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TEXTOS LITERATURA UNIVERSAL.

TEMA 2: LITERATURAS ORIENTALES

Otros ejemplos de literatura CHINA (poesía):

ANTES tú y yo éramos
uno solo, como el cuerpo y su sombra.
Ahora somos tú y yo
Como la nube que huye después de un aguacero.

Antes tú y yo éramos
como el sonido y su eco, acordes entre sí.
Ahora somos tú y yo
como las hojas muertas que caen de la rama.

Antes tú y yo éramos
como el oro o la piedra, sin mancha ni fisura.
Ahora somos tú y yo
como una estrella extinta o un esplendor pasado.

FU HSIUAN

YERTO e inmóvil en la tarde el río.


Los colores de la primavera brillan en plenitud.
De repente, una ola arrebata la luna
y llega la marea con su carga de estrellas.

Emperador YANG TI, de la dinastía Sui

Yo soy como un melocotonero que floreciera en hondo pozo.


¿Hacia quién mirar y sonreír?
Tú eres la luna que reluce en el cielo.
Al pasar me miraste durante una hora; luego te fuiste para siempre.
La espada con la hoja más fina
no puede cortar el agua del río en dos
para que deje de correr.
Mi pensamiento, como el agua del río, corre y te sigue siempre.

LI PO
SOBRE las puerta y los árboles del reducto prohibido
va trazando la luna su camino de luz.
Sus ojos, fascinados, se fijan en el nido de los ibis,
Aparta de la sombra de la lámpara el alfiler de jade,
Y desvía solícita la llama para salvar la vida de una mariposa.

CHANG YO

Llegó la primavera hasta la puerta grande y ya la hierba


ofrece un verde de matices azulados.
Las flores rojas del melocotonero, aún no del todo abiertas,
forman pequeñas bolas.
Se han esfumado los ribetes de jade verde que tenían las nubes,
y ahora son nada más que jade blanco.
Quieto está el polvo.
Yo, en un sueño profético que es fácil de entender, rompí y
vertí una copa llena de primavera.
Pesa sobre las transparentes cortinas la sombra de las flores.
Con los tonos naranja del crepúsculo funde la luna su luz
pálida.
Tres veces en dos años hube de padecer la ausencia del Señor
del Este.
Ahora retorna.
Y mi alegría rebasa la nueva primavera.

De la poetisa LI TS’ING CHAO

LA lluvia tibia y el viento suave


Han liberado hoy por vez primera al sauce de los fríos
cristales de la nieve.
Me extasié contemplando los melocotoneros, y mis mejillas
trascienden ya tímidamente la primavera de mi corazón.
Mis pensamientos, como turbados por el vino, mis
sentimientos transidos de poesía,
¿quién los compartirá, fundiendo con las mías sus lágrimas
fraternas?
Se ajaron los afeites de mi rostro, y me pesan los ornamentos
del peinado.
Envuelta aún en ropas invernales,
Lánguidamente hundida entre colinas de cojines recamados
de oro.
Al reclinarme, se hieren contra ellos los fénix que rematan
las horquillas de mi tocado.
Inmersa en soledad, guardo en mi corazón una melancolía
Densa y amarga, sin ningún sueño placentero y bello.
Y, en la noche que avanza, corto y dispongo la floración
de las antorchas.

De la poetisa LI TS’ING CHAO

Literatura HEBREA: La Biblia (Antiguo testamento). Ejemplos extraídos del Pentateuco


(Génesis y Apocalipsis).

Del Génesis:

1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.


2
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de
Dios se movía sobre la faz de las aguas.
3
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
4
Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
5
Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
6
Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
7
E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que
estaban sobre la expansión. Y fue así.
8
Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.

9
Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y
fue así.
10
Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.
11
Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto
según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.
12
Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto,
cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.
13
Y fue la tarde y la mañana el día tercero.
14
Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan
de señales para las estaciones, para días y años,
15
y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.
16
E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera
menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.
17
Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra,
18
y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.
19
Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.
20
Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta
expansión de los cielos.
21
Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron
según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.
22
Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y
multiplíquense las aves en la tierra.
23
Y fue la tarde y la mañana el día quinto.
24
Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de
la tierra según su especie. Y fue así.
25
E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se
arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
26
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,conforme a nuestra semejanza; y señoree en
los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra.
27
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
28
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en
los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
29
Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo
árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
30
Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en
que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
31
Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana
el día sexto.

2 Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.

2
Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.
3
Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la
creación.

El Edén. “Segunda” creación de Eva (contradictoria).

4
Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la
tierra y los cielos,
5
y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque
Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra,
6
sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.
7
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el
hombre un ser viviente.
8
Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
9
Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el
árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
10
Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.
11
El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro;
12
y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice.
13
El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus.
14
Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el
Éufrates.
15
Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
16
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
17
Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás.
18
Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
19
Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán
para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su
nombre.
20
Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se
halló ayuda idónea para él.
21
Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus
costillas, y cerró la carne en su lugar.
22
Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
23
Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada
Varona,[a] porque del varón[b] fue tomada.
24
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
25
Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.

Del Apocalipsis:

Los sellos (fijaos en el uso de los símbolos y la numerología):


6 Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con
voz de trueno: Ven y mira.

2
Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió
venciendo, y para vencer.
3
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira.
4
Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se
matasen unos a otros; y se le dio una gran espada.
5
Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo
negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano.
6
Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y
seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.
7
Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.
8
Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía;
y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con
mortandad, y con las fieras de la tierra.
9
Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la
palabra de Dios y por el testimonio que tenían.
10
Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra
sangre en los que moran en la tierra?
11
Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que
se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como
ellos.
12
Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de
cilicio, y la luna se volvió toda como sangre;
13
y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida
por un fuerte viento.
14
Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su
lugar.
15
Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre,
se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes;
16
y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está
sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;
17
porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?

Los 144 mil sellados:

7 Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro
vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún
árbol.
2
Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz
a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,
3
diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes
a los siervos de nuestro Dios.
4
Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de
Israel.
5
De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce
mil sellados.
6
De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés,
doce mil sellados.
7
De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar,
doce mil sellados.
8
De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de
Benjamín, doce mil sellados.
(…)

El séptimo sello:

8 Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora.
2
Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas.
3
Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso
para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
4
Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos.
5
Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y
voces, y relámpagos, y un terremoto.

Las trompetas:
6
Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.
7
El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados
sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde.
8
El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el
mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre.
9
Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue
destruida.
10
El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó
sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas.
11
Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos
hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas.
12
El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la
tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la
tercera parte del día, y asimismo de la noche.
13
Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: !!Ay, ay, ay, de los que
moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!

9 El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del
pozo del abismo.

2
Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y
el aire por el humo del pozo.
3
Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la
tierra.
4
Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino
solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.
5
Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como
tormento de escorpión cuando hiere al hombre.
6
Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte
huirá de ellos.
7
El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían
como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas;
8
tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones;
9
tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de
caballos corriendo a la batalla;
10
tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los
hombres durante cinco meses.
11
Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego,
Apolión.[a]
12
El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto.
13
El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba
delante de Dios,
14
diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran
río Éufrates.
15
Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de
matar a la tercera parte de los hombres.
16
Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número.
17
Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y
las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre.
18
Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que
salían de su boca.
Del Cantar de los Cantares:
Ella
2 ¡Dame un beso de tus labios!
La belleza deslumbrante de la Amada
Son más dulces que el vino tus caricias,
3 deliciosos al olfato tus perfumes, El Amado
tu mismo nombre es mirra derramada. 4:1 ¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa
¡Por eso te aman las mujeres! eres!
Tus ojos son palomas,
4 ¡Llévamepronto contigo! detrás de tu velo. (…)
¡Llévame, oh rey, a tus habitaciones! 4:3 Como una cinta escarlata son tus labios
y tu boca es hermosa.
Coro Como cortes de granada son tus mejillas,
Contigo estaremos muy alegres; detrás de tu velo. (…)
evocaremos tus caricias más que el vino. 4:5 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes,
¡Con razón te aman las mujeres! mellizos de una gacela,
que pastan entre los lirios.
4:6 Antes que sople la brisa
Él y huyan las sombras,
9 Tú eres para mí, amor mío, iré a la montaña de la mirra,
cual fina yegua del carro del faraón. a la colina del incienso.
10 ¡Qué lindas son tus mejillas 4:7 Eres toda hermosa, amada mía,
entre los pendientes! y no tienes ningún defecto.
¡Qué lindo es tu cuello 4:8 ¡Ven conmigo del Líbano, novia mía,
entre los collares de perlas! ven desde el Líbano! (…)
11 ¡Te haremos pendientes de oro 4:9 ¡Me has robado el corazón
con incrustaciones de plata! hermana mía, novia mía!
¡Me has robado el corazón
con una sola de tus miradas,
Ella con una sola vuelta de tus collares!
12 Mientras el rey se sienta a la mesa,
4:10 ¡Qué hermosos son tus amores,
mi nardo esparce su fragancia. hermana mía, novia mía!
13 Mi amado es para mí como el saquito de mirra Tus amores son más deliciosos que el vino,
que está siempre entre mis pechos. y el aroma de tus perfumes,
14 Mi amado es para mí como flor de alheña mejor que todos los ungüentos.
en los viñedos de En-gadi. 4:11 ¡Tus labios destilan miel pura,
novia mía!
Hay miel y leche bajo tu lengua,
y la fragancia de tus vestidos
El amor plenamente compartido es como el aroma del Líbano.
4:12 Eres un jardín cerrado
hermana mía, novia mía;
La Amada
eres un jardín cerrado,
7:11 Yo soy para mi amado,
una fuente sellada.
y él se siente atraído hacia mí.
4:13 Tus brotes son un vergel de granadas,
7:12 ¡Ven, amado mío,
con frutos exquisitos:
salgamos al campo!
alheña con nardos,
Pasaremos la noche en los poblados;
4:14 nardo y azafrán,
7:13 de madrugada iremos a las viñas,
caña aromática y canela,
veremos si brotan las cepas,
con todos los árboles de incienso,
si se abren las flores,
mirra y áloe,
si florecen las granadas...
con los mejores perfumes.
Allí te entregaré mi amor.
4:15 ¡Fuente que riega los jardines,
7:14 Las mandrágoras exhalan su perfume,
manantial de agua viva,
los mejores frutos están a nuestro alcance:
que fluye desde el Líbano!
los nuevos y los añejos, amado mío,
los he guardado para ti.

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