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NOSOTROS
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ANOCHE
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Llegué a la conclusión de que no es lo mejor, pero tan solo
para mi, por que por lo visto mi hermano ha insistido en
que sea yo quien lleve a Howell hasta Kafrea ---que es don-
de él ha escondido el Libro del Hado---, ya que no quiere re-
velarme donde está la Esencia de lo Eterno, y por que según
eso, es de suma importancia que se haga dentro de tres días,
y en ese tiempo no podrían llevarlo ni Dubert ni los demás
por que están aún muy lejos.
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quieren matar aun más de lo que yo lo deseo en este mo-
mento, ellos son consientes que en el instante en que se con-
viertas en uno de nosotros, les será imposible despojarnos
de la vida. Somos asesinos del destino, cazados por hombres
devoradores de hombres.
--- Aun faltan dos días para llegar a Kafrea; el sol es-
tá por ocultarse, y esta noche por fin la luna será negra to-
talmente, sabes nosotros a diferencia de lo que te tocará
vivir, durante la noche somos mortales --- El viento era fuer-
te, y efectivamente oscurecía, el cielo iba perdiendo poco a
poco su tono azul y los hilos dorados del sol iban perdién-
dose tras el horizonte; su rostro parecía por primera vez
confundido, posiblemente mi hermano no le comentó nada
al respecto de lo que acababa de decirle.
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que junto a él, en mi intento frustrado de abandonarle; mi
ser se integró en mi cuerpo, de nuevo era sólo uno. “¿Te
sorprende ver mis ojos negros fijos en ti, con la cruda inten-
sión de terminar con tu existencia?”-pensé - Supongo que sí,
pues mis ojos que antes de caer la noche fueron plateados, y
en ellos sólo pudo ver mi alma distante que prefería estar lo
más lejos posible de él para evitar que me invadieran las
ganas de matarle con mis manos desnudas, porque después
de este viaje ni con el don destructivo que tendré seré capaz
de apagar su vida, pues seremos inmortales por fin, y no
habrá vuelta atrás.
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Me ha parecido ver algo entre los árboles, temo que
sea alguno de sus guerreros. Un sonido fuerte se escuchó
tras la carroza, paso poco tiempo antes de ver cómo caía
frente a ella una esfera negra cubierta de luz roja que hizo
explosión al contacto con la tierra; los caballos se alteraron
tuve que salir del camino, caímos por un peñasco hacia el
río, era muy grande y tal vez eso los hizo creer que no sería
necesario seguirnos, la caída nos mataría. De pronto pude
ver como de la tierra surgían las raíces de los árboles, rom-
pieron la carroza para tomar su cuerpo, comenzó a desper-
tar, las ramas rodearon mi cintura, y tomaron a los caballos,
lentamente crecieron más y más hasta llegar a la orilla del
río, donde nos liberaron y fueron regresando al lugar de
donde salieron.
--- ¿Quién?
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--- Esa es mi habilidad pasiva
--- Dije que los Lei Vith tienen dos o tres, tu solo tie-
nes una, por ahora, hasta que despierten tus otras dos al-
mas.
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destino, pero aun puedes morir en cualquier momento y si
proyecto tu alma, caerías en seguida muerto.
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--- No lo sé, no me preguntes ahora, tengo mejores
cosas en que pensar…
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ciono, y no hay peor sujeto que el que ni a si mismo se sea
fiel.
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volvía a fusionar, y entre mis dedos de pronto apareció
nuestro atajo a Kafrea.
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---Sabías, supongo, que este reino pertenece a la fa-
milia de tus tíos ¿verdad?
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--- A que somos libres de decidir el fin de la vida de
otros, pero somos obligados a cumplir el fin de quien es
turno de morir.
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a caer el sol; cerré los ojos esperando mi alma se uniera a mi
cuando llegara por completo la noche…ah… como he dis-
frutado estos segundos antes del ocaso. Dormiremos en la
que fue mi habitación durante el tiempo que viví con los
Valholm.
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cuerdo que estuvimos muy seguros aquí, lejos de los Loit
Dwe, posiblemente eso fue lo que paso, ellos quisieron que
enfrentáramos a un mundo despiadado, y que tomáramos
las riendas de nuestro destino, ya que tarde o temprano
deberíamos cumplir nuestro deber como asesinos.
--- ¡Despierta!
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y ahora me acompaña Alpheus, Dámaso afirmó llegar antes que
nosotros, tal vez en la noche.”
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ba abierta, dando asilo al ultimo suspiro de vida humana
que me quedaba.
LA VIEJA TORRE
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voz, trajeron a mi mente un claro recuerdo de aquel día,
del cual tal vez nunca supo, pero fue ahí donde todo co-
menzó para mí.
Azthiel
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lado, que de regreso al umbral de su habitación tan sólo
se limito a citar a mi madre “nada es imposible Amílcar…”.
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de un hombre de cabello corto, giró su cabeza hasta el
punto en que pude apreciar su rostro y él el mío.
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Alpheus; no son los únicos que conocen tu verdadero
nombre.
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Vith, se quienes son mis padres verdaderos… dime algo
que no sepa.
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de la dinastía Eternity, protectores del Libro del Hado y
las Dagas de Sino… eres un príncipe…
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nuestra estirpe… no quería matarlo, por lo menos no sin
saber como fue que los venció.
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decir palabra alguna estuvimos ahí sentados sin más que
hacer, fueron los momentos más tranquilos que recuerdo
después de haber matado a Damián; de uno de sus bolsi-
llos Dámaso sacó una piedra brillante de color violeta, en
su interior un líquido rojo no muy denso y con vida a mis
ojos pareció, me limité a dar una expresión de duda en
mi cara, y se conformó al decirme:
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bras, la única luz que iluminaba parte de la estancia de la
entrada era la luz que provenía de fuera, que se colaba
entre las cortinas un poco desgastadas de la ventana que
junto a mi se hallaba.
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--- ¿Qué fue lo que ocurrió? Te veo un tanto dis-
traído.
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minutos, nadie decía ni una palabra, el silencio se había
apoderado del recinto.
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comenzó a cerrar, pero demonios, la mujer está jugando
con nosotros, ha vuelto a hacer que anochezca, cuando
mucho la herida se habrá cerrado uno o dos centímetros,
y no nos daría más de cinco minutos para matarla.
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--- Es un deber que tenía que cumplir hoy, antes
de que el pequeño sellara el contrato con la muerte, su
cuerpo es de mucho interés para mi raza.--- y con la dies-
tra cubrió su boca para reír fuertemente.
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--- Es eso lo que intento decirte, si eso hacen con
aquello por seguir con vida ¿Qué harán cuando sean mu-
chos y necesiten sobrevivir con lo que tu raza intente
abastecerles?
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---Ahora entrégame ese cuerpo --- Los muchachos
se acercaban rápido hacia la entrada para tomar a Dubert,
pero ella me ha lastimado con la rama que proviene de su
mano y me ha obligado a soltarle.
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