe procurar experiencias motrices que permitan al niño/a des-
cubrir y afirmar esa lateralidad innata.
Estas experiencias motrices se edificarán sobre ejercicios bilaterales, laterales y de pre-
dominio lateral, desarrollados en:
- juegos y actividades de expresión libre,
- ejercicios de coordinación dinámica general,
- ejercicios de coordinación óculo-manual (manipulación, juegos de mano
y lanzamientos con la pelota u otros objetos),
- ejercicios de coordinación óculo-pie.
Durante una primera fase el profesor evitará el empleo de los términos derecha e
izquierda para permitir que la lateralidad se exprese libremente. Posteriormente y gracias
al mecanismo de la función de interiorización, pedirá al niño/a que tome conciencia de
las diferentes partes de su cuerpo, así como de la simetría corporal. Por último, pasará a
desarrollar actividades que tengan como objetivo la orientación metódica del esquema
corporal.
6. LA RESPIRACIÓN
En un sentido amplio el término respiración se aplica tanto a los procesos mediante los
cuales el O2 y el CO2 se intercambian con el medio, como para significar la utilización
de O2 y la producción de CO2 por cada una de las células. Para el tema que nos ocupa,
podemos definir la respiración como el proceso de entrada y salida del aire de los pul-
mones, que a su vez está permitido por la elevación y depresión de la caja torácica y por
el ascenso y descenso de la base del tórax.
En la respiración tranquila y normal, llamada eupnea, la inspiración se produce esen-
cialmente por la contracción del diafragma y de los músculos intercostales externos, y la
espiración es un proceso pasivo.
112 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
Los músculos escalenos y esternocleidomastoideos intervienen únicamente en la res-
piración forzada.
La respiración está íntimamente relacionada, como unidad psicobiológica que es el
hombre, con la tonicidad (relajación) y el psiquismo. Así, en estados de equilibrio emo-
cional el tono muscular disminuye (la relajación, por tanto, aumenta) y la frecuencia res-
piratoria también disminuye (incluso varía el tipo de respiración). Por el contrario, en
situaciones de desequili brio emocional el tono muscular aumenta (la rel ajación dismi-
nuye), como también aumenta la frecuencia respiratoria.
Según Vayer (1977, p.102), el niño ansioso, agitado o retrasado es incapaz de ventilar
correctamente sus pulmones, por estar reducido a ese tipo de respiración corta y bucal,
incompatible con cualquier fijación de la atención. Según Schinca (1980), es frecuente
encontrar problemas de ansiedad, fatiga y atencionales, debido a una mala respiración.
La frecuencia respiratoria es el número de respiraciones por minuto, y depende, entre
otros factores, del ejercicio, el estado emocional, el tipo de respiración y la edad. Al nacer
oscila entre 40 y 70 por minuto; a los 5 años, 25 por minuto; a los 15 años, 20 por minu-
to, y en el adulto entre 14 y 18 por minuto.
Los movimientos de la respiración pulmonar se llaman inspiración y espiración, y la
parada apnea.
El motivo de que la respiración sea considerada como una unidad temática en
Educación Física de Base es debido a que puede ser controlada voluntariamente, lo que
ayuda, por un lado, a que el niño conozca su propio cuerpo y, por otro lado, sirve para
automatizar un tipo eficiente de respiración.
7. LA RELAJACIÓN
8. EL DESARROLLO SENSORIAL
Para el tema que nos ocupa, teniendo en cuenta que la representación se basa en las imá-
genes de objetos anteriormente percibidos, y la percepción en las sensaciones anterior-
mente desarrolladas, un planteamiento educativo correcto habría de tener siempre pre-
sente la evolución y orden de estas etapas.
Otro aspecto a tener muy en cuenta es que la percepción no es un proceso pasivo sino
tremendamente dinámico y su aprendizaje exige del movimiento del niño en su entorno
material.
9. LA ACTITUD
Los pies son los cimientos en la construcción del cuerpo humano. Cada pie semeja un
cimiento de pilotes (tres para cada pie), cuando alguno de ellos cede toda la base se des-
alinea.
Las piernas representan los pilares en la construcción corporal que, teniendo en cuenta la
dirección que en el espacio ocupan los ejes longitudinales de los principales segmentos
mantendrían -desde abajo hacia arriba- la dirección atrás-adelante.
La pelvis representa un cimiento flotante que, equilibrándose sobre las cabezas femo-
rales, colabora en mantener a su vez, por su movimientos rectificadores, el equilibrio de
toda la estructura que sobre ella se edifica.
Sobre la pelvis gravita la columna vertical, que ocupa la parte posterior del tronco. En
la columna vertebral se distinguen varias regiones: cervical, dorsal, lumbar y coxígea. La
región lumbar mantiene una dirección adelante-atrás según su eje longitudinal, mientras
que la región dorsal muestra una dirección atrás-adelante.
Por todo ello podemos decir (Langlade,1983, p. 73) que:
1.- En la cabeza, el centro de gravedad parcial está situado por delante de
su eje transversal de movimiento, por lo cual tiende a caer al frente.
2.- En la región dorsal, el centro parcial de gravedad está ubicado por
delante de su eje transversal de movimiento, por lo cual tiende a flexio-
narse al frente (encorvarse)
120 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
3.- En la región lumbar, el centro parcial de gravedad está ubicado por
detrás de su eje transversal de movimiento por lo cual tiende a flexionar-
se hacia atrás.
4.- El centro de gravedad común para todo el cuerpo se sitúa en la pelvis.
5.- La proyección de la vertical al suelo del C.D.G. mantiene con las arti-
culaciones subyacentes y la base de apoyo las relaciones siguientes:
a) caderas (coxo-femoral), pasa ligeramente por detrás de su eje de
movimiento por lo cual ésta tiende a extenderse,
b) rodillas (femoro-tibial), pasa por delante de su eje de movimien-
to por lo cual tiende a hiperextenderse,
c) tobillos (tibio-tarsiana), pasa por delante de su eje de movimien-
to por lo cual éste tiende a flexionarse.
De todo ello se deduce que si no existieran fuerzas musculares y ligamentosas que
lucharan para mantener una postura erecta equilibrada, la proyección vertical del centro
de gravedad determinaría los movimientos esquematizados.
El tono muscular permite, por tanto, mantener la actitud. La contracción tónica del
músculo es un fenómeno sostenido y lento que permite mantener una determinada acti-
tud con un escaso consumo de energía.
9.2. Educación de la actitud. Sobre las contracciones tónicas de los músculos, que per-
miten mantener la actitud, se superponen contracciones fásicas de corta duración y de
localización precisa que permiten al niño/a la realización de los movimientos voluntarios.
Por tanto, podemos afirmar que un buen control postural va a posibilitar el desarrollo de
acciones motrices más eficientes y expresivas. Asimismo, una buena actitud previene al
niño/a de posibles desequilibrios articulares y problemas de la columna vertebral.
Es necesario que el niño/a llegue a un cierto dominio del tono postural y sea capaz de
di sponer de su cuerpo con mi ras a adoptar di sti nt as actit udes y mantenerlas perma-
nentemente.
“La educación de la actitud consiste en pasar de la adopción de una actitud global a
la conquista de una actitud habitual, cómoda y susceptible de ser mantenida con un míni-
mo de fatiga y sin peligro de provocar desequilibrios osteoarticulares” (Le Boulch, 1984,
p.154).
Para ello, deberemos trabajar:
- Actividades de toma de conciencia de los diferentes segmentos cor-
porales asociadas con la toma de conciencia de la globalidad de tal o
cual actitud.
- Fortalecimiento del tono de los músculos posturales.
- Relajación y flexibilización de las articulaciones (flexibilización de
la columna vertebral).
- Ejercicios de equilibrio con interiorización.
10.1. Evolución del equilibrio. A los dos años de edad el niño/a es capaz de mantener-
se en equilibrio sobre una viga, así como mantenerse sobre un apoyo en el suelo durante
tiempos muy breves. A los tres años el tiempo que el niño se puede mantener en equili-
brio estático sobre un pie ronda los 3-4 segundos. Según Bayley (1935), el 50% de los
niños de tres años son capaces de recorrer una distancia de 3 metros sin salirse de un espa-
cio de 25 mm. de ancho (equilibrio dinámico). A esta misma edad muestran aptitud para
recorrer una viga de 7,5 m. de largo, de 6 cm. de ancho y 10 cm. de alto, alternando la
posición de los pies, por lo menos durante parte del trayecto.
A los cuatro años son capaces de hacer el trayecto lentamente pero en toda su longi-
tud. A esta edad, según Wellman se adquiere la suficiencia para marchar sobre un círcu-
lo. A los cinco años (Bayley, 1935) aumenta la velocidad del equilibrio dinámico sobre
la viga, y medio año más tarde pueden recorrer toda la longitud en unos 4 segundos.
Empero, a esta edad no son capaces todavía de mantener con los ojos cerrados un equi-
librio estático, competencia que ejercen a los siete años.
Los estudios realizados sobre equilibrio dinámico y estático ponen en evidencia de que
se trata de medidas independientes, por lo tanto tienden a ser bastante específicas.
En un trabajo de investigación realizado por Seashore (1949), cuya finalidad
era medir el equilibrio dinámico en varias edades (6 a 12 años), utilizando el test
de caminar sobre una viga en equilibrio, llega a la conclusión de que los varones
mejoran entre los siete y nueve años sobre todo, y después, de nuevo, alrededor
de los diez. Las niñas, en cambio, muestran un mejoramiento más acentuado entre
los seis y siete años, llegando a superar incluso a los varones (Keogh,1965), y des -
pués entre los diez y los once años.
En las investigaciones sobre el equilibrio estático, se comprobó que alrededor de los
seis, siete años, los varones se mueven en niveles más altos de capacitación que las muje-
res, pero después de esos años las medidas de ambos sexos tendían a equilibrarse.
122 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
Podemos distinguir las siguientes formas de equilibrio:
a.- equilibrio estático.
b.- equilibrio dinámico.
c.- equilibrio elevado.
d.- equilibrio con objetos.
11. LA COORDINACIÓN
Coordinar significa literalmente concertar esfuerzos, medios, etc. para una acción común.
Coordinación motriz, por tanto, es el ordenamient o, la concertación, la organización de
acciones motrices orientadas hacia la consecución de un objetivo determinado. Ese orde-
namiento supone la armonización y acomodación de todos los parámetros musculares
implicados en el movimiento que permite el ajuste permanente entre el sujeto y su entor-
no material.
Se puede definir a la Educación Física como una pedagogía de las conductas motrices.
Teniendo en cuenta que el acto motor ocupa por necesidad un espacio y un tiempo, lle-
gamos a la conclusión de que las coordenadas espacio temporales y el movimiento man-
tienen una relación indisociable. Este es el motivo por el que el espacio y el tiempo, su
percepción y estructuración, son objetivos de Educación Física, máxime si tenenmos en
cuenta el papel fundamental que cumple la conducta motriz en las primeras etapas del
desarrollo infantil en este proceso constructivo.
El niño/a al nacer no es capaz de distinguir su propia realidad corporal del entorno. A
nivel de organización espacial necesita orientarse, establecer relaciones espaciales entre
objetos, localizarse él mismo en el espacio, así como localizar a las personas y objetos
que tiene alrededor, etc. En este aprendizaje tan necesario las experiencias motrices ejer-
cidas en su entorno natural juegan un papel fundamental.
12.1. Evolución en la construcción del espacio. Hasta los tres años el niño/a se
limita a vivir afectivamente el espacio, y se orienta en él exclusivamente en fun-
ción de sus necesidades. Esta exploración comienza cuando el niño intenta coger
un objeto. A esta primera fase manipulativa sigue la fase de locomoción que le
posibilita dirigirse hacia lugares relativamente lejanos. Esto unido al proceso de
verbalización que le permite designar objetos y organizar el espacio próximo, des-
emboca en una organización vivida del espacio y en el conocimiento de una cierta
geometría topológica que el niño/a construye al relacionar objetos entre sí (alrede-
dor, dentro, fuera, cerca, lejos, etc.) Es éste un espacio sin formas ni dimensiones
que se caracteriza por las relaciones de cercanía, orden y separación.
Entre los tres y ocho años el niño/a tendrá que pasar de un espacio topológico al
espacio euclidiano y al espacio proyectivo. En una primera fase la puesta en rela-
ción de su propio cuerpo con el espacio de los objetos y de las demás personas per-
mite el acceso a un espacio egocéntrico en el que el cuerpo del niño/a es el ele-
mento de referencia. A los seis años el niño/a afirma la lateralidad y orienta su
esquema corporal (derecha, izquierda, delante, detrás). Entre los 6-8 años el niño/a
es capaz de orientar los cuerpos de otras personas, objet os, sí mbolos, et c. (pro-
yección espacial ). A esta represent ación descentralizada, según expresión de
Piaget, sigue entre los 8-12 años la posibilidad, por parte del niño/a, de construir
relaciones espaciales complejas entre objetos y personas. Del mismo modo es
capaz de tomar distancia de los objetos y de las situaciones pudiendo ahora repre-
sentarlas por medio de un símbolo que le permite obrar sobre un espacio virtual.
124 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
12.2. Programa educativo para la educación de la organización espacial. Le Boulch
(1983, p.229 y ss.), propone un programa educativo para la educación del espacio en la
Educación Infantil que consta de las siguientes fases:
1. Ajuste al espacio.
2. Consolidación de las nociones de geometría topológica.
3. Organización del espacio de acción en el interior del grupo.
4. Acceso al espacio orientado.
5. Percepción de formas geométricas.
Este mismo autor (Le Boulch, 1984,p. 226 y ss.), propone para niños de 6-8 años el
siguiente programa:
I. Orientación espacial y localización de un objeto en el espacio.
A. Ejercicios de orientación del niño en el espacio.
B. Ejercicios de apreciación de distancias e intervalos.
C. Percepción de la tercera dimensión. Apreciación de trayectorias.
D. Relación espacio-tiempo: apreciación de velocidades.
II. Estructuración del espacio de acción del niño.
A. Adquisición de la noción de agrupación.
B. Evoluciones.
C. Recorridos de orientación.
D. Evoluciones con acompañamiento musical.
III. Ejercicios de percepción y estructuración espacial para niños de 8-12
años.
A. Relación espacio-tiempo y apreciación de velocidades.
B. Estructuración del espacio de acción.
C. Recorridos de orientación.
D. Evoluciones con acompañamiento musical.
13.2. Programa educativo. De acuerdo con lo que acabamos de exponer, Le Boulch pro-
pone dos tipos de ejercicios para el aprendizaje de la percepción temporal:
- ejercicios de percepción de la duración.
- ejercicios de percepción de estructuras sonoras.
P. Vayer (1977, p.136 y ss.), distingue tres etapas de organización progresiva de las rela-
ciones en el tiempo, y propone el siguiente programa educativo:
1.- Nociones elementales:
a) Noción de velocidad.
b) Noción de duración.
c) Noción de cadencia regular.
d) Noción de sucesión.
2.- Relaciones en el tiempo:
a) Asociación espacio-tiempo.
b) Sucesión temporal.
c) Representación.
3.- Adaptación a las referencias temporales:
a) Adaptación a la cadencia y a la velocidad.
b) Sucesión temporal: adaptación y representación.
c) Representación.
14.1. La marcha y la carrera. Las fases iniciales del aprendizaje de la marcha se carac-
terizan por una separación importante entre los pies, para poder mantener un centro de
gravedad muy elevado en el interior de una base de sustentación dinámica, y por un ritmo
irregular. Por regla general la iniciación a la marcha comienza antes en el niño delgado
que en el niño gordo, y en las niñas antes que en los varones. La eficiencia en la marcha
se caracteriza por caminar con las piernas menos separadas, llevando los pies en línea
recta y con un ritmo más regular.
Trabajos realizados por Cratty (1982 y 1986) y Espenschade (1980), muestran que los
ritmos de la marcha se estabilizan en los niños alrededor de los dos años en unos 170
pasos por minuto, mientras que en la persona adulta el promedio es de 140 a 145 pasos
por minuto.
A la edad de dos años el niño necesita vigilar visualmente su marcha, a los tres, sin
embargo, adquiere un grado mayor de automatismo liberando la atención visual del con-
trol de sus pies en movimiento. La marcha lateral y el esquema talón-punta se observa
hacia los dos años y medio, la marcha hacia atrás aparece algo más tarde.
Alrededor de los 18 meses el niño es capaz de una marcha apresurada muy semejan-
te a la carrera, aunque en esencia no podemos hablar de carrera ya que le falta su elemento
diferenciador: la fase aérea. La capacidad para la verdadera carrera comienza entre los
dos y tres años, aunque en general carecen de la habilidad necesaria para arrancar y dete-
nerse en poco tiempo. A los cinco años, más o menos, es el momento en que se puede
hablar de una carrera eficiente, similar a la adulta (Williams, 1983; Cratty, 1982;
Espenschade, 1980; Wickstrom, 1983; Zaichowsky, 1980).
Los progresos de la carrera en relación con la edad se caracterizan, según Williams
(1983), por los siguientes incrementos: a) de la zancada, b) del período de no soporte, c)
de la flexión de la pierna, d) del tiempo utilizado en la impulsión y en la extensión de la
rodilla, e) de la flexión de la pierna de recobro. Por último el desplazamiento se vuelve
más horizontal que vertical.
14.2. El salto. Esta habilidad comienza cuando el niño da un saltito desde un escalón
cuando se les ayuda a bajar escaleras. Posteriormente el niño lo hará tomando impulso
con los dos pies.
Saltará, más adelante, obstáculos impulsándose con un pie y cayendo sobre el otro,
para, en una etapa posterior, impulsarse con los dos pies para saltar y llegar al suelo.
Las investigaciones de Guttridge demuestran que a los tres años el 42% de los niños
son capaces de saltar bien y el 72% a los cuatros y medio.
128 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
Por término medio los niños de cinco años pueden saltar a pies juntos 90 cms. en largo,
siendo las niñas un poco menos capaces; y 30 cms. en altura, aquÌ las niñas se mueven
en los mismos niveles de capacitación que los varones.
A los tres años y medio, aproximadamente, los niños, en su mayoría, pueden dar de
uno a tres saltos sobre su pie preferido, a los cuatro años, de cuatro a seis saltos, y hacia
los cinco años, muchos niÒos tienen el nivel de capacitación suficiente para saltar con un
pie, a lo largo de cierta distancia, a una velocidad razonable.
Según Keogh (1965), cuando se trata de realizar saltos alternados con un número dife-
rente para cada pie, los niños tienen bastantes dificultades hasta la edad de ocho años.
Para Johnson (1962) y Keogh (1965), se observa una mejora significativa del salto
entre los seis y los once años: un 50% en las niñas y un 60% en los varones.
EXPRESIÓN CORPORAL
Autores: Purificación Villada Hurtado (Facultad de Educación.
Universidad de Valladolid)
1. INTRODUCCIÓN
La expresión es una de las capacidades que más claramente diferencia a los seres
humanos del resto de los seres vivos. Pero, aun siendo una capacidad que todos los
seres humanos poseen, cada persona, sin embargo, tiene una forma peculiar de mani-
festarse.
Cuando el ser humano se manifiesta, siempre lo hace, aunque sea de forma
inconsciente para los demás. El lenguaje, la escritura, las formas artísticas... y tam-
bién el cuerpo, son los elementos que hacen posible que las personas se expresen y
manifiesten su forma de ser, de vivir, de sentir y de actuar en el mundo.
Todos “somos” expresión. Desde que nacemos nos estamos expresando, estamos
utilizando nuestra personal forma de ser para enviar mensajes y comunicarnos con
los demás. Estos mensajes responden en muchos casos, (y así es en una expresión
primaria) a necesidades vitales como el hambre, el dolor, el frío, el calor... En otros
casos, los mensajes responden a los sentimientos y a la necesidad de reclamar afec-
to, como la risa, la rabia, el llanto... También enviamos mensajes, finalmente, a tra-
vés de las ideas y los pensamientos que, paulatinamente, vamos incorporando en
nosotros y que, en muchas ocasiones, necesitamos exteriorizar. Esta exteriorización,
como hemos dicho, la podemos realizar a través de la palabra, de la escritura... y tam-
bién, a través del cuerpo.
Pero, si bien el hombre se expresa desde que nace, su expresión personal es edu-
cable, y por lo tanto susceptible de mejora (Santiago, 1985). Por eso si, como enten-
demos nosotros, la expresión es una capacidad propia del ser humano, que, además
se ha ido instrumentalizando desde el nacimiento, requiere, como el resto de las capa-
cidades del hombre, de su educación y potenciación. Asípodremos hacer un mejor
uso de nuestros propios recursos. Aprenderemos, a través del estudio y los procedi-
mientos, a interiorizar, vivenciar, expresar nuestro yo, y aprenderemos a través del
estudio y el análisis intelectual, a conocer nuestras posibilidades expresivas, y tam-
bién, nuestras carencias.
Pero, el desarrollo de las capacidades expresivas del hombre puede abordarse, insisti-
mos en ello, desde distintos campos del conocimiento: la expresión escrita, verbal, plásti-
ca, musical..... etc. Sin embargo, nuestro enfoque en el ámbito expresivo desde la
Educación Física, debe estar centrado en el cuerpo y en sus posibilidades de movimiento.
Introducirnos en este campo supone un gran reto. El Ministerio de Educación ha
incorporado, con buen criterio, en la Reforma Educativa, los contenidos expresivos
3.1. Corriente escénica. En esta corriente se incluye el teatro y la danza como los
máximos exponentes de la expresión corporal.
El teatro utiliza la expresión corporal para aprender a dominar el cuerpo tanto de
forma global como sectorial. Con este dominio se puede controlar, por ejemplo, la
respiración y la rel ajación para i nt eriorizar mejor l os personajes. Las técni cas que
134 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
inciden particularmente sobre el ejercicio muscular tienen su principal representante
en Doat.
También se utilizan técnicas de expresión corporal para liberar las tensiones, tanto
físicas como psíquicas que se originan en nuestro organismo y que, a veces, nos pro-
ducen bloqueos y falta de libertad. Estas técnicas están representadas particularmen-
te por Grotowski y Stanislavski. Famoso es el “Astor Studio” en el que se han for-
mado muchos de los más grandes actores y actrices de nuestro siglo.
Por último, cabe destacar el nuevo teatro Norteamericano, cuyo principal repre-
sentante es el Living Theatre. La exploración de las múltiples posibilidades corpora-
les, la reactivación de los sentimientos, la exaltación del grupo, etc., constituyen la
metodología de esta nueva concepción. Utilizan técnicas de expresión para transmi-
tir a los espectadores los sentimientos y las emociones que el actor representa. Este
tipo de técnicas están basadas en las teorías neofreudianas representadas por W.
Relch y en el pensamiento de H. Marcuse.
Dentro de la corriente escénica, el mimo es el más claro exponente del lenguaje
corporal. Su principal representante es Marcel Marceau que define el mimo como “el
arte del silencio”.
La danza utiliza la expresión corporal para transmitir mensajes, que van, general-
mente, implícitos en el movimiento. Se convierte asíen una acción por ello, que ha
de ser siempre personal y creativa. Y es que, efectivamente, la expresión es un ele-
mento indispensable para el desarrollo de la danza. La danza ha ido evolucionando
en sus formas expresivas.
En la actualidad podemos distinguir según nuestra concepción de la expresión
danzada, los siguientes tipos: clásica, moderna, popular tradicional (o folclórico) y
popular actual.
De todas ellas, la que nosotros denominamos “danza moderna” es la que más se
aproxima a nuestros propósitos didácticos por su gran valor expresivo. La danza
moderna surge como reacción ante la rigidez de la danza clásica e intenta reencon-
trar el cuerpo en sus raíces más primarias y originales. La figura más representativa
de este tipo de danza fue Isadora Duncan, aunque podemos destacar también autores
como Noverre o Rudolf Laban.
En la actualidad, la corriente argentina dirigida y promovida por Patricia Stokoe
es la que más claramente define, organiza y estructura lo que ella denomina
Expresión Corporal-danza o Danza creativa.
3.2. Corriente psicológica. Concibe la expresión corporal como un técnica para ayu-
dar a las personas con dificultades a ajustar y equilibrar su mundo interior. A través
de ello se pretende conseguir una buena adecuación de la personalidad.
El pionero en emplear técnicas corporales en la psicoterapia, fue J.L. Moreno. A
través del psicodrama pretende rebelarse en contra de la palabra como único medio
para analizar el inconsciente.
A partir de 1970, los psicólogos comienzan a utilizar la expresión corporal en
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 135
dinámica de grupo, entendiendo que la comunicación no verbal tenía un interés
extraordinario en el análisis de la personalidad de sus pacientes.
4.2. Función comunicativo y de relación. “En tanto que la persona utiliza su cuer-
po y su movimiento corporal para relacionarse con otras personas, no solo en el juego
y el deporte, sino en general en toda clase de actividades físicas”. Incluimos dentro
de esta función, todos aquellos elementos que
ayudan a desarrollar el lenguaje del cuerpo: los gestos, la mirada, las posturas, etc.
La expresión del cuerpo se aborda desde diferentes ámbitos del saber. Esto hace que
resulte difícil, en estos momentos del desarrollo conceptual de la epistemología pro-
pia del área, encontrar la clasificación adecuada para concretar los contenidos que
entraña.
La psicología utiliza la expresión para conseguir una buena adecuación de la per-
sonalidad del ser humano, intentando asíconseguir equilibrar su mundo interno.
La pedagogía, por su parte, según palabras de Santiago (1985), utiliza la expresión
con el fin de que, el alumno, a través del desarrollo de sus capacidades perceptivas y
expresivas encuentre y/o potencie la expresión de símismo. Desde esta perspectiva,
la doctora Santiago, establece cinco objetivos específicos, que ella centra en el marco
de la educación de los primeros años del niño (alrededor de los seis años), y que nos-
otros consideramos contienen potencialidades que los trasladan, asimismo, a cual-
quier otra etapa evolutiva en la que se desarrolle la acción educativa:
- Escucha-atención. Capacidad fundamental para llegar a la vivencia,
es decir a la experiencia corporal.
- Complementariedad de las posibilidades verbales y no verbales. Los
aspectos verbales y no verbales de la comunicación son inseparables.
- El trabajo colectivo. El proceso de relación entre las personas supo-
ne un paso importante de las acciones individuales a las acciones de
tipo colaborativo.
- El simbolismo. Desarrollando la fantasía y alimentando la creativi-
dad. Permite transformar la realidad y enriquecer su relación con ella.
- Verbalización de las experiencias. Utilizando el lenguaje verbal para
representar el mundo y para comunicar a otros esa representación.
Supone cargar de contenido el lenguaje.
Las aportaciones de esta autora nos parecen extraordinariamente interesantes,
pero, podríamos quizás decir mejor que, estos denominados objetivos, se acercan
más (al mismo tiempo) a una forma de entender y, a su vez, guiar todo el proceso de
aprendizaje de la expresión corporal desde la metodología. Porque, efectivamente,
aunque tengamos presentes estos objetivos, debemos situarlos también en todo el
amplio marco del sistema educativo y considerarlos con mayor trascendencia aún, de
la inicialmente prevista. No podemos olvidar que tanto la Educación Física como el
resto de las áreas que componen el curriculum académico, están condicionadas por
la legislación vigente y por el paradigma educativo que sustenta dicha legislación.
Por lo tanto, tendremos que partir de esta premisa inicial para comprender que estos
objetivos, pueden ser aplicados en cualquier sector del área de la Educación Física e
incluso, en cualquier otra, si consideramos la educación como un proceso complejo
dirigido a formar al alumno. Y esto lo conseguiremos si establecemos como meta
prioritaria el desarrollo de las capacidades de los alumnos a través de los objetivos
138 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
educativos. Objetivos que en las siguientes líneas, y apoyándonos en las directrices
oficiales (en las que tanto papel desempeñó Cesar Coll), vamos a seleccionar en lo
que a nuestro propósito más nos interesan: objetivos para la expresión.
Tal y como nos dice Coll y colaboradores (1992), la finalidad última de la educa-
ción es promover el desarrollo de las personas mediante la adquisición de unos sabe-
res que el aprendizaje espontáneo o la simple actuación del calendario evolutivo de
los miembros de la especie humana por sísolo no puede asegurar.
Desde esta perspectiva podernos sacar la conclusión de que los objetivos genera-
les de cada etapa, expresan las intenciones educativas que presiden el currículo, y
establecen las capacidades que los alumnos y alumnas han de desarrollar a lo largo
de cada una de ellas.
Conviene señalar que en el ámbito educativo, se desarrollan distintas capacidades.
Y que, hasta ahora, han prevalecido fundamentalmente aquellas que giran en tomo al
desarrollo mental y afectivo de los alumnos y alumnas.
Sin embargo, no podemos obviar que los seres humanos se manifiestan y se reco-
nocen a través del propio cuerpo. Este, muy pronto se hace visible y entra en con-
tacto con el mundo. Aunque solamente fuese por esta razón, el cuerpo debe entrar,
también muy pronto, en el espacio educativo y debe ser tratado pedagógicamente
potenciando, de esa forma, todas sus capacidades. De ello, como es natural, debe res-
ponsabilizarse la Educación Física. Sólo asíconseguiremos en nuestros alumnos un
5.1. Objetivos expresivos en Educación Primaria. Los fines y objetivos que ante-
riormente hemos citado deben de estar interrelacionados de forma lógica y ordena-
da, para asícargar de significado las capacidades que se pretenden desarrollar.
Podemos concretar esta relación, con respecto al ámbito expresivo siguiendo las líne-
as que se muestran en la figura 1.
Entre las aportaciones que el diseño curricular base contempla, en relación con las
diferentes áreas y con los objetivos de etapa, destacamos la referencia explícita que
hace sobre el área curricular de Educación Física y más específicamente sobre los
contenidos de tipo expresivo: “La importancia del conocimiento del propio cuerpo
como instrumento de exploración de la realidad y de expresión, y el abandono con
el que habitualmente se ha tratado este aspecto en la escuela, justifican la decisión
de organizar los contenidos referidos a las posibilidades expresivas, comunicativas
y lúdicas del movimiento, que facilitan una relación interpersonal más rica y un
conocimiento de las capacidades y limitaciones del propio cuerpo en este área”.
En este sentido y afirmando que el cuerpo debe de ser objeto de atención edu-
cativa, debemos enfatizar los aspectos expresivos del cuerpo para que así, los
alumnos amplíen el gran abanico de recursos que se desprenden del ancho campo
de la motricidad.
La propuesta que el M.E.C contempla en el currículo oficial (para el área de
Educación Física en Educación Primaria), y en la que secuencia de forma ordenada
140 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
por cielos los objetivos y contenidos, se concretan, en relación con los contenidos
expresivos, de la siguiente forma:
7.1. El espacio. De la misma manera que para la expresión verbal, también en el uso
del espacio disponemos de un lenguaje propio. Este lenguaje ha si do estudiado y ela-
borado fundamentalmente por el antropólogo norteamericano Edward T. Hall (cita-
do por Motos, 1983, p. 25), dando origen a la creación de una ciencia nueva para la
cual incluso se acuñó un nombre específico: Proxemia. La proxemia o proxémica se
dedica al estudio de la estructuración que hace el ser humano de su espacio inmediato
a partir del entorno corporal, del microespacio, de la distancia que media entre sus
congéneres y de la organización de su espacio habitable.
Hall definió cuatro zonas en el uso del espacio. Sostiene que el hombre tiene sus
propias necesidades territoriales y que el modo en que utiliza su espacio influye en
su capacidad para relacionarse con los demás, de sentirlos lejanos o cercanos. Así,
establece cuatro zonas bien diferenciadas en las que la mayoría de las personas actú-
an (en Wainwright, 1991, p. 82). Pero es una clasificación basada únicamente en la
medida del espacio y que él clasifica de la siguiente forma:
- Distancia íntima. Desde 0 a 0,5 m. Es cuando las personas entran en
contacto físico.
- Distancia personal. Desde 0,5 a 1,2 m. Es la que dos personas pue-
den estar separadas solamente por la longitud de sus brazos.
- Distancia social. Desde 1,2 a 3 m. Es la que se utiliza habitualmente
en cualquier relación de tipo profesional o social.
- Distancia pública. Desde 3 m. en adelante. Es la que se mantiene en
actos públicos: conferencias, espectáculos ...
Si aprendemos a utilizar el espacio de forma eficaz estaremos dando un paso hacía
adelante en el dominio del lenguaje corporal. Pero en este dominio también influ-
ye la forma en que somos capaces de ocupar el espacio. Desde esta perspectiva,
podemos distinguir cuatro formas esenciales, que nosotros hemos clasificado desde
la posesión del espacio:
- Espacio personal. Es el que ocupamos con los estrictos límites de
nuestro cuerpo.
146 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
- Espacio inmediato. Lo constituye el espacio próximo que circunda
nuestro cuerpo.
- Espacio posesivo. Es el espacio que abarcamos con nuestro cuerpo en
sus desplazamientos.
- Espacio social. Es el espacio posesivo que necesariamente comparti-
mos con los demás.
De todas las formas en las que podemos hacer uso del espacio, la que indiscuti-
blemente tiene un extraordinario interés para el dominio del lenguaje corporal es la
que nosotros hemos incluido en el último lugar y que reviste la más amplia interpre-
tación de la posesión: el espacio social. Es el espacio que necesariamente hemos de
utilizar en nuestras relaciones cotidianas como medio de relación y comunicación. Y,
dependiendo de la manera en que seamos capaces de utilizarlo, asíserá nuestra acti-
tud para relacionamos socialmente. En su uso, las “distancias que marcamos en el
espacio que ocupamos” compartido con los demás son reveladoras de nuestra actitud
de proximidad o lejanía personal hacia ellas.
Desde este punto de vista nosotros proponemos la consideración de cuatro zonas
en nuestra utilización del espacio social, dependiendo del carácter privado o público
que vayamos a establecer:
Dentro de nuestras relaciones personales:
*Zona reservada. En ella, nuestro espacio inmediato entra en
contacto con el espacio inmediato de otra persona.
*Zona de confianza. Es la que mantienen dos amigos en una
conversación. Pueden, si quieren, entrar en el espacio inmedia -
to del otro.
Dentro de nuestras relaciones públicas:
*Zona social habitual. Es la que utilizamos en la vida cotidiana:
en el trabajo, el estudio, el deporte...
* Zona social o abierta. Es la que utilizamos en los grandes acon-
tecimientos sociales: conferencias, conciertos ...
Nuestra conducta se refleja en la forma en que somos capaces de utilizar el espa-
cio social, del que ya hemos hablado. Conducta y espacio son condicionados por tres
factores:
- La orientación corporal. Cuando nos situamos de una forma direc-
ta, hacia la persona a la que le enviamos el mensaje. Favorecemos asíla
interrelación comunicativo. Si, por el contrario, nos situamos de forma
indirecta, aunque sólo sea con los ojos, la sensación que producimos a
nuestro interlocutor es de confianza.
- La proximidad. Cuando nuestro nivel de relación y comunicación
con las personas es fluido, cercano y afectivo. En esta situación las dis -
tancias que marcamos se acortan y se produce un nivel de encuentro
mucho más satisfactorio.
- La distancia lejana. Cuando nuestro nivel de relación y comunicación con las
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 147
personas es de desconfianza, de inseguridad y de miedo. En muchos casos son sig-
nos equívocos de respeto. La distancia se marca claramente con lejanía espacial.
De la misma manera que el cuerpo tiene un lenguaje, también la manera en que
ocupamos el espacio; las distancias que marcamos con otras personas, la propia
manera de organizar nuestro espacio cotidiano, irán dando una “lectura” de nuestro
lenguaje espacial.
7.2. El tiempo. La vida del hombre tiene una estrecha relación con el tiempo, o por
decirlo mejor, con la medida del tiempo. Llamamos tiempo a la sucesión de los
momentos que se encadenan a lo largo de nuestras vidas. La noción de tiempo la
adquirimos al advertir los cambios que se producen en nosotros o en torno a nosotros.
Cuando ponemos en relación la medida del tiempo con los cambios que advertirnos,
obtenemos el concepto de tiempo. Podemosdistinguir dos tipos de tiempo:
- Tiempo objetivo. Es el tiempo matemático, medido, rígido y exterior
a nosotros.
- Tiempo subjetivo. Es el que creamos con nuestras propias acciones.
Cada persona tiene un tiempo diferente, dependiendo del tipo de acti-
vidad que desarrolle o de su ritmo biológico.
La orientación temporal es fundamental para: situarnos en la vida (hora, día,
semana, mes, etc.). Tomar conciencia del mundo real (hechos, actuaciones de los
demás, cambios sociales, etc.). Medir nuestros movimientos (desplazamientos,
acciones en la actividad física, etc.).
Tanto el tiempo objetivo como el tiempo subjetivo están presentes en cualquier
manifestación expresiva. El tiempo objetivo se manifiesta cuando nos adaptamos a
un ritmo externo, por ejemplo, un sonido musical. Ante el estímulo musical se des-
encadenan múltiples respuestas y sensaciones motrices. Somos capaces de escuchar
la vibración desde diferentes regiones corporales y respondemos a ellas a través del
movimiento, siguiendo una estructura rígida y matemática. La dificultad radica en la
precisión del movimiento sometido a un tiempo impuesto. Por el contrario, el tiem-
po subjetivo se manifestará en acciones motrices que no están sometidas a un tiem-
po calculado y en donde se hace patente, fundamentalmente, el tiempo corporal que
cada persona es capaz de crear con sus movimientos y su ritmo biológico.
8.1. La imagen corporal. La noción de cuerpo ha sido estudiada por diferentes auto-
res. Esta noción suele ser, con frecuencia, confundida con la noción de esquema cor-
poral, del yo corporal..... Quizás, la causa se deba a que todas ell as tienen los mis-
mos fundamentos evolutivos y psicofisiológicos. Sin embargo, cada una de ellas ha
nacido en diferentes campos científicos: la noción de esquema corporal surge de la
mano de la neuropsicología, el yo corporal surge de la psiquiatría, mientras que la
noción de imagen corporal se plantea desde la neurología.
Sin entrar en el análisis de cada uno de estos términos vamos a definir lo que nos-
otros entendemos por imagen corporal y que coincide, en sus líneas generales, con
las definiciones de otros autores: la imagen corporal es la sensación idea o intuición
que tenemos de nuestro cuerpo, entendida como unidad física y psíquica, como
expresión de nuestro yo. Esta imagen se construye a través de una especie de diálo-
go permanente que establece nuestro cuerpo con el mundo que le rodea.
En la elaboración de la imagen corporal nosotros definimos tres aspectos:
- El conocimiento topológico del cuerpo. Descubriendo todas las par-
tes externas de él y aprendiendo a situarlas adecuadamente.
150 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
- La imagen dinámica del cuerpo. Con sus diferentes posiciones y des-
plazamientos, asícomo las actitudes que emanan de las acciones.
- La interrelación de las fases anteriores con los objetos, el espacio
y las demás personas. Este es el final de la construcción de nuestra
imagen.
En la medida que vamos adquiriendo una conciencia clara de nuestro cuerpo y
vamos integrado y aceptando nuestra imagen, somos capaces de expresarnos y comu-
nicarnos mejor. Esta comunicación se realiza a través del lenguaje corporal.Para que
el desarrollo de la imagen corporal sea positivo, favorezca el que lo aceptemos, a
nuestro juicio, es necesario:
- Admitir la realidad corporal, siendo conscientes de nuestras capaci-
dades y también de nuestras limitaciones.
- Sentimos bien con nuestro propio cuerpo, favoreciendo su cuidado,
su higiene, su presentación y su actuación en el mundo.
- Desarrollar las capacidades corporales, siendo naturales, espontá-
neos y auténticos con nosotros mismos y ante los demás.
- Esforzarse por superar nuestras limitaciones y deficiencias buscan-
do la parte positiva que hay en cada uno de nosotros. Debemos com-
prender que todos somos diferentes y aceptar y asumir estas diferen-
cias.
8.2. Segmentos corporales. Son las diferentes partes de nuestro cuerpo que tienen
capacidad propia para moverse y que son apreciables al exterior. Un gran número de
nuestros segmentos corporales se organizan de forma par. Cuando existe correspon-
dencia entre los diferentes segmentos corporales situados a uno y otro lado de un eje,
estamos hablando de simetría corporal.
Podemos decir que nuestro cuerpo tiene una estructura en forma de estrella, en la
que el tronco, desde la pelvis hasta los hombros, sirve de punto de partida para los
apéndices que prolonga el eje vertebral del tronco, y dentro de ella dispone de sime-
trías propias. A través de las posturas que adoptamos y de los movimientos que rea-
lizamos, nuestro cuerpo cambia de formas: se pliega, se extiende, se cierra..., esta
simetría da lugar a la realización de movimientos simétricos y asimétricos. Son:
- movimientos simétricos, las acciones en las que producimos formas
idénticas con segmentos iguales.
- movimientos asimétricos, las acciones en las que actuamos con un
segmento de nuestro cuerpo, mientras el segmento correspondiente
realiza otras, o ninguna acción.
Los movimientos asimétricos nos ayudan a desarrollar la independencia de nues-
tros segmentos. Estos son independientes cuando somos capaces de disociar los
movimientos que realizamos en los diferentes segmentos de nuestro cuerpo. Esta
independencia es sumamente importante en cada momento de nuestra vida, sin ella
no podríamos desarrollar ningún tipo de actividad. Para conseguir una buena inde-
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 151
pendencia de nuestros segmentos corporales es necesario, según Le Boulch (1976, p.
103), que tomemos conciencia de:
- Los movimientos globales de nuestros miembros superiores.
- La movilidad de nuestro eje corporal: columna vertebral, cabeza, pel-
vis, omóplatos.
- La independencia de los miembros superiores con respecto al eje
corporal.
- La independencia de los miembros inferiores con respecto a la pelvis.
La toma de conciencia de los movimientos que pueden realizar nuestros segmen-
tos corporales son ext raordinariamente interesantes para el desarrol lo de nuestras
manifestaciones expresivas. Por ello, es conveniente aprender una gran variedad de
movimientos, saber donde se localizan los núcleos articulares y, a su vez, alternar
situaciones de movilidad con situaciones de inmovilidad. Motos (1983, p. 63) hace
la siguiente clasificación sobre los segmentos corporales:
- Segmento cabeza = Cabeza
- Segmento brazo = Brazo + mano
- Segmento busto = Pecho + cuello + cabeza
- Segmento torso = Talle + pecho + cuello + cabeza
- Segmento tronco = Caderas + talle + pecho + cuello + cabeza
Considera el autor, que estas unidades o sumas de unidades corporales son expre-
sivas por naturaleza y que, por lo tanto, la toma de conciencia de las infinitas posi-
bilidades que tienen los segmentos corporales para moverse, son el primer objetivo
que tenemos que conseguir. Cuanto más conscientes seamos de nuestra capacidad
para independizar nuestros segmentos corporales y, por lo tanto, para saber utilizar-
los de forma simétrica o asimétrica, seremos también más capaces de expresarnos
con soltura y naturalidad.
Como todos los segmentos corporales son expresivos por naturaleza, cada uno de
ellos se caracterizará por tener un valor expresivo propi o: En el tronco se encuentra
fundamentalmente la fuerza; en el rostro, las emociones y estados de ánimos; a tra-
vés de los brazos expresamos acciones y sentimientos; y finalmente, las piernas a tra-
vés de las posturas y formas de desplazarse revelan, en la mayoría de los casos, un
tipo de actitud ante la vida.
8.3. Ejes y planos. Los ejes y los planos son líneas “no reales” que imaginamos que
cruzan nuestro cuerpo.
Alrededor de estos ejes se ordenan nuestros segmentos y a lo largo de los planos
se mueven, a través de las articulaciones. Podemos considerar:
- Tres ejes básicos de nuestro cuerpo: eje vertical, eje transversal y eje
sagital.
- Tres planos básicos de nuestro cuerpo: plano sagital, plano frontal y
plano transversal.
- Las articulaciones. A través de estos ejes imaginarios, y de los pla-
152 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
nos que se originan, el cuerpo toma conciencia de su movilidad. Esta
movilización se realiza a través de las articulaciones.
En el progreso hacia el desarrollo expresivo de nuestro cuerpo vamos descubrien-
do todas nuestras posibilidades para expresarnos y vamos aprendiendo a “hablar”".
Unos veces lo hacemos con un lado o segmento de nuestro cuerpo. Otras veces,
enviamos mensajes con todo nuestro cuerpo. Y otros veces, por último, utilizamos
algún segmento corporal para reforzar el protagonismo de otro.
A través de los ejes y planos imaginarios, por otro lado, movilizamos nuestro
cuerpo. También tomamos conciencia de las acciones mecánicas que nuestros seg-
mentos corporales realizan en la creación de movimientos nuevos.
No obstante, la cuestión de los ejes y los planos no viene siendo abordada de
manera aceptable, a nuestro entender, por una gran parte de los tratadistas de la
Educación Física. Así, nos solemos encontrar con conceptos como el de “eje de sime-
tría” o conceptos como el de “eje divisor” del cuerpo humano, en dos partes. En
ambos casos, nos encontramos con una cuestión muy discutible. El término eje no
puede significar más que “línea” y no puede concebirse más que como pivote de giro.
Entendido así, los ejes jamás pueden ser factores de diseño de simetrías; eso solo es
posible con referencia a los planos que, ellos sí, pueden dividir el cuerpo en dos par-
tes, porque el eje nunca es un elemento divisor del cuerpo.
En consecuencia, los conceptos de simetría han de desarrollarse en relación con
los planos. Y los análisis divisores del cuerpo han de concebirse a través de los pla-
nos también. Finalmente, es a través de los planos como más claramente podemos
explicarnos el movimiento, que difí cilmente ti ene explicación a t ravés de unos ele-
mentos exclusivamente de giro como son los ejes.
8.5. Los gestos. Los gestos son los mensajes que consciente o inconscientemente
transmitimos con nuestro cuerpo. Kostolany (1977) los define como la expresión de
una emoción, como un acto intencional dirigido a modificar nuestra relación con el
mundo exterior y también como un lenguaje inteligible. Los gestos pueden ser per-
manentes y pasajeros:
- Los gestos permanentes van configurando nuestra forma corporal,
que es la consecuencia de nuestro carácter. Transmitimos nuestra
forma de ser a través de nuestra forma de actuar, por ejemplo, al cami-
nar podemos expresar tranquilidad, equilibrio, abandono, vitalidad,
rapidez...
- Los gestos pasajeros revelan los sentimientos experimentados en un
instante concreto, teniendo en cuenta los estímulos tanto internos
como externos.
- El rostro tiene una gran importancia en los gestos pasajeros. A través
de los músculos cutáneos las expresiones se manifiestan sobre el ros-
tro, reaccionando ante cualquier estímulo nervioso. Expresiones de
alegría, tristeza, autoridad, eficacia..., son algunas de las manifestacio-
nes gestuales más comunes . Pero, aunque como ya sabemos, la mira-
154 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
da y el rostro son los más claros exponentes de la comunicación no
verbal, sin la aportación de nuestros gestos, quedaría incompleto nues-
tro lenguaje corporal. Existen múltiples gestos, entre los que destaca-
mos:
Clarificadores. Acompañan a la palabra.
Universales. Gest os habit uales, asumi dos en todo el mundo, y que
interpretamos sin el lenguaje verbal.
Emotivos. Expresan nuestros sentimientos y emociones.
Personales. Nos hacen diferente de los demás y forman parte de nues-
tra forma habitual de manifestarnos.
Culturales. Forman parte de los ritos de un pueblo y de su cultura.
Profesionales. Códigos que se utilizan en diferentes profesiones, donde
la acústica impide el lenguaje verbal.
8.6. Las posturas. Las posturas, entendidas de forma global, envían mensajes, que
en la mayoría de las ocasiones, están cargadas de un componente afectivo o emocio-
nal. A través de la postura se establecen relaciones de empatía. Las actitudes postu-
rales junto con los gestos forman parte del lenguaje de nuestro cuerpo. Por posturas
entendemos la posición que adoptamos con nuestro cuerpo para realizar una acción
determinada. El tono muscular es el encargado de mantener la actitud posturas. Para
Pastor Pradillo (1993, p. 170), el tono y la actitud postural van a depender del nivel
de maduración del individuo condicionado por los siguientes factores: la maduración
de la tonicidad y características del músculo, la maduración del sistema nervioso cen-
tral y finalmente, la presencia de factores psíquicos tales como la afectividad.
El manteniendo de la postura se debe llevar a cabo mediante:
*El conocimiento del cuerpo.
*El desarrollo de las capacidades sensoriales.
*El dominio muscular.
*La adaptación del cuerpo al espacio.
La falta de estos elementos puede dar origen a una distonía muscular, que se tra-
duce en las siguientes deficiencias :
- Hipotonía muscular. Es decir, bajo tono muscular produciendo defec-
to postural, ya que los músculos no son capaces de sostener los seg-
mentos óseos. Y los defectos posturales originan a su vez, patologías
en la columna vertebral: cifosis, lordosis, escoliosis, etc.
- Hipertonía muscular. Es decir, exceso del tono muscular necesario,
produciendo lógicamente un desgaste de energía, tanto muscular como
nerviosa. Y produce también constantes contracturas musculares.
Con este planteamiento, nuestra propuesta para abordar didáct icament e estos
contenidos deben centrarse:
En primer lugar, en el conocimiento y la interiorización del propio
cuerpo a través del desarrollo de: la imagen corporal, la movilización
de los segmentos corporales, los ejes por donde el cuerpo es capaz de
girar, los planos que intervienen en el movimiento...
En segundo lugar, en la capacidad para imaginar nuevas y variadas
formas de movimiento, hasta conseguir concretarlas en hechos creati-
156 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
vos originales y único que se materializarán a través de la representa-
ción y la comunicación que emana del propio cuerpo.
En tercer lugar, y en íntima relación con los aspectos ya tratados, debe-
mos provocar que surjan, en nuestros alumnos, por medio de sus ges-
tos, miradas, posturas..., expresiones reales que son el resultado de sus
propias vivencias.
Quizás alguien piense que esta manera de trabajar con la acción expresiva resulta
demasiado dirigida y secuenciada. Sin embargo, en ningún momento pretendemos
anular la auténtica expresión del alumno. Por el contrario, queremos partir de su
auténtica expresión, porque sólo asípodremos guiar y acompañar su proceso de des-
arrollo. Pero creemos que un profesional en el área de Educación Física debe de
saber qué quiere que aprendan sus alumnos y, también, debe de saber cómo articular
los contenidos para que los alumnos aprendan. Es en este sentido, en el que nosotros
proponemos una vía didáctica para poder abordar los contenidos expresivos en el
espacio escolar. Porque, podría ocurrir que todo valiera y que como dice Berge
(1985) la expresión corporal se convirtiera en un término comodín que englobara
muchas actividades que siguen estando mal definidas.
9.1. La danza. La danza, según Günther (citado por Seybold, 1976) es un fenómeno
complejo que se sustrae de una definición racional: “Cuantas publicaciones sobre la
danza, tantas tentativas diferentes de definirla. La lengua es demasiado pobre y el
contenido de la danza demasiado rico como para encerrarlo en una metáfora”.
La danza como manifestación expresiva, es utilizada por la Educación Física, que
tiene en ella uno de los medios más completos para desarrollar los contenidos que
son propios de la expresión corporal.
Pero no todo en la danza es expresión. Por ello, en el contexto educativo, nuestro
gran interés está centrado en aprovechar los recursos expresivos que la danza nos
ofrece, para utilizarla como medio de desarrollo de la expresión y comunicación del
cuerpo. La danza es una de las primeras expresiones de una cultura. Existe desde que
existe el hombre. En sus inicios, era esencialmente imitativa y, posteriormente, reli-
giosa y ritual. Se construía la danza en torno a las diferentes manifestaciones socia-
les: para invocar a los dioses, para recibir al guerrero, para iniciar a los jóvenes en la
caza, en el matrimonio... Las cuevas primitivas nos muestran estas escenas.
La danza, es decir, la expresión del cuerpo, ha sido una expresión espontánea de
la vida en colectividad que se utilizaba como una forma de manifestar las vivencias
existentes en el seno de un grupo. En ellas, la expresión corporal tenía un sentido uti-
litario. Pero, desde las danzas simplemente imitativas iniciales se fue pasando a las
danzas de tipo sagrado, donde ya la imitación formal dejaba paso a la relación con-
ceptual. Los sacerdotes y magos inventaron un código para la danza, con lo cual la
expresión personal empezaba a perder lo que era su primordial esencia.
En este tipo de danzas, convertidas en rituales, todo estaba previsto: posiciones de
las manos, del cuerpo, de la cabeza, hasta de los detalles del vestido, de los adornos,
las pinturas, las máscaras. Se fue pasando, por lo tanto, de una forma de danza carac-
terizada por una expresión primaria espontánea a otro tipo de danza que se caracte-
rizó por estar sujeta a una norma muy codificada, en donde imperaba la técnica y en
la que se producía asíun vaciado de sus características expresivas y comunicativas.
La danza, entendida como una manifestación expresiva y comunicativo, tiene que
encontrar su razón de existir en el propio acontecer de la vida. Tiene que transmitir,
a través de las secuencias rítmicas originadas por el movimiento, un mensaje. Tiene,
por lo tanto, que convertirse en un acto comunicativo.
Es indudable que para poder interpretar la danza, ( y ello no contradice lo que nos-
otros venimos propugnando), se requieren unas bases técnicas iniciales. Sin ese
punto de partida ciertamente no es posible construir la danza. Lo que ocurre es que
los apoyos técnicos tienen que estar siempre al servicio del hombre, en ningún caso
debe de ocurrir al revés, porque no hay arte sin técnica, pero la rigidez y el absolu-
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 159
tismo técnico provocan la ruina del arte alejándolo de la expresión humana viva (Le
Boulch, 1978).
La danza, como un hecho expresivo y comunicativo, en el contexto educativo ,
tiene que estar integrada en los contenidos de tipo expresivo que le son propios a la
Educación Física. A nuestro juicio, existen dos grandes ejes sobre los que gira el des-
arrollo expresivo en relación con la danza:
- El cuerpo como lenguaje. Este es el lenguaje imprescindible en un
trabajo educativo basado en el cuerpo y en el movimiento desde su
manifestación expresiva y comunicativa.
Estamos convencidos de que es el punto de partida para, posterior-
mente, poder hacer una intervención educativa carente de lagunas que
impidan se manifieste la expresión en la danza.
- El cuerpo como armonía rítmica. Como ya hemos dicho, el espacio
y el tiempo son marcos fundamentales e imprescindibles en el des-
arrollo de cualquier actividad motriz. Laeducación rítmica incluida
dentro del concepto “tiempo”, tiene una presencia relevante entodo
tipo de manifestaciones expresivas danzadas.
Nosotros creemos que la armonía rítmica es el punto de partida que
precede a cualquieracción danzada. Para poder construir la danza nece-
sitamos articular tres factores quedeben ir íntegramente unidos: el
ritmo, el espacio y la expresión.
b) Creadores
- Rudolf Bode (1881-1971). Entró en contacto con las ideas pedagógi-
cas de Dalcroze que tuvieron un valor decisivo en su vida. Ha sido
considerado el creador de la gimnasia expresiva. Los hechos que moti-
varon a Bode a introducirse en el movimiento expresivo s u rgen por
164 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
su reacción contra el concepto eminentemente físico de los sistemas
gimnásticos que imperaban en aquella época. Intenta romper con el
método analítico que preconizaba Per Henry Ling, e intenta que el
hombre se encuentre con su propio ritmo, para que de esa forma pueda
expresarse libremente.
c) Continuadores
- Hinrich Medau (1890-1974). Fue alumno de Bode. Se inspiró en los
principios fundamentales de éste, pero sus contribuciones personales
giraron en torno a la utilización de aparato portátiles, la introducción
del trabajo musical de improvisación y la creación de elementos de
percusión a través de palmadas y golpeos en el suelo.
- Monika Beckman (1933). Creó la gimnasia jazz, primer paso para la
construcción de la danza jazz. Para ello, incorpora a la gimnasia músi-
ca de jazz, con movimientos inspirados en este ritmo. Utiliza la barra
de ballet, ejercicios de suelo y elementos propios de danza moderna.
El paso de la gimnasia jazz a la danza jazz es, ciertamente, mínimo
desde el punto de vista de las formas, pero muy importante desde las
perspectivas de la creación rítmica, la expresión corporal, y la armonía
y coordinación de los movimientos.
- Patricia Stokoe. Creemos que a la clasificación de Langlade es
importante incluir a Stokoe. Estudia en Londres en la Royal Academy
of London, practica la danza clásica, la moderna la comedia musical y
el folclore internacional. Introdujo en la Argentina y en América
Latina la materia que ella denominó Expresión Corporal. En el año
1978 creó la primera escuela argentina de Expresión Corporal, siendo
ella la directora.
10.4. El mimo. El mimo es la manifestación más representativa del lenguaje de los ges-
tos. Es el arte de expresarse a través de todo el cuerpo, alcanzando por medio del gesto
su o protagonismo.
En el mimo, el mundo de la fantasía y el mundo de la realidad se conjugan. Ya los grie-
gos y romanos lo conocían y lo practicaban, representando asílas costumbres de los pue-
blos. Esta representación se realizaba a través de gestos y movimientos sin que intervi-
niera la palabra. En sus inicios el espectáculo se representaba en calles y plazas. más tarde
se realizaron en recintos cerrados.
Actualmente, uno de los más importantes representantes del mimo es Marcel
Marceau. El define el mimo como el arte del silencio. Es saber crear lo invisible a través
de lo visible, o recrear lo visible a través de lo invisible.
Para desarrollar el arte del mimo es necesario que los gestos sean estilizados, claros y
precisos. de esta manera los espectadores podrán comprender el mensaje. Los gestos son
utilizados por el mimo como vehículo de expresión y comunicación. Los músculos del
rostro reflejan estados de ánimo y dan significado “no verbal” a nuestros gestos. Pero,
también las posturas y movimientos que se adoptan intervienen en el “diálogo silencio-
so” de la expresión gestual. En el mimo individuales cuerpo crea sucesivas imágenes
expresivas y las mantiene un tiempo a la contemplación y reflexión del espectador.
10.5. Factores que intervienen en el mimo. La técnica del mimo requiere de un cono-
cimiento profundo de nuestra anatomía. Sólo asíse puede movilizar consciente y volun-
tariamente, de forma independiente, cada grupo de músculos. En el mimo el hombre con-
trola y domina su cuerpo, cada postura, gesto o movimiento es pensado, analizado, deci-
dido y controlado por él. Los factores que intervienen en la técnica del mimo son el domi-
nio del cuerpo y la expresión de sentimientos. El dominio corporal podemos conseguirlo
a través de:
- La interiorización de todas las posibilidades de movimiento. Para ello es
necesario tomar conciencia de los segmentos corporales, de los núcleos
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 171
articulares y de todas las acciones mecánicas que de ellos se pueden deri-
var: doblarse, estirarse , rotar, girar.
- La movilización independiente de cada segmento o zona corporal. Para
ello es necesario aprender a movilizar independientemente los dedos,
muñecas, codos, hombros, cuello, tronco, rodillas.
- La libertad muscular. En nuestra musculatura siempre existe un grado de
tensión que es necesario para poder realizar cualquier tipo de acción. Pero
el exceso frecuente de tensión muscular produce agarrotamiento e impide
que el movimiento se realice con la máxima libertad. Para evitarlo es nece-
sario buscar la distensión de los segmentos corporales relajando asíla mus-
culatura.
- La expresión de sentimientos la podemos conseguir a través de:
- El rostro. En él se encuentran un gran número de músculos que
hacen que exista una gran variedad de expresiones faciales: alegría,
enfado, dolor, ira.
- Los gestos corporales. Enviando de forma intencionada mensajes
con un signifi cado concreto, que irán acompañados de la expresión
del rostro: afirmación, negación, imposición, exclamación.
- Las posturas. Destacando la posición básica del cuerpo que puede
ser de frente, de perfil y de espaldas. Estas posturas iniciales se com-
binarán, principalmente, con acciones corporales abiertas que son
las responsables de una forma de comportamiento tranquila, relaja-
da o sosegada. También intervendrán las
acciones corporales cerradas que implican una actitud de malestar,
de repliegue sobre uno mismo, etc.
NOTAS:
- En el ámbito educativo, el mimo nos interesa como vehículo para potenciar y desarrollar el
lenguaje de nuestros gestos. El hecho de dotar de significado a nuestros cuerpo decidiendo
un lenguaje dramático que se expresa a través de posturas y movimientos, supone el inicio
de toda educación en el arte de la expresión corporal.
- Área de Educación Física. Ministerio de Educación y Ciencia.
- Este tipo de clasificaciones, a las que hemos llegado como síntesis de nuestro trabajo sobre
la Expresión Corporal, y otras de parecido carácter, deben de aparecer en la epistemología
educativa del área. Por ello nos hemos decido por introducirlas en los libros que, junto con
otros autores, hemos elaborado para la E.S.O., en la Editorial Anaya.
- La palabra espontaneidad procede del latín “sponte” y significa etimológicamente “por
libre voluntad”.
- La palabra griega “pathos” significa algo asícomo “situación del ser humano”, aunque
muchos lo identifiquen, por reducción, con “enfermedad”. Así, con referencia a una perso-
na, empático, quiere decir ponerse en la situación “del otro”. Por su parte, sim-pático, se
refiere a la transmisión de sintonías emocionales y anti-pático a la transmisión de
contrasintonías.
INICIACIÓN DEPORTIVA
Autores: Francisco Javier Castejón Oliva (Universidad Complutense de
Madrid) y Víctor López Ros (Universidad de Girona)
El deporte cumple con una clara intención educativa cuando es utilizado como com-
plemento formativo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, al permitir que el alum-
nado desarrolle determinadas habilidades (conceptuales, procedimentales y actitudi-
nales), imprescindibles en estas edades. También cumple la función de desarrollar
habilidades adaptativas como base para nuevos aprendizajes. Por último, el deporte
contiene aprendizajes significativos en cuanto representan un tipo de actividad utili-
taria en diferentes situaciones de la vida (desde la salud al ocio).
No obstante, el deporte, tal y como se encuentra establecido a escala social, tiene
aspectos que no deberían ser acometidos en la escuela; por ejemplo, la desmesurada
competición no tiene cabida en un contexto educativo en el que deben primar otros
valores: cooperación, aceptación de las diferencias individuales, etc. También la
especialización temprana queda obviamente fuera de las necesidades e intereses del
174 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
alumnado de Educación Primaria. Sin embargo, estos aspectos, que tienen una clara
aceptación social, no deben ser empleados para situar al deporte en un plano extraes-
colar, sino en una inclusión en la Educación Física, enfatizando aquellos aspectos
que son verdaderamente educativos (Castejón, 1994).
El deporte es fundamentalmente procedimental, ya que requiere saber, hacer, pro-
bar, demostrar, ejecutar algo concreto, pero no debe olvidarse que también se basa en
los otros aspectos educativos, los conceptuales y los actitudinales, que representan,
por un lado, el soporte que el alumnado necesita para comprender, conocer, relacio-
nar, distinguir, etc., determinadas acciones que suponen un beneficio y una necesi-
dad para completar su formación y, por otro lado, una predisposición, y un respeto
hacia sí mismo y hacia los demás, ser consciente de sus limitaciones y la de los com-
pañeros y oponentes, permitir, conformarse y deleitarse en cuanto a las posibilidades
de conseguir unos objetivos según el nivel motor alcanzado, la participación, el res-
peto por las reglas, etc.
Si bien es cierto que no todos los deportes tienen la misma configuración, hay que
observar que todos ellos manifiestan en mayor o menor medida los diferentes obje-
tivos respecto a lo que supone un juego reglado. Atendiendo a una clasificación usual
de los deportes, individuales, colectivos y de adversario (Castejón, 1995), podemos
decir que los deportes individuales tienen una clara actuación procedimental donde
la ejecución tiende a ser precisa, mientras que los deportes colectivos y de adversa-
rio necesitan de una mayor base conceptual y actitudinal, sin olvidar que también es
necesaria la realización de determinados gestos motores.
Todas estas afirmaciones, y algunas más que irán apareciendo a lo largo del capí-
tulo, nos permiten afirmar que el deporte “es educativo” y no sólo “puede ser educa-
tivo”. Pese a opiniones en contra de la utilidad educativa del deporte, sobre todo en
un plano moral (Berthand, 1978), y otras que llegan a plantear que el currículum de
Educación Primaria actual está deportivizado (Bores y Díaz, 1993), hay que señalar
que el deporte tiene un carácter positivo, pero dependerá del énfasis que se ponga en
sus diferentes características para comprender si tiene una mayor o menor aplicación
educativa.
Por ejemplo, la alta competición deportiva, una actividad no escolar, también
puede formar a la persona, imprimiéndole un carácter positivo que probablemente no
tendría en caso de no haber hecho deporte, mientras que en el colegio se puede pre-
sentar el deporte y llegar a situaciones no deseadas. Sin embargo, debemos matizar
que el deporte no es sólo competición, también es formación, y dependerá de la per-
sona que lo utiliza el que ese deporte cumpla el objetivo asignado al alumnado
(Castejón, 1993).
Es cierto, y antes se ha mencionado, que de las distintas características que tiene
el deporte, una es la competición, pero no se puede afirmar que sea la única. El
deporte, como juego reglado, también implica otros elementos que le hacen extraor-
dinariamente positivo, para terminar por afirmar que tiene total cabida en las clases
de Educación Física.
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 175
El intento de comparar el deporte institucionalizado y que socialmente representa
una afinidad competitiva, repetitiva y en muchos casos, actuando como mero obser-
vador, no es el deporte que impera y que debe imperar en los colegios. Pretender afir-
mar que el deporte conocido socialmente es el mismo que se reproduce en las clases
de Educación Física, significa no conocer ambos campos. No sólo porque no sea ver-
dad, sino porque es prácticamente imposible. Sin embargo, es cierto que si el colegio
es un lugar adecuado para formar a la persona, deberá hacerlo en todos sus aspectos,
y si el deporte no tiene sólo participantes, también habrá que tratar de intentar una edu-
cación deportiva global, y no sólo centrada en la simple ejecución. Atender a todos
sus aspectos (participativo, organizativo, público, árbitros, etc.) permite mejorar en
esta actividad lúdica y reglada (Castejón, 1997).
La iniciación deportiva, según las recomendaciones de los Decretos Oficiales,
tiene su presencia a partir de los últimos años de la Educación Primaria y se va
enfatizando en la ESO. No obstante, no hay documentación que pueda afirmar
categóricamente que el deporte deba iniciarse a una edad precisa, sino más bien
orientaciones que permiten concretar unas aproximaciones respecto a su inclusión,
y basándose en la maduración biológica y motriz, la maduración mental y la moti-
vación.
La maduración biológica determina la inclusión del deporte a determinadas
edades y no a otras. El deporte requiere el dominio de actos motores complejos que
no son posibles en todas las edades correspondientes a la Educación Primaria. Por
ello es preciso que haya una maduración que permita la asimilación de las accio-
nes motrices deportivas complejas. Los estudios de desarrollo motor (Gallahue,
1982; Ruiz, 1987; Manila y Bouchard, 1991) presentan las diferencias madurativas
y biológicas entre la edad infantil y las dificultades motrices que tienen los niños
y niñas de estas edades para poder asimilar movimientos complejos (véase la figu-
ra 2.1).
En el caso de la maduración motriz, es necesario que se establezca una conso-
lidación de las habilidades y destrezas habituales, filogenéticas, que corresponden
con los movimientos usuales en el ser humano y que son los desplazamientos, los
giros, las manipulaciones y los saltos. La consolidación de estas habilidades se pro-
duce mediante una interrelación entre los componentes genéticos de las personas y
su vínculo con la sociedad en la que se encuentra. En este caso, no sólo hay que
observar una determinada ejecución, sino atender a la correcta interpretación per-
ceptiva y espacio-temporal (Cratty, 1982).
Las experiencias previas, es decir, el grado de aprendizaje alcanzado, es el
segundo gran aspecto que hay que tener en cuenta para presentar el deporte.
Cuando los alumnos se enfrentan ante nuevos retos, se basan, entre otras cosas, en
lo que han aprendido anteriormente. El deporte es un cúmulo de movimientos y
tareas más complicadas que las actividades motrices señaladas. De hecho, suele
haber una combinación de desplazamientos, giros, manipulaciones y saltos. Estas
combinaciones, y en un ambiente reglado, agonista y lúdico, son las que hacen que
176 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
el deporte necesite de ellas para poder alcanzar nuevos niveles de aprendizaje.
Por último, la motivación supone un importante elemento que permite plantear
adecuadamente la enseñanza, no sólo del deporte, sino de cualquier actividad. En
el caso de intentar presentar tareas que no tienen ningún grado de motivación para
las personas que tienen que aprenderlas, difícilmente van a retenerlas. La predis-
posición interna del alumnado hacia el deporte originará los aprendizajes pretendi-
dos. La motivación está determinada por la necesidad, tanta la innata, propia del
organismo, como por la adquirida, la provocada por el entorno social, provocando
una necesidad de actividad y de información (Itelson, 1978).
En estos tres elementos se basa un concepto que hemos presentando anterior-
mente y que forman los tres puntos de apoyo básicos para la introducción del
deporte: motivación, experiencias previas y maduración (Castejón, 1995). En el
caso de que uno de estos elementos no esté presente, la introducción del deporte no
cumplirá los objetivos educativos propuestos.
Por lo tanto, además de las orientaciones curriculares respecto a las recomen-
daciones para la introducción del deporte, hay que tener en cuenta otros factores
que pueden impedir o mejorar una presentación de las actividades deportivas con
el alumnado de Educación Primaria. Es decir, aunque el currículum incida que
hacia el final de la etapa primaria es el momento de realizar la iniciación deporti-
va, no se puede afirmar con rotundidad que hay una única edad para comenzar el
deporte, ya que podemos encontrar casos que por su maduración, experiencias
anteriores y motivación se encuentren predispuestos para el deporte antes de lo
esperado, o a la inversa, que todavía quede un trecho por cubrir antes de introdu-
cir a los alumnos en las actividades deportivas.
La introducción del deporte, ante la situación presentada, permite a su vez que
se logren aumentar y afianzar los aspectos citados: maduración, motivación y
experiencias, siempre que se mantenga un contexto exigente pero asumible por el
alumno. Como se señalará posteriormente, la introducción del deporte no se puede
hacer de cualquier manera, sino que requiere una manipulación por parte del pro-
fesorado, para que repercuta acertadamente en las necesidades y posibilidades de
los alumnos y alumnas. Estos cambios que realiza el enseñante, deben ser sufi-
cientes en cantidad y calidad como para que el deporte mantenga la estructura y la
función que le es esencial. Estos cambios no se deben realizar porque el deporte
sea importante, sino porque el verdaderamente importante en el proceso de ense-
ñanza-aprendizaje es el alumnado.
En definitiva, y para concluir este punto, el deporte en Educación Física per-
mite desarrollar habilidades procedimentales, conceptuales y actitudinales necesa-
rias para el alumno, y que se encuentran explícitos e implícitos en las actividades
deportivas. Es por ello que el deporte en Educación Física debe ser entendido como
un contenido que permite que los alumnos mejoren sus habilidades y le ayude a
consolidar y aumentar las capacidades necesarias en la etapa de Educación
Primaria.
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 177
2. PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS MOTRICES DEL DEPORTE
10-12 Período de operaciones Dominio de las habilidades Codificación total del juego.
formales. Distinción entre y destrezas básicas a un nivel Regulación de las situaciones
lo real y lo posible. alto. Aplicación de estas hipotéticas más que las reales
habilidades a acciones nuevas y que se aplican en uno
y creadas. o varios partidos.
Tabla 5.1. Algunas diferencias significativas en el ámbito conceptual, motor y de conocimiento de las reglas en
los grupos de edad correspondiente a los tres ciclos de Educación Primaria.
algunas de las reglas más complejas de los deportes. No obstante, con respecto a
las edades presentadas, se puede afirmar que el alumnado de Educación Primaria
se encuentra lo suficientemente maduro como para acoger los deportes.
Para obtener un proceso de enseñanza adecuado en la iniciación deportiva, la
intervención docente es crucial, ya que va a ser la que determine que los alumnos
consigan aprender y además puedan convertir ese aprendizaje en algo significati-
vo y no sea simplemente una secuencia de movimientos que no implican nada en
cuanto a su utilidad. Es decir, hay que lograr que la presentación del deporte
suponga en el alumno un esfuerzo por aprender, pero que este aprendizaje tenga
el suficiente beneficio que le permita adaptarse a los cambios que puedan produ-
cirse durante su aplicación presente y futura, además de que pueda ser empleado
en otros contextos.
El eje central por el que discurre el proceso de enseñanza, en cuanto a sus con-
tenidos se refiere, es la tarea motriz. Dicha tarea debe presentarse al alumno en
forma de situación problema de tal manera que el profesor debe acompañar al
alumno en el tránsito de éste por la resolución del problema. El acompañamiento
del profesor se establece a través de manipular y controlar el nivel de dificultad
objetivo de las tareas (de acuerdo con las capacidades que se desean desarrollar)
y a través de dar ayudas durante el descubrimiento. Dicho proceso de descubri-
miento va a permitir que profesor y alumno vayan generando un conocimiento
compartido a través del cual dicho alumno se va incorporando al conocimiento de
la materia. Las dificultades que se plantean a través de las tareas, tal como ya
hemos apuntado anteriormente, pueden ser básicamente de tipo informativo o de
tipo motor.
190 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
¿Por dónde empezar? Cómo hemos señalado anteriormente, el deporte tiene una
serie de acciones motrices propias, técnica y táctica, que necesariamente deben abor-
darse para lograr que los alumnos puedan participar y utilizar el deporte. Existen
deportes, fundamentalmente los deportes individuales, donde la ejecución es deter-
minante y la utilización de la táctica es mínima. Por el contrario, los deportes de
adversario y colectivos, tienen una necesidad táctica y también técnica. El punto de
partida, en cualquiera de ellos, tiene como sostén el dominio de las habilidades bási-
cas. Sin éstas, la iniciación al deporte no podrá realizarse, sobre todo entendiendo
que la iniciación deportiva tiene una aplicación multifacética orientada a diferentes
opciones y posibilidades.
En los deportes de dominio técnico, la necesidad de buscar diferentes opciones
en cuanto a la ejecución, se centrará más en el estilo personal (variación del modelo
más o menos ideal), que en intentar que el alumno pueda solucionar diferentes for-
mas de salto, desplazamiento o lanzamiento. Es decir, si se pretende que los alumnos
aprendan la carrera, tal y como se emplea en atletismo, las opciones para el alumno
son mínimas, ya que tiene que ceñirse a un modelo. Sobre ese modelo se podrán
observar diferentes matices, que dependerán del estilo personal. Lógicamente, el esti-
lo no debería significar una variación extrema, pero sí una permisibilidad para el
alumno en cuanto a su adaptación a una ejecución determinada.
Como se ha comentado anteriormente, el nivel de dificultad para la enseñanza de
deportes colectivos y para los deportes de adversario necesita atender a la organiza-
ción de secuencias donde el parámetro fundamental sea la toma de decisiones (Bayer,
1986) y, aunque las respuestas deben poder ejecutarse a escala motriz, el control del
nivel de dificultad por parte del maestro debe centrarse en la toma de decisiones de
forma que éstas puedan ser ejecutadas motrizmente. Esto no quiere decir que el alum-
no las ejecute técnicamente bien (según la opinión del profesor), quiere simplemente
decir que las puede ejecutar.
En los deportes en que el componente táctico es fundamental debemos aprove-
char dicho componente táctico para proponer tareas de enseñanza de tipo cogniti-
vo-motriz. De esta forma, el aprendizaje de la acción motriz específica adquirirá
sentido en un marco razonable, es decir, se aprenderá una acción técnica como
medio de solución de un problema táctico. De esta forma el aprendizaje técnico no
aparece aislado del contexto de ejecución. Para el alumno, el aprendizaje de la
forma de ejecución tiene sentido (tiene una causa) puesto que aparece como un
medio útil para resolver un problema motor (en este caso, táctico). Es, pues, tarea
del profesor planificar qué tipo de problemas tácticos plantea a sus alumnos y en
qué medida va incorporando aprendizajes técnicos que permitan avanzar en el con-
tenido de la enseñanza.
En los deportes de adversario y en los deportes colectivos, la ejecución técnica no
debe ser prioritaria, incluso puede encontrarse supeditada al dominio táctico.
Anteriormente (López y Castejón, en prensa) hemos incidido en la necesidad de
comprender qué es lo que se puede (dominio táctico) hacer antes de abordar el cómo
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 191
hacerlo (dominio técnico), pero debe tenerse en cuenta que es imprescindible tener
algún dominio motor (habilidades básicas), de manera que intentar separar el qué
hacer del cómo hacerlo supone una simplificación que no conseguirá que el alumno
comprenda la utilidad de sus acciones. Por ejemplo, si se quiere que los alumnos
entiendan la utilidad del pase en baloncesto, intentar comenzar por un auténtico par-
tido sólo creará interrupciones y errores, mientras que comenzar a realizar pases
desde un punto de vista de ejecución técnica impedirá que el alumno sepa cuándo
puede o debe utilizarlo; en este caso habrá que plantear una situación semejante al
baloncesto donde la acción prioritaria sea el pase.
Cuando hablamos de aprendizaje técnico en el marco de un contexto táctico no
nos referimos a un aprendizaje estereotipado y automatizado, sino simplemente nos
referimos a la aportación de una solución motriz más o menos definida por parte del
profesor. Es decir, estamos hablando de un movimiento bastante inexacto y poco
pulido pero que permite avanzar en la resolución de problemas tácticos. Imagínese,
por ejemplo, el juego de “los 10 pases” con niños de 8-9 años. En muchos casos el
juego no “funciona”, no avanza en riqueza de comportamientos motores inteligentes,
porque los alumnos no son capaces de enviar el balón de forma más o menos acerta-
da a un compañero. O sea, no pasan bien el balón (aquí el concepto “bien” no se
refiere al gesto motor sino a la fuerza, precisión). Necesitamos, pues, incorporar tare-
as de pases para que el juego pueda avanzar y los alumnos puedan aprender diferen-
tes comportamientos tácticos (cada vez de mayor sofisticación). Las tareas que se
proponen para mejorar el pase son tareas con adversario, con un oponente que difi-
culta la ejecución del pase; por ejemplo, pases por parejas con un defensor en medio
que intenta recuperar el balón. Para que el nivel de dificultad planteado por el opo-
nente no sea superior a las posibilidades del pasador, el profesor condiciona las posi-
bilidades de actuación de dicho oponente. Esto se consigue modificando las condi-
ciones del terreno, del tiempo de ejecución o las posibilidades de intervención de
dicho oponente; por ejemplo, no puede utilizar los brazos para interceptar el balón,
u ofreciendo espacios por los que el pasador pueda enviar el balón, etc. Es el profe-
sor quien provoca en el aprendiz diferentes formas de pase que, a medida que se van
ejecutando, se van consolidando. La reincorporación del jugador al juego de “los 10
pases” hace que éste sea bastante más rico en posibilidades, puesto que el problema
que no permitía avanzar en el desarrollo del juego se ha empezado a resolver. Con
este ejemplo sencillo se puede tener una idea de la forma en que puede combinarse
el aprendizaje táctico con el técnico y de cómo el aprendizaje técnico puede des-
arrollarse en el marco de un contexto táctico.
Los estudios empíricos que incitan a comenzar con un planteamiento exclusiva-
mente táctico, no han demostrado que sea ésta la situación ideal (Durán y Lasierra,
1987; Lawton y Werner, 1989; Turner y Martinek, 1992; Griffin, Oslin y Mitchell,
1995), y en cuanto al punto de vista teórico (Werner, 1989; Werner y Almond, 1992;
Devís, 1990a y 1990b; Devís y Peiró, 1992a) la situación puede parecer interesante,
pero tampoco han demostrado que esta opción sea la única y sí un plan de actuación
192 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
a tener en cuenta. Sin embargo, los estudios científicos, que permitan inclinarse por
un planteamiento más acertado, se deciden por intervenciones didácticas en las que
se aborden, indistintamente y a la vez, las dos premisas, la técnica y la táctica (French
y col., 1996a y 1996b).
De acuerdo a esta última opción, no hay que presentar las acciones deportivas
enfatizando en el qué hacer, sino también en cómo hacerlo. La concienciación tác-
tica es imprescindible, pero para solucionar los problemas que van surgiendo (qué
hacer) cuando se practica un deporte donde existe un ambiente inestable y cam-
biante, es necesario ir adquiriendo determinadas habilidades (cómo hacerlo) para
responder y solucionar los problemas tácticos establecidos. Como vimos en el
ejemplo anterior, si se intenta comenzar con el pase en baloncesto, de nada sirve
situar a los alumnos a realizar pases sin oposición, de la misma forma que no se
puede realizar el deporte completo; habrá que manipular el ambiente presentando
juegos simplificados con oponentes, en los que el pase sea la acción básica para
solucionar los problemas tácticos y conseguir que el pase llegue al compañero
mejor situado. A medida que los alumnos dominan la situación táctica y técnica,
conviene ir introduciendo diferentes posibilidades de pase, para que puedan saber
y comprender cómo pueden pasar ante otras situaciones que aparecen durante el
juego. Lo mismo podría añadirse respeto al bote o el tiro a canasta respecto al juga-
dor con balón.
Las reglas como base para incidir en la enseñanza. La manipulación de las reglas es
un elemento determinante para poder plantear actividades en las que la conciencia-
ción táctica esté presente y además sirva para introducir los elementos técnicos nece-
sarios que permitan solucionar los problemas trazados durante el juego. Como seña-
la Mahlo (1981), las reglas son el marco del juego y es necesario que los alumnos
que participan en la actividad deportiva, conozcan las reglas que les permiten y les
impiden realizar determinadas acciones.
Sabemos que los alumnos van diferenciando y asimilando las reglas deportivas a
medida que practican; a su vez, esta práctica está condicionada por el conocimiento
de las propias reglas (Linaza y Maldonado, 1987). El profesor tiene en dichas reglas
un elemento metodológico indispensable para aplicar la iniciación deportiva, ya que
los juegos simplificados que permiten el aprendizaje de las acciones tácticas y técni-
cas durante la puesta en práctica de la actividad deportiva, implican una simplifica-
ción de las reglas y a su vez de las habilidades que los alumnos emplean y aprenden.
La variación y utilización de las reglas debe ser entendida como una simplifica-
ción que no debe desvirtuar el deporte hasta tal punto que no ofrezca una transferen-
cia positiva. Si la modificación llega a un nivel exagerado, el alumno se puede encon-
trar con la dificultad de no saber emplear aquello que ha aprendido. Por otro lado, si
se aplican las reglas con el rigor deportivo que expresan los reglamentos del deporte
que se esté abordando, las interrupciones serán constantes y el tiempo de aprendiza-
je y de práctica también serán mínimos.
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 193
El deporte simplificado como base para el deporte definitivo. La simplificación
deportiva requiere el control de las acciones que determinados jugadores pueden
emplear durante el juego. En muchos casos, la metodología y progresión de las acti-
vidades en los deportes colectivos ha sido comenzar con el uno contra uno, dos con-
tra dos y tres contra tres, pensando que ésta es la progresión lógica (Luxbacher,
1992), pero tiene que entenderse que la actuación de los oponentes debe estar con-
trolada y disminuida para que las actuaciones motrices principales puedan ponerse
en práctica. Por otro lado, como el nivel perceptivo motor y las habilidades básicas
que poseen los alumnos en las clases de Educación Física no son muy amplios, el
cúmulo de errores que se producen en las situaciones anteriores puede impedir una
progresión acertada. En estos casos, la forma ideal es comenzar con situaciones de
dos contra uno, tres contra uno y tres contra dos, para permitir que las acciones motri-
ces principales sean posibles de abordar y los oponentes presenten problemas que
puedan tener solución.
En muchos de los juegos simplificados será ésta la opción presentada. Por ejem-
plo, cuando se realizan juegos de pase para avanzar de un punto a otro del campo, se
coloca a dos atacantes con un balón, el cual se lo pueden pasar, pero no pueden botar
(primera regla), cuando tienen el balón no pueden andar o correr (segunda regla), el
defensor intenta interceptar el balón para evitar el avance. Con estas condiciones, los
atacantes utilizan un determinado gesto técnico, pero en una situación de concien-
ciación táctica, al necesitar saber qué hacer en determinadas circunstancias y emple-
an cómo hacerlo cuando han comprendido las dificultades planteadas.
Parecido planteamiento puede utilizarse para un deporte de adversario como
el bádminton, pero en este caso los dos jugadores necesitan tener condicionantes,
debido a que los dos ofrecerán el mismo nivel. Por ejemplo, cuando se inicia el
juego, lo habitual es que existan alumnos que no sepan realizar el saque, con lo
cual no pueden comenzar el juego; esta variación se puede hacer permitiendo
colocar la pluma directamente sobre la raqueta, y desde el interior del campo lan-
zar (sin golpear) la pluma al lado contrario. Con esta variación en la regla del
saque se permite que los jugadores puedan “pelotear” sin necesidad de recurrir al
saque estricto.
La simplificación del juego permite que las acciones motrices se vayan adaptan-
do a la diversidad de las situaciones. No obstante, esta diversidad debe aumentarse a
medida que los alumnos demuestran que tienen un dominio sobre las acciones de los
oponentes. La unión del domino de las capacidades de la táctica individual y de la
técnica individual ofrecen la posibilidad de implicarse en la táctica colectiva. En la
táctica colectiva el alumno pone en juego su percepción del juego y su dominio de
determinadas habilidades que le van a permitir interrelacionarse con sus compañeros.
Esta relación va a acrecentar su conocimiento, que le llevará más allá de la simple
actuación al comprobar cómo actúan sus compañeros, el dominio que ofrecen de
otras situaciones que no ha podido observar por sí mismo y también las dificultades
que ofrecen los oponentes.
194 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
Con el juego simplificado, el alumno puede ensayar con un mayor grado de liber-
tad que si estuviera practicando el juego definitivo, debido a que en los ensayos, las
acciones son menos arriesgadas para sí mismo y para un grupo reducido de compa-
ñeros porque la presión es menor. En el juego definitivo, los fallos cometidos reper-
cuten en la totalidad del grupo y esto impide que el alumno pueda elaborar con mayor
creatividad sus acciones.
Para que los alumnos puedan llegar a un conocimiento mayor y más preciso, es
necesario que las situaciones varíen, y a su vez que sea capaz de emplear las habi-
lidades necesarias para solucionar los problemas que se van planteando. El aumen-
to de la variedad se ofrece con un aumento en la complejidad del juego, hasta lle-
gar al deporte definitivo. Lógicamente, cuando se domina la habilidad, habrá que
observar que esta misma habilidad se manifiesta en sus contextos respectivos, pero
no de forma arbitraria, sino intencional.
Cuando el alumno comprende qué tiene que hacer en determinadas situaciones
del juego, es cuando tiene un dominio conceptual de la actuación deportiva. En este
momento es cuando se introducen las diversas técnicas que le ayuden a resolver
problemas motores, pero desde el punto de vista procedimental. Es decir, ha llega-
do el momento de saber hacer determinadas ejecuciones. El juego simplificado
permite diversificar las acciones tácticas y las acciones técnicas, de forma que haya
interrelación entre la percepción y las tomas de decisión, seleccionando las res-
puestas adecuadas con las diversas ejecuciones. Esta interrelación le ayuda a con-
siderar la acción deportiva como una evolución de acciones, por una lado concep-
tuales y por otro lado procedimentales. En la tabla 5.2 puede observarse como sería
la progresión (López y Castejón, en prensa).
Como puede comprobarse, en primer lugar existe una necesidad de tener un
dominio de las habilidades básicas, que serán las que permitan que el alumno tenga
el dominio mínimo imprescindible para poder enfrentarse a la acción deportiva. En
las habilidades básicas se encontrarán las que tienen predomino del componente
3. Presentación de situaciones de juego similares al deporte definitivo con aplicación de los elementos técnicos y
tácticos aprendidos.
5. Presentación de situaciones de juego similares al deporte definitivo con aplicación de los elementos técnicos y
tácticos aprendidos.
Tabla 5.2.- Modelo para la enseñanza de la táctica y la técnica en la iniciación a los deportes colectivos (López y
Castejón, 199).
Algunos conceptos sobre los deportes colectivos. Es conocido que los deportes
colectivos se caracterizan por la presencia de compañeros y de adversarios. Esto
hace que estos deportes sean deportes de “enfrentamiento” colectivo, es decir,
nos encontramos con dos equipos organizados con un mismo objetivo. Dichos
colectivos se constituyen en la defensa de unos intereses que son comunes a todo
el colectivo. Tal como se ha mencionado, la respuesta colectiva a un problema de
juego se conoce como “táctica colectiva”. Ante esta situación, los comporta-
mientos motores individuales tienen sentido en el marco del desarrollo colectivo,
es decir, la táctica individual y la técnica individual están sometidas al funciona-
miento del colectivo; por consiguiente, a la táctica colectiva. O dicho de otra
manera, el aprendizaje de ciertos contenidos técnicos y tácticos individuales
están definidos por su utilidad para resolver problemas tácticos colectivos. La
enseñanza del pase y la recepción tienen sentido en la medida que, en las prime-
ras etapas de juego, se detecta que los niños pierden rápidamente la posesión del
balón. Ahí aparece como necesario mejorar estos comportamientos individuales
para permitir que el juego colectivo se vuelva más rico e interesante.
El juego deportivo se estructura alrededor de un único objetivo: intentar con-
seguir mayor número de goles que el equipo contrario y/o intentar encajar menor
número de goles que el equipo adversario. Teniendo en cuenta que el elemento
que define la posibilidad de conseguir gol es el balón, todo el comportamiento
colectivo tiene sentido en la lucha por la posesión del balón.
Desde este punto de vista, los objetivos esenciales del equipo atacante (en
posesión del balón) son: conseguir gol y/o mantener la posesión del balón. El pri-
mer objetivo denota una idea de progresión, de avanzar hacia la portería contra-
ria, implica una idea ofensiva del comportamiento de ataque. El segundo objeti-
vo denota una idea de posesión, de mantener el balón, de no lanzarlo apresura-
damente; es decir, una idea de menos riesgo, de conservación. El juego de ataque
deberá compaginar ambos objetivos para poder tener éxito.
Igualmente, los objetivos del equipo defensor (sin la posesión del balón) pue-
202 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
den concretarse en: intentar conseguir el balón y evitar el gol. El primer objeti-
vo defensivo denota una idea de avanzar hacia el balón, de acosar al atacante, una
idea de defensa ambiciosa en su tarea de conseguir la posesión del balón. El
segundo objetivo denota una actitud más conservadora, más defensiva, de espe-
rar más el fallo del equipo adversario para conseguir el balón.
Los objetivos que hemos mostrado definen, tanto en ataque com en defensa,
comportamientos o actitudes paradójicas que deben combinarse con acierto para
conseguir éxito. Aunque ambos objetivos deban combinarse para obtener éxito,
el profesor debe apostar por cada uno de ellos de forma diferente a lo largo del
proceso de enseñanza, puesto que los contenidos de enseñanza que permiten des-
arrollar dichos objetivos son diferentes en cada caso. Así, por ejemplo, si el obje-
tivo defensivo imperante es conseguir el balón, parece necesario utilizar una
defensa ambiciosa, es decir, parece apropiado utilizar defensas arriesgadas, por
ejemplo, la defensa individual. Si, por el contrario, el objetivo imperante es evi-
tar el gol parece más acertado utilizar defensas zonales que asuman menos ries-
gos.
Aunque la selección de contenidos a enseñar no depende del propio juego del
balonmano sino que, más bien, depende de las necesidades de los alumnos, el
decantarse por un tipo u otro de modelo de juego va a llevar implícita la ense-
ñanza de unos contenidos concretos.
El balonmano se caracteriza porque los jugadores comparten, se pasan, el
balón con la intención de llegar a la portería contraria para lanzar y conseguir
gol. Se considera como línea de pase aquella línea imaginaria que une al jugador
con balón con todos los posibles receptores. Se considera línea de lanzamiento a
la línea imaginaria que une al jugador con balón con la portería contraria.
Se considera que la línea de pase y la línea de lanzamiento están abiertas
cuando no hay ningún defensor entre los pasadores o entre el lanzador y la por-
tería. Se considera que están cerradas cuando hay uno o varios defensores que
intervienen, cortan, sobre las líneas.
Así, parece sencillo comprender que los objetivos de desarrollo colectivo
para intentar conseguir gol y mantener la posesión del balón serán, esencialmen-
te, intentar obtener buenas líneas de lanzamiento abiertas e intentar garantizar en
todo momento el máximo número de líneas de pase abiertas. Por el contrario, el
comportamiento defensivo intentará, para conseguir el balón, intervenir sobre las
líneas de pase; y para evitar el gol, intervenir sobre las líneas de lanzamiento.
Desde el punto de vista de la táctica individual, el comportamiento ofensivo
que permite conseguir líneas de lanzamiento y de pase se conoce como desmar-
que, mientras que el comportamiento defensivo que intenta cortar dichas líneas
se conoce como marcaje.
Figura 5.4.
Para ello es necesario que, en ataque, los jugadores se separen intentando ocupar el
máximo espacio posible de forma que el balón pueda ser transportado de un lado a
otro. En cambio, en defensa, es necesario que los jugadores se responsabilicen del
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 207
marcaje de un jugador atacante. De esta forma se empieza a garantizar, por un lado,
el conocimiento de una forma de organización sencilla (defensa individual) y, por
otro lado, que los defensores no corran todos detrás del balón.
Llegados a este punto, se puede observar que los jugadores atacantes se dispersan y que
los defensores empiezan a actuar de forma más organizada. Cada jugador defensor es el
responsable directo de un jugador atacante. El juego queda organizado por parejas, la
mayoría de veces aleatorias, puesto que no existe una norma que defina cómo deben esco-
gerse las parejas. En estos momentos, aunque el juego parece más organizado suelen
detectarse múltiples pérdidas de balón, así como un cierto descontrol en el funcionamien-
to defensivo. Los objetivos fundamentales descritos anteriormente se especifican ahora en:
- Intentar mantener la posesión del balón en ataque mediante la ayuda
de los jugadores de forma que el balón vaya circulando entre los dife-
rentes jugadores.
- En defensa, organizarse de tal forma que se pueda evitar que el balón
vaya circulando entre los miembros del equipo atacante.
Los comportamientos individuales básicos que se persiguen en esta primera
etapa, bajo la idea de que los jugadores se identifiquen y se reconozcan como ata-
cantes o defensores, son:
- En ataque, la colaboración. Los jugadores deben desmarcarse (orien-
tación espacial) para:
• Evitar aglomeraciones sobre el balón.
• Garantizar que el jugador con balón pueda pasarlo (ayuda).
- En defensa, la organización. Los jugadores deben responsabilizarse
del control sobre un adversario para:
• Evitar jugadores desmarcados.
• Evitar fluidez en la circulación del balón.
Estamos hablando, en definitiva, de iniciar las relaciones marcaje-desmarque
como forma básica de comportamiento táctico individual.
Desde el punto de vista de las habilidades motrices específicas, en esta etapa
debemos prestar especial atención a los desplazamientos, tanto ofensivos como
defensivos, al pase y la recepción, y a la interceptación del balón.
Aunque básicamente nos hayamos centrado en ejemplos para la mejora del ata-
que, es importante que la defensa también mejore su comportamiento. En esta etapa
210 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
su mejoría debe basarse en tareas de organización colectiva (por ejemplo, "los 10
pases" y cada defensor se hace responsable del jugador más cercano cuando el equi-
po pierda el balón) y en la tarea individual del marcaje.
Figura 5.4.
Básicamente, el trabajo a través de estas dos primeras etapas, puede cubrir la ense-
ñanza en primaria. Efectivamente, la forma en cómo se manifieste el juego al final
de dicho trabajo puede ser realmente rica y variada. Las etapas siguientes, que no
vamos a explicitar debido a su extensión, deberían centrarse, por un lado, en empe-
zar a estructurar la forma del juego colectivo, con especial incidencia en el trabajo
individual por intenciones tácticas; y, por otro lado, en empezar a desarrollar cola-
boraciones intencionales simples, de pocos jugadores, mediante la incorporación de
los medios básicos tácticos de colaboración (pase y va, cruce, bloqueos, etc.), siem-
pre en el marco de las necesidades impuestas para la mejora del juego colectivo. Así,
deberíamos avanzar hacia una etapa centrada en la colaboración estratégica con los
compañeros, tanto en ataque como en defensa, para finalizar, en el supuesto caso de
que se siguiera el camino del rendimiento, en la sistematización del juego, es decir,
en el conocimiento y ejecución de los diferentes sistemas de ataque y defensa.
[1] Este es el título empleado en el Decreto sobre la Educación Física en la Educación Primaria en el deno-
minado Territorio MEC. Con algunas diferencias se encuentra en el resto de las Comunidades Autónomas
con competencias educativas.
[2] La intención de este apartado es abordar algunas cuestiones claves sobre el aprendizaje deportivo y la
enseñanza del deporte en la Educación Primaria. El lector debe tener en cuenta que en este punto se pre-
sentan situaciones propias del deporte, pero en ningún caso debe entenderse como una simplificación o
suplantación de los capítulos de Aprendizaje y Desarrollo Motor y de Didáctica de la Educación Física,
sino una afirmación de lo que allí se argumenta.
[3] En este punto se presenta un breve resumen. Más información en el capítulo de Aprendizaje y
Desarrollo Motor de este manual.
[4] Para una mejor comprensión de la aplicación de las reglas por los niños en el deporte se recomienda
el texto de Linaza y Maldonado (1987).
[5] Para comprender con profundidad la utilidad de estos principios, recomendamos al lector que se diri-
ja a la bibliografía.
1. INTRODUCCIÓN
El presente capítulo pretende ser una guía para el estudiante de Magisterio, especia-
lidad de Educación Física, que oriente en los aspectos del Acondicionamiento Físico
que están directamente implicados en su formación como docente. Puede conside-
rarse la extensión de un capítulo como insuficiente para abordar con el debido deta-
lle todos los temas que engloba esta disciplina; por tanto, nuestra intención es mar-
car una línea de estudio, que deberá ser completada con otros documentos a los que
se va haciendo alusión en el desarrollo de los distintos apartados.
Un objetivo fundamental de nuestro trabajo puede concretarse en presentar una apro-
ximación de la disciplina Acondicionamiento Físico Escolar, con el suficiente grado de
autonomía, que justifica la especificidad de sus objetivos. Partimos de una situación
poco ventajosa; el entrenamiento deportivo ha colonizado durante muchos años los
saberes y las actuaciones del acondicionamiento físico en la escuela, sin tener en consi-
deración las particularidades del contexto educativo y de las personas que lo forman.
Estamos convencidos de la necesidad de dotarlo de un corpus propio, que le permita res-
ponder con la máxima exactitud a las demandas que se derivan del desarrollo de los
escolares dentro de la globalidad y pluralidad de la Educación Física escolar, intento que
esperamos concretar en el desarrollo del capítulo. No pretendemos afirmar con esto que
renunciamos a los conocimientos de rigor que nos ofrece la teoría del entrenamiento
deportivo, fuente de análisis imprescindible en la empresa propuesta; pero sí que vemos
necesario seleccionar la información y priorizar atendiendo a los aspectos menos des-
arrollados que supongan su contextualización en el ámbito de la Educación Primaria.
Otros objetivos que nos hemos propuesto al elaborar y presentar este trabajo pue-
den concretarse en:
• Valorar la necesidad de una buena condición física, no sólo como
soporte de las cualidades motrices sino como garantía de desarrollo
de estímulos y hábitos que contribuyan a la promoción de la salud.
• Conocer el significado de las cualidades físicas básicas como paso
ineludible para controlar los aspectos cuantitativos en cualquier inter-
vención propia de la Educación Física escolar.
• Comprender el tratamiento que debe darse al acondicionamiento físi-
co en Educación Primaria ante la ausencia de un bloque de contenidos
específico.
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 217
La estructura del capítulo debe su originalidad al intento de reflejar en él las apor-
taciones de la línea de investigación que estamos siguiendo. Por esto, hemos consi-
derado necesario dividirlo en tres bloques: en el primero, “Bases teóricas del
Acondicionamiento Físico”, hemos partido de los diversos elementos que delimitan
el concepto de condición física, para después presentar una breve aproximación a la
historia, principios, objetivos y consideraciones educativas del acondicionamiento
físico. El segundo, “Las cualidades físicas. Su estudio y desarrollo”, comienza con el
análisis de la problemática que plantea la clasificación de las cualidades físicas, para
posteriormente realizar una revisión de la resistencia, la flexibilidad, la fuerza y la
velocidad, así como sus posibilidades en el ámbito de la Educación Primaria y algu-
nos aspectos complementarios de su desarrollo en este nivel educativo. Por último,
el tercer bloque: “Análisis del compromiso fisiológico en la Educación Física en
Educación Primaria”, parte del marco conceptual que engloba el compromiso fisio-
lógico para posteriormente, y a partir de una propuesta de investigación del mismo
ubicada en el contexto educativo, establecer criterios didácticos que puedan ser úti-
les al futuro docente para marcar la búsqueda de lo que llamaremos control del com-
promiso fisiológico .
En el desarrollo del tema presentamos una serie de referencias bibliográficas que
pueden servir tanto para profundizar en algunos aspectos cuyo desarrollo se ve limi-
tado por la extensión del capítulo, como para complementar las propuestas que se
presentan con otras anteriormente realizadas ubicadas en la misma línea de trabajo.
2.1. Condición física y salud. El título general de este primer bloque, bases teóricas
del acondicionamiento físico, requiere del análisis previo de aquellas referencias
imprescindibles para comprender la globalidad del concepto y las implicaciones edu-
cativas que del mismo se derivan. La primera se concreta en las relaciones entre
aquél y el concepto de salud.
Tradicionalmente, al intentar definir el estado de salud se ha recurrido a presen-
tarlo en términos de negación de afecciones, es decir, únicamente a la ausencia de
enfermedad. En 1947, la Organización Mundial de la Salud, en su Carta
Constitucional presenta una visión nueva al definirla como un estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfer-
medades. En la misma, por primera vez se define la salud en términos afirmativos o
positivos; siendo también innovadora en hacer referencia no sólo al área física del ser
humano sino también a la mental y a la social.
Conforme nos adentramos en los años 70 se comienza a considerar esta defini-
ción insuficiente tachándose de utópica, estática y subjetiva. Esta necesidad de actua-
lización ha sido tenida en cuenta por la propia Organización y así, en el manifiesto
“Salud para todos en el año 2000” considera que el objetivo en relación con la salud
218 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
de los habitantes de todos los países del mundo “tengan un nivel de salud suficiente
para que puedan trabajar productivamente y participar activamente en la vida social”
(VV.AA., 1990, p. 29). En este sentido, es decir, teniendo en cuenta el contexto en el
que vive el individuo, Salleras (en Piedrola y otros, 1992) propone un nuevo enfoque
al definirla como “El logro del más alto nivel de bienestar físico, mental y social, y
de la capacidad de funcionamiento, que permitan los factores sociales en los que vive
inmersos el individuo y la colectividad” (p. 5). A comienzos de los años 90, surge
una nueva corriente que pretende vincular directamente la salud de las personas y su
forma de vivir, pero a la vez, acusa directamente a los condicionantes sociales como
agentes directos de salud. Así, Silvestre y otros (1990) señalan que “determinadas
pautas de conducta, englobadas en el concepto general de estilos de vida, tienen gran
relevancia como determinantes del estado de salud” (p. 89). Aparecen nuevas expre-
siones en el nuevo análisis de la situación: “salud y calidad de vida”, “estilos de
vida”, “formas de vida sanas”, “mayor equidad”, “actitudes indispensables para la
vida”, que reflejan un nuevo planteamiento más crítico y comprometido con la reali-
dad social existente.
Esta nueva corriente considera la escuela como ámbito prioritario de promoción de
la salud, que tiene, según Mendoza y otros (1994), tres ámbitos concretos de actuación:
Desarrollo de habilidades personales, creación de entornos favorables a la salud y el
fortalecimiento de la acción comunitaria. Estas acciones, a su vez, deben estar respal-
dadas por una visión de la salud integrada en la concepción educativa, puesto que,
como afirman Chevalier y otros (1990), “la educación para la salud supone, a partir de
una pedagogía diferencial, la construcción de la persona en su conjunto, respetando los
principios y las reglas que permiten el desarrollo de las funciones con placer y no con
dolor y sufrimiento” (p. 9).
En la misma línea de pensamiento podemos ubicar a Hernández y Velázquez
(1996), quienes consideran la educación para la salud como “un factor fundamental
de la calidad de vida”, aspecto que debe ser tenido en cuenta y que sugiere la dis-
yuntiva de añadir más años a la vida frente a añadir más vida a los años, a nuestro
juicio equivocadamente planteada pues a la calidad de vida no debe contraponerse su
mayor duración.
La normativa legal por la que se rige actualmente el Sistema Educativo y que se
plasma en la LOGSE y en los decretos que la desarrollan, participa de esta nueva
visión de la educación de la salud considerándola como uno de los temas transversa-
les que deben ser abordados desde las distintas asignaturas, al menos en los niveles
educativos obligatorios.
En cuanto a la relación entre actividad física y salud parece que, en términos
generales, puede considerarse positiva; es decir, en palabras de Vilella y otros (1992),
“El ejercicio físico tiene beneficios a largo plazo en cuanto mejora el funcionamien-
to de todos los aparatos y sistemas corporales, además de producir mejoras psicoló-
gicas bien definidas” (p. 419). En este sentido, existen interesantes investigaciones,
de Andrés y Aznar (1996), que muestran el interés que la sociedad está teniendo por
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 219
profundizar en esta cuestión (a veces avalados por intereses ajenos a la misma, pues
para el sistema sanitario resulta más económica la prevención que la cura). No obs-
tante, algunos autores ven una cierta confusión en la situación actual de esta relación.
Devis y Peiró (1992b), consideran que “no existe un acuerdo exacto entre los dife-
rentes autores sobre el contenido y el significado de la condición física relacionada
con la salud, convirtiéndose así en una corriente o movimiento problemático, puesto
que dependerá de quién sea el interlocutor-a y de los supuestos sobre los que se sus-
tente su visión de condición física y salud” (p. 33).
Dentro del ámbito educativo, es la Educación Física la encargada de desarrollar
esta relación mediante propuestas que, enmarcadas en los objetivos generales de las
distintas etapas educativas, contribuyan a hacer de la actividad física un elemento
clave en el nuevo concepto de salud. Vamos pues a intentar dar sentido a dicha pro-
puesta.
2.3. Niveles de condición física. Cualquier actividad que realicemos ya sea en el tra-
bajo, en el tiempo de ocio; en casa o en la escuela, requiere de un grado de condición
física para que pueda desarrollarse con éxito. Este requerimiento ha sido analizado
por Hebbeling (citado por Porta 1988), quien ha establecido los siguientes niveles de
condición física:
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 221
1) Nivel Mínimo: Es el nivel básico que debe tener toda persona, inde-
pendientemente del tipo de vida que desarrolle. Constituye el umbral
entre el organismo sano y el patológico; es decir, quien no alcanza
dicho nivel puede considerarse un individuo enfermo.
2) Nivel Medio: Corresponde al índice medio estadístico de una pobla-
ción heterogénea. Por tanto, puede servir de referencia para comparar
nuestro grado de condición física y situarnos en relación al resto de los
individuos que se ubican en nuestra zona geográfica, nuestro país, etc.
3) Nivel Ideal: Considerado como el valor óptimo para una máxima
capacidad y eficacia funcional dentro de un entorno cotidiano. Pone en
relación el tipo de vida que desarrolla un individuo con su nivel de
condición física; por tanto, es un coeficiente que debe ser tenido en
cuenta de forma individual.
4) Nivel Especial: Necesario para una práctica deportiva competitiva.
En función del tipo de práctica y de los requerimientos físico-motores
de la misma puede oscilar significativamente.
Complementando estos niveles presentamos otra clasificación del ámbito del entre-
namiento deportivo que establece dos grandes bloques o tipos de condición física: El
primero, “condición física general” , se ubica entre el nivel mínimo que garantiza un
organismo sano y el de mayor disponibilidad física para realizar cualquier tipo de
actividad física general. Tiene como objetivo dotar al sujeto del grado de eficacia
necesario para desenvolverse en su actividad cotidiana, profesional, de ocio o de rela-
ción. Y el segundo, “condición física especial” que, partiendo del nivel general que
otorga el primero, desarrolla las capacidades específicas necesarias para cada espe-
cialidad deportiva.
Una vez presentados los niveles de condición física, es necesario concretar su rela-
ción con la salud. Un gran número de autores, de Andrés y Aznar (1996), destacan la
importancia de realizar actividad física como forma de promocionar la salud; sin embar-
go, es necesario destacar la forma de campana que describe el gráfico de esta relación.
Así, niveles insuficientes de condición física coincidirán con cotas bajas de salud próxi-
mas a la dimensión patológica. El nivel óptimo de salud coincidirá con el nivel ideal de
condición física en el que el organismo tiene un desarrollo equilibrado de sus potencia-
lidades y acorde con los requerimientos a los que se ve sometido. Por último, conforme
acercamos al organismo a los límites superiores de rendimiento, nos vamos alejando
progresimamente de la zona que proporciona el máximo control de salud. En este sen-
tido, un nivel especial de condición física, si se obtiene sin una base previa y progresi-
va de condición física general, nos puede alejar de la zona que consideramos óptima en
cuanto a la relación condición física y salud.
Sallis y McKenzie (citados por Devis y Peiró 1992b), coinciden también con este
planteamiento afirmando que “los mayores beneficios saludables del ejercicio se
obtienen cuando se pasa del sedentarismo a niveles moderados de condición física o
222 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
actividad, y los beneficios disminuyen cuando se pasa de niveles moderados a altos
niveles de condición física o actividad” (p. 33).
Figura 6.2. Conceptos en el tratamiento de los aspectos cuantitativos de la Ed. Física escolar.
Gestión favorecida
por el profesor
Capacidad de
gestión autónoma
Figura 6.2. Conceptos en el tratamiento de los aspectos cuantitativos de la Ed. Física escolar.
3.1. Clasificación de las cualidades físicas. Las cualidades físicas, que según hemos
visto en el bloque anterior configuran la condición física del sujeto, han sido orde-
nadas y clasificadas por gran número de autores. Especialmente si nos detenemos en
el terreno del entrenamiento deportivo vamos a conocer un abanico amplísimo de
cualidades con denominaciones diferentes según escuelas y autores. En el ámbito de
la condición física-salud hay un empeño considerable por diferenciar aquellas cuali-
dades que se asocian a los aspectos de salud de aquellas otras que se estima, siendo
coherentes con el rendimiento deportivo, no aportan nada al desarrollo de la salud
(Wakelin 1990).
Con objeto de ser prácticos, vamos a prescindir de revisar las diferentes clasifi-
caciones de las cualidades físicas, declarándonos nuevamente interesados por la
especificidad del acondicionamiento físico y el tratamiento escolar. Desde esta pers-
pectiva, Camerino y Castañer (1991), al proponer una definición de las capacidades
físico-motrices dicen: “conjunto de componentes de la condición física que intervie-
nen en mayor o menor grado en la consecución de una habilidad motriz, tales como:
la fuerza, la resistencia, la velocidad y la flexibilidad” (p. 55). Seguiremos nosotros
también esta clasificación, que podemos considerar como la más frecuentemente
aceptada en la que por cuestiones de espacio no incluiremos la agilidad, cuya impor-
tancia hemos defendido en otros momentos, no como cualidad básica, pero si como
resultante de las anteriores y con un sentido especial en la Educación Primaria.
Pasemos pues ahora a estudiar cada una de estas cualidades.
230 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
3.2. La resistencia. Definición. Es sin duda la cualidad más destacada desde la con-
cepción condición física-salud. A juicio de Ortega (1992) “Es la cualidad funda-
mental de la forma física, necesaria para mantener la salud y una alta calidad de vida,
y, por lo tanto, su desarrollo o mejora, es imprescindible para cualquier persona que
quiera gozar de una adecuada forma física y de una capacidad de trabajo suficiente
para realizar cualquier actividad de la vida cotidiana, con la menor acumulación de
fatiga posible” (p. 77). En efecto, la eficacia cardiorrespiratoria, ligada directamente
con la cualidad que analizamos, está considerada (Wakelin, 1991) como “un compo-
nente importante y fundamental de la forma física en todas las edades” (p. 44).
Independientemente de si pensamos en objetivos de salud o de rendimiento físico,
podemos definir resistencia como la cualidad que nos permite aplazar o soportar la
fatiga, permitiendo prolongar un trabajo orgánico sin disminución importante del
rendimiento. De esta forma, valiéndonos del elemento “fatiga”, mantenemos el valor
otorgado tradicionalmente a la resistencia como capacidad de realizar esfuerzos de
muy larga duración, y al mismo tiempo incluimos dentro de la resistencia la capaci-
dad de prolongar esfuerzos de intensidades diversas en períodos de tiempo no muy
prolongados.
Resistencia necesita cualquier deportista; desde el corredor de maratón al levan-
tador de pesas. Cada uno requiere una adaptación suficiente para mantener un nivel
de rendimiento sin que la fatiga, sea cual fuere la forma de manifestarse, condicione
su actividad. Pero de igual manera, y de allí que la presentemos como una cualidad
básica, necesita resistencia cualquier persona para entregarse al trabajo más elemen-
tal. Pensemos por un instante en la salida de clase de un escolar de Educación Infantil
cuando, después de la jornada escolar, la fatiga ya sólo le conduce a cenar anticipa-
damente y “a la cama”. Una conveniente adaptación cardio-respiratoria buscará den-
tro de la mejora de la resistencia, un desarrollo de la eficacia del corazón, de los pul-
mones, y del comportamiento de los vasos sanguíneos, para asegurar que el sujeto es
capaz de mantener su participación en una actividad sin una fatiga indebida.
Clases de fuerza. Con el recuerdo que hemos efectuado estamos ahora en condiciones
de presentar las distintas clases de fuerza. Cuando la fuerza se aplica contra una resis-
tencia no máxima, que podríamos catalogar de media-baja, y la aceleración provocada
tampoco es máxima, hablamos de fuerza-resistencia. No se produce una velocidad
importante, y el número de repeticiones que puedo hacer de esa acción es alto.
Si la resistencia a la que me opongo tiene una masa cercana o igual a la máxima,
la aceleración y velocidad comunicada tendrá que ser mínima o incluso no existir.
Estamos frente al concepto de fuerza máxima, también denominada fuerza lenta. Las
repeticiones posibles se entiende que son muy pocas, incluso una sola.
Por último, cuando la aceleración y por lo tanto la velocidad resultante es máxi-
ma o tiende a ello (la masa entonces no puede ser muy grande, entre el 50% y el 85%
de la máxima), hablaremos de fuerza velocidad, de donde nace el concepto de poten-
cia, que podríamos definir como la máxima expresión de la fuerza en relación con el
tiempo. El número de repeticiones que puedo realizar dentro del esquema de la fuer-
za velocidad se sitúa entre las consideradas para la fuerza máxima y la fuerza-resis-
tencia.
Desde otra perspectiva, apuntaremos una clasificación que también nos parece
interesante conocer, ya que se usa con bastante frecuencia. Nos referimos a la dife-
renciación entre fuerza general y fuerza especial. Llamamos fuerza general al des-
arrollo de la fuerza necesaria para un nivel de condición física medio o ideal, según
la clasificación de los niveles de condición física que se hacía en el primer bloque.
Fuerza especial será aquella que se requiere para un nivel de condición física espe-
cial, dirigido a una práctica deportiva o profesional de alta exigencia y de carácter
muy específico.
Desarrollo físico y evolución de la fuerza. Hasta los 11-13 años, la fuerza no tiene un
gran desarrollo. Hasta esa edad hablamos de una evolución muy suave, producto sin
duda del crecimiento físico y especialmente, como pasará con la velocidad, del incre-
mento de la coordinación. En estas primeras edades la fuerza es pues un factor poco
diferenciado. No conviene además presentar estímulos de carácter específico, ya que
el organismo está en pleno período de crecimiento, y presenta una clara diferencia
del desarrollo de la fuerza entre los músculos y los huesos a favor de los primeros,
con lo que acciones intensas, con contracciones rápidas y repetidas, podrían causar
daños importantes principalmente en los puntos de inserción.
Hay bastante coincidencia, entre las voces autorizadas, en plantear que no se debe
presentar ningún tipo de estímulo para el desarrollo de la fuerza, convencidos de que
las acciones globales propias de estas edades: correr, saltar, reptar, trepar, lanzar, etc.,
favorecen convenientemente la evolución natural de esta cualidad.
Hasta la adolescencia no se manifiestan tampoco diferencias significativas entre
ambos sexos, pero a partir de aquí se empiezan a marcar distancias importantes a favor
del chico, llegando a ser, en edad adulta, el valor máximo de la mujer de dos tercios
del valor del hombre. Junto a factores de tipo cultural, que llevan al varón a un traba-
jo más dirigido hacia la fuerza, debe también señalarse diferencias de naturaleza
estructural y bioquímica en las células musculares originadas por los cambios que las
hormonas sexuales, tanto en el caso del hombre como en de la mujer, introducen. Por
contra, el aumento más importante de fuerza aparece antes en la chica que en el chico
(11-13 años las chicas y 14-17 los chicos).
A partir de los 13-14 años, y más acentuadamente entre los 14 y 16 años, se
observa un fuerte aumento de la fuerza producto del desarrollo anatómico: longitud
de las palancas, y de los músculos, así como incremento del volumen y mejora de la
254 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
velocidad de contracción de las fibras y de la coordinación intramuscular.
En los años próximos y prácticamente hasta los 20 en el varón, se completa el
desarrollo muscular, con lo cual los índices de fuerza siguen creciendo hasta alcan-
zar el máximo entre los 20 y 25 años. A partir de los 25 con un buen entrenamiento
pueden todavía mejorarse los valores de fuerza específica dentro de una especialidad
deportiva, pero normalmente va a iniciarse un lento descenso que es bastante gene-
ralizado entre los 35 años y los 45-50, en donde se pierde un 25% de la fuerza con-
seguida entre los 20-25 años, y a partir de allí puede hablarse de una regresión suave
y muy diferente según sujetos y fundamentalmente el tipo de actividad cotidiana.
Figura 6.11
Compromiso
Relacional Fisiológico
Interactivo
Figura 6.17
ANÁLISIS DE ENSEÑANZA
Figura 6.18. El análisis de la enseñanza como elemento en el control del compromiso fisiológico.
DIDÁCTICA DE LA
EDUCACIÓN FÍSICA
Autor: Onofre Contreras Jordán (Universidad de Castilla-La Mancha)
La didáctica aparece como una ciencia, técnica o tecnología con una clara orienta-
ción hacia la práctica que se expresa en términos tales como normativizar, optimizar
u orientar, cuyo objeto es la enseñanza, la instrucción o el aprendizaje.
Así pues, la función de la didáctica sería la de construir teorías y modelos o
leyes explicativas acerca de la enseñanza-aprendizaje que, eventualmente, podrían
trasladarse a la acción por su carácter regulador y normativo. De ahí que se pueda
afirmar que la didáctica es un saber especulativo en sus formas y esencialmente
práctico; por tanto, el papel de las teorías educativas es explicar racionalmente, o
por sus causas, los fenómenos educativos.
Por tanto, el objeto de conocimiento de la Didáctica está constituido por el estu-
dio de los contextos determinados en que se transmite la cultura dominante, así como
el sistema de comunicación a través del que se opera dicha transmisión, que incluye
los diferentes niveles de organización del sistema educativo y el papel que juegan los
diferentes agentes (alumnos, profesores, padres o administradores), de manera espe-
cial, la misión de los profesores de transmitir a los alumnos el objeto de aprendizaje
a través de un proceso de dicha índole.
1.1. De la Didáctica a la Teoría del Currículum. En las dos últimas décadas se pro-
duce en España una progresiva desaparición del término didáctica en beneficio de
aquel otro denominado Teoría y Desarrollo del Currículum, por lo que parece que el
currículum ha ocupado el espacio conceptual de la didáctica.
Las razones sobre la circunstancia expresada hay que buscarlas en el período
anterior a 1960, en el que se produce un gran cambio conceptual en relación con la
didáctica. En efecto, con anterioridad a dicho momento, el elemento central que con-
figuraba el objeto de la Didáctica General no era otro que la idea de acto didáctico.
La esencia del acto didáctico es la de constituir un hecho fundamentalmente esco-
lar por definición (Del Pozo, 1978), ya que lo no escolar o extraescolar, no supone la
realización de dicho acto didáctico, pues para que el mismo se dé, es precisa la con-
currencia de sus tres elementos constitutivos; a saber: el educador, el alumno y el
objeto de enseñanza.
A estos efectos, la tarea esencial de la Didáctica General vendría determinada por
el estudio de la persona del profesor y su función docente, la función discente con
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 283
relación al aprendizaje y el contenido de la enseñanza en orden a la selección y
secuenciación de los contenidos, medios y recursos didácticos y técnicas didácticas.
Asimismo, es conveniente diferenciar también entre acto didáctico y programa-
ción como elemento surgido de la concepción tecnológica de la enseñanza posterior
al período citado. En este sentido, conviene recordar que el contenido de la enseñan-
za se articula a través de un plan educativo que hasta llegar al acto didáctico se des-
glosa en dos elementos directores; por una parte, los Cuestionarios, que constituyen
una lista de temas o cuestiones que el docente ha de desarrollar en cada curso o dis-
ciplina, y los Programas que representan el eslabón de la planificación más próximo
al acto didáctico, cuya misión es la de distribuir cada contenido en unidades suscep-
tibles de periodificación.
De manera diferente, el término currículum, originario del ámbito anglosajón, ha
tenido una acepción tradicional como idea equivalente a la de Plan de Estudios,
mientras que en la actualidad presenta una extraordinaria riqueza, configurando no
sólo una posibilidad intelectual sino también procedimental.
En efecto, las teorías del currículum constituyen una mutación conceptual con
arreglo a las teorías de la enseñanza, no porque los elementos constituyentes de su
dominio no sean problemáticos y relevantes sino precisamente porque lo son, en
tanto que están relacionados unos con otros en una urdimbre que es ella misma el
núcleo del problema, mientras que en la teoría de la enseñanza todos los hechos son
atómicos.
Así pues, la teoría del currículum es el enfoque unitario de los elementos que
intervienen en la enseñanza y sus mutuas relaciones. Desde esta concepción, la teo-
rización sobre el currículum, no genera una nueva disciplina distinta a la teoría de la
enseñanza o la didáctica, pero sí supone no sólo un cambio de nombre, sino también
un nuevo enfoque de la misma realidad, producto de una clarificación crítica de la
enseñanza.
En definitiva, podemos afirmar que en la actualidad las expresiones Didáctica y
Teoría del Currículum son coincidentes en cuanto a su objeto debido a la evolución
conceptual que ambas han experimentado hasta el momento actual.
Niveles de manifestación del currículum. Dodds (citado por Kirk, 1990), a través
del concepto de currículum funcional establece cuatro niveles para aquél, que
según él, se ponen de manifiesto en todas las clases de Educación Física. El pri-
mero está constituido por aquellas cuestiones que los profesores quieren que apren-
dan sus alumnos, es el denominado currículum explícito. El currículum encubierto
supone el segundo nivel y está integrado por cuestiones implícitas que no aparecen
en la programación del profesor. El tercer nivel, o currículum nulo, está referido a
aquellos contenidos que pudiendo estar en los niveles anteriores no lo están porque
el profesor intencionadamente no lo quiere. Finalmente, el cuarto es el currículum
oculto, que agrupa aquellos aspectos que están más allá del proceso reflexivo de
los profesores.
Especial relevancia tiene para nosotros esta disección del currículum, ya que su
análisis supone para los docentes una importante reflexión sobre la verdadera trans-
misión de contenidos. En este sentido, los profesores han de ser conscientes de que
los alumnos no siempre aprenden lo que se les quiere enseñar, sino que a veces
aprenden cosas diferentes a lo que aquellos han querido enseñar, sobre todo con rela-
ción al sistema de valores, forma de ver la materia, etc.
3. EL DISEÑO CURRICULAR
4.3. Los objetivos en el sistema educativo español: las capacidades. Los objetivos
se pueden clasificar de acuerdo a un criterio de abstracción-concreción con arreglo a
los siguientes niveles:
• Fines de la Educación.
• Objetivos Generales.
• Objetivos Didácticos.
• Tareas concretas.
Los fines de la educación tienen un amplio grado de abstracción, excluyen pocas
alternativas y son expresados de manera vaga, por lo que se prestan a distintas inter-
pretaciones. Sirven para definir el marco filosófico-político al que tiende el sistema
educativo, se establecen por instituciones ajenas a éste y se exponen en documentos
de alta jerarquía normativa.
En España están contenidos en la legislación educativa de mayor rango, como la
LODE y la LOGSE. A modo de ejemplo podemos citar el artículo 1.1. f) de la
LOGSE que dice así: “La preparación para participar activamente en la vida social y
cultural”, lo que por sí sólo expresa su grado de amplitud.
Los objetivos generales tienen una menor abstracción, excluyen un mayor núme-
ro de alternativas y suelen servir para orientar programas de estudio. Se deciden, nor-
malmente, fuera de la escuela, aunque en contacto con ella, y se exponen en docu-
mentos legales de menor nivel normativo. En definitiva, son un enunciado de inten-
ciones sin especificaciones precisas (Sarramona, 1990).
En España podemos distinguir los Objetivos Generales de Etapa y los de Área.
Los primeros establecen las capacidades que los alumnos deben adquirir como con-
secuencia del proceso de enseñanza-aprendizaje al final de una Etapa educativa
desde todas las áreas curriculares, por ejemplo, el artículo 13.i de la LOGSE indica
“Utilizar la educación física y el deporte para favorecer el desarrollo personal”.
Mientras que los segundos señalan las capacidades que los alumnos deben de adqui-
rir también al final de la Etapa, pero en este caso referidas a los contenidos que figu-
ran en un área curricular, por ejemplo, el artículo “conocer y valorar su cuerpo y la
actividad física como medio de exploración y disfrute de sus posibilidades motrices,
de relación con los demás y como recurso para organizar el tiempo libre”.
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 303
Los objetivos didácticos son de una mayor concreción y secuenciación que los
generales, a la vez que tienen una mayor precisión. Se elige una opción concreta y se
excluyen las demás alternativas. Sirven para determinar los niveles a conseguir en
unidades concretas de aprendizaje y se exponen en la programación del profesor, con
el fin de ir logrando paulatinamente las capacidades expresadas en objetivos de
mayor nivel de abstracción. Un ejemplo de lo dicho puede ser, “conocer el cuerpo,
distinguiendo las diferentes partes que lo integran, tanto en sí mismo, como en los
demás”.
El Diseño Curricular Base, cuando establece los resultados que espera de la inter-
vención educativa, opta por expresarla en términos de capacidades desechando explí-
citamente su expresión en términos de conductas observables. A estos efectos, las
capacidades han sido definidas como el potencial o aptitud que posee una persona
para llegar a la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades (Rodríguez y
González, 1991, p. 60).
Las capacidades están referidas a la potencialidad de desarrollo de las posibilida-
des que cada ser humano tiene mediante el aprendizaje, ya sea por sí mismo o guia-
do. En el fondo del concepto late la idea de proceso perfectivo, en donde el indivi-
duo queda facultado para aprender por sí mismo, a través de la modificación y enri-
quecimiento de forma activa y progresiva de su propia estructura cognitiva.
El desarrollo integral del ser humano supone que la educación planteada en la
escuela incluye la totalidad de los ámbitos que lo constituyen por lo que los objeti-
vos han de extenderse, al menos, a cinco grandes tipos de capacidades humanas, cua-
les son:
I. Capacidades referidas al desarrollo cognitivo.
II. Capacidades referidas al desarrollo corporal y la salud.
III. Capacidades referidas al desarrollo del equilibrio personal
y afectivo.
IV. Capacidades referidas al desarrollo de la integración social.
V. Capacidades referidas al desarrollo moral o ético.
Los juegos deportivos. No cabe duda que el antecedente remoto de los deportes son
los juegos en los que posteriormente fundamentarán sus reglas más básicas. Ahora
bien, cuando nos referimos al deporte moderno, al deporte por antonomasia, lo esta-
mos haciendo a la institución aparecida en Inglaterra durante el siglo XVIII que inte-
graba las ideas de igualdad de oportunidades, fair play, reglamentos, entrenamiento,
ligas y árbitros, etc.
El origen del deporte moderno tiene lugar en la escuela. Con el deporte, consti-
tuido en elemento formativo central del currículum, se forma el carácter de los futu-
306 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
ros dirigentes sociales, se construye un nuevo ideal que desdeña la erudición y exal-
ta la virilidad a la vez que se adquiere la hombría y el coraje necesario para atacar las
grandes empresas (Barbero, 1993).
El deporte nace en las clases altas, lo que permite el amateurismo, dado que la
figura contraria, el profesional (Mason, 1994), supondría una perdida de los valores
iniciales de fair play y la práctica deportiva por puro placer. De forma paralela se
someten a acoso los pasatiempos populares, lo que a través del tiempo acabará con-
virtiéndose en la deportivización de los juegos (Vicente y Brozas, 1996), de tal forma
que en la actualidad representa el monopolio de las prácticas físicas.
Actitudes y valores. En lenguaje coloquial, las actitudes son los sentimientos o pen-
samientos que una persona tiene a propósito de otras o de las cosas, lo que le atrae
o repele, le gusta o le disgusta. Por su parte, los valores son principios éticos con
respecto a los cuales las personas sienten un fuerte compromiso emocional que
emplean para juzgar las conductas (Vander, 1990).
Los valores educativos se encuentran inmersos en la selección de los contenidos
concretos, en los métodos y en la evaluación. Ya hemos visto cómo los distintos con-
tenidos de la Educación Física han transmitido diferentes valores y actitudes a lo
largo de la historia, y cómo cada uno de los contenidos puede transmitir valores dis-
tintos a los otros.
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 309
Finalmente hay que indicar que la distinción entre contenidos conceptuales, pro-
cedimentales y actitudinales es puramente didáctica, ya que en una misma tarea se
pueden dar todos ellos a la vez.
6.2. Los estilos tradicionales de enseñanza. Se caracterizan por un mayor control del
profesor sobre las decisiones que afectan al proceso de enseñanza-aprendizaje, es decir,
sobre lo que va a ser enseñado, cómo va a ser enseñado y desde qué criterio va a ser eva-
luado. En general son los estilos recomendados para la enseñanza de destrezas físicas
específicas, así como para profesores noveles. Desde esta perspectiva, podemos consi-
derar estilos tradicionales a la instrucción directa y a la asignación de tareas.
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 311
La enseñanza mediante instrucción directa. Cuando el maestro proporciona al alum-
no la respuesta sobre la resolución de un problema motor estamos ante el método de
instrucción directa. Se trata de provocar una respuesta de una o más personas res-
pecto a una cuestión determinada. La filosofía que inspira el estilo de comando o ins-
trucción directa es aquélla por la cual la respuesta de los alumnos, así como los estí-
mulos que las motivan, son el resultado de las decisiones tomadas por el profesor, ya
que éste dispone del conocimiento y las experiencias necesarias.
El método de instrucción directa ha de estar basado en la existencia de dos pre-
misas básicas; por un lado, que exista una solución perfectamente definida y eficaz;
por otro, que el profesor sea capaz de comunicar al alumno dicha solución. En suma,
el profesor ha de realizar todas las operaciones que la clase implica, desde aquellas
previas, relativas a la preparación de la misma, hasta la evaluación, pasando por la
ejecución.
6.4. Estilos de enseñanza que tienden a la individualización. Son los que giran
fundamentalmente alrededor del alumno, teniendo en cuenta consideraciones distin-
tas como su capacidad, intereses, etc. El criterio en que se inspira radica en la nece-
sidad de adecuar el ritmo de aprendizaje a las necesidades individuales. Se intenta
conseguir así un trabajo independiente que permita una adecuada motivación y una
consiguiente autoevaluación.
1. INTRODUCCIÓN
Este capítulo intentará dar una visión general de la Educación Física adaptada,
según las disminuciones físicas, psíquicas, sensoriales y parálisis cerebral, para
proporcionar información básica a los profesores de Educación Física que, al
ingresar en el mundo educativo, puedan encontrarse con alumnos de estas caracte-
rísticas en sus clases.
Actualmente la tendencia educativa es la de incluir a estos alumnos en centros
ordinarios para su mayor integración social, lo que conlleva una serie de ventajas,
pero sin dejar de considerar los inconvenientes, muchas veces derivados de la falta
de información de los profesionales que intervienen en el proceso de enseñanza.
Las definiciones que encontraremos sobre este término pueden ser muy variadas,
pero nos quedaremos con la de la Asociación Europea para la investigación en la
Actividad Física Adaptada (A.F.A.)
En resumen viene a decir que la A.F.A. va dirigida a personas con problemas de
aprendizaje, está planteada para capacitar a estas personas y modificada con la fina-
lidad de facilitar la participación de personas con discapacidades.
Las personas a las que va dirigida la A.F.A. son:
- Tercera edad.
- Niños con problemas de aprendizaje.
- Discapacidades físicas.
- Discapacidades psíquicas.
- Discapacidades sensoriales.
- Parálisis Cerebral.
Otros colectivos con necesidades especiales.
Este capítulo irá enfocado a la actividad física con relación a las personas con
alguna discapacidad, sea física, psíquica, sensorial o parálisis cerebral.
La Educación Física adaptada no debería contemplarse como algo específico,
sino que debe ser conocida por todos los profesionales de la Educación Física,
Deficiencia
ojo
Discapacidad
ceguera
Minusvalía
ciego.
3.1. Concepto de deficiencias visuales. Son las deficiencias que afectan al órgano
sensorial de la vista. De deficiencias visuales, todos podemos tener alguna, pero para
considerarse deficiente visual es necesario que la persona tenga un 10% o menos de
visión con la corrección de gafas o lentillas.
Podríamos decir que hay dos grandes clasificaciones que pueden tener un trata-
miento distinto en la actividad física, de manera que en el deporte suelen participar
en categorías separadas, excepto en algunos deportes. Estas dos clasificaciones son:
B. l: ciegos totales, sin resto visual.
B.2: personas con baja visión, menos de un 10%.
Las patologías que pueden producir esta deficiencia visual son tantas que es imposi-
ble realizar una lista, pero un concepto importante a tener en cuenta es la diferencia-
ción entre ceguera congénita y adquirida. Los alumnos que tengan ceguera adquiri-
da han realizado aprendizajes motores viendo y tiene una serie de movimientos
adquiridos que pueden mantenerse. En cambio, a los alumnos con ceguera congéni-
ta, todos sus aprendizajes han sido realizados sin ver, con lo que habrá una serie de
patrones motores no adquiridos.
322 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
3.2. La Educación Física para ciegos y deficientes visuales. Las personas ciegas y
deficientes visuales tienen unas capacidades físicas, en principio, iguales a las de los
videntes. La gran diferencia que podemos encontrar es la dificultad en el aprendiza-
je debido a la misma deficiencia.
Los niños pequeños aprenden observando a los adultos, con las habilidades
motrices pasa lo mismo, por lo que deberemos buscar otros parámetros de aprendi-
zaje, basados en la experimentación.
Este nuevo concepto marcará la Educación Física en personas ciegas y depende-
rá, en general, de cada individuo en concreto, aunque no debemos extrañarnos si nos
encontramos con alumnos con problemas motores provocados por una falta de expe-
riencias motoras que pueden influir en su evolución. Por todo ello, debemos ser capa-
ces de ofrecer esa variedad de experiencias, sumándoles múltiples canales de infor-
mación (táctil, visual, auditivo y afectivo).
Al mismo tiempo consideramos que las actividades deben ir acompañadas por
una motivación hacia la actividad motriz, debido a que, en un primer momento, por
la dificultad y el miedo, pueden llegar a rechazar la Educación Física y el deporte.
Esta motivación la podemos conseguir ofreciendo éxitos en la actividad.
Los contenidos. Los contenidos en Educación Física para alumnos con deficiencias
visuales son los mismos que para los demás. Pocas veces tendremos que cambiar una
programación para el alumno ciego, lo que haremos será adaptarla para que ese
alumno pueda realizar esos mismos contenidos. Lo que debemos tener en cuenta es
que no todo se puede llegar a realizar y concienciarnos de que nuestro alumno no
podrá llegar a todo.
El material. Para realizar muchas de las actividades, el alumno ciego necesitará la adap-
tación del material. Primeramente definiremos los criterios generales de esta adaptación:
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 325
1) Lo estrictamente necesario.
2) Sin adaptaciones complicadas.
3) Que el material permita realizar más actividades.
El alumno ciego necesita conocer, a su manera, el material que va a utilizar.
Para que lo conozca deberemos mostrárselo táctilmente, para poder percibir el
peso, tamaño, elementos que los componen y su función. Como ya hemos dicho
anteriormente, el conocimiento de lo que le rodea nos ayudará a que pierda el
miedo a lo desconocido.
Otro punto importante es la colocación en el espacio de este material, si conse-
guimos almacenarlo siempre con el mismo orden, el alumno ciego será autónomo
pudiendo cogerlo, utilizarlo y luego guardarlo. A su vez, este orden le evitará malas
experiencias como chocar o tropezar con elementos que estén fuera de su lugar y que
le provocarían una inseguridad al moverse en el espacio.
Dentro de los materiales concretos podemos destacar:
- Los balones sonoros: que permitirán al alumno participar en activi-
dades que se realicen en el plano del suelo como el fútbol sala, multi-
lanzamientos, juegos, etc.
- Las cuerdas de acompañamiento: para alumnos ciegos totales estas
cuerdas les permitirán desarrollar unos movimientos motrizmente
correctos al participar en actividades que no pueden realizar solos.
Cualquier otra materia que mantenga los preceptos anteriores, fundamentalmen-
te sonoros y tactiles.
En alumnos con deficiencias visuales, la adaptación se centrará en el tipo de
visión concreta: buscaremos el color que más pueda ver, utilizaremos material más
grande de lo habitual o elementos con contrastes de colores, como un simple peto que
destaque para los juegos de persecución, etc. Otras posibles adaptaciones depende-
rán de los contenidos sobre los que se esté trabajando.
Por lo general, con pequeñas adaptaciones se pueden conseguir grandes resulta-
dos. Por ejemplo, en el caso del Voleibol, se trabajará con globos gigantes, y en el
caso del Hockey se pondrá un cascabel a la pastilla. Para las situaciones y coloca-
ciones de los jugadores en el campo de juego, se marcará con algún material táctil el
suelo.
4. DEPORTES O.N.C.E.
Atletismo. Tiene tres categorías según el grado de visión del atleta: B1, B2, B3. Las
adaptaciones que se realizan en estas categorías van desde los B3, que participan
prácticamente igual que los videntes, hasta los Bl, que requieren más adaptaciones.
Las adaptaciones más importantes son:
- Carreras: En todas las carreras, sean con curvas o en línea recta, el
atleta llevará un guía vidente que le acompaña. El guía acompaña al
ciego con una cuerda muy corta.
- Saltos de longitud: El entrenador llamará al atleta desde el foso de
saltos para orientarlo, en enseñanza se puede marcar el momento del
salto verbalmente. La zona de batida es más grande que en el atletis -
mo para videntes (50 cm. de ancho).
- Lanzamientos: La única adaptación es la de poder llamar al atleta
desde dentro del foso, para orientar su lanzamiento.
- Natación: Se divide en las mismas categorías que el atletismo y las
pruebas que se realizan son las mismas que para videntes. Al igual que
en otros deportes, las adaptaciones mayores se producen en los Bl, cie-
gos totales.
La adaptación más importante a destacar es que se permite que una persona desde
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 327
el exterior de la piscina puede avisar con un golpe con un bastón con la punta acol-
chada en el momento de llegar al final de la piscina, a la meta, o en el momento de
realizar un viraje.
En el proceso de aprendizaje se ha podido observar que algunos niños tardan más
en superar el proceso de familiarización con el medio acuático, por lo que se le debe
dar mucha importancia a estos ejercicios.
- Ciclismo en tándem: El ciclismo como deporte es exactamente igual,
la única variación es el vehículo. En el tándem, la persona invidente va
en la parte trasera y en la parte delantera se coloca la persona vidente
que hace de guía. Los dos ciclistas realizan el 50% de esfuerzo físico,
es un deporte de conjunto. En este deporte podemos encontrar pruebas
en carretera o en pista, siempre con tándem.
- Judo: Este deporte tiene un sistema de competición que se basa en el
peso de los contrincantes y no hay diferenciación de categorías según
el grado de visión.
En el judo intervienen mucho las sensaciones internas del contrario,
por ello un judoca ciego puede luchar contra un vidente sin demasia-
dos problemas, teniendo en cuenta que se debe respetar una modifica-
ción en el reglamento. En las competiciones de judo para ciegos no se
pueden deshacer del “agarre”, de este modo los contrincantes no pier-
den el contacto entre ellos, facilitando el combate.
- Fútbol sala: Se distingue entre el fútbol sala B2, que no tiene modi-
ficaciones en el reglamento de videntes, y el fútbol sala Bl, donde todo
el reglamento está modificado para adaptarlo a la situación.
Las adaptaciones más importantes son:
- El balón lleva cascabeles en su interior.
- El portero es vidente y no puede salir del área de la portería.
- Hay vallas laterales para que el balón no salga a lo largo de toda
la línea de banda.
- Cuando un jugador va a disputar un balón es obligatorio decir
“voy”.
- A nivel táctico, los jugadores se colocan en zona, tanto en ata-
que como en defensa, para que no se produzca una dispersión en
el terreno de juego.
- Goalball: Es un deporte específico para ciegos y deficientes visuales.
En el apartado de propuestas de actividades en la escuela se explicará
más detalladamente.
- Esquí: Como deportes de invierno para ciegos y deficientes visuales
encontramos el esquí alpino y el nórdico.
En las dos modalidades, el esquiador ciego va siempre acompañado por un pilo-
to vidente que hace de guía para marcarles los trazados y recorridos a través de meca-
nismos verbales.
328 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
En general se practican la mayoría de pruebas para videntes excepto el eslalon,
debido a su dificultad por tener las puertas demasiado juntas.
5. DISCAPACIDAD FÍSICA
5.1. Generalidades de las personas con discapacidad física. Para definir este con-
cepto diremos que las personas con discapacidad física son todas aquellas que tienen
dificultades en su vida cotidiana como consecuencia de una deficiencia física y que
afecta a sus capacidades físicas. Esta deficiencia puede darse por multitud de razo-
nes, que intentaremos explicar.
Las causas se pueden dividir en dos grandes grupos: los estabilizados, en los que
la deficiencia es concreta y no suele evolucionar; y el segundo grupo donde estarían
las alteraciones que prosperan con el tiempo, en este caso realizar una actividad físi-
ca puede llegar a ser difícil a nivel competitivo; por el contrario, sí que puede prac-
ticarse una actividad con el fin de mejorar la calidad de vida.
Las principales causas pueden ser:
1er grupo:
Espina bífida.
Lesiones en la corteza cerebral.
Poliomielitis.
Traumatismo craneal.
Parálisis cerebral.
Deformaciones ortopédicas.
Lesiones de la médula espinal.
Amputaciones.
2º Grupo:
Esclerosis múltiple.
Distrofia muscular.
Epilepsia.
Artritis.
Reumatismo.
Miositis.
Parkinson.
Atletismo. Una de las características que marca el desarrollo de este deporte es la cla-
sificación funcional; esta clasificación es la base de las diferentes categorías y se
establece de acuerdo con el tipo de disminución física, de este modo los competido-
res están en las mismas condiciones iniciales. Las clasificaciones van de menor a
mayor afectación, existiendo un gran número de ellas.
En las carreras encontramos todas las pruebas excepto en las que intervienen las
vallas. Destacaremos dos grandes grupos, las carreras con sillas de ruedas y las carre-
ras de pie.
En lanzamientos existen las mismas pruebas, también diferenciando las variantes
que se realicen en silla de ruedas y las que se realicen de pie. La técnica será la misma
salvando cada minusvalía en concreto. Por ejemplo, en las carreras con silla de rue-
das se utilizaran los movimientos del tronco superior.
En los saltos, la variante que podemos observar es la diferencia entre los afecta-
dos en los miembros superiores y los miembros inferiores. En todas las pruebas se
permite la utilización de prótesis, siempre que sea posible, apuntando que cada vez
son más sofisticadas y ayudan a aumentar el rendimiento.
6. DEFICIENCIA PSÍQUICA
6.1. Personas con deficiencias psíquicas. Para definir la deficiencia psíquica segui-
remos el criterio de la Organización Mundial de la Salud, OMS, que dice que se pro-
duce deficiencia mental cuando la capacidad intelectual de la persona es sensible-
mente inferior a la media, lo que conlleva a una alteración de los procesos adaptados.
Se ve alterado en nuestro caso el proceso de aprendizaje. Para poder hacer una valo-
ración nos centraremos en el análisis del coeficiente intelectual. A partir de aquí
surge una clasificación:
• Borderlines.
• Psicocutismo.
• Trastornos de conducta.
• Deficiencia mental mediana.
• Deficiencia mental severa.
• Deficiencia mental profunda.
• Esquizofrenia.
6.3. Deporte para personas con disminución psíquica. La persona con disminu-
ción psíquica está capacitada para realizar cualquier modalidad deportiva, pero
encontraremos limitaciones en la comprensión de las normas y de los conceptos que
rodean el deporte, y siempre dependiendo de los grados de deficiencia anteriormen-
te expuestos. La práctica deportiva para disminuidos psíquicos se divide en cuatro
grandes grupos:
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 333
Deporte de competición: Los participantes no necesitan la adaptación
de las normas de los deportes, practicándolos en su integridad.
Deporte adaptado: Es para los participantes que necesitan alguna
adaptación del deporte al nivel de comprensión de las normas o a esca-
la física.
Deporte lúdico: Es la actividad deportiva adaptada para aquellas per-
sonas que su alteración mental o física les limita la práctica deportiva.
Son actividades con pocas reglas, en las que el objetivo es la partici-
pación.
Deporte terapéutico: Son las actividades encaminadas a una mejora
física específica derivada de la disminución.
6.4. Educación Física y Deportes para alumnos con Parálisis Cerebral. Definir
la parálisis cerebral es complicado, ya que no describe una enfermedad, sino un
cuadro patológico, esto es, un conjunto variable de características patológicas que
pueden presentarse simultáneamente en mayor o menor número. El nombre de
parálisis cerebral no queda claro con los términos empleados, conceptualmente no
se trata ni de parálisis ni de cerebral, sino de paresias de localización encefálica.
La terminología anglosajona utiliza el término de “cerebral palsy”, y la francesa,
el de “infirmité motrice cerebral”.
No obstante, la definición más completa, difundida y aceptada es la de una secue-
la directa de una agresión encefálica no evolutiva, que se caracteriza primordialmen-
te por un trastorno persistente, pero no invariable, del tono muscular, la postura y el
movimiento. También se debe a la influencia que dicha lesión ejerce en la madura-
ción neurológica. Aparece en la primera infancia.
De esta definición se desprende que:
• Es un trastorno persistente, pero no invariable, porque las células ner-
viosas afectadas no se pueden regenerar, pero sí se puede mejorar con
un tratamiento adecuado.
• Es un trastorno predominantemente motriz.
• Se produce a causa de lesiones encefálicas ocasionadas durante el
tiempo en que el sistema nervioso central se está constituyendo,
madurando y organizando (antes de los tres años).
• La maduración neurológica normal resulta encallada.
Como introducción a la actividad física para sordos intentaremos definir las caracte-
rísticas que definen a las personas con esta disminución.
El sordo posee una personalidad que suele venir marcada por la dificultad de
comunicación con el llamado mundo de los oyentes. La falta del sentido del oído
reduce la información recibida en todos los aspectos, provocando dificultades de
conocimiento que se tienen que suplir con adaptaciones.
En el ámbito educativo, los alumnos sordos suelen estar integrados en la escuela
ordinaria, aunque también existen escuelas especiales.
A escala física, el alumno sordo tiene las mismas cualidades y capacidades que
el resto de los alumnos, pero para desarrollar la actividad física requiere adaptacio-
nes visuales para poder realizar las actividades y realizar aprendizajes. Una caracte-
rística importante es que, constantemente, utiliza el sentido de la vista, lo que hace
que por ejemplo no siga una línea recta al andar, cuestión que también se refleja en
la práctica deportiva.
En el aula, el profesor suele exponer las actividades de forma general y el alum-
no sordo tiene que hacer un gran esfuerzo para poder comprender lo que el resto
hace en el momento.
7.1. Deportes para sordos. La práctica deportiva por las personas sordas suele traer
beneficios, no solo físicos, sino también al nivel de su personalidad, haciéndole más
tratable desde el punto de vista social, y eliminando barreras con su entorno, sintién-
dose más partícipe de él.
Se puede generalizar diciendo que un sordo puede realizar cualquier tipo de
deporte tanto en competiciones para sordos como en competiciones oficiales para
oyentes, con pequeñas modificaciones, que se basan en adaptaciones visuales que no
alteran los reglamentos.
Manual del Maestro Especialista de Educación Física 339
8. ACTIVIDADES ADAPTADAS PARA REALIZAR EN LA ESCUELA
8.1. Goalball. La actividad quiere dar a conocer un deporte colectivo para ciegos y
deficientes visuales que tiene como base la orientación en el espacio y la percepción
auditiva. Los alumnos en la clase de Educación Física actuarán como deportistas
tapándose los ojos con gafas visión 0 o con pañuelos.
El Goalball se trata de un deporte en el que participan dos equipos con tres juga-
dores cada uno y tres jugadores en el banquillo. Se desarrolla en un gimnasio cubier-
to, dentro de un campo rectangular con las medidas de un campo de voleibol, con dos
porterías en los extremos de 9 m de ancho (fig. 8.1). El balón con el que se desarro-
lla el juego lleva unos cascabeles por dentro que hacen que suenen al rodar. El juego
consiste en que cada equipo debe marcar gol en la portería contraria lanzando el
balón con la mano, mientras el otro lo intenta evitar parando el balón por el sonido,
como porteros de fútbol.
l Material necesario
1 balón de Goalball
6 antifaces o pañuelos.
l Instalación. Pabellón con suelo de parqué o sintético. En caso de no tener se puede
probar en una pista exterior que debe estar acondicionada.
l Resumen del reglamento
l Balón: Pesa 1250 grs. con cascabeles en su interior.
l Campo de juego: Con las medidas que pueden comprobarse en la figura 8.1.
l Porterías: 9 m. de ancho por 1,30 m. de alto.
l Líneas táctiles: Todas las líneas llevan una cuerda por debajo para que se puedan
tocar.
l Tiempo de juego: Dos partes de 7 minutos de tiempo real.
l Composición del equipo: 3 jugadores durante el juego y 3 reservas.
340 Manual del Maestro Especialista de Educación Física
Figura 8.1. Gráfico del campo de goalball.
8.4. Boccia. Esta actividad va encaminada al conocimiento de este deporte para para-
líticos cerebrales. Las diferencias en las posibilidades motrices entre las personas con
Parálisis Cerebral, hace que existan las clasificaciones funcionales deportivas, donde
los deportistas están agrupados por categorías de similar capacidad motriz. Existen 8
categorías, de mayor a menor afectación: En general, de la Cl a la C4, son usuarios
de silla de ruedas, y de la C5 a la C8, son ambulantes. Por su particularidad, y dado
que permite jugar con compañeros sin disminución, presentamos un extracto muy
reducido del reglamento de la Federación Española de Deportes de Paralíticos
Cerebrales.
l Participantes. La boccia solo puede ser jugada por deportistas de Cl y C2.
l Material necesario
- Pelotas de Boccia: 1 juego de bolas de boccia lo constituyen 6 azules,
6 rojas y 1 blanca.
- Aparatos de medida: metro, compás...
- Un marcador.
- Un indicador de juego con los colores azul y rojo; por ejemplo, una
raqueta de tenis-mesa.
l Instalación. La instalación para realizar la actividad tiene que ser lisa y plana, con
lo que cualquier gimnasio o pista exterior será válida. Las medidas son de 12,5 m.
por 6 m., tal y como se puede observar en la figura 3. Todas las líneas del campo
miden entre 2 y 4 cms. marcándose con cintas adhesivas de cualquier tipo pero visi-
bles (ver figura 8.3).
- AGUILERA, F. (1842). Ojeada sobre la gimnasia, utilidad y ventajas de esta ciencia. Imprenta Yenes,
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