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Véase también: Política económica procíclica
Los ciclos económicos se caracterizan por la alternancia de períodos alcistas y de recesión. Las políticas
económicas anticíclicas proponen medidas estatales para superar las recesiones, durante las que el capital
privado no se invierte por temor a las pérdidas. Entre las propuestas se encuentra la creación
de empleo y empresas públicas, la bajada de impuestos o la subida de salarios con el fin de restaurar
el equilibrio económico.
POLÍTICA ANTICÍCLICA
Expresión utilizada en Macroeconomía, a nivel de los agregados económicos y
monetarios.
Política Fiscal y monetaria compensatoria para suavizar el Ciclo Económico,
con Superávit fiscales y subidas de los tipos de Interés en las etapas de auge
y Déficit fiscales y bajadas de tipos de Interés en las de depresión.
Las economías occidentales han experimentado en los últimos decenios unas
fuertes tasas de Crecimiento Económico, pero esas fases de expansión, se ven
seguidas inexorablemente por fases de desaceleración (muy bajas tasas
de Crecimiento) o incluso Recesión ( Crecimientonegativo de la economía durante dos
trimestres seguidos o más), para después pasar a una nueva recuperación y
expansión económica.
A lo largo de la historia hemos aprendido que el Estado puede jugar un
importante papel estabilizando el ciclo, es decir enfriando la economía en
épocas expansivas (muchas veces inflacionarias) y animándola en fases
recesivas; pero también sabemos que el Estado y sus políticas económicas
pueden ser los desencadenantes de fuertes recesiones económicas.
Cuando una economía muestra altos niveles de Desempleo y sus factorías
reflejan un exceso de capacidad productiva sin utilizar es obvio que
los Recursos no están siendo eficazmente utilizados por el sistema de Mercado. La
cuestión es, ¿cuál es la causa de la infrautilización de los Recursos? John
Maynard Keynes creía que era debida a un fallo del Mercado. La solución
deKeynes consistía en aumentar los Gastos del Gobierno para emplear la mano
de obra parada y los Recursos de Capital no utilizados y mantener
las Rentas personales.
El Gobierno, mediante la Política Anticíclica o de estabilización, intentaría así
evitar que las variaciones de la tasa de Crecimiento provoquen fuertes
desequilibrios. Se trata de evitar las recesiones largas, e intentar que la
expansión sea duradera y sostenida. Otros economistas cuestionan la
conveniencia de la intervención del Estado y las razones de esta intervención.
Para muchos la intervención estatal a través de la Política Económica, distorsiona
más que equilibra.
Por ejemplo, una Política Monetaria en exceso relajada podría tener efectos
contraproducentes, porque la gente sabe que un aumento en la cantidad
de Dinero puede traer Inflación lo que perjudica el Crecimiento. Además la
participación excesiva del sector público, en algunos países occidentales por
encima o próxima al 50%, supone para muchos la posible pérdida de
dinamicidad del sector privado que en alguna medida puede quedar
expulsado de la economía por el sector público (efecto expulsión).
Los libros de texto de la posguerra, liderados por el Economics de
Paul Samuelson, se centraron fundamentalmente en los auges y caídas de la
economía y en la forma en la que la política del Gobierno podría influir sobre
el Ciclo Económico. Los economistas keynesianos abogaron por la gestión
anticíclica de la Demanda, es decir, Incluso Milton Friedman, economista que
defiende la no intervención, centró sus investigaciones en la forma de
estabilizar la economía a través de la Política Monetaria.
Después vinieron años en que los economistas han hecho más hincapié en la
importancia del Crecimiento Económico y del aumento del nivel de vida más que de
las fluctuaciones en el ciclo. Ahora, el péndulo parece que ha vuelto a girar y
la preocupación se vuelve a centrar en la Recesión y el Desempleo.
Algunos economistas están respaldando la Política Fiscal y monetaria
compensatoria (aparece, la expansión del Gasto público, el aumento
del Déficit público y la expansión de la cantidad de Dinero) como forma de salir
de la situación crítica en que se encuentra Europa. En los últimos cincuenta
años el objetivo de mantener el Empleo, el Crecimiento y la estabilidad de Precios se
ha convertido en una justificación para la intervención del Estado. La promoción
de estos objetivos está a cargo de funcionarios y políticos (dirigidos por los
Ministros de Economía y Finanzas) y de instituciones como pueden ser los
Bancos Centrales.
Estos policy-makers deben tener capacidad para calmar las reacciones
exageradas de los mercados, despejar incertidumbres de los agentes
económicos y manejar los tipos de Interés, los Impuestos y el Gasto público a fin de
dar la orientación adecuada a la Política Económica.
Con esta reducción los funcionarios aceptan que las condiciones económicas externas
determinan completamente el funcionamiento de nuestra economía. Por eso no se ocupan de
plantear medidas de política económica que se propongan revertir esas condiciones adversas.
Para ellos, crecemos si hay un entorno externo adecuado y si no lo hay nos quedamos inmóviles.
En casi cuatro años al frente de la conducción de la política pública en materia económica lo
único que han hecho es reducir sus metas, es decir, incumplir los compromisos de crecimiento
que habían establecido con el Legislativo y, a través de ellos, con el país entero.
Frente las indudables dificultades que nos plantea la economía global, los responsables
hacendarios sólo tienen una respuesta: reducir el gasto público. Lo han reducido para este año y
ya acordaron hacerlo también en 2017, como si esa fuera la única respuesta posible. Es evidente
que ante una situación global que el FMI ha caracterizado como demanda apagada, es
completamente incorrecto reducir el gasto gubernamental, pues esta reducción implica que la
inversión pública caiga sensiblemente y que lo mismo ocurra con el consumo público.
POLÍTICA ANTICÍCLICA
(En inglés: anticyclical policy )
También llamada política coyuntural o de estabilización, persigue la reducción de las desviaciones que
se produzcan respecto a los valores tomados como objetivo en el nivel de precios, en el empleo y en
la balanza de pagos.
"Políticas anticíclicas para
reconstruir", por Diego Marrero
La clave para el Gobierno será la capacidad de ejecución, señala
nuestro columnista
Aunque es difícil dar cifras aún, pues los efectos no han terminado, los
estimados iniciales dan cuenta de un impacto en la infraestructura
superior a los S/20 mil millones. A ello habría que sumarle el impacto
económico colateral en la paralización de actividades productivas, que
podrían tener un impacto de casi 2% del PBI.
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por Pablo Mira
Uno de los aspectos más criticados de la política económica de los últimos años del Gobierno
anterior (y también de otros gobiernos de América Latina en general) fue la ausencia de una
estrategia anticíclica. Más aún, se ha afirmado que la política macroeconómica fue procíclica,
generando desajustes agregados de magnitud.
Un obstáculo importante del Gobierno anterior para poner en funcionamiento una política anticíclica
eficaz fue que algunas de sus políticas propiciaban la fuga de capitales. Los períodos de atraso
cambiario con tasas de interés negativas, si bien eran políticas que podían ser defendidas porque
mejoraban el salario en dólares y contribuían al crédito a las pymes, creaban también incentivos
para comprar dólares “baratos”, acelerando la pérdida de divisas. Por ende, esa estrategia que
quería favorecer con rapidez a los sectores rezagados, obligaba paradójicamente a una política
anticíclica más drástica, lo que implica menores posibilidades de sostener algunas políticas
sociales.
En el cuadro de situación actual, hay dos aspectos relacionados con la política anticíclica que vale
la pena remarcar. El primero es que si efectivamente la economía hacía cuatro años (en promedio)
que no crecía y los números de empleo no eran suficientemente buenos, no hay razón para pensar
que la economía enfrentaba algún tipo de “recalentamiento”. Indudablemente, el problema no era
haber alcanzado la restricción externa por alto crecimiento sino por una exacerbación de la fuga de
capitales. Siguiendo esta lógica, si se considera que la economía hoy logró recomponer el problema
de la demanda de dólares, lo correcto desde la teoría de la política anticíclica sería que las políticas
fiscal y monetaria fueran expansivas, ya que la economía estaría funcionando en la parte baja del
ciclo. El problema que intercede este objetivo, por supuesto, es la inflación, que el Gobierno
pretende reducir a cualquier precio. La tesis, muy arriesgada y hasta ahora con resultados poco
alentadores, es que mientras haya inflación la economía está viviendo por encima de sus
posibilidades.
Lo segundo es que no hay nada en la idea original de la teoría de la política anticíclica que indique
cuales son los sectores sociales que deben ahorrar durante las épocas de acumulación, ni los que
deben ser compensados en las épocas malas. Concretamente, si el diagnóstico es que hoy la
economía necesita un ajuste, no hay razón para pensar que el costo deba ser enfrentado por los
sectores beneficiados durante la administración anterior. Se pueden elegir políticas para que estos
costos recaigan sobre los que más espalda (riqueza) tienen. Las retenciones, y los impuestos a la
riqueza y a los ingresos tienen ese objetivo, de modo que la reducción de su importancia en la
recaudación produce un resultado inequitativo mientras dure el proceso de ajuste que, de acuerdo a
las autoridades, la macroeconomía necesita.
POLÍTICA ANTICÍCLICA
Luis Cosenza Jiménez