You are on page 1of 25

APUNTES DE HISTORIA CONSTITUCIONAL DE CHILE

Profesor
Nibaldo Jacques Parraguez
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA CONSTITUCIONAL DE CHILE.

Historia: Conjunto de hechos sociales del hombre, que tienen un encadenamiento


causal e influyen en el desarrollo de la comunidad.
Historia del Derecho: Analiza el pasado jurídico, entendiendo por tal, no sólo el
estudio aislado de un código o una ley o una determinada institución, sino el
estudio dinámico del derecho y sus realizaciones.
El objeto de la Historia del Derecho es el conocimiento de los hechos del
hombre que han influido en la génesis, desarrollo o extinción del derecho, de modo
directo o indirecto. Entre estos hechos, están las fuentes del derecho, las
doctrinas de los filósofos del derecho y las circunstancias ideológicas, políticas o
económicas que han enmarcado el proceso histórico del derecho.

Divisiones de la Historia del Derecho:


 Historia del Derecho Nacional e Internacional.
 Historia del Derecho Público y del Derecho Privado.
 Historia General y Especial.

Historia Institucional: Es una rama del Derecho Público, que se refiere a la


organización de los países, exponiendo en forma sistematizada los hechos, que
se han realizado para dar forma material a los postulados filosóficos que la
generan, para afianzar los derechos de los habitantes y para estructurar el Estado
en bien de la colectividad social.
Historia Constitucional: estudia la génesis, desarrollo y vicisitudes que en el
curso del tiempo han experimentado las instituciones políticas y sociales de un
pueblo. Estudia los factores que intervienen en la organización institucional de un
estado, desde los físicos de su estructura geográfica hasta los espirituales que se
vinculan con la religión y la filosofía.
En Chile, los factores geográficos, económicos y sociales han tenido gran
influencia en la organización de la República, pues la concentración preferente de
la vida nacional en las provincias agrícolas del centro antes de la guerra del
Pacífico, trajo consigo el establecimiento de un régimen político enteramente
controlado por la aristocracia terrateniente. A estas circunstancias, se
agregaron factores ideológicos, como la influencia religiosa, que era muy fuerte
desde los tiempos de la dominación española y subsiste en el régimen de unión de
la Iglesia y el Estado. Después, por la influencia filosófica francesa, las estructuras
políticas se orientaron hacia un mayor liberalismo.
El término Historia Constitucional está íntimamente ligado con el concepto de
“Constitución”.
La Constitución es un modelo de organización del Estado inspirado en la
ilustración, para reemplazar el Estado del Antiguo Régimen.
Este modelo conocido como Doctrina Constitucional, se basa en ciertos
principios que en doctrina se conocen como Principios del Constitucionalismo
Clásico. Algunos de estos principios ya estaban en el ordenamiento jurídico
indiano. Para que un Estado sea constitucional, basta que estos principios estén
incorporados en el ordenamiento nacional, no siendo necesario que exista una
constitución escrita. Con el tiempo, se fueron escriturando, con la finalidad de
asegurar su protección y cumplimiento. El constitucionalismo escrito surge en
América en 1787

¿Qué es la Constitución?
No existe un consenso sobre una definición de la Constitución. Pero, existen
diferentes autores que opinan sobre el concepto de la Constitución. Sobre lo que
es Constitución.
Para forjar una definición acabada de lo que es Constitución, se deben tomar
varias ideas al respecto como:
1.- Conjunto de normas que rigen la labor de un Estado.
2.- Son normas que se refieren a la organización del Estado, y a la división de
poderes del mismo.
3.- Contiene los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos frente al
Estado.
4.- En la Declaración de los Derechos del Ciudadano, en su artículo 2º, de 1789, se
dijo que una Constitución que no tuviera el principio de la separación de los
poderes y una garantía de las libertades fundamentales del ciudadano, no era
Constitución.
5.- Para considerar a una verdadera Constitución, se deben garantizar la libertad
de las personas.
6.- Es un Instrumento de la Libertad. Una verdadera Constitución, debe tener vida,
y no necesariamente debe estar escrita, además de asegurar la libertad de la
gente, de otro modo estará expuesta a las arbitrariedades del que está a cargo
del poder.
7.- Al existir un poder absoluto, no puede coexistir una Constitución.
8.- Ordena las relaciones entre nosotros y entre nosotros y los que tienen el poder,
aquel poder llamado Estado.
9.- Debe existir el Principio de la Supremacía Constitucional
10.- Es la ley de leyes. Desde el punto de vista de Kelsen, se debe ver como la ley
superior (pirámide kelseniana).
11.- La Constitución rige a todos y a cada uno de nosotros, Art. 6º y 7º de la
Constitución.
12.- Se encuentran todas las normas fundamentales de todas las demás ramas del
Derecho.

Clasificación de las constituciones


Las Constituciones se pueden clasificar desde distintos puntos de vista:
1.- Desde su materialidad
2.- Desde su extensión
3.- Desde su origen
4.- De su contenido
5.- De su naturaleza o perspectiva ontológica
6.- De su revisión o reforma

1.- Constituciones escritas o consuetudinarias.


A.- Las Constituciones escritas son aquellas que se concretan en un texto,
promulgado de acuerdo con un procedimiento válido y que por su precisión y fijeza
constituyen una garantía para gobernantes y gobernados.
Las Constituciones no escritas o costumbristas son aquellas que se forman
por la lenta evolución de las instituciones del Estado y de practicas constantes
consagradas por el uso y la tradición histórica. Ej. típica la de Inglaterra porque no
se halla contenida y formulada en un documento sistemático, ni tiene una forma
definitiva y determinada. Su característica primordial reside en estar sometida a
desarrollo y cambios continuos. Es producto de un lento proceso histórico
susceptible no obstante de mostrar momentos definidos en su devenir.
Estas épocas culminantes podemos señalar:
1.- Establecimiento de la Carta Magna (1215) documento fundamental que
concreta las aspiraciones del pueblo ingles del s. XIII.
2.- La dictación del Bill de Derechos (Bill of Right) que limita el poder real para
afirmar una garantía de los derecho y libertades individuales.
3.- El Acta de Establecimiento promulgada en el año 1701 que consagra la
supremacía del Parlamento sobre la Corona;
4.- La Reforma de 1832 que inicia la transformación política generadora del
moderno constitucionalismo ingles;
5.- Los años 1911 y 1947, que con la promulgación de las Actas del Parlamento
se consagran en el régimen de gobierno parlamentario y la supremacía de la
Cámara de los Comunes sobre la Cámara de los Lores. y,
6.- El Estatuto de Westminster (1931) que crea la Comunidad Británica de países
independientes.
Sin embargo la costumbre no es la única fuente del derecho constitucional inglés.
Se debe señalar los tratados, los cuasitratados, los pactos y los estatutos o leyes.
Los tratados se caracterizaban porque mediante ellos se unían elementos
políticos distintos para formar un Estado :
- Acta de Unión de Inglaterra con Escocia del año 1707.
- Acta de unión de Inglaterra con Irlanda de 1800-1801.
Los cuasitratados se referían a la formación y gobierno de los Dominios :
- Canadá , Australia etc. Constituyen el inicio de la política de desintegración que
culmina hoy en la Commonwealth
B.- En las constituciones escritas se pueden distinguir cinco categorías de
elementos en su estructura normativa:
a) Elementos orgánicos que se encuentran en las normas que regulan la
estructura del Estado y del poder. Ej.: leyes orgánicas, las garantías y derechos
del hombre.
b) Elementos limitativos , que se manifiestan en las normas que contienen
el conjunto de derechos civiles , políticos, económicos, sociales y culturales de la
persona humana y sus respectivas garantías. En nuestra Constitución se
encuentran en el capitulo II y III de ella, fundamentalmente.
c) Elementos socio-ideológicos, se manifiestan en las normas que revelan
el carácter de compromiso de las constituciones modernas entre el Estado
Liberal y el Estado Social de Derecho y en las normas que se refieren al orden
publico económico.
d) Elementos de estabilización constitucional, consagrados en las normas
destinadas a asegurar la solución de conflictos constitucionales y hacer efectivo
el principio de supremacía constitucional, estableciendo un conjunto de medios y
técnicas que eviten la infracción o alteración de la Carta Fundamental. ej.
Recurso de Inaplicabilidad, Tribunal Constitucional.
e) Elementos formales de aplicabilidad, son los que se encuentran en las
normas que establecen reglas de aplicación de las constituciones, que pueden
encontrarse en el preámbulo, en las disposiciones que contienen las cláusulas
de promulgación y de vigencia y en las disposiciones transitorias,

2.- Constituciones restrictivas o sobrias y extensivas o desarrolladas .


a) Las constituciones restrictivas o sobrias contienen únicamente el
esquema fundamental de la organización de los poderes del Estado, son
textos básicos. Ej. La chilena de 1833 y la francesa de 1946.
b) Las constituciones extensivas o desarrolladas son aquellas que tienden
a reproducir en los textos “con abundancia y precisión de reglas, todos los
principios esenciales del ordenamiento jurídico-social del Estado. Ej. La
constitución de México de 1917, la constitución italiana de 1947

3.- Constituciones otorgadas, pactadas o democráticas ( de generación


popular).
a) Las constituciones otorgadas son aquellas de carácter monárquico o
autocrático, en las cuales el monarca o el que detenta el poder ,
autolimita su propio poder. Ej. La Carta Francesa de 1814 y la del
Estado del Vaticano de 1929.
b) Las constituciones pactadas son aquellas en que se ha producido un
equilibrio de fuerzas entre el monarca y el pueblo o un estamento de
éste, produciéndose un pacto o transacción entre ambos actores
políticos. Ej. La Carta Magna de 1215, Las constituciones españolas
de 1845 y 1876.
c) Las constituciones son de carácter democrático o popular, cuando el
principio democrático ha superado el principio monárquico o
autocrático por lo que las constituciones se originan en la soberanía
nacional o popular a través de diferentes procedimientos. Ej. La de
Estados Unidos 1797, la de Francia de 1958, la de Chile de 1925.

4.- Constituciones utilitarias o ideológicas programaticas.


a) Las constituciones utilitarias son neutrales en materia ideológicas. No
son mas que estatutos que regulan la gestión de los negocios
gubernamentales en los órganos estatales superiores con ausencia de toda
referencia a los derechos fundamentales. Ej. La constitución francesa de
1875, y la Constitución Federal de Bismarck de 1871.
b) Las constituciones ideológicas –programáticas son aquellas que
establecen en su parte dogmática y/o preámbulo los principios
ideológicos que la inspiran y que guiaran su accionar. Ej. La constitución
mexicana de 1917, la constitución francesa de 1946, la Ley Fundamental de
la República Federal Alemana de 1949 y la Constitución chilena de 1980.

5.- Constituciones normativas , nominales y semánticas, desde el punto de


vista de su naturaleza o perspectiva ontológica. Esta clasificación dice relación
fundamentalmente con la concordancia o disconcordancia de las normas
constitucionales con la realidad del proceso del poder.
a) Para que una constitución sea normativa , ella debe ser observada y
practicada por gobernantes y gobernados, debiendo existir concordancia,
más aun, integración entre la sociedad y la constitución. Ej. Estados Unidos,
Francia, Italia , España Costa Rica.
b) La constitución nominal es una constitución jurídica valida pero la
dinámica del proceso político no se adapta a sus normas, por lo que la
constitución carece de realidad existencial. Hay disonancia entre norma y
realidad. La constitución nominal tiene una función educativa, en la medida
que su objeto es llegar a convertirse en una Constitución normativa. En
muchos países de Latinoamérica se encuentra este tipo de constitución, ej.
Perú, Ecuador, El Salvador.

6.- Constituciones rígidas y flexibles . Esta clasificación tiene que ver con el
proceso de reforma de las constituciones y se refiere solo a las modificaciones no
a su establecimiento.
Por modificación de la constitución se entiende, todo cambio que experimenta ella
mediante un procedimiento establecido en la misma Carta Fundamental.
Por establecimiento de la Constitución se entiende el acto del Constituyente que no
e encuentra reglamentado en ningún texto, sea porque la constitución nunca ha
existido , sea porque ella fue abrogada por un movimiento revolucionario, sea
porque ella ha conservado un carácter consuetudinario.
a) Constitución flexible es aquella que puede modificarse por el órgano
legislativo ordinario en la misma forma que una ley ordinaria Ej. Nueva
Zelanda.
b) Una constitución rígida es aquella que establece reflexivamente un
procedimiento distinto del seguido por la legislación ordinaria para producir,
modificar o derogar las normas constitucionales, lo que se traduce en
ciertos obstáculos técnicos que evitan que los preceptos constitucionales se
reformen fácilmente, pudiendo tener éstos una cierta continuidad.

ESTADO Y POLITICAS SOCIALES


El Estado se constituye como una realidad absoluta que impone, condiciona y en
gran medida determina las situaciones de vida de la sociedad sobre la que
gobierna. En principio cada etapa de la historia social cuenta con un tipo de Estado
específico. La sociedad influye o en su caso exige modificaciones al Estado, pero
sobre todo este, modifica sus instituciones y estructuras y con ello las condiciones
de poder y dominio establecidas.
Las políticas sociales surgen como una necesidad para poder mantener un
equilibrio social que permita un avance en lo económico y en todas las esferas de
la cultura y la política.
Un ejemplo sintético acerca de la aparición del Estado nos lo ofrece La Biblia en el
principio del libro de Samuel, cuando los comerciantes y hombres poderosos de
Israel acuden a Samuel para pedirle que los nombre un Rey, dado que la justicia
impartida por jueces es insuficiente. Samuel les dice a nombre del Señor que un
Rey les quitará a sus hijos a la guerra, tomara parte de sus productos y en
ocasiones todo y lo mismo tomará a sus hijas para atender sus palacios. La
respuesta categóricamente fue el que se nombrara al Rey sin importar los costos y
entonces fue ungido Saúl, ante los ojos de El Señor. David es mayor y substituye a
Saúl y comanda los ejércitos y construye el palacio y su hijo Salomón construye el
templo y entre los dos legislan y consolidan el poder del Estado de Israel. (Libro de
Samuel 8-9. La Biblia 1990).
En la antigüedad clásica la propiedad privada descompone a la comunidad
rápidamente y la substitución del trabajo comunal y parcelario es relativamente
substituido pronto por el trabajo esclavo.
En los pueblos griegos se presentan simultáneamente múltiples formas de
Estado, como tiranías, reinos, o el caso de espartano de gobierno de la comunidad
espartana sobre los ilotas explotados. Gobierno del senado de ancianos con papel
importante de la mujer, en donde la empresa común es la guerra y todos los
miembros de la sociedad son soldados. El Estado más avanzado lo
encontramos en Atenas, con su famosa democracia. El ciudadano ateniense
celoso de su libertad, solo encuentra en la democracia de elite la vía para
mantener y acrecentar sus derechos. Democracia imperfecta para unos cuantos y
con muchos vaivenes, pero que logra encabezar la vanguardia de la cultura
occidental y su hegemonía sobre los pueblos asiáticos.
Los romanos pasan por el reinado despótico, a la república en la ciudad
Estado tipo Grecia, pero pronto la expansión de su poder y la conformación del
imperio con base esclavista conduce a la subordinación de la democracia
senatorial al poder imperial. La gran aportación Romana junto a la administración y
la guerra es el Derecho Romano, modelo de legislación universal, que a la caída
del imperio sobrevivirá en la figura del Derecho Canónico.
La destrucción del imperio combinará formas de dominio como el colonato, la
descomposición de la comunidad germánica que reconoce solo a los propietarios
como miembros y la aparición progresiva de las relaciones feudales basados en
pagos en trabajo, especie y dinero. Originándose una segmentación entre feudos
con grandes y pequeños, en donde el mayor será reconocido como emperador y
compartirá el poder con la sobreviviente Iglesia, que mantendrá la idea de unidad
universal. La formación de los Estados Nacionales favorecerá la superación
progresiva del feudalismo y su substitución por el sistema capitalista que requerirá
de Estados soberanos fuertes como garantía de supervivencia y expansión. Las
etapas mercantilista y liberal tendrán lugar bajo la dominación de los Estados
Absolutos y el Despotismo Ilustrado, pasos necesarios para eliminar al poder
feudal y generar las bases del Estado moderno que se consolida a consecuencia
de las grandes revoluciones como la institucionalización de la monarquía
parlamentaria Inglesa, la Revolución Francesa y la exportación de la misma por el
Imperio Napoleónico, la Independencia de los Estados Unidos y la extraordinaria
expansión de la Revolución Industrial.
La época contemporánea no se entiende sin la consolidación de los Estados
modernos que cobraran múltiples facetas como monarquías parlamentarias,
democracias directas e indirectas, dictaduras e imperios.
Entre los teóricos del estado podemos citar a Hobbes para quien el hombre al
ser malo por naturaleza obliga a la existencia de un poder externo que le imponga
orden y que se constituye como un mal necesario, el gran Leviatán.
Autores como (Rousseau y (Locke), aportan a la Teoría del Contrato Social. Para
Locke el hombre es ni bueno ni malo y requiere de un pacto con el soberano, con
el primero, el hombre es bueno por naturaleza y requiere de un pacto que puede
ser roto si el soberano no cumple, en tanto que el poder no debe estar centralizado
sino dividido en legislativo, ejecutivo y judicial. Locke aporta a los Derechos
Naturales del hombre y las contribuciones de ambos apuntalaron una de las
grandes aportaciones de la revolución Francesa, la Declaración de los Derechos
Humanos.
Montesquieu aporta estudios sobre la relación de la naturaleza y circunstancias
sociales concretas.
Para Hegel el estado constituye la máxima idea y se desarrolla de las formas de
menor libertad a las de mayor, hasta llegar a lo que él considera la máxima
expresión de la libertad en el Estado Capitalista. Carlos Marx refutará señalando
que el Estado es un centro de poder que se separa de la sociedad civil y
representa los intereses de las clases dominantes, que avanza apoyado en formas
de explotación que son cíclicamente substituidas por formas de organización
superiores y que finalmente van conduciendo a la desaparición de la propiedad
privada y con ello a la desaparición progresiva del Estado pasando a una situación
de administración de los hombres a una administración de las cosas. (Marx 1970).
En esta línea, Lenin señala que el Estado capitalista deberá ser substituido por un
golpe de Estado que imponga la dictadura del proletariado y substituya al Estado
burgués por un Estado socialista haciendo saltar las estructuras del anterior y
desarrollar planificadamente el estado socialista hasta llegar al sistema comunista
sin propiedad ni Estado.
Diferente es la postura de Antonio Gramsci para quien el acceso al poder puede
ser por vía la democracia, permita acceder al bloque en el poder y lograr la
hegemonía.
En el pensamiento occidental, destaca la figura de Max Weber, para quien el
Estado es un centro de poder que se adjudica el monopolio de la violencia en un
territorio determinado imponiendo su soberanía. El poder se legitima por herencia,
legalidad o carisma del líder y requiere del desarrollo de la burocracia para
administrar la dominación. A contraparte del marxismo, entre los autores
contemporáneos, Niklas Luhman plantea que el Estado constituye uno de los
sistemas funcionales y no está fuera de la sociedad.
Con el desarrollo de las contradicciones propias de la relación trabajo capital y el
surgimiento de otras clases sobre todo los sectores medios, las confrontaciones y
movimientos sociales se hacían eco de inconformidades que reflejaban serias
carencias que la propia sociedad no podía subsanar, dando lugar al desarrollo
de las políticas sociales. Originalmente la atención social estaba relegada a los
grupos e individuos piadosos, los religiosos y santos y algunos altruistas, influidos
por la moral cristiana, los antecedentes los encontramos desde las utopías de
Platón en su libro La República y las de la Edad Media y el Renacimiento como en
Campanella y Tomas Moro, con los romanos encontramos a los emperadores
haciéndose cargo de alimentar y divertirse al "proletari" romano que eran los
hombres libres que habían perdido sus parcelas y consideraban el trabajo como
una aberración propia de esclavos dependiendo de la magnanimidad del Estado
para sobrevivir a cambio de actuar a favor de los caprichos o intereses políticos del
gobernante. En plena revolución industrial cabe mencionar a los llamados
socialistas utópicos como Roberto Owen y Fourier. De manera más sistemática
Marx denuncia las carencias sociales y propone la atención social como
responsabilidad del Estado a partir de la socialización de la atención de manera
creciente.
Corresponde a Fernando Lassalle junto a Lorenz Von Stein formular respuestas
más acabadas y al gobierno Prusiano de Otto Bismark llevar a cabo la aplicación
de políticas sociales efectivas a partir de la Real Polítik que atendería a ancianos,
huérfanos, viudas, impulsara instituciones de atención social que permitirá frenar
las manifestaciones de descontento ante un gobierno autoritario.
A partir de aquí prácticamente todos los Estados modernos aplicarán políticas
sociales en su mayor caso de carácter preventivo, pero será hasta la aparición del
llamado Estado de Bienestar en pleno siglo XX apoyado en las propuestas
económicas de Lord Keynes (1946) cuando las políticas sociales alcancen mayor
madurez.
El estado interventor, para algunos conocidos como manager, tendrá como
principio la meta relativa del pleno empleo y la aplicación de medidas de
redistribución del ingreso, que alimentaran las políticas de bienestar como factor de
alivio a las tensiones causadas por el desempleo en plenos períodos de crisis y
obtendrá apoyo social legitimador.
Aplicando la planeación como método regulador del ingreso y la inversión y
estimulando el consumo para activar el mercado se proyecta durante décadas el
estado Benefactor, hasta que los modelos de desarrollo interventores entren en
crisis y sean progresivamente substituidos por el Estado Neoliberal que elimina la
planeación general, los subsidios, privilegia el interés social sobre el interés
privado, privatiza empresa estatales y a los servicios sociales.
El Estado Neoliberal tiende a seguir varias opciones, por ejemplo delegar a los
propios sujetos la responsabilidad de atender sus propias demandas con sus
recursos privatizar los servicios o descentralizar en regiones o municipios los
servicios de atención social, priorizar la atención solo a los sectores más
pauperizados, en general la tendencia es a reducir al máximo el gasto público,
adelgazar al Estado y dejar al libre juego de las fuerzas económicas el flujo y
reflujo de la atención social.
en regiones o municipios los servicios de atención social, priorizar la atención solo
a los sectores más pauperizados, en general la tendencia es a reducir al máximo el
gasto público, adelgazar al Estado y dejar al libre juego de las fuerzas económicas
el flujo y reflujo de la atención social.
Hasta ahora los cambios al nuevo modelo han tendido a arrojar salvo algunas
excepciones, insuficiencia de servicios, baja calidad o en su caso encarecimiento y
elitización de los servicios, y una tendencia a la polarización de la riqueza.
Las posibilidades de un funcionamiento eficiente de estas medidas está en función
de un sistema económico eficiente con una población participante, educada y culta,
ingresos efectivos y elevados y un sistema de democracia efectiva.
Desafortunadamente todos los sistemas que priman en los países de América
Latina están lejos y la mayoría muy lejos de este ideal. Si bien es posible rescatar
experiencias prometedoras y ricas, en general el deterioro del bienestar social es
manifiesto y tiende a presentar respuestas negativas de protesta que van desde la
manifestación, el repudio e incluso la violencia.
La vulnerabilidad de las economías periféricas, la necesidad de un replanteamiento
de las políticas sociales se hace prioritario, si bien rescatando ejemplos positivos
en los procesos neoliberales, sin olvidar que los esquemas no se deben imponer
mecánicamente, se debe así mismo rescatar experiencias positivas y efectivos de
los estados de bienestar e incluso de las desaparecidas economías de socialismo
real. No se trata de volver atrás, ni pelea por utopías, sino de buscar un mañana
promisorio para las actuales y futuras generaciones, con la garantía de alcanzar
una sociedad plena

Estado Social y Democrático de Derecho


El Estado Social y Democrático de Derecho surge como forma jurídico-política de
Estado, integrando el cuerpo de nuevas tendencias constitucionales que emergen
a principio del siglo XX, integrando un proceso de cambios históricos y
revoluciones sociales. La Constitución de México de 1917 y de Weimar de 1919
recogen estas nuevas tendencias que se denominan constitucionalismo social.
En la República de Weimar, que para el derecho y la política es un verdadero
laboratorio histórico, se gesta el concepto de Estado Social asociado a un opúsculo
de Hermann Heller, quien recogiendo el debate europeo acerca de Estado de
Derecho o dictadura totalitaria identifica como salida jurídico-institucional el Estado
Social.
Las constituciones europeas de la post guerra recepcionan la fórmula Estado
Social y Democrático de Derecho con diversas denominaciones, a saber: la Ley
Fundamental de la República Federal de Alemania de 1949, Constitución Italiana
de la República Italiana de 1947 (Art. 3º), constituciones francesas de 1946 y 1958,
Constitución portuguesa de 1976 (Art2º), Constitución española de 1978 (Art. 1.1 y
9.2), entre otras. Lo propio ha ocurrido con las constituciones de América Latina en
el siglo de la restauración democrática a partir de la década de 1980.
El discurso político-constitucional reformista o progresista en Europa y América
Latina recuperó en el campo político- institucional la democracia política, y el
Estado de Derecho, el que asume una nueva forma el Estado Social y Democrático
de Derecho.
El Estado Social y Democrático de Derecho tiene una genealogía específica:
situó en el período de entreguerras el tránsito del constitucionalismo liberal al
constitucionalismo social, que en una obra de 1928 explicaba en clave de "nuevas
tendencias": poder ejecutivo fuerte y racionalización, soberanía popular, gobierno
parlamentario racionalizado, federalismo racionalizado, recomposición de la
Cámara Alta, sufragio universal y sistema de partidos, referéndum e iniciativa
popular, legislación provisional, Jurisdicción Constitucional, derechos sociales,
entre otras. La racionalización del poder es idéntica "al principio de la democracia,
al principio del Estado de Derecho" y al tránsito de la libertad individual a la libertad
social. En este orden de ideas, los derechos humanos y fundamentales, no pueden
ser concebidos sólo como derechos de negación, sino también como derechos de
participación (derechos políticos) y de prestación (derechos económicos, sociales y
culturales), en que su eje ya no es el hombre abstracto, aislado (monada) del
liberalismo, sino el hombre concreto con sus carencias y potencias, que en cuanto
miembro de la comunidad política obtiene del Estado, un conjunto de bienes y
servicios públicos y comunitarios mínimos, que bajo la denominación de "derechos
sociales", dan cuenta de un Estado y sociedad y economía distintas a las del siglo
XIX. De este modo, en la sociedad organizacional propia del capitalismo tardío (J.
Habermas), ya no es sólo el Estado el agente por excelencia de lesión de los
derechos subjetivos públicos, sino también los entes privados, como las
megacorporaciones, frente a la cual el Estado democrático está llamado a otorgar
tutela, especialmente en el plano judicial y cobertura efectiva en el plano de los
bienes y servicios a las necesidades vitales del individuo.
De este modo, del Estado Social y Democrático de Derecho, la Ley Fundamental
acuñada por Carlo Schmidt en 1949, la Constitución francesa de 1947, y varias
Constituciones de nuestra América, retomarán en la postguerra bajo estas fórmulas
u otras análogas la determinación constitucional de directrices y valores llamados a
conformar en sus reglas básicas el subsistema político, social y económico.
El Estado Social y Democrático de Derecho tiene diversas dimensiones y
planos de análisis:
1.- Plano institucional, en el cual podemos establecer relaciones entre
poderes públicos y principios económico-sociales y derechos prestacionales.
2.- Plano Estado-derechos: Estado Regulador, Estado Administrador y
Estado Empresario (L. López Guerra).
Ciertamente, el Estado Regulador no es monopolio del Estado Social y Democrático
de Derecho, sino está presente en el Estado Liberal bajo la fórmula de potestad de
policía, como observan críticamente Forsthoff y Giannini, que reconducen el análisis
al poder de policía y al Estado Administrativo. Pero el Estado Regulador en este
siglo adquiere un signo distinto, se asocia a la planeación de la economía y a la
ordenación de la actividad económica, en que desregulación, conversión y
privatización son nuevas técnicas posibles, que reconocen en el mercado el motor la
economía tardocapitalista y globalizada (J. O'Connor)
En las construcciones teóricas ligadas al Estado Social y Democrático de Derecho
se observa un cambio de eje en el plano de relación Estado-derechos
fundamentales y principios o cláusulas económicas-sociales, precisamente del
Estado Empresario y Administrador al Estado Regulador; cambio de eje que debe
ser buscado precisamente en la "crisis" del Estado Benefactor tradicional
hiperburocrático y paternalista.
En la medida que la Constitución y las formas de Estado y de gobierno no son
ajenas al proceso político y a la economía, como a cualquier parcela de la realidad
social, en ella han de encontrarse las directrices del Derecho Público y del Derecho
Privado; pero en clave de hermenéutica evolutiva-finalista.
Luego, la propia hermenéutica de la Constitución tiene reglas cuyo telón de fondo
es la "fórmula política", que confiere una necesaria dinamicidad y flexibilidad a los
operadores jurídicos, y coadyuva a la legitimidad de los sistemas de Jurisdicción
Constitucional.
De este modo, aún en Constituciones de cuño liberal en lo económico como la
nuestra, se faculta al Estado para intervenir en la economía, por lo que resulta
razonable establecer los límites de aquella intervención (regulación, gestión y
empresa) y distinguir en qué casos la intervención es obligatoria (cláusula de
mandato) y en que casos es facultativa (cláusula de habilitación).
En cuanto a la intervención reguladora del Estado en la economía debe tenerse
presente el modelo económico general (economía social de mercado) por el que
opta la Constitución, ya que ésta no es neutral. Nuestra Constitución reconoce un
principio de compatibilidad en la función empresarial del Estado con la de privados
y una cláusula abierta a la delimitación, limitaciones de los derechos de libertad
económica de los privados frente a la regulación del Estado (art. 19 Nº 21 CPR);
por lo que cabe hacer una reflexión desagregada acerca del derecho de libertad
económica.
El derecho de libertad económica (art. 19 Nº 21), sometida a una cláusula
garantista de reserva legal (art. 19 Nº 21 C.P.R.) y a una cláusula garantista de
contenido esencial (art. 19 Nº 26), permite al Estado Regulador intervenir en el
despliegue del derecho o en su desarrollo mediante la ley formal. (I. de Otto,P.
Häberle)
Sin embargo, el derecho de libertad económica y sus conexas libertades de
contenido patrimonial, encuentran en el Estado Regulador, la dimensión operativa
de la ordenación de la actividad económica que precisamente reconoce en el
mercado y los agentes privados el motor del modelo, pero sin renunciar al objetivo
de un desarrollo económico con equidad social y ambiental. Luego, las garantías
de reserva de ley y de contenido esencial, no son sino proyecciones garantistas del
principio de legalidad, que le da cobertura de legitimidad a la intervención del
Estado en la economía.
En el contexto del Estado Social y Democrático de Derecho debe producirse una
conciliación del Estado legislativo y del Estado Administrativo, para permitir
desplegar con eficiencia las funciones reguladoras, de gestión y empresariales del
Estado. Ello nos sitúa también a este un tema muy significativo como es el
reformar la Administración del Estado, en especial en su régimen estatutario, para
lograr un cuerpo de funcionarios de carrera de " estructura abierta" (F. Gazier),
eficiente y sometido a una permanente evaluación de desempeño y de incentivos.
Este es el corolario de un Estado Regulador eficiente, con una burocracia eficiente
y profesionalizada.

ESTADO SOCIAL Y DEMOCRATIVO DE DERECHO


Parafraseando la célebre Tesis sobre Feuerbach de K. Marx, la teoría
constitucional y la teoría del Estado también son instrumentos prácticos, que
orientan los procesos de reforma sociales, económicos y políticos, por lo que la
forma de Estado Social y Democrático de Derecho se erige en una rica fórmula
teórico- práctica del discurso de la izquierda socialista y del progresismo en
general. Un nuevo enfoque del Estado Derecho, contrapuesto al Estado mínimo,
remozamiento del viejo Estado liberal-gendarme, postulado por el liberalismo,
permitirá concebir un Estado eficiente, no hiperburocrático, que como regulador
haga posible los equilibrios sociales y económicos y como administrador-
empresario otorgue cobertura a los bienes públicos, comunitarios y servicios
esenciales para el logro de una sociedad civil auténticamente integrada.
Ciertamente, recuperar la fórmula Estado Social de Derecho para la teoría y praxis
del Estado y de la Constitución, con un enfoque progresista; no significa postular la
necesidad de una "Constitución dirigente" o de disposiciones de principio
conformadoras de un modelo de sociedad y economía, una verdadera cosmovisión
constitucional; sino de una fórmula abierta al principio democrático y a las
decisiones políticas de los poderes públicos, que permita concebir al derecho como
instrumento del cambio social. Este concepto dinámico de Estado Social y
Democrático condice, también, con una forma de hacer política fundada en el
diálogo como instrumento de composición de los conflictos, en suma, una práctica
política fundada en el pluralismo político que no es sino fruto de un relativismo
ético.

Partidos y democracia
Los partidos políticos son una experiencia muy reciente en la evolución política de
los pueblos. En la Grecia clásica y hasta mucho después de la Revolución
Francesa, no podemos hablar de partidos en el sentido y en el concepto que hoy
día tenemos de ellos. Otrora hubo fracciones, caudillos, clubes políticos. Pero, las
instituciones que hoy día conceptualizamos como "partido político", es un
fenómeno muy reciente. Es difícil poner fechas, pero no cabe hablar de ello sino a
partir de la segunda mitad del siglo pasado.
Curiosamente, Chile es uno de los países pioneros en el desarrollo de los partidos
políticos. A modo de anécdota, valga recordar que en las convenciones de los años
1901 y 1906 de los partidos Conservador y Radical, respectivamente, diseñaron
ellos ahí los elementos básicos que hoy día configuran y dan sentido a los partidos
políticos modernos. Esto es, un cuerpo doctrinario coherente, un programa de
gobierno, y un diseño de sociedad futura.
Sin embargo, a pesar de ese desarrollo y de lo avanzados que fuimos en esta
materia, en Chile nunca se teorizó suficientemente, ni se legislo sobre los partidos
políticos. La Constitución de 1925 y las leyes, prácticamente no se refirieron a ello,
salvo en un largo artículo 20 de la Ley Electoral. En la Constitución de 1980 y en la
Ley de Partidos Políticos existentes hoy día, nos fuimos al otro extremo. Se
pretendió regularlo todo.
La Constitución de 1980 se refiere al tema dentro del Derecho de Asociación,
artículo 19, Nº 15, donde, sin definirlo, parte negándole el derecho a intervenir en
"actividades ajenas a las que le son propias", sin señalar el ámbito que le sería
"propio". También les prohíbe "tener privilegio alguno o monopolio de la
participación ciudadana", como si en el pasado ello hubiese sido de esa forma.
La exigencia de los registros públicos, relativo a su financiamiento y a sus
estatutos, nos habla más de una sociedad anónima que de lo que han sido los
partidos políticos en la experiencia chilena. En esta materia no puede ignorarse la
tradición y la manera en que ellos se fueron desarrollando, toda vez que no existe
en parte alguna, una adecuada teorizaci6n al respecto, y es una materia que, como
pocas, debe estar más que nada acorde al desarrollo y a la experiencia de cada
pueblo.
Nuestros partidos políticos adolecieron sin duda en el pasado de múltiples fallas.
Ante todo, el excesivo espontaneismo, en el sentido de tolerar todo tipo de
prácticas aún cuando fueren en contra de su propia existencia.
Asimismo, cabe señalar como otro factor, la ausencia de preocupación por la
reglamentación democrática de las organizaciones partidarias. Es decir, el partido
tuvo siempre una condición secundaria, sobre esta flagrante contradicción entre la
importancia política de un partido y su descuidada atención, tanto en la
Constitución como en la ley.
El sistema de partidos políticos fue, en general, deficiente.
caso, cabe reconocer que, pese a esta constante fragmentación partidaria, de suyo
negativa, los partidos se transformaron en fuente de cambio democrático y, no
obstante sus limitaciones, permitieron el desarrollo constante y progresivo de las
instituciones democráticas. Y, lo que tal vez es más importante, incorporando
progresivamente a sectores marginados del proceso político. El estudio del
crecimiento de la masa electoral de Chile, precisamente, comprueba este proceso
de participación creciente en la democracia nacional.
Otro aspecto que cabe señalar, más que como una crítica, como una experiencia
del pasado, es el hecho que los partidos políticos fueron grandes responsables de
que el sistema político empezara a perder su capacidad de compromiso y, quizás
lo más importante, de tolerancia.
El fenómeno, según algunos analistas, comenzó a finales de los años cincuenta en
nuestro país. Por esa época, en la medida que el radicalismo fue desplazado por la
Democracia Cristiana, se fue haciendo rígido, porque así lo exigía la ideología.
Igual proceso de sectarización se desarrolló en la izquierda tradicional, inspirada
obsesivamente en la ideología de Marx y de Lenin. El cuadro se completó cuando
los partidos Liberal y Conservador, ya declinantes, se vieron obligados a fusionarse
en un nuevo partido, el Partido Nacional, dirigido con una estrecha mentalidad
nacionalista.
La generalizada tendencia al ejercicio del sectarismo, determinó el aumento de la
inestabilidad del sistema político, sin que nadie se interesara en aquellos
momentos, por los efectos o consecuencias de esa generalización del dogmatismo
político.
En la práctica, la supresión de los partidos sólo significa la eliminación de los
partidos contrarios al gobernante. Sin partidos políticos no hay auténtica
democracia
¿cuál es el propósito de los partidos políticos?
Enumerar sus funciones no es tarea fácil. En forma sintética, aceptamos lo que
formula el profesor argentino Mario Justo López en su libro "Los partidos políticos",
donde las enumera del siguiente modo:
Los partidos políticos encausan la caótica voluntad popular; educan al
ciudadano para la responsabilidad política; sirven de eslabón entre el Gobierno y la
opinión pública; seleccionan a la élite que debe dirigir los destinos de la nación;
proyectan la política del Gobierno y controlan su ejecución. Esta función es válida,
tanto respecto de difundir la acción del Gobierno y ganar apoyo para su gestión,
como para ejercer una suerte de control distinto a los tradicionales de la
administración.
Sin duda en la experiencia chilena, algunas de las funciones antes señaladas no
fueron cumplidas en estricto sentido y, probablemente, algunas de ellas todavía no
se comprenden del todo.
Nuestros partidos políticos, si bien encausaban la voluntad popular,
Otra cuestión de relevancia en el accionar de los partidos políticos, es el papel que
ellos juegan como oposición y, en particular, la oposición de los llamados "partidos
anti-sistema".
¿Podemos aceptar la existencia y participación en el marco institucional de
los partidos anti-sistema? Es inmanente a todo sistema democrático el carácter
pluralista. En consecuencia, no cabe hablar de democracia si partimos
discriminando entre quienes deben participar en ella. En tal sentido, el pluralismo
debe ser irrestricto, y los mecanismos de resguardo deben ir, precisamente, a
garantizar la existencia de tal suerte de pluralismo.
No conocemos otro sistema que garantice de mejor manera este pluralismo que el
estado de derecho democrático, el cual rescatamos como una importante
conquista en la evolución política de la humanidad.
Este sistema no sólo tiene el derecho, también tiene el deber de protegerse de
quienes abusan de sus posibilidades con la finalidad de destruirlo.
En tal sentido, hay dos grandes opciones: a) el sistema de la censura previa, esto
es, impedir que se expresen quienes sabemos positivamente que apuntan a
terminar con ese pluralismo, o bien, b) sancionamos las conductas que,
objetivamente, destruyen las Posibilidades del pluralismo. .
No obstante, sostenemos la necesidad de contar con un ordenamiento legal que
garantice la existencia del sistema pluralista mediante la sanción de conductas,
previamente tipificadas, que atenten contra la convivencia democrática. La razón
última de esto se basa en el supuesto que el estado democrático es el único que
está dispuesto a dejarse reformar y, por tanto, respecto de él nada justifica su
destrucción, salvo su reemplazo por uno no democrático, donde el pluralismo y el
respeto a la voluntad de las mayorías y la existencia de las minorías, no tienen
sentido.
En resumen, la llamada oposición antisistema, al menos en un régimen
democrático, tiene derecho a existir, pero también el sistema tiene el deber de
preservar para los demás el derecho a expresarse y debe, en consecuencia,
sancionar las conductas que atenten contra esa posibilidad.
serían incompatibles. Por esa participación masiva, el sistema partidista, se
argumenta, degeneraría en un puro asambleísmo, o bien correría el riesgo de
encerrarse en sí mismo como una teocracia que aleja al ciudadano de la política.
Partamos de la base que toda democracia, en el mundo de hoy, debe enfrentar el
problema de la participación masiva y que ello es una realidad que debemos
encarar sí pensamos la democracia como forma de organización política deseable
y necesaria. En todo caso, el problema no es tan agudo como se presenta, si
consideramos los medios que la tecnología nos pone a disposición para resolver
las cuestiones que involucran contar con la intervención de millones de voluntades
decidiendo en una elección, o pronunciándose sobre una materia. Medios de
comunicación igualmente masivos, los computadores, etc.
Pero, este hecho nada tiene que ver con otro problema que también reclama
efectivamente el mundo moderno, cual es la eficiencia técnica. Así planteado el
problema, como contradictorio, resulta equívoco. Ambas cuestiones son realidades
del mundo moderno: la participación masiva y la necesidad de tecnificar muchas
soluciones. El error parte de separar las soluciones técnicas de la política, como si
el hecho de asignar el carácter de técnica a la solución de un problema que
involucro de modo sustancial a la comunidad toda, o a gran parte de ella,
necesariamente le restara su carácter de político.
Por otro lado, si bien en las sociedades modernas, múltiples problemas tienen una
solución muy tecnificada y por tanto la comprensión de las mismas puede escapar
al grueso público, no es menos cierto que las grandes líneas o criterios de la
conducción en materia económica o de difusión, por ejemplo, deben quedar
libradas a los criterios de la mayoría, para que la política haga valer su primacía
sobre la economía y sus tecnócratas, y también sobre los científicos de la guerra y
sus generales.
Al sostener lo anterior, estamos pensando en los partidos políticos modernos,
capaces de obrar ética y políticamente en forma responsable, democráticos en su
seno, pero también estructurados sobre la base de departamentos técnicos, que
permitan a los dirigentes políticos actuar y orientar a la opinión pública sobre la
base de informes serios y fundados, de modo que sus críticas y proposiciones
sean el resultado de un estudio y no de una simple improvisación.
No obstante, parece ser un hecho que el rol del político y de los partidos políticos
está cambiando, como consecuencia normal del desarrollo de las sociedades, y la
nuestra no escapará a eso. Mucho menos en un mundo cada vez más
interdependiente y del cual no podemos ni debemos sustraemos. Es real que ya no
basta en el dirigente político, la buena muñeca y el buen olfato; se le exige mucho
más. Una preparación acorde con los tiempos. El dominio mínimo del lenguaje
económico y científico como parte de una cabal formación humanista.
Por otro lado, los partidos políticos ya no pueden ser esas escuelas de utopía que
conocimos, ni meros productores de slogans simplificadores de una ideología,
cualquiera sea ella, que contiene la explicación y solución global de los problemas
humanos, en el ámbito social, económico y político.
Por otra parte, si consideramos la velocidad con que se desarrolla el conocimiento,
y la cada vez menor distancia que media entre los aportes de la ciencia y el
desarrollo de la tecnología necesaria para aplicarla, también concluimos que
pretender, con los conocimientos presentes, proyectar un modelo de sociedad
futura carece de toda seriedad.
Lo anterior configura un cuadro en que cada vez resulta más difícil seguir
creyendo en las utopías clásicas, porque van desapareciendo los supuestos sobre
los cuales fue posible fundarlas. Ello, no obstante, no significa en el extremo ni
como se ha sostenido, la muerte de las ideologías.
El presente nos exige concebir partidos más pragmáticos y menos diferenciados
que cuando el mundo permitía a cada uno rescatar como más real su propia
verdad.
Lo anterior no significa, por cierto, que los partidos políticos hayan dejado de
expresar intereses y sectores sociales determinados. Sólo que éstos se han ido
haciendo más densos y más interrelacionados, y que la propia competencia
electoral va resultando cada vez más compleja. Y, por ello, la excesiva
ideologización que sufrieron nuestros partidos en el pasado, es un error que
debemos enmendar, siento preciso dotarlos de un mayor pragmatismo y de una
mayor profesionalización de su actividad.
Pero esta profesionalización de la actividad político-partidista, en lo absoluto será
sinónimo de despolitización del ámbito político, como algunos creen, sino que será
la forma que adquirirá la politización del futuro.
Período Hispánico.

Esta época se inicia con la toma de posesión de Chile para la Corona de Castilla,
en Copiapó, por Pedro de Valdivia a fines de 1540 y con la fundación el 07 de
marzo de 1541 del Cabildo de Santiago y termina con el establecimiento de la
Primera Junta Nacional de Gobierno el 18 de septiembre de 1810.
A este largo período se le ha llamado “Colonia”, por los historiadores del siglo XIX,
pero el término carece de exactitud jurídica. En los documentos legales y políticos
de la corona española o en las obras de los tratadistas o jurisconsultos de la época
se llama a las nuevas tierras como “Reinos” o “Provincias” o “Estado de las Indias”
pero no figura “colonias”.
A este período se le denomina también “período español” o “período de la
monarquía indiana”, aludiendo al hecho que se llama “Derecho Indiano” al que se
aplicaba en América por la Corona española.

Características generales del período hispánico:


España llevó a cabo la colonización del Nuevo Mundo en condiciones más
favorables que las que tenían otros pueblos de Europa Occidental. España poseía
una tradición guerrera excepcional por los largos siglos de lucha contra el Islam;
era un pueblo de navegantes experimentados, ya que la flota dominaba el
Mediterráneo y la costa del Atlántico; con el matrimonio de los reyes de Castilla y
Aragón se había consumado la unidad política española; la fe católica había
llegado a constituir un elemento determinante de la unidad nacional, y coincidió
con el momento de máximo esplendor para las letras y las artes de la península.
En la época medieval, las facultades de los reyes se hallan limitadas por los
principios superiores del derecho natural, que inspira y justifica toda la legislación
positiva. La comunidad, primero a través de la Curia Plena, integrada por
nobles y obispos, y luego las cortes, en que se agregan los mandatarios de las
ciudades, equilibra el poder del monarca, obligándole a pedir su
consentimiento para los asuntos de gobierno más importantes. En Castilla,
los municipios se multiplicaron en un ambiente de libertad e independencia y con
ellos los fueros o conjuntos de normas jurídicas en que las garantías individuales
y los derechos de la persona se consagran cuidadosamente.
Con el matrimonio de los Reyes Católicos (1469), junto con producirse la
asociación de las Coronas de Castilla y Aragón y el término de la guerra contra el
Islam (1491), se robustece el poder real y declina la vida municipal y de las Cortes.
Esta unión de Castilla y Aragón, junto con la conquista de Granada y la anexión de
Navarra, se consolida la unidad política española. Por otra parte, la religión
católica que fue decisiva en la guerra contra el Islam, llega a constituir un elemento
determinante de la unidad nacional.

La Donación Pontificia:
Castilla había orientado su acción expansiva hacia el Atlántico, donde chocó muy
luego con Portugal. La guerra terminó con el Tratado de Alcaçovas, suscrito en
1479 y 1480 y confirmado por el Papa. Según el Tratado, Portugal se aseguró el
domino de las islas Madera, Azores y Cabo Verde y toda la costa de Guinea y
Castilla circunscribió sus aspiraciones africanas a las Islas Canarias.
Pero el primer viaje de Colón movió a Fernando el Católico a pedir al Papa el
dominio de las tierras descubiertas y por descubrir en aquellas partes del océano.
El Papa Alejandro VI, basándose en la doctrina de los canonistas de la época y
aceptada por el Código de las Partidas, que concedía a los Papas el dominio
temporal universal y el derecho a instituir soberanos, emitió con fechas 03 y 04 de
Mayo de 1493 las bulas Inter Caetera, por las que donó a los Reyes de Castilla y
León y a sus sucesores las tierras firmes descubiertas y por descubrir que se
hallaren al occidente de una línea trazada de polo a polo a 100 leguas al oeste de

las islas Azores y que no hubiesen sido poseídas antes de la reciente Navidad por
algún príncipe cristiano.
Portugal reclamó a Castilla esta delimitación y se siguió una negociación
diplomática que culminó con la firma del Tratado de Tordesillas el 07 de Junio de
1494, que fijó como meridiano de partición el situado a 370 leguas al oeste de las
Azores, confiriendo a Castilla las tierras del poniente y a Portugal las del Oriente.
Las Bulas Inter Caetera permitieron a los Reyes Católicos adquirir las Indias. Cada
uno de ellos, al testar, dispuso que la cuota que le tocaba pasara a la corona de
Castilla. La plena y total incorporación de las Indias a Castilla vino a realizarse a la
muerte de Fernando (1516), que sobrevivió doce años a Isabel.
Las Indias quedaron vinculadas a la Corona de Castilla y no al reino, lo que
significa entre otras cosas, que no son una propiedad privada del rey, sino un
dominio público de la monarquía, sometido a la corona y que no puede ser
enajenado o entregado a otro señorío.
La legislación para las Indias se inspiro en la castellana y además ésta rigió en
América como supletoria. Más adelante, en 1503, se creo la Casa de
Contratación, para supervigilar el comercio y la navegación al Nuevo Mundo y en
1524 se creó el Consejo de Indias, órgano superior gubernativo, legislativo y
judicial de América, que tenía la misma jerarquía que el Consejo de Castilla. Sin
el asentimiento del Consejo de Indias, no estaría permitido ejecutar en
ultramar ninguna ley dictada por otro Consejo ni ninguna orden real.

Etapas de la Monarquía Indiana:


Se distinguen dos etapas en los trescientos años de dominación española: el
período de la Casa de Austria, que para Chile comienza en 1541 y que termina
para toda la monarquía con la muerte de Carlos II en 1700 y el período de la Casa
de Borbón, que comienza con Felipe V y concluye para Chile el 18 de Septiembre
de 1810.

I .-El Período de la Casa de Austria en Chile (1541 – 1700):


El siglo XVI es para España el momento culminante de su vida política y de su
potencia internacional. El Estado se siente misionero; la conquista de América, sin
prescindir de los objetivos políticos y económicos, tiene como norma suprema la
inspiración cristiana.
Durante el siglo XVII, las letras y las artes españolas llegan a su punto más alto.
Pero esta plenitud de la inteligencia coincide con los comienzos de la decadencia
estatal. De un lado, las recias personalidades de Carlos I (Carlos V, como
emperador de Alemania) y Felipe II, que encauzaron con fuerza la vida española
del siglo XVI, encuentran en el siglo XVII sucesores débiles e incapaces (Felipe III,
Felipe IV, Carlos II), que abandonan el gobierno en manos de los privados. Por
otra parte, las largas guerras de Europa y la colonización de América, producen
despoblación y empobrecimiento progresivos. Don Quijote y Don Juan Tenorio son
ejemplos de la crisis interior y la lucha entre los ideales y la realidad.
Las primeras ciudades fundadas por Pedro de Valdivia y sus sucesores inmediatos
(Santiago, La Serena, Concepción, Imperial, Osorno, Valdivia) no son sino
campamentos militares de donde parten las expediciones de reconocimiento de
nuevas tierras o se agrupan los soldados españoles para defenderse de los
periódicos ataques indígenas.
La población blanca es escasa, aunque sucesivos emigrantes la van
incrementando a lo largo del siglo XVII. Al finalizar el siglo XVI existían unos dos
mil individuos de raza europea y al terminar el siglo XVII se calcula que llegaban a
80.000 los pobladores blancos y mestizos. Se estima que por lo menos un 50% de
los españoles colonizadores pertenecían a la clase de los hidalgos, de lo cual hay
constancia en los registros de pasajeros a Indias de la Casa de Contratación.
En cuanto a la población indígena de Chile, se cree que al llegar los españoles,
ascendía a 500.000 habitantes. La mayor parte estaba radicada al Sur del Bío Bío
y fue la que más resistió a los conquistadores. Los más pacíficos fueron
sometidos al régimen de encomiendas y en general, pobló las haciendas de la
zona central.
El mestizaje que se produce en gran escala en el siglo XVII, absorbió la población
indígena de la zona central. El mestizo, que era libre y no pagaba tributo, pasó a
ser el elemento más numeroso de las ciudades y se dedicó de preferencia al
artesanado. Como se estimaba que carecían de una base moral sólida, Felipe II
prohibió en 1580 que se le recibiese para las órdenes sagradas, a pesar de los
Papas lo habían permitido. Además, no podían ejercer las funciones de notario y
de protector de indios.
El negro esclavo era traído desde Panamá por el Perú y después desde el Río de
la Plata. Lo ocupaban en las labores domésticas y, a mediados del siglo XVII eran
alrededor de 3.500 pobladores.

1.- LA ENCOMIENDA:
La ley considera al indio como un incapaz relativo. En sus actos jurídicos, debía
comparecer mediante un representante que velaba por sus intereses.
Las razones que justificaron la creación de la encomienda fueron religiosas y de
orden político económicas. La razón religiosa: dar cumplimiento a los deseos del
Papado de que se evangelizaran las tierras de América, de acuerdo a la Bula Inter
Caetera de 1493. Razones político económicas: premiar a los conquistadores y
sus descendientes.
La encomienda consistía en el privilegio otorgado por el Rey a un benemérito de
las Indias para recibir por sí y su inmediato sucesor, el tributo que un grupo de
indios estaban obligados a pagar en su calidad de súbditos de la corona, con cargo
de cuidar del bien espiritual y temporal de los encomendados y de defender la
tierra del indio.
La encomienda era sólo una percepción de tributo y no implicaba la cesión de
tierras del indio ni la anulación de su libertad. El beneficio duraba sólo por dos
vidas: la del encomendero que lo había obtenido y su inmediato sucesor. Los
indios no quedaban (como los siervos medievales) adscritos a la tierra ni sujetos a
la jurisdicción del señor y con su trabajo libre percibían un salario y pagaban así el
tributo. Seguían siendo súbditos directos de la corona y ésta en cualquier
momento podía anular la concesión en caso de abuso del encomendero.
Sin embargo, la escasez de mano de obra y la necesidad de los españoles de
concurrir periódicamente a la guerra, hizo que los encomenderos, interesados en
asegurar el tributo del indio y en disponer de mano de obra en sus haciendas,
sustituyeran la percepción del impuesto por el trabajo personal del indio.

2.- La regulación del trabajo: las Tasas.


Para impedir los abusos y humanizar la situación de los indios, se dictó en tiempos
del Gobernador Hurtado de Mendoza la “Tasa de Santillán”, que obtuvo aprobación
real en 1561. Esta tasa mantuvo el servicio personal, pero lo limitó a los naturales
de 18 a 50 años de edad y estableció entre ellos el trabajo por turno (“mita”). Los
indios mineros adquirieron el derecho a percibir el “sesmo” o sexta parte del oro
extraído y los labradores y pastores a recibir ropa y los últimos, además, animales.
En 1580, el Gobernador Martín Ruiz de Gamboa dictó una nueva tasa, que hizo
cesar el servicio personal y lo sustituyó por un tributo en oro o especies para los
encomenderos. Pero tres años más tarde, el Gobernador Alonso de Sotomayor
derogó dicha tasa y con algunas modificaciones, restableció la Tasa de Santillán.
Los Obispos y los jesuitas fueron enemigos del trabajo obligatorio y presionaron a la
Corte y al virrey del Perú para su supresión. Para dar un ejemplo del trato que
debía darse a los indios, los jesuitas en 1608 se comprometieron ante el Protector
de Indios de Santiago a garantizar en sus casas la libre contratación del trabajo
indígena, obligándose a pagar al obrero el salario familiar, jubilación a los cincuenta
años de edad o cuando se imposibilitare para el trabajo y una especie de pensión
vitalicia para la viuda. Esta reglamentación voluntaria del trabajo influyó en la
legislación positiva, produciéndose en 1621 la dictación por el virrey del Perú
Príncipe de Esquilache, de la tasa que lleva este nombre, que contó en 1622 con la
sanción real y que en 1680 fue incorporada en la Recopilación de Leyes de Indias.
La tasa de Esquilache suprimió el servicio personal obligatorio del indio
encomendado, disponiendo la periódica tasación de los tributos por las
autoridades. Reglamentó el salario de los empleados domésticos, obligando al
patrón a darles habitación, vestuario y alimento y permitirles abandonar el trabajo
al término del año, que era la duración del contrato. También dictó normas sobre
el contrato de los trabajadores agrícolas, estipulando que era obligación trabajar
ciento sesenta días al año y recibir del patrón un pedazo de tierra para su propio
cultivo, semillas y bueyes y utensilios de labranza en préstamo para su
explotación. Además, debían percibir jornal por cada día de trabajo, deduciéndose
del jornal el tributo.

3.- Régimen político y administrativo:


El régimen político, de acuerdo con la tradición española, el Estado se consideraba
integrado por dos elementos: la corona o rey y la comunidad, república o pueblo.
La doctrina de los filósofos y teólogos más importantes (Francisco Suárez, Juan de
Mariana, Luis de Molina) afirmaba que el poder emanaba de Dios y descendía a la
comunidad, la cual se encargaba de concretarlo en el titular. Por haberse donado
por el Papa Alejandro VI las tierras de América a la corona de Castilla y no al
pueblo español, las Indias mantuvieron su personalidad propia y constituyeron una
entidad política distinta de la metrópoli. El rey común era el nexo que unía a
ambas. Las Indias no eran consideradas “colonias”, sino reinos o provincias
constitutivas de una monarquía especial, la “monarquía indiana”, ligada a
España por la unión personal del Rey. De esta manera, América se incorporó al
sistema general que consideraba la monarquía un bien público formado por
diversos reinos o patrimonios con organización propia.
Como consecuencia de esta organización política, las Indias no dependían de las
autoridades locales de España, sino que estaban regidas por un sistema
administrativo especial, que dependía directamente del Rey. Estos órganos de
administración eran de dos clases: metropolitanos y territoriales.
Organismos metropolitanos de administración:
Son los radicados en España para el gobierno de las Indias: el Consejo de Indias y
la Casa de Contratación.
El Consejo de Indias era un organismo independiente e igual en rango al Consejo
de Castilla. Sus funciones principales eran preparar las leyes que iban a aplicarse
en Indias; conocer de los juicios de residencia, en los que se averiguaba la
conducta funcionaria de los virreyes y gobernadores; conocer de los recursos de
segunda suplicación interpuestos en contra de las sentencias dictadas por las
Reales Audiencias americanas en juicios civiles cuya cuantía subía de seis mil
pesos; vigilar la aplicación del derecho de Patronato Real otorgando el pase a las
bulas pontificias que iban dirigidas a las Indias.
Bajo la dependencia del Consejo de Indias, funcionaba la Casa de Contratación,
encargada del control de la navegación y comercio con América, de organizar
flotas y conceder licencias para pasar a América.

4.- Organismos territoriales de administración:


En Chile, estas autoridades eran: el Gobernador, la Real Audiencia y los
Corregidores.
a) El Gobernador representaba la persona del monarca. Tenía además los títulos
de Presidente de la Real Audiencia y de Capitán General del Ejército. Al término
de su mandato, era sometido al juicio de residencia, en el que se recibían las
quejas que pudiera motivar su conducta funcionaria. Durante los siglos XVI y XVII
la Capitanía General de Chile dependió en diversos asuntos de gobierno del
control del Virrey del Perú,
b)La Real Audiencia fue creada para Chile en 1565 con sede en Concepción, con
la finalidad de vigilar el cumplimiento de las leyes de protección a los indios y de
fiscalizar los intereses de la real hacienda. Se la suprimió en 1575 para
restablecerla en 1606, aunque comenzó a funcionar tres años después en
Santiago. Estaba integrada por el Gobernador, que la presidía, cuatro oidores y
un fiscal. Entre sus atribuciones, estaban las de tomar interinamente el mando en
cuerpo en caso de fallecimiento del Gobernador; de servir de tribunal de
apelaciones del reino; de actuar de consejo consultivo del Gobernador; y de velar
por el ejercicio del real patronato eclesiástico.
Los Corregidores ejercían funciones judiciales y de protección a los indios en los
distritos territoriales llamados “partidos”.
c) Los Cabildos:
La tradición jurídica española consideraba el Estado integrado por dos elementos:
la corona y el pueblo. Este último en Indias era denominado “república” y tenía su
órgano de expresión en los Cabildos. Pedro de Valdivia creó el primer Cabildo en
Chile el 07 de marzo de 1541, al instituir el Cabildo de Santiago con Francisco de
Aguirre y Juan Dávalos como primeros Alcaldes.
El cabildo de Santiago estaba integrado por dos Alcaldes que servían de jueces;
seis Regidores encargados de la administración de la ciudad; el Procurador, que
tenía la representación legal de la comunidad; el Alguacil Mayor, jefe de la policía
urbana; el Alférez Real, que custodiaba el estandarte real y el Fiel Ejecutor, que
controlaba los precios y aranceles. En la elección del Cabildo no intervenía
directamente el pueblo, sino que al término de cada año, sus componentes
designaban a las personas que debían sucederles. Aparte de sus reuniones
ordinarias en que asistían todos sus miembros, el Cabildo solía convocar a
asambleas públicas de los vecinos principales de la ciudad, para dirimir asuntos de
alta importancia; eran los Cabildos Abiertos (Ejemplo: elección de Valdivia como
Gobernador).
Las atribuciones de los Cabildos fueron en un principio muy amplio, sobre todo las
del Cabildo de Santiago, por ser la ciudad cabecera del reino. En el orden político,
entre otras, llegó hasta nombrar Gobernador Interino a Valdivia; a sucederle en
cuerpo a su muerte como autoridad interina; y a exigir a los Gobernadores
nombrados por el Rey un juramento al tomar posesión del cargo. Como
guardianes de los intereses de la comunidad, los Cabildos se sintieron con derecho
a deponer a las autoridades tiránicas, como ocurrió en 1655 en que el de
Concepción depuso al Gobernador Antonio Acuña y Cabrera. Estas atribuciones
políticas de los Cabildos no derivaban de la ley, sino que de la Costumbre y se
redujeron con la creación de la Real Audiencia desde 1609.
Los Cabildos ejercían también funciones administrativas: cuidar de las obras
públicas, administrar el hospital de la ciudad, controlar a los gremios de artesanos,
fijar los precios de los artículos de primera necesidad y organizar las milicias
locales. También administraban justicia en primera instancia por medio de los
Alcaldes y en segunda instancia por dos de sus miembros.

5.-La Legislación en Chile:


Las Leyes para Chile eran preparadas por el Consejo de Indias, que se enteraba
de las necesidades locales por los informes oficiales del Gobernador, de la
Audiencia y de los Obispos. Además, cualquier particular podía libremente hacer
llegar hasta el Rey sus inquietudes por correspondencia. Con frecuencia, los
Cabildos delegaron procuradores hasta la Corte para presentar quejas o
peticiones, que influyeron en la legislación.
Redactada la ley por el Consejo de Indias, la enviaba al Gobernador de Chile para
su vigencia. La ley se entendía promulgada cuando se publicaba por bando,
pregón u otra forma.
En caso que la ley despachada por el Consejo de Indias contuviera los vicios de
“obrepción” (dictada con ignorancia de los hechos) o “subrepción” (falseamiento de
los hechos), el Gobernador podía suspender su vigencia, suplicando de inmediato
al Rey para que reparara los defectos que contenía. Sin perjuicio de ello, aunque
se reclamara su enmienda, las leyes de protección a los indios debían cumplirse
de inmediato.
Fuera del Consejo de Indias, también eran órganos legisladores en Chile, el
Gobernador, que dictaba Bandos; la Audiencia, que emitía Autos Acordados, y los
Cabildos, que dictaban Ordenanzas.

6.-El Real Patronato y la Iglesia:


En 1508, el Papa Julio II concedió a los Reyes Católicos por la Bula “Universalis
Ecclaesiae” el derecho de patronato de Indias, permitiéndoles la presentación de
personas idóneas para los cargos de Obispos y canónigos de las iglesias
catedrales. En la práctica, los reyes de la Casa de Austria extienden las
concesiones del patronato e incluyen el pase regio o “exequatur”, que exige el
permiso del Consejo de Indias para la vigencia en América de los documentos
pontificios y el “recurso de fuerza”, que autoriza a los eclesiásticos para acudir a
los tribunales civiles en contra de las órdenes emanadas de sus superiores.
Se hizo habitual que los reyes dictaran numerosas disposiciones sobre la forma de
realizar el culto y la disciplina eclesiástica, invadiendo el poder civil los asuntos
privativos de la iglesia.
Para los efectos de la administración eclesiástica, Chile estaba dividido en dos
diócesis, siendo el límite el río Maule. La sede del Norte estaba en Santiago y la
del Sur en la ciudad de Imperial, hasta que en 1603 fue trasladada a Concepción.
Las órdenes religiosas que llegaron a Chile y que se dedicaron a la predicación
apostólica y a la educación fueron los mercedarios, los franciscanos, los
dominicos, los agustinos y los jesuitas, sobresaliendo estos últimos por su especial
empeño que ponen por obtener para los indios un trato justo y el término de la
guerra de Arauco, que impedía la expansión libre y pacífica de las misiones.

7.-La Enseñanza:
Desde los inicios de la conquista, el Cabildo de Santiago proporciona ayuda para
instituciones de escuelas primarias. Un grado más alto lo constituían las escuelas
de Gramática, en que se enseñaba gramática latina, filosofía y retórica. En 1578,
abrió una el clérigo Juan Blas y más adelante otras los dominicos y jesuitas.
La pobreza del país y la guerra permanente no permitían a España instalar en
Chile una Universidad, como en otros sitios de América (en 1551, en México y
Lima). El Papado suplió esta deficiencia estatal, concediendo en el siglo XVII a
los colegios dominicos y jesuitas de Santiago (Colegio de Santo Tomás y Colegio
Máximo de San Miguel) el rango de Universidades Pontificias, con lo cual pudieron
otorgar los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor en Filosofía y Teología. Para
estudiar Derecho, los chilenos tenían que viajar a Lima.

II.- El Período de la Casa de Borbón en Chile (1700 – 1810):


Con el siglo XVIII se produce un cambio esencial con el advenimiento al trono de
España, a partir de 1700, de la dinastía francesa de Borbón con Felipe V, que
introduce en la Corte y la nobleza las costumbres francesas. La nueva cultura
pone su acento en el valor de la razón y pretende a través de ella sacar al hombre
de la oscuridad y del error que había vivido hasta entonces: es la época del
Racionalismo y por eso se le llama “el siglo de las luces o de la Ilustración”.
En el orden político, los Borbones traen el absolutismo centralizador instaurado en
Francia por Luis XIV y se proponen por una parte, eliminar los fueros políticos y
autonomistas de las regiones de la península y por otra, anular la intervención del
pueblo en las decisiones del Estado a través de las Cortes y Consejos Municipales.

Como contrapartida, la monarquía se empeña en realizar grandes reformas que


lleven bienestar material e intelectual a los súbditos. Por esta razón, a esta época
se le ha llamado “Despotismo Ilustrado”, cuyo momento culminante en España fue
bajo el reinado de Carlos III (1759-1788).
En Chile, el siglo XVIII se caracteriza por la progresiva paz en Arauco, el
incremento del comercio y un mayor desarrollo de la cultura, no obstante el
perjuicio que representa en este aspecto la expulsión de los jesuitas en 1767.
Durante el siglo XVIII se produce el tránsito de la vida rural a la vida urbana, en
virtud de una orden del rey en 1703, que dispuso la agrupación en las ciudades de
los pobladores dispersos. Así, el Gobernador Manso de Velasco (1733-1745)
fundó las ciudades de San Felipe, Rancagua, Curicó, Cauquenes, Talca, San
Fernando, Melipilla, Los Ángeles, Curicó y Copiapó. El Gobernador Ortiz de Rozas
(1745-1755) fundó Florida, Casablanca, La Ligua, Petorca y trasladó Concepción a
su actual ubicación. El Gobernador Ambrosio de O’Higgins (1788-1796) fundó las
ciudades de Nueva Bilbao (Constitución), Linares, Parral y Vallenar.

1.- Los Mayorazgos:


El aumento de la riqueza y el mayor bienestar general se tradujo en la fundación
de algunos mayorazgos, encargados de asegurar la estabilidad y el lustre de los
linajes de la aristocracia.
El Mayorazgo consiste en el derecho a suceder en un conjunto de bienes sujetos
al perpetuo dominio de una familia, con prohibición de enajenarlos.
Los mayorazgos fueron instituidos al finalizar la Edad Media por la nobleza, para
no empobrecerse. Es una institución que encuentra sus orígenes en el fideicomiso
romano: la vinculación.
Vinculación o efecto de vincular es la unión y la sujeción de los bienes al perpetuo
dominio de una familia, con prohibición de división o enajenación. Las
vinculaciones que pasaron a Chile son los mayorazgos y las capitanías. El
fundador del mayorazgo que impone la vinculación sobre los bienes muebles o
inmuebles podía conformarse a la ley de sucesión regular de la Corona de España,
caso en que el mayorazgo era regular; si se apartaba, era irregular.
El mayorazgo regular es aquel a cuya sucesión se nombra primero al hijo mayor
y a sus legítimos descendientes, prefiriendo siempre el mayor al menor y el varón
a la mujer y después a los demás hijos, atendida la línea, el grado, el sexo y la
edad. Esta vinculación se fue haciendo sucesiva, pero en un principio sólo se
extendía a cuatro sucesores. El primer mayorazgo se fundó en Chile en 1693 por
don Pedro Torres y todos los restantes en el siglo XVIII, ascendiendo en total a no
más de veinte mayorazgos. Desde 1693 hasta 1810, se fundaron catorce
mayorazgos en Chile, cifra a la cual hay que agregar siete vinculaciones que
producían efectos muy similares. Destacaron por su riqueza los Larraín,
Irarrázaval, Lecaros, García Huidobro, Valdés, Balmaceda, Ruiz Tagle y Toro
Zambrano. Esta institución tuvo en Chile una gran importancia, porque ella
mantuvo por varias generaciones el poder económico de un grupo de grandes
familias que formaron parte de la clase dirigente del país.

2.- La población en Chile:


Los criollos han aumentado en número y en 1800, alcanzan a alrededor de
150.000. Forman parte de los Cabildos, participan en el ejército y cargos de la
administración, rivalizando con los europeos, a quienes desean desplazar de todas
las funciones. Los mestizos forman el grueso de la población y se dedican de
preferencia a la artesanía. Los negros y mulatos a fines del siglo XVIII alcanzan a
unos 20.000, de los cuales la mitad son esclavos y reciben un trato benigno. Las
autoridades civiles y eclesiásticas protegen a los esclavos; podían comprar su
libertad pagando al amo lo que le había costado y son frecuentes en los
testamentos las liberaciones espontáneas.

Los indios habían casi desaparecido en la región central, pero al Sur del Bío Bío
continuaban independientes. Periódicos “parlamentos” reglamentaban las
relaciones de paz entre el reino de Chile y Arauco (ejemplo: el de Negrete,
celebrado en 1793 por Ambrosio de O’Higgins).
El número de extranjeros radicados en Chile era muy reducido. En el curso del
siglo XVIII se establecieron algunos franceses y un número mayor de irlandeses
(ejemplo: Juan Mackenna y Ambrosio de O’Higgins, llegando el último a ocupar los
cargos administrativos más altos).

3.- El trabajo, la previsión social y la economía:


Las encomiendas en el siglo XVIII casi desaparecieron, por la reducción de la
población indígena. En 1720, la Corona decretó la abolición general de las
encomiendas americanas, con el objeto de recibir en forma directa el beneficio del
tributo que el indio estaba pagando a los encomenderos. Esta medida originó
reclamos en Chile, que consiguieron en 1724 que se restableciera la encomienda,
pero en 1789 el Gobernador Ambrosio de O’Higgins dispuso la abolición del
servicio personal y poco después en 1791, la Corona suprimió las
encomiendas.
El trabajo de los artesanos estaba reglamentado por disposiciones especiales: en
1802 el Gobernador Muñoz de Guzmán aprobó un reglamento del gremio
elaborado por el Cabildo.
En 1734, se abrió en Santiago la Casa de Recogidas, destinada a albergar a
mujeres de mal vivir para conseguir su regeneración y educación. Por Real
Cédula de 1771, se creó en Santiago el nuevo Hospital San Francisco de Borja,
que comenzó a funcionar en un antiguo local de los expulsados jesuitas.
La iniciativa privada colabora con la acción gubernativa y en 1758 don Juan de
Aguirre, marqués de Montepío, fundó la Casa de Huérfanos, en un terreno de su
propiedad, para recibir inválidos, niños expósitos y mujeres arrepentidas. Don
Manuel de Salas con el apoyo económico de don Mateo de Toro y Zambrano,
conde de la Conquista, fundó en Santiago en 1803 el Hospicio, para combatir la
mendicidad, recogiendo a los vagos y proporcionándoles enseñanza industrial.
La agricultura sigue siendo la industria principal. A la producción tradicional del
trigo, se agregan el cultivo del lino y de las viñas.
La explotación de las minas de oro de Copiapó, Tiltil, Peldehue y Petorca sustituye
a los antiguos lavaderos. La producción de oro y también la de plata van en su
mayor parte destinadas a la acuñación de la Casa de Moneda, que estableció en
Santiago el español García Huidobro, previa autorización real de 1743.
En 1779 se dictó la Ordenanza de Minería de Nueva España, cuya vigencia se
extendió a Chile en 1795, junto con la creación del tribunal de Minería.
Durante el siglo XVIII, desaparece progresivamente el privilegio estatal del
comercio de Indias que tenía la Casa de Contratación. Se autoriza el despacho de
navíos independientes de las flotas oficiales, que recibieron el nombre de “navíos
de registro”, porque debían consignar minuciosamente en un registro los pasajeros
y mercaderías que transportaba. En 1740 se suprimieron las flotas oficiales de la
Casa de Contratación.
En 1778 el rey Carlos III dictó la llamada Ordenanza de Comercio Libre, que abrió
lo puertos de España e Indias al tráfico directo. En Chile, fue necesario crear en
Santiago el Tribunal del Consulado, para conocer de las causas mercantiles.

4.- Régimen político y administrativo:


En el siglo XVIII, la Corona española acentúa su poderío dentro del Estado, en
desmedro de los antiguos derechos de la comunidad. El lema del rey francés Luis
XIV “El Estado soy yo”, encuentra eco en la política de los Borbones españoles.
Se procura establecer un régimen unificador de las diversas coronas en una
monarquía centralizada. Un paso en este sentido fue la abolición de los fueros
políticos de la corona de Aragón. El robustecimiento de la autoridad del rey choca
con las antiguas doctrinas que la limitaban. Este hecho constituye una de las
causas de la expulsión de los jesuitas, sostenedores del pensamiento político de
Francisco Suárez y Juan de Mariana.
En el plan de robustecimiento de la autoridad del Rey, los Consejos comienzan a
perder importancia. El Consejo de Indias será reemplazado por la Secretaría de
Marina e Indias creada en 1714 por Felipe V. Este nuevo organismo metropolitano
afectó también a la Casa de Contratación, a la cual se le quitó la dirección de las
expediciones marítimas y fue suprimida definitivamente en 1790.
Dos reformas importantes experimentaron los órganos administrativos radicados
en Chile: la creación en 1776 del Regente, que pasa a presidir la Audiencia en
lugar del Gobernador y la institución en 1786 de los Intendentes, funcionarios que
representaban al monarca en las provincias de Santiago y Concepción y que tuvo
por objeto acentuar el centralismo administrativo. El cargo de Intendente de
Santiago era servido por el mismo Gobernador, siendo el primero Ambrosio
Benavides; primer Intendente de Concepción fue don Ambrosio de O’Higgins. Las
provincias se subdividieron en partidos, a cargo de un subdelegado, que paso a
reemplazar al Corregidor.
El reino de Chile sufrió una pérdida territorial con motivo de la creación en 1778 del
Virreinato del Río de La Plata, al que pasó a pertenecer la provincia de Cuyo, cuyo
límite sur era el río Diamante. Por otra parte, durante este siglo se acentuó
progresivamente la independencia administrativa de la Capitanía General de Chile
respecto del Virreinato del Perú.

5.- Los Cabildos:


La intervención gubernativa en los nombramientos de los cargos edilicios culminó
en 1757, ya que a partir de ese año todos los Regidores del Cabildo de Santiago
pasaron a ser de designación real, mediante la compra en pública subasta del
cargo. Los dos Alcaldes continuaron siendo de elección anual del cabildo.
A pesar de la intervención real en su generación, los Cabildos mantienen su
influencia en la vida chilena. Al Cabildo de Santiago se debe la creación de la
Universidad y de la Casa de Moneda. También, se conserva el espíritu de
fiscalización político administrativa y el aumento de las ciudades y la consiguiente
creación de nuevos cabildos, estimuló la formación en os criollos de la conciencia
política.
6.- La legislación:
En los dos siglos anteriores, la mayoría de las leyes provenientes de España
tenían la forma de “Reales Cédulas”, que eran disposiciones del rey dictadas con
el concurso del Consejo de Indias. En el siglo XVIII, de acuerdo a ese espíritu
centralizador y absoluto, se legisla a través de “Reales Órdenes”, que son
mandatos directos del Rey transmitidos por intermedio de un Ministro.

7.- Relaciones con la Iglesia:


Los reyes borbones pretenden ejercer el Patronato no como una concesión del
Papa, sino como un atributo inherente a la soberanía del Estado.
En cuanto a las órdenes religiosas, en 1767, el gobierno español ordenó la
expulsión de los jesuitas de todos los dominios de la monarquía. Esta expulsión
tuvo diversas causas, entre ellas la influencia antirreligiosa de origen francés, pero
la más relevante fue el deseo del absolutismo de extirpar las doctrinas sobre el
origen popular de la soberanía y la limitación del poder, que enseñaban los
jesuitas.
En Chile, la expulsión de los jesuitas tuvo importantes consecuencias: se cerraron
numerosos establecimientos educacionales (14 en Santiago, con más de mil
alumnos); la Iglesia perdió a 127 sacerdotes escogidos; las artes y la manufactura
en formación quedaron privadas de sus mejores maestros y operarios; los bienes
de los jesuitas fueron incautados y vendidos en pública subasta. Algunas de las
haciendas de los jesuitas sirvieron de base a la fundación de mayorazgos: la
Compañía de Rancagua al mayorazgo Toro Zambrano; Calera de Tango al
mayorazgo Ruiz Tagle y Bucalemu al Mayorazgo Balmaceda.
En 1748, los jesuitas habían introducido en Chile la primera imprenta, la que
después de su expulsión fue entregada a la Universidad de San Felipe.

8.- La Educación:
Por iniciativa del Gobernador Ambrosio de O’Higgins, los Cabildos costearon
escuelas de primeras letras. La educación secundaria recibió un duro golpe con la
expulsión de los jesuitas. Para compensar el cierre en Santiago del Convictorio de
San Francisco Javier, en 1778 se fundó allí el Colegio de San Carlos.
En 1797, por la iniciativa de don Manuel de Salas, se fundó en Santiago la
Academia de San Luis, establecimiento de educación técnica, en el cual se
enseñaba geometría, aritmética y dibujo.
En 1713, el Alcalde Santiago don Francisco Ruiz de Berecedo propuso a la
Corona la fundación de una Universidad en la ciudad. En 1738, se dictó la orden
de erección de la Real Universidad de San Felipe, pero ella comenzó a funcionar
en 1758. En ella se enseñó derecho, teología, filosofía, matemáticas y medicina.
La Universidad de San Felipe contaba con las mismas facultades que las de Lima
y México: Teología, Filosofía, Derecho, Medicina y Matemáticas.
El local que albergó a la Universidad fue terminado en 1764. Ocupaba media
manzana, cuyo frontis daba a la calle Agustinas, el costado poniente a la de San
Antonio y la parte posterior a la calle del Chirimoyo, actual Moneda. El hecho de
carecer Buenos Aires de una Universidad y de no contar la que existía en Córdoba
de Tucumán de una Facultad de Derecho, trajo una afluencia continua de
estudiantes argentinos a Santiago. En 1810, doña Dolores Egaña, hija de don
Juan Egaña, se matriculó para estudiar Filosofía.

9.- Instituciones estatales del siglo XVIII:


Entre las reformas de carácter administrativo llevadas a cabo durante la época de
los Borbones en el siglo XVIII, destacan:
1. Casa de Moneda: A fin de acuñar el oro y la plata y aumentar el dinero
circulante en el país, se creó la Casa de Moneda. Los primeros pesos y
escudos se acuñaron en 1750. Al comienzo, esta Casa fue administrada por
un particular, pero en 1772 el rey la transformó en un servicio público a cargo
de un funcionario nombrado por él, que llevaba el título de Superintendente
de la casa de Moneda, siendo el primero en servir este cargo don Mateo de
Toro y Zambrano.
2. Estanco del Tabaco: Según la Ordenanza de 1753, sólo el Gobierno
podía expender este artículo. Desde el siglo anterior, se habían “estancado”
o monopolizado otros artículos como los naipes y los dados. Se trataba de
no limitar el consumo, sino rebuscar entradas al erario real.
3. Reorganización de la Aduana: Hasta entonces la recaudación del
impuesto de “almojarifazgo” (contribución aduanera sobre las mercaderías
internadas al país o extraídas de él de un 5% sobre su valor, que se pagaba
en el puerto de desembarque), se hacía por particulares que remataban a un
precio fijo el derecho a cobrarlo. Por orden real, pasó a ser ahora un servicio
público y se designó para su jefatura a un Administrador de Aduanas, para
que percibiese por cuenta del rey el impuesto. Igual cosa ocurría con la
“alcabala” (impuesto del 2% al 6% sobre el valor de los bienes muebles o
inmuebles que se transferían), cuya recaudación también se puso en manos
de un funcionario del Estado.
4. Servicios de Correos: Desde los tiempos de Carlos V, eran Correos
Mayores de las Indias los mayorazgos de la familia Carvajal y Vargas,
radicada en Lima y en Concepción. En 1772, la Corona contrató con don
Fermín de Carvajal y Vargas la desvinculación del cargo hereditario de
Correo Mayor de Indias a cambio del título de Duque de San Carlos,
saliendo de manos particulares este servicio, que estaba mal administrado y
peor atendido. El rey nombró un Administrador General de Correos que
debía despachar cada dos meses a Buenos Aires y Chile las cartas desde
España y a su regreso viceversa, el que después se hizo cada mes.
5. Tribunal del Consulado: En 1795, se estableció en Santiago el Tribunal
del Consulado, cuyo objeto no era sólo fallar los juicios de comercio, sino
promover mejoras en las actividades económicas, en la industria y en la
agricultura.

You might also like