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Nombre: Luis Esteban de la Torre.

Carrera: Lic. en filosofía.


Materia: Acerca del amor y la muerte en Borges.

Acerca de la muerte en Borges


La vejez en Borges como preparación para la muerte
Para analizar este tema me concentrare en el libro el elogio de la sombra de Jorge Luis
Borges donde se encuentran varios poemas que hacen alusión a este tema.
En este libro se presentará la vejez con dos características muy importantes y bien
diferenciadas entre sí, por un lado, estará la ceguera y por otro el olvido.
La ceguera a Borges lo ayudará a pensar con más claridad las cosas, el dejará de tener
una pluralidad de cosas en su cabeza y podrá concentrarse en lo individual. En el poema
el elogio de la sombra el dirá lo siguiente;
‘’Siempre en mi vida fueron demasiadas las cosas;
Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;
el tiempo ha sido mi Demócrito’’(Jorge Luis Borges,1969,p28).

El tiempo que fue el que le termino arrebatando su vista ahora es el causante de que él
pueda pensar con mayor claridad. Así es como veremos que el pasara de tener una vida
activa1 por una vida contemplativa2.A la vida contemplativa Platón la denominaba como
la vida del pensante .Esta es la vida del filósofo en el que el filósofo tiene un dialogo
silencioso consigo mismo y en la cual se acerca a la verdad.
Borges sabe muy bien que, aunque él se dedique a la contemplación nunca terminara de
descubrir ni podrá saber todas las cosas, así es que en el poema titulado un lector él escribe
lo siguiente:
‘’A mis años, toda empresa es una aventura que linda con la noche. No acabaré de descifrar las
antiguas lenguas del Norte, no hundiré las manos ansiosas en el oro de Sigurd; la tarea que
emprendo es ilimitada y ha de acompañarme hasta el fin, no menos misteriosa que el universo
y que yo, el aprendiz’’ (Jorge Luis Borges,1969,p27-28).

Esto lo dice siendo consciente de que el no podrá descubrir todas las cosas, pero aun así
intentará descubrir la mayor cantidad posible antes de su muerte, la tarea que el
emprenderá será ilimitada pero su vida no, lo único que lo hará cesar de su búsqueda es
la muerte misma.
Así es como la ceguera lo ayudara a poder acercarse a la verdad de las cosas bajo esa
forma de vida contemplativa pero esta verdad aun así será inalcanzable, ya que su
búsqueda no cesara jamás sino con la muerte. La ceguera por un lado permite abrir los
ojos del espíritu a un nuevo mundo y por otro prepara para la muerte. A esto Borges
agrega lo siguiente:

1
Es la vida laboriosa, la vida de la acción, de lo social.
2
Es la contraria a la vida activa, esta es una vida de quietud, solitaria.

1
‘’Esta penumbra es lenta y no duele; fluye por un manso declive y se parece a la eternidad. Mis
amigos no tienen cara, las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años, las esquinas pueden
ser otras, no hay letras en las páginas de los libros. Todo esto debería atemorizarme, pero es
una dulzura, un regreso’’(Jorge Luis Borges,1969,28).

Cabe hacer la aclaración siguiendo de lo citado anteriormente que esta ceguera no es


algo doloroso ni atemorizante, sino que es algo natural, es una anticipación de lo que
viene, es un regreso. ¿Un regreso hacia dónde? Un regreso hacia la nada de donde todos
provenimos, un lugar de descanso eterno.
Por otro lado, está el olvido como característica de la vejez, el olvido para Borges
tampoco es algo malo sino algo muy natural. Para él el olvido será la otra cara de la
moneda del saber el dirá que el haber sabido y olvidado el latín es una posesión porque
el olvido es una de las formas de la memoria. El olvido es el vago sótano de la memoria
El olvido si bien es algo que acompaña a Borges (y a todos los hombres) a lo largo de
toda su vida en el momento en el que se comienza a acercar su muerte se da cuenta que
se empieza a olvidar de muchas más cosas, así es que él dice lo siguiente:
‘’Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte, convergen los caminos que me han traído a mi secreto
centro. Esos caminos fueron ecos y pasos, mujeres, hombres, agonías, resurrecciones, días y
noches, entresueños y sueños, cada ínfimo instante del ayer y de los ayeres del mundo, la firme
espada del danés y la luna del persa, los actos de los muertos, el compartido amor, las
palabras, Emerson y la nieve y tantas cosas. Ahora puedo olvidarlas’’(Jorge Luis
Borges,1969,28-29).

Todas las experiencias vividas lo llevan hasta el momento en el que él está escribiendo,
todas ellas al fin las puede olvidar, y con el olvido de ellas de a poco se va desligando
de este mundo, lentamente se va aproximando a su muerte, pero como ya se explicó
antes esta no es algo doloroso ni angustiante sino algo natural, es el descanso.
También cabe aclarar que el olvido es purificador para Borges ya que este es de ayuda
para poder desligarse de este mundo sin remordimientos ni culpas. Como dice en el
siguiente fragmento
—Ahora sé que en verdad me has perdonado —dijo Caín—, porque olvidar es perdonar. Yo
trataré también de olvidar.

Abel dijo despacio: —Así es. Mientras dura el remordimiento dura la culpa (Jorge Luis
Borges,1969, p26).

El olvido y la ceguera dos cosas que lo invaden a Borges en su vejez, son dos cosas que
en vez de angustiarlo lo único que hacen es prepararlo para la muerte, la muerte
tampoco es angustiante es una liberación, esta lo libera a Borges que intento descubrir el
universo tanto como pudo, y también es el descanso de él que ya habiendo olvidado
tantas cosas se encontraba sin alguna pena ni remordimiento por nada, sino ya estando
purificado por el olvido.
Como último dejo este fragmento del poema ¨las cosas¨ del libro el elogio de las
sombras, para recordar que luego que nosotros olvidemos las cosas o nos hayamos ido
de este mundo. Las demás cosas van a seguir estando ahí perdurando nuestra existencia.

2
‘’¡Cuántas cosas, Limas, umbrales, atlas, copas, clavos, Nos sirven como tácitos esclavos,
Ciegas y extrañamente sigilosas! Durarán más allá de nuestro olvido; No sabrán nunca que nos
hemos ido.’’(Jorge Luis Borges,1969,p13).

3
Bibliografía
Borges, Jorge Luis, Elogio de la sombra(1969), Ed Nepes.
Hannah Arendt ,La vida del espíritu(1978), Ed Paidós Buenos Aires (2002).

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