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TRABAJO FINAL CIVILIZACIÓN UNIVERSAL

Materia: Civilización Universal

Maestro: Raniero Sambuci Borghesi

Alumno: Carlos Iván Arellano Jacob

Carrera: Idiomas y relaciones públicas

Matrícula: 18581
ÍNDICE
Los etruscos…………………………………………………………………………………3

Ubicación……………………………………………………………………………………7

La leyenda de Rómulo y Remo……………………………………………………………...7

La Monarquía…………………………………………………………………………….….8

El crecimiento de Roma………………………………………………………………….….9

La República…………………………………………………………………………………9

Transición de la Monarquía a la República…………………………………………………10

El derecho romano………………………………………………………………………….10

La dictadura: la transición de la República al Imperio Romano…………………………….11

El Imperio…………………………………………………………………………………..11

El Alto Imperio……………………………………………………………………………..11

El Bajo Imperio……………………………………………………………………………..12
Los etruscos
Los etruscos fueron una civilización que
se desarrolló entre los siglos IX y I adC,
cuyo núcleo histórico actualmente
conocido fue la Toscana a la cual dieron
su nombre. Desde la Toscana se
extendieron por el sur hacia el Lacio y la
parte septentrional de la Campania en
donde chocaron con las colonias griegas;
hacia el norte de la península itálica
ocuparon la zona alrededor del valle del
río Po, en la actual región de Lombardía.

Llegaron a ser una gran potencia naval en el Mediterráneo Occidental, lo cual les permitió
establecer factorías en Cerdeña y Córcega; sin embargo, hacia el siglo V adC comenzó a
deteriorarse fuertemente su poderío, principalmente por tener que afrontar casi al mismo
tiempo las invasiones de los celtas y los ataques de griegos y cartagineses. Su derrota
definitiva por los romanos se vio facilitada por tales enfrentamientos y por el hecho de que
los reseña o etruscos nunca formaron un estado sólidamente unificado sino una especie de
débil confederación de ciudades de mediano tamaño.

En cierto modo predecesora de Roma y heredera del mundo helénico, su cultura (fueron
destacadísimos orfebres, así como innovadores constructores navales) y técnicas guerreras
superiores hicieron de este pueblo el dueño del norte y centro de la Península Itálica desde el
siglo VIII adC hasta la llegada de Roma. Su temprana superioridad se vio reflejada en el
hecho de que los primeros reyes romanos fueron etruscos. Hacia 40 adC, Etruria (nombre del
país de los etruscos) perdió su independencia y se convirtió en una provincia de la, por
entonces, República romana.
Orígenes
El origen del pueblo Etrusco hoy en día todavía es incierto,
sabemos que se asentaron en la península itálica, en torno al
siglo XIII a.C, eligiendo la zona central y llegando a extenderse
desde el Valle del Po hasta el golfo de Nápoles.
Compartieron territorio con otras civilizaciones como fueron
los Vénetos, los Umbros o los Samnitas. Su máximo esplendor
lo vivieron en torno al siglo VII a. C., legándonos una gran
cantidad de restos arqueológicos, donde se han podido estudiar
su forma de vida, su cultura y sus costumbres.
Desde la Toscana se extendieron hacia Umbría y por el sur hacia el Lacio y la parte
septentrional de la Campania, donde chocaron con las colonias griegas; hacia el norte de la
península itálica ocuparon la zona alrededor del valle del río Po, en las actuales regiones de
Emilia-Romaña, Lombardía y la parte sur del Véneto. Llegaron a ser una gran potencia naval
en el Mediterráneo occidental, lo cual les permitió establecer factorías en Cerdeña y Córcega.
Sin embargo, hacia el siglo V a. C. comenzó a deteriorarse fuertemente su poderío, en gran
medida al tener que afrontar casi al mismo tiempo las invasiones de los celtas y los ataques
de griegos y cartagineses. Su derrota definitiva, por los romanos, se vio facilitada por tales
enfrentamientos y por el hecho de que los etruscos nunca formaron un estado sólidamente
unificado sino una especie de débil confederación de ciudades de mediano tamaño.
En cierto modo predecesora de Roma y heredera del mundo helénico, su cultura (fueron
destacadísimos orfebres, así como innovadores constructores navales) y sus técnicas
militares superiores hicieron de este pueblo el dueño del norte y centro de la Península Itálica
desde el siglo VIII a. C. hasta la llegada de Roma. Hacia el 40 a. C., las diferentes ciudades
de Etruria (nombre del país de los etruscos) perdieron su independencia política y se
convirtieron en parte del territorio de la Roma republicana (con todo, la presencia etrusca fue
siempre destacada, los últimos tres reyes de Roma fueron etruscos).
Existen 3 teorías:
1. La teoría orientalista, propuesta por Heródoto, que cree que los etruscos llegaron
desde Lidia hacia el siglo XIII adC. Para demostrarlo se basan en las supuestas
características orientales de su religión y costumbres, así como que se trataba de una
civilización muy original y evolucionada comparada con sus vecinos. Esta teoría ha
sido recientemente avalada por un estudio genético realizado por el profesor Antonio
Torroni, genetista en la Universidad de Pavía. En este estudio se aprecian trazas de
genes del Este en los actuales habitantes de la Toscana.
2. La teoría de autoctonía, propuesta por Dionisio de Halicarnaso, que consideraba a los
etruscos como oriundos de la Península Itálica. Para argumentarlo, esta teoría explica
que no hay indicios de que se haya desarrollado la civilización etrusca en otros lugares
y que el estrato lingüístico es mediterráneo y no oriental.
3. La teoría de un origen
"nórdico", defendida por
muchos a fines de s XIX y
primera mitad de s XX se
basaba sólo en la similitud de su
autodenominación (reseña) con
la denominación que los
romanos dieron a ciertos
pueblos celtas que habitaban al
norte de los Alpes, en lo que
actualmente es el Este de Suiza
y Oeste de Austria: los ræthii o réticos, tal origen supuesto sólo en perifonías está ya
descartado.
Organización política y social
El sistema político y social de la civilización
etrusca tenemos que plantearlo desde el punto
de vista de cada ciudad-estado, ya que su
organización era individual. Estas ciudades
contaban con colonias y territorios
conquistados, donde conseguían establecer su
forma de gobierno, sus leyes, organización y
política.
La región de Etruria estaba constituida por 12
federaciones, estas 12 ciudades tenían
independencia en el ámbito político y militar, el
punto de unión entre ellos era meramente
religioso. A esta alianza o unión se le llamó
Liga Etrusca o Dodecápolis.
Los datos que se tienen sobre la sociedad Etrusca son un poco confusos, ya que muchos de
ellos están basados en antiguos textos literarios. Pero los yacimientos y restos arqueológicos
que nos han llegados comienzan a arrojar luz, sobre todo en lo concerniente a yacimientos
funerarios, donde la evidencia de clases ricas y pobres están sobradamente contrastadas.
Se trataba de una sociedad de tipo gentilicio, formado por el nombre propio de cada individuo
y el nombre de la familia. En algunas ocasiones también añadir además del nombre propio y
el de la familia, otros elementos como el nombre del padre o el de la madre.
La sociedad etrusca estaba estratificada según la fortuna de cada uno, lo que proporcionaba
un estatus en la sociedad, donde encontramos principalmente en cuatro grandes grupos.
Los Patricios. Miembros de la
oligarquía, con grandes
fortunas.
Clientes o Plebe Libre. Ligados
por lazos de clientela. Se
trataban de personas de origen o
fortuna modestas que entraba
bajo la tutela de un ciudadano
acomodado o poderoso. Esta
relación era hereditaria creando
fuertes vínculos entre el
terrateniente y el cliente,
proporcionándose apoyo mutuo.
Plebeyos. Fundamentalmente era los extranjeros, la mayoría eran artesanos o comerciantes
griegos, se trataban de pobres con derechos ciudadanos limitados.
Esclavos. Lo esclavos procedentes de mercados o vencidos en guerra, en la sociedad etrusca
eran destinados al servicio doméstico o a las faenas del acampo.
Las ciudades etruscas
Las ciudades etruscas se localizaban en mesetas o zonas altas, el motivo era poder vislumbrar
todo el terreno circundante, ya fuera tierra o mar. Los primeros asentamientos etruscos, eran
cabañas que podían tener planta redonda, cuadrada o rectangular. Los techos eran
generalmente de paja y muy inclinados.
Las ciudades etruscas estaban dispuestas de forma lógica, ordenada a diferencia de los
asentamientos colindantes que situaban las casa sin orden sino al azar. Los etruscos supieron
localizar sus asentamientos de forma extraordinaria, ya que se establecieron en la zona de
suelos muy fértiles y de gran riqueza mineral. No en vano estas ciudades etruscas son hoy
ciudades importantes de la actual Italia. Este puede ser un motivo por el cual todas las
ciudades estaban resguardadas por una muralla perimetral, para evitar el asalto de otras
civilizaciones con menos riquezas naturales.

Las ciudades se diseñaban conforme a una disposición que se realizaba con un arado. Se
trazaban dos ejes, que serían las calles principales de la ciudad, estos dos ejes eran
perpendiculares entre ellos. Uno dispuesta dirección Norte-Sur llamado “Cardo” y otro
dispuesto de Este a Oeste, llamado “Decumano”. Cada cuarto en el que se había dividido el
terreno, llamado Insulae, se volvía a dividir en una serie de calles paralelas al cardo y al
decumano. Esta distribución no es única de la civilización etrusca, sino que posiblemente la
copiaran del sistema urbanístico griego, para después ser utilizado por los romanos. Ejemplos
de este tipo de diseño los tenemos en ciudades como Etruria.
Ubicación
La Cultura Romana se ha desarrollado en la península Apenina, por el cual se localiza en el
sur de Europa, cerca de las penínsulas Ibérica y Balcánica. La península tiene la figura
parecida a una ”bota” y está rayada por la longitud de los montes Apeninos.

La Cultura Romana, realmente no tuvo grandes fundamentos como hasta el siglo VIII a. C.
aproximadamente y su origen desde el punto vista de la historia hay que relacionarlo con la
cultura etrusca, ya que de los etruscos fueron quiénes tuvieron sus iniciales raíces. Las
características de la civilización romana se hadado en los conocimientos de todas las
civilizaciones que han tenido grandes impacto de todos los factores del desarrollamiento de
nuestra historia y de los legados culturales que nos han dejado hasta las nuevas generaciones
y socialmente mediante los años de expansión del Imperio de la Cultura Romana por Europa.

La leyenda de Rómulo y Remo


Dice la leyenda que Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas (hijo de Venus y de Anquises),
habría fundado la ciudad de Alba Longa sobre la orilla derecha del río Tíber. Sobre esta
ciudad latina reinaron muchos de sus descendientes hasta llegar a Numitor y a su hermano
Amulio. Éste destronó a Numitor y, para que no pudiese tener descendencia que le disputase
el trono, condenó a su hija, Rea Silvia, a ser sacerdotisa de la diosa Vesta para que
permaneciese virgen.
A pesar de ello, Marte, el dios de la guerra, engendró en Rea Silvia a los mellizos Rómulo y
Remo. Cuando éstos nacieron y para salvarlos fueron arrojados al Tíber dentro de una canasta
que encalló en la zona de las siete colinas situada cerca de la desembocadura del Tíber, en el
mar. Una loba, llamada Luperca, se acercó a beber y les recogió y amamantó en su guarida
del Monte Palatino hasta que, finalmente, les encontró y rescató un pastor cuya mujer los
crió. Ya adultos, los mellizos repusieron a Numitor en el trono de Alba Longa y fundaron,
como colonia de ésta, una ciudad en la ribera derecha del Tíber, en el lugar donde habían
sido amamantados por la loba, para ser sus Reyes. Se dice que la loba que amamantó a
Rómulo y Remo fue su madre adoptiva humana. El término loba, en latín lupa, también era
utilizado, en sentido despectivo, para las prostitutas de la época.
La leyenda también nos cuenta como Rómulo mató a Remo. Cerca de la desembocadura del
río Tíber había siete colinas: los montes Aventino, Celio, Capitolio, Esquilino, Palatino,
Quirinal y Viminal. Rómulo y Remo discutieron sobre el lugar en el que fundar la ciudad y
decidieron consultar el vuelo de las aves, a la manera etrusca. Rómulo vio doce buitres
volando sobre el Palatino y Remo sólo divisó seis en otra de las colinas. Entonces Rómulo,
para delimitar la nueva ciudad, trazó un recuadro con un arado en lo alto del monte Palatino
y juró que mataría a quien osase traspasarlo. Remo le desobedeció y cruzó con desprecio la
línea, por lo que su hermano le mató y quedó como el único y primer Rey de Roma. Este
hecho habría ocurrido en el año 754 a. C., según la versión de la historia oficial de la Roma
antigua.
Según otras fuentes antiguas, la fundación de la ciudad se relaciona con el mundo griego, ya
que los fundadores tenían ascendencia troyana. Esta leyenda presenta a Eneas, príncipe
troyano, como antepasado directo de Rómulo y Remo, el cual, al casarse con la hija del rey
latino, se convirtió a su vez en rey. Esta interpretación la encontramos no sólo en
historiadores griegos, sino que también se defendió en el mundo itálico frente a otras
tradiciones que le atribuían un origen arcadio, relacionadas con el mito de Evandro, o aqueo,
relacionada con el de Odiseo o Ulises. De esta manera, la historiografía griega atribuyó un
origen divino y griego a la fundación de Roma, versión asumida posteriormente por ésta.
Sin embargo, no puede considerarse admisible la tradición de un origen troyano de Roma si
se compara la fecha de la destrucción de Troya (1200 a.C.) con los restos arqueológicos del
poblamiento del Lacio y el Septimontium, semejante a otros muchos poblados del Bronce
Final de Italia y que dista mucho de ser un poblamiento importante, y mucho menos una
ciudad.

La monarquía
La fecha de la fundación de Roma en el año 753 a.C. es la más aceptada, cualquiera que fuese
en esa época su denominación y estuviera organizada en forma de ciudad o fuese un conjunto
de aldeas. Que la primera forma de organización política fue de tipo monárquico nos lo
confirman los restos arqueológicos y la tradición. En las excavaciones llevadas a cabo en la
Regia (casa donde vivía el rey) del Foro Romano, apareció un vaso de bucchero fechado a
mediados del siglo VII a.C., con la inscripción Rex. Asimismo se encuentra la palabra regei
inscrita en el Lapis Niger, cipo del Foro, que contiene una ley sagrada.
También puede deducirse la antigüedad de la monarquía de otras instituciones del Lacio,
como la del rex nemorensis (rey del bosque), sacerdote que se encargaba de los bosques
consagrados a Diana desde el siglo VI a.C. hasta la época del imperio.
La particularidad romana de mantener cualquier institución nos lleva a encontrar en la
república al sacerdote-rey, rex sacrorum, como una pervivencia de la realeza aunque con
funciones religiosas únicamente. La tradición señala que el primer rey fue Rómulo, hijo de
Marte y rey en cierto modo mítico, el cual configuró el primer ordenamiento político de la
ciudad. Su nombre, Romulo, significa Romano.

El crecimiento de Roma
Nos dicen las fuentes que Rómulo, después de fundar la ciudad, buscó incrementar el número
de sus súbditos por dos métodos: abriendo un refugio sobre la colina del Capitolio, donde se
implantaron comerciantes extranjeros y gentes marginadas de otras comunidades, y raptando
mujeres sabinas. El rey del pueblo sabino de Curi, Tito Tacio, atacó Roma y tomó el
Capitolio. Posteriormente, ambas aldeas se unieron y se constituyeron en una sola ciudad con
dos reyes hasta la muerte de Tito Tacio.
La lista canónica de los siete reyes de Roma, u ocho, si se incluye a Tito Tacio, es la siguiente:
Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Lucio Tarquinio Prisco, Servio Tulio
y Tarquinio el Soberbio. Ningún historiador pone en duda la existencia de los tres últimos ya
que la documentación arqueológica confirma los textos de los historiadores antiguos y
también por las características de estos tres monarcas, similar a la de los tiranos griegos.
Tampoco existen argumentos que hagan pensar que los primeros reyes sean falsos. Hay
historiadores que sostienen que ya existía la lista de los reyes cuando los primeros
historiadores romanos, en el siglo III a.C., escribieron sobre los orígenes de Roma, lo que
confirmaría la existencia de los mismos.

La república
Según la tradición, en el año 509 a.C. se produjeron una serie de hechos esenciales en la
historia de Roma: se expulsó al último monarca, Roma fue tomada por el ejército de
Porsenna, se firmó el tratado entre Roma y Cartago, se iniciaron de los Fastos Consulares y
se consagró el templo de Júpiter Capitolino. Parecen muchos acontecimientos para tan poco
tiempo. El único perteneciente con seguridad al año 509 a.C. es la dedicatoria del templo de
Júpiter. Los restantes pudieron suceder más tarde, aunque con poca diferencia de tiempo.

Los Fastos Consulares (listas con los nombres de los cónsules que servían como referencia
para datar acontecimientos importantes) resultan básicos para el estudio de la República a
partir del 503 a.C., fecha en que se considera que ya son dignos de credibilidad. Otro sistema
utilizado se basa en el ritual del clavus annalis. Esta práctica se inició al año siguiente de la
dedicatoria del templo de Júpiter Capitolino y consistía en clavar un clavo en el muro de la
cella de Minerva cada aniversario de esta dedicatoria. El primer clavo fue clavado en el 508
a.C., un año después de su consagración. El templo de Júpiter Capitolino constaba, además
de la cella de Júpiter, de otras dos anexas: la de Minerva y la de Juno. La década que siguió
al 509 (fecha de la conspiración contra el último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio, cuando
estaba fuera de Roma sitiando la ciudad de Ardea) es un período oscuro del que sólo se
conocen hechos aislados.

Transición de la Monarquía a la República


La transición política de la Monarquía a la República fue seguida de graves tensiones sociales
internas que fueron aprovechadas por los pueblos vecinos para reducir el control territorial
de Roma y conseguir su desaparición. De ahí que, durante los primeros 70 años de la
República, Roma tuviera que ratificar su identidad en demasiadas ocasiones. Los primeros
años de la República son de incertidumbre como consecuencia de la confusión política
existente. Había partidarios de la Monarquía, de la República, de Porsenna y de la Liga latina,
entre otros. Los que conjuraron en el 509 a.C. no tenían prevista ninguna fórmula
institucional para sustituir a la monarquía. Todos los historiadores están de acuerdo en que
el Consulado -magistratura doble y colegiada durante toda la República- no surgió
inmediatamente después de la expulsión de Tarquinio.
La tesis más generalizada presupone que en la transición de la Monarquía al consulado se
pasó por una fase intermedia en la que se designaba un praetor maximus por un año y que,
más tarde, desdoblaría sus funciones. Aunque ya se acercaba al sistema binario de los
cónsules, éstos seguían designándose como pretores al menos hasta 449 a.C., con la ley
Valeria Horaria. Parece ser que las supremas magistraturas no fueron monopolizadas por los
patres -personas que controlaban el Senado, el ejército y los sacerdocios desde el inicio de la
historia de Roma- ya que se conocen casos de plebeyos que ocuparon el consulado hasta el
año hasta el 485 a.C. El clima de tensiones y enfrentamientos de los comienzos de la
República llevaría a las facciones más fuertes a formalizar compromisos y alianzas entre
ellas. A partir del 485 se produjo la intransigencia del patriciado pasando a controlar todas
las magistraturas civiles y religiosas y excluyendo a los plebeyos de cualquier tipo de
responsabilidad en el gobierno.

El derecho romano
Además de por las luchas entre patricios y plebeyos, la República se caracterizó por la
expansión del poder de Roma a toda la Italia peninsular, por la promulgación de la Ley de
las XII Tablas en el 450 a.C y por las guerras civiles por la igualdad. La Ley de las XII Tablas,
llamada así porque estaba escrita en doce tablas, es el código más antiguo de derecho romano.
Se estableció para aplacar las demandas de los plebeyos. Hasta que se redactó este código el
derecho romano había tenido un carácter sagrado, por haber estado unido a la monarquía y
al colegio de los pontífices. Con su redacción el derecho romano se desacraliza constituyendo
la base del derecho del mundo occidental. Para el historiador Tito Livio, las XII Tablas eran
la fuente de todo el derecho romano, tanto público como privado. Entre los años 133 y 27
a.C. se desarrolló una etapa muy convulsa en la historia de Roma debido a una compleja
situación económica, social y política que llevó a momentos de tensión, como los vividos
con los Gracos o las guerras sociales entre nobles y plebe.

La dictadura: la transición de la República al Imperio Romano


El gran paso hacia un sistema político en el que el poder se acumulase en manos de una sola
persona lo dio Sila (dictador en los años 82-79). La sistematización de Sila fue muy
importante y una de las consecuencias que tuvo, y que influyó en gran medida en la política
y en el propio final de la República, radicó en el hecho de que concentró todo el poder político
en manos del Senado, hecho que no sucedíó con el poder ejecutivo.
Esto dio lugar a que el Senado tuviera que confiar el ejecutivo a un hombre fuerte, a un
general que, además, fuese político. A su vez, los populares también querían ocupar el poder
provocando un fortalecimiento del poder personal a la hora de gobernar. El fortalecimiento
del personalismo condujo a los triunviratos y a las dictaduras de César o Augusto, y supuso
el fin de la República y el principio de una nueva etapa, el Imperio.

El Imperio
El Imperio es el sistema en el que el poder político real estaba en manos de un solo individuo,
el emperador. Se inauguró con el emperador Augusto. El Senado quedó limitado a ser un
órgano de apoyo de ese poder político.
Se denomina Alto Imperio al periodo que va de Augusto a Diocleciano y Bajo Imperio el que
tiene lugar entre Diocleciano y la caída del Imperio Romano en Occidente.

El Alto Imperio (27 a.C-305 d.C)


Entre los años 14 y 68 los herederos de Augusto, se van sucediendo en el poder: Tiberio,
Calígula, Claudio y Nerón. Esta sucesión dinástica se vio interrumpida por la guerra civil
que, en el año 68, se libró entre los tres emperadores que gobernaban en ese año. Este primer
período de crisis que vive el Imperio será superado por los Flavios. A los Flavios les
sucedieron los Antoninos (96-193), nombre genérico que se da a los emperadores Nerva,
Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio y Cómodo, con una política similar a la de
los Flavios.
Con Septimio Severo se inauguró la dinastía de los Severos (197-235), en la que se
encontraba él mismo, Caracalla, Macrino, Heliogábalo y Alejandro Severo. El poder absoluto
de Roma, capital del Imperio, se fue debilitando con el tiempo. Entre los años 235 y 300 la
única prioridad de Roma fue la defensa de las fronteras del Imperio de los continuos ataques
de los pueblos bárbaros y de los que provenían del imperio sasánido de Persia. La presión de
estos pueblos motivó que el ejército asumiese el poder a partir del 235, momento que se
conoce como Anarquía militar y que duró unos cincuenta años. Estos emperadores soldados
tenían como única finalidad la lucha contra los enemigos del Imperio.
La consecuencia de estas guerras fue el encarecimiento del mantenimiento del ejército y el
alto grado de endeudamiento para mantenerlo, lo que llevó al empobrecimiento de la
población y a la pérdida de su identidad y sus valores. Un aspecto de su pérdida de identidad
fue la crisis religiosa, por la invasión de nuevas religiones orientales.
La persecución de los cristianos por Diocleciano, también llamada Gran Persecución, no fue
más que un intento de eliminar los peligros a los que se enfrentaba el imperio. En el año 284
una revuelta militar salvó al Imperio, proclamándose Diocleciano emperador. Durante su
gobierno se instauró la Tetrarquía, sistema por el cual el imperio se repartía entre dos
augustos y dos césares. Diocleciano abdicó en el año 305 demostrando la ineficacia del
sistema tetrárquico sin alguien de peso que lo dirija.

El Bajo Imperio (305-476)


Desde la abdicación de Diocleciano, en el 305, se sucedieron una serie de luchas que se
prolongaron hasta el 312, cuando Constantino se convirtió en el único emperador de
Occidente y último emperador del imperio unificado. Instituyó el cristianismo como religión
oficial del Imperio. En esta etapa se produce el traslado de la capitalidad del Imperio a la
antigua ciudad de Bizancio, reconstruida y ampliada por decisión del emperador. Bizancio,
desde el 8 de noviembre del 324 (fecha de su inauguración) pasó a denominarse
Constantinopla o ciudad de Constantino. Más tarde Teodosio dividió el Imperio entre sus dos
hijos Arcadio y Honorio surgiendo el Imperio Romano de Occidente y el Imperio Romano
de Oriente.
En el año 476 tiene lugar la caída del Imperio Romano en Occidente. El Imperio Romano de
Oriente, posteriormente llamado Imperio Bizantino, sobrevivió hasta 1453, fecha de la caída
de Constantinopla la actual Estambul.

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